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SPICHANALYSE

mi opinión puntualiza un punto definitivo sobre esto: los psiquiatras del siglo XIX
necesitaron nada menos que la invención de la sexualidad v, cosa que viene con
ella,.Ja función psi, para consegui1;'remedar el.procedimiento anatomó-clínico que,
en la misma~~lli.>C~1 con Bic;l2at,.~1.~~: más m~~e~ta~ ~e sus conquis-
~ Es cierto que esta laboriosa imitación sólo engañó a quienes quisieron dejarse
engatusar.
. Foucault nombra ~g~ll!!.!S~~<!.am€~el 9 de enero de 1971.. para
cartOgrafiar de inmeOi'ato su aespliegue.g Todó parte de la demostración previa
de acuerdo con la cua!..~lps~$Jui,~tr~~s_algu)ep.,~I~ediriq~ (consiguió entonces, por
lo que se refiere a una muy amplia parte, 9.!!.e~(~ialmente se ponga a s.1!..cuentala
"dirección d_e~op.ciencia"); esto parece, una vez. hecha la lectura, indiscutible.
Pero lo que cuenta sobre todo, y es muy notable en Foucault, es su localización

de la man~L~g=~l~J?:si~~~~a
poaer extremadamente apreIDlante dirir~<!o ~~E}f.repta,para
ae delirio -apremiante ~n él,
el para
alienado, al
el alie-
nado, pero también para su entomo~ el psic\1Úatra va a ocu-parse de dirigir al
a4en~dQ.,.d~~ole a la realidE.4121~.!Cl!!!J?_2~~.Lq~s~~&~12,".9.l!tlollcault
llama la tautoloqÍa asilar. "Darle entonces poder a la realidad V fundar el poder
~ob!~ la realidad es la tautología asilar" .16 ¿Qué ocurre con esta realidad? Foucault,
como Lacé!~noJa encara como un dato bruto, sino como voluntad del otro, dicho
de otro modo, del psiQuiatré\. Por supuesto que esto encuentra mil ecos en el psi-
coanálisis, y el apoyo sobre la parte sana del yo no es más q~~~..!.~0!P"~ración de
las tácticas del tratamiento moral.
Pero Foucault va más lejos y se pregunta, cuando se trata de locos: ¿Por qué la
medicina? ¿Por qué la medicina, cuando la disciplina impuesta en los asilos prácti-
camente no se distingue de la que existe en las casernas, en las escuelas, en los
orfanatos, en las cárceles? En este viraje nos espera una sorpresa con su observa-
ción, según la cual, no es el saber médico el que hace la diferencia entre el médico
V cualquier administrador que tenga el poder, porque, destaca, no hay, cop.eX\tm
estrecha ni tampoco laxa entre el saber ~áctica de los alienistas; ambos, saber
y práctica, recorren su propio camino, cada uno por su lado. En cambio, lo que
cuenta para g!n.ener ~ el ali~nado admita e5ta realidad gue le oponen, conside-
rada como más apr~!PÍ@'~.9!1e su delirio, no es nada menos..5lue.~ c~po médico
mismo, qte.rpo ~9.!l~te,~~~0 ~!.E!!P.21!~ (véase desde la primera lección del
curso). cuerpo que adquiere, lo muestra Foucault, las dimensiones del asilo mis-

2005. [En inglés el original: The Emergence of Sexuality. Historical Epistemology and the
Formation of Concepts, Harvard University PreBs, Cambridge, Massachusetts / Londres,
Inglaterra, 2001. En español: Arnold 1. Davidson, La aparición de la sexualidad, trad. J.
G. López Guix, Alpha Decay, Barcelona, 2004].
15 Cfr. Michel Foucault, Le Pouvoir psychiatrique, op. cito
16 !bid., p. 173.

