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1. MONTAÑAS AZULES.
Un lugar antiguo, rodeado de selvas y nubes, que sabe a cansuizos 2 y huele a tierra
húmeda. Un poblado alejado donde se puede recuperar la fe.
Sus habitantes afirman que el municipio tiene veredas a más de tres días de distancia
a pie y caballo, pues el paisaje es intrincado.
100 años atrás, Ituango era una jungla atestada de colonizadores, hasta hace poco,
era el escondite de los protagonistas de la guerra armada en nuestro pais…
A medida que describo esta geografía y menciono estos datos, me parece estar
hablando de parajes del alma, de lugares de la psique, de viajes míticos por la tierra,
el cielo y las aguas interiores.
1
DIRECCIÓN SECCIONAL DE SALUD DE ANTIOQUIA, Testimonio de un joven participante en las
Jornadas Educativas de Salud Mental, realizadas en el Municipio de Ituango en Junio de 1999
2
Dulce típico de la región a base de azúcar, esencia de vainilla y coco.
3
Expresión utilizada, debido a la topografía montañosa y con laderas, en la que se ubica el municipio.
Ituango es un sitio donde se encuentran las búsquedas eternas y arquetípicas de la
humanidad: El amor, la felicidad, la paz, la seguridad, la compañía, la pertenencia…
Cada vez me convenzo más de que las fronteras marcadas por estacas y alambres
son sólo ilusiones de que sin importar el color de la mirada, sea verde, café, miel,
azul; expresa siempre la misma esencia, el mismo brillo y los mismos matices de
sentimiento en todos y cada uno de nosotros.
La búsqueda del sentido de la vida y del destino como un oráculo mágico, es algo
que podemos hallar en las montañas azules de Ituango, tanto como en la saga de
Edipo y la enigmática esfinge…
En general sabemos que una crisis se desata cuando las personas involucradas en ella ya
no pueden manejar la situación, convirtiéndose esta última en una situación crítica o
situación de crisis.4
La crisis aparece ante una circunstancia externa que detona un proceso interior de
angustia y amenaza de destrucción de los referentes yoicos, sobrepasando en muchas
ocasiones, los recursos personales de afrontamiento del individuo. La crisis, el
afrontamiento inadecuado de la misma, puede desencadenar un trauma, entendido este
como la no asimilación, no elaboración de la situación crítica, que genera a su vez una
serie de desórdenes psicólogicos e incluso somáticos, que transforman la personalidad
del individuo. De ahí la importancia de intervenir la crisis en primera instancia y hacer
seguimiento a la misma, para prevenir complicaciones posteriores, como el trastorno de
estrés postraumático, que se describirá posteriormente y tener la posibilidad de
promover, de fortalecer la resiliencia a partir de la crisis.
Vamos a revisar algunos elementos sobre la interpretación psicológica de las crisis,
desde la psicología analítica.
Una crisis es el descubrimiento de que nuestras fuentes de seguridad no tenían una base
real, una crisis lleva a deshacerse de algo, ¿pero de qué?... Sólo de ilusiones, disfraces y
máscaras en las que confiábamos para establecer nuestra identidad5.
Una crisis del ego puede pasarse, cuando podemos rompernos en pedazos y después
confiar en que volveremos a reconstruirnos. Nuestra confianza se basa en el hecho de
que un ego saludable tiene la habilidad de la restauración. La lógica y la coherencia son
imposibles de alcanzar en la crisis. Hacer una pausa es el protocolo adecuado, meditar
sobre las aguas turbulentas, no drenarlas… la crisis es un desafío a cambiar. Por eso, en
una crisis entramos en el vacío, vemos cuanta de nuestra seguridad era un apoyo
destinado a sostener un ego tembloroso. En estos momentos, es donde pueden emerger
los aspectos creativos de la psique. En palabras de Emily Dickinson:
No hay poder que se ocupe de que esto no me pase a mi. Una de las condiciones de la
existencia es que cualquier cosa puede pasarle a cualquiera. Es normal derrumbarse bajo
tal presión y después reconstruirse más tarde. El suicidio o la desesperación representan
el rechazo a esta posibilidad. Diseñamos las estrategias para toda una vida a partir del
impacto de crisis y heridas. Nuestro trabajo es desenredar y deshacer los nudos que
atamos. El sufrimiento nos suaviza cuando lo permitimos, lo soportamos y después
avanzamos. Permitir, es soltar el control. Soportar es no buscar un escape. Avanzar es no
quedar atascados en ser una víctima.
