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Próiogo.

Pensarniento filosófico y
espíritu científico

I
La utilización de los sistemas filosóficos en dominios alejados
de su origen espiiitual es siem_pre una operación delicadn, y
a menudo una operación abusiva. Así transplantados, los sis-
temas filosóficos se vuelven estériles o falaces; pierden su
eficacia como coherencia espiritual, eficacia tan palpable"cuan-
do son revividos en su origin~lidad real, con la fidelidad es·
crupulosa del historiador, orgullosos de pensar lo que jamás
se pensará dos veces: Habría que concluir, pues, que un sis-
tema filosófico no debe ser utilizado para otros fines que
aquellos que él mismo se asigna. Por consiguiente, la falta
más grave cq_n tra el espíritu filosóficq serfa precisamente des-
conocer esta finalidad íntima, esta finalidad espiritual que da
yida, fuerza y claridad a un sistema filosófico. En patticubr,
cuando intentamos esclarecer los problemas de la ciencia a
través de la reflexión metafísica, cuando se pretende mezchir
los teoremas y los filosofemas, nos vemos ante la necesidad
de aplicar una filosofía necesariamente finalista y cerrada a
un pensamiento científico abierto. Se corre eJ riesgo de dejar
a todo el mundo descontento: los hombres de ciencia, los
filósofos y los historiadores.
En efecto, los hombres de ciencia juzgan inútil una prepa-
ración metafísica; pretenden aceptar en forma inmediata las
lecciones de la experiencia si trabajan en las ciencias experi-
mentales, y los principios de la evidencia racional si tra-
bajan en las ciencias matemáticas. P ara ellos la hora de la
filosofía solo suena después del trabajo efectivo, pnes con-
ciben la filosofía de las cie!'cias como un balance de resul-
tados generales del pensamiento científico, como una colec-
ción de hechos importantes, Puesto que la ciencia está siem-
_pI_ejg~~!l-~~us~, l_a filosofía de~ los de? tíficos será siempre más
o menos edectica, abierta, precaria. Aun cuando los resulta-
_dos positivos permanezcan, en aigún aspecto, débilmente
coordinados, podrán ser enunciados así, como estados del
espíritu científico, en detrimento de la unidad que caracte-
riza al pensamiento filosófico. Podemos decir que, par.'1 el_
(á,I -

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á-:>n!fficc, Íü /ilosoíia de las ciencias pertenece todavía al rei
no de los hechos.
pensll;1111~n
- to· 1o gen eral Y lo inmediato.
d
~.Joriza a veces lo a P"°'" Je vv.Jores epU.remológkos enr
. eces lo a posteriori, escono-
ue limitan todo
Por su parte, los filósofos, justamente conscientes del poder
de coordinación de las funciones espirituales, consideran su- ciendo las tr_ansmutacto~es. . ntre los valores experune~ta e~
ficiente una meditación de este pensamiento coordinado, sin lo a pri~ri y lo ~ p~~~rt~~:mutaciones que el pensamJentu
preocuparse demasiado del pluralismo y de la variedad de los y ios valores -racton án' opera sin cesar.
científico contempor eo
hechos. Los filósofos pueden disentir entre sí respecto de la
razón de esta coordinación o sobre los principios de la jerar-
quía experimental. Algunos pueden llevar su empirismo hasta
el punto de creer que la experiencia objetiva normal basta
para explicar la coherencia subjetiva. Pero no se es filósofo Il . - .
