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CORRIENTE COMUNISTA INTERNACIONAL

LOS SINDICATOS

CONTRA

LA CLASE

OBRERA

60 Ptas. 3 bs.
;3VBLICACIONES DE LA
:ORRIENTE COMUNISTA
INTERNACIONAL

ACCION PROLETARIA INTERNATIONALISM


Apar t ad b de correos 19-18 P. O. BOX 961
VALENCIA MANHATT AN VILLE ST ATION
E SP AÑA 365 We s t , 125 St.
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INTERNACIONALISMO U. S. A.

Apar t ado po s t al 20674


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SAN �.AR TIN CARACAS 102
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T ORONTO, ONT ARIO
CANADA

REVOLUTION INTERNATIONALE
l. K. S. ( HOLANDA)
P. B 452
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NIJMEGEN
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HOLAN DA
FR ANCIA

INTERNATIONALISME
I. K. S. ( ALEMANIA )
c/o ABC BUCHLADEN
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GOET HE STRASSE 77
ETTERBECK 4
3500 KASSEL
1040 BRUXELLE S
R. F. A.
BELGICA

RIVOLUZIONE INTERNAZIONALE WORLD REVOLUTION

CP 469 e scr ibir as í :


80 100 NAPOLI BM BO X 869
IT ALIA LONDON WCIV 6XX
GRAN BRET AÑA

(Suplemento de ACCION PROLETARIA y de INTERNACIONALISMO


INTRODUCCION

Suponemos que ya el título de este folleto sea de por sf una


manera patente de dejar bien sentada nuestra postura respecto a
la CUESTION SINDICAL.

Es éste un punto clave <le la plataforma de la CCI.·No es una po­


sición más, así, añadida no se sabe cómo a un montón de puntos
heterogeneos. Decir claramente que los SINDICATOS, cualquier or­
ganización de tipo sindical, se llame como se llam�, está CONTRA
la clase obrera, sin excepciones o casos particulares, no es pro­
ducto de una imaginación calenturienta o de un "puri�mo revolucio­
nario" desconocedor de las realidades. Es fruto, al coitrario, de
la realidad más patente y cotidiana. Es fruto de las Únicas
lecciones que pueden sacar los revolucionarios de las experien­
cias del proletariado desde 1917. Sacar las lecciones de todo lo
que ha implicado el cambio de período histórico en el capitalis­
mo, del hecho de que la revolución se ha puesto al orden del dia
y d e la terrible contrarrevolución de los años 30.

Desde entonces los sindicatos se han integrado en el Estado capi­


talista, sirviendo, en la mayoría de los casos, de "correas de
transmisión", de encuadradores eficaces de la clase obrera para
los partidos social-demócratas o estalinistas, es decir, de los
partidos más aptos para acelerar el necesario proceso de capita-
1 ismo de Estado (pocas ve�es, los sindicatos estan ligados a
partidos de centro o derecha).

SINDICATOS Y PARTID OS CAP ITALISTAS EN MEDI O OBRERO

Así, todas las pol lticas sindicaleras, com� las campañas "unita­
ristas" o "de libertad sindical", no son mas que el reflejo de
la lucha política del momento, más o menos exacerbada entre las
diferentes fracciones del capital. El unitarismo italiano ha
venido reflejando a nivel sindica 1 e 1 "compromiso histórico''
entre el PC y la OC. En cambio, en Espafia, a pesar del "profundo
deseo de unidad sindical", como dicen los bonzos sindicales, las
dos centrales más fuertes, CCOO y UGT, han acabado por tirarse
los trastos a la cabeza y sus dirigentes insultándose cual ver­
duleras (y-que éstas nos perdonen) ante las cámaras de T.V., re­
flejando las tensiones en la .i zquierda española, y las pretencio­
nes gubernamentales del P�S.O.E. (U.G.T.)
11
EL APENDICE IZQUIERDISTA

Pero no basta con demostrar y afirmar el papel contrarrevolucio­


nario de los sindicatos. Tan importante es denunciar el papel
que el Izquierdismo tiene en el tinglado sir:dical. En los grandes
aparatos sindicales, en donde predominan los grandes partidos de
la izquierda del capital, socialistas y "comuristas", poco espa­
cio pol1tico suelen dejar estos a los izquierdistas (maoistas,
trotskystas, etc.). E n pericdos de relativa calma social, al iz­
quierdismo poco le dejan hacer en el aparato sindical. Su parti­
cularidad consiste en desmarcarse respecto de la direccidn pi­
diendo, por ejemplo, 3.000 pesetas más en lugar de 2.500.

El izquierdismo es, en el abanico de fuerzas del capital, la


Última muralla contra el avance de la conciencia proletaria. Es
la muralla "radical". Como en otras cuestiones, la ideología
izquierdista se manifiesta en la cuesti6n sindical co� un doble
lenguaje anti y pro�indical. El izquierdismo mar.tiene de manera
mas o menos clara, Tas posiciones políticas de la IIIª Interna­
cional degenerada, de manera más radicalizada que la de sus her­
manos mayores ae los P.C.

Para el izquierdismc, la clase obrera s6lo puede llegar a una


conciencia "economicista'' de sus intereses. Los sindicatos son,
pues, la expresión de ese"nivel Ínfimo" de la conciencia de
clase. Por esa regla de tres, los sir.dicatos son para los iz­
quierdistas Órganos de la clase obrera a pesar de todos sus de­
fectos.

Sobre esa visión capitalista -de lo que es la conciencia de


clase, se basan practicas sindicales diferentes, de cortornos
diflciles de precisar, a menudo intercambiables.·

Hay izquierdistas que no ofrecen practicam:nte ninguna variante


respecto a los PC y a sus sindicatos. Par,a ellos el sindicato
bajo la influencia del partido y encuadrado por él tiene que
ser un medio de presión en las luchas interburguesas y a la vez
un medio de vigilancia policiaca y de "asistencia social" sobre
la clase obrera sobre todo cuando el partido esta en el poder.
Para estos izquierdistas, como los grupos maoistas O.R.T. y P.T.E.
en España, su partido tambien tiene que "tener su sindicato" o,
al menos, una fracción dentro de otro sindicato mas po¿eroso, en
donde el partido eueda ejercer su influencia como "aportador de
la conciencia pol1tica" a la clase obrera. El papel de estas
organizaciones izquierdistas, organiza�as como fracci�n dentro
de un sindicato, es el de servir de conciencia "radical" a la
fracci�n mayoritaria y a la dirección. Servir de tope �ara los
obreros mas combativos, intentar amaestrarlos, sir.dicalizando
su combatividad, castrarlos en el aparato. En el ejemplo expues-
LOS SINDICATOS
CONTRA

LA CLASE OBRERA
F.n el siglo pasado, la conqcista del derecho a organizarse en
couliciones y sindicatos, constituy6 uno de los objetivos fun­
damentales de la clase obrera.

En la revoluciGn francesa de 1789, la burguesía que acababa de


conquistar el poder polí'.tico, lo primero que hizo fue despojar
a la clase obrera del derecho de asociaci6n que esta apenas

acababa de conquistar. Por una ley org5nica del 14 de Junio de


1/91, todo acuerdo entre trabajadores para defender intereses
comunes fu� prohibido, acusado <le "atentado contra la liber­
tad y la declaración de los derechos del hombr�' y castigado
con una multa de 500 libras.

Desde entonces fue necesario m¡s de medio siglo de luchas


obn.•ras para que fuesen aceptados algunos cambios en las leyes
que -.'.! la vez que castigaban los atentados al "libre ejercicio
de lé\ industria y a la. libP.rtad de trabajo"- "toleraban" el de­
rcch0 de coalici6n. E:i Inglaterra la ley contra las coalicio­
nes solo cayó progresivamente bajo la presión del proletariado.
Tras las reformas de 1825 y 1859, en Junio de 1871 fu& final­
mente reconocida la existencia legal de Trade Unions (sindica-·
tos).

Raconr;cidos legalmente o no, los sindicatos obreros no llega­


ron a crearse y subsistir mis que al �recio de luchas incesan­
tes de los trabajadores contra el Estado burgués.

Hoy las relaciones entre clase obrera, sindicatos y Estado son


com�letamente distintas : el enfrentamiento entre obreros y
sindicatos caracteriza toda lucha obrera consecuente.

Desde 1919, cuando en Alemania los sindicatos participaron ac­


tivamente en la represión sangrienta de la insurrección obrera
en Ber.lín, la historia de los principales combates obreros ha
2

estacl11 man::lda por el choque violento con las or¡�aniznciones sin­


dical es. Con el renacer de la lucha de clases desde 1960, este
ht•c·lw st.• hn rcpt>tido una y m il veces, en to<l,1s los países : la
1tr;1n ln1,•lga de 1963 en Mayo en Fr anc ia s u rg i ó contra la voluntad
d<' l<'�: sindicatos : en Italia du rant e las huelgas generalizadas
d1·� 11\\t•Hio Caliente" <le 1969, los obrero:> echaron a los delega­
ctc':-o �i.ndica!C's de las Asambleas. En Ingl.'.lterr a, las huelgos que
st• 11111ltiplicaron a partir <le 1960 y, sobre todo, entre 1968 y
1972, 0ran en el 90 % de los casos huelg as salv a jes , es decir,
sin el p e r mi s o y cont ra la voluntad de los sin dica t os .

En DGl�icn, desde 1960 se desarrollan las huelgas ant isi nd icales


y ca 19"/I los po r t u arios de Ambcres e n h uelga atacan y saquea n
el Locnl de los sindicatos ; en V e ne � uel a, los trabajadores
J e la prineip:il zona industr ial del pais t om an como rehenes a
los lf<lcres si nd i ca l es y se enfrentan violentamente a las fuer­
i�s militares que vienen a liberarlos ; en Polonia, en 1970,
los tr:ibajadores en huelga de los astilleros asaltan la sede del
l':J rt ido "obi:-ero" v de sus sindicatos en unos combates insurrec­
ciona le:> que s u ( r �n una violenta re p resión estatal que causa
mas de 300 muertos.

En los- países des Este, países de CAPITALISMO DE ESTADO, cínica­


mente lla mad os "com unistas", los sindicatos están oficialmente
integrados en el Estado, de la misma forma que el Ejército y la
Policía. Su tr ab a j o esta cla r am en te definido como órganos del
Estado, en las f & b r i c as encargadoi de encua d r ar a la clase
obrera d e n tro de ellas, en vistas a c.o ntrolar l a policialmente
("hacer r espe t a r la d isciplina del trabajo") y a empujarla a
cunplir P.ficazmente los imperativos de la producción cap italista
(aumento de los rendimientos, baja de los costes sala r ia le s ) • • •

A;,í por ejemplo, el Co'Clité Ejecutivo de la C.G.T. china acorda­


ba en el curso de una reuni ón del. 10 de Julio de 1953, que
"todos los escalones sindicales deben considerar el reforzar.lien ­
to de la disciplina en el trabajo como su deber primordial y
per.rr.anente" y rec o!Tlenda b a "cast igar de una manera apropiada a
los elementos recalcitrantes que cometen constantemente graves·
in f r a cciones ". Igualmente en el Xº C ongr eso de los sindicatos
soviéticos (1949) se de fin ían como principios de lo s sindicatos
el "organizar la emulación socialista para asegurar la ejecución
y m e j or a de los Planes de Producción, el aumento de la producti­
vidad del obrero y la reducc i ón de los pr ecios de coste" (del
libro : "El sindicalismo en el mundo" de Guy Lefranc) .

Es decir, y h a b l ando claro, hacer t rabajar a los ob re ro s , obli­


Z!.r�s a rendir.al máximo, conseguir sacarles la máxima plusva­
lía.

En los países donde el Estado s e sirve para g o b e rna r de los


3

mecanismos llamados "democráticos", la colaboracitín entre sindi­


cat�s y Estndo es menos visible, menos oficial, �ero no menos
r�al. Es, a veces m5s perceptible, allí donde las principales
Centrales sindicales están unidas a los partidos políticos que, a
rncnu<ln, ejercen el poder : paises escan<linnvos, Inglaterra, Ale­
mania, B(.lr,icn• En este último p<lÍs, por ejemplo, los sindica­
• •

tos p<1rtjcipan dcs<le 1918 en las "mesas redondas de concerta­


ción" orr.anizaJas por el Estado para las relaciones entre patro­
nos y sindicatos ; están representados en los Tribunales de Tra­
hajo que juz�an los conflictos laborales ; están presentes en el
Consejo Central <le Economía, asi corno en el Banco Nacional de
BGlgica. Se encargan de administrar los subsidios de paro a los
obreros sindicados y para ello están subvencionados por el Es­
tado. En definitiva, están estrechamente asociados con el Esta­
do, en la gestión de la economía nacional y en el mantenimiento
de la esclavitud asalariada.

En todos los países donde los sindicatos están atados a Partidos


situados en la oposición su aspciación con el Estado puede
parecer menos evidente, debido al juego de oposición que estan
obligados a llevar los partidos que los dirigen. Tal ha sido
el caso de los principales sindicatos de Italia y Francia. No
obstante, su integración en los engrenages des Estado resulta
evidente, incluso bajo formas institucionales : así en Francia,
lás centrales llamadas "representativas" están ampliamente sub­
�encionadas por el Estado, participan en el Consejo Económico­
Social, en los Comités de Empresa, administran comedores, guar­
derías, economatos, residencias turísticas y son puntualmen­
• • •

te consultados por el Gobierno para cualquier decisión social


ir.ipo rtante.

En cualquier caso, en todos los países, los sindicatos se han


com·crtido en los muy respetabl'=!s y muy oficiales "representan­
tes de la clase obrera" ante el Estado y al hacerlo se han
hecho parte de el.

Es así como hoy se puede oir al responsable de l:i Patronal pe­


dir en un tono tan decidido como sincero, lo que sus antepa­
sados de 1791, los burgueses revolucionarios, habían combatido
con tanta energía : "un sindicato fuerte" :

"Como contra partida a la l ibertad de los je f es de empresa,


es deseable que corno e l emento de equ l l i brlo, el slnd l ca l ls­
mo obrero pueda a f irmarse. P�.rsona l mente , cuanto m5s part i ­

dar i o soy de l a 1 i ber'tad , mas deseo un s i nd i callsmo obrero


f•Jerte y esto es, c i ertamente , la concepcl6n de una soc i e­
dad coherente" .
(F.Ceyrac : presidente de la C.N.P.F. -Organización patronal
francesa- Declaraciones a la revista "L'Express")
Hoy, cuando la en.sis económica del capitalismo mundial se
profundiza llevando consigo el resugir de las luchas prolet a ­
rias, cuya e x t t! n s i ón al conjunto del plnneta no tiene preceden­
tes, el pro let a r i a d o debe conocer todas lAs cons ecu e ncia s de·la
contrarrevolución. Debe grabar en su memoria una respuesta cla ­
ra a lns cuestiones que la historia le ha p l ant ea do violent.1men­
te e n l' pr�ctica :

Las luchas "sal\•aj es" antisind icales, que durante 60 años han
saltado rsporildicmnente y que hoy s� multiplican en todo el
munrlo, ¿.son fen0menos excepcionales, marginales ? o bien ¿ son
una m.:nifestacion clara de la única manera de luchar para el
proletariado en el presente periodo histórico ?

