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La psicología social es todavía una ciencia poco


conocida y estudiada. Constituye la base de numerosas
prácticas (sondeos, grupos de formación
y de creatividad, publicidad) y de fenómenos
\.:,
1
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C'CS
. c.,
lJHU1HI Psicología social, 11
Pensamiento y vida social
que van desde la innovación hasta las comunicaciones o
de masas, del racismo a las representaciones sociales. en Psicología social y problemas sociales
La presente obra se dirige a los estudiantes universitarios ,C'CS
de psicología, sociología y ciencias de la educación. o,
Pero no solamente a ellos. Todo indica que la enseñanza o S.Moscovici
en ciencias políticas, economía y filosofía, así como
la formación de educadores, trabajadores sociales
oc.,
y animadores culturales exige igualmente la contribución
de la psicología social. i; 1
ü5
CL
Cognición
Afin de hacer accesibles af lector las investigaciones ydesarrollo humano
y nociones de la psicología -social, cada capítulo
comienza definiendo un fenómeno principal.
"c., Paidós
">
Acontinuación viene una exposición de las teorías
y de los hechos sobre los que se basan. Por último,
o
(.)
se hace un balance de las conclusiones en
alas que han llegado las investigaciones actuales. Para o
facilitar su lectura, en el texto se han incluido numerosas ~
•.-· figuras y tablas de resultados. (/)
· liara comprender kl presente obra no se requiere ning1ln
conocimiento previo dé psicología social; basta
con familiarizarse con el lenguaje y los métodos para
disponer de un instrumento de trabajo, iQdividual
o colectivo, de primecorden.

·El-presente volumen II se centra en las representaciones


sociales, la constitución del pensamiento social
·y de los sistemas de creencias, a la vez que aporta
una amplia información sobre las aplicaciones
de la p,sicología social.
Serge Moscovici, Director de Estudios en la Escuelá --..:;, 1\
-...l¡,. .
de Altos Estudios en Ciencias Sociales (París) y Director •. T~RN A4-7509-343-4
. del Laboratorio Europeo de Psicología Social (Parls),
ha desempeñado un papel de primerísimo plarío •'11
?Q2 ;1
en el desarrollo de la psicología social europea,
contribuyendo con sus numerosas investigaciones
ypublicaciones a suscitar nuevas perspectivas Iteórica:, ·
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Biblioteca COGNICIÓN Y DESARROLLO HUMANO / 2 SERGE MOSCOVICI
Colección dirigida por César Coll (École des Hautes Études en Sciences Sociales, París)

PSICOLOGIA SOCIAL, 11
• Pensamiento y vida social
• Psicología social y problemas sociales

Coautores:

Michael Billig
Títulos publicados: Jean-Pierre Deconchy
Robert M. Farr
1. S. Moscovici - Psicología social, vol. 1 Michel Gilly
2. S. Moscovici - Psicología social, vol. 2 Carl F. Graumann
3. J. Bruner - El habla del niño Miles Hewstone
4. S. A. Hampson - La construcción de la personalidad Jos Jaspars
5. D. A. Norman - Perspectivas de la ciencia cognitiva Denise Jodelet
7. R. Schank y R. Abelson - Guiones, planes, metas y entendimiento Lenelis Kruse
8. R. J. Sternberg - Inteligencia humana, l. La naturaleza de la inteligencia y su medición
9. R. J. Sternberg - Inteligencia humana, 11. Cognición, personalidad e inteligencia
Gabriel Mugny
10. R. J. Sternberg - Inteligencia humana, 111. Sociedad, cultura e inteligencia Henri Paicheler
11. R. J. Sternberg - Inteligencia humana, 111. Evolución y desarrollo de la inteligencia Stamos Papastomou
12. R. E. Mayer - Pensamiento, resolución de problemas y cognición Bernard Rimé
13. R. Case O El desarrollo intelectual: del nacimiento a la edad madura Michel-Louis. Rouquette
16. M. J. Mahoney y A. Freeman - Cognición y psicoterapia
17. J. V. Wertsch - Vygotsky y la formación social de la mente
18. J. Dewey - Cómo pensamos
19. R. Harre, D. Clarke y N. De Cario - Motivos y mecanismos
20. J. Bruner y H. Haste - La elaboración del sentido
22. M. Wertheirner - El pensamiento productivo
23. J. Lave - La cognición en la práctica
24. D. Middleton y D. Edwards- Memoria compartida.
25. M. Hewstone - La atribución causal
26. D. Cohen y S. A. Mackeith - El desarrollo de la imaginación
27. B. Rogoff - Aprendices del pensamiento
28. J. Pemer - Comprender la mente representacional
30. L. Vygotsky - Pensamiento y lenguaje
31. J. A. Fodor - El olmo y el experto
32. B. lnhelcler y G. Cellérier - Los senderos de los descubrimientos del niño
33. M. C. Wittrock y E. L. Baker - Test y cognición
34. H. P. Das y otros - Planificación cognitiva
35. A. Clark - Estar ahí
36. W. Frawley - Vygotsky y la ciencia cognitiva
37. A. Kozulin - Instrumentos psicológicos
38. E. Wenger - Comunidades de práctica
39. N. Mercer - Palabras y mentes
40. D. P. Ausubel - Adquisición y retención del conocimiento Barcelona 1:~!,}2.2x§ ~,

' ~ ,..
.,

Título original: Psychologie Socia/e


·t Indice
Publicado en francés por Presses Universitaires de Franca, París, 1984
r (Volumen 1)
Traducción de Davitl Rosenbaum 1
1
Supervisión de Tomás lbáí'lez

Cubierta de Ferran Cartes t Prólogo a la edición cspaiiola 11


Tom4s IbáBe% Gracia
00 ~ lf.
Introducción
Serge Moscovid
17
'\)15
\J,.J
¡!'t ,Primera parte
G. j,3
\ l
~
INFLUENCIA Y CAMBIO DE ACTITIJDES
i
t l. CONFORMIDAD Y OBEDIENCIA . 41
C.OBIUAZ John M. Levine y Mark A. Pavelchak ·

'fs:c, \1.t ,,F t_ J; ;p~"¡ tj~~-~\(_j, \ .. :::,}(~~ trt\ A. La conformidad 44


1

a. Las primeras investigaciones IObrc la oonformidad


1·~ h. Factores que influyen IObrc la oonformidad
c. .Anilisis teóric:o de la oonformidad

B. La obediencia 62
a. Las investigaciones 80brc la obe«Ueoa,
h. El anilisis teóric:o de la obediencia
C. Las consecuencias de la conformidad y de la obediencia 67
2. INNOVACION E INFLUENCIA DE LAS MINORIAS 71
Machteld Doms y Serge Moscovid
Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los tttulares del «Copyright•, bajo las A. Introducción 71
sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier método o
procedimiento, comprendidos la reprogrefla y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares
B. Los rasgos específicos de la innovación 75
de ella mediante alquiler o préstamo públicos. C. Innovación y creación de conflictos . 80
D. Los estilos de comportamiento de las minorías 86
E. ¿Qué es lo que facilita o frena la influencia de una minoría? 94
«:>
1984, Presses Universitaires de Franca
© 1986 de todas las ediciones en castellano, F. La influencia de las minorías y las normas sociales . 105
Ediciones Paidós Ibérica, S. A., G. Conclusión
Mariano Cubí, 92 - 08021 Barcelona 113
y Editorial Paidós, SAICF,
Defensa, 599 - Buenos Aires
http://www.paidos.com
3. EL CAMBIO DE ACTITIJD 117
Germaine de Montmollin
ISBN: 84-7509-343-4
ISBN: 84-7509-344-2 (obra completa)
Depósito legal: B-40.115/2002 A. Introducción 117
Impreso en Hurope, S.L.,
Lima, 3 - 08030 Barcelona ,. El problema de la naturaleza de lu actitudes
h. Los factores del cambio de actitud
Impreso en Espaí'la - Printed in Spain

.... V 8170
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.Ni JI!'!• L+.;;.,~ OP 44 ; ; ; i UWGCAl!.P µ;n.¡.: 4 .. A,P,JQ 4 @ 4Jl 1 ;¡:;p, ¡;;.¡;¡;;>4 P¼ 4 M.i W ..... ,._,,....,...,,~,.,,
Indice 1 389
368 1 Palcologla aoc:lal

122 Segunda parte


B. La fuente .
•• Cn,dil,i]idad de la fuente INDIVIDUOS Y GRUPOS
b. La atracddo ejercida por la fuente
c. lJmites de los efectos de los factores reJaciooadol tl00 la fuente
d. Los factores de la fuente en la etapa del proc:ao de c:ambio
,. LAS RELACIONES INTIMAS
Sharon S. Brehm
211

133 A. El intercambio social: una perspectiva mercantil del amor . 211


c. El mensaje
B. La inversión, la equidad y la disonancia: la importancia de
a. La fmma del meoiajc
mcootcnido del IDCDl9ÍC
lo que brindamos a los denw . 214
b.
C. Los factores del IDCDl9jC en la etapa del proc:aC> de cambio c. Pero, ¿qué es esa cosa llamada amor? . 218
D. Tanto en d sexo, como en el amor y en el matrimonio ne-
D. El receptor
147 cesitamos comunicamos . 221
E. Los celos . 22,
a. Los cstado$ o disposiciones estables del ieceptm
b. Los estados o disposiciones temporales del ieceptm F. El conflicto y la disolución: el final de la relación . 229
c. Los factorCS del receptor en la etapas del proceso de cambio G. Resumen 236
El cambio de actitud: ¿realidad o ilusión? 163 6. LA CREATIVIDAD DE LOS GRUPOS 237
E. 168
F. A manera de conclusión ]ean-ClauJe Abric
a. Los factores del cambio de actitud A. Introducción 237
b. Las tcorfas del cambio de actitud B. Efectos de grupo espedficos 238
c. De la naturaleza de la actitudes
a. El grupo favorece el cambio
b. m grupo favorece 1a toma de ricagoa
11, c. Heterogeneidad del grupo y acatividad
4. CONFORMIDAD SIMULADA Y CONVERSION
Genevieve Paicheler y Serge Moscovici c. Estilos de lidemzgo y creativichld . 241
177 D. Minoría activa y creatividad de los grupos 243
A. Los límites de la conformidad 246
E. Tarea y creati¾dad de los grupos
a. Interioridad o cm:rioridad a. .Adecuación modelo de la tatca-rccl de c:omunicad6n: Flament
b. Contra toda evldcnda (196,)
c. Desagradar o complacer b. .Adccuaci6n naturalcu de la tarca-CBtructUr del grupo
18, c. Adccuaci6n naturalcu de la tatca-Cltructura IOCÍlll
B. Complacencia o innovación
d. .Adecuación representación de la tarea-naturaleza de la tarea
a. Efectos scomdarlos de la influcoda minoritaria
b. Influencias mayoritarias e influencias minoritariu F. Evaluación, competencia y creatividad de los grupos 2,2
G. Métodos y técnicas de creatividad en grupo 2,4
190
c. La conversión: influencia latente o influencia indirecta
.. El bninstmming y lu tmJicaa derivadas
a. El efecto amsecutivo _minoritario b. Laainá:tica
b. Confirmsción c. El amliais morfoldgico
d. Los m6todoa «cUoiC01•
195
D. Hacia una explicación: la identificación minoritaria imposible
H. Conclusiones . 2,9
a. El temor a la difcrcnda
b. La clirniosdón de la rcsistcnc:ias a la ideotificaci6n minoritaria: 7. LAS DECISIONES EN GRUPO 261
la privaci6o IICll80tial Willem Doise y Serge Moscovici
c. Proximidad de la minorfa
d. La influencia de efecto tetardado A. Decisiones de los individuos y decisiones de los grupos . 261
E. Epílogo 207 .. Todos JIOIOttCa / miembros de UD grupo
370 1 Palcologla aoclal

b. Dc:daianes individuales y deciaiOOCI c:o1ectivu Indice


c. El penunrieotn ¡mpal (Volumen 11)
B. El dilema: cambiar o no cambiar . 265
a. Efecto de D011Dalivd6o y cfec:to d,, polariacido
b. El fendmeno de poltrizaddo
C. Decisiones, discusiones y cambios . . . 271
D. ¿Qué facilita y qué impide el conflicto en un grupo? 274
a. Rdacianes formales y ze1acioDell infonnaJca
b. Lajcrarqufa
277 Tercera parte
E. Conclusi6n

8. PROCFSOS DE GRUPO Y JURADOS: LOS ESTAOOS UNI- PENSAMIENTO Y VIDA SOCIAL


279
DOS Y FRANCIA .
Charlan J. Nemetb
10. LA EPISTEMOLOGIA DEL SENTIDO COMUN.
A. Contexto bist6rico . 280 De la pcrcepci6n al conocimiento del otro 379
B. Partidarios y Adversarios del sistema de jurado . 282 Henri Paicheler
C. C6mo toman· sus decisiones los jurados . 285

a. Los dementos de una buena toma de decimn A. Introducci6n 379


b.
c.
Los peligros de la confmmidad
La aportaci6n de los puntos de vista miooriuriol a. Elcenificación del problema
..J
d. El problema de la difercndas de status b. An'1is.is del problema
e. ¿Jueces o miembrol del jurado?
f. La forma del jurado B. Del efecto de halo a la noci6n de teoría implícita de la
g. La c:ueati6n del n-ómm> de miemmol del juNdo personalidad . 385
h. El papel de 1t unanimidad
a. Percepción de los rostros y relaciones entre rasgos atribuidos
D. El instrumento de una justicia democritica 302 b. El modelo de la totalidad
c. La impresión: ¿fin o medio?
__./ 307 d. A la búsqueda de la estructura de la impresión
9. LAS RELACIONES ENTRE GRUPOS
e. La persona: ¿conjunto de rasgos o tipo?
WiUem Doise
A. Introducci6n ' 307 C. De la descripci6n de los procesos a su explicaci6n . 395
B. Ll acentuaci6n de loa contrastes en la percepción . 308
309 a. Teorfas implicitas y aprendizaje
C. El estudio experimental de los · estereotipos sociales b. El modelo cognitivo
D. El cruce de las pertenencias categoriales 315
E. La categorizaci6n en actos . . 318 D. · De la noci6n social de persona a su rcpresentaci6n 398
F. Identidad e incomparabilidad sociales 321
G. Identidades individuales y colectivas . 323 a. Historia de la noción de persona
326 b. La representaci6n social del otro
H. Conflictos y negociaciones intergrupales
l. Ptoyecci6n 328
E. Los modelos de la representaci6n social de la persona «en
acci6ni. 402
Bíbliograffa 333


.PMWJ ;µ
372 1 Psicología social Indice 1 373

a. Teorías implícitas y personólogos A. Estructuras, sistemas y «neutralización» del enunciado de


b. Estudio diacrónico de la representación de la persona ideal
las creencias 443
c. De la inteligencia a la creatividad
d. Morfopsicología ingenua y representación del cuerpo
a. Adorno y la «personalidad autoritaria»: una psicología
e. Fisonomía, religión e iconografía
b. Rokeach y el «dogmatismo»: una psicología y una sociología
c. La «ortodoxia ideológica»: una psicología social
F. Conclusión 413
B. Análisis de un comportamiento y puesta'·de manifiesto de
un'cl «creencia» 458
11. LA TEORIA DE LA ATRIBUCION 415
]os Jaspars y Miles Hewstone a. La creencia en «la justicia del mundo»
b. El encantamiento de lo real
A. Percepción de la persona y teoría de la atribución 415
B. Cuatro teorías ,principales 418
a. La teoría de Heider del «Análisis ingenuo de la acción»
13. LA REPRESENTACION SOCIAL: FENOMENOS, CONCEP-/
·b. La teoría de la «Inferencia correspondiente» de Jones y Davis TO Y TEORIA 469
c. Las teorías de la «Covarianza y de la configuración» de Kelley Denise Jodelet
d·. La teoría de las atribuciones para «el éxito y el fracaso» de
·weiner· Introducción 469
e. Resumen
A. De los fenómenos representativos a la noción de repre-
C. Desarrollos recientes y cuestiones claves en respuesta a las sentación social 470
teorías principales . 427 B. Elementos para acotar la noción de representación social 475
a. ¿Cuándo se realizan las atribuciones? C. Construir lo real, encarnar el pensamiento 480
b. Las causas o las razones comb explicaciones: ¿por qué? o ¿por
qué razón? a. La objetivización: lo social en la representación
c. ¿Ha ignorado la teoría de la atribución la dimensión social? b. El anclaje: la representación en lo social
d. Los determinantes de la atribución: ¿el conocimi~ «frío»
o la motivación «caliente»? D. Conclusión 494
e. Resumen

D. Las dimensiones sociales de la atribución 432


14. LAS REPRESENTACIONES SOCIALES
/" 495
a. La categorización social Robert M. Farr
b. La influencia social
c. La naturaleza social de lo que se explica A. Representaciones sociales: una introducción . 495
d. Las representaciones sociales
e. Resumen B. Naturaleza y variedades de las representaciones sociales 498
a. Representaciones sociales de salud y enfemiedad, y del cuerpo
E. Conclusiones . /36 humano
b. La representación social de la enfermedad mental
/ c. Representaciones sociales de la infanda ·
y d. Representaciones ~ales_. de la_-vida pT_?fesio_?al _
12. SISTEMAS DE CREENCIAS REPRÉSENTACIONES /
IDEOLOGICAS 439 c. Representaciones sociales: ideas y acciones 503
Jean-Pierre Deconchy D. Sentido común, explicaciones y representaciones 505

~~\9?,AM4MW..\LIJ.Wt%ffllii!;,i¡t¾Pf*,W.M,tll(lt ;u;,:;;o lfW44Q ; •'!'., .QCl ;.; A 74 id .# M ) ; h l $ QW4NP!f#® \$. z;¡ ( 4}44:;;t\l,I.IMM JI 414'.AQA 4 14 íl Q l 3 :µ¡;¡¡;¡¡:
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374 1 Palcologla social . ._. . . . 1 Indice 1 375

1.5. LOS ESTILOS DE COMPORTAMIENTO. y su _REPRESEN-~ Cuarta parte


TACION SOCIAL . . . . . . . . . .. 507
Gabriel Mugny y Stamos Papastamou PSICOLOGIA SOCIAL Y PROBLEMAS SOCIALES

A. Introducción . 507 17. RACISMO, PREJUICIOS Y DISCRIMINACION 575


B. Los estilos de comportamiento 510 Michael Billig
C. La representación de la fuente 517
D. Las normas: entre la objetividad y la originalidad 527 575
A. Introducción .
E. Conclusión 532 B. Etnocentrismo y autoritarismo 580
C. La personalidad y la búsqueda de un chivo expiatorio 584
D. La personalidad y los factores sociales en los prejuicios 589
E. Estereotipos y percepción selectiva . 595
16. LENGUAJE Y COMUNICACION 535
Bernard Rimé
18. PSICOSOCIOLO.GIA DE LA EDUCACION 601
Michel Gilly
Introducción 535

A. Lenguaje y situación social 537 A. Psicología de la educación y psicosociología de la educación 601


B. Clases sociales y éxito escolar . 604
a. Los grados de libertad del locutor
b. Competencias verbales respectivas a. Las constataciones de relaciones
c. Otras dimensiones de la situación social b. A la búsqueda de explicaciones
d. Conclusión
C. Representaciones y educación 610
B. La palabra y el gesto . 545 a. Las percepciones o representaciones recíprocas maestro-alumno
b. De las representaciones del interlocutor a la acción pedag6gica
a. ¿Un lenguaje del cuerpo?
b. Comunicar sin visibilidad recíproca D. Las interacciones en el seno de la clase 618
c. Una experiencia de restricción de movimientos
d. ¿Un efecto de activación general? a. Dos tipos de enfoque
e. Densidad del intercambio verbal b. Acerca de las interacciones maestro-alumnos
f. Gestos y competencias verbales c. A propósito de las interacciones entre pares
g. Conclusión .__, d. Observaciones finales

C. Gestos, representación y comunicación 557 19. LA COMUNICACION DE MASAS 627


a. Actividad analógica y representación
Michel-Louis Rouquette
b. Desciframiento y representación
c. Gestos y desciframiento
d. Los estilos de lenguaje A. Puntos de vista y niveles de análisis 628
e. Los estilos gestuales
f. Un inodelo de los estilos verbo-gestuales a. · Las finalida~
g. Conclusión b~ Los niveles de explicación

M # > F \\ U#t 4!A%~, 44 ,A, Ah i% #4 M G& Z44 t ZZ 44 Qi44 44« R4!At44.44 ;; 45. #
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37¡¡ 1 Psicología social

B. La estructura de las audiendas y el devenir de los men-


sajes . 633

a. La organizaci6n de los públicos


b. La diferenciación de los roles
c. El devenir del mensaje /
1

C. Los sistemas de comunica¿ión 641

a. La difusión
b. La propagación
Tercera parte
c. La propaganda
PENSAMIENTO Y VIDA SOCIAL
20. MASAS, MUCHEDUMBRES Y DENSIDAD 649
Carl F. Graumann y Lenelis Kruse

A. Individuo y masa. Una cuestión contemporánea . 649


B. La experiencia cotidiana de las masas y del hacinamiento . 652
C. Psicología de las masas, de la muchedumbre y de la den-
sidad 654
a. Categorías y dimensiones de la colectividad
b. Masas y muchedumbres en la teoría y la investigación psico-
lógicas
c. La experiencia del hacinamiento

D. El uno y lo múltiple . 676

21. DE LA CIENCIA AL SENTIDO COMUN 679


Serge Moscovici y Miles Hewstone

A. El juego de la ciencia y el juego del sentido común 679


B. El sentido común: conocimiento de primera mano y co-
nocimiento de segunda mano . . . /. . 682
C. La gente que considera a la ciencia com9 un violín de
Ingres 687
D. El reciclaje de la ciencia en tanto que sentido común . 691
E. El pensamiento tnformativo y el pensamiento representa-
tivo . 701
F. Imputar la realidad 703
G. Conclusión: el pensamiento considerado como un entorno . 708

Bibliografía 711

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..., .P $ V it4 t Wk kH UGM!W 4M 4 $ A@1 A@JJ#
'r
10 La epistemología del sentido común
de la percepción al conocimiento del otro

por HENAi PAICHELER

Apenas habría alguien que al ver por primera vez el origi-


nal de este retrato y antes que hubiese dicho una sola palabra,
no se hubiese sentido molesto o importunado de alguna manera
por su sola presencia. Este rostro no podría gustarnos a primera
vista e incluso tampoco llegada a hacerlo si tras reiteradas ob-
servaciones, hubiéramos descubierto que, a pesar de la rudeza
del conjünto, el ojo y la frente podrían anunciar espíritu y ha-
bilidad.

~ i
~1
A. Introducción
1
l a. Escenificación del problema

1 ~ AcTO l. - Jueves, 8 de la noche, toda la banda está reunida, sólo


falta Mariette para que se sienten a la mesa. Todo el mundo se conoce desde

i el instituto y aprecia mucho estos reencuentros periódicos. Tocan a la puerta:


es Mariette, llega tarde,. afortunadamente un amigo aceptó traerla en coche,
etcétera. Mariette presenta a su amigo a los .presentes:· «Luden». Este se


:r
'i~

....,,.. ~":q- 4!QA(,QAA@i400i444J?Z,@ .... ~ ZA a; ::a.raze o J, AW 4M41P P#A? 4'#i¡P ¾ &Q ;;;:; ;;n; p ; e l¼QQ mt . w p:;:;twa:;.¡;w,
380 ¡ Pensamiento y vida social 10. La epistemología del sentido común 1 381

siente inc6modo ante un grupo tan cohesivo. Todo el mundo se dedica a sus satisfechos varios tests, es recibido por el Sr. Cazacabezas para una entrevista;
ocupaciones, Mariette ha desaparecido en la cocina, dejándolo solo; Luden este último es informado de los resultados obtenidos en el test 16 PF: «Ajá»,
se muestra inquieto, finge un gran interés por una funda de disco: siem- dice ajustándose la corbata, «mucha sizotimia y poca afectotimia, muy intro-
pre se siente incómodo en este tipo de situaciones, se sonroja, etc. vertido... cierta tensión energética y mucha emotividad, pero buenas notas
«Quédate a comer, Luden.» «No, no, tengo que hacer ... me están espe- en los factores HARRIA, ALAXIA, PRAXERNIA ... Escuche, joven, usted
rando ... bueno, sólo una copa ... cinco minutos, pero no más.» Se ha roto el no tiene en absoluto la personalidad que corresponde al perfil del puesto de
hielo y se inicia.una animada conversación sobre las próximas elecciones. Lu- vendedor. En cambio, estamos buscando un auxiliar de contabilidad y. creo
den conoce bien el tema y expresa algunas opiniones pertinentes, mostrán- que usted podría realizar esas labores de manera muy satisfactoria».
dose muy sarcástico en su crítica de uno de los candidatos. Encantado por haber encontrado un empleo, Luden se apresura para no
«Bueno, me tengo que ir.» Tras intercambiar algunos apretones de ma- llegar tarde a su «sesión» en la Oficina de Ayuda Psicológica Universitaria.
nos y tirar un plato de galletas, Luden se va. Tras su partida, la conversa-
ción coge nuevos impulsos: ~ ACTO 5. - Viernes, 5 de la tarde. Desde hace algún tiempo, Luden
«Un poco raro, este nuevo amigo de Mariette.» Todo el mundo lo en- es tratado por la señorita Tescucho, psicoterapeuta.
cuentra «tímido», «tenso», «no tiene las cosas claras», pero también lo con- «Siempre me siento incómodo ante un auditorio desconocido, me siento
sideran «inteligente», «sarcás_tico» y «gracioso». torpe y estúpido.»
Paul, un estudiante de psicología que siempre trae a Freud o a Lacan «Sí...»
bajo el brazo, pronuncia su sentencia: «Me siento paralizado por la timidez, aún no me he decidido a hablar
«Completamente reprimido, ese tío d_ebe tener un superego tan grande
como una montaña.»

~ ACTO 2. - Entretanto, Luden se pasea por un bulevar, sin saber


qué hacer esa noche y lamentando no haber aceptado esa invitación.
«Bueno, iré al cine.» Confuso, pidiendo disculpas por las molestias, toma
asiento. En la pantalla, dibujos animados, una pantera rosa se acerca a un
vallado. Algunos trazos del dibujante, algunos movimientos y todo el mundo
se echa a reír, comprendiendo lo que va a suceder. Todo el mundo conoce a
Pinky, la pantera rosa, con su apariencia distraída, extraña, hastiada pero as-
tuta, que encuentra rápidamente .soluciones para los problemas que se le pre-
sentan; además, perversa bajo su disfraz de «no matar ni a una mosca» ...

~ ACTO 3. - Viernes por la mañana, cansada aún de la noche anterior


visita el museo del Louvre en compañía de sus alumnos. En el programa, una
exposición de dibujos de Lebrun, · el célebre pintor de Luis XIV.
Mariette explica: «Lebrun fue uno de los primeros fisonomistas, pues in-
tentó establecer un sistema de tipologías a fin de elaborar una ecuación entre
el aspecto físico y la personalidad; demostró la existencia de tipos humanos ''}
basados en una similitud de la estructura geométrica de los rostros hJllllac · ,1
nos con la morfología de algunas especies animales; ejerció una gran influencia .t
sobre La Fontaine». Los niños ríen ... conocen las fábulas de La Fontaine y t
i
ese rostro leonino denota sin duda una gran voluntad y un apetito de po- •
der ... y aquel con la apariencia tan.-bovina, nadie espera de él rapidez de de- J
cisión, ni una inteligencia viva; un rostro tan plácido no puede ser muy 1
peligroso.
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í
~ ACTO 4. - Viernes, 2 de la tarde. Luden tiene una cita en una em-
presa de selección de personal. Busca un trabajo de tiempo parcial para pagar
1~
sus estudios y ha respondido a una oferta de empleo para vendedores. Una vez FIG. l.

