Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
Propuesta de actividad
Una dinámica de grupo relacionada con las emociones. Esta dinámica también se la conoce con
el nombre de Top manta de emociones y tiene como finalidad que los alumnos reflexionen
sobre sus propias emociones a través de experiencias personales vividas tanto dentro como
fuera del aula. Sin duda este tipo de dinámicas son muy positivas porque ayudan a tus alumnos
no sólo a identificar y a reflexionar sobre las emociones, sino que también son capaces de
expresarlas verbalmente y delante de sus compañeros de clase.
de la palabra.
Esta propuesta de actividad está pensada para que la trabajes preferentemente en una
sesión de tutoría con el grupo del que eres tutor. Las dinámicas de grupo que tienen que ver
con las emociones, con la inteligencia emocional son realmente útiles si se trabajan desde la
tutoría porque facilitan la cohesión y la formación del grupo clase.
Como he dicho en la introducción a este artículo, la finalidad de esta actividad es que tus
alumnos aprendan a identificas las emociones más importantes, sean capaces de expresarlas
por medio de la palabra y sepan identificarlas por medio de una experiencia personal que les
haya ocurrido bien dentro, bien fuera del su centro educativo.
Dadas las muchas variaciones y el grado de complejidad de las emociones, se trata de una
dinámica de grupo que se puede llevar perfectamente a cabo tanto en los últimos cursos de
la Educación Primaria como en los primeros cursos de la Educación Secundaria, es decir,
podría comprender edades entre los 8 y los 14 años.
El material para llevar a cabo la propuesta de actividad El bazar de las emociones es muy
simple. Tan sólo necesitas tener en un papel las emociones más importantes que quieras
trabajar con tu grupo en función de la edad o curso en el que ejerzas como tutor. En este
sentido te recomiendo escribir las emociones en pequeños papeles cuadriculados y que dichos
papeles estén plastificados para que así puedas reutilizarlos varias veces o puedan usarlos
distintos tutores de un mismo curso.
Aquí te doy una muestra de algunas de las emociones que puedes trabajar en la actividad El
bazar de las emociones. Puedes imprimir esta ficha, plastificarla y luego recortar cada
emoción para trabajar la actividad:
El hecho de sentarse en círculo permite igualar a todos los alumnos y que, cuando hablen o
expresen las emociones vividas, puedan hacerlo de cara a sus compañeros de clase.
Las variantes que se pueden llevar a cabo con esta actividad relacionada con la inteligencia
emocional son muchas. En este sentido voy a darte un posible propuesta pero, mientras la
estés leyendo, tú mismo te darás cuenta de que puedes llevar a cabo muchas variaciones en
función de tu grupo y de la madurez del mismo.
3. El docente coloca en el centro del aula sobre algún tipo de superficie las emociones que ha
recortado y plastificado previamente. Estas tarjetas con las emociones deben estar boca
abajo.
4. Entre los alumnos se decide el orden por el que de forma ordenada irán cogiendo dos
emociones de las que están en el centro. Una vez decidido el orden será cuando el primer
alumno se levantará y cogerá dos de las tarjetas con emociones que están en el suelo y boca a
bajo. Una vez las haya cogido, volverá a su sitio.
5. El alumno que tiene las dos tarjetas con las emociones debe leer en voz alta qué emociones
ha cogido del centro. En ese momento es cuando debe explicar al resto de la clase dos
situaciones que le hayan pasado y que guarden relación con las emociones que ha cogido del
centro. Concretamente, debe explicar:
Una emoción que le haya ocurrido fuera del centro escolar (casa, calle, campo de fútbol,
hospital…)
7. Una vez contadas sus dos experiencias relacionadas con las emociones que ha elegido, bien
puede quedarse estas emociones hasta el final de la sesión de tutoría, bien puede devolverlas
al centro para que otro compañero de clase las pueda utilizar. Si se elige esta segunda opción,
es conveniente que los alumnos no miren dónde las coloca o bien conviene que desordene y
ordene las tarjetas de nuevo. Todo dependerá de la cantidad de tarjetas con emociones de
que se disponga para la actividad.
