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LEYENDA DE LA CRUZ DEL DIABLO

Os voy a contar la leyenda de la “cruz del diablo”, también llamada “cruz de los
descalzos” o” cruz del convertido”. Se la contaron a mi madre en su época estudiantil
cuando visitaban el santuario de la Virgen de las Angustias en viernes de Dolores todos
los años, por lo que, la recuerda bastante bien y así me la ha transmitido:

Cuenta la leyenda que vivía Don Diego en la ciudad de Cuenca, era un hombre
mujeriego, amante de muchas mujeres, le gustaba la fiesta, el jolgorio y la diversión; no
había mujer que se le resistiera, todas caían rendidas a sus pies, cuando se hartaba de
ellas las dejaba.

Un año, ya entrada la estación de otoño, llegó a la ciudad una chica guapísima


llamada Diana, fue motivo de comentarios entre los mozos y como es de pensar, llegó a
oídos de Don Diego, le contaron, que rondaba por la ciudad una chica exuberante, guapa,
como ninguna.

Noche tras noche, intentó buscarla, hasta que la vio, se acercó a ella con intención
de cortejarla. Diana no le hizo mucho caso aquella vez, se hizo la dura, pero Don Diego
siguió intentándolo noche tras noche, persiguiéndola por todos los tugurios del casco
antiguo de Cuenca.

La noche del 31 de Octubre coincidiendo con la víspera de todos los Santos. Don
Diego estaba con sus amigos de fiesta entre vinos y chicas, Diana se encontraba por allí,
pero Diego estaba ocupado con otras diversiones que le ofrecían sus amigos y las chicas
que les acompañaban. De repente, ella se acercó a él, entablaron una conversación lo
más amenazante, llena de sonrisas entre vasos y vasos de vinos. A la media noche, los
amigos, decidieron retirarse, se fueron despidiendo para irse a casa. Don Diego y la
hermosa Diana, ellos solos siguieron su fiesta particular.

Más tarde, él quiso retirarse también, pero ella no le dejó, dejándose convencer por
la guapísima Diana en dar un paseo, Don Diego accedió. Juntos emprendieron un paseo
solitario y amoroso lejos del mundanal ruido, por la bajada a las Angustias, un lugar
oscuro, lleno de escaleras, es como ir al centro de la tierra, abajo se encuentra el
convento de los Franciscanos Descalzos, hoy en día se encuentra abandonado y el
santuario de la Virgen de las Angustias, una de las patronas de Cuenca, desde allí, se
puede llegar fácilmente al puente del río Huécar. Pero continuemos con la leyenda…

Era una noche nada apetecible, la oscuridad reinaba la noche, los truenos rompían
el silencio, y los relámpagos iluminaban su paso. De repente, sólo les envolvió la
oscuridad, es el momento en que Don Diego pensó consumar su relación, se acercó a
ella, acarició su pelo y la besó, ella le siguió, Don Diego quiso ir más lejos y le levantó la
falta con intención de acariciarle las piernas, en este mismo momento, sonó un fuerte
estruendo en el cielo, parecía como que se rompiera iluminándose todo, fue cuando
descubrió que sus zapatos de charol eran unas horribles pezuñas y sus manos ya no eras
suaves sino peludas. Asustado dijo: ¡¡Eres el mismo diablo!, corrió y corrió…, Diana
también corría tras él, entre carcajada y carcajada el cielo parecía como lleno de
bombillas de alto voltaje.

Tanto corrió que tropezó con la cruz de piedra que hay delante en la entrada al
convento de los Franciscanos descalzos, que su mano se quedó grabada en dicha cruz.
Al pasar esto, el diablo desapareció entre tinieblas.

Dicen que Don Diego ingresó en ese mismo convento y estuvo recluido toda su
vida allí, sometido al rezo y al arrepentimiento.

Hay otras versiones que le contaron a mi madre, también dicen que sentados en la
cruz de piedra, Diana hechizó a Don Diego, con sus manos hasta que éste se dio cuenta
que era un diablo por sus manos peludas y sus pezuñas ; se agarró fuertemente en la
cruz y dejó su mano grabada. Coinciden en que se recluyó en el mismo convento para
arrepentirse de la vida que le precedió, nunca salió de allí. De ahí, que digan también” la
Cruz del convertido”.

Fuere como fuere, esta leyenda es una de las más famosas de la ciudad. Cuenca
alberga muchas leyendas por su antigüedad e historia, pero ésta, ha sido de inspiración
para película “Peppermint frappé” rodada in situ. También se lleva esta leyenda junto con
la recopilación de otras al teatro por el grupo “Engatos” durante épocas de verano y otoño.

La cruz ha sido restaurada tres veces, la última fue en 2004, tras los actos de
vandalismo la rompieron y estuvo durante varios meses destrozada, lo que es la
grabación de la mano y el soporte de la cruz es el original desde el siglo XVI, que es
desde cuando trata esta leyenda y el convento.

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