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ASIGNATURA:

Educación para la Paz y Formación Ciudadana

TEMA:
Tarea I

PARTICIPANTE:
Annety Doranni Rodríguez López 16-9964

FACILITADORA:
Clarisa Cuevas de Gelabert

FECHA:
17/03/2019

RECINTO NAGUA
Introducción.

La paz puede ser definida en un sentido positivo y en un sentido negativo. En


sentido positivo, la paz es un estado de tranquilidad y quietud; en cambio, en
sentido negativo, la paz es la ausencia de guerra o violencia.

La Paz puede ser un estado, un convenio, un proceso de entendimiento entre


grupos, en tanto, la armonía, la tranquilidad y la no violencia, serán las
características presentes y obligadas en cada uno de estas formas en las cuales
se da.

En este presentaremos cual es el origen de la educación para la paz, la


naturaleza, su fundamento, las características que debe tener un educador para la
paz.
Indicación y espacio para enviar la tarea I
Bienvenidos a nuestra primera semana de trabajo la cual tiene
como título Educación para la paz, conceptualización y
origen. Después de consultar la bibliografía recomendada, se le
recomienda realizar las siguientes actividades:
I-Presente un informe con los siguientes tópicos:

a) Una definición propia de educación para la Paz

La paz puede ser definida en un sentido positivo y en un sentido negativo. En


sentido positivo, la paz es un estado de tranquilidad y quietud; en cambio, en
sentido negativo, la paz es la ausencia de guerra o violencia.

b) Conceptualiza acerca del origen de la educación para la paz.

Educar para la paz y la convivencia es un objetivo defendido con ahínco por todos
los sectores de la comunidad educativa. No sólo el futuro, sino también el presente
dependen de que nuestros niños, adolescentes y jóvenes aprendan a resolver sus
conflictos por vías pacíficas. Por eso, es muy importante que los alumnos
adquieran “herramientas” y procedimientos para este fin y que vayan asumiendo
valores que se traduzcan en actitudes y hábitos de convivencia.

Origen de paz

La palabra paz deriva del latín pax. Es generalmente definida, en sentido positivo,
como un estado a nivel social o personal, en el cual se encuentran en equilibrio y
estabilidad las partes de una unidad, y en sentido negativo, como ausencia de
inquietud, violencia o guerra.

Desde el punto de vista del Derecho internacional, y por extensión de la definición


anterior, el término Paz es un convenio o tratado que pone fin a la guerra (como
por ejemplo, el proceso de Paz de Westfalia).

Puede hablarse de una paz social como entendimiento y buenas relaciones entre
los grupos, clases o estamentos sociales dentro de un país. En el plano individual,
la paz designa un estado interior, exento de cólera, odio y de sentimientos
negativos. Es, por lo tanto, deseada para uno mismo e igualmente para los demás,
hasta el punto de convertirse en un saludo (la paz esté contigo) o una meta de
vida.

El Antiguo Testamento cuando usa la expresión “paz” (shalom) especialmente en


los saludos se refiere a un bienestar material y de espíritu: “La paz esté contigo” o
“con vosotros” (cf. Gn 29, 6) y en este sentido no se opone a la guerra.
Tal paz solo puede venir de Dios mismo que quiere darla en compensación por la
fidelidad de su pueblo a la Alianza aun cuando la paz en su sentido más pleno se
espera para los tiempos del Mesías que es llamado Príncipe de la paz (cf. Is 9, 6)
que además viene a pregonarla incluso a quienes no pertenezcan al pueblo
escogido (cf. Zc 9, 6, Sal 72, 7).

Las dificultades que se presentan al tratar de definir el concepto de paz puede


explicar por qué son tan pocos los intentos de medir el estado de paz en las
diferentes naciones del mundo. El Índice de Paz Global es el primer índice en
medir los niveles de paz en los países del mundo y de identificar algunas de las
fuerzas que impulsan la paz. El Índice mide la paz definida como la ausencia de
violencia.