La integración de los sindicatos dentro del Estado, ¿ Es un


fenómeno real, acabado e irreversible ? o bit!n ¿ Es una simple
apariencia ? Los sindicatos, ¿ Guardan aun algo de obrero ?
¿ P�cde� ser enteramente recuperados para las masas obreras ?
e ¿ Se pueden crear nuevas (ormas de organización sindical ?

y, de manera más general, las formas de lucha proletaria ¿ Pue­


d en ser las mismas en el capitalismo d ecadente que sobrevive
desde la la Guerra Mundial, que en el capitalismo ascendente
del si g l o XIX 1

El proletariado no puede sacar lecciones para su lucha más


que de su propia experiencia histórica y mundia l . De su capa­
cidad para comprender esta experiencia, depende la posibilidad
de su d esarrollo como clase revolucionaria capaz de destruir
el capitalismo y crear el comunismo. Para responder a estas
cuest:io nes candentes, nos es necesario tomar lo esencial de la
evolución de los sindicatos y, más globalmente de las formas
de lucha obrera desde el siglo XIX.

o o o
5

LA LUCHA OBllEllA
EN EL CAPITALISMO
ASCENDENTE
COALICIONES Y SINDICATOS EN EL SIGLO XIX

Veamos como resumía Marx lo esencial del proceso de formación


de las primeras organizaciones obreras :

"Es bajo la forma de coallclones como tuvieron lugar


los primeros intentos de los trabajadores para ASOCIARSE
entre ellos.

La gran Industria aglomera en un lugar una multitud de


hombres desconocidos entresí. La competencia los dlvlde
en Intereses particulares. PGr� ra defensa del salarlo,
este Interés común que tienen �ontra el patrón, /os une
9n una misma Idea de reslstencra : LA COALICION. As ( fa
coal lción siempre tfene una doble finalldad, la de acabar
con 13 competencia mutua para establecer une competencia
general contra el capitar lsmo. sr bien la primera meta de
la resistencia no es más que la defensa del salario, a
medida que los capitallstas a su vez se reunen en una
idea de represión, las coaliciones, primeramente a Isladas,
se reunen en gruoos y, frente al Capital -srempre unido­
el mantenimiento de la ASOCIACION es más Importante para
ei los que la defensa del salarlo. Esioes tan real, que
los economistas Ingleses, estan sorprendidos de ver a los
·ooreros sacrificar une buena parte de su salarlo en favor
da las asociaciones que, a los ojos de estos econcmfstas,
06 han sido establecidas más que en favor del salarlo. En
fnglaterra no se han limitado a coa! !clones parciales
cuya finalidad era organizar una simple huelga pasajera,
desapareciendo después. Se hañ formado .coai lciones per­
manentes : las TRADE UNIONS que slrv�n·a los obreros de
trampo 1 í n en su 1 ucha contra 1 os capita J '1 stas."
(K.Marx : "Miseria de la Filosofía")
6

Los s indicatos, t rade-unions, aparecen entonces como organizacio­


nes permanentes de la clase trabaj.'.ldora des tinadas a permitirl e
la resistencia organiz.'.lda contra el Capital.

rroductos de condiciones económicas, instrumentos econ6micos,


no son ni puecien ser -contrariamente a lo que afirmon los anar­
co-sindicalistas y los reformistas - organizaciones "apolíticas".

Es político todo lo relacionado con el gobierno del Estado. Y


al s er el Estado burgu�s gerente y defensor de las relaciones
que ligan el capital al trabajo, la resistencia a estas relacio­
nes es inevitablemente resistencia al Estado y por tanto lucha
política.

Así, Marx añade inmediatamente después de estos párrafos

"En esta 1 uchi'l -verdadera guerra c1v11- se reunen y se


desarrollan todos los elementos necesarios para la ba­
ta! la definitiva. Una v_ez ! legada a este punto, la asocia­
ción toma un caracter polftlco.

Las condiciones económicas habían transformado a la masa


del país en trabajadores. La dominación del Capital ha cre­
ado en esta masa una situación comGn, unos intereses
comunes. De esta forma esta masa es ya una clase frente al
capltal, pero aun no lo es para si misma. En la lucha, de
la cual no hemos sen'alado mas que algunas fases, esta masa
se reune con s�ltuyendose en clase para sí. Los Intereses
que el la defiende se transforman en intereses de clase.
Pero la lucha de clase contra clase es una lucha política . • .

No dlgals que el movimiento social excluye el movimiento


político. No hay movimiento político que no sea a la vez
movimiento social".
(K.Marx "Miseria de la Filos ofía")

Pero s i esta claro que la lucha de clas e del proletariado es


inevitablemente política, pues tiene inevitablemente algo que
ver con el eobierno del Estado, queda aun por saber de qué
tipo de lucha política se trata.

En efecto, en el siglo XIX,la realidad his tórica de un capita­


lismo en plena fase de expansión, da a la lucha política del pro­
letariado la posibilidad de expres ars e bajo dos aspectos diferen­
tes : la lucha en el terreno del Estado burgués cara a la obten­
ción de REFORMAS eco
· nómicas y políticas de un lado ; por otra
parte la preparación de la lucha revolucionaria hacia la des ­
trucción des Estado burgués y Je la s ociedad que lo engendra.
7

l.:1 l11C'h.-: por reformas

En el siglo XIX. el capi t ali smo v ive el apogeo de su fase histó­


rica ascend ente. En las princi pales po tencias econGmicas, el ca­
pital se ex t iende con toda su potencia, t ransformando el plane ta
entero a su imagen. Los cap i t alistas ingleses, franceses, ameri­
canos y aleman es, invaden con sus mercancías un mundo que ofrece
a su producción siempre crec iente unos mercados que parecen in­

finitos. Es la gr�era de expansi6n imperialista y de las revo­


luciones industriales.

En este·marco his tórico, la mejora de las cond iciones de exis­


tencia de la clase obrera const i tuye obje t i vamen te, no sólo una
posibilidad real sino también, en ciertos casos, un estimulante
al desarrollo cap i t alista. Así por ejemplo, la obtención de la
reducción del t i empo de trabajo a d iez horas, por la clase obre­
ra inglesa en 1848, no s6lo cons t i tuye una conquista real de la
clase obrera (es .decir, no fué anulada al día siguiente de su
promulgación con una obligación de hacer horas ex tras) sino
también se t raduce en aguijón para la economía bri tánica. Así
comen taba Marx es te acon tecimien t o en "S alario, precio y ganan­
cia", ilustrando la necesidad y la posib ilidad de la lucha por
reformas económicas

'' . . . (Los economistas oficiales)


• • nos anunciaron grandes
.

males (en el caso de que la ley de las 10 horas fuera ob­


tenida por los trabajadores) ¡ la acumulación disminuida,
los precios en alza, los mercados perdidos, la producción
disminiuda con la inevitable reacción sobre los salarlos,
en fin, la ruina... l Resultado? Un alza de los salarlos
en dinero para los obreros de la:;fabrlcas a pesar de una
disminución de la jornada de trabajo, un aumento importan­
te de las plantillas, una caida contrnua del precio de los
produci·os, un fabuloso desarrollo de las fuerzas producti­
vas de su trabajo, una expansión nunca vista de los merca­
dos para sus mercancras. "

Sir. embargo, la burguesía nunca o t orga tales reformas de buena


gana. Toda concesión al proletariado se hace, de momen to, en
detrimento de las ganancias capi talistas. No es más que en el
plano general y, al cabo de cier t o t iempo que el aguijón impues­
to al crecimiento cap i t alista hace sen t ir sus efec tos benéficos.
Por tanto s6lo la lucha encarnizada de la clase obrera puede
arrancar reformas a la clase dominante, y tal es el sentido de
sus luchas reivindica t i vas en el siglo XIX .

Por otra parte, en este periodo de l ibre cambio, la burguesía


gobernó a· través de su Parlamento. Den tro de este recin to, las
distintas fracciones de la clase dominante se afrontan realmente
y deciden la polí t ica gu�ernamen tal. Para la clase obrera, el
sufragio universal, cons t i tuye un medio real de in fluir sobre
8

la política del Estado burguGs, al poder estar representada <len­


t n:> de e 1. No se tr<lta ele que los parLimen tos buq;ucses h;1¡;01\
Gran caso de l<ls exigencias específicas de los representantes
obreros : C'n el campo del Est<ldo burgui!s el antagonismo burgue­
sia - proletariado s6lo puede ser favorable a la primera. Pero
la bur�ucsía de esta �p6ca sigue muy dividida entre fracciones
progresistas y fracciones reaccionarias. La burguesía moderna
lucha todavía contra los representantes de las clases dominante3
del antiguo r�gimen cuyo poder ccon6mico es todavía muy poderoso
y, a la vez, contra las fr acciones rn5s retr6gradas de su propia
clase. Es pues como dice el Manifiesto Comunista :

"Aprovechando las disensiones Internas de In burguesla


como las organizaciones proletarias les arrancan el re­
conocimiento, bajo la forma de leyes, de ciertos lntero­
ses de los trnbajadores".

En este marco general, la lucha por sus derechos democráticos


constituía para el proletar�ado una necesidad. La conquista del
sufr<lgio universal, del derecho de coalici6n, la lucha parlamen­
taria son la manifestaci6n política, el corolario indispensable
de la l uc h a y de la organizaci6n sindical. Sindicatos y parlamen­
tarismo son las formas específicas producidas por la necesidad
de la lucha por reformas en el capitalismo ascendente y la posi­
bilidad de las mismas.

La lucha revolucionaria

La lucha por las reformas no es mas que uno de los aspectos de


la lucha del proletariado en el siglo XIX. La clase obrera es
una clase explotada y toda reforma sea cual sea no puede jamas
significar su emancipaci6n. El sentido mas profundo de la lucha
proletaria reside y se entiende no en la lucha por la mejora de
su explotaci6n sino en la destrucci6n de la explotación.

"Una c 1ase opr i rn1 da es 1 a cond i c i Ón vi ta 1 de toda soc 1edad


basada en el antagonismo de clases. La emancipación do la
clase oprimida implica necésariamcnte la creacl6n de una
nueva sociedad."
(K.Marx "Miseria de la Filosofía")

·Los revolucionarios proletarios no veían en las luchas por re­


formas una verdadera perspectiva para la clase obrera ni tampo­
co constituía1 el eje esencial de su actividad. Ene.errada en sus

�ios límites, la lucha por reformas no puede conducir más


que a una defensa de la explotación. Ya no es un paso adel�nto
h.:icia la emancipación definitiva de la clase explotada sino una
nueva cadena para sus pies. Marx defendió t a nto l a necesidad do
la lucha por reforma5 como denunci6 con tod/\ su cntlrgía que las
tendencias refonnistas intentaban �ncerrar a la clase obrera,
9

"no vcCm en l:i lucha por salarios m:is que la luch<' p�Yr los sala­
rios", v n0 una escuela <le c,,mbatl! dondt! la cla:;e forja las anuas
J� su �� ancipaci6n definitiva.

M.1rx c:<llificaha de "cretinismo parl3w•-;ntario", la tendencia a ha­


cerse ilusiones sobre las posibilidades de la luc h a parlLtmentaria
y a consagrarles dema Riadas energías.

A prop6sito de la lucha por reformas, el Manifiesto Comunista


decía :

D
" e vez en cuando, los traba jadores obtienC!n victorias,
pcrc su triunfo es efímero. El verd<Jdero Áxito de sus
luchas no es el éxito Inmediato, sino la unión cada yez
más amplio de todos los trabajndores. "

Y, en "Salario, precio y ganancia" :

"Al m<Jrgen y totalmente fuera de la servidumbre general


que implica el sistema de salarios, los trabajadores no de­
ben exagerar el resultado final de sus luchas diarias. Que
no lo olviden : combaten los efectos pero no las causas,
retrasan la caída pero no curan la enfermedad. Que tengan
cuidado de no dejarse coger enteramente a estas escaramuzas
l nevltroles que provocan las usurpaciones del capital.

Deben comprender que el sistemQ presente, con todas las


miserias que les inflige, engendra al mismo tiempo las con­
diciones materiales y las formas sociales necesarias para
reconstruir la ecor.omTa y la soc iedad. De su conciencia de­
ben arrancar.esta consigna conservadora "un salario digno
por una jornada de trabajo digna" e i nscri b 1 r e 1 grito re­
voluc ionario :
11
ABOLICIO NDE LSA LARIO !"

De igual manera, la resolución sobre Sindicatos de la !era


Internacional dice :

"El objetivo Inmediato de los Sindicatos obreros ha estado


limitado a las necesidades de la lucha diaria, a unas accio­
nes contra la usurpación incesante del capital, en una pa­
labra, a las cuestiones de salarios y horas de trabajo.
[sta actividad no es sólo legítima, es; además, necesaria •. •
lpero) los Sindicatos se preocupan demnslado exclusiva­
• • •

mente de las luchas locales e i nmediatas contra el capital.


Mo han comprendido todavía su poder de acci6n contra la
esclavitud asalariada. Se han mantenido demasiado apartados
de los movimientos generales y de las luchas politicas . • •

aparte de su obra inmediata de reacci6n contra las manio­


bras del Capital deben actuar ahora como lugares de organl-
10

:ación de la clase obrera e n el gran f i n de su entc:rnc l p<iclón.


Deben ayudar todo ol mov i m i ento social y polft l co que vaya
en es.J direcc i ó n."
(Resolución sobre los Sindicatos, su pnsado, presente y porvenir.
Congreso de la A.I. T . Ginebra 1 866)

La luch:i sistcmntica por la conquista de mejoras y reformas y, la


comprensi�n Je esa lucha no como un fin en sí, sino como un momen
to de la lucha gl o b al revolucionaria, eran cosas complementarias
para los revolucionarios del siglo XIX. Los partidos obreros
marxistas que, paralelamente al impulso creciente de los Sindica­
tos, se desarrollan en la última mitad del siglo XIX y forman la
!!Ja Internacional lo entienden así en un principio, no sólo por
servir como repres.entantes parlamentarios a la clase obrera, sino
al constituirse en los an:imadore s políticos de los sindicatos,
donde, cara a todas las luchas locales y parciales defienden siem­
pre los intereses comunes de todo el proletariado como clase
mundial e hist6ric:imente revolucionaria.

Las coaliciones efímeras de los primeros tiempos se convirtieron


en Sindicatos, constituyendo las organizaciones permanentes que,
en estrecha colaboración con los partidos parlamentarios de ma­
sas, y alrededor de una lucha sistemática y progresiva por refor­
mas, fueron el lugar donde el proletariado se unificaba y desa­
rrollaba su conciencia de clase.

Los sindicatos devorados por el reformismo

Pero el hecho mismo de que el capitalismo estuviera en el apogeo


cie su fase ascendente significaba que su destrucción por la re­
volución comunista no estaba aún al orden del día de la historia.
Frente a la expansión de las fuerzas productivas bajo la égida de
las relaciones capitalistas y sindicales, frente a los éxitos de
la lucha parlamentaria y sindical, en la obtención de verdaderas
reformas en favor de la clase obrera, la idea misma de la revolu•
ción comunista aparecía como un proyecto lejano, irrealizable.

Las irregularidades que Marx denunciaba en el sindicalismo y en


el parla�entarismo se desarrollan y, con la famosa consigna :
"El fin no es nada, el movimiento lo es todo", el refonnismo
invade el movimiento obrero. Los dirigentes obreros, en un prin­
cipio reprensentantes de la clase obrera frente al Capital, se
transforman progresivamente en representantes del Capital frente
a los obreros. La burocracia sindical y parlamentaria domina cad3
vez mas las organizaciones proletarias.

Una de las manifestaciones más claras de esta evoluci6n es la


tendencia a separar las luchas económicas de las luchas políti­
cas. Del mismo modo que se tiende a concebir ol partido como un
aparato parlamentario, ee intenta hucor dal Sindicato una orgA-
11

ni::aci.on puramente económica, al separat: lo político de lo eco­


nl>mic0 en las luchas proletarias (Partido y Sindicato), lo que
de hecho se preparaba era la integración de nmb.'.ls orgnnizaciones
(Partido y Sin<licato) en las estructuras del Estado capitalista.

