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PARROQUIA “San Martín” O Grove

ORACIÓN DE ADORACIÓN---29 DE NOVIEMBRE 2018


SE EXPONE EL SANTÍSIMO ---CANTAMOS:
1 NO ADORÉIS A NADIE No adoréis a nadie a nadie más,
No adoréis a nadie a nadie más que a él (bis) no escuchéis a nadie a nadie más,
No adoréis a nadie a nadie más (bis) no pongáis los ojos en nadie más que en él.(bis)
No adoréis a nadie, a nadie más que a él.
No escuchéis ……. No adoréis a nadie a nadie más que a él
No pongáis los ojos ………. Nadie más que a él.
.
Porque sólo él puede sostener (bis)
MONICIÓN INICIAL
Señor Jesús aquí estamos para adorarte, para encontrarnos contigo, fortalecer nuestra fe y sentirnos amados por ti. Tú
estás aquí presente en la Eucaristía para ser Dios con nosotros y en nosotros, te quedaste en este pedacito de pan,
para ser alimento, para ser vida. Tan cercano a nosotros nos has hecho dignos de vivir en cercanía e intimidad contigo
en la oración. En este mes de noviembre, haremos un recorrido por los cuatro domingos de adviento, tiempo para
caminar e ir al encuentro del Señor; preparando nuestros corazones para encontrar al Señor,
“En la oración al inicio de la Misa la liturgia nos señala 3 actitudes: vigilantes en la oración, trabajadores en la caridad y
exultantes en la bendición.
Con estas actitudes, guiados por el papa Francisco, reflexionando con él, seguros de tu presencia real entre nosotros.
Canción. “Estoy a la puerta y llamo” (Jessed)
Estoy a la puerta y llamo, esperando a que me abras, que estoy a la puerta y llamo.
ábreme que quiero entrar; Si me abres entraré y yo cenaré contigo
que estoy a la puerta y llamo. si no me abres seguiré afuera como un mendigo.
El corazón que te he dado, es morada que yo anhelo, LLAMANDO….
pero es tan digno y sagrado;

ORACIÓN
Señor Jesús, queremos velar contigo, queremos estar junto a ti. Quizá no se nos ocurran muchas cosas, pero
queremos estar, queremos sentir tu amor, como cuando nos acercamos a una hoguera y sentimos el calor del
fuego, queremos amarte, queremos aprender a amar.
Queremos abrirnos a tu presencia, agradecer, alabar y suplicar. Callar, escuchar, no decir nada, simplemente
estar.
Acógenos como discípulos que quieren escuchar tus palabras, aprender de ti, seguirte siempre. Acógenos como
amigos. Y haz de nosotros también tus testigos, testigos del amor. Señor Jesús, toca esta noche nuestro
corazón, danos tu gracia, sálvanos, llénanos de la vida que sólo tú puedes dar.
Canción. “Estoy a la puerta y llamo” (Jessed)

I DOMINGO DE ADVIENTO DESPERTAD


Lectura del santo Evangelio según san Lucas (21,25-28.34-36):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, perplejas por el
estruendo del mar y el oleaje, desfalleciendo los hombres por el miedo y la ansiedad ante lo que se le
viene encima al mundo, pues las potencias del cielo serán sacudidas.
Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y gloria.
Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación.
Tened cuidado de vosotros, no sea que se emboten vuestros corazones con juergas, borracheras y las
inquietudes de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos
los habitantes de la tierra.
Estad, pues, despiertos en todo tiempo, pidiendo que podáis escapar de todo lo que está por suceder y
manteneros en pie ante el Hijo del hombre».

1
¡Vamos, levantaos, se acerca vuestra liberación! Hay signos a vuestro alrededor. ¿No los veis en el
barrio, en la fábrica, en la comunidad, en vuestra propia casa y en vosotros mismos sin ir más lejos?
Restregaos los ojos, mirad con esperanza el horizonte, escuchad las buenas nuevas, dejaos
despertar por la brisa. ¡Dios está cerca! ¡Venga, levantaos, alzad la cabeza! La gente se angustia
por todo y anda sin aliento, dando tumbos de acá para allá, viviendo sin vivir, echando a perder tu
vida. Se desviven en fuegos fatuos, en espejismos de desierto en vagas añoranzas. recobrad el
aliento. ¡Dios está cerca!
¡Ánimo, levantaos y permaneced despiertos! No se os embote la mente o desboque el corazón con
tanta preocupación sobreañadida: qué os pasará, qué haréis, cuánto ganaréis, gastaréis, cuándo
sucederá y por qué, cómo escaparéis de la red de la moda o de la fiebre de las rebajas. Nadad
contra corriente. ¡Dios está cerca! ¡Hala, levantaos, y poneos en marcha con ilusión renovada! Otead
el horizonte. Vivid atentos a los susurros, a los lloros, gritos y risas de la humanidad entera. Dios
está cerca. Brotad a la vida. Dejad lo vano y lo estéril. Pedid fuerza para la espera. ¡Dios está cerca!

