Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
“Para que Satanás no tome ventaja sobre nosotros, pues no ignoramos sus
planes.” (2 Corintios 2:11).
Uno de los hechos más alarmantes acerca de la vida es que todos los seres
humanos tenemos un enemigo sobrenatural cuyo objetivo es usar el dolor y el
placer para hacernos ciegos, tontos, y miserables… para siempre. La Biblia lo
llama “el diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero… el acusador”
(Apocalipsis 12:9-10); “el príncipe de este mundo” (Juan 12:31); y “el dios de
este siglo” (2 Corintios 4:4).
Dios tiene la intención de que parte de nuestra preparación para el cielo sea
una vida de guerra contra el infierno. Él lo llama una “buena milicia” (1 Timoteo
1:18) y una “buena batalla” (1 Timoteo 6:12). Es buena no porque nos puedan
matar (¡que podría ocurrir! [Apocalipsis 2:10]), sino porque estas luchas refinan
el oro de nuestra fe (1 Pedro 1:7), en la vida y la muerte.
Dios es el gran general en esta guerra. Él nos ha dado el intercomunicador de
la oración para pedir ayuda: “Tomen… la espada del Espíritu, que es la palabra
de Dios… oren en todo tiempo” (Efesios 6:17-18).
“El dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les
resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo” (2 Corintios 4:4). Así
que no solo habla lo que es falso; esconde lo que es verdadero. Él nos impide
ver el tesoro del evangelio. Él nos deja ver los hechos, incluso las pruebas,
pero no con precisión.
En otras palabras, Satanás tiene sirvientes que profesan verdad suficiente para
unirse a la iglesia, y desde el interior enseñar lo que Pablo llama “doctrinas de
demonios” (1 Timoteo 4:1). Jesús dice que son como lobos con piel de oveja
(Mateo 7:15). Hechos 20:30 dice que no perdonan al rebaño sino que alejan a
la gente para destrucción. Sin el don de discernimiento de Dios (Filipenses 1:9),
nuestro amor será llevado a la tontería.
Una de las razones por las que dudo que Satanás solo puede fingir sus
milagros es que en Mateo 24:24 Jesús describe los últimos días de esta
manera: “Porque se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y mostrarán
grandes señales y prodigios, para así engañar, de ser posible, aun a los
escogidos”. No hay ningún indicio de que estas “señales y maravillas” sean
trucos.
Deja que tu confianza se base en algo mucho más profundo que cualquier
supuesta incapacidad de Satanás para hacer señales y maravillas. Las
verdaderas señales y maravillas al servicio de afirmaciones anticristianas no
prueban nada, incluso cuando se hacen “en el nombre de Jesús”. “Señor,
Señor, ¿no hicimos muchos milagros en tu nombre?”. A lo que Jesús les
responderá: “Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad” (Mateo
7:22-23). El problema no era que las señales y maravillas no fueran reales, sino
que estaban al servicio del pecado.
Esto es lo que hizo sin éxito con Jesús en el desierto; quería que abandonara
el camino del sufrimiento y obediencia (Mateo 4:1-11). Esto es lo que hizo con
éxito en Judas en las últimas horas de la vida de Jesús (Lucas 22:3-6). Y en 2
Corintios 11:3, Pablo advierte en contra de esto a todos los creyentes: “Pero
temo que, así como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestras mentes
sean desviadas de la sencillez y pureza de la devoción a Cristo”.
En Hechos 10:38, Pedro describe a Jesús como uno que “anduvo haciendo
bien y sanando a todos los oprimidos por el diablo”. En otras palabras, el diablo
a menudo oprime a las personas con enfermedad. Esto también es uno de sus
designios.
Pero no cometa el error de decir que toda enfermedad es la obra del diablo. Es
cierto, aun cuando un “aguijón en la carne” es el diseño de Dios para nuestra
santificación, también puede ser el “mensajero de Satanás” (2 Corintios 12:7).
Sin embargo hay otros casos en los que la enfermedad es exclusivamente
atribuida al diseño de Dios sin hacer referencia a Satanás: “No es que pecó
éste, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él” (Juan
9:3). Jesús no siente la necesidad de mencionar a Satanás como el culpable de
sus propios diseños misericordiosos.
8. Satanás es un asesino.
Jesús dijo a los que estaban planeando matarlo: “Sois de vuestro padre el
diablo y queréis hacer los deseos de vuestro padre. El fue un homicida desde
el principio, y no se ha mantenido en la verdad” (Juan 8:44). Juan dice: “No
como Caín, que era del maligno, y mató a su hermano” (1 Juan 3:12). Jesús le
dijo a la iglesia sin mancha en Esmirna: “He aquí, el diablo echará a algunos de
vosotros en la cárcel… Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida
(Apocalipsis 2:10).
Apocalipsis 12:10 dice: “Y oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha
venido la salvación, el poder y el reino de nuestro Dios y la autoridad de su
Cristo, porque el acusador de nuestros hermanos, el que los acusa delante de
nuestro Dios día y noche, ha sido arrojado”. La derrota de Satanás es segura.
Pero sus acusaciones no han cesado.
Es lo mismo con nosotros como lo fue con Job. Satanás le dice a Dios sobre
nosotros: “En realidad no te aman; aman tus beneficios”. “Extiende ahora tu
mano y toca todo lo que tiene[n], verás si no te maldice[n] en tu misma cara”
(Job 1:11). “Su fe no es real”, dice Satanás. Él nos acusa delante de Dios,
como lo hizo con Job. Pero es una cosa gloriosa que los seguidores de Jesús
tienen un abogado que “vive perpetuamente para interceder por ellos” (Hebreos
7:25).
Satanás no ganará
1 Juan 3:8: “El Hijo de Dios se manifestó con este propósito: para
destruir las obras del diablo”.
Hebreos 2:14: “El igualmente participó también de lo mismo, para anular
mediante la muerte el poder de aquel que tenía el poder de la muerte, es
decir, el diablo”.
Colosenses 2:15: “Y habiendo despojado a los poderes y autoridades,
hizo de ellos un espectáculo público, triunfando sobre ellos por medio de
El”.
Marcos 3:27: “Pero nadie puede entrar en la casa de un hombre fuerte y
saquear sus bienes si primero no lo ata; entonces podrá saquear su
casa”.
Apocalipsis 20:10 dice que un día la guerra habrá terminado: “Y el
diablo… [será] arrojado al lago de fuego y azufre… y [será atormentado]
día y noche por los siglos de los siglos” (Véase Mateo 8:29; 25:41).
¡Resiste!
Y, por supuesto, Jesús nos enseñó a hacer de la oración un arma diaria para la
protección en general: “No nos metas en tentación, mas líbranos del mal”
(Mateo 6:13). Es decir, que nos libre de la tentación exitosa del maligno.
¿Enfrenta usted los designios del diablo con el enfocado y determinado poder
de la oración?
No hay zona neutral. Ya sea que triunfas “por la sangre del Cordero y la
palabra de su testimonio”, o eres esclavizado por Satanás. Por lo tanto: “Sufre
penalidades conmigo, como buen soldado de Cristo Jesús” (2 Timoteo 2:3),
y “Pelea la buena batalla” (1 Timoteo 1:18). ¡Ore sin cesar!
El Señor Jesús no es menos guerrero hoy que en los días de antaño. Así que
le animo de nuevo: venga a Él como soldado dispuesto del Príncipe de la Paz,
y aprenda a decir: “El adiestra mis manos para la batalla” (Salmo 144:1).