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Adoración: exaltar y recordar los

atributos y la majestad de Dios.

•  Lectura Bíblica: es Dios el primero que


habla. Él toma la iniciativa para revelarse.

•  Oración de adoración.

•  Canción de adoración (bisagra para la parte


siguiente)
Ante la majestad de Dios emerge la
contrición: reconocer nuestro
pecado.
•  Leer los diez mandamientos (Recomendación de
Calvino) o cualquier otra lectura bíblica que
nos confronte con el pecado (por influencia
metodista).
•  Oración de confesión. No hay estrategia mejor
que la oración silenciosa. Luego de dos o tres
minutos señalar a alguien que dirija una
oración (una oración larga es una liturgia con
muchos solos).

•  Lectura bíblica: Palabras de consuelo y animo


(bisagra para la parte siguiente).
Alabanza: reconocer sus
poderosos hechos.
•  Canciones de alabanza.

•  Oración de gratitud.

•  Entrega de ofrenda y diezmo (es parte de


la alabanza).
Edificación: Somos exhortados
por su Palabra.
•  Lectura bíblica (se sugiere la lectura
alternada o dirigida).

•  Mensaje.

•  Santa Cena. Es la Palabra degustada,


sentida, incorporada (bisagra para la parte
siguiente).
Consagración y envío: Nos
consagramos al Señor para salir
a servir al mundo.
•  Canción de consagración al Señor.

•  Impetración de la bendición apostólica (en


caso de que no haya un pastor, una
o raci ó n fi n al, q ue p uede i n clui r el
Padrenuestro).

•  Envío a la misión.
El evangelio está
presente en todas
estas partes de la
liturgia.

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