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mo. Ahora bien, Foucault no cede aquí tampoco a la facilidad; se pregunta una vez
más, cuando se trata del cuerpo: "por qué no un direct9r administrativo, por qu~
un médico?". Respuesta: J2.~ el~m-~dico sabe. Pero, dirán ustedes, ¿acaso el
propio Foucault no ha observadoqllitélsábercfél médico precisamente no inter-
viene en su práctica? Sí, ciertamente. pero lo 'que cuenta no es que' el médico de-
tente un saber útil :P.w~(j tratamiento~. s!no gue~ la~ marcas de un saber
SU!?}J~sW.¡su~ \\~st~J?2~ in~~2.&.~illi,~~~~fif~máT~~Í>Tchas'ñíarcás:diria
yo junto con Lacan, hacen de él alguien que podría ser supuesto saber. Y Foucault
describe entonces las astucias de los médicos para gue adquiera consistencia fren-
te a todos: estudiantes, enfermeros, administradores y, por supuestQ, enfermos,
~tü~rg ~~~tor~.§~9- mej~._9J!~ el enf~rw.9 lo que
E~~~~~ e}...enf~rlP.oy coI,J¡,suenfermedad. La más eminente, la más ostensible de
estas astucias es la presentación de enfermos, y respecto a esto no es una señal
especialmente buena el hecho de que todavía hoy sea practicada ampliamente en
los lugares llamados lacanianos.
Foucault precisa:

Estas )ll¡u::cas del saber, y no el contenido de una ciencia, van é}permitir al alienista
funcionar como médico en el interior del asilo. ~ marca~ ~~p- las gue le, .-
!..~~~~t~.$.j~~..2~Lg,~!!~21t~122j.er .a~ \?lW.2:..~~
en ti.tk ar se
finalmente
~
con
.' ,
el cuerpo --_o
asilarY

En lo que Foucault llama "proto-psiquiatría" es entonces poder (del delirant~


~~ode~ (del aTIeni§.!i)-i tiH~~"~~-~.~,~'.igEii:P.oder", o tambi~
"intensificación de la realidad" a función --silscribe Fouca1J!1,está "en ~~..._--
. . .¿J!1!<='~",,-.~.~,,=,~-,:=--~ todos los
~~,~S.~~~2",. ~ funcion la realidad como poder" .18 Conser-

17 !bid.,p. 185.
18 !bid.,p. 187. ¿Qué hay con el psicoanalista respecto a esto? Su posición se caracteriza
por el hecho de que no dispone de ninguno de los medios por los cuales el psiquiatra,
en los limites de su acción, ejerce su sobre-poder: no se usa camisa de fuerza quimica,
ni cámara de aislamiento, ni el brazo fuerte de uno o dos enfermeros, ni amenazas. ¿Y
entonces? ¿Cómo puede intervenir cuando, por ejemplo, un analizante se encuentra en
la imposibilidad de abandonar el consultorio, como si cruzar la puerta fuera equivalen-
te a hundirse en un precipicio sin fondo? Pasan los minutos, ahora la siguiente persona
citada está esperando; pero la barrera está efectivamente alli, infranqueable, real (real
en el sentido de Lacan). El psicoanalista que practica al estilo IPA está más contrariado;
no dispone de ninguna solución. ¿llamará a la policía (sobre-poder)? Su programa del
dia está siendo muy perturbado, con su continuación casi ininterrumpida de sesiones
de cuarenta y cinco minutos (hacemos ~amE.a, Jle~o~_~~.~o unos cuantos minutos
sobre el tiempo que Freud ofrecía a cada "paciente"). Para los pacientes que esperan, él
es qUien no ya-a respetar el sacrosanto "marco": un pecado capital. Un lacaniano, en
cambio, dispondrá de un medio, puesto que él sí tiene tiempo, incluso tiene todo su

15
'1' '-",-.J-_-~"

SPICHANALYSE

ven esta suntuosa definición. Y con mayor razón tomandlo en cuenta que agregar
a esta sobre-realidad' la realidad del inconsciente, parece:, siguiendo este hilo, un
SiInple matiz, más exactamente un suplemento de sobre-realidad que entonces no
\.~ c:aIri.\)\o. n:a.o:a. i.\ i\)ri.Q.(),l:.~'\.o. i"\ID.ÜQ1\. -?~\., 1)'\).~Q.~1\. c.()1\.~"\.a.\.ai:\() c.a.Q.a. ma. m~'2" '2,~
dise~~~ m~nera 1nmediata, empezando por la escuela, donde hizo su entrada
por el sesgo del"ñiftoiiligg;-~"-'"."-'w~",,~,,-,,-,""""""'-~""""."'-""'M.,."_"_~"~--~-~_""'_--

y a partir de esta forma rrllxta, entre la psiquiatría y la pedagogía, a partir de esta


psiquiatrización del anormal, del débil mental, del deficiente, etc., se realizó, creo,
todo el siste~~~_<E:,~_!:~~qg-I}_.~!_9.!!~.!!2.._a la E.~S,?loJf~.convertirse en esa
esp~:!~ duI'.~cad~=R~.R~,~.~~~,~o_~,!~.s!2.~~ento institucional.19

