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SEDE 026
RETALHULEU
Agosto, 2018
UNIDAD LAS PLAGAS Y SUS EFECTOS EN LA PRODUCCIÓN AGRÍCOLA
Los efectos económicos de las plagas y enfermedades transfronterizas pueden ser complejos
y exceder el efecto inmediato en los productos agrícolas directamente afectados. En la Figura
36 se ilustran algunos de los posibles efectos. En casos específicos el efecto económico real
variará dependiendo del tipo de plaga o enfermedad, aunque la complejidad de los efectos
suele dificultar la medición precisa de los efectos económicos.
Producción
El mayor efecto económico directo un plaga y enfermedad transfronteriza es la pérdida de la
producción o la menor eficiencia de la misma, ya se trate de cultivos o animales, lo que
reduce los ingresos agrícolas. La gravedad de las consecuencias económicas dependerá de
las circunstancias específicas. Si la economía de la explotación agrícola está relativamente
diversificada y si existen otras oportunidades de ingresos, se reducirá su importancia.
Inversamente, si la economía local es muy dependiente de uno o unos pocos productos
básicos vulnerables, el efecto será mucho mayor y afectará la seguridad alimentaria local.
Los efectos de una menor productividad de los cultivos o los animales pueden ser de larga
duración. Las infestaciones de las plagas pueden afectar las tasas de fertilización o la
recuperación de las semillas, mientras que las aplicaciones de plaguicidas pueden dañar la
fertilidad del suelo y el agua. Las enfermedades pueden tener efectos duraderos en la
producción ganadera de muchas formas «escondidas» (como demoras en la reproducción, lo
que lleva a una descendencia menor, y las consecuencias de una menor población) que suelen
exceder las pérdidas asociadas con la enfermedad claramente visible.
Aunque la pérdida de la producción puede parecer fácil de identificar, resulta no obstante
difícil medirla en términos económicos precisos. De hecho, tal evaluación económica no
debería medir simplemente el valor de la producción perdida multiplicando las pérdidas
físicas estimadas por el precio del mercado. Esto puede sin duda exagerar los probables
efectos económicos del daño. Los efectos económicos reales dependerán también de la
adaptación de los agricultores así como de los posibles ajustes del mercado. Entre las formas
en que las comunidades agrícolas pueden responder a esta situación figuran replantar, utilizar
reservas o vender bienes, realizar actividades no agrícolas que les permitan obtener ingresos,
etc.
Por estos motivos, la pérdida relativa al bienestar puede ser menor que el valor de la
producción perdida11. Sólo en los casos en los que las posibilidades de sustento de los
agricultores estén muy limitadas o la economía de la comunidad sea muy dependiente del
producto básico afectado por la plaga o la enfermedad, las pérdidas relativas al bienestar
pueden exceder el valor de la producción perdida.
1. 1 Daños que causan los insectos.
Aunque es evidente que desde tiempos prehistóricos ya existían enfermedades y plagas de
las plantas, fue con la transformación del hombre en agricultor, modificando las tierras y
cultivándolas, cuando los agentes causantes de las mismas comenzaron a cobrar una notable
importancia, incidiendo negativamente en la producción. El hombre, con su afán de obtener
una gran variedad de productos vegetales con fines alimenticios, medicinales, industriales u
ornamentales, cada día mayor al aumentar la población, y con las facilidades del comercio
mundial, ha introducido en sus lugares de asentamiento numerosas especies exóticas y, con
ellas, sus plagas y enfermedades en muchos de los casos. Al romperse los equilibrios
naturales entre las plantas y sus enemigos, éstos han proliferado en ocasiones de forma
alarmante, obligando al hombre a una continua lucha por medios diversos, tal como se
comentará más adelante. Ejemplo dramático de ello puede ser el caso de la filoxera
(Peritymbia vitifolii), que se introdujo en Europa procedente de América a finales del siglo
XIX y arrasó todos los viñedos, o el escarabajo de la patata (Leptinitas decemlineata), que se
ha extendido al mismo tiempo que lo hacía este cultivo en América y Europa.
Las pérdidas que ocasionan las plagas y enfermedades en los cultivos de los países
desarrollados pueden cifrarse entre el 10 y 20 % del total de la producción, según los cultivos.
Ello obliga a una constante lucha y al empleo de cantidades masivas de productos
fitosanitarios, en ocasiones de efectos poco estudiados o controvertidos, tanto para la
Naturaleza como para el ser humano y los animales consumidores de las plantas tratadas.
Mientras que el término Fitopatología estudia tanto las plagas como las enfermedades, en
ocasiones éstas se separan en dos ciencias, la Patología vegetal, que se ocupa de las
enfermedades de las plantas producidas por hongos, bacterias y virus y causas no parasitarias
y la Entomología agrícola, que estudia las plagas de insectos. La Fitopatología estudia, por
tanto, las causas productoras de las plagas y/o enfermedades, etiología, los síntomas que
producen en las plantas, sintomatología, y los medios y prácticas para curarlas o prevenirlas,
terapéutica. En términos generales, la denominación plaga afecta a todos los animales que
causan daños a las plantas, lo que incluye a vertebrados, artrópodos, moluscos y gusanos,
mientras que la denominación enfermedad afecta a los organismos que causan perturbaciones
en el metabolismo de la planta, pudiéndole producir incluso la muerte, lo que incluye una
serie de organismos microscópicos tales como los hongos, bacterias y virus.
Causas de las plagas y de las enfermedades de las plantas
Las causas pueden ser de diversa naturaleza, pudiéndose establecer dos grandes grupos,
según sean de origen parasitario o no parasitario. Las afecciones parasitarias pueden ser
provocadas por animales, vegetales o virus, mientras que las no parasitarias se deben a causas
fisiológicas producidas por accidentes meteorológicos y carencia o exceso de elementos
nutritivos.
