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Manumisión y esclavos.

La legalidad de la libertad en el Nuevo Reino de Granada en


el siglo XVIII. 1 Commented [JD1]: Entre 1750 y 1800.

Introducción.

El presente trabajo trata de exponer la concepción legal de la libertad de esclavos en el


Nuevo Reino de Granada, especialmente en el sur occidente de éste, durante el siglo XVIII. Commented [JD2]: Entre 1750 y 1800.
Se realizó un trabajo de archivo en el que se recopilaron una serie de peticiones, litigios,
avalúos y cartas en los que se abordaba el tema de la libertad de esclavos en este siglo.
Además se leyeron diversos artículos de revistas indexadas para conceptualizar los
procesos de libertad legal y sus características.

Este trabajo nace de una pregunta sencilla, ¿Existían formas legales de conseguir la libertad
en la colonia neogranadina? Al comprobar que, de hecho, existían formas para conseguir la
libertad de manera legal surgen otra preguntas como ¿Cuáles eran éstas formas?, ¿Qué
condicionantes habían para conseguir éste tipo de libertad?, ¿Qué papel tenía en la sociedad
neogranadina éste tipo de libertad?

Para tratar de abordar éstas preguntas de mejor manera el trabajo está dividido en tres
capítulos. En el primero se hace una contextualización de lo que era la esclavitud y la
libertad en el Nuevo Reino de Granada para el siglo XVIII; posteriormente, en el segundo
capítulo, se abordan cuáles fueron las formas legales por las cuales los esclavos podían
acceder a la libertad, de las que se destacan la manumisión, ligada a un proceso económico
de “compra” de la libertad por parte del esclavo, y la liberación de los esclavos por parte de
sus amos, de manera voluntaria y sin involucrar pagos; finalmente, en el tercer capítulo, se
desarrollan las condiciones sociales y económicas que significó la manumisión de esclavos
en la Nueva Granada y cuales eran la posibilidades que tenían los esclavos de acceder a
ésta.

Cada capítulo articula documentos de archivo y leyes promulgadas por la corona con los
planteamientos que han realizados otros autores sobre el tema de la libertad para, de este
modo, establecer un panorama más amplio y claro sobre las representaciones legales de la
libertad en el Nuevo Reino; con la esperanza de abordar las particularidades que tuvo un
proceso de libertad legal dentro de una sociedad esclavista.

Por último se hace una conclusión en la que se trata de recopilar lo visto en el desarrollo de
los capítulos; en ésta está planteado la consideración del surgimiento de un nuevo individuo
legal en la sociedad colonial, el de un negro libre, y se deja entrever cómo el proceso de
libertad legal, ya sea por medio de manumisión o por libertad concedida, va a influir en la
concepción del negro como parte de la sociedad, ya no como un bien material encargado de

1
Hurtado Gómez, Juan David. Código: 1424750. Historia. Universidad del Valle.
producir beneficios para sus amos, sino como un actor dentro del posterior movimiento
independentista.

Capítulo I – Sobre el panorama de la esclavitud y la libertad en el siglo XVIII en el


Nuevo Reino de Granada.

La esclavitud en el Nuevo Reino de Granada fue, como bien es sabido, una práctica usual y
común dentro de la sociedad y la economía colonial de este territorio; pero dentro de esta
práctica se dieron, a la par, procesos de resistencia a la misma. El cimarronismo y la
instauración de poblaciones de negros libres, o palenques, son sólo una muestra de la
realidad que existía entre la esclavitud y la búsqueda de la libertad por parte de los
esclavizados.2 Pero estas formas de resistencia, que podríamos considerar reaccionarias, no
fueron las únicas, aunque pueden resultar siendo las más llamativas.

Para el siglo XVIII la población negra esclava no era para nada despreciable; de 800.000
habitantes 53.788 eran esclavos. En la provincia de Popayán el porcentaje de esclavos casi
igualaba a la población blanca; mientras que en la provincia del Chocó la superaba con
creces.3 Sin embargo la población esclava en estas provincias, según lo planteado por
Jaramillo Uribe, “Hacia mediados del siglo XVIII en algunas ciudades como Cartagena y
Cali la población esclava y la población negra libre llegaban casi a equilibrar y aún a
superar a los otros sectores”4, lo cual no parece extraño sabiendo que eran provincias con
una cantidad, notablemente alta, de población negra. Ahora bien, lo que llama
mayoritariamente la atención no es el hecho de tener una población casi equivalente de
negros esclavos y negros libres; la pregunta que éste hecho nos suscita es ¿Cómo
consiguieron éstos negros su libertad?