Canto: “VENDRÁ”(Nico Montero)

Vendrá con gran poder con fuerte gloria Vendrá veloz, furtivo, repentino,
Vendrá a saciar los ojos que le buscan como el hombre malvado en noche oscura
y al juntar en sus plantas nube y tierra vendrá como el esposo entre cantares
será la tierra meta de su ruta. esperado con lámparas y alcuzas.

La tierra para El peana y cielo, Vendrá y será su adviento nuestro cielo,


morada nueva, huerto sin la tumba, su alegría en final de nuestra lucha
su tierra patria tierra de vivientes y si aun el rebelde se resiste
la tierra prometida, herencia suya. se hará infierno la cólera absoluta.

Vendrá con el fulgor de la sentencia Oh Cristo que viniste y que vendrás


vendrá con la piedad a quién acuda, Hijo eterno, Señor de Gloria suma,
buscando sólo gracia en su mirada acoge con tu gran misericordia
cubierto con su paz y vestidura. y en tu venida reina con ternura. Amen.

RECITAMOS el Salmo 24 R/. A ti, Señor, levanto mi alma

V/. Señor, enséñame tus caminos, enseña su camino a los humildes. R/.
instrúyeme en tus sendas:
haz que camine con lealtad; V/. Las sendas del Señor son misericordia y
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador. R/. lealtad
para los que guardan su alianza y sus mandatos.
V/. El Señor es bueno y es recto, El Señor se confía a los que lo temen,
y enseña el camino a los pecadores; y les da a conocer su alianza. R/.
hace caminar a los humildes con rectitud,

II DOMINGO DE ADVIENTO PONTE EN CAMINO


Lectura del santo evangelio según san Lucas (3,1-6):
En el año decimoquinto del imperio del emperador Tiberio, siendo Poncio Pilato gobernador de
Judea, y Herodes tetrarca de Galilea, y su hermano Felipe tretarca de Iturea y Traconítide, y
Lisanio tetrarca de Abilene, bajo el sumo sacerdocio de Anás y Caifás, vino la palabra de Dios sobre
Juan, hijo de Zacarías, en el desierto.
Y recorrió toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión para perdón de los
pecados, como está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías:
«Voz del que grita en el desierto: Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos; los valles
serán rellenados, los montes y colinas serán rebajados; lo torcido será enderezado, lo escabroso
será camino llano. Y toda carne verá la salvación de Dios».

2
PAPA FRANCISCO:
Juan el Bautista, predicaba «un bautismo de conversión para perdón de los pecados» . Y quizá
nosotros nos preguntamos: «¿Por qué nos deberíamos convertir? La conversión concierne a quien de
ateo se vuelve creyente, de pecador se hace justo, pero nosotros no tenemos necesidad, ¡ya somos
cristianos! Entonces estamos bien». Pensando así, no nos damos cuenta de que es precisamente de
esta presunción de lo que debemos convertirnos —de pensar que somos cristianos, todos buenos, que
estamos bien—: de la suposición de que, en general, va bien así y no necesitamos ningún tipo de
conversión. Pero preguntémonos: ¿es realmente cierto que en diversas situaciones y circunstancias de
la vida tenemos en nosotros los mismos sentimientos de Jesús? ¿Es verdad que sentimos como Él lo
hace? Por ejemplo, cuando sufrimos algún mal o alguna afrenta, ¿logramos reaccionar sin animosidad
y perdonar de corazón a los que piden disculpas? ¡Qué difícil es perdonar! ¡Cómo es difícil! «Me las
pagarás»: esta frase viene de dentro. Cuando estamos llamados a compartir alegrías y tristezas,
¿lloramos sinceramente con los que lloran y nos regocijamos con quienes se alegran? Cuando
expresamos nuestra fe, ¿lo hacemos con valentía y sencillez, sin avergonzarnos del Evangelio? Y así
podemos hacernos muchas preguntas. No estamos bien, siempre tenemos que convertirnos, tener los
sentimientos que Jesús tenía.
¿Estoy convencido de que Jesús me ofrece y me da la salvación?». Tenemos que ser valientes: bajar
las montañas del orgullo y la rivalidad, llenar barrancos excavados por la indiferencia y la apatía,
enderezar los caminos de nuestras perezas y de nuestros compromisos.
¡Sólo Él, Jesús, puede realizar todas las esperanzas del hombre!

