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fotografía,

antropología
y colonialismo
(1845-2006)
Juan Naranjo (ed.)

FOTO GG RAFíA
fotog rafía,
antropología
y colonialismo
Juan Naranjo (Barcelona, 1960) es historiador y comisario independiente.
Su línea de investigación se ha centrado en las diferentes funciones que ha
desempeñado la fotografía a lo largo de la historia. Entre las exposiciones que
(1845-2006)
ha comisariado se encuentran: La fotografía en España en el siglo XIX; Las
fotografías judiciales del Archivo de Julián de Zugasi, 1870; B museu doméstico
Un recorregut per les fotografíes d'Antoni Arhatller; Joaquim Gomis; Cesar
Oomela y Les avantguardes fotogr¿fiques a Espanya 1925-1945. Miembro de
la comisión asesora del departamento de fotografía del Museu Nacional d'Art
de Catalunya y colaborador de la revista Exit Book.
fotografía,
antropología
.y colonialismo
(1845-2006)
Juan Naranjo (ed.)

Traducción de Adolfo Gómez Cedillo,


Cristina Zelich y Manolo Laguillo

Editorial Gustavo Gili, SL


Rosselló 87-89, 08029 Barcelona, España. Tel. 93 322 81 61
Valle de Bravo 21, 53050 Naucalpan, México. Tel. 55 60 60 11
Praceta Noúcias da Amadora 4-B, 2700-606 Amadora, Portugal. Tel. 21 491 0936

FOTO GG RAFíA
índice

Prefacio .................................................................................... 9

Introducción............................................................................ 11
Medir, observar, repensar.
Fotografia, antropología y colonialismo (1845-2006)
Juan Naranjo

Versión castellana: Adolfo Gómez Cedillo (del inglés), Cristina Zelich (del francés) MEDIR
y Manolo Laguillo (del alemán).
Editora de la colección: Carmen H. Bordas Antropología comparada.
Concepto gráfico: Estudi Coma
Fotografía de la cubierta: imagen perteneciente a la obra Diana P01tmits, de la serie Observaciones sobre la aplicación de la fotografía
Sea Island, 1992 © Carne Mae Weems al estudio de las razas humanas (1845) 26
E. R A. Serres
Asesores de la colección:Joan Fontcuberta,Joan r aranjo, Jorge Ribalta

Queda prohibida, salvo excepción prevista en la ley, la reproducción (electrónica, Fotografía antropológica (1852) 31
quúnica, mecánica, óptica, de grabación o de fotocopia), distribución, comunicación E. R A. Serres
pública y transformación de cualquier parte de esta publicación -incluido el diseño
de la cubierta- sin la pre\~a autorización escrita de los titulares de la propiedad inte-
lectual y de la Editorial. La infracción de los derechos mencionados puede ser cons- La fotografía en el museo de historia natural (1 55) 33
titutiva de delito contra la propiedad intelectual (arts. 270 y siguientes del Código Ernest Conduché
Penal). El Centro Español de Derechos ReprográJicos (CEDRO) vela por el respeto
de los citados derechos.
La fotografía y la antropología (185 ) 35
La Editorial no se pronuncia, ni expresa ni implícitamente, respecto a la exactitud de Ernest Conduché
la información contenida en este libro, razón por la cual no puede asumir ningún
tipo de responsabilidad en caso de error u omisión.
Apuntes fotográficos a propósito
© de la introducción: Juan Naranjo, 2006 de la Exposición Universal y la Guerra de Oriente (1 56) ... 38
© de los textos: sus autores Ernest Lacan
© de esta edición: Editorial Gustavo Gili, SL, Barcelona, 2006

Printed in Spain Viaje por Brasil (1868) 41


ISBN-13: 978-84-252-2000-5 Elizabeth C. Agassiz )' Louis Agassiz
ISBN-lO: 84-252-2000-9
Depósito legal: B. 16.41&-2006
Fotocomposición: Parangona Realització EditOlial, sI, Barcelona Carta a lord Granville (1869) 47
Impresión: Hurope, si, Barcelona Thomas Hem) Huxley
Acerca de un método de medición Aplicaciones de la cámara
de la forma humana para uso en antropología (1893) 112
de los estudiantes de Etnología (1869) 50 E. F im Thurn
J H. Lamprey
Fotografía para antropólogos (1896) 137
Revista de Etnología (1870) 52 1VI. V Portman
Gustav Fritsch
La fotografía moderna (1896) 155
Álbum etnológico-antropológico Albert Londe
en fotografías de C. Dammann (1874) 58
Gustav Fritsch OBSERVAR

Fotografías de razas, de Dammann (1876) 61 La etnografía de Franz Boas.


Edward B. Tylor Cartas y diarios de Franz Boas escritos
en la costa noroeste entre 1886 y 1931.. 164
Retratos compuestos (1878) 64 Franz Boas
Francis Galton
Diario de campo en Melanesia (1922) 171
Instrucciones generales Bronislaw Malinowski
para las investigaciones antropológicas (1879) 80
M. P. Broca Antropología visual. La fotografía
como método de investigación (1967) 177
Sobre las aplicaciones de la fotografía John CollierJr.
a la antropología a propósito
de la fotografía de los fueguinos Sobre el uso de la cámara fotográfica
delJardin d'acclimatation (1881) 82 en antropología (1977) · 1 2
Gustave Le Bon Margaret iVIead y Gregory Bateson

La fotografía aplicada Nostalgia del Brasil (1994) 190


a la historia natural (1884) 85 Claude Lévi-Strauss
Eugene Trutat
REPENSAR
La fotografía aplicada
a la producción del tipo, de una familia, Imágenes históricas, públicos cambiantes (1992) 196
de una tribu o de una raza (1887) 92 Iskander Mydin
Arthur Batut
El valor antropológico de la imagen.
La fotografía judicial (1890) 102 ¿Hacia el "horno photographicus"? (1994) 205
Alphonse Bertillon Luis Calvo Calvo y Josep Maña Oller
La imagen fragmentada (1996) 213
Victor Burgin

Desde el harén colonial (1998) 220


Prefacio
Malek Alloula

Ajuste de enfoque
para una presencia indígena (1998) 227 La finalidad de este libro es llenar el gran vacío existente en
España en cuanto a las publicaciones dedicadas a la relación
Theresa Harlan
entre la fotografia y la antropología, especialmente, en lo que
hace referencia a la cuestión histórica. Para este volumen, se han
Replantear la fotografía
r~cuperado y traducido más de una treintena de textos de muy
en el museo etnográfico (2001) 251
diversos observadores: naturalistas, antropólogos, fotógrafo, cri-
Elizabeth Edwards
ticos, historiadores y sociólogos, pertenecientes a distintos paí-
ses. Se permite así acceder a algunos de los textos fundamenta-
Anotaciones desde la superficie de la imagen.
les que tratan la relación entre la fotografia y la antropología;
Fotografía, poscolonialismo
y modernidad vernácula (2003) 281 textos que, en su mayoría, aparecieron originalmente en revistas
o libros que no suelen encontrarse en las bibliotecas españolas
Christopher Pinney
convencionales ni en las virtuales, y que muchas ,·eces tampoco
La razón habla y el sentido muerde (2004) 303 volvieron a publicarse en su idioma Ol;ginal.
Fotografía, antropologia y colonialismo (1845-2006) es una de
Marta Gili
las primeras tentativas de recopilación de textos histó¡;cOS en
este sentido. Los textos han sido seleccionado por su valor a la
FOTOGRAFíAS 313
hora de ilustrar los diferentes apartados conceptuales en los
que se ha estructurado el libro -medú; observar y repensa-I'-;
Biografías 345
apartados que responden a algunas de las grandes concepcio-
nes antropológicas que ha habido desde la presentación públi-
Bibliografía 354
ca de la fotografia en 1839. En la mayor parte de los casos, estos
textos se han traducido de forma íntegra, respetando las refe-
rencias a las láminas o imágenes originales, aW1 cuando no nos
haya sido posible incluirlas, y sólo se han fragmentado aquellos
que por su tema o su extensión excedían el objetivo de esta
antología. El libro se ha organizado de forma cronológica, lo
que permite obtener una amplia visión histórica del papel que
ha desempeñado la fotografía como instrumento para el estu-
dio y la categorización del otro.
En primer lugar, quiero agradecer a la Editorial Gustavo
Gili y, muy especialmente, a Mónica Gili v Carme Bordas su
interés y su labor pionera al incluir dentro de la colección

9
FotoGGrafia un libro de estas características. Asimismo, agra-
dezco los consejos de Luis Calvo Calvo y Elizabeth Edwards, y
la colaboración de: Constancia Alcaraz, Elisenda Ardevol;
Anne Barrett, del Imperial College de Londres; Marta Gili;
Emma Laind, de la Photographer's Gallery de Londres; Domi- Introducción
nique Locatelli, de la Biblioteca de la Universidad Santé de
Lyon; Ana Perera; Salvadó Tió, Chris Wright, Claudine Pouret,
de la Académie des Sciences de París. Finalmente, doy las gra- Medir, observar, repensar.
cias a los autores de los textos y de las imágenes, así como a las Fotografía, antropología y colonialismo (1845-2006)
personas e instituciones que nos han permitido reproducirlos. Juan Naranjo

Medir

Los avances en las técnicas de impresión iniciados a principios


del siglo XIX hicieron posible una expansión sin precedentes
en la circulación de imágenes impresas, siendo la producción
de este siglo superior a la realizada en todos los siglos an terio-
res. Este hecho, junto a la proliferación de la utilización de dis-
positivos ópticos, tanto en el ámbito público como el privado,
modificaron los hábitos sociales e introdujeron cambios en la
transmisión y en la recepción de la información, en un pe-
ríodo que podemos considerar como el origen de la cultura
visual. Con anterioridad, las imágenes impresas habían desem-
peñado un papel fundamental en el estudio de la ciencia y del
arte al propiciar la homogenización de la información ,isual,
ya que las estampas son comunicaciones gráficas que pueden
ser repetidas de forma exacta.] Pero, generalmente, éstas eran
incluidas en libros de tirada muy restringida, y no es sino a par-
tir de la segunda mitad del siglo XIX cuando aun1enta de for-
ma notable la densidad iconográfica al crearse una industria
visual.
La fotografia desempeñó un papel fundamental en esta
transformación cultural, en que la imagen fue ganando terreno
a la palabra impresa, ya que éste es uno de los medios en que
más se desdibujan las fronteras entre la realidad y su represen-
tación. La identidad ilusoria que crea la fotografía entre el obje-
to y su imagen, junto con su gran capacidad de multiplicación,
la convirtieron en uno de los medios de representación gráficos

10 11
con una mayor penetración social. Su capacidad de evocación y E. T. R. Serres elaboró una revolucionaria concepción mu-
su rapidez en la ejecución sedujo a los antropólogos, quienes seística, que podemos considerar como el primer programa
a pesar de las limitaciones de los procedimientos fotográficos de antropología visual, ya que la fotografia permiúa obtener de
dw-ante este período,2 adoptaron esta nueva tecnología para una forma fácil, económica y precisa un gran número de mues-
realizar sus estudios. El naturalista Sabin Berthelot fue uno de tras con las que comparar y determinar los caracteres de la raza
los primeros en utilizar la fotografia con fines antropológicos. humana y su variedad. Su propuesta se basaba en el procedi-
En 1842, en su obra Histoire naturelle des iles Canaries,3 se repro- miento del daguerrotipo, de ese modo, los que tenían que
dujeron, con el procedimiento litográfico, unas imágenes de estudiar los diferentes tipos que componían la raza humana no
cráneos y dos retratos de Type vivant para ilustrar sus teorías tendrían que realizar viajes a otros continentes, sino desplazar-
sobre la raza canaria, basadas en los daguerrotipos encargados se físicamente hasta el museo. 1 o fue hasta la década de los
a Bisson fils,4 entre 1841 y 1842. Al mismo tiempo, el frenólogo cincuenta del siglo XIX cuando los antropólogos y la burguesía
Pierre-Marie-Alexandre Dumoutier, habiendo regresado a París en general pudieron crear en sus gabinetes o en sus hogares
tras participar en una expedición al polo Sur y Oceanía,' comi- museos domésticos que podían llegar a sustituir el museo des-
sionó a los mismos fotógrafos la reproducción, por medio del crito por E. T. R. Serres. Los avances en los procedimientos
daguerrotipo,6 de los cráneos que había recogido y de los mol- fotográficos facilitaron la creación de una importante industria
des de bustos de diferentes poblaciones encontradas. Estas fotográfica, lo que posibilitó la comercialización a gran escala
reproducciones sirvieron de base para realizar las litografias del de fotografias a precios económicos en décadas posteriore . Se
Atlas de Voyages au póle Sud et dans rOeeanie sur les eorvettes inició así un proceso de democratización de la información
L'Astrolabe et la Zélée, publicado en 1844. 7 En ese mismo año, visual y la virtualización, puesto que la adquisición de fotogra-
E. Thiesson llevó a cabo una serie de daguerrotipos de indios fías permitió sustituir la experiencia directa por la observación
botocudos (Brasil), y Etienne-Renaud-Agustin Serres (director virtual. Tal proceso puede compararse al que en nuestra época,
de la cátedra de anatomía e historia natural del hombre en el ha desencadenado Internet al permitir acceder a los conteni-
Museo del Jardin des Plantes de París) se basó en ellos para dos de cualquier museo desde cualquier lugar, visitar los pa-
escribir su texto Anthropologie eomparée. Observations sur l'appliea- rajes más remotos e inaccesibles, familiarizarse con la imagen
tion de la photographie ti l'étude des raees humaines. Serres señala de todo tipo de celebridades y personajes exóticos o realizar via-
como una de las grandes carencias de la ciencia antropológica jes virtuales, tal como describió Oliver Wendell Holmes en su
la ausencia de un museo que permitiese avanzar en su desarro- arúculo "Sun-Painting and Sun-Sculpture", publicado en The
llo, y propuso como solución un innovador programa museísti- Atlantie Monthly, en 1861. 9
co en el que la fotografia desempeñaba un importante papel La expansión de la indusn-ia fotográfica y el gran incremen-
para su estudio y su avance: "[ ...] cuando se observan los pro- to en el consumo de fotografias lle"ó a las empresa fotográfi-
gresos recientes y extremadamente rápidos de la zoología, cas a ampliar su oferta y, en un intento de inventariar y reducir
vemos que parten de la época en que los grandes museos, fun- el mundo a una imagen bidimensional, se enviaron fotógrafo
dados en distintos lugares del mundo culto, permitieron a los a documentar los lugares más lejanos del planeta. Al mismo
zoólogos reemplazar las descripciones siempre insuficientes por tiempo, en estos apartados sitios se ablieron nmnerosos estu-
el examen directo y comparativo de los objetos de sus estudios. dios fotográficos que, en ocasione, cumplían Wla doble fun-
Los antropólogos, al carecer de este examen comparativo y ción: por un lado, fotografiar a la burguesía local, a los colo-
directo [...] entrevimos la gran utilidad de un museo fotográfi- nos, a los misioneros, a los marineros y a los militares que
co de las razas humanas para el progreso de la antropología y estaban de paso; y, por otro, fotografiar tipos locales para que
para la enseñanza de esta ciencia".8 viajeros y turistas pudieran adquirir estas imágenes. Otra de las

12 13
formas con las que los estudios fotográficos incrementaron su otra de perfil junto con toda una serie de medidas y descripcio-
catálogo de personajes exóticos sin realizar grandes desplaza- nes físicas que hacían único a cada individuo.
mientos fue aprovechar la gran movilidad intercontinental que Algunas de las fotografías etnológicas que se comercializa-
había generado la actividad colonial y fotografiar a los diferen- ban, aparte de no haber sido realizadas bajo parámetros cien-
tes tipos humanos que se concentraban en las principales ciu- tíficos, como había señalado T. H. HlLxley, presentaban otros
dades y puertos, así como a los miembros de las embajadas o inconvenientes que preocuparon a los ano'opólogos de la
de las delegaciones comerciales o militares, y a aquéllos que época y que tenían que ver con la europeización de las tribus
participaban en las exposiciones universales, internacionales o "salvajes". El rápido proceso de expansión colonial que se dio
coloniales celebradas en las grandes ciudades europeas. en el siglo XIX conllevó la contaminación o a la reducción a los
Tanto la comercialización de fotografías de tipos raciales, estándares de comportamiento europeo de algunas tribus o,
como la documentación fotográfica realizada por viajeros, cón- en el peor de los casos a su casi exterminación. Por ello, estu-
sules, militares, etc., proporcionaron una buena cantidad de diar y documentar a las nuevas tribus, se convirtió en una prio-
imágenes que fueron utilizadas por los antropólogos para rea- ridad para los antropólogos ingleses, tal como manifiestan en
lizar sus investigaciones, ya que éstos normalmente no hacían el Manual oi Ethnological Enquiry yen Notes and Queries on An-
trabajo de campo, sino que realizaban sus estudios a partir de thropology.ll No obstante, gran parte de este tipo de fotografías
los datos que les facilitaban los etnógrafos. La gran circulación reproducían todo tipo de fantasías relacionadas con el orien-
de fotografías familiarizó tanto a la clase científica como a la talismo y otros exotismos, y fueron utilizadas para crear iden-
burguesía de la época con la imagen del otro. tidades estereotipadas que complacían a los consumidores
No obstante, algunos científicos vieron que la mayor parte románticos europeos.1 2 Paradójicamente, a una parte de la
de fotografías de tipos raciales que existían no servían para rea- comunidad científica, pareció no importarle demasiado utili-
lizar sus estudios, dado que normalmente tenían una función zar para las observaciones un material en el que se había pro-
comercial. Habían sido hechas para que las adquiriesen viaje- yectado una imagen idealizada, más vinculada a las fantasías de
ros y turistas o para satisfacer la demanda de consumidores la literatura romántica que a la realidad de los personajes
románticos de las principales capitales europeas, por lo que no representados.
se habían realizado siguiendo unas pautas preestablecidas que Es posible que, desde la mentalidad de la época, aquellas
sirviesen para estandarizar la información y facilitar la compa- recreaciones no fuesen percibidas como tales y, en cualquier
ración. Tal como señaló el biólogo Thomas Henry Huxley: caso, mostraban la parte más primitiva, no la contaminada.
"Aunque ya existe un gran número de fotografías etnológicas, Otra posible causa de que estas fotografías no fuesen de echa-
se pierde mucho de su valor al no haber sido tomadas unifor- das a pesar de todos los inconvenientes que presentaban, fue
memente y con un plan bien estudiado. El resultado es que que los antropólogos basaban sus estudios en el análisi más
raramente son mensurables o comparables con otras y que no superficial del hombre, en su morfología anatómica, y que la
logran dar información precisa respecto a las proporciones y la fotografía era el medio de representación visual que ofrecía
conformidad del cuerpo".lO Por ello T. H. Huxley y John Lam- más precisión y credibilidad: "Cierto es que en tiempos ante-
prey crearon métodos en los que se fusionaban la antropome- riores algunos artistas se tomaron la molestia de dibujar cuida-
tría y la fotografía; Francis Galton y Arthur Batut experimenta- dosamente retratos raciales [oo.] pero la mayor parte de los ti-
ron con la superposición de retratos para visualizar los rasgos pos raciales que figuran en los libros carecen de "alar porque
tipo que definían a una tribu o una raza; y Alphonse Bertillon no permiten definir los caracteres especiales de la raza o por-
creó un sistema que fue aplicado a la identificación de delin- que los caricaturizan de un modo absurdo'·.13 Al combinar la
cuentes en el que se combinaban una fotografía de frente y fotografía con la antropometría pudieron obtenerse medidas

14 15
estandarizadas sobre el cuerpo humano, lo que permitió la semana para la comunidad científica o para los espectadores
comparación y, al mismo tiempo, reunir de forma económica occidentales. La ambivalencia de la fotografía, su capacidad para
una gran cantidad de información. Así lo atestigua el álbum documentar, evidenciar o mentir ha llevado a una serie de histo-
Anthropologish-Ethnologische Album in Photographien, realizado por riadores y críticos en las últimas décadas, a repensar el papel des-
Carl Dammann en 1873-1874 por encargo de la Berliner empeñado por la fotografía y otros productos culturales en la
Gesellschaft fur Anthropologie, Ethnologie und rgeschichte. construcción de identidades estereotipadas durante el período
Más de 600 fotografías convertían esta publicació? en un mu- de la dominación colonial y ha animado a artistas, como Joan
seo portátil sobre las diferentes razas humanas. Estas fueron, Fontcuberta, a cuestionar con su obra la objetividad de la foto-
posiblemente, las causas por las que estas fotografías no se con- grafía y el discurso científico.
sideraron caricaturas y no fueran desechadas por los antropo-
lógos en sus estudios.
Las recreaciones del entorno en el que vivían y las formas Observar
de vida de las poblaciones tomadas como inferiores fueron
algo bastante habitual tanto en exposiciones universales, etno- En los años ochenta del siglo XIX, se produjo ou-a gran revolu-
gráficas o coloniales como en otros espacios. Este tipo de expo- ción en el ámbito fotográfico. La simplificación de lo procedi-
siciones, que estaban a caballo entre el espectáculo y la divul- mientos, la reducción del tamaño de las cámaras y el abarata-
gación, sirvieron para que la comunidad científica pudiese miento de sus costes permitieron acceder a la fotografía a un
estudiar y documentar las tribus más lejanas sin tener que amplio espectro de la sociedad. Arquitectos, ingenieros, natu-
hacer grandes desplazamientos. Pero, ¿qué hay de cierto en las ralistas o antropólogos pudieron realizar ellos mismos la docu-
costumbres y en las formas de vida de estas poblaciones que mentación fotográfica de sus investigaciones, sin tener que
son presentadas como inferiores? Y ¿cuánto tienen que ver con comisionar a fotógrafos profesionales para que realizasen e te
las representaciones teatrales? El marqués del Bergel realizó trabajo.
una serie de fotografías, una de las cuales representa a un per- Esta revolución fotográfica coincidió con importante cam-
sonaje con la indumentaria que podemos asociar a lo que en la bios en la concepción de la ann-opología. Hasta fina1e del
época era tomado como un "salvaje" y, por el entorno en el que siglo XIX la tarea del recopilador de datos que e tudiaba a las
está enmarcado, podemos llegar a pensar que fue tomada en tribus en los lugares de origen, recaía normalmente en misio-
un exótico y lejano país. Pero al consultar las publicaciones del neros, cónsules, militares, etc. Vesta figura e mantenía disocia-
1887, nos encontramos con que las fotografías del marqués da de la del antropólogo, teórico que trabajaba en las grandes
fueron utilizadas para ilustrar un texto sobre la Exposición de ciudades europeas con los datos que les suministraban esta
Filipinas y se habían tomado en Madrid. Al continuar leyendo serie de etnógrafos amateuTS. El paso de las teorías evolucionis-
el artículo, se rompe del todo el espejismo, pues en un intento tas al particularismo histórico conllevó una modificación en la
de dignificar la imagen del personaje retratado, el autor nos amplitud del objeto de estudio: ya no se u-ata de un e tudio
muestra el otro lado del espejo: "El tinguian Purganan, el de que toma la cultura y sus características en relación con otras
nuestro grabado, aunque toma parte en las danzas y usa há- culturas, sino que se limita a una cultura en sí mi ma.
bitos de su país, es persona ilustrada, de carácter bondadoso A partir de los nuevos posicionamientos, una nue'"a genera-
y esmerada educación. Es maestro de escuela y ejerce una ción de antropólogos con formación científica, como Franz
influencia extraordinaria sobre sus compañeros".!4 Nada más Boas, rompe con la disociación entre el etnóo-rafo), el antropó-
lejano de la realidad del personaje que la fotografía en la que logo, ya que para ellos el proceso de observación y el diálogo
es representado. En ella ejerce de salvaje amateur o de fin de devienen fundamentales. La creación de un método científico

16 1,
y el hecho de que centrasen sus estudios en una sola cultura Repensar
posibilitaron la investigación individual o en pequeños equi-
pos, de modo que podían realizar ellos mismos el trabajo de La institucionalización de la antropología visual como uno de
campo. los campos de investigación y formación antropológicos se dio
Esta nueva generación de antropólogos adoptó las moder- de forma paralela a la de la fotografia en un período marcado
nas tecnologías de la época, como la fotografia, el gramófono por el incremento de su prestigio cultural y su revalorización
y el cine, como sus principales herramientas de trabajo, pues económica. 15 El prestigio cultural que adquirió la fotografia
estos dispositivos, al registrar de forma aparentemente automá- en la década de los setenta del pasado siglo conllevó un incre-
tica la realidad, conferían un tono neutral y objetivo a la infor- mento tanto de las publicaciones como de las exposiciones y
mación. La búsqueda del rigor científico llevó a Franz Boas no un importante proceso de recuperación histórico. En 1979, la
sólo a utilizar la fotografia como una herramienta de docu- revista Camera editó un número especial con motivo de la expo-
mentación, sino también a escoger a personas con conocimien- sición People in Camera, celebrada ese mismo año en la National
tos científicos (un grupo de etnógrafos que él dirigió) para Portrait Gallery de Londres. Junto a las fotografias de recono-
que realizasen la documentación fotográfica en lugar de un cidos fotógrafos como Richard Beard, David O. Hill, Lewis
fotógrafo profesional. Carroll o Roger Fenton, publicaron un daguerrotipo de una
Desde finales del siglo XIX, la fotografia fue adquirien- serie que J. T. Zealy había realizado por encargo de Louis Agas-
do una mayor relevancia en los trabajos de campo, pero fue a siz. En la biografia de este desconocido fotógrafo se explica
partir de Bronislaw Malinowski cuando devino un método de que este daguerrotipo fue encontrado en 1977 en el desván
trabajo utilizado por numerosos antropólogos. Estos nuevos del museo Peabody de Harvard, y que lo había utilizado el
antropólogos se caracterizaron más por utilizar la fotografia y naturalista Louis Agassiz en sus estudios para demostrar la infe-
por incluirla en sus publicaciones que por realizar una labor rioridad de la raza negra. En la exposición mencionada, se
teórica en torno a ella. Las pocas reflexiones que realizaron mostraron retratos de fotógrafos que formaban parte de la
tuvieron un carácter más privado que público; fueron breves élite de la historia de la fotografia del momento junto a otras
anotaciones realizadas en sus diarios de campo o que ocupan imágenes de fotógrafos prácticamente desconocidos, como las
una parte muy pequeña en sus libros. La generación anterior, de J. T. Zealy, las que Thomas Barnes y Roderick Johnstone
en cambio, ejerció una labor más teórica que práctica, fueron hicieron de los niños "des homes" del doctor Barnardo y la de
los primeros antropólogos en recepcionar este nuevo medio, y Francis Russell Nixon, Los últimos taS'manos, 185 . La inclusión
ello les llevó a reformular sus formas de estudio y las formas de de fotografias antropológicas realizadas por autores irrelevan-
obtención de información, así como a elaborar programas tes en los manuales de historia vi.gentes junto a las de autores
sobre cómo utilizar este medio. Por otro lado, al emplear un consagrados empezó a indicar los cambios que e producirían
método comparativo y estar separadas la figura del antropólo- en las políticas de recuperación, motivados por la necesidad de
go y del etnógrafo, tuvieron que establecer metodologías para ofrecer una amplia visión de las múltiples funciones que tenía
unificar la información que suministraban los etnógrafos a tra- la fotografia y de romper con el enfoque más formalista pro-
vés de sus fotografias. Sólo con la importante labor de Marga- puesto por Beaumont Newhall en su The histO'I'Y o/ photography
ret Mead, de Gregory Bateson y, posteriormente, de John from 1839 to the present day,!" de 1949, y de las siguientes edicio-
Collier,Jr. (quien, en 1967, publicó el libro Visual anthropolog) nes que seguían marcando aún la forma de pensar la historia
Photography as a research method, cuyo título fue adoptado para de la fotografia.
definir esta nueva disciplina) se produjo una reconciliación Los museos de antropología y oU-as instituciones empeza-
entre la teoría y la práctica de la fotografia etnográfica. ron la recuperación y la revalorización de sus importantes fon-

18 19
dos fotográficos relacionados con esta disciplina llevando a bado o una litografia. Con el calotipo, en cambio, se obtenía un
cabo exposiciones como: Observers of man, Photographs from the negativo a partir del cual se podían realizar múltiples copias, pero
Royal Anthropological Institute, (1980); World on a glass plate, Early éstas carecían de la viveza y la fuerza de los dagueITotipos.
anthropological photographs from the Pitt Rivers Museum, Oxford 3. MM. P. Barker-Webb y Sabin Berthelot, Histoin~ nalurelle des iles
(1981); From site to sight, Anthropolog)~ photography, and the power Canaries, 1835-1844, tomo 1, Béthune, París, 1 42.
of imager)1 (1986); Die etnographische Linse, photographien aus dem 4. Considerados como pioneros de la fotografia cienáfica por sus
Museumfür Volkerkunde Berlin, Berlin, (1989);17 o exposiciones y tempranas colaboraciones con Sabio Berthelot, PieITe M. A. Dumou-
publicaciones como: Thomas Theye (ed.), Der geraubte schatten, tier, Louis Rousseau y Achile Deveria. Ver W. AA., Les Freres Bis-
photographie als ethnographisches dokument (1989), Elizabeth Ed- son photographes, de fliche en cime, 1840-1870 Bibliotheque Nationa-
wards (ed.), Anthropology & Photography, 1860-1920 (1992) .18 En le de France, París; Museum Folkwang, Es en, 1999.
España, a partir de la exposición Temps d'ahir, Arxiu d'Etnogra- 5. Expedición real dirigida por Jules Dumollt dTrbille, entre 1837
fia iFolklore de Catalunya 1915-1930 19 y del ciclo de conferencias y 1840 al polo Sur y Oceanía.
"Antropologia Visual: aproximació histórica al naixement 6. Ver Christine Barthe, "Les éléments de l'obsen·ation. Des dague-
d'una nova disciplina" 20 (organizado con motivo de esta mues- rréotypes pour l'anthropologie", en W. AA., Le daguerréotype jan-
tra) se inició también este proceso de recuperación y debate en cais. Un objet photographique, Musée d'Orsay, Reunion de Musées
torno a la relación entre la fotografía y la antropología. La acti- Nationaux, París, 2003.
vidad inicial en torno a la fotografía antropológica tuvo un 7. Jules Sébastien César Dumont D'Urville, Voyage au Pole Sud et dans
carácter arqueológico en el que se mostraba la riqueza y varie- l'Océanie sur les corvettes l'Ast'rOlabe et la Zélée: exéClllé par ordre du Roi
dad de las colecciones de los museos antropológicos, mientras pendant les années 1837-1838-1839-1840 sous le Commandement de
que a fmales de la década de los ochenta se empezó a ofrecer M.J. DumontD'Urville: histoi1'e du voyage, Gide editeur, PaJis, 1841-
una visión más amplia en las que se analizaba de forma crítica 1846. El Atlas se publicó en 1844.
la importancia de la fotografía y el papel que ha desempeñado 8. Serres, "Anthropologie comparée. Observations sur l'application
dentro de las políticas de representación y categorización del de la photographie i l'étude des races hlill1aines", Comples rendus
otro. hebdomadaires des séances de l'Académie des saRnces. t. XXI, 21 julio
de 1845.
9. Oliver Wendell Holmes, "Sun-Painting and Sun-Sculpnu'e", The
Atlantic Monthly, vol. 8, 1861.
10. Thomas Henry Huxley, to Lord Granville, de diciembre de 1 69
Notas: (manuscrito).
11. Manual ofEthnological Enquiry, British .-\ssociation for the Ad\'an-
cement of Science, Londres, 1854: _Voles and QUeJies on .4nthropo-
l. W. M. lvins, Imagen impresa y conocimiento. Análisis de la imagen pTe- lOg)~ British Association for the Ad\'ancement of cience. Londres
fotográfica, Editorial Gustavo Gili, Barcelona, 1975. 1874.
2. Los dos procedimientos más utilizados eran el del daguerrotipo y 12. La construcción de la identidad espaú.ola se basó en la utilización
el calotipo. El primero tenía mucha más definición que el segun- de una serie de tópicos y fantasías y había sido pro~'ectada pOI' los
do, pero presentaba el inconveniente de que las imágenes que se escritores y pintores románticos, perdurando casi hasta la actuali-
obtenían sólo se podían reproducir si eran utilizadas como base dad: "En general, los españoles se enfadan cuando se les habla de
para la realización de un grabado o una litografia, o bien si se uti- cachucha, castañuelas, majos, manolas. cm'a-. cono<lbandistas y
lizaban como fuente de inspiración para la realización de un gra- corridas de toros, aunque en el fondo estas cosas \'erdadel<lmen-

20 21
te nacionales y tan características les gustan", Théophile Gautier, Calvo,Josep Maña, Ignasi Terrades, .vIaria Dolors Llopan, Elisen-
Voyage en Espagne, Tm los Montes, Eugene Fasquelle, París, 1843- da Ardevol y Luis Pérez Tolón. Con anterioridad, de forma tími-
1906. da, el Museo Nacional de Antropología había incluido algunas
13. Edward B. Tylor, "Dammann's Race Photographs", Nature, 6 de fotografias históricas en: Pilar Romero de Tejada, Un templo a la
enero de 1876, p. 184. ciencia, historia del Museo Nacional de Etnología, .vlinisterio de Cultu-
14. Exposición de Filipinas, colección de artículos publicados en El ra, Madrid, 1992. Ana Verde Casanoya había publicado: "Fotogra-
Globo, dimio ilustrado político, científico y literario, Establecimiento fía y discurso antropológico: Inuit en Madrid, 1900", Anales del
tipográfico de El Globo, Madrid, 1887, p. 104. Sobre esta exposi- Museo de Amélica, 1, 1993; YMaría Dolores Adellac, con en-adora
ción, véase Luis Ángel Sánchez Gómez, Un imperio en la vitrina. del archivo de fotografía del Museo :\acional de Antropología,
El colonialismo español en el Pacifico y la Exposición de Filipinas de escribió sobre sus orígenes en: Inmaculada Ruiz:Jiménez, Conser-
1887, CSIC, Madrid, 2004 (Colección Terra Nueva e Cielo Nuevo, vación y restaumción del material etnográfico, A1useo .7Vacional de Etno-
núm. 48). logía, Ministerio de Cultura, Madrid, 1993.
15. En los años setenta las subastas de fotografía empiezan a ser habi-
tuales, y algunas se celebran en empresas tan importantes como
Sotheby's, Christie's o Sawnn. Al mismo tiempo, surgen las prime-
ras galerías comerciales especializadas en fotografía en Nueva
York.
16. Beaumont Newhall, The history ofphotography from 1839 lo the present
day, Simon and Schuster, Nueva York, 1949. [Versión castellana:
Historia de la fotografía, Editorial Gustavo Gili, Barcelona, 2002].
17. Roslyn Poignant, Observers of 17w.n, Photographs from the Rayal An-
thropological Institute, Royal Anthropological Institute, Londres,
1980; Elizabeth Edwards, World on a glass plate, Early anthropologi-
cal photographs from the Pitt Rivers Museum, Oxford, Oxford, 1981;
Melisa Banta y Curtis M. Hinsley, FTOm site to sight, AnthropololD',
photography, and the power ofimagery, Peabody Museum Press, Cam-
bridge, Massachusetts, Die etnographische Linse, Photographien aus
dem Museum fir Volkerkunde Berlin, Museum fúr Volkerkunde, Ber-
lín, 1989.
18. Thomas Theye (ed.), Der geraubte Schatten, Photographie als Ethno-
graphisches Dokument (1989), Múnchner Stadtmuseum, Munich,
1989; Elizabeth Edwards (ed.), Anthropology & Photography, 1860-
1920, Yale University Press, New Haven y Londres, 1992.
19. Lluís Calvo i Calvo, Josep Maña iJoan Naranjo, Temps d'ahir, Arxiu
d'Etnografia iFolkltm de Catalunya, 1915-1930, Fundació La Caixa,
Barcelona, 1994.
20. Coordinado por Juan Naranjo, se celebró en el Centre Cultural
de la Fundació La Caixa, Barcelona, y en él participaron Eliza-
beth Edwards, Thomas Theye, Emmanuel Garriges, Luis Calvo

22 23
MEDIR
esto es lo que nos mostraron, a un nivel muy satisfactorio, las
fotografias de los botocudos que el señor Thiesson nos presen-
tó a examen.
También entonces, al considerar la pureza de los caracteres
Antropología comparada. Observaciones de estos indígenas de América y el efecto que se desprendía del
sobre la aplicación de la fotografía conjunto, entrevimos la gran utilidad de un museo fotográfico
al estudio de las razas humanas* (1845) de las razas humanas para el progreso de la antropología y para
la enseñanza de esta ciencia.
E. R. A. Serres Esta idea de utilidad, compartida por el señor Thiesson, se
convirtió en la causa determinante de un viaje a Portugal e Ita-
Hace un año, cuando el señor Arago y yo presentamos a la Aca- lia, para probar su aplicación. Como era de esperar, esta prue-
demia las fotografías de los botocudos realizadas por el señor ba ha tenido unos resultados que despejan cualquier duda
Thiesson, señalamos la gran utilidad que este arte prometía para sobre la importancia del arte fotográfico para la historia natu-
el estudio de las razas humanas, o antropología comparada. ral del hombre.
Señalamos que la imperfección de esta rama de la historia Tal como le aconsejamos al señor Thiesson, la raza africana
natural, tan evidente cuando la comparamos con el grado de o etiópica se ha convertido en el primer objeto de sus estudios
perfección alcanzado por la zoología, tenía una de sus princi- fotográficos. Ha traído de su viaje veintidós fotografias de esta
pales causas en la ausencia de un museo antropológico. raza, tomadas en Lisboa y en Cádiz, que representan indi\Í-
En efecto, cuando se observan los progresos recientes y duos de edades y sexos distintos. Éstas son las fotografias que el
extremadamente rápidos de la zoología, vemos que parten de señor Arago acaba de someter al examen de la Academia eña-
la época en que los grandes museos fundados en distintos luga- lando su grado de precisión.
res del mundo culto permitieron a los zoólogos reemplazar las Aunque tomadas al azar, cada una de estas fotografias pre-
descripciones, siempre insuficientes, por el examen directo y senta un interés científico especial; y cuando las comparamos
comparativo de los objetos de sus estudios. Los antropólogos, entre sí para captar su totalidad, este interés científico crece
al carecer de este examen comparativo y directo, se encuen- aún más debido a la naturaleza misma de la raza etiópica,
tran con que la parte especulativa de su ciencia se ha impues- conocida desde muy antiguo y tan extrañamente desfigurada
to a la parte positivista; las hipótesis y los sistemas han ocupa- por las opiniones sistemáticas de filósofos ' antropólogo.
do, y se han visto obligados a ocupar, el lugar de los hechos. Los primeros porque al ver en ella el paso del mono al
En esta situación de la ciencia y a consecuencia de las difi- hombre, paso que les resultaba necesario para establecer la
cultades de toda naturaleza que hacen tan difícil la creación de serie continua de los seres organizados, han preparado, sin que-
un Museo Antropológico, se entiende el interés ligado a la rer, el espantoso código de la trata de negros. Los segundos,
representación fidedigna y rápida de los caracteres fisicos del siguiendo una vía contraria, es decir, al compararlos con la raza
hombre, sobre todo cuando a esta fidelidad de reproducción europea, se han visto obligados a exagerar su degradación para
de los caracteres se añade la posibilidad de representarlos bajo establecer una comparación con las razas hotentote y bosqui-
sus distintas relaciones. Esto es lo que hace el arte fotográfico, mana. En ambos casos, el negro es algo más que un mono,
pero se le considera como algo menos que lill hombre. ~ue -
'" E. R. A. Serres, "Observations sur l'application de la photographie a tras descripciones se resienten todavía de esta lamentable hue-
l'étude des races humaines", Comptes rendus hebdomadaires des séances de lla, ya que las opiniones altamente filanu·ópicas de "olne)' para
l'Académie des sciences, t. XXI, 21 de julio de 1845, pp. 242-246. cancelarla son todas opiniones fisiológicas errónea .
26
Para asignar a la raza africana el rango que debe ocupar en delimitación, sobre el paralelismo de las zonas de las varieda-
la gran familia humana es indispensable tener en cuenta las des humanas con las zonas animales y vegetales; y, por fin,
numerosas variedades que la componen, variedades más defi- sobre la acción que las influencias del lugar han podido ejer-
nidas que en las demás razas, y que la fotografía, por la rapidez cer en el desarrollo físico y moral de la especie humana!
de su ejecución, es más adecuada para reproducir que cual- [ ... ]
quier otro procedimiento. Entre estos materiales, los hay sin duda preciados, pero el
Las fotografías tomadas por el señor Thiesson ya nos mues- medio de juzgarlos, el medio de apreciarlos en su justo valor,
tran algunas y se puede seguir el pasaje de una a otra con una nos faltará en tanto los caracteres humanos de las razas no sean
nitidez que concuerda con las reglas de la antropogenia y de la determinados con precisión.
embriogenia comparada. Esta precisión en la determinación de los caracteres de las
Puesto que, al igual que en la naturaleza, los pasajes de una razas humanas y sus variedades debe constituir el primer obje-
variedad a otra sólo se indican por las modificaciones de los tivo de la antropología, y no podremos conseguirlo más que
caracteres fundamentales, si la fotografía traduce estos matices mediante un museo antropológico que presente lOdos estos
de caracteres, con mayor razón, podemos pensar que es ade- caracteres y que permita a los antropólogos comprender sus
cuada para expresar los propios caracteres. relaciones y apreciar su transformación.
El resultado del ensayo del señor Thiesson sobre la repro- Esto es lo que los profesores del Museo de HiSlOria Natural
ducción de una parte de los tipos de la raza africana o etiópica de París han entendido perfectamente y lo que el gobierno ha
es mostrar experimentalmente la gran utilidad del arte fotográ- expresado claramente en la ordenanza del 3 de diciembre de
fico en el estudio de las razas humanas. 1838,1 ordenanza que ha transformado la cátedra de Anatomía
Si, tal como decíamos antes, los progresos de la zoología se Humana del Museo en cátedra de Anatomía y de Historia
deben en gran parte a la fundación moderna de los museos Natural del hombre. Pero han existido toda clase de obstácu-
zoológicos; si al relacionar los caracteres de los animales, los que han impedido ejecutarla hasta el día de hoy.
hemos podido apreciar con certeza sus verdaderas relaciones El descubrimiento del señor Daguerre, al permitirnos fun-
y hemos podido clasificarlos metódicamente; si el resultado dar un museo fotográfico, en el cual podrán ser reproducido
filosófico de la clasificación zoológica ha consistido en ense- estos caracteres, sus modificaciones y transicione , e una de las
ñarnos lo que representan en el orden de la creación y unos en adquisiciones más preciadas para el progreso de la ciencia del
relación con los otros los grandes cortes del reino animal; si, en hombre, adquisición todavía más preciada cuanto. como acaba
resumen, el estudio de los hechos ha sustituido en esta ciencia de decir con tanta razón el señor Arago, ya no será indispensa-
al ejercicio del espíritu de sistema, ¿cuánto podemos esperar ble emprender largos viajes para ir a la bú queda de tipos
de la introducción de los hechos en una ciencia que, como la humanos.
antropología, se ha visto hasta nuestros días casi desprovista de Estos tipos humanos vendrán ellos mismo a no otros debi-
ellos? En una ciencia en la que la ausencia de hechos ha con- do a los progresos incesantes de la civilización. Nueso-a ciuda-
vertido casi en necesario el espíritu de sistema, sin poseer nin- des, nuestros puertos nos los muestran de manera constante:
gún medio positivista, ¿quién pudo moderar los errores? Ade- no se trata más que de capturarlos a su paso y de fúar us ras-
más, desde Platón, desde Galileo, ¡cuántas hipótesis sobre el gos y características. Esto es, como acabamos de yero lo que
hombre y sobre la naturaleza humana! Además, desde Linneo, otorga al arte fotográfico una rara perfección y una rapidez
Bufón y Zimmermann, ¡cuántas opiniones sobre la generación que refuerza todavía más su valor.
de sus caracteres, sobre la dispersión del hombre sobre la
superficie del globo, sobre la circunscripción de las razas y su

28 29
Nota: Fotografía antropológica* (1852)

E. R. A. Serres
1. Esta ordenanza, uno de los actos más remarcables del primer
ministerio de M. de Salvandy, asegura el futuro de la antropolo- El ministro de educación pública ha decidido enviar una expe-
gía comparada. En mi obra sobre la anatomía comparada del dición científica al interior de América del Sur, bajo la direc-
cerebro y en la de las leyes de la osteogenia, aprobadas ambas por ción del señor Émile Deville, y ha escrito a la Academia de
la Academia en 1819 y 1821, mostré, siguiendo numerosos Ciencias para pedir instrucciones para este \iajero. La Acade-
hechos de la organogenia, que la embriogenia comparada debía mia ha nombrado una comisión, compuesta por los señores
servir de fundamento a esta nueva ciencia. Demostré que si con- Serres, Duméril, de Jussieu, Elie de Beaumont y Pouillet, para
sideramos el embrión como la miniatura de un adulto, no sólo no ocuparse de esta cuestión.
nos atenemos a la verdad, sino que además el resto de ramas del La comisión ha elaborado un informe y, siguiendo la pro-
estudio fisico del hombre se encuentran limitadas por esta hipó- puesta del señor Arago, la Academia ha manifestado su deseo
tesis. La antropología comparada se encuentra además limitada de que un científico se una a la expedición con el fin de que
por la hipotésis de la preexistencia de gérmenes y de su ajuste, realice observaciones magnéticas, tan importantes en la actua-
que en zoología ha desembocado en la suposición de inmutabili- lidad para la ciencia.
dad de las especies. Uno de los miembros de la comisión, el señor Serres, ha
Aunque la mayoría de los hechos que sirven de base a estas obras recibido el encargo de ocuparse de las insullcciones relativas a
hayan sido adoptados por la ciencia, existía el temor de que fue- la antropología y a las ramas relacionada con ella. He aquí el
ran abandonados debido a la dificultad de su verificación. trabajo del señor Serres, que es un tratado muy interesante
A partir de ahora este abandono es poco probable, ya que en las sobre dicha materia:
consideraciones que preceden a la ordenanza se ordena al profe- "En la misión que se confía al señor De,ille en u expedi-
sor exponer los caracteres de las razas humanas y seguir su fIlia- ción científica al interior de América del Sur, se le asigna muy
ción, y se le recomienda proseguir el gabinete antropológico con particularmente el estudio de las razas humanas, o historia
el doble propósito de obtener las lecciones más positivas y facili- natural del hombre.
tar los trabajos relativos a la historia natural del hombre. Esta rama de nuestros conocimientos e compone de do
En el estado presente de las ciencias anatómicas, ningún profesor partes: la antropología y la etnología.
podrá cumplir de manera satisfactoria esta tarea sin apoyarse en La antropología determina las condiciones físicas que sepa-
la organogenia y la embriogenia comparadas. ran al hombre de la animalidad, reconduciendo la di'-ersidad
de razas a su unidad primitiva.
La etnología abarca las relaciones de las distin tas razas, u fi-
liación, su diseminación y su mezcla sobre la superficie del globo.

* E. R. A. Serres, "Photographie anthropologique". La Lllmierl'. núm. 33.


7 de agosto de 1852, p. 130.

30 31
La primera está íntimamen te relacionada con la zoología y
la segunda con la historia.
Estas instrucciones sólo se referirán a algunos puntos de la
historia natural del hombre.
La representación fidedigna de los tipos humanos es la base La fotografía en el museo
de la antropología y se obtiene mediante dos procedimientos, de historia natural * (1855)
ambos efectivos: el daguerrotipo, por un lado, y el vaciado de
bustos en escayola, por el otro. Ernest Conduché
Salvo raras excepciones, los viajeros que nos han transmiti-
do los tipos americanos lo han hecho a menudo de una mane- Sabemos que, en estos últimos años, se ha abierto en el Museo
ra ideal: casi siempre, las figuras que encierran sus obras son de Historia Natural una galería especial que contiene todos los
tipos europeos disfrazados a la americana. A menudo, brilla documentos útiles para el naturalista dedicado al estudio de las
más el arte que la realidad. Sin embargo, es esta realidad, al razas humanas. Comenzada por iniciativa del señor Serres, hoy
desnudo y sin arte, la que nos ofrece el daguerrotipo, lo que en día, esta colección es continuada con habilidad por el señor
dota a las figuras obtenidas por este procedimiento de una de Quatrefages.
veracidad que ningún otro puede ofrecer. Esqueletos, bustos vaciados del natural, reproducciones
Así pues, sólo podemos recomendar encarecidamente a plásticas de pies, manos y de todos los órganos que pueden ser-
nuestros viajeros el uso de este procedimiento y la multiplica- vir para establecer algunas diferencias entre las razas, dibujos
ción de los tipos tomados del hombre y la mujer adultos, así del natural y, por [m, fotografías, constituyen en esta galería
como de los niños. un conjunto único en el mundo en este momento. Todo el
Después del daguerrotipo, la reproducción de tipos mundo entiende el interés que pueden tener para los natura-
mediante el vaciado en escayola al natural es de una gran exac- listas las reproducciones fotográficas; así pues, no es avenUlra-
titud, ya que proporciona a la vez el tipo y las dimensiones de do pensar que el porvenir de la fotografia es conquistar un
la cabeza, el cuello y los hombros. Una vez obtenidas estas lugar importante en el Museo Antropológico.
dimensiones, es fácil, según la correlación de las partes, dedu- Ya existe un número considerable de fotografias expuestas
cir las dimensiones que la escayola no ha podido representar." al público. Las fotografias sobre papel son escasas, el número
de placas, en cambio, es considerable.
Podemos ver los valiosos estudios del señor Louis Rousseau,
cuyo mérito no es necesario que recordemo aquí: sus tipos de
esquimales (realizados en el lugar de origen y en condiciones
muy desfavorables) y los cráneos de distintas razas ya han sido
elogiados en este periódico como se merecían.
En cuanto a las placas, que llegan al centenar, desde la
media placa hasta el sexto de placa, se ve desde el plimer
momento que han sido realizadas por un gran número de ope-
radores más o menos hábiles.

* Ernest Conduché, "La photographie au muséum d'hisroire narurelle-,


La Lumiere, núm. 16, 17 de abIil de 1855, pp. 61-62.

32 33
La mayoría no son nítidas, están poco iluminadas, nos obli-
gan a buscar a los modelos y, si no fuera por las valiosas infor-
maciones que encierran, seguramente no hubiesen merecido
ser expuestas. Por lo demás, hay que tener en cuenta las difi-
cultades con que hasta el más hábil operador puede encontrar- La fotografía y la antropología* (1858)
se, pues a las derivadas de los climas lejanos hay que añadir las
que pueden provenir del propio modelo. Ernest Conduché
En esta amplia colección de placas, vemos gran cantidad de
reproducciones de esqueletos que en algún momento debie- En varias ocasiones, hemos expresado nuestra confIanza en rela-
ran de ser aceptables, pero que, por desgracia, actualmente ción a las aportaciones que unen a las ciencias y la fotografIa;
están picadas y sucias y, posiblemente, se pierdan si no son sal- hemos mostrado sus relaciones generales o hemos hablado de
vadas por una rápida restauración. algunas aplicaciones particulares. Vamos a continuar con este
Señalaremos gustosamente cinco placas fIrmadas por Thies- trabajo: ¿qué puede hacer la fotografIa por la antropología?
son, 1844, que representan a unos botocudos, hombres y muje- Existen pocas cuestiones cientilicas en las que la fotografIa
res, del natural. Ignoro por completo en qué condiciones se pueda aportar más materiales. Ello es debido a que la ciencia
hicieron estas placas, pero conozco pocas que puedan compa- de las razas humanas se compone de multitud de elementos
rarse con ellas: recuerdan las espléndidas fotografías del señor fugaces e imperceptibles; y todos estos elementos se fijan por sí
barón de Gros. Desde aquella época, y ya han transcurrido die- mismos sobre el papel mediante la fotografIa. Por otro lado
ciocho años, no se ha hecho nada tan puro, tan límpido, ni tan (vamos a demostrarlo a continuación), es necesario que la
franco. fotografIa preste su ayuda a la antropología, si no seguirá sien-
Nos hemos encontrado también con otro nombre, el del do durante mucho tiempo lo que es actualmente; ya que,
señor Malacrida, que fIrma tres reproducciones de cráneos. Si ¿acaso puede decirse que desde Linneo, Blumenbach, etc.,
puede decirse que en fotografIa existen escuelas y cada opera- haya conseguido alcanzar el nivel de las otras ciencias? Eviden-
dor tiene un toque especial, no dudaremos en atribuir al señor temente, no. Después de ellos, ha habido intentos, avances
Malacrida una considerable cantidad de las fotografIas que for- puntuales; pero nada continuo.
man parte de la colección, aunque falte en ellas la fuma. En el momento actual, los progresos de la humanidad son
Esta escueta descripción es sufIciente para mostrar la parte incalculables; parece que una fIebre ardiente nos obligue a
brillante que puede conquistar, y por otra parte ya conquista- abandonar las costumbres de nuestros padres. Las invenciones
da, la fotografIa en la divulgación de las ciencias naturales. Yla modernas cambian la faz del globo. En resumen y para abor-
mejor forma de terminar es dirigiéndonos a la generosidad de dar nuestro tema, estamos en el momento en que va a produ-
los fotógrafos que poseen en sus colecciones tipos de gran cirse una mezcla de razas a gran escala. Sin embargo, ¿cuál es
valor para los naturalistas; aportando al Museo la ayuda de su la clave de la ciencia antropológica? Precisamente, saber distin-
talento, dejarán su nombre en la historia de la ciencia y añadi- guir, en medio de las mezclas, lo que pertenece a una raza y lo
rán a la liberalidad de las instituciones cientilicas de Francia un que pertenece a otra. ¿Y qué otro medio puede ser más segu-
atractivo nuevo e inagotable para el visitante y el cientilico. ro, qué otra base más sólida para el etnólogo, que las numero-
sas fotografIas hechas en todas partes?

* Ernest Conduché, "La photographie et l'aI1thropologie", La Lumiere,


núm. 13, 31 de marzo de 1858, pp. 50-51.

34 35
Hace ya mucho tiempo, en relación con un descubrimien- ca tiempo todo Occidente será presa de los bárbaros; el
en p o . . .' d
to ligado a la antropología, decíamos en las columnas de otro mundo se va a renovar. ¿Y bien? En las dIsuntas proV1~Clas e
periódico: "Todo aquel que recorra las provinciás de Francia se nuestro país encontramos, junto a los restos del venCl~o, los
sorprenderá de las diferencias que existen entre los habitantes vestigios del vencedor; pero el vencedor se ha converudo. en
de las distintas localidades. No son las diferencias de costum- capa o, utilizando otro lenguaje, actualmente se ha converudo
bres y de alimentación las que más sorprenden, sino las dife- en tipo. . . '
rencias físicas. Si el hombre del norte y el hombre del sur se Desde aquella época, gran canudad de c~,cuns~Clasexte~
distinguen por algunos caracteres generales, también lo hacen riores han podido modificar la, conformaclOn fíSlCa; no pOI
los habitantes de una misma zona geográfica amplia. Hablan- ello deja de ser algo adquirido. Este es el c~os que la antropO-
do sólo de Francia, ¿quién confundiría a un alsaciano con un logía debe esclarecer, y quizás aún este leJo~ el momento en
normando, a un normando con un bretón?" ¿Acaso esto no que podremos decir con certeza lo que dec~os de. nuestros
demuestra que en todas las grandes regiones existe un tipo animales domésticos: es de tal raza, de tal varIedad. Sm la foto-
general con el que se relacionan todos los demás según deter- grafía, este momento podría pospone.rse todavía más. .
minados caracteres? Este tipo general es el que la antropología No podemos concluir este tema sm recordar los esfuelZos
debe estudiar, el que la fotografía debe conservar. hechos en los últimos tiempos para dar a la fotografía una ver~
Si los límites de este periódico nos los permitieran, tendría- dadera dirección en dicho sentido. Todo el mundo entendera
mos el placer de pasar revista al gran espectáculo que ofre- que nos referimos a los trabajos realizados en el Museo de His~
ce actualmente la ciencia antropológica a la humanidad. Su- toria Natural por el señor Rousseau. En es:os mome.n:os se ,es~
pongan que de repente nuestros conocimientos históricos se creando en el Museo, y dentro de unos dIas se abnra al pubh-
borrasen, no sabríamos nada de lo sucedido antes de nosotros. ca, una galería en la que están agrupados los tipos de las razas
S~n embargo, han quedado monumentos de gran valor y, gra-
humanas: las fotografías no serán muy abundantes, pero. las
CIas a ellos, la antropología reconstruirá todo el edificio perdi- que se expongan mostrarán bastante clarament~ lo que la n.en-
do. Busca en el suelo, explora las capas contemporáneas, inte- cia antropológica puede esperar de este medIO de mvest~g~­
rroga con avidez a los restos de las edades pasadas y del análisis ción No se tratará de obtener una imagen con un valor arUsu-
pasa a la síntesis, acabando así su obra. Se sabrá si un país ha ca c~nsiderable, lo que se necesita es una imagen de carácter
estado poblado siempre por la misma raza; si, tal como ha suce- etnológico; en general, no hay nada más fácil de obtener. Un
dido a menudo en las sociedades humanas, un pueblo ha sus- perfil y una cara, el antropólogo se confor~na con esto. . '
tituido a otro; si el vencedor se alió con el vencido, y muchas Si buscáramos en las carpetas de los fotografos de las dIsun-
cosas más. La historia física ha sido reconstruida. tas provincias de nuestro país, sin d':l~a enc.?ntr~ríamos m~~e­
Todo nos hace pensar que los monumentos históricos no riales de un valor incontestable; ¡qUlzas algtill dla se apelala a
perecerán, ¡pero cuántas incertidumbres sobre las primeras su patriotismo y a su dedicación!
edades del mundo, sobre las relaciones de los pueblos entre sí!
Le tocará a la antropología aclarar ese caos, servirá de antor-
cha a la historia.
Viajemos con el pensamiento hasta la antigúedad, hasta ese
momento en el que los bárbaros van a precipitarse desde
Oriente a Occidente. Vean esas multitudes furiosas, esa masa
compacta de hombres que serpentea por la superficie de Euro-
pa. La civilización mal conducida ha llevado a la decadencia ,
37
36
este importante progreso. Se distingue la pelu illa, impercepti-
ble para el ojo, que cubre las patas de la pulga de un ratón; se
pueden contar todas las divisiones del ojo múltiple de una
mosca. En Inglaterra, los señores Kingsley, Delves y Highley se
han dedicado a realizar pruebas del mismo tipo cosechando
Apuntes fotográficos a propósito
un éxito similar.
de la Exposición Universal A estas producciones hay que añadir, naturalmente, lo tra-
y la Guerra de Oriente* (1856) bajos del señor Louis Rousseau, ayudante naturalista en el Jar-
din des Plantes.
Emest Lacan Tomando de las admirables colecciones del fuseo de His-
toria Natural tipos pertenecientes a distintas especies y repro-
duciéndolos mediante la fotografía, el señor Rousseau ha podi-
VI do empezar, con la ayuda de dos hábiles técnicos, lo señores
Bisson y Mante, una publicación de incalculable valor para la
Te:1iendo en cuenta la exactitud de las reproducciones foto- ciencia. Hasta el momento, las obras de este tipo, independien-
gráfi~as ~ la belleza de los dibujos obtenidos, era natural que a temente del talento de los dibl~antes que realizasen el encar-
los Clen~cos se les ocurriera utilizar este potente medio para go, sólo satisfacían parcialmente al exigente ojo del naturalis-
las ~e~esIdades de la ciencia. ¡Qué ayuda para la geología, para la ta. En general, los caracteres distintivos de los individuos
botamca, para la historia natural! representados estaban poco cuidados o eran transformados
A~emás de este mundo visible con el que nos relacionamos por el artista. Actualmente, podemos encontrar al propio indi-
a traves de los sentidos, existe un mundo invisible que se agita, viduo en la Photographie zoologique del señor Rous eau, que ha
se mueve, se transforma y se renueva a nuestro alrededor una puesto al alcance de todos las colecciones del ~vlu ea.
multitud de seres organizados nacen, viven, se reprodu~en y Además de tomar del Museo de Historia ),"arural sus rique-
n:~eren en el agua que bebemos y en el aire que nos permite zas para divulgarlas, la fotografía puede aI'iadir especímenes de
VlVlT. S~bemos que dicho mundo existe porque la ciencia nos gran valor a sus galerías. El estudio de las razas humanas e uno
lo ha dicho; pero es todo. El científico, cuya misión es buscar lo de los que más interesan a la ciencia. ¡Cuántos tipos reúne el
desco~ocido para revelarlo, coge un microscopio, aísla esos más insignificante fotógrafo retratista en sus portfolio ! Ya lo
seres Impalpables para estudiar su estructura, sus costumbres, hemos dicho, se fotografía en todos los paí e del mundo. Los
las le~es de su e:astencia. Pero su ojo se cansa en este penoso retratos hechos en la India, en África, en Arl1érica, en Ru ia, es
estudlO..He aqUl. que se le ofrece una prodigiosa ayuda. Adap- decir, en todas partes, bastarían para componer una amplia
ta su mlCroscoplO a una cámara oscura, la fotografía lleva a colección de tipos de las razas vivas, suponiendo que no se
c~?o su obra y el animálculo, amplificado a varios cientos de hiciesen fotografías especialmente destinadas a este uso. En
diametros, pasa a ocupar un puesto en los álbumes y en las cuanto a las razas desaparecidas, el seI'ior Rousseau se ha preo-
colecciones. cupado de reproducir él mismo los cráneos que e tán en
No hay nada más curioso ni más interesante que examinar manos de los antropólogos.
las_ fotografías microscópicas obtenidas de este modo por el Sin embargo, la fotografía extiende su poder aún más leja
senor Bertsch, que ha sido el primero en Francia en realizar y, junto a los tipos de las distintas razas humanas, ofrece lo de
las diferentes especies zoológicas. Las admirables fotografías
" Ernest Lacan, Esquisses photographiques a. prapos de l'Exposition universelle et obtenidas en Londres por el señor conde de :\Ionúzon, toma-
de la guerre d'Orient, Grassart-A. Gaudin, París, 1856.
39
38
das directamente de los animales vivos del Zoological Carden,
o las tomadas, hace sólo unos meses, por los señores Baldus
y Disdéri en la exposición del concurso agronómico en el
Champ-de-Mars demuestran que la fotografia posee procedi-
mientos lo suficientemente rápidos para reproducir, con una
Viaje por Brasil* (1868)
increíble perfección en el dibujo, las imágenes de animales en
movimiento y que capta, no sólo los más mínimos detalles de
Elizabeth C. Agassiz y Louis Agassiz
sus formas, sino también su fisonomía y sus actitudes particu-
lares.
Capítulo IX
Manaos y alrededores

Sábado, 4 de noviembre. -lvIanaos. Esta semana ha sido bastante


tranquila. El señor Agassiz no ha podido emprender nuevas
expediciones debido a la falta de alcohol. El próximo vapor
traerá una nueva remesa desde Pará. Mientras tanto, al ver
interrumpidas sus investigaciones, el seri.or Agassiz ha decidi-
do hacer un estudio sobre las diversas mezclas y entrecruza-
mientos de razas indias y negras, que aquí se encuenU-an en
gran número. El pintoresco barracón en el que dormíamos y
que hemos dejado para instalarnos en unas dependencias más
confortables en casa del seri.or Honorio nos sirve ahora de
estudio fotográfico. En él trabaja el seri.or Agassiz medio día
con el señor Hunnewell, su joven amigo, quien dedicó casi
toda nuestra estancia en Río a estudiar fotografia y ya es un
experimentado retratista. La principal dificultad deriva de los
prejuicios de la gente. Entre los indios y los negros está muy
extendida la superstición de que los retratos absorben algo de
la vitalidad del modelo y que uno tiene más posibilidades de
morir después de que le hayan sacado un reu-aro. Esta idea
está tan profundamente arraigada que no ha sido nada fácil
vencerla. Sin embargo, últimamente, el deseo de verse a sí
mismos en una imagen va ganando terreno poco a poco: el
ejemplo de un puñado de valientes ha animado a los más timi-
dos, y ahora resulta mucho más fácil que al principio obtener
modelos.

" Elisabeth C. Agassiz y Louis Agassiz, A journey in Bra~it, Ticknor and


Fields, Boston, 1868.

40
41
[oo.] Pará, 23 defebrero de 1866 v. Persistencia de características
El estudio de la mezcla de razas humanas que se cruzan en en diferentes especies humanas
estas regiones también me ha tenido muy ocupado y he conse-
guido numerosas fotografias de todos los tipos que he podido Dado que el objeto específico de mi estudio en el Amazonas
observar. El resultado principal al que he llegado es que las tenía que ver con el carácter y la distribución de la fauna flu-
razas se comportan entre sí como especies diferentes· es decir vial, no pude abordar investigaciones más precisas sobre las
que los híbridos que nacen del cruce de individuo: de raza~ razas humanas, basadas en las minuciosas mediciones, mil
distintas s~n siempre una mezcla de ambos tipos primitivos y veces repetidas, que caracterizan las recientes investigaciones
nun.ca la slffiple reproducción de caracteres de uno u otro pro- de los antropólogos. Un estudio exhaustiyo de las diferentes
gemtor, como ocurre en cambio con las razas de animales naciones y variedades raciales que habitan la cuenca del Ama-
domésticos. zonas requeriría años de observación y examen paciente. He
No comentaré nada sobre mis otras colecciones que, en su tenido que conformarme con los datos que he podido ir reco-
m:yoría, han si~o hechas por mis jóvenes compañeros de viaje pilando al margen de mis restantes labores, y para estudiar las
mas con la finalIdad de enriquecer nuestro museo que con la razas me he visto obligado a utilizar lo que yo llamaría el méto-
de resolver cuestiones científicas. Pero no puedo dejar pasar do de la historia natural, a saber: comparar entre sí individuos
esta ocasió~. sin expresar mi más vivo reconocimien to por de distintos tipos, del mismo modo que los naturalistas compa-
todas las facilidades que debo a la amabilidad de Vuestra Majes- ran especímenes de distintas especies. El trabajo resultó más
tad en mis exploraciones. Desde el Presidente hasta el más sencillo al tratarse de un país cálido, en el que los sectores
humilde empleado de las provincias que he recorrido, todos menos cultivados de la población van a medio vestir y no resul-
han mostrado una gran disponibilidad para facilitar mi traba- ta extraño ver a individuos completamente desnudos. Durante
jo, y la Compañía de Vapores del Amazonas se ha mostrado una prolongada estancia en Manaos, el señor Hunnewell hizo
extremadamente liberal conmigo. Por fin, sire, el navío de gue- muchísimas fotografias de indios y negros, así como de mesti-
rra que tan generosamente ha puesto a mi disposición me ha zos de estas dos razas y de cada una de ellas con blancos. En
permitido conseguir unas colecciones que me hubieran resul- todos estos retratos, los individuos seleccionados aparecen en
tado inaccesibles de no contar con un medio de transporte tan tres posiciones tipificadas: de frente, de perfil y de espaldas.
amplio y rápido. Perrnítame que añada que, de entre todos los Espero tener la oportunidad, más tarde o más temprano, de
favores con los que Vuestra Majestad me ha colmado en este publicar estas ilustraciones, así como las de neQTOS puros que
viaje, el más valioso ha sido la presencia del Mayor Coutinho, el señor Stahl y el señor Wahnschaffe hicieron para mí en Río.
cuya familiaridad con todo lo que atañe al Amazonas ha sido Lo primero que me sorprendió al ver a indios y negros jun-
~a fue~:e inagotable de informaciones importantes y de direc- tos fue la marcada diferencia en las proporciones relativas de
c.lOnes utlles para evitar recorridos inútiles y la pérdida de un las distintas partes de sus cuerpos. Los negros, como mono de
tlempo muy valioso. La amplitud de los conocimientos de Cou- largos brazos, son por lo general más esbeltos, con largas pier-
tinho en lo relacionado con el Amazonas es realmente enciclo- nas, largos brazos y un cuerpo comparatiyamente cono, mien-
pédica, y considero que se le haría un gran favor a la ciencia tras que los indios tienen piernas cortas, brazos conos y cuer-
brindándole la ocasión de redactar y publicar todo lo que ha pos largos, con troncos bastante fornidos. Por seguir con la
observado durante sus repetidas y prolongadas visitas a esta comparación, yo diría que si el negro recuerda al esbelto yacti-
parte del Imperio. [...] vo Hylobates, el indio se parece más al lento, inactivo y robusto
orangután. Desde luego, existen excepciones a esta regla: de
vez en cuando se ven negros de complexión robusta, al igual

42 43
que indios altos y enjutos. Pero, hasta donde he podido obser- indios, la región inguinal es amplia y se distingue claramente
var, la diferencia esencial entre las razas india y negra tomadas de la prominencia del abdomen, mientras que en los negros
en su conjunto se encuentra en la longitud y complexión for- no es más que un pliegue. Respecto a las extremidades, no sólo
nida del tronco y la escasa extensión de los miembros de los son proporcionalmente mucho más largas en los negros que
indios frente al cuerpo delgado, el tronco corto y los largos en los indios; su forma y su porte también difieren. Las piernas
brazos y piernas de los negros. de los indios son increíblemente rectas, mientras que en los
Otro rasgo no menos sorprendente, aunque no afecta tanto negros las rodillas están curvadas, y la cadera y la articulación
a la figura en su conjunto, es la cortedad del cuello y la gran de la rodilla suelen estar flexionadas. Similares diferencias en
anchura de los hombros en los indios. Esta peculiaridad carac- otras partes del cuerpo son visibles de espaldas: la distancia
teriza por igual a la hembra y al macho, de tal manera que la entre los dos hombros, siendo los omóplatos comparativamen-
mujer india, vista de espaldas, tiene un aire marcadamente te estrechos en sí mismos, es mucho mayor en los indios que
masculino, consideración que puede aplicarse, de hecho, a en cualquier otra raza. A este respecto, las mujeres no difieren
la totalidad de sus rasgos, ya que rara vez muestra la caracte- de los hombres, sino que comparten un rasgo característico de
rística delicadeza de la condición femenina superior. En los la raza entera. Esta peculiaridad llama especialmente la aten-
negros, por el contrario, la estrechez del pecho y de los hom- ción en una vista de perfil de la figura, en la que un hombro
bros que caracteriza a las mujeres es similar en los hombres; de ampliamente redondeado define el contorno de la parte supe-
hecho, podría decirse que mientras que la hembra india se dis- rior del tronco y se estrecha gradualmente hasta un bien defi-
tingue por su complexión masculina, el macho negro lo hace nido brazo que suele terminar en una mano bastante pequeña;
por su aspecto femenino. No obstante, la diferencia entre los el dedo meñique es sorprendentemente corto. En los negros,
sexos no es igual de marcada en las dos razas. Las hembras por el contrario, los omóplatos son largos y están más cerca el
indias se parecen mucho más a los machos, en todos los senti- uno del otro, el hombro es bastante esbelto y estrecho, y la
dos, que las hembras negras a los machos negros; las hembras mano es desproporcionadamente grande, aunque los dedos
de estos últimos suelen tener rasgos más delicados que los son más ampliamente palmeados que en cualquier otra raza.
machos. En lo que a esto respecta, existen pocas diferencias entre el
Si pasamos de las diferencias generales a los detalles conco- macho y la hembra: el hombre presenta una complexión más
mitantes, encontramos una concordancia asombrosa. La prin- musculosa, pero no mucho más robusta que la mujer; en
cipal diferencia entre la vista frontal de una mujer india y la de ambos, una vista de perfil muestra que la espalda y el pecho se
una negra reside en la relativa separación de las mamas de la proyectan por delante y por detrás del brazo. Las proporciones
primera frente a la práctica yuxtaposición de las de la segunda. entre la longitud y la anchura del tronco, comparadas entre sí
En las indias, la distancia entre las dos mamas es casi equivalen- y medidas desde el hombro a la base del tronco, apenas difie-
te al diámetro de una de ellas, mientras que las mamas de las ren entre los indios y los negros; ello hace que la diferencia en
negras casi se tocan una con otra. Pero eso no es todo: la forma la relativa longitud y fuerza de los brazos y las piernas resulte
del pecho en sí es muy diferente en los dos casos. La mujer más evidente.
india tiene pechos cónicos, firmes y enhiestos, con los pezones No es necesario que aluda a las diferencias que presenta el
tan desplazadas hacia los lados que, en una vista frontal, los cabello: de todos es conocido el abundante pelo negro y liso de
pechos casi parecen surgir de las axilas. En las negras, los pe- los indios y el áspero pelo rizado de los negros. ;..Ji hace falta
chos son más cilíndricos, más sueltos y más flácidos, y los pezo- que recuerde los rasgos característicos de lo blancos para con-
nes se desplazan hacia adelante y hacia abajo, de modo que, trastarlos con lo anteriormente afIrmado acerca de los indios y
vistos frontalmente, se proyectan sobre los pechos. En los los negros.