8. Siguiendo el orden establecido, el segundo alumno iría al centro del bazar de las emociones
y repetiría la misma acción que su compañero y así hasta que todos los compañeros hubieran
pasado por el mismo procedimiento.
10. Una vez todos los alumnos han participado contando sus historias relacionadas con las
emociones elegidas, llega el momento de una reflexión en grupo. Algunas preguntas dirigidas
pueden ser:
¿Ha habido alguna emoción que se haya repetido que, tratándose de la misma emoción, se
ha contado de manera positiva y negativa?
¿Cuando un alumno ha dicho en voz alta sus dos emociones, os habéis acordado de una
situación vuestra o de algún familiar, amigo o conocido?
Seguro que mientras leías el procedimiento para llevar a cabo la actividad, se te han ocurrido
algunas variantes que puedes utilizar en tu grupo de tutoría. Si no es así aquí van algunas por
si quieres tenerlas en consideración:
La primera persona en iniciar la actividad puede ser el docente. De esta manera los
alumnos pueden ver el funcionamiento de la actividad. También ayuda a romper el hielo,
dado que se trata de una dinámica que en muchas ocasiones genera respuestas
emocionales intensas.
El alumno puede coger dos emociones. Él cuenta su historia sobre la emoción que más le
guste y otro alumno del grupo cuenta su historia relacionada con la otra emoción elegida.
En lugar de contar su emoción se puede optar por que la escriban en un papel. Todos los
alumnos cogen una emoción y cuentan su historia relacionada con esa emoción. Cuando
todos hayan finalizado, se levantan de sus sillas y colocan el papel escrito con su historia
sobre la silla. Todos los alumnos se colocan fuera del círculo de sillas y van avanzando
silla a silla. En cada silla se paran, cogen el papel y leen la historia de cada uno de sus
compañeros siguiendo el orden de las agujas del reloj, por ejemplo. Una vez los alumnos
han leído todas las historias tras rodear todas las sillas, vuelven a sentarse y cada uno
cuenta la historia con la emoción que más le ha gustado o sorprendido. Se puede optar
por mantener el anonimato o no de la historia relacionada con una emoción.
Como has podido observar, se trata de una actividad con una enorme cantidad de
posibilidades. Pero además de ser una buena oportunidad para trabajar en grupo y fomentar
la cohesión y la conciencia de grupo, lo más importante que es tus alumnos aprendan a poner
nombre a aquello que les pasa tanto fuera como dentro de su centro escolar. También es muy
importante incidir en la sinceridad de las emociones que viven y experimentan en todo
momento, porque esa sinceridad les permitirá abordar cualquier emoción con la mejor
predisposición.
Así que sólo me resta animarte a que pongas en práctica la actividad de tutoría El bazar de
las emociones y nos cuentes a todos a través de los comentarios cómo ha ido esta dinámica.
Estaré encantado, estaremos encantados de escucharte.
Agradecimiento.
La infancia es la etapa inicial y una de las más importantes del desarrollo, marcando en gran
medida la manera de ver y experimentar el mundo del ser humano. Iniciándose con el
nacimiento y acabando en la adolescencia, en esta etapa el nuevo ser empieza a vincularse con el
mundo, un mundo llenos de nuevas sensaciones, emociones y cosas que descubrir.
Pero esto no quiere decir que sea una etapa fácil. De hecho en este período hay una gran
cantidad de cosas que no somos capaces de entender y que nos frustran y/o alteran nuestro
comportamiento y relación con el medio. Cuando esto sucede es recomendable ser capaz de
hacer que los niños sean capaces de relajarse, motivo por el cual en este artículo vamos a
proponer once ejercicios de relajación para niños.
En una sociedad como la nuestra, ser capaz de relajarse es algo necesario para preservar
nuestro bienestar. La familia, la pareja, el trabajo, los amigos… tenemos muchas variables que
tener en cuenta en nuestras vidas, cosa que puede llegar a sobrepasarnos fácilmente si no
somos capaces de relativizar las cosas, priorizarlas y disminuir el nivel de tensión que nos
produzcan.