Canto: Hoy clama mi voz


¡Cómo prepararemos tu camino QUIERO QUE HOY SEA MI VOZ
si alzamos muros y vallas si de nuevo hacemos LA QUE CLAMA EN EL DESIERTO
cierto ¡que no hay sitio en la posada! QUE DERRAMAS TU PRESENCIA
Cómo allanaremos las sendas QUE LA ESPERANZA NO HA MUERTO.
si el temor nos atenaza si el miedo a las SEÑOR, DE ESTA TIERRA QUE AMAS
diferencias cierra puertas y abre zanjas AMOR, QUE POR AMOR NOS SALVAS
Cuál será el camino recto QUE SEPAMOS VER QUE ESTÁS (2)
que te traiga a nuestra casa Quiero que sea hoy mi voz
si no borramos fronteras que nos ciegan y separan la que clame que estás...
HABITÁNDONOS EL ALMA
...
REPETIMOS LA CANCIÓN COMO ORACIÓN

III DOMINGO DE ADVIENTO ALEGRAOS EN LA ESPERA


Lectura del santo evangelio según san Lucas (3,10-18):
En aquel tiempo, la gente preguntaba a Juan: «¿Entonces, qué debemos hacer?»
Él contestaba: «El que tenga dos túnicas, que comparta con el que no tiene; y el que tenga
comida, haga lo mismo».
Vinieron también a bautizarse unos publicanos y le preguntaron: «Maestro, ¿qué debemos hacemos
nosotros?»
Él les contestó: «No exijáis más de lo establecido».
Unos soldados igualmente le preguntaban: «Y nosotros, ¿qué debemos hacer nosotros?»
Él les contestó: «No hagáis extorsión ni os aprovechéis de nadie con falsas denuncias, sino
contentaos con la paga».
Como el pueblo estaba expectante, y todos se preguntaban en su interior sobre Juan si no sería el
Mesías, Juan les respondió dirigiéndose a todos: «Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más
fuerte que yo, a quien no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu
Santo y fuego; en su mano tiene el bieldo para aventar su parva, reunir su trigo en el granero y
quemar la paja en una hoguera que no se apaga».
Con estas y otras muchas exhortaciones, anunciaba al pueblo el Evangelio.