44 45
Sólo son necesarias unas pocas palabras más en relación
con los mestizos para mostrar el profundo arraigo de las dife-
rencias primordiales entre las razas puras. Al igual que ocurre
con distintas especies animales, las diferentes razas humanas
dan lugar a mestizos cuando se cruzan; y los mestizos de esas Carta a lord Granville* (1869)
distintas razas difieren enormemente. El híbrido entre un
blanco y un negro, llamado mulato, es suficientemente conoci- Thomas Henry Huxley
do y no requiere mayores explicaciones. Sus rasgos son nobles;
su tez, clara; y su carácter, confiado, aunque indolente. El híbri- [p.l]
do entre un indio y un negro, conocido bajo el nombre de Señoría:
cafuzo, es bastante distinto. Sus rasgos carecen de la delicade- De acuerdo con el deseo de su señoría, ruego me permita pro-
za de los del mulato; su tez es oscura; sus largos cabellos, áspe- ponerle las siguientes sugerencias para la creación de una serie
ros y rizados; y su carácter muestra una feliz combinación entre sistemática de fotografías de las diversas razas de hombres que
la jovial disposición del negro y la activa y duradera energía del pueblan los territorios del Imperio Británico. ,.
indio. El híbrido entre un blanco y un indio, llamado mamelu- Existe ya un gran número de fotografías etnologlCas, pero
co en Brasil, es pálido, afeminado, débil, perezoso y bastante carecen de valor debido a que no han sido tomadas de acuer-
obstinado; parece como si la influencia india se hubiera limita- do con un plan bien ideado y tipificado. El resultado es que
do a borrar las superiores características del blanco, sin trans- rara vez son mensurables o comparables unas con otras, y
mitir sus propias energías a la prole. Llama poderosamente la que no puede obtenerse de ellas información precisa re~er~da
atención cómo, en las dos combinaciones, con negros y con a las proporciones y configuración del cuerpo, que es lo UlllCO
blancos, los indios dejan más claramente marcada su impronta que tiene verdadero interés para el etnólogo. .
sobre su progenie que las otras razas, así como la facilidad con Las fotografias que sería deseable obtener son de dos opos:
que se asumen las características específicamente indias en los 1. Fotografias de cuerpo entero. n. Fotografías sólo de la cabeza.
entrecruzamientos, al tiempo que se rechazan las de otras
razas. He observado que la prole de un híbrido entre indio y 1. Las fotografias de cuerpo entero no deberían ~página 2]
negro y un híbrido entre indio y blanco resume casi por com- medir menos de tres pulgadas [7,62 cm] de alrura. Sena extrema-
pleto las características del indio puro. damente conveniente que todas las fotografias unieran la misma
altura, para así poder advertir casi a simple "ista las pro~orcio~es
relativas de las diferentes figuras; supongo que una medida estan-
dar de cuatro pulgadas [10,16 cm] sería fácil de manejar por el
fotógrafo y resultaría suficiente para los propósitos del etnólogo.
La persona fotografiada debería aparecer compl~tamente
desnuda, o lo más desprovista de ropas que fuera pOSible.
Habría que fotografiar dos vistas de cada sujeto: en una
debería aparecer totalmente de frente y, en la oO'a, totalmente
de perfil.

* Thomas Henry Huxley to lord Granville. manuscriw del de diciembre


de 1869. Nacional Archives Colonial Office Paper . CO 232/296.

46 -17
En la vista frontal, el sujeto debería mostrarse en posición Respecto a las fotografías de cabezas, sería particularmente
"firme", aunque con el brazo derecho extendido horizontal- útil obtener series que mostraran los cambios que se producen
mente; la mano completamente abierta, con los dedos extendi- tanto en el cráneo como en el rostro al pasar de la infancia a la
dos; y la muñeca flexionada, con la palma mirando al frente. vejez en ambos sexos.
Los pies tendrían que estar juntos, y los tobillos deberían tocar- Incluyo algunas fotografías que ilustran el mérodo forográ-
se entre sí. fico propuesto, 8: ~es8:t' ae tttie HEl kiffi siaEl ~ElI'l'laaas ae la
Para evitar que el brazo temblara, sería necesario procurar- fHElHefa ~feetSa tttle ktlBieni aeseaaEl, ~efEl eS~Elr aeeiaiaEl a
le algún tipo de soporte; en dicho soporte, o sujeta en el plano ~ElS~ElHef esffi e8:t'ffi, eS~efElHaEl tttle HegHeH ae HtieYas.
del cuerpo, habría que fijar una vara de medir, dividida en pies [Esta frase fue borrada por los funcionarios de la Oficina
yen pulgadas, que serviría de escala - [página 3] Colonial que redactaron la carta para su circulación por las
En la vista de perfil, el objetivo del fotógrafo debería captar colonias. EE]
el lado izquierdo del cuerpo, y el brazo izquierdo tendría que
aparecer flexionado por el codo, de manera que no interfirie-
ra en la visión del contorno dorsal del tronco ni del perfil de
la región pectoral.
Tendría que verse el dorso de la mano, con los dedos exten-
didos.

II. Las fotografías de las cabezas deberían proporcionar una


vista de frente y una vista de perfil de cada cabeza (las vistas de
tres cuartos pueden ser complementos útiles, pero tienen esca-
so valor en sí mismas). Dentro de lo razonable, cuanto mayo-
res sean las fotografías, mejor (aunque alIado de las cabezas
habría que incluir siempre una regla dividida en pulgadas).
Al realizar fotografías de cualquier pueblo para fines etno-
lógicos, deberían obtenerse:

1. La figura de cuerpo entero de un macho adulto medio y


una hembra adulta media.
2. Las figuras de cuerpo entero de formas extremas e
inusuales de ambos sexos.
3. Las figuras de cuerpo entero de niños de ambos sexos
(anotando la edad del niño o, en caso de no poder precisar la
edad, el estado de la dentición de cada niño).

Es especialmente deseable obtener fotografías de cuerpo


entero de niños en o antes de su período de primera denti-
ción, pero las dificultades prácticas para el fotógrafo en este
caso son considerables.

48 49
líneas perpendiculares facilita enormemente el estudio de
todas las peculiaridades de contorno que tan claramente
observables resultan en cada grupo y sirve de buena guía para
su definición, algo que no puede lograrse con una mera des-
cripción verbal y que muy pocos artistas ~ueden perfilar. ~as
Acerca de un método de medición fotografías se producen a gran escala, y mi portfoho ya contie-
de la forma humana para uso ne una colección de especímenes de varias razas.
de los estudiantes de Etnología* (1869) Los fotógrafos de centros de irIvestigación extr~njeros nos
ayudarían mucho si adoptaran el mismo ~lanteamlento y, en
J. H. Lamprey caso de recibir el refrendo general de la SOCiedad en lo que res-
pecta al valor del método, daré los pasos necesarios para difun-
Los recopiladores de fotografías que ilustran las razas humanas dir las fotografías entre recopiladores que deseen optar por su
han experimentado todo tipo de dificultades al proceder a la aplicación o comunicarse conmigo para promoverlo.
comparación de la medida de los individuos mediante ciertos
estándares comunes. Recientemente, con la sencilla intención
de dar respuesta a este problema, he puesto en práctica un
plan que someto a la aprobación de los miembros de la Socie-
dad, con la esperanza de obtener valiosas sugerencias que per-
mitan mejorar todos aquellos detalles que todavía no están per-
filados.
Un sólido armazón de madera, de siete por tres pies
[213,36 x 91,44 cm], está cuidadosamente reglado, en su lado
interno, con divisiones de dos pulgadas [5,08 cm]; en esas mar-
cas regladas se clavan unas pequeñas puntas de las que parten
finos hilos de seda que permiten dividir la superficie interior,
mediante líneas longitudinales y latitudinales, en cuadrados de
dos pulgadas de lado. La figura se dispone sobre ese fondo,
con los talones alineados a una de las cuerdas. La base de hie-
rro que sirve de base al sujeto está fIrmemente fijada en el
suelo a cierta distancia del fondo; de este modo, se aseguran
unos contornos más defInidos que si el hombre permaneciera
de pie directamente contra una pantalla sólida sobre la que
podrían haberse trazado las líneas. Por medio de tales fotogra-
fias, la estructura anatómica de un buen modelo o figura aca-
démica de seis pies [182,88 cm] puede ser comparada con la
de un malayo de 4,8 pies [146,3 cm] de altura. Este sistema de

* J.H. Lamprey, "On a method of measuring the human form, for the
use of smdents of ethnology", Journal of the Ethnological Societ:y ofLondon,
1869, pp. 84-85.
51
50
ayuda de medios mecánicos; especialmente, del aparato de
Lucae y la fotografia.
Como es sabido, con el primero se delinea sobre una placa
de cristal horizontal el contorno a partir de la proyección del
Revista de Etnología* (1870) mismo mediante una lente doble, situada encima y en vertical.
El dibujo se hace con tinta de copia y, a continuación, se impri-
Gustav Fritsch me la imagen de la plancha de cristal sobre una hoja de papel.
Este procedimiento presenta el inconveniente de que los con-
[ ...] tornos se ensanchan con facilidad y de que las líneas que dis-
Dr. Fritsch: curren muy próximas entre sí tienden a unirse en una sola;
Los avances en la antropología más actual se deben en gran además, la impresión trae como consecuencia que la derecha
parte a la mejora de los métodos de representación que están pasa a ser la izquierda y que se pierde el original. Estas desven-
siendo empleados. Por ello estos métodos merecen una aten- tajas pueden evitarse usando para la delineación un papel
ción especial, y no carecerá de interés comparar entre sí con transparente que se pegue sobre la placa de cristal, y trazando
más detalle, desde el punto de vista técnico, a dos de los más los contornos mediante incisiones realizadas con la aguja de
importantes. calcar sobre dicho papel. Así, se obtiene una imagen con unos
Los métodos en cuestión son el dibujo geométrico para el perfilados extremadamente finos, que si se cubren con pig-
que se usa el aparato de Lucae y la fotografia. Ambos procedi- mentos oscuros aparecen de forma claramente visible sobre un
mientos tienen ventajas e inconvenientes, ambos sus defenso- fondo blanco; además, se pueden redibujar tanto al derecho
res y sus detractores. Para que aparezcan con mayor claridad como al revés, y el diseño original no se pierde.
sus características buenas y malas, el conferenciante ha repre- En estas tomas la perspectiva queda totalmente eliminada
sentado los mismos objetos antropológicos mediante los dos por el aparato y las dimensiones que estaban simadas perfecta-
métodos y se permite presentar dichas pruebas ante esta so- mente en paralelo con la placa de cristal deben, en teoría,
ciedad. corresponder exactamente a las dimensiones namrales. Pero
Las representaciones anteriores de tales objetos apenas sir- está claro que con los objetos en cuestión (como cráneos, pel-
ven para la comparación científica, pues se solía dibujar a vis, etc.) no existe ninguna posición en que todos lo puntos
mano alzada y, para proporcionar el máximo con el mínimo de simétricos entre sí se sitúen de la misma manera con re pecto
medios, se escogía un punto de vista arbitrario. En esta catego- a la placa de cristal, dado que estos objetos poseen en princi-
ría se encuentran, por ejemplo, las representaciones de crá- pio una cierta oblicuidad. La proyección hará, por tanto, que
neos de Blumenbach y, recientemente, también se han repre- las dimensiones no paralelas a la placa aparezcan en escorzo y,
sentado cráneos de Africa Occidental puestos de cualquier aunque estas discrepancias sean mínimas, es deseable que ade-
manera. más del dibujo existan las medidas. Aqtú se da por entado que
Esperamos que esta forma de representación deje de usar- tanto el aparato como el dibujante rrabajan a la perfección,
se, pues sólo diversas tomas hechas perpendicularmente pro- pero es innegable que estas condiciones son sólo ideales. Cuan-
porcionan un material susceptible de ser utilizado con fines do se desea dibujar con un cierto grado de exactimd, el traba-
comparativos. No es posible dibujarlas a mano alzada sin incu- jo lleva siempre mucho tiempo, y la utilización prolongada de
rrir en errores significativos, por lo que se hace necesaria la la lente doble cansa mucho la vista. Y si se rrabaja más rápida-
mente se pierden los detalles: los salientes agudos, las esquinas,
* Gustav Fritsch, Zeitschrift für Ethnologie, vol. 12, 1870, pp. 172-174. etc. se redondean enseguida, y las líneas adquieren un deter-

52 53
minado trazo en arabesco que no es el que realmente poseen de contraste peIjudiciales; los objetivos deben estar libres de
los huesos. En algunas de las publicaciones de estos dibujos de aberraciones esféricas y no deben ser excesivamen te an~~es.
cráneos se reconoce claramente este fallo. . Esto último es especialmente importante, pues los obJe?vos
La realización de un control del dibujo a partir de la medi- con un ángulo de toma muy grande exageran la ~erspecuva. e
ción de las dimensiones incluidas en los lugares correspon- introducen en la imagen aberraciones que en realidad no eXJs-
dientes a menudo puso de manifiesto discrepancias significati- ten. Las tomas que más se parecen a los dibujos geométricos
vas, a pesar del cuidado puesto en su realización. son las que se efectúan con el objetivo Aplanat d~ Stemhell y
Finalmente, hay una crítica legítima del método de Lucae con las lentes Triplelineal y Rectolineal de Dallmeler. La lent~
que también se ha expresado en otros sitios (Welcker), a sa- Wide-Angular de Dallmeier o la Universal Triple de Bu ch, aSI
ber, que a través de él se pierde lo fisionómico de la imagen y como las pantoscópicas y oculares, son men~s recomendables,
que no proporciona una visión susceptible de poder ser com- ya que tienen unos ángulos de toma muy abierto . .
parada con las representaciones que podemos hacernos del ob- El Aplanat de Steinheil es el objetivo que, en general, mejor
jeto a partir de su contemplación directa, por cuanto en el se adecúa a los requisitos que aquí vienen al caso. En el
fondo del ojo obtenemos imágenes en perspectiva, pero no momento de la toma, conviene además que exista iempre una
geométricas. El dibujo con el aparato de Lucae no es, por lo distancia suficiente respecto al foco primario; no debería exis-
tanto, una imagen, sino más bien la representación gráfica de tir una proximidad entre la cámara y el objeto inferior a cuatro
una tabla de números, sobre todo porque debe necesariamen- pies. Por ello, si se desea obtener una imagen que sea ayorn:
te restringirse a los contornos y su desarrollo pormenorizado que 1/3 del tamaño natural es menester emplear un obJeuvo
debe resolverlo el dibujante según su criterio. de un diámetro [sic] mayor. Con la Triple-Lens .0 2 de Dall-
Este no es el caso con las tomas fotográficas. Aquí la pers- meier se fotografió una serie de bastantes cráneos, provenien-
pectiva permanece en la imagen, se obtienen simultáneamen- tes de Sudáfrica, a 1/4 de su tamaño natural , aunque el escor-
te contornos y vistas de superficie, y la representación ofrece zo que aparece se deja medir con clari~ad.en todo~ l~s casos,
por ello una impresión más natural. su aspecto se asemeja mucho al de un dibUJO g~omeu::o. C?n
Como es lógico también la fotografia tiene sus inconvenien- este nivel de parecido ya es suficiente, pues la lillpr~SlOn fiSlO-
tes. Se objeta en su contra que a menudo se ven retratos de per- nómica no debería eliminarse del todo, y parece mas adecua-
sonas que resultan irreconocibles, lo que puede deberse a do llegar a las dimensiones exactas a partir de medicione.s,deta-
diversos motivos. El fotógrafo retratista busca suministrar una lladas y precisas del objeto en cuestión. La c.ontemplaCJon de
imagen hermosa y, por tanto, escoge una proyección que las ilustraciones fotográficas revela otra ventaja: dado que toda
según el punto de vista artístico él considera que es la mejor. la serie de imágenes se tomó con el mismo objeti\·o 'a la
Pero quizás ésta resulte totalmente extraña a la persona objeto misma distancia, es posible la comparación inmediata entre
de la toma porque el rostro queda artificialmente deformado, ellas, pues la perspectiva influyó sobre todas de ~a mi ma m~e­
la iluminación escogida (por un contraste violento u otra ra. La perspectiva en escorzo que ofrece un objeto detern:ll1~­
razón), crea la apariencia de una figura de aspecto distinto, la do se deja controlar tan eficazmente que no re ulta difíCIl
perspectiva resulta exagerada, o los objetivos empleados no encontrar la base para la comparación con ou-as to,mas en
son los adecuados. cuanto se conoce con exactitud qué objetiyo se empleo.
En las representaciones científicas debe tenerse en cuenta, Cuando las tomas fotográficas se realizan a di tancias infe-
en lo posible, lo siguiente: deben descartarse los enfoque artís- riores que las indicadas más arriba -lo que e necesario para
ticos y utilizarse los puntos de vista frontales; debe escogerse obtener una imagen cuyo tamaño sea la mitad del natural con
una iluminación que venga de delante, para evitar los efectos los objetivos de diámetro mediano [sic]-, la fotografía re ul-

54 ss
Finalmente, hay que mencionar otro inconveniente de la
tante difiere mucho del dibujo geométrico y, a causa de su
fotografía, y es que proporciona un exceso de detalles super-
perspectiva exagerada, provoca un efecto extraño ante unos
fluos en relación con la estructura de las superficies y que
ojos de visión normal. Sería un error decir que ello se debe a
muestra las diferencias de color en los objetos de la misma
un fallo introducido por el objetivo en la imagen, pues estas
manera que muestra las sombras. Ello resulta ciertamente muy
divergencias obedecen a las reglas de la perspectiva central,
molesto, sobre todo cuando se desea emplear tales tomas como
siempre y cuando el objetivo reproduzca, como ocurre con los
punto de partida para dibujos. Con todo, se aprende con rapi-
mencionados más arriba, una imagen correcta. El efecto anor-
dez a ver correctamente las imágenes para eliminar en ellas lo
mal se debe únicamente a que el punto ocular se encuentra
que estorba y, tras varios intentos fallidos, el ponente acabó por
demasiado próximo en el cuadro, teniendo en cuenta la dis-
encontrar artistas que supieron estar a la altura de lo requeri.-
tancia de visión normal.
do e incluso, a veces, concluyeron su trabajo con una facilidad
Para mostrar con claridad las diferencias entre dichas tomas
fotográficas y el dibujo geométrico, se redujo fotográficamen- admirable.
te a la mitad el contorno registrado mediante el aparato de
Lucae y, a la vez, se tomó la misma vista del objeto (una pelvis)
a la mitad de su tamaño natural con la misma focal de distan-
cia mediana. Al superponer el dibujo reducido del contorno a
la fotografía, se vuelve inmediatamente visible la divergencia
de perspectiva en cada una de las partes concretas. A pesar de
haber empleado el mismo objetivo y a la misma distancia, las
tomas hechas desde puntos de vista distintos del mismo hueso
pélvico tienen tamaños diferentes, dependiendo de si la masa
principal ósea se encontraba delante o detrás del foco central.
Por lo tanto, para representaciones a tan gran escala cabría
recomendar la combinación de los dos métodos aquí tratados,
tal y como acaba de demostrar prácticamente el ponente. Para
ello se usa como base el contorno geométrico, fotográficamen-
te reducido, y se añade a continuación el desarrollo de las
superficies a partir de una toma realizada desde el mismo
punto de vista.
Con objetos de dimensiones mayores siempre es mejor
optar por una reducción del contorno geométrico hecha de
esta manera en vez de con el habitual método del pantógrafo.
Con este último no es fácil de realizar correctamente; en cam-
bio, todo objetivo fotográfico de calidad carece hasta tal punto
~e aberraciones esféricas que mediante medición resulta impo-
SIble constatar -si se prescinde de los bordes del ángulo de
toma- la existencia de errores, siempre y cuando se preste
atención a que el eje óptico caiga perpendicularmente sobre el
plano de la imagen.
57
56
empresa en la medida precisa, seguramente acabará por cum-
plir con esa promesa. Se trata del Anthropologisch--ethnologisches
AllJUm in Photographien, editado por C. Darnmann, del que ya
han aparecido seis entregas. Para tomar plena conciencia de la
Álbum etnológico-antropológico enorme ventaja que supone la representación fotográfica basta-
en fotografías de C. Oammann* (1874) ría con comparar la notable riqueza que ofrece una sola de las
entregas de esta magnífica obra con la recopilación, clásica a su
Gustav Fritsch manera, de los tipos de fisionomía del Polícleto de Schadow.
El álbum es de una gran riqueza por el formato escogido,
~o hay aficionado actual a la antropología, etnografía y cien- por el material empleado y por la impresión, hecha con muy
Cias ~nes q~e abrigue la más mínima duda acerca de la impor- buen gusto, de las explicaciones. El señor Darnmann ~a logr~­
tanCia que aenen las buenas imágenes de los diversos pueblos do con su esfuerzo reunir un gran número de los tipOS ma
p~a el pr~greso adecuado de nuestros conocimientos. Lo que extraños e inusuales, en su mayoría en negativos originale ,
eXlste de aempos anteriores en este sentido es extremadamen- cuyos positivados se agrupan, en función de sus tamaños res-
te escaso, dado que no abundan los pintores retratistas habili- pectivos, en mayor o menor número sobre cartones de forma-
dosos que puedan estar a la altura de la tarea de representar to folio. Bajo cada fotografia figura la explicación y a pie de
con rapidez y seguridad tipos exóticos, y los que hay tienen en página se da brevemente cuenta de las tribus de las que se
s~ propio país unos ingresos demasiado buenos como para sen- trata, del realizador de las tomas y de otras cuestiones similares.
ar el deseo de partir hacia paraJes salvajes y bárbaros. Y cuan- Cualquiera que, incluso superficialmente, contemple esta
do lo favorable de las condiciones ha permitido que verdade- obra, se percatará del gran beneficio que ella puede proporCio-
ros artistas pudiesen representar adecuadamente países lejanos nar a la ciencia. Pero también se entiende enseguida que esta
y extraños, es fácil constatar que lo original de la imagen se ha obra meritoria sólo puede crecer a partir del apoyo benévolo que
visto empañado por su propia concepción personal, unida a la de entrada reciba de los especialistas en la di ciplina, aunque
tendencia incontrolable de la mano a recaer en las acostum- también quepa recomendarla encarecidamente por u originali-
bradas formas europeas. dad a un público más amplio. Los círculos más directamen_te
Sólo existe un medio de satisfacer las modestas necesidades relacionados con ella pueden considerar el precio no pequeno
que posee el antropólogo de una colección de retratos lo más que ha sido menester poner a cada entrega como una aporta-
amplia posible, y éste consiste en la confección de la misma uti- ción voluntaria para que esta empresa, iniciada con grandes
lizando la fotografia, pues las fotografías pueden servir de sacrificios pero que ya cuenta en su haber con grandes éxitos,
c?rrectivo ~ la concepción personal en las mejores representa- pueda continuar y llegar a buen puerto sin tropiezos. Pues ~to
Ciones realIZadas por una mano arústica, y sólo ellas permiten el especialista como el lego, tanto el cienúfico como el arusta,
una comparación segura. podrán extraer placenteramente de ella ricas enseñ~zas. .
Por ello, todo antropólogo debe alegrarse y dar la bienveni- Una vez concluida la obra, debería poderse realizar a partir
da a la publicación de una obra que promete cubrir cumplida- de ella una selección amplia destinada a la enseñanza con un
mente el mencionado hueco, y que, si el público participa en la precio más reducido. Este logro sería sin duda motiyo de org~­
110 para Alemania, aunque para su consecución haya que realI-
* Gustav Fritsch, "Anthropologisch-ethnologisches Alburn in Photogra- zar, como es lógico, un sacrificio.
phien von C. Darnmann in Hamburg", Zeitschrift jü'Y Ethnologie, vol. 6, La revisión sucinta de lo que se ofrece en lo va publicado
1874, pp. 67-69. nos permite apreciar que en la primera entrega se representan
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especialmente la costa oriental de África, Siberia,]apón y Siam;
la segunda contiene principalmente las islas Sonda, el archipié-
lago del Océano Pacífico y orteamérica; la tercera, la India,
Borneo y las Célebes, y Sudáfrica; la cuarta, Egipto, Sudaméri-
ca y ueva Caledonia; la quinta, Australia, el archipiélago Fotografías de razas, de Oammann* (1876)
malayo y el territorio de la cuenca del Amazonas, siendo los
tipos de esta última especialmente magníficos, tanto por la Edward B. Tylor
selección como por la realización. La sexta trae, por último,
aparte de una hoja dedicada a esa misma zona del Amazonas, La ciencia de la antropología debe mucho al arte de la fotogra-
Siebenbürgen, Valaquia, Polonia y Perú. fia. Cierto es que en tiempos anteriores algunos artistas e toma-
De esta relación ---en la que únicamente se han menciona- ron la molestia de dibujar cuidadosamente retratos raciales. Las
do las hojas más destacadas de entre las cinco que contiene imágenes de indios americanos de Catlin (en particular las de
cada entrega- se desprende que, en el reparto realizado, los gran tamaño) y las de hotentotes y bosquimanos realizadas por
países no están separados rigurosamente. La ordenación vino Burchell se encuentran entre esas valiosas obras. Pero la mayor
marcada por la manera en que paulatinamen te se fue hacien- parte de los tipos raciales que figuran en los libros carecen de
do acopio de los tipos, aunque se ha procurado que vayan jun- valor, porque no permiten definir los caracteres especiales de la
tos los que tienen rasgos en común, de modo que, una vez con- raza o porque los caricaturizan de un modo ab urdo. Actual-
cluida la obra, no costará trabajo agrupar sistemáticamente las mente se tiende a dar valor etnológico únicamente a los retra-
hojas sueltas. tos fotográficos, y la habilidad del investigador reside en elegir
Las carencias que puedan detectarse en esta o aquella parte a individuos que sean verdaderamente represen tativos de sus
del mundo podrán ser subsanadas por todo aquel que tenga inte- naciones. En este sentido, el gran Anthropologisch-Ethnologisclzes
rés en que el proyecto madure totalmente, prestándole al editor Album del hamburgués Carl Dammann, concluido hace unos
los tipos que pueda poseer, algo que ya han hecho la Sociedad meses, es una de las contribuciones más importantes de todos
de Antropología de Berlín y diversas personas privadas en la los tiempos a la ciencia antropológica. Compue to por cincuen-
medida de sus posibilidades. A pesar de que el álbum se encuen- ta láminas tamaño portfolio, que incluyen entre diez y veinte
tre de momento inconcluso, ya constituye, como muestra elíndi- fotografias cada una, supone un considerable avance en la
ce ofrecido más arriba, la fuente más amplia y con mayores correcta representación del hombre en toda su diversidad.
garantías de autenticidad de cara a llevar a cabo una compara- Puede contemplarse un ejemplar en el Instituto An tropológico,
ción general de las particularidades raciales del ser humano, a la pero su voluminosidad y su coste (18 libras) lo ponen fuera del
vez que contiene gran cantidad de detalles etnográficos. alcance de la mayoría de las bibliotecas particulares. Resulta.
Incluso el botánico sacará provecho de la contemplación de por tanto, un acierto, saludar que los editores hayan pue to a la
esta obra, dado que en torno a bastantes figuras individuales y venta un atlas instructivo más pequeño, con entre 150 y 200
grupos se reconocen plantas características de las respectivas retratos y una encuadernación más manejable, cuyo precio
zonas en condiciones de crecimiento natural. asciende a tres libras y tres chelines. Le deseamos todo el éxito
Por todo ello, cabe recomendar encarecidamente esta posible, ya que será un detonante para la aparición de nuevo
empresa meritoria a todos los que estén interesados en cono- antropólogos allí donde se difunda.
cer nuestra propia especie. Su elevado precio no debe impedir,
si se ponderan correctamente todas las circunstancias, que la * Edward B. Tylor, "Darnmann's race-photographs-, Nafure. "01. XIII, 6 de
obra encuentre acogida en círculos más amplios. enero de 1876, pp. 184-185.

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El planteamiento que rige la disposición de los retratos es podrían exhibir europeos de la misma edad y ocupación. y, sin
básicamente geográfico, al ser inviable, debido a la naturaleza embargo, los rostros de estos orientales probablemente no pre-
del tema, una división exacta de las razas. De hecho, uno de los sentaban esa apariencia europea cuando eran jóvenes. Los
efectos que provocarán tanto el álbum grande como el peque- etnólogos no buscan el reflejo de la educación ni la experien-
ño tendrá un sentido negativo. Los dos contribuirán mucho cia, sino el rostro nacional, y dicho rostro debe ser fotografia-
más que un sinfín de críticas a que se revise la imprudente do en la juventud. De igual modo, para contrastar la pureza y
generalización respecto a las razas que tan común es en los sis- la mezcla de naciones, es interesante comparar la lámina XII,
temas etnológicos, y lo harán imprimiendo en las mentes de en la que se reproducen tipologías comparativamente unifor-
los estudiantes la intrincadísima combinación de las diferentes mes de tribus siberianas, con las heterogéneas figuras proce-
variedades humanas. Puede que llegue un día en que, sobre la dentes de Marruecos y Argelia que aparecen en la lámina
base del principio de Quetelet de un tipo central con variantes siguiente. La mezcla gradual de razas, a la que ya se ha hecho
en disminución gradual, sea posible calcular científicamente la mención, puede estudiarse bien en las láminas VIII a XI, que
constitución de una raza. Pero ese día aún no ha llegado, y lo ponen de manifiesto como nunca antes el modo en que las
más que puede hacerse hoy para definir un tipo racial es dis- peculiaridades de los malayos pueden rastrearse en los tipos
tinguir vagamente algunos de sus rasgos dominantes. Un buen chinos y japoneses. Por último, cabe subrayar lo dificil que
ejemplo de ello puede verse en la lámina 1, titulada 'Tipos ger- resulta respaldar la reiterada teoría según la cual los nativos de
mánicos", aunque no todos sus componentes lo sean. El último América proceden del Extremo Oriente, a la vista de la compa-
retrato pertenece a una muchacha de un mercado galés y, justo ración de los retratos que se ofrecen de tipos siberianos, japo-
encima de ella, aparece Livingstone, quien, como sabemos, era neses y chinos, por un lado, y norteamericanos, por el otro.
de la isla gaélica de Ulva. Si existe algo parecido a un tipo cél- Puestos a encontrar defectos, cabe señalar que debería revi-
tico, estos dos retratos son su representación; perfectamente sarse la reducida tipografía de los pies de las láminas.
podrían ser padre e hija. El contraste entre la recia muchacha
galesa, de tez oscura y ojos bastante próximos, y la rubia cam-
pesina del norte de Alemania situada junto a ella es notable,
mientras que la inmediata señora bávara muestra con absoluta
claridad la diferencia existente entre los alemanes del norte y
del sur.
No es necesario enumerar los distintos pueblos de la Tierra
que han contribuido a este álbum con sus tarjetas de visita,
pero, a medida que se pasan las láminas, éstas suscitan algunas
observaciones sobre aspectos secundarios. Una pareja china de
recién casados sugiere una respuesta a la pregunta de a qué
edad deben obtenerse los retratos etnológicos. No hay duda de
que debería ser en torno a los veinte años más o menos, cuan-
do la tipología física ya está desarrollada y los rasgos raciales
todavía no han sido enmascarados por la influencia del pensa-
miento, el trabajo y las circunstancias. En estas láminas, el
anciano comerciante chino y el caballero japonés de setenta y
cuatro años muestran rasgos curiosamente parecidos a los que

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Desde que se publicó mi alocución, he podido hacer varios
ensayos y he descubierto que, en realidad, el procedimiento
fotográfico al que me referí permite obtener con precisión
mecánica una imagen generalizada, una imagen que no repre-
Retratos compuestos* (1878) senta a ningún hombre en concreto, sino a una figura im~gina­
ria que posee los rasgos medios de un determinado grupo de
Francis Galton hombres. Estos rostros ideales trasmiten una sorprendente sen-
sación de realidad. A primera vista, nadie dudaría de que
Someto a la consideración del Instituto Antropológico los pri- corresponden a una persona real y, sin embargo, como ya he
meros resultados del procedimiento que sugerí el pasado mes dicho, no es así: se trata del retrato de un tipo, no del de un
de agosto en mi alocución presidencial ante la Anthropologi- individuo.
cal Subsection en Plymouth, en los siguientes términos: Lo primero que hago es recopilar fotografías de las per o-
nas que me interesan. Deben ser similares en actitud y en tama-
'Tras haber obtenido dibujos o fotografías de diversas personas, ño, pero no es necesaria la exactitud en ninguno de estos dos
básicamente similares pero que difieren en detalles menores, aspectos. A conl:inuación, mediante una sencilla operación,
¿existe un método certero para extraer de ellas las características hago en todas ellas dos agujeritos que me permitan colgarlas
típicas? Me permito comentarles un plan que hemos ideado el una tras otra, como una baraja de cartas, sobre el mismo par de
señor Herbert Spencer y yo mismo, basado en superponer óptica- alfileres, de manera que los ojos de todos los retratos queden
mente las diversas imágenes y validar el resultado global. El señor lo más superpuestos posible (lo que determinará que el resto
Spencer me sugirió en una conversación que los dibujos reducidos de los rasgos también se superpongan básicamente). Estos
a la misma escala podían calcarse en hojas de papel translúcido y pequeños agujeros corresponden a lo que los impresores cono-
disponerse uno sobre otro para después verlos al trasluz. He veri- cen técnicamente como "marcas de registro". El procedimien-
ficado con éxito este procedimiento. Mi propia idea era proyectar to es sencillo: se practica una abertura cuadrangular en el cen-
imágenes muy tenues de los diferentes retratos, sucesivamente, tro de una pequeña lámina de latón o cartulina, y entre los
sobre una misma placa fotográfica sensibilizada. Cabe añadir que lados opuestos de dicha abertura se disponen dos hilos, for-
es muy sencillo superponer ópticamente dos retratos por medio mando una cruz. A ambos lados de la abertura se hacen dos
de un estereoscopio, y que cualquier persona que esté acostum- agujeritos. La lámina de latón se dispone sobre el retrato, de
brada a manejar instrumentos comprobará que un simple binócu- manera que la abertura encuadre el rosu'o; debe ajustarse
lo provisto de lentes estereoscópicas es casi tan eficaz y mucho más hasta que uno de los hilos cruzados corte las pupilas de los dos
manejable que las cajas que venden en las tiendas." ojos y el otro hilo divida el espacio existente entre las pupilas
en dos partes iguales. A continuación, la plancha se fUa firme-
El señor Spencer me informó de que en realidad había ideado mente a la imagen, clavando dos alfileres en los pequeños agu-
un instrumento, muchos años antes, para calcar mecánicamen- jeros.
te, sobre papel translúcido, secciones longitudinales, transver- Tras colocar así los retratos, se dispone frente a ellos la
sales y horizontales de cabezas, con la intención de superpo- cámara fotográfica. Supongamos que hay ocho retratos super-
nerlas y obtener, al verlas al trasluz, una imagen promediada. puestos, y que para obtener una buena copia fotográfica de
cada uno haría falta una exposición de ochenta segundos. É ta
* Francis Galton, "Composite portraits", JlYUrnal Anthropologieal Institute oj es la forma habitual de proceder, sujeta en la práctica a ciertas
GreatBritain andlreland, vol. 8, 1878, pp. 132-144. variaciones de detalle, dependiendo de la luminosidad de los

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diversos retratos. Nosotros proyectamos la imagen de cada uno que pueden desatar sus fantasías es tan grande que n hay dos
de los ocho retratos sobre la misma placa sensibilizada duran- artistas que coincidan en ninguna de sus formas características.
te diez segundos. Así, para el retrato n.O 1 (el primero del mon- El mérito del montaje fotográfico reside en su preci ión mecá-
tón) retiramos la tapa del objetivo de la cámara durante diez nica, en la imposibilidad de incurrir en más errare qu lo que
segundos y, después, la volvemos a colocar en su lugar. A con- incidentalmente afectan a cualquier producción fotográfica.
tinuación, descolgamos de los alfileres el retrato n.O 1 yapare- Someto a su escrutinio varias imágenes compue tas que l
ce el retrato n.O 2; volvemos a retirar la tapa del objetivo duran- señor H. Reynolds ha realizado para mí. El primer conjunto de
te diez segundos y la colocamos de nuevo. Descolgamos el retratos corresponde a una serie de criminales condenados por
n.O 2 y aparece el n.O 3, y procedemos igual que con sus prede- asesinato, homicidio sin premeditación o robo con violencia.
cesores, y así sucesivamente hasta el último retrato del montón. Cabe señalar que los rasgos de los retratos compue to resultan
La placa sensibilizada ha sido expuesta un total de ochenta mucho menos inquietantes que los de cada uno de u compo-
segundos. A continuación, se revela y la copia impresa a partir nentes. Han desaparecido las espantosas irregularidades espe-
de ella será la imagen generalizada a la que me he referido. Es cíficas y prevalece la común humanidad subyacente. Represen-
una combinación de ocho retratos. Sus contornos más perfila- tan, no al criminal, sino al hombre propenso a cometer un
dos y oscuros corresponden a los elementos comunes a la crimen. Todos los retratos compuestos presentan mejor aspec-
mayoría de los retratos; las peculiaridades individuales prácti- to que sus componentes, porque la imagen promediada de
camente no han dejado rastro visible. Dado que estas últimas muchas personas está libre de las irregularidade que afean de
se encuentran necesariamente dispuestas a ambos lados de diversos modos la apariencia de cada una de ella .
la media, el contorno de la imagen compuesta equivale a la He elegido estos retratos para mis primeras tentati\'as por-
media de todos los componentes. Se trata de una banda y no que casualmente llegó a mis manos, gracias a la amabilidad de
de una línea fina, porque los contornos de los componentes sir Edmund Du Cane, director general de pri iones, una
rara vez suelen superponerse de un modo exacto. La banda espléndida colección de fotografías de delincuen te r alizadas
presentará un centro más oscuro cuando los retratos compo- con vistas a investigar tipologías criminales. Estas fotos 'e adap-
nentes tengan el mismo tipo de rasgos, y su anchura o la medi- taban particularmente a mi propósito actual, al tener toda
da en que aparezca desdibujada indicará la tendencia de sus ellas aproximadamente el mismo tanlañO y reflejar bá icamen-
componentes a desviarse del tipo común. Esto es así por la te las mismas actitudes. La idea de las figuras compue laS se me
misma razón por la que las marcas disparadas sobre un blanco ocurrió mientras intentaba definir la- principales tipología
se disponen más densamente cerca de la diana que lejos de criminales mediante la superposición óptica de lo retratos (un
ella, tanto más cuanto mayor sea la puntería del tirador. Lo método que ya había empleado a menudo en mapas y diagra-
dicho respecto a los contornos se aplica igualmente a las som- mas meteorológicos). 1
bras; la imagen compuesta representa una figura promediada, El otro conjunto de imágenes compuestas está formado por
cuyas facciones han sido plasmadas suavemente. Los ojos pre- parejas. Han sido seleccionadas para mostrar lo exu-aordinaria-
sentan una nitidez óptima, debido a las condiciones mecánicas mente fácil que resulta combinar casi cualquier par de rosu-os
bajo las cuales se montaron los componentes. cuyas proporciones sean relativamente iguales.
Un retrato compuesto representa una imagen similar a la Estoy seguro de que a la mayoría de la crente le orprende-
que vería un hombre dotado de una imaginación pictórica de- rá ver lo bien definidas que están estas imágene compue ta .
sarrollada en altísimo grado. Pero la capacidad de imaginar Cuando trabajamos con rostros del mi mo tipo. lo punto de
dista mucho de ser precisa, incluso en los mejores artistas, y la similitud superan ampliamente a los de disimilitud y. en gene-
posibilidad de que se vean influenciados por casos especiales ral, hay un parecido mucho mayor enu-e las caras. un parecido

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que aquéllos que prestamos atención a las diferencias indivi- recuerda más a uno que a otro. Sin embargo, el criterio del
duales tendemos a apreciar. Cuando un viajero entra en con- xilógrafo es diferente. Su plasmación de la imagen compuesta
tacto por vez primera con personas de una raza muy distinta a ha hecho que dicha imagen sea exactamente igual a la de uno
la suya, piensa que todas son muy parecidas, y a un hindú le de sus componentes, unos componentes que, no lo okidemos,
resulta muy dificil distinguir a un inglés de otro. nunca había visto. Es como si, al dibujar un niño un arti ta
La imparcialidad con que los montajes fotográficos repre- hubiera producido un retrato muy parecido al de su difunto
sentan a sus componentes se refleja en seis de las muestras. padre, habiendo pasado por alto una similitud igualmente
Quise comprobar si el orden en que se fotografiaban los com- intensa con su difunta madre que era obvia en sus parientes.
ponentes provocaba algún cambio en el resultado [mal, así que En mi opinión, ésta es la prueba más sorprendente de que la
dispuse sucesivamente tres de los retratos en cada una de sus imagen compuesta es una combinación fiel.
seis combinaciones posibles. Observarán que al menos cuatro
de las seis imágenes compuestas son decididamente similares.
Debo decir que, en cada uno de estos conjuntos, el último de
los tres componentes fue sometido siempre a una exposición "Im"ercagill, Nueya Zelanda
más larga que el segundo, y el segundo a una más larga que el 8 de no\"Íembre de 1877
primero, aunque considero que es mejor someterlos todos Al señor Charles Darwin.
ellos al mismo tiempo de exposición.
El estereoscopio, tal como afirmé el pasado mes de agosto Muy señor mío:
en mi comparecencia en Plymouth, proporciona un método
muy sencillo para superponer ópticamente dos retratos, y es Aunque usted no me conoce y vivo en el lado opuesto del pla-
para mí un verdadero placer citar la siguiente carta alusiva a neta, me he tomado la libertad de escribirle para informarle de
esta cuestión, así como a otras diversas conclusiones a las que un modesto descubrimiento que he realizado en relación con
también he llegado. Me la remitió amablemente el señor Dar- la visión binocular del estereoscopio. Al tomar dos simples
win; está firmada por el señor A. L. Austin, de Nueva Zelanda, fotografías de tarjeta de visita correspondiente a los rostros de
fechada el pasado mes de noviembre, e ilustra uno de los dos personas distintas (dos retratos de aproximadamente el
muchos casos curiosos en los que dos personas emprenden, mismo tamaño, mirando en la misma dirección) y ponerlas en
cada una por su cuenta y casi en paralelo, una misma investiga- ID1 estereoscopio, los dos rosu-os se funden en uno de la mane-
ción, logrando resultados similares. ra más sorprendente, produciéndose, cuando e n-ata de lo
Este grabado es la representación más fiel de una de las retratos de dos damas, una decidida mejora en la belleza de
imágenes compuestas que los sistemas habituales de impresión ambas. Las imágenes no han ido tomadas con una cámara
pueden proporcionar. Fue transferida fotográficamente a la binocular y, por tanto, no resaltan adecuadamente, pero al
plancha de madera y el grabador ha puesto todo su empeño en mover una de ellas o las dos hasta que los ojos coinciden en el
traducir las sombras a las líneas del grabado. Esta imagen com- estereoscopio, se funden perfectamente. Si se tomaran con
puesta está formada sólo por tres componentes, y su triple ori- una cámara binocular, con cada sujeto en una mitad del nega-
gen puede rastrearse en las orejas y en los botones del chaleco. tivo, estoy seguro de que el resultado sería aún más sorpren-
A mi juicio, la fotografía original es una media bastante exacta dente. Quizá pueda hacerse así en lo que atañe a la expresión
de sus elementos componentes: ninguno de sus rasgos es idén- de las emociones en el hombre y en los animales inferiores,
tico a los que aparecen en cada uno de esos componentes, etc. No dispongo de tiempo ni de oportunidades para hacer
pero la imagen conserva un parecido con todos ellos y no experimentos, pero me parece que podría hacerse algo en e te

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sentido fotografiando los rostros de diferentes animales, las retratos sean, aproximadamente, del mismo tamaño. Por lo
diferentes razas de la humanidad, etc. Creo que la vista este- demás, coincido cordialmente con el señor Austin.
reoscópica de alguna familia de simios y de diversos rostros El mejor instrumento que he ideado y utilizado ha ta el
humanos de castas inferiores daría una mezcla muy curiosa; lo momento para la superposición óptica es un "prisma de doble
mismo ocurriría con el cruce de animales y crías. Pienso que imagen" de espato de Islandia. Los últimos que he tenido me
también podrían obtenerse resultados con las fotos de un mari- los ha proporcionado la óptica del señor Tisley (172, Bromp-
do y una mujer y sus hijos, etc. De cualquier modo, al margen ton Road). Tienen un orificio cuadrangular de una pulgada y
de sus implicaciones, los resultados son curiosos. En caso de media [3,81 cm] de lado y, cuando se slUetan formando un
que todo ello fuera de utilidad, estoy seguro de que citará la ángulo recto respecto a la línea de visión, eparan la imagen
autoría del experimento, y quizá pueda enviarme algún resul- normal de la imagen extraordinaria hasta dos pulgada [5,0
tado. En caso contrario, me complacería enormemente recibir cm] cuando el objeto contemplado se encuentra a diecisiete
su respuesta. pulgadas [43,18 cm] del ojo. Es suficien te para trabajar con
retratos de tarjetas de visita. Una imagen e bastante acromáti-
Le saluda atentamente: ca y la otra muestra algo de color. La divergencia puede val-jar-
A. L. Austin, ingeniero de caminos, ER.A.S." se y ajustarse inclinando el prisma respecto a la línea de visión.
De esta forma, la imagen normal de un componente se proyec-
ta sobre la imagen extraordinaria del Ob-O, y la imagen com-
El doctor Carpenter me informa de que el difunto señor puesta puede ser percibida a simple vista a trayé de una len te
Appold, el mecánico, solía combinar dos retratos de sí mismo de foco largo o a través de unos gemelos de teatro (má efica-
en el estereoscopio. En uno de ellos presentaba una expresión ces que un telescopio) unidos a un tubo extensible lo 'uficien-
adusta y en el otro sonreía, y la combinación provocaba una temente largo para ver con nitidez un objeto imado a tan
curiosa y efectiva mezcla. corta distancia. Se pueden combinar ren-atos de distintos tama-
Pese a que, debido a su accesibilidad, el estereoscopio resul- ños situando el mayor más lejos del ojo, y se puede encajar un
ta práctico para determinar si dos retratos tienen el tamaño y gran rostro en un retrato pequeúo inclinando y e corzando el
la actitud adecuados para formar una buena imagen compues- primero; el ligero desenfoque producido en e te caso tiene un
ta, no deja de ser una forma provisional e imperfecta de obte- efecto negativo poco o nada perceptible en la imagen com-
ner el resultado deseado. No puede combinar por sí mismo puesta.
dos imágenes; sólo las ubica de manera que el cerebro pueda La figura 1 muestra el sencillo aparato en el que e di pone
asumir la intención de combinarlas. Las dos impresiones diso- el prisma y sobre el que se monta la fotografia. El primero se
ciadas que recibe el cerebro mediante el estereoscopio no pre- fija en un cilindro que puede girarse en la pieza anular ituada
sentan la misma intensidad relativa; a veces, la imagen percibi- al final del brazo y se puede fijar con ayuda de un tornillo. i
da por el ojo izquierdo prevalece sobre la percibida por el se desea, el brazo también puede girarse y se puede aju tar,
derecho, y viceversa. Los instrumentos que voy a describir a alargándolo o contrayéndolo. La base del in trumento e tá
continuación permiten lograr lo que no se consigue con el revestida de corcho forrado de tela negra, para poder fuar
estereoscopio: crean verdaderas combinaciones ópticas. En lo fácilmente con chinchetas los ren-atas componente-o Para utili-
que respecta a otras cuestiones apuntadas en su carta por el zarlo, se fUa uno de los dos retratas y el Ob-O se uperpone
señor Austin, no creo que utilizar una cámara binocular para sobre el primero hasta que, al mirar a n-a\'és del pri ma. se \'ea
captar los dos retratos que el estereoscopio debe combinar en la combinación adecuada; entonces, se fUa también el egundo
uno sea algo relevante. Lo único que se requiere es que los retrato. A continuación, hay que establecer su marca de regi -

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tro a partir de unas agujas fuadas en un brazo articulado, un nado, pero en la dirección opuesta a la línea visual. Este meca-
método mucho más pertinente que la trama de hilos entrecru- nismo permite que dos rayos de luz alcancen el ojo desde cada
zados ya descrita, debido a que con él se puede seleccionar punto del cristal; uno de ellos se refleja desde su superficie, y
cualquier rasgo que se desee -la nariz, la oreja o la mano- el otro se refleja primero desde el espejo y después se transmi-
para hacer un montaje. Supongamos que A, B, C ... Y, Z son los te a través del cristal. El cristal empleado debe ser extremada-
retratos componentes. A se fUa debajo, y B, c ... Y, z se combi- mente fino para evitar que los dobles reflejos provoquen una
nan sucesivamente con A y se registran. A continuación, antes imagen borrosa; hay que seleccionar una pieza similar a las uti-
de retirar z, hay que quitar A y sustituirlo por cualquier otro de lizadas para cubrir las muestras microscópicas. El principio en
los retratos ya registrados (por ejemplo, B) Ycombinarlo con z. el que se basa el instrumento puede desarrollarse aún más
Por último, debe retirarse z y sustituirse por A, que se combina interponiendo piezas adicionales de cristal sucesivamente me-
con B y se registra. La figura 2 muestra uno de los tres brazos nos inclinadas respecto a la línea de visión, de manera que
articulados que se fuan en la barra vertical. Dos de ellos llevan cada una de ellas refleje un retrato distinto.
un fino soporte cubierto de corcho y forrado de tela, y el ter- Re experimentado con ou-os muchos mecanismos; de
cero lleva el elemento que aparece en la figura 3: un soporte hecho, existen diversas formas de superponer ópticamente dos
con lentes de diferentes aumentos, sobre el cual debe dispo- o más imágenes. Re utilizado un sextante (con su telescopio
nerse un espejito con una inclinación de 45°. En caso de que acoplado) y también tiras de espejos dispuestas en diferentes
haya que escorzar un retrato, se puede fijar a uno de estos ángulos para examinar simultáneamente sus distintos reflejos a
soportes e inclinarlo hasta la línea de visión. Cuando es más través de un telescopio. También he utilizado una lente dividi-
pequeño que su compañero, puede acercarse a los ojos e inter- da, como si se tratara de la yuxtaposición de dos lentes este-
poner la lente apropiada. Si hay que combinar un perfil dere- reoscópicas, en la parte frontal de una especie de telescopio.
cho con un perfil izquierdo, debe fijarse uno de los dos en uno No he tenido aún la oportunidad de superponer imágenes
de los soportes y debe verse su reflejo especular en el otro. El disponiendo negativos de cristal en diferentes linternas mági-
aparato que he diseñado no es más que una aproximación; al cas, todas ellas proyectadas sobre la misma pantalla; pero este
estar realizado básicamente en madera, resulta bastante tosco, procedimiento, o incluso un simple aparato diorámico, sería
pero funciona bien. muy adecuado para exhibir efectos de montaje ante un grupo
Los rostros de frente y de perfil de dos personas sentadas de espectadores y, si se utilizara luz eléctrica para la ilumina-
una aliado de la otra o una detrás de otra pueden superponer- ción, el efecto sobre la pantalla podría, a su yez, ser fotografia-
se fácilmente mediante un prisma de doble imagen. Con dos do. También sería posible consu-uir una cámara de foco largo
de esos prismas, dispuestos uno tras otro, pueden obtenerse con muchos cristales ligeramente divergentes r que cada uno
cuatro imágenes de igual nitidez que ocupan las cuatro esqui- de ellos proyectara la imagen de un negativo de cristal distinto
nas de un rombo de ángulos agudos de 45°. Tres prismas pro- sobre una misma placa sensibilizada.
porcionan ocho imágenes, pero la combinación no resulta Los retratos compuestos tienen muchas aplicaciones. Nos
práctica: las imágenes pierden nitidez y aparecen demasiado proporcionan imágenes tipificadas de las distintas razas huma-
cerca unas de otras. Pueden fuarse uno o dos de estos prismas nas, imágenes obtenidas a partir de un gran número de indivi-
a cada una de las lentes de un estereoscopio de foco largo, para duos de dichas razas tomados al azar. Una manera de asegw-ar-
poder combinar así cuaU-o u ocho imágenes. se de la veracidad de cualquiera de nuesU-as deducciones
Re fabricado otro instrumento formado por una pieza de gráficas consiste en analizar su concordancia sustancial cuando
cristal inclinada en un ángulo muy agudo respecto a la línea se ha u-atado con diferentes series de componente: así es
de visión y por un espejo, situado tras el cristal y también incli- como se logra un examen preciso en todas las conclusiones

72 73
estadísticas. Deben seleccionarse tipos frecuentes o muy marca- hermanos y hermanas de una gran familia se aproximaría a lo
dos entre los hombres de la misma raza, igual que he hecho yo que probablemente sería la media de los descendiente si la
con dos de los tipos criminales que ilustran esta memoria. familia aumentara indefinidamente, aunque esa aproximación
Otra aplicación de este procedimiento consiste en obtener resultaría aún más precisa si también tuviéramos en considera-
fotográficamente un buen retrato de una persona. La inferio- ción a aquellos primos que hubieran heredado el parecido
ridad de los fotógrafos frente a las mejores obras de los artistas familiar. Respecto a los progenitores, ob\iamente no es sufi-
reside, en lo que atañe al parecido, en que sólo pueden captar ciente con hacer una imagen compuesta de lo padres; tam-
una única expresión. Si se tomaran muchas fotografias de una bién debe incluirse a los cuatro abuelos, y a lo úos y úas de
misma persona en distintos momentos (o incluso en distintos ambas ramas. He publicado varias indagaciones e radísticas
años), su imagen compuesta contendría aquello de lo que sobre la distribución de aptitudes en familias~ que ofrecen
carece una única fotografia. Ya he hecho referencia a la expe- datos provisionales para determinar el peso que debe darse en
riencia del señor Appold en este sentido. La predisposición la imagen compuesta a los distintos grados de parentesco. Sin
analítica de la mente es tan poderosa que, ante una maraña de embargo, yo no seguiría esas indicaciones en este caso, sino
contornos superpuestos, insiste en detenerse sólo en algunos que más bien sugeriría, para las primeras tentativas, dar el
de ellos, individualizándolos y haciendo caso omiso de los res- mismo "peso" a las ramas masculina y femenina' de e te modo,
tantes. Una vez seleccionará un contorno; otra, distinguirá el padre y un hermano del padre contarían tanto como el
otro distinto. Cuando contemplamos los diseños del papel pin- padre y un hermano de la madre. En segundo lugar, multipli-
tado de nuestra habitación, vemos, si nos dejamos llevar por caría por cuatro el "peso" de cada padre, y sólo por uno el
nuestra fantasía, todo tipo de formas y rasgos. A menudo, cap- de cada abuelo/abuela y tío/tía; y multiplicaría igualmente
tamos una combinación extraña que inmediatamente después por cuatro el de cada hermano y cada hermana, y por uno el
somos incapaces de recordar y que puede volver a aparecer de cada primo que hubiera heredado el parecido de la familia
más tarde, fugaz y repentinamente. Un retrato compuesto ten- en cuestión (descartaría al resto de los primos). Lo 'pesos"
dría, en buena medida, esa misma capacidad de sugestión. mencionados se reflejarían mediante los correspondiente
El procedimiento también podría utilizarse para obtener, a períodos proporcionales de exposición. 3
partir de muchos retratos independientes de un personaje his- Las imágenes compuestas conforme a esto principios in
tórico, su parecido más probable. Estatuas contemporáneas, duda ayudarían a los criadores de animales a ,"alorar mejor que
medallas y gemas serían muy útiles en este sentido: habría que hasta el momento los resultados de cualquier cruce, y rambién
fotografiarlas al mismo tamaño y obtener una imagen com- serían sumamente interesantes e instructiya para preyer los
puesta a partir de ellas. Hay que tener en cuenta que resulta resultados de los enlaces entre hombres y mujeres. Podríamos
muy sencillo dar diferente "peso" a los distintos componentes. aprender mucho simplemente utilizando con frecuencia el
Así, si se considera que una estatua es mucho más fiel al origi- prisma de doble imagen tal como he descrito, ya que no per-
nal que otra y que, por tanto, debe recibir el doble de conside- mite combinar en una misma imagen los rasgos de individuo
ración en la imagen compuesta, basta con duplicar su tiempo sentados uno alIado del otro.
de exposición o su iluminación. Por el momento, he tenido escasas oportunidades de de-
La última aplicación del procedimiento a la que haré refe- sarrollar las aplicaciones de las imágenes fotográficas compues-
rencia es de gran interés en lo que respecta a las investigacio- tas; no hace falta que me extienda acerca de la dificulrad que
nes sobre la transmisión hereditaria de caracteres, ya que nos plantea la obtención de los componentes requelidos. De
permite comparar los rasgos medios de los descendientes con hecho, el principal motivo por el que he hecho públicos esto
los de sus progenitores. Una imagen compuesta de todos los primeros ensayos es que mis explicaciones me permitan obte-

74 75
ner los muy diversos materiales necesarios para poder seguir Clan, una de las más importantes es la de la predisposición
trabajando. ecesito, sobre todo, series de fotografías de fami- hereditaria, distinguiendo el efecto de ésta del efecto de la
lia que tengan todas ellas, en la medida de lo posible, tamaños crianza. El señor Calton tuvo la gentileza de comprometer e a
similares y cuyos modelos muestren actitudes parecidas. Las intentar hacer algo para aclarar esta cuestión, y yo le propor-
dimensiones más adecuadas para las imágenes compuestas de cioné información detallada sobre la carrera y las característi-
familias serían las derivadas de un intervalo equivalente a cua- cas personales de un gran número de criminales, así como sus
tro décimas de pulgada4 (es decir, 10 mm) entre la pupila del fotografías. Considero que, si se corrobora que los criminales
ojo y la línea que separa los labios. Las actitudes, sobre las que tienen ciertos tipos especiales de rasgos, cabe concluir que esas
no debe haber margen de error, son el rostro de frente, un per- determinadas peculiaridades personales distinguen a aquéllos
fil exacto (es decir, mostrando siempre el lado derecho del ros- que cometen ciertas clases de crímenes. La tendencia al cri-
tro) y una vista exacta de tres cuartos, siempre mostrando el men es iÍlnata en ellos y, o bien son incurables, o su tendencia
lado izquierdo; en este último caso, la imagen sólo debe abar- sólo puede controlarse vigilándolos muy de cerca en las prime-
car hasta el borde externo del párpado derecho. En todos los ras fases de su vida. El procedimiento planteado por el eñor
casos, el modelo debe estar mirando al frente. Este tipo de Calton contribuiría a aclarar este punto, porque, en ca o de
retratos suele utilizarse en las taIjetas de visita, y confío en que existir alguno de esos rasgos distintivos, se revelaría en su foto-
no pocos fotógrafos aficionados se sientan inclinados a hacer grafías compuestas formando una línea muy marcada, m¡en-
series de los miembros de sus familias, jóvenes y ancianos, hom- tras que las líneas serían más o menos borrosas en aquello ras-
bres y mujeres, y que intenten elaborar con ellas imágenes com- gos que no correspondieran. Me atrevo a prever que nos
puestas basadas en los principios que he descrito. Las fotogra- encontraríamos con que un gran número de aquéllo que
fias utilizadas con ese fin no tienen por qué sufrir ningún cometen cierta clase de crímenes mostrarían una organización
deterioro, ya que las marcas de registro pueden hacerse en las mental y corporal claramente inferior. Aunque, por otra parte,
fundas que las protegen, y no en las propias fotografias. numerosos criminales son bastante superiores en inteligencia;
tanto es así, que el coronel Pasley, director de obras del Almi-
rantazgo, me ha informado recientemente de que ha ob erva-
Debate do que los convictos aprenden los rudimentos de un nuevo ofi-
cio mucho más rápidamente que los trabajadores libres. De
El señor Edmund Du Cane dijo: No tenía la intención de hacer hecho, a menudo es una inteligencia mal orientada y de equi-
comentarios sobre la conferencia impartida por el señor Cal- librada lo que conduce a la tentativa criminal y estas caract rÍs-
ton, pero, ya que he sido aludido, explicaré mi conexión con ticas, muy probablemente, podrían hallarse en los rasgos de los
las observaciones sobre la manera en que, tal como ha explica- criminales de esta clase.
do el señor Calton, se originaron sus experimentos. Al conside- El señor Cornelius Walford, tras expresar su interés en la
rar cuál era la mejor manera de abordar y reprimir el crimen, materia debatida, llamó la atención sobre el hecho de que los
se me ocurrió que debíamos intentar averiguar sus fuentes cambios de emplazamiento y de clima, y quizá también de ali-
para ver si era posible detectarlo en ellas en vez de tener que mentación, tienden a alterar sustancialmente los tipo fami-
esperar hasta su desarrollo y combatirlo más tarde. Para ras- liares e incluso nacionales de expresión facial. Por poner un
trear el crimen hasta sus fuentes debemos seguir la historia de ejemplo, los hijos de padres irlandeses nacidos en E tado Cni-
aquéllos que lo practican y, sobre todo, en aquellas líneas que dos suelen presentar un tipo de roso-o bastante clásico, a pe al'
es más probable (tal como se ha afIrmado) que contengan la de que los padres llevan impresos, en mucho casos lo más
clave de una carrera criminal. Entre esas líneas de investiga- fuertes rasgos de su nacionalidad. Sir Charle Dilke afirma en

76 77
su Greater Britain que lo mismo ocurre en las Colonias Austra- suscitada acerca del cambio de carácter en América, denominó
lianas. De ello parece deducirse que las tipologías criminales al fenórh
., 'eno "cno
. 11'Ismo ". Algunos hombres y. algunos alllma-
tampoco serán válidas en todas las circunstancias. El señor Wal- les experimentan cambios al u'asladarse de una región a otra,
ford no estaba seguro de cómo podía afectar esto a la teoría del y se reCOrdó que, en la India, algunos caballos mueren ,SImple-
señor Calton. También pensaba que en la experimentación mente al Ser trasladados. Era sorprendente que los fenomenos
con diversas personas se tiende a generalizar la expresión, más que COllocemos bajo el nombre de "yanq~ismo" fueran .~omu­
que a particularizarla. Estas afIrmaciones deben ser interpreta- nes a EStados Unidos y Ausrralia. Un emIgrante c~~ huos.de
das como simples sugerencias. tipo i.nglés podría tener, en América: un, prim,er hIJO de o,p.o
El señor Robert des RuffIeres dijo: La comunicación del amencal)o y un siguiente hijo de tipo mgles. As\ parece OCUl nr
señor Calton sobre los "Retratos compuestos" es a la vez curio- con los illgleses y los celtas, pero no se ha comprobado e~ el
sa y sugerente, y es posible que conduzca a importantes resul- caso de los españoles. Cabe señalar que no todos los ameliCa-
tados en tiempos venideros. Al parecer, el autor considera que nos pre entan el tipo yanqui, pero que muchos ?e~en una
su descubrimiento puede tenerse muy en cuenta en varios sen- ma:cad q tipología inglesa. Esto demuestra que el c~lOlhsmo no
tidos, sobre todo como un procedimiento para comparar los esta det tminado simplemente por la tierra. Ademas, .en Ingla-
rasgos medios de una familia con los de sus antepasados cerca- terra se tia también, aunque raramente, el tipo yanquI. El cam-
nos. Si no recuerdo mal, el señor Calton ha hecho mucho hin- bio de h'lgar tiene diversas consecuencias, ~~mo po~ ejemplo,
capié en los ojos como uno de los principales rasgos, en espe- el efecto sobre piel y los ojos de nuesrros naJero afl\Canos.
cial en relación con sus opiniones. No dudo que tiene buenas
razones para ello, pero no debería olvidarse que la boca tam-
bién es un rasgo muy característico, y no han pasado muchos
años desde que un célebre pintor francés demostrase que se
podía agrupar a los diversos personajes de un cuadro de histo- Notas:
ria de tal manera que el espectador identifIcara la escena sin
que los ojos de ninguno de los dramatis personae fueran visibles.
Hay quien ha dicho que el descubrimiento del señor Calton no 1. "Con erence at the Loan Exhibition of Scientific In truments",
es más que un divertimento, pero lo mismo se dijo en su 1878. Chapman y Hall. Physical Geography Section, ~ág, 31:,
momento del caleidoscopio, que tan buen servicio ha prestado "On , leans of Combining Various Data in \lap and Dlagrams ,
a las artes, y muy recientemente del radiómetro, cuya utilidad por Fl"ancis Galton, F.R.S.
se ha demostrado en el ámbito de la climatología, para exami- 2. "Her ditary Genius", p. 317, columna D, \lacmillan. 1 69.
nar la luz de gas y para otras cuestiones. 3. Ejem lo: Disponemos de los ren'atos de cinco hel:mano o her-
El señor Hyde Clarke dijo que había que aceptar los resul- mané\:s y cinco printos: el período total de exposlCIO n deseable es
tados del señor Calton con las reservas y condiciones que él de 10 se~ndos 5 x 4 + 5 = 25; 100/25 = 4, lo que no da 4 x 4 =
había impuesto. De lo contrario, cabía el peligro de llegar a 16 se~un~os para cada hermano o hermana. y -l egundo para
conclusiones erróneas, ya que una media o un promedio no cada rimo (5 x 16 + 5 x 4 = 100).
representaba un hecho natural, sino que era un término artili- 4. En Il").il arúculo original dije que era la mitad de una pul~ada,
cial. Así, en los ejemplos presentados, las características crimi- [1,27 m] pero desde entonces y por ,'arios moti"o . adopte cua-
nales eran eliminadas y en su lugar aparecía un tipo natural de tro d imas de pulgada [1 cm] como medida e tándar. (.-\gosto,
hombre. En lugar de una fIgura característica o un tipo distin- 1878)
tivo, sólo se obtenía un promedio. Con respecto a la cuestión

78 79
11. Instrumentos de laboratorio

1.0 Una gran cámara fotográfica. La fotografía es un arte espe-


cial que exige una educación especial. Está claro que cual-
Instrucciones generales quier gran expedición científica debe llevar un fotógrafo. Los
viajeros, en condiciones menos favorables, pueden utilizar la
para las investigaciones antropológicas* (1879)
fotografía llevando consigo una cierta cantidad de placas, sen-
sibilizadas de antemano, que pueden conseguir en las riendas
M. P. Broca
y que pueden conservar durante varios meses, incluso todo un
año, la propiedad de fijar las imágenes negativas. La opera-
ción química que consiste en hacer salir la imagen puede pos-
11. Fotografía
ponerse hasta el regreso y puede ser encargada a un fotógra-
Mediante la fotografía se reproducirán: 1.°, cabezas "desnudas" fo profesional.
que tendrán que ser, siempre y sin excepción, tomadas "exacta-
mente de cara", o "exactamente de perfil", ya que los otros puntos
de vista no son de gran utilidad; 2.°, retratos de cuerpo entero,
tomados exactamente de cara, con el sujeto de pie, a ser posi-
ble desnudo, y con los brazos colgando a cada lado del cuerpo.
Sin embargo, los retratos de cuerpo entero con la vestimen-
ta característica de la tribu también son importantes.
Las fotografías deberán ir acompañadas de las mismas indi-
caciones que los moldes y siempre habrá que indicar los núme-
ros que expresan el color de la piel, de los ojos, del pelo, de la
barba y de las cejas. Se adjuntará una indicación que permita
recomponer el tamaño natural. Para ello, se medirá del natu-
ralla distancia que separa dos puntos precisos y bien visibles en
la fotografía y se anotará dicha medida. Si se trata de un retra-
to de cuerpo entero, bastará con indicar la talla del sujeto.
A menudo, los viajeros podrán, conseguir fotografías de
indígenas de las colecciones de los fotógrafos de las ciudades
que visiten. Estas fotografías, hechas desde un punto de vista
pintoresco, no tienen el mismo valor que las realizadas siguien-
do nuestras indicaciones. Pero son documentos etnográficos
interesantes y conviene recogerlos.
[oo.]