1.2 Definición de plagas agrícolas
El concepto de plaga ha evolucionado con el tiempo desde el significado tradicional donde
se consideraba plaga a cualquier animal que producía daños, típicamente a los cultivos.
Actualmente debe situarse al mismo nivel que el concepto de enfermedad, de forma que debe
entenderse como plaga una situación en la que un animal produce daños económicos,
normalmente físicos, a intereses de las personas (salud, plantas cultivadas, animales
domésticos, materiales o medios naturales); de la misma forma que la enfermedad no es el
virus, bacteria, etc., sino la situación en la que un organismo vivo (patógeno) ocasiona
alteraciones fisiológicas en otro, normalmente con síntomas visibles o daños económicos.
Este nuevo concepto permite separar la idea de plaga de la especie animal que la produce,
evitando establecer clasificaciones de especies 'buenas' y 'malas', y facilitando la explicación
de por qué una especie es beneficiosa en un lugar y perjudicial en otro. Para explicar esto se
puede poner el ejemplo del conejo (Oryctolagus cuniculus), muy importante en Europa como
elemento fundamental del ecosistema mediterráneo mientras que muy perjudicial en
Australia; la plaga no es el conejo per se sino la situación que se produce en cada una de las
regiones y los daños económicos que de ella derivan.
Se pueden encontrar:
Plaga de langostas
Plagas forestales
Plagas médicas
Plagas agrícolas
No debe utilizarse la palabra peste para referirse a las plagas, ya que es una traducción literal
de la palabra inglesa Pest. La peste es la enfermedad producida por la bacteria Yersinia pestis.
De igual modo, el uso de la palabra pesticida debe abandonarse en favor de plaguicida.
En ocasiones también se usa la expresión "plaga humana" para llamar la atención sobre el
impacto medioambiental que la gran población humana y sus hábitos de consumo tienen
sobre el planeta.
En sentido amplio, el concepto de plaga se refiere a cualquier ente biótico que el hombre
considera perjudicial a su persona o a su propiedad. En consecuencia, existen plagas de
interés médico, tales como los vectores de enfermedades humanas (zancudos, chipos, etc.);
plagas de interés veterinario, tales como, las pulgas y las garrapatas y las plagas denominadas
agrícolas que afectan las plantas cultivadas así como los productos vegetales ya sean frescos
o almacenados.
1.3 Criterios básicos sobre daños y pérdidas de cosecha
Al tratar las plagas agrícolas hay que distinguir tres criterios básicos: el daño causado por el
insecto, el perjuicio a la planta, y la pérdida en la cosecha de un campo cultivado. (Smith
1967; Strickland y Bardner 1967).
Daño del insecto a la planta: Es el efecto de la aumentación u otra actividad del animal sobre
el crecimiento, la apariencia, la fisiología o el vigor de la planta. Así, por ejemplo, las hojas
tiernas del maíz son perforadas por el gusano cogollero, los tallos son taladrados por el
gusano cañero, y la savia de la planta es succionada por los pulgones.
Perjuicio a la planta: Es el resultado del daño del insecto en términos de pérdida de
rendimiento o calidad del producto en una planta. No siempre el daño que causa el insecto
implica perjuicio a la planta; un insecto que daña una porción del follaje de una planta no
necesariamente produce una reducción en la cantidad o calidad de los frutos de esa planta.
En las plagas indirectas, la reducción en el rendimiento de una planta depende no solamente
de la abundancia numérica de la plaga sino también del tiempo que dura la infestación, su
relación con el estado de desarrollo (fenología) de la planta, y de otros factores ambientales.
La sensibilidad al daño de una variedad en particular, expresada en reducción de su
rendimiento por planta depende de sus características genéticas. Pérdida de cosecha o de
rendimiento del cultivo: Es la reducción de la cosecha en cantidad o calidad en una extensión
cultivada; es la expresión económica cuantitativa del perjuicio que ha ocasionado la plaga en
toda un área. Cosecha es la producción y su expresión final es el rendimiento económico.
La pérdida de cosecha por causa de las plagas es la diferencia entre los rendimientos o valores
de la cosecha en un cultivo sin plagas y un cultivo con plagas, considerando que todos los
otros factores de la producción son iguales para ambos.
La evaluación de los daños se suele realizar contando los órganos atacados o afectados de
forma directa o indirecta, o el número de plantas que presentan ciertos síntomas. Un paso
simultáneo e importante es el de relacionar esos daños con las poblaciones de plaga presentes
en el cultivo. Tanto las poblaciones de las plagas, como a veces también sus daños, se estiman
mediante el muestreo. Las técnicas de muestreo son una parte importante de la evaluación de
plagas, de enfermedades, de malas hierbas y de sus daños, y son objeto de estudio en
asignaturas más especializadas relacionadas con la Sanida Vegetal.
La actividad alimenticia (o de otro tipo) de las plagas, de los agentes infecciosos, y por la
competencia de las malas hierbas, producen unos daños (o enfermedad, o competencia) en la
plantas que suelen traducirse en pérdidas de cosecha. Esta pérdida de cosecha puede ocurrir
tanto por una disminución de la cantidad como de la calidad.
Para tomar decisiones fundamentadas es importante conocer la relación existente entre los
daños producidos al cultivo y las pérdidas de cosecha. Sin embargo es más fácil conocer la
población de una plaga (u otro agente biótico nocivo para el cultivo) que los daños que causa,
y entonces se suele establecer la relación entre el nivel de plaga y la pérdida de cosecha
producida, como índice final del perjuicio producido. Un ejemplo de esta relación aparece en
la Fig. 16.1, donde se presenta un caso generalizado.