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Articulo de revicion:

El agua es un elemento vital del planeta. Los sistemas fluviales mantienen la vida terrestre
y proveen de agua al 90% de la población mundial [FAO, 1992].
Se define entonces la contaminación del agua como la «introducción por el hombre en el
ambiente acuático (mares, ríos y lagos) de elementos abió- ticos o bióticos que causen
efectos dañinos o tóxicos, perjudiquen los recursos vivos, constituyan un peligro para la
salud humana, obstaculicen las actividades marítimas (incluida la pesca), menoscaben la
calidad del agua o disminuyan los valores estéticos y de recreación» [FAO, 1992].
La actividad agrícola se encuentra dentro de aquellas actividades que influyen en el
deterioro de la calidad de la aguas. Los campos de cultivos generalmente están asociados
a llanuras costeras y valles cruzados por ríos, por diferentes vías. A estos ríos y zonas
costeras llegan los residuos de los plaguicidas empleados en la protección de esos
cultivos. En 1989 se estimó que el río Mississippi transportó hacia el Golfo de México,
430 toneladas de atrazina, a partir de los campos de cultivos de maíz ubicados cerca de la
zona [Carvalho,1998].
Las aguas que fluyen sobre la superficie de la tierra, ya sean por las lluvias, irrigación u
otras fuentes y que corren hacia las zonas bajas, en su avance disuelven los plaguicidas
presentes en el suelo. Por otra parte, en su movimiento tanto el agua como el viento
erosionan los suelos y arrastran consigo partículas, las cuales pueden llevar plaguicidas
absorbidos [Criswell, 1998]. A esto se le suma el hecho de que muchos agricultores
indebidamente lavan los contenedores y otros medios que utilizan en la aplicación de los
plaguicidas en lagos, presas o ríos cercanos, causando su contaminación [Criswell, 1998].
Una vez en el agua el plaguicida se disuelve, y de esta manera se mueve, difunde en ella.
Si está asociado a partículas sólidas de suelo o polvo, se mueve y dispersa
mecánicamente. Cuando el plaguicida se disuelve en el medio, la distribución ocurre por
difusión. En este proceso el conocimiento de la solubilidad en agua de un plaguicida es
muy importante [Dierksmeier, 2001]. La solubilidad en agua es clave para el
comportamiento de los plaguicidas en ese medio, pues ella influye en la bioconcentración
y la adsorción en sedimento. Es por ello que la solubilidad en agua medida a 20-25°C y
la presión de vapor constituyen los parámetros más importante para predecir el
comportamiento de un plaguicida en al ambiente. Por otra parte, el coeficiente de
partición n-octanol/agua (KW) y el factor de bioconcentración son utilizados para prever
la evolución de un plaguicida en el medio ambiente acuático [Dierksmeier, 2001; FAO,
1982; Swann, 1983].
Orta Arrazcaeta, L; (2002). CONTAMINACIÓN DE LAS AGUAS POR
PLAGUICIDAS QUÍMICOS. Fitosanidad, 6() 55-62. Recuperado de
http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=209118292006
Al agua contaminada, en general, se le califica como residual. Por las fuentes de
generación, se define como la combinación de los residuos líquidos procedentes de
residencias, instituciones públicas, establecimientos industriales y comerciales. En
ocasiones, se incluyen a las aguas subterráneas, superficiales y pluviales (Metcalf et al.,
1996).
Silva Gómez, S E; Muñoz Orozco, A; Isla de Bauer, M d L d l; Infante Gil, S; (2002).
Contaminación ambiental en la región de Atlixco: 1. agua. Terra Latinoamericana, 20()
243-251. Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=57320303
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La concentración de nitrato en aguas superficiales normalmente es baja (0-18 mg L-1),


pero puede llegar a alcanzar elevados niveles como consecuencia de las prácticas
agrícolas o residuos urbanos y ganaderos (especialmente granjas), o por la aportación de
aguas subterráneas ricas en nitrato (éstas con concentraciones cada vez más elevadas). La
principal preocupación derivada de la presencia de nitrato en alimentos o en agua potable
tiene dos motivos: por un lado, los efectos tóxicos producidos por un exceso de nitrato en
la dieta; por otra parte, pueden causar la formación endógena de N-nitrosocompuestos,
de efectos cancerígenos, como las nitrosaminas (Hunter et al., 2000;Antón y Lizaso,
2001)
Los niveles elevados de nitrato pueden sugerir la posible presencia de otros
contaminantes, tales como bacterias que podrían causar problemas de salud. Una amplia
variedad de microorganismos pueden estar presentes en el agua, incluyendo bacterias,
protozoos o virus, muchos de los cuales, son patógenos para el ser humano. Las bacterias
coliformes son relativamente fáciles de identificar, ya que se desarrollan en colonias de
tamaño visible (Turco, 1994; Picone et al., 2003).
Las bacterias coliformes están siempre presentes en la flora intestinal y aunque algunas
especies están ampliamente distribuidas en la naturaleza, su presencia indica
contaminación del agua. Los coliformes fecales son aquellos capaces de fermentar la
lactosa, con producción de gas, dentro de las 24 h a 44.5 ºC. La presencia de este tipo de
bacterias indica un riesgo potencial para la salud pública por contaminación fecal
(Madigan et al., 2004).
Rodríguez, S; Gauna, L; Martínez, G; Acevedo, H; Romero, C; (2012). RELACIÓN DEL
NITRATO SOBRE LA CONTAMINACIÓN BACTERIANA DEL AGUA. Terra
Latinoamericana,30() 111-119. Recuperado de
http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=57324446002

El desarrollo tecnológico, la industrialización, la producción de energía a partir de fuentes


fósiles y de biomasa y el crecimiento acelerado de la población urbana en los países de
América Latina y el Caribe, son factores que contribuyen a que ingresen al ambiente
cantidades cada vez mayores de sustancias químicas. Estos son importantes elementos de
contaminación química en todas sus fases, desde los procesos productivos hasta la
disposición de sus desechos y residuos peligrosos. A su vez, la presencia de efectos
adversos, humanos y ambientales debidos a la interacción de las mismas, se conocen
poco. Por ello, el consumo de bienes y servicios representa un gran desafío a la Gestión
Ambiental (GA), en términos del control de riesgos y de la promoción de salud (1).
Rojas, M; Espinosa, C; (2015). Contaminantes químicos en agua y aire en Venezuela (2006-2013). Salus, 19()
46-54. Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=375942683009

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