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Por su parte, en el Perú, la trata de personas fue regulada, en primer lugar, por la Ley
Nº 28950, Ley contra la Trata de Personas y el Tráfico Ilícito de Migrantes, que tipificó
la trata de personas en el Código Penal peruano. Sin embargo, en el 2014 se
promulgó la Ley Nº 30251, la cual modificó el tipo penal en los siguientes términos:
Traslado: dentro de las fases de la trata de personas, el traslado ocupa el segundo eslabón
de la actividad delictiva posterior a la captación o reclutamiento de la víctima. Por traslado
debe entenderse el mover a una persona de un lugar a otro utilizando cualquier medio
disponible (incluso a pie). A diferencia de “transportar”, otro término que define esta fase
delictiva, el traslado enfatiza el cambio que realiza una persona de comunidad o país. En
ese sentido este concepto se acerca con mucha precisión a la mecánica del “desarraigo”
que se analiza en forma separada. Para efectos jurídicos, el tipo penal de trata debe
especificar que esta actividad puede realizarse dentro del país o con cruce de fronteras. En
la mayor parte de los países, la legislación sobre trata de personas no toma en cuenta el
consentimiento de la víctima en la fase de traslado sea esta mayor o menor de edad.
Además, la definición no establece conductas específicas, sino que cada una de las
actividades enunciadas puede ser llevada a cabo de distintas maneras. Por ejemplo, el
transporte puede ser vía mar o tierra, en distintos vehículos e incluso caminando, no
importan cómo se transporte a la víctimas, basta con que ello ocurra para que la
conducta sea considerada un ilícito de trata de personas. Ello se debe a que la política
criminal contra la trata de personas es una política asegurativa que busca criminalizar
cualquier posible conducta relacionada con este crimen en cualquiera de sus
momentos o fases.
Por otro lado, es importante destacar que la trata de personas no requiere que el
traslado de las víctimas comprenda un cruce de fronteras internacionales, lo que sí
ocurre en el caso del tráfico ilícito de migrantes. La trata puede ocurrir dentro del
territorio de un solo Estado, entre distintas ciudades o al interior de una sola de estas.2
Por último, la definición dada por la Ley Nº 30251, incluye el inciso 5 que indica: “El
agente que promueve, favorece, financia o facilita la comisión del delito de trata de
personas, es reprimido con la misma pena prevista para el autor”. De este modo, para
la normativa peruana, todas aquellas conductas de participación en el delito de trata
de personas son penadas como si fueran autores. Estas conductas son:
Concepto Ejemplo
Promoción: implica cualquier conducta que
estimule, instigue, anime o induzca a la Una persona instiga a su vecino a que
captación, transporte, traslado, acogida, entregue a su hija a cambio de dinero para
recepción o retención de la víctima con fines de así poder alimentar a sus otros hijos.
explotación.
Favorecimiento: conlleva cualquier
Un grupos de adolescentes es transportado
comportamiento que permite que se desarrollen
desde Puno hasta Lima a fin de ser
los actos de captación, transporte, traslado,
explotados en fábricas. Un amigo del
acogida, recepción o retención de la víctima con
tratante le da la llave de su casa para que
fines de explotación por parte de otra persona
pueda acoger a las víctimas en el camino.
que no realizaba dichas conductas.
Una adolescente es captada para ser
transporta desde Iquitos a Pucallpa a fin de
Financiación: supone la subvención o apoyo
ser explota sexualmente. El tratante le pide
económico de las conductas de trata de
a un socio que le dé el dinero para el
personas.
trasporte y éste acepta a pesar de que
conoce su destino.
Facilitación: representa cualquier Una persona le alquila su auto a un tratante
comportamiento que coopere o ayude a quien para que pueda transportar a niños fuera de
realiza una conducta de trata de personas. la ciudad con el fin de ser luego explotados.
Los tratantes de personas utilizan medios muy diversos para lograr el reclutamiento o captura
de las víctimas y su posterior sometimiento. La amenaza, el uso de la fuerza u otras formas
de coacción, al rapto, al fraude, al engaño, al abuso de poder o de una situación de
vulnerabilidad o a la concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el
consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra, son algunos de ellos. Las
legislaciones penales que aplican el concepto del consentimiento viciado o irrelevante tanto
para personas mayores como menores de edad tienden a ubicar los medios como agravantes
con penas mayores a las del tipo penal simple. En otros países se estila no detallar la lista de
posibles medios ante la posibilidad de que aparezca uno nuevo que no haya sido
contemplado. En el derecho penal cuando se utiliza una lista de medios, tanto el fiscal como
el juzgado deben atenerse a ella cuando requieran aplicar el tipo penal, en este caso trata de
personas.
Coacción: la coacción implica fuerza o violencia para que una persona diga o ejecute algo.
Los tratantes ejercen este medio sobre las víctimas al utilizar diferentes elementos
generadores: la posibilidad de ejercer un daño directo y personal o la amenaza de afectar a
otras personas. Esta afectación normalmente es física pero también puede dirigirse al
perjuicio de la imagen, el estado emocional o el patrimonio.