si en un momento dado de la propia reflexión no se toma . - filosofía de las cten-
conciencia de la coherencia y de la unidad del pensamiento, Parece, pues, que careceméosndilicr~~es -a la vez subjetivals
si no se formulan las condiciones de la síntesis del saber. das que nos m~ stre en qu . . co · , conducen a. ,resu -
. s generaies
Y siempre en función de esta unidad, de esta coherencia, de y objetivas-- ciertos pnnctp1?ones diversas; · Y tambten. en
esta sínresis, el filósofo plantea el problema general del co- tados particulares, a íluctuact ··culares sugieren generaltza-
nocimiento. Li ciencia se ofrece entonces a él como un qué
cionescondiciones resultados Jj~~ticas que prodµzcan nuevos
qtre, los completen,
compendio particularmente rico de conocimientos· bien cons-
truidos y perfectamente-estructurados. Dicho de otro modo, principios. d ir filosóficamente el doble_ m~­
el filósofo pide a la ciencia meros ejemplos para probar la Si se pudiese en~onces tra uc alidad al pensam~en~o c1enti-
actividad armoniosa de las· funciones espirituales, pero cree
poseer sin la ciencia y antes que la cienci::i e! poder de auali- flvímiento que ~ma enlalaal~~:ancia de lo a P!tOrt ~ deli~~
.co se adver.ttrta que - . 1 mni..-iomo u el rac1ona ,
1..1º <l~f'\t"t<l ......... e. e-r---
,; nr.sterior~ es º~<lg-·-··-tí rPensamiento cient co
ífi• un
zar esta actividad armoniosa. Por eso los ejemplos científicos ' • J
poI
~~v plac~r
i
son siempre evocados, nunca desarrollados, Hasta sucede que están ligados entro er\ ,,1 nnP 11ne el y el _o_or.
los ejemplos científicos son comentados según principios que extrafio !azo, tan fuerte ccf- ;;;~;;¡.ª -¡~stificando ~l otro: el
no son científicos: suscitan metáforas, analogías, generaliza- En efecto, c_ada _uno de e.los re~dido Y el racionalism<? nece-
ciones. Así, con excesiva frecuencia, bajo la pluma del filósofo empirismo necesita ser C<?D?~ sin leyes claras, coordinad~s,
la Relatividad degenera en relativismo, la hipótesis en supo-. sita ser aplicado. Un empm~m~nsado ni enseñado; u? ra~o­
sición, el axioma en verdad primera. En otros términos,
manteniéndose fuera deI espíritu científico, d filósofo cree
deductiva~, no pbuede ~e~Wet sin aplicación a la rbeali1ad ~;
nalismo sm prue as p p ' lenamente. Se prue a e va
que la filosofía de las ciencias puede limitarse a los principios · mediata no puede conve~cd pd lla la base de un razona-
de las ciencias, a los temas generales; o también, ciñéndose de una 'ley empírica hac1en o ~ ~to haciendo de él la base
estrictamente a los principios, el filósofo supone que la filo- miento Se legitima un razo~amte a de pruebas y de expe-
sofía de las ciencias tiene por misión enlazar los principios de una. experiencia. La ciencia, sdm evidencias y de hechos,
de las ciencias con los principios de un pensanúento puro riendas, de reglas f~l def'leyceosn, d~s polos. Más exaétamente,
que podría prescindir de los problemas de la aplicación efec- necestta,· pues, una 1 oso d. tal' . porque cada noc1"ón se . es-
tiva. Para el /H6sofo. la filosofía de la ciencia no pertenece / necesita un desarrollo ta ecttco! con dos puntos de vista
nunca enteramente al reino de los hechos. / 1
carece en forma complementana
Así, 1a filosofía de fas ciencias permanece demasiado a me- filosóficos diferent;s. . e viera en eso una simple c~n­
nudo acantonada en las dos extremidades del saber: en el Se nos comprendena mal s1 s . 1 polaridad epistemológica
estudio de los principios demasiado generales por parte de fesión de dualismo. Al contranode a ue cada una de l_as ?oc-
los filósofos, y en el estudio de Jos resultados demasiado par- es a nuestro. parecer la prue~~ ue~atizado con los. termmos
ticulares por parte de los científü:os. La filosofía de la ciencia trinas filosóficas. qqeli hemoss ef complemento efectivo de la ·, , -
se agota contra los dos obstácu.los epistemológicos contrarios empirismo y rac10na smo e p r científicamente es colo- .
otra. Una completa Ja otra. ensa IÓ 2
8
9
carse en el campo epistemológÍco intermediario entre teoría Ul - d ~
y práctica, entre matemáüc~ y eXperiencia. Conoce~ cien·
µficamente una ley natural, es conc;><;erla a la ·vez como fe-
. na filosoHa que preten e s
¿C6mo, entonces, no vd: ;.'lep~nsamiento científico en. e~:-
verdaderam<:nte Ji~~nsiderár la re11:c~ón deJos con<d:sde el
.