Cómo bien se ha dicho anteriormente, el siglo XVIII fue un siglo en el que la esclavitud, y
por ende la población negra, tuvo una gran importancia, no sólo económica sino
demográfica, en el panorama neogranadino. Aun siendo esto así, antes del siglo XVIII, la
situación legislativa de los negros en éstos territorios era, cuanto menos, desigual. Contrario
a lo que se cree, las leyes promulgadas con relación a “las indias” en 1542, estaban
encaminadas, en su mayoría, a la protección del indígena, mientras que, en lo que
involucraba a los negros, “casi su totalidad están compuestas de disposiciones penales,
caracterizadas por su particular dureza”5. Las consideraciones sobre si estas políticas de
protección a los indígenas eran o no cumplidas serán, en el mejor de los casos, estudiadas
en otro momento. Lo que ahora entra a consideración es que, sólo con la llegada del siglo

2
Díaz, Rafael Antonio. “¿Es posible la libertad en la esclavitud? A propósito de la tensión entre la libertad y
la esclavitud en la Nueva Granada” en Historia Crítica, N° 24, Diciembre, 2003. Pág. 68.
3
Jaramillo Uribe, Jaime. “Esclavos y señores en la sociedad colombiana del siglo XVIII” en Anuario
Colombiano de Historia Social y de la Cultura, N° 1, 1963. Pág. 7.
4
Íbid. Pág. 8.
5
Íbid. Pág. 21.
XVIII, la situación jurídica de los negros en la colonia tomó un giro humanitario,
otorgándole a éstos ciertos parámetros de protección. Y es bajo este nuevo contexto político
que se empiezan a promulgar y gestionar, de mayor y mejor manera, nociones de libertad
política.

Capítulo II – De las formas legales de conseguir la libertad.

Anteriormente nos planteamos una pregunta en torno a los negros libre, o libertos, y de
cómo habrían podido conseguir su libertad. La manumisión se presenta, en el contexto legal
que hemos planteado, cómo la vía de hecho legal contemplada por los negros esclavos que
buscaban su libertad. La manumisión, es decir, la liberación de un esclavo por un precio
estipulado por el amo, era la opción más segura para la consecución de la libertad por parte
de un negro. Mientras que el cimarronaje era la opción más común pues, para el caso de
Santafé, se tiene que “(…) por vía de manumisión aproximadamente sólo ocho esclavos de
cada cien registrados accedieron a la categoría de “horros” o “libertos”.”6 Sin embargo
ésta era la opción que mayores prejuicios traía hacia la integridad del propio negro, cómo
bien está constatado en las Leyes de los Reinos de Indias:

“[…] al negro, o negra ausente de el servicio de su amo quatro días, le sea dados
en rollo cinquenta azotes, y que esté allí atado desde la execucion, hasta que se
ponga el sol: y si estuviere mas de ocho días fuera de la ciudad una legua, le sean
dados cien azotes, puesta una calza de hierro al pie, con un ramal, que todo pese
doze libras, y descubiertamente la trayga por tiempo de dos meses, y no se la quite,
pena de docientos azotes por la primera vez: y por la segunda otros docientos
azotes, y no se quite la calza en quatro meses, y si su amo se la quitare, incurra en
pena de cincuenta pesos, repartido por teercias partes iguales, que aplicamos al
juez, denunciador, y obras publicas de la ciudad, y el negro tenga la calza, hasta
cumplir el tiempo.

A qualquier negro, o negra, huido, y ausente del servicio de su amo, que no huviere
andado con cimarrones, y estuviere ausente menos de quatro meses le sean dados
docientos azotes por la primera vez: y por la segunda sea desterrado del Reyno: y si
hubiere andado con cimarrones, le sean dados cien azotes mas.