La infancia es una etapa vital caracterizada por un gran nivel de energía y emoción por
descubrir. Pero si bien puede parecer que las responsabilidades que la mayoría de niños tienen
no son demasiado estresantes, el hecho es que la incomprensión de cómo funciona el mundo y
la presencia de algunos estresores (familia, escuela y grupo de iguales) y deseos frustrados
puede alterarles en gran medida y hacerles sufrir. Deben ser capaces de gestionar sus
sensaciones, una gestión que no viene biológicamente impresa sino que debe aprenderse.
Dentro de esta gestión entraría la capacidad de relajarse.
La práctica desde la infancia de técnicas de relajación no solo sirve para hacer frente a una
situación de estrés concreta, sino que favorece que el niño adopte una posición más
centrada y realista del mundo a través de la meditación y relativización de problemas.
Ayuda a que en un futuro sean más capaces de hacer frente a diversas situaciones y que sean
capaces de visualizar las cosas desde distintos puntos de vista. Además, también favorece la
introspección, el autocontrol y el autoconocimiento físico y mental al hacerse más conscientes
de sus propias reacciones ante el mundo y las circunstancias.
Dada la importancia que tiene para los niños aprender a relajarse y gestionar el estrés y la
frustración, resulta importante enseñarles algunas técnicas que permitan reducir su tensión.
Algunas actividades que pueden facilitar esto son los siguientes. Eso sí, hay que tener en
cuenta que algunas de ellas solo pueden aplicarse a partir de ciertas edades, ya que pueden
precisar de un nivel de desarrollo intelectual más o menos avanzado.
1. Técnicas de respiración
Algunas de las técnicas de relajación para niños y adultos más sencillas y habituales se
basan únicamente en la respiración. Resulta de utilidad hacer que se sienten en una posición
cómoda y que, en silencio o con música suave, inspiren profundamente por la nariz y exhalen
poco a poco por la boca. El niño o niña puede poner una mano en su pecho y otra en el
estómago, para observar cual de los dos se mueve. En los más pequeños puede ser útil utilizar
analogías, como imaginar que es un acordeón o un globo.
Esta técnica es empleada en sujetos de todas las edades, tanto en la práctica clínica como
fuera de ella, para rebajar el nivel de estrés y tensión. Se basa en la tensión y relajación de
diferentes grupos musculares a la vez que se controla la respiración. Se empiezan por los
extremos más distales del cuerpo (primero pies y piernas, luego manos y brazos) para ir poco
a poco progresando hacia el centro (abdomen, torso) y posteriormente hacia la cabeza.
En cada grupo de músculos se pedirá que se tensen durante unos pocos segundos para
posteriormente relajarlos el triple de tiempo del que hayan estado tensados, haciéndose este
proceso hasta tres veces seguidas con cada grupo muscular.
Esta técnica no debería ser empleada antes de los siete años de edad, ya que además de
requerir concentración y control voluntario de la respiración puede resultar compleja de
entender y llevar a cabo por un niño de menor nivel evolutivo.
3. Relajación de Koeppen
Similar a la relajación de Jacobson, esta metodología se emplea de cara a hacer más ameno,
entendible y agradable los ejercicios de relajación para los niños más pequeños al
hacerla como un juego. En este caso se emplea un método más simbólico y lúdico, a través de
la imaginación de diversas situaciones en las que necesitarán tensar y relajar diferentes
partes del cuerpo.
Para relajar las manos se les pide que actúen como si tuviesen que exprimir una naranja o
limón, para los brazos y pies que hagan como si se estuviesen hundiendo en el barro, para los
hombros que se protejan como lo haría una tortuga, para los brazos que se estiren como un
gato, para la mandíbula que piensen que están mascando chicle, para la cara que intenten
espantar una mosca sin usar nada más que la cara y para el abdomen que lo tensen para evitar
que los aplaste un elefante o que hagan como si tuviesen que pasar por un espacio muy
estrecho.