nómeno y como noúmeno. · ·
Por -0tra parte; pÜes~o que en este capítulo preliminar que-
remos señalíit con la·mayor claridad posible nuestra posición
,
tante evolución b el estroctüra espmtual? ºí aº una filo-
tOS científicos so re : reflexiones sobre el papbel e que nos•
y nuestra meta filosóficas, debemos agregar que para nosotros comienzo de nues~ra . mos con un pro ema los
una de ambas direcciones metafísjcas debe ser destacada: la soHa de las ~iº1:~t:a~r los científicosd~ºiaºe!l~ción_
que va del · racionalismo a la experiencia. Trataremos de ca~
rácterizar la filosofía de . la ciencia física contemporánea por
pa~~~fo~anE~el :robletpa 1de .lat i~r::: ~posición: el cie~­
fil ·. T bién aqu exis e · in cono'cl·
este movimiento epistemológico. Interpretaremos, pues, en el del espíritu. ª~
tíf cree parur de un espm 1
, 'tu sin estructura, 5 • ·
neral un espíritu constl·
sentido de un racionalismo, ·ia tan reciente supremacía ~e la
física matemática. . . rof~~to; el ~ilósofo plodantea1porca~e:~rías indispensables para
Este racionalismo aplicado, este racionalismo que reto~(! las tul.do ptov1sto de t as as · .
'
comprender 1o re al . . iento surge de 1a ·ignorancia
.enseñanzas suministradas por la realidad para_~aducirlas :en_
un programa de realización, goza· ade~~s, para _ nos?tro~, .Ae Para el científico el lono<;~ blas El científico no ve que
un nueVo privilegio. Para 'este racionalismo prospectivo, muy como la luz surge de as td1e err~res posiúvos, tenaces, so-
la ignorancia es una trama e. .eblas espirituales P?see~ una
diferente en eso del· racionalismo tradicional, la. apUcación no .
es una niutilaci6n; la acción científica guiada por el raciona~
lidarios No advierte que las m:r . es toda exper1enc1a ob-
lismo matemático no es una transacción sobre los -principios. estruct~ra Y que, en .esas code~~~~~r la corrección de un
~µ r~ali%11Ción d~ un pro8!~ª: .ra~oii!11 d~- ~ericiaS de- ietiva correcta debe s1impr~ rores no se destruyen ':ºº ·fºr
termina una realidad e:xpenmentál stn uraqonalidad. Tendre-
·nios ocasión de probar que ·~l fenómeno ordenado es .más_
:~r c~~b~~~ili'da¡e~st~ !or~~d~º!i !~w:r~~ .ie~:fir
sólo uede constituirse estroy . ncia se confía a u.na pe ~­
rico que el fenómeno· natural. Nos bas!9- por el ,momento .ha.. Hari a menudo el ~ombre d~eClei espíritu científico deberta
her apartado del e5píritu. dd lector la idea_comun que qwere fraccionada, mientr9:s 9: 1 Todo progreso ¡eal en
que la .realidad sea una Suina de irracionalidad inagotable.! gagÍ a ef sub1etiva tota . 'ó Lo pre-
La ciencia física contempbránea es uná cons~cci6n racional¡ tender a una r o_rm~ . 't una convers1 n. . s . ·
elimina la irracionalidad de sus matetiales· de construcción. el pensamiento c1~nuhco. ne~m~: contemporáne? ~etedlma­
El fenómeho realiz(láo debe ser protegido · contra toda per- gresos del pens~m1entho c1enen los propios princ1p1os e co-
ron transformaoones asta .
turbación irracional. Ya ·se ve que el.racionalismo .que clefen- .
demos afrontará la·polémica que se apoyá en d 4-tacionalism<Y nocimiento. f' . cuentra en sí verdades pnd-
imondable del fenómeno para afirmar una realidad. La apli- . p ara e1 filósofo que • por o 1c10' en
do en bloque co
nfirma sin dificulta
fluc
cación no es una derrota ni un compromiso para el .raciona~ meras, el objeto toma 1 Tampoco las turbaciones, 1~s, f .