Si anduvieren ausentes del servicio de sus amos mas de seis meses con los negros
alzados, o cometido otros delitos graves, sean ahorcados, hasta que mueran
naturalmente.”7

6
Díaz Díaz, Rafael Antonio. “La manumisión de los esclavos o la parodia de la libertad Santafé de Bogotá,
1700 – 1750” en Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura, N° 23, 1996. Pág. 52.
7
Recopilación de leyes de los Reynos de las Indias. Libro VII, Título V. De los mulatos negros, berberiscos, e
hijos de judíos., Ley XXI.
El cimarronaje era, entonces, severamente castigado por la corona mientras que la
condición del negro que, por medios legales, había conseguido la libertad era, cuanto
menos, llevadera; lo que consta en la Ley X de las dichas Leyes de Indias, en las que reza
“Que se mire por el buen tratamiento de los Morenos libres, y guarden sus
preeminencias.”8

La posible respuesta a porqué, teniendo en cuenta las penas que acarrearía para el negro ser
encontrado en cimarronaje, éstos lo elegían, por encima de la manumisión, puede estar
ligada a la demora que, en algunos casos, acarreaban los procesos legales de dicha
manumisión. Si bien, como hemos dicho, estaba contemplado en la ley, en muchos casos
ocurría que el amo decidía negarle al negro el derecho a adquirir su libertad. En 1728 se
interpuso una demanda por parte de don Francisco de Arboleda, en la que pedía se le
negara la libertad al negro Ysidoro. La instauración de la demanda dice lo siguiente:

“[…] abra tiempo de dos años poco mas o menos que un negro su ezclavo llamado
Ysídoro de los que tiene en su quadrilla en lavor de mínas en la Provincia del
Chocó se presento ante el theniente de dicha provincia Don Julián de Trespalacios
Mier y consignó tresientos pesos de oro, pidiendo se le diése libertad por ellos y el
dicho theniente admitió la consignasion y dijo amparaba al negro devajo de la
protección Real, de que se le dio noticia por cartas misivas, asi del theniente, como
de Gregorio de Suniga su minero con el cual embió el ottorgante su poder para que
se demandase el oro por pertenecerle como cosa adquirida por su esclavo y que
este se quedase en Zervidumbre o fuese vendido […]”9

Ante esto don Julián de Trespalacios Mier, quien fuera teniente general, corregidor de
naturales y alcalde mayor de minas de la Provincia del Chocó, contesta que la consignación
de este dinero se hace de manera legal:

“[…] Por quanto a comparesido ante mi un negro criollo llamado Ysidoro esclavo
de don Francisco de Arboleda auxiliándose de la Real Justicia para que se le
conseda su libertad trayendo para el efecto trecientos pesos castellanos de oro que
dice a buscado con su trabajo en los dias que le permite su Amo. Y estando en estilo
en todas las minas y quadrillas teniendo presente quan faboresida es la libertad, y
la presisa obligación de mi oficio el ampararle considerando a si mismo que el
importe exibido es el corriente y estilado para conseguir libertad los negros
diestros que con su trabajo llegan a conseguir esta cantidad según las escripturas
otorgadas en el [?] de este archivo. Por tanto debía mandar y mandó se llamar por
carta a Gregorio de Suñiga minero de esta hazienda para que traiga el poder que

8
Íbid. Ley X.
9
Archivo General de la Nación. (En adelante A. G. N.) Sección Colonia, Fondo Negros y esclavos, Subfondo
Negros y esclavos – Cauca. Fol. 2r.
tubiere y en el ínterin se deposite en la Real Caja este oro con reserva de sacar los
quintos quando combenga. Asi lo probe y mande y firme con testigos por falta de
escribano= Julian de Trespalacios Mier= Testigos Pedro Balberde testigo=
Dionisio de Labeyen= […]”10

Esta resistencia a la liberación de los esclavos por parte de sus amos estaba, más que nada,
dictada por razones de índole económica y de dependencia. El esclavo representaba para el
amo una mano de obra no asalariada no muy costosa de mantener, lo que, a la larga,
significaba una mayor cantidad de ingreso por parte de las labores del esclavo por un muy
bajo coste.11 Para el esclavista era más rentable retener al esclavo que obtener un único
pago por su libertad, pero este punto la abordaremos más adelante.

Pero la consecución de la libertad por vías legales no era, exclusivamente, consecuencia de


procesos de manumisión. Se dio en muchos casos que los amos otorgaban, de manera
voluntaria, la libertad a sus esclavos, ya fuera por el cariño que hacia éstos profesaban o por
tener algún tipo de vínculo de sangre con el dicho esclavo liberado.