La naturaleza de paz

La paz no es la ausencia de la guerra, ni se reduce al solo equilibrio de las fuerzas


adversarias, ni surge de una hegemonía despótica, sino que con toda exactitud y
propiedad se llama obra de la justicia (Is 32, 7). Es el fruto del orden plantado en la
sociedad humana por su divino Fundador, y que los hombres, sedientos siempre
de una más perfecta justicia, han de llevar a cabo. El bien común del género
humano se rige primariamente por la ley eterna, pero en sus exigencias concretas,
durante el transcurso del tiempo, está cometido a continuos cambios; por eso la
paz jamás es una cosa del todo hecha, sino un perpetuo quehacer. Dada la
fragilidad de la voluntad humana, herida por el pecado, el cuidado por la paz
reclama de cada uno constante dominio de sí mismo y vigilancia por parte de la
autoridad legítima.

La paz sobre la tierra, nacida del amor al prójimo, es imagen y efecto de la paz de
Cristo, que procede de Dios Padre. En efecto, el propio Hijo encarnado, Príncipe
de la paz, ha reconciliado con Dios a todos los hombres por medio de su cruz, y,
reconstituyendo en un solo pueblo y en un solo cuerpo la unidad del género
humano, ha dado muerte al odio en su propia carne y, después del triunfo de su
resurrección, ha infundido el Espíritu de amor en el corazón de los hombres.

Por lo cual, se llama insistentemente la atención de todos los cristianos para que,
viviendo con sinceridad en la caridad (Eph 4,15), se unan con los hombres
realmente pacíficos para implorar y establecer la paz

Fundamento del concepto de paz.

La Educación para la Paz entronca claramente con los valores intrínsecos a la


Educación Moral y Cívica, de la que en cierto sentido forma parte, y supone una
atención específica a algunos de ellos. Se centra en los valores de solidaridad,
tolerancia, respeto a la diversidad, capacidad de diálogo y de participación social.
Se basa igualmente en el desarrollo de la autonomía y la autoafirmación individual
y colectiva...

El concepto de paz no es meramente la ausencia de guerra, sino que se opone al


concepto de violencia, entendida ésta como aquellas situaciones en los que los
seres humanos se desenvuelven en unas condiciones que le impiden llegar a
realizar todas sus potencialidades.

La Educación para la Paz se fundamenta en dos conceptos básicos: el concepto


de paz positiva y la perspectiva creativa del conflicto.

Podemos sintetizar las características de este nuevo concepto de paz o paz


positiva:

- La paz es un proceso dinámico y permanente.

- La paz hace referencia a una estructura social de amplia justicia y reducida


violencia.

- La paz exige, en consecuencia, la igualdad y reciprocidad en las relaciones e


interacciones.

- Afecta a todas las dimensiones de la vida.

- La paz implica y hace referencia a dos conceptos íntimamente ligados entre sí:
el desarrollo y los derechos humanos.

El segundo concepto en que se apoya Educación para la Paz es el de conflicto.


Habitualmente conflicto se presenta como sinónimo de desgracia y, por
consiguiente, como algo no deseable. Incluso en ocasiones se asocia el conflicto a
la violencia, confundiendo determinadas respuestas a un conflicto con su propia
naturaleza. El conflicto hemos de entenderlo como un proceso natural y
consustancial a la existencia humana.

c) Describe las características que debe reunir el docente que


educa para la paz y redacta el perfil del educador para la Paz.

 Debe transmitir armonía.

 Debe ser una persona fraterna.

 Debe tener valores y virtudes.

 Debe presentar su rol antes la sociedad.

 Ser autoritario en su campo de acción.


 Debe fomentar la competitividad.

 Debe introducir con humildad la cultura.

 Debe ser solidario y obrar en el bien común.

 Debe actuar con transparencia, lealtad y ética.

 trabajar por la institucionalidad.

El perfil del docente para el siglo XXI.

La relación entre maestro y alumno debe ser una relación liberadora, que se da
cuando se comparten conocimientos y herramientas útiles y trascendentales para
la vida; un maestro puede transmitir a sus alumnos el amor por la materia que
imparte, el amor por la investigación, por el trabajo, por la riqueza de las
relaciones de los demás, por la vida y sobre todo, por el descubrimiento y la
construcción de sí mismo.

El perfil de los maestros que pueden lograr la transformación que nuestros


tiempos demandan, exige un alto compromiso hacia ellos mismos y hacia la
comunidad educativa, exige una opción de vida y una jerarquía de valores
orientada a lo humano y a la construcción de una sociedad más justa.

Las cualidades debes reunir un educando que haya recibido una formación
en educación para la paz.