. · · ios genera es.
ciertos pr1051p
.
. . s desconciertan apenas
al b'
filoso o.
las
lismo científico. Quiere aplicarse. Cuando se aplica mál, se i
modifica a sí mismo~ No P<>r eso niega rus principios, l9s 1 tuaciones, las var1ac1one , detalles inútiles, o ien
~alectiza. Finallnente, la filosofía· de la ciencia física es quizá ;
O bien 'las deja de lado colaoirracionalidad fundamental dé
atesora para convencerse de l filósofo está preparado par~
la .única f!Io~o~a que .5e apli~ ~~te~n~o .una mper~ción f
de sus pr10c1p1os. En resume!)., es la ~ca filo~qfía . abierta. ¡ 1o dado · .En ambos casos, e . . una filosofía clara, ra-
p6 ·t de la oenoa, , f A ' una
Cualquier otra filosofía. plantea sl,ls principios como intangi- 1 desarrollar, a pro st o filosofía- de filoso o. s~, ·¿ 1
bles, sus verdades primeras como ·totales y acabadas. Cual- · pida y fácil, pero que e:i.unde la duda, de la ignor.adncia: e
quier otra filosofía se vanagloria de ser ce"ada: sola verdad basta para s ~luminar un alma. Su evt en;19: s~
i irracionalismo; basta .par~ l Esta evidencia es una luz ur11ca.
/ refracta en refl~jos ~m hi;~ades. El espíritu vive una ~~
'° --. no tiene especies nt .van ~
h
i
!· 11
10 ¡;
evidencia; no trata de crearse a'tras. La identidad del espíritu
r . . d índices. De heCbo, la obje-
tación en una Sefl:e. de .lcctutas e lectuta de índices designa
en el yo pienso es tan clara, que la ciencia de ·esa conciencia iividad de la verificaci6n: · en unae está siendo verificado.· El
clara se vuelv.e inmediatamente la conciencia de una ciencia; como.objetivo el. t>C?.sanuento ~tlca sustituye rápidamente la
la certidumbre de fundar una filosofía del saber. La concien- realismo de la funo6n mat~a ul
cia de }a identidad del espíritu en SUS divcrs()S conociJDieD!9.~ realidad . de -la ~a expenm:1 esta tesis que ya plan~ea al
trae, por SÍ· sola, · la ..garantía de un .método permanente,
fundamental, definitivo ..~te un éxito semejante, ¿cómo ha~
briamos de plari.tear la' _necesidad de modificar- d espíritu y
instrun'i~to como
una sene de ~ofts.
u:n:
Por otra parte, si. no se !1~!ll.á del órgano, nos reservamos
mediante los cuales ~bremos de
tula un objeto más allá de los.
de ir a la búsqueda de nuevos conocimient9:;? Para el filósofo, probar que la t.Dl • ica pos r lo menos una rup~a ep.
)as metod()logías, :tan diversas, tan m<Sviles dentro de las objetos usuales. Existe, pues, po decir que la expenenoa
diferentes . ciencias; participan. todas por lo -menos de 00 la obje~va~6n,._y.t><>t ~ pod:~s allá, un.a ttasee~ilen~, Y·
métódo inicial, de un método general, que debe informar 4. - ·en las cienctaS físicas uene ~ . Luego el raaoQalismo
totalidad del saber y tratar de la misma manera .todos los que ella no está cerra~ en. 81 ~éptar una apeitüra co-
objetos. Por lo tanto, una tesis como la nuestra, que plantea que informa esta expendenc.;ia e frica La filosofía critícista,
rrelativa a esta trascen enoa emp d ·be modificada pre-
el conocimiento como una evolución dol espúitu, qtie acepta
variaciones respecto a -la -uriidad y peiennidad de,l yo ¡iiensQ, euya solidez habremos de. subrayar, e .
..lM ..... ente en función de esta ape~a,
Más·
a
- simplemente;
t,__ ser flexibili•
debe turbar al filósofo. . · , . ............. - endimiento e!JQi .