'" M. P. Broca, Instructions générales pour les recherches anthropologiques, 2: ed.,


G. Masson, París, 1879.

81
80
Desde el punto de vista estético, estas fotografías quizá no
tengan el mismo valor que las de los nubios que realicé el año
pasado. Pero desde el punto de vista fotográfico, su nitidez e
total. Hemos podido hacer ampliaciones considerables)' espe-
Sobre las aplicaciones de la fotografía ro poder mostrarles una fotografia de gran tamaño en una pró-
a la antropología a propósito xima sesión.
de la fotografía de los fueguinos Para acabar, quisiera llamar la atención de la Sociedad
del Jardin d'acclimatation* (1881) sobre la importancia de los servicios que pueden aportar a la
antropología los nuevos descubrimientos realizados reciente-
Gustave Le Bon mente en fotografía. Con los viejos procesos húmedos o con
los procesos secos, antaño tan lentos, la fotografía de viaje era
Tengo el honor de ofrecer a la Sociedad de Antropología un una operación muy poco práctica. Con los nuevo proce os
ejemplo de varias fotografías de los habitantes de la Tierra del secos al gelatina-bromuro, ha adquirido una gran simplicidad.
Fuego pertenecientes alJardin d'acclimatation, que realicé con El material que llevamos para fotografiar a los habitantes de la
la ayuda de mi amigo el señor Jeanmaire. Los sujetos están Tierra del Fuego tenía el mismo volumen que un diccionario
reproducidos de cara y de perfil y llevan sobre el brazo una esca- grueso. El que me llevé en uno de mis últimos viajes y que
la constituida por una banda de papel de 1 dm de longitud, lo sufrió sin problemas un recorrido de 2.000 leguas cabía, con
que permite reconstruir las dimensiones de todas las partes del todos sus accesorios, en un maleún. No existen muchos apara-
cuerpo y, por consiguiente, efectuar sobre dichas fotografías las tos antropométricos menos voluminosos y no conozco ninguna
mismas medidas que podrían realizarse del natural. medida antropométrica que pueda ofrecer tantas informacio-
Puesto que resultaba imposible que aquellos individuos nes como una buena fotografia provista de escala. Sería desea-
permanecieran absolutamente inmóviles, su reproducción ble que la Sociedad de Antropología recomendase el u o de la
mediante los antiguos procesos fotográficos hubiera sido extre- fotografía en sus instrucciones y que, incluso, hiciera de ella el
madamente laborioso. Un fotógrafo profesional que nos prece- objeto de una instrucción especial. Dicha instrucción sería
dió tuvo que volver cinco veces seguidas y realizar de nuevo muy necesaria, ya que la mayoría de fotografías que e encuen-
todas las operaciones durantes seis horas cada día. Con el pro- tran en las tiendas no ofrecen información útil de de el punto
ceso al gelatina-bromuro, hemos podido obrar de una forma de vista antropológico, y sólo sería necesario establecer unas
instantánea y, por lo tanto, no hemos tenido que preocuparnos cuantas reglas para que resultaran, por el contrario. ffiU\' útiles.
por la inmovilidad de los sujetos. De este modo los salvajes han Añadiré que las placas preparadas de antemano e conservan
sido retratados en poses muy diversas, pero al mismo tiempo durante un tiempo considerable y que, con procedimientos
muy naturales. Dos niños, de los que sólo se ve la cabeza sur- bastante sencillos, se les puede dar una sen ibilidad, en cierto
giendo del escondite en el que se habían refugiado, tienen una modo, indefinida. He aquí, por ejemplo, lU10S retratos realiza-
expresión muy curiosa. Uno de ellos, al que yo había hecho dos dentro de una habitación en cuatro segundos con tiempo
enfadar unos instantes antes, aparece llorando. nublado. Se podría -aunque esto sólo tendría un valor e tric-
tamente teórico- dar al bromuro de plata una sen ibilidad tal,
* Gustave Le Bon, "Sur les applications de la photographie a l'anthropo- que con él se pudiese fotografiar un objeto en una habitación
logie a propos de la photographie des Fuegiens du Jardin d'acclimata- en la que para el ojo reinase una oscuridad total. El bromuro
tion", Bulletins de la societé d'anthropologie de Pmis, 17 de noviembre de de plata preparado en determinadas condiciones e-, de hecho.
1881, pp. 758-760. sensible a los rayos infrarrojos del espectro, que son wtalmen-

82 3
te invisibles para el ojo. Así pues, si con ayuda de un prisma
sólo dejáramos entrar en una habitación los rayos que se
encuentran más allá de la parte roja del espectro, la habitación
estaría totalmente a oscuras para nuestro ojo y, sin embargo,
podríamos fotografiar fácilmente un caballo galopando. En la La fotografía aplicada
práctica se limita a darle al bromuro de plata una sensibilidad a la historia natural * (1884)
suficiente para realizar imágenes instantáneas a pleno sol, lo
que permite captar todas las expresiones posibles y fotografiar Eugene Trutat
fácilmente un caballo a pleno galope. Sobre todo, se puede
fotografiar a un individuo sin que se dé cuenta y, desde el
punto de vista de la fotografía de individuos de razas inferiores, Antropología
esto puede resultar de gran utilidad.
El estudio del hombre ha adquirido actualmente una importan-
cia tal que creemos indispensable dedicarle un capítulo especial;
y, además, nos parece necesario porque la fotografía está llama-
da a aportar una ayuda inestimable a los antropólogos.
Sin embargo, hay una escuela que defiende que la fotogra-
fía es inútil, cuando no nociva, y que las medidas realizadas del
natural son las únicas que tienen valor científico. Para e ·tos
científicos, la antropología parece reducirse a tablas con cifras.
Por nuestra parte, no podemos admitir una pretensión como
ésta, pues creemos que el estudio de los caracteres distintiyos
del hombre, reducidos así a un método puramente matemáti-
co, pierde parte de su valor para el verdadero naturalista. A
pesar de las afirmaciones contrarias, pensamos que una buena
fotografía proporciona con gran exactitud lo caractere de
una raza, incluso de una simple variedad. E más. pretendemos
que la mayoría de las medidas y, principalmente. las medida
angulares, puedan realizarse con toda precisión a partir de lIna
fotografía; aunque entonces será necesario que é ta se realice
en condiciones especiales que indicaremos de forma detallada.
Así pues, será conveniente dividir en dos parte este e tudio
y ver, en primer lugar, qué exige la representación de lo carac-
teres exteriores relacionados con la ano'opolm>ia descriptiva, y
tratar por separado el estudio del esqueleto y, sobre todo, del
cráneo.

* Eugene Trutat, La photographie apliquée a 17/istoire nature/fe, GaUlhier·


Villars, París, 1884.

84 5
Remitimos al capítulo de los "Mamíferos" para lo relativo al Esta última consideración nos impondrá, en cierto modo,
estudio puramente anatómico del hombre: miología, esplacno- una medida determinada: no habría que sobrepasar el tamaño
logía, neurología, etc., porque los procedimientos son los mis- denominado "placa inglesa" (de 0,15 por 0,21 pulgada) [0,4
mos en ambos casos. por 0,53 cm], o la "media placa" (de 0,13 por 0,18 pulgadas)
[0,33 por 0,45 cm], que permite obtener retratos de la medida
conocida con el nombre de tarjeta de álbum.
Caracteres exteriores Pero no basta con fijar la medida de la imagen en tera, es
importante determinar también de antemano la dimen ión de
La mayoría de los caracteres distintivos de las diferentes razas la cabeza.
humanas se encuentran principalmente en la cabeza. Por lo Proponemos reducir exactamente a un cuarto lo reo-atas
tanto, el antropólogo fotógrafo deberá, sobre todo, realizar realizados de cara o de perfil; de este modo, se obtendrán imá-
retratos. genes con un tamaño suficiente para dar un valor exacto y fácil
Sin embargo, no debe pensarse que la representación del de apreciar de los caracteres de raza.
cuerpo entero no es de utilidad. Por el contrario, a menudo Son necesarios dos tipos de retratos y cada sujeto debe
interesa determinar la proporción que existe entre los miem- siempre ser representado bajo ambos aspectos, de cara y de
bros superiores e inferiores, y sabemos que las razas inferiores perfil.
difieren totalmente en este aspecto de las demás. Los re n-atas denominados de "tres cuartos" ólo tienen
Finalmente, no hay que olvidar que esta parte de la ciencia valor estético y, sin proscribirlos del todo, es convenien te reali-
del hombre, a la que se da el nombre de etnografia, halla ele- zarlos únicamente como algo accesorio.
mentos de gran interés en el estudio de los trajes, las armas, los En ambos casos, de cara y de perfil, la cámara debe e tal'
instrumentos, las viviendas..., cosas, todas ellas, que tienen exactamente a la altura del centro del rostro, para que no se
importancia sobre todo en las razas que son todavía salvajes o produzca ningún efecto de reducción, ni por arriba, ni por
que están próximas al estado primitivo. abajo.
Para los retratos de la cara, es importante colocar al ujeto
con precisión, de manera que ambos lados de u rostro se vean
Retratos por igual. Para conseguirlo, basta con ver ambas orejas' confie-
¿Qué medidas debe tener un retrato "útil"? Ésta es una pregun- so que entonces los efectos son poco favorecedores, pero, lo
ta que no nos planteamos con la frecuencia que sería deseable que interesa es conseguir ante todo documentos científicos,
y sobre la que sería bueno, sin embargo, que todos los opera- incluso a costa del mérito artístico.
dores se pusieran de acuerdo para poder dar a todos los retra- Para los retratos de perfil, se puede considerar que el uje-
tos una escala idéntica que permitiera comparar, a simple vista, to está bien colocado cuando la línea de la nariz pasa exacta-
especímenes recogidos en distintos países. mente por los puntos más sobresalientes.
Un retrato demasiado pequeño no ofrecerá la precisión No tengo gran cosa que decir sobre la iluminación cuando
deseable, ya que ciertos detalles perderán la importancia que se trabaja en un estudio: bastará con e\'Ítar 10- "efectos de luz"
realmente tienen. Si el retrato fuera demasiado grande, cae- y con poner de relieve uno de los lados de la figura.
ríamos en el defecto contrario. Finalmente, obtener fotogra- Para los perfiles, también deberemos e\itar LUla ilumina-
fias de grandes dimensiones conlleva siempre dificultades ción demasiado oblicua para no exagerar las partes obresa-
de manipulación y, durante el viaje, éstas se vuelven casi irre- lientes, dando, sin embargo, un cierto moldeado, indi pensa-
solubles. ble para poner de relieve los caracteres de la figura.

86 7
Tanto si es de cara como de perfil, los sujetos podrán ser Retratos de cuerpo entero
fotografiados con o sin ropa. En el primero caso, se intentará Los retratos de cuerpo entero, las vistas de conjunto del cuer-
que, en la medida de lo posible, el cuello no esté tapado, para po humano, si es que podemos denominarlas de este modo,
así conseguir dar al contorno de la cabeza todo su valor. son importantes, y nunca hay que olvidarse de hacerlas, sobre
El sujeto se colocará sobre un fondo claro, para evitar que todo con las razas negras.
en la fotografia haya partes que se confundan con el fondo. En este caso, es indispensable trabajar sobre el desnudo. Sin
Sin embargo, no aconsejo un blanco puro, ya que el efecto embargo, si resulta imposible, podremos tolerar, a modo de
sería demasiado duro: hay que escoger un término medio y ropa, un cinturón o un pequeño trozo de tela cuya función sea
utilizar un tono gris claro. Lo mejor es tener una tela de lana la misma que la de la hoja de parra, siempre y cuando no impi-
resistente, enrollada en dos palos, cuyo ancho pueda ser da apreciar correctamente las relaciones de longitud de los
reducido a 1 m y de unos 2,20 m de largo aproximadamente, miembros inferiores y superiores.
para que pueda utilizarse también en los retratos de cuerpo Se hará, como para la cabeza, una toma de cara y otra de
entero. perfil, siguiendo exactamente las indicaciones que ya hemos
Al trabajar en el estudio, contaremos con todos los medios dado, a las que bastará con añadir que los brazos deberán col-
para que el modelo pose convenientemente y podremos asegu- gar con naturalidad a cada lado del cuerpo con la mano gira-
rar su inmovilidad. Igualmente, dispondremos de todos los da en "pronación", sin obligar a que gire en "supinación", pose
accesorios necesarios, cortinas y lámpara, para obtener una reglamentaria para los soldados pero que no es natural.
buena iluminación. Algunos viajeros tienen la costumbre de colocar una toesa
Sin embargo, esto sólo será la excepción; normalmente ten- apoyada en el sujeto que deben fotografiar, para dar la escala
dremos que trabajar al aire libre y, entonces, el antropólogo se del dibujo y permitir así las mediciones. No podemos aconse-
enfrentará con todas las dificultades propias de la fotografia de jar este método ya que dicho accesorio siempre produce un
viaje. Así pues, es importante conocer los medios más prácticos mal efecto y las indicaciones que puede proporcionar nunca
para vencer dichas dificultades. tienen suficiente precisión. Es mucho mejor trabajar igual que
Siempre que sea posible, se colocará al sujeto a la sombra, para los retratos y actuar siempre a la misma escala; sin embar-
ya que los retratos hechos al sol resultan siempre defectuosos go, aquí la reducción a un cuarto daría fotografias demasiado
debido a las sombras que se proyectan y a la contracción de los grandes; creo que el tamaño máximo de las placas con las que
rasgos. supongo se va a trabajar, 0,18 m o 0,21 m, no permite sobrepa-
Estará sentado en un asiento sólido (un taburete de made- sar una reducción de 1/15.
ra sin tapizar). Trás él, se colgará una tela con los medios de Así pues habrá que realizar un cálculo parecido al que
que se disponga. Finalmente, la cámara oscura se colocará a la hemos indicado para la reducción a un cuarto.
altura y la distancia necesarias. Se seguirán las mismas pautas para el fondo (gri claro) y
Para evitar titubeos y pérdidas de tiempo, conviene f~ar para la iluminación del sujeto.
previamente la distancia a la cual cada objetivo empleado dará
la reducción a un cuarto que proponemos.
Esta medida se calculará una sola vez, con un metro o sim- Vestimenta
plemente con una cuerda de la longitud deseada que vaya En los dos casos que hemos examinado, era necesario ante
desde el asiento hasta la cámara, y se colocarán al modelo y la todo producir fotografias científicas y eliminar casi totalmente
cámara oscura. cualquier preocupación artística; por lo tanto, ningún efecto
de luz, ninguna pose rebuscada, un fondo uniforme r claro,

88 89
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' . lJficas ' 11,1 11' 111 . 11 1 os.
armas, 1os. • ';¡¡jJ¡¡ raza. , requiere ' 111 e .,". . 1 . JI 1 el iguien te artefa ult
El uso . • ,e precisamente t ,,111 1,11 1 " .1
, ¡rJS d . , 1" • ~ 1 m de lado conc . :. to'
en los casm .' onde e halla dichll .1 1",.1 111111
. ", UnífO/ll¡ , . dH 1,1' 1" 1• OS por una tuerca ?ued
sUjeto que' ~, '..1,...¡tes Pe 'ya no sera In. '.1 11• • 111 ¡1 / ....11_,.-,a tuerca d maripo Sobn
de una ro " ~,' 01' el contrario. leS I ,11' ¡' l'
JtrJ!1Mh 11., ... j,l de mallas bastante y'
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etc. En cambio, cuando se trata de fotografiar la vestimenta de sólo para esto, ya que si se utiliza la misma tela como fondo
uno u otro pueblo, el elemento artístico no deberá ser descui- para las reproducciones de instrumentos, armas, etc. y para las
dado, y no habrá que olvidar que la etnografía, aun teniendo de individuos, enseguida se arrugará y se agujeará con los alfi-
bases realmente científicas, requiere, sin embargo, del arte leres, desluciendo mucho los retratos, aunque pueda er utili-
característico de cada raza; es precisamente en las ropas, las zada sin inconveniente para las reproducciones de vestimentas
armas, los instrumentos, donde se halla dicho elemento. o instrumentos.
El uso de fondos uniformes ya no será indispensable como De viaje, el siguiente artefacto resulta excelente: se forma
en los casos precedentes. Por el contrario, si es posible situar al un marco de 1 m de lado con cuatro listones de madera un idos
sujeto que vamos a fotografiar delante de su vivienda, delante en los ángulos por una tuerca que pueda ser manipulada con
de una roca o un árbol, el efecto mejorará. Así pues, prime- la mano (una tuerca de mariposa). Sobre este chasis, se extien-
ro nos preocuparemos por el conjunto; una vez escogido el de una red de mallas bastante anchas y hecha con una cuerda
encuadre, tendremos que intentar dar el mayor relieve posible resistente. Encima se coloca la tela de lana, fJjada también al
a las partes características del vestido y será dificil establecer marco con un cordón que se pasará por los agujeros hechos en
reglas sobre esto: se trata sobre todo de una cuestión de gusto el borde de la tela y que se enrollará alrededor del marco de
que, sin embargo, deberá estar regida por un estudio razona- madera. De este modo resulta muy fácil fijar los objetos para
do que ningún consejo puede sustituir. fotografiar, ya que se pueden clavar colgadores en forma de "S"
Aconsejo hacer posar al sujeto delante de su vivienda, de por todas partes a los que se f~arán los objetos directamente o
esta forma se convierte en el tema principal; en cambio, debe atándolos.
convertirse en accesorio cuando se trate de representar la Es inútil intentar dar la misma escala a todas las reproduc-
vivienda en sí. Para ello no tengo ninguna indicación especial ciones; bastará con anotar las medidas principales en un cua-
que dar: todo dependerá de las circunstancias. Sin embargo, derno.
en general, no hay que intentar trabajar sin sol, como hemos
dicho hasta ahora; una iluminación fuerte permitirá obtener
más efecto y dará un resultado mucho mejor. Pero, de viaje, no
siempre es posible escoger la iluminación, así que se trabajará
intentando aprovechar las condiciones.

Armas, instrumentos, adornos


A menudo, será de gran interés reproducir aisladamente ar-
mas, instrumentos y adornos. Entonces hay que intentar resal-
tar todo lo posible el dibujo, sacrificando el efecto artístico ante
la información científica.
Así pues, se colgará el objeto que vayamos a reproducir
delante de un fondo uniforme y claro, y se intentará disimular
al máximo los hilos, cuerdas y alfileres con los que se sujetarán
los objetos en el lugar deseado.
La tela de lana gris claro que sirve de fondo para los retra-
tos podrá volver a ser utilizada, pero aconsejo tener un fondo

90 91
Los especímenes que aparecen en esta publicación son la
prueba de que la idea del señor Galton no es una hipótesis,
sino que puede realizarse fácilmente.
Publicamos este pequeño trabajo, fruto de nuestras investi-
La fotografía aplicada a la producción del tipo, gaciones y de nuestras experiencias, con la petición de ser úti-
de una familia, de una tribu o de una raza* (1887) les a todos aquéllos que trabajan con la fotografía, mostrándo-
les el camino a seguir y los medios prácticos para obtener un
Arthur Batut buen resultado.

Introducción

Entre los medios para la investigación que la ciencia ha puesto Así es como nos interesamos por este descubrimiento, hace ya
al servicio de la mente humana quizá no exista otro tan pode- algunos años.
roso como la fotografía. Uno de nuestros amigos nos mostró un artículo de un
Tanto si se persigue una reproducción rigurosamente exac- periódico suizo que hablaba de él. Aquel artículo decía sustan-
ta de la naturaleza o de una obra artística, como si se desea cialmente que, si se hacía desfilar frente a un aparato fotográ-
establecer en un abrir y cerrar de ojos el plano matemático de fico una serie de retratos de individuos pertenecientes a una
una vasta extensión de terreno o el relieve de una montaña misma raza, obtendríamos sobre la placa sensible el retrato del
con sus estribaciones y sus valles; tanto si se quiere sondear la tipo de aquella raza.
profundidad de los cielos y ver cosas que el ojo humano no es Todo el mundo sabe que para obtener una in1agen fotográ-
capaz de percibir ni siquiera con la ayuda de los mejores instru- fica, se necesita cierto tiempo. Dicho tiempo varía según la
mentos, como si se pretende estudiar el mecanismo de deter- intensidad de la luz y la velocidad del proceso; pero si la luz y
minados movimientos como, por ejemplo, los del caballo o el el proceso son los mismos, el tiempo necesario para la obten-
pájaro, tan rápidos que el ojo y el cerebro no pueden percibir- ción de una fotografía también lo será.
los si no es en su totalidad, debe recurrirse a la fotografía. Supongamos que nos hallamos en unas condicione tales
Entre estas aplicaciones maravillosas de la fotografía, hay en las que necesitemos una exposición de 60 segundos para
una poco conocida y, si es posible, aún más extraordinaria. Su obtener la reproducción de un reu-ato de taIjeta de visita. Si
descubrimiento, realizado por un científico inglés, el señor sólo exponemos 3 segundos, es decir un 1/20 de la exposición
Galton, se remonta, sin embargo, a hace varios años. Y si no se normal, no obtendremos huella alguna de la imagen. Si hace-
ha oído hablar mucho de ella, es, seguramente, porque el mos veinte retratos del mismo tamaño con una exposición de
resultado anunciado era demasiado hermoso para ser creíble; 3 segundos cada uno, ningún retrato dejará huella en la placa
pero no olvidemos que sensible. Sin embargo, no sucederá lo mismo con los rasgos
comunes que, al haberse superpuesto, habrán sido expuestos
LA VERDAD A VECES PUEDE RESULTAR INCREIBLE.
veinte veces 3 segundos, es decir 60 segundos, el tiempo nor-
mal de exposición.
Así pues, obtendremos una fotografía en la que todos los
accidentes que modifican el tipo de la raza, en la que todas la
* Arthur Batut, La photographie apliquée a la produetion du type, d'une fami-
notas que marcan la individualidad habrán desaparecido y en
lle, d'une tribu ou d'une mee, Gauthier-Villars, París, 1887

92 93
la que sólo habrán permanecido los caracteres misteriosos que tes cinco o seis (lo hemos comprobado) para obtener un resul-
forman la unidad de la raza. l Aquí ya no es la tarea servil del tado perfecto. Además, es lo mismo que cuando deseamos
copista la que lleva a cabo la fotografía, sino un maravilloso tra- hacer el tipo, ya no de una raza o una tribu, sino simplemente
bajo de análisis y de síntesis. de una familia.
Esta selección de las grandes líneas, de los rasgos funda- Supongamos que los modelos están reunido en el estudio.
mentales que caracterizan a una raza, la encontramos en todas Disponemos de un asiento en un lugar adecuadamente ilumi-
las épocas en las que el arte hacía honor a su nombre. En los nado, igual que cuando se quiere hacer un retrato corriente, y
hipogeos del antiguo Egipto, no vemos un determinado león con un lápiz trazamos en el suelo, alrededor de sus pies, unas
pintado en las paredes, sino al "león" en toda la majestad de las rayas destinadas a permitirnos hallar de nuevo la posición
líneas sobrias e inmutables de su raza! ¿Por qué la Venus de exacta si se desplazase. Se pide a uno de los modelos que se
Milo, por un lado, la Virgen del pórtico norte del crucero siente y que mire al frente. Debemos colocar la cámara de
de Notre Dame de París, por el otro, expresan a tan alto nivel, manera que la figura esté totalmente de cara (esto es fácil
con su fisonomía impersonal, una la belleza femenina griega y de conseguir fJjándonos en que las dos orejas se vean del
la otra la belleza femenina francesa en el siglo XIII? Únicamen- mismo modo sobre el cristal esmerilado) y, tras alzar la cámara
te porque los grandes artistas desconocidos que las tallaron en a la altura del pecho del modelo, se enfoca. La cabeza tendrá
el mármol y en la piedra habían llevado a cabo en su mente, que quedar a una altura de entre 0,015 m y 0,025 m.
frente a las más hermosas mujeres de su tiempo, el trabajo de Hecho esto, se hacen también unas rayas al pie de la cáma-
análisis y de síntesis que la fotografía realiza actualmente para ra y ya está todo preparado para fotografiar. Al no cambiar la
nosotros. 3 posición de la cámara ni la del asiento, sólo será necesario
Merece ser subrayado que el retrato tipo que se obtiene por enfocar una vez, lo que permite realizar bastantes retratos en
el procedimiento del que hablamos, siempre es más bello que muy poco tiempo. Las diferencias que se producen debido a la
cualquiera de los que han servido para formarlo, aunque con- mayor o menor estatura de los modelos no tienen importancia,
serve un sorprendente aire de familia con ellos! aunque es preferible colocar todas las cabezas exactamente a
Pasemos a hablar ahora del procedimiento desde el punto la misma altura. Este resultado se puede obtener fácilmente si
de vista técnico. utilizamos como asiento un tablU-ete de piano con rosca y,
para poder regular la altura, dos listones clavado en ángulo en
forma de toesa.
11 Una vez hechos los negativos, ya sólo queda revelarlos y
hacer las copias siguiendo el procedimiento habitual. Es con-
El procedimiento del que estamos hablando comprende dos veniente que estas copias tengan una intensidad similar.
operaciones distintas: Observemos que, puesto que el enfoque es inyariable en
1.0 Obtención de los retratos que deben concurrir para la toda la serie, todas las cabezas tendrán el mismo tamaño o, al
producción del tipo. menos, sólo presentarán diferencias proporcionales a la que
2. Producción de dicho tipo.
0
existían realmente entre los modelos; diferencias que, en la
Tratemos ante todo de la primera parte: la obtención de los práctica, no debemos tener en cuenta. (Se pueden obsen'ar en
retratos. nuestra lámina II [p. 35J diferencias de tamaño debidas a la
Ante todo, tranquilicemos a los lectores que puedan echar- edad de los modelos que no han tenido influencia perniciosa
se atrás y no probar el nuevo procedimiento por miedo a tener en la producción del tipo).
que realizar demasiados retratos para tener éxito. Son suficien- Pasemos ahora a la segunda parte: la producción del tipo.

94 95
Ya que todas las cabezas tienen que impresionar la misma una plancha las tiras de cartón podremos deslizar cualquiera
placa sensible, es evidente que tendrán que poder colocarse de nuestras fotografías por las ranuras así formadas.
sucesivamente en una posición idéntica. Este resultado, que Se f~ará la plancha que lleva el marco sobre una mesa, de
parece bastante delicado, puede conseguirse del siguiente manera que su plano sea perpendicular a la superficie de la
modo. Se toma una de las fotografías (de la que tendremos mesa ya uno de sus lados y que el centro del marco esté a la
otra copia, puesto que tendremos que sacrificarla) y le atrave- misma altura que el objetivo de la cámara oscura, que a su vez
samos los ojos con una aguja fma, justo en el punto visual. La estará colocada sobre la mesa. El eje de la cámara debe ser
colocamos entonces bajo un calibre en cristal esmerilado, con paralelo al lado de la mesa, como para cualquier reproduc-
la medida adecuada para el formato que hemos adoptado -la ción.
imagen en contacto con el cristal esmerilado-. Con un lápiz, Se introduce en el marco una de las fotografías, con la cabe-
marcamos el cristal a través de los dos agujeritos que hemos za hacia abajo (de este modo, los cortes superiores de las tatje-
hecho en los ojos. Luego, se coloca sucesivamente cada foto- tas de visita que nos han servido de guía para pegar las fotogra-
grafía bajo el calibre y, mirando a través de una transparencia, fias, al apoyarse todos ellos en la parte inferior del marco, nos
se hacen coincidir los puntos visuales con los dos puntos aseguran que todas las cabezas ocuparán el mismo lugar),
negros que hemos marcado. Ya sólo queda recortar la fotogra- enfocamos cuidadosamente e introducimos una placa sensible.
fia siguiendo el borde del cristal como de costumbre. Tal como vimos antes, conociendo el tiempo de exposición
Cuando todas las fotografías estén recortadas, se coge la para una reproducción corriente, y tras traducirlo a segundos,
misma cantidad de cartones (tarjetas de visita, por ejemplo) de sólo tendremos que dividirlo por el número de fotografías con
la misma medida. Entonces, se toma un compás y, apoyando la que se va a proceder a la creación del tipo para obtener el tiem-
punta seca sobre el corte del cartón, se marcan dos puntos arri- po de exposición necesario para cada fotografía. Supongamos
ba y dos puntos en el lado derecho, a unos 0,005 m del borde. que se necesitan 18 segundos para una reproducción y que
Estos cuatro puntos nos permitirán trazar dos líneas que se cor- tenemos 6 fotografías. 18/6 = 3. Así pues, el tiempo de exposi-
tarán en ángulo recto en la esquina derecha superior del car- ción para cada una de ellas será de 3 segundos.
tón, y pegaremos las fotografías haciendo que su borde supe- Una vez colocada en el marco la primera fotografía, se cal-
rior y derecho coincidan exactamente con las dos líneas que culan 3 segundos de exposición, se cierra de nuevo el objetivo,
hemos trazado. (La cola en frío que se vende en las tiendas de se retira la primera foto, se sustituye por la segunda, se vuelve
papel da un resultado excelente). a destapar el objetivo, y así sucesivamente. Ya sólo faltará por
Una vez acabada esta operación, si colocamos las fotogra- revelar el negativo que contendrá el tipo que buscábamos.
fias como una baraja de cartas, veremos que los ojos de todas
las figuras se encuentran rigurosamente situados los unos enci-
ma de los otros y será muy fácil colocar sucesivamente cada 111
cabeza en una posición idéntica, basándonos únicamente para
ello en los cortes superior y derecho de los cartones. Al mlClO de nuestros experimentos, sentíamos una emoCJon
Tomaremos entonces un trozo de cartón del mismo grosor particular al ver cómo aparecía lentamente, a la pálida luz del
que el utilizado para pegar las fotografías, pero entre 0,04 y laboratorio, esa figura impersonal que no existe en ningún
0,05 m más alto y más ancho, y recortaremos en él un rectán- lugar y que podríamos denominar el retrato de lo imisible.
gulo abierto de exactamente el mismo tamaño que una de las Una de las sorpresas con que se encuentra el plincipiante con-
fotografías. A tres de los lados de este rectángulo se pegan unas siste en reconocer, en esos rasgos ligeramente difuminados, un
tiras de cartón que sobresalgan unos 0,005 m. Si fijamos sobre asombroso parecido con alguno de los modelos que han posa-

96 97
do para la operación y un sorprendente aire de familia con tantes del pie de la montaña, que provienen de la raza del país,
todos ellos. y los carboneros de los que acabamos de hablar.
Un día, mostramos una fotografía obtenida a partir de los Desde el punto de vista artístico, los resultados pueden ser
rostros de los miembros de nuestra familia a un visitante que igualmente instructivos.
ignoraba el procedimiento. "No conozco --dijo- a la persona Como dice Viollet-le-Duc,' cada época ha tenido su tipo pre-
del retrato, pero estoy seguro que es alguien de su familia." ferido de belleza que ha influido a pintores y escultores, quizá
A veces, sucede -y hemos podido comprobarlo por no- sin siquiera ellos saberlo, incluso cuando tenían que haber sido
sotros mismos- que el parecido dominante en el tipo obteni- lo más fieles posibles al modelo, sobre todo en los retratos. Si
do es el de una persona que no ha participado en su forma- observamos una serie de retratos del siglo xv y la comparamos
ción, pero que, siendo pariente próxima de las personas que se luego con una serie del siglo XVII, nos daremos cuenta rápida-
han tomado como modelo, resume el tipo ideal de la familia mente de que los rasgos de belleza que sedujeron a los pintores
de la que forma parte. de una y otra época no son los mismos. Estas diferencias se vol-
verían aún más asombrosas si redujéramos cada una de dichas
series a un tipo mediante nuestro procedimiento.
IV Pero sería en el estudio de la escultura de la Edad Media
donde este nuevo método daría unos resultados más in [eresan-
De lo visto hasta el momento se deduce que el procedimiento tes. Todos aquellos que hayan visitado y ob ervado con aten-
expuesto no es simplemente una curiosidad fotográfica. Tiene ción nuestras viejas catedrales saben que, a partir del siglo XII
varias aplicaciones científicas de gran interés. (es decir, a partir del momento en que el arte se liberó de las
¿Cuántos servicios podrá prestar desde el punto de vista de la fórmulas, las convenciones y la tradición para dedicarse sólo al
etnografía? Gracias a él, la elección de caracteres generales que estudio directo de la naturaleza), las estatuas poseen, en gene-
permiten identificar a los niños de una misma raza, se hace por ral, una verdad en el gesto y en la actitud y una personalidad
sí sola sobre la placa sensible. La lámina II [p. 35] que acompa- fisonómica que permiten suponer que muchas de ellas son
ña a esta publicación da fe de ello. Presenta los caracteres que retratos (sobre las de finales del siglo XIII y las del siglo XIV) 6
encontramos en los habitantes de los Pirineos. Sin embargo, los Así pues, sería el tipo de los habitantes de [al ciudad, en tal
individuos que han servido para producirla viven en la parte más época, lo que obtendríamos fotográficamente del tipo de Las
alta de la Montaña Negra, al límite entre el Tarn y el Aude, a más estatuas que adornan estas iglesias. Más aún, la fisonomía
de cien kilómetros de los Pirineos. Esto se explica fácilmente si impersonal de dicho tipo reflejaría las ideas dominantes de los
sabemos que, en el siglo XIII, tras la cruzada contra los albigen- contemporáneos de dichas estatuas y nos permitiría, en cierto
ses, los nuevos señores de los inmensos bosques que cubrían la modo, penetrar en su medio. (Véase en la lámina II [p. 35] la
montaña llevaron allí a familias de carboneros de los Pirineos, diferencia que existe entre la fisonomía del tipo hombre, el de
que se instalaron en sus dominios para fabricar carbón para las la izquierda, y la del tipo mujer, el de la derecha).
herrerías y las fábricas de vidrio que se crearon. Debido a la falta Todo esto nos lleva a hablar de una aplicación bastan te
de vías de comunicación, pero también para mantener en secre- curiosa de este procedimiento, que consistiría en de cubrir la
to y conservar el monopolio de la fabricación del carbón, estas fisonomía verdadera de un personaje histórico, la que forma
familias nunca se unieron con las familias de la comarca y con- el fondo mismo y la personalidad física de dicho personaje,
servaron pura la raza llegada antaño de los Pirineos. Si observa- reuniendo todos sus retratos y fundiéndolos en uno solo, del
mos la lámina 1 [p. 10], colocada al inicio de esta publicación, que quedarían borradas las inexactitudes fruto del pincel de
podemos ver la diferencia considerable que existe entre los habi- cada pintor y los caracteres pasajeros de cada período de su

98 99
vida. La dificultad estriba en encontrar retratos en los que pre- 5. Dictionnarie de Mobilier franfais, t. III, p. 244. "Desde el final del
sente la misma pose. Aunque parece ser que los -retratos de siglo XIV hasta el final del xv, tener la frente alta y abombada
frente no serían en este caso indispensables y que el perfil sería era, en la mujeres, una marca de belleza; y, al examinar las esta-
suficiente.? tuas de aquellos tiempos, los retratos, que además poseen un
Como se ve, el procedimiento que exponemos tiene múlti- carácter individual muy neto, uno se pregunta cómo es posible
ples aplicaciones, muchas de las cuales seguramente desconoce- que tantas personas pudieran poseer dicho caracter, que para
mos. Su puesta en práctica es muy sencilla y no presenta ningu- nosotros en la actualidad es una excepción; igual que mirando
na dificultad seria; así pues, animamos a los fotógrafos de toda los retratos de mujeres de la segunda mitad del siglo XVll, podría-
clase a hacer pruebas, garantizándoles un resultado perfecto. mos preguntarnos cómo es que tantas damas poseyeran unas
mejillas largas y ligeramente colgantes, una boca en forma de
cereza, etc."
6. Viollet-Le-Duc, Dictionnarie d'Architecture, t. VIII, p. 169. "Estos
artistas renanos, así como sus congéneres de la Isla de Francia, de
Notas: la Champaña, de la Borgoña y de la Picardía, se inspiraban en los
tipos que tenían ante sus ojos."
7. Revue des Deux Mondes, año 1885, n.O del 15 de mayo, p. 365: "La
1. "Cuando nos hallamos frente a un grupo de hombres pertene- survivance et la sélection des idées dans la mémoire", por Alfred
cientes a una raza distinta a la nuestra, es dificil distinguir a unos Fouillée: "El señor Galton ha obtenido un Alejandro Magno a
de otros porque, sin que lo sepamos, se forma en nuestra mente partir de seis medallas del British Museum que lo repre entaban
una especie de retrato compuesto de dicha raza que nos esconde en distintas edades, y una Cleopatra a partir de cinco documen-
las individualidades. La misma observación puede hacerse sobre tos. Esta Cleopatra era mucho más seductora que la que aparecía
los parecidos de familia, que resultan más evidentes para los en las imágenes elementales".
extraños que para los parientes." (Extracto del Scientific American,
5 de septiembre de 1885).
2. Véase Blanc, VO)lage dan la Haute-Égypte, p. 316. "Las formas esen-
ciales del animal, hallándose resumidas, han sido por dicho moti-
vo ampliadas y, al borrarse los detalles, sólo queda la especie en
su significado más enérgico".
3. Viollet-Le-Duc, Dictionnaire d'Architecture, t. VIII, p. 166. "Sin
embargo, como siempre ocurre en el seno de una escuela escul-
tórica ya desarrollada (en el siglo XIII), se tendía a admitir un
canon de lo bello. Dicho canon, que estaba lejos de poseer el valor
de los admitidos por los artistas de la bella antigüedad griega,
tenía un mérito, el de pertenecernos; se establecía a partir de la
observación de los tipos franceses, poseía su originalidad nativa."
4. Véase Blanc, Grammaire des arts du dessin, p. 339. "El verdadero
medio para idealizar es borrando los acentos puramente indivi-
duales que la naturaleza ofrece, y escogiendo los que pertenecen
a la especie y caracterizan la vida genérica."

100 101
de las fiestas de su centenario. Sin preocuparse por la compos-
tura y la expresión, en tanto que simples visitantes, las personas
se colocaron unas frente a las otras, mientras discutían tranqui-
lamente sobre cuestiones científicas y filosóficas. Un e tenógra-
La fotografía judicial*, (1890) fo, junto con los operadores, registraba las palabras in tercam-
biadas, subrayando la palabra precisa que se pronunciaba en el
Alphonse Bertillon momento de cada una de las sucesivas intervenciones.
Sin duda, ésta es una de las colecciones de fotografías de
personas más interesante de las que se han producido desde
Capítulo I que se usa el gelatinobromuro de plata.
¿Cómo debe hacerse un retrato judicial? Supongan ahora que se les permite conservar como recuer-
do una de estas fotografías como fotografía tipo del señor Che-
Esta pregunta, considerada desde el punto de vista técnico, se vreul. Es evidente que no escogerán las que muestran las poses
desdobla en dos: más excéntricas y extraordinarias, que sólo duran una fracción
1.0 ¿Cuál debe ser la pose del modelo y qué iluminación hay de segundo y escapan a la percepción del ojo. Creemos que
que darle? ustedes conservarían un ejemplar de aquellas con poses más
2.° ¿Qué reducción y qué formato deben adoptarse? relajadas, que son las que están representadas más veces en la
serie y las que reproducen con mayor exactitud la imagen men-
tal e ideal.
1.° De la pose y de la iluminación del modelo El problema se parece mucho al suscitado por las fotogra-
fias de caballos del señor Marey y de sus imitadores. Se recono-
Pose del modelo.- Conocedores y usuarios de la fotografía artísti- ce ahora unánimemente el error de ciertos pintores que, para
ca más autorizados que nosotros ya han tratado en la Bibliothe- ser lo más fieles posibles a la naturaleza, se han atrevido a tras-
que photographique la parte relativa a la pose y a la expresión ladar a sus composiciones pictóricas las extraordinarias combi-
que debe adoptar el modelo. En la fotografía judicial, para naciones de movimiento reveladas por la fotografía instantá-
obtener un resultado claro y preciso, basta con dejar de lado nea. Por mucho que se nos diga y por muy íntimamente
toda consideración estética y ocuparse únicamente del punto convencidos que estemos de que las poses excéntrica que se
de vista científico y, sobre todo, policial. nos muestran están calcadas de la naturaleza, nuestro intelecto
Las reflexiones que vamos a recordar en las siguientes lí- confundido no consigue, a pesar de todos sus esfuerzos, encon-
neas no pretenden en modo alguno ser novedosas, pues son trar en ellas la apariencia que, hasta hoy, caracterizaba al caba-
tan viejas como el arte. Simplemente, los descubrimientos de la llo. Cuanto menos nos impresione desde el punto de vi ta esté-
ciencia contemporánea permiten dar de ellas una demostra- tico la imagen sometida a nuestro examen, más no interesará
ción más rigurosa. bajo el punto de vista científico.
Todos los aficionados a la fotografía conocen la hermosa El pintor de retratos llega forzosamente al mismo u-abajo de
serie de imágenes instantáneas que el señor Nadar hijo consi- composición después de largas horas de pose, en las que llega
guió realizar durante una entrevista con Chevreul, con ocasión física y moralmente a un conocimiento íntimo de su modelo.
Aunque consiga captar en su obra la vida y el parecido, aunque
* Alphonse Bertillon, La photographie judiciaire, Gauthier-Villars, París, la imagen obtenida merezca el epíteto de "más parecida que la
1890. realidad", debemos admitir que no se corresponde con ningu-

102 103
na de las sucesivas imágenes que el modelo habrá ofrecido A todas estas dificultades inevitables, el fotógrafo artista
durante la sesión de pose y que un objetivo ideal hubiera podi- debe añadir también las condiciones de la moda, el formato, el
do recoger, sino que resulta de la mezcla de muchas. fondo, el tono y, sobre todo, la iluminación; cuestiones acceso-
Estas verdades, que son casi lugares comunes, nos demues- rias que nuestros profesionales de renombre renuevan cada
tran la superioridad del retrato (cuando está bien hecho) año y que contribuyen a dar un aire exótico a una colección de
sobre la mejor de las fotografias, sin contar con la cuestión del retratos que tenga algunos años de antigüedad.
colorido. Pero, desde hace tiempo, los fotógrafos alegan, y con El retrato judicial está lejos de presentar las mismas compli-
razón, que los retratos idealmente bien hechos son escasos y caciones. El cliente, forzado a situarse frente al objetivo, no
costosos, mientras que el producto de su arte está al alcance de tiene que manifestar sus preferencias en materia de gusto y, así
todo el mundo y que, a igual nivel de mediocridad, la fotogra- pues, desaparece la mayor dificultad.
fia siempre tendrá sobre el retrato la superioridad que le otor- La finalidad no es más que una y, por lo tanto, resulta fácil
ga su exactitud documental. analizarla: producir la imagen más parecida posible. O dicho
En este análisis teórico de la pose, todavía no hemos trata- de forma más concreta: producir la imagen que sea más fácil
do de la mayor dificultad con la que se encuentran los fotógra- de reconocer, la que resulte más fácil de identificar en relación
fos profesionales, a saber, el gusto y las pretensiones del clien- con el original.
te que paga, consideración que, en práctica, prima sobre las Visto así, el problema depende de un nuevo factor: ¿Con
demás. qué apariencia y bajo qué aspecto las personas que deben pro-
¿Qué fotógrafo no ha sufrido de algún modo este espíritu nunciarse sobre nuestra fotografia conocen a nuestro sujeto?
crítico y de observación celosa con la que todos nosotros envol- Lo que nos lleva a esta otra pregunta: ¿Qué meta persigue la
vemos la reproducción fidedigna de una persona? Ya que, salvo instrucción judicial?
alguna excepción, el objetivo no puede mentir. ¿Acaso se trata de conseguir una especie de "huella" del
Esta observación se hace sobre todo en relación a las foto- individuo que, adjuntada a su descripción y sumario judiciales,
grafias de grupo. Todas la personas que hayan hecho fotogra- permita reconocerle incluso pasados muchos años? Es eviden-
fia se han visto llevadas a hacer alguna de esas composiciones te que entonces será necesario fijarnos en los rasgos más inmu-
familiares empujadas por las circunstancias, sobre todo en el tables del ser humano y consultar las ciencias naturales y, en
campo, y han conseguido, con ayuda de su gusto y del azar, particular, la antropología.
producir algunas bellas escenas de la vida íntima. ¿O acaso, se trata de una identificación con el pasado?
Regla casi infalible: en el momento de distribuir las imágenes Dicho de otra forma, ¿nuestra fotografia se utilizará para er
a cada uno de los figurantes, no faltarán los elogios. Pero estos cotejada con las que se conservan en los dossiers de los archivos
elogios, que suponemos sinceros, irán dirigidos a todo el grupo, judiciales y penitenciarios? En ese caso, la solución es muy sim-
a todas las personas que aparecen en escena, a todos, salvo a la ple. Consistirá, antes de cualquier consideración teórica, en
persona misma que habla en ese preciso momento, que alber- reproducir la pose, la iluminación, el formato y la e cala de
gará, en relación a su imagen, alguna reserva verbal o mental. reducción utilizados en los archivos a los que nuestro retrato
La crítica irá dirigida a su posición en el conjunto del grupo, a la será enviado.
iluminación, a la dirección de sus pies y sus manos, a su gesto en En París, donde existen archivos fotográficos constituidos
el momento del disparo, etc., elementos que todos estarán de según las mismas reglas desde hace más de siete años, los retra-
acuerdo en encontrar perfectos en los demás pero defectuosos tos fotográficos responden a ambas finalidades. Cada retrato,
en ellos mismos. Es lo contrario al versículo de la Biblia: 'Ver una tras servir a las investigaciones y ser cotejado con el resto de la
paja en el ojo del prójimo y no ver una viga en el propio". colección (para comprobar si el sujeto en cue tión no se halla

104 105
ya en el archivo bajo otro nombre), se clasifica pensando en el ocasiones en un intervalo de seis meses, en el mismo estudio,
futuro. Sin embargo, no ocurre lo mismo en todas partes. La a la misma hora del día y con la misma cámara (11. I Y11) .
policía inglesa, por ejemplo, con la que la francesa mantiene ¡Piensen lo que sucede con los enormes cambios que sufre
numerosos intercambios, hace que los inculpados posen de el físico de un individuo cuya existencia se ha desarrollado
2
una manera (fig. 1) que difiere bastante de la nuestra, etc. entre los muros de una prisión o en lugares de vicio!
Finalmente, si se trata de facilitar la instrucción judicial pro- La diferencia en el parecido de las dos fotografías que
curándose un medio para saber si un acusado ha sido visto o si ponemos como ejemplo se explica suficientemente por una
es conocido en un determinado lugar por alguien, la solución modificación en las ideas del individuo que vamos a conocer.
más compleja necesitará a menudo varias poses según la natu- Cuando el joven Raoul fue detenido por primera vez, en
raleza de las relaciones de la persona en cuestión con los testi- noviembre de 1884, el suceso le había impresionado y obede-
gos llamados a testificar y de la intensidad con que éstos la ció escrupulosamente a las prescripciones del fotógrafo, que le
recuerdan. ordenaba mirar al objetivo. Detenido por segunda vez, en
Resumiendo, podemos decir, inspirándonos en las conside- mayo de 1885, es decir, menos de seis meses después, se había
raciones precedentes, que un retrato judicial apunta, según el acanallado y aguerrido y pensó que le resultaría ventajoso
caso, a la individualidad presente, pasada o futura del inculpa- esconderse bajo el falso nombre de Billardo. Así que llegado el
do y que, a cada uno de estos momentos, deben corresponder: clásico momento de: ''No se mueva, voy a empezar", en lugar
1.0 formas especiales para resolver el problema fotográfico, de mirar al objetivo, miró al fotógrafo con sonrisa burlona y
2.° formas especiales para utilizarlo. diciendo para sí: "¡Todo va bien! Otro que no me reconoce,
Cuando vemos un nuevo rostro, seguramente no pensamos puesto que vuelve a hacer la misma fotografía que hace seis
tanto en captar sus rasgos característicos yen grabar su confi- meses".
guración fisonómica en nuestra mente como en intentar adivi- Los dos retratos obtenidos, resultado de estos dos estados
nar en su cara la naturaleza de los sentimientos, indiferentes o de ánimo distintos, son tan poco parecidos que podría pensar-
pasionales, que le animan en aquel mismo momento. se que corresponden a dos individuos diferentes, si no fuera
El negociante que intenta vender su mercancía, así como el por la equivalencia de líneas que presentan los dos retrato de
comprador que discute las condiciones del trato, dan, con ra- perfil.
zón, la misma importancia a la mímica de su interlocutor que a Otro inconveniente de la pose frontal o de tres cuartos resi-
las frases convencionales y rutinarias que intercambian entre sí. de en la dificultad de dar siempre al rostro la misma orienta-
Por otro lado, comprendemos mejor lo que escuchamos ción exacta. Las más ligeras modificaciones en la dirección de
cuando nuestro oído se complementa con la visión del movi- la mirada, la torsión del cuello, ya sea de arriba abajo, de iz-
miento de los labios y con la interpretación de los gestos. quierda a derecha, o viceversa, pueden dar combinacione de
De este modo, cuando se nos muestra una fotografia, nos líneas muy distintas en la proyección fotográfica.
fijamos en la expresión fisonómica. Si en ella no encontramos En la pose de perfil, la dificultad se reduce a su mínima
la que conservamos en nuestro recuerdo, si en lugar de la que expresión: situar al sujeto exactamente de lado, con la mirada
buscamos hallamos otra, declaramos que el parecido no existe. dirigida horizontalmente.
Dos fotografias de un mismo individuo tomadas con sólo El perfil de líneas precisas es el que da la indi\idualidad fija
unos meses de intervalo pueden presentar a veces diferencias de cada figura. La silueta nos permite medir los altibajos de la
tan considerables que podríamos no reconocer la identidad. figura humana cuyo rostro sólo ofrece una proyección. Las
He aquí, como ejemplo, la exacta reproducción en fototipia mujeres saben muy bien, mediante artificios de peinado y de
de las fotografías de un joven detenido fotografiado en dos maquillaje, paliar los defectos de sus rostros y los actores consi-

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guen resultados aún más asombrosos; pero todas estas transfor- La fotografia de cara, en cambio, debe esforzarse por con-
maciones sólo atañen a las apariencias de una cara vista fron- servar, bajo la uniformidad de la pose, la expresión natural de
talmente, sin modificar para nada el perfil. la fisonomía y, también, el porte habitual de la cabeza.
En cambio, es habitual que una buena fotografia de cara Este resultado es más fácil de obtener de lo que puede pen-
sea fácilmente identificada por los conocidos y amigos, mien- sarse, incluso con acusados detenidos por delitos graves y cuya
tras que una imagen de perfil igualmente buena es acogida mente está, ante todo, ocupada buscando medios de defensa.
con indecisión e, incluso, rechazada por algunos, que no se Evitaremos, por discreción y porque la conversación sería con-
dan cuenta de que es la representación, con una orientación traproducente, hablarles del caso que ha provocado su deten-
distinta, del mismo individuo que acaban de reconocer visto de ción. Algunas bromas inocuas, siempre las mismas, sobre el
frente. arte de la fotografia o sobre las disposiciones del local, sobre la
Más arriba subrayábamos el interés práctico y el drama psi- lluvia o el buen tiempo, etc., dirigidas tanto al detenido como
cológico que nos ofrece la figura humana observada frontal- al guardia que le acompaña, bastan, normalmente, para relajar
mente. Es evidente que debemos recordar la actitud que nues- los semblantes más apenados. El ánimo de estos desgraciados
tros amigos adoptan normalmente al hablarnos, es decir, de se coge a ellas cuanto más aislado se encuentre y cuanto más
cara o de tres cuartos. Si un hombre pasa por la calle, sólo per- lamentable sea su situación moral. Pero el efecto sólo dura un
cibiremos su imagen de perfil durante un instante y en una instante; por lo tanto, hay que saberlo aprovechar tomando en
única dirección. Nosotros mismos, sólo conocemos nuestra primer lugar el retrato de la cara.
fisonomía, por haberla visto en un espejo, de cara o, más rara- Ya que las cicatrices, las arrugas, las manchas pigmentarias
mente, de tres cuartos. y los nevus, llamados también lunares, son los medios más úti-
En resumen, si las poses de perfil son preferibles para la les para la identificación, las fotografias no deben ser objeto de
identificación lineal, la experiencia nos demuestra que los ningún retoque bajo ningún pretexto. Esta recomendación
retratos de cara se reconocen mejor, tanto por el propio sujeto parece superflua, pero la mayoría de fotógrafos judiciales de
como por el público. provincia no la siguen. Desgraciadamente, su deseo de produ-
En la práctica, a menudo hemos tenido que sustituir un cir fotografias hermosas les lleva a menudo a maquillar sus imá-
retrato completamente frontal por otro en el que el rostro está genes de forma penosa.
ligeramente girado hacia la derecha, de manera que se pueda Sabemos que en los estudios fotográficos existe la tradición
percibir un poco la oreja izquierda. Las fotografias totalmente de no tener en cuenta la petición de los clientes que de ean sus
frontales tienen el inconveniente de presentar la protuberan- retratos "sin retoque".
cia de la nariz en escorzo y, algunas veces, aparece deformada. La experiencia demuestra que jamás un retrato sin retoque
Un ligero tres cuartos permite, hasta cierto punto, el análisis ha satisfecho al cliente, cuando ha sido el que ha criticado más
de la oreja y del perfil de la nariz y de la frente, reuniendo así enérgicamente el retoque en las fotografias de los demás.
algunas de las ventajas de las fotografias de perfil y de las del La escrupulosa concentración en un pequeño espacio de
otro tipo. todas las imperfecciones, arrugas y pliegues de la piel de la
Sin embargo, la fotografía abrupta, totalmente de perfil, es figura se aleja demasiado de las u"adiciones de la pintura y del
la única que debe utilizarse para las identificaciones pensando grabado para no afectar nuestros sentimiento artísticos ínti-
en un intervalo de tiempo amplio. Es un corte anatómico que mos. El punto de vista cuando se trata de un retrato judicial e
registra mil particularidades de gran valor sobre las cuales muy distinto, aquí la "exactitud" se convierte en la primera y
daremos más detalles al fmal de este volumen, con ocasión del única cualidad. Destruirla o atenuarla con un retoque constitu-
análisis descriptivo de la figura humana. ye casi un delito.

108 109
fluminacián del modelo.- La uniformidad en la manera de ilumi- Se da la curiosa coincidencia, debido seguramente a nece-
nar el modelo es uno de los puntos más importantes para lle- sidades análogas, de que la mayoría de las fotografía· etno-
gar a reproducir, en épocas y locales distin tos, series de retra- gráficas de perfil, sobre todo las que componen la soberbia
tos de aspecto idéntico. colección del príncipe Roland Bonaparte, han sido tomadas tam-
La regularidad absoluta es, desgraciadamente, imposible de bién del lado derecho.
alcanzar en este punto. La orientación del estudio, la hora en
que se pose, el estado más o menos nublado del cielo, se tradu-
cirán, a pesar de cualquier artificio, en diferencias en la direc-
ción y en una mayor o menor intensidad de las sombras.
Pero también debemos rechazar de antemano, todas las ilu- Notas:
minaciones llamadas artísticas o de fantasía, ya que son dema-
siado complicadas.
Para la pose de cara, el sujeto se iluminará con una luz que l. Gauthier-Villars et fils, París.
venga, principalmente, del lado izquierdo y un poco de frente. 2. Hace apenas un año, todas la fotografías judiciale ingle as .e
La silla para la pose y la cámara estarán fijadas al suelo para tomaban únicamente de cara. El ingenioso dispo itivo '"epre en-
así respetar una distancia invariable. Para la iluminación de per- tado en la ilustración de la izquierda fue adoptado para re pon-
fil debemos escoger entre dos soluciones contrarias: una ilumi- der a las críticas presentadas por el señor Spearman, antilrUO
nación totalmente frontal o una iluminación desde la espalda. magistrado británico, que había tenido la ocasión de e ludia;en
La iluminación desde la espalda acentúa el modelado de la París nuestros procedimientos de identificación. Combina las
cara y da un toque más artístico. Sin embargo, los pliegues inte- ventajas judiciales de una doble imagen con las que resuh.an de
riores del pabellón auricular quedan forzosamente en sombra una pose única. En cambio, tiene la desventaja, seQ"ún nuesu·a
.. ~ o
y la silueta se proyecta sobre el fondo de una forma menos oprnlOn, de poner frente al público, freme a los testigo, etc.,
vigorosa que con una iluminación frontal. Así pues, esta última unas fotografías que de inmediato revelan su naturaleza judicial,
es la única que se utiliza. lo que para ciertas investigaciones de la policía puede upone,"
La necesidad de iluminar los perfiles con una luz que lle- graves inconvenientes. La exhibición de las do manos obre el
gue de frente, combinada con que las fotografias judiciales p.echo presenta la misma desventaja desde el punto de vista poli-
deben realizarse por la mañana (para no interferir con las acti- Cial, ya que no añade nada al valor descriptivo de la fotoQlafía v
vidades de los jueces de instrucción y de los tribunales, que destruye la unidad del retrato. '" .
abren a mediodía), tiene como consecuencia curiosa que se
retrate siempre el perfil derecho y se excluya el izquierdo.
En efecto, ya que los estudios de fotografia tienen general-
mente los ventanales dirigidos hacia el norte y que el sol está
en dirección sureste entre las diez y las once de la mañana, el
perfil izquierdo, colocado de cara al ventanal, sólo podría ilu-
minarse a contraluz en relación a la situación del objetivo.
Así pues, en un estudio judicial que reciba normalmente la
luz desde el norte, la cámara se colocará del lado de la pared
este y la silla para posar del lado de la pared oeste. Las opera-
ciones se harán por la mañana.

no 111
personas cultas que viajan por las zonas menos conocidas del
mundo registren tales fases cuando puedan observarlas, antes
de que sea demasiado tarde; sin embargo, no se reconoce lo
suficiente el hecho de que tales registros, por lo general reali-
Aplicaciones de la cámara zados por escrito, pueden ser infinitamente mejorados gracias
en antropología* (1893) a la cámara.
Para poner de manifiesto el limitado uso de la cámara en
E. F. im Thurn este sentido, basta con llamar la atención sobre la mala calidad
de casi todas las ilustraciones de pueblos primitivos supervi-
Entre las innumerables aplicaciones actuales de la cámara foto- vientes que figuran en los libros de antropología y de viajes,
gráfica, aquellas de las que puede servirse el antropólogo,] y en ilustraciones que, además, no suelen ser otra cosa que lo que
particular el antropólogo viajero, no parecen ser suficiente- podríamos denominar imágenes fisiológicas. Es verdad que se
mente apreciadas y utilizadas. No me refiero aquí a la aplica- ha avanzado bastante (aunque no lo suficiente en proporción
ción de la cámara, en conexión con la antropometría, en la ver- a las posibilidades) desde los tiempos en los que esta capacidad
tiente estrictamente fisiológica del estudio antropológico (es de la fotografía -una capacidad que aún hoy sigue maravillan-
decir, a la obtención de fotografías fisiológicas de la figura do a los hombres más reflexivos- para presentar con todo
humana al mismo tamaño y en determinadas posiciones, y a la detalle sobre una pantalla blanca, en una sala como ésta en la
medición simultánea y precisa de dicha figura), ya que esa uti- que nos encontramos, escenas reales que fueron contempladas
lísima función sí que goza del suficiente reconocimiento, y ello por un viajero hace meses o hace años y posiblemente a miles
a pesar de que practicar la fotografía entre los pueblos primiti- de millas de distancia, era contemplada por algunos como
vos resulta bastante más complicado de lo que imaginan quie- fruto de la magia negra. Antaño, el ilustrador de un libro (que,
nes no lo han intentado. Esta noche me interesa especialmen- por lo general, no era el propio viajero) se limitaba a dar a los
te, por el contrario, el uso de la cámara para registrar con hombres primitivos que dibujaba la apariencia de los hombres
precisión, no los meros cuerpos de los hombres primitivos y mujeres que le rodeaban, de las personas de su propio esta-
(que, para tales propósitos, se pueden fotografiar y medir con dio de civilización y, simplemente, añadía a los sujetos supues-
más precisión muertos que vivos, siempre que se puedan con- tamente primitivos todos los rasgos destacables que su fantasía
seguir conveni~ntemente en ese estado), sino la propia vida de era capaz de recrear a partir de los relatos de los viajeros. Así,
esos pueblos. Esta es, de hecho, una aplicación mucho más en 1599, el imaginativo artista de Nuremberg que ilustró la sin-
problemática, mucho menos puesta en práctica por los antro- gular edición abreviada del Discovene 01 Guiana, de Walter
pólogos, y me temo que muchos de ellos se mostrarán, de Raleigh, ofreció al mundo unas impresiones acerca de las
entrada, inclinados a cuestionar su utilidad para la antropolo- "amazonas", los "hombres sin cabeza" y los "hombres que vi-
gía, considerada como una ciencia exacta, tal y como es deseo vían en los árboles" que caracterizan a todas las imágenes de
de todos. «salvajes» que adornan los libros de viajes casi hasta el presen-
Las fases primitivas de la vida están desapareciendo rápida- te siglo. 2
mente de la faz de la tierra en esta época de continuos viajes y Imágenes análogas de cronología algo posterior (están
exploraciones, y habría que considerar casi un deber que las fechadas, de hecho, a finales del siglo pasado) aparecen en las
esmeradas ilustraciones que realizó Bartolozzi para la Dutch
* E. F. ¡m Thurn, "Anthropalagical Uses afthe Camera",]ournaZ ojtheAn- Guiana, de Stedman, una obra en la que, en vez de nativos, apa-
thropologicaZ Institute oj Great Britain and IreZand, v. 22, 1893, pp. 184-203. recen, con los necesarios cambios de vestimenta, simples euro-

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peas de belleza y forma superiores a la media. Sin duda, ha adornos añadidos, parecen los tipos más míseros y desdichados
habido excepciones a esta distorsión de la imagen de los pue- que uno pueda imaginar. La sensación de timidez, vergüenza y
blos primitivos; la más importante, que yo sepa, es la magnífica miedo que la ciudad sin duda suscita en ellos y que coarta su
serie de dibujos de pieles rojas norteamericanos realizada por innata libertad y su despreocupada audacia parece exteriori-
Catlin. Sin embargo, Catlin fue un caso especial: no sólo goza- zarse y alterar por completo la forma de su cuerpo. Yes bastan-
ba de una considerable capacidad técnica como artista, sino te evidente que fue bajo tales circunstancias depresivas cuando
que vivió entre los indios a los que dibujó y sobre los que escri- fueron fotografiados los pieles rojas [sic] -que, por cierto,
bió. Pero incluso sus dibujos, a pesar de su valor y su alta cali- probablemente eran araWacos y no "verdaderos caribes"- que
dad artística, distan mucho de ofrecer la precisión que propor- figuran en la ilustración a la que me refiero.
cionan las fotografias. Del mismo modo que las fotografias puramente fisiológicas
El ilustrador antropológico moderno suele trabajar, de he- de los antropometristas no son más que imágenes de cuerpos
cho, a partir de fotografias, pero casi siempre a partir de fo- sin vida, las fotografias al uso de nativos inusitadamente mise-
tografias tomadas en condiciones no naturales. No es dificil rables como las que acabo de describir son comparables a las
encontrar ejemplos de ello; de hecho, una buena muestra se fotos de aves y animales mal disecados que ocasionalmente se
encuentra en uno de los libros de antropología más valiosos y publican.
precisos de los últimos tiempos, en el que aparece una imagen Pero hay que decir que rara vez se obtienen buenas fotogra-
de los caribes de mi propio país de la Guayana que, habida fias características de hombres primitivos en su e tado natural.
cuenta de la excelencia del autor, estoy seguro que fue la mejor Aunque hoy en día muchos viajeros llevan consigo cámaras y
que pudo obtener. Dicha imagen no da idea de cómo son los saben utilizarlas con pericia, sus fotografias de nativos no son
caribes en su estado natural; sin embargo, es evidente que fue ni tantas ni tan buenas como cabría esperar. o hace mucho
realizada a partir de una fotografia cuya historia no he podido tiempo, en una incisiva reseña sobre un libro ilustrado obre la
rastrear. En mi opinión, hay una explicación muy sencilla para vida nativa (creo que en el Pacífico), el crítico daba a en tender
esto. Durante muchos años me he relacionado con estos cari- que la tentativa había fracasado, como, en su opinión, ocurría
bes, tanto en su hábitat natural como en sus breves visitas a la con todos los intentos de retratar fotográficamente a los pue-
ciudad, y a menudo me ha sorprendido el diferente aspecto blos incivilizados. Esta noche, pretendo demostrar que el regí -
que presentan en cada uno de esos dos medios. Es verdad que, tro fotográfico de fases de la vida primitiva no es imposible,
en su entorno natural, el caribe vive casi desnudo, mientras aunque, ciertamente, no está exento de dificultades; y que,
que, en las raras ocasiones en que se desplaza a la ciudad, a siendo posible, merece la pena llevarlo a cabo a efectos antro-
veces (aunque no siempre) se viste con uno o dos inapropiados pológicos. Únicamente lamento que mis propia tentativas en
fragmentos de ropa desechada por el hombre blanco, con la este sentido no hayan sido tan buenas como hubiera deseado,
ingenua intención de engalanar su persona; pero tales harapos en parte debido, sin duda, a mis propias limitacione , y en
no explican de ninguna manera el completo cambio en su apa- parte al hecho de que llevo una vida muy ajetreada y a que
riencia. He visto a esos hombres, en sus remotos hogares de las otras ocupaciones me impiden cultivar la fotografia anu'opoló-
sabanas montañosas entre la Guayana y Brasil, vestidos con un gica con todo el esmero que desearía. En ningún caso preten-
mínimo taparrabos de dos o tres pulgadas [5,08 o 7,62 cm] de do que se admiren como realizaciones perfectas. ino como
anchura y quizás una yarda [91,4 cm] de longitud y ataviados o apuntes en la buena dirección.
no con una pizca de pintura roja o blanca, parecerse a lo que Aun a riesgo de caer en el egotismo, debo dedicar unas
los novelistas describirían como un caballero acicalado. y, sin palabras a explicar las circunstancias bajo la cuales fueron
embargo, los mismos individuos en Georgetown, sin ropas o tomadas las ilustraciones que les vaya presentar.

114 115
Hace quince años, me fui a la Guayana a trabajar como con- la tapa es que el tímido modelo oculta repentinamente su ros-
servador del museo público y, debido a mi cargo, viajé mucho tro con las manos, un modo de proceder absolutamente frus-
por la colonia, en la que sólo el litoral estaba habitado (muy trante para el fotógrafo, pero interesante para el antropólogo
pocas zonas más lo están. actualmente ~. Hac: ~iez años e~pe­ en la medida en que ilustra el pavor generalizado que sienten
cé a trabajar para el gobIerno y, en mI condIClon de magistra- los hombres primitivos a ver plasmados sus rasgos sobre un
do, me hice cargo de una gran región habitada casi enteramen- papel y encontrarse, por tanto, espiritualmente sometidos a
te por pieles rojas [sic]. Y viví bajo esas circunstancias hasta cualquiera que se apodere de la imagen.
que, hace unos dos años, fui trasladado a una región vecina, Puedo mencionar, de paso, un caso curioso en el que la
aún más extensa, de la que hay que decir que, hasta el momen- cámara permitió descubrir algo bastante raro, una idiosincra-
to de mi llegada, los hombres blancos que la habían visitado sia personal de los pieles rojas [sic]. Cierto día del pasado año,
podían contarse con los dedos de una mano. Durante todo ese me encontraba fotografiando a varios muchachos caribes cuan-
tiempo, he vivido entre estos amables hombres de piel roja, en do noté que uno de ellos, en el momento de hacer la fotogra-
períodos intermitentes más o menos largos, y no sólo entre fia, alzaba repentinamente sus manos y las ponía, no sobre su
ellos, sino también como ellos; y, en todo ese período, mis úni- rostro, sino encima de sus hombros. La actitud me sorpr ndió
cos y serviciales amigos han sido pieles rojas [sic]. Ellos se han por inusual, pero también me resultaba en cierto modo fami-
acostumbrado a mí y yo me he acostumbrado a ellos, y no cabe liar. Poco después, al revisar mi colección de negativos, encon-
duda de que, en este sentido, he disfrutado de una situación tré uno que mostraba a un muchacho caribe mucho más joven
más ventajosa para ganarme su confianza de la que goza el vul- en la misma infrecuente actitud y, tras ciertas indagacion s me
gar viajero que se limita a recorrer un país. Unos diez años di cuenta de que esta última fotografía se la había hecho al
antes, un libro sobre los "indios de la Guayana" me había pro- mismo chico algunos años antes.
porcionado todos los conocimie.ntos. que tefolía sobre ellos. Después de lo ya dicho sobre el tema, sólo será necesario
Aunque, evidentemente, la expenencIa postenor me ha ense- referirme aquí al hecho bastante evidente de que una de las
ñado muchas más cosas, no es mi intención detenerme ahora principales aplicaciones de la cámara para el antropólogo es la
en cuestiones que no están relacionadas con la materia concre- elaboración de las ya aludidas fotografías fisiológicas. La acu-
ta que me ha traído aquí esta noche: mis experiencias entre mulación de gran cantidad de ellas sacadas a la misma escala
ellos como fotógrafo. sin duda tendría un valor muy considerable, siempre), cuando
Como ustedes comprenderán fácilmente, ganarse la con- fuera acompañada de una serie de mediciones exactas de las
fianza de un pueblo no civilizado al que se desea fotografiar es personas fotografiadas; sin embargo, también hay que decir
una cuestión absolutamente crucial. La primera vez que inten- que tal empresa no es en absoluto sencilla debido a lo difí-
té fotografiar a un piel roja [sic] fue en los manglares de la de- cil que resulta inducir a unos hombres incivilizado, inclu o
sembocadura del río Barima. El piel roja en cuestión posaba tras haber convivido largo tiempo con ellos, a adoptar exacta-
con cuidado sobre una raíz de manglar. Estaba sentado, bastan- mente las artificiales poses requeridas para tal propósito y al
te quieto, mientras yo lo enfocaba y ajustaba el obturador. En número de fotografías (tres por cada individuo de una larga
cuanto retiré la tapa, él soltó un gemido y cayó de espaldas serie) que se requieren para obtener los datos nece arios que
desde su percha a la mullida arena del suelo. No hubo manera permiten establecer cualquier tipo de conclusión. Sólo una
de convencerle para que se dispusiera una vez más a enfrentar- persona que cuente con tiempo ilimitado, paciencia, influen-
se a los ignotoS terrores de la cámara. Algo que suele ocurrir cia sobre los nativos y medios para transportar el voluminoso y
comúnmente y que frustra los esfuerzos del fotógrafo en el pre- pesado material necesario hasta las tierra incivilizadas, puede
ciso momento en que está a punto de retirar y volver a colocar afrontar una tarea semejante.

