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Respeta la vida de los demás, aunque no estés de acuerdo ni entiendas sus

razones.
Muy buenos días tengan distinguido jurado calificador, y maestros que hoy nos
acompañan. Mi nombre es Jonathan Alexander Fiscal Chiguil, tengo 10 años de edad.
Vengo orgullosamente representando a la escuela Primaria Emiliano Zapata, turno
vespertino del Tejar. Me siento muy honrado de dirigirme a ustedes, invitándolos a
escucharme, para ponderar el tema de la paz y la familia.
Desde que el hombre pobló el planeta, la convivencia generó desarrollo, pero también
conflicto. Estos problemas se generaban tanto dentro de la familia como fuera de ella. La
guerra y la paz han convivido siempre, son las dos caras contrarias de la misma moneda.
Pero a pesar del tiempo transcurrido y el desarrollo tecnológico, sigue quebrantándose
la paz debido a las desigualdades sociales, la ambición desmedida, la discriminación
racial, la trata de personas, las extorsiones, las amenazas, incluso el maltrato y abuso
en la propia familia. Nosotros los niños ya no vivimos en paz, vivimos con temor y de
eso… SOLO TÚ, ERES CULPABLE.
Si no podemos tratarnos como seres humanos, el conflicto estará allí, agazapado, y
estallará en cualquier momento. La violencia genera más violencia, nos lleva a lo que
Jesucristo suprimió de la ley de Moisés: “Ojo por ojo, diente por diente”. Él nos dejó un
mensaje diferente: “La paz que yo doy no es la que da el mundo”. Es una paz que
permanece. Por ello, es necesario vivir en paz, estudiar en paz, comer en paz, servir,
dialogar, competir sanamente y así poder dormir tranquilamente. La paz está dentro de
nosotros, en nuestros corazones. Seamos hombres y mujeres de paz… irradiémosla.
seamos luz para los demás haciendo lo que es correcto, bueno y agradable. Aún hay
tiempo de corregir los errores ocasionados por ustedes los adultos, pues nuestra
sociedad nos muestra un mundo donde los malos principios y falsos valores, no
perdonan; pues quieren alcanzar sus objetivos rápido, fijando sus intereses en las
posesiones materiales.
Señores del jurado, maestros y personas presentes, no les pido que cambien al mundo,
solo les pido que hagan consciencia. Que te analices, nunca te fijes si los demás no lo
hacen; porque para tener un mundo mejor, se debe empezar por uno mismo. Sé ejemplo
a seguir, porque recuerda, cada vez que alces la voz, pegues, grites o señales, nosotros
los niños te estamos viendo y aprendiendo de ti. ¿Sabes algo? Yo siempre he admirado
tu trabajo, sé que no es fácil ser adulto mucho menos maestro, sé también que no eres
de roca y que te cansas por tantas cosas que tienes que hacer. Pero yo también no soy
de piedra y cada vez que me reprimes, me desmotivas. Si algo hice mal, enséñame, pero
con amor y paciencia. Si me has de corregir dímelo en privado, nunca en público pues
soy noble aún y tú eres mi ejemplo a seguir, me siento muy triste cuando te enojas
conmigo o me regañas. Cuando vengo aquí al salón, es porque ando en busca de afecto
y comprensión que a veces en casa no lo tengo. Ayudame a vivir en paz y armonía.
Enséñame que no todo se arregla con dinero, mucho menos con gritos ni golpes. Porque
lo que yo aprenda de ti, eso es lo que entenderé que es lo correcto. En mi casa, el dinero
es más importante que la familia, porque eso es lo que he visto, cuando gritan y pelean
mis padres, al no haber dinero. En ocasiones, yo he tenido que ir a trabajar, aunque
quisiera estar aquí contigo para seguir aprendiendo. Mi maestro me enseñó, que los
niños cambiamos cuando dejan de creer en nosotros, cuando nos dicen “Eres un burro”,
“eres un inútil” o “no sirves para nada” … Ese tipo de acciones dominan la conducta de
las personas y las corrompe. Dando lugar a la ineptitud, ignorancia y al abuso a los más
necesitados, pues nuestros derechos como niños no son respetados.
Papá, mamá, amigo adulto, yo solo soy un niño de 10 años, tal vez no entiendo muchas
cosas, pero sí tengo ojos y oídos, y me doy cuenta de que el mundo se está destruyendo
lentamente. Tú eres mi guía y mi sustento, no me mientas... que de ti aprendo. Si me
dices que no, que así sea, si me dices que Sí, prémiamelo cuando me lo merezca. Sé
justo y coherente con tus palabras, porque yo aprendo de ti desde casa. Si me dices que
no mienta, no mientas tú, si me dices que no pegue ni sea grosero, no lo hagas tú. Solo
me confundes cuando me pides que haga algo y después tú no lo haces. De igual forma,
nunca olvides decirme cuánto me quieres y cuan orgulloso estás de mí, ya que eso me
alienta a ser mejor cada día. No tengas miedo a pedir perdón a un niño, pues también
tienes derecho a equivocarte. No te hace menos adulto ante mí, al contrario, haces que
te admire más, porque sabes reconocer tus errores.
Recordé en este momento, la siguiente frase: “El respeto al derecho ajeno, es la Paz”,
de Benito Juárez y, “De nada sirve que seamos iguales ante la ley si no lo somos ante
los demás”. Estas frases célebres nos dicen, que debemos estar atentos a la justicia.
Pues donde hay justicia hay paz, donde hay paz hay amor y donde hay amor… existe la
familia.
¡¡¡QUE VIVA LA FAMILIA
Y QUE HAYA PAZ EN EL MUNDO¡¡¡¡
GRACIAS.

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