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El sector salud o la sanidad es el conjunto de bienes y servicios encaminados a

preservar y proteger la salud de las personas. El sector salud es el conjunto de


instituciones formalmente organizadas en un régimen político, jurídico y
administrativo, cuya finalidad principal es trabajar para la salud y de sus
relaciones entre sí y con otras instituciones. Componen el Sector Salud los
siguientes subsectores: público estatal, público no estatal, privado de interés
público y privado relacionado con el mercado. Algunas instituciones relacionadas
con salud están adscritas a otros sectores y no están en el sector salud
propiamente dicho, como el saneamiento básico ambiental, la producción de
equipos e insumos de salud, la producción de medicamentos, la seguridad
alimentaria, los seguros de salud, etc., ya que prevalece en esta organización y
agrupación, la naturaleza de la organización productiva sobre el fin, como regla
para pertenecer a un sector u otro.
https://www.buenastareas.com/ensayos/El-Sector-Salud/61989583.html

Los residuos hospitalarios pueden producir contaminación y enfermedades si no


se los maneja adecuadamente. Los residuos infecciosos, especialmente los
cortopunzantes, presentan un riesgo para quienes puedan entrar en contacto
con ellos. De acuerdo con las estimaciones de la Organización Mundial de la
Salud (OMS), la carga global de las enfermedades por exposición ocupacional
entre el personal de la salud corresponde en un 40% a las infecciones por
hepatitis B y un 2,5% a las infecciones por VIH.

Los hospitales también generan residuos químicos, farmacéuticos y radioactivos,


todos ellos en pequeñas cantidades, que requieren un manejo especial. Por otra
parte, en los hospitales también se generan grandes cantidades de residuos
comunes como envases, papel, comida, etc., que pueden llegar a representar
alrededor del 80% de la corriente de residuos. Un hospital de gran tamaño puede
producir hasta una tonelada de residuos por día.

En muchos hospitales de países en desarrollo, todos estos residuos se mezclan


y queman en incineradores de baja tecnología y alto grado de contaminación, o
bien a cielo abierto sin ningún tipo de control. Hoy en día se sabe que la
incineración de residuos hospitalarios genera grandes cantidades de dioxinas,
mercurio y otras sustancias contaminantes.
Estas sustancias van a parar al aire donde pueden llegar a transportarse por
miles de kilómetros y contaminar el medio ambiente a escala mundial, o terminan
siendo cenizas, que en general se desechan sin tener en cuenta la carga de
contaminantes tóxicos persistentes que contienen.
https://saludsindanio.org/americalatina/temas/residuos-hospitalarios
Tipos de riesgo La exposición a desechos peligrosos de Centros de Salud
pueden inducir enfermedad o daño. La naturaleza peligrosa de estos desechos
pueden deberse a las siguientes propiedades: Que contengan agentes
infecciosos Que sean genotóxicos Que contengan sustancias químicas
peligrosas o tóxicas o productos farmacéuticos. Que sean radioactivos Que
contengan objetos afilados.
Normas con Relación a los recipientes de almacenamiento de desechos: Los
recipientes serán apropiados para cada tipo de desecho. El tamaño, peso, color,
forma y material deben garantizar una apropiada identificación y facilitar las
operaciones de transporte y limpieza. Serán herméticas para evitar exposiciones
innecesarias y estar integrados a las condiciones físicas y arquitectónicas del
lugar. Los recipientes se complementarán con el uso de bolsas plásticas para
efectuar un apropiado embalaje de los desechos. Cuando se trata de otros
desechos peligrosos (corrosivos, reactivos, tóxicos, etc) se tendrán en cuenta las
recomendaciones especificadas de los fabricantes.

El cloro es un buen desinfectante, sin embargo sabemos que no todos los


microorganismos son malos o causantes de enfermedades, ya que hay otros que
están ligados a los ciclos biogeoquímicos (ciclos de los elementos), como lo son
las bacterias nitrificantes y desnitrificantes, las cuales ayudan a la fijación del
nitrógeno en las plantas, pensemos que pasaría si este cloro llegará a zonas de
vegetación o a ríos y lagos; Si está en cantidades excesivas las mataría,
provocando un desequilibrio en el medio ambiente.
Este desinfectante reacciona con la materia orgánica del agua generando
cientos de subproductos, los más prevalentes son los trihalometanos (THM) y el
ácido acético halogénico, el cual es un compuesto cancerígeno, estos cuentan
con un carácter volátil y pueden llegar al ser humano por medio de ingestión,
inhalación y absorción dérmica.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) establece unos valores como
concentraciones máximas individuales de cada uno de los THM en el agua de
consumo humano.
Cloroformo: 300 µg (microgramos)/L
Bromodiclorometano (BDCM): 60 µg/L
Dibromoclorometano (DBCM): 100 µg/L
Bromoformo: 100 µg/L

La suma de cloroformo, bromodiclorometano, dibromoclorometano y


bromoformo debe de ser menor a 100 µg/L. Estos límites legislativos se fijan
estableciendo unos márgenes de seguridad que garantizan un elevado grado de
protección a la población.