Y; sin embargo, debemos llegar a esa conclusión si queremos puesto que los .marcos de~ -ert"" del espíritti cientilico debe
. definir la filo&offa del conocimiento científico como una filo- :r.ados y extendidos, la PbC9 ºt;Joi.a cultura científica debe de-
sofía abierta, como la conciencia de un espíritu que se funda construirse sobre: nuevas .. ª~· . e1 ~c11.miento.
_trabajando sobre lo desconocido, buscando en 10 real aquello .terminar profundas modificaoones en r - -
que contradice conocli:niento8' anteriores. Es hccesario ante
j<>do tomar conciencia del hecho de que la expfiliencia nueva
.,ili.t:e no a la experiencia anterior, sin lo cUal no se· trata evi-
dentemente de una experiencia nueva. Pero este _«PD• nunca IV
_es definitivo para un espíritu que Sabe dial~ sus prin- . · · es tan difícil
cipios, . con5tituir en sí mismo nuevas especies ~e evidencia, Pero si el dominio de la filosofía de las ~~~C::os pedir con-
eririquecer _su cuerpo de ~licación sin dar ningún privil~­ de delimitar, en el presente ensayo quis1 - - '
gio a lo que sería un cuerpo de explicación natiiral apto para cesion~s a todos. filósofos el·derecho de utilizar e~ei;n~tos
explicarlo todo. - Reclamaremos a los . en que se 0 ngmaron.
Nuestro ·libro aportará muchos ejemplos de este· enriqueci- filosóficos desprendidos de l~s s~ma~ a veces roncentrada -
tníento; pero sin utrdanza, para aclarar nuestro punto de vista, La fuerza fi!osófica. de un si~;ma /~acilar en .p~poner esta _
-f Cl;)D relación al caso más desfavorable pata· nuestra tesis, en en una función parucular. ¿~ -· qu . tífico que tanta nece-
el. propiO dominio del empirismo, demos un ejemplo de esta fu.nci6n particular. al. P.e~d 1~ O:ci
0
60 fiÍos6ficá? ¿Existe
trascendencia experimental. Creemos, en efecto, que esta ex- sidad ~ene: de ~rmaf1os ~roa~ un aparato epistemológico
presión ·no es exagerada para definir la ciencia instrumentada sacrilegio, por e1emp o, en .. , kantiana y demostrar el
como una trascendencia de la ciencia de observación natural.' tan maravillos~ como la categO!faclÓn del pensamiento cien-
).mste ruptura entre el con:Ocimiento sensible y el conocimien- interés que reviste ~.ta la drglfines mezcla indebidamente
to científico. Se ve la temperatura en un termómetro, pero tífico? Si un eclecttci-sm;o e os eclectt·cismo de los medios
no se lá siente. Sin teoría no sabríamos jamás si lo que se ·
t od05 1os sistemas, nllrecterafilque un
r.-

fí de las ciencias que quiere
_ye y lo que se síente corresponden al mismo fen6meno. A lo resulta a_dmisible para unda l osos:niento científico, dar cuen·
largo de nuestro ·libro . rebatiremos la objeci6n que se vale afrontar todas las tareas e pen edir el alcance de sus
de la traducción, necesariamente sensibte, del conocimiento ta de los diferentes ?pos de t~~ ~ubrayar los procedimien-
científico; la objeción que· pretende resumir la experimen~ aplicaciones; que quiere, ante o ' .. 6~

12 13
tos muy variados del descubrimiento, aunque fueran los más ferentes coeficiéntes filosóficos. En particular, el balance de
arriesgados. Pediremos también a los filósofos que .rompan realismo y de racionalismo no serla el mismo para todas las
con-la ambición de encontrar un punt~ de vista único y fijo _nociones. Creemos, pues, que las tareas precisas de la filO-
para juzgar el conjunto de una ciencia tan vasta y tan cam- sofía de ·las· ciencias se ·plantearían precisamente en el nivel
biarite como es la física. Para caracterizar la filosofía de las · de cada ·nociqn. Cada hipótesis, cada problema y experiencia,
ciencias desembocaremos así en un pluráfismo filosófico que _cada ccuaci6n, reclamarían su filosofía. Debería fundarse una
es e1 único c:aPaz de informar los. elementos tan diversos de .filosofía del . detalle epistemológico, wia filosofía científica
a-c:xPeriencia y de fa teoría, cuyos respectivos grádos de ma- diferencial. que correspondiese simétricamente a la filosofía in-
aürez filosóficg,_ diStan mucho de ser -pare)os. Definiremos la tegral de los filósofos. Esta filosofía diferencial tendría a su
1ifosofía dé las ciencias romo una filosofía disi>ersada, como cargo medir el devenir -_ de un' pensamiento. En' conjunto, el
una - fifosoffa .aistilbútJa: -Inversamente, ver.emos -el pensa- devenir . de un pensamiento filosófico corresponderla a una _
miento -cienúfico como Un método de disPei-si6n bien orde- normalización, a la transformación «:te la forma realista en
naao, como un método de análisis muy fino, para los_diversos una forma racionalista. Esta transformación nunca es total.
