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LA EXPOSICIÓN DE BRASSAI: EL OJO DE PARÍS

La exposición Brassaï: el ojo de París, que presenta el Museo del Palacio de Bellas
Artes, es la primera retrospectiva en México del fotógrafo nacido en Hungría,
quien llegó en 1924 a Francia para estudiar pintura.
La muestra consta de más de 200 piezas, entre fotografías, documentos, alguno
que otro dibujo y xilografía, porque Gyula Halász (1899-1984) –su nombre de
pila– también fue escritor, dibujante, escultor y cineasta. Nació en Brassó,
Transilvania, entonces parte del imperio austrohúngaro, por ello se puso el
seudónimo Brassaï, porque así se llamaba a los habitantes de su ciudad natal.
Adquirió la nacionalidad francesa en 1949.
En 1937, su amigo el escritor estadunidense Henry Miller le puso El Ojo de
París, dada la naturaleza de sus imágenes, que reflejan tanto la
ciudad sórdidacomo la urbe social.
Philippe Ribeyrolles, sobrino del artista y representante legal de la Estate Brassaï
Sucession –prestó la mayor parte de la obra–, quien vivió con él hasta su muerte,
retomó el calificativo El Ojo de París, porque su tío había sido el primer fotógrafo
en inmortalizar de esta manera tan extraña el París de los años 30 del siglo
pasado.
La exhibición, organizada por la Fundación Mapfre, estuvo anteriormente en
Barcelona, Madrid y San Francisco, sin embargo, se hizo una versión específica
para México, que refleja el gusto de pasear por la vida que tenía su tío, dijo
Ribeyrolles en rueda de prensa.
El sobrino, quien también trabajó en el laboratorio del artista, recordó: Al verlo,
siempre teníamos la impresión de que sus ojos nos iban a traspasar. Habló del
deseo de Brassaï de detener ciertos momentos de la existencia por medio de su
fotografía. Utilizaba ese medio para traducir con su enfoque escenas que se
pueden ver como en relieve y que, gracias al laboratorio, representaban
exactamente lo que sintió en el momento en que las tomó.
El ojo de París está dividida en 12 temas, los que utilizaba Brassaï para clasificar
sus fotos: Personajes, París de día, Minotaure (revista de arte de Albert Skira en la
que el expositor fue invitado a participar con fotos de Picasso), Grafiti, Lugares y
cosas, París de noche, Placeres, Sociedad, Sueño, Cuerpo femenino, La calle y, por
último, Retratos, artistas, escritores, amigos. La imagen El rey sol, incluida en la
Grafiti, se considera una de las 100 mejores fotos del mundo, acotó Ribeyrolles.
Miguel Fernández Félix, director del Museo del Palacio de Bellas Artes, dijo que la
presente forma parte de una serie de exposiciones realizadas con el propósito
de acercarse a Ciudad de México y rescatar la historia de la fotografía. Así
nacieron Nosotros fuimos, sobre los estudios fotográficos en la metrópoli, así
como muestras en torno a Nacho López y Leo Matiz. En este caso el diálogo es
con París.
También hizo hincapié en el Palacio de Bellas Artes como el lugar emblemático de
las grandes exposiciones internacionales, tradición que aumenta y se fortalece a
la manera de un punto de vinculación ya natural del propio museo.
Brassaï, acotó Fernández Félix, retrató a la sociedad parisina en toda su miseria,
aunque también en todo su esplendor. Realmente dio una luz muy propia.
El concepto curatorial de la exhibición estuvo a cargo de Peter Galassi, ex
conservador y jefe del Departamento de Fotografía del Museo de Arte Moderno,
en Nueva York, y experto en Brassaï.
En entrevista, Nadia Arroyo, de la Fundación Mapfre, explicó que el acervo
fotográfico que dejó Brassaï está dividida en dos partes: una, que pasó al Estado
francés que lo tiene principalmente el Centro George Pompidou, mientras la
segunda lo tiene la Estate.

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