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Nace en 1884. Fue profesor en Marburgo desde 1921 hasta 1951. Se asoció con K. Barth y
otros contrala vieja teología liberal de Harnack. Trabajó especialmente en estudios sobre el
Nuevo Testamento siguiendo una línea de crítica histórico-literaria. Intentó comprender el
cristianismo desde dentro, interpretándolo como una posibilidad radical del hombre. Murió
en 1976. Es uno de los escrituristas más importantes de la teología protestante.
Primera Parte:
hacer en relación con la irrupción del reino de Dios es mantenerse preparado o prepararse,
él mismo Jesús en su persona es la «señal del tiempo» Él en su persona significa la
exigencia de la decisión, la decisión debe ser radical.
La Idea Que Jesús Tiene De Dios: La conciencia profética espera siempre el juicio de Dios,
Esta conciencia se basa en que para ellos aparece tan grandiosa la soberanía de Dios, La
conciencia de que la relación del hombre respecto de Dios decide sobre su destino, Dios es
para Jesús el creador, el que gobierna el mundo con su cuidado, el que alimenta a los
animales y ornamenta las flores, aquél sin cuya voluntad ningún retoño cae al suelo muerto,
el que ha contado todos los cabellos de nuestra cabeza (Mt 6, 25-34). El hombre se halla a
merced de la voluntad del creador; El es el poder presente, «¡Dios de Abrahán, Dios de
Isaac, Dios de Jacob! ¡Dios altísimo, fundador de cielo y tierra! ¡Nuestro escudo y escudo
de nuestros padres!» la sencilla fórmula «¡Padre!» Dios está cerca: él escucha las oraciones
que le llegan y las entiende como el padre entiende los ruegos de su hijo. Dios es
presentado como el que exige, El hombre experimenta inmediatamente en su situación, en
el encuentro con el prójimo, lo que Dios quiere de él. Dios se encuentra delante de cada uno
también como juez y el hombre se siente responsable. El Dios del juicio y de la exigencia
es también el Dios del perdón: El perdón de Dios hace al hombre nuevo y quien quiere ser
nuevo lo recibe. Jesús no habla al pueblo como un todo sino al individuo. El juicio se
realizará no sobre los pueblos, sino sobre cada uno, que debe rendir cuentas ante Dios. En
este sentido la relación de Dios con el hombre queda fuera de las ataduras de la historia del
mundo.
como el punto central del reino de Dios venidero. La fe en la presencia inmediata del final
domina también la misión de la comunidad primitiva.
conexión interna que ya está apuntada en el judaísmo, Así, Pablo nombra a Dios juez del
mundo. El juez escatológico y salvador Jesucristo no es otro sino el crucificado Jesús de
Nazaret, a quien Dios resucitó de entre los muertos y a quien introdujo en su función
escatológica. El Resucitado y Exaltado fue caracterizado por su humanidad anterior como
hijo de David. La significación de la muerte de Jesús como expiación por los pecados, que
debemos suponer presente ya en la comunidad primitiva, fue una realidad sin duda alguna
en la misión helenístico-cristiana; esta concepción se expresa en numerosas frases y
fórmulas en las que se afirma que la pasión y muerte de Cristo sucedió por vosotros, todos,
por los pecados o semejantes.
Segunda Parte:
Carne, Pecado y mundo: con ello la estructura ontológica del ser del hombre tal como Pablo
la ve, no tenemos sino los presupuestos para sus expresiones ónticas sobre el hombre, Pablo
ve al hombre siempre como puesto delante de Dios. La posibilidad ontológica de ser bueno
o malo es al mismo tiempo la posibilidad óntica de tener una relación con Dios; Dios no es
para Pablo la designación mitológica de unas circunstancias ontológicas, sino que es el
Dios personal, que es el creador del hombre y que exige de éste obediencia.
«Carne» como corporeidad material del hombre, la carne de los animales que sirve para
disfrute, es la carne viviente del hombre, viviente en sus manifestaciones sensoriales y que
puede ser captada por los sentidos.
Las ideas de Pablo sobre carne y pecado van más allá de la concepción jurídica tradicional
que entiende la muerte como castigo, el pecado conduce por necesidad interna a la muerte:
si viven según la carne morirán. La muerte crece, a semejanza del organismo de un fruto, a
partir de la vida de la carne, la muerte es «fruto» de la vida de pecado, en el fondo, la
muerte está ya presente, porque el hombre «vendido» al pecado se ha perdido a sí mismo,
no se halla ya en sí mismo. El poder del pecado actúa no solamente en cuanto que domina
completamente al hombre que ha caído en él, sino que, además, empuja a todos los
hombres sin excepción a la esclavitud.