Dentro del marco de la normatividad vigente se considera que las farmacias y


droguerías son generadores de residuos hospitalarios y similares, por esto es
importante que este tipo de establecimientos conozcan cómo gestionar
correctamente el manejo de residuos hospitalarios y similares.
Para esto es indispensable que las personas responsables de los servicios
farmacéuticos conozcan, entiendan y cumplan la legislación que sobre el tema
se ha expedido, así mismo elaboren, desarrollen y mejoren continuamente el
plan de gestión integral de residuos hospitalarios y similares (PGIRH).

Plan de gestión integral de residuos hospitalarios y similares (PGIRH)

Es el documento diseñado por los generadores, los prestadores del servicio de


desactivación y especial de aseo, el cual contiene de una manera organizada y
coherente las actividades necesarias que garanticen la Gestión Integral de los
Residuos Hospitalarios y Similares.
Los residuos de medicamentos causan graves daños en el medio ambiente, si
no se gestionan de forma adecuada.
El consumo de medicamentos, cada vez más diversos, ha aumentado en los
últimos años. Estos productos, si llegan a la naturaleza, dañan la flora y la fauna
y contaminan ríos, acuíferos y océanos en todo el mundo. Los primeros estudios
científicos comenzaron hace unos 40 años y, desde entonces, son cada vez más
numerosos.

Las consecuencias y las especies afectadas conocidas son cada vez más
diversas:
• Feminización de los machos: Los estrógenos de las píldoras anticonceptivas han
tenido este efecto en diversas especies de peces y anfibios.
• Extinción de aves carroñeras: El diclofenaco, utilizado para dolencias del
ganado, ha supuesto la casi desaparición de buitres en la India. En España se
han detectado problemas en buitres y quebrantahuesos tras ingerir restos de
ovino con sustancias antiparasitarias.
• Daños en órganos internos: El antiinflamatorio flunixin causa lesiones en
codornices y la muerte en grullas siberianas.
• Problemas alimenticios: Las aves que ingieren el antidepresivo Prozac reducen
su alimentación en invierno y, a la vez, sus posibilidades de supervivencia.
No abusar de los fármacos, además de una práctica saludable, contribuirá a
reducir este problema ambiental. Al desprenderse de los residuos de
medicamentos, los ciudadanos disponen del contenedor SIGRE, situado en la
mayoría de farmacias españolas. Se pueden llevar medicamentos con el envase
vacío (frascos, blísters, ampollas, tubos, cajas de cartón, etc.) y con restos de
producto. Los responsables del sistema subrayan que lo apropiado sería
entregar todo el medicamento: no hay que usar los contenedores de reciclaje de
papel, envases o vidrio, aunque contengan esos materiales.
Por el contrario, no se deben llevar al punto SIGRE gasas, apósitos, agujas,
objetos cortantes (tirarlas junto con el resto de la basura de orgánicos),
termómetros, pilas o radiografías. Lo mejor es llevarlos a los puntos limpios.
Politicos:

El sistema mexicano de salud comprende dos sectores, el público y el privado.


