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Instituto Bíblico Metropolitano “Asambleas de Dios”

Extensión Taguay
Catedra: Profetas Menores

HAGEO

Profesor(a): Alumno:
Nurys de Morillo José Rivero

1
INDICE

INTRUDUCCION….…….. …………………………………………………………… 03
LIBRO DE HAGEO……………………..…………………………………………….. .04
ESQUEMA…………….…………………………………………………………….…..06
PROPOSITO……………………………………………………………………………..07
CONCLUCION………………………………………………………………………….09

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INTRODUCCION

El libro de Ageo, lo mismo que el de Malaquías, nos ofrece valiosas informaciones


sobre la penuria material y espiritual de la comunidad judía a la vuelta del exilio. Pero su
mensaje está centrado en la reconstrucción de la Casa del Señor, que había quedado
interrumpida. “Hay que construir para el Señor una Morada digna de su Nombre y todo
cambiará”, es la consigna que el profeta repite una y otra vez. La “gloria” del segundo Templo
será mayor que la del primero, no por el esplendor material del edificio, sino porque hacia él
acudirán todos los pueblos con sus riquezas (2. 6-9). Cinco libros del AT son los que
describen la historia del retorno de Israel a su tierra, después de haber sufrido un cautiverio
de 70 años. Estos son: Esdras, Nehemías, Hageo, Zacarías y Malaquías. De estos cinco libros,
dos de ellos corresponden a profetas: Hageo y Zacarías, también llamados profetas post-
exílicos, pues dieron su mensaje después del exilio o cautiverio. Y de todos estos cinco libros
mencionados, dos personajes mencionados en sus páginas tienen una fuerte participación:
Josué el sumo sacerdote y Zorobabel, el gobernador civil. En total, tenemos 7 personas que
Dios empleó para guiar a Su pueblo en esta importante fase de su historia. Nuestra atención
se va a concentrar en el libro de Hageo.

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LIBRO DE HAGEO

Hageo es uno de los profetas menores. En hebreo se escribe Haggai (“Festivo”). Con
él empieza el periodo postexílico de la profecía de Israel, en el cual le acompañará Zacarías
y le sucederá, casi un siglo más tarde, Malaquías. Hageo 1:1 identifica al Profeta Hageo
como el autor del libro. Fue escrito aproximadamente en el 520 a.C. Contiene cuatro
profecías, todas ellas relacionadas con la reedificación del templo bajo Zorobabel. Dios
levanta a Hageo y a Zacarías para animar al pueblo a reedificar su casa. La profecía de Hageo
consiste básicamente en una exhortación a reanudar sin demora la reconstrucción del Templo,
el cual no podía permanecer más tiempo en estado de ruina, sino que debía ser restaurado
para gloria de Dios (1.8). La orden procede de Dios, y no puede ser ignorada sin que de ello
se deriven graves perjuicios para todos: la sequía, la pérdida de cosechas y la pobreza, que
serán los signos del enojo divino (1.9–11). En cambio, Dios bendecirá y traerá una pronta y
definitiva salvación a su pueblo, si con el esfuerzo común el Templo es reconstruido (1.8;
2.6–9; 2.20–23).
La reacción positiva de Zorobabel y Josué a los requerimientos conjuntos de Hageo
y Zacarías (cf. Esd 6.14) despertó el adormecido entusiasmo popular (1.12–14). Las obras se
pusieron de nuevo en marcha, sin pérdida de tiempo, y no mucho más tarde fue posible
celebrar con grandes manifestaciones de alegría la dedicación del recién restaurado santuario
(Esd 6.15–18). Hageo los exhortó a no desanimarse porque este Templo no estuviera tan
ricamente decorado como el de Salomón. Los exhortó a volverse de la impureza de sus
caminos y a confiar en el soberano poder de Dios. El Libro de Hageo es un recordatorio de
los problemas que enfrentó el pueblo de Dios en esos tiempos, de cómo la gente confió
valientemente en Dios, y cómo Dios proveyó para sus necesidades. Hay un pequeño grupo
de libros que por motivos históricos figuran juntos y son, Esdras, Nehemías y Ester. Son los
libros históricos, y deberían estudiarse junto con los libros de Hageo, Zacarías y Malaquías,
que fueron los profetas que predicaron y escribieron al remanente del pueblo que regresó a
la tierra de Israel. Hageo, el escritor de este libro, fue mencionado en el libro de Esdras 5:1 y
2, y en 6:14 como uno de los profetas que animaron al citado remanente de israelitas que
regresó del cautiverio en Babilonia para reedificar el templo, a pesar de las dificultades que
debió enfrentar por todas partes, especialmente por parte de los pobladores de la zona.