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382 1 Pensamiento y vida social 10. La eplstemologfa del sentido común 1 383

de mis sentimientos con Mariette... tengo miedo de un fracaso... simple- etcétera. Estas informaciones han sido percibidas y, no obstante, tras su par-
mente me comporto CO!llO si fuera un buen amigo ... • tida, cuando hablan de él, no dicen lo que hizo o dijo, sino que utilizan ras-
«Sf... Usted no se siente seguro de si mismo ... • gos abstractos, no observados directamente: no se ve la timidez o la inteli-
«Ayer, por ejemplo, me habría. gustado quedarme con ellos ... , pero no, gencia, sino sus supuestas manifestaciones.
me dominó el plÚÚco.• Señalemos también que estos rasgos que «resumen» gamas de compor-
La señorita Tescucho conoce muy bien el caso de Luden, gracias al
Rorschach y al TAT: tipo de resonancia {ntima, introvertido ... Las respues- tamientos o de actitudes constituyen generalmente caracteristicas estables,
tas K son claramente superiores a las respuestas C. Mañana, 'en la reunión este carácter de estabilidad, aunado a un valor esencia/,mente explicativo (si
de síntesis con el equipo, propondrá que se le aplique una terapia de afir- se amodorra en la silla es porque está incómodo y si está incómodo es porque
mación. es tímido), cumple asimismo una función de previsión: su timidez hace que
los demás esperen que responda de cierta manera ante una situación deter-
Acabamos de conocer a cierto número de actores sociales que, en su acti- minada y, además, ¡existe una manera de comportarse con los tímidos!
vidad cotidiana o profesional, han llegado a una impresión, a un conocimiento Semejante descripción del proceso puede parecer un conjunto de cosas
de otras personas, tras una interacción en ocasiones muy limitada. En la ac- evidentes. Esto sucede con tanta «naturalidad» que no podemos ver cómo
tualidad, el estudio de 'este tipo dé fenómenos es objeto de un gran desarrollo podría ser de otra forma. Más adelante tendremos oportunidad de explicar
en psicología social y los problemas que permiten plantear parecen decisivos que esto quizá no tiene nada de evidente ni de natural. El mecatiismo que
en varios aspectos: conduce de la percepción de los indicios a través de los órganos de los sen-
- Al pertenecer al campo de la percepción del otro, estas investigaciones tidos a una atribución de rasgos abstractos constituye lo que se denomina
podrían haberse conformado con estudiar este tipo de procesos en sí mismos; un proceso de inferencia; los investigadores de la percepción del otro obser-
pei:o pronto resultó evidente que a menos que se considerara que una persona varon rápidamente la analogía entre el proceso cotidiano del sentido común
no es más que un objeto de percepción, como un mueble o una perspectiva, y el procedimiento clínico utilizado en medicina o en psicología (los puntos
la naturaleza misma del objeto (de los individuos o personas en situación social) blancos que aparecen en la garganta permiten diagnosticar una angina, una
podía constituir una vía real que conduciría a una mejor comprensión del respuesta determinada a un cuestionario de personalidad permite concluir una
establecimiento, del funcionamiento de las relaciones interpersonales y de la extraversión). Así pues, podemos hablar de inferencia clínica.
articulación existente entre la estructura social, los comportamientos y las El segundo y tercer actos pueden permitirnos descubrir otras característi-
vivencias individuales. cas de este fenómeno de la percepción del otro. En presencia de rasgos y
- Tras haberse concentrado en el carácter emocional, afectivo de nuestras movimientos sumamente estilizados que representan a la pantera rosa o ante
relaciones con los demás, lo que hizo qúe se concediera una importancia el conjunto de las características de los rostros de Lebrun, los espectadores
excesiva a este tipo de variables en la explicación de los juicios que nos for- también se hacen una impresión inmediata. Por otra parte, comparten la
mamos, los autores actualmente enfatizan fas modalidades de funcionamiento misma impresión y, a menudo, tendrían bastantes dificultades para justifi-
cognitivo que gobiernan la impresión. Por lo que se refiere a: la articulación car las inferencias realizadas. El hecho de que estos procesos sean inconscien-
individual-social, veremos que las diferentes soluciones teóricas propuestas tes y espontáneos y no requieran ningún esfuerzo por parte del sujeto con-
para explicar los procesos de percepción del otro, pueden conducir a concep- tribuye a crear un sentimiento de evidencia; el objeto existe, se trata de una
ciones fundamentalmente diferentes de este problema. \ persona que posee atributos. Este sentimiento es corroborado por la exis-
tencia de un acuerdo entre los espectadores, pues todos ellos vieron lo mismo
y tuvieron la misma impresión.
b. Análisis del problema En el cuarto y quinto actos, Luden se enfrenta a los «profesionales» del
conocimiento del Otro. Ya hemos visto que, para llegar a este conocimiento,
Regresemos a las situaciones sociales de nuestra obra en cinco actos: estos profesionales utilizan el mismo procedimiento: la inferencia clínica. En
Primer acto: ¿qué sucedió tras la partida de Luden? Cada protagonista cambio, lo que a primera vista parece diferenciarlos del hombre de a 'pie es
tenía una impresión de él y la pudo verbalizar eri términos de atributos de la utilización sistemática de teorías de la personalidad que les permiten ex-
personalidad: tímido, indeciso, etc: ¿Cómo se formó esta impresión? Cada plicitar o validar sus reglas de inferencias. Estas últimas responden, además,
uno de los presentes disponía de muy pocas informaciones sobre Luden: al- a una representación de la causalidad que justifica estas inferencias; si Luden
gunos comportamientos, su aspecto físico, el timbre de su voz, el contexto, ha dado muestra de esos comportamientos en el primer acto; esto se debe

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384 1 Pensamiento y vida social 10. La epistemología del sentido común 1 385

a que es «introvertido». El psicólogo puede justificar la evidencia de esta


introversión a través de la presencia de indicios; en su caso, estos últimos B. Del efecto de halo a la noción de teoría implícita
están constituidos por «síntomas» o respuestas a tests de personalidad.
de la personalidad
Pero una teoría de la personalidad no se conforma con definir reglas de
inferencias,· sino que también propone reglas de correspondencia: una per-
sonalidad es concebida como un todo organizado y todos los estudios en
este campo han .consistido, durante muchos años, en buscar regularidades, a. Percepción de los rostros y relaciones entre rasgos atribuidos
en establecer tipqlogías y en poner de relieve, a menudo a través de sofis-
ticados tratamientos estadísticos, los factores y las .dimensiones que ju!itifican
la existencia de una estructura general. ·· Una parte de los resultados de una investigación muy antigua, realizada
¿ Qué fundamento tiene esta diferencia entre psicólogo y perceptor inge- por Brunswik en Alemania antes de la guerra, nos va a permitir familiari-
nuo? ¿No utiliza el hombre de la calle de manera «implícita» reglas de zarnos con el enfoque experimental del procesó de percepción del otro.
organizaciones que establecen correspondencias entre los rasgos atribuidos Este autor emprendió una investigación encaminada a poner de relieve el
y no se refiere también él a modelos, a tipos ideales? tipo de indicios del rostro utilizados para llegar a una impresión de la perso-
La probabilidad de que se describiese al mismo tiempo a Luden como na representada. El empleo de dibujos sumamente esquematizados le permite
una persona tímida y abierta es casi nula y la atribución de rasgos a un variar de manera muy sistemática cierto número de características morfoló-
rostro bovino no carece de relación con el conocimiento de un prototipo gicas del rostro (longitud de la nariz, distancia entre los ojos, altura relativa
de placidez: la vaca. de la boca, etc.). Este procedimiento le permitió demostrar que, ante un
Henos aquí, al final de este análisis sumamente intuitivo del fenómeno, rostro determinado, los sujetos se formaban una impresión idéntica y que
a punto de justificar la elección del título de este capítulo: la epistemología
ésta estaba determinada por la disposición de las diferentes características
del sentido común. Estas dos expresiones pueden parecer contradictorias: el
manipuladas al elaborar el dibujo. De esta forma, el acuerdo constatado po-
término epistemología (etimológicamente, discurso sobre la ciencia) designa
día explicarse por el hecho de que los sujetos utilizaban las mismas reglas
a la disciplina, la rama de la filosofía o de la propia ciencia, según los auto-
res, que intenta explicar las leyes reales de producción de los conocimientos de inferencia (una frente baja corresponde a un individuo de inteligencia
científicos. Diversas escuelas ponen el acento sobre la necesidad de una corta, etc.).
ruptura con las categorías y los sistemas de explicación del sentido común En otra de sus investigaciones más cercana a las condiciones reales de
en la formación de los conceptos científicos. Se denomina corte epistemoló- la construcción de una impresión; Brunswik presenta a estudiantes de psi-
gico al momento en que se constituye una ciencia, «cortando» con su pre- cología una serie de 46 fotos de soldados. La uniformidad del entorno de
historia y su entorno ideológico (Bachelard, 1957). De este modo, resultaría los rostros es constante, lo que le permite eliminar las variables parásitas que
absurdo, desde este punto de vista, pretender que es posible hacer una epis- constituyen indicios como el vestido, la longitud del cabello, etc. A cada
temología del sentido común. No obstante, nos lo permitimos en la medida foto, los estudiantes deben transmitir su impresión concediendo dos notas:
en que, como ya veremos, la psicología social, experimental, ha podido poner una nota sobre la escala de inteligencia y otra sobre la escala de amabilidad.
de manifiesto el efecto de verdaderas «teorías implícitas de la personalidad, Por su parte, Brunswick había evaluado las características psicológicas de los
sobre el funcionamiento cognitivo de los sujetos y sobre sus interacciones\.__
soldados fotografiados y disponía así de dos notas «objetivas» por foto: una
sociales.
nota de inteligencia obtenida mediante un test clásico y una nota de amabi-
En cambio, parece que es posible a su vez plantear interesantes proble-
mas a la propia epistemología a partir del momento en que podamos avan- lidad según la evaluación sociométrica de los camaradas de regimiento que
zar en la comprensión del génesis de las condiciones de realización de estas les conocían desde hacía mucho tiempo.
teorías implícitas y de la relación que estas teorías sostienen con las teorías La utilización sistemática de coeficientes de correlación le permite obte-
«científicas>) de la psicología de la personalidad. ner una vez más los resultados anteriores: en una fotografía determinada
y en un rasgo determinado existe un consenso muy fuerte entre sujetos. Tam-
bién calcula las correlaciones que existen entre las diferentes variables. Los
resultados obtenidos permiten elaborar la siguiente tabla:

..._ UWJM &A,!#A@_ji,. MWMttJ\IUAUX; WWWW,· %4$ PIAQilA®* h&P,d~« qQ;tQQ J.t w ~, 4!#A $ UU449 ;;
386 1 Pensamiento y vida social 10. La eplstemologfa del sentido común 1 387

TABLA l. - Correlaciones entre ¡uicios de la inteligencia (Cli) y de la amabilidad sona adquiere la calidad de sus acciones y aparece fenomenológicamente como
(Ai) y su evaluaci6n en las personas fotografiadas (Clm y Am) causa primera. Este aspecto del fenómeno había sido estudiado en particular
por Heider (1958), pero Asch resalta el hecho de que la impresión que nos
! Clm r = .07 CI/ hacemos de un individuo está sumamente unificada, percibimos la totalidad
de una persona. ¿Cómo se forma esta unidad? Existen dos posibilidades: po-
r=.00 r=.62
demos suponer que la impresión es una simple suma de rasgos. Si hemos
! Am - - - - r = . 2 8 - - - - - A/ _ _J .observado un cierto número de comportamientos y si cada uno de estos com-
portamientos se explica a través de la posesión de un rasgo, la impresión
resultará de la suma de estos rasgos. Este modelo, calificado de aditivo, ha
Al leer esta tabla aparece una clara correlación entre las atribuciones de dado lugar a numerosas investigaciones y a cierto número de variantes. Para
inteligencia y las atribuciones de amabilidad; estos dos rasgos aparecen rela- Asch, guestaltista, este modelo no permite explicar la unidad de la impresión
cionados entre sí en el seno de la impresión y todo parece indicar que los e insiste en el carácter dinámico de la totalidad, en la que cada rasgo obtiene
sujetos pensaban que resulta imposible que una persona sea, al mismo tiem- su significado de la relación que sostiene con los otros rasgos y actúa sobre
po, inteligente y antipática (y ·viceversa). En esa época se interpretaba esa el conjunto de los rasgos (una inteligencia fria y calculadora nos hace pensar
correlación sistemática como la manifestación de un efecto de halo, el carác- en un tipo totalmente diferente de aptitud que una inteligencia alerta y bri-
ter positivo o negativo de un rasgo que se generaliza a otras atribuciones. llante). Desde este punto de vista, en la impresión global, no todos los ras-
El examen del valor de los otros coeficientes permite comprender que, gos tienen la misma importancia, el mismo peso; ciertas características son
por una parte, el consenso existente entre los sujetos no puede basarse en centrales y otras son periféricrJS. La comparación de los resultados de dos de
la «realidad» de las personas percibidas, ya que no existe ninguna correla- sus experiencias nos permitirá ilustrar esta concepción en términos de tota-
ción entre los juicios y la evaluación objetiva de los rasgos, y por la otra, lidad dinámica. En la primera investigación, el experiment'<ldor lee a cada
que este «efecto de halo» no es comprobado en las personas objeto de la uno de los dos grupos experimentales una lista de rasgos que describen
percepción. Diversos resultados de este tipo habían hecho que Newcomb
(19 31) viese en esta relación la manifestación de una especie de «error lógi-
co». Esta experiencia, a pesar de su gran simplicidad y su artificialidad, per- TABLA 11. - Porcenta;es de rasgos elegidos en la «chek-list»
mite plantear los principales problemas a los que tuvieron que enfrentarse en las experiencias de Asch
los investigadores que trabajaban en este campo: 1 / los sujetos funcionaron
como morfopsicólogos ingenuos, utilizando las mismas reglas de inferencia. Experiencia I Experiencia II
2/ Al parecer estas reglas no pudieron ser aprendidas, a través de su prácti- --
ca, de otras personas durante sus experiencias sociales. 3 / También emplean Cordial Frio Amable Brusco
las mismas reglas de correspondencia que estructuran su impresión. ¿Cuál
Generoso 91 8 56 58
es la naturaleza exacta de est'<ls reglas y de dónde provienen?
Sentido del humor 77 13 71 48
Hemos elegido abordar estos procesos a través de un ejemplo sobre, úni-
Sociable 91 38 83 78
camente, dos rasgos y un tipo sumamente particular de indicios. No hace
falta decir que en los procesos intervienen un número infinitamente mayor
de indicios, rasgos y posibilidades de relaciones.
\ 1
Influyente
Carácter controlado
88
77
99
89
94
82
96
77
Honesto 98 94 87 100

b. El modelo de la totalidad
a una persona. El primer grupo de sujetos escucha el siguiente retrato: «in-
Según Asch (1946-1954), percibimos a las personas como individualida- teligente, dotado, trabajador, cordial, decidido, prudente». Para el segundo
des singulares, únicas y a partir de sus diferentes características nos forma- grupo, el retrato es el mismo, excepto que el rasgo «cordial» es reempla-
mos la imagen de un tipo particular. Consideramos que todo comportamiento zado por el rasgo «frío». Los sujetos deben transmitir su impresión eli-
es un efecto producido por una persona autora, causa de dicho comporta- giendo de una lista de adjetivos (la check-list) aquellos que, según su pare-
miento. Cuando acción y persona constituyen una unidad cognitiva, la per- cer, también caracterizan a esta persona. La hipótesis es que los atributos

lff,li4jlil4Jl4P\44ff. wW á ; 4! 1
388 1 Pensamiento y vida social 10. La epistemología del sentido común 1 389

«cordial» y «frío» funcionarán como características centrales y adquirirán un ponen circunscribir la naturaleza de las relaciones entre indicios iniciales y
considerable peso dentro de la totalidad de la impresi6n. rasgos-respuestas. La pregunta que se plantea es. la siguiente: si el sujeto
La segunda experiencia es estrictamente idéntica a la primera, excepto sabe que la otra persona posee una característica determinada o varías ca-
que la variable «cordial-frío» se convierte en «amable-brusco». Examinemos racterísticas, ¿cómo puede inferir la ausencia o presencia de otras caracte-
(tabla II) una selección de respuestas de los sujetos a los rasgos de la check- rísticas? Nos encontramos ante una especie de «lógica», de «teoría», donde
list. la presencia de ciertos rasgos implica la existencia o la ausencia de otros
Los resultados obtenidos demuestran la exactitud de las hipótesis de Asch. rasgos. Bruner y Tagiuri proponen la expresión de teoría implícita de la per-
La pareja de características cordial-frío da pruebas de centralidad y ejerce sonalidad. para explicar la existencia en el perceptor de tendencia, de expec-
una influencia considerablemente mayor sobre la impresión que la pareja tativas generalmente no verbalizadas y no conscientes, consistentes en pre-
amable-brusco, que resulta periférica en el mismo contexto, en el mismo sumir la existencia de una relación entre las diferentes características de la
retrato. persona percibida. Otros autores, Sarbin, Taft y Bailey (1960) hablan de
Multiplicando las experiencias de este tipo, Asch pudo demostrar que sistemas 4,e postulados del perceptor.
el carácter de centralidad era .determinado por una interacción con la totali- Desde este punto de vista (Wishner, 1961), el carácter de centralidad de
1
dad. El rasgo cordial puede, por ejemplo, adquirir un carácter periférico en un rasgo sería secundario en relación con el conjunto de las relaciones exis-
el contexto «obediente, débil, superficial, sin ambición, fútil». tentes entre los rasgos que constituyen la impresión, Estas relaciones pueden
Por su parte, Kelley ( 1950) pudo encontrar los efectos descritos por Asch ser puestas de manifiesto a través de las correlaciones que existen entre las
en una situación de interacción social. Su experiencia consistía en presentar diferentes atribuciones realizadas por los sujetos.
a dos clases diferentes de psicología a un profesor que sólo intervendría du- Este «modelo» de trabajo y el recurso sistemático a análisis estadísticos
rante una conferencia; este profesor era presentado mediante una especie de han permitido un considerable progreso en la comprensión de las modalida-
biografía, en la que se decía que su entorno lo consideraba generalmente des de funcionamiento de las teorías implícitas de la personalidad.
como una persona «cordial, trabajadora», etc. (lista de Asch) para uno de Habida cuenta del gran núm~ro de rasgos que proporciona una lengua,
las clases y «fría» en la otra condición. Tras dar su clase, este nuevo ¿cómo se organiza el conjunto de las correlaciones posibles entre cada pare-
profesor, en realidad un cómplice del experimentador, hacía que los estu- ja de rasgos posibles?
diantes discutieran entre sí durante veinte minutos. Al final de la discusión, Aquí nos conformaremos con dar algunos ejemplos. Igualmente reco-
los sujetos debían transmitir la impresión que tenían de esta persona, median- mendamos al lector que consulte un manual especializado en estadística.
te la check-list. Esta impresión estaba determinada por la presencia de los
adjetivos cordial o frío. Pero otro resultado que no podía aparecer en las.
experiencias tan artificiales de Asch, confiere todo su interés a la situación
de terreno utilizada 'por Kelley. Tras haber grabado toda la discusión del gru- d. A la búsqueda de la estructura de la impresión
po, Kelley pudo demostrar que los sujetos que habían recibido la descrip-
ción «cordial» manifestaban una tendencia a evitar con mayor frecuencia las
interacciones con el profesor que los otros sujetos. Por otra parte, la modi-, En el marco de una de nuestras propias investigaciones (Paicheler y col.,
ficación de la impresión tenía un efecto sobre el clima del grupo y la canti- \ 1983) pedimos a un centenar de sujetos que pensaran en «alguien que cono-
cieran bien» y que nos describieran su personalidad, atribuyéndole notas de
dad de los intercambios.
O a 7 para cada uno de los 64 rasgos que figuraban en un cuestionario. Re-
sulta importante insistir en que cada sujeto piensa en una persona diferente.
c. La impresión: ¿fin o medio? De esta manera nos es posible calcular las correlaciones existentes entre cada
una de las evaluaciones y presentarlas en una matriz. La tabla III muestra
La concepción de Asch que concede una importancia primordial ·al con- algunos valores de esta enorme matriz que nos servirán de ejemplos.
junto, a la totalidad de los rasgos ha sido criticada por Bruner y Tagiuri El examen de esta tabla no nos enseña nada nuevo en relación con lo
(1954 ). Para estos últimos, el perceptor reaHza inferencias sobre la persona- constatado en las experiencias anteriores: existen fuertes correlaciones, po-
objeto de forma directa, a partir de los indicios, sin pasar por el estadio «in- sitivas o negativas, entre ciertos rasgos. Además, ciertos atributos parecen
termediario» de la impresión estructurante y totalizante. De este modo, pro- ser independientes.

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390 1 Pensamiento y vida social 10. La epistemología del sentido común 1 391

pertenecientes a dos subconjuntos diferentes, como si estos últimos fueran


TABLA III. - Matriz de las intercorrelaciones obtenidas entre los diferentes rasgos · independientes.
tomados de dos en dos
Además, en el interior de cada uno de ellos, ciertas correlaciones son
.!¾
positivas y otras negativas. Hemos puesto de manifiesto la existencia de dos
g ejes que organizan la impresión (en ciertos procedimientos, estos ejes adquie-
·¡:J
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o r.l ren l1t denominación de factores): por una parte, un eje al que podríamos
·;8 .S! ~ ~ "fl 8 llamar Ansiedad (ansioso y tenso en un polo, emocionalmente estable y de
..... ~
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8 3~ E-< ;f! "'
~ ~~ carácter controlado en el otro polo); por la otra, una dimensión que reúne
aptitudes para la imaginación que se oponen al carácter práctico y concreto.
Imaginativo .01 -.60 -.09 .01 .04 .60 -.09 Rosenberg y sus colaboradores ( 1968) utilizan un procedimiento suma-
Ansioso .06 -.41 .67 .00 .08 -.34
Concreto .10~ .02 .57 -.78 -.07
Carácter controlado -.48 .06 .07 .50
Tenso , .01 .05 -.32
~
Práctrico -.55 -.15 ,,_.,#
Abstracto .05 ,!,
-,<:-
Emocionalmente estable ~,:,b
.¡>."
't>"'
Ahora sometamos el conjunto de nuestros resultados a una serie de tra-
tamientos matemáticos demasiado complejos para ser descritos aquí. Así
~

'*
llegamos a la matriz «reconstruida» de la tabla IV.
resuelto
e inteligente
TABLA IV. -Matriz «corregida» que pone de manifiesto dos factores de «ansi~ frlo
e «imaginaci6n» que organizan las atribuciones • serio

práctico
.!¾ artista
,..!. ..J:J
c,S
r:: t:
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... -o g -~.9 • digno de confianza
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deshonesto •

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Ansioso .67 -.34 -.41 .00 .06 .01 .08 Irresponsable •
frlvolo


•••
Tenso -.32 -.48 .01 .02 .01 .05 sentlme~tal feliz
Emocionalmente estable .50 -.15 -.07 -.09 .05 • sociable
Carácter controlado .06 .10 .04 .07 caluroso
Práctico .57 -.65 -.55
Concreto -.60 -.78
Imaginativo .60
Abstracto

Las correlaciones son evidentemente las mismas, pero la organización del


conjunto hace que aparezcan dos subconjuntos de adjetivos fuertemente in- FIG. 2. - Dimensiones que subtienden el conjunto de los rasgos atribuidos en la
terrelacionados. En cambio, no hay ningun1t correlación entre los adjetivos experiencia de Rosenberg y sus colaboradores, 1968.

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392 1 Pensamiento y vida social 10. La epistemología del sentido común 1 393

mente diferente para poner de manifiesto la estructura de la impresión. Tras e. La persona: ¿conjunto de rasgos o tipo?
entregar a cada uno de sus sujetos un cartón con un rasgo de personalidad;
les piden que repartan estos cartones de forma que reúna las características Partiendo de investigaciones desarrolladas en psicolingüística dentro del
que, en su opinión, pueden estar presentes en una misma persona. Tras estudio del impacto de una «lógica natural» en nuestros procesos de catego-
utilizar un procedimiento de análisis multidimensional, el análisis de estos rización de los objetos, algunos autores han propuesto un enfoque diferente
agrupamientos, el número de veces que los rasgos han sido asociados pueden de la formación de las impresiones. Según este enfoque, los sujetos llevarían
conducir a una representación espacial de los resultados. En esta repre- a cabo una especie de generalización que conduciría a la construcción de
sentación (fig. 2), los adjetivos serán más cercanos en la medida en que estén prototipos abstractos que les permitirían clasificar los objetos en función de
relacionados entre sí en la teoría implícita. su mayor o menor distancia respecto a dichos «tipos ideales».
También es posible demostrar la existencia de una organización del con- En nuestro lenguaje cotidiano utilizamos expresiones como: «En fin ya
junto que aparece estructurado mediante dos dimensiones que los autores ves ... un estúpido que he conocido y que ... » De esta forma, el estúpido en
subrayan trazando dos ejes. Uno de estos ejes corresponde al éxito (o fra- cuestión constituiría un prototipo que permitiría «resumir» cierto número de
caso) en el terreno «intelectual» y el otro al éxito «social». rasgos o comportamientos que podrían evocar diferentes tipos de personas
Bruner y T agiuri habían propuesto la expresión de teorías implícitas de que presenten características más o menos comunes. Desde este punto de
la personalidad en base a la constatación de las correlaciones que existen vista, nuestras clasificaciones responderían a una «lógica» diferente de la
entre las atribuciones de rasgos. En unos cuantos años, la elección de esta descrita por el enfoque en términos de rasgos.
expresión demostró su pertinencia en la medida en que el conjunto de estas Las categorías implícitas estarían jerarquizadas y nosotros funcionaría-
correlaciones se organiza . siguiendo con gran exactitud el mismo modelo mos como taxonomistas ingenuos. El ejemplo de la figura 3, tomado de Cantor
y Mischel (1979 ), ilustra este principio: al nivel más abstracto, tenemos una
clase muy general, «persona psicológicamente inestable», si descendemos a
diversos niveles llegamos a categorías de personas mucho más particulares,
mucho más diferenciadas.
Este modo de funcionamiento puede ilustrarse con una investigación de
~- Solso y McCarthy (1981) sobre la memorización de los rostros. Los autores
Persona emplean un material que habitualmente utiliza la policía para elaborar los
emocionalmente
Inestable retratos robot, pudiendo así elaborar un gran número de rostros más o me-
nos similares mediante sobreposiciones de calcas.
Partiendo de cuatro retratos prototipo, los autores realizan un cierto
número de rostros «derivados» que presentan diversos grados de semejanza,
siendo uno de ellos totalmente diferente. Se muestra a los sujetos las seri~!>
de rostros a razón de treinta segundos por imagen, diciéndoles que las ob-
serven detenidamente, ya que después tendrán que reconocerlas.
Cada serie incluye cierto número de rostros derivados ( tres al 25 % ,
cuatro al 50 % y tres al 75 % ), excepto el prototipo y el rostro totalmente
diferente (O % ). Luego se presenta a los sujetos una nueva serie de dibujos
constituida por una mezcla de ciertos rostros derivados ya presentados, nue-
vos rostros derivados, el rostro al O % y el ptototipo. Los sujetos deben
decir si ya han visto a esta persona y transmitir su grado de seguridad me-
diante una escala.
FrG. 3. -Ejemplo de taxonomía implícita de una persona inestable
(según Cantor y Mischel, 1979). Los sujetos reconocen con mayor facilidad a las personas que ya han
visto y están entonces más seguras de su juicio. En los nuevos rostros deri-
que el utilizado por algunos teóricos de .la personalidad para comprender vados, su grado de seguridad es tanto más fuerte en la medida en que éstos
el funcionamiento de la persona y explicar sus comportamientos. presenten una mayor semejanza con el prototipo.

~ '~"1':m XM# Wi!PMM< kA# ;;u; Jl\lfWll'!lll' ,,. $ MM >Mi! t J,Jij#i!i 4$ ¾IR O@ ,14$1 114,W#M# 4 $ .HQ# .l#¾IW 4'4;M $1 $ i, 44 Q Ui 4Z ; :¡;gzw 4 ¼; %1 p;:µ;¡;¡.;
394 1 Pensamiento y vida social
_10. La epistemología del sentido común 1 395

Mucho más sorprendente y verificando la hipótesis de una consÚ-ucción


cognitiva de prototipos que conduce a uoo seudomemorización, estos nue-
vos rostros derivados, que no habían sido presentados en la primera fase,
no sólo son erróneamente reconocidos, sino que los sujetos también dan
muestras· de una gran seguridad.
759' Los autores realizaron la misma experiencia, pidiendo a los sujetos que
reconocieran los rostros seis semanas después de la primera present11ción.
Los resultados son estrictamente idénticos. ¡Una vez elaborados, los proto-
tipos dan pruebas de una gran resistencia!

C. De la descripción de los procesos a su explicación

A lo largo de los últimos treinta años, el conjunto de estos resultados


50" ha permitido una mejor comprensión de los procesos de percepción del otro.
Nos encontramos muy lejos de las concepciones enraizadas en conjuntos
de evidencias del tipo «intuición» o manifestación de la «empatía», conce-
d bida como la posibilidad de ponerse en el lugar del otro para poder «com-
prender» su personalidad, su funcionamiento:
Hasta aquí nos hemos interesado especialmente por la demostración em-
pírica de la existencia de la organización de la impresión, de reglas de fun-

--
cionamiento, teorías y taxonomías implícitas. Ya establecida esta constata-
ción, nos queda el problema de la explicación.
Si efectivamente algo sucede «en la cabeza» de nuestros sujetos, para
,25 % utilizar una expresión de moda entre los cognitivist11s, ¿de dónde provienen
estos mecanismos? ¿Qué explicación puede dar de ellos la psicología social
teórica? La respuesta· a estas preguntas reviste un gran interés, no solamen-
te para nuestro campo de estudio, sino también para el conjunto de la psi-
cología y para las prácticas sociales basadas en estas teorías.

a.· Teorías implícitas y aprendizaje

Una posible interpretación de la existencia de teorías implícitas consiste


º" en suponer que los individuos fas han adquirido a través del contacto con
otras personas. Sus experiencias sociales han multiplicado las ocasiones de
percibir las correlaciones que existen objetivamente en la realidad. Si cada
vez que me he topado con el rasgo tenso en un individuo y éste era también
muy emotivo ante determinadas situaciones, no resulta sorprendente que
estos dos rasgos queden asociados en mi universo cognitivo.
FIG. 4. - Ejemplo de prototipo y de rostros derivados utilizados por Los defensores de la utilización de prototipos ideales admiten la exis-
Solso y McCarthy. tencia de desfases. Los tipos, estas clases extremas: tal vez no existen o
existen en contados casos, pero son elaborados a partir de refaciones exis-

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396 1 Pensamiento y vida social 10. La eplstemologla del sentido común 1 397

tentes en la realidad. El sujeto, al comportarse como un estadístico ingenuo, b. E) modelo cognitivo


se conforma con algunas regularidades observadas para elaborar a continua-
ción un modelo general que no toma en consideración las pequeñas varia- Un segundo tipo de explicaciones sitúa el origen de las teorías implícitas
ciones .y exagera las consistencias observadas. Dicha concepción en términos en las modalidades de funcionamiento del universo cognitivo de los sujetos.
de aprendizaje presenta al menos una enorme ventaja: los psicólogos socia- Desde este punto de vista, todo individuo intenta estabilizar su entorno,
les y los psicólogos de la personalidad están de acuerdo en el carácter «real» organizarlo. La complejidad de los indicios, de los comportamientos y de
del objeto que pertenece, por lo demás, al terreno teórico de los segundos. las situaciones que caracterizan a nuestro entorno social, sus fluctuaciones y
La persona existe y las correlaciones entre sus rasgos, sus comportamientos su inestabilidad hacen que el· sujeto busque regularidades, aspectos que no
constituyen el fundamento de las teorías de la personalidad. varíen.
Sin embargo, no tardan en aparecer contradicciones. La experiencia de Además, el sujeto estaría interesado en poder prever las reacciones de
Brunswik nos ha permitido constatar la falta de correspondencia entre jui- esos objetos animados y autónomos que son las otras personas. Sin duda
cio y realidad, y este resultado sería ·comprobado en investigaciones sobre es necesario que yo sepa que una silla o un sillón forman parte de la clase
la percepción de personas reales. de los asientos y que su ayuda me puede resultar muy útil si me encuentro
Norman ( 1963) pide a e~tudiantes de psicología que se conocen bien en- sumamente fatigado. Sin embargo, nunca se ha visto que una silla dé una
tre sí que se evalúen mutuamente mediante veinte escalas bipolares elabora- patada, pretextando que el trasero de la persona que le pide ayuda resulta
das a partir de las descripciones de factores llevadas a cabo por Cattell (197 4) incómodo.
a fin de dar cuenta de lo que él denomina la «esfera de la personalidad», La ayuda o la agresividad de una persona determinada en una situación
estructura general que forma la base de toda personalidad. Una de las es- difícil plantea un problema cognitivo mucho más complejo. La necesidad de
calas, por ejemplo, comprende en uno de sus polos la descripción «evita la previsión va acompañada en ese momento de una presión por compren-
novedad, analiza prudente y detalladamente todos los elementos de .una der. ¿Cómo se comportará esta persona? ¿Qué tipo de persona es? En este
situación ... » y en el otro polo: «no duda en llevar a cabo nuevas experien- caso preciso, la búsqueda de explicaciones, de causalidad parece más que ur-
cias, etc.». gente y la clasificación en una categoría estable (agresivo o cooperativo) de
El análisis de los resultados hace que aparezca una estructura clara
compartida por todos los sujetos. Puesto que esta estructura se parece a 1
y estos objetos animados implica, al mismo tiempo, una búsqueda de causa-
lidad que permita prever las reacciones de nuestro objeto ante un conjunto
de Cattell hasta casi poder confundir ambas, Norman piensa que ha aislado de situaciones.
dimensiones de base de la personalidad. El recurso a la utilización de rasgos estables encuentra su justificación en
Pero repitiendo exactamente la misma experiencia con personas que no las implicaciones sociales que tienen la gran variedad de los comportamientos
se conocen y que acaban de ser presentadas, Passini y Norman ( 1966) llegan que estos rasgos deben explicar.
a la misma teoría implícita. Las teorías implícitas que nos proporcionan una red de interpretación
La posibilidad de que estas teorías hayan sido aprendidas a través de que relaciona de forma causal las combinaciones de rasgos y de comporta-
contactos con la realidad resulta así difícil de sostener. Para poder aprender mientos se desprenderían así de este conjunto de necesidades. En este tipo
es necesario comenzar por percibir correctamente las asociaciones existentes de teorización, la función de las teorías implícitas tiene una concepción esen-
y realizar un número suficiente de inferencias que no sean erróneas. cialmente individual. Esta necesidad de poner «orden» en su entorno pro-
Otro tipo de resultados.- que veremos más tarde también nos deja per- viene de un modelo de adaptación del sujeto psicológico, una adaptación del
plejos. Si bien existe actualmente un consenso en la comunidad científica de organismo a su entorno que permita prever y dominar a este último.
los teóricos de ·la personalidad consistente en considerar que las teorías fac- . Esta motivación para poner «orden» puede conducir a simplificaciones
toriales son correctas, contados son los investigadores que se muestran dis- que se pagan con errores.
puestos a admitir las diferentes construcciones derivadas de la psicología Algunas investigaciones ponen el acento sobre nociones como las de
morfológica. Ahora bien, no existe ninguna dificultad para demostrar que sesgo, correlación ilusoria (Chapman, 1967), distorsión sistemática (Shwe-
el hombre de la calle utiliza las teorías de los morfopsicólogos. Así ¿habría der y D'Andrade, 1979).
adquirido éste estructuras y relaciones inexistentes? Con el nombre de error fundamental, Ross describió la tendencia de los
sujetos consistente en privilegiar en la explicación de los comportamientos
de los individuos las causas internas (ya sea lo que han querido hacer, o

...
398 1 P11nsamlento y vida social 10. La epistemología del sentido común 1 399

bien la posesión de ciertas características de personalidad) en detrimento de Los antropólogos y los historiadores han podido demostrar que la noción
las' causas externas relacionadas con la situación. De esta forma, nuestro teó- actual de persona, que nos parece tan natural y evidente en nuestro funcio-
·. rico ingenuo utilizaría teorías sesgadas que pecarían p9r exceso de ¡psicolo- miento cotidiano, es en realidad bastante reciente y procede de una larga
gismo! historia. Además, esta ·noción puede presentar considerables variaciones de-
Así, en nuestros sistemas de percepción no habría lugar para tomar en pendiendo de la cultura, las religiones y las estructuras sociales en que se
consideración otros tipos de determinaciones: es bien sabido, «evidente», haya desarrollado. Según Meyerson ( 197 3 ), se puede hablar de una «cons-
que los parados poseen características que explican su situación y ,si ciertas trucción social» de la noción de persona.
personas continúan en un lugar determinado de la estructura social, es porque Esta construcción no es un ~estado simple, un hecho primitivo, un dato
carecen de voluntad o de necesidad de éxito/ inmediato. El sentimiento de continuidad del yo, de ser fuente de acciones,
¿Podemos seguir considerando en psicología social que este tipo de de ser un individuo singular y original es fruto de una larga evolución de
fenómenos, de herejías «teóricas» son errores? Errores respecto a un modelo los sistemas de representaciones»~ara este autor, la persona no ha consti-
estrictamente cognitivo que describe un proceso intelectual muy general y tuido el primer objeto de investigación del hombre, sino que éste primero
supuestamente adaptado, en adecuación con la realidad. habría tomado conocimiento del orden del entorno viéndose a sí mismo
Desde la perspectiva d~ nuestra disciplina, ¿no sería mejor consid~rarlos, como parte de los equilibrios cósmicos y sociales. Así, el hecho individual
no ya como un efecto secundario del fenómeno, sino como un objeto privi- se ·representaba en interacción causal con agentes sobrenaturales, autores y
legiado que permite comprender mejor los comportamientos sociales a par- reguladores del orden universal.
tir del momento en que lo social no se reduciría, como sucede a menudo en Mauss (1978) estudió la construcción de esta «categoría del espíritu hu-
este tipo de teorizaciones, a la existencia de relaciones interpersonales? mano» desde la Antigüedad hasta nuestros días, y el largo recorrido que,
En este tipo de psicología social, estas relaciones encuentran toda su «de una simple mascarada a la máscara,' de un personaje a la persona», ha
explicación en el funcionamiento psicológico de los individuos implicados conducido a una «forma fundamental del pensamiento y la acción». La apa-
en ellas. Las leyes del funcionamiento del universo cognitivo descubi~ rición del derecho romano, el desarrollo de las diferentes teologías judeo-cris-
por la psicología general bastarían para explicar no solamente las relaciones tianas, el surgimiento de la Ciencia y la Razón, y por último, la Declaración
sociales, sino también, si no se presta atención (pensemos en el problema de de los Der:echos del Hombre habrían de encontrar sus ecos sucesivos en los
las relaciones jerárquicas o de las relaciones intergrupales), el funcionamiento sistemas de 'representación de la persona y en la construcción de la identidad
del conjunto de la estructura social. individual.
Antes que hablar de errores, sería preferible ver en ellos modalidades
«normales» de funcionamiento de un pensamiento social que tiene por efec-
to el control, la producción y la reproducción de los comportamientos inter- b. La representación social del otro
personales. Si los procesos psicológicos tienen por función poner ~<orden»
en el entorno, una concepción más «socio-cognitiva» nos permite integrar una La tendencia de los sujetos consistente en explicar el comportamiento de
evidencia olvidada por este tipo de teóricos: la organización de las personas, los demás a través de la posesión de características estables, la percepción
de sus relaciones responde asimismo a la necesidad de poner «orden» en la de una «tonalidad» de la persona serían, pues, el resultado de este largo
estructura social, en sus reglas de organización, cumpliendo así una función proceso de objetivización, y no tanto de modalidades de funcionamientos psi-
dentro de la constitución y el mantenimiento del poder social,. co-cognitivos generales. ·
¿Nos encontramos en presencia de lo que algunos autores denominan
una «psico-lógica» o ante la lógica específica a la que obedece toda repre-
D. De la noción social de la persona a su representación sentación social? ¿Acaso el objeto de la psicología social es investigar las
reglas de funcionamiento de esta psico-lógica, lamentar sus desviaciones de
a. Historia de la noción de persona la lógica formal que debería ser la de un individuo racional? ¿No debe más
bien estudiar y comprender lá eficacia de estas «otras lógicas»?
Las concepciones que acabamos de examinar nos presentan el conteni- Desde el punto de vista social existe una «lógica de lo ilógico» (Win-
do de las teorías implícitas y la estructura de la persona-objeto como uni-
versales.
f
1. En su origen, persona provendría de per sonare: máscara que hace resonar la voz.