Para el primero de estos nombrados casos tenemos que en el año de 1732, el pardo Jasinto
Benites de Laserna, le escribió al gobernador y capitán general de la provincia del Chocó,
don Yalbador Gomez de Asprilla y Noboa, pidiendo se le recibiera información y se le
concediera la condición de libre, pagada por su difunto amo Agustin de Balensia en
agradecimiento por los servicios y atenciones del padre de dicho pardo, el capitán Pedro
Santiago de Benites de Laserna.

“[…] Soi hijo del capitán Pedro Santiago Benites de Laserna que ia es difunto y
que por ser yo tal su hijo siendo de tierna hedad y abiendolo sabido el mayor de
campo Agustin de Balensia mi amo que ya es difunto, por la atension iserbisio de
dicho mi padre sedio mi valor para que gosase de mi libertad. Y porque sobre hello
no procedió mi juramento judisial, ni extrajudisial, y allarme sin ningún resguardo
que faboresca dicha mi libertad y por esta rason le he estado sirbiendo asta el
tiempo presente ala viuda de dicho mi padre sin poder usar de ningun recurso
ocurro al amparo de Vuestra Señoría; para que en vista de lo que resultase de
dicha ynformacion pueda gosar de dicha mi libertad. […]”12

Si bien no sabemos, debido a que el documento está incompleto, si el dicho pardo


consiguió o no la libertad, este testimonio nos muestra lo dinámico y complejo que era la
adquisición de la libertad desde el punto de vista legal; y de cómo los propios negros eran
conscientes de que tenían la posibilidad de adquirirla por éstos medios.

10
A. G. N. Sección Colonia, Fondo Negros y esclavos, Subfondo Negros y esclavos – Cauca. Fol. 5r.
11
Díaz Díaz. Op. Cit. Pág. 71.
12
A. G. N. Sección Colonia, Fondo Negros y Esclavos, Subfondo Negros y Esclavos – Cauca. Fol. 616r.
Otro ejemplo de este tipo de consecución de la libertad fue el de Ana María Lugo, morena
libertina, a la cual su amo le concedió la libertad.

“[…] don Francisco Lugo cura de Cuello por mera liberalidad otorgó a mi lote
carta de libertad en la forma ordinaria, con solo la condición de que sirviera a
Paulina de Bargas por los dias de su vida, lo que executo hasta el fallecimiento de
la dicha que fue por el mes de diciembre del año pasado y como con ella hubiesse
también espirado el yugo de la esclavitud de mi parte, por haber sesado la
condición, para posesionarse de su libertad; solicitó la Ana María su carta de
Ygnacia de Bargas hermana de la difunta y de su sobrino e hijo de esta Agustin
Florido, los que contra razón y derecho, han negadose a entregarla y la han
ocultado haciéndole padecer forzosa esclavitud, y mendigar para ocurrir al amparo
de Vuestra Alteza pero como este sea propage en beneficio de los miserables, ago
esta representación a nuestro de mi parte por lo que atendidas las razones que la
promueven se hade servir el supremo tribunal de Vuestra Alteza librar su Real
Provision cometida a los alcaldes de la ciudad de Ybague, a fin de que estos agan
emitir la carta de libertad a los insinuados Agustin Florido, e Ygnacia de Bargas su
madre imponiéndoles de no executar las penas que hubiesen lugar en justicia
[…]”13

Éste documento en particular es interesante ya que articula lo expuesto hasta ahora. En él


vemos cómo a una esclava se le ha concedido la libertad, por parte de su amo, al igual que
Jasinto Benites de Laserna; y cómo, bajo el derecho de herencia, los familiares de sus amos
le niegan la libertad, al igual que se la niega don Francisco de Arboleda a su esclavo
Ysidoro. Al final Ana María Lugo, por intermediación del procurador de los pobres Josef
Zapata y Porras, consiguió se le otorgara la libertad. Esto supone, y nos prueba, que la
adquisición de la libertad, por medios contemplados en las leyes coloniales, no sólo era una
ilusión sino, también, una realidad; y que la corona, a través de sus funcionarios,
procuraban que se cumplieran los derechos establecidos por la ley.

Los casos anteriormente planteados han sido referidos por ser casos en los que el amo
otorga la libertad, ya fuera por cariño o agradecimiento, a sus esclavos. El otro caso,
introducido anteriormente, fue el del amo concediéndoles la libertad a sus esclavos por
tener algún tipo de vínculo de sangre con los mismos.