La izquierda revolucionaria de la !Ida Internacional llevaría un


combate cotidiano contra esta degeneración general. Rosa Luxem­
burgo r e p e t ir í a i ncansablemente :

"No hay dos luchas diferentes en la clase obrera, una polf­


tl�a y otra ecónomlca. Hay UNA SOLA LUCHA DE CLASE tendente
a la vez a 1 Imitar la explotación capital lsta dentro de la
sociedad burguesa y a suprimir la explotacl6n capitallsta
suprimiendo a la sociedad burguesa ".
(R.Luxemburgo : "Huelga de masas, partido y sindicatos")

Pero la izquierda revolucionaria no conseguirá enderezar la si­


tuación. La entrada del capitalismo en su fase de decadencia
p recip i tará s in dificultades.a Partidos parlamentarios y Sindi­
catos dentro del campo de la burguesía.

o o o
12

LOS SINDICATOS EN EL
CAPITALISMO
DECADENTE

LA DECADENCIA DEL CAPITALISMO

A p r incipi o s d e l sig l o XX las condiciones que habían permitido


el desarrollo extraordinario del capitalismo empiezan a desapa­
recer . Termina la impl antación d e l mercado mundial y con ello ,
los antagonismos ent r e p o t en c ias capital i s t as por la dominación
de l o s cercados se exacerban en la medida en que la necesidad
de encon t r ar salida a su producción choca con la capacidad de
absorción del mercado mundial. El desarro l lo mismo del c apital
ha acumulado las d i f i cultades para la con t inuación de s u expan­
s ión. Hay "demasiados capit a lis tas" para e l vo l umen del mercad o,
en particular Alemania e Italia no p ueden a br i r mercados para
su d esarro l l º más que a expensas d e la> viej as p o t encias do minan­
t e s . Ya d e s d e principios de s iglo , l o s ro ces entre po tencias im­
p e r ialis t a s se mul t ip lican .

La vida econ ómica v so cial d e cada una d e l a s naciones se en­


cuen t ra cad a vez m� s tras t o rnada. P a ra hacer frente a una con­
currencia q ue se d e sa r ro l la tanto en el t e rreno d e la venta de
mercancías en e l mer c ado mundial c o mo en el armamento militar
( carrera de art:lamen t o s ) t o d a la economía se o rienta al maxi.mo
hacia la reducción �e l o s costes d e pro d uc c ión (por t an t o , ba­
s i c amente hacia la reducción de los s a la rios) y hacia la pre­
paración d e l ej ercito y del aparat o mili t a r para ponerlo a 'l a
altur.1 de l a s t é c ni c as modernas. E l margen d e maniobra que po­
s e ían l o s cap i t a l e s . nacionales y que pe rmit í a al p r o l e tariado
ll evar una lucha d en t ro de la sociedad burguesa p o r la o b ten­
ción d e refor.nas, qued a reduc id o a nada. La guerra <lospiadada
q ue s o s tienen e n t r e s í l o s d ist intos capitales nacionales 10
t r.aduc e en una guerra in ter na del Capit al con t r a t o d a mejor3
l3

\le las con<li,�iones de existencia de la clase pro ductora


: la efi­
cacia ccon�mi a y militar de cada capital depende, ah�ra
� mrts que
nunca y en pn.mer lur,ar, de su c;:;.paciJad para extraer de sus ex­
plotad0s la m � �ima sobrcprnducci6n.NinsGn capital nacional pued
e
;i_·,,r,l•�_r ,·\m,·0s1oncs a sus proletarios sin dar
marcha a tr:Í s en la
�º"��tcncia internacional,

L�s hascs.�con5micas_o�jetivas que nabían arrastrado al proleta­


r ado �


lJ3r su � ct1v1dad de clase alrededor de la conquista
s1stemat1ca de retormas se desmoronan irreversiblemente poniendo
al desnudo y exacerbando hasta los Gltimos límites los antagonis­
mos fu1�..!amentales de clase. En lo político, los sectores mas po­
tentes de cada capital nacional se imponen al r es to de su clase,
concentrando progresivamente todo el poder en manos del Ejecutivo
del Estado (Gobierno), transformándose el Parlamento en una sim­
ple correa de transmisión del Gobierno que s6lo se mantiene en
vida por razones de mistificación política.

Se acaba la era del apogeo histórico del capitalismo y se abre


la época de su decadencia histórica.

Pero, con esos trastornos radicales de la sociedad burguesa, las


condiciones mismas de la lucha proletaria se transforman totalmen­
te. Se acabó el tiempo en que el proletariado podía negociar en
los recintos parlamentarios la mejora de sus condiciones de vida
se acabó el tiempo en que la mejora de sus condiciones de vida
podía constituir un estimulante para el desarrollo del capital ;
se acabó la epoca en que podía comprometerse en la conquista de
un "prog't"ama mínimo". De ahora en adelante no tiene enfrente mas
que a un Estado cada vez mas centralizado, omnipresente y omni­
pote:nte que no puede "ofrecerle" mas que una explotación cada vez
mas implacable y alistarlo como carne de cañón en los conflictos
interimpcrialist�s. De ahora en adelante, los métodos de lucha
política indirecta, consistentes en hacer presi6n sobre el Esta­
do para modificar su comportamiento, acaban por desmoronarse ánte
los imperati•1os a que esta sometida la sobrevivencia de cada ca­
pital nacional. Todo programa de reformas se convierte en una
utopía irrealizable y todos los métodos de lucha que se habían
elaborado en funci6n de el, se t ransforman en barreras contra
la expresión de los intereses proletarios.

La primera guerra �undial al marcar definitivamente la entrada


clel c�pitalismo en su fase de decadencia pone violentamente al
p-:: oletariado frente a la alternativa : GUERRA O REVOLUCION, "CO­
HUNISHO O BARBARIE". O el proletariado se compromete en un com­
b ate revolucionario de masas abandonando los viejos métodos de
lucha parlamentaria y sindical, o se somete a la baróarie capi­
talista.

El viejo apar Internacio-


ato sindical y parlamentario de la IIa
nal, 1."o :Í.do has t a la méd u l a por 1ü cancer del re f o nnismo , no dura­
r:i a p1�n:ts : se pasa ra , con a rmas y equ i.p o , al campo d c l cap ital ,
s i rv i�nJole i nmed i a t amen t e como banJ e r ín de enganche para su
carn i c er í a imp erial i s t a .

Y , a l c on t ra r io , en el t rans c u r s o de las e x p l o s iones revo l uc io­


n a r i a s que sac uden Europa , los obre ros se d o tan de las nuevas
f o rm a s J� l u c h a v o r �an i zac iGn , a nu n c i a J a s d e s d e p r ime ros d�
s i ¡! 1 ,1 p,1 r los c omba t e s del j oven p ro l e t a r i a d o ruso : � ucha
<l i r0 c t n de ma s a s c o n t r a el E s t ad o capi t a l i s t a o rgani z a da en Con­
s0 f o s Oh r<:' ros .
Y encuent ran fren t e a e l l o s , al l a d o de la bur­
gucs fo y de l o s p a r t idos parlamen t arios , a l o s s indica tos .

LOS S I ND I CATOS I NTEGRADOS EN EL ESTADO CAP I TAL I STA

Desde la p r imera Guerra Mund ial , la d e cadenc i a d e l ca p i t a l i smo


ha some t ido a la humanidad a la b a rbarie de un c i c l o de vida
hecho <le c r is is- guerra-recons trucc ión . E s t o no ha hecho más
que re f o r z a r las cond iciones · h is t ó ricas que hacen imposible toda
d e f ensa de l o s i n t e reses p ro l e tarios por med io de la lucha por
re f o rmas y mej oras ( p rog rama mrnimo) , obl igando a t oda organiza­
c i ón que s e s i tue en ese terreno a t ra n s f o rmar s e en fuerza de la
b u rgues ía , integrada en las e s t ru c turas del Es t a d o . Es tas con­
d iciones son , pri ncipalmen te , la imposibilidad de ref ormas o
mej o ras parciales , y el desa rrol l o d e l t o t a l i t a rismo e s t a t al
en t o d o s los regímenes sean o no " d emo crá t icos!' .

La impo s ib i l id a d d e refo rmas

Para en f ren t a r s e a una competencia i n t e rnacional que se ha agu­


d i zado has ta sus l ími tes ext re�os ; para hacer f ren t e a unos
ga s t os imp rod u c t ivos que crecen en proporción a l ahondamiento
d e las con t radic c iones del s i s tema :

- man tenirai e n t o del apa r a t o adminis t ra t ivo y policial del


Es t a d o que alcanza niveles mons t ru o s o s

- g a s t o s g igan t e s co s d e la p roducción mi l i t a r (has ta e l


50 % d e l p resupues t o d e l E s t ado en p a í s e s como URSS o USA)

- gas t o s de s ubvención a s e c t o re s , cada vez mas numerosos ,


que se conv i e r t e n en d e f i c i t a r i o s de manera c rónica

- para hacer f r e n t e a todos los gas tos de una ges t i6n eco­
nom i ca t a n t o mas cos tosa por cua n t o mas c on t rad i c t o r i a y ab su r­
da : marke t ing , pub l ic id a d y , gene r a l i z a ndo , lo e s e nc ia l del
l l amado sec t o r �erc iario ( s e rv i 6 i o s ) ; e n fin , pnra encarar
estos gas t o s improduc t ivos , carac t e r ís t i c o s d e l Cnpi t n l doc aden­
�. e l . Cap i t a l s e ve ob l i gado a l l ev a r h a s t a los Gl t imos oxt re­
mos y en pe rmanencia la cxplotac i6n del p ro l o t a r i ado .
15

E n t a l cont e.-. to , la bur)'.ucsía no p u c,l c y a , in c l u s o ba j o l a p rc­


si$n de lns m:ls f uerte s luchas obreras , conce<l�r verd aderas rc­
f,1 rmas .

Es ;mí com0 se ha podido comp roba r f a c i lmcntc que desde hace m:ls
de m�J i o s ig l o , c�1lquier lucha por re iv indicac iones s a l a r i a l e s
n0 l l eva a n i ng�n M i t i o . En lo ec on6mico , los au m ento s de sueldo
no s o n m� s q u e . r e cu p e r a c i ones d e l a l z a cons t a n t e d e l n ive l de l o s
prec ios . El a umen to d e s a l a r i o s c on s e�uido e n Franc i a en Junio
de l 1 6 ( a c u e rd o s <le Mat i gnon : me d i a d e un 12 %) quedó anulado
en 6 mes e s : s o l amen te e n t re S e p t iemb re del 36 y Enero d e l 37
los p r e c i o s sub ier on en un 1 1 %. Sabemos t amb i �n , por ej emp l o ,
lo que quedó <le los aumentos ob ten idos en J unio d e l 68 en los
a c ue rdos de Grene l l e , también en Francia , al cabo d e un año .

En e l t e rreno de l a s cond i c iones de t rabaj o , e l fenómeno es el


mismo . }ti e n t ras en e l peri odo as cende nte d e l cap i t a l ismo e l
t i empo d e t rabaj o d isminuin e fe c t ivamen t e b a j o le p re s ión de las
luchas o b r e r a s (de 1 8 50 a 1 9 QO la durac i ón semanal del t rab aj o
en la indus t r ia p a s ó de 72 a 64 , 5 horas en Franc i a y de 6 3 a
55 , 3 horas en USA) , en e l capi tal ismo decaden te , la j o rnada d e
t r ab a j o va a cono c e r un es t ancam i ento , e i n c l u s o un c rec imiento
( s in hab l a r del t i empo de t ra nsporte que aumenta día a día) .
En Mayo -Junio d e l 6 8 , la c l a s e ob rera de Franc ia tenia que vol­
ver a luchar por una reivindicaci;n que t e o r i careen t e había s ido
" s a t i s fecha" e n e l 3 6
: la semana de 40 ho ras del 3 6 s e había
conve r t i do en 4 4 , 3 en e l 49 y en 4 5 , 7 en e l 6 2 .

El p e r io d o de recons trucc ión que se abre en 1 945 d e s pués de las.


mi s e r i a s y b a rbaries de la c r i s is y l a guerra , ha pod ido h acer
cree r , sin embargo , que un arre g l o de las condic iones de t raba­
j o y d e v i d a e ra aún p o s ib le baj o el cap i t a l ismo : la r e l a t iva
prosper idad que conocía el Ca p i tal había l l egado a resolver en
parte el p a ro o f re c i endo una c i e r t a seguridad de empleo . En
todas pa r t e s l o s d e fensores del s is tema hab l an d e l "espec tacu­
lar" a ume n t o d e l n ivel de v ida en los países indus t ri a l i z ados .
¿ Que realidad encub ría pues e:s t a "mej ora" que incluso llevó a
al gunos a d e c i r q ue el proletar iado había desaparec ido , d i luído
en una p r e t e n d ida " s o c iedad de consumo" ?

- una exp l o t a c ión acre cen tada : lo que d e t e rmina las cond i c iones
de vida de los t rabaj ado res es , sobre ' todo , e l t iempo d e t rabaj o
y el g r. ado de inten s i f icación de su explo t a c ión . En e s t e ter reno
ninguna c�nce s ió n s ignificat iva ha s ido dada por el capi talismo
decaden t e . La duración del t i empo de t rab a j o s ó lo ha disminuido
o f ic ialmen t e para ser compensada por la d u ra c ión d e hac e r horas
ex t raordinarias y e l aumento d e l t i empo de t ranspo r te .

"En e l terreno estr íctamente económico l a s i tuación de l a


c l ase ob rera n o f u é n u n�a peor. En numerosos pa1 ses , e l ne-
16

g J rs c a h a c e r horas ext ra s c � cJusa i nmod l Jta de desp i do y


_
en tod .:i s p ;:i r tc s 1 a .1 n tro d u c c 1 on d8 I 1 1 .:irn.:ido sa 1 a r l o bJsc,
de l l b c r.:id.Jm0nto mi;:)z q u i no ,
d e 1 '1 s p r l m'-ls y b o n i f i cac i ones a
l a p ro d u c t t v t d ;:i d cte
. f u e r z a n a l t r a b a j a d o r a aceptar
• •

" d e buen grado" jornadas d e 1 O a 1 2 h o ra s • • •

En el a s pecto ma s p ro f u n do d e l a <:xp l ot;:ic l o n , e l de l <i p ro ­


d u c t 1 v 1 d a d por c a b e z a y p o r h o ra , C' 1 t r;:i b .:i jador s e ve 1 1 eva­
do a u n a s i tuac i ó n ate r ra d o ra . La p roducc i ó n que so l e ex ­
t ra e c a d a d i a c rece de ma n e ra p rod i g i os a . P r i m e ro , l u s l n no­
V3c i o nes técn i ca s que q u l tn n a l ob rero to d a I n l n fo rvenc i 6 n
c rcn dora en su ti-aba j o , m i d e n todos s u s mov i m i entos a l segun­
do y lo conv i erten en u n meca n i smo de s e rv i d um b re v i v i ente
s u j eto d l a m i sma C a d e n c i a de l o s i n gen i o s meca n f co s . Y .ade­
mas d e l c ronomet raj e , t rampa a t roz y repug na nte q u e f u erza
a l o s homb res a "trabaj a r c a d ::i vez mas i n tc11samcnte con e t
m i smo uten s i l i o y e � l a m i sma u n i da d d e t i emro . E n tercer
l u g a r , e l reg l amento de d i sc i p l i na c a s t i g a e l menor a l to en
e l t ra b ajo i n c l uso p a ra �ncender un c i g a r r i l l o o I r a l ser­
v i c i o . L a p roducc i 6 n que se extrae por esto s med i o s n i tra­
b a j ador es enorme y, en l a m i sma p roporc i ó n , s u agotam i ento
f 1 s i co y menta l " .
(Munis : "Lo s sindicatos contra l a rev0lución")

- el aumen t o del poder adquisi tivo : tal aumen t o del nivel de


compra del obrero t an alabado por los adu ladores del sis tema no
es mas que una vil superchería . Consiste en la cap acidad para
adquirir un coche, uh t elevisor o el "confo r t " de los aparatos
electrodomést icos . Tal cosa no es ningún p rogreso sino el mínimo
necesario p ara adapt ar al t r abajador a las condiciones de explo­
tac ión que acahamos de describir . El mejor ejew.plo es el televi­
sor , el cual , ademas de ser el medio mas tris te para hacer olvi­
dar al t r abajador su cansancio durante las t r es o cuatro horas
que le qu�dan después de la jornada labo ral , cons tituye un ins­
t r umen t o de bombardeo ideológico cuya r e p u t ación es bien conoci­
da . Si los obreros s e negaran a comprar t eleviso r por lo caro , el
Capi tal los haría gratuitos. Igualmente el coche o los � lect ro­
domesticos no son mas que medies p ara rentabilizar el tiempo
" libre" del obrero p ara hacerle reproducir su fuerza de trabajo
en los ritmos de vida cada vez más ago tadores que le impone el
Capital. Son tan indispensables para el proletariado como las
vacaciones p agadas necesarias p ar a recuperarse de un año de la­
bor inhumana. Todo lo que se quiere pintar comu "un gran lujo"
no es de hecho mas que el estricto mínimo de subsistencia en la
epoca moderna .

