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¿Qué son las

apachetas?

Algo similar a los inukshuk del Círculo Polar Artico, las Apachetas son
características en la zona del altiplano que incluye sectores de Bolivia,
Chile, Argentina y Perú. Montículos de piedras, una sobre otra, a modo
de ofrenda.

Si bien no se tiene una idea totalmente clara de la función que cumplían


en sus orígenes. Se sabe que, actualmente, son los viajeros quienes
piden que se aparten las desgracias (chiknis) de su camino para
seguir el viaje con salud y tranquilidad.

Es por ello que la mayoría de las apachetas pueden apreciarse a los


costados de las carreteras, caminos y senderos.
Así, los viajeros piden y agradecen a la Pachamama (Madre Tierra) y a los
Apus (dioses de las montañas) colocando una piedra sobre la otra y, en
algunos casos, dejando todo tipo de ofrendas como comida, bebida,
cigarros, y demás elementos.

Los tamaños de las apachetas son muy variados y pueden encontrarse


desde montículos pequeños con tres piedras apiladas o bien, otras que
llegan a medir hasta tres metros de altura.

Pero claro que, además de la explicación que indica que son los viajeros
quienes piden a sus dioses protección y fuerza para seguir adelante en su
camino, existen otras hipótesis acerca del nacimiento de las apachetas.

Algunos dicen que las apachetas nacieron debido a la preocupación de


los incas por el orden. Por dividir, medir distancias, marcar y separar
sectores. Otros sólo le dan un significado religioso y dicen que eran
altares donde rendir homenaje a los dioses.

Pues bien, hoy en día son los viajeros locales quienes piden por un viaje
tranquilo y, muchos turistas ajenos al lugar, imitan esa acción y realizan
sus propias apachetas. Es por ello que, los lados de las carreteras y
caminos del altiplano, pueden verse cantidad de apachetas desafiando a
la gravedad.

Apachetas en La Paz conservan su


condición como sitios rituales
Las apachetas o lugares de ritualidad conservan su significación como sitios sagrados
para la cosmovisión andina y donde aún se realizan ofrendas a la Pachamama (madre
tierra), como una relación intercultural viva, pese al crecimiento urbano de la ciudad de
La Paz.

En una relación intercultural entre el humano y la naturaleza, se considera que los


lugares sagrados están vivos porque se encuentran en el imaginario colectivo de la
ciudadanía. La aserción pertenece al delegado Municipal de Fomento para la
Interculturalidad, Marcelo Fernández quien considera que "las apachetas están vivas,
porque se encuentran en el imaginario colectivo de la propia ciudadanía paceña".

Más de una treintena de sitios ceremoniales aymaras se encuentran en los diferentes


macrodistritos de La Paz. Cada uno de ellos cumple una determinada funcionalidad en
la ritualidad vinculada principalmente a la wajt’a u ofrenda que se entrega a la
Pachamama en determinadas fechas según el ciclo agrícola.

"Una gran parte de la existencia de las apachetas se justifica por la permanencia de la


lengua de una cultura, como la aymara, que cumple su práctica ritual en estos sitios
ubicados en las serranías que rodean nuestra ciudad", dijo Fernández.
Para la autoridad edil el crecimiento urbano no ha interferido en la relación intercultural
viva del humano con la naturaleza, al contrario estas prácticas están siendo
refuncionalizadas, ya que muchas de las apachetas están siendo utilizadas también
como miradores para los ciudadanos.

Las apachetas también son denominadas apus o espacios sagrados donde habitan los
achachilas o los primigenios antepasados, junto a los uywiris que son las deidades
aymaras –según la cosmovisión andina– que alimentan y cuidan a los seres vivos de la
Pachamama.

Según la cultura andina los sitios rituales tienen una condición que por demás es sacro
–dijo Fernández– ya que también son los marcadores del pacha o tiempo-espacio,
además de definir los límites de jurisdicciones territoriales son sitios que se interceden
con el bienestar económico, el medio ambiente y la identidad social e individual de la
población.

También las apachetas son utilizadas para las ceremonias aymaras que se practican
dentro la medicina tradicional. Es así que muchos de los sitios pueden ser usados para
remediar determinadas afecciones que se relacionan con la terapia del ajayu o espíritu.

Por otra parte, la Delegación Municipal de Fomento para la Interculturalidad (DMFI) y la


Unidad de Promoción del Folklore y las Artes Populares tienen previsto publicar la
investigación Wakas y Apachetas del municipio de La Paz delamauta o filósofo aymara
Guiniol Quilla. (SIM/GAMLP)

En La Paz hay 30 apachetas,


wak’as y sitios
“energéticos”
Se hará la delimitación georreferenciada y la precisión de datos para
el reconocimiento de la espiritualidad y ritualidad que se practica en
estos lugares.

