socialización de los individuos. Al educarse, una persona asimila y aprende conocimientos. La educación también implica una concienciación cultural y conductual, donde las nuevas generaciones adquieren los modos de ser de generaciones anteriores
En estos tiempos donde la educación dominicana se ha
visto envuelta en muchas controversias es bueno recordar que hemos surgido de un sacrificio de muchos ilustres maestros y maestras que en su época rompieron fuertes muros para que hoy tengamos facilitadores capaces, y más aún que tengamos hoy mucho más personas que tienen el deseo de vocación de servir al magisterio dominicano.
En el año 1844, la función educativa estuvo a cargo del
Ministerio de Justicia e Instrucción Pública, suprimido mediante la Ley No. 79, del 28 de enero de 1931. Luego con la Ley No. 89 del 21 de febrero del mismo año, se asignaron las atribuciones relacionadas con la Instrucción Pública y las Bellas Artes a la Superintendencia General de Enseñanza. El 30 de noviembre de 1934 con la Ley 786, fue creada la Secretaría de Estado de Educación y Bellas Artes. De esta manera el término Instrucción dio paso a un término más abarcador, como es el de Educación.
El 28 de Septiembre del 1844 se celebró la investidura del
primer grupo de maestros normales. A partir de ahí se funda una Escuela Normal en Santiago de los Caballeros y las demás escuelas del país adoptaron el plan de estudios de Hostos.
Todo ello a pesar de tantas carencias y dificultades para llegar a
la meta que se desea por la situación difícil que se encuentra América Latina y sobre todo nuestro país.
Recordemos a Eugenio María de Hostos, a la ilustre poetisa
y maestra Salomé Ureña, entre otros.
Eugenio María de Hostos y Bonilla, ingresa al país por primera
vez el 30 de Mayo de 1875 en gestiones políticas por la provincia de Puerto Plata.
A partir del 5 de Marzo de 1876 se redefine su vocación; y
se dedica al quehacer educativo en tierras dominicanas. En ese mismo año funda la Sociedad La Educadora con su lema: “ Mente libre en cuerpo libre” , y su principal objetivo era lograr la instrucción cívica del pueblo dominicano.
A partir de estos datos de orientación sobre todo el
proceso de la formación de maestros y maestras, podemos darnos cuenta que el magisterio ha ido en crecimiento a través de la historia.
En 1,879 en la formación de las Escuelas Normales y luego
en 1920 aunque esta fuera del siglo 19 el Instituto de Señoritas Salomé, realizo Censo por los representantes educativos de la época en la Intervención Norteamericana, había en el país: 1,654 maestros y maestras normales, de los cuales 768 eran masculinos y 886 eran femeninas.