Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
Índice
[ocultar]
1 Descripción
o 1.1 Historia
2 Estrategias de diseño de sustancias antivirales
3 Características de un antiviral
4 Véase también
5 Referencias y notas de pie
[editar] Descripción
Muchos de los antivirales disponibles actualmente están diseñados para ayudar el
tratamiento del VIH (virus del sida), herpesvirus, productores de la varicela, el herpes
labial, el herpes genital, etc. y los virus de la hepatitis B y C, que pueden causar cáncer
de hígado. Los investigadores están trabajando actualmente para extender el rango de
antivirales a otras familias de patógenos.
[editar] Historia
La idea general detrás del diseño de los antivirales modernos es identificar las proteínas
virales, que pueden ser debilitadas. Estos "objetivos" deberían ser generalmente
distintas proteínas o partes de proteínas en los humanos, para reducir la probabilidad de
los efectos secundarios. Los objetivos deberían ser comunes para muchas variedades de
un virus o incluso entre diferentes especies de virus en la misma familia, de tal manera
que un único medicamento tendría una alta efectividad. Por ejemplo, un investigador
puede tener como objetivo una enzima crítica sintetizada por un virus, pero no el
paciente, que es una variedad común y se ve que puede interferir en su operación.
Una vez que se han identificado los objetivos, se pueden elegir los medicamentos
candidatos, de los medicamentos ya conocidos que tengan efectos apropiados o
designando el candidato a nivel molecular con la ayuda de un ordenador y un programa
de diseño.
En ambos casos, los candidatos pueden ser sintetizados tapando el gen que sintetiza esa
proteína en bacterias u otro tipo de células, Las bacterias o las células son cultivadas
para la producción en masa de las proteínas, que pueden ser seleccionadas por
tecnologías de "ocultación rápida" para ver qué candidatos son más efectivos.
El mejor momento para atacar a un virus es tan pronto como sea posible en su ciclo de
vida. En cierto sentido, esto es exactamente lo que hacen las vacunas. Las vacunas
tradicionalmente consisten en una versión muerta o debilitada de un patógeno, aunque
más recientemente las vacunas "de subunidades" han sido diseñadas y consisten
estrictamente en vacunas que tienen cómo objetivo las proteínas de los patógenos.
Estimulan el sistema inmune sin hacer daños serios al huésped y así, cuando el patógeno
real ataca al sujeto, el sistema inmune responde rápidamente y los bloquea. Las vacunas
tienen un excelente historial de efectividad, pero son de uso limitado en el trato de
pacientes que ya han sido infectados. Por ello aparecen los antivirales. Un enfoque es
interferir con la habilidad del virus para ingresar a la célula. El virus debe realizar una
secuencia de acciones para lograrlo, comenzando por unirse a un receptor específico en
la superficie de la célula hospedera y terminando por el denudamiento de la cápside del
virus dentro de la célula y la liberación del genoma viral. Aquellos virus con manto
lipídico necesitan, además, fusionar dicho manto con la membrana de la célula objetivo,
o con una vesícula que los introduzca a la célula, antes de poder denudarse (viropexia).
Esta estrategia de diseño de antivirales puede resultar muy costosa. El proceso mediante
el cual se generan anticuerpos antiidiotipo aún no se conoce completamente, y tiene una
farmacocinética muy pobre.
Una etapa muy temprana de las infecciones virales es la entrada viral, cuando los virus
se sujetan y entran en la célula huésped. Varias sustancias "entrada-inhibidores" o
"entrada-bloqueantes" se están desarrollando para luchar contra el VIH. El HIV
principalmente ataca el sistema inmune de los glóbulos blancos conocidos como
"linfocitos T" e identifica a estas células objetivo a través de células-T receptoras
superficiales designadas como "CD4" y "CCR5". Los intentos de interferir el enlace del
VIH con el receptor CD4 han fallado para parar la infección de los linfocitos-T, pero las
investigaciones continúan intentando interferir con el enlace del HIV al receptor CD5
con la esperanza de que sea más efectivo.
Sin embargo, dos bloqueadores de entrada, la amantadina y la rimantadina, han sido
intruducidos para combatir la gripe y los investigadores están trabajando en sustancias
inhibidoras de entrada de los virus para combatir los virus de la hepatitis B y C.