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400 J Pensamiento y vida social 10. La epistemcilogla del sentido común 1 401

disch, 1982) que desempeña un papel determinante en todos nuestros. com- cien habría frecuentado los confesionarios y no el BAPU (Bureau d'Aide
portamientos sociales, en las relaciones que existen entre grupos, en las Psychologique Universitaire). Quizá lo habrían contratado a prueba para
diferentes formas que éstos pueden tomar y en su evolución histórica. La el puesto de vendedor.t.L..as representaciones sociales de la persona reflejan
noción de representación social, reactualizada por Moscovici (1976, 1981) prácticas sociales y determinan la aparición de nuevas práctica~J.-P. Leyem
y aplicada en investigaciones experimentales europeas, permite escapar de (1982) ha estudiado particularmente las implicaciones de las teorías implíci-
las contradicciones teóricas que hemos descrito con gran amplitud. tas de la personalidad en los diagnósticos de los psiquiatras y los psicólogos.
Los esquemas de causalidad que han sido circunscritos al nivel individual, Por otra parte, estas representaciones sociales de origen ideológico tienen
que funcionan «en la cabeza» de cada sujeto concreto reflejan antes que nada respuestas para todo. Un objeto particular no se presenta solo en el universo
una causalidad social y la manera cómo conciben y explican los diversos gru- teórico de un sujeto, sino que también se define en relación con otros ob-
pos, a través de su percepción, el desarrollo de la vida social, los conflictos jetos y la representación establece las reglas de articulación de estos dife-
y los sistemas jerárquicos que la caracterizan. rentes objetos. Ciertas ideologías 2 son calificadas de «totalitarias». Pues
La eficacia del proceso reside en el hecho de que si los sujetos no «co- bien, desde este punto de vista, toda ideología es totalitaria. Al parecer, el
nocen» la teoría, sí que la utilizan y son utilizados por ella. Si bien son hombre de la calle no funciona únicamente como un psicólogo ingenuo, sino
capaces de enunciar sus efectos, su lógica no les resulta evidente. Basta con también como un antropólogo ingenuo.
ver las precauciones que ha tomado el autor de este artículo para «explicar» Si las contemplamos con mayor detenimiento, las teorías implícitas ac-
el análisis factorial a sus lectores, para darse cuenta de que incluso en tanto tuales no regulan solamente la interpretación de la persona, sino también
que «estadístico ingenuo», el sujeto no puede vislumbrar la lógica que sub- la interpretación de una articulación Individuo-Sociedad-Naturaleza. El im-
yace bajo su impresión. plícito no retrocede ante los «grandes sistemas» teóricos.
/,b. través de la representación social nos enfrentamos a objetos, no a Más adelante veremos que, ,en el universo cognitivo de nuestros sujetos,
concepto~ Como lo ha demostrado Moscovici sobre la difusión del psico- el rasgo abierto se opone al rasgo conservador y quejEI independencia no se
análisis, si en un principio estas nociones del sentido común constituían cg.n.-/ define por una falta de acuerdo con los demás, sino por un rechazo de las
ceptos en un cierto marco teórico científico, ahora se hallan reobjetivizados. normas socialelJLa utilización de una teoría implícita basada en un modelo
Este último proceso va acompañado, además, de una esquematización y de la individualista y sociófobo supone la existencia de cierto modelo de lo que
elaboración de una teoría implícita que ya no tiene nada que ver con la teoría se denomina actualmente «sociedad», sociedad que, en nuestros sistemas de
inicial. ¡Puesto que Luden tiene un superego «grande como una montaña», pensamiento, se ha convertido en un objeto tan real como la persona y que
no puede sino estar «reprimido» bajo semejante presión! Y el hecho de que le disputa a ésta la responsabilidad de cierto número de fenómenos.
«no tenga las cosas claras» no resulta extraño dada su timidez. Al conducir a una naturalización de los acontecimientos individuales o
Ciertas nociones que aparecen a manera de datos evidentes en las expe- sociales (a los que se califica de «normales»), las teorías implícitas cumplen
. riencias descritas en la primera parte del manual, se difunden, se institucio- así una función axiológica. Estas teorías conducen a través de sus esquemas
nalizan y participan en la creación de nuevas relaciones sociales, restauran y de causalidad y su visión del mundo social a los modelos normativos e idea-
«adaptan» antiguas teorías implícitas, proporcionando nuevas explicaciones les que por su carácter son considerados «naturales». Los sistemas de ex-
del funcionamiento colectivo. Estas nuevas explicaciones pueden conducir plicaciones que proporciona la representación social reflejan asimismo, al
a movimientos sociales que propongan, en base a estos «sistemas de expli- igual que las teorías científicas, los debates y enfrentamientos que existen
cación», «jugar con ciertas variables» a fin de alcanzar un nuevo orden entre grupos sociales. El debate actual sobre la noción de inteligencia, sobre
social. su definición, sobre su carácter innato o adquirido, no constituye evidente-
Hemos visto a Luden enfrentado a dos tipos de instituciones que exis- mente tan sólo un debate científico: el regreso al primer plano de la actua-
ten en nuestra sociedad. El acceso a un tipo de empleo, el lugar ocupado lidad de una vieja querella entre especialistas sólo puede encontrar su expli-
en el sistema social pasa por la posesión de un capital de personalidad. Por cación en la función política que cumple desde hace algunos años dentro
lo que se refiere a la necesidad de estar más se,guro de uno mismo para de la oposición entre liberalismo y socialismo. La amplia difusión de los
enfrentarse al tipo de vida social definido en nuestra sociedad, esta necesi- argumentos a través de los órganos de la prensa, cada uno de los cuales
dad puede realizarse a través de la terapia de afirmación que va a empren-
der la señorita Tescucho. 2. En este caso, el término «ideología» designa, como dijera R. Aron, «las represen-
En otra época, para encontrar una imagen más positiva de sí mismo, Lu- taciones políticas de mi adversario».
~

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402 1 Pensamiento y vida 60Cial 10. La epistemología del sentido común 1 403

dispone de sus fuentes y sus especialistas, todos ellos calificados de científicos,


TABLA V. - Factores que organizan las atribuciones de rasgos de su;etos
los recientes descubrimientos de la biología, llevan a que se opere entre los
// que piensan en «alguien que conocen bien» (procedimiento VARIMAX)
hombres políticos y los estrategas de café una modificación de las razones
/ invocadas para justificar o criticar cierto tipo de funcionamiento social. FACTOR 1 FACTOR 11

- Reservado - Abierto - Emocionalmente estable - Emocio-


E. Los modelos de la representación social - Encerrado - Expansivo nalmente inestable
de la persona «en acción• - Tímido - Aventurero - Sereno - Ansioso
:/ - Desconfiado - Confiado - Independiente - Dependiente
- Conservador - Abierto - Carácter controlado - Carácter in-
a. Teorías implícitas y personólogos - Frío - Cordial controlado
- Timorato - Emprendedor - Relajado - Tenso
- Prudente - Instintivo - Desprovisto de celos - Celoso
\!::.:1
impresión que nos formamos de otra persona es resultado de la ela- - Fácilmente frustrado - Difícilmente - Tranquilo - Emotivo
boración de estructuras definidas a través de una representación social de frustrado
la persona.1,Pero al mismo tiempo, los científicos, al explicar con la mayor - Poco seguro de sí mismo - Seguro
objetividad posible lo que es esa persona, han encontrado una estructura de sí mismo
que presenta las mismas características. Si bien esta estructura sufre varia-
ciones históricas y ~ociales, su objeto teórico carece del carácter de genera- FACTOR III FACTOR IV
lidad que le confiere este tipo de teorías de la personalidad.
La influencia de la existencia de representaciones particulares de !ª-._..Per- - Desconfiado - Confiado - Dependiente - Independiente
sona en la época en que aparecieron estas teorías puede explicar esta homo- - Práctico - Imaginativo - Ingenuo - Lúcido
lo_gía por dos razones: por una parte, a nivel de sus hipótesis iniciales, de - Lúcido - Ingenuo - Conservador - Abierto
sus marcos teóricos y debido a la importancia concedida a las características - Formalista - Soñador - Dependiente psicológicamente del
- Espíritu concreto - Espíritu abs- grupo - Independiente ...
de personalidades estables en la explicación de los comportamientos, estas tracto - Convencional - Espíritu crítico
teorías hunden sus raíces en el sentido común y no habrían llevado a cabo
su «corte epistemológico». Por otra parte, la metodología empleada para FACTOR V FACTOR VI
darles validez utiliza esencialmente el lenguaje, los discursos sobre la per-
sona. - Poco inteligente - Inteligente - Racional - Espontáneo
Beaufils ( 1983) ha podido demostrar que los personólogos .más recono- - Carácter incontrolado - Carácter - Frío - Cordial
cidos (Cattell y Eysenck, por ejemplo) han recurrido de forma sistemática a controlado - No tiene en cuenta la opinión de
sujetos ingenuos y a evaluaciones de personas que conocían bien a la perso- los demás - Tiene en cuenta ...
na que evaluaban para elaborar sus cuestionarios.
Al parecer, en este juego de espejos en que las partes se envían mutua- pares de rasgos por cada una de las 16 dimensiones susceptibles de describir
mente elementos de conocimiento, la representación social era la única que el conjunto de la personalidad.
tenía la última palabra. Los sujetos ingenuos, las personas que responden a Al someter al conjunto de las evaluaciones efectuadas a un análisis facto-
los cuestionarios y los teóricos de unos y otros no hacían más que movilizar rial de tipo Varimax, podemos desprender seis factores principales que se
una representación que porta en sí misma la teoría. describen en la tabla V.
Hemos realizado una experiencia consistente en pedir a un centenar de La comparación de los factores que subyacen bajo la teoría implícita de
sujetos que nos transmitieran la «personalidad» de una persona que «cono- un sujeto con la estructura prevista por la teoría de Cattell pone de manifiesto
cían muy bien». Para hacerlo, los sujetos debían elegi.J: una nota de una esca- diferencias significativas a pesar de una semejanza de conjunto.
la de diez puntos que incluía en cada uno de sus polos dos .rasgos opuestos Si bien dos de los factores (1 y 11) parecen corresponder a los dos «super-
(por ejemplo, sereno/ansioso, ingenuo/lúcido). El conjunto de este material ·factores» (Ansiedad y Extraversión) descritos por los autores clásicos, se
había sido elaborado partiendo del tes¡ 16 PF de Cattell, a razón de dos observa que «la independencia» de cada uno de los agrupamientos es mu-

----.,, . (#(4AJI Ji#fh g; Ji\lf.tz.(M AUWI ,t;l-,4JN (1 $ ¡ J 4, 414t 4kW4W4 444 &MNMl!:P OP?!&\ !!&44
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404 1 Pensamiento y vida social 10. La epistemología del sentido común 1 405

cho más débil: ciertos rasgos atribuidos generalmente a la Ansiedad y a la Todos hemos visto pasar, por nuestra imaginación, p~ro también por
Estabilidad se inscriben en la dimensión de Extraversión. Un factor que nuestras calles, a esos tipos ideales, «tranquilos», considerados más tarde
tenía poca importancia en la teoría de Cattell se sitúa aquí en tercera posi- con un cierto desprecio por los jóvenes «modernos», como supervivientes de
ción, reagrupando caracter{.sticas relacionadas con una aptitud para la ima- una especie en vías de desaparición: los «pasotas».
ginación y con la elaboración abstracta por oposición a lo práctico y a lo El propio Cattell constataba sorprendido que, a partir de 1970, los «jó-
concreto. La inteligencia, independiente de este último factor, es concebida venes» daban con creciente frecuencia respuestas positivas al factor M («Bo-
como una actividad esencialmente controlada, sumamente diferente de la hemianism - Spiess-bürger» ). De lo que se deduce que podemos dedicar toda
imaginación y de la espontaneidad. la vida a la personalidad de las personas sin mirar a nuestro alrededor. Sin
Si tratamos los mismos resultados con otro método, más cercano al utili- duda, Cattell no es un asiduo de los conciertos de Bob Dylan, ni de los fines
zado por Rosenberg, llegamos a los factores descritos en la tabla VI. La amal- de semana ni de los gurus de la Costa Oeste.
gama constatada con anterioridad entre las dimensiones de Extraversión y de . Por lo que respecta a los rasgos de imaginación y creatividad, y gracias
Ansiedad queda confirmada: la serenidad, la relajación son asociadas a la a la crisis económica, la patronal y los gobernantes nos exigen que desarro-
expansividad, la armonía y el espíritu aventurero. Pobre Luden... En cam- llemos este tipo de actitudes, mientras que profesores y educadores se dedi-
bio, el segundo factor reagrupa un estilo de comportamientos intelectuales can a formar al hombre de mañana mediante teorías (¿ideologías?) pedagó-
opuestos: ensueños, espontaneidad e instinto por oposición a lo práctico gicas basadas en el mismo modelo del hombre. ¡Pronto habrá que rehacer
y la razón. todos los tests de personalidad!

TABLA VI. - Factores que organizan las atribuciones de rasgos de su¡etos que b. Estudio diacrónico de la representación de la persona ideal
piensan en «alguien que conocen bien» (procedimiento ANAFAC) __,/

FACTOR I FACTOR II Una investigación de Maisonneuve ( 1979) más centrada en el aspecto axio-
lógico de la utilización de los rasgos que en las teorías implícitas tal como
- Expansivo - Encerrado - Soñador - Formalista las hemos estudiado aquí, permite demostrar la existencia de una evolución
- Aventurero - Tímido - Abstracto - Concreto histórica reciente de los modelos de la persona. Maisonneuve pudo comparar
- Abierto - Reservado - Imaginativo - Práctico los resultados obtenidos con encuestas sobre el ideal de la persona simpáti-
- Carácter controlado - Carácter incontrolado -- Ingenuo - Lúcido ca con veinte años de intervalo (1957-1977). Los sujetos debían transmitir
- Independiente - Dependiente - Espontáneo - Racional su concepción eligiendo los tres rasgos que, entre la lista que aparece en la
- Emprendedor - Timorato - Instintivo - Prudente tabla VII, mejor caracterizaban a dicha persona en su opinión.
- Difícilmente frustrado - Fácilmente frustrado El cuestionario fue sometido a varias poblaciones pertenecientes a diver-
- Rdajado - Tenso sos medios socioprofesionales y nosotros hemos efectuado un reagrupamien-
- Sereno - Ansioso
- Seguro de s{ mismo - Inseguro de s{ mismo to de los resultados. Estos ponen de manifiesto que, durante estos últimos
veinte años, se ha producido una regresión en la elección de rasgos relacio-
nados con cualidades morales o intelectuales. Si bien la honestidad sigue
¿Cómo explicar, no ya estos trastornos, sino estos «deslizamientos» en la siendo la primera clasificada a pesar de haber perdido parte de su importan-
estructura de conjunto en relación con los factores de Cattell? cia1 la puntuación de los rasgos serio y generoso ha disminuido. También se
La teoría implícita parece funcionar como una teoría factorial de «geo- observa la progresión de un conjunto de atributos (alegre, servicial, compren-
metría variable». Para explicar la estructura que se constata con la lectura sivo) asociados con una forma de ideal de relación, siendo la progresión más
de los resultados de esta investigación realizada en 1981, quizá sea nece- espectacular la del rasgo de alegría.
sario que salgamos del laboratorio y examinemos algunos ideales de valores · Aún más interesante resulta la toma en consideración de la variable gru-
muy difundidos en nuestra sociedad desde hace unos quince años. 1968, la pos socioprofesionales. Todo parece como si hubiésemos asistido a la difu-
unagiriación al poder, el rechazo de una forma de conformismo, el vigoroso sión de un modelo salido del grupo de los intelectuales. Un análisis más
retorno del individualismo, la búsqueda del equilibrio personal, todo ello no detallado muestra que, al menos en estas dimensiones, el modelo ha sido
es sin duda extraño a esta forma de elabor~ nuevos objetos. «adoptado» por el grupo intermediario. En cambio, el grupo obreros-agricul-

4$,MMI ,;M W4 ¾,A4.i#( .W= .


406 1 Pensamiento y vida social 10. La epistemología del sentido común 1 407

tores da pruebas de una considerable estabilidad de conjunto; señalemos; no ( 197 4) estudiaron la circulación, a lo largo de varios siglos de fa historia
obstante, que la valentía tiene una menor importancia y se observa un mayor griega 1lntigua, de una categoría particular de aptitud, la «Melis», a la que
deseo de comprensión, lo que constituye una modesta pero real participa- califican de «inteligencia de la astucia».
ción en el ideal difundido en los dos otros grupos. Para comprender el funcionamiento de este rasgo, muestran que es nece-
Estos resultados confirman los que hemos obtenido en nuestras propias sario tomar en consideración las tradiciones técnicas, los mitos y los dife-
investigaciones sobre las teorías implícitas de la personalidad y sobre la im- rentes sistemas de poder de la sociedad griega.
portancia de las dimensiones relativas a la felicidad individual y de relación Elaborada en un mundo de artesanos y marinos que tenían que enfren-
en las representaciones sociales que funcionan actualmente en gran parte de tarse a un entorno hostil con tecnologías sumamente primitivas, la Metis
la población. constituye una forma de inteligencfa práctica basada en la astucia, único
elemento que permite dominar los obstáculos materiales. Los autores mues-
tran que esta noción obedece a «reglas lógicas», constituye un conjunto co-
TABLA VII. -Frecuencias de las elecciones de rasgos que pueden calificar a una
persona simpática según diferentes medios socioprofesionales en 1957 y en 1977 herente de procedimientos intelectuales y prácticos que combinan sagacidad,
previsión, prudencia, flexibilidad y vigilancia. Además, esta noción requiere
Vendedores, ·Técnicos, una gran experiencia y largos períodos de aprendizaje. Si bien no tiene
Obreros, comerciantes, universitarios, nada que ver con las largas disertaciones sobre la inteligencia de los filósofos
agricultores empleados profesiones liberales griegos que llenan nuestros manuales, la Metis es implícita y eficaz a nivel
de vida diaria. Asimismo, los autores ponen de manifiesto el papel decisi-
1957 1977 1957 1977 1957 1977 vo de los sofistas durante la transición de la concepción en términos de Metis
____..._./
tradicional a la inteligencia definida por una clase determinada de intelec-
Serio 16,2 16,6 10,5 11,3 4,7 1,9 tuales. Detienne y Vernant llegan incluso a describirnos los «factores de la
Generoso 5,8 3,3 4,7 4,1 12,2 9,4
época». La nueva representación social «supone una dicotomía entre el ser
Alegre 8,3 10,0 8,0 15,5 10,2 18,6
Honesto 21,2 22,5 20,5 14,1 13,0 11,3
y el devenir, lo inteligible y lo sensible. [Ella] no pone en juego únicamente
Inteligente 8,0 7,9 13,3 8,8 19,7 18,0 una serie de oposiciones entre términos antitéticos. Agrupadas por parejas,
Servicial 12,5 16,2 11,6 15,2 9,7 12,7 estas nociones contrastadas se ajustan unas a otras para formar un sistema
Valeroso 15,8 12,0 9,7 5,0 9,4 5,5 completo de antinomias que definen dos niveles de realidad que se excluyen
Comprensivo 4,1 8,4 10,5 18,8 13,8 20,0 mutuamente. De un lado tenemos el campo del ser, del uno, de lo inmu-
Discreto 7,9 2,9 10,8 6,6 9,7 6,3 table, de lo limitado, del conocimiento recto e inamovible; del otro, el terre-
no del devenir, de lo múltiple, de lo inestable, de la opinión sesgada y
fluctuante».
c. De la Inteligencia a la creatividad En este marcó ya no hay lugar para la Metis," caracterizada hasta enton-
ces por un juego continuo de balanza entre polos que se han convertido en
Ya hemos señalado la importancia que tienen los factores relacionados opuestos.
con la imaginación y la espontaneidad en la teoría implícita actual, en «de- Le Disert ( 1983) se interesó particularmente por la representación so-
trimento» de la inteligencia, variable que tenía un peso mucho mayor en las cial de una aptitud «reciente» tanto a nivel teórico, como a nivel de su
teorías implícitas más antiguas. Los r11sgos relativos a las «aptitudes intelec- difusión entre ciérto público: la creatividad. Esta i_nvestigadora ha podido
tuales» han sufrido grandes variaciones históricas en sus definiciones implí- demostrar que est'a · noción transmite de hecho una representación muy
citas, sin duda debido a la importancia que han tenido para el grupo social global de la persona y de su posición dentro de la formación social. Este
y su papel en l11s diferentes tecnologías utilizadas por éste. modelo, a la vez, individualista y sociófobo del funcionamiento intelectual,
No describiremos aquí la historia reciente, alimentada abundantemente mantiene estrecha$ relaciones con otras representaciones (ecología, artesanía
por las consideraciones de esta dimensión realizadas por los psicólogos cien- y mitos rousseaunianos de la naturaleza humana).
tíficos. Evidentemente resulta imposible recurrir a la experimentación para Por su «nat\J,l"alez~», esta aptitud solamente puede representarse a través
explor11r lo que podían ser dichas nociones en otras épocas, pero ciertos his- del esquema figuradvo de una espontaneidad impetuosa, forzada y bloqueada
toriadores pueden proporcionar argumentos al psicólogo. Detienne y Vernant por obstáculos materiales, sujeciones, corazas o «conservas culturales». Del

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408 1 Pensamiento y vida social 10. La epistemología del sentido común 1 409

lado del individuo vemos las potencialidades, la vida; del fado de lo social, Desde una perspectiva global, l11s personas que posean una de estas ap-
la coacción, la norma y la rutina. Le Disert también pudo poner de mani- titudes serían extravertidas, independientes y relativamente poco ansiosas.
fiesto la presencia de este modelo en categorías sociales tan diferentes como No resulta sorprendente constatar una diferencia entre ambas representacio-
los ejecutivos de empresa y el personal docente. La representación social nes en el factor V, pero ésta se halla muy lejos de ser la más fuerte y la más
conoce así un cierto número de variantes, explicables a través del lugar y la interesante. Creatividad e inteligencia parecen distinguirse, incluso «oponer-
función social de cada uno de estos grupos. se», en varios otros factores. La persona creativa es más extravertida y an-
Le Disert estudia esta representación entre los docentes, pidiéndoles que siosa que la inteligente, siendo la diferencia máxima la que aparece en los
describan ya a su alumno más inteligente ya al más creativo, mostrando así factores III y VI, relativos a la imaginación y la espontaneidad. En este
las diferencias existentes entre las dos teorías implícitas y su intervencióp último punto, se puede hablar incluso de oposición en la concepción de las
en las relaciones pedagógicas. aptitudes. La persona creativa es también percibida como más independiente
Pedimos a dos grupos de cuarenta estudiantes de psicología que nos des- que la persona inteligente.
cribieran, mediante el material proveniente del test 16 PF de Cattell (ma-
terial .ya utilizado para demo~trar la teoría implícita que funciona en la per-
cepción de otras personas en general), al individuo de inteligencia ideal para d. Morfopsicología ingenua y representación del cuerpo
un grupo y al individuo de creatividad ideal para el otro grupo. Podemos
calcular una nota por factor estableciendo el promedio de los valores conce- Desde Lebrun, numerosos autores han intentado demostrar la existencia
didos a cada rasgo que compone el factor, pudiendo elaborar la siguiente de una relación entre las características morfológicas de un individuo y su
tabla: __,./ personalidad. Al p11recer, todas las posibilidades de establecer tipologías que
permitiesen diferenciar a los individuos a nivel físico habían sido utiliza-
das para que éstas correspondiesen a diferentes tipos de personalid11d. Los
TABLA VIII.- Teorías implícitas de la inteligencia y de la creatividad. rasgos del rostro, las características del conjunto del cuerpo, la forma de las
Notas obtenidas en los seis factores descritos en la tabla V manos o de las orejas dieron lugar a diferentes «teorías». Aunque fueron ob-
jeto de un gran éxito popular y, en ocasiones, se les utilizó para la selección
de personal, conviene recordar que estas concepciones nunca recibieron una
+4 demostración seria y que la relación entre este tipo de características y el
- Consigna Individuo creativo ~ Consigna Individuo inteligente comportamiento de las personas que las poseen nunca ha recibido el más
mínimo apoyo teórico. Sin embargo, su éxito a nivel de sentido común pue-
de encontrar una explicación en el hecho de que el carácter «objetivo» de
este tipo de indicios favorece, en la búsqueda de explicaciones, la «natura-
+1
lización» de las causas.
Hemos intentado mostrar que también el hombre de la calle poseía «ele-
o mentos teóricos» que le permitían prever los comportamientos de un indivi-
duo en base 11 este tipo de indicios.
_;. 1
Sheldon (1951) intentó hacer corresponder diversos somatotipos (endo-
morfo, ectomorfo y mesornorfo) con diferentes temperamentos (viscerotonía,
-2
somatotonía y cerebrotonía).
-3 Tras realizar algunos dibujos de estos tres tipos (figura 5), pedirnos a 50
personas contactadas en trenes de cercanías que nos transmitieran la perso-
-4 nalidad que correspondería, ·en su opinión, a dichos tipos. Los sujetos debían
dar una nota de una escala de siete puntos que figuraba frente a diversos
-6
comportamientos (por ejemplo, «le gusta dominar a los demás, tener poder»,
F. IV F. V F. VI
«le gusta su comodidad·física», etc.). La lista había sido elaborada mezclan-
• do al azar comportamientos pertenecientes, según Sheldon, a los tres tipos

_, ~'"'\" ~ ·.44 h
410 Pensamiento y vida social 10. La epistemología del sentido común 1 411

de temperamentos. Al hacer el promedio de las notas obtenidas por los com-


portamientos de cada tipo se llega a la tabla IX. Las hipótesis parecen con-
firmadas, las evaluaciones hechas de cada uno de los somatotipos correspon-
den a los tipos de temperamento descritos por Sheldon.
Utilizando material de este mismo tipo, Maisonneuve y Bruchon-Schwei-
tzer ( 1981) estudian los estereotipos asociados con el aspecto estético de la
imagen del cuerpo. En esta materia, toda sociedad tiene «cánones» que defi-
nen la belleza y todo el mundo sabe que éstos son susceptibles de grandes va-
riaciones. Estos autores presentan a cuarenta 1l.dultos de ambos sexos los tres
somatotipos extremos de Sheldon que representan a hombres o mujeres, y
les piden que describan la personalidad más probable de cada uno de los
seis personajes. El análisis de contenido de las respuestas muestra que el
tipo mesomorfo masculino es el que recibe los juicios más favorables. Los
ECTOMORFO
cuerpos correspondientes a los tipos extremos (ectoinorfo y endomorfo) son
los que conducen a los juicios más desfavorables, independientemente de su
sexo. En su conjunto, ninguno de los dibujos femeninos despertó un gran
entusiasmo. De esta forma, ninguno de los tipos corresponde a nuestro ideal
/ femenino actual, pero si observamos. el tipo mesomorfo femenino de Sheldon
no cabe duda de que la misma experiencia realizada en la época en que éste

TABLA IX. -Notas medias obtenidas en la atribución de comportamientos a los


diferentes morfotipos de Sheldon por parte de su;etos ingenuos
(las cifras subrayadas co"esponden a las previsiones de la teoría de los somatotipos)

Somatotipos
ENDOMORFO
1
Temperamentos Endomorfo Mesomorfo Ectomorfo

Viscerotonía 5,3 2,8 1,8


Somatotonía 2,6 5,1 1,9
Cerebrotonía 2,1 2,0 4,9

estableció sus tipologías habría hecho que nuestros abuelos mostraran una
mayor admiración. También resulta poco probable que la frecuencia de los
diferentes tipos en la población actual sea la misma, ya que estos tipos han
evolucionado evidentemente al ritmo de los cánones estéticos.

MESOMORFO
e. Fisonomía, religión e lconografia

Al principio de este capítulo trabamos conoc1m1ento con la tentativa


FIG. 5. _::. Somatotipos de la roría de Sheldon. emprendida por Lebrun de fundar una morfotipología universal. Su clasi-

M/4M4Q AP4,hW (44M;h46\44¾$ 44.4&@ MW!


