Ante la influencia cada vez más evidente de situaciones que comprometen el
buen nombre y el buen actuar de los ingenieros, los profesionales de las diferentes ramas de la ingeniería necesitan de un código ético implantado desde la academia, que permita garantizar la tranquilidad de sus clientes y de sus empresas, demostrando así una mejor imagen y reputación profesional. En esta temática existen 2 términos muy importantes, que todo profesional que actué de manera correcta debería conocer, se trata de Moral y Ética. La moral está estrechamente relacionada con el concepto de confianza y Fernando Savater lo define como “el conjunto de principios y normas que se aceptan en una sociedad, conglomerado u organización, bien sea en forma natural o convencional”. Y la ética que está relacionada con Libertad y se define como “La disposición personal, intransferible e insustituible de cada miembro del conglomerado humano de cumplir o no cumplir las normas de la moral”. Desde sus inicios en la Escuela Nacional de Minas, su rector Tulio Ospina tenia clara que la formación de estudiantes que a primera vista pareciera una formación netamente científica, era más bien una formación moral en donde no se comprometía a dar a la nación hombres sabios, sino hombres laboriosos y honrados. Hoy en día existe el COPNIA (CODIGO DE ETICA DE INGENIERO EN COLOMBIA) y la ley 842 de 2003, que da a conocer los principios para ejercer esta profesión con dignidad e integridad. Donde además se estructuran deberes y prohibiciones de la ingeniería en Colombia. Dichos esfuerzos institucionales y gubernamentales, deben considerarse como un acierto para sus profesionales y como un beneficio para la sociedad. Sin embargo, el excesivo énfasis de lo económico sobre lo ético diluye la reflexión sobre el futuro sus obras y las consecuencias de sus servicios en la sociedad Por ello, la ética del ingeniero debe iniciar por entregar y ejemplarizar una nueva cultura profesional como modelo para las nuevas generaciones, ratificando el compromiso de los mismos, orientando su actuación hacia valores como responsabilidad, integridad, liderazgo, honestidad, y bienestar, entre otros. fomentando en comunidades y gremios de ingeniería, para irradiarlo a las universidades.
En consecuencia, se puede decir que la ausencia de una cultura ética en el
ingeniero no solo entorpece su desarrollo profesional, sino que sus repercusiones afectan a las personas que le rodean desde sus círculos más cercanos como son su familia, su empresa y hasta la sociedad. Por ello hoy en día es importante la reflexión ética en la formación profesional y en los sistemas educativos, laboral y gremial, que garantice y contribuya a construir una mejor sociedad y así un mejor país.
Referencias. Savater, F. (1991). Ética para Amador. 1st ed. Barcelona. Jiménez Muñoz, H. (1999). La Ética Y La Calidad En La Ingeniería Colombiana. Revista de Ingeniería, 0(11), p.9.
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