Dentro del sector público se encuentran las instituciones de seguridad social
[Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Instituto de Seguridad y Servicios
Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), Petróleos Mexicanos
(PEMEX), Secretaría de la Defensa (SEDENA), Secretaría de Marina (SEMAR)
y otros] y las instituciones y programas que atienden a la población sin seguridad
social [Secretaría de Salud (SSa), Servicios Estatales de Salud (SESA),
Programa IMSS-Oportunidades (IMSS-O), Seguro Popular de Salud (SPS)]. El
sector privado comprende a las compañías aseguradoras y los prestadores de
servicios que trabajan en consultorios, clínicas y hospitales privados, incluyendo
a los prestadores de servicios de medicina alternativa.
De acuerdo con el artículo 4° de la Constitución Política de México, la protección
de la salud es un derecho de todos los mexicanos. Sin embargo, no todos han
podido ejercer de manera efectiva este derecho. El sistema mexicano de salud
ofrece beneficios en salud muy diferentes dependiendo de la población de que
se trate. En el país hay tres distintos grupos de beneficiarios de las instituciones
de salud:
• los trabajadores asalariados, los jubilados y sus familias;
• los autoempleados, trabajadores del sector informal, desempleados y personas
que se encuentran fuera del mercado de trabajo, y sus familias, y
• la población con capacidad de pago.
Los trabajadores del sector formal de la economía, activos y jubilados, y sus
familias son los beneficiarios de las instituciones de seguridad social, que cubren
a 48.3 millones de personas. El IMSS cubre a más de 80% de esta población y
la atiende en sus propias unidades con sus propios médicos y enfermeras. El
ISSSTE da cobertura a otro 18% de la población asegurada, también en
unidades y con recursos humanos propios. Por su parte, los servicios médicos
para los empleados de PEMEX, SEDEÑA y SEMAR en conjunto se encargan de
proveer de servicios de salud a 1% de la población con seguridad social en
clínicas y hospitales de PEMEX y las Fuerzas Armadas, y con médicos y
enfermeras propios.

En 2007 el gasto en medicamentos en México representó 24% del gasto total en


salud, es decir, 1.4% del PIB. La mayor parte de este gasto (75%) es gasto de
bolsillo.
Las recientes reformas formuladas e implementadas referentes a los servicios
de salud dirigidos a la población más marginada de México, bajo la
estrategia de la descentralización en salud, han diseñado emprender cambios
para llegar a una mayor equidad, mayor acceso, mayor cobertura y mayor
protección financiera para que los usuarios no incurran en gastos catastróficos
al presentar daños a su salud; estrategias que forman parte del Plan Nacional
de Desarrollo (PND) y del Programa Nacional de Salud (PNS), con un eje
conductor en materia de justicia social para contribuir desde el sector salud, a la
reducción de la pobreza y la desigualdad a través de una mayor protección social
en salud.
Sin embargo, de acuerdo a versiones periodísticas y rumores de la población
los servicios que el Seguro Popular ofrece funcionan con grandes deficiencias,
no reúne los requisitos de calidad ni existe satisfacción de los usuarios toda vez
que no están incluidos algunos medicamentos y atención en algunas
enfermedades y servicios, obligando a los que menos tienen a postergar su
atención médica por motivos económicos o en otro caso a incurrir en gastos no
contemplados en su presupuesto y en el peor de los casos fallecer a
consecuencia de la falta de atención. La falta de disponibilidad de medicamentos
en los servicios públicos obliga a los pacientes a adquirirlos en el sector privado
a un costo excesivo que impone una carga especial a las familias de bajos
ingresos.
La Autoridad Nacional de Salud tiene responsabilidades ineludibles y muchas
veces exclusivas respecto a la protección de la salud de la población en casos
de emergencias y desastres de cualquier origen y magnitud.
Para cumplir con esa responsabilidad, el sector salud de cada país ha
establecido mecanismos formales para la coordinación y la movilización de la
respuesta de todos los componentes necesarios del sector salud para enfrentar
el impacto de los desastres sobre la salud de la población, incluyendo: prestación
de servicios de salud, vigilancia de la calidad del agua de consumo humano,
vigilancia epidemiológica, movilización de insumos y medicamentos críticos,
comunicación pública, programas de salud, entre otros.
En la mayoría de los países el mecanismo sectorial para enfrentar emergencias
y desastres está a cargo de una oficina, dirección, departamento o unidad del
Ministerio de Salud cuyas responsabilidades centrales son la gestión de riesgos,
los preparativos y la coordinación de la respuesta. Esa oficina actúa como enlace
sectorial ante los sistemas nacionales de emergencias y, dentro del sector salud,
asume la coordinación de las acciones de prevención, mitigación, preparativos,
respuesta y recuperación frente a emergencias y desastres.
En general, la responsabilidad nacional de la gestión del riesgo en los países de
Las Américas recae en la más alta autoridad del gobierno del país, quien preside
el sistema nacional de gestión del riesgo. Este sistema, por lo general, cuenta
con un mecanismo de generación de políticas de reducción de riesgo y otro de
nivel más operacional que facilita la coordinación de la respuesta. Cada país ha
diseñado sus sistemas con el fin de promover la más amplia participación de los
actores públicos y privados.
Los Sistemas Nacionales de Defensa Civil se crearon en la década de los 70,
con el fin de mejorar la respuesta y los preparativos para desastres. Esta
responsabilidad se asignó a un organismo central con capacidades operativas y
de coordinación. Progresivamente, se fueron incorporando responsabilidades de
reducción de riesgo y se institucionalizaron organismos cuyas funciones
principales son la coordinación de los esfuerzos multisectoriales y la
incorporación de la reducción de riesgo de desastres en los procesos de
desarrollo. Estos sistemas, por lo general, han adoptado el nombre de Sistema
Nacional de Protección Civil o de Gestión de Riesgo y Atención de Desastres.
Es necesario establecer una política sectorial de reducción del riesgo a
desastres, determinar objetivos a corto, medio y largo plazo, designar estrategias
para alcanzar esos objetivos con mayor eficiencia y efectividad, y describir un
programa de ejecución de las actividades. Las Funciones Esenciales de Salud
Pública (FESP) describen el espectro de competencias y acciones necesarias
por parte de los sistemas de salud para proteger y mejorar la salud.
A través de este instrumento, las autoridades sanitarias pueden identificar no
solo los factores críticos que deben tenerse en cuenta para desarrollar planes o
estrategias para fortalecer la salud pública, sino también los mecanismos de
gestión y recursos materiales necesarios para que puedan ejercer de manera
óptima las citadas funciones.