El municipio de La Paz cuenta con al menos 30 sitios energéticos ancestrales


ubicados en cerros, montañas, lagunas y hasta miradores. Por la
espiritualidad que representan, y para preservar la práctica de su ritualidad,
se postulan como patrimonio inmaterial de los paceños.
"Estos son sitios en los que se hacen wajtas, se ch’alla, se pide permiso a la
Pachamama, se deja el cansancio o se pide consejo y protección a través de
rituales ancestrales. Estamos impulsando un proyecto de ley que
busca revalorizar y preservar esta espiritualidad, que no sólo pervive en la
memoria de los paceños, sino en su vida cotidiana”, indicó la concejal, Beatriz
Álvarez.

Según un relevamiento preliminar de la Secretaría Municipal de Culturas,


dentro su jurisdicción La Paz tiene 18 wak’as, cuatro apachetas, seis mama
qutas y dos achachilas. Cada uno de estos "lugares sagrados” posee
una energía y un fin peculiar.

Los achachilas son lugares sagrados que generan energías positivas y son
reconocidos como "padres protectores” de la comunidad. Son montañas altas
e imponentes en las que moran los antepasados.

Los dos achachilas identificados en nuestro territorio son el Huayna Potosí y


el Chacaltaya. Los amautas y yatiris afirman que otro muy importante es el
Illimani, a quien le llaman centinela de La Paz. Sin embargo, no se encuentra
dentro de los limites del municipio, pero no por eso pierde su poder protector.

A las apachetas se les atribuye la protección de los viajeros. Por eso éstas
están en lomas elevadas cerca a los caminos. Muchas veces se encuentran
montículos de piedra donde los viajeros ofrecen coca y alcohol para pedir
permiso para continuar el viaje. En estos puntos también se sientan a
descansar para continuar.

Las cuatro identificadas corroboran su función. La más conocida es la


apacheta de la cumbre al ingreso a los Yungas. Las otras, también en salidas
importantes de la urbe, antiguas o actuales, son Qhana Pata (por la estación
del teleférico amarillo), Salla Umani (el mirador antes de llegar al peaje de la
autopista) y Llawllini Apachita, al ingreso a Zongo.
La energía femenina viene de las seis mama qutas (madre agua) que habitan
los macrodistritos urbanos y rurales del municipio. Son lugares sagrados
protectores dadores de vida donde la energía viene del agua.

Su ritualidad está ligada a la fertilidad y producción agrícola y del ganado. Se


la vincula también con la lluvia, manantiales y la abundancia de las personas.

Los macrodistritos rurales Zongo y Hampaturi albergan a Estrellani, Pampa


Larama, Llawllini y las lagunas de Milluni, cuatro de las seis mama qutas.
Siete Lagunas y Laguna de las Ánimas se encuentran en la Periférica y la
Zona Sur.

Sin duda las más numerosas son las wak’as. Llegan a un total de 18, de las
cuales muchas se han convertido en miradores en los que conviven los ritos
tradicionales con la modernidad de la urbe paceña. Poseen una personalidad
propia que libera energía positiva o negativa mediante amautas y yatiris
que realizan ofrendas a la tierra.

En su mayoría se encuentran en los macrodistritos urbanos dentro de zonas


ya pobladas. Las wak’as son Jisk’a Warancuni, Jach’a Qullu, El Calvario de
la Periférica, Cementerio la Llamita, Alto Pampahasi, Pukara en San
Antonio, Auki Qullu en la Muela del Diablo, Wallatani Qullu, Alpacoma, Wara
Warani, Murmuntani, Chinchaya Qullu, Mama Lorenza, Tata Lorenzo, Valle de
la Luna, Quilli Quilli, Jach’a Apacheta y Katari o mal llamada Curva del Diablo.

Las últimas son las más conocidas y que por mucho tiempo han sido
reclamadas por amautas y yatiris para su liberación. Al ser miradores, algunas
están enrejadas, lo que impide el ingreso, sobre todo en las noches, para la
realización de los rituales ancestrales.

"Estamos en proceso de verificación y precisión de datos. Una vez que se


identifique cuáles serán patrimonio haremos la liberación de los que se
encuentren con restricciones para los ritos, porque se trata de preservar y
promocionar estas prácticas que hacen a la identidad de los pueblos
originarios”, afirmó la concejal al respecto.