3
PAPA FRANCISCO ¿Qué cosa tenemos que hacer?». A la pregunta de la multitud Juan responde que
compartan los bienes de primera necesidad: «El que tenga dos túnicas, que comparta con el que no
tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo».
Después, al segundo grupo, al de los cobradores de los impuestos les dice que no exijan nada más
que la suma debida. ¿Qué quiere decir esto? No pedir sobornos. Es claro el Bautista.
Y al tercer grupo, a los soldados les pide no extorsionar a nadie y que se contenten con su salario.
Son las respuestas a las tres preguntas de estos grupos. Tres respuestas para un idéntico camino
de conversión que se manifiesta en compromisos concretos de justicia y de solidaridad. Es el camino
que Jesús indica en toda su predicación: el camino del amor real en favor del prójimo.
De estas advertencias de Juan el Bautista entendemos cuáles eran las tendencias generales de
quien en esa época tenía el poder, bajo las formas más diversas. Las cosas no han cambiado tanto.
No obstante, ninguna categoría de personas está excluida de recorrer el camino de la conversión
para obtener la salvación, ni tan siquiera los publicanos considerados pecadores por definición:
tampoco ellos están excluidos de la salvación. Dios no excluye a nadie de la posibilidad de salvarse.
Él está —se puede decir— ansioso por usar misericordia, usarla hacia todos, acoger a cada uno en
el tierno abrazo de la reconciliación y el perdón.
Esta pregunta —¿qué tenemos que hacer? — la sentimos también nuestra. Es preciso convertirse, es
necesario cambiar dirección de marcha y tomar el camino de la justicia, la solidaridad, la sobriedad:
son los valores imprescindibles de una existencia plenamente humana y auténticamente cristiana.
¡Convertíos! Es la síntesis del mensaje del Bautista.
Quien se convierte y se acerca al Señor experimenta la alegría. Hoy se necesita valentía para hablar
de alegría, ¡se necesita sobre todo fe! El mundo se ve acosado por muchos problemas, el futuro
gravado por incógnitas y temores. Y sin embargo el cristiano es una persona alegre, y su alegría no
es algo superficial y efímero, sino profunda y estable, porque es un don del Señor que llena la vida.
Nuestra alegría deriva de la certeza que «el Señor está cerca». Está cerca con su ternura, su
misericordia, su perdón y su amor.
Canto: “Ven Señor Jesús”(hermana Glenda)
Ven Señor Jesús porque sin ti ya no hay paisaje porque sin ti yo no respiro hondo
Ven Señor Jesús porque sin ti no hay melodías porque sin ti todo me cansa porque sin ti me falta
Ven Señor Jesús porque sin ti no encuentro paz en todo y me sobra todo, todo sin ti
nada; sin ti mis ojos no brillan
la vida es poca cosa sin ti, sin ti, sin ti, sin ti, Ven Señor Jesús, ven pronto a mi vida
la vida es poca cosa. Ven pronto Señor, ven pronto
Ven Señor Jesús, ven pronto a mi vida porque sin ti no me importa mi hermano,
ven pronto Señor, ven pronto no me importa el que sufre, porque sin ti mi
porque sin ti, yo no quiero la vida corazón es de piedra a quien todo resbala
ya no canto con alma, ya mis manos no sirven, acostumbrada a los pobres, acomodada a su casa,
ya no escucho latidos ya no abrazo con fuerza sin jugarse la vida, sin gastarla por nada,
mi corazón no se ensancha mi sonrisa no es plena sin gastarla por nada
y todo sin ti nada vale la pena,
porque sin ti ya no me llena nada Ven Señor Jesús, ven pronto a mi vida
porque sin ti todo suena vacío, ven pronto Señor, ven pronto
sin ti todo me deja tristeza
SILENCIO
REPETIMOS LA CANCIÓN COMO ORACIÓN

IV DOMINGO DE ADVIENTO PROCLAMA


DEL EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS
En aquellos mismos días, María se levantó y se puso en camino de prisa hacia la montaña, a un a
ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó
Isabel del Espíritu Santo y, levantando la voz, exclamó:
«¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me
visite la madre de mi Señor? Pues, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de
alegría en mi vientre. Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se
cumplirá».
Palabra de Dios
4
PAPA FRANCISCO
Para celebrar bien la Navidad, estamos llamados a detenernos en los «lugares» del asombro. Y,
¿cuáles son los lugares del asombro en la vida cotidiana? Son tres. El primer lugar es el otro, en
quien reconocemos a un hermano, porque desde que sucedió el Nacimiento de Jesús, cada rostro
lleva marcada la semejanza del Hijo de Dios. Sobre todo cuando es el rostro del pobre, porque
como pobre Dios entró en el mundo y y dejó, ante todo, que los pobres se acercaran a Él.
Otro lugar del asombro —el segundo— en el que, si miramos con fe, sentimos asombro, es la
historia. Muchas veces creemos verla por el lado justo, y sin embargo corremos el riesgo de leerla
al revés. Sucede, por ejemplo, cuando ésta nos parece determinada por la economía de mercado,
regulada por las finanzas y los negocios, dominada por los poderosos de turno. El Dios de la
Navidad es, en cambio, un Dios que «cambia las cartas»: ¡Le gusta hacerlo! Como canta María en
el Magnificat, es el Señor el que derriba a los poderosos del trono y ensalza a los humildes, colma
de bienes a los hambrientos y a los ricos despide vacíos. Este es el segundo asombro, el asombro
de la historia.
Un tercer lugar de asombro es la Iglesia: mirarla con el asombro de la fe significa no limitarse a
considerarla solamente como institución religiosa que es, sino a sentirla como Madre que, aun entre
manchas y arrugas —¡tenemos muchas!— deja ver las características de la Esposa amada y
purificada por Cristo Señor. Una Iglesia que sabe reconocer los muchos signos de amor fiel que
Dios continuamente le envía. Una Iglesia para la cual el Señor Jesús no será nunca una posesión
que defender con celo: quienes hacen esto, se equivocan, sino Aquel que siempre viene a su
encuentro y que ésta sabe esperar con confianza y alegría, dando voz a la esperanza del mundo.
La Iglesia que llama al Señor: «Ven Señor Jesús». La Iglesia madre que siempre tiene las puertas
abiertas, y los brazos abiertos para acoger a todos. Es más, la Iglesia madre que sale de las
propias puertas para buscar, con sonrisa de madre a todos los alejados y llevarles a la
misericordia de Dios. ¡Este es el asombro de la Navidad!
En Navidad Dios se nos dona todo donando a su Hijo, el Único, que es toda su alegría. Y sólo con
el corazón de María, la humilde y pobre hija de Sión, convertida en Madre del Hijo del Altísimo, es
posible exultar y alegrarse por el gran don de Dios y por su imprevisible sorpresa. Que Ella nos
ayude a percibir el asombro —estos tres asombros: el otro, la historia y la Iglesia— por el
nacimiento de Jesús, el don de los dones, el regalo inmerecido que nos trae la salvación. El
encuentro con Jesús, nos hará también sentir a nosotros este gran asombro. Pero no podemos
tener este asombro, no podemos encontrar a Jesús, si no lo encontramos en los demás, en la
historia y en la Iglesia.