La concepción de un universo que comprende cielo, tierra con todos los seres, incluidos los
dioses y los hombres, unidos en una estructura unitaria inteligible racionalmente, son
desconocidos en el AT. El cosmos que es por una parte creación de Dios, es por otra,
ámbito del dominio de poderes demoníacos, de los «ángeles», de los «principados» y
«potestades».
La justicia de Dios; La palabra justicia tiene varios significados, se emplea tanto con un
sentido ético (como «honestidad») como con un sentido forense, significa la condición de la
salvación o los bienes salvíficos. El hombre es «Justo» o tiene la «Justicia» cuando es
reconocido como tal, y ello significa el caso en que este reconocimiento sea puesto en tela
de juicio cuando él es declarado «justo». La presencia actual de la justicia se basa en que ha
sido «revelada» por medio del acontecimiento salvífico realizado por Cristo. La disposición
del hombre en la que él recibe el regalo de la justicia de Dios y en la que se realiza la
acción salvífica de Dios es la fe.
que quería conseguir la vida por sus propios medios y que justamente por ello cae bajo el
pecado y bajo la muerte y se pierde a sí mismo
La libertad: surge del hecho de que el «redimido» no se pertenece más a sí mismo, del
hecho de que él no se preocupa ya de su propia vida, sino que deja correr tal preocupación,
se cobija totalmente bajo la gracia y se sabe como propiedad de Dios y vivir para él, la vida
de quien ha sido liberado del poder de la muerte no es un fenómeno de la naturaleza, sino la
vida del que se esfuerza, del yo que quiere, que se proyecta siempre hacia algo, que se halla
siempre ante sus posibilidades, y, en concreto, ante las posibilidades fundamentales de vivir
para sí mismo o para Dios. La libertad no es tampoco una liberación misteriosa del pecado
y de la muerte como fuerzas naturales, ni es una capacidad autómata sin decisión para
practicar en adelante únicamente el bien.
Se describe directamente la esencia del mundo como mentira cuando Jesús echa en cara a
los «judíos» que no quieren escucharle porque descienden del diablo, es decir, de la mentira
y por ello no creen cuando Jesús dice la verdad. Jesús que ha venido al mundo para dar
testimonio de la verdad.
Al rebelarse contra Dios, el mundo continúa siendo su criatura; es decir, el hombre puede
producir únicamente una apariencia de realidad, que, en realidad, es mentira, es nada
porque él, en cuanto creatura, no vive de sí mismo, como Dios, sino de un principio del que
él no puede disponer, el cual tiene poder sobre él.
El juicio del mundo: Es Jesús, que aparece en un tiempo posterior al Bautista y de quien
puede decirse, sin embargo, que existía antes que éste, quien afirma de sí mismo que existía
antes de que Abrahán existiese; más aún, que él existía antes de la fundación del mundo, en
quien creen los cristianos como en el que existe.
En todos los títulos se expresa que Jesús es el portador escatológico de salvación, que su
venida es el acontecimiento escatológico.
Tercera Parte:
gracia de Dios y que le exige la fe personal. La autoridad apostólica continúa viva también
en la tradición escrita, la unidad de la doctrina fue asegurada por el canon y no por medio
de una dogmática normativa. El canon del NT no fundamenta como tal la unidad de la
Iglesia. En todas las comunidades fue adorado Jesucristo como el portador de la salvación.
Se le confiesa en el bautismo, se le honra en el culto como al Señor presente, se espera que
él venga como Juez y liberador. El concepto de salvación es unívoco únicamente en la
medida en que la salvación significa en cualquier caso vida y liberación de la muerte.
Predominan las expresiones en las que se presenta la salvación como algo futuro. Cristo
aparecerá un día «para liberación» de quienes lo esperan, de aquellos que por la fuerza de
Dios y en virtud de la fe serán preservados, para la salvación dispuesta ya a ser revelada en
el último momento.
La salvación se encuentra actualmente en la Iglesia, entendida como cuerpo de Cristo, en la
que son recibidos los creyentes por medio del bautismo. La comunidad cristiana es una casa
espiritual, un sacerdocio santo, raza santa, lo que incluye, al mismo tiempo, la obligación
de comportarse santamente. Los cristianos deben saberse frente al mundo.