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CELULA

Llegados a este punto en nuestro recorrido debemos profundizar un poco más


en la constitución de los seres vivos. Para ello es imprescindible entender la
teoría celular enunciada por Matthias Schleiden (1804-1881) y Theodor
Schwann (1810-1882).

Aunque la idea de que la célula es el "átomo" de la vida nos parezca evidente,


su importancia y la dificultad de su descubrimiento son parejas a la dificultad
del descubrimiento de la existencia de átomos en química, y marca un cambio
de paradigma en la manera de concebir la vida.

Microscopio de Leeuwenhoek, de una sóla lente (datado de entre 1901 y 1930


en Leyden, Holanda), autor desconocido

Microscopio de Leeuwenhoek, de una sóla lente (datado de entre 1901 y 1930


en Leyden, Holanda), autor desconocido

La teoría celular se basó en los adelantos realizados mediante los aparatos de


observación debidos inicialmente a Robert Hooke (1635-1703) y a Antoni Van
Leeuwenhoek (1632-1723). Hooke construyó cientos de microscopios. Los más
avanzados estaban formados por dos lupas combinadas como ocular y objetivo
(microscopio compuesto). Aunque con ellos llegó a alcanzar 250 aumentos,
eran preferibles los de una sóla lente, como los que construyó van
Leeuwenhoek, ya que presentaban menos aberración cromática. Con esos
instrumentos consiguieron descubrir infusorios (aquellas células o
microorganismos que tienen cilios u otras estructuras de motilidad para su
locomoción en un medio líquido), bacterias, o la existencia de capilares en la
membrana interdigital de las ranas.

Ahora sabemos que tanto los paramecios como los organismos superiores
están formados por una o más células, almacenan y transportan la energía,
duplican su material genético y utilizan la información que ese material contiene
para sintetizar proteínas siempre de la misma forma. Todos estos procesos,
que están presentes en todas las células, son los que forman la maquinaria de
la vida.

Para entender la Teoría Celular, es conveniente estudiar primero la constitución


y funcionamiento de una célula. Si se trata de una célula del tipo de las
denominadas eucariotas, ésta está formada por el protoplasma y el núcleo.
El término protoplasma, fue utilizado por primera vez en 1838 por el fisiólogo
checo Jan Evangelista Purkinje (1787-1869) al poco tiempo de enunciarse la
teoría celular. La palabra protoplasma significa en griego "lo primero que se
forma" y lo empleó para referirse a la vida que existe en un huevo. La acepción
actual se la debemos a Hugo von Mohl (1805-1872), que utilizó el mismo
término en 1846 para designar la materia gelatinosa que existe dentro de toda
célula. Unos años después, en 1860, Max J. S. Schulze demostró que el
protoplasma presenta características similares en todos los tipos de células,
sean estas vegetales o animales, de organismos unicelulares o complejos.

El protoplasma (término hoy en desuso) está formado por varias sustancias en


estado coloidal (agua, sales, proteínas, azúcares y lípidos -grasas-). El
protoplasma se subdivide en dos partes: el citoplasma y el carioplasma. El
citoplasma ocupa desde la membrana celular hasta el núcleo y es el lugar
donde ocurre el metabolismo celular. El carioplasma, ó líquido intranuclear, es
el sitio en donde ocurre el metabolismo de los ácidos nucleicos.

En 1831 el botánico escocés Robert Brown (1773-1857) estudió las hojas de


orquídeas y descubrió que todas las células presentaban una mancha oscura
en su interior. Aunque ya se había ilustrado antes esta parte de las céulas, fue
Brown quien, intuyendo la importancia de este orgánulo, lo llamó núcleo,
indicando que era la parte más importante de la célula. Casi cien años después
este término fue usado con el mismo significado para designar la parte más
pesada del átomo.

Partes de la célula

En griego el núcleo o meollo de una nuez se designa con el nombre de karion,


por lo cual se denominaron eukariotas (células con un núcleo verdadero) a las
células que poseían un núcleo, para diferenciarlas de las que no lo tienen, a las
cuales se denominó prokariotas.

A mediados del siglo XIX los químicos empezaron a utilizar tintes sintéticos, e
inmediatamente emplearon estos tintes en las preparaciones destinadas a
observarse al microscopio. Se vio que las diferentes partes de las células se
teñían con pigmentos específicos, lo que permitió descubrir muchos
componentes de la célula que hasta entonces habían permanecido ocultos por
ser transparentes a la luz.
En 1878 el biólogo alemán Walter Fleming (1843-1905) descubrió que se
podían teñir unas estructuras existentes en el interior del núcleo y llamó
cromatina a la materia que forma dichas estructuras. Como las células de la
preparación morían al teñirse y en una preparación existían células en muy
diferentes etapas de crecimiento y división, Fleming pudo estudiar estas etapas
y comprender cómo evoluciona la vida de la célula. Al comenzar el proceso de
división celular, la cromatina forma una especie de hilos que se denominan,
con mucha lógica, cromosomas (cuerpos coloreados) y Fleming llamó al
proceso de división celular mitosis, una palabra griega que significa hilo.

En 1887 el biólogo belga Édouard van Beneden (1846-1910) contó el número


de cromosomas de células de diferentes especies y llegó a la conclusión de
que el número de cromosomas es una característica de la especie. Todas las
células humanas tienen 46 cromosomas. También descubrió que los
espermatozoides y los óvulos tienen la mitad de cromosomas que las células
normales y dedujo que así, al unirse, conservaban en la descendencia todos
sus cromosomas, con lo que recuperaban el número característico de la
especie.

Tanto Fleming como van Beneden comprendieron que eran los cromosomas
del huevo los que determinaban las características del animal que se iba a
formar, pero no podían saber el mecanismo por el que lo hacían.

Así, en 1898, el biólogo alemán Carl Benda (1857-1932) descubrió las


mitocondrias, lo que en griego significa hilos de cartílago. Ahora sabemos que
son los órganos que se encargan de la obtención de energía a partir de azúcar
y oxígeno. y Ese mismo año Golgi descubrió el complejo que lleva su nombre.

Ya por entonces se empezó a llamar citoplasma al conjunto de protoplasma y


orgánulos que están comprendidos entre el núcleo y la pared o membrana
celular, y se empezaron a estudiar estos orgánulos.

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