5. Cantar
Cuando pensamos en calmar a un niño, una de las imágenes típicas que se vienen a la mente es
una madre o padre cantando a su hijo mientras le acuna. La música es un elemento muy
importante para el ser humano, que a lo largo de todo el ciclo vital puede acompañar nuestro
estado emocional e incluso aliviar nuestro malestar.
Cantarles o hacerles cantar de forma conjunta una canción simple, corta, que le guste y
conozca bien y que exija un ligero esfuerzo para controlar el tono y el ritmo ayudará a
mejorar el estado de tensión y relajar al infante.
6. Somos marionetas
Un ejercicio de relajación en forma de juego que puede gustar a niños de todas las
edades. Se basa en que se les dice que son marionetas que están siendo controlados por un
marionetista, teniendo un hilo o cuerda en cada extremidad, en la espalda, y la cabeza. Se les
va ir diciendo que el marionetista va tirando de las diferentes cuerdas con el fin de que vayan
haciendo diferentes gestos y acciones.
Sin embargo pasado un rato se les dice que el marionetista en cuestión es torpe y de vez en
cuando deja caer una de las cuerdas, con lo que deben dejar totalmente muerta la parte del
cuerpo correspondiente durante unos segundos. Esta segunda parte se mantiene durante
varios minutos. El juego termina diciendo que al marionetista se le caen todas las cuerdas a la
vez y/o deja las marionetas, teniendo que destensar todo el cuerpo.
Este ejercicio de relajación para niños se basa en pasar de un estado de tensión a uno
de relajación muscular, de una manera simbólica y lúdica. Se propone al o a los menores que
son muñecos de nieve o cubitos de hielo, totalmente congelados durante el invierno.
En este estado inicial deben tensar todo lo que puedan los músculos y estar inmóviles y
encogidos. Sin embargo, esta llegando la primavera y con el sol, el cual los va ir derritiendo
poco a poco. Con ello, de forma progresiva el niño ha de ir relajando los músculos,estirándose
y destensándose.
8. Resistir la risa
Se trata de algo que probablemente todos hayamos hecho en alguna ocasión. Se basa en
pedir al niño que mire a otra persona permaneciendo en todo momento quieto y mantener
la compostura intentando no reírse, mientras que la otra persona debe hacer todo lo posible
por hacerle reír. Sirve desde intentar sostener la mirada, hacer bromas e incluso cosquillas.
Tanto para el que intenta resistir la risa como para el que intenta hacer reír este ejercicio de
relajación permitirá que se centren en el otro o en la situación en sí.
9. Masaje
Un abrazo, una caricia... si bien no ocurre en todas las situaciones ni para todas las personas,
el contacto físico con otra persona tiende a ser un elemento tranquilizador para el ser
humano.
Una forma de emplear este hecho en la relajación es la realización de masajes. Además de la
propia relajación muscular esta actividad contribuye a mejorar la relación entre los
implicados, con lo que se recomienda que se use en el contexto escolar para mejorar la
relación entre pares o entre hermanos.
Aunque puede parecer obvio expresar de algún modo las emociones, sean del tipo que sean,
ayuda a liberar frustración y ansiedad. Una forma de hacerlo es a través del arte. Pedirles
que hagan un dibujo de lo que ellos quieran hará que dejen fluir su imaginación a la vez que se
concentran en la realización de la obra, cosa que permite redirigir la atención la atención y
reducir el nivel de estrés. Un tipo de dibujo muy relajante que se suele emplear en estos
casos es la realización de un mandala, una representación circular de origen oriental en cuya
elaboración se representan diferentes facetas de la vida, pensamiento y emociones de cada
persona.
Además de para relajarlos, contemplar el tipo de dibujos y sus características nos
permite obtener pistas de necesidades, deseos, miedos y vivencias que o bien el menor no
es capaz de explicar o bien no se atreve a hacerlo.
Este ejercicio de relajación está indicado para niñas y niños de hasta 7 años de edad.
