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Dependencia emocional

Estas relaciones se caracterizan por ser inestables, destructivas y marcadas por un fuerte desequilibrio, donde el
dependiente se somete, idealiza y magnifica al otro. Para el dependiente esta situación afecta de forma negativa a
su autoestima, y a su salud física y/o mental. Pese al malestar y al sufrimiento que la relación les cause se sienten
incapaces de dejarla, siendo los intentos nulos o fútiles.
Tienen intenso miedo a la soledad y pánico a la ruptura, la cual en caso de producirse conduce a la vivencia
del síndrome de abstinencia: con intensos deseos de retomar la relación pese a lo dolorosa que esta haya sido,
pensamientos obsesivos, y síntomas de ansiedad y depresión, los cuales se ocultan de forma inmediata en caso de
reanudarse la relación o comenzar una nueva que sustituya la anterior.
Los dependientes emocionales tienen una necesidad excesiva de afecto y de ser queridos y tratarán de conseguir este
afecto a lo largo de sus diferentes relaciones de pareja. Muestran una clara resistencia a perder la fuente de seguridad
y afecto que constituye su pareja. Son frecuentes las distorsiones cognitivas como el autoengaño y la negación de
información que le proporciona su entorno. Poco a poco estas relaciones tan destructivas se van fortaleciendo, de
modo que al sujeto le resulta cada vez más difícil salir de ellas.
Siguiendo la línea de la teoría del apego, el vínculo afectivo que el dependiente reproduce en sus relaciones de pareja
es el de tipo ansioso-ambivalente, caracterizado por una marcada inseguridad y ansiedad ante la separación. En las
relaciones se evidencia en lo siguiente: continua necesidad de saber que es amado por su pareja, búsqueda incesante
del candidato a pareja y selección precipitada del mismo, miedo a no ser querido, miedo a la pérdida de su pareja e
ideas contradictorias sobre el amor.
A su vez, podemos hablar de tres grados de vinculación:
Vinculación afectiva adecuada: Amor sano, consistente en dar y recibir.
Vinculación afectiva exagerada (por defecto): La persona es incapaz de establecer lazos con otras personas.
Mostrándose fría, distante y hostil.
Vinculación afectiva exagerada (por exceso): Característico de la dependencia emocional. El vínculo que se
establece con la pareja estaría desvirtuado por una excesiva necesidad de afecto, con el fin de compensar sus
carencias afectivas.
Constituye el polo opuesto de la desvinculación, siendo ambas formas de vinculación patológicas y
desadaptativas en las relaciones interpersonales.
La dependencia presenta síntomas variados que dificulta su diagnóstico, desde la depresión, los
trastornos obsesivos o los síndromes desadaptativos.

Características del dependiente emocional

1. Baja autoestima: La cual se ve deteriorada en la relación de pareja.


2. Miedo a la soledad: Les produce incomodidad, malestar e incluso ansiedad. No conciben la vida sin alguien a su
lado. No les gusta la idea de estar a solas consigo mismos.
3. Estado de ánimo disfórico: Sujeto al transcurso de la relación de pareja. Los trastornos más prevalecientes, son
la ansiedad y la depresión. Sentimientos negativos como culpa, preocupaciones y sensación de vacío que solo
pueden llenar con la presencia de su pareja.
4. Lugar prioritario de la relación: Anteponen su pareja al resto de familiares, amigos, obligaciones, etc. Dedican su
tiempo, esfuerzo e incluso pensamientos a la pareja, la cual es el centro de importancia, descuidando otros
aspectos de su vida.
5. Necesidad de acceso continuo al compañero: Que se puede traducir en urgencia por ver a la pareja o deseos de
saber de ella, a través de llamadas telefónicas, correos, etc. Para el dependiente lo ideal sería pasar el mayor
tiempo posible con su pareja. Esta necesidad de acceso tan voraz del dependiente puede resultar agobiante e
incómoda para su pareja.
6. Autoanulación: Renuncian a ser ellos mismos, con el fin de agradar a su pareja. Pueden llegar incluso a aceptar
realizar determinados actos que les parezcan denigrantes, o no les reporten ninguna satisfacción.
7. Deseos de exclusividad: El dependiente deseará una exclusividad recíproca, donde el centro de la vida del otro
sea él. No dudan en aislarse del resto del mundo para pasar más tiempo con su pareja.
8. Necesidad de agradar: No solo a su entorno cercano, sino también a los desconocidos. Les preocupan las
críticas y el rechazo del resto. Llevan a cabo comprobaciones para asegurarse que los demás les acepten.
9. Déficit de habilidades sociales: No tienen un adecuado desarrollo de la asertividad. Sus conversaciones giran en
torno al monotema que constituye su relación de pareja.
10.Ocupar un papel inferior en la relación de pareja: Esto no excluye que pueda suceder lo contrario, ya que
también existe la dependencia emocional dominante.