412 1 Pensamiento y vida social
10. La epistemología del sentido común \ 413

ficación se basaba as1m1smo en tres tipos básicos que s~ definían, según él,
por la posición y la forma de los ojos (fig. 6 ).
El tipo II caracteriza al hombre de razón, tranquilo, sereno, racional, que
controla sus pasiones. El tipo I caracteriza a los hombres de genio, goberna-
dos por impulsos generosos y creadores. La posición ascendente de los ojos
es, según Lebrun, la de un individuo en busca de Dios, de celebridad e inmor-
talidad. El tipo III, con los ojos bajos en señal de vergüenza o temiendo la
luz que iluminaría sus «negros instintos» es un hombre dominado por «pasio-

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santa no .resisten el «psicoanálisis salvaje» inscrito en las teorías implícitas del
medio social de los lectores del Nouvel Observateur.
{
Tipo 1 Tipo 11 Tipo 111 .t
,·5:
_, F. Conclusión
FIG. 6.
Habíamos abierto este capítulo y lo cerraremos con una estampa ex-
\;> traída del célebre Essai sur la physiognomie destinée a connaitre l'homme et
nes innobles». Pedimos a varios estudiantes de psicología que evaluaran estos
rostros. El consenso registrado no tiene nada que ver con las previsiones de -'.t:
a le faire aimer escrito por Lavater a finales del siglo XVIII.
El análisis y los comentarios realizados por este autor, amigo de Goethe
Lebrun. Entonces, ¿es falsa la teoría de Lebrun? Sin duda, pero tampoco \
·l,
{ y relacionado con el «movimiento de la Ilustración», nos ofrecen una buena
cabe duda de que fue «cierta» y eficaz en la ideología de la época. ,¡ definición, sin duda implícita, de los procesos que acabamos de estudiar.
Una comparación del tipo I y de toda la iconografía religiosa de inspira- X
,1 La «primera vista», el «primer vistazo» nos permiten situar a toda per-
ción «sansulpiciana» nos dirá mucho más que largos discursos sobre las re-
laciones entre las teorías de la personalidad y el funcionamiento del grupo
:: sona de nuestro entorno social. Si bien este último sólo puede justificar su
social. i cohesión a través del «conocimiento y el amor a los demás», también se
f caracteriza a nivel de su funcionamiento concreto por la producción y repro-
En un cómic reciente consagrado a Santa Teresa de Avila, Claire Bré-
ducción de relaciones sociales que sin duda no tienen nada que ver con el
techer utilizó otros rasgos físicos para darnos a conocer a esta santa y sus
amor del Otro. La justificación de estas relaciones, del lugar de unos y otros,
experiencias místicas. Para poder comprender y degustar· el humor de este
de las relaciones entre grupos sociales debe, para ser natural, constituir otras
cómic, resulta evidente que el lector debe tener un modelo de la personalidad
tantas evidencias, «oráculos del sentimiento» que regulen los afectos inter-
totalmente diferente del elaborado por Lebrun. Las elevaciones de alma de la
personales.

414 1 Pensamiento y vida social

Este «sentimiento» puede ser una cuestión tanto del Poder social como
de la Persona. 11 La teoría de la atribución
Aunque nadie nos hubiese dicho que este retrato era el de Judas Is- por JOS JASPARS y MILES HEWSTONE
cariote de Holbein, aunque nunca hubiésemos visto un rostro que se le
pareciese, un primer sentimiento nos advertirla inmediatamente que no
podemos esperar generosidad ni ternura ni nobleza de alma. El iudio sór-
dido nos chocarla aunque no pudiésemos .compararlo ni darle un nombre.
Esos son los oráculos del sentimiento.

------- A. Percepción de la persona y teoría de la atribución

La percepción de la persona y, en particular, la percepción del otro siem-


pre ha sido considerada como una de las piedras angulares de la psicología
social (Bruner y Tagiuri, 1954). Probablemente este interés se debe princi-
palmente a que «las propiedades objetivas y físicas de la estimulación social
y de los resortes que ésta pone en acción siempre han sido consideradas me-
nos signifirntivas para el análisis del comportamiento social que sus contra-
partes subjetivas» (Zajonc, 1969, pág. 320). Resulta fácil comprender las
razones de ello si nos damos cuenta de que los juicios sociales están llenos de
supuestos errores e ideas preconcebidas (Nisbett y Ross, 1980) y no confían en
reglas óptimas para el tratamiento de las informaciones, sino en métodos
heurísticos simplificadores, como la disponibilidad y la representatividad (Kah-
neman, Slovic y Tversky, 1982). Sería difícil explicar la acción humana y,
sin duda, el comportamiento social sin un conocimiento de los procesos cog-
nitivos que sirven como mediadores entre la realidad física u objetiva y la
reacción de un individuo. Examinemos primero algunos ejemplos a fin de
ilustrar por qué resulta tan importante tomar en consideración la represen-
tación subjetiva del mundo en que vivimos.
La mayoría de nosotros nos preocupamos por nuestra salud y estf!mos
dispuestos a tomar medidas preventivas para garantizar que nos mantenga-
mos en buenas condiciones y no caigamos enfermos. No cabe duda de que
nuestra actitud al respecto no es estrictamente racional. De lo contrario, no
habría nadie que fumara cigarrillos. Aparentemente, los fumadores subestiman
el riesgo de contraer un cáncer de pulmón (Eiser, Sutton y Wober, 1973) o la
gravedad de esta enfermedad. Tales creencias erróneas se hallan muy exten-
• didas y no se limitan a los fumadores y al cáncer de pulmón. Como lo ha

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416 1 Pensamiento y vida social 11. La teoría de la atribución 1 417

mostrado King (1982), la gente cree por lo general que fas enfermedades zación, basados en gran medida en la manera como hablamos de los acon-
comunes no son graves y que las enfermedades graves no son muy frecuen- tecimientos ordinarios y la manera como los explicamos por escrito, concede
tes. Al considerar si una enfermedad puede evitarse (por ejemplo, una en- una gran importancia a las «propiedades importantes del carácter y de la psi-
fermedad contagiosa o infecciosa), las personas toman en c~nsideración estas cología de otra persona, como pueden ser sus acciones, sus motivos, sus
estimaciones subjetivas de riesgo y gravedad, lo que puede resultar, de hecho, afectos, sus creencias, etc.» (Heider, 1958, pág. 58). Si no se atribuye el
absolutamente erróneo. Según Herzlich ( 197 3 ), dichas creencias son insepa- comportamiento de una persona a estos rasgos latentes, sus actos seguirán
rables de nuestras representaciones sociales de la salud y la enfermedad. siendo en gran parte incomprensibles. Para ilustrar este punto, Heider ana-
Por supuesto, los errores de juicio no son prerrogativa del gran público. liza la fábula del cuervo y la zorra que hizo célebre La Fontaine (Heider,
Incluso los psicólogos tienden a tener puntos ciegos. En un estudio del valor 1958, pág. 13). Los primeros versos de la fábula, que el lector probable-
de la orientación profesional, uno de nosotros (Jaspars, 1968) examinó los mente conoce de memoria, hacen que Heider proponga conceptos funda-
éxitos y fracasos de clientes que habían recibido asesoramiento hacía tres mentales como la necesidad, la causa y el poder, para analizar las nociones
y cinco años. El resultado mostraba que los clientes que habían seguido el \ del sentido común relativas al comportamiento humano. Resultaría impo-
consejo de los orientadores habían obtenido un mayor éxito en general que sible comprender una historia tan simple sin recurrir de forma implícita a
aquellos que no lo habían seguido.· No obstante, un análisis con mayor pro- dichos conceptos: Muy recientemente, la cuestión quedó completamente cla-
fundidad mostró que los psicólogos sobrestimaban la importancia de la inte- ra gracias al trabajo de Schank y Abelson ( 1977 ), quienes intentaron progra-
ligencia general y subestimaban la pertinencia de ciertos rasgos de carácter mar un ordenador a fin de comprender un lenguaje natural de un género
cuando asesoraban a sus clientes en comparación con lo que parecía ser vecino. Para que el ordenador pueda parafrasear historias o responder pre-
el caso en realidad. Cosa interesante, los propios clientes parecían cometer el guntas sobre éstas, es necesario que memorice informaciones formuladas en
error inverso, al explicar su propio éxito y sus propios fracasos en función función de actos y estados primitivos, así como de relaciones causales del
de factores sociales y rasgos de carácter, en lugar de en función de su inteli- tipo propuesto por Heider.
gencia. Resultaría difícil comprender al mismo tiempo el consejo dado por He aquí una ilustración aún mejor de nuestra necesidad ineludible de
los psicólogos y la acción emprendida por los clientes si no supiéramos que atribuir los acontecimientos observables a rasgos humanos, incluso si dichos
esta comprensión de las causas de éxito y fracaso difería y estaba plagada de acontecimientos son, además, de naturaleza abstracta. Esta ilustración se la
parcialidades tanto en un caso como en el otro. debemos a la película producida por Heider y Simmel ( 1944) en la que se
Así pues, el juicio que hacemos sobre los demás y sobre nosotros mis- ve cómo se desplazan tres figuras geométricas: «En la medida en que el
mos puede ser erróneo. He aquí un ejemplo importante e interesante: el esquema de los acontecimientos mostrados en la película es percibido en
efecto de primus inter pares (PIP), explicado por Codo! (1976). En una serie función de los movimientos en tanto que tales, el esquema presenta un caos
de estudios, Codal mostró que, al parecer, todos nosotros nos consideramos de elementos yuxtapuestos. Pero cuando las figuras geométricas adquieren
mejores que la media de los demás, lo que evidentemente resulta imposible. caracteres personales, de manera que sus movimientos son percibidos en
Según este autor, este efecto es una manifestación de la tendencia humana, función de motivos y sentimientos, aparece una estructura unificada» (Heider,
muy fundamental y motivada, consistente en ser al mismo tiempo similar 1958, pág. 32).
a los demás y diferente de ellos. Consagraremos la parte principal de este capítulo a la atribución de
Por consiguiente, quizá sería preferible no calificar de errores las insufi- unidades observables a disposiciones subyacentes. Al hacer esto, el observa-
ciencias del juicio humano. Se trata, por supuesto, de errores, en co¡npara- dor explica el comportamiento como un efecto causado por una disposición.
ción con la realidad objetiva, pero calificar de imperfecto el comportamiento El actor y el acto son percibidos como una unidad causal, al igual que en
humano o el juicio social no nos enseña gran cosa al respecto. Lo que qui- las experiencias de Michotte sobre la causalidad física, dos objetos que cho-
siéramos saber es qué procesos intervienen en los juicios sociales realizados can entre sí como dos bolas de billar son vistos como un Gestalt cinemático
por las personas. Sin este conocimiento, los errores siguen siendo simplemen- (Michotte, 1946).
te errores. Por supuesto, los procesos de atribución de este tipo no son más que
Nadie ha contribuido más que Heider a la comprensión del juicio social. una parte de la percepción del otro y del juicio sobre él. La atribución de
En su psicología de las relaciones interpersonales (Heider, 1958 ), Heider un comportamiento a rasgos latentes constituye tan sólo la primera etapa
intentó descubrir cómo percibimos y explicamos nuestro propio comporta- de la formación de una impresión sobre otra persona. Para que el observador
miento y el de los demás en la vida cotidian¡. Su análisis y su conceptuali- llegue a un juicio definitivo de conjunto es necesario que integre rodas las

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418 1 Pensamiento y vida social 11. La teoría de la atribución 1 419

informaciones disponibles, ya sean inconsistentes o no. Una vez integrada Wertheimer. De esta forma, se considera que factores como la similitud y
la observación aparece una representación que sobrentiende una teoría (de la proximidad determinan el lugar de la atribución. Si dos acontecimientos
la personalidad) implícita completa por parte del observador. Todos estos son parecidos entre sí o se desarrollan uno cerca del otro, es probable que
aspectos de la percepción de la persona han sido objeto de un detallado uno .de ellos sea considerado la causa del otro.
estudio de psicología social (véase el capítulo de H .. Paicheler), por lo que La consecuencia más importante de este lazo inevitable entre actor y acto
no los abordaremos aquí. En el presente capítulo nos interesaremos única- es que, en general, una atribución «a la persona» es más verosímil que una
mente por un proceso fundamental: explicar nuestro comportamiento y el atribución «a la situación», ya que las personas son consideradas como el
del otro en función de las características de la persona y/ o de las caracte- «prototipo de los orígenes». Heider ilustra en parte por qué las atribuciones
rísticas de la situación. en función de la persona reciben este tratamiento de favor con una cita de
En el resto de este capítulo, examinaremos primero cuatro teorías prin- Fauconnet:
cipales de la atribución. En la tercera parte someteremos estas teorías a un
examen crítico. En la cuarta parte, concederemos particular atención a cier- \ «Existe una causalidad propia del hombre, .distinta de la causalidad que
encadena entre sí los fenómenos de la naturaleza. De cierta manera, el hom-
tos aspectos sociales del proceso de atribución y, en la última parte, discu-
tiremos los principales problemas a que se enfrentará la teoría de la atribu- bre es una causa primera, si no ya de los movimientos materiales que consti-
tuyen sus actos, al menos de su calidad moral. En él reside toda la efi-
ción en un futuro· próximo. ciencia del carácter que les confiere un valor, él es plenamente su autor, su
creador» (Fauconnet, 1928, págs. 177-178).

B. Cuatro teorías principales El hecho de que una persona sea vista como una causa primera o «lo-
cal», más allá de la cual no podemos retrazar la cadena de las interferen-
Si bien es evidente que hubo muchos otros desarrollos significativos, las cias aleatorias, este hecho implica que el comportamiento (o su efecto) pue-
cuatro teorías esbozadas a continuación constituyen las principales contribu- da ser anulado con mayor facilidad y justificación si se «destruye» el origen
ciones teóricas en este campo. Cada .una aborda y analiza un aspecto algo absoluto de los efectos. De este modo, la atribución excesiva a la persona
diferente de la percepción social, pero los intereses compartidos coinciden tiene un fundamento claramente motivado, pues cumple funciones sociales
entre sí, lo que era previsible, ya que el análisis teórico de Heider (1958) y psicológicas. Fauconnet también discutió las graves implicaciones sociales
ha proporcionado los fundamentos de las tres teorías restantes. Así pues, de esta idea preconcebida. Habiendo sido discípulo de Durkheim, creía que el
comenzaremos por el trabajo de este autor. crimen perturba la sociedad y amenaza la vida social. La forma más simple de
mantener el orden o restablecerlo consiste en destruir la fuente o el origen
del crimen. Las personas manifiestan una predisposición que les hace per-
a. La teoría de Heider del "Análisis ingenuo de la acción• cibir al otro de manera que se conserve la armonía de la sociedad, mostrándose
particularmente severas con ciertas otras personas. Como escribía Fauconnet:
La «psicología ingenua» de Heider intentó formular los procesos a través
de los cuales un observador desprovisto de formación o un ·psicólogo inge-
«Las gentes temidas por su brutalidad son las primeras sospechosas de
nuo comprenden el sentido de las acciones de otra persona. En sus primeros un crimen violento; las personas despreciadas, de una vileza; las personas
trabajos, Heider estudió, al igual que Michotte (1946), la percepción ·del que provocan repugnancia, de un acto inmundo. Las personas "mal vistas"
movimiento de las figuras geométricas (Heider y SimJDel, 1944) e introdujo son acusadas y condenadas mediante indicios que se considerarían insuficien-
las importantes nociones de «formación de unidad» y de personas en tanto tes, si una prevención desfavorable no los emparentara de antemano al cri-
que «prototipo de los orígenes», a las que posteriormente se concedería una men. Por el contrario, si concedemos nuestra benevolencia al acusado, exigi-
atención mucho mayor. mos pruebas irrefutables para imputarle la materialidad del crimen» (Fau-
La formación de la unidad está relacionada con el proceso mediante el connet, 1928, pág. 266).
cual el origen y el efecto, el actor y el acto, son vistos en-tanto que partes
de una unidad causal. Heider se interesó especialmente por los diversos Este primer artículo de Heider, a pesar de sus considerables intuiciones,
grados de semejanza entre ambas partes de la unidad, sufriendo así la influen- ha recibido una atención mucho menor de la que merece. Recomendamos
ci.1 de los principios de la organización de la\ percepciones formulados por su lectura a todo estudiante que busque una exposición corta y sucinta de

._.,. ,tk)J q;;;¡ , •. ; t,&4$t;.O::MJli,t$4 ;;;;;p;.,12wa« Al a un zt Mt\6 $)14;@ M P¼ JI ... ~--·-,_.,.,..,,.~~-


420 j Pensamiento y vida social 11. La teoría de la atribución 1 421

las ideas de Heider. En contraste con el relativo olvido en que ha caído


este artículo, la monografía de Heider (1958) se ha convertido en una espe- b. La teoría de la «Inferencia correspondiente» de Jones y Davis
cie de biblia para aquellos que realizan investigaciones sobre la atribución
y al menos urn1 parte de su contenido merece ser examinada aquí. Como reconoció Heider, el criterio de intencionalidad resulta decisivo
El análisis ingenuo de la acción ( tal como se presenta en el capítulo 4 de en la causalidad personal y la teoría de Jones y Davis (1965) representa una
la Monografía), que no representa sino una parte de la psicología del sentido tentativa de conceptualizar cómo los individuos realizan inferencias sobre las
común de Heider, trata de las relaciones entre el comportamiento observa- intenciones de una persona y, alternativamente, sobre sus rasgos de carácter
ble y las causas que no pueden ser observadas. Heider sostiene que ésta es (véase también Jones y McGillis, 1976).
una actividad humana fundamental que permite que los individuos creen El problema del observador consiste en decidir qué efectos de una 11cción
una organización a partir del caos y establezcan relaciones entre estímulos observada provienen, llegado el caso, de una intención del actor; los dos
que cambian continuamente y las propiedades est11bles del entorno. Esto con- \ criterios esenciales son el conocimiento y la capacidad supuestos. Para infe-
duce a su vez a la distinción entre causas externas e internas. Las causas in- rir que algunos de los efectos provienen de una intención, el observador
ternas son factores situados. en, el interior de la persona (por ejemplo, el debe creer que el actor «conocía» las consecuencias de su acto. Además, este
esfuerzo, la e11pacidad y la intención), mientras que los factores externos se actor debe ser considerado «capaz» de producir los efectos observados. Así
hallan en el exterior de la persona (por ejemplo, la dificultad de la tarea pues, éstas son las condiciones previas para que se atribuyen intenciones, que
y la suerte). a su vez constituyen condiciones necesarias a las inferencias relacionadas con
Debemos comprender que Heider no concibió estos factores como si las características personales subyacentes del actor. La finalidad de la teoría
fuesen independientes entre sí. La capacidad y la dificultad de la tarea, por de la inferencia correspondiente es:
ejemplo, están relacionadas dentro del concepto ingenuo de «poder». Y al-
gunos factores tampoco actúan solos sobre el comportamiento. El esfuerzo «construir una teoría que explique de forma sistemática las inferencias
y la intención se combinan con la capacidad para influir sobre el comporta- de un observador sobre lo que un actor intentaba lograr con una acción par-
miento. Las (buenas) intenciones no bastan por sí solas y la cap11cidad no es ticular» (Jones y Davis, 1965, pág. 222).
capaz de conducir a la acción, según el sentido común, si no se añade el
esfuerzo. El concepto centrnl de la teoría, la inferencia correspondiente, está rela-
En su análisis de las fuerzas debidas al medio, Heider no se limitó al cionado con el juicio del observador consistente en creer que el comporta-
efecto de los factores ,aleatorios y a los aspectos materiales de la situación. miento del actor es causado por un rasgo particular o corresponde a dicho
Si bien estos últimos recibieron una gran atención en investigaciones poste- rasgo. De esta forma, las disposiciones subyacentes se expresan de forma di-
riores, la utilidad de la obra de Heider reside, de hecho, en aportar un recta en el comportamiento o, como decía Jones (1979): «Se actúa a corazón
análisis detallado y fino de los determinantes sociales del comportamiento abierto». Un ejemplo simple de dicha inferencia sería atribuir el comporta-
humano, tal como los comprende el observador profono. Las peticiones y miento agresivo de alguien al rasgo de «ser agresivo». En suma, el trabajo
órdenes, en la medida en que forman parte del medio interpersonal, y las de Jones y Davis constituye una exposición de las condiciones que facilitan
obligaciones (.,.) y valores que constituyen una realidad objetiva situada por la construcción de inferencias correspondientes. Primero, el principio de los
encima de los . individuos, en el sentido de Durkheim, desempeñan, según «efectos no comunes» propone que la disposición, o la intención, que go-
Heider, un importante papel en las explicaciones del sentido común. bierna la acción es indicada por aquellas de sus consecuencias que no com-
Las ideas presentadas por Heider han tenido una enorme influencia sobre parte con las acciones alternativas; cuanto menor sea el número de estos
las investigaciones posteriores en el campo de la atribución, pero hasta ahora efectos no comunes, menos ambigua será la atribución. De esta forma, la
no se han adoptado todas sus sugerencfas hasta sus últimas consecuencfas teoría supone que los efectos comunes de dos campos de elección no pueden
y aquellas que han sido desarrolladas conducen, en ocasiones, a representa- explicar por qué se ha elegido un término de la alternativa y no otro.
ciones erróneas de la aportación original de Heider. Si se quiere comprender por qué un estudiante h11 elegido estudiar en
la Sorbona y no en Aix-en-Provence, el principio de los efectos no comunes
nos dice que todas las características compartidas por los dos polos de elec-
ción (por ejemplo, que ambos cuentan con profesores muy conocidos y res-
f petados) no nos sirven de nada a la hora de respc.,nder a esta pregunta. Son

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422 1 Pensamiento y vida social 11. La teoría de la atribución J 423

las características que diferencian a ambas universidades (por ejemplo, una nado una base fecunda para nuevas teorías (por ejemplo, las de Jones y Nis-
ofrece enseñanza basada en la biologfa y la otra tiene una tendencia socio- bett, 1972; Ross, 1977) que han culminado en un análisis más completo y
lógica) las que guían al observador. El segundo factor de la teoría, la «desea- sistemático de las ideas preconcebidas en la atribución y en los demás juicios
bilidad social», tiene relación con lo que el observador cree que harí1!.ll otros sociales (Nisbett y Ross, 1980).
actores en la misma situación. Si bien Jones y Davis reconocen que los efec-
tos que normalment~ son deseables para los actores indican mejor sus inten-
ciones, también señalan que los efectos universalmente deseados aportan muy c. Las teorías de la •Covaríanza y de la configuración» de Ke/ley
poca cosa al observador sobre los rasgos únicos de un individuo. De esta
forma, es el comportamiento indeseable o en desacuerdo con el papel del in- La contribución de Kelley se basa en la proposición de Heider consisten-
dividuo el que resulta más escfarecedor (por ejemplo, Jones, Davis y Ger- te en afirmar que para llegar a comprender el medio, es necesario hacer un
gen, 1961). En el estudio de Jones et al., se pidió a varios estudiantes q~ análisis causal parecido al método experimental (Kelley, 1967). Kelley co-
escucharan la entrevista grabada en cinta magnética entre un examinador\ mienza planteando la siguiente pregunta: ¿qué información se emplea para
y un candidato a un empleo. Para los diversos sujetos, el candidato aspiraba llegar a una atribución causal y _de qué manera se produce este fenómeno?
a un puesto de submarinista o astronauta y escuchaban la descripción que Se describen dos casos diferenciados por la cantidad de información dispo-
hacía el interrogador del candidato «ideal» (un individuo «extravertido» en nible. En el primer caso, la persona que realiza la atribución cuenta con in-
el primer caso y un individuo «introvertido» en el segundo). A medida que formaciones provenientes de fuentes múltiples y puede percibir la covariación
se desarrollaba la entrevista, la mitad de los sujetos escuchaban cómo el de un efecto observado y de su posible causa. Pero en el segundo caso, la
candidato se describía a sí mismo como una persona introvertida, mientras información proviene de una sola observación, de manera que la atribución
que la otra mitad oía que el sujeto se describía como una persona extraver- debe tomar en consideración la configuración de los factores que constituyen
tida. Tras haber escuchado la cinta magnética, se pedía a los sujetos que causas plausibles para el efecto observado.
dieran su impresión sobre el tipo de persona que, en su opinión, era el Al describir la atribución en el caso de la covarianza, Kelley utilizó, al
candidato en realidad y que dieran umt estimación en confianza. Como se igual que !ieider, una versión ingenua del «método de las diferencias» de
preveía, los resultados mostraron que únicamente cuando el comportamiento J. S. Mili: se atribuye un efecto a una condición que está presente cuand<,
del candidato estaba en desacuerdo con el «ideal» del examinador se le des- el efecto también lo está, y que está ausente cuando también lo está el
cribía (en confianza) como una persona introvertida o extravertida. La expe- efecto. La lógica subyacente de la covarianza, sostiene Kelley, es parecida
riencia confirma así que el comportamiento conforme a un papel o social- . a la de la técnica estadística conocida con el nombre de análisis de varianza
mente deseable nos brinda escasas informaciones sobre los rasgos de perso- (ANOVA). De esta forma, Kelley ha arrojado luz sobre la noción de «el
nalidad de un individuo. hombre, ese científico».
De esta forma, Davis y Jones aportan una serie de proposiciones sobre La esencia del modelo ANOVA puede expresarse por medio de una frase
cómo un observador busca la causa de una intención en el carácter. Como utilizada como ejemplo en el estudio de McArthur (1972): «Juan se ríe del
lo indica el título de su estudio, estos autores intentan saber cómo los ob- cómico». Este resultado podría estar causado por algo situado en la «perso-
servadores dan el salto que les per~ite inferir «las disposiciones en base a los na» (Juan), en el «estímulo» (el cómico),· en las «circunstancias» (por ejem-
actos». Eiser (1980) ha señalado que la relación entre comportamiento, in- plo, el momento en que se produce el resultado) o por alguna combinación
tenciones y disposiciones es problemática. Esta relación supone literalmente de estos factores. En términos de un análisis de varianza, las variables inde-
que el comportamiento es «causado por» intenciones que, a su vez, «son pendientes constituyen las tres maneras posibles de examinar las variaciones
causadas por» disposiciones de la persona. Esto significaría, de hecho, que observadas en los efectos: a) variaciones relativas a las personas (informa-
al ver que alguien se comporta de manera «torpe», por ejemplo, habría que su· ción de «consenso»); b) variaciones relativas a las entidades (información de
poner que dicho comportamiento era intencional. En lugar de adoptar esta «diferenciación»); e) variaciones relativas al tiempo y/o a las modalidades
interpretación mecanicista, podemos considerar que el modelo de Jones y (información de «consistencia»). La variable dependiente es indicada por el
Davis constituye un conjunto de previsiones válidas para ciertos tipos de hecho de saber si el efecto tiene lugar o no. El efecto de covarianza propone
comportamientos, pero no para todos. Por otra parte, es una manera de que se considere al efecto como producto del factor con el que varía. De esta
abordar el problema que ·ha estimulado la realización de numerosos estudios manera, si Juan es el único que se ríe del cómico (consenso débil), ha hecho
empíricos y que ha sido confirmada por,ellos. Estos estudios han pr_oporcio- lo mismo anteriormente (consistencia fuerte) y si también se ríe de todos los

b.

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424 1 Pensamiento y vida social 11. La teoría de la atribución 1 425

otros cómicos (diferenciación débil), se considera que el efecto es producto El elegante modelo ANOVA de la atribución de Kelley presenta una
de algo situado dentro de la persona (Juan). El estudio de McArthur (1972) construcción que permite poner a prueba con gran claridad un buen núme-
y numerosos estudios realizados desde entonces nos hacen pensar que el ro de hipótesis. Este modelo ha conducido a la proliferación de estudios y
consenso, la consistencia y la diferenciación afectan realmente las atribucio- ha engendrado nuevas ideas, pero también ha producido una cierta miopíá
nes de una manera sumamente parecida a la prevista por Kelley. relativa a la atribución en contextos más sociales y realistas. Sin embargo,
Kelley (1972, 197 3) reconoce que el modelo ANOV A ha sido idealizado no es justificado criticar a Kelley diciendo que lo único que hizo fue elabo-
y que existen circunstancias en que el observador carece de la información, la rar el modelo de covarianza, ya que tuvo el tino de observar su carácter
motivación y el tiempo necesarios para examinar observaciones múltiples. En idealizado y él mismo hizo un llamamiento para que se realizaran otros tra-
estos casos de datos incompletos, las atribuciones se realizan en base a una bajos sobre la atribución en su contexto natural (Kelley y Michela, 1980}.
observación única, empleando esquemas causales. Estos esquemas constitu-
yen creencias relacionadas con la forma de interacción de ciertas especies de .
causas para obtener una especie específica de efecto y pueden ser ilustra- \ d. La teoría de las atribuciones para "el éxito y el fracaso•
dos mediante dos principios que han recibido una atención particular en la de Weiner
literatura especializada. El primero es conocido con el nombre de «principio
de sustracción» y enuncia que el papel de una causa determinada en la pro- La teoría avanzada por Weiner (por ejemplo, Weiner, 1979; Weiner
ducción de un efecto determinado es sustraído si están presentes otras causas et d., 1972) trata sobre las atribuciones en un contexto relacionado con la
plausibles. De este modo, un individuo al que se había pedido que obtuviese realización de una tarea y se preocupa particularmente de las explicaciones
la sumisión de una persona de status elevado y de una persona de status que se han dado del éxito y del fracaso. :Esta teoría, al igual que las otras
inferior,· explicó de forma diferente el comportamiento similar de los otros a qmr hemos pasado revista, debe mucho a Heider, quien estudió las atribu-
dos. Los factores internos habían sido sustraídos (o considerados menos im- ciones de la realización en el contexto de la distinción entre la atribución
portantes) · cuando había que explicar la sumisión de la persona de status a la persona y al medio (por ejemplo, atribuir el fracaso a la falta de capa-
inferior, ya que los factores externos (por ejemplo, la fuerza aplicada por el cidad o a la dificultad de la tarea) y describió los conceptos de poder, inten-
individuo) proporcionaban causas externas plausibles (Thibaut y Riecken, tar, fortuna y dificultad en su análisis ingenuo de la acción.
1955). El «principio de au111.ento» tiene relación con la idea común de que, Weiner propone que estos cuatro factores son empleados por los indi-
si sabemos que existen coacciones, costos, sacrificios o riesgos implicados en viduos para predecir y explicar el desenlace de los acontecimientos en terre-
una acción que debe llevarse a cabo, se atribuye en mayor medida la acción nos relacionados con la realización de una tarea. Los individuos hacen el
al actor que en otras situaciones. Así, cuando un estudiante proveniente de inventario de su propio nivel de capacidad (o del nivel de un ejecutante),
un medio pobre aprueba un examen, es posible que se atribuya su éxito más de la cantidad de esfuerzo aplicada, de la dificultad de la tarea y de la fuerza
a factores internos (como el esfuerzo y la capacidad) que en el caso de un o dirección de la fortuna. Bajo estos factores se halla un esquema de clasi-
estudiante proveniente de un medio acomodado. ficación en tres direcciones, según el cual las causas son clasificadas en fun-
Estos principios ilustran únicamente dos de los esquemas de que dis- ción de su estabilidad (estable-inestable), del lugar de control (interno-exter-
pone el observador ingenuo (Kelley, 1972), y su funcionamiento exacto aún no) y de la posibilidad de control (controlable-incontrolable). De esta forma,
no ha sido esclarecido. Donde existen fuertes ideas preconcebidas (por ejem- podemos concebir los cuatro factores de la siguiente manera:
plo,· cuando esperamos que ciertas causas actúen dentro de ciertos marcos),
éstas pueden dominar la percepción de covarianza. Las investigaciones sobre a) CAPACIDAD - estable, interna, incontrolable;
cómo los observadores resuelven la contradicción entre las creencias existen- b) ESFUERZO - inestable, interno, controlable;
tes y los nuevos datos revisten una evidente importancia para integrar las e) DIFICULTAD DE LA TAREA - estable, externa, incontrolable;
dos mitades de la teoría de Kelley. La noción de covarianza se aplica más d) FORTUNA - inestable, externa, incontrolable.
bien al caso «puro» y, como ha indicado Ross ( 1977 }, implica el empleo de
reglas esencialmente lógicas. Como ha dicho este mismo autor, esta noción Por supuesto, la información utilizada en este esquema debe ser recogida
puede ser utilizada por un «simple estadístico». Sin embargo, el empleo de en el medio social de una u otra manera. La capacidad percibida se basa en
conceptos de configuración es mucho más social, ya que exige «una consi- el grado de éxito anterior en una tarea específica o en tareas similares, y la
derable intuición sobre la naturaleza del hombre» (Ross, 1977, pág. 181).
• consistencia en la realización hace que se atribuva una capacidad. La dificul-