-filosofoiiias agrupados- deniasiádo ·masivamente en los siste- Todas las nociones no se encuentran en el mismo momento
- mas filosóficos. - : de sus respectivas ·transformaciones metafísicas. Meditando
Reclamaremos 1l los científicos el derecho de apartar por un filosóficamente sobre cada noción, ver4filos también con ma-
momento a la ciencia de su. trabajo positivo, de su voluntad yor claridad el carácter polémico de la definición empleada,
de objetividad, para descubrir lo que queda de subjetivo en _ todo lo que . esa definición distingue, suprime; niega. Las
los métodos más severos. Comenzaremos planteando a los condiciones dialécticas de una definidón científica diferente
hombres de ciencia cuestiones aparer.temente psicológicas, y de la defüiici6n usual aparecerían ententes más claramente, ·
_poco a poco les probaremós que toda psicología es solidaria , Y podría. comprenderse, en el detalle de las nociones, lo«que
de postulados metafísicos. El espíritu puede cambiar de me- llamaremos la filosofía del no. · ·
tafísica, pero no puede prescindir de ella. Por lo tanto, pre-
guntamos a los hombres de ciencia: ¿cómo pensáis, cuáles
son vuestros tanteos, vuestros ensayos, vuestros errores? ¿Ba-
jo qué impulsos cambiáis de opinión? ¿Por qué os mostráis V .
tan sucintos cuando habláis de las condiciones psicológicas de
una nueva investigación? Comunicadnos sobre todo vuestras He aquí' ent()nces nuestro plan: · · . ..
ideas vagas, vuestras contradicciones; vuestras ideas fijas, vues- Para.· il~strar en ~guida las ?bservaciones precedentes, ~scu­
tras convicciones sin prueba. Se os con,idera realistas. Pero ras en su generalidad, presentaremos ya en nuestro pnmer
esta. filosofía masiva, sin articulaciones, sin 'dualidad, sin je- \ éapítulo un ejemplo de esta filosófía dispersada que eonsi~_
rarquía, ¿corresponde efectivamente a la variedad de vuestro 1 ramos la única ·filosofía ·tapaz de analizar la prodigiosa com-
¡
pensamiento, a la libertad de vuestras hipótesis? Decidnos lo plejidad del pensamiento científico_moderno. .- ·
que pensáist no ya al salir del laboratorio, sino durante las ho-
ras en que abal}donáis la vida corriente para entrar en la vida
l Después de los dos primeros capítlllos, que desarrqllan un
1 problema. epistemol6gico · preciso, estudiaremos los esfuetzos
científica. No pedimos que nos romuniquéis vuestro empiris- de _apertura del pensamiento científico en tres dominios total-
mo vespertino, sino vuestro vigoroso racionalismo matutino, mente diferentes. · · · · .