Una crisis puede ser el incentivo del momento, el dolor iniciador que nos lleva afuera, la
sincronía de un suceso no deseado y un reto para evolucionar.
- Dificultad al dormir.
- Irritabilidad o ataques de ira.
- Dificultad para concentrarse
- Hipervigilancia
- Respuesta de alarma excesiva.
- Ayudar al paciente a entender que es normal sentirse mal y tener síntomas ansiosos
después de un trauma.
- Dar educación acerca de las reacciones agudas al estrés y del TEPT
- Animar al paciente a hablar con la familia y amigos acerca del trauma y de los
sentimientos que experimenta al respecto.
- Educar a la familia y a otras personas representativas sobre escuchar y ser tolerantes
frente a las reacciones emocionales de los otros.
- Ayudar al paciente y a la familia a aceptar que se necesitan repetidos recuentos del
evento para facilitar la recuperación.
- Dar apoyo emocional.
- Aliviar la culpa irracional.
Si los síntomas han permanecido por lo menos por un mes sin mejoría significativa
MEDICAMENTOS RECOMENDADOS:
Iniciar con medicamentos ISRS por lo menos durante 8 semanas. Evaluar la
respuesta cada 1 – 2 semanas.
Paroxetina 10 - 20 20 - 50 50
Fluoxetina 20 20 - 40 60
Con los elementos anteriores, podemos reiniciar el relato, con el fin de describir las
intervenciones realizadas a partir del atentado.
Los médicos, enfermeras, auxiliares de enfermería, microbiólogos y con ellos todas las
personas pertenecientes a la ESE Hospital San Juan de Dios del municipio de Ituango, nos
dispusimos a atender la emergencia humanitaria, cada cual desde su saber, en
complemento con el de los demás.
Inicialmente, todo era una masa confusa de ires y venires, todos sabíamos lo que
debíamos hacer, pero no lográbamos ubicar los procedimientos, los ordenamientos del
quehacer. Sostuve algunas bolsas de suero, anoté los datos completos de los pacientes,
para la remisión inmediata, cuando llegaran los helicópteros de la Gobernación y la Crúz
Roja. En estas estaba, cuando a lo lejos vi una pequeña niña, de unos 4 años con una
fractura abierta de rodilla. Me aproximé hacia ella, era rubia, de ojos claros y, aunque la
empatía me llevaba a adivinar que su sufrimiento era enorme, ella difícilmente se quejaba,
tal vez por el medicamento que el suero le proporcionaba, tal vez por el aturdimiento de
los sentidos que genera una vivencia así, pero ella estaba concentrada en sí misma… Mi
trabajo, comprendido en aquel instante, fue acompañar su sufrimiento, ayudarle a
comprender lo sucedido y a que confiara en que todo estaría bien, que sería bien tratada,
que estaba en buenas manos. Sonriendo, ubicándome en el lugar de un objeto bueno,
acariciando sus cabellos, logré ayudarle a contener su conmoción y ella me asistió a
contener la mía. La llevé con su padrastro hasta la ambulancia que la llevaría hasta el
helicóptero. Iba llegando la medianoche.
Volví al pasillo. Esta vez encontré a un hombre, de facciones costeñas, con una camisa
roja, muy herido en sus piernas, quien me preguntó por su acordeón. Me narró lo sucedido
con la explosión y que hacía parte de un conjunto vallenato que había venido de Medellin.
Su angustia no era física… se centraba en la posible pérdida de aquel objeto que
representaba su sustento vital. También me preguntó por quien asumiría los costos de la
atención médica, ya que él no tenía seguridad social. Le aseguré que sus pérdidas
intentarían repararse y que lo importante era que tratara de mantener la calma y la
quietud, en tanto llegaba la remisión. Se calmó. Fue también remitido en el helicóptero.
Una tercera historia me esperaba aun en el extremo del vestíbulo. Un joven, tendido en
una camilla en el suelo, herido de manos, piernas y espalda, gemía de dolor y de
incertidumbre. Le pregunté la razón (Aparte de lo obvio), que lo abatía y me indagó por la
suerte de su hermana, quien caminaba a su lado en el momento del atentado. Ambos
habían salido de la finca de su tío en la tarde. Me acerqué a la funcionaria que llevaba el
listado de heridos y muertos. Afortunadamente la joven no estaba entre ellos y volví a
decírselo al muchacho, de unos 16 años, quien recobró un poco la calma y el dominio de
sí.