116 lJ7
Por otra parte, si la tarea emprendida consiste en contri- La primera muestra a un hombre de mediana edad que vive
buir, gracias a las enormes y maravillosas potencialidades de la en la primera catarata del río Barima. Un mero vistazo y una
cámara, a que el viajero describa a los antropólogos que se han comparación de la imagen con las ilustraciones de caribes que
quedado en casa los pueblos que visita, a que los plasme mejor, suelen aparecer en los libros, incluso en los mejores, pone de
mucho más vívidamente que mediante las palabras o los dibu- manifiesto las ventajas del método fotográfico que la gente uti-
jos, dicha tarea, aunque no sea liviana, resulta comparativa- liza en sus propios hogares frente a cualquier otro método que
mente sencilla. Eso es lo que espero poder ilustrar mediante pretenda mostrar cómo son realmente estos hombres primiti-
una serie de imágenes tomadas durante mis últimos seis años vos. Antes de salvar las cataratas con sus canoas, los pieles rojas
de estancia en la Guayana Británica. [sic] siempre examinan cuidadosamente el estado del río para
En referencia a mis anteriores comentarios sobre la dificul- ver qué rocas están a la vista, qué peligros ocultos acechan bajo
tad de discernir en las ilustraciones ordinarias la verdadera la superficie de ese tramo concreto del agua. Esta fotografia
apariencia corporal de los hombres incivilizados, mostraré en del caribe fue tomada mientras se encontraba inmerso en ese
la pantalla fotografias de verdaderos caribes de la Guayana. De cauteloso examen. La siguiente, que pertenece al mismo hom-
ese modo podrá advertirse una vez más, sin entrar en detalles bre, fue tomada en otras circunstancias. La hospitalidad de
precisos, que entre los habitantes de la Guayana pueden distin- estas personas es casi infinita y la etiqueta de sus prácticas está
guirse tres grupos o ramas 3 (véase "Among Indians of Guiana", rígidamente establecida. Cuando espera invitados, el señor de
pág. 159, Y "Proceedings of Royal Geographical Society", octu- la casa se acicala cuidadosamente y se pone sus mejores ropas
bre de 1892). Aunque la verdadera historia pre-europea de y ornamentos, que, a menudo, como en este caso, consisten
esos tres grupos se basa todavía, desafortunadamente, en simplemente en un corto taparrabos y un collar y unos braza-
meras conjeturas, es conveniente utilizar tales conjeturas en la letes de cuentas blancas. Celebrando así la ocasión de la mejor
medida en que parecen el medio más razonable para distinguir manera que puede, se sienta a la puerta de u casa, impertur-
sus diferentes ramificaciones. Es decir, conviene tener en bable, a esperar a sus invitados. Cuando éstos llegan, sin levan-
mente que, entre las tribus que hoy habitan la Guayana, los pri- tarse ni mostrar el más mínimo gesto de interés, intercambia
meros ocupantes probablemente fueron los warrau (que viven una o dos frases monosilábicas totalmente convencionales, que
en las marismas situadas en torno a la desembocadura del Ori- deja caer una tras otra a largos intervalos.
noco), aunque no tenemos ninguna evidencia que demuestre Generalmente se piensa que estos pieles rojas [sic] no exte-
desde dónde llegaron estos pobladores a sus actuales domi- riorizan sus sentimientos cuando se relacionan con otras per-
nios; que otra de las ramas, representada en solitario por los sonas. Sin embargo, esto sólo es realmente así cuando tratan
arawacos, (que habitan todo el litoral del país a excepción de con extraños. Cuando están solos o con otras personas a las
las tierras más pantanosas de los warrau), probablemente llega- que conocen, -se comportan de un modo considerablemente
ron a sus actuales emplazamientos desde las islas de las Indias desinhibido. Es normal contemplar imágenes como ésta, en la
Occidentales mucho después de que los warrau se hubieran que tres caribes aparecen de pie, cogidos del cuello.
establecido allí; y que la tercera rama, habitualmente llamada La siguiente imagen, en la que aparece un joven caribe cuya
"la rama caribe" y representada por los acawaios, los macusis, estatura quizá sea algo superior a la media, demue u-a que
los arecunas y los "verdaderos caribes", llegó también desde las estos hombres, pese a no ser altos, presentan un e tilizado de-
islas, aunque en diversos momentos, y siguió su camino, en sarrollo físico y muscular.
varias direcciones, hasta tierras algo más interiores del país. El En lo que atañe a la expresión facial, la habitual considera-
primer conjunto de imágenes que me dispongo a mostrarles ción de que estos hombres son anodinos e inexpresi\'os debe-
pertenece a esta última rama de ''verdaderos caribes". ría dejar paso a la verdadera idea de que, cuando no e sienten

118 119
intimidados por la presencia de un extraño, hay una gran can- menos daños posibles, pese a que temo que en la historia de la
tidad de vida e incluso, en algunos casos, de belleza en su apa- humanidad rara vez se ha actuado lo suficiente en ese sentido
riencia. Es prácticamente imposible que un extraño pueda o, al menos, rara vez se ha actuado de manera juiciosa. Tal
contemplarlos en su estado más grato y natural, salvo cuando, como me dijo en cierta ocasión un hombre célebre y muy esti-
como en esta imagen de tres muchachos caribes, se les sorpren- mado, que por entonces era vuestro presidente, en la triste his-
de en las condiciones más espontáneas y, sin que medie con- toria de las relaciones entre hombres civilizados y hombres sal-
ciencia de la distancia y del tiempo, se muestran ante uno con vajes nunca ha habido, al parecer, un pueblo incivilizado que
total naturalidad. haya recibido con hostilidad los cordiales avances de los hom-
Para que no puedan decir que, en mi deseo de impresionar- bres civilizados. La Guayana es uno de los escasos lugares en los
les con mi opinión extremadamente favorable respecto a mis que, desde el primer momento, la influencia europea ha sido
amigos pieles rojas [sic], he optado por enseñarles únicamente comparativamente (por desgracia, sólo puedo decir que com-
individuos jóvenes en su brevísima flor de la vida, les mostraré parativamente) inocua para el elemento nativo, y hay que
ahora la imagen de un caribe anciano. Debo admitir, no obs- admitir que ello obedece a que las circunstancias del país no
tante, que se trata de un anciano sólo desde el punto de vista fomentaron el contacto con dicho elemento. Sin embargo,
de los pieles rojas [sic]. Probablemente tiene unos cuarenta y ahora que esas circunstancias están cambiando rápidamente
cinco años. Pero esta gente ingenua y feliz disfruta de una vida debido a la expansión de la industria del oro en el territorio
breve; a los cincuenta años ya son viejos y rara vez llegan a cum- antes ignoto del interior de la colonia, y a que los elementos
plir sesenta. europeos y nativos están entrando forzosamente en contacto
La enfermedad causa a veces estragos incluso entre los de manera creciente, convendría procurar que la gradual
hombres jóvenes, aunque me complace decir que eso no ocu- fusión del elemento nativo con el elemento europeo se produ-
rre con mucha frecuencia. Y puedo mostrarles una imagen de jera con el menor daño posible para el primero. Y este fin
un infortunado muchacho de esa raza que padece el mal más admirable -aunque hay que admitir que dificil de lograr-
común entre ellos: la tisis. sólo podría alcanzarse, en mi opinión, mediante la celebración
y, para que no se diga que he limitado descortésmente mi gradual de enlaces mixtos de los dos elemento . Algunos de
selección a los miembros del sexo masculino, finalizo esta serie esos enlaces ya se han producido, y no está de más, por tanto,
de imágenes de caribes con una de un grupo formado por tres que analicemos sus resultados.
mujeres sentadas, como suelen hacerlo pese a su inconvenien- El asunto debe considerarse en sus dos vertientes, la moral
cia, en una hamaca. y la física, y antes que nada debemos recordar que el elemento
Los todavía no muy numerosos casos de personas por cuyas europeo introducido en el problema tiene un carácter diverso,
venas corre mitad de sangre india y mitad de sangre extranje- ya que ha sido aportado por ingleses, españole )' portugueses,
ra presentan cierto interés. Personalmente, no tengo la menor así como por negros, chinos e indios orientales (que también
duda de que el indio puro que permanece en su propio medio son europeos en el sentido de que han sido introducido por
natural es mucho más feliz y mucho mejor desde el punto de europeos).
vista moral. Pero, desde el primer instante en que la poderosa Si consideramos los distintos elementos en función de su
influencia europea entra en contacto con la débil raza nativa pujanza, los negros se han emparejado con pieles rojas [sic]
americana, es absolutamente inevitable que se geste un cambio más que cualquier otra raza. Los mestizos resultante e cono·
en esta última. Y siempre he pensado que es nuestro deber procu- cen en la colonia como «cobrungus» o como «cobs» y son siem-
rar que ese cambio que las circunstancias nos fuerzan a pro- pre, por lo que yo sé, el resultado del enlace de un hombre
ducir en este pueblo, de natural feliz y estimable, les inflija los negro con una mujer piel roja. Desde el punto de \ista moral,

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el resultado bueno o malo del cruce depende de si el hijo ha Así, en el cuerpo del niño se combinan la fuerza del padre
sido criado enteramente por la madre y su familia, o bien por negro y la belleza de líneas y la subsiguiente agilidad de su
la familia del padre. En el primer caso, el niño adquiere bási- rama materna piel roja [sic].
camente las cualidades de un hombre casi enteramente nativo, Deb~ c~nfesar ~ue los diversos resultados favorables que se
cualidades que suelen ser positivas, aunque simples; por el con- han atnbUldo aqUl a la unión del hombre negro con la mujer
trario, en el segundo caso adquiere a grandes rasgos las cuali- p.i;l roja ~sic] casi nunca se logran, al menos en toda su perfec-
dades del padre, cualidades que la piedad y no el deseo de Clan; obVIamente, tampoco es frecuente que se den al mismo
reprobación, me obligan a describir como las más deplorable- tiempo todas las circunstancias favorables requeridas. Sin
mente desafortunadas que los europeos, actuando como el embargo, puedo dar fe de que en ocasiones se obtiene una
doctor Frankenstein, han infundido a la más artificial criatura aproximación a estos buenos resultados, y que, por lo tanto,
por ellos creada, debido primero a la esclavización de los afri- merece la pena esforzarse. Durante aproximadamente diez
canos y después a una liberación demasiado rápida y absoluta- años, los servicios de uno de estos mestizos cuya imagen vaya
mente mal planificada. Por otro lado, si pasamos del aspecto mostrarles me han permitido disfrutar de una vida más llevade-
moral al aspecto físico de los enlaces que estamos valorando, el ra. Gabriel es hijo de una madre piel roja [sic] (una warrau) y
resultado puede definirse sin reservas como excelente. En un un padre negro. Debo admitir que las cualidades morales del
reciente y muy sorprendente libro sobre los hombres negros padre no eran precisamente óptimas, ya que entró en contac-
escrito por un hombre negro, se afirma con inesperada fran- to co~ la madre a consecuencia de haber tenido que buscar
queza y admirable coraje que la mayor desventaja del hombre refu~o e~tre su pue~l_o cuando huía de la policía, que le per-
negro en su lucha por una existencia civilizada reside en su segUla baJO la acusaCIOn de asesinato. Tras vivir con la mujer
fealdad física. Es evidente que dicha fealdad halla expresión en warrau unos pocos meses, abandonó a la madre, sin que, a día
su rostro, pero también se exhíbe en todo su cuerpo, un cuer- de hoy, tengamos noticia de su paradero. El niño fue criado
po que, sin embargo, está dotado de una fuerza sorprendente por la madre y entró a mi servicio cuando tenía probablemen-
y admirable. El piel roja [sic], por el contrario, suele tener un te unos diecisiete años, hace aproximadamente diez. Desde el
rostro que, si bien no es bello de acuerdo con la norma euro- punto de vista físico, la imagen que les muestro habla por sí
pea, muestra una delicadeza y una belleza de líneas radical- misma. Es evidente que no puede afirmarse que su rostro sea
mente admirables en comparación con las del hombre negro; bello, pero al menos es más refinado que el de un hombre
y su cuerpo, pese a carecer de la fuerza bruta del hombre ?egro corriente, y su expresión, de la que la fotografía no da
negro, supera con mucho a este último en su línea de belleza l~ea, muestra la discreta inteligencia de un piel roja [sic], con
y en su espléndida agilidad. y, aunque en el hijo mestizo de un CIerta proporción del buen humor animal que es el carácter
hombre negro y una mujer piel roja [sic], los caracteres mora- más favorable que cabe esperar en el rostro del hombre negro.
les del padre y la madre, originalmente implantados en pro- Que su fuerza no es sólo aparente, sino real, se deduce del
porciones equivalentes, son susceptibles de ser alterados hecho de que le he visto caminar un buen trecho mientras
durante la crianza en la dirección de los del padre o de los de transportaba, sin caerse, un saco de arroz de 120 libras [54,48
la madre, según el hijo viva con la familia del padre o con la kg] en cada hombro. y, en lo que respecta a otra cualidades
familia de la madre, las cualidades físicas transmitidas original- menos visibles, pueden creerme si les digo que está dotado, en
mente por ambos progenitores no permiten tal modificación. grado ~onsiderable, de los conocimientos y la inteligencia
Probablemente en virtud de cierta fase de la ley de variación necesanos para poder cazar con éxito en los intrincado oscu-
beneficiosa, sucede que cada progenitor transmite a su hijo las ros bosq.u:s de la Guayana, en los que abunda la caza, aunque
mejores cualidades físicas, excluyéndose las menos meritorias. en condICIOnes tan desfavorables que casi ningún europeo, por

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muy entrenado o experto que sea, puede aspirar a superar. Su para una mejor ilustración de las colecciones de objetos de
considerable versatilidad se refleja en el hecho de que no ha interés etnológico. Los responsables de esta tarea saben lo difí-
tenido reparos en adaptarse y apoyarme en todas las ocupacio- cil que resulta mostrar dichos objetos de un modo eficaz e in-
nes europeas que forman parte de mi vida, yen que incluso ha teresante. Los objetos comparativamente elaborados y artifi-
adquirido la delicadeza y pericia suficientes para ayudarme a ciosos, fabricados y utilizados por pueblos que han hecho
manejar la cámara en el campo. En resumen, es el criado más considerables progresos sin alcanzar lo que nos complacemos
fiel y versátil que nunca he tenido; y me temo que sus escasos en llamar civilización, se muestran con frecuencia de manera
defectos han sido adquiridos en contacto con una influencia atractiva; pero los objetos más simples, que ilustran la vida coti-
tan ajena a él como lo es la europea. diana de pueblos en un estado de civilización mucho má pl-i-
Tras el cruce de negro con piel roja [sic], la combinación mitivo, no se exponen fácilmente. Los elementos que integran
más frecuente en la Guayana es la del arawaco hispano. La his- la vestimenta y los adornos de pueblos que hacen un uso limi-
toria de este pueblo es la siguiente: durante cierto tiempo, tado del ornamento y de la ropa suelen ser de naturaleza tan
antes y después de la guerra de independencia del vecino país simple que, cuando se almacenan uno tras otro o (como me
de Venezuela, algunos venezolanos (probablemente ya con temo que suele ocurrir a veces) en montones o incluso en far-
mezcla de sangre española y piel roja [sic]) presionados por la dos en las cajas de los museos, ni siquiera despiertan el interé
constante demanda de sus servicios como soldados en una gue- de los propios conservadores de los museos, y mucho menos
rra en la que no se sentían implicados, cruzaron el Orinoco aún, naturalmente, el interés del público. y, sin embargo, pre-
y se establecieron en el río Moruka, en territorio británico. Allí cisamente debido a su simplicidad, es muy probable que estos
se casaron con mujeres arawacas de la zona y, en parte debido artículos resulten más interesantes que las elaboradas máscaras
sin duda a su condición de católicos romanos, se mantuvieron de danza y otros objetos por el estilo para quienes han visto
al margen del resto de los pobladores de la región, aislamien- cómo se utilizan. Se ha sugerido (es posible que alguien ya lo
to que han seguido preservando desde entonces. Desde el haya llevado a efecto) disponer tales objetos sobre maniquíe ;
punto de vista físico, resultan agradables y siempre han sido pero, si se tienen en cuenta lo escasas que son las piezas de
bastante trabajadores. Sin embargo, ahora que la industria del ropa o los adornos que se suelen portar al mismo tiempo, es
oro ha invadido el río en el que se habían asentado, sus tran- evidente que, para su correcta exhibición, el número de mani-
quilos y laboriosos hábitos corren peligro de verse afectados. quíes requerido haría que este planteamiento resultara inefi-
Como imagen de un arawaco hispano puedo mostrar la de caz, tanto por razones de economía como de espacio. na
un hombre joven al que apodan "El Gato" debido a la sorpren- opción mucho más factible sería disponer una fotografía del
dente flexibilidad y agilidad de sus extremidades. objeto (preferiblemente, de un objeto idéntico) al lado de
El limitado tiempo de que dispongo sólo me permite mos- cada objeto o grupo de objetos expuestos. Unos cuantos ejem-
trarles unas imágenes del cruce resultante de la mezcla de san- plos me ayudarán a explicar mejor lo que quiero decir.
gre portuguesa y arawaca y de la aún más curiosa mezcla de El primero es una fotografía de un hombre piel roja [sic]
sangre escocesa y sangre arawaca. En este último caso, hay que partamona (acawaio) que exhíbe una curiosa vestimenta ela-
señalar que, como en los restantes casos que he visto de mez- borada con motivo de una festividad especial, llamada Parashe-
clas de sangre británica y piel roja, el cruce resultante se pare- era, que celebra dicho pueblo. El atuendo con la de tres ele-
ce mucho más al padre europeo que cuando el elemento mentos que pueden ser descritos como falda. capa y máscara
extranjero no es de origen británico. todos ellos realizados con las verdeamarillentas hojas nuevas de
Otra aplicación obvia, aunque insuficientemente explota- la palmera conocida como aguaje (Mauritia flexuosa). Apuesto
da, de la cámara para fines antropológicos sería su utilización a que no hay un ejemplar de este atuendo en ningún museo;

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es probable que ningún hombre blanco excepto yo mism~ l? sijo de borlas de algodón y OU"OS ornamentos imilares que
haya visto nunca y, sin embargo, debo confesar que desIsu, cuelgan por detrás de los collares ya expuestos, además ele nue-
como suele ocurrir en circunstancias similares, de llevarme un vos ejemplos del tocado de plumas y el amplio collar contem-
ejemplar de un atuendo que, visto fuera del cue~o, no pare- plado en una imagen anterior.
cería otra cosa que un simple atado de palmas musuas y que no Hace cierto tiempo, las autoridades de Kew me pidieron
despertaría el menor interés en los no iniciados (lámina X). información sobre un objeto elaborado con semilla, proce-
El siguiente ejemplo que les muestro es una imagen de un dente de la Guayana, que suponían era un collar y que e
muchacho macusi con traje de danza. Quienes estén familiari- encuentra en su museo. Tuve que explicarles que el objeto en
zados con las curiosidades que se amontonan en las coleccio- cuestión no era un collar, sino que se colocaba alreel dor del
nes etnológicas al uso, quizá reconocerán las típicas y llamati- cuerpo, desde uno de los hombros a la cadera opue ta; y resul-
vas plumas de loro y guacamayo que porta en la cabeza; ~~ ta mucho más sencillo explicar esto cuando se mue tra, como
amplio collar en el que se alternan las plumas negras de pauJI yo les muestro a ustedes ahora, una imagen del ata,ío obre un
y las plumas blancas de garceta; y la tira de tela que rodea su cuerpo real. Para ser más preciso, debo añadir que, por lo
cintura, sujeta por un cinturón de algodón, que constituye general, se disponen sobre el cuerpo dos de estos adorno, uno
toda su vestimenta. Y esas personas probablemente reconoce- desde cada hombro, que se cruzan por delante y por detrás.
rán que dichos artículos vistos in situ, como en esta fotografia, Así mismo, el profesor Giglioli me pidió hace tiempo que le
cobran un renovado interés. proporcionara un ejemplar de las flautas de hueso que forman
Uno de los artículos frecuentes en la Guayana que puede parte del limitado repertorio de instrumentos mu icales de
verse en los museos es el collar de dientes de pecarí, muy estos pieles rojas [sic]. Y tuve la satisfacción de poder satisfacer
apreciado por todas las tribus caribes. Sin embargo, puestos a su deseo y enviarle una flauta hecha con hueso ele jaguar,
mostrarles uno de los más finos ejemplares de este ornamen- acompañada de una fotografia de la misma flauta en la manos
to que he podido contemplar, probablemente despertará más del muchacho caribe que la había fabricado y que solía tocar-
interés si proyecto en la pantalla una imagen de dicho collar la. ótese, además, la característica y elaborada borla que
sobre el indio macusi, de nombre Lonk, de cuyos hombros lo decora esta flauta y que aparece también en muchos otros
adquirí. Y, de paso, puede que sea de interés añadir que estos adornos personales de este pueblo.
collares, en cuya manufactura sólo se utilizan los afilados col- Uno de los objetos que menos interés despierta entre los
millos del pecarí (y para elaborar un collar se emplea una visitantes habituales de un museo emológico quizá ea el arco.
gran cantidad de animales, dado su tamaño), son extrao:dina- Sin embargo, cobraría un interés inédito si se exhibiera junto
riamente apreciados como reliquias familiares y como slmbo- a él la imagen de su dueño o usuario original. En el ejemplo
lo de la destreza acumulada no sólo por quien lo lleva puesto, que les muestro, puede advertirse el tamaño del arco en com-
sino también por sus antepasados, ya que su propiedad se paración con el de su dueño caribe.
transmite por la línea paterna de descendencia y se va suman- En resumen, una buena serie de fotografias que mostra-
do en cada poseedor. ra los diversos bienes de un hombre primitiyo y la manera en
En la siguiente imagen puede verse un pequeño collar del que los utiliza resultarían mucho más insu"uctiyas e interesan-
mismo tipo, pero recién empezado. En este caso deben seña- tes que cualquier colección de los propios objetos. Podría
larse también los brazaletes de algodón, prendidos con una actuarse del mismo modo si, en vez de ilusu"ar los objetos, lo
especie de broche o disco de hueso o de caparazón de tortuga, que se desea es ilustrar las costumbres, tal como puede ob er-
que se encuentran también entre los ornamentos más caracte- varse en unos cuantos ejemplos de la larga serie de imágenes
rísticos de los caribes. Yen otra ilustración puede verse el ama- de juegos protagonizados por este pueblo.

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Muchos de esos juegos son representaciones teatrales de agutí entre las rejas del corral, es decir, entre las piernas del
eventos cotidianos. Una de ellas representa sus raras y azarosas círculo de actores. Pero el corral viviente gira y gira sobre sí
visitas a la lejana ciudad. Entre las numerosas figUras que hay mismo, y al jaguar no le resulta nada fácil agarrar al agutí y
en este juego, una de ellas representa a los indios tripulando la sacarlo de allí.
piragua en la que efectúan el viaje a través de los grandes ríos Aún más curioso es el juego de los látigos de los arawacos. En
del país. Todos los actores (excepto dos) se sientan en el suelo, él participa un número indeterminado de personas (aunque,
uno detrás de otro, se agarran bien al que tienen delante y for- por lo general, sólo hombres y muchachos) durante uno, dos o
man una larga hilera que, gracias al movimiento de pies y pier- tres días con sus correspondientes noches --el tiempo que per-
nas de sus integrantes, avanza lentamente, oscilando de un mitan las reservas de paiwari, la cerveza local-o Salvo en breves
lado a otro. De esta forma (que, sin duda, provoca un roza- intervalos, los actores se disponen en dos filas, una frente a otra.
miento bastante doloroso, a tenor de la dureza del pavimento De vez en cuando, una pareja de actores, uno de cada fila, se
de piedra que recorren los actores y debido a que nada prote- separa del resto. Uno de ellos avanza una pierna permanece a
ge su piel) se obtiene una representación muy realista del la espera, firme; el otro mide cuidadosamente la distancia que
balanceante avance de una gran piragua llena de indios, un les separa y, con un potente látigo similar al que portan todos los
movimiento similar al que debe producirse en un viaje real. A contendientes, azota con todas sus fuerzas la pantorrilla de su
esa ilusión contribuye también la ruidosa imitación, por parte compañero. El latigazo equivale al disparo de una pistola, y el
de los actores, del característico y rítmico batir de los remos a resultado es un profundo corte sobre la piel de la pantorrilla del
ambos lados de la piragua, y de los gritos de los remeros. receptor. A veces se aplica un segundo latigazo de similares
En otra de las numerosas figuras, los actores, alineados, características. A continuación, los actores intercambian sus
apoyan sus manos y sus pies en el suelo, elevan sus muslos y, puestos y el hombre azotado azota a su compañero. Acto segui-
muy unidos unos a otros, forman un largo túnel a través del do, los dos se retiran, beben juntos animadamente y regresan a
cual deben ir pasando todos ellos (como en la conocida figura la fila para pasar el testigo a otra pareja, aunque en eguida y
de la antigua danza de sir Roger de Coverly, aunque en este periódicamente vuelven a repetir su acción.
caso arrastrándose): el viaje está a punto de terminar, y los que He comentado que los participantes má activos en este
regresan a casa han abandonado el gran río y se aventuran por extraordinario juego son los hombres y los muchacho. Sin
el estrecho afluente, densamente techado por la colgante vege- embargo, las mujeres también juegan de vez en cuando. Ycabe
tación, que les lleva directamente a sus hogares; y la piragua señalar que, cuando así ocurre, las fustas se sustituyen por figu-
tiene que abrirse camino bajo este túnel natural. ras de madera que representan a una garza y los terribles lati-
Otros juegos característicos de los pieles rojas [sic] que gazos se convierten en ligeros picotazos de esta aves. ~o tengo
habitan la región fronteriza entre la Guayana y Brasil son sim- noticia de que, entre pueblos en este estado de ci\ilización, se
ples representaciones del comportamiento de algunos anima- dé ningún caso similar que refleje el germen de la idea de cor-
les. Uno de ellos, por ejemplo, representa a un agutí en un tesía para con el sexo débil.
corral y los intentos de un jaguar por hacerse con él. Los acto- Otro interesante juego es protagonizado por los warrau.
res forman un círculo extendiendo sus brazos sobre los hom- Cada participante (en este caso sólo participan lo hombre)
bros de sus compañeros. En el interior de ese círculo, uno de porta un gran escudo fabricado con las hojas del alTuaje (Mau-
los actores se arrodilla y simula ser un agutí -un pequeño ani- ritiaJlexuosa). Losjugadores se disponen por parejas, e intentan
mal que los pieles rojas [sic] suelen criar en cautividad- den- derribar al contrario presionando con sus e cudo .
tro del redil. Otro actor vigila desde el exterior: es el jaguar, El último conjunto de imágenes que someto a u con ide-
que fija su hambrienta mirada en el agutí. Intenta atrapar al ración es una serie que ilustra el modo de vida de lo curiosos

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y comparativamente poco conocidos warraus, unos pieles donde las raíces de los manglares no ofrecen el soporte nece-
rojas [sic] que habitan las extensísimas marismas que cierran sario, los troncos caídos son transportados a la acuosa marisma,
la desembocadura del río Orinoco. Diversos comentaristas, donde a veces se apoyan en muescas practicadas en los troncos
entre ellos Humboldt, dijeron de estos hombres que vivían en que quedan en pie y, a veces, en postes clavados a propósito en
casas colgadas de lo alto de las palmeras. Sus costumbres no el blando suelo.
son tan extrañas como podría deducirse de ese relato, pero no Puede parecer que los warraus son un pueblo desdichado,
cabe duda de que su modo de vida es bastante peculiar. Aun- pero en realidad no es así. Son felices y orgullo os. Y las
que sus casas no están colgadas de las palmeras, en verdad siguientes imágenes dan cuenta de su aspecto físico. La prime-
puede afirmarse que su supervivencia depende de dicho ra muestra a un padre con sus dos hijos que encontramos en
árbol. La palmera en cuestión es el aguaje, la Mauritia flexuosa una de las casas que visitamos en la expedición a la que me he
de los botánicos, que crece en abundancia en las marismas del referido; en la segunda figuran la esposa y lo parientes feme-
Orinoco. La blanda médula del interior de la hoja de esta pal- ninos del mismo dueño de la casa; y en la última aparecen un
mera, los gusanos que se reproducen en los troncos en des- vecino y su hijo. En esta última imagen puede verse un pan de
composición que han sido talados para obtener dicha médu- aguaje elaborado con la pulpa compactada de los frutos des-
la, la savia que se acumula y fermenta en los huecos de los huesados de la palmera.
troncos caídos, y la suave pulpa que rodea las semillas de esta Aunque no haya agotado todo el tiempo de que dispongo,
palmera, constituyen, junto con los escasos cangrejos y peces espero que mis comentarios y las imágenes expuestas hayan
que capturan, el alimento de este pueblo que, a diferencia de bastado para ilustrar la tesis de que la cámara al margen de sus
los pieles rojas [sic] de otras regiones, no cultiva el campo y aplicaciones en la fotografía anu'opométTÍca, puede ofrecer
casi nunca caza. Unos cuantos troncos caídos de esta palmera, grandes ventajas a aquellos viajeros aficionados a la anrropolo-
alineados sobre la tierra pantanosa, proporcionan a este pue- gía que deseen someter al escrutinio de otros aficionados que
blo a la vez el único cimien to y el suelo para sus casas; y cua- no tienen la suerte de poder viajar regisrros preci o de la apa-
tro postes erigidos en las esquinas de esta plataforma y un teja- riencia, la vida y los hábitos de los pueblos primitiyos \i itados.
do formado por hojas de la misma palmera completan la Sólo me resta añadir unas palabras acerca del necesario equi-
sencilla morada. Prácticamente el único mobiliario con que pamiento que deben llevar consigo quienes viajen por vez pri-
cuentan es la hamaca, fabricada con fibras de las hojas jóvenes mera a países ignotos.
de dicha palmera. o hace falta que me extienda en exceso, ya que existe un
Probablemente debido a la seguridad que ofrece el aisla- admirable capítulo dedicado a este asumo en la última edición
miento, estas extrañas viviendas no están situadas a orillas del del provechoso libro Hints to Tmvellers, del difunto W. F. Don-
río, sino mucho más lejos, en la espesura de la marisma. No kin, publicado por la Royal Geographical Society. Mi único
hace muchos meses, cuando visitamos uno de estos asenta- propósito aquí es añadir un puñado de bre"es notas obre el
mientos, tuvimos que caminar más de tres millas [4,827 km], Y particular en mi condición de persona que ha acumulado una
realizamos la mayor parte del trayecto por una pista construi- considerable experiencia en la difícil práctica de la fotografía
da artificialmente con árboles caídos y elevada entre cinco y en un país salvaje y poco explorado. Las consideraciones del
diez pies [1,52 y 3,04 m] por encima del suelo. Cerca del río, señor Donkin, pese a ser acertadas, no parecen haber tenido
la senda discurre por encima de la intrincada maraña de raíces en cuenta el caso de un viajero que se desplaza más allá de los
de los manglares y los árboles han sido talados de tal manera confines de la civilización.
que sus troncos, apoyados en las arqueadas raíces, forman un La principal cuestión que hay que tener en cuenta a la hora
sendero continuo, estrecho y resbaladizo. Más adelante, allí de preparar el equipamiento son las circun tancias del país en el

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que dicho equipo se va a utilizar. o creo que sea necesano rnsis- Un asunto más dificil de resolver tiene que ver con la posi-
tir en que la transportabilidad del equipo es una consideración bilidad de utilizar placas de vidrio o, por el contrario, alguno
esencial para cualquier país en el que el viajero tenga que llevar de sus numerosos sucedáneos en forma de película. A tenor
consigo todo lo necesario, ya sea en embarcaciones de reducidas del enorme peso de la provisión de placas de vidrio necesaria
dimensiones o a hombros de porteadores. Sin embargo, en un para un viaje como el que planteamos, a primera vista parece-
país como la Guayana existen otras circunstancias que a menu- ría bastante evidente que debería darse preferencia a las pelí-
do se pasan por alto y que son igualmente esenciales, tales como culas, que son mucho más ligeras. Sin embargo, las películas,
el calor y la extraordinaria humedad. Otra cosa que convendría tal y como se fabrican hoy en día, tienen la gran desventaja de
tener en cuenta y que se suele pasar por alto aún con más fre- que no se conservan en buen estado durante demasiado tiem-
cuencia es que, en un país como la Guayana, el viajero permane- po en un clima muy cálido y muy húmedo. Ademá , al parecer,
ce todo el día y toda la noche a cielo abierto, y bajo un cielo en en un clima cálido resulta muy dificil secar las actuale pelícu-
el que muy rara vez --en realidad, sólo durante las escasas horas las después del revelado, lo que supone una clara desven taja
nocturnas en las que no hay luna y las nubes ocultan las estre- cuando hay que proceder a ese revelado sobre la marcha,
llas- deja de haber una luz cuyo reflejo supone un estorbo al como ocurre en el caso que nos ocupa. Ni siquiera puede supe-
cambiar las placas o al realizar cualquiera de los procesos que los rarse esta dificultad mediante el empleo de alcohol de quemar
fotógrafos sólo pueden efectuar bajo una luz de color rojo. Los con las que, en mi opinión, son las mejores películas existentes
breves comentarios que haré acerca del equipamiento deberán -las de xilonita-, ya que el alcohol no sólo ocupa mucho
tener siempre en cuenta estas consideraciones. espacio a la hora de transportarlo, sino que, desgraciadamen-
Servirá una cámara de cualquier marca, siempre que sea te, disuelve la sustancia de la que están hechas e tas películas.
sólida y lo más ligera posible. Lo único que aquí puede ser obje- En resumen, por el momento lo mejor selia llevar unas cuan-
to de deliberación es su tamaño. A simple vista, podría parecer tas buenas placas de vidrio para los trabajos más especiale y
acertado recomendar el empleo de una cámara pequeña (por películas de xilonita para las ocasiones más comunes, y esperar
ejemplo, de una placa de un cuarto o incluso una cámara que los defectos aludidos se solucionen pronto y se puedan uti-
manual aún más pequeña), pero casi estoy seguro de que el ta- lizar únicamente películas.
maño más satisfactorio (tal como también recomienda el señor La siguiente consideración atañe a los mejore medio para
Donkin) es el de 7,5 x 5 pulgadas [19,05 x 12,7 cm]. Su única obtener una iluminación fotográfica fiable y útil en tales oca-
desventaja es que, por alguna misteriosa razón, los vendedores siones. Si se decide preservar las placas tras su expo ición para
de material fotográfico de las ciudades de las colonias, a los que revelarlas en casa, es absolutamente nece ario di poner de
a menudo conviene recurrir para obtener material, no suelen algún tipo de bolsa o "tienda oscura" en la que quitar de los
tener en su almacén placas y otros materiales para ese tamaño. portaplacas las placas que ya hayan sido expuestas, empaque-
Respecto a las cámaras manuales, ya sean grandes o pequeñas, tarlas sin problemas e insertar nuevas placas no expuestas. He
son todas espantosas, y es mucho más dificil obtener resultados oído muchas veces que todo eso puede hacer e de noche, con
satisfactorios con ellas que con las cámaras f~as. ayuda de la luz de una simple vela tamizada por una pieza de
En lo que respecta a la elección de lentes para nuestro espe- algún material rojo; sin embargo, por las razone que ya he
cífico propósito, en caso de que sólo se pueda optar por una, las indicado, este procedimiento es prácticamente imiable cuan-
mejores opciones son, o bien una lente Rapid Syrnmetrical de do se viaja bajo el cielo tropical en regione donde no hay
Ross, o bien una de las nuevas lentes concéntricas del mismo casas. Cualquiera de los habituales modelos de bolsas para
fabricante. Si el dinero no es un obstáculo, sería conveniente cambiarse de ropa, lo suficientemente grande ~. lo uficiente-
añadir una de las nuevas lentes telescópicas de Dallmeyer. mente ventiladas como para permitir la inserción de la cabeza

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y los brazos, servirán para este propósito. Sin embargo, este sis- Pero tan importante como la elección del material e la
tema sólo proporciona un medio para cambiar las placas y no forma en que de vez en cuando hay que embalarlo. Hay que
permite saber lo que hay en cada una de ellas; además, si tene- intentar evitar los efectos perniciosos del calor, la humedad y
mos en cuenta que las placas reveladas se transportan con los insectos y, una vez más, debe tenerse en cuenta su transpor-
mucha más facilidad y seguridad que las no reveladas, es tabilidad. La cámara, los portaplacas y todo lo necesario para la
mucho mejor, por tanto, revelar las placas durante el viaje y, exposición deberían transportarse en un estuche metálico y no
para ello, es conveniente disponer de algo más que la simple de piel, y ese estuche debería ser lo más hermético posible y lle-
bolsa aludida. Lo que se requiere es algún tipo de "tienda oscu- var en su interior unas cuantas bolsitas de muselina rellena de
ra" provista al menos de una pileta y algún tipo de estante naftalina. y, dentro del estuche, la lente o las lentes deberían ir
donde colocar el equipo con el que se está trabajando (esto es, en otro estuche metálico más pequeño. Muchas de las habitua-
un par de platos, un soporte para sostener ocasionalmente las les cajas de cuarto de libra de tabaco pueden reconyertirse para
placas, el recipiente que contiene el imprescindible suministro cumplir esta última función. Cada portaplacas debe ir en u
de agua y las tres o cuatro botellas con los productos químicos correspondiente bolsa opaca de terciopelo; de hecho, la mejor
necesarios), y la tienda debe estar lo suficientemente ventilada manera de embalar todo el material del equipo con iste en
para que el usuario pueda permanecer en su interior bastante poner cada arúculo en su propia bolsa de terciopelo" E to,
tiempo. En el mercado se ofertan numerosos cuartos oscuros junto con el "paño oscuro" y quizá también una gamuza' un
portátiles que dicen responder a estos requisitos. El mejor de viejo pañuelo de seda para la limpieza, proporciona todo lo
ellos quizá sea uno conocido como "el cuarto oscuro del ejér- necesario en lo que respecta al embalaje. También debe aplicar-
cito", fabricado por Messrs. Davenport y Ca., aunque su peso se de vez en cuando una ligera capa de vaselina con fenal a los
(70 libras [31,78 kg]) prácticamente lo inhabilita para su em- fuelles de la cámara y a todos los elemento de piel.
pleo en viajes como el que aquí se contempla. Otro cuarto La provisión de placas de vidrio y películas también debe
oscuro de los mismos fabricantes, llamado "cónico", parece ser embalarse cuidadosamente. Cada docena de placa debe dis-
más manejable, pero carece de pileta y estante, y ambos ele- ponerse en un estuche metálico específico (la mayoría de los
mentos son imprescindibles: prácticamente no es más que una vendedores, entre ellos Messrs. V\raten y \'-aim\Tight, ofertan
simple tienda de campaña realizada con material opaco, aun- este tipo de estuches), cuya tapa no debe e lar soldada, ino
que probablemente cumpliría todos los requisitos si le añadie- protegida, en su unión con el cuerpo de la caja, por una pieza
ran algún tipo de pileta y estante portátiles. de papel encerado o, mejor aún, por una banda de caucho
En resumen, todavía no se ha inventado la tienda oscura como las que se utilizan para similares propósitos en lo tubo
adecuada para viajes como el que consideramos aquí. Reco- de cloruro de calcio en los que suele guardarse el papel de pla-
miendo a quien se aventure a crear una tienda que satisfaga tinotipo. Los paquetes de películas deben embalarse de la
todos los requisitos que no se olvide de un elemento esencial: misma manera, aunque en este caso disponiendo \"arias doce-
debería iluminarse desde el exterior, a través de una ventana nas en el mismo estuche. Toda la provisión de \idJio y pelícu-
fabricada con algún material adecuado, irrompible y traslúci- las debe envolverse después en papel no acúnico, que puede
do, de cuya cara exterior pudiera colgarse una vulgar lámpara. resultar muy útil en el curso del viaje, y debe di poner e, de
Cabe plantear otros dos consejos en relación con el mate- nuevo con un poco de naftalina, en un estuche hermético que
rial: uno de ellos es utilizar cubetas de xilonita y, en caso de uti- se pueda cerrar con llave.
lizar alcohol, una cubeta de ebonita especialmente para esa Todos los estuches herméticos que se utilicen deben Ileyar
sustancia química; el otro es utilizar el nuevo revelador conoci- anillos metálicos externos y correas de piel para facilitar el
do como amidol, que puede transportarse en seco. transporte.

134
No menos esencial es cubrir todo el equipo con una lona
impermeable cuando se deje al aire libre por la noche. En esos
casos, por cierto, conviene también no poner !os estuch~s
directamente sobre el suelo, sino colgarlos de los arboles o dis-
poner un lecho de ramas para que no to~uen el suelo. Fotografía para antropólogos* (1896)
Para concluir, sugiero que este Inst:J.tuto se encargue de
recopilar y disponer adecuadamente todas las fotografías seme- M. V. Portman
jantes a las aquí aludidas que los antropólogos puedan conse-
guir en sus viajes. Mi única excusa para molestar al Instituto Antropológico con
esta ponencia es que soy un aficionado a la fotografía antropo-
lógica que ha adquirido cierta experiencia practicando ese arte
en los climas más duros y que, tras haber experimentado con
casi todos los principales tipos de cámaras, placas y equipos
Notas: que hay en el mercado, ha resuelto qué artículos son nece a-
rios y en qué fabricantes se puede confiar.
Trabajo en el Departamento de Etnografía del Briti h Mu-
l. [El autor ha tenido la amabilidad de regalar a la Biblioteca copias seum, y decidí ponerme en contacto con Mr. C. H. Read, quien,
de las fotografias a las que hace referencia]. además de ser uno de mis superiores, forma parte del Consejo
2. "Brevis et admiranda descriptio regni Guianae ... quod nuper del Instituto Antropológico y ha coeditado la obra ates and
admodum ... per generosum D. D. Gualtherum Ralegh equitem Qy,eries on Anthropology, para indicar que, en mi opinión, el a-
Anglum, detectum est." Impensis Levini Hulsil. 4to. oribergae, pítulo LXVII de dicha obra no resuelve todas las dudas que
1599. probablemente se le plantearían a un explorador que preten-
3. Sólo un número limitado de las fotografias expuestas para ilustrar diese realizar fotografías con fines antropológicos. Creo que el
la lectura de esta comunicación pueden reproducirse en la Re- libro está escrito desde el punto de vista de 1m antiguo mae tro
vista. que, en su dominio de la materia, no es capaz de entender que
los demás la desconocen. Las personas ignorantes, sin embar-
go, constituyen la mayoría, y es para ellas para quienes escribo.
No pretendo enseñar al explorador a sacar fotografías. E o
se puede aprender fácilmente en cualquier ciudad, sobre todo
en Londres, donde instituciones como la London Stereoscopic
Company y creo que también la Polytechnic Institution, por
citar un par de nombres, imparten clases sobre el particular.
Aprender a obtener un negativo y a positi\'ar ese negati\'o en
papel de platinotipo resulta bastante fácil y doy por supuestos
esos conocimientos. La información que suele aparecer en los
manuales de fotografía es de muy poca utilidad para el tipo ele

'" M. V. Porttnan, "Photography for A11 thropologi ts-, lOl/mal o/lhe .1 n Ifn-o-
pological Institute o/ Great Britain and heland, vol. 25, 1 96, pp. 7.- 7.

136 137
fotógrafo al que me dirijo. Esos manuales, o bien se escriben Cuando los sujetos posan, deben mantener el cuerpo firme
por interés de alguna empresa cuyos materiales pueden ser y la cabeza erguida, con los ojos mirando al frente hacia un
completamente inadecuados para el clima en el que tenemos objeto situado a su mismo nivel. (Exactamente como se fijan
que realizar nuestro trabajo, o bien ofrecen una larga lista de para su medición en la lámina 11.)
aparatos, placas, reveladores y sistemas de impresión entre los El Capítulo VII de esa misma parte se puede ilustrar con
que el antropólogo puede escoger, pero no dan ningún conse- fotografias, al igual que el Capítulo J\.'VIIl; las actitudes y los
jo acerca de lo que le servirá o no en climas extremos. movimientos se captan mejor con una cámara manual.
Además, no creo que el explorador saque demasiado parti- El Capítulo XXI, sobre fisiognomía, también puede ilustrar-
do de sus consultas a publicaciones especializadas o empresas se con fotografias y se puede mostrar la evolución con fotos de
punteras. Firmas rivales, cuyo principal objetivo es vender sus sujetos a diferentes edades. Dichos sujetos deberían e tar com-
propios productos, alardean de la exclusividad de su mercan- pletamente desnudos, habría que sacar una \"Ísta de frente y
cía y publican anuncios contradictorios y desconcertantes, y no otra de perfil de cada uno de ellos, y el sujeto debería posar
hay muchos fotógrafos o comerciantes en Inglaterra que pose- contra un fondo ajedrezado en blanco y negro con cuadritos
an la experiencia en climas extremos o en el tipo de traba- de exactamente 2 x 2 pulgadas [5,08 x 5,08 cm]. Habría que
jo requerido por los antropólogos que les legitimaría para dar fotografiar todas las anormalidades o deformacione naturales
consejos. o provocadas, para ilustrar los capítulos VIl, obre medicina,
Hoy en día, nadie discute la importancia de la fotografia VIII, sobre enfermería, operaciones, vendajes, etc.
para el antropólogo, en particular cuando se trabaja con esme- En la Parte 11, la fotografia resultaría enormemenre útil
ro. En la obra a la que me he referido anteriormente, el señor para responder con precisión a todas las cuestiones. Se pueden
Read afirma que "lo mejor es dedicar todo el tiempo posible a fotografiar la fabricación de diferentes instrumento y armas,
la cámara fotográfica, o a hacer dibujos detallados. De este etc. (mostrando todas las fases desde la mate¡;a prima al ar-
modo, el viajero trabaja con hechos incuestionables y el regis- tículo acabado) e incluso las distintas acti,idades cotidianas de
tro obtenido puede ser analizado, partiendo de las mismas un pueblo primitivo.
bases, por los investigadores subsiguientes, mientras que las Respecto a la fotografia de razas salvajes, los siguientes con-
tímidas respuestas de los nativos a las cuestiones planteadas a sejos pueden ser de utilidad.
través de un intérprete nativo rara vez pueden considerarse fia- Es absolutamente necesario ser paciente con lo modelo y
bles y tienden a aportar más confusión que beneficios a la no tener ninguna prisa. Si un sujeto es un mal modelo y no e
antropología comparada". dispone de una cámara manual, lo mejor es prescindir de él
Mi intención con este escrito es informar a los aspirantes a buscar otro, pero no hay que perder nunca la calma}' decirle a
exploradores o registradores de datos etnográficos, y no a los un salvaje que piensas que es estúpido, que haciendo el tonto
fotógrafos expertos, aunque me propongo relatar algunos puede irritarte ni tampoco retrasar tu trabajo. ni tampoco que
detalles de mi propio procedimiento que posiblemente serán estás dispuesto a sobornarle para que se calle.
de utilidad también para estos últimos. Antes de hacer posar a un grupo de sal\"aje . hay que fijar la
Unas fotografias correctamente tomadas, con sus corres- cámara (salvo si se trabaja con una cámara manual. ob,iamen-
pondientes textos aclaratorios, procurarían las más satisfacto- te) y enfocar el punto en el que se van a colocar. Es fácil hacer-
rias respuestas a la mayoría de las preguntas que aparecen en lo marcando en el suelo el espacio en el que '"an a ituarse lo
Notes and Queries on Anthropolog)J. En la Parte I de esa obra, po- modelos y enfocando directamente a un trozO de madera o
dían ilustrarse los caracteres externos y habría que sacar gran- una piedra. El portaplacas debe estar momado y todo dispue -
des fotografias de los rostros, de frente y de perfil. to para que, en cuanto los sujetos se coloquen sati factoriamen-

138 139
te, se pueda retirar la tapa del objetivo y se produzca la exposi- Acerca de los climas
ción.
La etnología requiere precisión. o se busca una ilumina- El calor y el frío extremos, en sí mismos, no parecen afectar
ción delicada ni una fotografia pintoresca; lo importante es demasiado a un buen equipo fotográfico. En el primer caso,
que la iluminación general sea correcta y que un arma o una habría que usar alcohol de quemar en el revelador, o enfriar
pierna inoportuna. no oculten objetos importantes. Esto se las soluciones, para evitar el arrugamiento; en el segundo ca o,
puede determinar fácilmente disponiendo una pequeña lente habría que calentar todas las soluciones y el agua de lavar hasta
rastreadora sobre la cámara. unos 70°F [21°C]. En ambos casos, habría que forrar con piel
Si se trata un grupo sentado y se quiere mostrar cómo utili- de Rusia todos los elementos metálicos para evitar que se for-
zan las manos o las piernas para fabricar algún objeto, se puede men ampollas en los dedos.
dirigir la cámara por encima de sus hombros hacia los objetos Cuando sí que hay que tener mucho cuidado es en las situa-
y utilizar el panel trasero para enfocar. ciones de extrema sequedad o extrema humedad acompañadas
A falta de mejores ejemplos, remito a los fotógrafos intere- de calor o de frío; mi larga experiencia en la segunda de las
sados a mi Record 01 the Andamanese ilustrado, realizado para el situaciones citadas me lleva a pensar que es la peor de las dos.
British Museum y parcialmente concluido. En él hallarán las El mejor equipo para un clima extremadamen te seco y cáli-
directrices de mi trabajo y, sin duda, podrán mejorar el suyo. do quizá sea el de 5 x 4 pulgadas [12,7 x 10,16 cm] que se deta-
Antes de entrar en los detalles prácticos, haré referencia a lla más abajo, siempre y cuando se cambie toda la madera por
otro comentario del señor Read que, tal como he podido com- metal, y que todo el metal, incluida la montura de la lente, se
probar en dieciséis años de experiencia con salvajes, contiene forre con piel de Rusia.
uno de los consejos más valiosos del libro: "Los salvajes respon- Los paneles dobles traseros deberían ser resistentes, de tipo
den con más libertad cuando el interrogador se sitúa al mismo americano (no de tipo "libro") y, a ser posible, también debe-
nivel que ellos; así que, si ellos se sientan en el suelo, él debe rían ser metálicos. La firma Marion and Ca. ofrece una cáma-
hacer lo mismo". ra de metal que podría servir.
La primera pregunta que debe hacerse todo aquel que Si se siguen cuidadosamente mis instrucciones, el daño pro-
ambicione ser un buen fotógrafo antes de adquirir su equipo vocado por la excesiva humedad puede, hasta cieno punto, evi-
fotográfico es: ¿de qué tamaño serán los negativos que em- tarse.
plearé? y, antes de responder a esa pregunta, debe considerar Lógicamente, un viajero llevará un equipo más reducido
las siguientes cuestiones: que una persona que vaya a tener una residencia estable; el
alojamiento que encuentre esta última determinará el tipo de
¿Adónde vaya viajar? estudio que pueda montar y la posibilidad de trabajar con pla-
¿Cómo es el clima allí? cas mayores de 3,5 x 6,5 pulgadas [8,89 x 16,51 cm].
Cuando llegue al país, ¿fijaré mi residencia en algún lugar Si se tiene un fácil acceso a más material foto<Tráfico, no es
o me dedicaré a viajar? necesario que la reserva de placas y productos químicos ea
¿Dónde me vaya alojar? muy grande, y el fotógrafo puede permitirse la adquisición de
¿Qué grado de civilización y cordialidad han alcanzado los placas y películas isocromáticas, por ejemplo.
hombres que me dispongo a estudiar? Haciendo un paréntesis, me gustaría eñalar que, aunque
Cuando me encuentre entre ellos, ¿podré abastecerme de no tengo vínculos con ninguna fu-ma en concreto ni de eo
nuevos productos en algún almacén bien provisto? anunciar los productos de ninguna empresa, considero necesa-
Por último, ¿cuánto dinero tengo intención de gastar? rio citar en este artículo a qué fabricantes puede recurrir el lec-

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tal' para comprar su equipo. La única razón por la que doy los (Como podrán comprobar, siempre recomiendo el uso de
nombres de estos fabricantes es porque les he comprado pro- lentes que superan en uno o dos número a las indicadas para
ductos y sé por propia experiencia que esos productos son fia- cubrir la placa utilizada. Las razones son obvias.)
bles. Sólo he mencionado, por tanto, las siguientes firmas:
Messrs. Ross and Ca., Dallmeyer and Ca., Watson, Newton
and Ca., The London Stereoscopic Company, Marion and Ca., Equipo n.O 2
Wratten and Wainwright, y MI'. P. Meagher.
Messrs. Newton and Ca, del número 3 de Fleet Street, fabri- La fotografía estereoscópica resulta muy útil en los estudios
ca casi cualquier aparato científico que se le encargue, con exce- antropológicos, ya que con el estereoscopio se advierten peque-
lentes resultados. ños detalles que suelen pasar inadvertidos en una impresión
Describiré ahora los diferentes equipos que recomiendo normal. Se recomienda, por tanto, lo siguiente:
para cámaras fijas, empezando por las más pequeñas y dejan- Una cámara de 8 x 5 pulgadas [20,32 x 12,7 cm] con doble
do para más tarde las cámaras manuales. Los accesorios nece- extensión, etc., que cuente con u-es frontale móvile y un tabi-
sarios para todos los equipos se mencionan más adelante; las que móvil en el centro que se insertará cuando e emprenda el
siguientes informaciones sólo se refieren a cámaras, lentes, etc. trabajo estereoscópico. En uno de los frontales debe haber dos
lentes Rapid Symrnetrical de Ross de x 5 pulgada [20,32 x
12,7 cm], emparejadas con precisión. En Otro frontal debe
Equipo n.O 1 haber una lente Rapid Symmetrical de Ross de 10 x 8 pulgadas
[25,4 x 20,32 cm], y en el tercer frontal, una lente Wide Angle
Una cámara cuadrada, de 5 x 5 pulgadas [12,7 x 12,7 cm], de Rectilinear n.O 1 de Dallmeyer. Los seis dobles paneles traseros,
caoba rematada en latón, con fuelle de piel de Rusia. Doble las patas del trípode, el estuche, etc., deben disponer e igual
extensión. Debe tener un doble panel trasero y paneles fronta- que en el equipo anterior.
les extraíbles que admitan cualquier tipo de placa de 5 x 4 pul- Una ventaja de esta cámara es que cada mitad de la vista
gadas [12,7 x 10,16 cm]. Se necesitan seis dobles paneles trase- estereoscópica puede utilizarse como una placa normal de 5 x
ros revestidos de latón y dos lentes, una Rapid Symmetrical de 4 pulgadas [12,7 x 10,16 cm] con la que e pueden obtener
Ross de 8 x 5 pulgadas [20,32 x 12,7 cm] y una Wide Angle directamente diapositivas para linternas máaicas o realizar
Rectilinear n.O 1 de Dallmeyer. Un obturador de guillotina para ampliaciones.
trabajos rápidos. Un trípode con patas resistentes y cabezal Nota.- Reduzca siempre la apermra del diafragma cuando
metálico. Una lente de enfoque. Un nivel de bolsillo. tome imágenes estereoscópicas y someta la placa a una exposi-
Un paño para el enfoque, de cinco pies [152,4 x 152,4 cm] ción muy larga. La cámara debe nivelar e con precisión.
de lado. La cámara, los dobles paneles traseros, las lentes, etc. Para personas que tienden a cambiar mucho de ubicación,
deben guardarse en un estuche macizo de cuero, forrado de el siguiente tamaño quizá sea el que puede tran-portarse más
paño, que debe tener cerradura y una funda resistente e cómodamente.
impermeable.
Con todos estos elementos puede realizarse un excelente
trabajo. Con una lente de F/64 se pueden obtener negativos Equipo n.O 3
que permiten ampliaciones de hasta 15 x 12 pulgadas [38,1 x
30,48 cm] y, de este modo, se pueden conseguir muy buenas Una cámara cuadrada de placa entera)' doble exten ión, dota-
imágenes de cabezas a tamaño natural. da de una lente Rapid Symmeu'ical de 10 x pulgadas [25,4 x

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20,32 cm] y una lente Wide Angle Rectilinear n.O 1 de Dallme- Las diapositivas de linterna mágica, quizás el mejor medio
yer; también con seis dobles paneles traseros y todos los acce- para examinar fotografias pequeñas, es mejor que también las
sorios mencionados en el equipo n.O 1, que debe tomarse como elaboren las citadas empresas, ya que el explorador sin duda
referencia para el tipo de cámara que hay que adquirir. preferirá invertir su tiempo en recopilar datos antropológicos
Con este equipo, resultará más útil y más práctico llevar una antes que en operaciones fotográficas.
cámara más pequeña que tener que utilizar portaplacas para Las cámaras cuadradas con dobles paneles traseros oscilan-
placas más pequeñas en los dobles paneles traseros, así que tes y paneles frontales extraíbles son las mejores; recomiendo
aconsejo añadir la cámara y demás elementos del equipo n.O l. utilizar trípodes con cabezales grandes y patas largas y resisten-
Nota.- Con este equipo pueden hacerse muchos trabajos tes. Es mejor que las patas sean de una pieza, y no se deben uti-
muy útiles. lizar nunca patas telescópicas.
Con todos los equipos descritos, hay que llevar los siguien-
tes artículos:
Equipo n.O 4 Placas.- Para el trabajo habitual, las mejores placas que
conozco son las "Instantaneous" de Messrs. Wratten and vVain-
Este equipo sólo deben adquirirlo aquellas personas que pien- wright, y para trabajos muy rápidos, las "Drop Shutter Special"
sen permanecer durante mucho tiempo en un mismo lugar, que de la misma casa. Cada docena de placas debe guardarse en
tengan fácil acceso a los salvajes y cuenten con un estudio, etc. una lata precintada; de este modo, las placas se conser an
Una cámara de doble extensión de 15 x 12 pulgadas [38,1 x en buen estado durante años, si se almacenan en lugar seco.
30,48 cm], dotada de una lente Rapid Syrnmetrical de 18 x 16 Doce docenas es un buen número para llevar, siempre y cuan-
pulgadas [45,72 x 40,64 cm] y una lente Wide Angle Rectiline- do pueda recurrirse a ulteriores suministros.
ar de Dallmeyer de 18 x 16 pulgadas [45,72 x 40,64 cm]. Tam- Si existe una buena comunicación con Inglaterra, las placas
bién con seis dobles paneles traseros en un estuche indepen- isocromáticas de Edward son de primera clase, y dan unos mag-
diente, un trípode con patas largas y un estante para el estudio. níficos resultados que no pueden obtenerse con ninguna otra
Este equipo debe ir acompañado del equipo n.O 2, y tam- placa, aunque no se conservan bien.
bién debería añadirse una cámara manual. Las películas no son recomendables.
Para orientación de los compradores, he de decir que yo (Para diapositivas o transparencias de linterna maglCa, si
poseo todas las cámaras mencionadas, además de otras, y que van a hacerse en el campo -lo cual no recomiendo-, lo
doy un uso distinto a cada una de ellas. Mis cámaras son cua- mejor son las placas de clorobromuro de Marion, que deben
dradas, de doble extensión, y han sido fabricadas por P. Meag- revelarse con el viejo revelador de oxalato de hierro.)
her; y mis lentes se corresponden con lo expuesto más arriba. Barniz para negativos.- El Barniz de Cristal de la casa Wrat-
La lente Double Anastigmatic (Serie ID) de Goerz también ten and Wainwright es bueno, siempre y cuando se aplique en
resulta de gran utilidad para el trabajo científico. frío. Se utiliza simplemente como protector; al yolver a Inglate-
Nota.- Con las lentes, deberían utilizarse diafragmas Iris o rra se puede quitar y aplicar un barniz permanente. Se reque-
diafragmas Waterhouse. rirá una funda neumática de placas.
Tras obtener una copia en platinotipo de los negativos este- Papel para copias.- El mejor, tanto por su fácil manejo como
reoscópicos para su registro, estos deben enviarse a Inglaterra, por su resistencia, es el "Cold Bath Paper" de la Platinotype
a alguna firma especializada, como la del señor Chadwick o la Company. Se conserva bien durante un año a partir de su
London Stereoscopic Ca., para que puedan prepararse las fecha de fabricación, si no se abren las latas. Cada lata uele
transparencias a partir de ellos. contener un máximo de veinticuau-o unidade _ ~- quien lo uti-

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lice deberá organizar su trabajo para imprimir todo el conteni- Las sombrillas pueden fúarse en el suelo.
do de una lata en un mismo día. Siempre que se trabaje al aire libre, la cámara y el e tuche
Paños para el enfoque.- Deben ser de 5 x 5 pies [152,4 x de dobles paneles traseros deben protegerse del sol mediante
152,4 cm] para las cámaras pequeñas, y de 6 x 6 pies [182,88 x una sombrilla.
182,88 cm] para las grandes; de terciopelo, forrados con tela Cada doble panel trasero debe conservarse en su propia
roja o amarilla, y siempre hay que llevar con ellos una caja de bolsa, numerada, de seda o terciopelo. Sólo se debe sacar de
imperdibles (media docena sirven para sujetar el paño alrede- esa bolsa cuando haya que reemplazarlo tras la expo ición, y
dor del objetivo, las patas del soporte, etc.). El paño siempre eso siempre debe hacerse bajo el paño para el enfoque.
debe cubrir totalmente la cámara, y no está de más llevar dos Cada lente debe guardarse bajo llave en un estuche de cuero
paños por cámara. forrado de terciopelo.
Se requiere también una buena lente de enfoque como las que La piel de gamuza no se debe utilizar nunca para forrar.
ofertan varias conocidas firmas; debe utilizarse siempre que se A! final, resulta más barato adquirir los mejores componen-
quiera observar algún detalle con gran precisión, no para rea- tes. Todos los elementos de madera deben ser de caoba; todos
lizar imágenes. Las "(borroso)grafias" no tienen demasiado los de piel, de piel de Rusia. o debe utilizar e hierro ni cual-
sentido en el trabajo antropológico. quier otro metal que se oxide. El peso no importa; lo que im-
Las tapas de los objetivos siempre deben llevar un cordel (de porta es la resistencia.
sedal) atado a la montura de la lente. Nivel para la cámara.- Todos los fabricantes proporcionan
El tornillo del cabezal del trípode debe estar conectado con buenos niveles.
éste por una cadena, y el cabezal debe estar forrado de piel o Hace falta una lmena tienda oscura. Pueden encontrarse en
fieltro (cosido, no pegado). Meagher y en Wratten and Wainwright. Compre la mayor que
Utilicen latón en todas las piezas metálicas y eviten el alu- pueda transportar.
minio. Se necesitan un par de brochas planas de pelo de came-
Para los trabajos instantáneos se necesitará un lmen obturador. llo de cinco pulgadas, para desempolvar lo ponaplacas y las
Los mejores son los Wollaston, Bausch and Lomb, Thornton-Pic- placas.
kard y los habituales obturadores de guillotina metálicos. Las pe- Las siguientes obras son buenos manuales de foragrafia: Bur-
rillas y tuberías de caucho para accionar neumáticamente el ob- ton 's Photography; The London Stereoscopic Campan)' 's ABe o/ Pholo-
turador son inútiles, y el disparador debe ser un gatillo metálico. graphy; Photography for Amateurs, de Hepworth; Dictionar)' ofPho-
Se requieren medidas de vidrio de diversos tamaños: una de tography, de Wall; y Photography for Amaleurs in India, de E,,"ing.
40 onzas [1.134 gr.], dos de 20 onzas [567 gr.], dos de 8 onzas Platos.- Los mejores platos son de ebonita o de papier maché,
[227 gr.] Y dos de lanza [28,35 gr.], todas ellas divididas en y no debe utilizarse vidrio ni loza.
mínimos. Se necesitan seis platos de lo materiale citado: de un
Deben llevarse dos varillas removedoras de ebonita. tamaño que permita guardarlos uno denu'o del otro; el pIara
Hay que llevar jaboncillo para aplicarlo sobre los elementos más pequeño debe corresponder al tamaño má)(imo requerido
de madera y vaselina para los de metal. El jabón de caseína tam- para el trabajo.
bién sirve para la madera. Seis grandes platos de papier maché re ultarán mur útiles
Todos los aparatos deben ir en estuches impermeables. para el revelado y aclarado de impresiones en pla tino ti po.
Un par de sombrillas de Windsor and Newton para hacer Harán falta una cubeta de lavado para lo ne ativo y otra
bocetos resultarán muy útiles, una para dar sombra a la cáma- para las copias. Abundan en el mercado, r puede optar e por
ra y la otra para proteger del sol al modelo. cualquiera que sea resistente y sencilla. o compre una que

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sólo pueda utilizarse con agua corriente. Los estantes plegables Utilice agua hervida y filtrada para las soluciones.
de metal para lavado y secado de Tylar son convenientes, y pue- Limpie la placa simplemente con agua antes del revelado,
den utilizarse con un cubo de agua. para que el revelador pueda extenderse uniformemen te.
Nota.-No intente lavar los negativos o las copias en un arro- No toque la superficie de gelatina de la placa con las manos
yo y procure que el agua de lavar no contenga arenilla. sudadas o grasientas, y coja la placa sólo por los bordes. Procu-
Lave bien todos los platos tras el revelado y, tras la impre- re que no caigan gotas de sudor sobre la placa cuando esté
sión, lave cada plato por separado durante cinco minutos. Los manipulándola en el cuarto oscuro.
dorsos de los negativos pueden limpiarse mientras están húme- Tenga a mano un bastoncillo de parafina en el cuarto oscu-
dos con un cepillo de dientes. ro, y frótelo por el borde de la placa justo antes del revelado.
Marcos de impresión.- Bastará con seis. Todos los fabricantes De este modo suelen evitarse los arrugamientos.
hacen buenos marcos de este tipo.
Productos químicos.- Tanto por su transportabilidad como Baño de!zjación
por su buena conservación y otras cualidades, recomiendo el Hiposulfito de sodio 16 onzas [453,6 gr.]
revelador y el baño de f~ación que se detallan a continuación: Sulfito de sodio 2 onzas [56,7 gr.]
Revelador Ácido sulfúrico 1 dracma [3,6 gr.]
A Sulfito de sodio 6 onzas [170 gr.] Alumbre de cromo .4 dracmas [14,4 gr.]
Agua caliente 10 onzas [283 gr.] Agua caliente 64 onzas [1.814,4 gr.]
Ácido sulfúrico (puro) 1 dracma [3,6 gr.]
Pirogalol 1 onza [28,35 gr.] Disuelva el sulfito de sodio en dieciséis onzas [453,6 gr.] de
agua y añada el ácido sulfúrico. Disuelva el alumbre de cromo
(Disuelva el sulfito de sodio en el agua caliente, añada el ácido sulfú- en ocho onzas [227 gr.] de agua.
rico y vierta la mezcla en una botella que contenga una onza de piro- Disuelva el hiposulfito de sodio en el agua restante. Añada
galo!. Conserve la solución en una botella de cristal azul, con tapón.) la solución de sulfito al hiposulfito y después, añada la solución
B Carbonato de sodio 3 onzas [85 gr.] de alumbre de cromo.
Ferrocianuro de potasio La placa debe permanecer veinte minutos en este baño y
(amarillo de Prusia) 6 onzas [170 gr.] después lavarse bien. Yo balanceo de vez en cuando el baño de
Agua caliente 20 onzas [567 gr.] f~ación cuando las placas están en él.
C Bromuro de potasio 1 onza [28,35 gr.] Un baño corto en agua corriente tibia es mejor que un
Agua 6 onzas [170 gr.] baño largo en agua fría.
El baño de fijación descrito se conserva durante varios meses.
(Una parte de este compuesto puede conservarse convenientemente Los productos químicos necesarios (para un equipo pequeño)
en un frasco con dosificador.) serán, por tanto, los siguientes:
Para revelar una placa entera, utilice: Pirogalol... 16 onzas [453,6 gr.]
3 dracmas [10,8 gr.] de A. Sulfito de sodio 12 libras [5,44 Kg]
6 dracmas [21,6 gr.] de B. Ácido sulfúrico 16 onzas [453 6 gr.]
10 gotas de C, y complete con 6 onzas [170 gr.] de agua. Ferrocianuro de potasio 6 libras [2,72 Kg]
Carbonato de sodio .4libras [1,81 Kg]
Si hace mucho calor, añada a lo anterior 1 onza [28,35 gr.] de Bromuro de potasio 1libra [453,6 gr.]
espíritu de vino para evitar el arrugamiento. Hiposulfito de sodio 16 libras [7,25 Kg]

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Alumbre de cromo 2 libras [907 gr.] Una botella de negro mate para reennegrecer el interior de
Ácido clorhídrico 6 libras [2,72 Kg] las monturas de las lentes y los componentes de madera de las
Sales de revelado de platinotipos 6 libras [2,72 Kg] cámaras y los dobles paneles traseros resulta útil; también lo es
Barniz de cristal 12 botellas un poco de barniz o pin tura de esmalte para reparar las ban-
dejas de papier maché.
También se puede llevar una docena de latas de papel de pla- (Un agujerito en el fuelle puede taparse con un poco de
tinotipo (cada lata contiene doce unidades). pelusa mezclada con negro mate.)
Además de las cámaras mencionadas, hará falta una cámara Un bastón o la rama de un árbol sirven para apoyar una
manual para registrar las alturas y los movimientos de los salva- cámara manual y evitar que se mueva. Pueden comprarse exce-
jes, así como ciertos detalles de las ceremonias y otros aspectos. lentes abrazaderas que permiten sujetar las cámaras manuales
Existen diversas cámaras de este tipo en el mercado, pero muy a árboles o postes.
pocas serían de utilidad para un antropólogo. Tras haber experi- Limpieza.- Es un asunto importarite.
mentado mucho con ellas, sólo puedo recomendar las siguientes: Todas las semanas hay que desenroscar las lentes y pasar
''Portable Divided Camera", de 5 x 4 pulgadas [12,7 x 10,16 cm] suavemente por su superficie un viejo pañuelo de seda.
de Ross, con obturador Wollaston. (Se puede utilizar como Todos los elementos de madera deben limpiar e frecuente-
cámara manual o cámara fija; es excelente y puede considerarse mente con un paño, y deben untarse con un poco de vaselina
un equipo en sí misma. Lleva dobles paneles traseros: hay que alcanforizada.
comprar seis. No utilice una caja para cambios.) Examine el interior de sus cámaras de vez en cuando para
La "Twin Lens Ideal" es una buena cámara, al igual que la comprobar que no entra la luz, )' pase un trapo por dentro del
'Twin Lens Artist's", pero la más apropiada quizá sea la "Bino- fuelle para evitar acumulaciones de hongos que puedan velar
cular Camera n.O 2", de la London Stereoscopic Company, con las placas.
dieciocho placas y una lente Zeiss. Engrase las bisagras de las patas del trípode y limpie las
Los resultados que se obtienen con una cámara manual ins- puntas. Todas las cubetas, etc., deben limpiarse), ecarse a
tantánea nunca son tan buenos como los que proporciona una fondo después de ser utilizadas.
cámara fJja, salvo, quizá, cuando la utiliza un especialista. Nota.-A menudo he recurrido a criados y salvajes, que pue-
En todos los casos citados (como, en realidad, en todas las den ser las mismas personas con las que estoy trabajando, para
cámaras), hay que procurar que las lentes y todos los compo- que se encarguen de las tareas manuales de limpieza,. rara vez
nentes del equipo sean fácilmente accesibles para su limpieza han roto alguna cosa.
y para pequeñas reparaciones. Embalaje.- Es mejor utilizar varias cajas pequeñas y resisten-
Si se va a trabajar de noche en una habitación al uso, hace tes de mimbre o de madera que una o dos cajas grande y pesa-
falta una lámpara de revelado. Cualquiera de las firmas menciona- das. El cartón corrugado y los paños arrugados (no doblados)
das ofertan lámparas de calidad. Si se viaja a lugares donde no son materiales fundamentales para el embalaje. Lo grueso
puede obtenerse aceite de queroseno, se pueden llevar velas y un guardapolvos que se emplean para limpiar la cubeta pueden
portavelas para cuartos oscuros; hay muy buenas lámparas de utilizarse para empaquetar. Cada frasco o botella debe ir en un
este tipo en el mercado. En caso de que el cristal se rompa, puede compartimento distinto. Recomiendo rodear las botellas con
sustituirse por algún tipo de papel o tejido amarillento o rojizo. paja y recortes de papel.
Procure que haya toda la luz roja que sea posible. Balancee Respecto a la iluminación, los fondos y los estudios, poco
el negativo durante el revelado y cubra la cubeta de revelado puedo decir, ya que cada caso varía en función de muy diyersas
con una tapa de madera o latón ennegrecidos. circunstancias.