 Amable

 Respetuosa

 Sincera

2) Redacta una propuesta de enseñanza a partir del nuevo modelo


curricular dominicano para trabajar contenidos relacionados con
educación para la Paz.
AGENDA DIARIA

Centro educativo: Yrma Alejandrina Sánchez Bido

AREA: Educación para la Paz

TEMA: Educación para la Paz

DURACION: 45 MINUTOS

ACTIVIDADES
INICIO (5 MINUTOS)

 Oración
 Dinámica o reflexión
 Motivación
 Indagación de saberes previos

DESARROLLO (35 MINUTOS)

La maestra analiza el contenido con los saberes previos, luego escribe en


la pizarra las siguientes actividades para realizarla de manera individual.

1- ¿Qué es educación para la Paz?


2- ¿Describe el perfil de una persona que tenga educación?
3- ¿Cuáles son los factores de educación para la paz que influyen en una
persona.
4- Menciona algunas características de educación para la paz.
5- Como califica a una persona con los valores para la paz.

CIERRE (5 MINUTOS)

Socialización de manera individual, a modo de recordar y tener presente.

¿Cómo se defines una persona con valores, aptitudes y destrezas?

¿Menciona algunas de las características de educación para la paz.

Tarea:

Investiga en libros de textos, internet y otras fuentes el perfil de una persona que
educa para la paz.

3) Reflexiona acerca de los diferentes momentos en los que la


familia utiliza modos violentos como: gritos, castigos y golpes y
explica cómo afecta este comportamiento en el hogar, escuela y
la comunidad.

Emplear los castigos como herramienta en la crianza de los niños es tan habitual,
y tan socialmente aceptado, que se recurre a ellos de forma casi sistemática, sin
detenernos a reflexionar sobre todas sus consecuencias en el niño (y también en
nosotros mismos). Pero, ¿por qué se castiga a los niños? ¿Es realmente el castigo
todo lo eficaz que se suele creer? ¿Es la óptima vía, acaso única, para educar
correctamente? Voy a desarrollar y tratar de resolver éstas y otras cuestiones
sobre los castigos y sus efectos.
¿Por qué se castiga?

“Una conducta seguida de una consecuencia agradable tenderá a reforzar la


asociación entre la consecuencia y el estímulo, mientras que si es seguida de una
consecuencia aversiva, tenderá a debilitar dicha asociación.

Como consecuencia de todos estos factores, los padres se decantaron por unos
métodos de crianza más rápidos que los tradicionales hasta entonces, con el
abrigo de la opinión de psicólogos y pediatras de la época. Los procesos
mentales, las emociones y las motivaciones de los niños se consideraban
irrelevantes; la única forma de educar “exitosamente” era mediante el
reforzamiento entre estímulos y respuestas, y nada más. Y nada parecía más útil,
rápido y eficaz para controlar la conducta de los hijos que los castigos, es decir,
la contingencia de un estímulo aversivo a las conductas indeseables.

Hoy en día, el castigo sigue siendo una práctica muy predominante entre los
padres. El conductismo hace tiempo que dejó de considerarse, por si sola, la
aproximación apropiada en estudio de la psicología, pero los castigos, ya sean
físicos o psicológicos, todavía perduran. Sigue resultando un método eficaz para
muchos padres que no “tienen tiempo” de emplear otros métodos más centrados
en el propio niño que en su conducta, o para padres que no conocieron siquiera
que existen otras alternativas. Además, muchos padres consideran el castigo
como una herramienta igualmente eficaz para ejercer autoridad ante sus hijos.

Dependiendo de su edad y la etapa del desarrollo en que se encuentre, el niño


puede no contar todavía con los recursos cognitivos necesarios para comprender
las razones que los adultos les argumentan para corregir sus conductas (por
ejemplo, un niño de tres años al que se le explica que un jarrón no debe romperse
porque es un objeto valioso no tiene la capacidad de comprender lo que el adulto
intenta explicarle, e intentará volver a experimentar con el jarrón de forma
natural).

¿Qué se considera un castigo?

Los castigos pueden agruparse básicamente en dos tipos: el castigo corporal o


físico y el castigo no físico. La Convención de los Derechos del Niño de la
ONU define como castigo físico “todo castigo en el que se utilice la fuerza física y
que tenga por objeto causar cierto grado de dolor o malestar, aunque sea leve“.