Canto: “Quien iba a creer” (Fray Nacho)


Quien iba a creer que el Mesías fue a nacer en sin miedos, amor que amándote se ha dado
pobreza y en un portal allá en Belén. entero
Quien iba a decir que ha venido a transmitir un
mensaje de amor, de parte de Dios, para tu Quien iba a creer que ha venido a padecer la
corazón. incomprensión de los que decían amar a Dios.
Quien iba a creer, que ese niño sería aquel, que Quien iba a decir que con solo sonreír
trajera luz, que muriera en cruz, por ti. es capaz de sanar, de llenarte de amor,
Quien iba a creer, que la libertad él te viene de envolverte en su paz.
a dar, por puro... Amor, Quien iba a creer que ese niño sería aquél, que
Amor que brota que desde el cielo eterno, en su sencillez, y en su desnudez te ha salvado
Amor que sin merecerlo, se derrama como a ti.
lluvia de gracia sobre tu cuerpo. Quien iba a creer que la libertad
Amor que sana y salva por completo, amor Él te viene a dar, por puro....

SILENCIO
REPETIMOS LA CANCIÓN COMO ORACIÓN

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Que en este adviento que comienza estemos despiertos en todo tiempo, en pie ante el Hijo del Hombre, dejándonos
encontrar por Jesús, preparando el camino, allanando los senderos, para que el pueda encontrarse con nosotros;
Dejándonos bautizar por con Espíritu Santo y fuego, para como Juan anunciar al pueblo el evangelio; y como Isabel
reconozcamos a María como la madre de mi salvador. fiémonos de Jesús, y abandonados a su amor, llevemos su luz
allí donde estemos.

Canto: Enciende una luz(Marcos Witt)


Enciende una luz, déjala brillar, ¿Cómo pues invocarán a Aquel en el cual no han
la luz de Jesús que brille en todo lugar. creído?
No la puedes esconder, no te puedes callar, ¿Y cómo creerán en Aquel de quien no han oído?
ante tal necesidad, enciende una luz en la ¿Y cómo oirán si nadie les predica?
obscuridad. Hermosos son los pies de los que anuncian la paz,
las buenas nuevas de Jesús. Enciende una luz….

PETICIONES

Mantengamos encendida la luz de Jesús , y contestamos todos: que brille la luz de Jesús.
1. Para la Iglesia pobre entre los pobres, que brille la luz de Jesús
2. Para el Papa los obispos y todos los sacerdotes, que brille la luz de Jesús
3. Para todos los cristianos bautizados, que brille la luz de Jesús
4. Para los gobernantes, los que dirigen las naciones, que brille la luz de Jesús
5. Para los que sufren la guerra, que brille la luz de Jesús
6. Para los enfermos, especialmente los que están solos, que brille la luz de Jesús
7. Para los que viven o duermen en la calle, que brille la luz de Jesús
8. Para los que sufren malos tratos o algún tipo de violencia, que brille la luz de Jesús
9. Para los que no creen, que brille la luz de Jesús
10. Para los que no conocen a Jesús, que brille la luz de Jesús
11. Para los que no esperan el nacimiento de Jesús, sino solo compras y fiesta, que brille la luz de Jesús

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