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NORMALIZACIÓN DE LOS ESTUDIANTES

La normalización es una estrategia que busca enseñarles a los alumnos cómo


actuar correctamente en el colegio y en la sala de clases a partir de lo que se
espera de ellos. Estas estrategias deben adecuarse a la edad y las
características del curso. Se apunta a que los niños sepan qué deben hacer y
cómo deben hacerlo. Se espera que los alumnos sigan una serie de normas y
rutinas como, por ejemplo, levantar la mano para hablar o guardar sus
materiales de manera ordenada en el lugar correspondiente. A continuación se
presentan las Etapas de la normalización:

1. Observación:
El niño aprende observando los movimientos, las actitudes y la utilización de
las cosas. El profesor muestra y modela lo que desea que hagan sus alumnos.

2. Repetición:
El niño practica y repite lo anterior. Empieza a funcionar de manera autónoma
en estas conductas. Una vez que el niño repite una y otra vez, adquiere los
hábitos como algo normal.

3. Toma de conciencia:
Se debe conversar con los niños la razón de la utilización adecuada de las
cosas. Deben tomar conciencia del sentido, en relación al cuidado y al respeto
por los otros.
El adulto debe ser riguroso en las exigencias de la normalización dentro de la
sala de clases, la que se dará en forma permanente durante toda la clase.
La normalización debe buscar y desarrollar las estrategias adecuadas para
lograrla de acuerdo a la edad y características del curso.

Es necesario tener presente que la normalización:

- No es un período de diagnóstico: no se busca saber qué saben los


alumnos acerca de las reglas de la sala, solo se presentan y recuerdan
con ellos.

- No es una pérdida de tiempo: los profesores que dedican tiempo a la


normalización logran una ambiente de trabajo agradable y cálido mucho
antes que los profesores que no lo hacen, porque disminuyen los
problemas de disciplina.

- Permite establecer claramente las expectativas del profesor: algunos


niños llegan a la escuela muy preocupados porque no saben qué va a
ocurrir a lo largo del día. Cuando el profesor comparte con sus alumnos
lo que espera de ellos, se sentirán más seguros y menos ansiosos.

- Establece conductas para todos los niños, dejando en claro que no hay
favoritismos.
- Favorece a los niños con dificultades de organización: entrega una
manera consistente de hacer las cosas y procedimientos claros,
facilitando el recuerdo y la puesta en práctica (algunos niños pueden
manifestar dificultades, pero es mejor tener un modelo y tratar de
seguirlo que no tener modelo e inventar una manera de proceder cada
vez).

 Factores que facilitan una buena normalización.


- Actividades cortas y precisas.
- Realizarlas a diario.
- Graduar la normalización.
- Trabajar los hábitos con los apoderados.
- Utilizar el refuerzo positivo si el hábito o actitud esperada se logra.
- Hacer notar o sancionar si la actitud o el hábito no se cumple.
- Coordinar la normalización con todos los profesores de asignaturas.
- Tener presente que la normalización es una tarea que requiere de
paciencia y perseverancia, y que no se limita a una hora de clase, sino
que debe mantenerse durante toda la jornada escolar.

Es muy importante que, debido al gran número de conductas y hábitos que hay
que normalizar, cada profesor seleccione y jerarquice las que considera
fundamentales. Esto permite focalizar las energías ya que es imposible tratar
de normalizar todas las conductas juntas y al mismo tiempo. Se sugiere usar
una tabla para seleccionar y calendarizar las conductas.

 Como enseñar hábitos y actitudes a los niños

- Contar a los alumnos de qué se trata y por qué es importante de hacer.


- Mostrar cómo y cuándo se hacen.
- Exigir, reforzar y sancionar si el hábito o actitud no se da.
Los alumnos aprenden los hábitos y actitudes a través de la observación de lo
que muestra y enuncia el profesor. Luego lo repite y practica hasta que lo
internaliza y automatiza.

 Clasificación de hábitos y actitudes

Podemos distinguir dos grandes criterios para clasificar los hábitos y actitudes
que se trabajan mediante la normalización:

a) Según el tipo de hábito o actitud:


- Relacionados con la rutina de clases: levantar la mano para hablar, toma
correcto del lápiz y de los cuadernos, respetar turnos, colgar la mochila al
entrar a la sala, etc.
- Relacionados con normas de cortesía: agradecer, saludar, pedir permiso,
pedir disculpas.
- Relacionados con la preocupación por la presentación personal (a modo de
ejemplo: mantener el delantal limpio y abrochado, limpieza personal, etc.)
b) Según el tiempo

 Trabajados en las primeras semanas de clases: Son hábitos y actitudes


relacionados con el orden y uso de los materiales. Una vez que son
incorporados, no demandan mayor atención puesto que el alumno los realiza
de manera automática. Por ejemplo: Colgar la mochila en su percha,
ponerse el delantal o la cotona al inicio del día, salir ordenadamente al
recreo, etc.