Así, ejemplos de castigos físicos son: pegar a los niños (“manotazos”, “bofetadas”,
“palizas”), con la mano o con algún objeto (azote, vara, cinturón, zapato, cuchara
de madera, etc), dar puntapiés, zarandear o empujar a los niños, arañarlos,
pellizcarlos, morderlos, tirarles del pelo o de las orejas, obligarlos a ponerse
en posturas incómodas, producirles quemaduras, obligarlos a ingerir alimentos
hirviendo u otros productos (por ejemplo, lavarles la boca con jabón u obligarlos a
tragar alimentos picantes).

Los castigos no físicos son aquellos que, no siendo corporales, son igualmente
crueles y degradantes. Ejemplos de castigos no físicos son: castigos en los que se
menosprecia, se humilla, se denigra, se convierte en chivo expiatorio, se
amenaza, se asusta, o se ridiculiza al niño. El “rincón de pensar” (aislar o apartar a
un niño para que “reflexione” sobre lo que ha ocurrido), ignorar al niño, o
amenazarle (“si no te comes la verdura no iremos al cine esta tarde”) están dentro
de esta categoría.

¿Por qué no deben emplearse los castigos?

Por la misma razón que no empleamos el castigo con otros adultos. Los castigos,
ya sean físicos o no físicos, son degradantes, humillan y someten a una persona.
Y esto es así para todas las edades, no sólo para los adultos. Son el fracaso de
nosotros, como padres, en encontrar una solución más adecuada a las
necesidades de nuestros hijos, bien sea por nuestra falta de comprensión ante
dichas necesidades, o bien por nuestra indisposición hacia una crianza “sin
horarios”.

Los castigos tienen graves efectos sobre el niño, pero también sobre los padres (y
la sociedad, en general). Estos son algunos de los efectos negativos en el niño:

 Enseñan a ser víctima. Acepta los castigos como algo natural y que debe
acatar sin rechistar.

 Enseñan a ser violento. Al validar sus padres el castigo, el niño será más
proclive a castigar en su edad adulta. Si el castigo es físico, además, tenderá a
mostrar conductas agresivas con los demás, con sus parejas y con sus familias,
puesto que considera la violencia como un modo adecuado para resolver los
problemas.

 Enseñan a ser sumiso. El niño (y futuro adulto) no cuestionará las normas


establecidas, aunque pueda considerarlas injustas. Se limitará a cumplirlas sin
defender su punto de vista.

 Enseñan a no razonar. “No debo pegar a mi hermana porque me


castigarán”. Aunque el castigo se acompaña, en ocasiones, de explicaciones
sobre la conducta indeseada, para el niño es prioritario evitar el castigo antes
que comprender dichas razones.

 Aumentan la ansiedad y estrés.

 Disminuyen la autoestima. “No hago nada bien”.


 Impulsarán al niño a repetir la conducta indeseable en cuanto quien le
castiga no esté presente.

 Promueven el sentimiento de venganza. “Hoy me has pillado, pero mañana


no lo harás”.

 Degradan gravemente los vínculos emocionales entre el niño y sus padres.


“No me comprenden, no puedo confiar en ellos”. Cuando, por ejemplo, un niño
es castigado con “el rincón de pensar”, se está dejando aislado al niño
precisamente cuando más necesita la presencia y guía de sus padres para
comprender sus sentimientos y lo inapropiado de su conducta.

 Promueven el miedo hacia sus progenitores. El niño obedece porque tiene


miedo de ser castigado, y por extensión, acaba sintiendo miedo también hacia
la figura de sus padres.

 Invitan al niño a desahogar su frustración con otros niños (pegando,


insultando, gritando, etc.) o con animales (maltratando, desmembrando, etc.) en
ausencia de sus padres.
Conclusión.

Al finalizar con este informe sobre la educación para la paz puedo concluir
diciendo que la Educación para la Paz se fundamenta en dos conceptos básicos:
el concepto de paz positiva y la perspectiva creativa del conflicto.

La paz puede ser definida en un sentido positivo y en un sentido negativo. En


sentido positivo, la paz es un estado de tranquilidad y quietud; en cambio, en
sentido negativo, la paz es la ausencia de guerra o violencia.

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