Los discursos vacíos de l os defens ores del Capi t al no p u ed en es­


conder esta realidad que los trabajad ores s ienten en su c arne
desde hace siglos : el C apitalismo no hace s i no d e t o r i or ar irr e­
versiblemente sus c o nd icio n es <l e exi s t enci a . Frente a e s tos he-
chos , frente R e s as de rro t a s s is tem 5 t i cas de las l u c hnR p e
daderns re í o nnas ¿ Qué p a p e l l e s q u eJa a l o s sin d i c a t os ?
c e r t n l e s t ado de cosas les o b l igaría a r e c o no c e r s u inefi
por lo t anto a d i s o lve r s e .

P o s t o do eso , e l los se ven o b l igad os , para s u b s i s t i r , a cor


t i r s e en " consolad o r e s " de la c la s e o b re ra , i g u a l que la Ig
lo f u ¡ para l o s s i e rvo s duran t e s ig l o s . No p rome t e n la feli
en e l c i e l o , p e ro i nventan " vi c to r i a s " a l l í d o n d e s ó l o hay ,
t a s y d i s f r a za n de " conquis tas o b reras " l o que no es s i n o it
f icac ión d� la explo t a c ión ; t rans f o rman c u a l q u i e r l u c h a obz
calman t e proces ión . Igual q u e l a I g l e s i a e n l a Edad Med i a , l
s i n d i c a t o s son la ava nz ad i l l a de la burguesía d e n t ro de la
ex p l o t a d a .

El d e s a r r o l l o d e l t o t al i t a r ism o e s t a t a l

P o r e l desarrollo de l o s contl i c tos en t r e c a p i t a l i s t a s d e una

m i sma n a c ión ,co n f l i c to s e n t re d i fere n t es f ra c c i o n es d el Capi


mund i a l , con f l i c t o s e n t r e c l a s es an t a g o n i s t a s y de manera gen.
ex acerba ción d el conf l i c t o g l o b al en t re el d e s a r ro l l o de las
zas p roduc t ivas y el marco s o cial d emasiado es t recho pa ra con
los , en res um en , p o r sus p ro p i o s meca nismo s , la s o c i eda d capi
l is t a en d ecadencia t i en d e a d i sg r egarse por t o da s pa r t es . Y __

ocurr i ó en la decaden c i a des es clavisrno y feudal i s m o , l a fuerza


to t a l i taria del Es t ado , al in terven i r a t o d o s los niveles contra
landolo todo , s e t ransforma en fac tor esencial del man t en i mient o
del viej o edificio s o cial .

Si en la prosp eridad d el s iglo XIX el reino del "J.i b re c am bi o " y


del n o in t ervencionismo económico era posible, en su fase deca­
d é n te , el cap i t al desarrolló un Es tado reforzado , coo rdinador y
con t rolador d i re c t o de �o d o s l o s a s pe c t o s de la vid a social , y �a
primer luga r , de las relaciones en t re las clases .

En es tas condiciones , toda l a o rgan i z aci ón sindi cal , forzada por


la na t uraleza misma de su función a bu scar la legal idad , sufre
d e m�mera permane n t e una p r e s ión que tiende a t rans formarla e n
co rrea d e t ransmisión d e l Es tado , p o r el único juego del respeto
a las leyes cap i t alis tas cuya acep tación tienen q u e imp one r poi
lo c&nto a los trabajadores . En el tota l i t a ri sm o del capitalis-
lllt> decadente los e n g ra n aj es del Es tado poseen un poder de inte­
gr�éión ·c.uya po tencia no puede ser combatida más q ue p o r la acción
revolucionaria dire c t a con t ra el Estado mismo . Al no asen tar s u
actividad e n e s e terreno , p o r definición , los sindicatos n o t i e -
nen ninguna fuerza para res i s t i rl o .

La integración de los s indicatos en el Estado t oma frecuen temen­


te fo rmas directas , s in matices ; se t ransforman o ficialmente en
18

p�rtc integrante d e l apara t o e s t a t a l y � n muchos c a s o s la s inJicn­


c i 6n d e l u s t r a b aj a d o r e s se h a vuel t o ob l i ga to r ia p o r la ley . Es
h' que se p r o d uc e en la m:iy o r Í.\ de lo s pal.ses nac ido s en las l la­
madas " 1 11.:has Je l ib c racii5n na.:i.:>nal" bil j O las f o rmas mas seniles
t

d e l c;q, i L a l i smo de c;o J c n t e , igual que. en los regímenes f a s c is tas o


los l l amados " so c ia l i s t a s " .

En l o s r,•gímenes "demo c r :l t ic o s " y e.n p a r t i c u lar cu:tndo l os s indic3-


t o � e s t l n l i �ados a p a r t i d o s pol í t i c o s de la o p o s i c ión (o e n regí­
menes d onde. es t�n some ti dos a la c land e s t in idad ) la integrac i6n
p uede tom'1r f o rmas m e n os v i s ib les . Pero po r el he c ho m i sil\O que
J c e p t a n el marco de la legalidad e s t a t al (o que p ro c u ran por todo s
los medios que s e les ace p t e , como o c u r ría po r ej emp lo e1i España)
se encuent ran de hecho i n t e grados al engranaj e d e l aparat;o es tatal .
Las opos ic iones en t re fraccione s J e l a p a ra t o po l í t i co de la burgue­
s ía só l o s i rven para dar a las organ i z ac iones s in d icales un barniz
de comb a t iv id ad , al menos verbal , que les p e rmi ta apa recer mej or
co�o "or3an i z a c i 0nes obreras " .
Se haga d e s c a radamente , o tome las formas de j u e go de las comed ias
p o l í t i c a s de la b u rgues :L a , en el cap i t a lismo d ecadente los s indi­
ca tos s on inevit ablement e ab s o rb id o s por el E s t ad o . Paral elamente
a l a imp o s i b i l i d a d de s eg u i r s i endo o r ganiz a c iones ob re ras por la
i�ros ib ilidad de su t a rea o riginal , el capi t a l ismo decaden te ha
ido g�h erando en e l seno d e l Es tado la nece s idad de una serie de
f unciones , pa ra las cuales los s i n d i c a t o s e s t án p e r f e c tamen te pre­
p a rado s (encuadramiento de la c l a s e ob rera , ges t ión del mercado
de la. fuerza de t rabaj o , regu la c ión y con t ro l de los conflic tos
entre Capi t al y t rabaj o , e t c . . ) . Es por lo que , como hemos vis to
.

en l a p r ime ra p a r t e de es te texto , s e ve a menudo al aparato del


Es tado c rearlos , de fend e rlo s , subvenc ionarlos Es s o lo como en­
• . .

grana j es de es te aparato , asociados a la ges t ión diaria de la


explo t a t ión capi t a l i s t a como pueden s ob revivir en un mundo donde
su func ión o r iginal es imp o s ible .

Los s indi c a t o s : pol i c ía del Es t ado en l as fabr icas

Es en l a s fabricas y f rente a las exp los iones de la l ucha obrera


cuand o los sin� i catos son mas i n d i sp ensab l e s al Es t ado capi talis­
t a . I n t rodu c idos en el seno mismo de la c l a s e revoluc ionaria , son
l o s mej or p reparados para desarmar , desmov i l i za r , d iv id i r , toda
t et�dencia revoluc iona ria en la c la s e . En l o s países con viej i>
t ra d i c ión s indi c a li s ta , se han hecho exper t o s en la mat e r ia .

La p r incipal deb i l idad de toda clase explo tada es la falta de


con f i anza e n sí misma . Todo e s t a cons t r u ido , en las soc iedades
de clases , para inculcar en el e s p ír i tu de los explo tados la
idea de la impos.ib i l idad de camb i a r s u s i t uac ión y de su impo­
tencia p ar a t rans f o rmar e l o rden de las cosas . El s ind icali smo ,
al no p f r ecer o t ra a l te rna t iva a la clase que la do m e j o ras
i lu�oria.s <le su cond i c ión de explo tado , y a l p r e � c n t a r s i e mpro
19

l a l u clw como u n " terr ible s a c r i f i cio para los t r abaj ado res" ha­
c i endo d e l a n e s o c i a c i � n la G n i c J meta d e l a s luch as , c 3 n tando ala­
banza$ a l " id e a l " obre r o bu eno , p aJ rc d e f am i l ia , r e spo ns ab le y
s e r io en su tr abaj o , es uno de l o s mSs e f icaces prop agadores de
l a i d e o l o g í a Je la clase domin ante en t re los t r abaj a d o re s . El
es � [ r i t u que d i f unden e s el de la desmoral i z aci ón ,. de la abnega­
c i ón , es l o c o n t rario mismo de l espíritu comb a t ivo de una clase
revo l uciona ria .

Los s i n d i c a tos s ob resalen en la tarea de divid ir toda lucha de


l a c i' a s e obrera ence rrándola en f o rmas de lucha t o t almen te ine­
f icaces ( j o rnadas de acción , paros parc ial es , baj o rendimien t o ,
e tc . . . ) y limi tando toda lucha p r o l e taria al t a l l e r , fábrica o
sect o r . lmpcdir la uni f i cación de la s luchas , su general i z a c ión ,
es el arte principal de los s in d ica t o s .

Y cuando elementos revo luc iona rios s e des tacan en una f¡bri ca ,
poniendo en e n t r ed i cho a l o s s indicatos y su agi tació n , la buro­
c raci a s indicP l sabe j u gar e L papel de poli cía , manej ando la re­
pres ión f ísi ca cuando pueden , recurr iendo a la calumnia en o t ras
ocasiones ( "agentes provocadores del gob ierno " , "agentes de l a
C . I . A . " , etc • • • ) . En todos los casos s e comp o r tan como f ieles
perros guardianes del s i s t ema .

Se pod rían escrib i r libros y l ib ro s , contando los d i fe r entes mé­


todos de sabo taj e de las luchas empleados por los s in d i ca t o s .
Para e l lo bas taría con contar l a s huelgas de l as Ú l t imas décadas ,
pero ese no es nues tro obj e t ivo . De .lo que &hora s e t r a t a es de
comprender porqué es to es as í , cómo hacer para comba t i r la l e p ra
sindical , y , antes de nad a , lo que no hay que hacer .

El s indicalismo r ev0lucionario

Teniendo en cuenta que su incapacidad para s a l i r d e l marco d e las


luchas por refo rmas lleva a los s in d i c a t o s a ser i n t e g rados e n e l
Es tado burgués ¿ N o pod ría conceb i r s e u n s in d i cal ismo que s e dé
f ines revoluc ionarios y que , de hecho , podría es capar a la fuerza
d e absorción d e l aparato e s t a t al ? Es t o es l o que han i n t entado
hacer los anarc o -s indical i s tas con s u s in d i c a t o revo luc iona rio .

El s indicali smo r evolucio n a r io f ue una reaccion c o n t ra la degene­


ración par lamen t a r i a y r e f o rmis ta de los s in d i c a t o s . Por e l l o ,
en un primer momen t o , pudieron expresar , al meno s p a r c ialmen t e ,
una verdadera co r r iente en el s eno de la c l a s e obrera . Pero para
oponerse al parlament arismo , el s in d i c a l i smo revo luc ionario vol­
vía a tomar la viej a idea anarqu i s t a tan comb a t i d a por �1a rx ,
preconizando el rechazo de la lucha p ol í t i ca (en la cual c reían
ver el nacimien to de toda d e gene ració n r e f o rmi s ta) . Con ello vol­
vían a encontrars e , a causa de la p r e ocupación de 1 1 a p o l i t ic ismo" ,
con sus enemigos r e f o rmis tas que , como hemos vis to , de fend ían
tambien , pero p o r o t ros camino s , e l ap o l i t i c ismo de l o s s indica­
tos .
20

S i nd i c a l i smo y p a r l amen t a r i smo , es t 5n es t rccham�n t e l i gados a un a


f o rma <l\! l u cha co r respond i e n t e a un periodo h i :>t 6 r i c o . Rechazar
el uno s in el o t ro es caer inevitab lemente en una a c t i t u d inco­
herent e que sólo p u ede llevar a ca llejones s in s a l i da .

En el capital ismo d e cadente la l u ch.t revo luciona r i a no puede t o ­


mar f o rmas s ind icales : la lu c h a revo l u c iona ria es una lucha
d i re c t a , de masas , gene ra l i zaJa , que no se p u e J e m e t e r en el mol­
de de u n a o r gan i z a c i ó n cons t ruida en f u nc ión de la l uch a p e nnanen­
t e y sis t e má t i c a p o r r e f o rma s , y a un menos para reformas imp o si ­
b l es .

El s indicali smo r evo l ucionario tenía que adoptar o una p o l í tica


adaptada a la f o rma s indical -y en el cap i ta lismo decadente es o
lo c ondena a p a s a r s e al te rreno capitalis ta- o d i s o lve rse como
o rganización s ind ical p ara int eg ra rs e en la lucha revoluc iona ria ,
o desaparecer de la escena social . En USA l o s IWW (*) d e s ap a r e ­
c ieron . En Francia y en España , a pesar de las res i s tencias , a
veces f u e r te s , cayeron en el . p r imer caso en la p a r t i c i pación en
la Gue rra Civil ( l ) .

En todo caso , la exp eriencia del sind icalismo revo lucionario no


ha hecho s ino demo st rar una sola cosa : la impo s ib i li d ad de cons ­
t ruir sind i ca to s revolucionarios en la é p o ca decaden t e del c ap i ­
tal ismo . Es deci r , la imposib ilidad de con s t ruir s indicatos ver­
daderamente obrero s .

