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POEMA A COCACHOS Y hoy, parado en una esquina

APRENDI lloro el tiempo que perdí:


- Nicomedes Santa Cruz - los otros niños de allí
alcanzaron nombre egregio.
A cocachos aprendí Yo no aproveché el Colegio
mi labor de colegial del barrio donde nací…
en el Colegio Fiscal
del barrio donde nací.
POEMA AMOR ETERNO
Tener primaria completa - Gustavo Adolfo Bécquer -
era raro en mi niñez
(nos sentábamos de a tres Podrá nublarse el sol eternamente;
en una sola carpeta). podrá secarse en un instante el mar;
Yo creo que la palmeta podrá romperse el eje de la tierra
la inventaron para mí, como un débil cristal.
de la vez que una rompí
me apodaron ?mano ‘e fierro?, ¡Todo sucederá! Podrá la muerte
y por ser tan mataperro cubrirme con su fúnebre crespón;
a cocachos aprendí. pero jamás en mi podrá apagarse
la llama de tu amor.
Juguetón de nacimiento,
por dedicarme al recreo POEMA EL ULTIMO ADIOS
- Mariano Melgar -
sacaba Diez en Aseo
y Once en Aprovechamiento.
Si dos con el alma
De la Conducta ni cuento
Se amaron en vida
pues, para colmo de mal
Y al fin el destino
era mi voz general
Separó a los dos
?¡chócala pa la salida!?
dejando a veces perdida Ya ves que es tan honda
mi labor de colegial. la pena sentida
Que nada hay más triste
¡Campeón en lingo y bolero! que el ultimo adiós.
¡Rey del trompo con huaraca!
¡Mago haciéndome ?la vaca? En esa palabra
y en bolitas, el primero…! que leve murmura
En Aritmética, Cero. Y en ese gemido
En Geografía, igual. que lanzan los dos
Doce en examen oral,
Trece en examen escrito. Adiós mi adorada
Si no me ?soplan? repito mi fiel compañera
en el Colegio Fiscal. Ya no volveremos
a vernos los dos.
Con esa nota mezquina
terminé mi Quinto al tranco, Ni verse prometen
tiré el guardapolvo blanco ni amarse se juran
(de costalitos de harina). Y en ella se dicen
para siempre adiós.
de tu cuerpo a mi cuerpo con
POEMA LOS HERALDOS NEGROS vergüenza.
- Cesar Vallejo -
¿Cómo quejarme de mis pies cansados
Hay golpes en la vida, tan cuando veo los tuyos destrozados?
fuertes... ¡Yo no sé! ¿Cómo mostrarte mis manos vacías,
Golpes como del odio de Dios; cuando las tuyas están llenas de
como si ante ellos, heridas?
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma... ¿Cómo explicarte a ti mi soledad,
¡Yo no sé! cuando en la Cruz alzado y sólo estás?
¿Cómo explicarte que no tengo amor,
Son pocos; pero son... cuando tienes rasgado el corazón?
Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más Ahora ya no me acuerdo de nada,
fuerte. huyeron de mí todas las dolencias.
Serán tal vez los potros de El ímpetu del ruego que traía
bárbaros Atilas; se me ahoga en la boca pedigüeña.
o lo heraldos negros que nos manda la
Muerte. Y sólo pido, no pedirte nada,
estar aquí, junto a tu imagen muerta,
Son las caídas hondas ir aprendiendo que el dolor es sólo
de los Cristos del alma, la llave santa de tu santa puerta.
de alguna fe adorable que el
Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos
son las crepitaciones de algún pan
que en la puerta del horno se nos
quema.

Y el hombre... Pobre... ¡pobre! Vuelve


los ojos,
como cuando por sobre el hombro
nos dan una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido se
empoza,
como charco de culpa, en la mirada.

Hay golpes en la vida,


tan fuertes... ¡Yo no sé!

POEMA AL CRISTO DEL CALVARIO


- Gabriela Mistral -

En esta tarde, Cristo del Calvario,


vine a rogarte por mi carne enferma;
pero al verte, mis ojos van y vienen

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