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SU NOMBRE COMPLETO
Presentado a:
UNIVERSIDAD DE PAMPLONA
LICENCIATURA EN
PAMPLONA, 2019
ACTIVIDAD CURSO DE PRODUCCIÓN TEXTUAL
Esa mujer, con escaso primero primaria, nos obligaba a aprendernos el ABC,
en sus tiempos libres en casa, cuando terminaba temprano la venta de
pescado, le gustaba revisarles los cuadernos a mis hermanos, yo por ser la
mayor me tocaba ayudarles con sus tareas. Mi madre siempre decía: estudien
que el estudio es lo único que le puedo dejar de herencia. Si quieren llegar
lejos tienen que estudiar, para que no se queden brutos como su mama que
ni leer ni descubrir sabe. Mi mamita, en medio de su ignorancia sabía que el
estudio era importante, que el estudio era un tesoro valioso.
El primer día de trabajo sola, sin la compañía de mi madre, no fue fácil, pues
tan solo era una niña, en la plaza de mercado había hombre grosero, guaches,
irrespetuosos, propasados con las mujeres. Sin embargo, mi madre siempre
me decía donde una mujer se hace respetar no necesita exigir respeto, el
respeto mija no se exige se gana. Por ello aprendí a defenderme sola. Ese
primer día no tuve mucho éxito, no logre vender todo el pescado, en pocas
palabras no cumplí con las metas que mi mamá se proponía siempre. Cuando
llegue a la casa mi madre lo primero que me pregunto fue: como le fue, yo le
respondí mal, no vendí todo el pescado, a lo que ella me dijo: no le estoy
preguntando si vendió todo el pescado, le estoy preguntando como le fue, yo
un poco grosera le indique como quiere le responda entonces. Me sorprendió
la respuesta de mi madre: siempre di me fue bien, porque llegué bien, no me
paso nada malo. Hoy no se vendió mañana se venderá, cada día llega con una
nueva esperanza y una nueva ilusión.
Mi madre, una mujer con escasa primaria y tenía una sabiduría increíble, a
pesar de su carácter, de su temple, era comprensiva, humilde y amorosa con
sus hijos. Esta señora CARMENZA XXXXX, así se llamaba mi madre (0jo o se
llama si aun esta viva), inculcó en mi en verdadero amor.
Una mañana, recuerdo tanto, era un domingo, llovía a cantaros, como decimos
en la costa, un palo de agua bravo, empezó a llover desde las dos de la
madrugada, el solo pensar que era domingo, que cuatro años atrás me daba
el lujo de dormir hasta tarde porque no había que madrugar, que mi mama era
la que se levantaba para ir a trabajar. Ese día con lágrimas en los ojos, mirada
melancólica me mire al espejo, un pedazo de espejo que era el recuerdo de
uno grande que se había partido y nos quedamos con ese para poder tener en
que mirarnos. Esa mañana vi en ese espejo a una mujer, que aunque siendo
a un niña, pues ya tenía los 16 años, era una fracasada, hundida en la pobreza,
una simple vendedora de pescado.
Espere que acampara un poco, salí de la casa un poco tarde, no camine sino
corrí para no quedarme sin pescado, llegue ofuscada, no quería saber de
pescado ni de nada de mi tormentosa vida. Sin embargo, ese día llego un
cliente y me dijo que tiene la veo triste, le respondí cosas que pasan, me dijo
a tiene lo que llegan las mujeres cada mes, le dije no sea imbécil, acaso es lo
único que puede molestar a una mujer, el señor dijo grosera y se fue, no sin
antes decirme, niña al mal tiempo buena cara.
Así paso un tiempo, tres años después, cuando tenía mis 18 años recibí mi
grado como bachiller, ese día fue el mejor día de mi vida por dos razones: mi
madre volvía a tomar las riendas de la venta de pescado y recibía mi título de
bachillerato. Mi madre con lágrimas en los ojos me dijo: hija busca un mejor
futuro para ti, ya lograste esto ahora consigue un trabajo y sigue estudiando,
no olvides el mejor tesoro es el estudio.
Fueron tiempos difíciles los que vinieron después de graduarme, dure mas de
un año buscando trabajo, cuando logre encontrarlo como secretaria en una
empresa de lácteos, lo primero que me dijeron a los quince días de esta
trabajando fue tú no eres buena como secretaria. Al mes me toco renunciar,
conseguí un trabajo en un almacén de ropa, igual que el trabajo anterior la
dueña me dijo tu no eres buena para esto, no sirves como vendedora, me
dieron trabajo en una frutería, a los dos meses me echaron que porque no era
buena como vendedora. Así sucesivamente dure más de cuatro años, hasta
que un día decidí decirle a mi madre que yo quería seguir vendiendo pescado,
pero ella no aceptó que yo trabajara con ella, ella prefirió utilizar unos ahorro y
darme un plante para que yo trabajara en la misma plaza pero no al lado de
ella sino retirada, ahí con lo poco que ganaba empecé trabajar duro, ahorre lo
más que pude y empecé a estudiar administración de empresas, tuve una
crisis económica y me toco retirarme de la universidad ;sin embargo conocí a
un hombre maravilloso del cual me enamore, me salí a vivir con el, nos
venimos a vivir a la ciudad de Cúcuta, en Cúcuta conseguí un trabajo en una
fuente de soda, y retome mis estudios en administración de empresas en la
Universidad Remintong, me gradué con honores y decidí escribir mi libro sobre
“la inteligencia emocional como eje innovador en las empresas”. De igual
forma decidí en este discurso brindarle un merecido honor a la persona más
importante de mi vida a mi madre.