Consiste en utilizar un peluche y dar instrucciones para que el pequeño lo abrace aumentando
y disminuyendo la fuerza poco a poco, de manera gradual, de forma acompasada con la
respiración. De esta forma los músculos se tensan y se destensan sin llegar a realizarse en
ningún momento mucho esfuerzo, de manera que queda una sensación de relajación.
13. El camaleón
En este ejercicio, el niño o niña juega a imitar los movimientos del camaleón. De este modo, el
pequeño se tumba en el suelo y debe llegar a agarrar un objeto situado a unos dos o tres
metros de distancia, desplazándose hacia él gateando muy lentamente.
14. Texturas
Para este ejercicio se necesita utilizar una pizarra de corcho grande y clavar sobre ella un
circuito de diferentes texturas que formen una ruta. Con este material, el niño o niña sigue
este circuito lentamente con la mano hasta llegar al punto final. Se puede utilizar cordón,
diferentes telas, piezas de plástico suave, etc.
Referencias bibliográficas:
Brazos: Estiro el brazo hacia delante poniendo el puño duro. Tenso durante unos segundos y relajo,
hacemos hincapié en la sensación de tensión y en la de relajación para que el niño lo diferencie (está muy
duro, ahora está muy relajado, el brazo me pesa no puedo moverlo…) Realizamos el ejercicio dos veces
con cada brazo. Primero el derecho y después el izquierdo.
Hombros: Subo los dos hombros hacia arriba, lo mantengo unos segundos y suelto los hombros. Se hace
dos veces.
Espalda: Hecho los dos brazos hacia atrás como si fuera a juntar las manos, mantengo unos segundos y
suelto. Se hace dos veces.
Abdomen: Aprieto muy fuerte la barriga, comprueba con tus dedos que tu barriga está muy dura. Igual
que el anterior.
Piernas: Estiro hacia delante la pierna con la punta del pie también hacia delante, mantengo unos
segundos y suelto. Realizo la actividad dos veces con cada pierna.
Todo junto: Relajo las piernas, brazos, hombros y abdomen a la vez. Tenso todas estas partes de la forma
explicada anteriormente. Lo realizo solo una vez.
Ojos: Apretar los dos ojos fuertemente, mantenemos unos segundos y soltamos. Dos veces.
Labios: Juntar los labios y apretarlos fuertemente, mantenemos unos segundos y soltamos. Dos veces.
Orejas: Difícil. Concéntrate en ellas e intenta subirlas hacia arriba. No te preocupes sin lo consigues. Igual.
Todo junto: Intentamos tensar toda la cara junta, ojos, labios, frente, orejas y cuello. Lo realizo una vez.
Después intento realizar cuerpo y cara y conjuntamente, tenso piernas, brazos, hombros, abdomen y
la cara a la vez. Lo realizo una sola vez, insisto en la relajación de todo el cuerpo, cierro los ojos y noto
como mi cuerpo está muy pesado y muy muy relajado no puedo moverlo.
A continuación, realizo un masaje, cojo las piernas del niño/a y las balanceo lentamente
comprobando si están flojas, hago también lo mismo con los brazos. Por último, realizo un masaje en la
cara, con ambas manos realizo masajes circulares en las sienes, mofletes, frente y barbilla, mientras en
niño/a permanece con los ojos cerrados.
Las técnicas de relajación son cada vez más demandadas en la sociedad actual porque el
estrés y la ansiedad ya forman parte del día a día no sólo de los adultos, sino cada vez
más de los niños.
Por ejemplo, si después de que el niño haya realizado una actividad intensa, sea de tipo
físico o intelectual, la relajación le puede permitir calmarse y concentrarse para realizar
mejor la próxima actividad.
Se han demostrado también sus beneficioso para desarrollar las habilidades sociales y ser
menos tímido.
En personas con tics o hábitos nerviosos, la relajación les ayuda a mejorar todos estos
síntomas. También sucede lo mismo en el caso de la tartamudez.
Otros autores consideran que la relajación en niños les ayuda a desarrollar el equilibrio y
también a poner en práctica la paciencia.
Este es uno de los métodos más utilizados en todo el mundo. Este método se basa en la
relajación a partir de la contracción de los músculos con el fin de relajarlos después.