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Para trabajar con grupos al aire libre es mejor un día nubla- Un par de focos, unos reflectores blancos de unos 3 x 3 pies
?o que un día con mucho sol, ya que en este último caso las [91,44 x 91,44 cm] y un buen soporte para la cabeza y el cuer-
mtensas sombras Oscurecen los detalles. po serán de gran utilidad en el estudio.
. S~ se trabaja en la selva en un día soleado, suele haber una Como conclusión, los siguientes consejos pueden ser de uti-
Ilummación irregular muy desagradable. lidad:
Al fotografiar rostros de frente hay que tener cuidado de La mayor parte del trabajo debe hacerse con las lentes simé-
que la luz sea uniforme, y de que no haya una luz en un lado tricas rápidas, y las lentes rectilíneas de gran angular sólo se
de la cara y sombra en el otro. Para iluminar el lado en som- deben utilizar cuando no es posible alejarse lo suficiente del
bra del rostro puede utilizarse un reflector de algún material motivo y no se pueden utilizar las otras, o cuando se requiere
blanco. un ángulo muy abierto para grandes grupos y el fondo está a
El rostro del sujeto no debe situarse, bajo ningún concepto, escasa distancia. También se utilizan en la espesura de la selva.
a pleno sol. Lleve un libro de apuntes y, en cuanto pueda, haga una
El mejor fondo es el.~e color gris apagado o mate porque copia de cada negativo, péguela en el libro y escriba una des-
no llama nada la ate~Clo~. ~uede utilizarse un muro ligera- cripción detallada de los elementos ilustrados. De este modo,
mente desenfocado. SI el UlllCO fondo que existe es el follaje, en caso de que se destruyan los negativos, podrá reproducir sus
d.ebe desenfocarse todo lo posible, a menos que resulte esen- obras a partir del libro de apuntes.
Clal para la temática. El humo producido al quemar hojas ver- Los negativos, una vez barnizados, hay que empaquetarlos
?es forma ~n buen fondo, y puede servir para ocultar el folla- en grupos de doce, cara a cara (como los disponen los fabri-
Je o cualqmer otro elemento innecesario en la fotografía. cantes), con una lámina de papel secante en medio. Deben
Con.una cámara de 15 x 12 pulgadas [38,1 x 30,48 cm] es envolverse con papel, atarse con fuerza y meterse en sus estu-
necesano que haya algún tipo de estudio, ya que, debido a su ches originales. Esos estuches pueden embalarse en una caja,
?eso y otras características, el operario se fatigará menos traba- bien rodeados de viruta o de trapos.
Jando. a resguardo del sol. Se requerirá una buena mesa de Numere todos los negativos y copias. Para montar estas últi-
estudlO que resultará enormemente útil. mas, es ideal la fécula fresca de arruruz, utilizada como se
En lugar de un estudio convenientemente construido pue- expone a continuación:
de fabricarse una estructura formada por dos cobertizos de estera Una vez recortada la copia, colóquela sobre la montura,
uno fr~nte a otro, con techo, pared trasera y paredes laterales: marcando su posición con un lápiz. A continuación, humedez-
Unas sImples mantas colgadas podrían servir de fondo Esos ca bien el dorso de la copia, aplique pegamento en la superfi-
cobertizos podrían tener 10 pies [3,05 metros] de profundidad cie de la montura, coloque encima la copia, ponga sobre ella
y estar a 15 pies [4,57 metros] uno del otro. una hoja de papel secante, frote la superficie con una escobi-
Una forma muy buena de estudio es un edificio alargado lla de goma y, finalmente, limpie el pegamento sobrante con
de 14 pies [4,27 metros] de altura hasta el alero, y abiert~ una esponja húmeda.
desde el alero hasta el suelo en su lado norte (si se está al norte Para recortar las copias utilizo una escuadra y un lápiz, y corto
del ec_u~dor) o en el lado sur (si se está al sur del ecuador). En con tijeras por las líneas previamente u-azadas a lápiz. En la selva,
los trOplCOS es mejor un edificio de este tipo que un estudio esto resultará más útil que las plantillas para recortar de cristal y
~o~ tragaluces de cristal, debido al calor que producen estos que los cuchillos, que tienen que ser afilados continuamente.
ulumos. Procúrese un frasco grande para guardar la mezcla de fija-
Los extremos del estudio pueden cubrirse con una capa de ción. Lleve de repuesto unas botellas de Cli tal azul con tapón
cal que servirá de fondo. para el pirogalol, y unos frasquitos con dosificador para el bro-

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muro. Las botellas de vermú, grandes y de cristal transparente,
sirven para algunas soluciones. Ponga vaselina en todos los cor-
chos y tapones de botellas y, cuando viaje, no se olvide de apre-
tarlos bien.
Si se rompe su pantalla de enfoque, puede utilizar en su La fotografía moderna* (1896)
lugar una placa seca que no haya sido expuesta ni revelada,
una vez secada y barnizada. Albert Londe
Ordene sistemáticamente sus negativos. Guarde bajo llave
todo el equipo, manténgalo fuera del alcance de salvajes y no
salvajes, y no permita nunca que su cámara coja humedad. Uti- Capítulo XI
lice una sola marca de placas. Aprenda a contar correctamen- Fotografía documental
te los segundos. Ponga etiquetas o marcas en sus frascos de
manera que pueda distinguirlos en el cuarto oscuro. Ponga a 631. Bajo este título, englobamos todas las aplicaciones en las
punto su equipo antes de empezar la jornada de trabajo, com- que la fotografia no es más que copista fidedigna y rigurosa. Es
pruebe si falta algo y que todo está en orden. No retoque ni evidente que, a menudo, los documentos podrían obtenerse
añada elementos como nubes, etc. a las fotografias científicas. por otros medios como, por ejemplo, la pintura o el dibujo, y
Cuando adquiera su equipo, analícelo antes de empezar a así fue antes de la invención de la fotografia e, inclu o, en los
trabajar, para poder convertirse en un consumado maestro, y últimos años, antes de los recientes progresos que han genera-
estudie la exposición, el revelado, la impresión, etc. (con la lizado su uso. Pero un dibujo o una pintura, por muy perfectos
fórmula dada), para que las dificultades técnicas de la fotogra- que podamos imaginarlos, serán siempre sospechosos desde el
fía no interfieran en su trabajo antropológico. punto de vista de la representación exacta de un sujeto cual-
Hace poco recibí una carta de un amigo en la que me decía quiera, sin contar con que dichos modos de reproducción no
que «cuando ya no haya aborígenes, habrá mucho dinero y están al alcance de todo el mundo. En cambio, la fa tografia,
muchas personas dedicadas a la investigación antropológica». que puede ser aprendida por cualquiera y en poco tiempo,
¿ Jo podría desempeñar el Instituto Antropológico un lide- permitirá recoger documentos indiscutibles que además serán
razgo activo en esta materia? Un comité elegido entre los obtenidos mucho más rápidamente, lo que constituye una ven-
miembros residentes en Inglaterra podría determinar con taja notable. No queremos hablar mal de los dibujo ni de los
exactitud qué debe hacerse y, a continuación, distribuir el tra- croquis traídos por los artistas de un viaje o una exploración,
bajo entre los antropólogos residentes en diversos países, que ni de las acuarelas o los cuadros que pueden repre entar la
deseen comprometerse en semejante tarea. magia de los colores (problema que el fotógrafo todavía no ha
El comité en Inglaterra podría recoger fondos para adqui- resuelto de modo práctico). Dichos estudios tendrán su valor,
rir colecciones y suminisu-ar equipos, etc., a aquellos operarios pero no serán capaces de presentar la sinceridad y la minucio-
que no puedan pagarlos de su bolsillo, como hace la Royal sa exactitud de la copia fotográfica. Pidan a un artista que
Geographical Society. Los resultados de este trabajo, es decir, reproduzca uno de esos hermosos templos de la lnd!a que. on
las colecciones y fotografias, podrían depositarse, por ejemplo, tan interesantes, no sólo por sus grandiosas proporCIone SIDO,
en el British Museum, y los registros podrían publicarse en la también, debido a las innumerables estatuas y esculturas que
revista del Instituto. los adornan de arriba abajo. Cuánto trabajo )- cuánto tiempo
PORT BLAIR, ISLAS ANDAMÁN.
18 de mayo de 1895. * Albert Londe, La photographie modeme, 2.' ed., G. Masson, París, 1 96.

154 155
serán necesarios, mientras, que con la fotografia, en cambio, exacta de los temas reproducidos, pero, en la traducción, siem-
un negativo puede obtenerse en sólo unos instantes. Éste pre puede haber lugar para la interpretación. Esto dejará de
podrá ser estudiado con tranquilidad; en cierta forma, nos lle- ocurrir cuando la plancha se grabe por procedimientos foto-
vamos a casa el monumento para examinarlo detenidamente, mecánicos.
con calma. Las proporciones, los detalles más finos, aparecerán Lo que hemos demostrado sobre el documento fotográfico,
registrados y, a menudo, incluso encontraremos puntos intere- tomando el ejemplo precedente, es exacto en cualquier cir-
santes que habían escapado al examen directo. cunstancia práctica. Podemos decir, pues, que la placa fotográ-
632. Si las dificultades para un dibujante son grandes en el fica es la única capaz de proporcionarnos documentos verda-
caso precedente, qué ocurrirá si tiene que reproducir los monu- deros, a salvo de toda crítica. Si esta afirmación es exacta
mentos de toda una región particularmente rica como la India. cuando se trata de temas que un artista, con tiempo y pacien-
La vida de varios hombres no sería suficiente, sin contar con las cia, podría en cierta medida reproducir de una forma que
dificultades y los peligros de un trabajo de larga duración en un antes considerábamos suficiente pero ya no en nuestra época,
clima tórrido y malsano. El gobierno inglés se ha convencido de que sólo vive por la actualidad y la información, qué sucedería
lo que decimos al ver cuánto tiempo y dinero ha sido necesario si fuera necesario fijar escenas animadas de la naturaleza. En
gastar para recoger sólo algunos de estos monumentos. En ese caso, la interpretación se impondría necesariamente al
comparación, recordaremos que nuestro excelente amigo el artista, ya que la escena que tendría que reproducir sólo dura-
doctor Le Bon, explorador muy conocido, ha realizado, solo y ría un instante. El artista sólo podría entreverla y, si bien pudie-
en pocos meses, gracias a la fotografia, un trabajo mucho más ra haber memorizado los rasgos principales, cuántos detalles
completo y cuyo valor desde el punto de vist;a documental es, no se le escaparían. En esta hipótesis, la fotografia, gracias a los
según la opinión de personas competentes, muy superior a procesos instantáneos, se impone con maestría. Actualmente,
todos los dibujos realizados anteriormente. todos los acontecimientos importantes, sean del tipo que sean,
633. Además, nos hemos tomado la molestia de comparar los se conservan con su fisonomía exacta y los historiadores del
dibujos realizados por artistas reconocidos con las fotografias del futuro no carecerán de documentos verdaderos.
doctor Le Bon que representaban el mismo objeto: las diferen- 634. Además, cuando se obtengan algunos avances que aún
cias son totalmente claras, el artista ha interpretado en lugar de resultan necesarios, la ilustración mediante la fotografia e
copiar. Cuando se trata de aportar documentos que deben mos- impondrá en la prensa que, gracias al progreso de la imprenta
trar al lector qué ha visto el explorador, nos parece necesario exi- y del telégrafo, puede mantener al lector diariamente informa-
gir un poco más de sinceridad y de verdad. Hasta estos últimos do de los acontecimientos que tienen lugar en el mundo ente-
años, hemos aceptado ilustraciones realmente fantasiosas ejecu- ro. Ese día, el periódico ilustrado diario ofrecerá al público el
tadas con gran talento por artistas hábiles, pero que eran un pro- documento fotográfico de actualidad. La ilustración fotográfi-
ducto de su imaginación sostenido en recuerdos más o menos ca no ha alcanzado todavía dicho resultado pero, en la prensa
precisos del viajero. Por suerte, podemos afirmar que esa época periódica, las revistas especiales y las obras originales, ocupan
ya ha pasado. Basta con abrir los periódicos especiales para ver un lugar que no podemos obviar. Por un lado, ofrece el docu-
que ahora el grabado casi siempre se hace partiendo de una mento, una copia rigurosa del original; por otro, permite una
fotografia, en espera de que los procedimientos foto tipográficos fácil multiplicación. En esto, la fotografia con tituye un mara-
hayan adquirido la perfección suficiente para dar directamente villoso medio de divulgación y de instrucción que pone al
la plancha grabada por la luz partiendo del negativo originaL alcance de muchos, si no de todos, representaciones fidedignas
El grabado realizado a partir del documento fotográfico es de los temas más diversos en el campo de las ciencias, de las
ya un progreso incontestable, porque ofrece la representación artes industriales e, incluso, de las bellas artes.

156 157
Ya que los siguientes capítulos están dedicados al estudio de De la utilidad de la fotografía en los viajes
las principales aplicaciones de la fotografía a las ciencias, no nos
detendremos ahora en este tema, y sólo estudiaremos la utilidad 665. Ahora que hemos acabado con la parte técnica y operati-
de la fotografía documental en los viajes de exploración, por un va de la fotografía de viaje, nos parece necesario repasar lo útil
lado, y en las artes industriales y las bellas artes, por otro. que puede llegar a ser en manos de un viajero bien equipado
y serio.
Antes de la fotografia, sólo conocíamos los países lejanos a
De la fotografía en los viajes de exploración través de los relatos de los viajeros y de unos pocos croquis traí-
dos por algunos de ellos. Ya hemos hablado del valor de dichos
635. En esta parte de nuestro trabajo, nuestra intenclOn es documentos que, aunque interesantes desde el punto de vista
mostrar al viajero, al explorador, al misionero, el gran partido artístico, carecen de la precisión necesaria (631-633). ;...lo insis-
que pueden sacar de la cámara fotográfica y la variada natura- tiremos sobre las descripciones que se basan únicamente en la
leza de los documentos que pueden conseguir gracias a ella. memoria más o menos fidedigna del explorador. Es suficiente
Según la meta perseguida por cada uno de ellos, deberán dedi- recordar que en las ciencias geográficas el documento sólo
carse de forma particular a determinados trabajos, pero es tiene un verdadero valor cuando es una imagen fidedigna e
importante que no ignoren los recursos que tienen a su dispo- indiscutible del lugar estudiado. Ahora bien, sólo la fotografía
sición para captar todo lo que resulte interesante documentar puede darnos esta precisión y, desde que la cámara ha recorri-
al vuelo, por el motivo que sea. Trataremos este tema con la do el mundo entero, los conocimientos generales de la super-
esperanza de ser de utilidad al viajero que desee aprovechar ficie del globo son infinitamente más exactos. Además, esto
nuestra modesta experiencia y de aclararle cualquier duda. Sin explica ahora que el viajero y el explorador yean la cámara
embargo, para no repetirnos en ocasiones, remitiremos al lec- fotográfica como el complemento, cuando no la parte más
tal' a los apartados de esta obra en que se describen las cáma- importante, de su equipaje. l
ras o se tratan otros asuntos ya vistos. 666. Vistas de conjunto.- El viajero deberá tomar las princi-
636. Ante todo tenemos que reconocer que, debido a un pre- pales vistas que dan el aspecto general de la región explorada.
juicio bastante extendido, la gente imagina que la fotografía es Estas fotografías deberán ser hechas, según los casos, con el
algo muy cómodo y muy fácil. Por lo tanto, no se preocupa de objetivo rectilíneo o con el gran angular. El primero se usará en
aprender lo suficiente y, durante el viaje, se encuentra con pro- los países llanos, para poder tener algw10 de los e caso detalles
blemas que no sabe cómo resolver; se cometen errores que existentes a una escala suficiente; el segundo en los países acci-
hubieran podido evitarse y, finalmente, se consiguen documen- dentados, para abrazar en su totalidad las cumbres ele\"adas o
tos mediocres, si es que se consigue alguno. Queremos protestar las cadenas montañosas que se extienden en el horizonte.
contra esta creencia. No es que la fotografía presente dificulta- 667. Vistas de detalles.- Aquí no hay reglas, el viajero cap-
des insalvables, nada más falso; sin embargo, hay que aprender- tará las partes que le parezcan que presentan un interés par-
la, sobre todo, porque estando de viaje nos encontraremos con ticular según distintos puntos de vista y, según la distancia y la
problemas muy diversos y sin ninguna guía salvo la experiencia importancia del tema principal, adoptará el objetiYo más ade-
ya adquirida. En resumen, tal como hemos constatado nosotros cuado. En principio, debe fotografíar lo que le parezca típico,
mismos varias veces, en lugar de hacer como esos exploradores curiosidades naturales, rocas, cascadas, orilla de ríos, bosque ,
que, ocho días antes de su marcha, vienen a pedirnos consejo, culturas, etc.
hay que dedicarle tiempo y practicar todo lo posible. 668. En estos distintos casos, será conveniente situar junto
[ ... ] al tema reproducido a un personaje destinado a dar la escala o

158 159
una medida métrica. En gran parte, el valor de los documentos 670. Indígenas.- Las fotografias de habitantes de países
fotográficos depende de la indicación, mediante un procedi- lejanos o desconocidos son particularmente interesantes, ya
miento cualquiera, de la escala de reducción: no hay que ol- que nos dan informaciones fidedignas sobre su conformación,
vidarlo nunca. En efecto, debido a la distancia que nos se- su tipo particular y, accesoriamente, sobre sus vestidos, peina-
para del tema o bien a la elección del objetivo, se puede hacer dos y costumbres. Antai'io, para representar a un piel roja, el
que un objeto de dimensiones considerables parezca pequeño, dibujante se conformaba con pintar de color ocre a un tipo
mientras que otro mucho más modesto puede parecer gigan- cualquiera que no tenía nada de salvaje, y el mismo tipo pin-
tesco si se fotografia desde muy cerca. Con la indicación de la tado de negro representaba a un negro. Este modo de repre-
escala obtenida por la presencia de un personaje o de una divi- sentación ya no se admitiría actualmente. Aparte de la colora-
sión métrica situados convenientemente para no afear el con- ción de la piel, las distintas razas extendidas por el globo
junto, la fotografia dará una idea exacta de los objetos repre- presentan una conformación general diferente, un semblante
sentados. especial que la fotografia reproducirá con la mayor precisión.
Aun cuando se trate de fotografia documental, no debemos Para este menester, sería necesario que el viajero adoptase
olvidar las reglas generales dictadas por el buen gusto: siempre escalas de reproducción determinadas para la fotografía de
que sea posible, en las fotografias hechas en países exóticos indígenas al fotografiar de cara y de perfil: tales documentos
colocaremos algunos indígenas que, con su presencia, no sólo tendrían un gran valor desde el punto de vista de la antropo-
darán la proporción sino que complementarán el efecto ge- logía y podríamos inspirarnos con provecho de los métodos
neral. utilizados por el señor Bertillon en el servicio de identifica-
Colocar a señoras con vestidos de seda y sombrillas o a hom- ción judicial de la prefectura de policía de París. Aparte de
bres con sombreros de copa, como hemos visto en algunas estos documentos que deberán ser tomados, a ser posible, tras
fotografias de las pirámides de Egipto o de las cataratas del Niá- cierta reflexión, será muy interesante captar a los indígenas en
gara, son sinsentidos que deben evitarse siempre. sus ocupaciones, para así recoger apuntes verdaderos sobre su
669. Monumentos.- Algunos países poseen una gran rique- forma de vivir y de trabajar, sobre sus juegos, us danzas, etc.
za de monumentos y, por lo tanto, será interesante reproducir Si sus armas, sus instrumentos de trabajo, sus joyas o su vesti-
no sólo vistas de conjunto, sino también detalles de la arquitec- dos presentan particularidades dignas de ser conservadas, les
tura, las esculturas o las inscripciones que puedan tener. Los haremos algunas fotografias a gran escala, colocando a su lado
objetivos de distintas focales se utilizarán según los casos: no un escala métrica.
hay que olvidar nunca colocar una medida métrica que permi- 671. También deberemos reproducir aquellos animales do-
ta, al regresar, hacer las mediciones de precisión. Con este mésticos que ofrezcan algún interés y de los que, a menudo, en
método el doctor Le Bon ha podido hacer descripciones muy Europa sólo tenemos algún ejemplar disecado de manera más
precisas sobre los monumentos de la India. Volveremos sobre o menos fantasiosa. Lo mismo haremos con los animales salva-
esta aplicación tan especial en el Capítulo Xll. jes si el azar nos permite captarlos.
En lo relativo a los motivos de arquitectura y las esculturas, 672. o vamos a detenernos en mencionar todos los temas
habrá que utilizar preferentemente una iluminación oblicua e, que la fotografia nos permite reproducir. La lista ya es bastan-
incluso, la luz del sol rasante sobre las inscripciones. te larga, y aún podría ampliarse más gracias a las cámaras ins-
También se presentará la ocasión de fotografiar interiores, tantáneas; ya ni siquiera es necesario pararse para fotografiar.
y surgirán los problemas específicos del trabajo realizado en Desde un tren en marcha, a bordo de un vapor, desde una
estas condiciones. Si la luz es insuficiente, habrá que recurrir a embarcación, se pueden obtener resultados muy satisfactorios.
las luces artificiales. En este sentido, la fotografia nos ha proporcionado un nuevo

160 161
campo de estudio para explorar. En nuestro viaje a América,
pudimos reproducir durante una tormenta las grandes olas del
Atlántico embravecido, los rápidos del Saint-Laurent a través
de los que el barco pasa como una flecha y, también, los mara-
villosos paisajes de ese lugar delicioso llamado las Mil Islas. En
este aspecto, es una nueva conquista para nuestra ciencia y un
recurso de un valor indiscutible para el viajero que pueda cap-
tar, a su paso, todo lo que le seduzca o interese.
OBSERVAR

Nota:

l. Nuestra opinión sobre el interés de las colecciones traídas desde


hace varios años por viajeros célebres, y basada en la naturaleza
de distintos documentos que la fotografía nos ha permitido reco-
ger, todavía no se admite en los centros oficiales. Así, en el pro-
grama de conferencias prácticas que se dan todos los años en el
Museo de Historia Natural a los viajeros y exploradores, se puede
constatar que la fotografía no figura.

162
rido decirme nada. Mientras yo preparaba la cámara, él se limi-
tó a decir que aquella era su casa y que quería una foto. Los
blancos no consideran a los indios como seres humanos, sino
como perros, y el hombre no quería que nadie se riera de cosas
La etnografía de Franz Boas. que forman parte de sus ritos, como las casas pintadas y los
Cartas y diarios de Franz Boas escritos objetos con los que celebran sus fiestas. Por mucho que hicie-
en la costa noroeste entre 1886 y 1931 * ra, no iba a llegar a ninguna parte con él, así que no insistí. Le
dije que no me preocupaba la foto y le hablé de otros asuntos,
Franz Boas y así, mediante subterfugios, me enteré de muchas cosas. Llegó
un hombre joven con un venado y quiso hacerse una foto. Le
6 de noviembre: Ayer por la noche estaba enfadado y no tenía coloqué delante de la casa que deseaba fotografiar, y así fue
ganas de escribir. Los indios de la aldea se mostraron tan des- como logré mi objetivo. Sin embargo, no he conseguido nada
confiados e inaccesibles que no pude conseguir nada. Esta con los indios fuera de aquí. Mi anfitrión prometió acompañar-
mañana he estado en Somenos, la aldea que haya dos millas me a la aldea mañana; como los nativos confían en él, espero
[3,218 km] de mi casa; he conseguido algunas cosas y espero poder romper el hielo. Ayer por la noche estaba completamen-
seguir esta tarde. Sin embargo, por alguna razón inexplicable, te deshecho.
no he logrado que la gente hable. Es evidente que piensan que Esta mañana me he llevado de nuevo la cámara a Somenos,
me guía alguna intención malévola. El resultado son tres horas he fotografiado un bonito poste y me he enterado de muchas
perdidas, sin conseguir nada. Esta mañana casi monto un cosas interesantes. He vuelto por la tarde y he estado allí hasta
número en la aldea de arriba. Llevaba mi cámara y fotografié las 6 p.m. Caminar dos millas cuatro veces en el mismo día
un magnífico poste totémico delante de una casa. Poco después supone un considerable esfuerzo y lleva demasiado tiempo. No
apareció el dueño, un hombre joven, y me pidió que le pagara, me extrañaría que engordara (¡mucha siesta y aire fresco ayer
a lo que naturalmente me negué: nadie puede impedirme que por la tarde!). El camino que lleva a Somenos es muy bonito.
haga fotos allí donde me plazca. Me dijo que era el señor de Atraviesa bosques y haciendas que ocupan terrenos recién
aquellas tierras y que no iba a permitir que me marchara sin deforestados. Las aldeas están situadas en el gran valle del río
pagarle. Yo le contesté serenamente que me iría cuando me Cowichan. Cuando llegué allí esta mañana, los nativos estaban
diera la gana. Siempre intentan embaucar a los forasteros, y he pescando salmones. Empujaban dos botes río arriba, colo-
aprendido a contraatacar. Avancé tranquilamente hacia otra caban una red entre ambos y bajaban rápidamente corriente
casa y seguí con mi trabajo hasta que, ¡quién me lo iba a decir!, abajo; para esta pesca utilizan unos botes muy pequeños, pare-
al rato mi amigo indio se acercó y me preguntó si podía ser mi cidos a kayaks pero abiertos por arriba. Los barcos grandes
intérprete. Pensé que podría serme útil y le dije que sí, y hoy ha también son distintos de los que hay más al norte, y quiero
localizado a todas las personas que tienen la información que dibujar uno antes de irme. Tengo que transcribir el material
estoy buscando, y me ayuda en todo lo que puede. obtenido en el día de hoy.
Por la tarde quise fotografiar una casa pintada. Previamen- [ ... ]
te, había intentado conversar con el dueño, pero no había que- 12 de junio: Te sorprenderá que aún escriba desde Victoria,
pero viajar no resulta fácil aquí y no puedo marcharme. El
" Franz Boas, The ethnography 01Franz Boas: letters and diaries 01Franz Boas vapor en el que había reservado un pasaje ha sido alquilado sin
written on the Northwest Coast from 1886 to 1931 compiled and edited 1Yy previo aviso por otra empresa y no sale hasta la próxima sema-
Rnland P Rohner, University of Chicago Press, Chicago, 1969. na, así que no me iré hasta el viernes en el Boskowitz y no tengo

164 165
más remedio que acortar mi viaje al norte. El domingo estuve [ ... ]
en Cowichan, pero eso ya te lo he contado. Sábado, 17 de noviemlne: Como te comenté, no he tenido
A las 8 a.m. del lunes esperé en vano a mi kwakiutl y, al final, tiempo para escribir. Anteayer me interrumpieron unos cuan-
me fui a la cárcel. Allí tomé medidas a un tsimshian y después tos indios y no pude continuar mi carta. Hunt tiene otra casita
fui a la Misión Católica. Mi viejo amigo el padre Jonkan e?] [sic] construida en el mismo sitio para disfrutar de más espacio.
por fin había regresado, y entablé con él una larga y provecho- Ahora estoy durmiendo allí. La casa no está terminada, salvo el
sa conversación. Está bien que no me haya marchado a la costa exterior; todavía no hay estufa. La primera mañana hablamos
oeste, porque viene de camino la famosa gramática de la que te de lo que me proponía hacer, e invité a todos los indios a una
he hablado. Es la cosa más importante que he estado buscando. fiesta que celebramos por la tarde. 1 j Tendrías que haberlo
Tengo que reunirme aquí con el autor de la gramática el 8 de visto! Había unos 250 indios -hombres, mujeres y niños- en
julio. El bueno del padre Jonkan también me habló de las la casa. Iban pintados de rojo y de blanco y ataviados con joyas;
indias stikines [tlingits], que son muy importantes para mi tra- cada uno llevaba su propia capa de corteza de cedro. Primero
bajo. Por desgracia, ayer estaban ocupadas y no pude hacer llegaron los de los clanes inferiores e?] [sic], ya continuación
gran cosa, así que me puse a medir y describir los cráneos que aparecieron los miembros de las sociedades secretas. Cuando
había robado, y quedé con mi amigo fotógrafo en volver al llegaron, se hizo un silencio total. Se colocaron detrás del
cementerio para conseguir uno o dos esqueletos más. Fuimos fuego, al fondo de la sala. Pronuncié tillaS palabras de bienve-
allí de nuevo a las ocho, y ahora tengo tres esqueletos, pero sin nida y me bautizaron como Hei'ltsalkuls, "el silencioso" [o, lite-
las cabezas, que seguramente están en la colección Cowitchin ralmente, "el que no habla").2 A continuación, el maestro de
[Cowichan]. Antes de irme, tengo que conseguir dos más. A las ceremonias llamó a los cantantes y les dijo lo que tenían que
diez en punto habíamos regresado de nuestra expedición. cantar. Cada tribu -había tres tribus presentes- cantó dos
Esta mañana fui primero a la cárcel y obtuve un permiso canciones y, después, empezó mi "fiesta": galletas y melaza.
para llevar a rastras a los indios hasta el fotógrafo. Puede que Antes de que empezaran a comer, pronuncié mi discurso. Dije
mis observaciones antropológicas [antropométricas] acaben que hacía mucho tiempo que deseaba estar allí y que estaba
siendo los resultados más valiosos de mi viaje. Estoy muy con- muy contento. Después hablé con la gente que había estado en
tento en ese sentido. Ahora tengo fotografias de tres hombres, Chicago y les entregué sus imágenes.
dos haidas y un hombre del oeste de Vancouver; este último es [ ... ]
un sujeto espléndido. Los he fotografiado a todos, desnudos de Esta mañana he ido de nuevo con Hunt a hacer mediciones
cintura para arriba. Como también tengo las medidas, las fotos y he conseguido veintisiete; ya tengo cincuenta y dos, todas ellas
son muy valiosas. Esta tarde no he podido pillar a ningún de adultos, incluidos tres mestizos. Estoy planeando salir a
indio, así que he limpiado el primer esqueleto y lo he empa- hacer mediciones dos días más, hasta llegar a las 100. En total,
quetado. Ocupan más espacio del que pensaba y tendré que ya he tomado medidas a 298 indios. También estoy haciendo
comprar cajas más grandes. Además de tener valor científico, otras muchas cosas; ése no es el único fruto de mi trabajo. Sólo
estos esqueletos valen dinero. Espero embarcarlos a mediados espero que el fotógrafo venga la semana que viene para poder
de julio. Le dije a mi haida que viniera esta tarde, pero cuando sacar imágenes para el museo. He recibido ya parte de las cosas
llegó estaba tan borracho que tuve que enviarle de vuelta a su que quería, sobre todo ropa y unas cuantas tallas. Espero conse-
casa. Así que he dado un paseo hasta Beacon Hill, desde donde guir gratis un bonito arcón que probablemente re en'aré para
se disfruta de una bella vista sobre el estrecho de San Juan de mí; una vez limpio, podrás utilizarlo para guardar cosas.
Fuca. Al caer la tarde vino un kwakiutl al que hacía tiempo que No llevo una vida demasiado saludable aquí, sobre todo
esperaba, así que ya tengo una "cita" para mañana. porque hay fiestas a todas horas y no me gusta perderme nin-

166 167
guna. Espero con impaciencia alguna carta de McGee en rela- buenas si tenemos en cuenta la lluvia y la nieve que hay por la
ción a mi visita a la Bahía de Shoalwater. Además, me gustaría zona. Esta mañana, el koskimo trajo a dos hamatsas, e hicimos
saber si ha salido mi libro sobre los chinook. Ya tengo casi todas dos fotos de la orilla del [río?], pero la gente aparece muy
las pruebas de mis Berlin Tales; sólo faltan cinco o seis páginas pequeña. Al principio parecía que iba a ser difícil hacer fotos,
impresas. También me gustaría incluir las que he recopilado pero luego todo ha ido bastante bien.
ahora. Estas imágenes me han dado la idea de escribir un libro
Hoy he corregido algunas de las canciones que Fillmore divulgativo sobre esta parte del país. En realidad, ya lo tengo
escribió en Chicago. O los indios cantaron de manera muy dis- todo planeado, y creo que sería un buen libro. Cuando regre-
tinta en el fonógrafo, o no los pudo oír bien. Estoy seguro de se, intentaré vender las imágenes a Scribner o alguna otra revis-
que ahora las he escrito correctamente, y hay una enorme dife- ta y encontrar un editor para el libro. Lamento que Mallory
rencia entre mi registro y el suyo. Ahora tengo la suficiente haya muerto, pero hacía tiempo que estaba enfermo. Me pre-
práctica como para escribirlas fácilmente. gunto si su sucesor mantendrá su promesa y me ofrecerá un
No tengo tiempo para escribir a mis padres; probablemen- puesto. El Boskowitz va camino de Queen Charlotte. No creo
te, me limitaré a copiar este relato durante mi viaje de vuelta. que vuelva antes del 5 o el 6. Lo que haga después dependerá
Tampoco tengo tiempo para describirte la impresión que me de las noticias con que me encuentre en Victoria. Estoy conten-
han causado el extraño entorno y las fiestas; empleo todo mi to con las fotos. Las noticias que me das son buenas.
tiempo libre en tomar notas taquigráficas, es decir, hago breves Esta mañana, a las ocho, anunciaron dos veces que se iba a
apuntes que retomo al día siguiente con Hunt, y él me lo expli- celebrar la ceremonia de los koskimo. Aparecieron poco des-
ca todo. Te lo contaré todo a mi regreso: podría escribirse un pués: un muchacho y unajoven muchacha en la orilla del río,
buen artículo para Scribner o para Century. ¡Si viniera el fotó- desnudos, ataviados con amuletos y una extraña diadema de
grafo! La vuelta a casa desde la fiesta siempre parece una pro- ramas blancas en sus cabezas. Saltaban hacia atrás y hacia
cesión nocturna, porque todo el mundo rompe su bastón y lo delante -hop, hop-. Los koskimo salieron directamente de
utiliza como antorcha. su casa, cantando. Primero salieron las tres mujeres y un
Domingo, 18 de noviembre: No trabajo mucho aquí porque muchacho, el Tox'wit, seguidos muy de cerca por un grupo de
hay bailes y fiestas durante todo el día. No obstante, invierto hombres y una mujer que daban golpes en una tabla mientras
bien mi tiempo. Estas fiestas producen una impresión muy dis- cantaban. A escasa distancia iba otro grupo de hombres que
tinta cuando asistes a ellas; todo es muy diferente a lo que te marcaban el ritmo con un tambor, mientras los demás canta-
habían contado. También espero conseguir bastantes fotogra- ban. Finalmente aparecieron las mujeres, [ataviadas] con man-
fías esta semana; así podré escribir un buen artículo para algu- tas y también cantando. Cuando oyeron al hamatsa, todos
na revista ilustrada. Me gustaría, porque el tema es realmente echaron a correr hasta que capturaron a los dos hamatsas.
atrayente. Entonces, los hombres se sentaron y aprendieron la nueva can-
[ ... ] ción del hamatsa, y las mujeres bailaron y cantaron a la vez.
Domingo, 25 [de noviembre]: Estos últimos días he estado tan (Adjunto una imagen.) La anciana mujer [esposa?] hamatsa
ocupado que ni siquiera he tenido tiempo para escribirte. también bailó. Después de tres vueltas, vistieron a la muchacha
Anteayer me acosté a las once y me levanté a las cinco de la con una manta. A continuación, los koskimo y los kwakiutl se
mañana. El Boskowitz llegó el día 23 con las cartas que me has reunieron en la orilla [del río] y se sentaron allí formando un
escrito hasta el 7 de noviembre y otras cartas fechadas hasta el cuadrado. Un nieto de Wa'las, un koskimo, compró un calde-
24 de octubre. También llegó el fotógrafo de Victoria, el señor ro de cobre de su abuelo y le pagó con 400 mamas, que apila-
Hastings, tal como había acordado. Hizo 26 fotos, bastante ron en el centro. El precio total es de 1.200 mantas, que tendrá

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que pagar más tarde. Hubo discursos y una mujer bailó para el
abuelo Wa 'las, en cuyo honor todos cantaran alegres cancio-
nes. Mientras tanto, los [osos?] Nutlamalty Nane de los kwakiutl
recorrían toda la aldea tirando piedras y rompiendo [cosas]; a
continuación, bailaron. Diario de campo en Melanesia* (1922)
He estado todo el día haciendo fotos. Hemos hecho varias
de indios y de grupos de indios, desde un peñasco de la ribera. Bronislaw Malinowski
También he sacado dos fotos de la ceremonia de adquisición
del caldero de cobre. Al día siguiente (viernes) me levanté temprano, pero demasia-
do tarde para poder oír el discurso y el grito que marcan el
comienzo de una cacería. Fui con A. al otro lado del río,
donde se hallaban reunidos nativos procedentes de Vabukori.
Oh, sí, había estado allí la noche anterior. Sobre una platafor-
Notas: ma, ahumaban wallabies sobre el fuego. Un lecho de hojas
secas de banano, y varas clavadas en soportes para restos de
cabezas. Las mujeres hervían su comida en bidones y latas de
1. Boas publicó más tarde una descripción parcial de la fiesta que no gasolina. Las plataformas apresuradamente construidas para
se corresponde del todo con la que aparece en esta carta: servir como despensa y almacén son interesantes. Tomé fotos
"Antes de repartir las galletas, tuve que hacer el habitual discurso de algunas de estas plataformas que almacenaban wallabies. El
para quitar hierro a la pequeña fiesta e invitar a los asistentes a gobernador hizo su aparición. Fotografías de los cazadores
disfrutar y comer todo lo que pudieran. En respuesta a mi discur- con redes, arcos y flechas. Cruzamos primero un huerto, luego
so, me dijeron que nunca se había celebrado una fiesta como la la zona herbácea que rodea el poblado hasta el bosque, pasan-
mía y que yo era un gran jefe. El metafórico discurso de los indios do junto a una charca con lotos de color violeta. os detuvi-
kwakiutl fue más o menos como sigue: 'Tú eres la canoa cargada mos en el límite del bosque; yo me dirigí hasta donde estaban
que ha fondeado frente a una montaña desde la cual se vierte la las redes, y me senté allí con dos nativos. Las llamas no eran
riqueza sobre todos los pueblos del mundo; eres el pilar que sus- tan bellas como en la hoguera de los cazadores que había visto
tenta nuestro mundo'. Ytodo eso por un festín de galletas y mela- antes; no era mucho lo que podía verse, fuera de una gran can-
za. Sin embargo, no debe tomarse demasiado en serio la burda tidad de humo. El viento soplaba directamente sobre el fuego,
adulación implícita en ese discurso: no es más que una fórmula y había un fuerte chisporroteo. Un wallaby vino a estrellarse
estereotipada que utilizan para dar las gracias por una fiesta." contra las redes, las tumbó, y se volvió al bosque. o tuye tiem-
[1896c, p. 233] po de sacarle una foto. Otro fue muerto a nuestra derecha. A.
2. Boas escribió después en una de sus publicaciones: "En una de mató un boroma. Volvimos cruzando la zona calcinada. n
mis últimas visitas me bautizaron con el nombre indio de Heiltsa- calor monstruoso y cantidad de humo. Almuerzo con el gober-
kuls, 'el que dice lo correcto'" (l896c, p. 232). Esta traducción no nador y con la señora D. R.; conversación sobre deportes. Se
concuerda con la que le escribe aquí a su esposa. Además, según
el señor Tom Johnson, la hija de George Hunt, el nombre que * Bronislaw Malinowski, A diary in the stria sense ofthe term, Harcoun. Brace&
Hunt dio a Boas fue realmente hei'Lakwalts (comunicación per- World, Nueva York, 1967. La presente rraducción -realizada por Alber-
sonal) . to Cardín- ha sido exrraída de la edición castellana: Diario de campo en
l'vlelanesia, EdicionesJúcar, 1989, a quienes agradecemos su colaboración.

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fueron temprano, a las dos. Yo me quedé, y al poco me fui a la zas; tomé entonces fotos, pero con muy pobres resultados. Sin
cama . luz suficiente para las instantáneas; y no posaban lo suficiente
[ ] para las exposiciones. En ocasiones me sentía furioso con ellos,
Derebai, una aldea de la costa de Jueva Guinea, 31-10. particularmente porque después de darles sus porciones de
Luego hice unos apuntes en mi diario e intenté sintetizar resul- tabaco, se me iban. En conjunto mis sentimientos para con los
tados, repasando Notes and Queries. 1 Preparativos para una nativos tienden decididamente a exterminate the brutes [extermi-
excursión. Cena, durante la cual traté de llevar la conversación nar a los brutos]. En muchas ocasiones he actuado injustamen-
por derroteros etnológicos. Tras la cena, breve conversación con te y de manera estúpida, en lo del viaje a Domara, p.e., les
Velavi. Releí un poco más de N & Q y cargué mi cámara. Luego hubiera dado dos libras y lo hubieran hecho. Como consecuen-
me acerqué al poblado; la noche, iluminada por la luna, era cia de ello, perdí una de mis mejores oportunidades. Tras
radiante. Me sentí no tan cansado y gocé con el paseo. En el tomar las fotos [...] fui a desayunar.
poblado le regalé a Kavaka un poco de tabaco. Luego, dado [ ... ]
que no había danza ni asamblea, fui andando hasta Oroabo Miércoles 12. Me levanté bastante tarde y empezaba a escri-
por la playa. Maravilloso. Fue la primera vez que vi la vegeta- bir mi diario cuando Billy me llamó. Salimos. Me sen tí cansado
ción a la luz de la luna. Muy extraño y exótico. El exotismo se todo el tiempo. La cámara me parecía pesadísima. Me culpé
abre paso levemente, rasgando el velo de las cosas familiares. por no haber podido dominar la situación etnográfica y la pre-
Estado de ánimo que se aparta de la cotidianidad. Un exotismo sencia de Billy me coartaba un poco. After all [al fin y al cabo],
lo suficientemente fuerte como para distorsionar la percep- no está tan interesado como yo, y piensa de hecho que todo
ción normal, pero demasiado débil como para crear una nueva esto son bobadas. Nuevamente, mi propensión a admirar ma-
categoría de estado de ánimo. Penetré en la espesura. Por un ravillosos paisajes (a veces imaginarios) me jugó una mala pa-
momento me sentí asustado. Tuve que reponerme. Intenté sada. La cooperación de E. R. M. en mi investigación no resul-
entrar en mi propio corazón. "¿En qué consiste mi vida inte- ta efectiva a distancia. Más bien creo que estoy jugando un
rior?" inguna razón para sentirme satisfecho. El trabajo que falso papel y que debo escribirle que estoy disappointed with
estoy realizando es una especie de opiáceo, más que una expre- myself [decepcionado de mí mismo]. Formulé una carta para
sión creativa. No estoy intentando conectarlo con fuentes más ella por la tarde, mientras descansaba, después de tomar yo
profundas. Tengo que organizarme. Leer novelas es sencilla- solo el dinghy. En Oburaku: fuimos a la casa [del jefe] (Towa-
mente desastroso. Me fui a la cama y me puse a pensar en otras kayse). os sentamos allí en el bwayma. Luego asado de cerdos
cosas de manera impura. vivos. Sentimientos mezclados, crueldad e indignación. La
[ ...] forma de despiezar cerdos y los término anatómicos. Luego,
Miércoles, 21-1-1915 [sic]. Ayer me levanté temprano, a las fotografiamos un grupo con nose-sticks [narigueras] ~' el baku
seis. (Durante todo el período de mi debilitamiento y poste- con los cerdos. Tomé una snapshot [instantánea] de un grupo de
riormente, estuve levantándome ¡entre las nueve y las diez!) hombres despiezando cerdos. Luego nos sentamos a gozar
Me lavé para despertarme (raramente me lavo por las maña- de la comida. Di una vuelta alrededor del poblado para ver
nas, y en conjunto sólo me he bañado dos o tres veces). El puro dónde colocar la tienda. Comimos bananas y bebimo leche de
aire fresco de la mañana tuvo sobre mí un efecto tonificante; coconut [coco]. Luego el sagali obukubaku. \'anoikiriwina. Corrí
como de costumbre, siento no levantarme al romper el alba. hasta los conocidos: un hombre de Kudokabilia que solía traer-
Me acerqué hasta el poblado, esperando poder fotografiar me huevos, vestido con un camisón de señora. No había nadie
unos pocos estadios del bara. Repartí unos cuantos medios de Omarakana ni de Kasana'i. Sagali, y todos los poblados fue-
sticks [tacos] de tabaco, y observé a continuación algunas dan- ron mencionados. Se palpan los lazos sociales en este acto: la

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totalidad de la isla forma una unidad: Kayleula y las otras islas pequeño bote de vela. No resultó demasiado brilliant y trabajé
no fueron mencionadas, pero Kitava y Vakuta sí. Luego empe- con pereza. Después del almuerzo, entrevisté a Ylarianna: el
zó a llover. os sentamos en el bwayna [del jefe]. Tomé fotos Kayona partirá la semana que viene. Empecé a wind up m)'
del conjunto del poblado. Dos canoes. Billy se fue. Yo tomé affairs [liquidar mis asuntos] en Oburaku. Trabajé una song
asiento y me aparté [... ]. Volví con Togugua en su bote. Senta- ¡rom [canción entonada por] Turna. Luego vino la noche; en el
do en el dinghy gocé de mi soledad. Luego, un sentimiento bote hice planes para la recogida de cosas:
dominante de decepción etnográfica me embargó de nuevo.
Mientras remaba pensé en E. R. M., en su entusiasmo por las To be left
lanchas del Yarra, un río de Melbourne. Vuelta a casa, cena [Para dejar]
con Mick que repitió que Kiriwina nunca había contempla- (1) papeles, ms.~' cartas. Lle\ar sólo general
do un sagali como aquél, excusándose a continuación de no file [el fichero general]
haberme dado tabaco. Me adormilo en un armchair [butacón]
de la veranda. Me acosté a las ocho. Dormí bastante; mis sue- (2) La bolsa de Bulunakao
ños me llevaron muy lejos de Trobriand y de la etnografia,
¿pero adónde? Oh, sí. Hace dos días que empecé a leer Tess de To take
Uberville. Lo que me acerca de nuevo a E. R. M. Maiden no more [Para llevar]
[Nunca más doncella]. Pensamientos sobre la amplitud de mis 200 hojas de papel r otras cosas necesarias
obligaciones para con ella. La veo como mi futura esposa, con para u·abajar.
una sensación de certeza y confianza, pero sin emoción. Pien- Cámaras. 12 rollos, 3 doz.en piafes [docenas
so en N. S. con bastante frecuencia. Le mostré a Billy fotos de de placas] y equipo para revelar los films.
ella. La quiero como un niño, pero no me hago ilusiones y Comida para 6 emanas.
estoy seguro de que no sería feliz conmigo; y viceversa. Un Farmacia: aspirinas extra iY lo que ya tengo
trozo de Sansón y Dalila me la trae a la memoria. El verso que aquí!
empieza ''No vayas" me viene a la cabeza, y caigo en amoroso
trance. A menudo echo de menos la cultura. Paul y Hedy [Khu- To be done
ner] y su home [casa] (casi me hacen saltar las lágrimas); E. R. [Para hacer]
M. Y M. H. W. y aquella atmósfera. ¿Volverán alguna vez aque- Insu'ucciones para Billy y mi testamento.
llos felices días de E. Malvern?, melodías de Beethoven. Me Cartas (1) C. G. S. (2) R. '1ond. (3) J.
siento inmensamente apegado a P. y a H. Frazer. (4) A HlU1t. (-) );. S. y E. S.
[ ... ]
Marzo, 8. Me levanté a las ocho. Buen tiempo, la rizada De regreso (en el bote había mirado la esrreUas y pen ado que
superficie del verde agua, transparente. Me sentía bien, satisfe- había que hacer esto antes de que todo ellos se esfumen) rra-
cho con los surroundings [el entorno] y el trabajo. Round the bajé sobre estrellas, principalmente con MorO\'ato pero tam-
village [ronda por el poblado]. Saipwana de Marianna. Luego bién con Mobaymoni y Wayei. Me fui a la cama a la 11 :30.
paseé hasta el sopi. Pensé en publicar mis fotos en forma de Dormí bien después de tomar cinco gramos de aspirina.
álbum con notas explicativas. Desayuno tarde. Decidí tomar [oo.]
unas pocas fotografias buenas. Cargué ambas cámaras y descu- 7-4 Domingo. Mi birthday [cumpleaños]. ;\ue\'amenre me
brí las probables causas del velado en la 1/4 plate camera [cáma- puse a trabajar con la cámara; a la pue ta del sol e-taba rendi-
ra de placa de 1/4]. Hice una foto del saipwana; luego de un do. Noche en casa de Raf.; discusión, primero sobre física: teo-

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ría del origen del hombre y el totemismo en las Trobriand. Es
curioso cómo la comunicación con los blancos (los simpáticos,
como Raffael) me impide escribir el diario. Me pierdo, confun-
dido, en el modo de vida de aquí. Todo se cubre de sombras;
mis pensamientos dejan de tener importancia como tales, y Antropología visual. La fotografía
adquieren valor qua [en tanto que] conversación con Raf. Yasí, como método de investigación* (1967)
el domingo por la mañana me lo pasé dando vueltas, y no salí
para casa de To'udawada hasta las 1091 [sic]; luego tomé fotos John Collier Jr.
de unos cuantos botes, y así pasó el tiempo hasta las 12 (tomé
dibujos de los lagim y los tabuyo, lo que es muy fatigante).
Luego, el almuerzo. Hacia las cuatro tomé de nuevo algunas La cámara como instrumento de investigación
fotos de la playa, y unas pocas desde un bote. Inspeccioné los
botes. Al anochecer me sentía tan cansado que por poco me ¿Cuáles son los especiales atractivos que tiene la cámara para
desmayo. Me senté con George en la veranda. Llegamos bas- que la fotografia sea de gran valor para la antropología? La
tan te tarde a casa de Raffael. cámara es un instrumento automatizado pero, al mismo tiem-
po, muy sensible a las actitudes de sus usuarios. Igual que el
magnetófono, documenta mecánicamente, pero su mecánica
no limita la sensibilidad del observador humano: es un instru-
mento extremadamente selectivo.
Nota: El mecanismo de la cámara nos permite ver incansablemen-
te; la última exposición es igual de detallada que la primera. La
memoria de la película reemplaza al cuaderno de apuntes y ase-
1. Notes and Queries on Anthropology, 4.' ed., Londres, 1912. gura una completa notación en las condiciones más adversa. El
fiable y repetitivo funcionamiento de la cámara permite llevar
a cabo observaciones comparables de un hecho tantas veces
como lo exija la investigación. Este soporte mecánico del
campo de observación amplía las posibilidades de análisis críti-
co, ya que el registro de la cámara aporta lID factor de cona-ol a
la observación visual. No sólo supone un control de la memoria
visual, sino que permite un rigw-oso examen de la posición y la
identificación en un evento cultural plwiforme v cambiante.
La fotografia es un proceso legítimo de abstracción percep-
tiva. Es uno de los primeros pasos que ponen de manifiesto el
proceso por el que las circunstancias en bruto se comierten en
datos que pueden manejarse para el análisis y la inve tigación.
Las fotografias son registros precisos de la realidad material.

* John CollierJr., Visual anthropolog)'. Photograph)' as a research 11l1'thod, Rine-


han and Wins, Nueva York, 1967

176 177
Son también do~umentos que se pueden archivar y cotejar, los movimientos imaginables de animales y sere humano,
como las afrrmaClones verbales. Las pruebas fotográficas pue- incluido el de una madre pegando a su hijo. Aunque .\1uybrid-
den reproducirse indefinidamente, ampliarse o reducirse de ge concibió su trabajo como un instrumento al servicio de los
tamaño, insertarse en muchos esquemas gráficos y, para la lite- artistas que buscaban el realismo en sus dibujos, su método fue
ratura científica, en muchos modelos estadísticos. aprovechado por un fisiólogo francés, Marey, para estudiar
Un gran volumen de contenidos fotográficos es algo tangi- detalladamente el movimiento de los animales, las aves e inclu-
ble. Infinidad de analistas pueden interpretar los mismos ele- so los insectos. Marey ideó una cámara de placa móvil, precur-
mentos. exactamente de la misma forma. Para que eso ocurra, sora de la cámara cinematográfica, con la que podía hacer
se reqUIere una formación, pero lo mismo sucede con la lectu- doce fotografias por segundo. El análisis fotograma a fotogra-
ra de mapas o imágenes bacteriológicas. ma de Marey proporcionó un método de investigación que se
Ahora bien, ¿cuáles son las limitaciones de la cámara? Fun- ha extendido a casi todas las ciencias de la vida, en combina-
damentalmente, las limitaciones de las personas que las utili- ción con el microscopio y los rayos X (Michaelis 1955: 118; y
zan. Nos enfrentamos de nuevo al problema de la fidelidad de Newhall1949).
la ?bserva~ión humana en su conjunto. 1 inguna disciplina es En el ámbito menos controlable del comportamiento huma-
mas conSClente de este desafio que la antropología. Nuestros no, quien probablemente ha hecho un uso más intensivo de la
valores personales impiden con demasiada frecuencia que vea- fotografia en su obra es Arnold Gesell, que fue durante muchos
mos a un extraño como lo que "realmente" es, ya sea en etno- años director de la Yale Clinic ofChild Development. Gesell ela-
grafia o en las relaciones humanas en general. Los científicos boró una secuencia del proceso de maduración y desarrollo
sociales consideran que casi todo lo que vemos se encuentra social infantil a partir del registro fotográfico diario de numero-
afectado por algún tipo de sesgo o proyección personal. Obvia- sos niños, a intervalos regulares, durante muchos año . Dicha
~~nte, el r~alismo de esta ansiedad afecta tanto a la percep- secuencia ha influido profundamente en la psicología infantil,
Clan fotográfica como a la percepción visual. tanto en su vertiente científica como en la vertiente práctica
Los etnógrafos han acogido con bastante entusiasmo a la que caracteriza la actitud de los padres respecto a lo hijo en
fotografia, como la forma más clara de ilustrar la cultura. y, sin nuestra cultura (1934, 1935).
embargo, sólo una pequeña parte de la investigación antropo- Gregory Bateson y Margaret Mead realizaron la plimera
lógica se ha basado realmente en la fotografia. Los antropólo- (y, por el momento, la única) investigación exhausti,·amente
gos no han confiado particularmente en la mecánica de la fotográfica sobre otra cultura, cuyos resultados se dieron a cono-
cámara para superar el impresionismo y la manipulación sub- cer en la obra Balinese Character; publicada en 1942. Desde
jetiva de la visión. Sólo los antropólogos fisicos, con sus medi- entonces, ambos han seguido utilizando la fotografia: Mead
ciones de cuerpos, y los arqueólogos, con sus fragmentos cerá- en su perseverante preocupación por el de arrollo infantil (por
micos, enterramientos y restos de cimentaciones, confian en la ejemplo, Mead y Macgregor 1951; y Bateson. obre todo, en sus
cámara para documentar sus investigaciones. estudios de comunicación no verbal (1963: y Ruesch . Kee
Los principales hitos en la primera serie de investigaciones 1956) .
que se llevaron a cabo con la cámara pueden resumirse rápida- El campo de la fotografia etnológica sigue siendo uno de
mente. En su búsqueda de un método para captar la acción los más especializados y experimentales. Edward T. Hall re-
elusiva que los ojos no podían percibir, el fotógrafo pionero mitió en reiteradas ocasiones a datos fotográficos en el de arro-
Eadweard Muybridge perfeccionó un primitivo método de llo de sus conceptos de comunicación no verbal (véase The Si-
estudio de desplazamientos y tiempos. En 1887, publicó Ani- lent Language, 1959), Y estudió fotografias para fundamentar
malLocomotion, once volúmenes con 20.000 fotografias de todos muchos aspectos de la trascendencia del uso del espacio o

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"proxémica" (véase The Hidden Dimension, 1966). Hall siempre -y por qué-, los antropólogos no verán un modo funcional
lleva consigo una cámara para tomar nota de la interacción y la de utilizar la cámara. Por último, si los investigadores carecen de
comunicación allí donde se encuentra con tales fenómenos. claves fiables para acceder al contenido fotográfico, si no saben
Actualmente, se dedica a identificar mediante la fotografia qué es una evidencia formal positiva y qué es intangible), esu-ic-
puntos críticos de comunicación. Ray. L. Birdwhistell se sirvió tamente subjetivo, la antropología no será capaz de utilizar las
de la fotografía para sistematizar el estudio de posturas y gestos fotografías como datos y no habrá modo de desplazarse de de
culturalmente codificados que él denomina "kinesia" (1952), la imagen en bruto al elemento sintetizado.
un ámbito al que es virtualmente imposible acercarse sin la En este libro intentaré explicar cómo puede utilizarse la
fotografía. Combinando la capacidad de un fotógrafo profesio- cámara para explorar y analizar, de manera que podamos usar
nal con los conocimientos de antropología, Pau1 Byers está tra- la fotografía no sólo para mostrar lo que ya hemos hallado por
bajando en pro de una identificación más clara de la fotogra- otros medios, sino también para ampliar nuestro procesos
fía como un triple proceso de comunicación que implica al visuales y ayudar a desculnir más sobre la naturaleza del hombre
fotógrafo, al modelo y al espectador, y en el que cada elemen- y sus multiformes culturas.
. to desempeña un papel activo y expansible (Mead 1963: 178-
179). Oswald Werner, actualmente en la Northwestern Univer-
sity, ha aplicado aplicó los recursos de la fotografia profesional
a la antropología, investigando en su tesis el panorama de prác-
ticas y posibilidades de la fotografía etnográfica (en 1961 se
publicó un resumen de este trabajo, aunque la obra completa
permanece inédita).
Sin embargo, la fotografía sigue siendo un método relativa-
mente inusual en el ámbito general de la antropología. Desde
1942, fecha de la publicación de Balinese Character; no se ha
publicado ninguna obra semejante y sólo de vez en cuando
aparecen referencias al uso de la cámara en la literatura antro-
pológica.
En mi opinión, las fundamentales inhibiciones visuales de
la antropología han puesto freno al uso de la fotografía como
instrumento de investigación. En cierta ocasión, un antropólo-
go me explicó su frustración con las fotografías: ''No es que las
fotografías no sean buenas. Es que son demasiado buenas. Las fo-
tografias no son más que realismo en bruto. Lo incluyen todo.
Hemos desarrollado técnicas para asimilar los datos verbales,
pero, ¿qué podemos hacer con las fotografías?". He ahí el reto,
en efecto. Una fotografía puede contener miles de referencias.
y, para complicar aún más las cosas, la mayoría de las foto-
grafías son el reflejo de un simple momento, de una milésima
de segundo de la realidad. Hasta que los investigadores de cam-
po no sepan qué deben fotografiar, cuándo y cuántas veces

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que lo hagan, en la medida de lo posible, en las mismas condi-
ciones que tú. Así no alteras el material. Hay un montón de
directores de cine que dicen "debería ser arte" y que están
echando por tierra todo lo que intentamos hacer. ¿Por qué
Sobre el uso de la cámara fotográfica demonios debería ser arte?
en antropología* (1977) Bateson: Bien, entonces habría que quitar el trípode.
Mead: Para poderse mover libremente.
Margaret Mead y Gregory Bateson Bateson: Sí.
lvlead: Pero así introduces una variación que es innecesaria.
Bateson: Me preguntaba sobre el hecho de mirar a través de Bateson: Así consigo la información que considero relevan-
una cámara, por ejemplo. te en el momento.
Mead: ¿Recuerdas cuando intentaste enseñar a Clara Lam- Mead: De acuerdo. ¿Y qué ocurre después?
bert, aquella mujer que hacía estudios fotográficos de jardines Bateson: Si pones el condenado cacharro sobre un trípode,
de infancia? Pero ella utilizaba la cámara como un telescopio no obtienes nada relevante.
en lugar de como una cámara. Tú decías: ''Nunca llegará a ser Mead: No, obtienes lo que ocurre.
fotógrafa. Sigue usando la cámara para mirar las cosas". Pero Bateson: Eso no es 10 que ocurre.
tú no. Tú siempre usabas la cámara para hacer fotos, que es Mead: o quiero que la gente vaya dando saltos por ahí pen-
algo muy distinto. sando cuál es el mejor perfil en ese momento.
Bateson: Sí. Por cierto, no me gustan las cámaras con trípo- Bateson: Yo no quiero que sea bonito.
des en las que no hay participación del fotógrafo. En la última Mead: Entonces, ¿para qué dar saltos por ahí?
parte del proyecto esquizofrénico, usábamos cámaras con trí- Bateson: Para captar lo que está ocurriendo.
podes en las que sólo había que apretar el botón. Mead: Lo que crees que está ocurriendo.
Mead: ¿Y no te gusta eso? Bateson: Si Stewart alarga la mano para rascarse la espalda,
Bateson: Es desastroso. me gustaría estar ahí en ese momento.
Mead: ¿Por qué? Mead: Si estuvieras ahí en ese momento, no le verías dar un
Bateson: Porque creo que el registro fotográfico tiene que puntapié al gato por debajo de la mesa. Así que eso no se sos-
ser una forma de arte. tiene como argumento.
Mead: ¿Y por qué? ¿Acaso no puedes obtener registros que Bateson: La cámara sólo puede registrar el uno por ciento
no sean formas de arte? Porque si el registro es una forma de de las cosas que ocurren, en cualquier caso.
arte, es que ha sido alterado. Mead: Eso es cierto.
Bateson: Evidentemente que ha sido alterado. No creo que Bateson: Yo quiero contar ese uno por ciento.
existan registros inalterados. Mead: Mira, yo he trabajado en cosas por el estilo con direc-
Mead: Creo que es muy importante, si se desea mantener tores artísticos y he llegado a la conclusión de que e impo ible
una actitud científica, que otras personas accedan al material y hacer nada con ellos.
Bateson: Entonces es que son malos artistas.
" Margaret Mead; Gregory Bateson, "On the use of the camera in anthro- Mead: Jo, no lo son. Lo que quiero decir es que un direc-
pology", Studies in the Anthropology o/Visual Communication, vol. 4 núm. 2, tor artístico puede tener una noción mara\iUo a de lo que cree
invierno de 1977. Cortesía del Institute for InterculturaI Studies, Ine. de que hay allí, pero con eso no se puede hacer ningún análisis
Nueva York. posterior. Eso es lo que ha pasado con la antropología, porque

182 1 3
tenían que confiar en nosotros. Cuando éramos buenos instru- Mead: Bien.
mentos y planteábamos que tal cultura había hecho más cosas Bateson: Estoy hablando de controlar una cámara. Tú estás
que tal otra, confiaban en nosotros y nos utilizaban. Pero no hablando de poner una cámara muerta encima de un maldito
había forma de ir más allá con el material. Por eso fue surgien- trípode. o tiene nada que ver.
do la idea de la película y las cintas magnetofónicas. Mead: Pues yo creo que tiene mucho que ver. He trabajado
Bateson: Tunca habrá forma de ir más allá con el material. con estas imágenes sacadas por artistas y son realmente bue-
Mead: ¿Pero, qué dices, Gregory? No te entiendo. Desde nas ...
luego, el primer verano en que mostramos lo de Bali, la gente Bateson: Siento haber dicho artistas, pero es que es precisa-
identificó cosas distintas: Marion Stranahan vio falta de ener- mente lo que quería decir. El término artista no es un insulto
gía, Erik Erikson vio la disposición del pecho y su influencia en para mí.
el desarrollo infantil. Puedo volver sobre ello y enseñarte la Mead: Tampoco para mí, pero ...
conclusión que sacaron de aquellas películas. No la sacaron de Bateson: Pues se ha convertido en un insulto en esta conver-
tu cabeza, ni del modo en que colocaste la cámara. La sacaron sación.
porque era un recorrido lo suficientemente largo como para Mead: Bueno, lo siento. Sencillamente, produce algo distin-
que pudieran ver lo que estaba ocurriendo. to. He intentado utilizar Dead Birds, por ejemplo... [véa e
SB: ¿Y aquella película de los navajos, Intrepid Shadows? Gardner 1984].
[Véase Worth y Adair 1972]. Bateson: No entiendo Dead Birds. He visto Dead Birds y no
Mead: Bueno, es una bonita producción artística que cuen- tiene sentido.
ta algo sobre un artista navajo. Mead: Yo creo que tiene muchísimo sentido.
Bateson: Es diferente, se trata de una obra de arte indígena. Bateson: Pero ha tengo ni idea de cómo se hizo.
Mead: Sí, y una obra de arte indígena muy bonita. Pero lo Mead: Bueno, nunca hay una secuencia lo bastante larga, y
más que puedes hacer con ella es a analizar al director, como tú has dicho que lo que hacía falta eran secuencias muy largas
hice yo. Me puse a imaginar cómo había hecho la animación desde una posición en la dirección de dos personas. Tú has
en los árboles. escrito eso. ¿Vas a retractarte ahora?
Bateson: ¿De veras? ¿Y qué conclusión sacaste? Bateson: Sí, bueno, una secuencia larga en mi \'ocabulario es
Mead: Eligió días con viento, se movió mientras fotografia- de veinte segundos.
ba y movió la cámara, independientemente del movimiento de Mead: Pues no era así cuando escribías sobre películas bali-
su propio cuerpo. Así consiguió ese efecto. ¿Vas a decirme, des- nesas. Entonces era de tres minutos. E e era el tiempo que
pués de lo que todas esas otras personas han sido capaces de duraba la bobina que ponías en la cámara.
obtener de aquellas películas tuyas, que deberías haberte limi- Bateson: Muy pocas secuencias duraban lo que duraba la
tado a ser artístico? bobina.
SB: Él dice que fue artístico. Mead: Pero si en aquel momento hubieras tenido una cáma-
Mead: No, no lo fue. Él es un buen director y los balineses pue- ra para rodar 1.200 pies [365 m], los habrías rodado.
den posar muy bien, pero intentó mantener la cámara fija el sufi- Bateson: Lo habría hecho y me habría equiyocado.
ciente tiempo para obtener una secuencia de comportamiento. Mead: Por un minuto, no lo creo.
Bateson: Para descubrir lo que pasa, sí. Bateson: La película balinesa no valdlia un cuarto.
Mead: Cuando estás dando saltos mientras haces fotos ... lV1ead: Vale. En lo que a eso respecta, esto~· en total desacuer-
Bateson: Por el amor de Dios, Margaret, nadie está hablan- do. No es ciencia.
do de eso. Bateson: No sé lo que es la ciencia, ni lo que es el arte.

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Mead: Muy bien. Si no lo sabes, es muy sencillo. Yo sí que lo se apoyaba en otra, dejaba que su boca se relajara. Llegamos a
sé. (Dirigiéndose a Stewart): Con las películas que Gregory ahora una conclusión después de examinar montones de fotogramas.
se niega a reconocer que hizo, nos pasaríamos veinticinco años Es el mismo principio. Si tienes una tesis y llevas la cámara en
revisando y volviendo a revisar el material. la mano, es bastante diferente: hay más posibilidades de influir
Bateson: Es un material muy rico. en el material. Cuando no llevas la cámara en la mano, puedes
Mead: Es rico porque son secuencias largas, yeso es lo que mirar lo que ocurre en el fondo.
necesitas. Bateson: Hay tres finales posibles para esta discusión. Está el
Bateson: o hay secuencias largas. tipo de película que quiero hacer, está el tipo de película que
Mead: En comparación con lo que hacen los demás, Gre- quieren hacer en Nuevo México (que es Dead Birds, básicamen-
gory. te) y está el tipo de película que se hace poniendo la cámara en
Bateson: Pero están acostumbrados a no hacerlas. un trípode y no prestándole atención.
Mead: Hay secuencias lo suficientemente largas para ana- SB: ¿Quién hace eso?
lizar... Bateson: Los psiquiatras hacen eso. Albert Scheflen [1973]
Bateson: ¡Tomadas desde el lugar adecuado! deja una cámara de vídeo en casa de alguien y se marcha. La
Mead: Tomadas desde algún lugar. pone en la pared.
Bateson: Tomadas desde el lugar que más compense. Mead: Pues yo estoy completamente en desacuerdo con la
Mead: De acuerdo, pones tu cámara allí. gente que utiliza el vídeo para no tener que mirar. Se lo encas-
Bateson: No puedes hacer eso con un trípode. Ahí clavado, quetan a un pobre estudiante que hace el resto del trabajo y
mientras se filman 1.200 pies. Es un aburrimiento. añade las figuras, y ellos escriben un libro. Los dos estamos en
Mead: Entonces prefieres veinticinco segundos a 1.200 pies. contra de eso. Pero creo que si miras ms largas ecuencias de
Bateson: Pues sí. fotogramas y dejas un minuto la película, esas secuencias largas
Mead: Lo que demuestra que te aburres con mucha facili- y muy rápidas de Koewat Raoeh, esos fotogramas, son magnífi-
dad. cos y puedes hacer muchas cosas con ellos. y, si no te hubieras
Bateson: Pues sí. quedado quieto en aquel sitio, no tendrías esas secuencias.
Mead: Pues hay otros que no se aburren, ¿sabes? Mira las pe- SB: ¿Hay alguien más que haya hecho eso después?
lículas que estudió Betty Thompson [véase Thompson 1970]. Mead: No ha habido ningún fotógrafo tan bueno como Gre-
En la secuencia de Karbo, que es preciosa, estuvo trabajando seis gory para este tipo de cosas. La gente es muy, pero que muy
meses. Tú nunca has estado dispuesto a trabajar tanto tiempo, reacia a trabajar así.
pero no deberías oponerte a que otras personas lo hagan y a SB: o conozco ningún libro que se parezca a Balinese Cha-
que se les dé material para hacerlo. raeter [véase Mead y Bateson, 1942].
En algunas ocasiones, he trabajado en el campo con la Mead: No lo hay. Y ahora Gregory dice que se equivocó con
gente, sin filmar, y, por consiguiente, no he podido subordinar lo que hizo en Bali. Gregory era la única persona que siempre
el material a una teoría más o menos cambiante, como pudi- conseguía sacar fotogramas y filmar al mismo tiempo: e o se
mos hacer con lo de Bali. Así que, cuando regresé a Bali, no vi hace poniendo una cámara en un trípode, teniendo las dos a
nada nuevo. Cuando volví a Manus, donde sólo tenía fotogra- la misma distancia focal.
mas, sí que lo vi. Cuando tienes una película puedes, a medida Bateson: Una en mi mano y la otra colgada del cuello.
que se desarrolla tu propia percepción, volver a examinarla a Mead: A veces sí y a veces no.
la luz del material. Una de las cosas que examinamos en los Bateson: Usábamos el trípode de vez en cuando, cuando uti-
fotogramas, Gregory, era el grado en que una persona, cuando lizábamos lentes telescópicas.

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Mead: Lo usábamos cuando bañaban a los bebés. Creo que
la diferencia entre el arte y la ciencia reside en que el aconte-
cimiento artístico es único, mientras que, en la ciencia, tarde o
temprano te encuentras con otra persona que formula la
misma teoría que tú [véase Mead, 1976]. La cuestión funda- Referencias:
mental es la accesibilidad, que otras personas puedan conocer
tu material, comprenderlo y compartirlo. La única informa-
ción real que ofrece Dead Birds consiste en cosas que yo nunca Gardner, Robert (director), Dead Bi.,.ds. Peabody Museum, Harvard
habría podido imaginar, como el corte de las falanges de los niversity, color, 83 minutos, 1964. Disponible a rravés de la el\' York
dedos. ¿Te acuerdas? Las mujeres se cortan una falange por Public Library.
cada muerto que lloran, y empiezan cuando son niñas, así que Mead, Margaret, 'Towards a human science", Scienee 191: 903-904,
cuando se convierten en mujeres adultas ya no tienen dedos. 1976.
En esa sociedad, todos los trabajos delicados son realizados por
hombres; ellos son los que tejen, por ejemplo, porque tienen Mead, M. YG. Bateson, Balinese Chameler: i1 Phologmphie Analysis, Aca-
dedos para hacerlo, mientras que las mujeres tienen muñones demy of Sciences; Special Publications, II, ~ue\'a York, 1942. (Reedi-
en vez de manos. Yo ya sabía eso, lo había leído, pero no signi- tado en 1962).
ficó nada para mí hasta que vi esas imágenes. Hay montones de Scheflen, Albert E., Body Language and lhe Social DTder: Com17l1llliealion
cosas que pueden lograrse con esta filmación semiartística, as Behavioral Conlro~ Prentice-Hall, Englewood Cliff: , :--JJ, 1973.
pero cuando planteamos a la gente que merece la pena saber
lo que les pasa a los demás (algo en lo que siempre hemos insis- Thompson, Betty, "Development and trial application of method for
tido), seguimos teniendo que mostrar nuestras películas, por- identifying non-vocal parent-ehild cornmunications in research film".
que no hay otras que sean tan buenas. Tesis doctoral, Teachers College, 1970.
SB: ¿ o es eso un poco chocante? Worth, Sol yJohn Adair, Through Navajo EJes, Indiana Cni\'ersity Pres ,
Mead: Muy chocante. Bloomington, 1972. [Intrepid Shadows fue realizada por.-\I lah, un
Bateson: Es porque la gente cada vez pone mejor las cáma- pintor y escultor navajo de 19 años].
ras en los trípodes. No es lo que pasa entre la gente.
Mead: En esos veinticinco años, nadie puso una cámara sobre
un trípode para filmar algo importante.
Bateson: De todos modos, nadie prestó atención a las cosas
importantes.