Esta es entonces esa función psi a la que hoy parecemos apegarnos con las
mejores intenciones. ¿Es ~~enuesn:,g.lY&Nd~oanalistas? Yo había creído com-
prender que estaba, por el contrario, del lado ~e lo que, muy pronto, recusó esta
intensificación de la realidad, esta realidad alzada a la dignidad de un principio (el
llamado "principio de realidad"). ¿Acaso nuestro lugar no está definitivamente
~~~a<!2_1?QE1~Ee_~~~!~!l.~_i,~.~r_~E.~~~,,~~:~~f2I?:~iii~9.icC.~o sú n<!!Uraleza
~ve!ada c°:9-~ fiasco_púb,lico de Charcot en la Salpetriere (!;;l!i!JS,Q!..TI.gJculizado
l?Q !'.JB,~L.ill~! ~Iis.~~.. pgL,~! ,,_~ig!p.1~J].~.s h 0sI..!_3!!.~- ~~ ul a 1?@_1?}!__P!:~I~E_c!id q. .§.ab e rE
Lean el suntuoso análisis foucaultiano de lo que pasó en la Salpetriere en tiempos
de Charcot, recuerden cómo Charcot no quiere saber nada de esa lubricidad que
~~, embargo" tiene ant~ta(Charc'otes-üña-iñiTadaj:"'Fr'éu(reñtoñces-tOffióel
partido de las histj.r.icas, Si[UjÓ§!:.,lS
indis.aciones¡ no, gesc:uidó esa lubricidad. ¿,Aca-
so no se estaba desill"~.!H;l.i~l!..qQasí de la función psi? ¡Y aquí estamos, 130 años
más tarde, una vez más en el atolladero!
No veo hoy Qtra Q.olítiCqPm.:~lp'§!co~~~ta:.~l!.~!Q_más extendida,
im p 9.!l.~
Ul~ ,,9o~i!:;'0 e~üll'¡i1~~l!~~~~~, ~~~eii~~~~]§ }Iesmar carnoSd e,

tiempo: proponede al analizante otra sesión unos instantes después. Sorpresa: la barre-
ra se alza y, pronto, el analizante regresa. ¿Se presenta la barrera al término de la nueva
y no programada sesión? Puede proponede otra, que tmnbién pagará, evidentemente.
¿Está ejerciendo algún poder de esta manera? Yo pretendo que no. Que si el analizante
acepta la propuesta (es eso, nada más) que se le hace, la acepta sabiendo la debilidad de
su analista en esta difícil y escabrosa situación, la acepta sabiendo que su analista no
dispone de ninguno de los medios puestos en acción en el hospital o en el dispensario,
sabiendo que ningún tercero puede intervenir. Foucaultianamente hablando, se trata de
un sub-poder o, más exactamente, de un sub-poder-supuesto. Al parecer, en efecto, el
asunto no es tan excepcional, puesto que es regla lacaniana. que el psicoanalista dispone
é\. de un poder J>tQ!,&~a élQ.°L~'!ill:ante, J2~~g.e.r gue, precisamente, él no
. ejerce,
19 ¡bid., p. 188.

16
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jEAN ALLOUCH

=<'
ella. Por otra parte, un discreto síntoma hubiera podido advertimos del peligro
desde hace mucho tiempo: tanto en lo oral como en los escritos psicoanalíticos se
empleaI2..~r~ntem~pte}2s"p-'alaR.r~s "éUl~~.Y "psicoanálisis". ¿Qué hace en-
tonces aquí ese "Rsi" que!. en el 11,so,no tiene nin~valor sem~tico? Es un puro
significante 9!le, como tal, vale como síntoma. Ese síntoma remite a otro rasgQ
sintomático, no menos extraño: la denominacion misma de "psiquiatrí¡f. En medi-
cina tenemos la neurología, la neumología, la cardiología, etc., y todos son térmi-
nos donde el empleo de logos (razón) como sufijo está justificado por el hecho de
que nos enfrentamos, en cada ocasión, a un objeto bien constituido, a un "apara-
to": el sistema nervioso, el sistema respiratorio, la circulación de la sangre, etc. En
cambio, se usa ia.!r~!Ip~Wfo)1 cuél!ldo el objeto no está bien_deJ!mitaflo, cuando
no se trata de un aparato. No es obvio, h~bl2!!.do még¡ca~ente, que exista um~
geriatría, un~~pediatrí~,l.Ú.tampoco una psiguiatría. Con iatreia, el acento se pon~
sobre la práctica médica, y no sobre un objeto que puede ser distinguido de otros