Para ello, los ejercicios consisten en contraer y distender los músculos, lo que lleva a un
alivio del sistema nervioso y de los músculos del organismo.
Este técnica se basa en atender a la tensión en los músculos para darse cuenta después
de la diferencia con la distensión.
Para ello, los niños se tumban en el suelo y les iremos indicando que tensen y relajen
distintas partes del cuerpo. Se puede comenzar con partes individuales, con grupos
amplios: manos, brazos, hombros, cuello, mandíbula, nariz…
Poco a poco, se pueden ir agrupando los diferentes grupos musculares. Les indicaremos
que aprieten para notar la tensión y tras unos segundos, que suelten para notar la
distensión.
Schultz es otro de los grandes teóricos de la relajación y su método uno de los más
utilizados en todo el mundo.
Es un método global que se divide en nivel superior e inferior. A partir de los 6 años
aproximadamente puede ser adecuado utilizarlo con los niños, comenzando por el nivel
inferior. El nivel inferior se basa en sensaciones de pesadez y de calor.
Comenzaremos indicando a los niños que están muy tranquilos y entonces relajaremos el
cuerpo y comenzaremos con las instrucciones.
Para ello, se pide a los niños que se centren en zonas del cuerpo (por ejemplo, brazos o
piernas) y que sientan que son muy pesados. Por ejemplo, le decimos fíjate cómo pesa tu
brazo, siente que es muy pesado o está caliente, es muy caliente.
Se trata de comenzar con la pesadez y lo repetiremos hasta que note que está libre de
contracciones musculares.
Entonces, se repite la técnica con el resto de partes del cuerpo: extremidades inferiores,
pelvis, tronco, brazos, cuello y cabeza.
Este método está basado en los conocimientos científicos que hay alrededor de la
relajación, llevándola en los niños a través del juego, que es su manera natural de
encontrarse en el mundo.
El método Rejoue (rejugar) está basado en las fuerzas complementarias que el autor
indica que tiene la vida. Es decir, ellos proponen que la vida se mueve por parejas
opuestas (día/noche, sol/luna, frío/calor).
En este sentido, las actividades que proponen bajo el método Rejoue se basan en estas
parejas (grande/pequeño, frío/calor, excitación/descanso).
Los juegos propuestos en el método de Rejoue abarcan a su vez distintas técnicas como
la tensión, el balanceo o la inmovilización, por ejemplo.
Una de las técnicas de relajación es el balanceo, que consiste en imitar los movimientos
de balanceo que produce por ejemplo, una mecedora.
Para ello, deben ponerse en marcha movimientos de vaivén, bien sea hacia los lados,
hacia adelante y después hacia atrás o hacia atrás y después hacia delante.
Una de las partes del cuerpo está en reposo, la que se escoja para trabajar, y debemos
dejarla laxa, suave y blanda para poder balancearla.
Otra de las técnicas es la del estiramiento. Mediante esta técnica se permite también
notar la diferencia entre estirar y relajar, similar a lo que sucede en la técnica de tensión
y distensión.
Para ello, pedimos al niño que estire lo máximo que pueda distintas partes del cuerpo,
como por ejemplo los brazos (hacia arriba, hacia los lados) y que se mantenga durante
un tiempo en esa posición, apenas unos segundos.
4. Actividad El plumero
La hora del plumero es una actividad que puede ayudar a los niños a conseguir un estado
de calma y bienestar que les permita después una mayor concentración.
Es una buena actividad para proponer en las aulas de la escuela cuando los niños, por
ejemplo, están muy activados o cuando vuelven de la hora del recreo.
Para ello, se puede elegir una música suave y calmada que invite a la relajación y se
debe coger un plumero. Ponemos a los niños en parejas, uno de ellos se tumba o se
coloca sobre la misma.
Los niños que están tumbados deben cerrar los ojos y ponerse en una situación proclive a
la relajación. Su compañero, con un plumero o cualquier objeto que permita las caricias,
siguiendo la música, relaja a su compañeros.