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rio de lo que suponen para mí, pudieran ofrecer la sustancia a
un público que no estuvo allí y debe conformarse con esta ima-
ginería muda y, sobre todo, porque todo esto, si intentásemos
verlo en directo resultaría irreconocible y, en muchos sentidos,
Nostalgia del Brasil* (1994) ya ni siquiera existe.
Diezmados por epidemias de sarampión en 1945 y luego en
Claude Lévi-Strauss 1975, reducidos a setecientos u ochocientos individuos, los
nambikwara llevan actualmente una vida precariajunto a algu-
nas misiones religiosas y algunos puestos administrativos que
Prólogo protegen a los indios, o bien acampados junto a alguna carre-
tera por la que circulan camiones; o también, en los arrabales
Al entreabrir mis carnés de notas, todavía percibo el olor a creo- de las ciudades de sesenta mil habitantes (cifra de hace diez
sota con la que impregnaba mis cajas para protegerlas de las años; debe de haber aumentado desde entonces) que se alzan
termitas y del moho. Aunque sea casi imperceptible, después en medio de su territorio, allí donde, en mis tiempos, la civili-
de medio siglo, ese rastro hace que de inmediato rememore las zación sólo había dejado, tras un intento de penetración abor-
sabanas y los bosques del centro de Brasil, componente indiso- tado, una docena de chozas de encañado urdido con tierra en
ciable de otros olores, humanos, animales y vegetales, y tam- las que se morían de hambre y de enfermedades algunas fami-
bién de sonidos y colores. Ya que por muy débil que sea, ese lias mestizas.
olor, que para mí es un perfume, es la cosa misma, una parte Sin embargo, parece ser que, hasta hace poco, algunos gru-
siempre real de lo que he vivido. pos muy pequeños de nambikwara aún permanecían, en lo
En el caso de la fotografía quizá sea debido a que han pasa- posible, anclados en la vida tradicional, cazando con arco en
do demasiados años -en realidad, los mismos-, pero sucede las zonas que todavía no habían sido invadidas por las enormes
que no me aporta nada parecido. Mis imágenes no son una empresas agrícolas que se han apoderado de la región.
parte, conservada físicamente y corno por milagro, de expe- Pero cuando en 1992, con ocasión del quinto centenario
riencias en las que todos los sentidos, los músculos, el cerebro del descubrimiento de América, para cubrir las necesidades de
se hallaban implicados: no son más que indicios. Huellas de una película, trasladaron a México a varios representantes de
seres, de paisajes y de acontecimientos que sé que vi y conocí; una docena de pueblos amerindios, entre ello a alguno nam-
pero después de tanto tiempo, no siempre recuerdo dónde ni bikwara, éstos no se sintieron en modo alguno de concertados.
cuándo. Los documentos fotográficos me demuestran su exis- Un testigo cuenta que llegaron provistos de panfletos en
tencia, sin testimoniar en su lugar ni hacerlos perceptibles para inglés, español y portugués, en los que se denunciaban las
mis sen tidos. fechorías de los buscadores de oro. Encantados con su estan-
Al volver a mirarlas, esas fotografías me dejan una sensación cia, regresaron a sus casas con radios, más baratas --e o dije-
de vacío, me hacen notar la falta de lo que el objetivo es funda- ron- que las que estaban en venta en VUhena, donde las tien-
m~ntalmente incapaz de captar. Percibo la paradoja, que yo das están llenas de productos japoneses.
mls~o provoco, al publicarlas en mayor número, mejor repro-
Los que hojeen esta recopilación no deberán caer en otra
dUCldas y, a menudo, reencuadradas de forma distinta a lo que ilusión. Tal como los muestro, estos indios van completamente
me permitía el formato de Tristes Tropiques; como si, al contra- desnudos (a pesar de que a menudo haga fria por la noche o
al amanecer); duermen en el suelo bajo refuglos imprO\isados
hechos con palmas o ramajes; fabrican ólo -y raramente-
'" Claude Lévi-Strauss, Saudades do Brasil, Plon, París, 1994.

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una cerámica rudimentaria; en cuanto a los tejidos, confeccio- to 24 x 36 provienen indistintamente de ambas. Las de formato
nan sólo pequeños trabajos de esparto destinados al adorno; y, 6 x 6 fueron realizadas con un Voigtlander reflex (todavía de
entre sus períodos de nomadismo, cultivan unos huertos muy dos objetivos) que adquirí para mi segunda expedición.
modestos. Pero no debe creerse por todo ello que ofrecen la Durante la primera, además de la Leica, llevaba una peque-
imagen de una humanidad primitiva. Por mi parte, nunca lo ña cámara de cine oval de formato 8 mm cuya marca no
he creído y, desde hace unos veinte años, se acumulan las prue- recuerdo. Casi no la utilicé, ya que me sentía culpable por
bas que demuestran que el presente no refleja las condiciones tener siempre el ojo pegado al visor en lugar de mirar e inten-
arcaicas. Los pueblos del centro de Brasil y de otros lugares tar comprender lo que sucedía a mi alrededor. Mi paciencia se
constituyen los residuos, escondidos en el interior del país o limitó sólo a algunas secuencias inconexas, algunas compues-
bien en otras zonas, de civilizaciones más elevadas y más nume- tas por imágenes traquetean tes porque las filmé montado a
rosas que los arqueólogos, armados con técnicas muy moder- caballo.
nas, han logrado exhumar o de las que han conseguido encon- Parece ser que estos trozos de película fueron encontrados
trar vestigios indiscutibles en la desembocadura del Amazonas en Brasil y se transfirieron a 16 mm. Los volví a \'er sin convic-
y a lo largo de todo su curso. ción, no hace mucho, en el Centro Georges-Pompidou, que los
[ ... ] presentó junto a otras reliquias.
No me considero un fotógrafo, ni siquiera aficionado (o, Hemos tenido que escoger enU-e unos tres mil negativos.
mejor dicho, sólo lo fui en Brasil: desde entonces, se me han Algunos de ellos no sólo me traen recuerdos muy vagos, sino
pasado las ganas). En cambio, mi padre, pintor y sobre todo que además son muy desiguales en cuanto a su calidad e inte-
retratista, solía fotografiar a sus modelos para controlar la re- rés. Le agradezco a mi esposa que hiciese copias de prueba de
producción de sus rasgos principales. Ese procedimiento era 13 x 18 cm de la totalidad -tarea larga e ingrata-o Esto per-
una práctica habitual entre los pintores de mediados del si- mitió llevar a cabo una primera selección a la que siguieron
glo XIX. Mi padre hacía fotos, las revelaba y las positivaba él algunas más. Ciertas imágenes mediocres, sin embargo, han
mismo. Ya en mi infancia me familiaricé con estas operaciones. sido escogidas para llenar algunas lagunas. \1atthieu Lévi-
Mis padres vinieron a verme a Sao Paulo en 1935. En aque- Strauss, cuya selección fue determinante y realizó todas las
lla época, la Leica, que había empezado a ser comercializada copias de 18 x 24 cm es, por ambos motivos, coautor de este
hacía unos diez años, estaba muy en boga. Mi padre y yo com- libro.
prábamos el material en una tienda del largo Sao-Francisco, al Las 180 fotografias aquí reunidas hacen referencia a Améri-
final de la avenida Brigaderio-Luis Antonio. Un inmigrante de ca del Sur. En Tristes Tropiques, sin duda, la India, Paki tán y lo
Europa central vendía cámaras de ocasión y otras curiosidades que hoy se ha convertido en Bangladesh tenían su lugar. He
fotográficas (conservo todavía un objetivo Hugo Meyer 1,5, F tenido que eliminarlos para así aligerar esta recopilación y evi-
7,5 cm, prácticamente inutilizable debido a su peso, pero con tar la dispersión. Así pues, hay que tomarla por lo que es: un
el que se hacían retratos muy hermosos). Padre e hijo compe- testimonio, quizá no desprovisto de interés para el historiador,
tíamos para ver quién de los dos obtendría las fotografías más sobre Brasil y sus habitantes de hace más de medio iglo, a los
"precisas". Creo que este era el criterio principal que aplicába- que, al igual que a mi lejana juventud, dirijo un aludo amisto-
mos para decir que una fotografia era buena, ya que siempre so y nostálgico.
nos asombraba que un formato tan pequeño pudiera, al
ampliarse, restituir detalles con tanta precisión.
En el transcurso de mis viajes, tuve, sucesivamente, dos Lei-
cas; la segunda era un modelo perfeccionado. Las fotos de forma-

192 193
REPENSAR
sólo se ponía de manifiesto en estereotipos visuales como el
omnipresente "buen salvaje", sino que también era una moti"a-
ción apenas disimulada tras los intentos de e tablecer una
"etnografia salvaje" en el siglo XIX. En relación a e to estaba la
Imágenes históricas, "cultura de la figuración" (Fleming y Luskey, 19 6: 138) que
públicos cambiantes* (1992) remiúa al consumo de imágenes fotográficas por parte de un
público occidental formado por individuos, grupo e institu-
Iskander Mydin ciones durante este período. En su forma más común o más
ampliamente practicada, este consumo e reflejaba en la de-
La práctica de la fotografia antropológica o, para ser más pre- manda de representaciones "exóticas' de pueblo y paisajes
cisos, de la fotografia de interés antropológico, nació en el de los territorios colonizados en un mercado de etnografía
siglo XIX como un paralelismo visual de las ideas antropológi- popular. Lo "exótico" iba unido a una presentación inalterable
cas acerca de la cultura. Fue también ésta la época del avance de una temática percibida como estática. En este breve ensayo
occidental en la conquista y consolidación colonial de territo- pretendo analizar la poderosa tenacidad de esta imaginería de
rios a escala mundial. La fotografia antropológica de pueblos y lo exótico.
culturas no occidentales en esos territorios se inició, por tanto, Un importante ingrediente final fue la muy• arraiuada idea
t>
en un momento de cambio social sin precedentes en las socie- de que la fotografia era un registro cienúfico de la vida, del
dades no occidentales, unas sociedades que estaban siendo tiempo y del espacio. A pesar de las maniobras o manipulacio-
incorporadas a las economías metropolitanas del capitalismo nes de los fotógrafos, se daba por hecho que la imagen resul-
industrial. tante que se presentaba como "regiso-o" era una represen-
En su encuentro con los países que estaban siendo transfor- tación veraz. Cuando se combinaba con la "cultura de la
mados por el impacto del cambio social, el fotógrafo deci- figuración", la labor fotográfica se COlwerúa en un encuentro
dió centrar su atención, paradójicamente, en las representa- casi totalizador; sólo la hosca mirada de algunas de la per 0-
ciones inalterables de los pueblos y las culturas. Lo que fascina- nas sometidas a análisis antropológico en estas imágenes in i-
ba era lo "exótico", lo culturalmente diferente, tanto en sentido núa la pervivencia de cierta autonomía del slueto en este
popular como cienúfico. Las múltiples razones de ello han sido encuentro.
analizadas en otros lugares (Gould 1981, Stocking 1987 y Bog- Dado que, en parte, la interpretación de las imáuenes foto-
t>
dan, 1988, por ejemplo, exploran muy diferentes aspectos de gr áfi cas antropológicas supone un consumo experiencial de
este fenómeno). La tesis fundamental puede resumirse de este cultura, ¿qué hacemos con estas imágenes del siglo XIX v prin-
modo: la aparición de una antropología, con una crecien- cipios del siglo xx que han llegado hasta nosotros. la mavoría
te maquinaria institucional, articuló ideas contemporáneas en blanco y negro, en diversos grados de con en'ación " docu-
que eran predominantemente evolucionistas, subrayando como mentación, y procedentes de muy diferentes context;s? Las
objetivo las formas primarias de vida, de las que la cultura occi- fotografias han sido tratadas en término funcionale, por u
dental asumía haber surgido. Esta perspectiva teleológica no valor histórico evidencial. Así ha ocurrido con las expo iciones
basadas en archivos fotográficos, en las que no se han aclarado
* Iskander Mydin, "Historical images, changing audiences", en: Elizabeth las formas en que una fotografia ha sido eso'ucturada para
Edwards, Anthmpology & photograph)~ 1860-1920, Yale niversity Press; reflejar una realidad, real o aparente, y se ha subra"ado el valor
The Royal Anthropological Institute, New Haven; Londres, 1922, pp. evidencial del contenido. y, sin embargo, en el re cate. la con-
249-252. servación y el atractivo de estas imágenes parece manifestarse,

196
197
como ya he sugerido, otra paradójica réplica de las poderosas cas". Ello remite a una simplificación de la manera en que
motivaciones de la fotografía antropológica en relación con el debía plasmarse el "otro" antropológico, de la plasmación de
cambio social experimentado por las culturas del siglo XIX. una realidad compleja en una forma visualmente articulada
Esto se pone de manifiesto en las reproducciones modernas que sustentaba una visión del mundo más amplia (Arnheim,
de fotografías del siglo XIX en libros ilustrados de gran forma- 1974: 155-156). De esta forma, los consumidores de esas imá-
to, como tarjetas postales, como materia de exposición o de genes podían relacionarse con las representaciones. Un ejem-
catálogos e, incluso, en la comercialización de copias origina- plo clásico quizá sea el de las imágenes de Edward Curtis,
les como piezas de coleccionista en el mercado del arte. Es el publicadas entre 1907 y 1930, que evocan el pasado de los
caso, sobre todo, de la obra de fotógrafos como John Thom- indios americanos (Gidley, 1976; Lyrnan, 1982). Estas imáge-
son, Felix Beato o Linnaeus Tripe (véase, por ejemplo, Chris- nes, que posiblemente suponen la culminación del género, no
ties 1989: 119-123, 143-146, 194-205), aunque esta tendencia eran registros realistas (de hecho, a menudo son "recreacio-
está alcanzando incluso a casos más intencionadamente etno- nes"), sino caracterizaciones, realizadas por Curtis, de tipos
gráficos, como J. W. Lindt yJohnson & Hoffmann. En este sen- ideales de indios en sus formas puras. Los componentes de esta
tido, puede decirse que existe una creciente "cultura de consu- "indianidad" no incluyen los lugares comlmes de la experien-
mo" basada en la gama de respuestas que estas imágenes cia india, sino interpretaciones exageradas de esos lugares
evocan hoy. Porque, aunque la cámara quizá ya no sea el único comunes: una realidad intensificada; escenas de indios de pie
instrumento de observación occidental, podría decirse que los en medio de paisajes retocados; por ejemplo, una ml~er púna
mecanismos de marketing, producción masiva y diseminación sacando agua de una acequia retocada para que parezca una
de imágenes (sobre todo de imágenes históricas) todavía se laguna natural (Lyman, 1982: 49, 79-83). La imagen manipula-
encuentran en una relación desigual. da articulaba la creencia en que el paisaje natural reflejaba la
Las respuestas del público son tan variadas como las propias naturaleza de sus habitantes y viceversa. Y ese proceso definía
fotografías: nostalgia e interés histórico, curiosidad, enfado (al un paisaje imaginario que, al ser surcado por la cámara, confi-
ver cómo los antropólogos desnudan, miden y fotografían a los guraba sus contornos en términos pictorialistas. El retoque
individuos que someten a estudio) y voyeurismo. Pueden no otras técnicas por el estilo deben interpretarse, por tanto, no
ser excluyentes y constituyen espejos bastante desestructura- sólo como una mera manipulación, sino como una inciden tal
dos, de modo que una repuesta puede reflejarse en otra en el clausura fotográfica del tiempo y el espacio que posibilitaba la
encuentro individual con estas imágenes. Por encima de todo, existencia de un "presente etnográfico".
esto sugiere la intrincada naturaleza de la fotografía y la nece- Los mecanismos que conectan el paisaje imaginario y el,
sidad de lo que Sekula ha descrito como una "sociología de la así llamado, "conocimiento etnográfico" (una interacción de
imagen fundamentada históricamente" (1988: 87). Al interpre- "ciencia", estética y cultura), también se encuentran en otras
tar estas imágenes, un enfoque formalista basado en discernir "estructuras exóticas", tales como la percepción orientalista de
coherentemente estratos metódicos de significación resulta Oriente Medio (Said, 1978) y el Shangri-La tibetano (Bishop,
demasiado rígido o insuficiente si tenemos en cuenta la plasti- 1989). Lo importante es que se u-ata de una respuesta que per-
cidad de las representaciones. Un enfoque pluralista se adapta vive con fuerza en contextos modernos, tal como ponen de
mejor a la idea de lo exótico que sigue sustentando la mirada manifiesto los numerosos programas de televisión y libros ilus-
sobre los no occidentales. Quizá resulte más revelador, por trados de gran formato que utilizan las imágene de Curtis y
tanto, acercarse a lo "exótico" no sólo como idea, sino también otras similares para expresar la identificación del ser humano
como práctica contemporánea. Lo "exótico" como idea puede con el mundo natural, antítesis de la expeliencia urbana del
contemplarse como la representación de "estructuras alegóri- espectador. En términos generales, esta respuesta representa-

198 199
cional ante grupos culturales marginales refleja la creencia en temporáneas presenten una imagen romantizada de I,a ~ezcla
un estado de inocencia y armonía con el entorno que se ha étnica y las escenas callejeras mediante el uso estrateglco del
perdido en el artificio la cultura occidental, pero que "ellos" color, de los puntos de vista de la cámara, de los marcos y de
conservan. Estos mecanismos básicamente decimonónicos los pies de foto. Ha surgido un "neoexotismo" en la represen-
no se traducen solamente en respuestas modernas a imágenes tación de la vida cotidiana que es una dimensión del contexto
históricas, sino que también dan forma a representaciones mercantil de Singapur en el actual proceso de transformación
modernas que sirven a modernos intereses políticos y me- de la sociedad urbana.
dioambientales occidentales (Street, 1975: 120; Ellen, 1986; Las imágenes históricas se emplean también para vender
Wright, 1990: 30). Al mismo tiempo, realidades políticas del realidades presentes, sugiriendo un lugar en el que se ha dete-
mundo moderno fortalecen, paradójicamente, esas imágenes, nido el tiempo (como ocurre con el tiempo fotográfico). Las
en la medida en que se convierten en un referente tanto para imágenes históricas se utilizan para representar la "realidad"
el ultraje como para la "melancolía romántica", para el anhelo imaginada de un lugar presente, como cuando los folletos
del paraíso perdido. turísticos destinado a un público occidental pudiente recurren
Pueden identificarse otras respuestas que alimentan sus res- a acuarelas y fotografías antiguas para yender su productos;
pectivas representaciones estereotipadas. Bajo una visión apa- por ejemplo, una acuarela de David Roberts o viejas fotos del
rentemente inmutable de las vidas y las culturas de los otros, Valle de los Reyes para "vender" viajes a los antiguos monu-
había, como he sugerido, un caldo de cultivo de "estructuras mentos de Egipto (¡una pequeña nota al pie advierte que la
alegóricas". El recurso a la alegoría como medio de comunicar imagen no es real!) (Independent on Sunda)', 12 de ma.y~ de
el significado de individuos manufacturados (como los mode- 1991: 45). A la inversa, como una indicación de la plastiCIdad
los de un estudio antropológico) y de escenas montadas iba de la respuesta por parte del fotográficamente coloniza~o, la
unido a la capacidad de venta de tales imágenes. Entre las ale- imagen puede interiorizarse en afirmaciones positiva de ¡?~n­
gorías más frecuentes figuran el buen salvaje, el nativo fecun- tidad cultural, quizá para enfrentarse a la realidad polmca
do, la odalisca sexualmente subversiva y el "tipo". La persisten- (véase, por ejemplo, Lhalungpa, 1983, donde las fo.t?grafías
cia de estas alegorías en las imágenes de no occidentales que históricas son utilizadas como mecanismo de afirmaClon de la
ilustran las taIjetas postales contemporáneas certifica que no identidad tibetana). Aunque tales respue tas son superficial-
se trata de estructuras completamente decimonónicas. Pero mente similares a las respuestas nostálgica mencionada más
muchas de esas imágenes no son producidas por los propios arriba, la diferencia crucial es que la dinámica aquí no es exter-
pueblos, sino por una cínica conversión de la cultura tradicio- na, sino interna.
nal en artículo turístico que se remonta directamente a las imá- y, sin embargo, a otro nivel, la imagen exótica es una expe-
genes de la etnografía popular del siglo XIX. riencia metafórica. Esto remite a la manlúactura fotog¡-áfica de
Las postales de Singapur son un buen ejemplo. Fotografías relaciones, tanto temporales como espaciales. que no serían
históricas, incluidas imágenes de postales, se exponen en posibles o accesibles en la vida real pese a ser podero os encla-
museos y galerías, mientras en la calle se venden postales "exó- ves de la fantasía occidental. Por ejemplo, tal como ha afirma-
ticas" que turistas y lugareños compran por igual para enviar- do Alloula (1987), el tradicional velo de las mujeres musulma-
las a sus familiares y amigos que viven en el extranjero. Mien- nas en Argelia y la privacidad doméstica del harén condujeron.
tras que las postales de Singapur de finales del siglo XIX y en el período colonial francés, a la creación del "fan~ma" de
principios del xx reflejaban en buena medida la realidad del las argelinas sin velo y semidesnudas en las po tale maslyamen-
medio urbano de Singapur (la actividad de la clase obrera en te producidas para su contemplación pública. A trayés de el1a~,
la calle, por ejemplo), resulta paradójico que las postales con- el espectador se arrogaba a sí mismo ''lm derecho de supern-

200 201
sión" al demandar una relación con ámbitos cerrados de la vida un connoisseur, o el sujeto que recrea ante la cámara un ritual
nativa. El "fantasma" fue reproducido en el estudio fotográfico extinguido), y el público puede convertirse en productor.
con modelos que funcionaban como sucedáneos de sus referen- En este sentido, lo "exótico" ha pasado de su fase orientalis-
tes (las verdaderas habitantes del harén). Pero la ironía fue que ta a una fase moderna, pero la estructura subyacen te es una
la realidad del harén representaba un espacio privado cerrado, mediación entre el distanciamiento y la interacción culturales,
la antítesis de lo expuesto por el voyeurismo fotográfico. El lega- a través de mecanismos que siguen siendo extrañamente fami-
do visual aún sigue vivo en el nuevo colonialismo del encuentro liares. Distanciamiento en el sentido de que lo otro puede
con el turista, y se han utilizado imágenes de deseables mujeres dejar de ser una entidad viva para convertirse en una idea esté-
indígenas para "vender" con éxito el potencial de un país para tica, metafórica y alegórica. Interacción en el sentido de con-
cumplir los sueños de lo exótico (Choy, 1989: 5-6, 21). sumo o mantenimiento del consumo de estas abstracciones y
En otro sentido, la experiencia metafórica también se con- realidades imaginadas; sólo una experiencia histórica y antro-
sideró como una solución al problema colonial de cómo man- pológica de la cultura puede servir como alternativa a esta
tener la identidad occidental ante su posible subversión por el estructura. Ello implica una temporada en el mundo vivo de
orden nativo (Monti, 1987: 4, 130-132). Éste fue el tema pre- una cultura para experimentar y situar en perspectiva liS imá-
ferido de la literatura occidental del período colonial, como genes.
ocurre en El Corazón de las tinieblas, de Conrad, y en sus nove-
las ambientadas en Asia, sobre todo en LordJim y La locura de
Almayer.
No sólo en la literatura, sino también en la vida real, el tema
de la racionalidad occidental frente a la fecundidad y la corrup- Referencias:
ción moral y fisica nativa se convirtió en una etiqueta utilizable
en la interacción entre, por ejemplo, el macho colonizador y la
mujer nativa. Esto se reflejó en la aparición de una casta colo- Allou1a, M., The Colonial Harem, Manchester niyersity Press, :\1an-
nial dominante con amantes y concubinas nativas cuya "túrbida chester, 1987.
sensualidad" era una justificación metafórica. La práctica de
esta sensualidad se materializó no sólo en imágenes fotográfi- Arnheim, R., "On the Nature of Photography", Criticallnquiry 1 (1):
cas -escenas de hombres blancos con mujeres nativas de 149-161, 1974.
Camerún o Eritrea, por ejemplo, en sus regazos (véase Theye, Bishop, P., The Mith of Shang¡i-La: Tibet, Tmuel H'riting and the Mhtern
1989: 74-75)-, sino también en burdeles coloniales que ofre- Creation ofSacred Landscape, Athlone Press, Londres. 19 9.
cían a sus clientes «exóticas odaliscas» (Monti, 1987: 74-75), un
legado que sobrevive en muchos casos bien publicitados. Bogdan, R., Freak Shows: presenting human odditi.esfor amusemellt and pro-
fit, Chicago University Press, Chicago, 198 .
La lectura visual de las imágenes "exóticas" no es, por tanto,
una actividad sencilla. Implica examinar la relación triangular Choy, D. J. L., Repositioning Malaysia in thp 1990s, erie b, 59, Ceno-e
entre el productor de tales imágenes, sus sujetos históricos y des Hautes Erudes Touristiques, Aix en PrO\'ence, 19 9.
antropológicos, y el público (es decir, nosotros), que en este
Christies, Photography 1839-1989, catáloo"o de la subasta. 9 de no\iem-
caso también incluye a los descendientes de dichos sujetos
bre de 1989, Christies (South Kensington), Londres. 19 9.
antropológicos. Además, la relación no es estable, ya que el
productor y el sujeto pueden convertirse en consumidores Curtis, E. S., The North American Indian. 20 \"ols., ~1assachuserts Cniyer-
(por ejemplo, el productor que es también un coleccionista o sity Press, Cambridge and Norwood, 1907-1930.

202 203
Ellen, R. "\-\lhat Black Elk left unsaid: on the illusory images of Green
primitivism", Anthmpology Today 2 (6): 8-12,1986.

Fleming, P. Richardson & Luskey,j., The North American Indian in Earl)'


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1981. [Versión castellana: Lafalsa medida del hombre, Editorial Crítica, Josep Maña Oller
Barcelona, 1997].
Pero el ojo, órgano fundamental de percepción en el hombre,
Lhalungpa, L. P., Tibet: The Sacred Realm. Photographs 1880-1950, Aper-
[. ..] se carga de notas vanas, segi¿n el ámbito social en que vzve
ture, Nueva York, 1983.
su poseedor y según la cultura que tiene la sociedad en que naceéste
Lyman, C., The Vanishing Race and Other lllusions: Photographs ofIndians [. ..] es un órgano con significado sOCIaL o colectzvo.\
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castellana: Orientalismo, Debate, Madrid, 2002]. mática del arte parietal hasta las actuale represen taclOnes VIr-
tuales generadas por medios informáticos. como fenómeno
Sekula, E., "On the Invention of Photographic Meaning", en V. Bur-
gin (ed.), Thinking Photograph)l, Macmillan, Londres, 1988.
cultural e histórico, tiene para la antropología -ciencia cuyo
objetivo es el estudio del ser humano y de los hechos sociocul-
Stocking, G., Victorian Anthropology, Free Press, 1 ueva York, 1987. turales- un valor intrínseco.
Street, B., The Savage in Literatw'e: Representations of <primitive" society in
Las múltiples implicaciones psicológicas, expre iva , técnicas,
Englishfiction, 1859-1920, Routledge, Londres, 1975. simbólicas etc. de estas creaciones, las comierten en documen-
tos privilegiados para el estudio y el conocimiento d,e lo indi-
Theye, T. (ed.), Der geraubte Schatten, Münchner Staatsmuseum, viduos y de los grupos sociales que las producen asl como de
Múnich,1989. los contextos culturales de donde surgen. La presencia de
Wright, T., "Sir Benjamín Stone: Photography and Cultural Theory", la fotografía, casi desde el momento de su nacimi.ent~, :n, la
en H. Hallett (ed.), Rewriting Photographic Hist01}I, 28-31, Article Press, investigación antropológica comporta que el ~~tudlO h~stonco
Birmingham, 1990. de la relación entre ambas materias ofrezca dIáfanas pIsta en
lo que al desarrollo de la ciencia antropológj~a se refiere
(parámetros, teorías etc.), al tiempo que proporcIOna algunas

" Luis Calvo; Josep Maúa, "El valor anrropológico de la imagen: ¿hacia el
'horno photographieus'" en: Luis Cal\'O [el. al.], Tnllpsd'ahil; Arxill dEI-
nograjía i Folklore de Catalunya 1915-1930, Fundació La Caixa, Barcelona,
1994, pp. 46-56.

204 205
herramientas para comprender las actitudes de una sociedad, como para los colonizados, sea en sus aspectos positivos (cono-
la occidental en este caso, respecto a las demás. cimiento del otro) o negativos (la creación de estereotipos:
Aunque tan sólo dejaremos constancia de ello, hay que cuando el indio era fotografiado como "salvaje" era confirma-
decir que, como se verá a lo largo de este escrito, si bien histó- do como "salvaje").
ricamente fotografía y antropología han trabajado conjunta- De este modo, es necesario recordar que muchos fotógra-
mente, hoy en día, además de la apertura de un nuevo campo fos, así como muchos folcloristas de nuestro país 3 o de cual-
de trabajo como el de la antropología visual, ambas materias quier parte del mundo, alteraron el producto final tanto
pueden contribuir a presentar, quizá mejor que cualquier otra mediante la manipulación de las imágenes (por ejemplo, vis-
disciplina o medio técnico, la complejidad del sistema cultural, tiendo a los aborígenes australianos según las ideas preconce-
sobre todo en lo que se refiere a algunos de los fenómenos que bidas que el hombre blanco tenía del hombre primitivo, cuan-
está.."l llamados a ser capitales en los próximos años: las migra- do debe recordarse que por lo general los ausu'alianos no
ciones y la pluriculturalidad. Estas realidades hacen que tanto llevaban ropas de ninguna clase), como por medio de la crea-
la antropología como la fotografía se conviertan en herramien- ción de situaciones o ambientes equívocos (paisajes inexisten-
tas ideales para romper espejismos equívocos, acercar formas tes, actitudes erróneas).
de vida, etc. 2 Es decir, en sus momentos iniciales la fotografía etnográfica
Por otro lado, esta situación nos remite a los nuevos para- se movió en una ambivalencia: por un lado, el estudio de la
digmas que van surgiendo en la antropología; es el caso de lo diversidad humana; por otro, la relegación o confirmación de
que podríamos denominar "reciprocidad de visión", es decir, si la situación de atraso de los pueblos indígenas o de los grupos
antes "el otro" era el único objeto de interés antropofotográfi- subalternos de la sociedad occidental (can1pesinos, obreros... ).
ca, hoy "nosotros" y "ellos" nos observamos mutuamente: la Así, cabe señalar que, como ya hemos apuntado, si la ano'opo-
comunicación visual deviene, ahora, instrumento para un logía y la fotografía nacieron casi al mismo tiempo, tal naci-
conocimiento recíproco. miento comportó que enseguida surgiese una intensa duali-
dad: mientras para algunos (la burguesía) se conyertÍa en un
signo de distinción social y en prueba de progreso social, para
Fotografía y antropología: hacia una reconsideración otros (esclavos, poblaciones no occidentales, grupos subalter-
nos de la sociedad occidental) se convirtió en un elemento de
Al observar retrospectivamente lo que es y lo que ha sido la confirmación de su inferioridad moral, intelectual e, incluso,
interrelación de la fotografía con la ciencia antropológica, zoológica! A pesar de esa situación, sus imágenes, concebidas
cabe distinguir tres estadios diferenciados. en su tiempo para marcar diferencias, hoy han llegado a ser un
El primero viene significado por el hecho de que antropo- auténtico alegato contra la discriminación y las diferencias por
logía y fotografía nacieron en un contexto colonial, lo que con- motivos de raza, de sexo o de cualquier 00'0 tipo. Como se ha
dicionó en buena medida el desarrollo de ambas. Así, no hay escrito:
que olvidar la tremenda influencia que tuvo en la sociedad
europea y norteamericana la imagen estereotipada que se dio "La fotografia ha sido testigo de la interacción de las actuacione
de muchos pueblos, reforzando el conjunto de ideas "pueblos humanas en una aventura desconocida: la tentatiya de conocenlOS
no occidentales = primitivos = no desarrollados = no civilizados a través del estudio de los demás. Históricamente, esa imeracción
= pueblos ancestrales". entre antropólogos y sujetos ha reflejado los contexto político en
La ágil "dialéctica" que se produjo entre ellas tuvo impor- que la disciplina se ha desarrollado, y frecuentemente sus resultado
tantes repercusiones tanto para los pueblos colonizadores fueron formulados como una medida conrra aquellas per onas que

206 207
eran comparadas y juzgadas. Poniendo al descubierto las actitudes, y colaboradores reseñadas en el i\1anual per a recerques d 'Etnogra-
frustraciones y esperanzas de quienes participaron en ese encuentro fia de Catalunya (1922) del Arxiu, son fieles ejemplos de la inte-
entre culturas, la fotografia puede permitirnos ver que aquellas gen- gración irreversible de la fotografía en la mirada antropológica.
tes, en otros tiempos y lugares, no eran tan distintas de nosotros."s Hay que decir, asimismo, que desde actitudes poco sistemá-
ticas, esteticistas, idealistas o comerciales, la fotografía ha sido
En este sentido, también hay que decir que, ante la situa- el medio que ha generado la imagen estereotipada del folclo-
ción creada por el mundo colonial, algunos antropólogos recu- re y de las formas de vida tradicionales. Piénsese, por ejemplo,
rrieron, ya en el siglo XIX, a la técnica fotográfica para mostrar en las postales turísticas como vehiculizadoras de la iconogra-
las formas de vida y las cualidades de los mal llamados "pri- fia del tipismo tópico que identifica a una comunidad (pos-
mitivos". Uno de los casos más significativos fue el de Alice C. tales de especialidades gastronómicas, indumentaria, fiestas,
Fletcher, etnóloga estadounidense que, a partir de la super- etcétera) .
posición de imágenes faciales de mujeres u hombres indios, El tercer y último momento del nexo entre la antropología
intentó demostrar que éstos también tenían capacidades inte- y la fotografía se explicita en la formulación del concepto de
lectuales más allá de la simple brutalidad o del primitivismo de "antropología visual", con todo lo que representó de madura-
su comportamiento. ción en la reflexión del vínculo de la antropología con los nue-
Coetáneamente a las situaciones descritas, el uso de la vos medios audiovisuales. La publicación en la década de los
cámara encontró, a menudo en ese primer período, utilidad setenta de manuales y trabajos teóricos la creación de centros
como simple recurso técnico para captar o registrar imágenes de documentación y de estudio y, sobre todo, la consideración
de lugares, acciones o elementos materiales que posteriormen- del valor del contexto y de las relaciones de la o-íada anu-o-
te, en el momento de publicarlas, a causa de la escasa evolu- pólogo/cámara/informante o grupo observado y, por consi-
ción de las técnicas de fotograbado, eran transferidas e ilustra- guiente, la apelación y el desenmascaramiento de la responsa-
das mediante el procedimiento de grabado, hecho que se da bilidad del antropólogo con los individuos y grupos sociales
en el caso de la obra del archiduque Luis Salvador Die Balearen estudiados a causa de los inevitables apriori mos v prejuicios,
in Wort und Bild geschildert (Las Baleares descritas en palabras e conllevaban las siguientes preguntas: ¿qué imagen e ofrece de
imágenes, 1869-1891).6 un grupo?, ¿qué aspectos nos han sido mosn-ados?
El segundo estadio de la implicación de las posibilidades En este sentido, cabe mencionar que la objetividad del
documentales de la fotografía en la antropología estuvo deter- antropólogo se encuentra en cierto modo en enu-edicho, ya
minado por la inclusión de la primera de estas disciplinas en el que la propia tecnología fotográfica permite magnificar, redu-
trabajo de campo. En este sentido, cabe consignar los trabajos cir, aislar, contrastar o idealizar temas y sujetos. Por medio de
de Franz Boas, Bronislaw Malinowski, Margaret Mead o Gre- la fotografía, el estudioso puede crear o recrear su propia inter-
gory Bateson, entre otros. pretación de la humanidad, ya que quien se halla deu-ás del
En Cataluña es necesario reseñar la obra pionera del Arxiu objetivo fotográfico puede escoger tilla u otra situación o acti-
d'Etnografia iFolklore de Catalunya, que tuvo ciertos antecedentes tud. La imagen se convierte en ese instante en una fracción de
en la preocupación del mundo excursionista y folclorista catalán tiempo en la que ha sido atrapado el movimiento. Ciento cin-
por incorporar el registro fotográfico como herramienta de cuenta años después de la invención de la fotografia, empeza-
investigación y análisis de los hechos culturales. Las considera- mos a darnos cuenta de la "naturaleza ann·opológica·' de la
ciones que sobre el valor de la fotografía en la investigación fol- fotografía. De igual modo, después de más de un siglo de foto-
clórica hace Joan Amades en su Iniciació al folklore, así como las grafia etnográfica, los dilemas éticos inherentes a la empre a
observaciones y la sistemática a tener en cuenta por informantes están aún por resolver.'

208 209
Las nuevas perspectivas. ¿Hacia el "horno photographicus"? tecnologización, de nuestros modos de vivir, hay que saber apre-
ciar que ello también se ve reflejado en la fotografía: el auge de
Como ya se ha apuntado, la antropología ha hecho un uso con- las cámaras de usar y tirar, la polaroid, los revelados rápidos se
siderable de la fotografía: el antropólogo la ha utilizado en sus convierten en elementos que, nacidos al socaire del desarrollo
estudios de campo y reflexiones posteriores, en la creación de técnico, devienen a su vez elementos que producen actitudes y
fondos gráficos y en la investigación de todos los valores cultu- comportamientos sociales. En pocas palabras, la fotografía se
rales implicados en cualquier imagen. La aproximación entre convierte en un espejo de doble visión.
ambas materias ha permitido la constitución de una nueva Así pues, hoy en día hay que hablar de lo que denomina-
rama de estudio: la antropología visual. ríamos el Hamo Photographicus, expresión que pretende reflejar
Las vías abiertas por la antropología visual han desemboca- una situación cada vez más evidente, es decir, en qué modo el
do en la actualidad en nuevos campos y ámbitos de trabajo: por cuerpo social articula y proporciona discurso continuados a
una parte, en la valoración de imágenes anónimas que en prin- partir y alrededor de la imagen.
cipio no han sido hechas con una intencionalidad histórica o Son significativos, en ese sentido, los safaris fotográficos,
etnográfica y, por otra, en la consideración y análisis de los usos parques naturales en los que la cámara es la única herramien-
culturales y de las prácticas sociales generadas en su entorno, ta para ver animales, concursos gigantes de fotografía.
fruto de la implantación y popularización de los aparatos foto- Al mismo tiempo y para finalizar, cabe decir que el que nos
gráficos y de las cámaras de vídeo. Véanse algunos ejemplos: las movamos en una sociedad en la que los mass-media tienen una
fotografías realizadas como testimonio de los cambios que se presencia casi absorbente conlleva que la imagen adquiera
producen en los estadios de la vida personal o familiar (naci- nuevas dimensiones al incorporar un valor que trasciende a la
miento, bautizo, primera comunión, graduación, servicio mili- simple acción y al mero registro fotográfico, e decir, es casi
tar, matrimonio, etc.), las reuniones sociales donde la proyec- obligatorio "salir en la foto", "vender imagen". De hecho, para
ción de diapositivas o videos de los viajes o de las vacaciones es poner un ejemplo muy próximo, basta recordar que a lo largo
el motivo de encuentro, o el fenómeno de los concursos televi- de 1992 una de las expresiones más oídas fue que "el paí está
sivos de vídeos domésticos y las temáticas más frecuentes en los ganando imagen en todo el mundo", con lo que se primaba la
mismos virtualidad del acto, atestiguado en imágenes, sobre la misma
Varios estudiosB indican esta nueva línea de interacción realidad.
mutua en la que la fotografía, a partir del análisis antropológi-
co, ha dejado de ser considerada meramente un medio para
devenir un elemento mediático.
Dicha consideración del hecho fotográfico y de la fotogra-
fia comporta que este medio expresivo se inscriba a un tiempo Notas:
en los elementos configuradores y vehiculizadores del universo
simbólico y ritual de nuestra sociedad, tanto creando el ima-
ginario del mass-media como apropiándoselo. 9 En este senti- 1. Julio Caro Baraja, Arte VisO'ria )' otras lucubraciones pictm'icas. Tus-
do, hay que tener en cuenta que entre Sociedad y Fotografía quets Editores, Barcelona, 1990, p. 1 .
se establece una retroalimentación continuada que nutre a 2. Véase Paolo Chiozzi, "Dalla rappresenrazione dell'alteliti alta
ambas de modo instantáneo. comunicazione visuale", en Paolo Chiozzi Ced.), Antropolagia urba-
De hecho, si observamos que uno de los parámetros de más na e 1'elazioni interetniche, Angelo Pontecorboli Edirore. Florencia,
renombre en la actualidad es el de la instantaneidad, o el de la 1991, pp. 221-233.

210 211
3. Una muestra es la obra de Josep Pous Frau. Véase Gabriel Uom-
part et al., Mallorca: imatge fotográfica i etnografia. L'arxiu de Josep
Pons Frau, Ajuntament de Palma, Mallorca, 1992.
4. En este sentido, recordar la importancia de la fotografia antropo-
lógica (la llamada fotografiajudicial) para la identificación de los VI. La imagen fragmentada* (1996)
sujetos por parte de la policía y de las administraciones. Véase
David le Breton, Des Visages. Essai d'anthrapologie, Ed. Métailié, Victor Burgin
París, 1992, pp. 41-49.
S. Melissa Banta y Curtis M. Hinsley, From Site to Sight. Anthropology, A veces creemos que nos conocemos con el tiempo, y lo único
Photography, and the Power ofImagery, Peabody Museum Press, Cam- que conocemos es una secuencia de fijaciones en los espacios
bridge, 198~p.l0l. de la estabilidad del ser -un ser que no quiere desvanecerse... - .
6. Sobre la relación entre fotografia y grabado, véase "El fotoperio- En sus incontables alvéolos, el espacio contiene el tiempo comprimido.
disme abans que els diaris ponessin fotografies", enJaume Fabre, Para eso está el espacio.
HistOria delfotaperiodisme a Catalun)la. 1885-1976, Ajuntament de Gasron Bachelard J
Barcelona, Barcelona, 1990, pp. 13-20.
7. Melissa Banta y Curtis M. Hinsley, From Site to Sight. Anthropology, Destruyes, haces trizas, haces reproches [a Freud] hasta dejar
Photography, and the Power ofImagery, Peabody Museum Press, Cam- a tu infortunado paciente desarmado, desorientado. .el lo que Freud
bridge, 1986, p. 101. siempre replicaba que el individuo tiende demasiado a recomponer
8. Por ejemplo, Colette Sluys, "Cinéastes du dimanche. La practique una unidad, a retraduá/; a refundir una visión sintética
populaire du cinéma", en EthnologieFranfaise, 13,julio-septiembre de sí mismo J de su futuro.
de 1983, París, pp. 291-302, o el trabajo de Clara Gallini, "Le Jean Laplanche 2
rituel médiatique", en Gérard Althabe et. al., Verse une Ethnologie
du present, Éditions de la Maison des sciences de l'homme, París, Hacia el final de su ensayo "Stranger in me illage" (1953),
1992, pp. 117-126. James Baldwin escribe: "Ha llegado la hora de dar e cuenta de
9. Por ejemplo, los aficionados al vídeo o a la fotografia, cuando que el drama interracial que ha tenido lugar en el conúnente
registran su vida familiar no hacen la crónica de la vida de la fami- americano no sólo ha creado a un nuevo hombre negro, sino
lia, sino que únicamente filman la imagen de la felicidad, de for- también a un nuevo hombre blanco. Los americanos nunca
tuna... familiar. Colette Sluys, "Cinéastes du dimanche... ", ap. cit., volverán a la simplicidad de esta aldea europea en la que los
p.294. hombres blancos se permiten el lujo de mirarme como a un
extraño."3 Baldwin concluye: "Este mundo ya no es blanco, )'
nunca volverá a ser blanco". La imagen de portada de un
número especial de la revista Time, publicado en 1993, muestra
a unajoven mujer que ha sido "seleccionada como un ímbolo
del futuro rostro multirracial de América". La "mujer" no exis-
te fisicamente, y un ordenador ha sintetizado su imagen.

* Victor Burgin, 'The image in pieces", en: In/difIeren! spaces. Places and
memory in visual culture, Universiry of California Pres , Berkele\", 1996.
pp. 258-264.

212 213
Según la revista Time, la joven es "un 15% anglosajona, un He señalado una creciente tendencia del entorno mediáti-
17,5% de Oriente Medio, un 17,5% africana, un 7,5% asiática, co electrónico a sustentar la impronta de construcciones pro-
un 35% de Europa del sur y un 7,5% hispana". Aunque sólo es cesuales primarias. La imagen de la portada de Time ejempli-
anglosajona en un quince por ciento, tiene el aspecto de una fica esta tendencia. Puede describirse básicamente en lo mis-
mujer blanca que acaba de volver de unas vacaciones en el mos términos que utilizaba Freud para describir el sueño. En
Mediterráneo. James Gaines, redactor jefe de Time, escribe: primer lugar, la im,agen se construye de acuerdo con dos meca-
nismos que Freud identificaba en el sueño y que él denomina-
"Casi no nos lo podíamos creer. Expectantes, vimos aparecer en la ba "condensación" y "desplazamiento". Imágenes de "arios
pantalla del ordenador la imagen de nuestra nueva Eva, y varios individuos distintos han sido desplazadas de sus fuentes y com-
miembros del equipo se enamoraron de ella inmediatamente. binadas para formar la imagen de un único individuo (exacta-
Uno dijo: 'Es descorazonador que no exista'. Compadecemos a mente igual que las fotografias compuestas de Franci Galton,
nuestros colegas perdidamente enamorados, pero también la tec- a las que Freud aludió al explicar su noción de conden ación).
nología tiene sus límites. Ese amor nunca será correspondido."4 En segundo lugar, la imagen construida mediante tales meca-
nismos representa el cumplimiento alucinatorio de un de eo.
Lo que "descorazonadoramente" no existe aquí, desde luego, En este caso, el deseo es ver una futura sociedad americana en
es una nación sin divisiones. El amor no correspondido equi- la que todas las contradicciones multiculturale han ido final-
vale al frustrado sueño asimilacionista de una América-crisol: mente subsumidas por la hegemonía económica, política y cul-
una democracia sin diferencias, en la que todo el mundo tural "anglosajona".
pueda pasar convincentemente por hijo más o menos legítimo Puede objetarse que, en realidad, no soñamos cuando mira-
de los padres fundadores. Deberíamos decir mejor "madres mos una revista. o estamos dormidos en e os momen tos.
fundadoras", ya que la nostalgia de la felicidad no diferenciada Freud demostró que las fantasías ambulantes que llamamos
es infantil en su origen. En términos lacanianos, es nostalgia de "ensoñaciones" comparten en buena medida con nuestros ue-
la ignorancia de falta y de pérdida, de un tiempo al margen del ños nocturnos sus modos de construcción v u motivaciones
tiempo, anterior a la "castración". En un libro publicado en inconscientes. Pero tampoco tenemos nece;ariamente ensoña-
1991, el psicólogo Stephen Frosh distinguía "entre soluciones ciones cuando miramos la portada de una re\ista. En la obra
realistas y soluciones regresivas a [...] la crisis de identidad [...], de vVinnicott encontramos una descripción más precisa de
entre soluciones 'narcisistas' estructuradas a partir de un deseo nuestra relación habitual con tales imágenes mediáticas. Win-
regresivo de volver al estado prenatal, y soluciones 'edípicas' nicott subrayaba "la necesidad de tener en cuenta las diferen-
forjadas mediante encuentros con la realidad". Frosh escribe: cias existentes entre los fenómenos en función de su posición
en el área situada entre la realidad externa o compartida r el
"La primera solución se caracterizaba por la negación de la contra- verdadero sueño".6 Partiendo de una pormenorizada atención
dicción; por el deseo de un estado de felicidad absoluta, libre de a tales diferencias, Winnicott anuló los conceptos de objeto de
conflictos; por el rechazo de la analidad; por la búsqueda de la transición, otros fenómenos de transición y e pacio de transi-
pureza, y por la disolución en una fantasía de totalidad. Tales esta- ción. El fenómeno del "objeto de transición ,. puede detectarse
dos imaginarios, inertes pero rígidos, son característicos del fascis- en el intenso apego del niño pequeño a la punta de una manta,
mo y de otras ideologías opuestas a la heterogeneidad y las contra- a algún juguete preferido o a cosas por el estilo. El objeto es
dicciones de la modernidad, ideologías que protegen a la gente de "de transición" en el sentido de que marca el paso del bebé, y
la realidad del mundo negando dicha realidad, ofertando un del niño pequeño, a ese mundo diferenciado en el que existe
marco de total previsibilidad y no tolerando ninguna oposición.'" al margen de su madre. Winnicott escribe:

214 215
En reú/'ción con el objeto de tmnsición, cabe deciT que entTe nosotros y el bebé ráneas de la información "no es un espacio geográfico, sino un
se establece un acuerdo por el cual nunca pú/'ntearemos ú/, siguiente pre- espacio temporal".lI Los medios contemporáneos han asegura-
gunta: "¿Lo has imaginado o ha venido de fuera?" Lo impoTtante es que do que la experiencia de la realidad externa ya no esté confi-
no se espera ninguna decisión al Tespecto. No hay que formular la pregun- nada en una ubicación geográfica inmediata al individuo. Las
ta [en cursiva en el originalV distancias globales se desmoronan en la inmediatez temporal
de la imagen electrónica transmitida "en directo" \"ía satélite.
El propio Winnicott fue el primero que aplicó sus concep- Como he señalado, esto ha contribuido a cambiar el "sentido
tos a la esfera cultural. Según él, el objeto de transición: común" de la aprehensión occidental de su relación con lo
que fueron sus "otros" lejanos --que, además, fueron objeto de
"[...] viene de fuera desde nuestro ptrnto de vista, pero no desde su colonización-o Pero hay ou-a forma más de interpretar la
el punto de vista del bebé. Tampoco viene de dentro; no es una observación de Virilio. También podemos admitir que el "espa-
alucinación. [...] Su destino es permitir que sea gradualmente des- cio temporal" de las imágenes elecu-ónicas es un espacio de
catequizado, no tanto para olvidarlo como para, con el paso del memoria y de anticipación fantasmática, y también puede ser
tiempo, relegarlo al limbo. [...] Al no ser olvidado, no se lamenta un espacio de regresión preedípica y, por consiguiente, un
su pérdida. Pierde su significado porque los fenómenos en transi- espacio de potencial paranoia y agresividad.'~ En este espacio
ción se hacen difusos, se diseminan sobre la totalidad del territo-- electrónico explosivo, la "imagen" se forma cuando los "bits"
rio que media entre la "realidad psíquica interna" y "el mundo digitales de imágenes fragmentadas colisionan a la \"elocidad
externo tal como lo perciben dos personas en común" o, lo que es de la luz. y, sin embargo, se forma de acuerdo con los princi-
lo mismo, sobre todo el campo cultural.'" pios de conservación de un sujeto para el cual ya no hay tiem-
po. Althusser escribió: 'Tomando al pie de la letra la expresión
Ya me he referido a La Trinidad de san Agustín y al comen- de Freud, afIrmo que la ideología es eterna, exactamen te igual
tario de Kristeva sobre esa obra. En su introducción a una edi- que el inconsciente".J3 Kristeva subraya: "El orden simbólico
ción moderna del texto agustiniano, el erudito católico Ste- está asegurado desde el momento en que hay imágene en las
phen McKenna señala que, para los cristianos, la vista es "el que uno indefectiblemente cree, porque la creencia e en í
más noble de los cinco sentidos y uno de los que guarda mayor misma una imagen: se forma en base a los mismos términos y
afinidad con la visión interior".9 En el análisis de Kristeva, la procedimientos: memoria, vista y amar o deseo". H Podemos tras-
imagen de la pantalla cinematográfica -a la vez aterradora ladar estas palabras, formuladas en la penwnbra de las iglesias
y consoladora- se sitúa "en la intersección entre la visión de yen la oscuridad de las salas de cine, a la composición digital
un objeto real y la alucinación". En un ensayo de 1977 señalé de la portada de Time -una imagen en la que es fácil creer,
que "el deseo no precisa ninguna oscuridad material en la que porque es perfectamente convincente-o ~."fellwria, vista \" amor
orquestar sus satisfacciones imaginarias; también las ensoña- o deseo." La memoria está detrás de esta imagen de port~da: la
ciones pueden tener la potencia de la sugestión hipnótica".lO memoria de otras imágenes, como aquellas idealizadas amalga-
Ahora, siguiendo a Winnicott, puedo añadir que, independien- mas de la América rural que 1 arman Rockwell creó para la
temente del marco mental del espectador, cualquier imagen portada del Saturday Evening Post, o aquellas imágene de cier-
puede, en principio, ocupar este mismo espacio "entre la tos cines de Hollywood (pienso, por ejemplo, en ¡Qué bell{) es
visión de un objeto real y la alucinación". Winnicott identifica vivir.', de Frank Capra). Pero, sobre todo, también está (el redac-
sencillamente este espacio en el título de uno de los ensayos tor de Time lo confIrma) la fuerza inflexiblemen te alucinatOl;a
como "la ubicación de la experiencia cultural". Virilio ha seña- del amor. Amor a primera vista, a medida que "Ia imagen de
lado que el espacio engendrado por las tecnologías contempo- nuestra nueva Eva" iba apareciendo en la pantalla del ordena-

216 217
doro El redactor se queja de que "también la tecnología tiene 12. Jacqueline Rose ha señalado que, en Powers of H01T01; KJisteva
sus límites", pero, como se deduce de su referencia bíblica podria estar "retroalimentando el asumo de la sexualidad preedí-
(con cierto trasfondo que remite a Villiers de l'Isle-Adam), esta pica mediante una teorización de los origenes culturales que
imagen materializa el deseo de que la tecnología no tenga lími- Freud [... ] no había conseguido elaborar". KJisteva "plantea que los
tes; de que, a través de ella, Estados Unidos pueda volver al debates sobre el tabú del incesto se han centrado en el lugar del
escenario bíblico original de su creación: el deseo de que, padre y en las formas de desorden [... ] asociadas a su papel pro-
alzándose del polvo digital primigenio, de los píxeles hechos hibitorio, dejando a la madre precisamente como la reliquia ide-
añicos de su autoimagen fragmentada, América se renueve en alizada de lo que se prohíbe, una especie de territorio perdido
su propia imagen matemáticamente "perfecta". que nada nos dice de la ambivalencia p íquica de esa anterior
relación, ni de los desarreglos (psicosi y paranoia) con los que e
puede relacionar clínicamente". Véase Jacqueline Rose, "Julia
KJisteva-Segunda Parte", en Sexuality in lhe Field of Vision, Verso,
Londres, 1986, p. 155.
Notas: 13. Althusser, "Ideology and Ideological State Apparatuses", p. 152.
14. Kristeva, "Ellipse sur la frayeur et la séduction spéculaire", p. 77.

1. Gaston Bachelard, The Poetics ofSpace, Boston, Beacon, 1969, p. 8.


[Versión castellana: La poética del espacio, 2." ed., Fondo de Cultu-
ra Económica, México, 1983].
2. Laplanche, "Psychoanalysis, Time and Translation", p. 171.
3. James Bald"vin, "Stranger in the Village", en Notes of a Native Son,
Beacon, Boston, 1975, p. 175.
4. James R. Gaines, "From the Managing Editor", Time, número
especial, vol. 142, n.O 21 (otoño de 1993).
5. Stephen Frosh, Identity Crisis: Modemity, Psychoanalysis and the Self,
Macmillan, Baskingstoke y Londres, 1991, pp. 192-193.
6. D. W. Winnicott,''Transational Objects and Transational Pheno-
mena", en Playing and Reality, Penguin, Harmondsworth y Nueva
York, 1982, p. 30. [Versión castellana: Realidad y juego, 3.' ed.,
Gedisa, Barcelona, 1982].
7. IVid., p. 14.
8. IVid., p. 6.
9. Stephen McKenna, introducción a san Agustín, La T1inidad, XI.
10. Victor Burgin, "Looking at Photographs" (1977), en Burgin,
Thinking Photogmphy, p. 153. [Versión castellana: "Mirar fotogra-
fias", en: Glória Picazo yJorge Ribalta (eds.), Indiferencia y singu-
laridad, Editorial Gustavo Gili, Barcelona, 2003].
11. Véase Paul Virilio, L'espace C1itique, Christian Bourgeois, Paris,
1984.

218 219
su impedimenta, así como a pintores y fotógrafos siempre sedien-
tos de exotismo, folclore y orientalismo. Esta refinada compa-
ñía se dispersa por todo el país, acampa en torno a escaramu-
zas militares, participa en expediciones de castigo (ni siquiera
Desde el harén colonial* (1998) está exento Théophile Gautier) y sueña con Oriente, con sus
delicias y sus bellezas.
Malek AIIoula Mientras el fantasma del harén persista v sobre todo mien-
tras siga siendo rentable, ¿qué más da que ~i Oriente coloniza-
do, el Argel del cambio de siglo, exhíba otra yertien te en su
Oriente como estereotipo y fantasma escenografia? El orientalismo lleva a la riqueza y a la re petabi-
lidad. Horace Vernet, a quien Baudelaire llamaba con razón "el
Ataviado con los vivos colores del exotismo e irradiando una Rafael de los vivacs y los barracones", es el m;Lximo exponente
bronceada aunque incierta sensualidad, Oriente, morada de de este petulante filisteísmo. Y Vernet genera imitadores. La
insondables misterios y escenario de crueles y bárbaros episo- vulgaridad y los estereotipos configuran la herencia del viejo
dios, ha fascinado y perturbado a Europa durante mucho tiem- orientalismo precolonial. Revelan todas sus presuncione hasta
po. Ha sido para ella una imagen rutilante, pero también un conducir a la caricatura.
espejismo. Poco importa si empiezan a soplar otros vientos v la pintu-
El orientalismo, tanto pictórico como literario, ha contribui- ra orientalista cae en la mediocridad. La fotografia toma carta
do a definir los abigarrados elementos del dulce sueño en el que en el asunto y reactiva el fantasma en su niyel más bajo. La po _
Occidente se ha regodeado durante más de cuatro siglos. Ha dis- tal lo hace mejor; se convierte en el fantasma del pobre: por
puesto el escenario para el despliegue de los fantasmas. unos peniques, muestra estantes repletos de sueños. La postal
Pero no hay fantasmas sin sexo, y en este orientalismo for- está en todas partes, cubriendo todo el espacio colonial, a dis-
mado por lo mejor y lo peor (sobre todo, lo peor) emerge una posición inmediata del turista, del oldado, del colono. Es a la
figura central que encarna la obsesión: el harén. Una simple vez su poesía y su gloria, captadas para siempre; es también su
alusión a él basta para abrir de par en par las compuertas de la pseudoconocimiento de la colonia. Produce estereotipo igual
alucinación justo cuando está a punto de agotarse. que las aves marinas producen guano. Es el fertilizante de la
Porque Oriente ya no es el país de los sueños. Desde media- visión colonial.
dos del siglo XIX, se ha ido moviendo lentamente. El colonia- La postal es ubicua. Puede encontrarse no sólo en el esce-
lismo intenta agarrarlo, se apodera de él a fuerza de guerras, ~a:io del crimen que perpeu-a, sino también muy lejos de él. El
lo ata de pies y manos con miles de cadenas de explotación \'l<lJe es la esencia de la postal, y la expedición es su medio. E
y lo entrega al voraz apetito de las grandes madres patrias, el regreso fragmentario a la madre pau-ia. Se apo~'a en do
siempre hambrientas de materias primas. espacios: el que representa y el que alcanzará. \Iarca las pere-
Ejércitos como el que desembarcó un espléndido 5 de julio grinaciones del turista, los sucesivos destinos del oldado. la
de 1830 al este de Argel envían a misioneros y estudiosos con expansión territorial del colono. Sublima el espíritu del alto' en
el camino y la sensación de lugar: es un acto de implacable
* Malek Alloula, "Frem The colonial haTem", en: IVIirzoeff, Nicholas (ed.), agresión conU-a el sedentarismo. En la postal e sugiere una
Visual cultuTe Teader, Routledge, Londres; Nueva York, 1998, pp. 317-322. completa metafísica de desprotección.
Originariamente publicado en: The Colonial HaTem, University of Es, también, una seductora llamada al ánimo de aventura y
Minnesota Press, 1986, pp. 3-15. colonización. En resumen, la postal es una rotunda defen a d;1

220 221
espmtu colonial en forma de imagen. Es la historieta de la que lo atribuyen a las tentativas etnográficas de censar y docu-
moralidad colonial. mentar visualmente los tipos humanos.
Pero no es sólo eso; es más. Es la difusión del fantasma del Tras esta imagen de las mujeres argelinas, probablemente
harén por medio de la fotografía. Es el degradado y degradan- reproducida millones de veces, se advierten los rasgos .básicos
te revival de ese fan tasma. de una de las figuras de la percepción colonial de lo nativo. Esa
Surge, entonces, la siguiente cuestión: ¿cómo interpretar figura puede definirse esencialmente como la práctica del
hoy estas postales que han puesto su máscara de muecas sobre derecho de (super)visión que el colonizador se arroga y que
el rostro de la colonia y han crecido como un chancro o una sirve de soporte a múltiples formas de violencia. La postal par-
terrible lepra? ticipa plenamente de esa violencia; expande sus efectos; es u
Hoy, el asombro nostálgico y la llorosa arqueología (¡oh, manifestación más perfecta, y no menos eficiente por el hecho
aquella época colonial!) están muy de moda. Pero rendirse a de ser simbólica. Además, la fijación del cuerpo de la mlu er en
ellos supone olvidar demasiado pronto las motivaciones y los la postal lleva a plasmar ese cuerpo dispuesto, a prepararlo y
efectos de esta vasta operación de distorsión sistemática. Supo- erotizarlo para ser ofrecido a una nutrida clientela mO\'¡da por
ne también sentar las bases para que vuelva bajo otro disfraz: un inequívoco deseo de posesión.
un racismo y una xenofobia excitados por la nostalgia del Rastrear las representaciones coloniales de mujeres argeli-
imperio colonial. nas (las figuras de un fantasma) implica, por tanto, abordar
Más allá de esas apologías apenas veladas que se esconden una doble operación: primero, desvelar la naturaleza y el igni-
tras racionalizaciones estéticas, es posible hacer otra lectura: ficado de la mirada colonialista; después, subvertir el estereoti-
una lectura sintomática. po tan tenazmente asociado a los cuerpos de las mujere .
Trazar, bajo la plétora de imágenes, el esquema obsesivo Una interpretación como la que pretendo llevar a cabo
que regula la totalidad de la producción de esta empresa y sería totalmente superflua si existieran vestigio fotográficos de
dotarla de significado equivale a hacer que la postal revele lo la mirada del colonizado sobre el colonizador. En su au encía
que contiene (la ideología del colonialismo) y que exponga (es decir, a falta de una confron tación de miradas opuestas),
lo que en ella se representa (el fantasma sexual). intento devolver aquí, a la zaga de la Historia, e ta inmensa
La Edad de Oro de la postal colonial abarca desde 1900 postal a su remitente.
hasta 1930. Aunque se incorpora tarde a la apología colonial, Lo que interpreto en estas postales no me deja indiferente.
pronto se recupera de su retraso y, gracias al encandilamiento Me demuestra, por si aún hiciera falta, la desolada pobreza de
que provoca, llega a ocupar un lugar privilegiado en los prepa- una mirada de la cual yo mismo, como argelino. he podido er
rativos de centenario de la conquista, la apoteosis de la época objeto en algún momento de mi historia per anal. "1\0 oU'os
imperial. creemos en los efectos nefandos del mal de ojo (la mirada del
En este gran inventario de imágenes que la Historia barre mal). Los conjuramos abriendo la mano como si fuera un aba-
de su camino y que los astutos marchantes acaparan para los nico. Yo cierro mi mano sobre esta pluma e tilográfica para
futuros coleccionistas, hay un tema que parece haber disfruta- escribir mi exorcismo: este texto.
do del favor de los fotógrafos y que ha recibido un tratamien-
to preferente: la algérienne.
o ha habido en la Historia una sociedad en la que las
mujeres hayan sido fotografiadas a tan gran escala para ser
sometidas a escrutinio público. Este hecho paradójico y pertur-
bador resulta problemático, más allá de las racionalizaciones

222 223
Mujeres del exterior: obstáculo y transparencia Cabe señalar que cuando un fotógrafo apunta con su cáma-
ra hacia una mujer con velo, no puede evitar incluir en su
La interpretación de fotografías públicas siempre es, campo visual varios ejemplos de esa mujer. Como si fotografiar-
en última instancia, una interpretación privada. la desde el exterior exigiera incluir un principio de duplica-
Roland Barthes, La cámara lúcida, 1981 ción en el encuadre. El fotógrafo siempre fija en su placa un
grupo de mujeres con velo.
Lo primero que el ojo extranjero ve en las mujeres argelinas es Es lícito preguntarse sobre esta peculiaridad que podría sol-
que están ocultas a la vista. ventarse fácilmente desde el punto de vista técnico mediante el
Sin duda, este mismo obstáculo para la vista es un podero- aislamiento y la ampliación de un detalle. Sin embargo, esta
so aguijón para el fotógrafo que trabaja en entornos urbanos. técnica, habitual en el positivado de copias, no se utiliza nunca.
También determina la obstinación del operario de la máquina ¿Indica esto, acaso, que la frustración del fotógrafo es genera-
en forzar lo que le defrauda mediante su evasión. lizada y que no está dispuesto a dirigirse a un individuo dentro
Las mujeres argelinas no se ocultan, no juegan a ocultarse. del grupo? ¿Significa que su frustración es un efecto inducido?
Pero el ojo no puede aprehenderlas. El velo opaco que las La sociedad que observa le revela la naturaleza instintiva de su
cubre insinúa al fotógrafo un claro y sencillo rechazo. Volvién- deseo (voyeurismo) y le desafia más allá de las defensas de
dose sobre sí mismo, sobre su propia impotencia ante esa situa- su coartada profesional. El exotismo que creía poder manipu-
ción, el fotógrafo experimenta una experiencia inicial de decep- lar sin problemas le revela de repente una verdad que imposi-
ción y rechazo. Envuelta en el velo que la cubre hasta los tobillos, bilita el ulterior ejercicio de su oficio.
la mujer argelina desalienta el deseo escápico (el voyeurismo) del He aquí una especie de paradoja irónica: el sujeto velado
fotógrafo. Es la negación concreta de ese deseo y brinda al fo- -la mujer argelina, en este caso-- se convierte en vehículo de
tógrafo la confirmación de un triple rechazo: el rechazo de su un desvelamiento.
deseo, de su práctica "artística" y de su lugar en un medio que Pero el velo tiene otra función: recordar, de manera perso-
no es el suyo. nalizada, la clausura del espacio privado. Significa una orden
La sociedad argelina, en particular el mundo de las muje- de no entrar en ese espacio, y la extiende a ou'o espacio, el
res, le está siempre vedado. Le muestra una superficie tersa y espacio en el que el fotógrafo se encuentra: el espacio público.
homogénea que no ofrece resquicios por los que él pueda des- Estos islotes blancos que salpican el paisaje on, de hecho,
lizar su objetivo indiscreto. agregados de prohibición, extensiones móvile de un harén
La blancura del velo se convierte en el equivalente simbóli- imaginario cuya inviolabilidad persigue al fotógrafo-\'oyeur.
co de la ceguera: un leucoma, una mota en el ojo del fotógra- Son escandalosos o, al menos, así es como se perciben. Con u
fo y en su visor. La blancura es la ausencia de foto: una fotografía omnipresencia, alimentan la frustración. También remiten a la
velada, en términos técnicos. De su fondo sólo emergen vagos con- existencia del conocido tabú pseudorreligioso de los mu ulma-
tornos anónimos en su reiterada semejanza. Nada distingue a nes: la representación figurativa del cuerpo humano que pro-
una mujer con velo de otra. híbe el Islam.
El fotógrafo también ve el velo de la mujer argelina como Estas mujeres con velo no sólo son un embarazoso enigma
una especie de máscara perfecta y generalizada. o es un traje para el fotógrafo; son también un ataque frontal a su per ona.
para ocasiones especiales. Forma parte de lo cotidiano, como La mirada femenina que se filtra a través del \-elo es una mira-
un uniforme. Infunde uniformidad, la modalidad de la impo- da especial: centrada por el diminuto orificio para el ojo, e
sibilidad de la fotografia, su decepción y su déficit de expre- parece alojo de la cámara, al objetivo fotográfico que apunta
sión. a todas las cosas.