Para éste caso tenemos que, en la ciudad de Cali en 1757, Dionisio Moreno, mulato,
acusaba a la esposa de su hermano, Ambrosio Moreno, de privarle de la libertad que éste le
había concedido:

13
A. G. N. Sección Colonia, Fondo Miscelánea, Legajo Procesos adulterio, posesión tierras, nombramientos,
pleitos. Fol. 358r.
“[…] por cuio motivo seguí a su lado trasladándome a la casa del buen don. Esta
con abandono de santo temor a Dios y de la [en este punto el documento es
ilegible] derechos que proiven la venta del hombre libre sin mas motivo que su
propio querer del efectuo de mi persona en servidumbre el tiempo de treinta años
poco más o menos ignorando mi livertad […]”14

“[…] Constituyendo en miserabilidad por la esclavitud en que me hallo, en la


forma que haya lugar en derecho, y captando la venia de Vuestra Señoria para
poder parecer en juisio respecto, a no haver enesta ciudad defensor nombrado de
estas causas cuyo permiso ya tendiendo el favor al favor de mi libertad, para poder
por mi efectuarlo, bajo la protección de Vuestra Señoria paresco y digo que para
la justificacion que me compete de ser hombre libre, y no haver habido ninguna en
Ysidra de Suebara para venderme.”15

Ante lo dicho por Dionisio Moreno, Ysidra de Suebra, viuda de Ambrosio Moreno, amo y,
en palabras del propio Dionisio, hermano de éste, respondió a la acusación de esta manera:

“[…] Dionisio, mulato, nacido de negra esclava ha permanecido esclavo todo lo


mas de su vida, hoy intenta libertad y no la prueba, luego es esclavo: Ambrosio
Moreno mi difunto marido (aunque se criase con dicho mulato, y por esta razón lo
tratase como hermano) lo hubo o heredó del padre Moreno de quien fue la negra
esclava, que parió a Dionisio mulato, luego es esclavo pues lo fue del padre
Moreno aunque lo mirase como hijo, lo fue de mi marido, lo heredó su hija postuma
y muerta esta lo heredé yo […]”16

Si bien el vínculo de sangre no es explícito en el documento, no es difícil imaginar, y


aunque es una suposición arriesgada al no carecer de pruebas, que el dicho padre Moreno
hubiera embarazado a la negra madre de Dionisio Moreno, mulato, y por esto la relación
entre Dionisio y Ambriosio fuera tan cercana. Al margen de si eran, por vínculo sanguíneo,
hermanos o no; lo que sí está claro es que la posibilidad de la adquisición de la libertad por
vínculo sanguíneo estaba contemplada en las Leyes de indias.

“Algunos españoles tienen hijos en esclavas, y voluntad de comprarlos, para darles


libertad. Mandamos, que haviendose de vender, se prefieran los padres, que los
quisieren comprar para este efecto.”17

14
Archivo Histórico de Cali. (En adelante A. H. C.) Fondo Judicial, Subfondo Tribunal Superior, caja 49, Doc.
9., Fol. 1r.
15
A. H. C. Fondo Judicial, Subfondo Tribunal Superior, caja 49, Doc. 9., Fol. 3r.
16
A. H. C. Fondo Judicial, Subfondo Tribunal Superior, caja 49, Doc 9., Fol. 14v.
17
Recopilación de Leyes de los Reinos de Indias. Op. Cit. Ley VI.
Con lo mostrado hasta el momento vemos que, para el siglo XVIII, había un marco legal
constituido que, de alguna manera, brindaba a los negros esclavos las herramientas legales
para optar por su libertad. Pero también que, pese a existir éstas disposiciones, en muchos
casos los amos se encontraban reticentes a acogerse a esta normativa y buscaban no tener
que otorgarle la dicha libertad a sus esclavos, ya fuera que la quisieran conseguir por
manumisión o por disposición de un amo fallecido.

Capitulo III – De la manumisión, su sentido económico y su concepción social.

Ahora bien, con lo visto anteriormente, nos queda abordar un par de temas que son de
importante consideración para la concepción de la libertad, conseguida por medios legales,
en el Nuevo Reino de Granada, tanto para esclavos como para amos; estos son los de la
concepción económica y social de la manumisión. En primer lugar abordaremos el tema de
la concepción social de los manumitidos para luego concluir con las nociones económicas
que estaban ligadas a los procesos de manumisión.

a) La manumisión en la sociedad colonial.