Sostuvo que empezará la delimitación georreferencial de estos lugares para


ver su extensión y se espera que al momento de su nombramiento, si éste se
da, no afecten los terrenos ya poblados. También se realizará el registro de
los ritos que se realizan.

"Es un proceso que ya empezó pero aún no tenemos una fecha en la que
podamos promulgar la ley. Se trata de preservar no sólo los lugares sino toda
la espiritualidad que hay en el lugar.

El delegado de la oficina de Interculturalidad del Municipio, Pelagio Patty,


señaló que el relevamiento se realizó entre junio y julio de este año. Sostuvo
que, además del proyecto que impulsa Álvarez, se pedirá que se mejore el
acceso a estos lugares.
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WAK´AS SAGRADAS
Subiendo un empinado sendero se encuentra una waqa. No puedo salir de mi asombro
al haber podido conocer inesperadamente ese lugar gracias a la invitación de un par de
desconocidas. Sensaciones extrañas se atropellaron en mi ser al poder sentir la tierra
en ese lugar, respirar el aire puro, ver los árboles, escuchar el murmullo del ligero
vientecillo, tocar la rocas y trasladarme por un momento a otra época. ¡Cuántos seres
habrán transitado por ese lugar, de seguro generaciones y generaciones! , pensaba.
Cuanto tiempo habría pasado…, un bocinazo me anunció que ya era hora de volver.

Las waqas siempre han sido lugares importantes dentro de nuestras culturas y pese al
intenso proceso de extirpación de idolatrías que se implantó durante la colonia, éstas se
mantuvieron. El término waqa, también suele escribirse como wak´a, guaca o huaca
pero contiene un mismo significado: un lugar sagrado. Bertonio en 1612 lo define como
“Huaka; los cerros que adoraban ...”. Desde su llegada, la concepción de la iglesia en
relación a estos sitios sagrados fue de absoluto rechazo, motivo por el cual pusieron un
gran empeño en atribuirle características negativas. Las waqas o lugares sagrados han
estado dispersos en los territorios indígenas en varios lugares en el mundo. En varios
casos, quienes llegaron a estas tierras, de manera impuesta construyeron iglesias y
colocaron cruces sobre los sitios sagrados ancestrales. Por ejemplo, en Copacabana no
sólo se construyó un iglesia, sino también colocaron cruces católicas en una montaña
que la nombran calvario. Lo mismo sucedió en las poblaciones circundantes al Lago
Titicaca.

Tanto el 24 de junio, que se celebra el Willka Kuti (la vuelta del sol) y el mes de agosto
(mes de la pachamama (madre tierra) se realizan rituales en las waqas. Últimamente,
mucha gente acude a estos eventos, aunque quizás algunos lo hagan solamente por
turismo y sin comprender el verdadero sentido que implica ingresar a un sitio sagrado.

LOS APUS
CEREMONIA REALIZADA EN EL CERRO SAN CRISTOBAL
La ceremonia nacio como un deseo de conectarse a los Apus para solicitar paz, amor y salud al
planeta. Escogimos el Cerro San Cristóbal, cerro que domina la ciudad de Lima, capital del
Perú, Apu tutelar.
Luego vimos que podíamos aprovechar en darle fuerza a la ceremonia Incaica con la ayuda del
Mantra Om Tryambakam, muy apropiado para estos fines (fuegos de Agnihotra).
No quisimos desaprovechar la visita a Perú de Drupon (Tibetan Meditation Center), nos
obsequio unas oraciones en tibetano y acompañamos con cueros para concretar en una
desconexion total....acercándonos a los seres superiores y cumplir nuestro cometido....
Gracias a cada uno de los integrantes....gracias Apu por recibirnos....gracias seres
magnificentes.....¡¡¡¡¡¡¡

¿ QUE SON LOS APUS ?

APU es una palabra quechua (Idioma de los incas) que tiene dos conceptos en una sola
palabra:
 Primero, significa MONTAÑA. Los Incas consideraban a las montañas como sus dioses.
 Segundo, significa DIOS. El APU era el dios protector de cada pueblo en el imperio de
los Incas.
Apu es Señor, alto dignatario o un dios tutelar.
En la época inca y en la cultura quechua (entre otras más) se consideran a determinadas
montañas y nevados como lugares en donde reside el Apu (dios tutelar) de un determinado
lugar, siendo entonces esta montaña sagrada.

Los Apus de las montañas son espíritus superiores considerados protectores de los hombres y
pueblos.