Engaño: se refiere a crear hechos total o parcialmente falsos para hacer creer a una
persona algo que no es cierto. En la trata de personas se refiere a la etapa de reclutamiento
donde el tratante establece un mecanismo de acercamiento directo o indirecto con la víctima
para lograr el “enganche” o aceptación de la propuesta. Esencialmente se traduce en
ofertas de trabajo, noviazgo, matrimonio y en general una mejor condición de vida. De igual
forma, el engaño es utilizado por el tratante para mantener a la víctima bajo su control
durante la fase de traslado y posteriormente en los lugares de explotación. La normativa
penal ha incorporado este concepto en los tipos que sancionan la trata como parte integral
del tipo base o de alguna de las agravaciones. Este es uno de los aspectos más importantes
para lograr que una víctima no sea culpada por delitos que haya cometido durante el
proceso de trata al que fue sometida.
Fraude: este término tiene diferentes significados. En el tema de trata de personas el fraude
es la consecuencia lógica del engaño. El tratante utiliza la manipulación y la mentira para
lograr que la víctima acepte sus ofertas. Usualmente el término fraude se refiere a burlar o
eludir la ley. Esto puede ajustarse, en trata de personas, al propósito del tratante de
controlar a víctima y lograr que bajo su dominio llegue a cometer delitos. El fraude se
incluye dentro del tipo de trata como uno de los medios para llegar a la víctima.
Fuerza: la fuerza se interpreta como una forma de violencia física. El tratante puede recurrir
en la fase de reclutamiento o captación a mecanismos de sustracción forzosa de la víctima
de su comunidad o país. Asimismo, la fuerza aplica en las fases de traslado y explotación.
Rapto: el rapto es una figura jurídica orientada a la sustracción y retención de una mujer
con fines deshonestos o de matrimonio. Es una figura penal que se mantenido en las
legislaciones a través de los siglos. En el Protocolo de Palermo, el término “rapto” tiene un
sentido más amplio, ajustado con mayor certeza a un secuestro sin objeto de lucro. No
obstante, en el mundo jurídico este concepto se refiere, exclusivamente, a la sustracción y
retención de mujeres.
Es importante notar que esta es una lista abierta, pudiendo existir otras formas de
subyugación de la voluntad. Así, en el medio “situación de vulnerabilidad” pueden
incluirse todas aquellas situaciones o contextos donde el tratante aprovecha las
dificultades económicas, educativas y de proyecto de vida futuro que pudiera tener la
víctima para poder captarla. En ese sentido, el término abuso de una situación de
vulnerabilidad, ha sido definido por las notas interpretativas del Protocolo de Palermo
de la siguiente forma: “[…] [el] abuso de una situación de vulnerabilidad debe
entenderse como referida a toda situación en que la persona interesada no tiene más
opción verdadera ni aceptable que someterse al abuso de que se trata […]”.3
Para efectos del inciso 1, los fines de explotación de la trata de personas comprende, entre
otros, la venta de niños, niñas o adolescentes, la prostitución y cualquier forma de
explotación sexual, la esclavitud o prácticas análogas a la esclavitud, cualquier forma de
explotación laboral, la mendicidad, los trabajos o servicios forzados, la servidumbre, la
extracción o tráfico de órganos o tejidos somáticos o sus componentes humanos, así como
cualquier otra forma análoga de explotación.
Ahora bien, la explotación no es parte del delito de trata de personas, sino que basta
con la intención de someter a la víctima a una de dichas finalidades para que este se
considere consumado. En otras palabras, la relación entre trata y explotación es una
temporal, primero viene la trata donde la víctima es captada, transportada y acogida, y
luego viene la explotación en cualquiera de sus formas.
- Esclavitud: comprende el ejercicio de los atributos del derecho de propiedad sobre otra
persona. Están incluidos la venta y el alquiler de la persona. Además del uso pleno y
absoluto de la capacidad de trabajo y el aprovechamiento de los frutos de dicha labor, entre
otros comportamientos4.
.
Véase igualmente, Convención Suplementaria sobre la Abolición de la Esclavitud, la Trata de
Esclavos y las Instituciones y Prácticas Análogas a la Esclavitud, artículo 1. C. i), aprobada el 7
de setiembre de 1956 y en vigor desde el 30 de abril de 1957.
explotadores provoca que la deuda
aumente por el costo de alimentación y
hospedaje.
El tratado no establece quién debe servirse de dicha explotación, por lo que ello puede
recaer tanto en el sujeto activo como en un tercer sujeto. Asimismo, tampoco indica
que este fin deba efectivamente llevarse a cabo, de hecho puede que este nunca
ocurra: pensemos, por ejemplo, en las víctimas liberadas en el momento en que son
transportadas a su lugar de destino. La conducta punible de la trata de personas no
comprende la explotación final, el delito se considerará consumado siempre que el o
los tratantes hayan realizado alguna de las actividades antes indicadas con la
intención de que la víctima sea explotada, sin importar si ello ocurre o no.
b) Por "entrada ilegal" se entenderá el paso de fronteras sin haber cumplido los requisitos
necesarios para entrar legalmente en el Estado receptor;
El que promueve, favorece, financia o facilita la entrada o salida ilegal del país de
otra persona, con el fin de obtener directa o indirectamente, lucro o cualquier otro
beneficio para sí o para tercero, será reprimido con pena privativa de libertad no
menor de cuatro ni mayor de seis años.