5. Actividad El globo
Debemos invitar a los niños a que se conviertan en globos. Para ello, deben tanto
hincharse como deshincharse, porque eso es lo que hacen los globos.
Cuando les demos la señal (que acordaremos todos juntos, por ejemplo el adulto abre y
cierra la mano), ellos deberán inflar el globo, es decir, deberán llenar sus pulmones de
aire hinchando la barriga.
Para ello, debes indicar al niño que coloque su mano en la barriga para que note como se
hincha cuando coge aire. Cuando el adulto haga otro gesto, debe tirar el aire viendo
como la barriga se va deshinchando.
Esta actividad se puede hacer tanto de pie, con gestos visuales, como tumbados. Los
niños pueden cerrar los ojos y las claves que marquen cuándo coger aire y cuándo
expulsarlo, pueden ser sonidos.
Por ejemplo, para las manos y muñecas, se le explica al niño que debe apretar como si
estuviera exprimiendo un limón y debe soltarlo después de golpe.
Para la espalda, debemos explicar al niño que nos convertimos en una marioneta y
tenemos unos hilos que nos tiran hacia arriba y nos curvan un poco la espalda y de
repente nos sueltan.
Para los hombros, nos convertimos en un gato, por lo que a cuatro patas debemos
desperezarnos como lo hacen los gatos.
Para los hombros y el cuello, también podemos convertirnos en una tortuga, imaginando
que estamos encima de una roca y que el sol cálido nos está dando en la cara. De
repente, notamos un peligro y nos metemos dentro del caparazón.
Para la mandíbula, debemos imaginarnos que estamos masticando un gran chicle, que
está muy duro y que nos cuesta mucho masticar. Después, nos sacamos el chicle y nos
damos cuenta de lo relajado que está.
Para la cara y la nariz, debemos pensar que tenemos una mariposa o una mosca que se
ha posado en nuestra nariz y que nos está molestando.
Para ello, haciendo gestos con nuestra propia nariz, debemos intentar que se vaya de allí.
Cuando lo conseguimos, notamos la diferencia.
Para el estómago, notamos que viene un elefante y notamos que nos quiere pisar en la
barriga, por lo que debemos tensarla y ponerla dura para que al pisarnos, no nos haga
daño.
Para las piernas y los pies, debemos indicarle al niño que se debe imaginar que estamos
metidos dentro de un pantano con un barro muy espeso. Intentamos andar pero nos
cuesta mucho.
7. La hormiga y el león
Esta actividad sirve para que los niños aprendan a respirar de manera profunda.
Para ello, les pediremos que respiren como lo haría un león, que es grande, fuerte y corre
muy rápido. Para ello, el león precisa de una respiración más agitada y rápida.
Sin embargo, les pediremos que después respiren como una hormiga, que es más
pequeña y por tanto necesita respirar de manera más pausada y lenta. Debemos intentar
que acaben respirando como lo haría una hormiga.
8. Actividad La esponja
Es una actividad similar a la del plumero, pero lo haremos con una pelota blanda. Para
ello, pediremos a los niños que se pongan por parejas y uno de ellos se tumbará en el
suelo con los ojos cerrados.
Pondremos una música suave y relajada y pediremos que con la pelota masajeen el
cuerpo de su compañero, como si tuviera jabón.
Para realizar esta actividad, pedimos a los niños que se tumben en el suelo, que cierren
los ojos y estén tranquilos y relajados.
Otra de las versiones es imaginar una playa, el calor del sol, la brisa del mar, el olor que
tiene, etc.
Mediante esta actividad queremos que los niños se mantengan tranquilos y calmados.
Para ello, les pedimos que cierren los ojos, que estén tranquilos y calmados.
Una manera diferente es indicarle al niño que se imagine una escalera. Él se encuentra
en la parte de abajo, y no está nada relajado. Va a comenzar a subir la escalera, que
tiene diez peldaños.
Cada peldaño que suba, es una relajación mayor, y cuando alcance la parte alta de la
escalera se encontrará en un estado de tranquilidad absoluta.