Características de la pareja
El perfil de la pareja a la que se vincula el dependiente emocional, y con la cual forma estas relaciones marcadas por el
desequilibrio, son las siguientes:

1. Autoestima elevada: Son personas con un autoconcepto positivo, en ocasiones por encima de lo normal. Se
sobrevaloran a sí mismos, y menosprecian al dependiente. Son egocéntricos, soberbios y arrogantes.
2. Rol dominante: Adoptan en la relación de pareja una posición superior, reforzándola a través de
comportamientos explotadores, hostiles y despectivos hacia el dependiente. Se muestran fríos, distantes, y con
escaso interés hacia la pareja. Aprovechan su estatus superior para descargar sus frustraciones sobre el
dependiente, pudiendo incluso recurrir a la violencia física o verbal como humillaciones, menosprecios y otros
comportamientos denigrantes.
3. Muestran poco afecto por su pareja pudiendo ser manipuladores, mentirosos y posesivos. Exigen exclusividad y
fidelidad por parte de su pareja, pero para ellos mismos desde su posición dominante no se aplican las mismas
normas, siendo frecuentes los devaneos amorosos con terceros. Son conocedores del intenso miedo a la
ruptura de su pareja, lo cual pueden utilizarlo como una baza a su favor.
4. Es frecuente que padezcan el trastorno narcisista de la personalidad: caracterizado por una exageración
patológica de la autoestima e infravaloración de los demás. En el que se utiliza a las personas para alimentar su
propio ego.
5. Habilidades sociales: Tienen un cierto encanto interpersonal, son ingeniosas y tienen sentido del humor.
Este tipo de personas son consideradas interesantes e idealizadles por el dependiente emocional. Mientras que las que
no son así pueden resultarles aburridas, con las cuales suelen mantener relaciones de transición, hasta que encuentran
a alguien interesante.
No obstante, no siempre tienen porque darse estas características en la pareja. Puede ocurrir que el dependiente
emocional con su forma de relacionarse, sus comportamientos y actitudes, evoque y facilite en el otro la aparición de
comportamientos dominantes, hostilidad y pocas muestras de afecto, entre otras características. Pudiendo
comportarse esa persona de modo completamente diferente con otras parejas sin dependencia emocional, ya que
estas no suscitarían en él dichas respuestas.

Fases de la relación

1. Inicio de la relación: Cuando conocen a alguien que les interesa sienten una alegría, ilusión y entusiasmo
desmedido. Fantasean y se crean expectativas de un futuro al lado del otro. Esto ocurre pudiendo haber tenido
incluso sólo un par de citas. Aun así, rápidamente muestran su interés por el otro y sus deseos de conocerle.
2. Fase de sumisión: Idealizan a la pareja y se someten a ella, como forma de preservar la relación y evitar así la
temida ruptura. El marcado desequilibrio comienza aquí a hacerse patente, adoptando la pareja una posición
superior y el dependiente una posición inferior.
3. Deterioro de la relación: El desequilibrio se acentúa enormemente entre ambos miembros de la pareja. El
maltrato psíquico y/o físico produce en el dependiente un gran malestar y sufrimiento. Como consecuencia de
esto, sus sentimientos de inferioridad e infravaloración se ven reforzados, por lo que al mismo tiempo que baja
su autoestima aumenta su necesidad extrema de afecto hacia el otro. Situación que acompañada de un terrible
miedo a la soledad, hace que su relación se convierta en un círculo vicioso del cual les resulta muy difícil salir.
4. Ruptura: En caso de producirse la ruptura, lo más frecuente es que la iniciativa la tome la pareja del
dependiente. El dependiente tratará de reanudar la relación, a pesar de lo tormentosa y destructiva que le
resultase. Producida la ruptura el dependiente emocional padece el síndrome de abstinencia, siendo este el
momento en el cual suelen acudir a terapia.
5. Concatenación de relaciones: Son relaciones intrascendentes, sin mucha importancia para el dependiente, que
sirven para paliar su soledad. Pueden concatenar este tipo de relaciones hasta encontrar a alguien que se
ajuste a su perfil de pareja (fría, hostil, distante). A su vez, pueden ser fruto de un intento del dependiente por
suplir la pérdida de su anterior pareja, de la cual no se acordaran en cuanto tengan a otra persona en mente.
6. Reinicio del ciclo: En cuanto el dependiente encuentre a una persona que se ajuste al perfil que busca, el ciclo se
iniciará de nuevo. Y con ello, los comportamientos de sumisión e idealización que no se observan en las
relaciones de transición.

Síndrome de Abstinencia
Lo normal sería que el fin de una relación perjudicial fuese como una bendición, pero para el dependiente emocional se
convierte en un auténtico suplicio. Siendo los siguientes síntomas algunos de los más frecuentes:

 Pensamientos obsesivos en torno al antiguo compañero. Recordando los momentos buenos de la relación y
relegando al olvido los momentos tormentosos.
 Pese al dolor, sufrimiento y humillaciones que soportasen en la relación, sienten una fuerte y compulsiva necesidad
de tener contacto con la ex pareja.
 Angustia, desesperación, ansiedad.
 Constantes ganas de llorar, tristeza e incluso depresión.
 Múltiples intentos de retomar la relación, aunque estos supongan atentar contra su propia dignidad, siendo lo más
importante llenar el vacío y apaciguar la soledad que la ruptura les ha producido.
 Dificultad para conciliar el sueño.
Si la ex pareja se pone en contacto con el dependiente emocional y le genera expectativas de reconciliación, aunque
sean mínimas, todos estos síntomas desaparecerán automáticamente.
El dependiente emocional experimenta el síndrome de abstinencia, independientemente del miembro de la pareja que
propiciase la ruptura, lo que variará, eso sí, será la intensidad. Si este periodo se gestiona de forma adecuada, los
síntomas remiten con el paso del tiempo.
En cuanto a la duración, puede ser de meses o incluso años, depende de la persona y de la relación. En este sentido,
cabe señalar que tanto como para superar el síndrome de abstinencia, como para que no se produzcan recaídas, es
fundamental evitar cualquier tipo de contacto con la ex pareja. Esto implica, que se ha de intentar no verse
personalmente, así como evitar las llamadas telefónicas, correos, mensajes, etc.; lo cual le resulta bastante difícil
debido a sus deseos irresistibles de volver al lado de la ex pareja.
A causa del malestar que conlleva el síndrome de abstinencia, la persona puede optar por:

 Querer retomar la relación: se puede observar como en estas relaciones son frecuentes las constantes rupturas y
posteriores reconciliaciones.
 Encontrar una nueva persona: que llene el vacío que ha dejado la ex pareja, la cual pasará al más absoluto olvido.
A corto plazo, el intenso malestar desaparece, pero de estas dos formas el problema no se supera, con lo que ello
conlleva: vivir el amor no como algo placentero, sino desde el sufrimiento.
EL DEPENDIENTE EMOCIONAL DOMINANTE O AMBIVALENTE.
En anteriores entradas hemos visto características de la persona dependiente estándar, sin embargo existe un tipo de
dependencia dominante o ambivalente que es más atípica. Esta forma de dependencia es más común en hombres
mientras que la estándar es más común en mujeres.

La dependencia dominante se caracteriza porque en lugar de tener actitudes de sumisión con la pareja, se tiene una
actitud dominante, pero a la vez se siente dependencia por ella. Simultáneamente a la dependencia afectiva, se da un
sentimiento de hostilidad. Simultanear estos sentimientos positivos y negativos recibe el nombre de ambivalencia.

Si bien es cierto que poseen una autoestima que parece algo más elevada que la de las personas dependientes
estándar, esta no es una autoestima real o auténtica. Ninguna autoestima "real" se alimenta de dominar y mucho
menos de vejar a otro. La persona segura y con buena autoestima obvia la comparación con el de enfrente.

¿Cómo se comporta el dependiente dominante?

1. Establecen las relaciones de pareja desde una perspectiva de superioridad.


2. Intentan dominar y controlar a su pareja.
3. Critican, hostigan y humillan a la otra persona pero no la abandonan.
4. Sienten una gran necesidad de la pareja y la misma dependencia de ella que los dependientes estándar.
Esta necesidad de controlar, dominar, y en muchas ocasiones, humillar al otro, ayuda a cubrir su necesidad de
autoestima (falsa autoestima) y de dependencia con respecto al otro.

La mayoría de los maltratadores son dependientes dominantes. Humillan, desprecian y agreden a la pareja, niegan
que las quieran, pero no rompen la relación. Se las arreglan para estar siempre con ella o controlándolas.

Si la pareja decide poner fin a la relación porque se cansa de las humillaciones y de que la traten mal, el dependiente
ambivalente o dominante, se deprimirá, e intentará por todos los medios retomar la relación, suplicará, comenzará a
llamar y a visitar a la ex-pareja, intentando convencerla, pidiendo perdón y prometiendo que va a cambiar, que el
futuro va a ser distinto para ambos (cosa que rara vez sucede).

Cuando el dependiente dominante demuestra que tras la fachada de su insufiencia y dominio en la relación hay una
extrema necesidad de la otra persona pueden ocurrir dos cosas:

 si la otra parte de la pareja es una dependiente estándar, puede sentir, que tiene la posibilidad de conservar a la
pareja, y percibir que debajo de la actitud hostil recibida hay una especie de "amor" escondido y que ven como real. De
forma que perdona y se da lugar a una interdependencia, que perpetúa la relación y los ciclos de intentos de ruptura y
perdón, se perpetúan igualmente, empeorando la hostilidad y agresividad con el paso del tiempo.
 si la otra persona no es dependiente (o ha superado una leve dependencia) estará indignada al descubrir que
existe esa necesidad de ella, después de haber sido vejada y humillada constantemente, y la relación no se retomará.
En este último caso. Cuando la dependencia, hostilidad y la agresividad del dependiente dominante es muy alta, este,
no asume la ruptura de la pareja, la niega. En su pensamiento la pareja le pertenece y no pueden asumir que se marche
o tengan una vida sin él, llegando a elevados extremos de venganza y agresión por el abandono.
Este es el caso, de muchas de las mujeres asesinadas víctimas de violencia de género, en el que las estadísticas indican
que el mayor número de muertes se dan cuando están separándose o ya están separadas.

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