Sin embargo, cabe indicar que esta diferencia no siempre resulta tan clara y, muchas
veces, aquello que inició con un acuerdo voluntario puede devenir en un caso de trata
de personas. En ese mismo sentido se pronunció la antigua Comisión de Derechos
Humanos, al indicar que “[…] es importante notar que esta distinción es menos clara
en el terreno, donde existe una considerable fluctuación y superposición entre las dos
categorías […]”.16 De este modo, un migrante ilegal puede convertirse en víctima de
trata de personas al final de su viaje, usualmente por deudas contraídas con el
traficante por gastos de transporte y documentos.
[…] 1. […] en cumplimiento de sus funciones debe, inclusive por propia iniciativa, tomar
conocimiento de los delitos y dar cuenta inmediata al fiscal, sin perjuicio de realizar las
diligencias de urgencia e imprescindibles para impedir sus consecuencias, individualizar a
sus autores y partícipes, reunir y asegurar los elementos de prueba que puedan servir para
la aplicación de la ley penal. Similar función desarrollará tratándose de delitos dependientes
de instancia privada o sujetas a ejercicio privado de la acción penal.
1. Los policías que realicen funciones de investigación están obligados a apoyar al
Ministerio Público para llevar a cabo la investigación preparatoria.
En ese sentido entonces, uno de los grandes aportes del Protocolo sobre Trata de
Personas es, justamente, haber logrado un consenso mayoritario respecto de una
definición de trata de personas que resulta ser precisa y, al mismo tiempo, amplia y
flexible a fin de enfrentar los rápidos cambios del fenómeno.
Además, el Protocolo sobre Trata de Personas no solo dedica la mayor parte de sus
disposiciones a estos deberes, sino que los incluye entre los objetivos finales del
tratado al indicar que:
Ahora bien, las obligaciones establecidas por el protocolo pueden agruparse en tres
grandes rubros: prevención, persecución y protección, tres áreas que representan las
tres fases de lucha contra la trata de personas. A continuación, analizamos
brevemente cada una de ellos desde la disposición normativa del tratado,
integrándolos con el desarrollo existente a nivel de DIDH.21
Esta obligación, entonces, no solo comprende la prevención del ilícito penal mediante,
por ejemplo, acciones de desarticulación de organizaciones criminales u operativos en
establecimientos sospechosos de captar a víctimas de trata de personas, sino que
además incluye una multiplicidad de medidas que conviertan al actuar policial en
última ratio. En el caso de la trata de personas, ello se reconduce a, por un lado,
cambiar las condiciones de vulnerabilidad que crean potenciales víctimas de trata de
personas y, por el otro, buscar eliminar la demanda de explotación que promueve la
dación del delito. En otras palabras, se deben actuar a fin de evitar actos de trata de
personas abordando, principalmente, las causas del fenómeno.23
Cabe indicar que en el caso peruano nos encontramos aún lejos de lograr un
cumplimiento cabal de este deber. En efecto, únicamente existen dos sistemas
estadísticos que recogen información sobre trata de personas: el Sistema de Registro
y Estadística del Delito de Trata de Personas y Afines de la Policía Nacional del Perú –
RETA/PNP y el Sistema de Información Estratégica sobre Trata de Personas –
SISTRA del Ministerio Público. Estos sistemas recogen información sobre la
investigación policial y fiscal de trata de personas, respectivamente, pero la
información (i) no se encuentra actualizada, (ii) no comprende todo el territorio del
Estado y (iii) no incluye datos sobre las circunstancias de la víctima al momento de ser
captada ni de su situación después del proceso judicial contra sus victimarios.
Es importante notar que todas estas situaciones tienen un denominador común: las
personas no se encuentran en condiciones de gozar y ejercer plenamente sus
derechos humanos. La vulnerabilidad a la trata de personas pasa por vivir en
contextos donde la potencial víctima no puede ejercer sus derechos y, por ende, es
más proclive a caer en los engaños de las redes de trata de personas que prometen
un futuro mejor. El deber de prevención, entonces, comprende la reversión de esta
situación mediante el aseguramiento de los derechos civiles, políticos, económicos,
sociales y culturales a la población y a aquellos grupos especialmente vulnerables a la
trata de personas.27
Algunos ejemplos de las acciones a emprender para cumplir con esta obligación,
pueden ser:
Este análisis nos conduce a concluir que la prevención de la trata de personas, no solo
es un tema que escapa al Derecho Penal, sino que implica fundamentalmente el
respeto de los Estados por los derechos humanos de las personas y el cumplimiento
cabal de sus obligaciones en el marco de los tratados generales de derechos
humanos. Existe, sin embargo, otra causa de la trata de personas que no se relaciona
con la situación de las potenciales víctimas; esto es: la demanda.