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426 1 Pensamiento -y vida social ,,
i 11. La teorla de la atribución 1 427

tad de la tarea se deduce de su realización por parte de otras personas; si


otras muchas personas han tenido éxito, se considera que la tarea es fácil; C. Desarrollos recientes y cuestiones claves en respuesta
si pocas otras personas han tenido éxito, es considerada difícil. Un desen- , las teorías principales
lace tiene mayores probabilidades de ser explicado en función de fo. fortuna
si el esquema de los éxitos y de los fracasos anteriores varía considerable-
a. ¿Cuándo se realizan las atribuciones?
mente. Por último, se puede atribuir el desenlace al esfuerzo si la realización
de la tarea parece motivada por poderosos estimulantes o si requiere, por Ante el renovado interés suscitado por las investigaciones sobre la atri-
ejemplo, una gran tensión muscular. bución, algunos investigadores pareéen haber empezado 1-.t casa por el tejado.
Estas ideas han sido apoyadas por numerosos estudios, en particular por Las atribuciones causales son sin duda un aspecto importante de la vida coti-
el de Frieze y Weiner (1971 ). Al parecer, los resultados que están en con- diana y pocos de nosotros negaríamos que llevamos a cabo dichos juicios.
tradicción con anteriores logros son atribuidos a causas inestables (la fortuna \ Pero parece legítimo preguntarse hasta qué punto o cuántas veces emprende-
y el esfuerzo), mientras que las realizaciones consistentes son explicadas en mos la actividad intelectual o cognitiva considerada por las teorías que aca-
funcióq. de factores estables (la capácidad y la tarea). Las atribuciones a la bamos de examinar.
capacidad, al esfuerzo y a fa fortuna fueron más numerosas tras un éxito Langer ( 1978) ha planteado la cuestión de saber cuánto tiempo se dedi-
( que tras un fracaso), mientras que se consideró que la dificultad de la tarea ca a la actividad reflexiva, sea la que ésta sea, sosteniendo que, de manera
desempeñó un papel más determinante en el fracaso que en el éxito. manifiesta, la acción reflexiva, de hecho, «escapa al pensamiento». Esta au-
Existen, desde luego, numerosos factores causales posibles y toda taxo- tora avanza la proposición de que, la mayor parte del tiempo, las personas
nomía constituye una simplificación; pero los cuatro factores originales han no buscan explicaciones ni se ocupan de forma activa de controlar las nue-
sido confirmados en gran medida por los resultados de las experiencias efec- vas informaciones recogidas. Sobre todo cuando realizan tareas que les son
tuadas y parecen ofrecer un buen resumen de las atribuciones de la realiza- familiares, las personas confían en «guiohes» bien aprendidos y generales,
ción de una tarea. en los que han almacenado un conocimiento detallado de cómo se conduce
la gente en ciertas situaciones, qué secuencia de acciones se desarrollará y
así sucesivamente. Si estos guiones fueran utiliz~dos, podríamos eximirnos
e. Resumen la mayor parte del tiempo del razonamiento causal complejo. Esta· posición
representa un progreso importante en relación con trabajos anteriores, al
Considerando estas teorías resulta fácil decir ( y algunos no han tenido dirigir nuestra atención hacia el conocimiento social almacenado en la mente
reparos para hacerlo) que no constituyen una teoría en sentido formal, sino de los observadores, su expectativa socialmente condicionada de un compor-
más bien un marco conceptual. No obstante, está claro que todas ellas tra- tamiento y, por último, una consideración más precisa del momento en que
tan cuestiones parecidas, interesándose por las explicaciones del sentido co- se emprenden atribuciones causales complejas. La suposición de que no bus-
mún, pero algunas de ellas son más adecuadas que otras para cuestiones y camos una explicación en todos los casos de comportamiento que observamos,
campos particulares. Si bien Heider es incontestablemente el fundador de la sino que, más probablemente, buscamos las causas de un comportamiento
teoría de la atribución, la sistematización de sus ideas --debida a Jones y inesperaáo, parece de acuerdo c.on el sentido común. Esto nos recuerda el
Davis, Kelley y Weiner- es la que ha proporcionado una amplia cosecha criterio utilizado por un periodista norteamericano para saber si un «suceso»
de datos experimentales. Estas principales teorías, sin embargo, no parecen podía proporcionarle el material para un «buen artículo»: «Si un perro muer-
referirse de forma directa a cuestiones como la explicación de fenómenos de a un hombre, no es noticia, pero si un hombre muerde a un perro, eso sí
de carácter más social. Antes de examinar con mayor profundidad dichos que es una noticia».
problemas debemos informar al lector de ciertos desarrollos recientes en este
campo, ya que los psicosociólogos -al igual que los profanos- no se duer-
b. Las causas o las razones como explicaciones:
men sobre sus teorías, sino que las ponen a prueba casi continuamente, las
¿por qué? o ¿por qué razón?
revisan, las amplían y, en caso necesario, las rechazan.
Hay que decir que, al concentrarse en las atribuciones causales, el estu-
dio de las explicaciones del sentido común se ha integrado con éxito en una
• psicología social predominantemente experimental. Aunque esto ha dado lu-

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428 1 Pensamiento y vida social 11. La teoría de la atribución 1 429

gar a una multitud de estudios y un número de pos1c10nes teóricas mucho inferencia ante los otros tipos de comportamientos» (Apfelbaum y Herzlich,
mayor del que podemos examinar aquí, la mayoría de ·las personas ordinarias 1970-1971, pág. 963 ).
pueden indicar algunas importantes lagunas. Una de estas lagunas .consiste
en que se ha prestado atención a •la cuestión de saber «por qué» alguien Pasando al tamiz la teoría de Kelley, estas mismas autoras sostienen que
se comporta de cierta manera, dejando a un lado la pregunta: «¿por qué resulta erróneo considerar que los observadores son personas que buscan un
razón» ha tenido lugar este mismo comportamiento? Si nos unimos a una conocimiento «verdadero» u «objetivo», pues esto equivaldría tratarlos como
manifestación para reclamar un aumento de las subvenciones para los estu- a estadísticos. Deschamps utiliza el mismo argumento:
diantes o si fumamos una petición de apoyo al movimiento «Solidaridad»
de Polonia, probablemente rechazaremos las explicaciones de tipo «por qué» «Esta teoría de la atribución parece aplicarse a un sujeto aislado, separado
de nuestro comportamiento. Sin duda negaremos haber sido empujados por de todo contexto social, pasivo ante el mundo que le rodea. No toma en
fuerzas externas, cuya impor!ancia explicaría nuestros actos, y ,pretenderemos · \ consideración la dimensión social de la atribución» (Deschamps, 1973-1974,
que nuestro comportamiento ha sido asumido con cierta finalidad. Nos he- pág. 713).
mos manifestado para atraer la atención del gobierno sobre la dificultad fi-
nanciera que implica la realización ,de estudios o bien hemos firm~do una Estos autores han planteado algunas penetrantes preguntas sobre la atri-
petición a fin de expresar a escala mundial la conciencia que tenemos de la bución, pero su enfoque es demasiado polémico. Al parecer, no toman en
crítica situación de los sindicatos en Polonia. consideración el interés que tiene el estudio de la atribución en tanto que
Esta distinción se halla en el centro de la crítica elaborada por Buss proceso cognitivo intrapersonal, enfoque que se justifica, en cierta medida,
(1978) y ha dado lugar a ciertas discusiones que no reproduciremos de forma cuando se pretende que la comprobación sistemática de las teorías en el la-
detallada en este capítulo. Pero reconocemos que una teoría general de las boratorio no es incompatible con el examen simultáneo de los fenómenos del
explicaciones del sentido común debería incluir el estudio de las «causas» «mundo real». También podría afirmarse que, antes de aplicar teorías en
(lo que implica un efecto) y de las «razones» (aquello por lo que se desen- un marco realista --como lo hacen la psicología clínica y la medicina pre-
cadena un efecto) y, sobre todo, cuando se pide a la gente que explique sus ventiva- deberíamos estar seguros de que «nuestras teorías son correctas».
propios actos. Sea como fuere, este género de críticas puede tener su utilidad al estimular
el debate y ha llevado a los autores de este capítulo a realizar una investi-
gación empírica más detallada y extendida sobre las dimensiones de la atri-
c. ¿Ha ignorado la teoría de la atribución la dimensión social? bución. Examinaremos esta investigación con más detalle a continuación.

Algunos de los primeros desafíos contra la creciente popularidad de la


teoría de la atribución (sobrt; todo en la psicología social de Norteamérica)
d. Los determinantes de la atribución: ¿el conocimiento «frío»
han surgido de psicosociólogos europeos. Apfelbaum y Herzlich (1970-1971)
han criticado algunos de los primeros estudios, debido a que dejaban a un
o la motivación «caliente»?
lado las creencias sociales de los observadores, su implicación personal en
las experiencias y sus relaciones con los otros participantes. Han afirmado La teoría de la atribución constituye todo un ejemplo de la perspectiva
que la teoría de Jones y Davis (1965) ha puesto demasiado acento sobre lo cognitiva que ocupa una posición central en la psicología social desde sus
que diferencia a un actor de los demás. Esto puede producir, avanzan estas inicios. Podemos resumir así los puntos principales de este enfoque: el tra-
autoras, una laguna respecto a las atribuciones relacionadas con la perte- tamiento activo de la información, el papel de las expectativas y de las com-
nencia de un individuo a un grupo y que explican el comportamiento en paraciones respecto a la percepción, la organización de la experiencia a tra-
función de estereotipos de grupo (por ejemplo, «Es un desviado, es como vés de la selección y la simplificación y las funciones de la organización en
todos los hippies»). A los ojos de Apfelbaum y Herzlich, la utilidad de la teo- la medida en que ésta guía la acción y facilita la previsión. Desde luego, la
ría se encuentra considerablemente reducida, ya que la atribución a la perso- perspectiva puramente cognitiva presenta algunos inconvenientes. Adoptar
na se convierte en sinónimo de etiquetar a la persona de desviada: una posición cognitiva absoluta equivale a considerar que las personas son
manipuladores racionales de información, aunque no infalibles. Se espera
«La atribución de ·características individuales se identifica así con la atri- que los. observadores tomen decisiones correctas cuando disponen de tiempo
bución de características desviadas, puest<\ que la teoría no permite ninguna suficiente, a menos que su visión sea «deformada» por influencias sociales

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430 1 Pensamiento y vida eoclaf 1 11. La teoría de la atribución 1 431

o tengan otros móviles. Las diferencias con la lógica son consideradas a su de Voltaire), por creer que «Todo está bien en el mejor de los mundos
vez como errores o prejuicios y los investigadores han reunido un creciente posibles». A pesar de este peligro, el punto de vista funcional ofrece una
número de pruebas que justifica su pesimismo por lo que se refiere a la orientación valiosa y que podría servir de foco si las investigaciones fueran
capacidad de los seres humanos para tratar las informaciones sociales de encaminadas en una nueva dirección:
manera refinada y exacta (véase Nisbett y Ross, 1980).
Se puede criticar y se ha criticado de hecho este punto de vista, debido
a que no toma en consideración los problemas de motivación, aunque éstos e. Resumen
hayan sido reconocidos efectivamente en los enunciados principales de la
teoría de la atribución. Tanto Heider y Kelley, como Janes y Davis han En este apartado hemos examinado algunos desarrollos que se han origi-
examinado las necesidades del observador, sus prejuicios egocéntricos y las nado en las teorías anteriores, así como los debates que animan este campo
otras formas de motivación relacionadas con la atribución. · \ tan concurrido. No debe caber duda alguna de que las cuestiones que consti-
Adoptar una posición más orientada hacia las motivaciones respecto a tuyen el objeto de las investigaciones actuales fortalecerán la teoría de la
los fenómenos de atribución_ significa que el investigador examina con mayor atribución en su conjunto, haciéndola más apta para tratar en toda su ampli-
detenimiento por qué y cómo se producen los juicios. Desde este punto de tud los fenómenos relativos a las explicaciones del sentido común. A conti-
vista, las atribuciones se realizan a fin de cumplir ciertas funciones y satis- nuación examinaremos de forma más detallada lo que consideramos un pro-
facer diversas necesidades (véase Hewstone, 1983) y no simplemente para blema clave y que, además, se halla en el centro de nuestras propias investi-
alcanzar la «exactitud». El enfoque funcional parece ampliar el campo de gaciones: las dimensiones sociales de las atribuciones. La explicación que el
aplicación de los estudios sobre la atribución y abre nuevas posibilidades de sentido común hace de los fenómenos sociales, como el desempleo o el terro-
utilización para los conocimientos psicosociológicos. Este enfoque también rismo urbano, no es tan sencilla como ciertas de las explicaciones considera-
nos ayuda a comprender ciertos resultados que parecen sumamente extra- das en la investigación sobre la atribución. Si ahora las estudiamos con ma-
ños sin él. Por ejemplo, varios estudios han ilustrado el mismo modelo de 0yor detalle, tenemos la oportunidad de percibir algunos de los factores que
atribución de una culpabilidad propia entre las víctimas de cáncer, los en- deberían formar parte de la construcción de una teoría realmente social de
fermos que tienen lesiones en la médula espinal y los padres de niños afec- la atribución.
tados por enfermedades graves ( véase King, 1983 ). ¿Por qué se deberían El hecho que se nos viene inmediatamente a la mente cuando intentamos
hacer dichas atribuciones autopunitivas?, ¿por qué un hombre o una mujer explicar la condición de una persona en paro es que ya no estamos estudian-
enfermos de cáncer habrían de sentirse culpables de haber contraído esta do tan s6lo un comportamiento, ni siquiera el resultado del comportamiento
enfermedad? Una explicación plausible es que este género de atribución de la persona que se halla en paro. Pueden existir varias causas intermedias,
representa una tentativa de dominar un acontecimiento inexplicable y cala- directas o indirectas, así como una causa primera o última. Por ejemplo,
mitoso. De este modo las explicaciones del sentido común pueden propor- se puede considerar que la causa del paro es la política del Partido Socia-
cionar un sentimiento (o quizás una ilusión) de dominio. Dichos resultados lista que detenta las riendas del poder o bien que las malas decisiones toma-
pueden prestarse a diversas interpretaciones, pero parecen tener sentido si das en la gestión pueden atribuirse a las prácticas y actitudes de los traba-
los consideramos como una función de dominio. El individuo que se ex- jadores. Así pues, la explicación de las condiciones sociales no es una cues-
plica la calamidad tiene por motivación llegar a cierto grado de dominio tión sencilla. Y sin embargo, esta explicación tiene lugar con mucha frecuen-
de su mundo social y físico, sobre todo al comprender las causas del com- cia y casi cada día nos vemos obligados a hacer un juicio de este tipo. Es
portamiento y de los acontecimientos. Se han identificado otras funciones que necesario examinarlo a fin de ampliar el contexto social de la teoría de la
incluyen la protección del amor propio positivo de la persona y el hecho de atribución. Es posible que podamos utilizar algunos aspectos de las teorías
presentarse a los demás de manera de provocar reacciones favorables de su estudiadas con anterioridad --como la información sobre el consenso de Ke-
parte. lley- para justificar una concentración en los factores causales internos o ex-
Desgraciadamente, la adopción de cualquier tipo de análisis de motivación ternos. Pero no podemos explicar una situación como el desempleo confor-
o de análisis funcional, por moderado que sea, plantea ún problema. Sobre mándonos con una simple explicación «o bien ... o bien» en función de la
todo porque, en ocasiones, parece ofrecer una explicación para todo. Se persona y de la situación y tampoco se explica a través de fuerzas causales
considera que toda atribución extraña cumple una función de cierto tipo y el discretas en cierto momento del tiempo.
investigador termina, como el doctor Pangfoss (ridiculizado en el Candide El terrorismo en las ciudades, como los atentados perpetrados reden-

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432 1 Pensamlent~ y _vida social 11. La teoría de la atribución 1 433

teniente en París, ponen de relieve la misma necesidad de dar unas bases también tienden a realizar atribuciones a la disposición en los actos posi-
más sociales a nuestras teorías de la atribución. En una explicación razonable tivos (y atribuciones a la situación en los actos negativos) de los miembros
debería intervenir la dimensión histórica de la capital francesa como asilo de de su grupo.
refugiados políticos, la perspectiva global de las relaciones entre árabes e Este efecto ha sido demostrado por Taylor y Jaggi (1974) en un estudio
israelíes y el reciente ataque efectuado por Israel contra el Líbano, las repre- efectuado en el sur de la India. Los adultos hincluistas a quienes se había
salias dirigidas contra objetivos judíos en la capital, etc. En otras palabras, pedido que explicaran un comportamiento positivo daban explicaciones in-
toda explicación de un caso determinado de terrorismo exigiría una enorme ternas cuando el actor era hinduista y explicaciones externas, por el con-
cantidad de conocimientos sobre la sociedad. No iríamos muy lejos si exa- trario, cuando el actor era musulmán. En la explicación de los comporta-
mináramos las características personales de las personas asesinadas en un mientos negativos se obtuvieron los resultados opuestos; el comportamiento
restaurante judío de la rue des Rosiers, ya que no fueron asesinadas debido negativo de un actor hinduista era «justificado» en función de factores ex-
a sus rasgos particulares, sino simplemente porque formaban parte de una \ ternos debidos a la situación, mientras que el comportamiento negativo de
categoría social, los judíos. De forma similar, el comportamiento de los ase- un actor musulmán era atribuido a disposiciones personales.
sinos no puede atribuirse' a sus características personales, sino más bien al
hecho de haber adoptado u'na ideología determinada. A continuación exami-
naremos varios estudios que están más estrechamente relacionados con este b. La influencia social
nivel del análisis.
Un segundo desarrollo ha consistido en estudiar las atribuciones en algu-
nos de los contextos sugeridos por la literatura de la influencia social. Esto
D. Las dimensiones sociales de la atribución lleva a pensar que, en numerosos ejemplos, los individuos no responden por
sí solos, sino que intentan conocer las opiniones de otras personas antes de
Este apartado estudia las cuatro dimensiones sociales principales de la comprometerse. Para conocer cómo las opiniones de los demás pueden influen-
atribución, haciendo referencia a otros capítulos del libro. ciar las atribuciones, podemos estudiar las investigaciones sobre la polari-
zación de los grupos (véase el capítulo de Doise y Moscovici, cap. 7, vol. I).
Estos estudios sugieren que la discusión acentúa o polariza las respuestas en
a. La categorización social la misma dirección que aquellas respuestas que se han realizado antes de la
discusión. Hewstone y Jaspars (1982) observaron el mismo resultado al pedir
Hemos partido de la afirmación de que la teoría de la atribución, al a adolescentes británicos de raza negra y blanca que explicaran las discrimi-
intentar explicar el comportamiento de los individuos, había manifestado una naciones raciales. Tanto blancos como negros atribuyeron la responsabilidad
tendencia más bien 'l.ndividualista, en lugar de examinar las atribuciones a de la discriminación al sistema y no tanto a las disposiciones de los jóvenes
nivel intergrupal (Deschamps, 1973-1974). Como ya hemos indicado en ca- negros. Los juicios más radicales (pero que iban en la misma dirección) fue-
pítulos anteriores (Hewstone y Jaspars, 1982; Jaspars y Hewstone, 1982), la ron pronunciados por ambos grupos una vez finalizada la discusión. Los
investigación a este nivel se preocupa por saber cómo explican los miembros miembros de los dos grupos propusieron atribuciones diferentes: los negros
de los diferentes grupos sociales el comportamiento de los miembros de su acusaron más al sistema y menos a los rasgos de los negros que los blancos,
propio grupo y de los otros grupos sociales. Esta preocupación ha dado pero ambos grupos compartían la misma explicación en un grado considerable.
lugar a abundantes estudios sobre las atribuciones presentadas por los indi- Los dos grupos parecían compartir una representación social común de las
viduos que actúan en tanto que miembros de un grupo (por ejemplo, Taylor causas de la discriminación y podemos suponer que esta representación so-
y J aggi, 197 4) y sobre los modelos de atribución presentados por diferentes cial estaba basada en su conocimiento de las condiciones sociales. Este mo-
grupos (por ejemplo, Deaux y Emswiller, 1974 ). Numerosos estudios han delo de explicaciones compartidas nos ayudaría a explicar por qué los adoles-
atraído la atención sobre un equivalente, basado en el grupo, de los pre- centes, tanto blancos como negros, participaron en numerosas revueltas que
juicios individuales utilizados por la persona en la atribúción. De este modo, tuvieron lugar en toda Gran Bretaña en 1980 y 1981.
mientras que se ha puesto de relieve entre los individuos una tendencia a
explicar los acontecimientos de una forma que les favorece y realza su iden-
tidad personal (por ejemplo, Zuckerman, lf79), los miembros de un grupo


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434 1 Pensamiento y vida social 11. La teoría de la atribución 1 435

c. La naturaleza social de lo que se explica mano de establecer una causalidad elemental y exhaustiva, como la aparecida
durante las sucesivas persecuciones contra las brujas en el siglo XVII y las
Este último estudio requirió la explicación de hechos sociales o de con- «teorías del complot» que implican a judíos, jesuitas, marxistas y francma-
diciones sociales, más que de comportamientos. Nosotros proponemos que sones. La idea del chivo expiatorio --es decir, que las dificultades de un
las atribuciones, en contextos de carácter más social, pueden implicar pasar grupo o sociedad son atribuidas a las maquinaciones de un pequeño grupo
de la explicación del comportamiento individual a la de las diferencias eco- de otras personas fáciles de identificar y dominar- también es tratada
nómicas y sociales entre los grupos. De esta forma, Hewstone, Bond y de forma extensa (y quizá demasiado forzada) por Girard (1982).
Wan (en prensa) han estudiado las explicaciones propuestas de hechos so- La integración experimental de la atribución y de dichas representacio-
ciales que favorecen al ,grupo interno y otras que favorecen al grupo externo, nes sociales ha recibido un inicio de verificación en un estudio sobre cómo
en un estudio sobre el terreno realizado en Hong Kong. Los resultados han explican los alumnos de establecimientos privados y públicos de Inglaterra
mostrado que las explicaciones presentadas por miembros de grupos de status\ los éxitos y fracasos en los exámenes de los miembros de su propio grupo y de
elevado y de status inferior podían proporcionar a quienes daban las respues- otro grupo (Hewstone, Jaspars y Lalljee, 1982). Los resultados mostraron
tas una imagen positiva del grupo interno en comparación con el grupo ex- la existencia del modelo común de atribuciones en favor del grupo, pero
terno. Los hechos indeseables eran evitados (o justificados) mediante la elec- también revelaron una estrecha correspondencia entre las atribuciones del
ción de una atribución adecuada. Este estudio también ha mostrado que la grupo y la cantera de creencias que los miembros de ambos grupos com-
explicación de las diferencias económicas y sociales puede revestir una im- partían respecto a la pertenencia al grupo, el sistema escolar y las opor-
portancia particular para los miembros del grupo de status inferior; de esta tunidades de acceder a una profesión. Por ejemplo, los chicos provenientes
forma, sus juicios desempeñan un papel en las relaciones entre los grupos, de escuelas privadas tenían una representación social que subrayaba su pro-
papel que resulta mucho menor entre los miembros del grupo dominante. pia superioridad intelectual; a continuación daban explicaciones diferentes
del mismo éxito escolar (dependiendo de si se trataba de un alumno de es-
cuela privada o de una escuela pública) en función de la dimensión de
d. Las representaciones sociales capacidad de W einer. Los alumnos de los establecimientos públicos eran
conscientes de la diferencia entre las estructuras escolares y los sistemas de
Un último desarrollo en la dirección de la sociedad toma en considera- valores de ambos tipos de establecimientos, así como de la falta de equidad
ción las creencias compartidas que se hallan debajo de las atribuciones co- del sistema para con ellos. Como decía un alumno: «Los profesores son los
munes de los miembros de un grupo o de una sociedad. A pesar de sub- mejores de Inglaterra, porque sus sueldos son superiores. Por ello son mejor
rayar frecuentemente la importancia de las teorías causales, Nisbett y Ross instruidos y más tarde obtienen los mejores puestos y los mejores lugares en
( 1980) reconocen que se ha realizado un número sorprendentemente re- la universidad. Conocen todos los buenos enchufes y quiénes manejan el tin-
ducido de investigaciones sobre las creencias compartidas por un gran nú- glado». De esta forma, estos jóvenes tenían su propia «teoría» de sentido
mero de personas en el seno de un grupo o de una cultura. Moscovici (1976) común sobre este aspecto de la sociedad, lo que nos recuerda una frase de
ha empleado el término de «representación social» para designar estas creen- Jean Cocteau. Cuando se le preguntó si creía en la suerte, Cocteau contestó:
cias sociales más amplias y las teorías ingenuas sobre algunos aspectos de «Por supuesto. De otra manera, cómo se podría explicar el éxito de aquellos
la sociedad. Al parecer, un análisis realizado en función de dichas representa- a quienes se detesta».
ciones constituiría una contribución decisiva a la teoría de la atribución
y a las investigaciones relacionadas con ella, sobre todo, si se centra en la
cuestión de saber de dónde provienen las atribuciones (Moscovici y Hews- e. Resumen
tone, 1983 ). Resulta interesante señalar que los historiadores de la sociedad
y otros investigadores del campo de las ciencias sociales se han adelantado En este apartado hemos presentado aquello que, en nuestra opinión,
a los psicosociólogos a la hora de ver la importancia de dicho enfoque. Así, constituye algunas de las más importantes dimensiones sociales de la atri-
Poliakov ( 1980) ha realizado un apasionante análisis de la forma en que ope- bución. Al integrar la teoría de la atribución en el estudio de las relaciones
ra un modelo de pensamiento -la denominada «causalidad diabólica»- que entre grupos, de la influencia y de las representaciones sociales, podemos
ha hecho su reaparición en diversos momentos de la historia. Se denomina ver que, en psicología social, las atribuciones causales desempeñan un papel
así a un tipo de explicación que acusa a u¡i chivo, expiatorio y al deseo hu- a muchos niveles. Estos acercamientos también permiten evitar la tenden-

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436 1 Pensamiento y vida social 11. La teoría de la atribución 1 437

cia consistente en dividir nuestra disciplina en sectores claramente· delimi- figuración de la teoría de la atribución. De hecho, el problema es aún más
tados y tratarlos como si fueran totalmente independientes. Al poner el complicado de lo que supone el propio Kelley. Si el modelo de configuración
acento en los fundamentos, las funciones y las consecuencias sociales de la atri- de Kelley representa la influencia de las expectativas basadas en la experien-
bución, reconocemos la pertinencia de los fenómenos de atribución; el desarro- cia pasada, y si el modelo de covarianza trata de los efectos de la informa-
llo de los estudios en este campo debería permitir que la teoría de la atri- ción presente, resulta evidente que también debemos tomar. en considera-
bución abarcase tod'cl la amplitud y la diversidad de las explicaciones propues- ción las metas futuras a las que deben servir estas explicaciones. Las expli-
tas por el sentido común de los acontecimientos sociales que encontramos en caciones del sentido común no surgen de la nada, sino que tienen su fuente
nuestra vida diaria. en el pasado, en el· mundo real, y cumplen una función psicológica o social
para el individuo. Es en este marco que se interpreta la nueva información.
Una de las direcciones hacia las que puede dirigirse la investigación es el
E. Conclusiones desarrollo"fe un'cl teoría capaz de tratar de forma sistemática todos estos
aspectos. Esto reviste una particular importancia si la teoría de la atribución
La teoría de la atribución ha recorrido un largo camino o al menos da ha de tener un valor práctico. Resulta difícil considerar investigaciones apli-
esa impresión en sentido cuantitativo. Y aún tiene un largo trecho por re- cadas sobre la atribución si no se tienen en cuent'cl las creencias explicativas
correr si consideramos varios aspectos de la más alta significación. Y a que que ya existen y las funciones a las que sirven dichas explicaciones.
si examinamos lo que esta teoría ha logrado hasta ahora, veremos que ape- Consideremos por ejemplo cómo se utiliza una nueva información sobre
nas hemos comprendido algunos de los primeros principios sobre cómo ex- un miembro de otro grupo o de otra categoría para explicar el comporta-
plica la gente ordinaria su propio comportamiento y el de los demás. Ni miento de esta persona. Supongamos que descubrimos, como recientemente
siquiera haciendo un esfuerzo máximo de imaginación podemos llegar a una ha hecho uno de los autores de este capítulo, que los resultados medios de
idea clara y completa de una epistemología ingenua, de una etnometodolo- las chicas en los exámenes de final de los estudios secundarios en Gran Bre-
gía o de un sistema de explicaciones debido al sentido común que pudiése- taña son mejores que los de los chicos en prácticamente todas las materias
mos considerar como la contraparte de las explicaciones científicas estableci- universitarias (no solamente en lenguas o letras, sino también en ciencias
das. Todo lo que parecemos tener es un conocimiento más o menos siste- difíciles como la física, la química, etc.). ¿Cómo interpretamos esta nueva
mático de la psicología (social) del sentido común. Es posible que la psico- información? Sin duda constituye un duro golpe para las creencias estereo-
logía de las relaciones interpersonales de Heider no sea la «biblia» de l'<l psi- tipadas de los hombres acerca de las mujeres. Y los hombres incluso se
cología del sentido común, pero sin duda ha servido de prototipo para mu- sienten un poco amenazados, ya que en nuestra sociedad las ciencias son el
chas investigaciones sobre la atribución. Estas investigaciones se han con- territorio del hombre. Una manera evidente de explicar y neutralizar, por
centrado sobre todo en los determinantes de carácter informativo de las expli- así decirlo,· esta nueva información por parte de un hombre consiste en
caciones causales del comportamiento humano. Si bien se han estudiado otros suponer que existe un número mucho menor de chicas que se presentan a
determinantes, como las creencias, las expectativas y los motivos, únicamen- los exámenes finales de enseñanza secundaria (lo que es cierto) y que aque-
te disponemos de un conocimiento sistemático y teórico de las explicaciones llas que se presentan forman un grupo sumamente seleccionado cuyos re-
del sentido común sobre los determinantes de carácter informativo. E incluso sultados medios son lógicamente mejores que los de los chicos, mucho más
_en este caso, nuestro conocimiento es sobre todo por carencia, es decir, que numerosos, que se presentan a los mismos exámenes. Cierta o no, esta ex-
sabemos que el razonamiento causal del sentido común se asemeja, en cier- plicación permite a los hombres conservar su opinión estereotipada de las
ta medida, al razonamiento científico, pero el modelo del hombre en tanto mujeres en general y, además, es evidente que unos ejemplos elegidos repre-
que hombre de ciencia aún está lejos de ser perfecto. Hast'cl ahora sobre todo · sentan una amenaza mucho menor para nuestro amor propio que una· dife-
se ha descrito el razonamiento práctico como un razonamiento científico im- rencia significativa entre dos grupos tomados en su conjunto.
perfecto. Todavía no hemos descubierto la lógica inductiva y natural de las Este ejemplo pone de manifiesto que existen otros dos aspectos de la
explicaciones cotidianas en tanto que sistema cognitivo sui generis. Por su- teoría de la atribución que debemos tomar en consideración. Uno de ellos
puesto, este enfoque es el que caracteriza el estudio de- l'clS representaciones ha estado presente a todo lo largo de este capítulo. Cuando explicamos el
sociales defendido por Moscovici (1976). comportamiento de una persona no pensamos necesariamente en este hombre
Si deseamos progresar en este campo es necesario que lleguemos a inte- o en esta mujer en tanto que individuos. En numerosas circunstancias de
grar lo que Kelley denomina el modelo de 1ovarianza con el modelo de con- importancia social actuamos en tanto que representantes de grupos sociales.