Una vez incorporada la reducción de riesgo de desastres en el Plan Nacional del


Sector Salud, es necesario establecer un sistema de relaciones que enlace las
funciones, los roles y las responsabilidades de cada dependencia del ministerio
de salud y de las instituciones y niveles del sector salud.
Este sistema de relaciones debe agrupar los roles y responsabilidades y
determinar el mejor modelo organizacional que permita su cumplimiento tanto al
interior del ministerio de salud como en sus relaciones de coordinación y trabajo
conjunto con otras instituciones del sector y con otros sectores.
La organización del sector salud para la gestión de riesgos se basa en criterios
técnicos y político-administrativos. En este apartado se describen los elementos
técnicos que gobiernan las funciones, las responsabilidades y la organización de
los programas de desastres en salud.
El Estado debe ejecutar determinadas políticas sociales que garanticen y
aseguren el bienestar de los ciudadanos en determinados marcos como el de
la sanidad, la educación y en general todo el espectro posible de seguridad
social. Estos programas gubernamentales, financiados con los presupuestos
estatales, deben tener carácter gratuito. En este sentido, el Estado de bienestar
no hace sino generar un proceso de redistribución de la riqueza, pues en
principio, las clases inferiores de una sociedad son las más beneficiadas por
una cobertura social que no podrían alcanzar con sus propios ingresos.

En la actualidad, las zonas rurales están sufriendo el problema de la


despoblación. La falta de recursos está llevando a la gente a abandonar sus
raíces en busca de más y mejores oportunidades.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) reporta que el 56 por ciento de
la población rural del mundo no tiene cobertura de salud, en comparación con el
22 por ciento que vive en zonas urbanas.
Tener disponibilidad inmediata de los servicios de salud cuando enfermamos,
poder acceder a tratamientos médicos y ser atendidos de urgencia, son los
pilares básicos de nuestro sistema de salud en nuestro país pero sin embargo
en muchas zonas rurales, estos pilares se tambalean incluso desaparecen.
Carecer de la seguridad que proporciona tener una atención sanitaria a nuestro
alcance, es uno de los factores con más peso en la despoblación de nuestros
pueblos. Muchas personas abandonan sus pueblos y sus casas de toda la vida
cuando se hacen mayores porque temen morir en el camino, o bien cuando le
diagnostican alguna enfermedad o van a ampliar la familia.
Tanto la estructura como las características demográficas, determinan los
problemas sociales y de salud de una comunidad específica. Esa es una cara de
la moneda. Por otra parte, las intervenciones sanitarias determinan los cambios
demográficos fundamentales para legisladores y reguladores que luego
desarrollan e implementan políticas públicas en materia de salud. Por esto, se
señala que la salud pública hace uso de los métodos y de las técnicas
demográficas, para poder focalizar e intervenir en la salud de una comunidad
determinada, con estructuras y características únicas.

Ruiz Medina, M. (2006, 09). POLÍTICAS PÚBLICAS EN SALUD Y SU IMPACTO


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