( * ) Organizac ión s indicalis ta revo l u c io na r i a que f lo re c i ó en los


EEUU d u rante las dos primeras décadas del s iglo XX . Su nombre
( IWW) s i gn i f i ca : Ob reros Indu s t r iales del Mu nd o

(1) Ve r a l f inal del texto

o o o
21

LOS IZQUIER DISTAS


Y LOS
SINDICATOS

En c ü mundo s indicalista exis te una rama "crít ica" : los izquier­


di s tas . Volviendo a tomar por su cuenta los p rincipQles erro res
de la 3a In ternacional , defienden hoy la tác tica de ia de fensa y
participación en los s ind icatos -de los cuales cri t ican sus "erro­
res permanent es"- ; los consideran como organizaciones ob reras y
se dan por tarea "desburocratizarlo s" reconquis tando sus pues toi>
de dirección .

¿ Ti enen los s indicatos una doble f un ció n ?

Para j u s t i f icar su apoyo "crítico" a los sind icatos , ciertas ten­


denc i a s t ro t sky s t as expresan la ide� de que los sindicatos tienen
una doble función : en tiempos de "calma" , cuando no hay luchas
impor tantes , los s indicatos defenderían a la clase obrera f rente
a 1.:1 pat ronal ; ·en t i empos de efervescencia social defenderían
a l a patronal con t ra la clase obrera . Este razonamiento no es más
que una manera enrevesada de defender a los s indicatos , aún d ando
la impresión de rechazarlos . Era , por ej emplo , la posición del
grupo "Poder Ob rero " en Hayo 68 en Francia , que especificaba en
su Plata \orma política :

"En l a etapa presente, en la mayor parte de los países cap l ­


ta l l st a s , l os sindicatos ejercen objetivamente una dobl e
func i ón :
- Def e nd er contr a la patrona l l os I n tereses I nmedi atos de
los asal ar i ados ;

- Def ender a la soc i edad capitalista cuyas bases aceptan


contra todo movimiento de los trabajador e s qu e pudiera po­
nerl a en d l f t cultad 11 •
(P . O . Nº 90 , Mayo d e 1968)

Ei; ta idea no supera en p ro fuPd idad a la que dice · que la p olicía


de fiende los intereses de los trabajadores cuando les salva de
22

aho¡;ar5e en l a playa y que no l o s lk f iendc cuando los golpt>.a du·­


ran te una huelg a , s i rviendo en tonces a la patronal .

No se d e t e rmina la natu raleza de c lase de una o rgan ización por su


ac titud en los momentos de calma s o c ia l , cuando e l proletariado
p as i v o c s t 5 some tido a l po de r de la bur�ucs ía tanto en lo econ6-
mico c omo en lo p olít ico Si se quiere determinar la na turaleza
.

de cla s e d e una o rganizaci6n , hay que hacerlo en e l mo�ento en


que las c lases se en f rentan ab iertamen te .

La función de los s indicatos queda clara cuando se les ve a lo


la rgo de cualquier lucha obrera que se gene raliza , impedir los
contac tos en tre obre ros de di fe ren tes f áb r icas , fals i f icar la s
reivind icac iones de los trabajadores , u t i l i zar la men t ira Y la
calumnia para lograr la vuelta al trabaj o , d ic iendo , con t ra toJa
ve rdad , en cada empresa en lucha , que "las o t r a3 han vue l to " y
que "no podemos continuar solos" ; en una palabra , cuando j uegan
el papel de rompehuel gas . Es entonces cuando su na turaleza de
c lase aparece claramente . La �omedia reivindicat iva que j uegan
diariamente en los periodos de calma , p resentándo se como d e fensa�
res de la clase obrera en las mascaradas de nego ciaciones colec­
t ivas y en la aplicació� escrupulosa del derecho al t rabaj o , ese
conj unto de reglas que rigen la explo tación del ob rero , no hace
de ellos representantes de la clase obrera f rente al cap i tal ,
s ino funcionar ios del capital encargados de f ac i l i tar el normal
y cotid iano funcionamiento de la explo tación en el seno de la
c lase obrera . Las lágrimas de cocodrilo de los s ind icatos ante
los abusos más no tables del cap i tal , las " j o rnadas de p r o tes ta"
de al gunas ho ra s , su p reocupaciór. p o r los p roblema� de los obre­
ros cono individuo s den t ro de la fáb r ica , todas es tas "pequeñas
tareas" sobre las cuales el mi to o f icial funda la iden t i f icación
de los s indicatos con los intereses de la clase obrera , mito
que los i zquierdi s tas recogen en forma "crítica" , no son de. hecho
más que una cond ición necesaria para la e f icacia del encuad ramien­
to s indical en el momento de luchas verdaderas .

Del mismo modo que los po lic ías deben salvar a nau fra ga s o diri­
gir el tráf ico para j us t i ficar su exis tencia y poder reprimir
l as luchas obr e ras en nombre del " in terés púb lico" , lo s s indica­
tos deben desempeñar funciones de " as is tencia s o cial" a los obre­
ros y de vá lvula que libera la pres ión excesiva para poder ase­
gurar cuando surgen luchas , s u función de encuadramiento y de re ­
p r e s ión en nomb re del " interés o brero11 •

S abo taj e de las luchas obreras y r epresentación o f icinl de los


t r abaj adores en el marco de la �xp lo tacion c ap it alis t a no so n
en el c ap i t a l i smo decadente dos funciones d i ferentes , y menos aun
c on t ra d i cto r i a s de los s indica t o s , s ino las dos caras de una
·

s o l a y ún i ca func ión an ti-prole taria .


23

La t-urocr;l. t i zac ión de los sindica tos y las ilus iones sobre
su " re conqu i s ta"

Ot rP argumen t o machacado una y otra vez por los i z quierd istas p a ­


ra jus t i ficar s u apoyo " crít ico" y su participación e n es t os órsa
ncs es el que con� i s t e en presentarlos como organizac iones que
P"r el l a s mismas serían formas de organi zacion válidas p a ra la
lucha obrera pero que estarían desviadas de su verdadera funció �
debido a la b u r o cr at i z a c ión y a las "malas direccione s " que en­
cuent r:m a su cabeza. Se trataría pues de reconquis tar los sindi­
C rt t o s y v o l v er l os mas democrá ticos ( reivind icación del derecho
de m i no r ía ) y cambiando las direcc iones podridas por verdaderos
j e fe s obreros a su cabeza .

En lugar de comprender la burocracia y los malos jefes s indica­


les como producto inevitable de la naturale::: a capi talista de los
sindica co s , querrían presentarlos como la ---
causa de los "errores "
y de las "traiciones" sindicales .

La burocratización de una organizac ion no es el reforzamiento


del poder de decisión de sus órganos centrales. Contrariamente
a lo que piensan los anarquistas, centralización no es s inónimo
de burocratización. Al contrario , en una organizac i ón atravesada
por la act ividad consc iente y apasionada de sus mie:nbros , la
centralizac i ón es el medio más eficaz para es timular la p articipa­
ción de cada miembro en la vida de la organización. Lo que carac­
teriza el fenómeno de la burocratización es el hecho que la vida
de l a organización no se realiza con la part icipa c ión de la to­
talidad de sus miembros sino que artifícial y formalmente se �e�
duce a la de sus "burós ", de sus Órganos centrales.

Si tal fenómeno se ha generalizado en todos los sindicatos , en


este periodo de decadenc ia del cap italismo no es por la "maldad"
de los res ponsables , ni por un fenómeno inexplicable de"b urocra­
tizacion".

S i la burocracia se ha apoderado de los s indicatos es porgue


!os trabajadores no oueden apor tar ni vida ni pasión a un Órgano
�no es suy() .

La indiferencia de los obreros respecte a la vida sindical , no


es , como piensan los izquierdistas , una prueba de la inconscien­
cia de los trabajadores. Significa al contrario, la existencia
en el proletariado <le una comprens ión sorda de la ineficacia de

los sind icatos en la defensa de Gus intereses de clase y de s u


per tenencia a la clase enemiga.

Las relaciones entre trabajadores y sindicato no son rela ciones


de 1� clase obrera con su ins trumento de lucha. Son casi siempre
relaciones entre indiyi<luos con problemas individuales y un � ­
tente social .
24

Hay b u ro c raci a po rque n o JI� y �1edc !'l .:ih:! r vida ..�hrera en los
s i nd icatos . Los izqu icnl i s tas que mi.l i tan en el los tum;in e n t re -
o t ras t a r;as l a de " re.mim,'lr" la vid:t s indical . A ve c e s consiguen
co nvencer a al gGn q u e o t ro j oven mili tante s in d ical que "se lo
"'
cree al p rincipio , antes de que lo abandone desengañ a d o , o se
me t a den t ro acep tando el papel de bonz o . Lo Gnico que c o nsiguen
hacer es r e t rasar la toma de conc iencia de la clase d e l carScter
c a p i t a l is t a de e s t as o rganizac ion e s . El " l e i t -mo t iv" de es tos iz­
q u i e ni i s t as : "es u n a m a l a o rganización ob rera , p e ro son obreros
a l meno s " , es f inalmente la mej o r defensa de e s to s Ó rganos cuando
la desconf ianza de los t rabaj adores se acrecient a . Las burocra­
cias s i nd i cales encuentran de hecho en los "exa l tado s " p ro fesio­
nales de la "crí tica cons truct iva" , sus mej o res al iados , los ca­
zadores de los t rabaj ado res que "se pierden en e l an t i -s indica­
lismo" .

En cuanto a la tác t ica de la reconq uis ta de la d i rección de los


s in d i cato s para hacerlos verdaderas o rganizaciones de clase ,
refleja la misma miopí a , y eso cuando no se t ra t a s encillamente
de j u s t i f icación de ras treras amb iciones burocrá t icas . La ac ti­
tud ant iobrera de los s indicatos no es por buenos o malos j e fes .
No es casualidad s i desde hace más de cincuenta años los s indica­
tos han tenl.do s iemp re "malos dirigentes " .

No es po rque los j e fes son malos por lo que lo s s indica tos no se


p res tan a las verdaderas luchas de la clase ob rera . Al con trario ,
es porque los s indica tos corno o rgan i z aciones , no pueden s e rvir
a la lucha proletar i a , que sus j e fes son inevi tablemente "malos " .
Como lo hacía cons tar Pannekoek (�) :
" Lo que han d i cho y vue l to a dec i r Ma rx y Len l n
de l Estado , -a saber . que su modo de f u nc i onam i ento
a pesa r de l a ex i stenc i a de u n a democrac i a fo rma l ,
no perm i te ut l l i za r l os como i nstrumento de l a re ­
vo l uc i O n p ro l eta r i ó , se a p l l ea pues a l os s i nd i ca­
to s , S u potenc i a contra revo l uc i ona r i a no ser� a n l ­
qu i l a da n i tampoco cortada p c� . u n camb i o de d i r i ­
gentes , e l . de j efes reacc i o na r i os por hombre s de
" i zqu i e rda s " o " revo l uc i o nar i o s'' . Es esa forma m i s­
ma de o rga n i zac i ón l a que reduce a l as masas a l a
i mpotenc i a y l es I mp i de convert i r l os en I nstrumen­
tos d e su vo l u ntad" .

o o o
(*) Anton PANN EKOEK ( 1 8 7 3-1960) Revolucionario holandés , co­
fundador del Partido Comunista holandés en

1918 .
25

CONTENIDO Y FORMAS
DE LA LUCHA OBRERA
EN EL CAPITALISMO
DECADENTE
E L CONTEN I DO

Ante l a comprobación d e l caracter abiertamen t e antiobrero de los


sindica tos , las huelgas "salvaj e s " , antisindicales , se han mul­
tip licado en todos los países del mundo . Es tas luchas expresan
en la prac tica e l antagonismo obreros-sindica tos y t raducen una
conciencia de la n a t uraleza capitalis ta de es tas organizaciones .
Pero ¿ Cuá l es el contenido de es tas luchas ?

El hecho que el capitalismo ya no püeda conceder mej oras reales


ha reduc ido las luchas prole tarias a un combate de resistencia
contra el a taque permanen t e del Capital contra sus condiciones
de vida .

Hemos demos t rado , con los ej emplos de 1 9 36 y 1 9 6 8 en Francia ,


como el capitalisQO se ve obligado a quitar a los t rabaj adores
toda mejora que es tos , en sus luchas mas generalizadas , le hayan
arrancado . Sin embargo , 1 9 36 y 1968 , donde se ve como fue r tes
concesiones sala riales quedan reducidas a cero al año siguiente
debido al cons tante aumento de los precio s , son excepciones co­
rrespondien tes a un reovimiento de lucha de gran amp litud . La si­
tuación normal , la que carac t eriza al capitalismo ac t ual , no es
la d e los precios corriendo detrás de los salarios sino al con­
t rari o son los salarios los o ue in ten tan recuperar el terreno
oerdi do ante los precios . No es el capital quien con s us cons­
tantes agresiones intenta recuperar lo que los obreros le arran­
can , sino que son los obreros q uienes , con sus luchas , in tentan
resistir a la permanente inteñsificación y agravación de s u ex­
plotad un .

Pe ro lo que cara c t eriza e l cuntenido de las luchas pro letarias


26

en el capi talismo decadente no es el hecho de que sean luchas de


resis te.nci� en sí (es to es un común denominador en todas las lu­
chas prole tarias · desde que los obreros se enfrentan a sus explota­
dores) sino :

- e l hecho de que no puedan ser mas que luchas de res istencia (sin
esperanza de nuevas conquis tas como en el siglo XIX)

- el hecho de que t ienden a poner en tela de j uicio las condic iones


mismas de la explo tación capitalista y a conver tirse abiertamente
en luchas revolucionarias .

La resis tencia obrera en el capi tal ismo decadente ya no puede es­


capar a la alternat iva siguiente :

- o aceptar , bajo la pres ión de todas las fuerzas del sis tema , el
encierro de su lucha en un terreno estríc tamente económico y , por
tanto , verse condenada a un callej ón sin salid a , al no poder con­
seguir n inguna mej ora real en ese aspecto · (este callej ón sin sali­
da es el terreno mas fertil dentro de los obreros para que la bur­
guesía desarrolle sus mej ores armas contra la lucha proletaria
el economic ismo , el localismo , la autogestión • con todas sus
• •

consecuencias de engaño , d ivisión , derrota y desmoral ización) .

- o afirmarse consecuentemente como clas e , desbordando el t e r re­


no puramente económico para que aparezca su naturaleza polít ica ,
desarrollando la solidaridad de clase y a frontando los f undamen­
tos mismos de la legalidad burguesa (empezando por sus represen­
t antes dentro de la f�brica : los s indicatos) •

No hay ya terreno de conciliación entre el Capi tal y la clase


obrera . El antagonismo original en tre burguesí a y proletariado
es continuamen te llevado has ta sus Últimos límites en la fase de
decadencia capitalis ta . Es por ello que toda lucha obrera verda­
dera se mete inevi tablemente en un terreno pol ítico y REVOLUCIO­
NARIO .

Este contenido revo lucionario es tal la con mayor o menor ampli tud
según que :

- la lucha responde a una s i t uaci6n de cris is más o menos pro fun­


da .

- las condiciones polí ticas que af ronten· los trabajadores conten­


gan mas o menos amor tiguadores sociales ( s ind icatos , Par tidos
11 obreros'' , . democ racia pol ítica) . En los· países donde estos amor­
t iguadores no ex isten o son demasiado rí gidos para cump lir su fun­
c ión , las luchas obreras , aun s iendo menos f recuentes , toman rS­
pidamente un carác ter rad icalmente político .
27

Es a s í como en los p aíses t a le� como la f.spaña franquis ta o en


l o s pd:ses del Es te , las huelgas ob re ras han tomado a menudo la
forma de lucha insu r re ccional q ue se ext iende a c iudades enteras
y se t rans fo rma en enfrentamien t o s gen�ralizados con las fuerzas
del Es t ado (Vi go , Pamplona , V i t o r ia en Es paña ; Gdansk , Sz cedin
en Polonia 1 9 7 0 , son los ej emplos más conocidos ) .

