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La brecha educativa entre los

países desarrollados y los países


subdesarrollados
“En la hora actual, más que nunca antes en la historia humana, la
riqueza -o la pobreza- de las naciones depende de la calidad de
la educación superior. Quienes posean habilidades y una mayor
capacidad para aprender pueden esperar una vida de logros
económicos sin precedentes. No obstante, en las décadas
venideras, a los que tengan escasa instrucción sólo les cabrá
esperar algo más que la oscura perspectiva de una vida de
silenciosa desesperación”.

Desde el final de la época colonial, el desarrollo económico, social, tecnológico y


humano ha avanzado con velocidad diferente en cada país del mundo, estableciéndose
al menos tres o cuatro diferentes tipificaciones de países en relación con el desarrollo.
De esta suerte encontramos denominaciones que buscan ilustrar el grado de desarrollo
de una nación, tales como: Países desarrollados, países en desarrollo, países
petroleros, países con alto desarrollo humano y países con bajo desarrollo humano,
países democráticos, países no democráticos, estados fallidos, etc.
Ciudad en desarrollo.
Estados Unidos, Canadá, Chile, Uruguay, Surinam, Australia, Nueva
Zelanda, Japón, Islandia, Groenlandia, etc.

Ciudad en subdesarrollo.
Afganistán, Bangladés, Liberia, Haití, Burundi, Guinea, Camboya, República
Centroafricana, etc.
Existen diferencias en el grado de desarrollo humano integral, alcanzado en todos los países
y existen muchas hipótesis y teorías de las razones por las cuales el desarrollo no alcanza a todos
los ciudadanos del mundo de la misma forma, ni al mismo tiempo, creando sociedades con
grandes diferencias entre sus ciudadanos; pero es innegable que a pesar de ello, la humanidad
registra avances en todos los campos relacionados con el avance y en la actualidad muchos
servicios se prestan hasta en los sitios más remotos de la tierra, sin embargo, no se ha podido
resolver completamente el problema de la pobreza y el acceso al desarrollo a todas las personas
por igual.

Estas diferencias son conocidas como la brecha del conocimiento, también la brecha educativa,
la brecha tecnológica que existe entre los países desarrollados y los países en vías de desarrollo.
Una de las razones por las cuales se ha incrementado la diferencia en el conocimiento entre
países desarrollados y países en vías de desarrollo es que en estos últimos sus gobiernos han
enfocado la inversión educativa en la primaria y han descuidado la educación secundaria, al
punto que James Stigler y James Hiebert argumentan que la diferencia en los sistemas educativos
entre un país desarrollado y el de un país en desarrollo indican que en 100 años, los actuales
países desarrollados pasaron de brindar 2.8 años de escolaridad a sus poblaciones a brindar 10.4
años; mientras que en los países en desarrollo, se ha pasado de dar 0.5 años de escolaridad al
inicio y 3.8 años, 100 años después.

Alcanzar la escolaridad de 12 años que actualmente imparten los países desarrollados llevará 100
años más a los países en desarrollo, si la inversión en educación continúa al mismo ritmo.

Lant Pritchett, académico de la Facultad de Educación de Harvard es aún más severo en su


crítica con respecto de la educación en los países en desarrollo. El experto que aunque ha
aumentado el tiempo de escolaridad, los resultados no han mejorado en la misma proporción por
lo que la brecha entre países ricos y pobres sigue aumentando.

La producción del conocimiento se ha acelerado durante el último siglo, Erick Schmidt de la


empresa Google, en el evento Techonomy realizado en el año 2010 en California, citaba un dato
pasmoso: “Cada dos días creamos tanta información, como lo hicimos desde el inicio de la
civilización hasta el año 2003. Eso es algo así como cinco exabytes de datos”. Lo mismo ocurre
con las publicaciones científicas, las cuales aumentan anualmente e incluso, muchos journals
científicos no tienen la capacidad de publicar todos los artículos científicos que se producen,
generando movimientos de publicaciones independientes como Academia.com y similares. Si se
considera que la mayor parte de esas publicaciones científicas se realiza en el mundo
desarrollado, es muy fácil comprender que la brecha con los países menos desarrollados se
amplíe continuamente.

Con la contribución de John Newman y de Ortega y Gassett sobre la misión de la universidad, se


estableció el modelo que ha prevalecido en los últimos cien años en la institución universitaria:
Docencia, investigación, extensión (transferencia a la sociedad) y responsabilidad social.

En los países en vías de desarrollo, la misión fundamental es la de docencia, mientras que


en el mundo desarrollado es la investigación y la transferencia. En general la contribución
a la generación científica de las universidades de los países en desarrollo es muy baja, sin
embargo, existen centros universitarios con diferentes grados de desarrollo en la
investigación, y algunos de ellos son muy importantes y desarrollan notables progresos
científicos.
La crisis económica del año 2007 generó en Europa una fuerte crítica a la formación
universitaria, pues a pesar que muchos jóvenes tenían formación universitaria, durante la
crisis no les fue posible conseguir empleo, otra crítica es que los jóvenes universitarios
carecen de espíritu emprendedor.

En el informe “Propuestas para la Educación del Siglo XXI”, realizadas por el grupo
“multinacionales por marca España”, se declara que “el sistema universitario está alejado
de las necesidades reales de la empresa”. Estas presiones están reconfigurando la misión
universitaria, pues la sociedad exige por un lado que la formación universitaria tenga una
salida laboral y si no, que permita emprender una actividad económica a los egresados
universitarios.

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