Lo que plantea Lorena Giolitto, nos sirve como una pequeña contextualización de lo que
era la concepción social y política del esclavo como actor dentro del panorama colonial.

“En la legislación adoptada en las Indias, el esclavo no era simplemente una


persona obligada a servir a otros, sino un sujeto con un estatus preciso,
caracterizado por la falta de personalidad jurídica y definido por las relaciones de
dominio y de patria potestad que lo ataban a su amo, que evidenciaban la
naturaleza ambigua de persona y de cosa”18

Aunque en el capítulo anterior mostramos que, ante la legislación colonial, el negro libre
tenía ante sí un panorama favorable, otra cosa era la realidad social que imperaba en estos
territorios.

El proceso de manumisión significaba, para el esclavo, la creación de un nuevo “individuo


libre”. El rompimiento de las relaciones de la dinámica amo-esclavo, significaba, además,
la entrada del negro libre a unas dinámicas como ciudadano que le podían resultar
desconocidas.19 El negro libre no estaba exento de responsabilidades civiles, cómo lo son el
pago de tributos, constatado la en Ley primera de las Leyes de Indias “Que los negros, y
negras, mulatos, y mulatas libres paguen tributo al rey.”20 Por ende estos “nuevos libres”
se encontraron con un panorama dual, en el que, por un lado, la corona les ofrecía cierto

18
Giolitto, Lorena. “Esclavitud y libertad en Cartagena de indias. Reflexiones en torno a un caso de
manumisión a finales del periodo colonial” en Fronteras de la Historia, N° 8, 2003. Pág. 73.
19
Díaz Díaz. Op. Cit. Pág. 52.
20
Recopilación de Leyes de los Reinos de Indias. Op. Cit. Ley I.
cobijo, pero también responsabilidades; mientras que, por otro lado, tenían que enfrentarse
ante una sociedad colonial en la que “(…) el estigma, la marginalidad y la libertad
aparente eran los componentes básicos de cotidianidad social para aquellos individuos que
obtenían su libertad o naciendo libres soportaban herencia histórica de la esclavitud y la
descendencia africana”21

Ésta realidad es evidenciada en el pleito por la libertad entre el negro Ysidoro y don
Francisco de Arboleda, del que ya hablamos anteriormente; en palabras de don Francisco
Hurtado, apoderado de éste último, referidas al uso de la libertad por parte de los negros y
de cómo se les ve en la sociedad:

“[…] los esclavos quando la tienen abusan de ella y caen en muchos y pecaminoso
defectos ya en embriagarse ya en amancebarse. Ya en quedarse con lo ageno ya en
meter sisaña en los otros esclabos y finalmente es muy pernisiosa en ellos la
libertad, y de ninguna manera redunda esta en veneficio suyo sino que se hace
odiosa al común […]”22

De todos modos el proceso de manumisión, al margen de la poca aceptación que tenía en la


sociedad colonial, fue un proceso de carácter social que involucraba a dos actores del
contexto neogranadino. Amos y esclavos, de común acuerdo, negociaban un precio e,
inconscientemente, creaban un nuevo actor en esta realidad colonial. Mediante un proceso
en el que, en apariencia, el amo perdía más de lo que ganaba se iba generando un grupo
poblacional, que a la larga, sería determinante en el posterior proceso independentista.

b) El proceso económico de manumitir.

Dejando de lado las consideraciones sociales de la manumisión nos atañe ahora analizar el
proceso económico ligado a la manumisión. Es claro que la libertad, salvo en algunos casos
ya expuestos, no era un bien que los esclavos pudieran alcanzar sin pagar un precio. Para el
caso de los negros manumitidos este precio era en metálico; al fin y al cabo, para sus amos,
los esclavos no eran más que un bien del cual, si habían de prescindir, por lo menos debían
recibir un beneficio a manera de compensación por su liberación.