11. Test del spaghetti
Uno de los ejercicios puede ser el Test del spaghetti. Para ello, debemos decir a los niños
que atiendan a aquellas fibras de su cuerpo que están como un spaghetti duro, que se
centren en ello y que lo conviertan en spaghettis cocidos, bien blandos y flexibles.
En primer lugar, le diremos al niño que debe actuar como si fuera un robot, con
movimientos rígidos y músculos muy tensos.
A continuación le daremos una señal visual o auditiva para que deje de tensar los
músculos y se convierta en un muñeco de trapo, es decir, abandonará la rigidez y pasará
a un estado más blando.
En este proceso se le irá guiando para indicarle cuándo está tenso y cuando relajado.
Para realizar esta actividad, debe ponerse una manta en el suelo e indicarle al niño que
se tumbe sobre ella.
Has de explicarle que está encima de un taxi o de una alfombra mágica. Debes observar
si el cuerpo del niño esté tenso o relajado a través de señales.
Le explicas que cuando el cuerpo está tenso, la alfombra o el taxi va más despacio, pero
en cuanto consigue eliminar esa tensión, al estar más ligero, el taxi corre más.
La intención del niño será destensar los músculos para aumentar la velocidad del
vehículo.
14. Las mandalas
Pintar mandalas en un entorno agradable puede ser una buena actividad de relajación. Al
pintarlas, nuestros hemisferios (hemisferio derecho e izquierdo) trabajan juntos, y es una
actividad que puede ayudar a los niños a concentrarse.
Para ello, podemos poner música suave y relajada y ofrecer a cada niño mandalas y
pintura, indicándoles que deben concentrarse y pintar en silencio, lo que puede llevarles a
un estado de tranquilidad y bienestar.
No pueden hablar mientras están pintando las mandalas, se realiza durante un tiempo
prudente, alrededor de 15 minutos, y se les indica que no pueden comenzar a pintar otro
mandala hasta que no tengan el suyo terminado.
¿Qué hacen las tortugas? Cuando sienten que les amenazan, se meten dentro de su
caparazón. Por tanto, cuando él sienta que no puede controlarse, debe convertirse en una
tortuga y meterse dentro de su caparazón.
Cuando esté dentro, debe soltar todos sus músculos, dejar que sus manos cuelguen,
relajar sus pies, no hacer fuerza con la barriga y respirar muy lenta y profundamente.
Se le indica que piense en cosas bonitas y agradables y las emociones desagradables, por
ejemplo el enfado, se irá yendo poco a poco.
Se tienen que imaginar que están comiendo una sopa caliente, pero ésta no debe
quemarles. Se les debe indicar que tienen un cuenco delante, y que la sopa está muy
caliente.
Debemos tener cuidado para no quemarnos, así que comenzaremos a soplar con
suavidad la sopa. Al soplar, nuestro cuerpo cambiará: la barriga se quedará hundida y los
hombros estarán relajados.
Continuaremos soplando porque está todavía caliente, así que para ello se harán
inspiraciones profundas.
También se puede realizar como si fuera una tarta de cumpleaños, imitando cómo se
soplaría la tarta. Para ello, inspiramos y después soltamos lentamente.
17. La primavera
Esta actividad está indicada también para que alcancen un estado de relajación a través
de la contracción de los músculos y la posterior distensión.
Para ello, le tenemos que indicar a los niños que estamos al final del invierno y que
pronto llegará la primera.
Les debemos indicar que somos un bloque de hielo y que poco a poco nos vamos
derritiendo, porque llegará la primera y nos convertiremos en una bonita flor o en un
árbol florido.
Para ello, los niños comenzarán a moverse, y cuando les demos la consigna de ¡Hielo!
deberán convertirse en un bloque y apretar fuerte las piernas, las manos, los puños y los
brazos. Estarán completamente congelados.
Sin embargo, cuando la maestra diga ¡Primavera!, el niño deberá aflojar todo el cuerpo,
porque el hielo se estará derritiendo poco a poco. Finalmente, se tumbará en el suelo y
se convertirá en una flor o un árbol.
Referencias