Una segunda alternativa es centrarse en los procesos que sintetizan los componentes del
virus antes de invadir la célula. Un camino es desarrollar "nucleótidos o análogos
nucleósidos" que se parecen a los bloques que construyen el ARN y del ADN, pero
interfiere con las enzimas que sintetizan el ARN o el ADN una vez que el análogo es
incorporado.
Otros objetivos a ser considerados por los antivirales VIH incluyen la RNasa H, que es
un componente de la transcriptasa inversa que rompe el ADN sintetizado del ARN viral
original y la integrasa, que empalma el ADN sintetizado con el genoma de la célula
huésped.
Una vez que un genoma de un virus está operativo en una célula huésped, genera
moléculas ARN mensajero (ARNm) que dirigen la síntesis de proteínas virales. El
proceso de producción de ARNm es iniciado por las proteínas conocidas cómo factor de
transcripción. Varios antivirales están siendo diseñados actualmente para bloquear el
solape de factores de transcripción al ADN viral.
Una ribozima antiviral para tratar la hepatitis C está en etapa de pruebas y se están
desarrollando ribozimas antivirales para tratar el VIH. Una variación interesante de esta
idea es la utilización de células genéticamente modificadas que pueden producir
ribozimas adaptadas personalmente. Esto es parte de un esfuerzo mayor para crear
células genéticamente modificadas que puedan ser inyectadas en pacientes para atacar
patógenos por generación especializada de proteínas que bloquean la replicación viral
en varias fases del ciclo de vida de los virus.
Algunos virus incluyen una enzima conocida como proteasa que destruye las cadenas de
proteínas virales para que ellas se puedan ensamblar en su configuración final. El VIH
incluye una proteasa y por ello investigaciones considerables se han realizado para
encontrar "inhibidores de proteasa" para atacar el VIH en dicha fase de su ciclo de vida.
Los inhibidores de proteasa estuvieron disponibles en los años 1990 y han probado su
efectividad, aunque pueden tener extraños efectos secundarios, por ejemplo causando la
aparición de grasa en sitios inusuales. Los inhibidores de proteasa mejorados están
ahora en desarrollo.
Una segunda categoría de tácticas para luchar contra los virus implica animar al sistema
inmune para atacarles, más que atacarles directamente. Algunos antivirales de este tipo
no se basan en un patógeno específico, en vez de estimular el sistema inmune para
atacar a una gama de patógenos.
Una de las sustancias de esta clase más conocidas son los interferones, que inhiben la
síntesis viral en células infectadas. Una forma de interferón humano llamada "interferón
alfa" está establecida como un tratamiento para la hepatitis B y C y otros interferones
están también siendo investigados como tratamientos para varias enfermedades.
Una alternativa más específica es sintetizar anticuerpos, las proteínas moleculares que
pueden enlazarse a un patógeno y le marcan para atacar a otros elementos del sistema
inmune. Una vez que los investigadores identifiquen un objetivo particular en el
patógeno, pueden sinetizar ciertas cantidades de idénticos anticuerpos "monoclonales"
para enlazarlos al objetivo. Una sustancia monoclón está vendiéndose actualmente para
ayudar a luchas contra el virus sincitial respiratorio en bebés y otro probándose como un
tratamiento para la hepatitis B.
Los exámenes de los genomas de virus y la comparación con el genoma humano
muestran que algunos son enrevesados, generando proteínas que imitan a las utilizadas
por el sistema inmune humano, confundiendo la respuesta del sistema inmunitario. Los
investigadores están ahora buscando antivirales que puedan reconocer estas proteínas
intrusas y deshabilitarlas.
Todos los medicamentos diseñados para luchar contra los patógenos tienen un problema
común: a largo plazo, los patógenos evolucionan adquiriendo resistencia a los
medicamentos. Esto significa que ningún antiviral será una solución permanente. De
hecho, la estructura de un antiviral tendrá que ser modificado según cambie su
patógeno.
Así es la naturaleza del juego. Sin embargo, los antivirales están prometiendo
actualmente ser la mayor innovación en farmacia desde la introducción de los
antibióticos durante la Segunda guerra Mundial y prometen ser un gran paso hacia
adelante en el campo de la salud.