El precio de la manumisión era variable. No se ha establecido, al menos en el presente


trabajo, que hubiera un valor fijo sobre el precio que un esclavo debía pagar por su libertad.
Lo más seguro es que, al tratarse la manumisión de un convenio social entre amo y esclavo,
fuera en ésta dinámica que se estableciera un precio acomodado al valor que para el amo
representaba cada esclavo. 23 Estas negociaciones, que podían establecer valor y
condiciones de pago, resultaban, en algunos casos, con precios exagerados exigidos por los

21
Díaz Díaz. Op. Cit. Pág. 53.
22
A. G. N. Sección Colonia, Fondo Negros y esclavos, Subfondo Negros y esclavos – Cauca. Fol. 7r.
23
Díaz Díaz. Op. Cit. Pág. 57.
amos, lo que llevó, en algunos casos, a los esclavos que querían adquirir su libertad a
procesos de avalúo por peritos autorizados.24 El precio, cualquiera que fuera establecido,
debía ser consignado ante un escribano o un funcionario competente que legalizara el
proceso de adquisición de libertad.25

Para el caso del negro Ysidoro tenemos que el precio establecido por su libertad era de 300
pesos de oro, consignados a don Julián de Trespalacios Mier, quién da constancia de esto
de esta manera:

“[…] Yo dicho theniente general puse en deposito en la Real Caja de esta provincia
los tressientos pesos de oro contenidos en el auto de junto y para que conste lo
pongo por diligensia y por no saber firmar dicho negro como parte lo firmé con
testigos por falta de escribano= Trespalacios= Testigo Pedro Barberde= Testigo
Dionisio de Laboyen=”26

Cómo se estableció este precio es algo que se desconoce, puede suponerse que fue en
acuerdo entre el amo y sus esclavos; pero lo que sí sabemos es que éste precio fue aceptado,
al menos por el dicho teniente general de Trespalacios, como adecuado por la libertad del
esclavo. Y en ninguna parte del documento se hace expreso, por parte del amo de Ysidoro
que éste no fuera el precio adecuado.

Por otro lado tenemos el caso de dos esclavas, Petrona Lopes y Balthasara de Cardenas, que
acuden ante peritos designados para establecer cuál es su precio de libertad.

“Los abaluadores nombrados para el precio de los esclavos nominados,


teniéndolos a la vista y con su reconosimiento hasemos su abaluo en la forma
siguiente: Petrona, siento y sinquenta patacones. Balthasara, negra de veinte,
quatrocientos y sinquenta patacones.”27

Cómo bien podemos ver con este avalúo, el precio de dos esclavas mujeres con respecto al
de un esclavo hombre es muy diferente; e incluso entre las dos mujeres el precio de la una y
la otra es muy distante. Tenemos pues que el precio de la libertad de un esclavo es más alto
que el de una esclava; y el valor de una esclava en sus veinte, como lo es Balthasara, difiere
mucho del de una no tan joven. La edad era un factor que determinaba el alza o la
disminución del precio de libertad del esclavo; los esclavos en edad productiva, estimada
entre los 14 y los 45, tendían a tener un precio mayor28 mientras que “[…] los amos no

24
Íbid. Pág. 57.
25
Íbid. Pág. 54.
26
A. G. N. Sección Colonia, Fondo Negros y esclavos, Subfondo Negros y esclavos – Cauca. Fol. 5r.
27
A. H. C. Fondo Judicial, Subfondo Tribunal Superior, Caja 49, Doc. 17.
28
Díaz Díaz. Op. Cit. Pág. 57.
podrán dar libertad a los esclavos ancianos, enfermos e inválidos, ni tampoco a los niños,
para evadir de esta forma la protección que les deben […]”29.

Se tiene pues que, para pagar su libertad, los esclavos debían conseguir grandes cantidades
de dinero, que en algunas ocasiones igualaban a las del precio de comprar de esclavos.30
Pero, si tenemos en cuenta que los esclavos no eran trabajadores asalariados; sólo nos
queda preguntarnos ¿Cómo hacían éstos para conseguir el dinero para pagar por su
libertad?

El caso, anteriormente citado, del negro Ysidoro trae a colación este tema. En palabras de
Pedro Balberde, defensor de Ysidoro, que son respuesta a las acusaciones del amo de este
negro a que, en su condición de esclavo, éste no podría adquirir de ninguna manera el
dinero suficiente para pagar por su libertad. A lo que el dicho defensor responde con las
formas por medio de las cuales un esclavo podría adquirir dinero para pagar su libertad:

“[…] alos negros esclabos de esta provincia les esta permitido o tolerado el que
trabajen los dias de precepto para ellos abra de ser y es la utilidad que consiguen
en ellos y aunque por maravilla logre alguno la suerte de sacar en alguna manchita
cantidad semejante que no desperdisiandola consiga la libertad y soltura de su
persona.”31