objetos aislados PC?r~a~ciencia m~. ¿Por qué, en el momento de volver a bauti..
zar a los médicos alienistas en los comienzos del siglo XIX,no se usó lá palabra.
"~o"? Eso es lo que se tendría que háber hecho si se hubiera estado muy
seguro de que la función psi alcanzaba para permitir localizar un "aparato psíqui-
co". Pero justamente, se tra"tq"q.~una funciQ!1.~de lJ.Il aparato. El análisis de
Foucault da cuenta de este acento, a falta de objeto, sobre el arte del médico. El
psiquiatra inventará enton~e.s su símil de objeto, a saber, la función psi, pero esto
vendrá acompañado de cierto flotamiento, pues la práctica "iátrica", si seguimos
las indicaciones de Filón de Alejandría (muerto en 41 d. c.) retornadas por Foucault,
no concierne al alma sino al cue!JlQ. Filón habla del grupo de los Terapeutas:

¿Y por qvé,~giceJil~~~1!~gn ter!ill.eutas? Pu~E.olffil_~..2!!. el alma como lo~


médicos curan el cuerpo. Su práctica es therapeutike, dice, como la práctica de
los médicos es iatrike, Filón hace aquí, como algunos autores griegos, pero no todos,
una distindón entre la terapéutica y la iátrica, donde la terapéutica es justamente una
f.2!'!!!.~~~<;!ll.dados más amI;'lia, más espiritual [oo.]Y, dice, se llaman
Terapeutas porque quieren curar el alma como los médicos curan el cuerpo, y tam-
bién porque uractican el culto del Ser (to on: therapeuousi to on). Dan cuidados al Ser
~ cuidados a su alma. Y al' hacer ambas cosas a la vez, en la correladón entre
el cuidado del se!..l':el cuidact° del alma rueden titularse "los Terapeutas".2o

Referido a la sensibilidad lingüística de Filón de Alejandría y de los Terapeutas,


el nombre de "Psiquiatría" parece teratológico: no se elige "psicoterapeuta", ni
tampoco "psicólogo", a falta de una psicología médica que haya obtenido los mis-

20 Michel Foucault, L'Herméneutique du sujet, op. cit., p. 95.

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SPICHANAL YSE

mos resultados que, por ejemplo, la neurología. Pero si iatreia designa el cuidado
del cuerpo, "psiquiatra" no es más conveniente, pues no vincula iatreia (medicina
del cuerpo) al cuerpo, sino al alma. Por eso, como lo ha mostrado Jacques Postel,21
hemos visto que el papel del psiquiatra no cesa, en la historia de esta diSclplina, de
desdoblarse. Pinel y su célebre enfermero no son, 1'0mostró Pastel, más que una
de las numerosas ocurrencias de este insistente desdoblamiento: para Pinel el
cuidado del cuerpo, para su enfermero, el del alma.
H a.nfllis~~~~~~~.:2.9~_~~,~\e', el j?slcoa.nmS\é\ no es \ffi
~tlS!~J's2§...ffil~_~J~~~S ~~~~. ~~~~~~~~~.!~~~,2.S,2~~2E}~,~ligión~ q.
llesar de ciertas :ir!f1J.:lli!.ciones- tam1?ién de ese la<i.~~,};!Lreivindicarsecom~ ~agIa:
Así que está como flotando en el aire~~nc!~~,~~~~-~.!~}J;!.J:~g~.2!h,,;w,
ma&!!;.¿entoncesqué
- " .,- - ",es el p'sicoanálisis?
,-

Spichanalyse

y bien, como la _genealogía ~!?,~~~~"h~l_sido dibujada, una respuesta es


posible: una palabra. una sola, puede designar su estatuto, el cual voy a proponer-
les no sin luego ocuparme de apuntalar si no es que {undar, esta proposición.

CU:d~~~ ~~le:~~~~ :~~i~~~1*'1i:c~~¡"i~~~~r~;tF t~~~~uf~s~~~


~"'","==-=-~::=-:r---~~=""""","""',"-=,=","'-'-'_"""'M""'__"--"- , ,-
~ar !!P-an!l!sis, s.2!P-..P.!:9.!!l._C:!C:!:~C:_~I}.~!l.J!~.Y~Jig-~.~~.!~.J:~Q,.~~J!~'per
percibi.
do, por la gracia del sintoma, que era calamitosa la man~ra_~I!.,g~~LbA,Ha ese
--~ ~. "."""""-"'-"'.'-'-""-------
