y los sindicatos en el siglo XX: experiencias y aportes ¿ Por qué la historia de la clase obrera? En tiempos de crisis y de cambios nos parece que importa analizar los momentos de génesis y de rupturas, de elaboración de la unidad y los programas, y conocer las distintas formas que asumió el movimiento y la cultura de los trabajadores: de to- dos ellos se nutre nuestro presente y el tiempo que se viene, de crisis sí pero también de cambios. Pero ade- más, esta historia resulta incompren- sible –e injustificada, incluso- si no se la entiende en su marco y conexión con la política, la economía, la socie- dad y la cultura a la que pertenece y con la que interactúa.
1. Orígenes. En el último tercio
del siglo XIX, en una sociedad de inmigrantes y “criollos” nacieron y crecieron los movimientos inter- nacionalistas y distintas modalida- des asociativas, entre ellas las que promovieron las reivindicaciones de los asalariados. En Europa se de- sarrollaron las corrientes socialistas (marxistas y anarquistas) y se creó en 1864 la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT). En Uruguay actuaron los “internacionalistas” (en Primeras manifestaciones populares - Montevideo - Año 1905. 1875 vinculados a los anarquistas, en 1884 y 1890), las organizaciones “protosindicales” como las “socie- la Iglesia del Estado, entre otras dades de ayuda mutua” y las de Mag. Rodolfo Porrini* novedades. “mutuo y mejoramiento” (Zubilla- En este contexto, las luchas so- ga), y las “sociedades de resistencia” El país poseía algo más que un mi- presidencia de Batlle- removía la ciales se habían reactivado y se (que se oponían al capital y usaban llón de habitantes según el Censo de sociedad con sus “estrategias” y produjo en 1905 la fundación de la “acción directa”). Estas y otras 1908, un 40% de población urbana políticas económicas (estatización la Federación Obrera Regional Uru- experiencias de la naciente clase (más del 80% hoy), 25% radicada y nacionalización de las empresas guaya (FORU), que se impuso a un trabajadora uruguaya -que transitaba en Montevideo (en 1963 un 45%), públicas, industrialización), sociales intento socialista (la UGT) y otro un proceso de formación de su “con- y un sector asalariado de poco más (la ley de 8 horas y otras) y asustaba democristiano, el de las “uniones ciencia de clase”- no mantuvieron del 25% de la población activa (hoy y conmovía a los sectores conserva- gremiales”. Su definición ideológica continuidad. Algunos historiadores día 73,7%). La industria era escasa y dores con cierto cuestionamiento a predominante la permite identificar han definido el período 1875-1895 los “obreros” pocos, predominan- la “propiedad privada” (en relación como anarquista. Su estructura or- como “presindicalismo” y “sindica- do los “oficios”. El “batllismo” –en al campo) y su “reforma moral”: la ganizativa se basó en los sindicatos lismo disperso” el que va hasta 1905 especial desde 1911 con la segunda ley de divorcio y la separación de “por oficio” –cuyo dominio era clave (Zubillaga-Balbis). en aquella estructura económica- y alcanzó a un sector activo pero res- tringido de los sectores populares de Panorama de la evolución 2. ¿Un sindicalismo “hegemóni- co”? De la FORU a la CGTU. En el la época. De acuerdo a su impronta cambio de siglo XIX al XX y en un ideológica “anarquista” se ha habla- marco de “modernización” econó- mica, social y política impulsada por histórica de la clase obrera do de un sindicalismo “hegemóni- co” (Zubillaga-Balbis), o “finalista” el “reformismo” (en ese entonces liderado por el Partido Colorado ySedel sindicalismo presentará un panorama de la evolución histórica de la clase (Pedro Alfonso), y “de oposición” (Errandonea-Costábile) aludiendo y su líder José Batlle y Ordóñez) obrera y del sindicalismo en el Uruguay del siglo XX. El mismo se a su relación con el Estado. emergieron nuevos sujetos sociales. presentará en tres series. La primera comprenderá cuatro notas, desde La política “liberal” de Batlle –la Se crearon instituciones y organi- los orígenes a fines del siglo XX hasta llegar al proceso de la última recepción de los “extranjeros inde- zaciones de los trabajadores que dictadura (1973-85) y la reorganización social y sindical de esos años. seables” deportados de Argentina desarrollaron prácticas culturales y La segunda serie incorporará algunos relatos sobre experiencias de por la ley de Residencia constituyó educativas y luchas de “resistencia” la lucha y la cultura obrera. Y la tercera se referirá al proceso de uni- todo un signo- y en especial su “bue- aspirando a una sociedad distinta, en ficación sindical en el Uruguay. Dado el espacio disponible se trata na voluntad” hacia la organización y un horizonte de “utopías”. En suma, de proponer apenas algunos de los hechos y procesos significativos reclamos de los trabajadores generó continuaron tradiciones de la época y diversas interpretaciones que los han considerado. anterior y crearon otras nuevas. sigue en pág. 18 18 FEBRERO 2011 HISTORIA
viene de pág. 17 se tocaba con las manos y daba una