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438 1 Pensamiento y vida social

Esto signific,a que no buscamos tan sólo explicaciones en función de las 12 Sistemas de creencias
personas, las entidades y las circunstancias, sino también, y quizá sobre todo,
·,
en función de las categorías sociales a las que pertenecen dichas personas. y representaciones ideológicas
,j Esto resulta aún más evidente si consideramos el último problema impor0
11
tante que deseamos señalar ·aquí. Se supone que las atribuciones afectan por JEAN-PIERRE DECONCHY
!i1;1 nuestro comportamiento, pero se han consagrado relativamente pocas inves-
:11 tigaciones a las relaciones entre atribución y comportamiento. Por consiguien-
il
,,., te, no disponemos de lo que Kelley ha denominado una teoría de las atribu-
ciones que se ocupe de esta relación. Las investigaciones en el campo de
:¡:¡
,, las atribuciones parecen suponer que las explicaciones en la vida cotidiana
,.,
.·.·.
__

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son inseparables del comportamiento social de una persona. Si atribuimos
la causa de un accidente, en el que estamos implicados, a otra persona,
\
j resulta muy difícil comprender esta atribución sin tomar en consideración
igualmente el hecho de que clicha atribución causal tiene consecuencias para
aquella persona que sea considerada responsable por la ley y tenga que pagar
"11
Ante· el prolijo juego de las creencias y representaciones ideológicas y
los daños. Si bien se han avanzado numerosas ideas sobre la relación entre
ante los funcionamientos tan implacables como abundantes de las form'cl.s
las explicaciones y el comportamiento social (Jaspars, Fincham y Hewstone,
sociales que se valen de aquellas y son informadas por ell'cl.s, la psicología ·
1983), sin duda no podemos decir que dispongamos de una comprensión
social debería, en nuestra opinión, saber dominar y controlar una triple fas-
satisfactoria de esta relación.
En pocas palabras, parece como si la teoría de la atribución y la inves- cinación.
tigación en este terreno hubiesen descrito un círculo completo; Fauconnet
1 / Fascinación que pueden e;ercer el obieto y sus sensaciones agrada-
'Y Heider comprendieron la íntima relación existente entre la comprensión
bles. - A primera vista, este juego presenta todas las características de lo
de las causas y la acción social, pero a lo largo de los quince años trans-
indiscernible, de lo paradójico y de lo desproporcionado. Indiscernibilidad de
curridos, las investigaciones se han cóncentrado en los procesos cognitivos
las causas: ¿podemos «explicar» seriamente los delirios de la ideología nazi,
individuales. Ha llegado el momento de aceptar el desafío inicial y de dar
la influencia de su «teoría de la raza», el terror que hizo reinar y el apoca-
a la teoría de la atribución un carácter más social, examinando en detalle
lipsis en que s"e hundió, conformándonos con achacarlos a los fantasmas de
el origen cultural de las explicaciones, su naturaleza colectiva y las funciones
un solo hombre o incluso, en otro eje de análisis, a las debilidades económi-
sociales que éstas cumplen.
cas y políticas de la República de Weimar? Parado;a de los funcionamientos:

:1
-~
::-
·~¡
si dentro del conjunto de las . formas sociales sociológicamente observables
se hiciera el inventario de aquellas que fueron o son las más conservadoras,
las más totalitarias, las más aletargadas y las más aplastantes, es probable que
¡
,: 1 .~: fueran ,aquellas derivadas de las creencias denominadas «religiosas»; pero re-

1
i

,.i:
1 sulta igualmente probable que si hiciéramos el inventario de las formas
sociales que se han mostrado o muestran más imaginativas, efervescentes y
contestatarias ante el poder establecido, volveríamos a encontrarnos con
aquellas que se remiten a las creencias «religiosas» i y a menudo serían las
mismas. Desproporción de algunas de sus formas: ¿con qué ley conocida
del comportamiento humano podemos relacionar el suicidio colectivo de Gua-
yana, incluso afectando dicha ley con coeficientes desmesuradamente expo-
nenciales? Persistencia de ciertos tipos de creencias en lugares donde todo
ya está hecho, desde hace mucho tiempo, p'cl.ta extenuadas más que para
, reprimirlas; reaparición del gusto por lo inverificable en civilizaciones de
./

440 j Pensamiento y vida social 12. Sistemas de creencias y representaciones ideológicas 1 441

las que se podía pensar que tan sólo se preocupan por la ciencia y la tec- al punto de contradecirlas. Tampoco resulta imposible que la idea de rela-
nología; historicidad evidente de las condiciones de producción y de deca- cionar las creencias con ciertos funcionamientos repetitivos pueda parecer una
dencia de estos sistemas: aspectos a los que, a diversos niveles, el investiga- tentativa de darles un .carácter «natural» y de concederles de esta forma un
dor puede ser tan sensible que llega a la convicción de que resulta vano status nuevamente apremiante, al capricho de diversas apologéticas. Sea como
e incluso contrario a la naturaleza del objeto querer derivar de ellos leyes fuere, esta nueva fascinación puede- incitar a remitir el estudio de las creen-
o incluso repeticiones decisivas, tendencialmente «transculturales», «trans-si- cias y de ·los funcionamientos correspondientes únicamente a la psicología
tuacionales» o «trans-históricas». Por ello, las metodologías experimentales clínica, cuya metodología en ocasiones algo fluctuante y su gusto por lo sin-
(por ejemplo, en psicología social) le parecen en sí mismas y de entrada tan gular resultan relativamente isomorfos respecto a las actitudes, las conductas
inadaptadas para el estudio de este tipo de objeto que lo destruirían desde y las situaciones en que intervienen dichas «creencias».
el momento mismo de comenzar a estudiarlo. Por consiguiente, el análisis de
estos juegos de representaciones sociales y de estos funcionamientos psicoso- 3 / Fascinación que pueden ejercer los discursos internos de los sistemas
ciales competería, por esencia podríamos decir, a la monografía descriptiva estudiados. - La actual fragilidad del discurso científico relativo a los siste-
(etnografía, sociografía, historiografía ... ), aunque los resultados obtenidos mas de creencias y a los sistemas de representaciones ideológicas y la in-
a este nivel sean posteriormente organizados en modelos de carácter más contestable debilidad de la reflexión teórica en este campo de investigación
económico e integrador. pueden llevar a esta investigación hacia un callejón sin salida. Pues las formas
institucionales que administran socialmente estos sistemas (iglesias, partidos,
2 / Fascinación que pueden ejercer las formas canónicas del método cien- escuelas ... ) han elaborado con el tiempo, al capricho de las circunstancias y
tífico. - Lógicamente existe un profundo dimorfismo entre el conocimiento al choque de las disidencias, un discurso que trata precisamente de sus pro-
científico y los procedimientos de validación de la prueba que pone en prác- pios funcionamientos. Este discurso, a menudo de una impresionante virtuo-
tica, por una parte, y los «saberes» transmitidos por las creencias o las sidad, es llevado a cabo en nombre de los objetivos perseguidos por estas
ideologías y las estrategias psicosociales que los acreditan y hacen que sean instituciones y por medio de los mismos procedimientos argumentativos que
considerados «verdaderos» por sus adeptos o militantes. Podríamos dejarnos los que definen su objeto: procedimientos que, por consiguiente, resultan
fascinar hasta tal punto por la especificidad del conocimiento científico y incompatibles con los utilizados por la investigación científica. Incluso si está
por este diformismo evidente -e insalvable- que, paradójicamente, llega- fuera de estas instituciones y es extraño al sistema de creencias del que estas
ríamos a temer que al conceder a las creencias y a las representaciones ideo- instituciones pretenden ser testigos, garantes y actores, el investigador puede,
lógicas el status de objetos «consistentes» desde una óptica social y sus- en el estado de penuria teórica en el que aún se encuentra la investigación
ceptibles de ser estudiados por la vía científica, ocultaríamos este diformis- sobre las creencias y las representaciones soci'<!les, dejarse fascinar, sin darse
mo en detrimento del rigor científico. Habría mucho que decir sobre este apenas cuenta, por la coherencia de este discurso interno. Incluso sin adop-
deslizamiento y esta paradoja que explican en parte la actual pobreza de lo tarlo, el investigador corre peligro de recurrir a los conceptos e indicado-
que podríamos llamar la «ciencia ,de las creencias». Podríamos sobre todo res que pone en práctica este discurso, descuidando su axiomatización. De
evocar las circunstancias históricas y el clima en que se han desarrollado las hacerlo, es probable que adoptaría una parte considerable de la teoría inter-
ciencias y en especial las ciencias humanas: circunstancias y clima tan conflic- na que estos conceptos e indicadores han contribuido a elaborar, al perse-
tivos que, para realizar un'<! labor científica, se ha notado cierta resistencia a guir sus propios objetivos que, a su vez, dependen de las creencias y opciones
conceder una consistencia social y, por ende, una posibilidad de observación ideológicas .
empírica a las creencias, por ejemplo, a las creencias religiosas. También pode-
mos ,pensar que una vieja idea platónica continúa asediando la reflexión Hay que saber controlar estas fascinaciones, aunque sin por ello con-
científica: idea que consiste en que existe -y debe existir- una cierta siderarlas intrínsecamente perversas, pues probablemente estas fascinaciones
identidad de «naturaleza» entre el objeto conocido y el instrumento que no se han limitado a ilustrar el estado actual de una disciplina cuyo desarro-
permite conocerlo, en cuyo caso, los verdaderos objetos de la racionalidad llo habrían venido a obstaculizar en un principio. En. realidad, estas fas-
científica no podríah ser sino aquellos que dependen de Jo «racional» y de cinaciones refractan la singularidad y la dificultad de la empresa. No obs-
las tecnologías que lo refractan. Los sistemas de representaciones y de argu- tante, desde esta perspectiva, el problema que plantean ya no es el de la
mentaciones que se apartan de las normas de la racionalidad tan sólo podrían pertinencia o de la posibilidad de estudiar un sector particular del campo
ser estudiados en la medida en que se desvÍ(ln de estas normas hasta llegar social: el de las creencias y· las representaciones ideológicas. Este problema
1

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442 1 Pensamiento y vida eoclal 12. Sistemas de creencias y representaciones Ideológicas 1 443

consiste en saber si la psicología social es capaz de estudiar de forma expe- introduce en ocasiones un espacio teórico que, explorado y operacionalizado
rimental sistemas sociales complejos y relativamente completos (es decir, con un espíritu menos monográfico y menos estrictamente descriptivo, po-
sistemas que incluyan las representaciones y significados de todo tipo que dría abrir fecundas perspectivas. Este es el caso, por ejemplo, de los que men-
suscitan), de una fuerte implicaci6n o contra-implicaci6n individual, intrín- cionaremos a continuación a manera de ejemplos.
secamente dependientes de sus condiciones hist6ricas de producción y deca- Como primera aproximaci6n al estado de la investigación en el campo
dencia. Ya hemos tenido ocasión de examinar este problema (Deconchy, de la_s creencias y las representaciones ideológicas -desde el ángulo de la
1981). psicología social-, podemos pensar en explorar dos ejes o, si se prefiere,
dos perspectivas de investigaci6n, cuyo éxito aún está por evaluar y que in-
Hasta ahora, los psicólogos sociales han trabajado sobre todo en el estu- tentan romper con la descripción monográfica y establecer por vía experi-
dio de las creencias y representaciones ideológicas a partir de «actitudes» mental o cuasi-experimental funcionamientos psicosociales más o menos fun-
que, desde una perspectiva, se referían a ellas de forma explícita o implí- damentales. La primera de estas líneas de investigación intenta lograr esto
cita y que, desde otra perspectiva, ellas mismas contribuirían a provocar. poniendo entre paréntesis el contenido de las creencias atestadas a fin de
De esta forma han puesto a punto una maquinaria no desprovista de inge- establecer ciertas modalidades y estructuras propias de los individuos y de
niosidad, de género fundamentalmente descriptivo y cuyo procedimiento se las instancias sociales que constituyen al mismo tiempo el apoyo y la con-
basa, casi exclusivamente, en el empleo de cuestionarios y escalas. secuencia de esta atestaci6n. De este modo nos vemos obligados a mencio-
La puesta a punto de esta maquinaria, no obstante, es tal que no está · nar la línea de prospección que va desde la idea de «personalidad aut01:ita-
desprovisto de ambigüedad, ya que remite en contadas ocasiones a los meca- ria» hasta los modelos y funcionamientos característicos de los sistemas or-
nismos que intervienen .en este tipo de actitud. La mayor parte del tiempo, todoxos. La segunda de estas líneas de investigación, orientada hacia el estu-
las. modalidades de la selección de los ítems destinados a formar parte de dio de las creencias relativamente trans-culturales y trans-históricas, intenta
este cuestionario oscilan entre diversos criterios no formulados y muy poco poner de manifiesto, a ·partir del estudio experimental de un comportamiento
dominados. Algunos de estos criterios provienen de una especie de fenome- dado, la función de filtro que algunas de estas «creencias» desempeñan en el
nología latente e inmediata de la experiencia vivencia! que, según ciertos iso- desciframiento de un campo social particular. Aquí evocaremos los trabajos
morfismos indiscernibles, correspondería al tipo de creencias que entran en sobre la cr,eencia en la justicia del mundo.
juego. Otros se refieren a conjuntos de comportamientos sociales controlados
y programados de forma más o menos directa por los grupos institucionales
organizados alrededor de estas creencias. Otros más retoman pura y simple- A. Estructuras, sistemas y «neutralización»
mente (por instinto o mediante un jurado de expertos) enunciados de creen- del enunciado de las creencias
cias considerados característicos del conjunto de representaciones ideológi-
cas alrededor de las cuales establece su consenso un grupo determinado. Esta La línea de investigación que va de la elaboración de la noción de «per-
oscilación cpnstante entre enfoques subjetivos, sociales y organizativos que sonalidad autoritaria» a la puesta a punto del concepto de «ortodoxia»,
opera mediante yuxtaposición y ponderaciones titubeantes de los diversos pasando por el «dogmatismo», constituye una ilustración bastante buena de
«componentes» de lo que sería una «actitud» determinada y sin un verdadero las continuidades y rupturas que puede sufrir la reflexión ante el juego pa-
análisis de sus modalidades de articulación, desemboca en la elaboración de radójico de los sistemas de creencias y representaciones ideológicas. Más que
instrumentos, a menudo compuestos y que difícilmente coinciden o se deli- un estudio erudito de los trabajos a que ha dado lugar esta línea, lo que in-
mitan entre sí. Probablemente por ello las actitudes relativas a un conjunto tentaremos explicar aquí es el espíritu con el que ha sido explorada.
de «creencias» determinadas, incluso si están organizadas alrededor de varias
dimensiones, siguen siendo percibidas de forma relativamente aislada: ais-
lada en relación con otros conjuntos de actitudes que, por su parte, no depen- a. Adorno y la «personalidad autoritaria»: una psicología
den de «creencias» y con las que se les intenta cruzar tan sólo posteriormen-
te; aislada en relación con enraizamientos sociológicos- generales y en rela- En su célebre obra (1950), la cuestión que se plantean Adorno y sus
ción con finalidades sociales globales. Esta observación más bien pesimista colaboradores es la de una paradoja. ¿Cómo explicar que, a pesar de la
no debe hacernos olvidar que la maquinaria reflexiva y conceptual que ha extravagancia del sistema de representaciones que introducía en la sociedad
precedido a la elaboración de un cuestiot¡11rio o de una escala de actitudes alemana, del despropósito de sus posiciones políticas y raciales, y de la espan-

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444 1 Pensamiento y vida -social
• . 12. Sistemas de creencias y representaciones ideológicas 1 445

tosa aberración de su ética cotidiana o «final», la ideología nazi haya podido de Adorno encontramos una vez más lo que probablemente constituye el
tomar cuerpo en una Europa de civilización y cultura avanzadas y provocar problema .central · del estudio científico de las creencias y las representacio-
connivencia, adhesión y entusiasmo al menos en minorías sustanciales? Visto nes ideológicas: ¿es posible -y llegado el caso, ¿cómo es posible?- ob-
en estos términos, el problema es de aquellos que permiten presagiar, sin tener indicadores de carácter cultural, definidos históricamente, significati-
saber muy bien por qué, que las explicaciones de tipo estrictamente indivi- . vos individualmente y que se impongan socialmente, con los que se pueden
dual, puntual o coyuntural resultarían inoperantes, incluso desde el punto poner de manifiesto la existencia de «leyes» relativamente estables, que ex-
de vista científico, y ocultarían la cuestión de manera finalmente tan segura pliquen el funcionamiento social de representaciones que parecen depender,
como los «no sabíamos» o los «tan sólo cumplíamos órdenes» evocados con en sí, de lo cultural, de lo histórico, de lo individual y de la ecología del
otros fines. momento?
La intuición de Adorno consiste en afirmar que el estudio «científico» de A pesar de que se halla, inevitablemente, fechada, la aportación de Ador-
fenómenos de tal magnitud sólo puede tener éxito si, «más allá» de la de- no al estudio de ciertas actitudes ideológicas -en este caso, las actitudes
tección de estas causas individuales, puntuales o coyunturales que sin duda fascistas- resulta incontestable. Pero más allá de esta aportación, es pro-
intervienen, se echa mano_ de algo más fundamental y menos dependiente bable que su empresa desbloquee los aspectos silenciados que prevalecen
intrínsecamente de la historicidad individual y social: algo que formaría alrededor del estudio de los sistemas de creencias y permita superar en
parte integral de la «naturaleza» humana, si aún podemos hablar en estos parte los malthusianismos mencionados al principio de este capítulo. De
tér:minos. De esta forma habría en el hombre una especie de estructura una manera más directamente operativa, Rokeach vuelve a tomar estos tra-
estable y «potentially fascistic» y el trágico privilegio de ciertas caracterís- bajos de Adorno, haciéndoles sufrir cierto número de fructuosas modifica-
ticas individuales y ciertas situaciones históricas consistiría en poder reacti- ciones.
varla y actualizarla, según unos mecanismos que aún quedarían por estable-
cer. Sin embargo, es esta estructura mental la que podría explicar en última
instancia la adhesión de hecho a la ideología fascista y a los comportamientos b. Rokeach· y el «dogmatismo»: una psicología y una sociología
que corresponden a ella.
Adorno explorará esta estructura estable y parcialmente constitutiva de 1 / Etnocentrismo y rigidez mental. - Para Adorno, el etnocentrismo
la «naturaleza» humana a partir del concepto de «personalidad autoritaria». constituye una de las dimensiones de la personalidad autoritaria. Se trata de
Sin duda, el problema propiamente científico adopta así una doble dirección. un complejo conjunto de actitudes que reflejan al mismo tiempo una subesti-
Por una parte se tratará, por supuesto, de hacer el inventario de las caracte- mación de las minorías étnicas, un desprecio funcional por los negros y un
rísticas individuales, situacionales e históricas que vienen a reactiv'tJ.r o a nacionalismo receloso. Si bien recurre probablemente a un juego diversifi-
actualizar esta estructura mental, cuya existencia ha sido deducida sin dis- cado de «valores» y «creencias», este modelo de comportamiento remite ;i
poner de un gran número de indicadores empíricos; también se tratará de una especie de estereotipia del desciframiento y de la evaluación del campo
estudiar los mecanismos que intervienen en esta reactivación o en esta actua- social y de las interacciones que en él se producen. Basta con que yo sep:>
lización. Por otra parte, para que esta estructura mental estable y etiqueta- el color de tu piel y tu pertenencia a determinado grupo étnico para que,
da de «potencialmente fascista» no se difumine en una especie de vacío nou- ipso facto, sin error posible y sin necesidad de un análisis más preciso, yo
ménico, habrá que llegar, desde un punto de vista operativo, a aislar e iden- sepa lo que vales y lo que vale lo que haces, incluso en lo referente a tus
tificar sus reveladores empíricos que, a su vez, serán fechados y situados. rendimientos intelectuales y tecnológicos. Los primeros trabajos de Milton
En el momento de su investigación (la inmediata posguerra), Adorno Rokeach muestran que esta estereotipia del desciframiento y de la evalua-
cree poder organizar el estudio de la refracción empíricamente observable de ción de las situaciones e interacciones psicosociales no es, en realidad,
esta estructura potencial y relativamente meta-empírica en torno a cuatro sino una faceta particular de una rigidez mental general· y que ésta afecta
dimensiones que contrastará un sistema de escalas de actitudes: el antisemi- tanto al campo de las operaciones cognitivas como al de los juicios de eva-
tismo, el conservadurismo económico-político, las tendencias antidemocráti- luación. De hecho, los sujetos que, según la terminología y las escalas ela-
cas y el etnocentrismo, cuya consistencia interna y externa será mostrada boradas por Adorno, pueden ser considerados «etnocéntricos» también son
por él y sus colaboradores. Sería un grave error olvidar que estos "indicado- quienes manifiestan menor capacidad para detectar e inventar soluciones nue-
res están fechados y situados, y pensar que seguirán siendo para siempre vas y creativas para cierto número de problemas lógicos, de tipo aritmético
los indicadores de una misma estructura linental «natural». En la reflexión o más directamente manipuladores (Rokeach, 1948 ). Con lo cual, Rokeach

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hace avanzar aún más el problema que nos ocupa. En la obra de Adorno, el versamente, la persona que obtuviese una nota baja se adheriría a una ideo-
alcance teórico y operativo de la noción de «etnocentrismo» conseguía su logía de «izquierdas»: todo esto, en la época y el tipo de sociedad en que tra-
validación al ponerse de manifiesto sus lazos repetitivos con otras actitudes bajaban Adorno y Rokeach. Estos contenidos, evidentemente contradicto-
que, a su vez, son de género ideológico (antisemitismo, conservadurismo rios entre sí, sin embargo, no bastan para generar estilos de comportamien-
económico-político, tendencias antidemocráticas ). Para Rokeach, esta noción to esencialmente diferentes. Independientemente de que se adhieran a progra-
nos remite a un modelo de comportamiento más amplio, en el que las mas ideológicos diferentes, los sujetos que manifiestan su adhesión de una
conductas que dependen de un deseo menos validador y a las que podemos forma extrema o extremista presentan comportamientos semejantes: una
denominar «ideológicas» (nacionalismo, ideología de la raza y de la etnia, manera casi idéntica de tratar la información, una misma tendencia a impo-
etcétera) están articuladas orgánicamente con y sobre conductas de tipo ner sus opmiones con la misma violencia o el mismo totalitarismo. Aparece
validador (operaciones lógicas, ya sean o no de tipo aritmético) y, por con- así la idea de que, para comprender cómo funcionan un sistema de creen-
siguiente, con y sobre el juego de invariantes -alrededor del que se organizan cias o de representaciones ideológicas al mismo tiempo que las instituciones
las conductas. que las regulan, resulta mucho menos importante abordarlas a nivel de la
A nivel operatorio, no obstante, Rokeach pronto se encontrará ante una especificidad de sus enunciados que dilucidar cierto número de sus estructu-
paradoja. Una primera curiosidad está constituida precisamente por esta po- ras sistemáticas repetitivas, que pueden tener por objeto las más diversas
sibilidad de hundir este conjunto de conductas que dependen de forma creencias y representaciones ideológicas. Es a nivel de la dilucidación de
global de la «ideología» en un conjunto más amplio del que también forman estas estructuras que la psicología social encontrará los invariables que le
parte las operaciones de tipo intelectual y cognitivo. Pero si intenta con- permitirán pensar en términos relativamente fundamentales los sistemas y
frontar la rigidez mental manifestada en interacciones psicosociales de tipo funcionamientos cuya exuberancia y cuyos matices parecían condenar a sólo
mínimo (en el fondo se trata del encuentro entre un white-anglo-saxon-pro- poder ser percibidos y pensados dentro de una singularidad que se renueva
testant con una persona diferente) con las rigideces que pueden manifestar- sin cesar.
se en el marco de un sistema de representaciones más extensivo (el catoli-
cismo, el liberalismo, el comunismo ... ), los lazos entre el etnocentrismo y 2 / El dogmatismo. - Es entonces que se introduce el concepto de «dog-
este tipo de rigidez ya no resultan tan evidentes. Dicho de otra manera, Ro- matismo» (1954, 1960). Anteriormente, Leverrier creía que, en un punto
keach no llega a demostrar totalmente que los católicos «más rígidamente determinado del espacio, debería existir un planeta, inaccesible para los ins-
católicos» o los «liberales» ( en el sentido norteamericano del término) «mas trumentos ópticos de la época, pero que resultaba indispensable para poder
rígidamente liberales» también sean los más etnocéntricos. Al parecer -y explicar el movimiento celeste. De manera algo comparable, Rokeach estima
esta cuestión nos parece revestir una gran importancia que quizá no ha que debe existir un medio de equiparar un concepto -así como los paráme-
sido suficientemente explorada-, las «leyes» del funcionamiento de las tros necesarios para su operacionalización- que remitiría a un comporta-
interacciones sociales mínimas y puntual.es y las de los funcionamientos miento «dogmático» tal que los sujetos que obtuviesen notas muy altas o muy
referidos a espacios sociales más amplios y con una mayor carga ideológica bajas en la Escala de Etnocentrismo se revelarían muy dogmáticos, incluso
no eran obligatoriamente las mismas. A este nivel, la paradoja es que habría si sus ideologías de referencia fueran contradictorias entre sí. Por el contrario,
una mayor distancia entre las estrategias de evaluación de una interacción el sujeto medianamente etnocéntrico (o ... medianamente no etnocéntrico)
de tipo mínimo y las operaciones con una gran influencia y fuertes referen- sería, a su vez, un sujeto poco dogmático.
cias sociales que la que habría entre las primeras y las operaciones de tipo La «teorización» o, mejor, dicho, la «axiomatización» de esta «idea»
puramente cognitivo, sin referente directo de orden axiológico o praxioló- del dogmatismo nos parece de una gran ingeniosidad. Al describir las estruc-
gico. turas del tratamiento «dogmático» de la información y de la lectura del
Sin embargo, Rokeach aborda esta paradoja desde otro ángulo y es ahí espacio social, Rokeach intenta, en el fondo, establecer una forma a priori
donde su ruptura resulta decisiva. El concepto de etnocentrismo, tal como de la manipulación de los objetos ideológicos. Tentativa que podía parecer
Adorno lo había equipado y operacionalizado, y como Rokeach lo había uti- contradictoria al inicio de nuestra reflexión.
lizado hasta entonces, remite sin duda a contenidos ideológicos especificados. Para Rokeach, el hombre, por debajo del análisis racional que puede
Si se desea, el sujeto que obtiene una elevada nota en la Escala de ·Etnocen- hacer, filtra y organiza su lectura del espacio y sobre todo del espacio social
trismo es un sujeto del que puede decirse a grosso modo y a pesar de la im- mediante una compleja estructura mental que él denomina un belief-disbe-
precisión de la fórmula, que se adhiere a i,tla ideología de «derechas»; in- lief system, fórmula de difícil traducción. Se trata de la articulación de dos
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subsistemas heterogéneos: el de las creencias que el su;eto adopta y el de creencias determinado y sin hacer referencia a contenidos específicos: salvo
no-creencias cuyas interacciones sociales hacen que el sujeto sepa que otras quizás el que tiene por objeto las grandezas y los derechos de la «autoridad».
personas se adhieren a ellas, pero que él no adopta. La estructura de un El lugar teórico de su elaboración es, no obstante, algo incierto. Tal como
belief-disbelief system ( tanto el de un individuo como el de un grupo en ha sido presentado y tal como, al parecer, lo percibe Rokeach, este lugar nos
el que se inserta este sujeto) puede variar a lo largo de una línea continua remite al sistema cognitivo de un individuo determinado. De hecho, Rokeach
que va desde el sistema cerrado (dogmático) hasta el sistema abierto ( no también considera que existen campos sociales y montajes institucionales
dogmático). (iglesias, partidos, organizaciones diversas ... ) que, al propio nivel de su
El grado de dogmatismo (o de «cerrazón») de la organización cognitiva funcionamiento global, son más «dogmáticos» que otros. Sin embargo, nun-
de las creencias y no-creencias a través de la que filtramos nuestro enfoque ca teorizará la articulación entre este dogmatismo del individuo y este dog-
del mundo y sobre todo del mundo social puede definirse mediante ciertas matismo de la institución, al menos en la parte central de su obra. Y si
características estructurales. 1) Una estructura cognitiva es tanto más dogmá- establece, a partir de las escalas elaboradas por él mismo, cierto número de
tica en la medida en que defina estrictamente el sistema de impermeabilidad paralelismos sugestivos entre el sujeto dogmático y el funcionamiento de al-
entre el sistema de las creencias y los sistemas de no-creencias. Ciertos proce- gunos grupos de pertenencia de destino o de elección, lo hace utilizando una
dimientos (funcionales o efaborados de forma deliberada) regulan este sis- «armonía preestablecida» que la psicología social, en la propia especificidad
tema de impermeabilidad: acentuación contrastada y diferenciada entre el del género científico que explora, no puede considerar como una explicación.
sistema de creencias y los sistemas de no-creencias; afirmación sistemática Tal vez sea este tipo de dificultad lo que explique que, en base a un
de la no pertinencia racional de los argumentos que asimilarían unos y otros; utillaje conceptual de excepcional calidad, Rokeach finalmente no haya roto
denigración de los hechos que pudieran contradecir las creencias, desde la de forma más radical con las metodologías tradicionalmente utilizadas en
no percepción de dichos hechos hasta la prohibición de su pertinencia en este campo de estudios. Ya que, a final de cuentas, este utillaje desemboca,
función de evaluaciones éticas o de simbolismos primarios; capacidad para a su vez, en la elaboración de una Escala de Actitud: una más, podríamos
hacer -que coexistan contradicciones dentro del sistema de creencias; 2) decir si no temiéramos que, diciéndolo, ocultáramos la gran calidad y alcance
Una estructura cognitiva será más dogmática cuanto más acentúe las dife- _de la Escala de Dogmatismo. Validada en referencia a otras escalas cono-
rencias entre el sistema de creencias y los sistemas de no-creencias y éstos cidas (sobre todo con la Escala de Etnocentrismo de Adorno, y con la finalidad
estén reunidos («amalgama») dentro de un todo indiferenciado y rechazado de verificar si mantiene adecuadamente el juego de correlaciones paradójicas
en bloque; 3) Una estructura cognitiva será más dogmática cuanto más que ya hemos mencionado), o en referencia a comportamientos individuales
fuerte sea la dependencia de las creencias periféricas de las creencias centra- y sociales que, en los más diversos campos, parecen característicos de las
les. Cuando la estructura es considerada en sí, esto significa que las creen- conductas «dogmáticas», esta Escala, como todas las Escalas, conserva ine-
cias periféricas son percibidas como emanaciones directas de las creencias vitablemente una resonancia monográfica.
centrales; cuando es considerada en sus relaciones con la realidad, dicha En base al modelo elaborado por Rokeach, la empresa podría desembo-
estructura opera por asimilación (reintegración del hecho desviado. de ma- car en la demostración de la existencia de funcionamientos tendencialmente
n~~ª que pue?a ser fago~itado e inte~rado por ~l sistema)_ y por «co,str~c- fundamentales, siempre que se recurriese a metodologías de otro orden y,
·c10n», es decir, la capacidad para evitar los esttmulos sociales que, cuestio- especialmente, a los métodos experimentales. Podemos preguntarnos por qué
narían el rigor del sistema. Cuando se fa considera en sus relaciones con la razón no pensó Rokeach (salvo en contadas ocasiones y recurriendo a varia-
autoridad y estando la credibilidad de esta última situada siempre en la zona bles de tipo farmacológico) en tratar experimentalmente los problemas que
central de los sistemas de creencias, esta autori'\8d puede modificar a su · planteaba y los conceptos que se trataba de operacionalizar. Esto constituye
albedrío las creencias periféricas. 4) Una estructura cognitiva será más dog- - un tema que sobrepasa el caso particular de Rokeach y que probablemente
mática en la medida en que la perspectiva temporal que está inscrita en ella resulta central para la epistemología de la empresa que estamos analizando.
se organice en torno a una subestimación sistemática de la importancia y el ¿Es porque construyó, de forma simultánea aunque disyunta, el concepto de
valor del presente, en beneficio de una sobrevaloración del pasado ( edad de dogmatismo a nivel del individuo y a nivel de ciertos sistemas sociales, sin
oro) y del futuro (utopía). que estos dos niveles estén articulados entre sí de forma lógica y operacio-
nal, que la vía experimental se halla atascada, en el sentido de que no sabe-
3 / Dificultades y nuevas parado;as. - De este modo, el «dogmatismo» mos muy bien dónde buscar el juego de variables que precisamente hay que
es definido sin hacer referencia a un siste~a ideológico o a un sistema de operacionalizar para obtener cierto número de mecanismos invariables? ¿O al