Los médicos seguían suturando, administrando paliativos, elaborando ordenes de
remisión. Yo me seguí ocupando de aquellas almas, de aquellas historias que trascendían
el sufrimiento físico, historias de horror, de pérdida…
Cerca de las 3 am. me fui de allí, en la entrada del hospital había una gran multitud
esperando, subí por la larga loma que ascendía al parque y, para paliar mi propio miedo en
las calles solitarias, hice varias llamadas telefónicas a mi red de apoyo emocional, para
exorcizar de algún modo el propio impacto que yo había recibido.
Al día siguiente inició la reconstrucción. Aquel día me dediqué a obtener información
de los heridos, para dar parte a los familiares, tarea compleja, ya que la mayoría de los
conmutadores de las clínicas parecen servicios de desinformación.
Los funcionarios del hospital comenzaron a demandar “Apoyo al apoyo”, un espacio de
escucha, posterior a la superación de la crisis inicial. También pensamos en la posibilidad
de intervenir terapéuticamente a los heridos y los familiares de estos y de los muertos, con
el objetivo de disminuir la aparición de síntomas del trastorno por estrés postraumático,
descrito con antelación.
Una semana después, se hicieron realidad ambos espacios. Se citó a las familias y
heridos en el aula de una Institución Educativa en la mañana y a los funcionarios de la
ESE, realizando la siguiente labor, en compañía de los demás psicólogos del municipio.
MATERIALES: Cuarto de cartulina por asistente, vinilos de todos los colores, cinta de
enmascarar, listados de asistencia, copias de canción, colchonetas para trabajo en el
suelo.
MATERIALES: Cuarto de cartulina por asistente, vinilos de todos los colores, cinta de
enmascarar, listados de asistencia, copias de canción, colchonetas para trabajo en el
suelo.
ANEXO:
SOBREVIVIENDO
Víctor Heredia
- Una señora, de unos 40 años, relataba con horror, como frente a su tienda de
abarrotes explotó la bomba. Afortunadamente ella no sufrió daño, pero no puede
borrar de su memoria las imágenes de los paquetes de galletas y tostadas
quebrándose, las bolsas de cocoa y harina explotando y llenando el aire de
niebla, toda su mercancía cayendo al suelo. Luego del impacto, la angustia
incesante al recordar que su hijo se hallaba en la calle, cerca del lugar de la
explosión. Ella y su esposo salieron a buscarlo, para encontrarlo
afortunadamente a salvo. Su dolor está marcado por las pérdidas materiales,
económicas generadas por el hecho.
- Un joven de unos 17 años, relata que se encontraba también cerca del impacto,
por lo que fue alcanzado por algunas esquirlas en varias partes de su cuerpo. Al
volver a buscar a su mejor amigo, quien había quedado atrás, lo halló
sumamente herido en el piso e intentó levantarlo, desprendiéndose un brazo de
su cuerpo casi inerte. El joven murió esa misma noche. Desde entonces, el joven
de 17 no logra conciliar el sueño, ya que aparece como un pensamiento
intrusivo, la imagen de su amigo y el miembro desprendido. A través la
intervención terapéutica a través del arte, se logra “exorcizar” la imagen, ponerla
afuera del joven, quien relata días después, haber recuperado la calidad del
sueño.
- Una mujer, también cercana del impacto por un local de comidas de su
propiedad, comienza a presentar sintomatología vegetativa: No logra comer, ni
conciliar el sueño, siente náuseas permanentemente. La verbalización del terror,
la puesta en palabras de dichos síntomas, va haciéndolos desaparecer
paulatinamente.
- Un hombre, de unos cincuenta años y una mujer, tal vez un poco menor,
casados, asisten al espacio terapéutico por un hijo muerto durante el ataque
terrorista. Él permanece lívido, impávido, imperturbable; afirma sentirse muy
tranquilo con respecto al duelo. La mujer por el contrario, solloza copiosamente.
Es notorio como la forma en que procesamos la realidad, individualmente,
genera reacciones diversas también. Por otro lado, nuestra cultura, machista,
puede dar origen a la constipación emocional, a la represión forzada de los
sentimientos de duelo.
Apoyo al apoyo, con funcionarios de la ESE Hospital San Juan de Dios de Ituango
Grupo de apoyo con víctimas de atentado y familiares de los mismos, coordinado por
psicólogos del municipio.
Cartel elaborado por Colegio Diocesano Juan Pablo II y ubicado sobre el lugar de la
explosión, en acto de homenaje a las víctimas.
PALABRAS FINALES…