Pero sean cua l es sean las c irc uns tancias precisas ; sea cual sea
la intensidad de los comba tes , la res is tencia obrera en nues tra
época no puede af irmarse ya s in que es talle su esencia revo luc io­
naria .

Es esta nueva carac terís t ic a de la lucha obrera la que ha lleva­


do a los revo lucionarios , desde la primera Guerra Mundial , a
p roclamar acabada la viej a d i s t inción socialdemócrata entre el
pro grama "mínimo" , definido p o r un conj unto de refo rmas a obtener
en el seno del cap i t alismo y el programa ºmáximo" ( l a revo lución
comunista ) • Consecuentemen te sólo el programa máximo podría ex­
presar los intereses de la clase obrera . ·

Cuando la p o s ib ilidad de ob tener reformas baj o el capital ismo e s


una utop ía SOLO L O QUE CONDUCE A L A REVOLUCION PUEDE S E R AUTENT I­
CAMENTE PROLETARIO .

¿ Significa es to que la clase obrera debe abandonar sus luchas


económicas como le aconsej an , desde Proudhon , todos los que con­
side ran -en nombre de la "revolución to tal"- las luchas económicas
como mezquinas , integradas en la vida y sa lvaguard ia d e l c a p i t a ­
lismo ?
.
E s to no tiene ningún s en t ido desde el punto de vis t a de la clase
revoluci onaria . El p roletariado es una cla s e , es decir , . un con­
j unto de homb res definidos según criterios económicos (po s ici ón
que ocupan en el proceso de producc ion) . Por lo tanto , preconizar
que abandone sus luchas económicas es concretamente pedirle : o
que abandone todo combate para quedarse pas ivo frente a su explo­
tación , o que se sumerj a en cualquier lucha a-clas ista (cooper a t i­
vas , feminismo , ecología , regionalismo , an ti racismo , e t c . ) disol­
viéndose en una masa heterogenea e inver t ebrada de "hombres de
buena voluntad" y ávidos de " j u s t i cia hwnanis ta" . En ambo s casos ,
eso es lo mismo que el viej o grito de la . burguesía a los prole t a­
rios : "abandonad la lucha de c lase" .

Sólo los que no han comprendido porqué y cómo la clase obrera es


la fuerza revo lucionaria de nues t ra epoca pueden llegar a tal
conclus ión . Si la c lase obrera es la · Gnica capaz de concebir y rea­
lizar el · proyecto de la s o c iedad comunis ta , no es porque es té
dotada de un gus to particularmen te pronunciado para los ideas y
la� empresas "generosa s" . Del mismo modo que las demás c lases
revolucionarias de la histo ria , si el proletariado es llevado a
28

luchar por la des t rucción d e l s is tema dominant e e s Gnicamente p or­


que la defensa d e su interés inmed iato le ob l iga obj e t ivament e .
Y como para toda c l as e , e s t o s intereses t ienen fundamentos econó­
micos . : E s por lo que la des t rucción del s is tema c a p i talis t a es el
único medio para evitar una s ituación d e permane n t e degradac ión
de sus condiciones de v ida por lo que la clase c b r era hace de s us
luchas por el mantenimien t o de su s i t uación económic a , un comoate
para la des t rucción d e l s i s t ema en s í mismo .

La lucha revo luciona r ia del prole tariado no es , p ues , la ne gación


del cara c t e r económico de su lucha s ino el res u l t ado de una com­
p r en s ión global de la realidad de es t e comb a t e . Cuando a d o p t a con­
scientemen t e el cara c t e r p o l í t ico de su lucha e conómica d ia r ia ,
exa cerbándola has t a la d e s t rucción defin i t iva de l Es t ado capi ta­
lista y la ins t aurac ión de l a sociedad comuni s t a , e l p r o l e t a r iado
no abandona la defensa de sus intereses económicos s ino los asu­
me en t o das sus consecuencias .

Mient ras el p roletariado exista , mient ras exi s t an c lases , incluso


al día s iguiente de la toma del poder revoluc ionario , la lucha
obrera segu i rá t eni endo bases economicas . Las bases económicas de
la acción his tórica de los hombres no desapar ecerán más que con
el nacimient o de la s o c iedad comunis t a , e s deci r , con la desapa­
ric ión de las clases , y , c laro e s t á , del p r o l e t a r iado mismo .
Mien t ras tanto , es por medio -de la resi s t encia con t ra l a explo­
t a c ión como la clase obrera va f o rj ando las armas de s u lucha
revoluc ionari a . Es lo que p e rmit e y, a la vez , lo que la o b l iga
a un i ficarse como clase y es en su desarro llo como puede compren­
der la necesidad y la po s ib i l idad del comunismo .

Lo que el proletariado debe abandonar no es el c aracter económi­


c o de su lucha (es t o le es impos ib le , ya que lucha como clase)
s ino t o das las ilus iones d e llevar a b uen t é rmino la defensa
d e sus intereses dent ro de un marco es t ríctament e económico s in
asumir el caráct e r p o l í t ico , global y r evolucionario , de su lu-
cha . Frente al inavitablc f raeaso inmediato de sus luchas rei-
vind i c a t ivas en el cap i t alismo decaden t e lo que l a c lase obrera
debe concluir . no es que sus luchas sean inú t i l es sino que el
único medio para que s ean ú tiles a su causa es conce b irlas y
t r ansforma r las en momentos de apredizaj e y p reparación para lu­
c has más general izadas , más o rganiz adas y mas consc ientes del
enf rentamiento f inal con el s is tema . En la cara del capi t a l ismo
decadent e , era en la que la revolución comunis t a e s t á al o rden
del día , la e f icacia de las luchas inmed i a t as de la c l ase obrera
no puéde ser previs t a n i medida en . func ión de é x i t o s inmedintos
o locales , s ino Gnicament e en funciGn de una perspect iva hist6-
rica y mu nd ia l : la de la REVOLUCION COMUN ISTA .
29

LAS FORMAS DE ORGAN I ZAC ( ON

Con la pérdida de los s ind i c a t o s se p lantea a la c lase obrera el


prob l e.Ma de d a r s e una ·o rganiz·á�"ión nueva . Pero e s t o no es · cosn
s imple en el cap i t a l ismo decaden t e .

La gran fuerza de los s ind i c a t o s viene de su capacidad para hacer­


se reconocer como el único marco posible para la l ucha . Asi , pa­
tronos y gob ierno no ace p t an o t ro " in terlocutor vál i d o " que el
Sindicato. Todos los días, machaconamen t e , por �ed io d e p a n f l e tos,
hoj as , d iscursos , car t e l es, prensa, rad io y t e l e v isión , el capi­
tal ismo rep i t e incansablemen t e a l pro l e t ar iado : "vues t r a organi­
zación son los S in d i c a tos" .

La operación no s iempre t ien e el éx i t o esperado : en un país


donde el bombardeo sobre l a "rerrese n t a t ivida d " de l o s S ind ica tos
llega a lími t es inso por tables como es Fran c ia, sólo uno de cada
cinco obreros está sind ica do . Por eso , es preciso encon t rar nue­
vas formas de a f i l iar a los obreros más comba t ivos y, en ese te­
rreno, la co laboración que pres tan los izquierdistas es de un
valor incalculable p a ra sus amos cap i t a l istas .

Some ti dos sin descanso a una presión ideológ ica aplastan t e p o r


parte d e to d os los med ios de c omunicac ión burgueses, reprimidos
cuando se salen d e es t e marco , los ob reros de l�s país e s donde hay
"libertad s in d ical" encuentran tremendas d if icul tades para o rga­
nizar sus luchas fuera de los sindica tos y d emás cauces legales .
Es necesaria una si tuación inso portable para encontrar la fuerza
necesaria para' oponerse a la inmensa y omni po t en t e máquina d e l
Estado , sus part idos y sus Sind ica tos . Esto es lo que cara c t er iza
y hace tan d i f icil la lucha de la . clase obrera en el cap i tal ismo
decaden t e : al oponersé a l S indicato no choca só l o con t ra un pu­
ñado de burócratas sind i cales sino contra el conj unto del Estaéo
capi talis t a .

Pero el hecho mismo de esa tremenda d i f icultad hace más signi � l. ­


can t e todo surgimien t o de l a clase fuera de los Sindica t o s . De
ahí toda la impor t ancia que reviste la cues t ión de las formas
de organización ext ra-sin d icales.

El problema de las formas d e organizaci0n d e la lucha obrera no


es un p roblema independ i e n t e y separado del con ten�do d e su lu­
cha . Al contrario, hay una relación est recha en tre el contenido
revoluc ionario que t ienden a t omar inmed iat amen te las luchas pro­
le tarias en la decadencia cap i ta l ista y las formas d e organiza­
ción que la clase se da e n ellas .

Durante la lucha

En el transcurso de las luchas revolucionarias de es t e sigl o , el


30

proletariado se ha do tado de una forma de organización adapta<la


a su labor revo lucionaria : los SOVIETS o CONSEJOS OBREROS , azam­
bleas d e delegados elegidos y revocables por las asambleas genera­
les de los obreros . Estos ó rganos de centralización y unificación
de la c lase cons ti tuyen el lugar donde se fo rj an , en el fuego de
la lucha , las fuerzas ma teriales y teóricas para el ataque p ro le­
tario contra el E s tado . Pero , por su misma forma , tienen una poten­
cialidad mayo r . Del hecho de que son Asamb leas de Delegados elegi­
dos por asambleas generales cas i permanentc=s , su exis tencia está
abier tamen te vinculada a la exis tencia de una lucha generalizada
en la clase . Si la c l ase no e s tá en lucha en el conjunto <le las
fabricas . si no hav aoambleas· generales de trabajadores · en todos
los lugares donde combaten. los Consejos no pueden exis t i r .

Su exis tencia no puede s e r permanente mas que cuando la lucha


abier ta y general del conj unto de la clase se hace permanente y
é s t o sólo ocurre en un proceso revolucionario : LOS CONSEJOS OBRE­
ROS SON EL ORGANO DEL PODER PROLETARIO .

P o r tanto ¿ Cómo se o rganiza la clas e a lo largo de las luchas en


que , aun enfrentándose brutalmente con el Es tado y sns apendices
sindicales , no alcanza el es tadio de una insurrecc ión generaliza­
da ?

La experiencia de miles de huelgas salvajes durante mas de medio


siglo ha dado una respues ta clara a e s ta pregunta . En todos los
rincones del planeta , en las más variadas condiciones h i s t óricas
y geográfica s , la clase ha creado las formas de o rganización más
s encillas , unitarias y masivas , las que han permitido la incorpo­
ración y la participación colectiva del conjunto de compañeros :
LAS ASAMBLEAS GENERALES DE HUELGUISTAS , coordinadas ent r e ellas
por medio de CO MITES DE DELEGADOS ELEGIDOS Y REVOCABLES , y respon­
sables permanent emente ante ellas .

En es tas formas de o rganización encontramos los mismos fundamen­


tos que sirven de base a los Consej os Revolucionarios . Fo rmas y
contenido están ligados en el capitalismo decadente . Del mismo
modo que las luchas más consecuentes del p role tariado llevan en
germen la lucha revolucionaria , sus formas de o r ganización cons�
t ituyen el embrión de los órganos de la Revolución Proletaria .

Fuera de las luchas

Cara a la muer t e de las formas s indicales , la clase obrera tiene


resuelta la cues t ión de las fonpas de o rganización que debe dar­
se para llevar a buen puerto sus luchas abiertas . Pero los sindi­

catos no cons t i tuían Únicamente formas de. organización para la


lucha d irecta . Al s e r organizaciones permanentes , eran tambi€n
una forma de o r ganización de los trabajadores en los momentos de
calma . Junto al Partid o de masas , const ituían verdaderos polos de
31

agrupamiento de la clase . Con su desaparici6n como ins trumen t o s


pro leta rios se plantea a l a clas e el problema de saber s i puede
organizarse en tanto que clase fuera de los períodos de lucha y
c6mo hacerlo .

Cuando la lucha cesa , por ej emplo des pués de una huelga salvaj e ,
los Comités de Huelga desaparecen a l a vez que las asamb leas .
Los trabaj adores vuelven a s e r en los mo: .en tos de calma una masa
de individuos a tomizad o s y venc ido� que acep tan mas o menos de
buen grado el dominio de los s ind icato s . Es t a vuel t a a la pas i­
vidad puede durar mas o menos t iempo pero es inevitable si no hay
u�a nueva lucha a b ier ta . Para evi tar tal vuelta a la pasividad es
corriente que los obreros mas combat ivos intenten seguir o r gani­
zados , buscando el crear una o rgan iz ación permanen t e q u e pe rmi t a
reagrupar a l a clase fuera de sus comb a t e s . El f racaso ha sancio­
nado una y o t ra vez estos intentos :

- Múchas veces , la organización creada acaba d i s o lviéndose al po­


co t iempo de exis tencia , baj o el efec t o de la desmoral iz ación
debida a la incapacidad d e reagrupar a l conj un to de l o s obreros ;
tal fue el caso de la A . A . U . de Alemania después de las luchas de
1 9 1 9-23 o el de la mayo ría de los Comités de Acc ión que inten taron
subsistir en Francia después del Mayo 6 8 . (*)

- Otras subsis ten t rans formándose e n un nuevo s indica t o . E s t a


vuelta a l Sindicato s e hace a menudo baj o l a s fo rmas m a s gros eras ,
lqs animadores de es t o s núcleos preconizan simplemente la forma­
ción de un nuevo s ind icato mas " radical" , menos "b uroc r á t i co " ,
"mas de¡nocr.a t ico" , e t c . ( t al fue el caso del Comi té de Huelga
que los Tro tskis tas t r a t aron de mantener después de la huelga d e
Renault en Francia e n 1 9 4 7 o , igualmen te , e l d e Com i s iones Obre­
ras en España , conver t idas desde finales del 60 en una verd adera
estructura s ind ical nac ional , ins t rumento d e los P a r t idos bur­
gueses de la Opos ición Democrát ica) .

Sin emhar20 con el desgast e creciente de la mis t i ficac ión s i ndical ,


· 1n vuclt� � l�g pr�c t ic 2 � g indíc2lgg t i gndQ c2d2 vec má-s A hace rse
bajo la cubierta de f o rmas amb iguas , más confus ionis tas , que se

(*) Es frecuent e que esta diso luc ión s e produzca a t r avés d e un


proceso de descompos ición que toma las formas mas lament ab les . A
medida que el núcleo de par t ida se hace cada vez menos numeroso
has ta cons t it u ir un puñado de individuos aislados , la desespera­
ción les gana y les precip i ta 'e n un ac t ivismo alocado que conduce
a la teorización d e acciones dé ' tipo individual : el sab o taje , el
terrorpmo o incluso ac c iones d e " trans f o rmac ión" inmediata de
la vidá co tid iana : •I t alia , que conoció en 1 9 6 9 las luchas
• •

antisínd icales mas general izadas es e l ej emplo mas abundante de


tales degeneraciones .
32

esconden baj o un lenguaj e "antis indicalis ta" .