En general, se ha llegado a una estimación de que este tipo de hábitos y/o


actitudes necesitan un período de tiempo de seis semanas para que los
alumnos las conozcan, apliquen e internalicen. En este proceso es necesario
siempre, enseñar cada uno de las actitudes o hábitos esperados, exigirlos,
reforzarlos constantemente y sancionarlos cuando se requiera. Por ejemplo:
antes de salir al patio puede comentar “Vamos a salir al patio a jugar.
Recordemos, cuando suena la campana ¿qué deben hacer? Salir por filas,
ordenados y sin correr. ”

El profesor repetirá lo que deben hacer los niños varias veces hasta que
puedan incorporarlo. Incluso es posible anotar o consignar las actitudes y
hábitos más importantes en algún lugar destacado de la sala de clases

 Trabajados durante todo el año escolar: Son hábitos y actitudes que se


refuerzan durante todo el año, porque requieren de más tiempo para ser
internalizados por los niños. Por ejemplo: Levantar la mano antes de
hablar, no pararse mientras se trabaja, cerrar y guardar los materiales
cuando se dan instrucciones.

Es fundamental mantener un refuerzo sistemático y constante en este tipo de


hábitos y actitudes para que los niños vayan reflexionando sobre ellos. Hay que
apoyar a los niños que se esfuerzan por ponerlos en práctica con incentivos:
“Qué bien” “Bien hecho” “Lo felicito”. Si el profesor demuestra interés en estas
conductas y en el esfuerzo de sus alumnos por aprenderlas, será más fácil que
ellos las adquieran. Es importante felicitar al alumno en el mismo momento en
que se realiza la conducta y seguir reforzándola todas las veces que se realiza,
hasta que se adquiere. Una vez que la conducta fue adquirida, conviene
reforzarla solo de vez en cuando.
Por ejemplo, si un niño insiste en no levantar la mano para hablar e interrumpe
a otro, es importante comentarle “Acuérdate que tienes que levantar la mano,
porque si no lo haces, no vas a escuchar a los demás y los otros no te van a
escuchar a ti”.

Dentro de los hábitos y actitudes que se deben trabajar con los niños a través
del año, proponemos cuatro hábitos que nos parecen fundamentales para un
buen aprendizaje:

 Atención
Para fomentar la atención es necesario que el profesor exija a los alumnos:
- Mantener una postura correcta al estar sentados.
- Mantener los brazos cruzados sobre la mesa cuando se dan
instrucciones.
- Mantener siempre contacto visual con el profesor.
- Preguntar si tienen dudas. (Levantando la mano).

Para los alumnos más inquietos, el profesor puede:


- Acercarse al alumno y centrarlo en su trabajo mediante unas palabras o
un gesto. Ejemplo: Poner la mano en su hombro, sobre la cabeza, etc.
- Si persiste en una conducta disruptiva, el profesor lo separa del grupo.
Ejemplo: Mover un poco su banco, o bien ubicarlo en el puesto del
profesor.

 La concentración y silencio durante el trabajo personal


Para fomentar la concentración es necesario:
- Dar instrucciones claras a todo el curso.
- Ser consecuente con el silencio que se pide. El profesor también debe
guardar silencio mientras trabajan los niños.
- Minimizar las interrupciones. Se sugiere corregir y aclarar las actividades
en voz baja al lado del niño que lo necesite.
- Fomentar la autonomía. Se sugiere cuidar que las guías de trabajo y
pruebas tengan indicaciones claras para que los niños puedan trabajar
solos.

 El orden
Para fomentar el orden es necesario:
- Planear una rutina de llegada estable que estructure a los niños: cada
uno debe saber qué hacer y dónde dejar sus cosas.
- Dirigir las transiciones entre actividades de manera que los niños sepan
qué deben hacer y cómo.
- Establecer percheros, una caja para guardar las libretas de
comunicaciones, guardar los materiales en estantes rotulados, etc.
- Mostrar cómo cuidar los libros, cuadernos, lápices y todos los
materiales.

 El gusto por el trabajo bien hecho


Desde el primer día de clases, debe comunicar a sus alumnos que se
realizarán trabajos demandantes, interesantes, y que se valorará el trabajo bien
hecho. Algunas estrategias que ayudan a trasmitir este mensaje son las
siguientes:
- Trabajar con lápiz mina para poder borrar y corregir los errores.
- Supervisar frecuentemente el trabajo de los niños para que corrijan los
errores a tiempo, no esperar hasta el final de la actividad.
- Decir cuando el trabajo esté bien hecho y cuando no lo está.
- Reforzar el esfuerzo que hace un niño para superar su dificultad.
 Como dar las Instrucciones a los niños:

- Las instrucciones del profesor deben ser claras y precisas.


- Esto logra que los alumnos realicen sus actividades o secuencia de
trabajo de forma autónoma y eficiente.
- Las instrucciones claras dan seguridad a los niños, evitando confusiones
y preguntas innecesarias y manteniendo así un ambiente normalizado
que facilita el aprendizaje.

Para dar instrucciones sugerimos:


- Dar las instrucciones para todo el grupo desde un lugar visible.
- Focalizar la atención de los alumnos al momento de dar una instrucción.
- Pedir a los niños que miren a los ojos al profesor y esperar que todos los
niños estén en silencio y atentos para dar la instrucción.
- Usar un lenguaje claro y adecuado a la edad de los alumnos.
- Presentar claramente la secuencia de trabajo que los alumnos deben
realizar.
- Los alumnos deben saber qué se espera de ellos y cómo deben hacerlo.

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