momento, ÜÍ10'cuidab¿l"desCSigm:Uña'-Preu'a.;'afsé,g1iif-aTií histérica, inventó una
jp.édita~!Jl9-nerade cuidar de sÍ. Y no es porque ignorara, al hacerlo, que se introdu-
CÍaen cierta veta que nosotros debemos, por nuestra parte, ignorar.
Otros, entonces, precedieron; otros se han planteado muy seriamente esa mis-
1l!.<Lm-"egunta del epimeleia heautou (latín: cura su!) que, lo hace, notar Foucault,
"[,..] tuvo una muy ~..9-lL!ación en toda la cultura griega".22

No es que sea necesario preocuparse por sí mismo sImplemente como condición de


acceso a la vida filosófica en el sentido estricto y pleno del térrnmo. [...u..?~~citación
éLQcupars_~de _§U]i..smg_E~..3~9-_q~!~2!._~~~!..e._~L!,~go veran?_~~I.J)!:~~
heleníst!s.~U'_:r:2.P.!!E.~,!~~.~.~te.~~.~~~.!~~_?E~~e...5L~.c::.~~e ha vuelto, creo.!-':!-P verdadero
~'p'~!!.<!...<:..ult1?'al
~~9nj~to. 23

21 Véase su intervención en Tours, publicada en Psypropos, París, julio de 1993.


22 Michel Foucault, L'Herméneutique du sujet, op. cit., p,. 4,
23 !bid., p. 11.

18
:

oJEAN ALLOUCH

El periodo histórico al que se remite Foucault para darle toda su amplitud a la


cuestión de la preocupación de sí es particular en muchos aspectos. Se trata del
Imperio Romano antes de que el cristianismo se lo apropiara y pusiera fin a ese
politeísmo abierto donde, sin mayores problemas, se podía acoger a nuevos dioses
(un politeísmo sin panteón estructurado). De este período, MargUerite Yourcenéll;
decía que era, según sus conocimientos, el único breve momento verdaderamente
ateo en Occidente. Imaginen una Francia colonial que sólo hubiera tenido ojos
para la África Negra percibida como modelo de un arte de vivir juzgado como el
mejor, el más envidiable y, por lo tanto, imitable. ¡Impensable! Sin embargo, tal era
en esos tiempos la relación de Roma con Grecia: ~iertamente era una colo-
nia, pero también era ~l.ne~..Ellf1_~ltradel más afo!.tunado de los modos de vida,
y la referencia constante de todo pensamiento y acción. Esta colonización fue
también absolutamente única, si no es que paradójica (sólo es "paradójica" a nues-
tros'ojos).
Nos importa particularmente un rasgo mostrado por Georges Canguilhem en
su artículo Qu'est-ce que la psychologie? (1958),24 artículo que yo llamana funda-
dar de una posición, incluso para el psicoanalista. Mientras que el alma, observa
Canguilhem, es conside:r;ada como mi s~E natural o más bien precisamente J>or .
.

ese hecho-, de nin8UY...2J.11aner~.2.e


l!~ó e!llaAn,g~~~~"!!J}2-S,iencia del alma" ~.
de una "psicología". Observa que el Acerca del alma de Aristóteles es "un tratado cte.\
biología general, uno de los escritos consagrados a la física". Ahora bien, a ese
osicionamiento del alma fuera del campo de una psicología, que entoncesñO
. existía, a~~r~CiÓI} ~~~~~el1te ".~OJpoform~del cuerpo
viviente, y no como sustancia separaaa ae la materiafl, ~anguiIhem refiere nadé¡
~nos qüela invención freucliáña'"lñVeildóüql:líthabrla tomádo ahí su verdade':
ro punto de partida. A propÓSito de esto, la frase deCisiva de Canguilhem es la
siguiente:

24 Georges Canguilhem, "Qu'est-ce que la psychologie?", conferencia pronunciada el 18


de diciembre de 1958 en el Colegio de Filosofía en París, y publicada en el N° 1 de la
Revue de métaphysique et de morale, París, 1958. El artículo puede descargarse en:
http://www.psychanalyse.lu/artides/CanguilhemPsychologie.htm. [En español existe una
traducción de Nora Rosenfeld que puede descargarse en: http://www.geomundos.com/