'ro,'lliJ.".~~.-
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contrario es porque sentimos una gran repugnancia para buscar en el funciona- perimentales llevados a cabo sobre y en torno del concepto de «ortodoxia
miento de los sistemas y de los campos sociales la explicación relativamente ideológica».
«invariable» de los sistemas religiosos o ideológicos, que renunciamos a re-
currir a la experimentación y al tipo de conocimientos que ella puede con-
tribuir a demostrar? No podemos decidirnos por ninguna de estas explica- c. La «ortodoxia ideológica»: una psicología social
ciones. Eri este campo, las elecciones metodológicas y las opciones epistemo-
lógicas remiten probablemente a criterios que no son únicamente de orden 1 / Definiciones e hipótesis
científico.
Sin embargo, la importancia que revestiría la dilucidación teórica de la a) LAS DEFINICIONES. - Estas tienen por objetivo construir y opera-
articulación entre los dos lugares de elaboración del concepto de dogmatismo cionalizar el concepto de «ortodoxia ideológica» no a partir del suieto (como
no escapa a Rokeach. No obstante, es en artículos aparecidos en revistas de Adorno con la «personalidad autoritaria»), ni en referencia a un paralelismo
poca importancia donde plantea el problema de esta articulación acerca de más o menos difícil de circunscribir entre el su;eto · y el grupo (como Ro-
las creencias religiosas y de lo que él llama sus «paradojas». ¿Cómo expli- keach con el «dogmatismo»), sino a través de la articulación misma entre
car, se pregunta él, que ios sistemas religiosos articulados en torno a un suieto y grupo: uno y otro corresponderían a «realidades vacías» desde el
juego de creencias y cierta visión del mundo, de la-s · que se' pretenden testi- instante mismo que se intentara pensarlos y establecerlos sin hacer referen-
gos y garantes, sólo puedan sobrevivir elaborando dispositivos que contra- . cia al otro. Haciendo esto, la empresa intenta adquirir un carácter específi-
dicen de forma intrínseca estas creencias y esta visión? Todas las religiones camente psicosocial, ya que la articulación se considera ahora como un con-
hablan de las grandezas y el significado último del amor, de la libertad, de cepto central de dicha problemática (Doise, 1982).
la igualdad entre los hombres, y en su nombre se han ejercido y aún se Aunque serán desarrolladas posteriormente, las tres definiciones iniciales
ejercen feroces represiones, se montan dispositivos de control de una pasmo- son relativamente simples. Se dirá que un su;eto es ortodoxo en la medida
sa y, en ocasiones, sangrienta eficacia, se establecen campos socio-cognitivos en que acepte e incluso exija que su pensamiento, su lenguaje y su compor-
donde los poderes y los papeles son distribuidos con una desigualdad sin tamiento sean regulados por el grupo ideológico del que forma parte y, sobre
igual. En el fondo, esto equivale a decir que, en el campo de las creencias todo, por los aparatos de poder de dicho grupo. Se <;!irá que un grupo es
y de las representaciones ideológicas, la idea de un paralelismo «de natura- ortodoxo en la medida en que este tipo de regulación esté asegurado de for-
leza» entre las que, en última instancia, siguen siendo creencias de indivi- ma efectiva en su interior: pero también -precisión suplementaria en rela-
duos y los funcionamientos sociales que las transmiten y apoyan desemboca ción con lo que no sería sino la simétrica formal de la definición anterior-
en un atolladero teórico. en la medida en que la legitimidad (tecnológica y axiológica) de este tipo de
Toda la cuestión consiste en saber si lo que Rokeach considera paradójico regulación forme parte de la doctrina testimoniada por el grupo. Así, llama-
es percibido como un fenómeno de coyuntura o si es percibido como carac- remos sistema ortodoxo al conjunto de los dispositivos sociales y psicosocia-
terístico y como fundador de la idea misma de sistema de creencias. En el les que regulan la actividad del sujeto ortodoxo dentro del grupo ortodoxo,
primer caso echaremos mano de la debilidad de los hombres, de los azares al mismo tiempo que intervienen en la aparición de un grupo ortodoxo.
de la historia, de las torpezas de los actores. En el segundo caso y más allá La elaboración de este juego de definiciones sitúa la empresa en un es-
del recurso a determinismo~ sociales masivos y equívocos, nos preguntaremos pacio relativamente nuevo en relación con las iavestigaciones que hemos men-
cionado anteriormente. Sin duda, como en Rokeach, el contenido de las creen-
si el juego de controles puesto en práctica en los sistemas (o contra-sistemas)
cias y de las representaciones ideológicas es puesto entre paréntesis -al
sociales que se organizan en torno a informaciones que, en última instancia:
menos momentáneamente- con lo que el concepto recibe un cierto alcance
no pueden ser verificadas por las normas clásicas de la racionalidad, no llevan
transcultural, es decir, pueden haber ortodoxias de todo tipo. Pero este con-
a cabo una función constitutiva y no desempeñan un papel fundamental en cepto, tal como ha sido equipado de entrada, no remite a una característica
la existencia y supervivencia de los sistemas de creencias. ·De esta forma. de la personalidad: es por ello que no se elaborará ni contrastará ninguna
al situar las invariables que precisa toda ciencia tendencialmente fundamen- «Escala de ortodoxia» destinada a dilucidar el grado de proximidad entre
tal dentro de un conjunto de controles sociales y de regulaciones sociales; un sujeto y una doctrina en particular o sus predisposiciones generales hacia
sería posible abandonar de forma más radical las empresas estrictamente mo- un cierto enfoque de un determinado sistema de creencias. Este concepto
nográficas. En todo caso, es ésta la intern¡ón que atraviesa los estudios ex- remite a un campo social organizado e institucionalizado. Y por este mismo

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/i 452 1 Pensamiento y vida social 12. Sistemas de creencias y representaciones Ideológicas 1 453

hecho no cierra el paso a. una tentativa de estudiar por vía experimental (sin dones, sino que los constituirían en su propio ser, para adoptar una fórmu-
duda convenientemente equipada) los funcionamientos que se podrían dilu- la que merecería cierta explicación. Si se desea, la regulación y el control
cidar refiriéndolos a esta triple definición. social desempeñarían, respecto a estas creencias y estas representaciones ideo-
Una de las características del grupo ortodoxo, al menos según la defini- lógicas, una función esencial, en el sentido etimológico del término. A título
ción que se ha dado de él, dará a esta investigación un tinte y, tal vez, una de hipótesis, primero se pensó que la elaboración de un campo social o de
plasticidad particulares. Esta característica consiste en que el conjunto de un sistema ortodoxo «tenía como objetivo» anular funcionalmente una de las
creencias alrededor del cual establece su consenso el grupo ortodoxo y por características fundamentales de las creencias y de las representaciones ideo-
el cual regula y controla de forma orgánica las actitudes, conductas y com- lógicas, con lo que se comprenderá por qué, en este capítulo, las relaciona-
portamientos, incluye una creencia cuyo status formal es totalmente origi- mos entre sí: su no-verificabilidad en el orden de la racionalidad y de la
nal: la creencia que se refiere a la legitimidad doctrinal de las modalidades demostración empírica. Ya más formalizada, esta hipótesis pretende que «en
prácticas del ejercicio de dicho control y de dichas regulaciones. A este ni- sistema ortodoxo, la fragilidad racional de la información es compensada por
vel, podríamos decir que la función ortodoxa se enrolla sobre sí misma para el vigor de la regulación». Al aumentar la fragilidad racional el grupo ortodo-
referirse a su propio despliegue y funcionamiento. Desde .esta perspectiva xo endurece sus influencias: la proposición resulta relativamente trivial. Pero
casi podríamos decir que ·e1 creyente ortodoxo «cree» antes que nada en si disminuye la regulación social, entonces aparece una mayor fragilidad so-
una psico-sociología, incluso en una sociología. Así, la desviación respecto cial: proposición ésta que resulta más original y cuya verificación permitiría
a la ortodoxia se convierte en un concepto que no resulta unívoco. Por una además axiomatizar la aparente trivialidad de la primera. A continuación se
parte, puede referirse al contenido de una creencia determinada, contra· la verá cuál será el aspecto general del paradigma experimental que se ela-
que trabajan todos los dispositivos de control social para que aparezca en borará.
contradicción con el cuerpo unificado de creencias en cuyo nombre se regula
il: la pertenencia: desviación clásica que podríamos denominar simplemente «he-
terodoxa» y que no introduce ningún funcionamiento social formalmente 2 / Algunos funcionamientos y algunas estrategias «ortodoxos»
nuevo. Por otra parte, esta desviación puede referirse a una característica
más dinámica, como en el caso de las situaciones e interacciones sociales en a) CONTROL SOCIAL y SIGNIFICADO. - A decir verdad -y como su-
que elementos, a menudo minoritarios, al adoptar las mismas creencias, re- cede siempre- solamente tras una serie de trabajos experimentales más dis-
presentaciones ideológicas e intuiciones iniciales exigen su reactivación so- persos y varios sondeos teóricos, esta hipótesis ha tomado esta forma defini-
cial, entrando en conflicto con el sistema de regulación y control (Iglesia, tiva. Esto se debe a que, en el clima en que tomaba cuerpo este conjunto de
el partido ... ) que, según ellos, los habrían reducido a la insignificancia. En reflexiones, se formaba poco a poco una idea: en la medida en que la regu-
este caso, la desviación respecto a la «ortodoxia» es de un tipo totalmente lación y el control social desempeñaban un papel que daba cuerpo en gran
:j diferente de la simple heterodoxia, pues desemboca en la aparición de ef er- medida a los sistemas de creencias, explicaban mejor que el contenido de
:1
vescencias sociales (de tipo profético, utópico, mesiánico ... ), emparentadas las propias creencias el funcionamiento de ciertas zonas de los sistemas or-
'11 con aquellas cuyo juego ha mostrado Moscovici en ciertas formas de influen- todoxos. En este concepto y de cierta manera, se podía pensar que, en un

cias minoritarias (Moscovici, 1979) y cuyas modalidades de despliegue y sistema ortodoxo, la regulación social se impone sobre el significado (De-
I:
i' funcionamiento provocan procesos sociales más complejos y desenfrenados conchy, 1971 ). Algunos trabajos han intentado explicar esta intuición y pres-
que aquellos que habitualmente explora la psicología social, en especial de tar imposición a este clima.
:I! tipo experimental. De esta forma, en experimentaciones llevadas a cabo en sesiones de re-
1
1j
;,i
11,
ciclaje teológico, se hizo que sujetos ortodoxos (en este caso, eclesiásticos
1,
1'! b) UNA HIPOTESIS. - Esta forma de relacionar de entrada el concepto católicos) recibieran de una fuente con autoridad interna sobre su grupo
de ortodoxia con un campo social regulado y controlado y de ver. en esta una información que contradecía la primera posición que habían adoptado
regulación y en este control lo que instituye este concepto en su género en relación con una creencia determinada. Se les invitaba a que matizaran
propio está probablemente enraizada en una intuiciórr. Dicho rápidamente, su posible acuerdo mediante una evaluación referente al papel que desem-
esta intuición consistiría en que la regulación y el control social no desem- peñaba esta creencia en la regulación de la pertenencia a su Iglesia («yo creo
peñarían únicamente funciones adventicias o auxiliares de simple gestión en ello y cualquiera que desee formar parte de mi Iglesia también debe
política y de «mantenimiento en el ser iilÍ)cial» de enunciados y representa- creer en ello»: regulación «extrema», de tipo dogmático); («yo creo en

~""'l.-~-·~·-,,.,-~
454 1 Pensamiento y vida social 12. Sistemas de creencias y representaciones ideológicas 1 455

ello, pero alguien que no lo creyera podría, no obstante, llegado. el caso for- se denomina «racionalidad» (en este caso sin las precauciones epistemológi-

l
mar parte de mi Iglesia»: regulación «liberal»). En esta situación y con in- cas que se han tomado en otras circunstancias).
formación constante, resultó más fácil hacerlos pasar de una toma de posi- Así, tras una polémica realizada entre creyentes ortodoxos acerca de la
ción «extrema» a la toma de posición contradictoria, igualmente extrema imposibilidad de verificar una creencia como la que pretende que «Dios se
(«yo no lo creo y nadie que quiera pertenecer a pii Iglesia puede creerlo»), ha hecho hombre», eclesiásticos católicos afirman más que antes que esta
que a una toma de posición de tipo liberal ( «yo no lo creo, pero si alguien lo creencia regula de forma adecuada la pertenencia a .su Iglesia, sin afectarla
creyera, no obstante, llegado el caso podría formar parte de ,mi Iglesia»). ya del ligero coeficiente de fluidez que le concedían anteriormente: funcio-
11;
'[ En esta situación, podría decirse que la regulación de la pertenencia (en namiento relativamente clásico que un investigador como Daniel Batson ya
este caso, todo o nada) resistía durante más tiempo que la evaluación .de interpretó como un caso de reducción de la disonancia. Por el contrario, tras
la «veracidad» del contenido de la creencia puesta en juego; paradójicamen- haber trabajado el campo de representaciones de los sujetos de manera que
,, . te, esta regulación explicaba mejor la evolución de la atestación de una la urgencia de adoptar 'una creencia determinada como criterio obligado de
,.
!: creencia que la propia evaluación de la veracidad de dicha creencia. De ma- pertenencia aparezca con menos fuerza de la que esta idea tenía para ellos
nera similar y en otra situación experimental, los sujetos ortodoxos del mis- con anterioridad, la distancia que esta creencia --que, no obstante, siguen
mo status, cuando daban· testimonio de una creencia de forma liberal, se testimoniando- impone a la racionalidad les parece más clara. Estos des-
il decían más dispuestos a pertenecer a «la misma Iglesia» junto a aquellos que plazamientos sufren variaciones de gran sutileza cuando la contestación o la
la rechazaban también de forma liberal, que junto a aquellos que, como ellos, polémica se refiere a la coherencia interna del corpus, corpus cuya imagen de
daban testimonio de ella, pero de manera «extrema». coherencia interna se debe, por una parte, a la virtuosidad lógica de la estruc-
Esta preeminencia del control social sobre el contenido del enunciado ha tura formal que organiza entre ellos enunciados totalmente inverificables a
sido puesta de _manifiesto en parte en situaciones intergrupales. Ante las través de la racionalidad o de la validación empírica, y que se debe, por otra
mismas proposiciones de origen marxista y al ser invitados a que evaluaran parte, al conjunto de los dispositivos sociorreguladores que conttibuyen a
la posibilidad de integrar estas proposiciones en su propio cuerpo de creen- acreditar la idea de que, en todo caso, la Verdad tan sólo puede ser Una y
cias, los eclesiásticos católicos reaccionan de forma contradictoria y según que la jerarquía no incurriría en falta alguna al presentarla de forma unificada
modelos selectivamente refinados cuando dichas proposiciones provienen pre- y sin contradicción interna. Aquí no podemos entrar en los detalles de los
tendidamente de un sistema ortodoxo isomorfo al suyo (en este caso, el Par- trabajos que han intentado desenredar los efectos de lo que, en la imagen del
tido Comunista francés) y cuando provienen pretendidamente de parajes corpus, depende de la evocación de la racionalidad y lo que depende de la
sociales menos organizados (agrupaciones marxistas de estilo más eferves- evocación de los dispositivos de control (Deconchy, 1980).
cente) (Deconchy, 1976 ). Algunas experiencias realizadas en situación de ortodoxia pacificada pa-
recen haber puesto de manifiesto otros funcionamientos paradójicos y .arro-
b) REGULACION SOCIAL Y PERCEPCION DE LA FRAGILIDAD RACIONAL DE jan un poco de luz sobre estrategias funcionales que, en ocasiones, resultan
LA INFORMACION. - La tentativa de desembrollar, en el campo sociocogni- desconcertantes.
tivo elaborado por un sistema ortodoxo, los juegos y contrajuegos de la ra- De este modo, en situación de «ortodoxia pacificada», es decir, cuando
cionalidad y del control ha desembocado en cierto número de modelos: la se permite a los sujetos que transmitan públicamente la idea que se hacen
«racionalidad» está manipulada experimentalmente a nivel de la percepción ;; ya sea de la mayor racionalidad, de la mejor integración al corpus de los
que tienen los sujetos de la distancia que la creencia de la que dan testimo- ,;j enunciados religiosos que aceptan como verdaderos en comparación con los que
nio impone a las normas de la «racionalidad» y el control social lo está -a }i- rechazan o del hecho de que la adopción de estos enunciados no va sin conse-
nivel de su refracción en el rigor selectivo de la regulación de la pertenencia. Ú cuencias sociales, pero regula la pertenencia al grupo, al parecer, la vigilancia
En situaciones de ortodoxia amenazada, se ha podido demostrar que no de estos sujetos se atenúa un poco. Se constata que, selectivamente, los su-
todas las lesiones infligidas al testimonio ortodoxo de 1115 creencias tienen jetos conceden que existen ciertas fallas en el corpus, reconocen en mayor me-
los mismos efectos. Llevada a nivel de la percepción de la fragilidad racional dida el hecho de que sus creencias no sean totalmente «racionales». También
(que aparece entonces con mayor claridad), parece provocar un reforzamien- se constata que son menos estrictos por lo que se refiere a la regulación de
to de las influencias sociales; a nivel de la regulación de la pertenencia (a· la pertenencia.
cuya distensión se contribuye), también contribuye a que se perciban mejor Dicho de otra manera, las creencias del grupo correrían ciertos riesgos en
las distancias que la creencia testimoniajll impone a las normas de lo que esta situación de ortodoxia pacificada: aparece la no-racionalidad, se detec-

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tan fallas en el corpus, se relaja el control de la ·pertenencia. Así, un sistema De esta forma, tras haberles mostrado y «demostrado» que, en el tipo
ortodoxo «pacificado» hasta el punto que ya no se vea confrontado con de sistema social en el que se inscriben y del que dan testimonio, la percep-
cierto número de desafíos cognitivos o sociales, internos o externos, es un ción de la fragilidad racional puede provocar un refuerzo de la regulación
sistema ortodoxo amenazado en sus propios fundamentos. Entonces le re- de la pertenencia y que un relajamiento de esta regulación provoca una per-
sulta benéfico reinyectar en su funcionamiento la· imagen de una amenaza, cepción más clara de esta fragilidad, los sujetos ortodoxos son llevados a
real o ficticia. La discusión interna, la contestación interna o externa, e in- posponer (¿fuga hacia adelante?)' para un futuro más o menos vago los
cluso los riesgos de disidencia desempeñan entonces un papel esencial en fundamentos informacionales que el estado actual de cosas, al parecer, ya
este funcionamiento y en la supervivencia del grupo ortodoxo. Se trata de no puede asegurar. Unos tienden a «utopizar» sus creencias diciendo que
operaciones que mantienen movilizados (o ponen una vez más en movimien- están aún más convencidos que antes de que sólo poco a poco y con el tiem-
to) todos los elementos de su campo sociocognitivo y que mantienen la po -y por ende, en un futuro de contornos inciertos- el creyente podrá
tensión formal que lo constituye. Por lo que se refiere a dicho sistema y las comprender lo que una creencia determinada significa «verdaderamente».
creencias que administra, esto equivale a decir hasta qué punto interviene Otros tienden, por su parte, a «escatologizarlan>, en el sentido de que lo
la influencia social -mayoritaria ci minoritaria- siguiendo modelos origina- que ellos mismos denominan «Fin de los Tiempos» les parece más suscepti-
les en relación con aquellos que constituyen· con mayor frecuencia el objeto ble que antes de transformar el «sentido profundo» de sus creencias. Por
de la psicología social. último, otros creen en mayor medida que antes que en el papel que desem-
peñarán en el futuro dentro de las investigaciones de las creencias los teó-·
logos, el magisterio institucional y los místicos, la parte de estos últimos resul-
3 / El surgimiento de las efervescencias tará esencial y motriz, en virtud misma de la vaguedad y la singularidad de
sus procedimientos cognitivos.
Al mostrar que, en un sistema ortodoxo, el control social sustituye, Mientras que, en situación habitual, la estructura formal de un corpus
según complejos modelos, a la racionalidad de la información, los pocos ortodoxo a menudo presenta una excepcional tecnicidad, es probablemente
estudios que acabamos de mencionar proponen una explicación de lo que el conjunto de estos procedimientos cognitivos los que son llevados a perder
hace que un sujeto considere que una creencia es «verdadera». Evidente- parte de su rigor. Tras haberse visto confrontados con la información cientí-
mente, este tipo de explicación no es al que recurre el creyente, de forma al fica sobre sus propios funcionamientos, los sujetos ortodoxos afirman con ma-
menos latente y en busca de sus propias finalidades, para explicar y explicarse yor frecuencia que antes que resulta indispensable explicar la adhesión a es-
las modalidades de su adhesión: ambos sistemas de explicación probable- tas creencias a través de ciertos factores inconscientes; otros sujetos afirman
mente compiten entre sí. Entonces podemos preguntarnos qué estrategias de forma más decidida que sus maneras de actuar están enraizadas en la af ec-
cognitivas se desencadenarán en los sujetos ortodoxos cuando se les con- tividad y no tanto en la racionalidad. Este deslizamiento hacia un nuevo tipo
fronte con. una información científica que se refiera precisamente a sus pro- de información se desplaza también hacía los procedimientos pedagógicos a
pios comportamientos. Dicho de otra forma: ¿cómo «se las arreglará» un través de los que se despliega la influencia ortodoxa: unos evalúan de forma
sujeto ortodoxo para seguir siendo ortodoxo después de que se le hayan más positiva que antes la capacidad que tendrían ciertas ilustraciones de es-
presentado los resultados de los trabajos resumidos en el párrafo anterior, tilo no figurativo para «hacer comprender» a los niños de corta edad un
así como las modalidades técnicas que han permitido su comprobación y los determinado enunciado de creencia que deben ilustrar en el libro de cate-
presupuestos teóricos en los que dichos resultados se basan? cismo en el que serán incluidas; otros conceden un alcance pedagógico rriás
En esta situación se ha adelantado la hipótesis de que el sistema ortodoxo importante a los gestos o a la mímica, al igual que a los métodos audiovi-
y los sujetos inscritos en él aceptarían el riesgo de desplazar el lugar de su suales. En otro orden de ideas, el monolitismo social e institucional sobre
consenso hasta los márgenes del sistema y de conceder un valor de informa- cuyo fondo intervienen las estrategias ortodoxas tiende a ser sustituido por
ción (que también podría calificarse de «ortodoxa») y de lugar posible de una referencia a las potencialidades epistemológicas de campos sociales más
la información a formas sociales efervescentes, formas contra las cuales, en fragmentados: de est~ forma, tras haber recibido la información científica,
situación habitual, se inmunizan a fin de que no sea perturbado el orden algunos sujetos ortodoxos evaluaron de forma más positiva el papel que «los
social y cognitivo que el sistema pretende hacer reinar sobre el campo que pequeños grupos comunitarios» pueden desempeñar en la elaboración de una
se halla bajo su control. Algunas de estas estrategias de defensa han podido «verdadera» comprensión de las creencias alrededor de las que se constitu-
ser desencadenadas. por vía experimental. i yen dichos grupos.
458 1 Pensamiento y vida social 12. Sistemas de creencias y representaciones ideológicas 1 459

A título ilustrativo, uno se preguntará, acerca de este último funciona- tativa de trascender la simple descripción monográfica. Desde un punto de
miento, cómo el deterioro de la imagen y de las virtudes del monolitismo vista formal, la empresa de Lerner resulta original: es para explicar un com-
social e ideológico prepara el surgimiento del famoso «derecho de tendencia» portamiento psicosocial paradó;ico, puesto de manifiesto por vía experimental,
1
1 juzgado tan pernicioso por sistemas ideológicos en los que, por otra parte, que avanza su hipótesis de la «existencia» de una «creencia» determinada,
1:
11 las interacciones horizontales son juzgadas peligrosas por un centralismo que, i(,' si bien de influencia bastante generalizada ( Lerner, 1980 ).
!!: no obstante, es considerado democrático. En toda hipótesis, el sujeto y el
sistema en el que éste se halla inmerso aceptan, en este tipo de situaciones,
ciertos riesgos al evocar, probablemente con fines de salvaguarda, formas y a. La creencia en la «justicia del mundo»
fuerzas sociales «efervescentes» que resultan más difíciles de controlar y con-
tra las que habitualmente se inmunizan. No obstante, resultaría imprudente 1 / Víctima inocente y orden de las cosas. - En el inicio de las inves-
interpretar estas estrategias de defensa como un debilitamiento obligatorio tigaciones de Lemer encontramos conjuntamente la experiencia de la existen-
del sistema, así como de las creencias y representaciones que este sistema auten- cia del mal, del sufrimiento y de la injusticia en la sociedad de los hombres
tifica. De cierta manera, estos desplazamientos hacia los márgenes del siste- y la extraordinaria capacidad de éstos y de aquélla para continuar dedicán-
ma que tienen por finalidad encontrar un nuevo fundamento y un nuevo dose a asuntos de tipo anecdótico. Paradoja fundamental que desemboca so-
lugar de elaboración teórica de las creencias, forman parte del programa es- bre todo en estrategias cognitivas y argumentativas que, si bien constatan la
tratégico y del capital ideológico que administra el sistema. En este tipo de existencia de este mal, de este sufrimiento y de esta injusticia, destacan en
situación, el sistema vuelve a poner en circulación y reactiva la representa- la búsqueda de razones y explicaciones que disuaden relativamente de toda
ción de lo que fueron sus orígenes históricos, antes de la elaboración y de la acción curativa o preventiva.
entrada en acción del campo ortodoxo: intuición constituyente, procedimien- Para Lerner, lo que se halla, formalmente y en última instancia, bajo la
tos cognitivos efervescentes, formas sociales de protesta o incluso revolucio- actitud del hombre ante el sufrimiento de sus congéneres y la injusticia de
narias, profetismos calurosos y visionarios. En el fondo, el riesgo que corre la sociedad es la idea de que el mundo es fundamentalmente previsible y
el sistema reside en volver a introducir en su funcionamiento significoJos controlable; idea que hace posible que alguien emprenda una actividad a lar-
preortodoxos, a menudo turbulentos, que había viabilizado el control social... go plazo con una finalidad determinada. Resultaría imposible vivir en un
al ocultarlos. entorno caótico, desordenado e imprevisible que no sólo hiciera incierta la
En esta línea de investigación, al igual que en la que llevó a Rokeach a acción, sino que dejara al sujeto «sin recurso ni ayuda».
descubrir «paradojas» que, no obstante, se creían superadas, los contenidos Sin embargo, esta idea inicial -que remite a cierta representación de la
vuelven a surgir, al menos algunos de ellos. Lo cierto es que fue su previa «racionalidad» esencial del mundo-- no corresponde término por término
«neutr-alización» la que permitió introducir un utillaje teórico y proponer cier- y de forma adecuada a las teorías cognitivas del tipo de Piaget. Ya que para
tos invariables para estudiar un campo que, en apariencia, estaba fraccionado Lerner, esta idea y esta exigencia de ordenamiento coexisten, entrelazadas
en sus singularidades existenciales y en sus happenings históricos. Esta forma indisociablemente, con las de una «conveniencia» que no es solamente de
de proceder es una de las que podría sacar a la investigación sobre las creen- orden cognitivo, sino que remite, de forma indiscernible aunque refractada
cias y las representaciones sociales de la incertidumbre y la vaguedad donde por todo un material cultural, a la idea de que el mundo es «justo». «No cree-
aún se halla. Podemos imaginamos formas muy diferentes; en el párrafo mos que, en el mundo, las cosas tan sólo sucedan y se produzcan.» Esta
siguiente daremos un ejemplo de ellas. idea-creencia en un mundo justo la llevamos en nosotros mismos y, al mismo
tiempo, precisamos de ella hasta tal punto que la creamos. Esta idea-creencia
se traduce en una especie de certeza no criticada de que, a final de cuentas
B. Análisis de un comportamiento y tomando todo en consideración, las personas obtienen lo que merecen y
y puesta de manifiesto de una «creencia» se merecen lo que les sucede.
Es a la puesta de manifiesto y al reconocimiento empírico de esta creen-
Los trabajos que llevaron a Melvin Lerner a evocar la «creencia en la cia esencial y constitutiva del hombre que Lerner ha consagrado lo mejor
justicia del mundo» y a estudiar sus funcionamientos se basan, de hecho, de su trabajo experimental. Su objetivo «no es describir cómo llegan las per-
en una estrategia de investigación totalmente diferente. Los mencionaremos sonas a poner en orden la abundante y aturdidora confusión de su :vida. Sino
por su interés intrínseco, sin duda, per<\ sobre todo para ilustrar otra ten- más bien atraer la atención hacia una mejor comprensión de lo que estas per-

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·¡I 460 1 Pensamiento y vida social 12. Sistemas de creencias y representaciones ideológicas 1 461
1

sonas hacen cuando descubren que no viven en un jardín de rosas». Para él trabajo es ser recompensado!). Independientemente de que sea Toro (por otra
se trata de «uno de los esfuerzos posibles para comprender cómo damos un parte, percibido como el más sit;npático de ambos) o Bill quien haya si.do
1I
sentido a nuestra vida». designado por sorteo para ser recompensado, siempre es el elegido quien es
De esta manera, las personas tendrían lo que se merecen y únicamente percibido como la persona que ha realizado la mayor parte del trabajo. En
,,,,·:11''I·,,'! lo que se merecen. En las situaciones en que,. sin que lo hayan merecido apa- cierto. modo resulta «impensable» (y por ende no se piensa) que no haya «me-
rentemente (la noción de «merecimiento» presenta, por otra parte, un ca- recido», de una forma u otra, la recompensa atribuida de manera aleatoria.
i! rácter sumamente equívoco), las personas son víctimas del sufrimiento o la Así pues, los sujetos habrían filtrado su percepción y su análisis de una si-
desgracia, es necesario que la creencia en la justicia del mundo, si es tan esen- tuación determinada a través de una «creencia», de la que aún nos queda
cial como pretende la hipótesis, sea restablecida de una manera u otra. O bien, saber si es «natural» o ha sido inculcada a través de un aprendizaje social y
más allá de las apariencias, se buscará entonces en los atributos o los com- cultural determinado. Esta creencia consiste en creer que existe, de todas ma-
portamientos del sujeto las «causas» ocultas de este sufrimiento o de esta neras y contra toda evidencia, una cierta adecuación entre los merecimientos
desgracia. O bien, se transformará la desgracia en falsa desgracia, en un he- de una persona y lo que se puede denominar su «destino» (/ate). Si el destino
cho que promete una auténtica felicidad. En una serie de experimentaciones (benéfico para uno, desastroso para el otro) es lo que es, es necesario que el
sumamente bien realizadas, Lerner intenta poner de manifiesto este tipo de sujeto haya hecho algo, dentro del marco del sistema de referencias particu-
funcionamiento. lares de la situación establecida, para que dicho destino sea el que es.

