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Juan 15:5
tentaciones, más luchas, más presión, y más expuesto, por el hecho de ser un
ministro. Y eso no es todo, pues del ministro se espera que refleje más el carácter
de Jesús que los cristianos a quienes ministra. Por eso Charles Spurgeon decía:
“Ora más que los cristianos comunes, de lo contrario estaría incapacitado para
el desempeño de la tarea que ha emprendido”2.
Ante la cita del príncipe de los predicadores, es justo preguntar: ¿Por qué
entonces hoy nos preocupamos más por enseñar a un hombre doctrina en vez
de a orar? Obviamente la doctrina es básica para el ministro, pero no lo es todo.
Josué Barrios dice en un artículo que la oración sirve para bajar lo que se tiene
en la mente al corazón3. Y puesto que la predicación es más que la comunicación
de información, la falta de oración hace que la predicación no se cumpla en su
definición completa.
“La otra cosa necesaria para predicar con afecto es una vida íntima de oración
que sea profunda y rica. Si tu corazón no se dedica habitualmente a alabar y
arrepentirse, si no estás de continúo sorprendido por la gracia de Dios cuando
estás solo, es imposible que esto pueda suceder en público. No tocarás los
corazones porque tu propio corazón no ha sido tocado.”
2
Charles Spurgeon – Discursos a mis Estudiantes
3
https://josuebarrios.com/aprender-a-orar/
La audiencia de aquellos que escuchan al ministro que predica pero que no ora
crecerá lentamente, y el ministro verá pocos resultados en el carácter de quienes
ministra.
El problema más grande con los ministros que no oran, es que su predicación y
enseñanza solo llegaran a la mente, y no a los afectos. Solo será un transmisor
de información, más no de la belleza de Cristo. Y para que la predicación se
cumpla como tal, debe existir ambas cosas: “lógica” y “llamas”. Ahora es más
fácil entender porque el príncipe de los predicadores decía lo que decía. Todo lo
que es el ministro en su vida de oración, lo será en la predicación.
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Timothy Keller – La Oración
responderán positivamente al ministerio que se desarrolla. Pero sí quiere decir
que, cuando los cristianos respondan positivamente al ministerio que el siervo
de Dios desarrolla, no será sin oración. Para decirlo de otra forma: Si bien es
posible orar, por ejemplo, para que el día domingo en la predicación los
creyentes respondan de manera práctica y no ver respuesta alguna, es imposible
esperar respuesta de los cristianos a la predicación sin oración de intercesión.
5. ¿De qué manera puede luchar el ministro con la falta de oración?
Por todo lo dicho hasta el momento, es claro que es peligroso que un ministro
no tenga una vida de oración, ya sea para su propia vida espiritual como para el
ministerio que realiza. Por eso, es necesario respondernos está pregunta: ¿De
qué manera puede luchar el ministro con la falta de oración? Si la oración es tan
importante para el ministro, entonces responder esta pregunta es igual de
importante. A continuación, respondo esta pregunta en cinco puntos:
Planifica
Para cualquier actividad importante se requiere planificación, más aún
cuando el ministro tiene tantas labores por realizar. De no planificar su
vida de oración, pronto se verá consumido por el activismo.
John Piper hace una excelente aclaración en cuanto a esto, que vale la
pena citar pese a su extensión:
Organizar prioridades
Uno de los grandes impedimentos para orar es que muchas veces no se
toma la oración con la debida seriedad. Hay muchas cosas tratan de
distraernos de esta disciplina espiritual tan importante. Es por eso, que
la oración debe ser una prioridad en la vida del ministro. A veces deberá
rechazar ciertos compromisos con tal de pasar tiempo en oración secreta
con Dios.
Tener un tiempo de retiro cada cierto tiempo
Ésta sin duda es una manera en la cual muchos ministros usados por Dios
lo han practicado. Y creo que hoy, en medio de una cultura donde casi ya
nadie sabe lo que es pasar un día en “silencio”, buscando a Dios y nada
más, puede ser muy reconfortante y de bendición para el ministro.
Orar de a pocos
La falta de oración en el ministro es algo real, y por lo general, el ministro
sabe que debe orar más. Sin embargo, cuando lo intenta, se encuentra
desanimado por el poco tiempo que es capaz de orar. Esto es así debido
a que mientras menos oremos, más difícil se no será a orar. Pero también
es verdad lo contrario: mientras más oremos, más fácil será orar. Es por
eso que sugiero que aquellos que se frustran con tener una vida rica y
extensa de oración, si no la han tenido o han perdido el hábito, puedan
empezar de a pocos. El primer día pueden orar 10 minutos, el segundo
20, y el tercer y cuarto día medía hora. Así poco a poco se irá haciendo la
oración cada vez más sencilla.
Meditar en el evangelio
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John Piper – Sed de Dios
ministros. Una de las mayores motivaciones para orar se encuentra en el
evangelio de Jesucristo. Es de gran ánimo y motivación saber que por
Jesucristo siempre somos bienvenidos en el trono de la gracia.
BIBLIOGRAFÍA: