La creatividad como definición está sujeta a distintos puntos de vista y
cambios en su estructura y es posible de acomodar según el lugar en
que se ejecute. Una persona creativa es alguien que puede adaptarse al entorno de manera eficaz, utilizando habilidades, estilos o herramientas ya establecidas en el ambiente o a través de la innovación. La creatividad es un proceso que es capaz de ser infinito si se trabaja o ejercita, llegando a influir de manera importante en la vida diaria de las personas, al punto inclusive de operar como estilo de vida. La utilización de capacidades y conocimientos para la creatividad eficaz o la innovación está complementada y relacionada al cien por ciento con el pensamiento activo, donde las personas son responsables de su propio aprendizaje. Este pensamiento como tal es el responsable de generar la creatividad; ya que primeramente se “piensa” creativamente. Debido a que en el proceso de pensar es donde se tiene conciencia de las experiencias, conocimientos, habilidades, etc., que una persona tiene y se razona respecto a ellas; es de gran importancia que se tenga un buen funcionamiento de este, ya que si este proceso falla o no funciona bien, al estar netamente ligado con la creatividad, es probable que estos factores no sean utilizados de manera eficiente al momento de querer ser creativo, o bien no será una persona muy creativa. Es por esto además, que la acción de comprender debe ser predominante en estas personas; generar el pensamiento crítico es vital si se busca ser un agente de cambio, además de tener un pensamiento flexible y reflexivo frente múltiples situaciones para que así la creatividad fluya. Ser creativo básicamente se trata de usar nuestros pensamientos, que incluyen experiencias, conocimientos, habilidades, para crear y/o transformar.