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Versículos Clave: Hageo 1:4, “¿Es para vosotros tiempo, para vosotros, de habitar
en vuestras casas artesonadas, y esta casa está desierta?”

Hageo 1:5-6, “Pues así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad bien sobre vuestros
caminos. Sembráis mucho, y recogéis poco; coméis, y no os saciáis; bebéis, y no quedáis
satisfechos; os vestís, y no os calentáis; y el que trabaja a jornal recibe su jornal en saco roto.”

Hageo 2:9, “La gloria postrera de esta casa será mayor que la primera, ha dicho
Jehová de los ejércitos; y daré paz en este lugar, dice Jehová de los ejércitos.”
Dios buscó advertir a la gente que buscara Sus palabras. No solo Dios les advirtió,
sino que también les ofreció promesas a través de Su siervo Hageo, para motivarlos a
seguirlo. Por haber revertido el pueblo de Dios sus prioridades, habiendo fracasado en poner
a Dios en el primer lugar de sus vidas, Judá fue enviado al exilio babilónico. En respuesta a
la oración de Daniel y en cumplimiento a las promesas de Dios, Dios dirigió a Ciro el rey
persa, a permitir que los judíos en exilio regresaran a Jerusalén. Un grupo de judíos
regresaron a su tierra con gran gozo, puso a Dios en el primer lugar en sus vidas, lo adoraron,
y comenzaron a reconstruir el Templo de Jerusalén, sin el apoyo de la gente local que vivía
en Palestina. Su valiente fe se encontró con oposición de la población local, así como del
gobierno persa, durante aproximadamente 15 años.
Aparte de Abdías, Hageo es el libro más corto del AT, pero sus enseñanzas no son
menos significantes. Hageo muestra claramente las consecuencias de la desobediencia
(1:6,11; 2:16-17) y obediencia (2:7-9,19). Cuando el pueblo da prioridad a Dios y a su casa,
es bendecido en vez de condenado (Lucas 12:31). La obediencia trae los ánimos y la fortaleza
del Espíritu de Dios (2:4-5) Como con la mayoría de los libros de los profetas menores,
Hageo termina con promesas de restauración y bendiciones. En el capítulo 2, Dios da una
gran motivación a aquellos que laboran bajo condiciones difíciles para reconstruir su templo,
asegurándoles que la gloria futura del templo modesto que son capaces de construir será
mayor que la del templo que Salomón había construido en el momento más grande de riqueza
y poder de Israel. A través de Hageo, Dios promete hacerlo como un anillo de sellar, lo cual
era un símbolo de honor, autoridad, y poder, algo como un cetro de rey, utilizado para sellar
cartas y decretos. Zorobabel, como el anillo de sellar de Dios, representa la casa de David y

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la reanudación de la línea mesiánica interrumpida por el Exilio. Zorobabel restableció el
linaje davídico de los reyes que culminará con el reinado milenial de Cristo. Zorobabel
aparece en el linaje de Cristo tanto por parte de José (Mateo 1:12), como por el lado de María
(Lucas3:27).

ESQUEMA
1. Primer Mensaje: El Llamado a Reconstruir el Templo (1:1-11)
1.1 La Excusa del Pueblo (1:1-4)
1.2 La Pobreza del Pueblo (1:5-6)
1.3 La Razón por la que Dios los Condenó (1:7-11)
2. La Respuesta de Zorobabel y el Pueblo (1:12-15)
2.1 Los Líderes y los Remanentes Obedecen (1:12)
2.2 El Señor Fortalece a los Trabajadores (1:13-15)
3. Segundo Mensaje: El Templo Será Llenado con Gloria (2:1-9)
3.1 El Pueblo Motivado (2:1-5)
3.2 La Promesa de Gloria y Paz (2:6-9)
4. Tercer Mensaje: El Pueblo Contaminado Será Purificado y Bendecido (2:10-19)
4.1 El Esparcimiento Rápido del Pecado (2:10-14)
4.2 Pobres cosechas debido a la desobediencia (2:15-17)
4.3 Bendiciones por Venir mientras el Templo es Reconstruido (2:18-19)
5. Cuarto Mensaje: Promesa a Zorobabel (2:20-23)
5.1 El Juicio contra las naciones (2:20-22)
5.2 El Significado de Zorobabel (2:23)