224 225
El fotógrafo no se equivoca: conoce bien esa mirada; se
parece a la suya cuando se prolonga a través de la cámara oscu-
ra o el visor. Desplazado por la presencia de una mujer con
velo, el fotógrafo se siente fotografiado; convertido en un ob-
jeto para mirar, pierde la iniciativa: es desposeído de su propia Ajuste de enfoque
mirada.
para una presencia indígena* (1998)
El fotógrafo convierte esta experiencia variable de frustra-
ción en el signo de su propia negación. La sociedad argelina,
Theresa Harlan
en especial el mundo femenino que hay en su interior, le ame-
naza en su ser y le impide realizarse como mirada que mira.
La invasión de Norteamérica POlO los pueblos europeos ha sido Tepre-
El fotógrafo responderá a este desafio silencioso y casi natu-
sentada en la historia y en la literatura como un momento benigno
ral mediante una doble violación: desvelará lo velado y dará
dirigido por Dios, un movimiento de valentía rnoral y fortaleza físi-
representación figurativa a lo prohibido. Éste es el resumen de
ca, una victoria para toda la humanidad... Este retrato del colonza-
su único programa o, mejor, su venganza simbólica sobre una
lismo y de su impacto sobre los infortunados indios que habían sido
sociedad que sigue denegándole el acceso y que cuestiona la
dueños del continente durante miles de años antes del naczrnzento de
legitimidad de su deseo. El estudio del fotógrafo se convertirá
América, parece ser aceptado ahora sin discusión en la polítiC(~ o en
entonces en un microcosmos pacificado donde su deseo, su
los textos de una mayoría de pensadores principales. Llega zncolume
instinto escópico, pueda verse satisfecho.
a la academia, para servir de alimento a futUTaS generaciones. ¡
Yasí, en el estudio, ataviada para la ocasión, está una de las
muchas modelos a las que el fotógrafo habrá puesto el velo.
Como si formara parte a la vez de un exorcismo y de un acto Como escapar del paradigma de la frontera
propiciatorio, ella se está quitando el velo en un gesto de in-
vitación inaugural que el fotógrafo ha escenificado (riqueza En septiembre de 1996, el Museo de Arte Moderno de San
en el vestido, joyas, sonrisa, etc.), primero para él y después Francisco organizó su exposición fotográfica sobre el Oe~te
para el espectador. Separada del grupo que la hacía anodina, americano, Crossing the Frontier: Photographs of the Developzng
la modelo posa bajo un suave foco artístico, rodeada de un West 1849 to the Present (Cmzar la frontera: fotografías del
halo, el equivalente metafórico de la intensa exultación. Oes~e en desarrollo, de 1849 a la actualidad). El museo presen-
Es un momento determinante porque es ahora cuando se tó la exposición como una retractación de ."10 que hemos here-
pone en marcha la maquinaria o, mejor dicho, la maquina- dado de los infatigables, inventivos y opnmlstas pIOneros del
ción. Toda la iniciativa distorsionadora de la postal se resume siglo xix, y [de] cómo los fotógrafos cOl~temporáneos ~an
aquí de forma esquemática. Está contenida en el gesto de reti- modificado este optimismo con una conCIenCIa de ¡roma y
rar el velo: un acto realizado por orden del fotógrafo y destina- remordimiento".2 Esta exposición mantuyo su promesa; es
do a ser imitado por otros. Cuando ella lo consume, la algérien- decir, evocaba "ironía y remordimiento". Sin embargo, para los
ne ya no tendrá nada que ocultar. americanos nativos, un retrato del Oeste basado en el arrepen-
timiento seguía siendo poco adecuado para producir los nece-

'" Theresa Hadan, "Adjusting ¡he Focus for an Indigenous P¡'esence", en:
Squiers, CaroI (ed.), OvelExposed: Essa)'s 011 COlllemporar)' Pholograph)',
The New Press, Nueva York, 1999, pp. 134-152.

226 227
sarios cuestionamientos que modificaran realmente el paradig- ponsabilidades para sostener nuestras relaciones con la tierra y
ma de la frontera americana. con otros seres, y para seguir manteniendo nuestro modo de
Una razón para esta insuficiencia es que voces esenciales 'de vida -una vida guiada por los principios de la paz y la recipro-
los americanos indígenas del Oeste -americanos asiáticos, cidad-. Los haudenosaunee ("pueblo de la gran ca a" / Con-
afroamericanos y chicanos- quedaron excluidas de la exposi- federación iroquesa) siguen los principios in o-itos en su
ción, un hecho admitido por su organizadora Sandra Phillips. "Gran ley de la paz". Para los diné (navajos), es el camino del
"Esta exposición, que incluye fotografi'as procedentes en esen- hózhó. 6 Los principios de la paz y la reciprocidad, así como las
cia de una crónica blanca, masculina y cristiana de lo que se estrategias intelectuales, han guiado a lo pueblos indígenas
hizo para apropiarse de la tierra y civilizarla, omite por tanto en por el sendero en llamas del expansionismo de la fron ter~.
lo esencial a los anteriores dueños del territorio, los americanos A diferencia de los euroamericanos, nosotros no tunmos
nativos y los colonizadores españoles", escribe Phillips.3 La mez- que pasar por décadas de desilusión para contemplar cómo el
cla de pueblos indígenas y españoles colonizadores, como si fruto de la frontera dorada era malogrado por el crecimiento
compartieran una relación similar con respecto a la tierra, es en urbano y tecnológico, las guerras mundiales, la depre ión, el
el mejor de los casos engañosa. La posesión indígena de las paro, la destrucción nuclear y el malestar civil, para darnos
Américas sigue existiendo -espiritual y filosóficamente- pese cuenta de que el Oeste americano no era más que un mito ima-
a cualquier frontera territorial que pueda existir actualmente. ginado. Lo vimos desde un principio.
Durante mi recorrido por la exposición para observar cómo El violento ataque de colonizadores y pobladores que intenta-
percibían y representaban la tierra los no nativos -como propie- ban crear una identidad nacional basada no en algo inherente a
dad inmobiliaria o como paisaje- sentí la "ausencia de nuestra la tierra, sino más bien en la subordinación de la tierra y de su
presencia [indígena] ",' por tomar prestada una frase del fotógra- habitantes, es el origen de la ironía y el remordimiento en el
fo yuchi / creek Richard Ray Whitman, así como su contrapun- Oeste americano. Abandonamos el paradigma de la frontera
to, la "presencia de nuestra ausencia". Aunque la exposición lla- cuando observamos las obras de creadores de imágenes y fotó-
maba a la reflexión mediante la mirada a "cómo utilizamos y grafos indígenas, que no sólo deconstru\'en la ideología del
hemos utilizado la tierra",' no ofrecía ninguna oportunidad de expansionismo de la frontera, sino que, ante todo, con truyen un
ver los modos indígenas de relacionarse con la tierra y de qué espacio intelectual para una presencia indígena en el siglo XXI.
modo tales relaciones están enraizadas en los principios indíge-
nas de existencia y autoconciencia. Como espectadores, tenía-
mos que esforzarnos mucho para mirar a través de una muy res- Reivindicación de la diferencia con claridad
tringida definición de ventana de "ironía y remordimiento".
El desarrollo de la frontera decimonónica no fue un perío- La ideología de la frontera eurocéntl'ica y las representaciones
do de optimismo para los pueblos indígenas. La noción de del pueblo indígena que producía fueron utilizada para con-
"frontera" era y es enormemente ajena e ilógica -tan ilógica vencer a muchos colonos americanos de que los pueblos indí-
como pensar que el mundo es plano-o La visión de una nueva genas eran incapaces de discernir enu-e una supue ta existen-
tierra rebosante de abundancia y llena de fructíferas oportuni- cia civilizada y su propio estado "primitivo", Por el con u-ario,
dades -lista para ser cosechada- nunca formó parte de las los pueblos indígenas comprendían y comentaban la diferen-
enseñanzas que nos fueron transmitidas por nuestros progeni- cias, aunque no de un modo que los colonizadore pudieran
tores y ancestros; ni por nuestra experiencia. Las enseñanzas haber entendido.
de muchas sociedades indígenas nos dicen que recibimos los El antropólogo de Tewa (San Juan Pueblo) Alfonso Ortíz
regalos de la vida y que son necesarios muchos deberes y res- explica cómo las comunidades Pueblo de ~ue\'o ~léxico articu-

228 229
lan ideas de diferencia. "En los grandes rituales públicos... los que el pueblo indígena inscribe la historia en la representa-
Pueblo, de forma repetida y frecuente, a través de actuaciones ción, y la práctica del pueblo indígena de observar y señalar las
burlescas, caricaturas y la ocasional parodia de payasos, trazan acciones y el comportamiento de aquellos que no son como
un nítido contraste entre el ser y el no ser, entre lo que es acep- ellos.
tablemente Pueblo y lo que es foráneo. Parodian no sólo a los La práctica de observar y comentar se aprecia en la serie de
agentes del gobierno, misioneros protestantes y antropólogos 1991 Indian Photographing Tourist Photographing Indian (Indio
~ue les han acosado en los tiempos modernos, sino a los espa- que fotografia turista que fotografia indio) yen la serie de 1993
noles y sus sacerdotes que los acosaron en los primeros tiem- Indian Photographing Tourist Photographing Sacred Sites (Indio que
pos... los Pueblo toman sucesos importantes del pasado que les fotografia turista que fotografia lugares sagrados), del fotógra-
importunaron y los congelan, por así decir, mediante el ancla- fo mandan / hidatsa Zig J ackson. J ackson anima al espectador
je de los acontecimientos históricos en vehículos simbólicos de a compartir su deleite por atrapar al "turista" en un acto foto-
expresión que son tradicionales y que, por tanto, bloquean gráfico.Jackson se sale de la imagen congelada de las represen-
dichos acontecimientos cómodamente en su propio paisaje taciones de "indios" del siglo XIX para devolver la mirada y
cultural... De este modo disgregan la historia y al hacerlo con- atrapar a los no nativos en el momento de fotografiar la tierra
vierten el tiempo también en espacio." 7 y sus habitantes.
ParaJolene Rickard, fotógrafa e historiadora del arte tusca-
rora, el doble cinturón wampum [hecho de cuentas cilíndricas a
partir de conchas marinas]" -creado por los haudenosaunee El deber y el servicio de las representaciones fotográficas
(Confederación iroquesa) para documentar un acuerdo entre
los haudenosaunee y los holandeses en el siglo XVII- es un La práctica de mirar las cosas que se desea recordarforma parte
ejemplo de cómo se siente la diferencia. "La creación del cintu- de nuestra manera de procede¡: En el pasado servía a la verdad.
rón representa una marca visual de espacio ideológico y fisico, ¿De quién es la "verdad" que observamos cuando miranws fotog¡"afias?
una comprensión de la diferencia, pero a la vez una acepta- Jolene Rickard lO
ción... Es significativo que este momento, es decir, el contacto
con el Oeste, se marcara de este modo; la creación del cinturón La pregunta de Jolene Rickard es decisiya para comprender
refleja el reconocimiento de un modo diferente de entender la cómo la fotografia estaba al servicio de las ideologías y repre-
vida y la claridad, y la confianza para reivindicar la diferencia. sentaciones expansionistas de la frontera, que retrataban a los
¿No es eso, en parte, lo que hace hoy en día el arte indígena?"9 pueblos indígenas como feroces salvajes indignos de una socie-
Esta confiada defensa de la diferencia en cuan to al funcio- dad cristiana blanca, o como pueblos moribundos incapaces
namiento del arte aparece en la serie de Rickard de 1991 titu- de comprender el mundo "mejor" de esa sociedad. Aquellas
lada What They Do: What We Do (Lo que hacen: lo que hace- ideologías provocaron la expulsión forzosa de los pueblos indí-
mas). En una pieza, Rickard yuxtapone una imagen en color genas de sus territorios ancesu-ales. Las expediciones fotográ-
de la escuela de enseñanza elemental de su hermana represen- ficas y los viajes de fotógrafos individuales a mediados del
tando una historia haudenosaunee de las tres hermanas (maíz, siglo XIX ayudaron a difundir estas "verdades· expansionistas
frijoles y calabazas) sobre una imagen de color de una central occidentales"
hidroeléctrica establecida en territorio haudenosaunee y que En su ya célebre formulación, John Tagg ha examinado el
suministra energía a Nueva York. En el collage de Rickard están mecanismo por el cual la fotografia se pone al servicio del
presentes tres elementos importantes: la contradicción entre el poder. "Las representaciones que [la cámara] produce están
uso indígena y no indígena de la tierra y el agua; el modo en sumamente codificadas, y el poder que ésta ejerce nunca es su

230 231
propio poder..., sino el poder de los aparatos del Estado local sa de una joven. Shields cuenta al espectador: "Era nativa. o
que hacen uso de ella y que garantizan la autoridad de las imá-. hubo compasión. Nadie preguntó su historia. Tal vez provenía
genes que han sido construidas para ser mostradas como prue- de la reserva de los Blood: un lugar de vastas llanuras, profun-
ba o para registrar una verdad." II das cañadas, la danza del sol".13 El uso de paneles de imágenes
Aunque el medio de la fotografía fue un servidor conscien- que hace Shields simula las vistas lejanas y móviles que uno
te de la construcción nacional y de la producción mitológi- vería si mirase a través de la ventana de un tren en movimien-
ca de una joven América, ahora sirve igualmente a los intereses to. Shields se apoya en un símbolo occidental, la locomotora,
de los fotógrafos nativos para desmantelar las representaciones para exponer su argumento sobre cómo la sociedad occidental
eurocéntricas del pueblo indígena y abrir el camino a las repre- desplaza / desarticula la historia y la memoria personal de los
sentaciones de las naciones soberanas indígenas. La fotógrafa pueblos indígenas. El rostro de la niña, con su mirada fija,
seminola / muscogee / diné HulleahJ. Tsinhnahjinnie cree que actúa como testigo evocador que parece querer incitar al espec-
ha llegado la hora de un cambio de servicio fotográfico. "La tador desapasionado.
cámara ya no la sostiene un intruso que se asoma a mirar, la La mezcla de confiscación de la tierra y negativa de la exis-
cámara la sostienen manos morenas que abren mundos fami- tencia de los pueblos indígenas es el tema de la serie de
liares. Nos documentamos a nosotros mismos con una mirada Richard Ray Whitman de 1992 titulada Enforced Colonization
humanizadora, creamos nuevas visiones con facilidad y pode- Identity Model (Modelo de identidad de colonización forzosa).
"}9
mos gIrar la camara y mostrar como os vemos. -
o "" "

En una serie de fotografías de vallas publicitarias en blanco y


Pamela Shields (kanai) emplea su cámara para rastrear los negro, Whitman responde a la eliminación de la presencia
vínculos entre las incidencias individuales de racismo contra indígena mediante la sustitución de representaciones de ame-
los pueblos indígenas y las posturas gubernamentales de indi- ricanos blancos. Una valla publicitaria levantada por el Depar-
ferencia hacia las naciones indígenas. Shields utiliza su instala- tamento de Turismo de Oklahoma proclama: "Okla-homa,
ción Blood, Hair, andRust (Sangre, pelo y herrumbre), de 1994, América nativa", y muestra a un vaquero blanco cabalgando en
para contar su historia de dos sucesos separados que manifies- su caballo por el Estado de Oklahoma. vVhitman contrarresta
tan la magnitud del desplazamiento vivido por los pueblos esto con "La ausencia de nuestra presencia" en letras en rojo y
indígenas. El primer acontecimiento es el trágico accidente de negro montadas sobre la imagen del cowbo)'. Las palabras de
una mujer nativa en estado de embriaguez cuyos brazos y pier- vVhitman expresan experiencias personales y las experiencias
nas sufren amputación al ser atropellada por un tren. Una históricas de los pueblos nativos. Estas experiencias incluyen el
información periodística sobre el accidente criticaba a la mujer hecho de presenciar cómo otros reclaman y úven en antiguos
en cuanto ésta cumplía un estereotipo esencial: ser una india territorios ancestrales indígenas que ellos consideran su hogar.
borracha. El segundo acontecimiento era la negativa de los Mientras que Richard Ray vVhitman cuestiona la ausencia
Lubicon Cree a participar en un ataque indio ficticio -presen- de la presencia indígena, Hulleah J. Tsinhnal~innie dirige su
tado como parte de las celebraciones de las Olimpiadas de atención hacia la ausencia de verdades indígenas en las foto-
invierno de 1988 en Alberta, Canadá-o La negativa de los grafías del pueblo diné (navajo) en las reústas turística. En su
Lubicon Cree fue una respuesta al insultante evento, y para lla- Grandma and Me (Mi abuela y yo), de 1994, una ampliación de
mar la atención sobre la negativa de Canadá a reconocer su tra- un anuncio fotográfico de ATizona Highways, en los al10s cin-
tado con los Lubicon Cree. cuenta, titulado "Álbum de recortes de A.lizona en la tierra de
La instalación de Shields está compuesta de fotografías de los navajo", lleva al turista a visitar de nuevo representaciones
una anciana sentada en una silla y vías férreas, junto a un texto objetivizadoras del pueblo diné. Superpone us fotografías y
manuscrito y pañuelos de seda colgados con la imagen impre- comentarios sobre las condescendientes fotografías, además de

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comentarios originales, tales como "Anciana navajo", "Bellezas pueblos indígenas a renunciar a la tierra es la raíz de lo que los
modernas" y "Tejedora de alfombras". De este modo, hace sitio colonizadores americanos denominaron el "problema indio".
a fotografias de sí misma y de su abuela sobre las cuales ha El cemento, los rascacielos de acero y el pavimento no suponen
insertado los nombres diné: Anali (nieta paterna) y Ma'sani ninguna barrera para el amor que los pueblos indígenas sien-
(abuela paterna). Tsinhnahjinnie establece la siguiente distin- ten por la tierra. En Metropolitan Indian Selies: Florence and Clady
ción entre su elección de nombres y la de la revista: "Estos pies Ca Shopping (Serie india metropolitana: Florence y Clady van
de foto diné reconocen intimidad y responsabilidad, mientras de compras), de Hulleah Tsinhnahjinnie, de 1982, y en las
que el pie de foto de Arizona Highways, 'Anciana navajo', le obras de 1994 de Zig Jackson, Indian Man in San Francisco
niega toda una serie de posibilidades -concejala, doctora, (Hombre indio en San Francisco), unas imágenes en blanco y
experta tejedora de alfombras, contempladora de estrellas, tra- negro muestran a personas nativas con trajes de ceremonia via-
ductora, profesora, escritora, cantante, exploradora, organiza- jando en trenes y en autobuses públicos de Oakland y San
dora, pensadora-".!4 Al nombrarse a sí misma y a su abuela, Francisco, yuxtaponiendo y afirmando su presencia indígena
rechaza la supuesta autoridad de la producción cultural occi- en las zonas metropolitanas.
dental para presentar a los "auténticos" navajo insertando su En otra serie, Entering Zig's Indian Reservation (Entrando en
propio conocimiento de lo que es real y verdadero. la reserva india de Zig, 1997), Jackson aparece sosteniendo un
El conocimiento de Tsinhnahjinnie de lo real y verdadero letrero que dice: "Entrando en la reserva india de Zig" en
se extiende incluso a las nociones eurocéntricas y sexistas de diversos lugares de San Francisco, incluidos el disuito financie-
identidad masculina y femenina, a las que ella se resiste vistien- ro, el ayuntamiento y el corral de búfalos de Colden Cate Park.
do ropa de hombre. El corral de búfalos es especialmente significativo, pues Jack-
Elizabeth Cook-Lynn se refiere a la aparición de voces nati- son tiene una relación de parentesco con el búfalo -el nom-
vas en las instituciones académicas (y yo añadiría que en las bre indígena de Jackson es "Rising Buffalo" (Búfalo nacien-
artes también): "Su aparición tiene que ver con la necesidad de te)-. El búfalo constituye un exu-aordinario recordatorio de
los seres humanos de narrar, de contar la historia de sus pro- otro ser indígena forzado a vivir como símbolo superviviente
pias vidas y las vidas que han conocido, la necesidad intelectual de la frontera. El letrero de Jackson imita deliberadamente los
de indagar y extraer conclusiones que simplemente forma letreros de carreteras que en Estados nidos informan a los
parte del hecho de ser humanos".!5 viajeros de que han salido de las fronteras del Estado y del con-
dado, y que están entrando en los territorios soberanos de las
naciones indígenas. Otro de sus letreros afirma: "Propiedad
Estás entrando en nuestra reserva, nuestro hogar privada, prohibido hacer fotografias, prohibido cazar, prohibi-
do el tráfico aéreo, prohibidos los seguidores de la ' ¡ueva Era'
El pleito de reclamación de tierras me causó una grande y duradera sin permiso del Consejo de la tribu". Con su propia declara-
impresión. Oía a los ancianos llorar cuando hablaban sobre la tierra ción de posesión de San Francisco, Jackson parodia a los explo-
y cómo les había sido arrebatada. Para ellos la tierra era tan querida radores europeos que alegaron derechos exclusiyos en nombre
como un hijo, y mientras escuchaba, sentía también la pérdida y la ira, de las naciones europeas sobre las tierras, lo recursos y los
como si todo aquello hubiera sucedido ayer mismo. pueblos indígenas, según la "doctrina del descubrimiento"l' y
Leslie Marmon Silko 16 llama nuestra atención sobre aquella época en la que los pue-
blos indígenas ocupaban su propio lugar como naciones sobe-
La tierra, que sigue siendo el origen para el ser indígena, es un ranas. Jackson declara su "título" sobre San Francisco sobre la
lugar estratégico para los fotógrafos nativos. La negativa de los base no de la doctrina del descubrimiento, sino por soberanía

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indígena, ya que deliberadamente no solicitó permiso de nin- como uno de los primeros fotógrafos nayajos registrados como
guna autoridad municipal para instalar sus letreros. profesionales en 1914"1 Otros dos de los primeros fotógrafos
nativos sonJean Fredericks (hopi) y Horace Poolaw (kiowa), y
a medida que se realicen nuevas investigaciones tendremos
Afirmación de gracia posasimilación indudablemente mayor conocimiento de otros. Muchos actua-
les fotógrafos nativos consideran a Fredericks, Poolaw y otros
Horace Poolaw siempre dijo que él no quena ser recordado por sí como la "primera generación" de fotógrafos nativos, de modo
mismo; deseaba que su pueblo fuera recordado gracias a sus fotografias. que se establece un vínculo familiar y un linaje.
Linda Poolaw (hija de Rorace Poolaw) 18 Jean Fredericks comenzó a realizar fotografias en 1941 y
montó un cuarto de revelado en su casa en Hopi. Fredericks,
A mi padre le gustaba hacer retratos informales: el anciano con una que era consciente del poder de penetración de la fotografia,
sandía de premio, la anciana con su hogaza de pan sobre una tabla. consideraba el medio como un vehículo de entendimiento inter-
Sabía que estos ancianos, que le habían querido y cuidado cuando cultural. "En privado, la mayoría de los hopis aprobaba la foto-
era niño, pasarían pronto a la casa del acantilado. Todos acabamos grafia y deseaba imágenes de sus familias y celebraciones, como
en la casa del acantilado algún día, pero creo que mi padre no podía cualquier otro. En público, muchos piensan que deben adoptar
soportar tan larga espera para volver a ver sus queridos rostros. una posición política contra la fotografia, ser prudentes con lo
Leslie Marmon Silko (hija de Lee Marmon) 19 que dicen o con respecto a lo que otros puedan decir sobre ellos.
Lo hacen para proteger su intimidad. Personalmente, me alegro
Las fotografias del siglo XIX proporcionaban visiones de un de que a la gente le interesen mis fotografias y de que mi afición
Oeste americano sin discusión. En un tiempo en el que los ayude a la gente a entender mejor a los hopis", dejó escrito Fre-
pueblos nativos estaban siendo asaltados por las tropas del dericks. 22 Sus temas abarcan desde retratos de familia hasta foto-
gobierno de Estados Unidos y por los terratenientes privados, grafias documentales de proyectos territoriales e hidrológicos
dificilrnente podían permitirse dedicar el tiempo necesario para la Oficina de Asuntos Indios (Bmeau of Indian Affairs).
para familiarizarse con la cámara. En consecuencia, hay pocas La carrera fotográfica de Horace Poolaw comenzó en 1925
fotografias hechas por personas indígenas en el siglo XIX. Una y prosiguió hasta 1978, cuando sus dificultades de visión le
imagen de 1882 de un fotógrafo ha sido atribuida al jefe lak.o- impedían hacer fotografias. Horace comenzó u carrera foto-
ta Toro Sentado. Aquel año fue también cuando nació uno de gráfica mediante cursos por correspondencia, y más tarde rea-
los primeros fotógrafos nativos conocidos. Richard Throssel lizó su aprendizaje con el fotógrafo paisajista George Long y
era cree de nacimiento y fue posteriormente adoptado por los con el fotógrafo de retratosJohn Coyle, de OIJahoma" Poolaw
crow. Según Peggy Albright, la biógrafa de Throssel, éste documentaba sucesos de la comunidad natiya \" realizaba tam-
comenzó a dedicarse a la fotografia en 1902 cuando se trasla- bién fotografias escenificadas de nati\"os \·esddos con traje
dó a la reserva crow y se formó con otros fotógrafos, incluido ceremoniales y en poses dramáticas. Durante la 11 Guerra .\1un-
Edward S. Curtis. Pasado un tiempo fue contratado por el dial, Poolaw fue instructor de formación de fotografia aérea
Indian Service de Estados Unidos como fotógrafo, y más ade- para el Ejército del Aire en Fort Macdill, Florida.
lante abrió su propio negocio de fotografia en Billings, Monta- En 1989, la hija de Poolaw, Linda Poolaw, dirigió un proyec-
na, donde ofrecía una línea de fotografias bajo el título de to en la Stanford University que archiyó e imprimió póstuma-
"Western Classics from the Land ofthe Indian" (Clásicos de los mente las fotografias de su padre para la exposición War Bon-
territorios indios del Oeste), que comercializaba entre los no nets, Tin Lizzies, and Patent Leather PUIllPS: Kiowa Culture in
nativos. 20 El antropólogo James Faris menciona a Tin Horn Transition, 1925-1955 (Gorros de combate, viejo cacharros [Tin

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Lizzies o "Isabelitas" de latón: apodo del coche Ford Modelo T] y en aferrarse al conocimiento de los laguna a pesar de siglos de
zapatos de charol: la culUlra kiowa en transición, 1925-1955). saqueo y destrucción. Desde el siglo XVI, primero los ~oloniza­
Para la recepción inaugural, la familia Poolaw orgaiúzó un "pre- dores españoles y mexicanos y más adelante .el goble~n~ de
mio" de agradecimiento a las personas que habían ayudado a Estados Unidos intentaron despojarles de su nerra y ehmmar
rendir homenaje a su padre. Durante el emocionante evento, no sólo su culUlra y su religión, sino también la memoria de su
los miembros de la familia recordaron historias de Poolaw al propia historia. . .
tiempo que distribuían mantas Pendleton de diseño nativo y Así pues, sus fotos no son meros ren"atos de anCIanos nan-
chales de mujer de las llanuras del sur. El premio de la familia vos. Por ejemplo, una de las fotografías que lleva su firma,
expresaba la importancia de la tradición y del protocolo con- White Man's Moccasins (Mocasines de hombre blanco), mues-
sistente en ofrecer regalos a otras personas para reconocer el tra a Jeff Sousa sentado conn"a una pared y sosteniendo un
esfuerzo comunitario que contribuye a los logros individuales. cigarro. Sousa está elegantemente vestido con cami~a blanca,
La dignidad, el honor y el espíritu comunal de la recepción pantalones caqui de soldado y botas de baloncesto, Jun to con
contrastan con las inauguraciones en grandes galerías y mu- la cinta que suelen ponerse en el pelo los hombres laguna. La
seos, que celebran al artista individual, aislándolo como indivi- fotografía de Marmon, de 1954, a primera vista parece una
duo de talento del resto de los asistentes. predecesora de un anuncio de Cahin Klein o Gap,_ pero e.sta
Del mismo modo que Horace Poolaw "deseaba que su pue- imagen resulta más punzante que cualquier c~mpana p:lbhCl-
blo fuera recordado gracias a sus fotografías", lo mismo sucede taria. El inteligente título de Marmon e mas que lromco;
con el fotógrafo laguna pueblo Lee Marmon. Nacido en 1925 representa la objetivización pueblo de la sociedad occidental
en Laguna Pueblo, en el centro de Nuevo México, Marmon mediante la apropiación de un icono popular: las botas de
recuerda que, cuando él era niño, sólo dos familias de Laguna baloncesto.
tenían coche. A su regreso a casa después de la II Guerra Mun- El planteamiento de Marmon al fotografiar a u ~omunidad
dial, los coches, los puentes y las carreteras asfaltadas habían sigue también el necesario protocolo de su comumdad. Siem-
alterado el entorno de Laguna. uevos cambios se produjeron pre se obtiene permiso y se realiza alguna forma de pago al
con el descubrimiento de uranio en el territorio de la reserva sujeto de la fotografía. En el caso de Jeff Sousa, el pago fue el
laguna. Se abrieron minas en preparación de la Guerra Fría, y puro que se fuma en la fotografía. El pago no ~ene que er
los agricultores dejaron sus campos y pasaron a manejar equi- grande, pues su valor reside en el gesto de cortesla y de respe-
pos pesados en las minas. 23 to a la intimidad.
Cuando Marmon volvió a su casa después de la guerra, Muchas de las fotografías de Marmon se realizaron a peti-
se compró una cámara Speed Graphic y se puso a hacer fotos. ción de las personas que aparecen en ellas. En 1962. ~rat~ces
Su padre le sugirió que hiciera fotos a los ancianos, pues no Poncho deseaba fotografías de sí mismo y de OU"OS batlanne
les quedaban muchos años de vida. Tanto Poolaw como Mar- mientras practicaban la danza del búfalo. Las fotografías en
mon burlaban el vacío de la "ausencia de nuestra presencia" blanco y negro de Marmon muestran a bailarine de la danza
mediante la creación de representaciones que reafrrman los del búfalo en lo alto de una duna de arena. El ángulo de la
recuerdos, el conocimiento de sí mismo y la presencia de los na- fotografía está casi en el suelo, de modo que los bail~ine
tivos. Las fotografías de Marmon mantienen la práctica de parecen más grandes de lo normal --ocupan el. honzo~te
"mirar las cosas que se desean recordar", según la expresión tanto de la tierra como del cielo-o La textura de piel de búfa-
de Jolene Rickard. Las fotografías de ancianos de Marmon son lo del tocado, el pelo y el hilo de cabra de Angora emueltos en
mucho más que una galería doméstica de instantáneas. Las las piernas de Poncho, parece repetirse en el cúm.ulo de nu.be
fotografías de Marmon muestran a personas que persistieron del firmamento. Los bailarines at"tiClüan las relaCIOne fa 1111 ha-

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res que los pueblos nativos mantienen con los animales y las ello, modificó su enfoque sobre la fotografia. "Y1e inspiró el
plantas, tal corno explica Leslie Marmon Silko: proceso de la cestería, que requiere mucho tiempo y esfuerzo.
Las fotografias requieren mucho tiempo y trabajo para obtener
"Para demostrar su hermandad con las plantas y los animales, los el contraste correcto con la sobreexposicion y la subexpo-
pueblos antiguos hacían máscaras y vestidos que transforman las sición. Ahora, cuando entro en mi cuarto oscuro, digo una
figuras humanas de los bailarines en los seres animales que retra- oración exactamente igual que la de los cesteros. Ellos rezan
tan. Los bailarines pintan su piel desnuda; sus posturas y movi- al Creador por los materiales y reflexionan sobre lo que están
mientos se adaptan a partir de sus observaciones. Pero los mo- creando. Yo hago lo mismo."26
vimientos son estilizados. El observador no ve bailar a un águila o a Pomo Dancers Prepanng to Dance at Chaw'se Roundhouse (Baila-
un ciervo verdaderos, sino que contempla a un ser humano, un rines pomo preparándose para bailar en la cabaña redonda
bailarín, convirtiéndose gradualmente en una mujer / búfalo o Chaw'se, 1996), de Aguilar, es una fotografia en blanco y negro
un hombre / ciervo. Cada impulso sirve para reafirmar las impe- de cinco hombres jóvenes de pie, en actitud de oración, en la
riosas relaciones que los seres humanos mantienen con el mundo cabaña redonda, la casa ceremonial donde la gente se reúne
vegetal y animal." 24 para rezar, cantar y bailar. El fuego ceremonial e visible a tra-
vés de la entrada de la cabaña redonda. La fotografía de Agui-
El fotógrafo nativo californiano Dugan Aguilar aborda la lar nos permite contemplar una comunidad de indígenas en el
"ausencia de nuestra presencia" en su obra mediante la presen- momento de renovar su relación con sus antepasados y u
tación de retratos de nativos del norte de California vestidos lugar espiritual de origen a través de la oración, el canto y la
con los trajes ceremoniales tradicionales de piel de ciervo, danza. Aguilar caracteriza su fotografía con una fi-ase de los Pit
hojas de yuca y conchas marinas, mostrando así la revitaliza- River del norte de California, Wa'tuAh'lo, que indica una cone-
ción de las tradiciones culturales en la California actual. Agui- xión de una persona o casa mediante un cordón umbilical con
lar ha dedicado más de veinte años a fotografiar a su extensa la tierra.
familia, que incluye a los maidu y los Pit River, por parte de Buena parte de la fotografía de fotógrafos nativos contiene
madre, y a los paiute del lago Walker (Nevada), por parte de pa- lo que Hulleah Tsinhnahjinnie ha denominado' gracia po asi-
dre, y más recientemente ha comenzado a observar a las comu- milación". Las fotografías de Fredericks, Poolaw, Marmon y
nidades indígenas de tejedores de cestas, bailarines y cantantes Aguilar retratan la humanidad de un pueblo que persistió a
del norte de California. pesar de llevar a cabo una lucha desdichada por la existen-
Aguilar trabaja sobre el trasfondo del tratamiento particu- cia frente a ideologías encontradas. Las fotografias familiares
larmente brutal y violento sufrido por los pueblos indígenas de en los hogares indígenas a lo largo y ancho de Estados nidos
California a manos de los gobiernos español y mexicano y son las elocuentes señales de la persistencia y la presencia cul-
de la Iglesia católica, a quienes posteriormente siguieron los turales impulsadas mediante la gracia y el amor.
mineros buscadores de oro y los rancheros estadounidenses.
Según el historiador Albert Hurtado, la población de indíge-
nas californianos al inicio de la colonización española en 1769 El hilo de continuidad de nuestras enseñanzas
era de trescientos mil. Cuando California se convirtió en Esta-
do, las cifras de población indígena disminuyeron en más de La relación entre la tradición oml)' los objetos mnemónicos que la
un 80 %: sólo quedaban treinta mil personas. 25 sirven -el cinturón wampum, el bastón de condolencia. el tabaco
Aguilar experimentó una fuerte impresión cuando fotogra- sagrado, los sonajeros- se mantiene hasta nuestros días. En mi
fió a los cesteros nativos de California; corno consecuencia de comunidad existe una relación entTe todos los objetos que creamos )'

240 2-11
las pala.bras que nos rodean. Las palabras están aquí para enseñar- Audrey Shenandoah, madre de clan de los onondaga, "El clan
nos y guzarnos a lo largo de la vida; los objetos están aquí al servicio de la madre determina el clan de los hijos, y así tenemos una
de la memoria y del significado del mundo. La práctica de mirar las madre de clan. Ella debe perpetuar los modos de vida de nues-
cosas que se desea recordar es nuestra manera de proceder. tro pueblo; debe ser capaz de enseñar los modos de nuestro
Jolene Rickard 27 pueblo a los jóvenes." 28 El montaje de ira expresa el hilo de
continuidad de sangre, pertenencia al clan y cultura a través
El uso de la fotografia por los pueblos indígenas es un modo de tres generaciones de mujeres.
estratégico de continuar la relación entre las enseñanzas tradi- Del mismo modo que los cinturones de conchas wampum
cionales y los objetos mnemónicos que sirven a la memoria de contienen historias sobre la existencia de los haudenosaunee,
tales enseñanzas. ~ igual que Rickard, la fotógrafa y cineasta HulleahJ. Tsinhnahjinnie nos cuenta la historia de su existen-
mohawk Shelley ITa ha recurrido al cinturón wampum de los cia en la serie Photographic Memoirs of An Aboriginal Savant
haudenosaunee como origen para una instalación. En lugar de (Memorias fotográficas de una sabia aborigen), de 1994, que
enhebrar conchas marinas en los cinturones para contener combina imágenes digitalizadas y textos impresos de páginas
acuerdos y mensajes, Niro ha creado un cinturón wampum con arrancadas de libros de segunda mano. La pieza se compone
un collage de fotografias en blanco y negro. Continuum (Conti- de 15 páginas con introducción y epílogo enmarcadas sin cris-
nuo), de 1996, se compone de dos bandas horizontales de foto- tal protector. En su introducción escribe que se trata de:
grafi~s de su hija en edad universitaria montadas sobre imágenes
de NITO, la madre de Niro de joven y la hijajoven de Niro cuan- "La visión de una sabia aborigen de 40 años de edad. Páginas que
d.~ era niña. En la pieza vemos una generación en otra genera- hacen pensar, fotográficamente ilustradas con una inesperada gra-
CIon. El rostro de Niro aparece en un lugar recortado en la cia posasimilación. Viaje al centro de una meme abOligen sin el
~orma del cuerpo de su hija, mientras que la madre de Niro de temor a enfrentarse con la propia aborigen ... En la descripción
Joven aparece recortada en la forma del cuerpo de su nieta. que hago de mí como sabia aborigen, he fotografiado y escrito
El ~otom~n~je de Niro de tres generaciones de mujeres sobre la observación de mí misma, mi familia, mi comunidad y
transm~t~ múluples mensajes sobre el lugar de las mujeres en esas otras personas. "29
las tradICIones del modo de vida de los haudenosaunee. El uso
del wampum como medio de transmitir su mensaje es un modo El acto de Tsinhnahjinnie de denominarse a sí misma "sabia
d.~ asegurar un vínculo con las enseñanzas antiguas. La selec- aborigen" es en esencia un "acto que hace pensar". Pues ella
CIon de.. ira de imágenes de sí misma, así como de su madre y sabe perfectamente que la sociedad dominante está tan fuerte-
de su h!j~, como si fueran conchas wampum, recuerda los pape- mente condicionada por los estereotipos sobre los nativos, que
les asuffildos por las mujeres para garantizar la continuidad de sólo un nativo podría ser suficientemente rebelde como para
la cultura y de la sociedad haudenosaunee. Según las enseñan- crear un espacio indígena para la inteligencia nativa. La propia
zas, una mujer llamadaJikonsaseh, la primera madre del clan, autoafirmación de Tsinhnahjinnie puede considerar e incluso
fue ,~a primera en a~eptar la "Gran ley de la paz del pacifica- como una versión para los años noventa del "10 negro es her-
dor , que fue esenCIal para la formación de la confederación moso" de los años setenta, esta vez u-ansformado en "los nati-
de los mohawk, oneida, onondaga, cayuga y seneca (los tusca- vos son inteligentes".
rora se unieron a la Confederación en la década de 1700). Fue En una página de sus memorias aparece una fotografia de
una mujer quien dio al pueblo alimentos de identidades feme- su padre, Andrew Van Tsinajinnie (padre e hija utilizan di-
ninas -"tres hermanas": maíz, frijoles y calabazas-o Los hau- ferentes ortografias de su apellido) como recluta militar de
denosaunee son un pueblo matrilineal, tal como lo explica 19 años de edad en la 11 Guerra Mundial. Titulada March of

242 243
Culture (Marcha de la cultura), incluye su traumática historia Las Photographic Memoirs o/ an Aboriginal Savant de Tsinhna-
de la huida del internado público después de recibir un severo hjinnie se abren camino a través del caparazón de una soci:-
castigo por hablar navajo. dad capitalista, sexista y racista para dar vida a una presenCIa
"aborigen". James Faris observa cómo se desplaza ella hacia los
"Siempre, desde tiempo inmemorial, papá nos ha contado la his- principios navajo del hózhó -vivir en equilibrio-o Tsinhnah-
toria de su huida junto con sus amigos de la escuela india de Fort jinnie "ve su obra como un lugar de lucha en el que represen-
Apache. Fue una caminata de más de trescientos kilómetros. Los tar y 'compensar' lo que ella denomina 'desequilibrios'-,
más jóvenes lloraban por la noche... Cazaron burros en Donkey incluyendo no sólo la historia genocida del Oeste con respecto
SplingS y sobornaron a un peón de un rancho con un reloj de pul- a los nativos americanos, sino también el racismo y el sexi mo
sera. Dos semanas más tarde llegaron a casa, al menos los que no en general. Para Tsinhnahjinnie, el uso del término 'desequili-
fueron atrapados. Papá durmió una noche en casa y a la mañana brio' tiene un interés complejo, pues se refiere tanto al concep-
siguiente llegó un policía indio a caballo. Le llevaron a la cárcel de to navajo de desequilibrio (un estado de desorden y, por tanto,
Chinle. Allí vio al resto de sus amigos. Los habían pillado a todos. potencialmente peligroso e inquietante) como al desequilibrio
Para evitar todo método de fuga en el viaje de regreso a Fort Apa- de poder relativo entre los sujetos clásicos de la fotografía y los
che, les pusieron grilletes y esposas. De regreso en la escuela, les fotógrafos (y entre los nativos americanos y el Oeste) ".33
obligaron a ponerse vestidos de mujer y a cargar troncos de made-
ra por los senderos alrededor de la escuela. Tenían unos ocho
años de edad." 30 Vinculación del arte nativo con los principios nativos

Hulleah Tsinhnahjinnie cuenta la dura historia de su padre Algunos críticos de arte han empleado las teorías del arte
con amor y con rabia, contrastando el brutal tratamiento de su moderno y del posmodernismo para analizar la creación artís-
padre, por parte del gobierno, con el conocimiento de sus tica de artistas indígenas en el siglo xx. Otros han reclamado
logros como importante pintor navajo y su servicio al gobierno una forma nativa de posmodernismo, en cuanto las teoría
como veterano de la II Guerra Mundial en los campos de bata- occidentales no abordan adecuadamente los fenómenos de la
lla del Pacífico y de Asia. 31 creación artística contemporánea por los artistas nativos.
Las manipulaciones de imagen y texto de Tsinhnahjinnie La creación artística como expresión de autonomía y sobe-
cuestionan la preferencia y la metodología eurocéntricas para ranía culturales debe mantenerse enraizada en principios y
lo que ella denomina una "existencia escrita". Vincula sus enseñanzas indígenas. Esto no sucederá si abrazan las ideas
memorias con Bearing Witness (Testimonio), un libro de memo- posmodernistas. Incluso las teorías del multiculturalismo son
rias afroamericanas editado por Henry Louis Gates, Jr. Tsinh- incapaces de comprender plenamente las funciones históricas,
nahjinnie explica: políticas y espirituales de la creación artística indígena. Las
experiencias y las relaciones indígenas con el gobierno de Esta-
"En el prólogo, Gates menciona la creación de presencia median- dos Unidos se basan en convenios / tratados entre naciones, y
te... la escritura de la existencia propia... la comprensión del impac- no deben confundirse con reclamaciones de derechos ci\"iles.
to de una existencia escrita, que es considerada más real que una El multiculturalismo tiene un bagaje inadecuado para manejar
existencia oral (donde existe una presencia nativa) -y más que la diversidad de comunidades basadas en una identidad racial
tener a un antropólogo que interprete mi existencia- he tomado y mucho menos la pluralidad de las nacione indígenas.
control de cómo soy presentada. Mis experiencias en mis propias El intento de etiquetar a los artistas indígenas como moder-
palabras, ya sean positivas o negativas, constituyen mi vida." 32 nos o posmodernos es otra forma de asimilación, una recon-

245
244
textualización por parte de los pensadores occidentales que
mantiene y extiende los paradigmas eurocéntricos occidenta-
les. Esto no significa que los artistas indígenas deban trabajar y
ser juzgados en una burbuja separados del resto del mundo
artístico. Pero las comparaciones entre arte nativo y no nativo Notas:
contemporáneo a menudo suprimen el contexto del mundo
indígena en favor de un mundo eurocéntrico que sigue siendo
reacio a comprender o a respetar los principios y la inteligen- 1. Elizabeth Cook-Lynn, Why I Can 't Read Wallace Stegner and Other
cia indígenas. Essays: A Tribal Voice, University of Wisconsin Press, Madison,
Numerosos artistas indígenas sienten la necesidad de situar 1966, p. 29.
y fijar su creación de imágenes en función de principios indí- 2. Sandra S. Phillips, Crossing the Fmntier: Photographs of the Developing
genas, con el fin de afirmar una presencia soberana indígena West, 1849 to the Present, catálogo de exposición, San Francisco
para futuras generaciones. Los fotógrafos nativos mencionados Museum of Modern Art, 26 de septiembre de 199&-28 de enero
en este ensayo entienden profundamente la relación crítica de de 1997, p. 1.
las enseñanzas indígenas con la soberanía y la autonomía cul- 3. Ibid., p. 13.
turales, y trasladan a su creación de imágenes una compren- 4. Digo "nuestra" porque soy americana natiya, con familia de San to
sión de la dinámica de la ideología eurocéntrica y su presun- Domingo Pueblo y Jemez Pueblo.
tuoso poder para calificar lo que es conocimiento y verdad, a 5. Phillips, Crossing the Frontier, p. 1.
la vez que niega el conocimiento y la verdad indígenas. 6. La "Gran ley de la paz" tuvo su origen en una época de gran v;o-
Cabe preguntarse por qué los pueblos indígenas no se han lencia yen la que hubo muchos muertos. Según las enseñanzas de
rendido a las presiones asimilacionistas ni han sido aplastados los haudenosaunee, el pacificador recorría los territorios inten-
por el peso del Oeste hegemónico. Pero también por qué los tando persuadir a los mohawk, seneca, cayuga, onondaga y onei-
artistas indígenas persisten en recurrir a las enseñanzas tradi- da para que accedieran a vivir en paz y a protegerse de la muerte
cionales para cuestionar el Oeste americano y sus verdades a su alrededor. Los navajo siguen también un principio de hózhó,
colonizadoras. El historiador y lingüista karuk Julian Lang que orienta a las personas a vivir en paz, equilibrio y bienestar. El
argumenta: "A todos los efectos, debería haberse producido artista navajo Jimmy Toddy explicó en una ocasión: "Así es como
un completo hundimiento de la cultura nativa, excepto por un ven los navajos -como ve el pueblo- el hózhóóní. Es decir: cami-
elemento que la jerarquía de poder de Washington no fue nar en belleza, sendero de belleza, camino de belleza. Belleza tras
capaz de ver; el innato poder del amor que existía entre el pue- de mí y belleza ante mi, adonde voy, donde ,ivi.eron lo abuelos".
blo tribal y el mundo. [Una relación amorosa] que persiste en Véase Chief Oefe] Jacob Thomas, "The Peacemaker's Journey",
modos profundos, modos que el hombre blanco sigue siendo en The Knowledge of the Elders: The lmquois Condolence Cane Tradi-
incapaz de ver".34 tion,Jose Barreiro y Carol Cornelius (eds.), 1 0I1heast lndian QUQ1~
Mientras que los fotógrafos de la frontera creían fotografiar teTly, Cornell University Press, 1991, p. 9; YJirnmy Toddy en When
nuestra desaparición, los antropólogos y los historiadores escri- the Rainbow Touches Down: The A7·tists and StOlies behind the Apache,
bían elegías y los turistas compraban imágenes nuestras al "final navajo, Rio Grande Pueblo, and Hopi Paintings in the William and Les-
del camino''35 -nosotros, como pueblo indígena, apenas empe- lie Van Ness Denman Collection, por Tryntje Van l'\e s Sevmour, catá-
zábamos a enfocar la cámara para una presencia indígena. logo de exposición, Heard Museum, 19 8, p. 69.
7. Alfonso Ortíz, 'The Dynamics of Pueblo Cultural Survi.val", en
North American Indian Anthropology: Essa)"s on Societ)" and Culture,

246 247
Rayrnond]. de Mallie y Alfonso Ortíz (eds.), University of Okla- 1925-1955: The Photographs of Horace Poolaw, catálogo de exposi-
homa Press, Norman, 1994, p. 303. . ción, Stanford University, 5 de octubre-14 de diciembre de 1990.
8. El cinturón Wampum se compone de dos filas separadas de con- 19. Marmon Silko, "On Photography", en Yellow Woman and a Beauty
chas oscuras sobre un fondo claro. Una fila representa a los ofthe Spirit, p. 186.
holandeses y la otra fila representa a los haudenosaunee. Ambas 20. Véase Peggy Albright, Crow Indian Photographer: The Work of
mas son paralelas y sus líneas nunca se cruzan (léase "nunca inter- Richard Throssel, University of New Mexico Press, Albuquerque,
fieren") . 1997. La biografía de Richard Throssel escrita por Albright inclu-
9. Jolene Rickard, "Frozen in the White Light", en Watchful Eyes: ye no sólo una extensa colección de sus fotografías, sino también
Native American Women Artists, catálogo de exposición, Heard comentarios de los miembros de la tribu de los crow: Barney Old
Museum, 4 de noviembre de 1994-15 de octubre de 1995, p. 17. Coyote, Jr., Mardell Hogan Plainfeather y Dean Curtis Bear CIa\\'.
10. Jolene Rickard, "Cew Ete Haw 1 Tih: The Bird That Carries Lan- 21. James c. Faris, Navajo and Photography: A Critical Hist01J of the
guage Back to Another", en Partial R.ecall: Photographs of Native R.epresentation of an American People, niversity of ~ ew Ylexico Press,
North Americans, Lucy Lippard (ed.), The New Press, Nueva York, Albuquerque, 1996,p. 292.
1992, p. 108. 22. Jean Fredericks, declaración del artista en Hopi Pholographersl HojJi
11. J ohn Tagg, The Burden ofR.epresentation: Essays on Photographies and lmages, Victor Masayesva,Jr. y Erin Younger (eds.), Sun Tracks, Uni-
Histories, University of Minnesota Press, Minneapolis, 1988, pp. versity ofArizona Press, Tucson, 1983; segunda edición, 1984, p. 42.
63-64. [Versión castellana: El peso de la repTesentación. Ensayos sobre 23. Lee Marmon, conversación con la autora, 1997.
fotografías e historias, Editorial Gustavo Gili, Barcelona, 2005]. 24. Marmon Silko, ''Yellow Woman and a Beauty of the Spirit", en
12. Hulleah]. Tsinhnahjinnie, "Compensating Imbalances", en Expo- Yellow Woman and a Beauty ofthe Spirit, pp. 68-69.
sure 29, núm. 1 (otoño de 1993), p. 30. 25. Albert Hurtado, Indian Survival on the CalifarniaFrontier, Vale Uni-
13. Pamela Shields, declaración de la artista, 1994. versity Press, New Haven, Conn., 1998, p. 1.
14. Hulleah]. Tsinhnahjinnie, declaración de la artista en Watchful 26. Dugan Aguilar, entrevista con el artista en Wa 'tu Ah 'lo: Dugan
Eyes: Native AmeJican Women Artists, catálogo de exposición, p. 33. Aguilar, N01·tlum California Indigenous Photography, catálogo de expo-
15. Cook-Lynn, op. cit., p. 77. sición, University of California, Davis, Cad Gorman Museum,
16. Leslie Marmon Silko, Yellow Woman and a Beauty of the Spirit: Essays 20 de febrero-5 de abril de 1996, p. 4.
on Natzve American Life Today, Simon and Schuster, Nueva York, 27. Rickard, "Cew Ete Haw 1 Tih", op. cit., p. 108.
1996, p. 19. 28. Audrey Shenandoah, 'Jikonsaseh and the Women of the
17. Las primeras demandas europeas sobre tierras norteamericanas Nations", en The Knowledge of the Elders, p. 23.
se basaban en la doctrina del descubrimiento. "Los británicos 29. Tsinhnahjinnie, Photographic Mernoirs ofan Aboriginal Savant: Hulle-
(co~o lo ~icieron otras naciones europeas) legitimaron su adqui- ah J Tsinhnahjinnie, monografía de exposición, Uniyersity of Cali-
SIClOn de tIerra mediante la 'doctrina del descubrimiento' y otras fornia, Davis, C. N. Gorman Museum, 1994, p. 4.
teorías legales, teorías europeas extranjeras que fueron impuestas 30. Tsinhnahjinnie, texto de la artista, 1994.
a la población nativa. Piedra angular del 'derecho' de coloniza- 31. Andrew Van Tsinajinnie, nacido en Rough Rock, Arizona, en la
ción, la doctrina del descubrimiento dio al 'descubridor' de tie- reserva navajo (1918). Estudió pintura en la escuela india de
rras 'no ocupadas' el derecho de adquirir dichas tierras frente a Santa Fe, en Nuevo México, con Dorothy Dunn, de 1932 a 1936.
las demandas rivales de otras naciones europeas". A R.eport of the Tsinajinnie se convertiría en uno de los más prolíficos}' logrados
Unzted States Commission on Civil Rights, junio de 1981. pintores, muralistas e ilustradores navajo de su época. Es conoci-
18. Linda Poolaw, Alice Marriot y Stanford University, WaT Bonnets, do fundamentalmente por sus bailarines del fuego, bailarines
Tin Lizzies, and Patent Leather Pumps: Kiowa Culture in Transition, Yé 'ii Bicheii, jugadores y caballos.

248 249
32. Tsinhnahjinnie, Photographic Merrwirs of an Aboriginal Savant, op.
cit., p. 4.
33. Faris, op. cit., p. 295.
34. Julian Lang, "World Renewal: A Contemporary Fine Arts Theo-
ry", en Ancestral Memories: A Tribute to Native SUTvival, catálogo de Replantear la fotografía
exposición, Falkirk Cultural Center, San Rafael, California, 1992,
en el museo etnográfico* (2001)
p.7.
35. "The End of the Trail" (El final del camino) es una imagen pre-
Elizabeth Edwards
sente prácticamente en toda forma posible, desde la fotografia, la
pintura y la escultura hasta camisetas y hebillas de cinturones. La
imagen original es una escultura en bronce de James Earl Fraser
Museos y género
hacia 1894. Es la imagen de un guerrero indio a caballo. Tanto
el caballo como el jinete parecen a punto de caer muertos por
Mucho se ha escrito sobre fotografía y antropología, sobre la
la fatiga de la batalla. A muchos (nativos y no nativos) les gusta la
labor del conservador artístico y del conservador etnológico, y
imagen por conmemorar el honor de una lucha india contra el
sobre la política y la poética de la representación de las cultu-
hombre blanco. A otros tantos les disgusta porque también puede
ras poscoloniales y minoritarias por parte de los museos occi-
simbolizar románticamente una derrota nativa.
dentales. Sin embargo, pocos han señalado el nexo de estas
diversas prácticas o, más concretamente, el papel que desem-
peña la fotografía en la práctica de los museos contemporá-
neos más allá del canon de las bellas artes o de las considera-
ciones generales acerca de la "representación". Y esto se hace
especialmente apremiante en la medida en que las naciones y
comunidades poscoloniales intentan definir y redefinir sus
identidades en el seno de un discurso cultural más amplio. En
este capítulo exploro cómo los cambios que se han producido
en el modo de entender el papel de la fotografía, sobre todo
en los museos etnográficos, pueden funcionar como una estra-
tegia interpretativa o como un mecanismo de traducción en el
espacio público del museo. La transparencia y la insistencia
analógica de la fotografía, que han determinado su casi inad-
vertida contribución a los discursos dominantes, hacen de ella
una parte constitutiva especialmente pertinente de la crítica
reflexiva y de las estrategias alternativas. Parto de la premisa de
que, dado que actualmente se cuestionan las declaraciones de
autoridad en la literatura antropológica y en la exhibición

* Elizabeth Edwards, "Rethinking photography in the ethnographic


museurn", en: Raw Histories: Photographs, Anthropolog)' and i\t[usellms, Berg,
Nueva York, 2001, pp. 183-209.

250 251
museística, la autoridad de la fotografia como instrumento podemos centrarnos en los géneros de las fotografias, éstos no
didáctico realista par excellence debe ser igualmente cuestiona- existen independientemente, sino que están vinculados a otros
da. La ambigüedad que caracteriza a las fotografias se corres- géneros. Incluso los museos tienen su propio género. Los
ponde con la identidad incierta, no sólo de la antropología, museos de etnografía (y los de historia cultural y social) han
sino también de la práctica museística. Por consiguiente, quizá utilizado imágenes realistas funcionales como una "ventana al
puedan plantearse estrategias alternativas basadas en el nexo mundo", sin cuestionar sus propios programas fotográficos, el
de la teoría fotográfica, la antropología visual y la práctica y el modo en que la fotografia opera como una práctica institucio-
discurso museísticos,l y se pueda explorar cómo la fotografía nal en el seno de los museos o la naturaleza misma de la foto-
puede operar como una voz crítica en el espacio del museo grafia (Porter, 1989; Borne, 1998). y, sin embargo, la naturale-
etnográfico, desdibujando y transgrediendo los límites tradi- za de las fotografias amenaza con perturbar muchos elementos
cionales en los que las fotografias son agentes activos. del discurso museológico. La naturaleza fragmentadora e in-
Los conceptos de historia oral, perfIlados en el Capítulo 1, tensificadora del medio, la ambigüedad temporal y espacial, y
resultan pertinentes aquí. Quiero enmarcar mis ideas en térmi- la indeterminación y casi infinita recodificación semiótica des-
nos de género, expectativa e instalación, porque partir de la estabilizan las imágenes en el preciso momento en que su sig-
transparencia didáctica de las fotografias en el contexto del nificado debería restringirse en respuesta a las demandas do-
museo implica orquestar diferentes explicaciones acerca de la minantes de los objetos.
traducción visual de la cultura en la exposición museística. Como he sugerido, la presentación fotográfica en las ex-
También consideraré las fotografias en el espacio etnográfico posiciones y museos etnográficos se ha basado, desde hace
en términos de "representatividad", su mediación en el cambio mucho tiempo, en la colaboración tácita entre los conservado-
de forma del discurso en las instituciones. Aunque, en fotogra- res y el público para mantener una expectativa, se ha imbuido
fía, el género se utiliza a menudo en el sentido de categoría de un realismo transparente, y se ha aplicado acríticamente
formalista y acercamiento a la temática, aquí se conceptualiza- para ilustrar y explicar vías que confirmen el status qua de la
rá más frecuentemente como un contrato social para expresar visión cultural en vez de cuestionarlo. La certidumbre del refe-
formas adecuadas para distintos tipos de afirmaciones que rente y la transparencia del medio se reflejan en el estilo de
implican ciertas formas de expectativa. "En todo acto de mirar indiciario clásico que se emplea para etiquetar las fotografias:
hay una expectativa de significado [... ]. Antes de cualquier "Una casa batak", "Día de mercado", en vez de "Fotografia de
explicación, existe una expectativa de lo que la propias apa- una casa batak" y así sucesivamente. Aunque razonablemente,
riencias pueden estar a punto de revelar" (Berger y Mohr, pocos conservadores y también pocos espectadores sosten-
1989: 117). Para expresarlo en términos de historia oral, "el drían una opinión tan ingenua sobre las fotografias (después
contexto social de la entrega [...] prevalece sobre el contenido" de todo, descodifican los anuncios en su yida cotidiana), es
(Tonkin, 1992: 8-9). El género constituye aquí diferentes "tipos cierto que, en el espacio del museo, el "papel invisible" de las
argumentales" que son, en sí mismos, interpretaciones. Varios fotografias en relación con discursos objetuales ha tendido
autores han caracterizado los géneros como puntos de encuen- siempre a privilegiar ciertos estilos o géneros fotográfico que
tro, como intermediarios que nos pueden ayudar a interro- los programas de exposiciones consideran vías no problemáti-
garnos acerca de las relaciones existentes entre, por ejemplo, cas. Tal convicción persiste en la mente de muchos conserva-
la poética, la historia, la etnografía y el discurso museístico dores y, sin duda, en la de los visitantes de los museos, pese a
(Todorov, 1990: 20; Baxter y Farndon, 1991: 3-4). ¿Qué ocurre que las cuestiones políticas y éticas que atañen a la representa-
con los hechos y los "discursos" cuando se interpretan en el ción y que han dominado el debate sobre los museos de etno-
espacio de exposición a través de distintos géneros? Aunque grafia en las dos últimas décadas la hayan hecho inso renible.

252 253
A pesm: de la marea de cntlcas deconstructivistas y post- cursos que les imponen las instituciones, y que intentan traba-
estructurahstas que ha invadido la antropología y el debate jar creativamente en su seno, una cuestión sobre la que volve-
sobre la política de la representación (véase, por ejemplo, ré más adelante. Sin embargo, las funciones didácticas de la
Vergo, 1989; Bennett, 1995; Coombes, 1994; Simpson, 1996; fotografia, a cualquier nivel, son esenciales para la construc-
Bal, 1996; Clifford, 1997), los conservadores de museos han ción de la economía política del significado. Establecen direc-
quedado atrapados entre la teoría y la práctica: entre las presio- tamente el significado que hay que construir y preservar (Gre-
nes para que las exposiciones sean meramente "informativas", y enberg, 1996: 2; Porter, 1989), explicándolo y representándolo
no "formativas" (Shelton, 1990: 89), por un lado; y la naturaleza para los visitantes que aspiran a crear una distancia cognitiva
de la fotografia y las consideraciones acerca de su función cul- para absorber una información objetiva (Riegel, 1996: 87).
tural, por el otro. No obstante, como ha señalado Ames (1992: Además, el uso "contextua!" de fotografias tan1bién forma
139), los antropólogos que trab~an en museos se encuentran parte de una declaración institucional de intenciones. Su pre-
bien ubicados para desempeñar un papel activo en la recons- sencia reinvindica un mensaje más "cultural" que formal,
tr~cc~ón an trop~lógica, aportando soluciones inmediatas y mientras se excluyen o se reducen el mínimo las fotografias
practlcas a .c,uestlones relacionadas con la epistemología y la "contextualizadoras" que muestran objetos con un mensaje
rep~e~entac~on que hallan eco en el resto de la disciplina antro- estético. (Clifford, 1997: 159)2. En el museo emográfico (yen
pologI~a, asI como para aplicar el pensamiento antropológico a sus reelaborados sucesores poscoloniales, los museos de la cul-
la escntura de relatos más discursivos (Bouquet, 2000). Esta tura y del mundo del arte), la fotografia como afirmación cul-
posición encuentra una buena acogida en los museos en rela- tural es primordial. Las fotografias se emplean de forma didác-
ción con las políticas de consulta, responsabilidad, articulación tica para mostrar cómo "funciona", cómo "se utiliza" o cómo
múltiple, acc~s~, etc., y sofisticadas formas de reflexión impreg- "está hecho" esto o aquello; se considera que proporcionan un
n~n las exposICIOnes a todos los niveles. En este sentido, las pro- contexto, que explican, autentifican o, de vez en cuando, susti-
pIedades significativas de las fotografias en el contexto del tuyen al objeto real. También se utilizan como mecanismos
museo han sido plenamente reconocidas (Lidchi, 1997b). y, sin demostrativos para recrear el conjunto del entorno en la repre-
embar/?o, en muchos sentidos la fotografia parece haber per- sentación de un pueblo o un lugar, para establecer una reali-
maneCIdo sorprendentemente intacta, más allá de los debates dad social y denotar el medio y la "apariencia" de un espacio
de la imagen "positiva" o "negativa", a pesar de la centralidad de (por ejemplo, las grandes fotografias de paisajes dispuestas tras
la antropología visual en los debates sobre representación. Ade- muchas de las secciones "funcionales" de la exposición '\1a01i,
más, en términos fotográficos, aunque se han reconocido los celebrada en el British Museum en 1998).3 De este modo, las
tropos, poco se ha hecho por desplazarlos o por explorar otras fotografias extienden el [los] objeto [s], rectificando "la poéti-
formas de utilizar las fotografias. Incluso allí donde se han ca de la objetividad", el proceso que constituye el objeto mu-
"cuestionado" los estereotipos, las fotografias se han utilizado seístico recopilado en primer lugar (Kirshen blatt-Gimblett,
bajo e~ consen~o de la certidumbre didáctica. Sin embargo, me 1991: 338). Paradójicamente, mientras tanto, e replica y se
gustaria sugenr que, en vez de intentar un reconocimiento naturaliza la objetividad mediante la naturaleza fragmentadora
~m;,diato de las ~otografias como imágenes "positivas" o "nega- de la fotografia.
?vas , es necesano abordar su eficacia (Bhabha, 1994: 67) e En relación con los objetos, Kirshenblatt-Gimblett ha distin-
rntentar hacer visibles las presunciones fotográficas naturaliza- guido entre estrategia expositiva in situ y estrategia expo iti\'a
das en la base epistemológica de la práctica museística. según el contexto. La estrategia in situ implica metonimia y míme-
Lidchi (1997a: 15) ha señalado acertadamente que los con- sis, y recrea los entornos de los objetos en un discurso implaca-
servadores son plenamente conscientes de los límites y los dis- blemente realista o positivista. Los murales fotográficos de

254 255
exposiciones como la ya citada Maorí actúan de esta forma, Este nexo entre género, expectativa e instalación se utiliza en
expandiendo los límites de los objetos al incluir más de lo el contexto expositivo para generar una interpretación prefe-
abandonado. Tal estrategia no es, obviamente, neutral; sin rente de la exposición o de determinados objetos (Lidchi,
embargo, yo diría que la expectativa de la función de las foto- 1997b). Por ejemplo, en la exposición The Maldive Islands: Thri-
grafías en las presentaciones de este tipo naturaliza, e incluso ving on a Reef, celebrada en el British Museum (Yluseum of
neutraliza, la construcción de acercamientos in situ, y resulta Mankind) en 1994, pequeñas fotografías sobre paneles exposi-
esencial en sus estrategias didácticas. La estrategia expositiva tivos llevaban a interpretar los objetos como delicadas obras de
según el contexto, por el contrario, es más claramente interpreta- artesanía al concentrase en las manos de los artesanos y en el
tiva. Ya me he referido en el Capítulo 5, al hablar de las fotogra- uso de dichos objetos (Lidchi, 1997a: 21). Esta narración venía
fias de Samoa de Acland, a la constructividad de la idea de con- determinada por la limitada gama de restos materiales de las
texto. En un entorno museístico, las aproximaciones según el Maldivas presentes en las colecciones del museo. Lidchi descri-
contexto "ejercen un fuerte control cognitivo sobre los objetos" be un preciso y matizado proceso de selección de imágenes
y sugieren la constructividad del conocimiento (Kirshenblatt- que cambió la lectura de la exposición y fijó el tono emocional.
Gimblett, 1991: 389-391): No obstante, la transparencia de las Sin embargo, lo cierto es que las fotografías siguen siendo una
funciones genéricas de las fotografías en el espacio expositivo forma de afirmación autoritaria que es necesario interpretar
difumina la distinción entre las estrategias in situ y según el con- de un modo realista.
texto, como puede observarse en el análisis que ha hecho Clif- Estas funciones tradicionales de las fotografías suprimen
ford de las fotografias de la exposición Paradise, celebrada en tanto la naturaleza del medio en términos teóricos como la
el Museum of Mankind en 1993. En este caso, la presentación especificidad histórica y la dinámica relacional asimétrica de su
de las fotografías cuestiona la distinción entre objeto y contex- elaboración. Es el caso, sobre todo, de las imágenes históricas,
to, ya que las fotos se usan para "recopilar" y "presentar" obje- en las que los usos tradicionales de las fotografías también han
tos que se hacen reales y explicables sólo en relación con ellas- eliminado la especificidad histórica de la imágenes en sus
(1997: 160). ¿El objeto se ha convertido en fotografía o la foto- diversas presentaciones. Por ejemplo, en la Galería del Sudes-
grafía en objeto? te Asiático del Tropenmuseum de Amsterdam las fotografías
Existe, desde luego, un lugar para tales estrategias explica- se utilizan ampliamente (y sin pies de foto) para transmitir la
tivas -sería absurdo sugerir lo contrario, porque las fotogra- "sensación" propia de un período y un lugar a la exposición de
fias existen en primer lugar por eso-. Sin embargo, se ha los objetos, sin el más ilÚnimo reconocimiento de su propia
puesto un excesivo énfasis en lo indicial (el "haber estado allí" historicidad. Y, sin embargo, desempeñan un papel activo en el
de Barthes), y a ello se debe en gran medida la creación del establecimiento del entorno interpretativo de los objetos, a
mito de la verdad fotográfica (Brothers, 1997: 5). El resultado que los discursos museísticos predominantemente objeUlales
es una nivelación de las imágenes, una homogeneización de su requieren un orden que eleve el objeto y domine a la fotogra-
función basada en la aceptación de la transparencia realista de fia hasta el punto de que esta última pueda ser promiscuamen-
la fotografía; la foto como gratificación instantánea y explica- te impulsada para hacer que un objeto '·signifique·' en contex-
ción total del nexo de la visión, la percepción y el conocimien- tos delineados por el objeto, no por la fotografía (Poner, 1989:
to (Porter, 1989: 23-24). Ésta es la economía de la verdad en la 24). Las cada vez más numerosas exposiciones fotográficas en
que los fotógrafos operan -tal como pregunta Tagg, ¿bajo qué los museos etnográficos (por oposición a la disposición direc-
circunstancias sería "veraz" una fotografía del monstruo del ta de fotografías con objetos) a menudo no on más que exten-
lago Ness? (1988: 5)-. Siento la tentación de contestar que siones de los discursos realistas de base objetual obre la ela-
"en un montaje didáctico del Museo de Ciencias Naturales". boración objetiva de "ventanas al mundo'·. Tales exposiciones

256 257
extienden eficazmente la retórica de la sustitución que he ana- Desemparejamlentos
lizado en el Capítulo 3. Forman parte del discurso museístico
basado en un modelo natural-realista de construcción etnográ- El uso de la fotografía en el museo se basa en la creencia implí-
fica de los marcos lógicos occidentales de establecimiento de cita en que el contexto es capaz de controlar la imprevisibili-
conexiones entre objetos (Shelton, 1990: 99). Esto naturaliza dad polisémica de la imagen. Pero los d.iscursos pol.í~cos y cul-
los significados que conforma y presenta una visión holística de turales suscritos por las diversas modalidades de VISItantes de
la cultura. Aunque tales exposiciones son perfectamente legíti- los museos también definen los adecuados límites afectivos del
mas a un nivel informacional, ya que permiten acceder a un "contexto", como han descubierto, a su pesar, numerosos con-
material importante desde el punto de vista histórico y etno- servadores. No es casual que las fotografías constituyeran el
gráfico, lo hacen a costa de suprimir el fundamento represen- centro de los principales debates sobre las exposiciones ¡nto the
tacional. Heart of Africa, celebrada en el Royal Ontario Museum de
Pueden plantearse, desde luego, importantes objeciones a Toronto en 1989-1990, y Hidden Peoples ofthe Amawn, celebrada
mi argumentación. Puede que haya muchos usos estratégica- en el Museum of Mankind en 1985. 6 En Toronto, a pesar de las
mente diferentes de la fotografía en los que el rastro de lo real meditadas intenciones del comisario y de la naturaleza históri-
sea inequívocamente básico para el propósito de la exposición camente específica del material, una imagen de la mujer de un
y el museo. En una exposición que, bajo el título de Captive misionero "enseñando a las mujeres a lavar" invalidó los inten-
Lives, organizó la National Library of Australia, las imágenes, tos de controlar su energía semiótica. Dicha imagen se convir-
entre ellas fotografías, constituían un discurso y una narración tió en un poderoso recordatorio de una historia de opres~~n
metafórica de cómo unos aborígenes de Palm Island fueron (Ames, 1992: 157) yen un símbolo del racismo y la represlO n
sometidos, despojados de sus bienes y exhibidos en "espectácu- de la experiencia africana y afrocanadiense con los que, s~gún
los de salvajes" por Europa y Norteamérica (Poignant, 1993). varios sectores de visitantes, la exposición mostraba conmven-
Las fotografías, el rastro indicial de la gente, son un importan- cias. La distancia cognitiva necesaria para captar la "ironía" de
te medio para dar a conocer sus historias. "Museos de la me- la exposición no estaba al alcance de quienes sentían una afi-
moria", como los que conmemoran e informan sobre el Holo- nidad política o emocional con la temática (Rieg~l, 1996:94.),
causto, también tienen estrategias fotográficas muy claras, especialmente cuando aquélla se expresaba a traves d~ l~ mSIS-
vinculadas a experiencias históricas concretas, en las que la cer- tencia indicial de las fotografías. En el caso de la exposlClOn del
teza técnica de la huella fotográfica es fundamental para los Amazonas, la representación atemporal de la cultura fue criti-
propósitos del museo. Las salas del Museo de los Crímenes cada por su incapacidad de abordar las crisis contempor~eas
Genocidas de Tuol Sleng (Camboya), por ejemplo, están a las que se enfrentan los pueblos in_dígen~_de la Am_azom~. El
cubiertas de fotografías de prisioneros que fueron realizadas centro de las críticas fue una pequena secclOn fotográfica SItua-
mientras eran torturados o esperaban una muerte inminente. da al final de la exposición y titulada "El Amazonas ho ", que
Treinta y seis personas por bloque -treinta y seis recuadros de insinuaba la existencia de problemas contemporáneos. No sólo
6 x 6 pulgadas [15,24 x 15,24 cm]-, multiplicadas por diez había un desequilibrio de presentación "tono afectiv~_entre
bloques, dan un total de 360 recuadros: la masa de huellas indi- las pequeñas e insulsas fotografías obje?;as de e:ta Se~~I?~~y la
ciales de víctimas representa literal y metafóricamente la esca- dramática e impresionante representaclOn de la tradlClon "La
la de las atrocidades (Ledgerwood, 1997: 84).5 principal fotografía, en la que aparecía un jO\"en pan~e sobr~
una motocicleta propiedad de Paul Henley, el antropologo br~­
tánico que había hecho la foto, fue interpret~dac.om~_una trl-
vialización y como un símbolo de la falta de ImphcaclOll de la