En el curso de las luchas abiertas , sobre todo las que se enfren­


tan resueltamente con el aparato sindi cal , la impos ib ilidad de
separar la lucha inmediata de la lucha his tórica revolucionaria
aparece en toda su evidenc ia . Después de es tas luchas es normal
que la idea de intentar " inventar" una "nueva" forma de organiza-
ción permanente que , igual que la Asambl ea , no sea " ni. (jnicamen-

te económica ni únicamente política" toma forma entre algunos


'.
tra baj adores Pero · no bas ta con la "voluntad" para que la . reali­
dad correspon da a los des eos . Por querer mantener dos de las
caracterís ticas principales de los Sindicatos :

1) Ser una organización un it aria (es decir , capaz de agrupar


al conjunto de los obreros)

2) Ser permanente (es decir , existente fuera de los periodos


de lucha abierta) ,

estos intentos acaban todos , a mayor o .menor plazo , en un f racaso


sancionado por la recaída inevitable en el cret inismo s indicalis­
ta . A medida que el entusiasmo generado por la lucha d irec t a se
apaga , la organización , impoten te ante la desmoviliz ac ión de los
obreros , cae progresivamente en la preocupación de encontrar
" reivindicaciones concretas" , "realis tas " , intentando inventar­
las para "volver a movilizar a las masas" . Con esto acaba convir­
tiéndose inevitablemente en una s imple competidora de las Centra­
les Sindicales ( s i és tas piden 40 horas , aquella pide 36 ; s i
un salario d e 8 . 000 , pide 1 0 . 000 ; s i reivindicaciones " cuan t i­
tativas" p ide " cualitativas " ) .

Con ello ahogan a los obreros en la mito i.ogía de las "victor ias
inmediatas" presen tando ante ellos las posiciones revo luciona­
rias como "demasiado abs tractas" , " imposibles de comprender por
el obrero normal" .

En polít ica l a organización no hace mas que b uscar los medios pa­
ra dist inguirse de las o rganizac iones s indicales clás icas y de
sus part idos bus cando un lenguaj e "mas a la izquierda" o más
"radical" : por ej emplo las llamadas " reivindicac iones imp o s i­
b les de conseguir dentro del capitalismo" o la s inies t ra auto­
ges t ión . Así , al poco t iempo , la organiza ción que no quería ser
ni un par t ido n i un s indicato acabo s iendo . un s indicato mas
• •

pol i tizado , izquierdo so , generalment e muy mino r i tario y confu so ,


cuya única par t icularidad real es la de negarse a aparecer como
°
lo que es : un s indicato . Algunas corrientes i zqui erdis tas se
han convertido en especialis tas en el desarro l l o de este gene ro
de prac ticas : tales son los casos de "Autonomía Opc ra i a" en
Italia o de P l a taformas An t icap i talis tas en Espnñn que son los
casos más carac te rizados de es te tipo de s indicalismo encub i erto .
33

¿ Por gu' es tos frncasos ?

Sean l a s Uniones Obreras (AAU) en Alemania de 1 9 1 9 -2 3 , los Comités


de Acción en Francia ( 1 96 8-69 ) , los CUB (Comi tés Unitarios de Ba­
se) y las Asamb leas Au tónomas en I talia o las CC . 00 . en España ,
se trata s iempre en el o r igen de núc leos obreros f o rmados por los
trabaj adores mas combativo s .

To dos estos círculos o núcleos obreros expresan l a tendencia gene­


ral de la clase hacia su organización . Pero contrariamente a l o
que piensan l o s izquierdis tas q u e pretenden l ia rnos c o n la h i s t o r i a
de inventar nuevas formas de o r ganización , n o hay quin c e f ormas
de organización pos ibles para el prole tariado . Una f o rma de o r ­
ganización debe e s t a r adapt ada a la m e t a q u e con ella se pers igue .
A cada meta le corresponde una forma de o rganización más adap tada
y mas eficaz . La clase no t i ene quince obj e t ivos d is t intos , no
tiene mas que uno : luchar contra la explotación que sufre , com­
batiendo todos los efectos que le causa .

El proletar iado no d i spone para este combate más que d e d o s armas


SU UNIDAD Y SU CONC IENCIA .

Por tanto , una vez terminada la lucha , los trabaj adores que se
organizan con el f in de cont ribuir al combate general de la c l a s e
n o pueden d a r s e más que dos t i p o s de tareas principales

- contribuir a la profund izac ión y generalización d e l a con­


ciencia revoluciona r ia de la clase

- contribuir a su unif icación

Las forma s de organización de l a clase es t án marcacas por la


necesidad de cumpl i r ambas tareas . Pero aquí s u rgen p roblemas :
ambas tareas no son más que dos aspectos de una misma tarea gene­
ral , dos cont r ibuciones a un mismo combate . Pero ellas no tienen
caracterís ticas contradic t orias :

Para poder uni f icars e , la c lase necesita una o r ganización


donde cualquier obrero puede p a r ticipar p o r el solo hecho de ser
obrero .

Pero para poder elevar el nivel de conciencia de la c lase


es preciso que los mas avanzados no s e queden con los brazos
cruzados esperando que s e.. eleve p o r s í solo . Su deber e s d i f un­
·"
dir sus convicciones , hacer p ropagand a , intervenir con sus con­
vicciones políticas ent re é" l res to de la c l as e . Mient ras que la
clase obrera sea una c lase exp lo tada ( cuando dej e de serlo dej a­
rá de ser clase) subs i s t irán en su seno inmensas d if e rencias en
cuanto a la concienc ia y la voluntad revo lucionaria de sus miem-
34

bros . En el curso de la lucha todos los prolet arios t ienden hacia


la conciencia revo luc ionar i a . Pero no todos evoluc ionan al mismo
r itmo . Ex isten s i empre individuos y fr acc ion�s de la clase más
dec idid os , más concientes <le las necesidades y los medios de la
acc ión revo lucionaria ; mientras que hay o t ros mas miedosos , más
vacilantes o más sens ible s a la ideología de la clase dominan te .
Es en el curso · del largo proceso de la lucha de la clase donde la
conciencia revolucionaria se gener aliza , s iendo l a intervención
de los compañeros más ac tivos un factor en es t e proce s o . Pero tal
t r abaj o exige un acuerdo polí tico impo r t ante entre los que lo ha­
cen . Además no puede ser hecho más que de fo rma o rganizad a . A la
vez , la organización que se da e s t a t a rea n o puede es tar forma ­
da mas que por individuos de acuerdo con una PLATAFORMA POLITICA .
Si tal organización aceptara en su seno a todas las conviccione s
polít icas exi st entes en la clase ,
si se negara a darse la base de
un conj unto de posic iones políticas que resumiera la experiencia
histórica de la lucha obrera , sería incapaz d e desarro l lar sus
tareas .

Un i f icarse por una par t e y elevar su nivel de conciencia de o t ra ,


son las dos tareas que la clase debe desempeaar de manera organi­
zada . Pero no puede hacerlo con un solo t i po de o r ganizac ión . Es
por lo que s iempre se han dado dos formas f undamen tales de orga­
nización

- Las organizaciones UNITARIAS , cuya tarea es reagrupar a to­


dos los obreros independientemente de sus ideas p o l í t icas : eran
los Sindicatos en el s i glo XIX y son los Cons e j o s Obreros y
As ambleas en el Capita li smo decaden t e .

- Las organizaciones POLITICAS basadas en una p l a t a f o rma po lí­


tica y s in criterio socia l de adhes ión (part idos y grupos revolu­
c ionarios) •

La gran mayo ría de los int entos de crear organizac iones unitarias
de l a clase fuera de la lucha abier ta es tán carac ter i z adas por la
voluntad más o menos a f i rmada d e crear una o r ganizac ión. que sea
a la vez unit aria y p o l í t i c a , es decir una o r gan iz ación que sea
a la vez abierta a todos los trabaj adores y se d é -. por tarea de­
fender pos iciones p o l í t icas en el s eno d e la clase , en par t ic ular
respecto a los S indicato s .

Y ese es el p rimer motivo de su· fracaso s i s temát ic o , Hemos vis to


por qué una organización política no puede ser "ab ie r t a" -como
una o rganización uni t aria- s in conver tirse en una í u ente de con­
fus iones .

Pero la raíz de e s t o s f racasos se encu entra sobre todo n l im­


posibili dad general con que choca la c'lase obrera · e n l c pit -

'
lisma decaden t e : la de o rganizarse <le manera un i t a r i fu r d
los p e r io dos de lucha abier t a .
35

Los S ind icatos o b reros pod í"n ser en el s iglo XIX o rgan i z a c ione s
permanen tes y un i t a r i as de la c l ase pcr su misma func ión : la lu­
cha sistemá t ic a p o r re f o rmas pod ía y d e b í a s e r una t a rea p e rmanen­
te , Alreded o r de ellos , los t rabaj ado res pod �an e fect ivamente rea­
gruparse y c re a r un a u t e n t i c o y vivo lugar de fo rmación d e la
conciencia de c la s e , pues se t ra<lucía regularmente po r la o b ten­
ción de resu l tados conc reto s . Pero cuando e s t a lucha s e h i z o impo­
sible e ine f i caz , c uando la res i s tencia o b re r a no puede expre� a r. s e
má s que en y po r la lucha o b r e ra , no queda n i.ngrin ej e capaz de
perm i t i r e l reagrupamien to de la clase fuera <le la lucha . Los
obreros no pueden reagruparse por mucho t i empo a l r ededQr de una
act ividad sin eficacia inme d ia t a .

La Única act ividad que puede engend rar una o rgan i z a c ion es table
en un terreno de clase , fuera de los períodos de lucha , e s una
actividad que no puede s e r conceb ida a c o r t o plazo , s ino que
debe colocarse al nivel del comb a t e his tórico y global de la c la­
se . y· esta orga n i z a c ión no es o t ra s ino la o rgan izac ión pol í t ic a
proletaria cuyas bases son : despej a r l a s lecc iones de la expe­
riencia his t ó rica del p ro le t a r iado , recuperar el programa comu­
ni� ta y hacer un t rabaj o s is temá t ico de int ervención p o l í t i c a .
Por · lo tanto es esta una t area de mino rías que no puede en n in­
gún caso cons t i t uir una base real de reagrupamiento general y
uni tario de la c l as e .

As í pues , atenazados ent r e la incapacidad de convert irse en una


organización uni t a r ia de la clase y la de conve r t ir s e en una
verdadera o rgani z a c ió� política s in haber abandonado an tes toda
pre tensión de ser un i taria , cualquier intento de o rgan ización
unitaria y permanen te acaba o disolviéndose o man teniéndose en
vida adoptando la única a c t ividad que puede d arle una i l u s ión
de exis tencia : conve r t irse en un s indica to .

Los núcleos obreros que s e f o rman fuera de p eríodos de lucha


abierta no pueden ser nada mas que lugares o cí rculos provis iona­
les , donde los t rabaj adores comienzan la p ro f un d i z a c ión de su
conciencia de clase . Toda ten t a t iva de consol idarlos inten tando
transformarlos en lo que no pueden ser , es de c i r , o r ganizaci ones
es tables , acabara llevándolos a los callej ones s in s a l i d a que
ya her.ios vis to .

LA ! NTERVENC ION DE LOS REVOLUC lONAR IOS


Los S in d i catos es t án l lamados a j ugar en un fu turo p róximo un
papel principal e n la es cena polít ica de la lucha de c lases . ·son
la principal muralla de trás de la cual el capi tal puede prote­
gerse ante eL asalto d e l proleta riado . Para és te son la p r imera
barrera que des t ruir . Consecuen temente los revoluciona rios deben
explicar una y mil veces a los t rabaj adores que los que hoy se
ponen en cabeza e n las 11mél n i. fes tacioncs" s indi cales y toman
36

tanto interés en encuadrarles en un servicio d e orden con brazal


roj o , son los mismos que maiiana tomarán las armas contra ellos .
Los revolucionarios t ienen que denunciar tamb ien incansab lement e
a l o s que baj o pre texto d e " la doble naturaleza de l o s Sindica­
to s " , " f rentes únicos ob r1�ros" y o t ros "apoyos críticos" , se es­
fuerzan en p re.s entar estos Ór8anos del cap i t a l como organismos
obreros : los izqu ierdis tas ; los auto ges t ionarios· y demás b a t ido­
r es d e caza d e l cap i tal decaden t e .

Cont rariaraente a los que ven en la invención y pues ta en marcha


de reivindicac iones "más radicales" , "más irrealizables" o "más
de t ransición" , como una zanahoria para e s timular al prole taria­
d o a "pasar de las luchas económicas a las luchas polít icas " , los
comun is tas no def ienden reivind icaciones parciales . Hacen c:uyas
todas las reivindicaciones de la clase por cuanto ex­
presan la RES I STENC IA del proletar iado a la agravación de su ex­
plo tación . S u tarea . es mo s t rar que en el cap italismo decadente no
puede haber una satis facción duredera p o r el cap i t al 4'e reivin­
d icaciones que representen verdaderas mej oras de la condición
obrera , que no puede haber una lucha contra los efectos de la
explo tación que no lo sea contra las causas de la ex plo tación ;
que no hay o t ra victoria real en las luchas reivindicat ivas que
la de adquirir l o s med io s de lucha para la des trucc ión definiti­
va del s i s tema mismo .

La denuncia de los Sindicatos va inevitab lemen te del brazo de


la defensa de las formas de organización propias de la lucha
prole taria en el capitalismo decadente : Cons e j o s Obreros y Asam­
bleas Generales .

Pero , por s í mismas , las formas de o r ganizac i6n de la clase no


pueden s e r una condición suficiente para garan tizar a la lucha
ob rera una real aut onomía de clas e . La b urguesía puede perfecta ­
men t e . recuperar las f o rmas de organización que el p roletar iado
s e d a en su combat e y ponerlas a su servicio . Ademá s , haciendo
de la cues t ión de las formas de organización un prob lema en sí y
polar izando las preocupaciones de los trabajadores sobre e s t a
cues t ió n , s e d a u n med io para escamotear e l problema d e l conteni­
do dé las luchas y , por tanto , para b loquear , f ij a r , en un es ta­
d io �o d av!a déb i l el p roceso revolucionario . Las formas de o r ga­
n :tZa c i6 n son una _c ond ic ión · necesaria del desarrollo de es te pro­
ceso p ero , d e una parte , su sur gimien to es mucho más el producto
espontaneo de la acción obrera que el result ado de la interven­
c ión d e los revo lu c ionarios y, por o t ra p ar t e , una vez apa recidas
es tas fo rmas , la cont inuac ión del p roceso revoluc ionario no se
hace a nivel de es t as s ino al nivel del CONTENIDO d e la lucha .
Es en e s t e Gl timo ter reno donde la inte rvención de los revo lucio­
narios es una verdadera necesidad •

En cada e tapa franqueada p o r el combate prol e t ario , los rovolu-


37

cionar ios deben denunc iar a los que , presentando estos avances
co mo v ic t o r ias <lclinit.ivas , inten ta rán b loquear el des a r ro l lo
del proceso revolucionar io .

En cada etapa de la lucha, los revolucionarios pondrán por delan­


te siempre las persp ectivas hist6ricas y el carac ter mundial del
combate proletario .

La des t ru c c ión de los Sindica tos no es mas que un aspecto de la


des trucc ión global del Estado Capitalista .

Los t rabaj adores no podrán desarrollar su lucha más que asumien­


do g lobalmente su verdadero contenido, e l de su combate histó ri­
co por LA REVOLUCION COMUN ISTA MUNDIAL .

( 1) NOTA -viene de la pagina 20

La C . N . T . , único ej emplo de o rganización sindical que intentó


varias veces realizar su"p rograma máximo", la "revolución social"
(en 1 9 3 3- 1 9 3 4) , no lo hizo s in o después de que los anarq u is tas
de la FAI llevaran en su interior una lucha severa . Durante la
dictadura de Primo de Rivera, la C . N . T . , que se reclamaba del
" ap o l i t i cismo revo luc ionario" , estuvo en contacto con todo tipo
de conspi radores : Macia , la Alianza Republicana y o t r a s organi­
zaciones de oposición en el país .