salud/p sicosocial/ que-es-la- psicologia por-geor ges-canguilhem- doc 812 8.htmlj Fue
retornado en 1966 en el número de los Cahiers pour l'analyse titulado a su vez, toman-
do a Canguilhem: "Qu'est-ce que la psychologie?", París, 1966. Canguilhem regresó so-
bre esa cuestión, con la misma virulencia, más de veinte años más tarde: véase: "Le
cerveau et la pensée", texto dactílografiado, Curso público del MURS, París, febrero 20 de
1980, retornado en Prospective et santé, N° 14, París, 1980. [En español: "El cerebro y el
pensamiento"; Revista colombiana de psicología N° 5 - 6, Universidad Nacional, Bogotá,
1998, y en http:/ /wWw.oficinavirtual1.com.ar/biblioteca/cerebroypensamiento.htmj. Ci-
tando a Canguilhem, Lacan se apropiará de esta pelea: véase "La ciencia y la verdad",
Escritos 2, Siglo XXI,México, p. 838.

19
SPICHANALYSE

Es a esta concepción anti&üa que remonta, sin ruptura,25 un aspecto de la psicologíg


moderna: la,psico-fisiología -considerada durante mucho tiempo como psico-
neurología exclusivarpente (aunque hoy, además, como psico-endocrinología)- y la
psicopatología como dis.9E.,linamédica.
. ..
La psicopatologÍa (p.ero no la que se enseña hoy, ustedes ya lo habrán captado)
comenzó positivamente con Galeno, que establ~ció eJg>erimentalmente que el ce-
rebro, y no el corazón, es la sede del alma; desemboca en Freud, en el Freud neuró-
iQg'DynopSiCól:ogotan decisivamente destacado' por -i'acffii,-~~"eCF~eiid-dela
N.iyrótica, en el Freud de antes de la invenció:q ¿de qué? D~ realidad psí9uic~,
Era entonces posible cuidar de sí, lo que, en algunas escuelas solamente, quería
decir "de su alma", fuera de toda psicología. Y es precisamente esto lo que desta-
ca La hermenéutica del sujeto al referirse -sin duda no es una casualidad- a este
mismo periodo indicado por Canguilhem.
¿Pero~_Jy.@grltp.2~.P.-§ic.;Q!Qg!~tarJ?!~.oc~a9.0. de sí? Y aquí es donde
quisiera indicar ahora quéUñps1C()(iruillsJ¡iño"poan~-~s~entirse sobreco!!Í-
~.
~nos bríñ.camos
::c~ ~~ : a~~~t~ *f~~i:!~~~:;~~!~~~i7n~=
no menos alegremente la psicología como "ciencia del sentido in-
terno" (o de la conciencia de sí, o también del yo), nacida en el siglo XVIII con
Wolff26y, sorpresa, nos encontramos... en casa. Voy a mostrar algunos de los ras-
gos más notables de esta proximidad. No va a sorprendemos demasiado pues se
trata, como lo afirma Foucault, de la genealogía del psicoanálisis.
¿Qué van a indicar estos rasgos? Se presentan bajo la forma de una red, de una
red configurada de manera diferente dependiendo de las diferentes escuelas, un
poco como las mismas piezas del juego de ajedrez pueden dar lugar a diversas
partidas. Foucault sólo puede hablar en términos generales de la preocupación
de sí porque se trata efectivamente, con excepción de algunas variantes, de las
mismas piezas en las diferentes escuelas filosóficas, pero también terapéuticas.
Ahora bien, va a ser claro que el psicoanálisis no es más que una de esas parti-
das, no es más que otra configuración, otra puesta en juego de los mismos elemen-
tos. Por supuesto, los psicoanalistas se encargaron de poner el acento sobre lo
radicalmente nuevo de la invención del psicoanálisis, yeso no era absolutamente
falso. Pero esta novedad del I'sicQanáli~!.~!esalt~~!!!!7jQ!LK'!!!.~.L~E-..l?L~<:is~91lY
por lo tanto en pertinencia, si sabemos inscribir al psicoanálisis dentro de su prQ-
'Ria genealog!a. ..

25 Yo subrayo.
26 Psychologia empírica (1732), Psychologia rationalis (1734).

20

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