También es posible esquematizar el libro en un patrón de quiasmo


a. Efectos negativos del templo sin construir (1:1-11)
b. La presencia del Señor energiza el trabajo presente (1:12-15)
c. La presencia del Señor garantiza gloria futura (2:1-9)
d. A1 Efectos positivos de la reconstrucción del templo (2:10-23)

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PROPÓSITO DE LA ESCRITURA

Hageo buscaba desafiar al pueblo de Dios con respecto a sus prioridades. Él los llamó
a reverenciar y glorificar a Dios, construyendo el Templo, a pesar de la oposición local y
oficial. Hageo los exhortó a no desanimarse porque este Templo no estuviera tan ricamente
decorado como el de Salomón. Los exhortó a volverse de la impureza de sus caminos y a
confiar en el soberano poder de Dios. El Libro de Hageo es un recordatorio de los problemas
que enfrentó el pueblo de Dios en esos tiempos, de cómo la gente confió valientemente en
Dios, y cómo Dios proveyó para sus necesidades.
El celo inicial de los judíos por la construcción del templo había decaído muy pronto.
El libro de Esdras muestra que la oposición de los enemigos de Judá causaba el debilitamiento
de las manos del pueblo y la pronta suspensión de la obra (Esdras 4:24). Pero Hageo nos
enseña también que hubo otros motivos por los cuales la obra se interrumpió: el egoísmo y
la indiferencia de los judíos hacia Dios. En lugar de dedicarse con celo y devoción a la obra
de Dios, ellos usaban su tiempo y su dinero para sus deleites, para vivir en sus casas
artesonadas (Hageo 1: 4-9). Para castigar esta actitud, Dios permitió que las cosechas
mermaran y, consecuentemente, que esta gente pasara por necesidades y privaciones diversas
(Hageo 1: 6,10-11; 2: 16-17). En medio de esta triste situación, Hageo anunciaba los
mensajes de Jehová de una manera muy breve. En este conciso libro podemos leer veinticinco
veces: “la palabra de Jehová” o “así dice Jehová”. El objetivo primordial del profeta era
penetrar en los corazones de los judíos a fin de que ellos le dieran a Dios el primer lugar en
sus vidas. ¡Es por este mismo motivo que el libro de Hageo es para nosotros tan actual!
En el primer día del mes sexto, Hageo tuvo que reprochar a los judíos a causa de su
indiferencia para con Dios, a fin de que éstos despertaran de su tibieza espiritual. Zorobabel,
el gobernador, y Josué, el sumo sacerdote, eran alentados a trabajar en la construcción de la
casa de Dios junto a todo el remanente del pueblo de Israel (capítulo 1).
El segundo mensaje que Dios envió por medio de Hageo, el día 21 del mes séptimo,
tenía como meta alentar al pueblo aún más (Hageo 2:1-9). Además, la exhortación buscaba
orientar los pensamientos hacia los últimos tiempos, cuando el Mesías aparecerá

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nuevamente. Los cielos y la tierra temblarán (la conmoción de todas las cosas) antes de que
Cristo se manifieste (Compárese Hageo 2:6-7 con Hebreos 12: 26-28).
El tercer mensaje fue dirigido el día 24 del mes noveno, y contiene una de las más
claras advertencias halladas en el Antiguo Testamento en contra de la corrupción espiritual.
No obstante, al final de esta exhortación también encontramos palabras de aliento (Hageo
2:10-19).
Ese mismo día, el profeta pronunciaba el mensaje en el que Zorobabel aparece como
tipo del Príncipe de paz que ha de venir, y quien ejecutará, en su aparecimiento, los juicios
sobre las naciones (Hageo 2:20-23).

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CONCLUSION
El Libro de Hageo llama la atención sobre problemas comunes que la mayoría de la
gente enfrenta aún en nuestros días. Hageo nos cuestiona acerca de: 1) examinar nuestras
prioridades, para ver si estamos más interesados en nuestros propios placeres que en hacer la
obra de Dios; 2) a rechazar una actitud derrotista cuando nos enfrentamos a la oposición o a
circunstancias desalentadoras; 3) a confesar nuestras faltas y buscar vivir vidas santas ante
Dios; 4) a actuar valientemente por Dios, porque tenemos la seguridad de que Él está con
nosotros siempre, y tiene pleno control de nuestras circunstancias; y, 5) a descansar seguros
en las manos de Dios, sabiendo que Él nos bendecirá abundantemente, mientras le sirvamos
fielmente.

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