En j u lio de 1 9 2 7 se fundó la FAI . Sus miemb ros, rechazando todo


t ipo de compromis�s "tácticos" , se p ropusi eron la conquista de
la C .N . T . a fín de realizar la revolución social . Se cons tituye­
ron así en punto de r eagrupamiento de todos los que desaproba­
ban la orientación reformista del anarco sindicalismo .

Durante el Congreso Nacional de 1 9 30 las dos tendencias se en­


f rentaron : los lideres de la CNT insistían en el carácter sin­
-
d ical y proponían aliarse con otras tendencias para facilitar . �

la implantación de la RepGb lica, mientras los " puros" de la FAI


insis t ían en · el anarquismo de la Confederación , rechazando todo
compromiso . Ganaron estos últimos por lo qué los viejos líderes
fueron demitidos y muchos de ellos dej aron la Confederación para
f o r mar el 11trentismo11 (Pestaña, etc ) . La CNT no participo · pues , ·
po r los p elos , en el compromiso interclasista de 1 9 30 .

Bajo el impulso de la FAI , tambien ''apolítica" , la CNT fué d e


huelga general en tentativa d e insurrección hasta 1 9 36 . Fuerte­
mente debilitada por la represión pagó amp liamente en la persona
38

de numerosos de sus militan tes la impo s i b i l idad del i>indj.cal ismo


revo luc ionario . El Con g re so de 1 9 35 signif icó la vue lta de los
" t ren tis tas" que , e n treta n to , habían con t raído todo t i po de al i an­
zas con la b urguesí a . El intento de ins urrección de la derecha
d e l 18 de Julio de 19 36 y el levantamiento p ro le ta rio del 19 puso
a las claras el papel de la CNT ; las fuerzas "ob rera s " con CNT
y FAI a la cabeza , s ub i e ro n al pode r . En Cata luña , p l a z a fuerte
de la CNT , é s ta participo en e l Comi té de M i l i c i as An t i fa s c i s tas
poniéndose p r imero "al margen del Gobierno de la Generalit¡;i.t"
para , a con t inuación , ent rar en él dándole el neces ario apoyo
" o b r e r o " . E l " ap o l i t i c ismo s indicalis ta" hab ía t riun fado : los
" puros" de la FAI acabarían acep tando minis terios en la Repúb lica
antes t an combatida .

Los " an t i au to r i tario s " , partidarios de la " r evo luc i ón soc ial apo­
l í t ic a " , agi tando sacrosantos p rincipios mo rales , no han entendi­
do nunca que la des trucción del Es tado no es más que un momento
de la lucha de clase del prole tariado con tra la burguesía .

Defendiendo posic iones revoluc ionarias ( an ti-frentismo , antipar­


lamenta rismo) en nomb re de la pureza de una ideología , la t rans­
g red i e ron en la p r5ctica bajo la presión de los acon tecimientos
lo cual p ara ellos no revis t ió ninguna impor tancia pues la ideo­
logía seguía siendo "la misma de siempre" . Así , CNT y FA! s e
a l i ar on con partidos burgueses , participaron en el gob ierno d e l a
Repúb lica , dej aron masacrar al prole tariado e n las huelgas d e
Mayo 1 9 37 " p a r a no romper l a unidad" , con l o que revelaron una
evidencia : el apolitic ismo, es decir, el rechazo de u n conjunto
<le posiciones de clase claras Y consecuen tes . es un arma de la
b u rgues ía .

Desde 1 9 3 6 la política de "unidad antifascis ta" de la CNT le


hace j ugar el mismo papel que los demás s indicatos y Par ti do s
controlar a la clase obrera al servicio del cap i tal . A pesar de
la honradez de sus militantes , la "apol í t ica" CNT se pasó al ban­
do de la burguesía .

¡ Triste des t ino el del " s indicalismo revolucionario" ! Tantas


luchas , tantos militantes revolucionarios sacrificados para , al
final , conseguir s entarse en algunos minis terios de la República
La CNT , aliándose con los verdugos de los obreros revolucionarios
(muchos de ellos militantes de base de la Confederación) enterr6
para s iempre el anarco-sindicalismo en el basurero de la his toria
al lado de los Part idos Parlamentarios , los Sindica tos , los t ro t s ­
k i s t a s , estalinis tas y demas .
"En ia época ascendente de l capitaZismo, Zas sindica­
tos eran instrwnen tos para la lucha y la unificación
de la c lase obrera. En e l periodo de decadencia, los
sindicatos se han convertido en instrwnentos irrp rescin­
dib les para e t capital.

Cuando e l capitaZismo era un sistema capaz de impulsar


el desarro l lo de las fuerzas productivas, la lucha de
Za c lase obrera pod-W. arrancar de manera duriadera mejo­
ras reales de sus condiciones de vida. Para este fin,
dio/· nacimiento a las organizaciones permanentes, unita­
rias y corporatis tas : los sindicatos. Al terminar
estas condiciones la función sindical ha terminado.

Desde hace mas de 50 años, las luchas de resistencia


de la clase contra la degradación constante de sus
condiciones de vida tienden a tomar la forma de l u­
chas esporádicas, de huelgas salvajes con A samb leas
genera les, con sus comités de hue lga e legidos y con­
tro lados por e l las y cada vez más fuera y contra Zas
sindicatos.

SÓZo la generalización y radicalización de la lucha,


abriendo un periodo revo lucionario dará nacimiento
al nuevo tipo de organización unitaria y permanente
de Za clase : Zos Consejos Obreros, órganos de l poder
pro letario.

Al perder su función anterior, Zas sindicatos (y


cua lquier organización permanente de tipo sindica l )
cesan de ser productos de Z a lucha de l a clase obre­
ra y a la vez instrwnentos para . la mi sma, para con­
vertirse en organismos integrantes de l Estado con la
función de encuaéh>ar, contra lar y frenar la lucha de
Za clase obrera, ahogando el más m{nimo germen revo­
lucionario.
La clase obrera deberá con su lucha destruir los
sindicatos de la misma manera que destruirá al
Estado capitalistá y a todos sus organismos�

(Extracto de la d e c l arac ión de p r in c ip i o s de


ACCION PROLETARIA - Julio de 1 9 7 4 )
indke

LOS SINDICAT OS CONT RA LA


CLASE OB RE RA . . . . . . . . . . . . . . . . . • • • . . . p. l

L A L U CH A E N EL CAPIT AL ISM O
ASCE NDE NTE . . • . . . • . . • • . • • . . . . • . . . . . . p. 5

LOS SINDICAT OS EN E L CAPIT AL ISM O


DE CADENT E . . . . . . . . . . . . . . . . . p. 1 2
. . . • . . . • .

L OS IZQ UIE RDIST AS Y L OS


SINDICAT OS . . • . . . . . . . . . . . . . • . . • . . . . . p . 21

CO NTE NIDO Y F ORM AS DE L A LUCH A


OB RE RA E N E L CAPIT ALISM O DECADE NT E p. 25
( c ontinuac ión de la int ro duc c i ón ) III

to , el PTE ( Part i do d e l Trabajo de E s paña ) y l a ORT ( O rgan i za c i � n


Revo l u c i ona r i a de Tra baj a d o re s ) e s c i s i ones amb o s del PC , d es pu�s
de haber cumpl i d o esa func i ó n de pe rros g u a rd i a n e s con l a d r i d o
rad ical den tro de Com i s i o nes Ob rera s d u rante l os ú l t im o s a ño s
del fra nqu i s m o , fueron ex�u l sados s i n m i ram i e ntos p o r l a fra c c i ó n
mayori tar i a d e l P C E , s i n n i s i q u i era a g radec erl e s l a f i e l l a b o r
cumpl ida . Y ambos p a rt i dos tuv i e ro n que i rs e con s u s o b reros a
montar ot ros dos s i n d i c a tos con l a r i d1 c u l a pret en s i é n de s e r
mas " u n i ta r i os " , mas " nuevos " , m a s " c omba t i vo s " ( l a C S U T d e l
PTE y e l S U de l a ORT ) . E n f i n , d o s c a l l ej o nes s i n s a l i d a m a s
en el l a beri nto c a p i ta l i s ta .

Para otras fra c c i o n e s del i zqu i e rd i smo , en part i c u l a r el t ro�s­


kysmo , e l prob l ema no e s a n a l i za r lo q u e HOY son l a s o rga n i z a c i o ­
nes s i n d i ca l es , a p € nd i ces d e l ca p i t a l , s i no s a b e r como es l a
" base" , y s i s e puede camb i a r l a d 1 re c c i o n " bu ro cra t i z a da " .
Lo de menos para l os i z q u i e r d i s t a s es s a b e r por qué S I EM P R E l a s
d i rec c i ones s i nd i c a l e s s o n h u ro c ra t i cas e i n a�ov i b l es y p o r qué
el aparato s i n d i cal CORROMPE S I STEMAT I CAMENTE l� comba t i v i dad
de la " ba s e" . Hay g ru pos , a menudo e s c i s i o nes de e s c i s i o n e s d e l
i zqu i e rd i smo sobre pol í t i ca s i nd i c al , que en pl eno desconc i erte
y desesperarza a c a b a n por d e c i r que " h ay que entrar en l o s s i n ­
d i catos p a ra destru i r l o s d e s d e dentro" . Y s i empre , qu i en e s a ca­
ban s i e ndo destru i dos son e l l os mi smo s .

E L APOL I T I SMO

Por el hecho q u e " po l ít i ca " e s una p a l abra que re cubre e n g ene­


ral la pol í t i ca b u rgues a , e s de c i r , todas l a s ma n i ob r a s y enga­
ños que co t i d i anamente p r a c t i can todos l os part i d os d e l c a p i t a l
nac i onal ( desde l a ext re�a d e recha hasta l a ext rema i z qu i e rd a )
por el hecho que e s a p o l í t i ca de l os p rofes i o nal e s d e l e n g año
'cons t i t uye uno d e l o s as pectos ma s a s querosos d e l a v i da de l a
soc iedad c a p i t a l i s ta , e s frecue nte q u e s e �esarro l l e entre t ra­
bajadores un d e s p rec i o v i s c e r a l d e " l a pql i t i ca" .

S i n emba rgo , e l " a p o l i t i smo" no es l o contrar i e d e l a p o l i t i c a


burgues a . La l u cha contra e l E s tado ca p i ta l i s ta y todos s u s s i r­
v i ente s , e l combate p o r l a i n s t a u ra c i a n de u n verdadero p o d e r
d i re c to de l os o b r e r o s a n i ve l i n t e rn a c i onal , n o e s una t a re a
" apol ft i ca" s i no e l conten i ¿o rea l d e l a a ut€nt i ca po l ft i c a
obrera . La l u cha revo l u c i o na r i a d e l p ro l eta r i ado es u n a l u c ha
pol ít i c a en e l sent i do o r i g i na l d e l a p a l a b ra , d ec i r a l go que
conc i erne e l pod e r central d e la so c i edad . Como t a l , l o s o b reros
deben asum i r el c a rácter po l ít i co d e s u l u cha . T r a n s fonna r el
asco por l a po l ít i ca burgue s a e n a p o l i t i smo no e s en rea l i da d
dar prueba d e l uc i de z n i d e " ra d i c a l i dad" s i no c a e r e n una d e
l as numero s a s traw.pas d e l p o d e r del c a p i ta l .

En f i n ce cuenta s , l os a n a rc o- s i nd i ca l i s t a s y o t ro s " autónom o s "

(Sigue al final del panfleto )


IV

" a n t i po l 1 t i cos" p roponen a l a c l a s e o b re ra l o m i smo q u e l a i z­


q u i e rd a y ext rema i zqu i e rd a : q u e l a cl a s e se quede �o n f i nada
e n s u s f a b r i cas o b a r r i o s , q u e no se ponga a l a a l tura de s u
queh a c er po l í t i co . Para i z qu i erda y ext rema i zq u i e rd a , l a po-
1 1 t i ca e s a s u nto d e s u s p a rt i do s . A l os obrero s , c o n s u " con­
c i e n c i a e c o r c� i c i st e l i m i t a d a " , l e s basta con sus s i �d i c a to s ,
s u s p roces i c nes y s u s " j ornad a s de l u ch a " . P a ra l a C . N . T . y
l o s " a ut6nomo s" , aunque pon i é nd o s e d e l o t ro l a do , razo nan de l a
m i sma manera : orga n i cémo nos e n l a ba s e , e n n u e s t ra s fa b r i ca s
y b a r r i o s , d e m a n e ra a u t6�oma , y l a p o 1 1 t i ca q u e l a h a g a n . . .
e l l os , l o s pol 1 t i cos a q u i en e s , e n f i n d e cuent a s , respetan y
d ej a n h a c e r . En l o s mít i n e s y reu n i o n e s de a u t ónomo s , l a Me sa se
c r i s p a cuando a l g u i e n " hab l a d e po l í t i ca " , y eso qu e , muy a
menudo , s u s " d i r i gente s " pertenecen a un g rupo � o l í t i c o y e s t a n
a l l � d i s frazados de a po l í t i c os c o n l o c u a l se a u toemba uca n e
i n ten t a n emb aucar a l a c l a s e ob rera . S i pa ra l a i zq u i e rda y ex­
trema i z q u i e rda l a c l a s e obrera es u n rebano q u e puede s e rv i r pa­
ra pres i o na r , para l a CNT y l o s Autónomo s , l o s t rabaj ado res
son n i nos ch i co s a l o s que h ay que p ro h i b i r h a c e r p o l 1 t i ca pa ra
que no se co rromp a n .

La c l a s e ób rera de E s paña p a g o m uy c a ro e l " ap o l i t i c i smo" d e l a


CNT , e n l o s años d e l a g u e rra , como expl i ca l a nota a l f i na l d e
e st e fol l eto . La C N T actua l , b a s tante m a s déb i l , procura reco g e r
e l d e s contento y e l a sco d e l o s o b reros p o r l a s centra l e s s i n d i ­
c a l es " po l ít i ca s " , pa ra l l ev a r l o a l pozo s i n fo ndo d e s u a r ca i c a
i deol ogía pec; ueño- burguesa d e a pol i t i c i smo , d e l " i n d i v i d u a l i smo"
y fed e ra l i smo . P retende d es a rma r a l a c l a s e o b r e ra d e l a s Ú n i ca s
a nn a s con q u e cuenta : s u c o n c i e n c i a po l í t i ca d e c l a se y s u o r g a ­
n i z a c i ó n a u tónoma de c l a se , l o s co n s ej os obrero s .

A n te n u e s t ra c l ase , no s e tra t a de a f i rm a r que " no s ('t ro s somo s


e l pode r" como l o h a c en e l eme nto s d e l mo v i m i en to a s amb l e a r i o e n
E s paña . P o rq u e , por e l mome nt o , e s , s e n c i l l amente , me n t i ra . E n
n ues t ra c l a s e , de l o que s e t ra t a e s Ge d e c i � l a v e rdad . Qe l o
q u e s e t ra t a es de de c i r con p a l a b r a s justa s , c l a r a s y d ef i n i t i ­
vas l o que hoy s ó l o pueden s e r l os s i nd i c a tos . De l o q u e s e t ra­
t a es d e q u i t a r todas l a s i l u s i o n e s q ue e n e l l o s aun t i e ne pa rte
d e n u e s t ra c l as e , p a ra poder a l c a n z a r l a l uc i dez que l a l u c h a
p o r l a revo l u c i ón prol e ta r i a mun d i a l e x i ge .

c. c. I .
Marzo de 1 978

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