sensación muy fuerte de esperanza un espacio ambiguo de disputa ideo- y triunfo. lógica que neutralizó y desorientó a Luego del “impulso” reformista un sector de la militancia, y que se vino el “freno”: el “alto” a continuar lo identificó como “anarco-batllis- con “las reformas sociales” procla- mo”. Al mismo tiempo, esa política mado en 1916 por el Presidente generó un campo propicio para los Viera. En ese período se produjo reclamos –en especial ligados a la un pico de movilización y luchas disminución de la extensa jornada (huelgas frigoríficas y portuarias laboral y las difíciles condiciones de 1917-1918) y una división en la trabajo- y la emergencia de socieda- FORU influida en parte por la “re- des de resistencia. Pero existieron volución rusa” de octubre de 1917 intensas luchas y derrotas como la que llevó en 1923 a la formación de que infligió el Presidente Claudio la Unión Sindical Uruguaya (USU) Williman a la Unión Ferrocarrilera con quienes apoyaron inicialmente en 1908 apoyando a la patronal esa experiencia. A comienzos de veinte uruguayos- una nueva divi- para enfrentar la siguiente y com- inglesa. Es de destacar la especial la década ocurre también la trans- sión hacia fines de la década –Block pleja etapa, la de crisis política de relación del Presidente Batlle con formación del Partido Socialista en de Unidad Obrera- y la creación de la 1932-1933 y el conservador golpe los trabajadores y la FORU, recor- Comunista (con ese nombre desde Confederación General del Trabajo de Estado de Terra. demos el mítico discurso durante la abril de 1921) que se vinculó a la del Uruguay (CGTU), con mayoría primera “huelga general” de 1911, “Tercera Internacional” (comunista), comunista. Nuevos años difíciles, BIBLIOGRAFÍA (BÁSICA) ambientando el justo reclamo. y la refundación del PS en 1922. Con en el marco de la crisis económica DE ORIENTACIÓN Henry Finch identificó al “primer mayoría de “anarco-sindicalistas” la mundial de 1929, encontraron al BARRÁN, José Pedro y NAHUM, batllismo” como una de las primeras USU sufrió –en el marco de la “Re- sindicalismo uruguayo escindido Benjamín, Batlle, los estancieros y experiencias de “estado de bienes- pública Conservadora” de los años en tres centrales y escasas fuerzas el Imperio Británico, 8 tomos, Mon- tar” en América Latina. Zubillaga la tevideo, EBO, 1979-1986. interpreta como una política “po- GONZÁLEZ SIERRA, Yamandú, “La pulista” que intentó “adelantarse” a ideología en la constitución de las los reclamos. Sin pretender rozar un clases en el Uruguay de fines del s. debate historiográfico significativo XIX” en Trabajo y Capital Nº1, Mon- -¿legislación exigida u otorgada?- hay tevideo, 1989. que reconocer que la existencia de ERRANDONEA (h), Alfredo y un movimiento social minoritario COSTÁBILE, Daniel, Sindicato y so- pero activo –que actuó a través de ciedad en el Uruguay, Montevideo, huelgas, sabotaje y boicot- se conec- FCU, 1969. tó con políticas estatales que tendie- LÓPEZ D’ALESANDRO, Fernando, ron, aún en una sociedad de clases, Historia de la izquierda uruguaya. a promover ciertas formas de justicia La fundación del Partido Comunis- social y redistribución. También la ta y la división del anarquismo, experiencia de los trabajadores en Montevideo, Vintén Editor, 1992. esta etapa generó espacios de deba- ZUBILLAGA, Carlos y BALBIS, te y formación como los “ateneos” Jorge, Historia del movimiento y “centros de estudios” donde las sindical uruguayo, 4 tomos, Mon- preocupaciones por la educación, la Plaza de toros de la Unión, década de 1880 tevideo, EBO-CLAEH, 1985, 1986, naturaleza y la sociedad del mañana 1988 y 1992. estaban a la orden del día. Surgían “El viejo silencio, tan poco quebrado antes, se transformó en el ruido ZUBILLAGA, Carlos, Pan y trabajo, “bibliotecas” e instituciones como el “urbano” desde que aparecieron las líneas de “tranways a caballo” en Montevideo, Librería de la Facultad Centro Internacional de Estudios So- 1868 y los automóviles y el tranvía eléctrico en el Novecientos.” de Humanidades y Ciencias de la ciales, que nucleaban intelectuales “El Estado se modernizó y volvió efectivo y real su poder de coac- Educación, 1996. y obreros, anarquistas y socialistas. ción, a la vez que monopolizó la fuerza física, desde 1876; el ferroca- RODRÍGUEZ DÍAZ, Universindo, Aunque limitadas en su alcance a los rril dio movilidad a las tropas del Gobierno central y alentó también Los sectores populares en el Uru- sectores populares, fueron expre- la montevideanización del país, entendida aquí como irradiación de guay del novecientos. Primera Parte, siones pujantes de la cultura obrera los valores de la modernidad desde la capital a la campaña, el último Montevideo, Editorial Compañeros, y socialista de la época. La clave de refugio de la mentalidad “bárbara”. 1989; Segunda Parte, Montevideo, ese Novecientos y sus obreros pare- Tae, 1994. ce residir en el fuerte componente (Barran, J.P., “Historia de la sensibilidad en el Uruguay. (1860- utópico de sus ideologías y prácticas. 1920) El disciplinamiento.”, Tomo II, Ed. Banda Oriental y Facultad * Con pequeños cambios esta nota fue El mundo de la igualdad social, la de Humanidades y Ciencias, Montevideo, 1990, pp.17,18) publicada en Trabajo & Utopía Nº 22, Mon- libertad y el fin de la explotación tevideo, setiembre 2002, p.18.