Los Apus no hablan a los humanos, son los humanos, por medio de las invocaciones, los
pagos, los rituales y las oraciones, los que hablan a los Apus pidiéndoles protección.

Los Apus suelen ser locales. En los pueblos del Ande, el Apu recibe las oraciones sagradas y
las ofrendas de los habitantes de los lugares que protege, para dar a cambio abundancia de
ganado y mediación con Dioses mayores.
El rito es el medio de comunicación de los Apus, a través de él su silencio habla. Su rol tanto
como el de los humanos y los Dioses mayores, es asegurar la abundancia y equilibrio cósmico.

De hecho, hablar de los Apus como representativos de la religión andina es forzar su significado
dentro de un sistema religioso mucho más amplio. Si bien su presencia alternativa al
monoteísmo es saludable y abre el camino para pensar lo religioso más allá de las celdas del
dios único, los Apus son sólo una parte del complejo sistema multiético de los andes. Lo había
dicho el mismo Tayta Ciprián, los Apus son como dioses menores. Se hacen cargo
principalmente del ganado y residen en los cerros y en algunas lagunas y lugares especiales: su
sacralidad es mayormente geográfica. En algunas partes como en el Ausangate, que es un Apu
regional, las almas pasan por ellos camino al infierno o a Hanaq Pacha. José María Arguedas,
al mostrarnos que el Yawar Fiesta es un evento sagrado, sugiere que los cóndores son Apus
que representan a los Wamanis, que es el nombre que tendrían los cerros sagrados alrededor
de Ayacucho. Los Apus son lugares privilegiados de la Pachamama y desempeñan un rol
mediador entre los hombres y Hanaq Pacha, pero no son los únicos lugares sagrados. Hay en
los Andes ciertos sitios marcados por el asombro y acaso por el temor, que también son sacros:
ciénagas maléficas, rocas poderosas, lagunas encantadas, cuevas de gentiles. A ellos se les
puede sumar las saywas, que son más bien marcadores liminales del tránsito de un valle a otro.

Cerro San Cristobal, Lima - Peru

HISTORIA SOBRE LOS APUS


Los cerros, antes y durante el Incanato eran considerados lugares sagrados. Los más
poderosos eran por lo general los cerros más altos de la región, siendo creencia de que,
virtualmente todos los cerros y colinas tenían sus propios dioses, residentes en ellos, y que eran
reverenciados por su dominio sobre la producción económica y de manera especial sobre la
fertilidad de los campos y del ganado. Identificábase a los cerros con las nubes, heladas,
granizadas, lluvias para la captación y regulación del agua que sabían que provenía de un
común original: el océano, fuente de energía cósmica. El más poderoso Apu de Nasca es el
Cerro Blanco, inmenso médano de arena considerado el mayor que se conoce en el mundo.
Profundamente reverenciado, los nasqueños no dejan de hacerle pago si deben pasar por sus
cercanías, y siempre muy temido, como el Cerro Saraja de Ica, tiene fama de “come hombres”,
son pocos los que se atreven a pernoctar en sus faldas y menos en sus alturas. Pero es Apu,
por lo tanto, también protector. Hasta épocas recientes se mantenía en Nasca la costumbre de
enviar proprios a la Playa para traer agua del mar cuando la sequía se acentuaba por varios
años, a fin de llevarla a vaciar en Cerro Blanco, o aun hasta los cerros más elevados de la
serranías para ayudar a precipitar las lluvias. Estos encargados, provistos de "potos" (calabazas
o zapallos secos), para depositar el agua, generalmente sabían - y mantenían con fe - las
oraciones invocatorias al cerro, y en su recorrido conduciendo el agua del mar, procuraban
siempre seguir una ruta derecha. En la actualidad, todavía se mantiene la costumbre de "rezar
al cerro" cuando se emprenden trabajos de minería. El minero autóctono, el verdadero buscador
y explotador de vetas o yacimientos mineros, jamás deja de rezar al cerro y lo hace con fe y
devoción de acuerdo a rituales poco conocidos. Y cuando son dos o más los socios, le piden al
cerro que prime la pureza de intenciones y equidad entre ellos. Cuando entre los interesados no
hay quien sepa de estos menesteres hacen viaje expreso a otros lugares, generalmente a las
serranías para conseguir uno o dos rezadores que provistos de hojas de coca, cigarrillos,
cañazo y escondidos amuletos hacen, en la soledad de la noche sus rezos e invocaciones para
que el cerro permita su exploración y explotación.

Cerro Pan de Azucar, Pachacamac - Lima, Peru


FOTOS DE LA CEREMONIA

Chaska Lu
El Grupo

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