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En la última década los avances tecnológicos han producido una serie de cambios
conductuales en el ser humano, transformaciones que van desde el manejo de nuevas
tecnologías con la finalidad de facilitar sus actividades laborales y de entretenimiento,
hasta llegar a crear innovadoras formas comunicativas, como son las redes sociales.
Gonzales, Merino y Cano (2009), sostienen que: “las redes sociales son un fenómeno
que se ha hecho indispensable en la vida de las personas; siendo estas utilizadas con
gran frecuencia”.
El auge de las nuevas tecnologías unidas al ascenso de las redes sociales como
herramienta de socialización, ha provocado que miles de jóvenes en el Ecuador vean
como un asunto prioritario el poseer una cuenta de red social, con muchos seguidores,
acompañado de un sinnúmero likes, todo esto con la idea de poder convertirse en
“influyentes”, aceptando realizar retos que en ocasiones resultan peligrosos y que son
promovidos en la plataforma, con el fin de ser reconocidos con un pulgar arriba.
Lo que preocupa más de esta situación es el hecho de que muchos de los dueños de
las cuentas son menores que oscilan entre los 10 y 15 años, que han adoptado
aplicaciones como Facebook como único medio de comunicación e interacción, creando
individuos que les cuesta socializar en el mundo real.
Sin bien es cierto las redes sociales fueron creadas con la idea de poder unir personas
sin importar su situación geográfica, en la actualidad individuos mal intencionados han
visto en las redes sociales un campo fértil para poder realizar un sinfín de fechorías, que
van desde, promover información falsa, hasta llegar al punto de contactarse con
menores de edad con malas intenciones a través de cuentas falsas, este último aspecto
es preocupante por cuanto el adolescente acepta solicitudes de amistad sin importar si
conocen o no a la persona.