Así pues, se da que las formas, tanto de pagar por la libertad, como de conseguir el dinero
para esto, estaban presentes y eran claras en la realidad colonial. En muchos casos, debido a
los altos precios, a las cláusulas de libertad o la resistencia de los amos, las aspiraciones de
muchos esclavos por conseguir su libertad quedaron frustradas;32 lo que no quiere decir que
alcanzar la libertad por medios legales fuera imposible, simplemente se enmarcaban en un
panorama dificultoso, que requería de la voluntad del esclavo por conseguir su libertad, y
de la ayuda de las instituciones y poderes coloniales para garantizarle al esclavo su derecho
a la libertad por medio de la manumisión.

Conclusiones.

Para los esclavos en el Nuevo Reino de Granada la libertad era tanto un sueño como una
realidad. Aunque el panorama al que se enfrentaban para la consecución de ésta era,
técnicamente, favorable, aun así tuvieron que luchar contra una sociedad que oponía
resistencia a un proceso que, para ellos, hacía más daño y beneficiaba muy poco a su

29
Jaramillo Uribe. Op. Cit. Pág. 23. Aquí Jaramillo Uribe hace una transcripción de la Real Cédula de 31 de
mayo de 1789, promulgada por el Virrey Espeleta, “Sobre trato y educación de los esclavos en todos los
territorios de Indias e Islas Filipinas”, del cual he tomado éste fragmento.
30
Díaz Díaz. Op. Cit. Pág. 57.
31
A. G. N. Sección Colonia, Fondo Negros y esclavos, Subfondo Negros y esclavos – Cauca. Fol. 11v
32
Díaz Díaz. Op. Cit. Pág. 61.
realidad social. Lo cierto es que, al margen de la opinión o la visión que pudieran tener los
blancos, americanos y españoles, dueños de esclavos, sobre la libertad de éstos; el
panorama legal contemplaba para los negros una serie de responsabilidades que debían
asumir al adquirir la libertad.

Las formas legales por medio de las cuales un esclavo podía acceder a la libertad estaban,
según lo que se pudo ver en este trabajo, al alcance de la mayoría de esclavos que
decidieran optar por su libertad; pero eran formas condicionadas de libertad en las que,
según se diera el caso, podían pasar años en los que el negro debía seguir cumpliendo con
su esclavitud hasta que se cumplieran las condiciones necesarias para poder acceder a su
libertad. La manumisión se presenta entonces como la opción legal más frecuente de
consecución de la libertad ya que implicaba que el amo recibiera a cambio una
compensación por liberar uno de sus bienes.

En cuanto se convirtió en una práctica más o menos usual, a mediados de siglo XVIII, la
manumisión se vio convertida también en una importante práctica económica donde, por el
precio por el que un esclavo adquiría su libertad, los amos podían reemplazar el esclavo
liberado comprando uno nuevo. Sin embargo la manumisión resulta siendo una interesante
práctica que muestra una dinámica social y una relación amo-esclavo más profunda que la
que se podría pensar. Si bien la manumisión es un contrato económico por la adquisición de
un bien, que en este caso sería la libertad, es también un proceso social mediante el cual se
produce la creación de un nuevo individuo social y, a su vez, se le está confiriendo a los
esclavos, mediante la posibilidad de pagar por su libertad, la cualidad de ser sujetos de
derecho y poder usar el mismo sistema que los esclavizó para liberarse.

Finalmente se puede decir que el siglo XVIII representó, para los esclavos en el territorio
neogranadino, el primer gran paso hacia la abolición que vendría en el siglo siguiente. Con
una población negra libre en crecimiento se fue creando en estos, y en los que quedaban
esclavizados, una cierta consciencia social sobre lo que significaba ser libre y tener que
adaptarse a vivir en libertad. Por ser libre el negro no debió dejar de trabajar; en muchos
casos debió trabajar incluso más para poder satisfacer sus necesidades y, a la vez, cumplir
con el pago de tributos que la ley estipulaba para los negros libres. La entrada al mundo
libre para los negros significaba liberarse de la dependencia hacia los amos, mientras éstos
podían reemplazarlos con otro esclavo, y buscar, por sus propios medios, las formas y
maneras de subsistir en una sociedad que aún era reticente a ver negros libre entre ellos.

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