lo a priori de vuestro ensueño matemáticó, el ardor de vues- Primero en · una categoría fundamental, la sustancia, tendre-
tros proyectos, vuestras intuiciones inconfesadas. Si pudiéra- moii. oéasión. de mostrar el ~bozo· de un no-kantismo, es decir
mos extender de tal suerte nuestra encuesta psicológica, nos de una filosofía ele inspiración kantiana que desborda la doc-
parece casi evidente que el espíritu científico presentaría tam- trina clásica. .Utilizaremos así una noción filosófica ql.te fun. ·
bién una verdadera dispersión :filosófica, puesto. que toda raíz .clonó correctamente_con relación a la ciencia newtoniana, y
filosófica se origina en un pensamiento. Los diferentes pro- que a nuestro parecer debe. ser abierta para traducir su fun-
blemas del pensamiento científico deberían, pu.es, recibir di- ción correcta dentro de la ciencia química de mañana. En · , ,
~.5 '
este capítulo encontraremos c:Ottelativamente argumentos Pflra
un no-~eallsmo, para u.n no-materialis~o; dicho de otra ma- ~camcnte un nega~~!M y qt.le tampoco lleva, frente a la ·
nera, para una apertura del realismo y del materialismo. La naturaJ~. a un nihilismo. Procede, por el contrario, en
sustancia química será entonces representada. como una pieza nosotros .Y fuera de nosotros~ 'de una aCtlvidad. constructiva.
-una simple pieza- de un proceso de distinclpn; lo·reaI será Pe~ bien lo .real es. aprovecharse de sus. ambigüedades para~
representado como un instante de, una realización bien con· tn?<fili~ e.l . pensl\Dllento 1 alertarlo .. Dialcctizar el pensa· t
ducida. El nO:realismo (que es un realismo) y el no-kantismo m.tento significa aumentar ,la garantía de crear científicaniente
.(que es un racionalismo) tratados en conjunto a. propósito fen6menos completos, de . regeneraf todas las variables dege-
de la noci6n de sustancia apareeetán como espiritualmente neradas ~ ahoga~s que la ciencia, oomo ~ pensamiento inge-
coordinados dentro de su oposición perfectament~ ajustada. nuo, hab1a descwdado en su primer ·estudio.
Entre los dos pofos del realismo y del kantismo clásicos na-
cerá un 'Campo epistemol6gico intermedio partieularmente ac-
tivo. La filoso/la del no se encontrará, pues, con que· no eS .
una actitud de negación, sino una actitud de concili•ción. De
manera más precisa, la noción de sustancia, , tail duramente
contradictoria cuando se la toma en sli información realista
por u:na parte y en su información kantiana por la otra; .será
claramente transitiva en la doctrina nueva del no-swtancialis-
mo: La filoSQffa ·del no permitirá resumir, ·a 1~ vez, todá l•
experiencia y todo el pensamiento de 13 .determinación de
una sustancia. Una .vez que la categoría sea abierta, será capaz
de reunir todos los.' .matic~ ·. ~e la filoso& ·química contero·
poránea. . · · · · ··
El segundo dominio a propósito· del cual proporu:Ítemos una
ampliación de la filosofía del .· pcn5amicnto cientffico sem. la
intuici6n. ¡ ambién allí tomaremos ejemplos precisos. Mostra-
remos que 'la. intuición natural no es más que .UilJ intuición ·
particular, · y que asociandó a ella las · justas libertades ~
síntesis se comprende mejor la jerarqufa de los nexos intui-
tivos. Mostraremos la actividad dd pensamiento .cientffico en
la intuici6n trabajada. ·
Abordaremos por último el tercer dominio: el dominio 16-
gico.,.Por sí solo reclamada una obra entera. Pero utÍils pocas
referencias a la acti,vidad científica bastarán para mostrar.que
ni siquiera los marcos más sim{>les del entendimiento .ppeden
subsistir en su inflexibilidad, si : es -que se 'qujere estitt a' la
altura de fos nuevos·destinos i:le la ciencia. En todos sus.prin-
cipios, la r.azón·,ortodpxa· puede ser· dialectfaada a través de
paradojas. ·
Después de este esfuerzo de ampliación aplicado a dominios
tan diferentes como una ·categona, una intuición, una lógica,
volveremos en nuestra conclusión, para evitar cualquier mal-
entendido, a los principios de una filosofía del no. Deberemos
recordar a cada paso que la filosofía del no .po es psicol6-

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