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258
exposición en la lucha por la supervivencia cultural en el área expectativa y la presentación enturbian las imágene~ en el
amazónica. Eso ocurrió especialmente con esa fotografía por- espacio etnográfico. Una fotografia pertenece a una ene sobre
que el pueblo panare había tenido más éxito que otros en su novicias, Bndes 01 Chnst, de la eminente fa tógrafa de Magn um
supervivencia cultural tras siglos de encuentros criminales Eve Arnold. La fotografía no es sólo documental, en el sentl-
(Simpson, 1996: 36). El desplazamiento desde la huella indi- do tradicional de la palabra, en tanto que pretende regisu"ar y
cial concreta de un joven panare a un icono generalizado de la comunicar una interpretación del mundo: determinado ele-
Amazonia contemporánea era una representación inapropia- mentos formales, tales como el ,igoroso encuadre, consu"uyen
da, que dejaba al espectador, como dijo cierto crítico, con lo significado mediante las tensiones entre forma y contenido,
trivial, lo anodino y lo bonito (Bourne, 1985). En los dos casos apuntando a su mediación. De manera similar, el efec~o de la
citados, el verdadero poder evidencial de la fotografía no pudo fotografía del entierro de un niño en Perú, perteneCIente al
contener la ambigüedad del complejo conjunto de significan- proyecto Otras Américas de Sebastiao Salgado, depende ,en gran
tes al generar significados: "En la imagen, el objeto se abando- medida de la activa geometría del marco y de la aCClon de la
na por completo, y nuestra visión de él es segura" (Barthes, luz sobre las contrastadas texturas de la piel muerta y la ropa
1984: 106; la cursiva aparece en el original). de lana. Estas fotografías se presentan de di-tintas manera en
Quiero ahora considerar un caso en el que se introdujeron la galería, señalando sus distintos discursos. Se encuentran
deliberadamente diferentes géneros en el espacio de la galería montadas y enmarcadas como en una galería de arre, mienu-as
y, sin embargo, la interpretación preferente de la exposición el resto de las fotos se montan sin adornos ni marcos)' se dIS-
en su conjunto ocultó las potenciales representaciones fotográ- ponen en cubos o en las paredes como si se tratase de insigni-
ficas. No es simplemente una cuestión de significantes inesta- ficantes pedazos de papel enu-e los objetos. Y, sin embargo, a
bles, aunque los significantes, de hecho, son desestabilizados a pesar de las intenciones, en cierto sentido la imágenes docu-
través de representaciones ambiguas en relación al género; mentales no encuentran un buen acomodo. ni desde el punto
más bien ilustra la necesidad de cambiar la base conceptual en de vista formal ni técnicamente, enU-e las imágenes didácticas
función de la cual se utilizan las fotos. La Life Cycle Callery del y funcionales que las rodean, la mayoría de las cuale on fo~o­
Museum of Religious Life and Art de Clasgow explora, como gráficamente ingenuas, simples fotos "de" cosas en cuyo esulo
indica su nombre, las diferentes maneras en que la gente "sin estilo" se ha suprimido la mediación. Estas últimas sugIe-
marca la configuración de sus vidas a través de la experiencia y ren una observación inmediata y una autenticidad etnográfi-
las prácticas religiosas en su más amplio sentido. Es una mues- ca traducidas en fotografía, mienu-as que las fotos documenta-
tra intercultural de objetos, con fotografías de apoyo yaudiovi- les se han basado desde hace mucho en la ,isión mediadora
suales, bastante convencional y rigurosamente diseñada. Pero, del intérprete para revelar la verdad. Nos enfrentamos a muy
en medio de todo, se introducen diversos géneros fotográficos. diferentes registros de imágenes; aunque lo con en'adores
Aunque con ello se ha pretendido sugerir la subjetividad de la han reconocido esto, las fotografias no logran materializar su
experiencia religiosa y hacer de la muestra algo "más animado potencial comunicativo, ni siquiera en el niyel del contenido
o popular" (Lovelace, Carnegie y Dunlop, 1995: 68), es el con- coherente, porque precisamente lo que las comierte en foto-
tenido de las fotografías lo que domina en el espacio didáctico. grafías satisfactorias se pierde en el ruido dominante de la
Pese al reconocimiento de que se trata de fotografías de otro didáctica.'
orden, la historicidad de los distintos géneros, su base concep- Por el contrario, la fotografía del padre Dal)' de pejando el
tual, su contexto y su subjetividad narrativa no han recibido paso para uno de los moribundo del Domin<To an<Tliento d~
suficiente espacio interpretativo para materializar su potencial. 1972 en Irlanda del Norte, realizada por Stanley Iatchett ,. utI-
Esto es interesante porque permite ver cómo el género, la lizada en la sección sobre religión y poder. responde admira-

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blemente a la intención de los comisarios de compensar el consideran producto del lenguaje objetual) y sus interpretacio-
"muy confirmatorio caso contiguo".8 Como imagen, presenta nes (que se consideran producto de uno o más metalengua-
una estructura menos precisa y autoconsciente que las fotos jes)"; y "los modos de argumentar [el género] se utilizan para
de Arnold o Salgado: es una fotografia de otro orden. Como representar hechos como si expusieran la forma y el significa-
muestra de fotoperiodismo, pertenece a un género de fotogra- do de diferentes tipos de historias" (White, 1992: 39; la cursiva
fías que pretenden comunicar sucintamente en una amplia es mía). Aunque la galería de Glasgow represen ta un in ten to
gama de contextos. Tiene la incisividad visual de un cartel, con de ampliar el discurso fotográfico, pone de manifiesto, no obs-
un significado nítidamente cerrado, una gran densidad de sig- tante, los problemas que plantea aplicar diferentes géneros sin
nificantes que se funden con el significado en la traducción: lo modificar adecuadamente la base indagatoria o epistemológi-
que algunos han llamado "sustantivos y verbos" de la fotografía ca en virtud de la cual operan. Es un ejemplo instructivo ele
en un solo marco (Stryker, citado en Retman, 1996: 54). Aun- cómo las "categorías de la visión" representadas mediante el
que podría decirse que tiene una intención más didáctica que género, la expectativa y la presentación fotográficos pued n
el resto de fotografías aquí analizadas (después de todo, el generar confusión al ser admitidas en un espacio insuficiente
fotoperiodismo existe para "informar"), es una imagen de otro para que funcionen como se pretende. La correspondiente
orden en relación con las expectativas de la galería etnográfi- confusión semiótica, la fundamentación básica del significado
ca. Curiosamente, ha recibido críticas por parte del público. en el contenido de la imagen a expensas del género, ha fractu-
En comparación con la energía semiótica de las fotos de Into rado realmente su potencial para implicar al espectador tanto
the Heart ofAfrica y Amazonia, la fotografia no puede "contener- etnográfica como fotográficamente.
se", y algunos han considerado que "hace apología del terroris-
mo". Es una imagen que no podía despolitizarse en su presen-
tación, ya que su insistencia indicial, la presencia del referente, Géneros alternativos. ¿Diferentes expectativas?
no podía ser contenida en el marco de la fotografia o del con-
texto de su uso -la presentación se consideró inadecuada-.9 Por tanto, si la aspiración a ajustar aún más el significado foto-
Forma y contenido se unen para crear un significado que gráfico es un proyecto fallido; si la naturaleza inherentemente
amplía nuestra comprensión de la experiencia del conflicto. polisémica y fragmentaria de la fotografía, su presentación en
Muy pocas imágenes utilizadas en las exposiciones etnográficas lugares específicos y su interacción subjetiva con el espectador
pueden presumir de ello. resultan problemáticas, ¿qué se puede hacer? Quizá se pueda
Por tanto, puede afirmarse que, en cierto sentido, las imá- explorar qué podría conseguirse priülegiando esas mismas
genes de Arnold y Salgado se han convertido en meras ilustra- características que actúan en contra de la fotografía. Como he
ciones, y no han proyectado sus incisivas cualidades en un sugerido en otro lugar (Ed,.vards, 1997), la fragmentación, la
lugar donde el género no correspondía a lo esperado. Aunque ambigúedad, la dislocación y la incertidumbre pueden volver-
la fotografía del Domingo Sangriento resulta más satisfactoria se del revés para abrir un espacio que sitúe al creador, a la ins-
en este contexto, no deja de estar atrapada en un discurso que titución y al espectador en la consu'ucción de conocimiento.
remite al uso museológicamente tradicional de las imágenes, Martínez ha explorado tales esu'ategias en relación con el cine
en el que las bases sobre las que se articulan los significados etnográfico, y ha enconu-ado que películas que utilizan esu'ate-
siguen sin ser cuestionadas o problematizadas (Bal, 1996: 8). gias textuales "abiertas" en vez de buscar delimitaciones preci-
Las tensiones y rupturas producidas por estos géneros enfren- sas de significado, engendran respuestas má elaboradas, inda-
tados en el espacio parecen haberse formado precisamente gatorias y reflexivas. y, a la inversa los patrones más poderosos
mediante "la distinción entre las afirmaciones objetivas (que se de interpretaciones aberrantes y simplemente carente de inte-

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rés y alienantes corresponden a significados más cerrados de fica, sino en la cita, la metáfora y el matiz expresi'-o_ Se puede
re~resentaciones objetivas y distanciadas. Él sugiere que los partir de la base de que tales estrategias, utilizadas de manera
estilos reflexivos o experimentales otorgan poder a los especta- inteligente, inquisitiva e informada allí donde la estructura-
dores, dejándoles espacio para negociar los significados de ción fotográfica desbarata y fractura los supue tos realistas,
manera más dialógica e interactiva (1992: 135-136). De este pueden fragmentar los estereotipos, la intransigencia institu-
modo, a través de lo que es precisamente fotográfico, un rela- cional y las expectativas del público más intensamente que un
to inacabado puede utilizarse en el espacio del museo para lenguaje realista. Lo que planteo es que si pensamos en térmi-
ampliar una autoridad cerrada y posicionar al sujeto-especta- nos de dialectos visuales, de géneros de fotog¡-afias diferencia-
dar en la construcción colectiva del conocimiento. 10 Quizás al dos en su intención, contenido y forma, centrando la atención
implicarse con la expresividad de la fotografia "se manifieste la en la mediación de la imagen ("desnaturalizándola"), pode-
problemática limitación o fragmentación del conocimiento mos crear una expectativa fragmentaria y abrir así un espacio
escópico, a resultas de una mayor insistencia en su estatus sub- crítico "'Entre' espacios [dotados de] una centralidad táctica
jetivo como espectador" (Green-Lewis, 1996: 3). para socavar la propia noción de ceno-o" (Clifford, 1997: 213).
Las estrategias alternativas son fascinantes porque la propia En este registro, las fotografias pueden utilizarse como un lIlS-
contribución de la antropología a la contemplación de la foto- trumento para revelar la base epistemológica del di curso
grafia (sobre todo de la fotografía histórica absorbida y utiliza- museístico en lugar de para limitarse a hacer afirmaciones
da en el seno de la antropología) ha sido precisamente derri- autorizadas.
bar las fronteras y las formas de representación de pueblos y Para lograr esto, deberíamos considerar cómo podrían ope-
lugares que en el pasado tanto había contribuido a erigir. El rar en el espacio etnográfico oo-os géneros fotográfico (foto-
desmoronamiento de los paradigmas representacionales tradi- grafia documental, fotoperiodismo, fotog¡-afia aró tica) y otras
cionales, la fragmentación de la autoridad, el ambiguo estatus estrategias de exhibición que invitan a diferentes respue taso
de la autoría y la multiplicidad de respuestas, ya sea en los tex- Un enfoque como éste fragmenta de inmediato la fotografía
tos, las películas o las fotos, han abierto un espacio subjetivo etnográfica como categoría. Al difuminarse los límites, nos
para pensar en las fotografías y pensar con las fotografias. Aun- movemos desde el eje vertical de la práctica disciplinar al eje
que lo que aquí me interesa es el fundamento epistemológico horizontal en el que la fotografia se posiciona sobre un con ti-
sobre el que operan las fotografias en el museo etnográfico, las nuum de práctica fotográfica de muchas corriente intelectua-
estrategias que estoy analizando se relacionan con la multi- les entrelazadas, materializadas a través de una tecnología. í,
plicidad de voces, las traducciones culturales, las voces indíge- la representación cultural se constituye g¡-acias a una variedad
nas y las autoridades fragmentadas que están ocupando cada de prácticas relacionadas y a menudo opuestas. De de tal e pa-
vez más el espacio generado por los contrapuntos críticos. Al cio, clarificado entre la propia imagen y la asunción didáctica,
mismo tiempo, se han roto las fronteras de lo que se considera se hace posible investigar el uso etnográfico de la fotografía y
un comentario cultural válido. Como ha señalado Clifford su autoridad, desafiando la naturaleza ratificadora de la imagi-
(1988: 118-121), la "narrativa seria", como las novelas, los rela- nería dominante y la posición del espectador y de la institución
tos breves, los diarios y las autobiografias, ha sido absorbida en esa representación. Podría partirse de una premisa alterna-
por el nuevo canon del texto antropológico como detentador tiva en la que la fragmentación de la expectativa se realizara
de cierta validez representacional. Lo mismo ocurre, en mi mediante la sugestión de lo no conocido -de la incertidum-
opinión, con la fotografia. 11 Investigamos diferentes modalida- bre-, abriendo un espacio subjetivo en el que lo ,isitantes
des de narrativa visual mediante diferentes dialectos, géneros y fueran conscientes del acto fotográfico de mediar la visión y de
tramas. Dichas modalidades no se basan en la sintaxis fotográ- su participación en la consu-ucción colecti,-a del conocimiento_
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Ello exige que los museos reconceptualicen la fotografia como puede existir en sus propios términos, no definida ni por los
un proceso de traducción y no como una declaración realista, objetos que sustenta ni por su presentación de apariencias
como un continuo diálogo entre imagen y cultura -no sólo la superficiales. La visibilidad en el museo parte de este modo de
cultura del contenido de la fotografía, sino la cultura de su uso premisas diferentes, en un cambio desde la "supervisión" hacia
(Brothers, 1997: 12)-.
una claridad y una apertura de base epistemológica.
Tales estrategias podrían emplearse para abrir espacios dis-
cur:ivos en la mente del espectador. "¿Qué hace esta imagen
aqU}? o es lo que esperaba. ¿Cómo? ¿Por qué?" Incluso aun- Confrontar la materialidad
que, como ha afirmado Heumann Curian, "el visitante reciba
una sensación impresionista y a veces indeleble del tema roo:] Quiero considerar brevemente las formas de presentación y
que servirá de referencia en todas las subsiguientes exposicio- materialidad. La materialidad de la fotografia es, como e ha
nes" (1991: 181), puede afirmarse que tales estrategias fotográ- sugerido en el Capítulo 1, crucial para su significado social. Y
ficas problematizadoras encarnan, por consiguiente, un poder hay maneras de utilizarla en el espacio del mu ea. En mi opi-
de resonancia más allá de las imágenes. Extenderlas a otra nión, presentar fotografias en función de su práctica social es
clase de objetos en el museo mueve al espectador hacia el cues- una estrategia para la visibilidad de las fotografias como obje-
tionamiento (y quizá también hacia la comprensión dialéctica) tos sociales en el tiempo y en el espacio.
de los procesos de la elaboración de declaraciones sobre la cul- Esto es especialmente pertinente en relación con el mate-
tura y la historia, y de su propia posición subjetiva en esta rela- rial histórico. Tal como han demostrado las respuestas a Into
ción, en lugar de hacia un consumo más pasivo de narrativa the Heart ofAfrica, el deslizamiento temporal por el cual el "allí
didáctica. Una reclasificación siempre implica elaborar nuevos y entonces" se convierte en el "aquí y ahora" en lo procesos de
significados. Es evidente que los museos están activamente significación de la fotografia confirma el estereotipo, en "ez de
implicados en la selección, clasificación y reclasificación como confrontarlo, y legitima la reproducción de los tropos vi uales
mecanismos esenciales de producción de verdad. Cambiar la coloniales, por ejemplo. Incluso los compromisos críticos con
base conceptual de la fotografia, la forma en que opera en una material colonial en términos de contenido de imagen pueden
institución, equivale a provocar un cambio radical en el discur- ser muy problemáticos. Como ha seúalado Bal (1996: 195-196),
so. Sin embargo, tales estrategias deben ser articuladas plena- en referencia a una exposición crítica organizada en los Países
mente. Ignorar el papel del género fotográfico o emplear la Bajos en 1989 bajo el título The Colonial Imagination: Afiica in
ironía fotográfica es, como ha señalado Riegel (1996) en re- Postcards,12 con tales ejercicios se corre el peligro de producir
lación a Into the Heart of Africa, una estrategia peligrosa. Para precisamente lo que la exposición pretende criticar. La insis-
q~e las representaciones funcionen, tienen que responder am- tencia en la imagen y su relevancia -en este caso, el cuerpo
p!I~ente a las expectativas de ciertas realidades fotográficas sexualizado y colonizado de las mujeres africanas- puede pro-
SOCIalmente constituidas que el visitante de una exposición vocar una reafirmación. En otras palabras, ¿"en lo espectado-
suele considerar verdaderas o apropiadas (Lidchi, 1997a: 18). res su acto de visión, o el contexto de la úsión -el espacio
Así, en paralelo a las líneas reflexivas y críticas de la práctica didáctico del museo- se limita a legitimar una ,;sión reitera-
museística contemporánea, es esencial abrir los "horizontes de da? ¿La insistencia en la fotogI'afia como objeto material y no
expectativa" que determinen las preguntas planteadas y las res- sólo como imagen podría desbaratar la reproducción de la
puestas dadas. Todo depende de un cambio conceptual respec- visión que preocupa a Bal? Evidentemente, los objetos también
t? a la ~~tog~afia en el museo, un cambio desde un papel rea- significan; pero lo que estoy sugüiendo es que la materialidad
lIsta pr1V11eglado a una compleja voz de muchos géneros, que actúe de alguna forma para posicionar a los sl~eto -especrado-
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res y hacerles conscien tes del acto de ver. Las exposiciones que materiales: álbumes, revistas, cajetillas de cigarrillos,. ~a:jetas
sigan tales estrategias constituirán etnografias de. la visión, en estereoscópicas, carteles, postales y souvenil: La expo ¡~JOn no
vez de etnografias del contenido. La insistencia en la materia- era más que el último contexto en una histona contlllUa de
lidad convierte a las fotografias en una serie de objetos transfe- consumo. Este tipo de exposiciones son intensamente refleXI-
ridos basados en prácticas sociales de visión. Las técnicas de vas, ya que posicionan a los espectadores y exploran 10 proce-
exposición desempeñan un papel fundamental aquí, al alejar- sos de subjetivización en los que están implicados.
se de la enmarcación y acercarse a la exhibición del objeto en Una atención diferente en la materialidad se ha planteado
su conjunto. La materialidad tiene la capacidad de insertarse en el montaje del Museum of me Romanian Peasant de Buca-
entre la imagen y el espectador, apuntando al acto de la visión. rest. Este museo ha utilizado las fotografias en sus sala de un
Varias exposiciones han recurrido a la materialidad para modo especialmente imaginativo, permitiendo que funCl~nen
suscitar un sentido crítico del impacto de las imágenes visuales. simultáneamente como documentos, como objetos exten ¡bIes
La muestra Pirating the Pacific, organizada en Sidney en 1993 y como señales afectivas, pero sin dejar de suscitar. una sensa-
(Stephen, 1993), exploró una amplia gama de imágenes y obje- ción de mediación fotográfica. El director de esta lI1tere ante
tos fotográficos que estaban en circulación, sobre todo en el institución de etnografia rumana, que opera en el.ámbito de
discurso popular, y construían un Pacífico imaginario para los discursos de la identidad nacional poscomu111sta, e un
turistas mediante fotografias, postales, folletos de viaje y cosas artista más que un etnógrafo, aunque el equipO de conservado-
por el estilo. Una importante exposición que funcionó como res está formado por etnógrafos. En algunas sa~~s, las fotogra-
etnografia de las fotog¡"afias etnográficas y coloniales fue Pictu- fias informativas que se "añaden" a la expoSIClon de manera
ring Paradise: Colonial Photography in Samoa 1875-1925 (Engel- ilustrativa autentificadora o autorizadora, se muestran en rea-
hard y Mesenholler, 1995) .13 Como en el caso de Pirating the lidad co~o objetos en sí mismos. En yez de ~~hibir e c~mo
Pacific, la forma de consumo de las fotografias era esencial en meros rectángulos de papel informatiyos y acnUcos, e ~IS~O­
esta exposición. Aquí había un caos de formatos fotográficos; nen en marcos como si formaran parte del espaClo domesuco
muchas imágenes se mostraban en varios formatos como im- al que alude la exposición. El espectador se ye o~li~ado a imp.li-
presión a la albúmina, impresión al platino, fotograbado o carse con las fotografias como objetos; el conoc.lmlento se pI e-
incluso, en el caso de un retrato de una joven mujer realizado senta literalmente enmarcado, como algo indiClal y, 5111 embar-
por Thomas Andrew, una pintura al óleo de G. Pieri Nerli go, mediatizado. No se trata de un conocimien~o "a primera
( ordstrom, 1995: 16-17). Este recurso aleja a la fotografia, por vista" en el espacio museístico; las formas matenales y. ~a e c~­
un lado, de la ventana abierta al mundo, y por otro, del mode- la de las fotografias enmarcadas requieren una aten Clan mas
lo histórico-artístico de la singularidad de la gran obra. Las cercana. Además, hay una disyunción, ~'a que las fotografías
fotografias se convirtieron no tanto en imágenes como en obje- enmarcadas no siempre pertenecen al tipo de fotografias que
tos socialmente relevantes que se movían por distintos espacios cabría esperar encontrar en esos marcos expuesto en tales
acumulando diferentes significados mientras eran consumidos· condiciones sociales. No obstante, al mezclar conte111dos y pre-
en diversos contextos a medida que la gente interactuaba con sentarlos en un continuurn de forma material. las dispo iciones
el tiempo y con el espacio. Aunque había secciones sobre los apuntan a la mediación que comportan di,·ersos uso sociales
tropos clave, como la ''Venus colonial", y lugares de instrumen- de la fotografia, en la comunidad histórica y en el museo.
talización claves, como las misiones, las fotografias se presenta-
ban en función del consumo conjugado a través de esas coor-
denadas. El visitante del museo asumía con firmeza la posición
del espectador, y el acto de ver era mediatizado por las formas
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Estrategias radicales poránea; y los montajes de Chris Dorsett Deep Storage, en Chel-
tenham, y Divers Memories, en Oxford, Manchester, Estocolmo y
Quiero considerar ahora una estrategia muy diferente. Del otros lugares),!4 el uso experimental de estas formas en los
mismo modo que distintas voces procedentes del ámbito tradi- museos etnográficos no se ha extendido ampliamente a las
cional de la antropología han cuestionado la concepción del fotografías corno tales, más allá de su función en el sel~o de lo~
museo, el compromiso antropológico con el arte contemporá- medios mixtos de que disponen los artistas contemporaneos. SI
neo cuestiona los modos autoritarios y excluyentes en que la se pretende que los museos actúen como "zonas de contacto,
antropología representa a otras culturas (Schneider, 1996: 184- espacios de confrontación, negociación)' corretaje cultural',', el
185; Edwards, 1997). Voy a contemplar la fotografía en esta papel de las fotografías corno divisa preferente de la experIen-
intersección corno un ámbito de crítica de la práctica museísti- cia contemporánea es seguramente crucial.
ca. Además, tal operación crea actos de representación visible Quiero prestar atención brevemente a dos proyectos en los
al magnificarlos, al presentar conscientemente géneros inapro- que he estado implicada en el Pitt Rivers Museum, y que h.e
piados en el museo corno una forma de contaminación al supervisado teniendo en cuenta, precisamente, estas problema-
"exhibir la representación de la representación de la repre;en- ticas. Los dos fueron desarrollados corno traducciones cons-
tación" (Riegel, 1996: 99). Esto remite a los comentarios de cientemente dialógicas entre la teoría antropológica y la estra-
Benjamin acerca de la traducción: para representar y traducir tegia expositiva (Bouquet, 2000: 210-220). El primero es una
fielmente el original, el traductor debe distanciarse de él, bus- serie de fotografias realizadas por la fotógrafa y artista Elizabeth
cando la realización de su tarea en un orden diferente al del Williams en el desierto del norte del Sinaí en 1993-1994, y el
original (1973: 78). El significado reside en el espacio que hay segundo es un trabajo del fotógrafo escocés Owen Logan. He
entre el original y su traducción. analizado la gestación del proyecto de Williams, titulado Stran-
Precisamente con este espíritu, diversos tipos de museos ge Territory, en otro lugar (Edwards, 1997: 63-70)' aquí sólo pres-
han trabajado con artistas contemporáneos para explorar los taré atención a la forma en que se presentó en el contexto del
límites del coleccionismo y la colección. De este modo, las crí- museo etnográfico en 1994. Una serie de fotografías tomadas
ticas a la práctica museística en particular y a la antropología en un campamento de beduinos del desierto sintoniza particu-
en general se traducen en experiencias demostrables y tangi- larmente bien con la tesis que estoy defendiendo: los objetos
bles en el seno de las instituciones, en las que el fundamento eran arqueología de superficie, detritus de la cultura. La ~otó­
epistemológico del coleccionismo y el museo se clarifican a tra- grafa impuso el discurso al crear una etnografía de materIales
vés de un contrarrelato: "La mezcla de artistas y museos no sólo encontrados (telas, cuerdas, zapatos), un discurso desplazado
implica la regeneración del asombro y la curiosidad. La era desde lo tradicional a lo importado. En vez de proclamar que
multicultural ha obligado a los conservadores a asumir los pro- "esto es corno es", la distancia desde la imagen u'ansparente v
blemas de la representación, así corno la fusión posmoderna descriptiva comunicaba, a través de sus metáforas, una incisiva
de la realidad con la ficción y de la historia con el mito" (Dor- verdad acerca de la relación del beduino con su desierto a fina-
seU, 1998: 11). Aunque las intervenciones de los artistas son les del siglo xx. A pesar de su carácter indicial, las fotografías
cada vez más un lugar común en los museos (por ejemplo, la rechazaban el privilegio realista de la verdad \'Ísual. Mediante su
obra del artista americano Fred Wilson, que ha tenido un gran empleo de la cita pictórica y la metáfora se comierten en un~
impacto en la política de representación e identidad de los traducción que interpreta el sentido, en vez de buscar la fidelI-
museos; el trabajo de Mark Dion en la Tate Gallery; la interven- dad precisa al original (Benjamin, 1973: 7 ), y el acto de o'aduc-
ción Question 01 Taste de Richard Wentworth en el British Mu- ción se hace claramente visible. Sus intervenciones subjeti\as
seum, que combina objetos arqueológicos con "basura" contem- son inconfundibles: son fotografías de otro orden.\;

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La obra se mostraba en una cascada de ampliaciones entre- autoridad de la fotografia en el museo etnográfico. Owen
lazadas, montadas sobre una gran vela de calicó abatida en el Logan trabajó durante dos años en Calabar, al sur de igeria,
espacio del museo. El efecto global era espectacular, sobre primero como antropólogo, en un proyecto que se inició en el
todo cuando se veía desde detrás del patio principal del museo. marco de una investigación de campo. Owen exploró las tradi-
Su presencia era inevitable y resonaba por toda la institución. ciones religiosas sincréticas de Calabar, el legado de las Ylisio-
Suscitaba una serie de preguntas sobre otros objetos. ¿También nes Escocesas y la reciente influencia de la religión fundamen-
ellos habían sido abandonados? ¿Cuáles eran sus historias? Pro- talista en una región culturalmente diversa, dominada por una
vocaba una poderosa sensación de presencia de la ausencia, industria petrolera controlada desde el extranjero. A simple
apuntando a la naturaleza parcial del museo como ámbito de vista, las fotografias parecen formar parte del género docu-
traducción cultural. El resultado era un cuestionamiento del mental, y hay algo posmoderno en su ambigüedad, su temáti-
territorio de la "imagen cultural", con preguntas sobre la ca perturbadora y el carácter fragmentador de su abierta
representación de la cultura a través de imágenes. En otra mediación entre el observador y lo observado. Intentan incidir
serie, fragmentos de objetos creados mediante primeros pIa- visualmente en los términos culturales mediante preguntas
nos sugerían el deslizamiento entre la imagen y el objeto en el antropológicamente enmarcadas y relacionadas con la conti-
museo. Elaborados como postales, eran fotografias muy deta- nuidad, el cambio, la cohesión, el proceso y la diferencia en la
lladas y formalistas de piezas textiles tomadas en el orthern negociación de identidades complejas en el moderno Estado-
Sinai Heritage Centre. En ese sentido, remitían al tipo de foto- nación de Nigeria. Pese a que distan de ser aproblemáticos, los
grafias descriptivas que se suelen hacer en los museos y que for- géneros de la fotografia documental parten de la po ibilidad
man parte del control de los objetos, ya sea para su conserva- de que la resonancia aliente una empatía o una identificación
ción, su documentación o su clasificación. Sin embargo, la que posibilite una apreciación, o incluso una imaginación, uni-
superficie de la imagen se veía alterada por la adición de obje- ficando y subrayando el momento de la experiencia comparti-
tos. Había broches automáticos cosidos sobre fotografias de da. En el caso de Logan, el asombro del fotógrafo ~", en ocasio-
chaquetas, conchas sobre ropas de mujer: los objetos se situa- nes, su incierta comprensión de la escena, permiten que el
ban precisamente sobre sus huellas indiciales en las fotogra- artificio de la manipulación y la negociación consciente halle
fías. Se convertían en afirmaciones ambiguas: ¿eran imágenes su eco en el artificio consciente de las fotografías. Tanto en el
u objetos? ¿Tenían un significado formalista o documental? fotógrafo como en la temática se percibe una articulación
¿Eran registros de objetos u objetos fabricados? Eran fotogra- visual de experiencias religiosas discordantes y ambiguas, en la
fías que parecían describir objetos; pero la intervención había que las cosas que en tiempos fueron ajenas y desconocidas e
desestabilizado y frustrado las expectativas; el espectador se convierten en locales, y viceversa. Las fotografías se expusieron
veía obligado a cuestionar las categorías de objeto y fotografia. en varios lugares en el sur de Nigeria, donde Logan identificó
Por consiguiente, los objetos/imagen se resistían a las catego- su público fundamental.'6 La respuesta a su trabajo formaba
rizaciones institucionales y a una apropiación que amenazaba parte esencial de la obra, y las complejas y a menudo metafóri-
con neutralizarlos. Mediante estos recursos, el proyecto explo- cas respuestas que recibió descubrieron un nue\"o esu-ato de
raba al mismo tiempo formas alternativas de comunicar la expresiones visuales de experiencia contemporánea.
experiencia cultural y las formas en que los museos están impli- La búsqueda de medios para u'aducir esta identidad cultu-
cados en las modalidades de traducción. ral de nivel profundo llevó a Logan a extender la consu'uctivi-
El otro proyecto, titulado A Home oj Signs and Wonders, cues- dad de sus fotografías. Pretendía crear un espacio fotográfico
tionaba el propio fundamento de la asunción didáctica: la rela- que pudiera centrar un diálogo más allá de las normas de la
ción entre imagen y referente que ha constituido la fuente de foto provocación antropológica. Trabajando en una recreación

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y, después, con negativos producidos digitalmente que se fun- fotografía. Al utilizar esa crudeza que penetra en las fotogra-
dían con fotografías "convencionales", se alejó conscientemen- fías, la exposición confronta los regímenes didácticos acríticos
te de un género realista para articular más coherentemente los de la verdad fotográfica. Pero, al mismo tiempo, establece
universos culturales que la gente le expresaba. 17 El trabajo digi- un claro vínculo entre dos sujetos de experiencia, creando un
tal se aleja conscientemente de las certidumbres de lo indicial espacio compartido que admite la posibilidad de un conoci-
y de la idea del "instante decisivo" que ha dominado el concep- miento incompleto. Destroza la asunción de un conocimiento
to de verdad documental a muchos niveles. La construcción meramente vicario desde un género fotográfico que afirma
digital permite que el fotógrafo vaya más allá de las fragmenta- que "esto es como es". Los sujetos se hacen mutuamente ima-
ciones del tiempo y el espacio, y que acumule inferencias, cons- ginables, cambiando las premisas tanto de la fotografía docu-
truyendo relatos dentro del marco fotográfico. 18 Ninguno de mental como de la etnográfica, tal como afirma el propio
los elementos es "falso"; son inscripciones reunidas con cohe- Logan: "No pretendo instaurar un mensaje en mi representa-
rencia e integridad (como cualquier otra afirmación histórica ción del sur de Nigeria, sino más bien negociar un nuevo voca-
o etnográfica) que constituyen un relato por encima del tiem- bulario con el que los espectadores puedan examinar sus pro-
po y el espacio en el seno del marco. Es imposible establecer pias versiones" (Logan, 1997: [3]).
una identificación; y, sin embargo, podría decirse que son Esta obra tiene que ver, como he sugerido, con los procesos
expresivas, imaginativas y etnográficas en el más profundo sen- de visión y traducción más que con el contenido de la imagen
tido, que se desplazan a través de distintos géneros, cada vez en sí. La alteridad fotográfica, la mediación y la metáfora resul-
más transgresores, constituyendo una "etnografía densa" para tan inconfundibles. Son inquietantes, no presentan certidum-
alcanzar formas desarticuladas. bres, dan réplica a discursos negociados de distintas maneras.
A Home o/ Signs and Wonders se concibió como una exposi- Lo interesante de esta obra, en última instancia, es que reúne
ción que jugaba conscientemente con patrones cambiantes preocupaciones antropológicas, históricas y fotográficas teóri-
de expectativas. No versaba sobre Nigeria ni sobre la fotogra- camente fundamentadas. Se convierten en parte del discurso
fía específicamente. Era una etnografía de la visión: la cues- transformador de la propia institución, cuestionando los con-
tión clave, presentada en su título introductorio, lo dejaba juntos de hábitos semióticos y epistemológicos que posibilitan
bien claro. En otras palabras, la base epistemológica de la ex- y prescriben formas de comunicar y de pensar (Bal, 1996: 3).
posición se articulaba mediante una serie de preguntas acer- Reconfiguran las expectativas de lo que la fotografía etnográfi-
ca del estatus de la fotografía, la cultura y la representación y ca esy podría ser. Los dos conjuntos de obras que he analizado
sobre la subjetividad de la visión, como, por ejemplo: '''Si nin- hacen afirmaciones sobre las condiciones de su elaboración e
guna representación puede articular la naturaleza completa implican a un sujeto espectador consciente en la construcción
de la experiencia, ¿qué es lo que estamos viendo?'. De este mo- colectiva del conocimiento al plantear preguntas y no ofrecer,
do, el museo se convierte en un lugar de acción para el visi- deliberadamente, una delimitación del ignificado. 1 o preten-
tante-antropólogo durante la exposición" (Cornwall:Jones, den "hablar de algo" en forma directa, sino hablar del "acto de
2000: 168). hablar". Como la materialidad de las fotografías en la exposi-
El público se identificó, por consiguiente, con un testigo ción de Samoa, este trabajo reinserta el lugar de la producción
implicado en la subjetividad del encuentro en un espacio com- social mediante intervenciones que se alejan conscientemente
partido, más que con un distante receptor cognitivo de una de la autoridad dominante en los museos (Shelton. 1990: O).
declaración didáctica. Tanto al autor como al público se les Esta distancia crítica se proyecta al espacio del museo a través
pedía algo: una buena disposición para captar las posibilidades de géneros fotográficos que cuestionan intencionadamente el
de otro mundo y las posibilidades de no conocer a través de la fundamento epistemológico.

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Conclusión fias pueden participar en las estrategias expositivas "según el
contexto" por las que aboga Kirshenblatt-Gimblett (1991: 381),
La práctica museística no es, obviamente, homogénea. Todas que "invitan al público a reconocer la naturaleza arbitraria de
las estrategias tienen una adecuación local o comunitaria espe- todas las representaciones" y apuntan al museo como a un
cífica. Lo que sirve para un museo local no tiene por qué ser- género específico en sí mismo. Estas preocupaciones pueden
vir para una gran institución metropolitana, y viceversa. No ser exploradas, tal como he señalado aquí, mediante la contra-
ocupan los mismos espacios interpretativos de género y de posición de géneros. Tales estrategias pueden ofrecer muchos
expectativa. He analizado diversas formas en que la fotografia puntos de acceso, ofertando a los visitantes una gama de flui-
podría contribuir al debate crítico en los museos. Evidente- das experiencias de aprendizaje (Heumann Gurian 1991: 184).
mente, hay otras. Un área obvia es el trabajo de artistas proce- Son transformadoras porque intensifican la subjetiúdad en el
dentes de diversos ámbitos culturales, incluidos los artistas espacio etnográfico y apuntan, por tanto, a un medio cambian-
indígenas y los exiliados, cuya obra constituye una crítica del te de consumo, al tiempo que ponen en primer plano los ele-
archivo y el museo, tanto en lo que respecta a las fotografias mentos intelectuales, críticos o incisivos de las imágene .
que albergan como a los espacios en los que se elaboran los sig- Planear detenidamente las estrategias fotográficas en térmi-
nificados. Pienso, por ejemplo, en la serie Syracus (1994) de nos de género, expectativa y presentación provoca una diferen-
Maud Sulter, que implica una representación fotográfica críti- ciación de las múltiples corrientes y prácticas fotográfica en el
ca de objetos africanos del Museo de Manchester; o en el tra- museo que debe ser desenmarañado para que la fotografía de-
bajo de Dave Lewis con el Royal Anthropological Institute para sempeñe un papel a la vez problematizado y crítico. He plante-
The bnpossible Science o/Being (1995-1996), que exploró los espa- ado deliberadamente mi argumentación en términos de prácti-
cios de los museos y las doctas instituciones donde se elaboran cas fotográficas para hacer más visibles los procesos. Además,
los significados antropológicos. 0, en un registro cultural dife- enfrentarse a las tensiones existentes enu-e el género yla expec-
rente, cabe citar la obra de artistas indígenas americanos como tativa es crucial si se intenta replantear el papel de la fotografia
George Longfish, Hulleah Tsinhnahjinnie o Pam Shields, que, en el museo etnográfico o en cualquier ou-a institución cultural
desde sus particulares perspectivas culturales, han creado obras o social de carácter histórico. He delineado una po ición teóli-
en las que redefinen las imágenes de la historia de la antropo- ca, articulada a partir de la idea de voces o géneros fotográficos
logía. Lo que más me ha interesado aquí ha sido la fotografia diferenciados, en la que la fotografia podlia hacer una con uibu-
en sí y cómo se espera de ella que desarrolle su potencial críti- ción positiva a la práctica museística contemporánea. Lo pro-
co en el espacio del museo, sea quien sea el autor de las imáge- blemas de la práctica representacional siguen siendo acucian-
nes, y contribuya a "proporcionar el marco real, ético, histó- tes, ya que mostrar formas de discw-so no deja de ser, en parte,
rico, cultural y estético mediante el cual pueda apreciarse esa algo expositivo (Bal1996: 165). Mi argumentación, por tanto, no
labor" (Elliot, 1993: 33). propone respuestas como tales, sino que reubica una propen-
Como ha señalado Jenks (1995: 13-14), la mirada especu- sión crítica en la que las asunciones acerca de las representacio-
lativa siempre será problemática en sus relaciones con el mun- nes culturales pueden volver a configurar e recurliendo a imá-
do real; los objetos transformados del conocimiento compiten genes negociadas de otro modo. Quizás entonces, al e tablecer
con la experiencia empírica cotidiana. El problema en un con- un discurso abierto en el espacio del museo. un discurso de dife-
texto museístico surge cuando una cosa se hace pasar por otra rentes voces y diferentes géneros, las fotografías y la fotografía
mediante confusiones de género causadas por la incapacidad puedan servir para marcar los límites de los isremas de ordena-
de pensar más allá del contenido. Al introducir diferentes ción y cuestionar los regímenes dominantes de "producción de
géneros y apuntar a la constructividad de la visión, las fotogra- la verdad" a los que tanto ha conu-ibuido en el pasado. Como ha

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señalado Riegel, en cierto sentido es una estrategia peligrosa, museísticos, la lectura preferente de esas instituciones se unifica
"pero puede ser extraordinariamente productiva para aquellos en torno a la magnitud de los crímenes contra la humanidad. La
museos que quieran crear espacios compartidos de comunica- representación del Holocausto ha sido ampliamente analizada;
ción con sus públicos" (1996: 100). Obviamente, las fotografias véase, por ejemplo, Friedlander (1992) y van Alphen (1997) y las
no pueden actuar aisladas: están inevitablemente inmersas en referencias que contienen.
discursos institucionales más amplios; no obstante, he sugerido 6. Una atención pormenorizada a las complejas cuestiones que
una estrategia mediante la cual las fotografias pueden desempe- envolvieron a las dos exposiciones es tangencial al propósito
ñar un papel activo, abierto y trasgresor en los programas refle- que me guía aquí. La exposición canadiense, en particular, dio
xivos de los museos contemporáneos. lugar a una considerable cantidad de literatura, ya que sus impli-
caciones calaron en el mundo de los museos. Véase, por ejemplo,
Ottenburg, 1991; Schildkrout, 1991; Cannizzo, 1991; Clifford,
1997: 206-208; Riegel, 1996. Para consideraciones más sucintas
sobre la exposición del Amazonas véase Boume, 1985; Simpson,
Notas: 1996: 35 y Coombes, 1994: 219.
7. Resulta significativo que estas fotografias fueran adquitidas por el
Departamento de Bellas Artes de los Museos de Glasgow antes de
1. Lo que me interesa aquí son los espacios museísticos, donde las su uso (Antonia Lovelace, comunicación personal; le agradezco
fotografías operan junto a objetos en la traducción intercultural que haya analizado detenidamente la galeIia conmigo). A las
de objetos socialmente coherentes, más que los espacios de las otras no se les concedió el estatus de objetos y no fueron adquiri-
galerías de arte, que tienen conjuntos diferentes de programas das, al ser consideradas ilustraciones prescindibles y efímeras.
estetizantes y retóricas representacionales. Esto remite a la opinión de que "el orden del ~1useo requiere la
2. Ejemplos de la última estrategia se encuentran en el Ala Rockefe- elevación del objeto y la subyugación de la imagen fotográfica
ller del Metropolitan Museum of Art (Nueva York), o en el Sains- [ ... ] una jerarquía que existe en el almacenamiento y en la exhi-
bury Center for Visual Arts (Universidad de East Anglia) , donde bición" (1989: 24).
las fotografías prestan apoyo a los objetos sólo en los catálogos o 8. Lovelace, comunicación personal.
en el discurso general en torno a los objetos, no en el propio 9. Lovelace, comunicación personal. En la sección dedicada al litO
espacio de la galería. de paso, una fotografía del rostro de tilla niña, crispado de dolor y
3. De hecho, en una crítica a la exposición Hidden Peoples o/Amazon terror mientras era sometida a una circunci ión, suscitó tantas
(1985) celebrada en el Museum of Mankind se aludía a que no objeciones como su polémico uso. Algunos inteI-pretaron esta
había una sola fotografía del río que daba nombre a la exposición última fotografía como la aprobación de tilla práctica, ya que no
(citado en Boume, 1985: 380). se hacía todo lo posible por condenarla: el comentalio que acom-
4. Lo cual remite al uso del objeto como un documento para con- pañaba a la imagen fue reelaborado para definir más claramente
trarrestar algunos de los efectos de la distancia y la trivialidad en su posición en los términos de la conn-oyersia.
términos de contexto. Sin embargo, en el contexto del presente 10. Esto, después de todo, ha sido fundamental para la fotografia
análisis sobre el uso de las fotografías, da la impresión de que se documental posmoderna.
trata simplemente de cambiar el problema de "contexto", no de 11. Estas ideas no son nuevas (véase, por ejemplo, Becker, 1981), pero
sortearlo. no han sido exploradas en referencia al espacio museístico ni se
5. No pretendo decir que no exista pluralidad de experiencias y de han analizado con demasiado empeño sus implicaciones. Véase
relatos en las historias genocidas; simplemente que, en términos también Edwards, 1997.

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12. A cargo de Rayrnond Corbey, en el African Museum, Ben en Dal,
Paises Bajos.
13. A cargo de Peter Mesenholler (Rautenstrauch:Joest Museum,
Colonia) y Alison Devine Nordstrom (Southeast Museum of Pho-
tography, Florida), la exposición se montó, en diferentes versio- Anotaciones desde la superficie de la imagen.
nes, en Colonia, Oxford, Daytona Beach y Nueva York. Cada ins- Fotografía, poscolonialismo
talación tuvo distintos acentos y produjo diferentes significados a y modernidad vernácula* (2003)
partir del mismo conjunto de materiales; los relatos cambiaron en
función de las distintas configuraciones espaciales y del estilo de Christopher Pinney
etiquetación e iluminación, y se articularon distintas interpreta-
ciones preferentes. 'Cómo median con la modernidad las tradiciones visuales lo-
14. En Lieska, Norre de Karelia (Finlandia), Divers Memones inclu- e d .
cales, de forma independiente y crítica respecto a la mo erm-
yó algunas de las obras de Jorma Puranen analizadas en el Capí- dad europea? En su libro Modernism and the Harlem Reinassance
tulo 9. (1986), Houston Baker se pregunta cómo se puede compren-
15. Elizabeth Williams obtuvo una beca Leverhulme y fue fotógrafa- der seriamente a W. E. B. Du Bois o a Langston Hughes, por
residente del British Council en el Northern Sinai Heritage Cen- ejemplo, sin limitarse a decir de ellos que "se parecen" (o :'no
tre de Egipto. se parecen") a T. S. Elliot o Ezra Pound. ~aker pret~nde libe,:
16. El público de fuera de Calabar no era la preocupación fundamen- rarse del modelo de una razón y una conClenCla . oCCldentales
tal de Logan. La exposición, ideada para un público nigeriano, soberanas, una razón y una conciencia similares a las. que
fue montada en tres lugares distintos en Calabar y el sur de Ni- Dipesh Chakrabarty (2000) intenta "provincializar" m.~dlante
geria. la recuperación de prácticas paralelas. Parte de la soluClon pro-
17. i\,oradezco a Owen Logan que haya analizado detenidamente esta puesta por Houston Baker reside en su énfasis en la ud:f~rma­
obra conmigo. ción del dominio" (1986, 49) característica del RenaClmlento
18. Los textos que acompañaban a las imágenes (salvo los de los de Harlem, una idea desarrollada por Homi Bhabha en una
paneles) fueron reducidos al mínimo. En ellos, aparecían dos dirección bastante distinta bajo la conjunción de lo performa-
fechas (una que informaba del momento de la incripción indicia- tivo y lo deformativo (1994, 241). .
ria y otra que indicaba el momento de la construcción de la ima- Aquí se explora una idea similar: la manera en que las n-a~l­
gen) para datar la obra producida digitalmente. ciones fotográficas locales deforman creativamente las e~pa.Cla­
lizaciones geométricas de los universos coloniales. Las prac?cas
fotográficas poscoloniales dieron Oligen a una :·m.odermdad
vernácula"; imágenes que proyectan una matenalldad de la
superficie, o lo que Olu Oguibe (1996) deno~l1Ína "la s~lstanCla
de la imagen". En estas prácticas, la superfiCIe e ~On\lerte en
un punto de rechazo de la profundidad caractensnca de los

" Christopher Pinney, "Notes f):om the surface of the imacre. Photo-
graphy, postcolonialism and vernacular modernism··. en: Chri-LOp~er
Pinney; Nicholas Peterson (ed.), PhotographJ 's other histories, Duke L 111-
versity Press, Durham, Londres, 2003, pp. 202-219.

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regímenes de representación colonial. "Superficie" y "profundi- Nos hizo una seña y, a través de una mampara y pasando con
dad" remiten aquí no sólo a estratos sedimentarios, sino a posi- cuidado por encima de los cables de la luz, acompañamos a Suresh
cionamientos más arraigados que fusionan lo ético/político hasta su estudio. [Él} retiró entonces la cm·tina roja para mostramos
con lo cronotópico. El esquema que podríamos denominar la piéce de résistance de esta cámara de sueños. Ante nosotros,
"colonial" situaba a la gente y a los objetos en el seno de profun- la extensísima superficie del lago Dal de Cachemim brillaba bajo
das certidumbres cronotópicas, ya que buscaban identidades cascadas de montañas cubiertas de pinos, bajo un cielo de luz
estables en lugares de los que no pudieran escapar. Sin embar- resplandeciente; una exuberante pradera llena de flores de todos
go, la práctica "poscolonial" niega esto y dispone sus referentes los colores ocupaba el primer plano.
sobre la superficie, en una ubicación más móvil. Esta transfor- (Pinney, 1997b, 14-15)
mación performativa/deformativa también refleja la oposición
establecida por Michel de Certeau entre la panóptica "ansia de En una escena de la conocida película hindú Beta, un enamo-
ser un punto de vista" y la "opaca movilidad [y] apropiación del rado Anil Kapoor acaricia una fotografia de Madhuri DL'{it, el
sistema topográfico" por el peatón que habita la tierra (1984, objeto de su aún no correspondido amor. La mano de Kapoor
93, 97). Las prácticas de profundidad colonial implicaban una pasa por la superficie de la imagen, detectando cierta secreta y
superficie fotográfica que era invisible y luchaban para ser libidinosa ondulación, cierta textura del deseo, casi impercep-
garantizadas por ella. La superficie era una ventana sobre un tible, que provoca en la mujer de la foto un extático susurro.
campo de correlaciones espaciales y temporales que cifraban Mirar se convierte en tocar y el referente de la fotografia se des-
una "racionalidad" colonial. La opacidad de la superficie se plaza desde las prisioneras profundidades de la imagen a su
convierte en un rechazo de esta racionalidad y en una afirma- sensual superficie. El cine de Bombay interpreta aquí una eró-
ción de singularidad cultural. Aquí resuena también el intento tica de la mirada y el ser, algo muy cercano a la erótica descri-
de Michael Taussig (1993, 19-32) de reinterpretar el ensayo de ta por Susan Sontag: una inmediatez sensual.
Walter Benjamín sobre la obra de arte para aplicarlo a finales Volveré al "superficismo" que caracteriza a buena parte de
del siglo xx. Taussig muestra interés por la dimensión háptica y la práctica fotográfica popular y rural en la India cU,ando
táctil de lo que Benjamin denominó la necesidad de "ubicar"los explore sus conexiones con las prácticas populares de Africa
objetos [fotografias] a corta distancia (1968, 217; cursiva añadi- Occidental, en especial con el modo en que el empleo de telo-
da): la modernidad vernácula descrita en este ensayo revela un nes de fondo, la creación de una puesta en escena fotográfica
deseo de ubicar los objetos a través de la fotografia, y esto tiene y la manipulación de la imagen tras la exposición reflejan un
una particular proyección en los contextos poscoloniales. interés por la superficie -o lo que Olu Oguibe llama '"sustan-
cia" de la imagen- en vez de por sus profundidades indiciales
de narración.
Fotografía y profundidad Mi siguiente argumentación sobre las prácticas superficistas
populares "poscoloniales" se basa, no obstante, en su oposición
Cuando nos instalemos en la isla, haremos un detenido examen a una práctica anterior que repudia y supera. Dicha práctica
del lago. [. ..} Que el lector intente imaginar este precioso panorama privilegia el tiempo/espacio de la exposición fotográfica y vin-
desplegado a su alrededor -con todos los objetos fielmente reflejados cula estos momentos creacionales a los mO\imientos de fotó-
en la tranquila superficie del lago, que en mi primera visita estaba grafos y modelos a través del espacio. La relación enrre las pri-
lisa como un cristal- y entonces podrá hacerse una idea del tipo de meras fotografias y el viaje europeo no es accidental: la foto
paisaje que deleita a los visitantes de este célebre valle. "normativa" cifraba una práctica de la fotografía que cifraba
(Bourne, 1866-1867,4) una práctica del viaje. La ideología de la indicialidad autoriza-

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b~ un~ pr_á~tica autóptica del "estar allí". Con sólo hojear una al suponer que los lectores de The BritishJournal OfPholography
hIstona baslCa de la fotografía se advierte la gran preocupación están interesados en los relatos de \<iajes fotográficos a países
p~r la cambiante ubicación de los fotógrafos y por su equipa- extranjeros, no creo que haya mejor manera de despertar su
mIe~to :n conjunciones espacio-temporales reales: los prime- interés que presentándoles algunas notas de un viaje realizado
ros teclllCOS de la fotografía en sus palanquines, J ohn McCosh al célebre Valle de Cachemira con la cámara" (Bourne, 1866,
en Burma, Roger Fenton en Rusia y en Crimea, Francis Firth 471).
en Egipto, Felice Beato en Japón, Samuel Bourne en India El peso y el volumen del equipo fotográfico de Bourne exi-
(véase Hershkowitz, 1980), y Timothy O'Sullivan y W. H. Jack- gen formar una expedición a gran escala, con 22 coollies más su
son en el Oeste Americano. propio séquito de criados. Y la evidencia de la mentalidad
Hay una "novedad" en la práctica fotográfica que autoriza cerrada e imperialista que tales formaciones expedicionarias
esta implicación con espacios de alteridad, pero también una pseudomilitares engendran se percibe de inmediato en el rela-
resonancia con epistemologías más perdurables. El paralelis- to de Bourne, que -como se ha seúalado a menudo-- está
mo ~ntre la tecnología de la fotografía y las técnicas del viaje sazonado con una aversión a los espacios dialógicos de los
ha SIdo explorado por David Tomas (1982; 1988), quien ha encuentI-os cara a cara ("sin escuchar otI-a cosa que el bárbaro
obs:~vado la. forma en que la transformación de lo negativo en indostaní") yuxtapuesta a momentos epifánicos de elevación
pOSItIVO enCIerra un viaje entre distintos estados. Pero esta ("Todo el rico valle de Kangra, de unas 40 millas [64 km] de
narrativa tecnológica descansaba en una tradición europea de largo por 15 [24 kmJ de ancho, se extendía a nuestros pies, cir-
conceptualización espacial del conocimiento muy anterior. El cundado en el lado contrario por una soberbia cadena de
frontispicio de la obra de Anton Wilhelm Schwart Der Adeline montaúas"). El tipo de expedición y su hostilidad hacia el
Hofi~eister (1693) que muestra "el Grand Tour como parte de encuentro dialógico ha sido esclarecedoramente analizado por
un sIstema educativo del Barroco" visualiza esta espacialización Gerd Spittler (1996), quien lo compara con la productiya vul-
en la que diferentes disciplinas -incluidas "la historia univer- nerabilidad del viajero solitario.
sal, las lenguas exóticas, la geografía y la política"- se repre- A Bourne le atraen las alturas porque facilitan una perspec-
sentan como etapas de una ambiciosa "peregrinación". Justin tiva abarcadora ("Aquí y allá podía divisar las recónditas yapa-
Stagl (1990, 325) ha situado esas imágenes en el contexto del rentemente inaccesibles caúadas"). La sistematicidad de la
surgimiento de una teoría sistemática del viaje en la Europa de penetración imperial también era importante para Bourne
los siglos XVI Y XVII. ("Apenas queda un rincón o una esquina, una caJiada, un
~n el desarrollo de la fotografía de viajes practicada por valle, una montaúa y mucho menos un país sobre la faz de la
fotografos como Roger Fenton o Samuel Bourne, cuya solicita- Tierra que no haya sido escrutado por el ojo de la cámara"
da obra ha llegado a definir una práctica canónica en la fo- [citado en Ryan, 1997, 47J ), y sus imágenes fotográficas se pre-
t~~rafia del siglo XIX, podemos rastrear la alianza de las posi- sentan como ejemplos perfectos de estas zona antes inaccesi-
bIhdad~s . tecnológicas de la fotografia con una expectativa bles y ahora reveladas. El resultado satisfactorio del \iaje es eya-
cronotopIca que emerge de esta larga historia de la teorización luado en estos momentos de elevación y distancia. mienu'as
d~l vi~je :: el ascenso del autopticismo, de la "visión con los pro- que la cercanía indica un fracaso ("Me di cuenta de que no iba
pIOS oJos . a ser capaz de obtener una vista general del conjunto debido a
. Un escrit~ de Samuel Bourne, Narrative 01 a Photographic la proximidad del muro que lo circundaba" [475]). Todas estas
Tnp to Kashmlr (Cashmere) andAdjacent Districts (1866) me servi- emociones y experiencias en conflicto se resuelyen en el
rá aquí como texto paradigmático de esta práctica normativa. momento epifánico de su ascenso más allá del "aBe de Cache-
Bourne empieza afirmando lo siguiente: "Si estoy en lo cierto mira:

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"Una cresta o pared de nieve de unos ocho pies [7,3 metros] de aviación podría ser objeto de un breve ensayo, uno de cuyos
anchura formaba la cima, en la que me senté a descansar y a ins- textos clave seria The Importance o/Java as Seenfrom lhe Air, de H.
peccionar el panorama que se abría ante mis ojos. [... ] No sólo era M. de Vries (c. 1928), que incluye una recomendación del pre-
la perspectiva más amplia que nunca había visto, sino también la sidente de la asociación de aviadores de Batavia: "Nosotros, los
más variada. niños de entonces, podemos ahora flotar en el aire en nue tras
Allí tuve mi primer contacto visual con el 'Valle de Cachemir', que aeroplanos o nuestros globos impulsado por la maquinaria
se abría hacia el norte en forma de llanura, jalonado aquí y allá moderna, al tiempo que, capacitados por la perfección del
por reflejos plateados de láminas de agua, parches que brillaban a objetivo de la cámara, estamos en situación de fijar sobre la
través de la bruma. [...] A la derecha, otras pirámides de nieve rosa placa sensible lo que, desde una altura de vértigo, atrae nues-
se extendían, en gloriosa e ilimitada sucesión, en dirección al tra atención, y después, con la ayuda del arte gráfico, mostrar
terri torio de Ladakh. Hacia el sur (por donde había llegado), una cómo el mundo de abajo se presenta ante el ojo que escruta
serie de valles y cadenas se sucedían hasta perderse en las cimas desde las nubes" (sin pág.).
más altas y las colosales nieves de Pangi, fundidas con la lúgubre Una de las fotografias realizadas durante la expedición de
oscuridad de las amenazadoras nubes. Bourne a Cachemira, titulada A Road Lined wíth Poplars, e que-
¡Un panorama digno de verse!" (584) matiza perfectamente el empuje diagonal de una hilera de
árboles que corta el plano pictórico en fragmento geométri-
Las sensaciones de Bourne recuerdan las diferentes respuestas cos. Aunque Rosalind Krauss, siguiendo a Peter Galassi (1981,
de Gustave Flaubert a los diversos espacios de El Cairo, duran- 93), considera que la imagen de Bourne "vacía la perspectiva
te el viaje que realizó a dicha ciudad en 1850 con el fotógrafo de su significado espacial y le confiere de nuevo un orden bidi-
Maxirne Du Camp: "¿Qué puedo decir de todo esto? ¿Qué mensional tan eficaz como el de un cuadro de Monet de la
puedo contarte en una carta? Todavía no me he recuperado misma época (Krauss, 1985, 135), la llaneza y la e quematiza-
del deslumbramiento inicial. [... ] Cada detalle te atrapa; te ción de la imagen de Bourne responden seguramente a u defi-
pellizca; y, cuanto más te concentras en él, menos asimilas el citaria reproducción en las fuentes utilizadas por Krauss (pre-
co~unto. Después, poco a poco, todo se hace armonioso y las sumiblemente, solo Galassi), y a la disociación que hace Krauss
piezas encajan, de acuerdo con las leyes de la perspectiva. Pero entre la imagen y el relato de Bourne, una disociación que
los primeros días, Dios mío, todo es un apabullante caos de inserta su pictórica línea de vuelo en la incisiva penetración
colores" (Flaubert, citado en Mitchell, 1988, 21). fotográfico-imperialista en el norte de la India.
Como ha señalado Thomas Mitchell (que cita a Flaubert en El relato y las imágenes de Bourne configuran un espacio
su gran obra ColonisingEgypt) , Flaubert contrasta una experien- en el que el mundo es, en el sentido heideggeriano, una ima-
cia intimidatoria de cercanía (en la que la visión cede el paso gen. En su fundamental y desconcertante ensayo 'The Age of
al tacto: "te pellizca") con la seguridad de la distancia y la altu- the World Picture", Heidegger exploró el modo en que la mo-
ra, que permite la observación detallada de una totalidad ("de dernidad europea había creado una profunda escisión entre el
acuerdo con las leyes de la perspectiva") . Mucho después, Mar- hombre y el mundo. El mundo se convirtió en campo de la cer-
cel Griaule -un conocido aficionado a la fotografia aérea- tidumbre espacio-temporal, un dominio destinado a medir v
comentó: "Puede que sea una manía adquirida en los aviones ejecutar lo que Merleau-Ponty denominó posteliormente ··un~
militares, pero siempre he lamentado tener que explorar a pie espacialidad iso trópica homogénea". A la caracterización hei-
los territorios desconocidos. Vista desde el aire, la Tierra deggeriana de este tropo nosotros añadiríamos el elemento
esconde pocos secretos" (Griaule, citado en Clifford, 1988, crucial del discurso: el mundo como imagen también implica-
68). El tema del superior conocimiento colonial logrado por la ba senderos interrogativos, incursiones en las que las vidas

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empezaron a medirse en términos de sus "hazañas", y la explo- cuencias relacionadas con la aparición de este nuevo orden
tación del mundo como imagen se convirtió en la marca de visual. La brecha entre el espectador y lo representado en la
vidas satisfactoriamente vividas. imagen se fue ensanchando y se produjo una "deserotización"
general del orden visual (Jay, 1988,8) a medida que el mundo
plasmado en imágenes "se situaba en un orden espacio-tempo-
Fotografía y superficies ral matemáticamente regular lleno de objetos naturales que
sólo podían ser observados desde fuera" (9).
La fotografía poscolonial contemporánea de África y la India Heidegger escribió su ensayo "The Age of the World Pictu-
muestra preocupación por un ámbito de efectos desnarrativi- re" en 1935 -un año antes del ensayo "Work of An" de Benja-
zados y desperspectivizados de superficie que operan en una mín- y hay algunos sorprendentes paralelismos entre las dos
zona de tactilidad bastante diferente al distanciado punto de argumentaciones. Los dos ensayos desarrollan discursos evolu-
vista defendido por fotógrafos europeos pioneros como Bour- tivos extraordinariamente amplios y ambiciosos. En la historia
neo Sin embargo, no estoy sugiriendo que este rechazo de la optimista de Benjamin, las nuevas tecnologías de la imagen
narrativa, la perspectiva y el distanciamiento sea un rasgo pe- presagian la decadencia de su anterior aura. En la historia pesi-
culiar de la fotografía. Por el contrario, como demostraré mista de Heidegger, el perspectivismo cartesiano -en el que el
mediante diversos ejemplos, se trata de un rechazo que se ha mundo llega a verse como una imagen, como una zona de
producido igualmente en otros medios. De hecho, es un recha- representación establecida como algo exterior a la existencia-
zo que se manifiesta también en "momentos de malestar" en rompe una morada premoderna positivan1ente valorada. La
el seno de esquemas pictóricos dominantes como el "arte de creación de imágenes se conviene en algo inseparable de la
describir" nórdico de Svetlana Alpers y la "locura visual" del ba- modernidad: "El hecho de que el mundo se convierte en una
rroco. imagen es lo que caracterizará a la edad moderna" (1977, 130).
MartinJay (1988) defiende una tesis similar en su conside- Mientras que, para Parménides, "el hombre existe porque
ración de los múltiples regímenes escópicos que han constitui- es contemplado por lo que existe", en la edad moderna "lo que
do la modernidad.Jay afIrma que la historia imperante del pre- existe [... ] llega a existir [... ] por el hecho de que el hombre lo
dominio de un único régimen escópico -lo que él denomina contempla" (1977, 131, 130). Contemplar el mundo cons-
"perspectivismo cartesiano"- es demasiado simple. El térmi- truir el mundo como imagen implica que el hombre e itúa a
no "perspectivismo cartesiano" combina la racionalidad subje- sí mismo frente a la naturaleza y antes de ella, como algo exte-
tiva cartesiana con las conceptualizaciones albertianas de la rior: el mundo "se sitúa en el ámbito del conocimiento huma-
perspectiva monofocal. En esta idea es fundamental una visión no y de su disposición a poseer" (130).2
incorpórea, lo que arman Bryson denomina "visión descar- Jay se opone a la idea, defendida por comentarista tan dife-
nalizada" (Bryson, 1983, 95) Y yo he definido en otro lugar rentes como Richard Rorty y V\ illiam Irvins Jr., de que el pers-
(siguiendo a Susan Buck-Morss) como una "anestética" en con- pectivismo cartesiano ha sido el único régimen dominante
traposición a una "corpoética".l Bryson sugiere que, en el pers- desde el renacimiento, y centra su atención en otro paradig-
pectivismo cartesiano, "el cuerpo se reduce a [...] su anatomía mas diferentes que a veces han desu'onado al régimen perspec-
óptica, el diagrama mínimo de la perspectiva monofocal. En la tivo cartesiano supuestamente hegemónico. Así, el "arte de
Percepción Fundadora, la mirada del pintor detiene el flujo de describir" que floreció en los Países Bajos dmante el siglo XVII
los fenómenos, contempla el campo visual desde un punto de sustituyó la narrativa y la perspectiva de la anterior pintura
vista externo a la movilidad de la duración, en un momento renacentista del sur de Europa por una textura úsual de narra-
eterno de presencia revelada" (94). Jay apunta diversas conse- tivizada. En vez de por un punto de vista f~o. abogó por un ojo

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móvil y errante, escrutando los detalles dispersos en imágenes del realismo mágico podemos añadir la observación de Luis
que con frecuencia incluyen palabras junto a los objetos en su Leal de que el realismo mágico es una "actitud ante la reali-
espacio visual (1988, 12). Entre los contrastes existentes entre dad" (1995, 121) Yno sólo un género literario,3 así como la afir-
este arte descriptivo y la anterior imaginería perspectiva, Alpers mación de Amaryll Chanady de que el realismo mágico "cobra
habla de "la luz reflejada por los objetos, frente a los objetos una especial relevancia en el contexto del estatus de Latino-
modelados por la luz y la sombra; el interés por la superficie de américa como sociedad colonizada" y su observación de que el
los objetos, sus colores y sus texturas antes que por su ubica- realismo mágico es una respuesta a la '''regla, norma y tiranía'
ción en un espacio legible" (1988, 12-13). de la era de la razón" (1995, 135).
El segundo momento de malestar descrito por jay se basa Esta preocupación por las perspectivas teóricas desarrolla-
en la posibilidad de un rechazo más radical del perspectivismo. das al considerar la pintura y la literatura puede parecer or-
jay presenta el barroco (un término que probablemente deri- prendente si tenemos en cuenta que mi interés se centra en la
va de la palabra portuguesa que sirve para aludir a las perlas fotografia. Lo que he intentado demostrar, no obstante, es que
irregulares) como "una opción visual constante a lo largo de la el "barroco" -la apelación a una superficie háptica- es
edad moderna, aunque a menudo reprimida" (1988, 16). En comúnmente invocado a través de distinto medios. Lo que
referencia a la obra de Christine Buci-Glucksmann,jay subraya todas estas estrategias superficialistas tienen en común es
la negación barroca de "la geometrización monofocal de la tra- su aparición en determinados contextos poscoloniales como
dición cartesiana, con su ilusión de un espacio tridimensional expresiones de identidad que, de maneras complejas, repu-
homogéneo contemplado desde el lejano punto de vista de la dian los proyectos de los cuales forman parte las imágenes
divinidad". El barroco se obsesiona con la opacidad, con el perspectivistas cartesianas.
recurso a la superficie y la profundidad, y "revela la naturaleza Sin embargo, estas ideas abstractas distan muy poco de las
convencional, no natural, de la especularidad 'normal' al mos- prácticas de la fotografia popular india y africana a las que
trar su dependencia de la materialidad del medio de reflexión" inmediatamente me referiré. Judith Mara Gutman escribe
(17). He analizado en otro lugar (Pinney, 1999) la cultura acerca de una de las fotografias del sur de la India de Samuel
popular india en términos barrocos como los invocados por Bourne (Vista de Ootacummund, 1876) en términos muy simila-
Alejo Carpentier, quien, en una conferencia en 1975, esbozó res a los que utiliza Dawn Ades para describir los paisaj~ italia-
una teoría de la relación entre el barroco y el realismo mágico nos de Claudio [de Lorena]: "Una luz de baja intensidad
particularmente aplicable a las imágenes que voy a considerar ocupa el primer plano y atraviesa los árboles, definiendo gráci-
a continuación. les curvas líricas entre las hojas. Va creciendo hasta invadir las
Aunque, para Carpentier, el barroco es "una constante del majestuosas alturas, jalonada por dramáticos golpes de som-
espíritu humano" (1995,93), también es necesario interpretar- bra, antes de apagarse en la lejanía. Bourne urdió una historia
lo como una reacción a la racionalidad espacial. El barroco "se en esta imagen, guiando a sus espectadores desde el pausado
caracteriza por el horror al vacío, la superficie desnuda, la laberinto del primer plano, a través de la creciente intensidad
armonía de la geometría lineal" (93); "huye de las disposicio- del plano medio, hasta desembocar pausadamente en el di -
nes geométricas" (94). Carpentier identifica la cátedra de San tante futuro" (1982, 17). Esta imagen, cuidadosamente con-
Pedro de Roma de Bernini como un modelo de barroco; es truida para permitir que la vista del espectador se de place a
como un sol enjaulado, "un sol que expande y explora las través de su espacio interno, puede conu-astarse con ou-a foto-
columnas que lo circunscriben, que pretende demarcar sus grafia analizada por Gutman, Mujer en la fe/io de Sipi (c. 1905).
límites y desaparecer literalmente ante su suntuosidad" (93). A Esta última imagen, realizada por un desconocido fotógrafo
la insistencia de Carpentier en la naturaleza criolla e híbrida indio, responde a un régimen espacial muy diferente: "Sin una

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