a) «LAS PERSONAS NO PUEDEN NO MERECER AQUELLAS COSAS FELICES b) «Es NECESARIO QUE LAS PERSONAS A QUIENES SUCEDE ALGO MALO
QUE LES SUCEDEN» (Lerner, 1965). - Se hace que los sujetos observen a dos LO HAYAN MERECIDO. A MENOS QUE ... » - Sin embargo, es en el marco
jóvenes estudiantes, Bill y Tom, «sin que éstos se den cuenta de ello» (es- de otra situación experimental, realizada en numerosas ocasiones por Lerner y
pejo de doble visión), mientras trabajan en una tarea de tipo cooperativo en diversos autores, donde se ha intentado poner d~ manifiesto de forma decisiva
el marco de una supuesta investigación realizada por otro investigador. La la creencia en la justicia del mundo, hasta el punto en que se ha llegado a
tarea consiste en que compongan cierto número de anagramas a partir del hablar del «paradigma>~ de Lerner y Simmons ( 1966) a través del cual fue-
conjunto de palabras que les ha sido comunicado. Por supuesto, Bill y Tom ron organizadas estas experimentaciones. Aquí la presentaremos en su forma
son cómplices del experimentador y hay que decir inmediatamente que uno prínceps.
de ellos es percibido en todo momento por los verdaderos sujetos como una Se recluta a los sujetos para que participen en una investigación que trata
persona más simpática que el otro. La situación ha sido programada de ma- de elaborar una rejilla de análisis de las reacciones emocionales, tal como son
nera que ambos actores participen de forma rigurosamente igual en la reali- manifestadas por los actores de diversas situaciones sociales. Para· hacerlo
zación de la tarea común. se les invita a que asistan, sin ser vistos (espejo de doble visión), a una ex-
Se hace creer a los sujetos que, en vista de los tiempos difíciles y de perimentación llevada a cabo por otro laboratorio de la Universidad en el mar-
la situación financiera de la Universidad, tan sólo se pagará a uno de ellos co de la teoría del reforzamiento. Lerner y Simmons hacen que sus sujetos
al final del trabajo y que el afortunado ya ha sido designado por sorteo, si observen las reacciones emocionales de un estudiante (desconocido la mayor
bien Bill y Tom ignoran aún toda esta enojosa situación. Los sujetos, por su parte del tiempo y, por supuesto, cómplice del experimentador) que, tras ha-
parte, saben el resultado del sorteo y a quién de ambos se pagará. El plan ber memorizado una lista muy larga de palabras asociadas por parejas, debe
l!i experimental ha previsto pagar una vez a Bill y otra a Tom a fin de elimi- relacionar verbalmente cada palabra aparejada con la palabra-estímulo que le
',,I nar los efectos de simpatía natural que pueden suscitar cada uno de loi comunica el experimentador. Para activar el aprendizaje, a cada error se
cómplices. Al final de la observación se invita explícitamente a los sujetos le aplica una descarga eléctrica dolorosa.
a que evalúen la parte del trabajo efectuada en realidad por cada uno de estos Al término de la sesión ·y en vistas a la constitución de la rejilla de aná-
cómplices. lisis que pretendidamente se prepara, los sujetos responden a un cuestionario
Los resultados obtenidos son bastante sorprendentes. Los sujetos se hallan destinado a describir el comportamiento general del estudiante ( 15 escalas
ante una situación de interacción social en la que dos actores realizan ob;eti- bipolares de adjetivos de alto contenido evaluativo) y a establecer el tipo de
vamente la misma parte del trabajo, pero en la que uno de ellos ha sido de- interacción que les gustaría tener con él y la identificación que tienen con él.
signado por sorteo (y por consiguiente, sin tener en cuenta sus méritos y su De esta forma, los · sujetos se hallan ante lo que podríamos considerar
eficacia) para ser recompensado ( ¡en la mi<1ida en que «ser pagado» por un una «víctima inocente». Si su percepción del campo es efectivamente me-
462 1 Pensamiento y vida social 12. Sistemas de creencias y representaciones lde.ológicas 1 463

diatizada por la «creeO:cia en la justicia del mundo», esta expresión de «víc- creencia determinada, enmarcada etnológicamente, institucionalizada más· ó
tima inocente» resulta formalmente contradictoria. Entonces sería necesaria menos vigorosamente y, a diversos grados, equipada cognitivamente por di-
una serie de operaciones perceptivo-cognitivas para que la «inocencia» se con- versas instancias de influencia social. Es del comportamiento de individuos
vierta, funcionalmente, en culpable, al menos simbólicamente, y para que, colocados en situaciones experimentales controladas y que remiten, de forma
de cierta manera, la «víctima» no sea realmente una víctima. Así, Lerner evidente, a secuencias históricas y a campos sociales <<reales», que Lerner
:1 intenta poner de manifiesto las estrategias perceptivo-cognitivas que tienden deduce que «es necesario» que haya «algo» que venga a filtrar la percepción
I¡ a «rebajar» a la víctima, a subestimar sus «atributos» o a sospechar de sus de dichas situaciones y a organizar su .lectura; «algo» informulado que, no
lj comportamientos. obstante, da lugar a discursos hipercategorizadores; «algo» cognitivamente
¡ Tomando en consideración únicamente las evaluaciones referentes a la indiscernible que, sin embargo, parece desembocar en corpus ideológicos
«atractividad» («attractiveness») de la víctima inocente, éstas confirman de bien organizados; «algo» vago, mirándolo bien, pero susceptible de generar
forma evidente la hipótesis. A víctima constante -¡podríamos decir!-, los campos de interacciones «que más se imponen» desde el punto de vista
cuanto más la secuencia de operaciones a la que asisten los sujetos tiende a social. Una «creencia»: sin duda ésta es la palabra que mejor se adapta para
una «derelicción» irreversible y sin alternativa, tanto más devaluada y subes~ evocar su status J?Sicológico.
timada será la víctima en Sus características propias. Donde se le devalúa más
o se le rebaja más es en la situación en que se supone que, en el momento a) CREENCIA EN LA JUSTICIA DEL MUNDO y APRENDIZAJE SOCIAL. - Na-
1HI! de la toma de medidas, se encuentra a medio camino de su vía crucis y turalmente es imprescindible referir este status a operaciones psicológicas
1
,¡ en la que el sujeto aún ignora cuál será la continuación de la secuencia; en" más amplias e, inevitablemente, a operaciones de tipo cognitivo. No es fácil
ambos casos, nada viene a atenuar el desequilibrio (¿la irracionalidad?) del establecer esta referencia. No cabe duda que esta creencia, cuya existencia
campo en el que sufre la víctima, a pesar de ser inocente. Donde es menos de- acabamos de deducir, nos remite (causa o efecto) a todo un fondo cultural
vduada es en la situación en que se hace creer a los sujetos, en el momento de imaginería y sabiduría populares más o menos mitologizadas, que pre-
, de solicitarles su evaluación de la víctima, que la secuencia ha terminado tende que Cenicienta y la virtud sean recompensadas, que Barba Azul y el
y la víctima ha dejado de sufrir, o sobre todo, en la situación en la que se érimen sean castigados y que Santa Claus sea el evaluador y remunerador
supone que la víctima, tras haber sufrido esta secuencia de reforzamiento ne- exacto de la buena conducta y la maldad, en fin, todo este material cognitivo,
gativo, debe pasar por otra de reforzamiento positivo (recompensa tras cada simbólico y praxeológico, que después coalescerá en sistemas ideológicos o
respuesta correcta en la tarea de asociación de palabras); en estos dos casos, religiosos de otra amplitud. Pero para Lerner, y acertadamente a nuestro en-
algo ha venido a contrarrestar, en el campo, la «injusticia» de la primera tender, la idea de que la creencia en la justicia del mundo corresponde ade-
parte de la secuencia. Pero el momento en que los su;etos devalúan con ma- cuadamente a un aprendizaje social y a una interiorización de las normas cul-
yor intensidad las características de la víctima inocente es cuando le han es- turales dominantes no puede explicarla.
cuchado decirle al experimentador que, aunque tenía un gran temor del su-
frimiento que se le iba a infligir, aquélla lo aceptaba <<por sacrificio y abnega- b) CREENCIA EN LA JUSTICIA DEL MUNDO Y DESARROLLO MORAL. - En
ción». Al ratificar un desequilibrio del campo, la víctima ha añadido un ele- una reflexión posterior que nos parece menos penetrante, Lerner afirma que
l1 mento aún más perturbador al desequilibrio de base.
Evidentemente, estos resultados son sorprendentes. Sin duda convendría,
·1a creencia en la justicia del mundo puede corresponder a cierto tipo de «mo-
tivación». La construcción de la creencia en la justicia del mundo sería lle-
( sin atenuar su alcance, analizar con mayor detenimiento Jas condiciones ex- vada a cabo al ritmo del acceso, por parte del ser humano, a la posibilidad
't perimentales en que han sido obtenidos. Pero, por sorprendentes --e inquie- de de_sinteresarse de las recompensas inmediatas, a fin de entregarse a finali-
1
il tantes- que sean, estos resultados evocan, con una cruel verdad, algunos dades posteriores y superiores. Sería el «lastre» informulado que haría que
1 !I funcionamientos intergrupales: como aquellos que, por ejemplo, tienden a esta toma de riesgo resultase soportable desde el punto de vista psicológico,
·¡ .i<¡.l justificar, no sólo afectiva sino también cognitivamente, los holocaustos, lle- al tiempo que confirmaría a ciertos individuos en la certeza de que son amos
) gando, en casos extremos, a negar su existencia o su historicidad.· de su propio destino. Como podemos ver, la empresa se desvía poco a poco
1 hacia consideraciones de tipo diferencial.
lj
i 2 / El status psicológico de la creencia en la ;usticia del mundo. - En Si se intenta otorgar un status psicológico a la creencia en la justicia
materia de teoría de las creencias, la originalidad .de Lerner reside en no haber del mundo, es necesario referirlo a las teorías de Piaget sobre el desarrollo
:t,, realizado, como es la práctica predominan¡e, una simple «topografía» de una cognitivo o de Kohlberg sobre el desarrollo moral. Para el primero, la creen-
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464 1 Pensamiento y vida s.?clal 12. Sistemas de creencias y representaciones Ideológicas 1 465

cía en una justicia inmanente que debe restablecer, pase lo que pase, el or- jurar el destino e incluso, según las palabras utilizadas por Lerner al presen-
den de las cosas desgraciadamente perturbado por la falta ·moral corresponde tar los resultados, de «apaciguar a los dioses»: en todo caso, un compor-
a un momento determinado del desarrollo del niño. Para el segundo, a lo tamiento suficientemente paradójico como para intentar dilucidarlo con ma-
largo de su desarrollo moral (moralidad preconvencional, moralidad conven- yor claridad.
cional, acceso a principios morales de carácter universal), el ser humano otor- Pensamos, por ejemplo, en otra investigación: la de Walster, Aronson
garía diversas inflexiones a la creencia en la justicia del mundo, hasta poder y Brown ( 1966 ), quienes consideran «inesperados» los resultados de su in-
superar los aspectos nocivos de esta creencia. En ambos casos, la creencia vestigación. En el marco de un estudio :ficticio sobre las reacciones fisiológi-
en la justicia del mundo se desplaza del paraje epistemológico en que fue cas ante lo agradable y lo desagradable, organizado supuestamente por los
inferida hacia cuadrantes especificadores: tanto en el orden del acceso a es- Servicios Sanitarios de la Universidad, varios estudiantes son colocados en
tadios momentáneos de desarrollo, como en el de las características diferen- presencia de lo que habrán de comer más tarde durante la entrevista. En
ciales de cada sujeto. , un caso, la perspectiva es relativamente seductora, ya que los estudiantes
deberán probar pastas y otros productos de pastelería; en el otro, resulta
infinitamente más desagradable, puesto que tendrán que ingerir gusanos, sal-
b. El encantamiento de lo real tamontes y otros platos más bien repugnantes. El reparto en ambos gru-
pos se hace por sorteo. Sin embargo, antes de pasar a alguna de estas dos
El filtro cuyo papel en el desciframiento del campo social muestra Lerner, operaciones, los sujetos son' colocados en otra situación experimental --cuya
se refiere, de entrada, a una creencia de influencia generalizada y a modelos representación ha sido elaborada de manera que disocia de la de orden ali-
cognitivos relativamente fundamentales: el mundo, además de previsible y mentario-, en la que deben aplicarse a sí mismo descargas eléctricas cuya
ordenado, es ;usto. Es únicamente en segundo análisis, incontestablemente repetición termina por provocar dolores. Entonces se percibe que los sujetos
próximo a ciertas interrogaciones filosóficas o religiosas sobre el sufrimiento, que saben que posteriormente tendrán que enfrentarse a una situación fran-
la injusticia y la muerte, que su empresa desembocará en la toma en consi- camente repugnante y desagradable, se aplican un mayor número de descar-
deración de los enunciados de creencias que un sistema ideológico determi- gas eléctricas que los demás. Aunque «inesperados», estos resultados pueden
nado ha elaborado, así como -en otro orden de ideas- en la construcción interpretarse de formas muy diversas: deseo de habituación al dolor, dismi-
de una escala de actitud particular por parte de Rubín y Peplau. nución de la estima de sí mismo debido a un sorteo desfavorable, compor-
Otras investigaciones experimentales, llevadas. a cabo en un estado de es- tamiento de aui:ocastigo ... También es posible tomar en consideración otras
píritu similar al de Lerner, ·hacen pensar que otros filtros pueden intervenir explicaciones aún más próximas a nuestros intereses, como la idea de que
en la lectura del campo social y desembocar en cierto tipo de prácticas, in- los sujetos infelices pensarían que, al mutilarse a sí mismos y al adelantarse
cluso si, por lo que a ellas respecta, no son referidas a una determinada eti- al destino, «algo» hará que sean finalmente protegidos del enojoso desenlace
queta cultural. Estas investigaciones están aún muy dispersas y, para decirlo ( ¿imagen de los desenlaces fatales?), ya sea por enternecimiento del experi-
todo, tienen un alcance reducido. A pesar de ello abren una nueva ruta hacia mentador ante tanta buena voluntad, o bien por evolución del curso natural
una psicología social de las creencias y las representaciones ideológicas. de las cosas. ·
Una de estas investigaciones, de superficie restringida, se articula directa- ¿Habría en esto una especie de encantamiento de lo real con el fin de
mente en los trabajos de Lerner. Zuckerman ( 197 5) pregunta por teléfono a desviar su curso y conjurar sus determinismos? Una investigación más re-
estudiantes que no conoce si estarían dispuestos a asistir a un curso noc- ciente de Curtís, Rietdorf y Rovell (1980) podría dejarlo entender así. Adop-
turno, a fin de ayudar a un ciego leyéndole documentos en voz alta. Formula tando en lo esencial el dispositivo anterior, estos autores programan una nue-
esta petición ya sea en plena mitad del semestre ( cuando el trabajo no corre va situación experimental en la que el sujeto sabe que posteriormente un
tanta prisa) o en los días que preceden inmediatamente al examen semestral sorteo lo destinará a uno de ambos menús, pero sin saber aún a cuál de
(época en la que el trabajo es intenso). Por otra parte, los. sujetos que ob- ellos. Son precisamente estos sujetos los que se muestran más dispuestos
tienen los resultados más altos en la escala de «creencia en la justicia del a convertirse en su propio verdugo: en mayor medida, en todo caso, que
mundo» se muestran más dispuestos a prestar este servicio durl!,nte este pe- aquellos que ya saben que su almuerzo será repugnante. Desde luego, todavía
ríodo de incertidumbre que en medio del semestre; entre los sujetos que ob- habría que explicar por qué la automutilación y el sufrimiento voluntario
tienen resultados bajos en la misma escala, la relación es inversa. Compor- (¿la penitencia? ¿la ascesis?) son consideradas como una conjuración de los
tamiento en el que se podría ver, como lo1hace el autor, una manera de con- destinos funestos y no las conductas autogratificantes y regocijantes. Una vez
466 1 Pensamiento y vida social 12. Sistemas de creencias y representaciones ideológicas 467
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más, si podemos interpretar esta situación como una situación de elevación tentan acreditar un modelo' ponderado de las representaciones de lo que
del nivel de actividad en las fases de incertidumbre ansiógena, también po- dura, (naturaleza), de lo que sucede (cultura) y de lo que perdura (superna-
demos pensar en la puesta en práctica de estrategias impücitas de encanta- turaleza), y en cuyo fondo se sitúan campos de interacciones de influencias
miento de lo real, estrategias de las que convendría preguntarse si se trata diversificadas.
de un aprendizaje social reforzado por la imposición de la progra~ación cultu- Más allá de la descripción de estas interacciones, es posible que. estudian-
ral o bien de una red de lectura constitutiva de la especie. do los mecanismos que generan estas representaciones y estas ponderaciones
sea posible empezar a elaborar una ciencia fundamental de los sistemas de
creencias y representaciones ideológicas.
Diferentes en sus estrategias, las dos líneas de investigación que acaba-
mos de mencionar --con fines ilustrativos y no de ejemplificación- se in-
jertan en un mismo «deseo» científico. En el fondo, este deseo consiste en
dominar la fascinación ejercida por las reverberaciones incesantes de objetos
sociales que parecen agotarse en su historicidad individuru y social, y para
hacerlo, referirlos a ciertos invariables. «Situados» de cierto modo fuera de
estas especies culturales y de esta historicidad, estos invariables constituirían
el punto de apoyo desde el que se podría, si no ya penetrar, al menos orga-
nizar la exuberancia de los sistemas de creencias v representaciones ideo-
lógicas.
En la segunda de estas líneas de investigación -sobre todo en Lerner-
el invariable se situaría en· una «naturaleza» humana, sin duda reactivada a
través de datos particulares del campo, pero cuya actualización esencial con-
sistiría en informar el desciframiento de las interacciones sociales mediante
una creencia «natural»: la creencia en que el mundo es justo. En la primera
-sobre todo en las investigaciones sobre la ortodoxia ideológica-, el in- ,,
variable se referiría a una especie de «naturaleza» social, donde incluso las
creatividades y los surgimientos serían programados de forma natural.
La investigación científica sería profundamente renuente a aceptar esta
ilij idea de <<naturilleza» humana o de «naturaleza» social. si hubiera que car-
garla con correlatos ontológicos. Pero en torno a este lastre se forman va-
1~'!'; rias operaciones y prácticas sociales cuyos propios envites competen a la em-
·,
~11
~
~
presa cuya posibilidad acabamos de examinar y a algunos de sus fundamen-
tos. Para unos, lo que «es» debe aún ser, y los valores de la acción humana
deben referirse a una ley inscrita en la naturaleza de fas cosas, como la que
puede explicar en parte un estudio empírico: dicho rápidamente, ésta sería
11,·~ la argumentación mediante la cual ciertas Iglesias denunciarían la perversidad
•,l
¡,, de los anticonceptivos y lo que, según se dice, prestaría fundamento a las
l11
¡,:
~
posiciones de Wilson sobre la sociobiología. Para otros, estos valotes toma-
rían cuerpo al capricho de una historicidad de momentos tan dialécticos que
¡,~~' dependerían, en última instancia, de hechos de cultura, que habría· que reco-

i
J
1'
lectar a flor de historia .... individual o social. Para otros, por último, estos
valores se enraizarían en una supernaturaleza que sostendría complejos lazos
de refracción y de participación con los funcionamientos observables de for-
;1;,'
,: ma natural. Posiciones hipotéticamente «¡uras», pero que introducen e in-

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~l¡iji~
!
13 La representación social:
fenómenos, concepto y teoría
por DENISE JODELET

Introducción

Representación social: un término que actualmente encontramos en todas


las ciencias sociales, mucho después de que S. Moscovici (1961) hubiese rea-
nudado con el empleo de este «concepto olvidado» de Durkheim.
) Pero también co~~-~ defil,g113:c}óg_~_.fenóm.i::no&--múltipJes -4~':- -~
~~~~.4iª1_1·__a__ y_arja~os oiveles .. de ·complejidad, indi:vi.d.uales:y. coki:.:..
1,
tivq§, .psicológicos y sociales •. Y además, una nueva unidad de enfoque, fe-
éünda para la psicología social, prometedora para las otras ciencias sociales.
En efecto, desde hace veinte años se constituyó un campo de investiga- .
ción en torno a este concepto, con sus objetos y su marco teórico específicos.
Esto sucede a menudo en la ciencia. Primero apa¡ece un concepto y se dice
lo que es: átomo de materia, gene hereditario. Luego se observa cómo está
hecho y lo que hace: átomo formado por un núcleo y electrones, gene de
doble hélice y así sucesivamente. Pero para ver cómo está hecho y lo que
hace es necesario adelantar una teoría, por rudimentaria que sea, es decir,
pasar del concepto a la teoría. Dicho movimiento se observa en el campo
que nos interesa. Al prolongar los primeros esbozos de elaboración, la re-
flexión tiende hacia la teoría.
Hablemos ahora de otro hecho histórico. A menudo se establece un con-
cepto en una ciencia y la teoría es elaborada dentro de otra ciencia. La no-
ción de gene nació, como lo indica su nombre, en la genética y su teoría en
la biología molecular. Lo mismo sucede con la representación social{Er con-
cepto de representación social --0 más bien, colectiva- a.paree~ en_ so~
J~~ cienci_a en ~a que_ sufre un largo; :clip.se; E..~r2. ~\!, teoda,ya .ií:.s~r~sp9,c/
'facia _en ps1colog1~. socialjS .. Moscov1c1, 1?61, J9?6Jtno sm antes haber
realizadó.Ünact~í~iónpor la ps'icología infantil (J. Piaget, 1926).

'
470 1 Pensamiento y vida social 13. La representación social: fenómenos, concepto y teoría 1 471

Partiendo de la noción de representación social intentaremos presentar Antes que nada surge un núcleo central donde se cristaliza un fantasma pri-
las líneas principales de esta teoría. Pero antes, algunos ejemplos para ilus- mogenio, la cuna, las raíces de lá ciudad: todo lo positivo se concentra en
trar la variedad de los fenómenos con que se relaciona. los barrios del nacimiento de la urbe. Luego, una corona, hoy inexistente,
el «mur des Fermiers généraux», demolido en 1859. Este último deja en la
memoria cole~tiva la huella de un ordenamiento social, realizado por el barón
A. De los fenómenos representativos a la noción Haussmann, que implicó el desplazamiento de las capas populares hacia los
de representación social .límites de la periferia, estableciendo una segregación humana y residencial
~- que aún está muy presente en las imágenes sociales del París actual. La es-
- En una situación experimental (J. C. Abric, 1971), varios grupos de L tructuración urbana reposa sobre una base imaginaria y simbólica que incide
sujetos deben llevar a cabo dos tipos de tareas, precisando cada una de ellas ;'. sobre la manera con que los parisinos viven su ciudad. Esta organización
una diferente estructura de comunicación: la tarea de resolución de proble- .· del espacio mediante su historia organiza la percepción de los diferentes ba-
ma reclama una estructura jerárquica y la tarea de creatividad exige una rrios en una representación socio-espacial ampliamente compartida.
estructura no jerárquica. En la experiencia que nos interesa, el simple hecho Es hacia el norte y el este que serán rechazados los pobres y, sobre todo,
de que el experimentador haga intervenir una definición de la tarea que sea • los inmigrantes de todo tipo. No se carece de imaginación para ponerles
o no congruente con su naturaleza (en este caso, provoca la idea de que la ·nombres despectivos. Así vemos aparecer una nueva clase de inmigrantes:
tarea consiste en resolver un problema, cuando realmente se trata de una· los «Porto-crouilles». Un neologismo espontáneo que crea una imagen, que
prueba de creatividad y viceversa), basta para afectar el nivel de rendimiento · · por sí solo resume toda la evolución de la inmigración y engloba en el mis-
de los grupos y para implicar diferentes procedimientos cognitivos y diversas mo desprecio a toda la mano de obra extranjera. Esta reducción identifica
comunicaciones. Los sujetos comprenden e interpretan· de manera diferente a los portugueses (designados a partir de un término genérico, inspirado en
la situación en que se ·encuentran y no se comportan de manera similar ante el nombre de un producto conocido, emblema de Portugal: el Porto-Cruz),
un procedimiento que se mantiene idéntico. tSu rendimiento es mayor cua!l_qo y a los árabes (que en argot también son denominados «crouillas»; recordemos
su representación concuerda con el ejercicio que· deben realizar y menor 'al célebre héroe de Queneau «Crouilla-bey-sidi-mouilleminche» de Pierrot
cuando no concuerda con él; los sujetos se organizan según su representa- mon ami). Esta categorización de los portugueses indica que sustituyen a los
ción: de forma jerárquica cuando la tarea de creatividad es vista como reso- l·. . ara9_es en un cierto status social, y que se asimila a ambos en un mismo gru-
lución de problema y de forma no jerárquica cuando la tarea de resolución. . i ;'. ,' po._ !,kpresentación social ;l!:!.e condensa en una imagen cosificante historia, re-
de problema es vista como tarea de creatividad. Por último, ante una tarea de,, · f l_acio~es social~s y prej~tc~~
creatividad presentada corno resolución de problema, hacen intervenir pro- l
cesos cognitivos adaptados a este tipo de prueba: mayor control de la produc- f - Marzo de 1983. El gobierno anuncia medidas de rigor económico.
ción y menor riqueza cuantitativamente y menor originalidad ·cualitativa- \':- Una de ellas moviliza especialmente la atención del público: la instauración
mente. )· de un carnet de cambio de divisas y la limitación del dinero que puede trans-
La representación que elabora un grupo sobre lo que debe llevar a cabo, ferirse al extranjero para las vacaciones. La opinión se divide. Aparecen di-
define objetivos y procedimientos específicos para sus miembros. rAquí descu- versas posiciones en el discurso público. Entre otr'<ls, algunos denuncian que
brimos una primera forma de representación social: la elaboración por parte la medida constituye un atentado contra las libertades individuales, mencio-
de una colectividad, bajo inducción social, de una concepción de la -tarea que nando a este propósito el aislamiento de los países del Este, el monopolio
no torna en consideración la realidad de su estructura funcional. /Esta repre- de la agencia soviética «Intourist», etc. Otros se congratulan de la reacción de
sentación incide directamente sobre el comportamiento social y la organización los franceses que denotaría un cambio de mentalidad: ahora se preocupan
del grupo y llega a modificar el propio funcionamiento cognitivo. i menos del «tener» que del «ser», ya que han demostrado ser menos sensi-
bles a los nuevos impuestos que a la restricción de las posibilidades de enri-
- En una encuesta sobre la imagen de París (S. Milgram, D. Jodelet, quecimiento que ofrecen las vacaciones en el extranjero.&ás deseosos de
1976), las evaluaciones de los barrios («arrondissements») desde un punto consumir ocio que de acumular capitalJlos franceses han optado por la feli-
de vista de preferencia, conocimiento, elección o rech~zo residencial, del cidad presente, cosa qqe .vale más que una promesa de herencia para la de
tipo de actividad y población que se observa en ellos, ponen de manifiesto sus hijos en el futuro. /También aquí encontramos representaciones sociales:
una división del espacio urbano entre un núcleo y un cinturón históricos. un mismo hecho es situado y analizado dentro de dos marcos de referencia,
f
472 1 Pensamiento y vida social 13. La representación social: fenómenos, concepto y teoría 1 473

a su vez articulados a una percepción ideológica. El empleo de una contextuali- textos sociales o históricos, de datos recopilados mediante procedimientos
zación histórica de tipo político o sociológico cambia el significado y la gra- . codificados al análisis de los discursos institucional,e,s 9 ..~spontáneos, vemos
vedad que se presta a la medida en cuestión y produce diferentes reacciones. perfectamente que siempre se trata de lo mismo.KA sáber: una manera dt!fa
/Representaciones que transmitirán los medios de comunicación social, modi- ae
·tnte.rp..retar y.·· pe.jfsaf hue. stra"reaii.oacrcoHdiiiña;-üna forma. de con. ocimiento'
6éando la respuesta del público segú~ sus expectativas y deseos.

- Un artículo del International Herald Tribune comentaba en 19"i9 la


decisión de la Sociedad Americana de Psiquiatría de sustituir los términos
de «neurosis» y «neurótico» por la designación de «desórdenes» específicos.
Para el periodista, el abandono de estos términos por parte de la comunidad
l social. Y correlativamente, la actividad mental desplegada por individuos y ;
, grupos a fin de fijar su posición en relación con situaciones, acontecimientos,¡
obj<:!º.s. y_~o!!1t1ll!ca~.t?r1_e_s. __qu_e J_e_s__ ~~11ci~rnen. \lo soci~l interviene ahí de va-
Has maneras: a través del contexto concreto· en que se sitúan los individuos
y los grupos; a través de la comunicación que se establece entre ellos; a tra-
vés de los marcos de aprehensión que proporciona su bagaje cultural; a través
científica repercutirá en el empleo corriente y, así, es la posición de cada de los códigos, valores e ideologías relacionados con las posiciones y perte-
uno respecto a las personas que son calificadas de «neuróticas» la que es nencias socialet.~s.r.e.sfüc3:s. .... ., , " ,,, . , . -,
cuestionada. Por sus implicaciones, esta categotía representa, cuando es em- ..-A!iiJIY:i;$cJ la noción de representación social nos sitúa en el punto donde.
pleada, una actitud de ex.cusa, un acto de comprensión, un deseo de ajus- e intersectan lo psicológico y lo social. Antes que nada concierne a la ma.:
tarse a aquellas personas que no dominan completamente lo que les sucede. nera cómo nosotros, sujetos sociales, aprehendemos los acontecimientos de
Y el periodista añade: decir que alguien tiene un «desorden» equivale a la a vida diaria, las características de nuestro medio ambiente, las informacic¡,i;ies:
misma actitud que adoptamos al descubrir una avería en nuestro automóvil; ~
~ en él circulan, a las personas de nuestro entorno próximo o lejano./ En
ya no se trata de una excusa ni de compasión, sino de una exigencia de re- pocaspalahras, el conocimiento «espontáneo», «ingenuo» que tanto interesa
paración a fin de reducir el desorden y adaptar socialmente al paciente. Cues- en la actualidad a las ciencias sociales, ese que habitualmente se denomina
tión que no carece de consecuencias para la propia estima. La sociedad concede conocimiento de sentido común, o bien pensamiento natural, por oposición
al neurótico un lugar honorable y, en ocasiones, deseable entre el· psicótico al pen!v.lmiento científico, Este conocimiento se constituye a partir de nues-
y el hombre normal, pero no reserva ese mismo sitio para aquellos que sufren .tras experiencias, pero también de las informaciones, con.:icimientos, y mo-
de «desórdenes» debidamente especificados. delos de pensamiento que recibimos y transmitimos a través de la tradición,
El hombre de la calle utiliza una palabra de diccionario para clasificar la educación y la comunicación social. De este modo, este conocimiento es,
a los individuos. Esta palabra, que conlleva en estado latente una teoría so- en muchos aspectos, un conocimiento socialmente elaborado y compartido.
bre su naturaleza y la de sus actos, se convierte en parte integrante de nues- Bajo sus múltiples aspectos intenta dominar esencialmente nuestro entorno,
tra cultura.fR~pr¡sentación social que esta palabra, importada del conocimien~ comprender y explicar los hechos e ideas que pueblan nuestro universo de
to erudito, inyecta en el lenguaje cotidiano hasta convertirse en categoría vida o que surgen en él, actuar sobre y con otras personas, situarnos respecto
'del sentido común, en instrumento para comprender al otro, para saber cómo a ellas, responder a l'<ls preguntas que nos plantea el mundo, saber lo que
conducirnos ante él e, incluso, para asignarle un lugar en la sociedad.¡ ·· · significan los descubrimientos de la ciencia y el devenir histórico para la con-
ducta de nuestra vida, etc. En otros términos, se trata de un conocimiento
1!!'~i práctico. Al dar sentido, dentro de un incesante movimiento social, a acon-
,¡¡I La noción de representación social tecimientos y actos que terminan por sernos habituales, este conocimi.ento
¡;~ ···->\ forja las ~videncias. de nuestra realidad consensual, .\participa. en la COñSirUC•
¡;;::
En tanto que fenómenos, !las representaciones sociales se presentan baJo, ción J!![ÍJtLá.~. _n_µettra _realidad)para emplear una expresión de quienes lo
/formas variadas, más o meno~ complejas. Imágenes que condensan un con- 1ían elevftdo a la dignidad de objeto de una nueva sociología del conocimien-
¡ junto de significados; sistemas de referencia que nos permiten interpretar lo to (P, L. Berger y T. Luckman, 1966).
: que nos sucede, e incluso, dar un sentido a lo inesperado; categorías que sir- En 1961, S. Moscovici considera que este mismo conocimiento constituye
. ven para clasificar las circunstancias, los fenómenos y a los individuos con el eje central de una psicología del conocimiento. Producción mental social,
· quienes tenemos algo que ver; teorías que permiten establecer hechos sobre~ como la ciencia, el mito, la religión y la ideología, se distingue de ellos, no
: .ellos. Y a menudo, cuando se les comprende dentro d~ la realidad concreta obstante, por sus modos de elaboración y funcionamiento en sociedades ca-
,_ge nuestra vida social, las representaciones sociales son todo ello junto. · ··· racterizadfts, como la nuestra, por el pluralismo de las doctrinas y las ideas,
Pero en los ejemplos que hemos citado, pasando del laboratorio a con- el aislamiento y el esoterismo de la ciencia, la· movilidad social, etc, Sus pa-
t

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474 1 Pensamiento y vida social 13. La representación social: fenómenos, concepto y teoría 1 475

rentescos no van muy lejos con esos objetos parciales que son, en psicología las··· repr.esentaciones, a las c__ munz.·c_ª_ciones mediante las que circulan y a las
l
º_

social, las opiniones, actitudes, estereotipos e imágenes, a través de las cua- funciones a las que sirven dentr.o de la interacción .con el mundo y los demás . .
les los modelos conductistas reducen el conocimiento a simples disposiciones . .. .. A.proxiiñéiñorios 'ün p~co más a la manera cómo se abordarán estos obje-
de respuesta (J. Fodor, 1981). tos así definidos.
El concepto de Durkheim recubría esta forma de pensamiento social sin
circunscribirlo en su especificidad. Para explicarlo era necesario establecer un
modelo que revelase los mecanismos psicológicos y sociales de su producción, B. Elementos para acotar la noción de representación social
sus operaciones y sus funciones. La obra La psychanalyse, son [mage et son
public sigue siendo hasta el día de hoy la única tentativa sistemática y global De los ejemplos que hemos dado se desprenden dos constataciones thn
en este sentido, como recuerda C. Herzlich (1972 ). banales como necesarias.~r una parte, la representación social se define por
En efecto, si bien numerosos e interesantes trabajos se han inscrito en un contenido: informaciones, imágenes, opiniones, ·actitudes, etc. I:}s_te con-
esta línea de preocupación, sobre todo desde hace una década, e'stos estudios tenido se relaciona con un objeto: un trabajo a realizar, un acontecimiento
han concentrado su atención, dentro de investigaciones experimentales o so- económico, llll. personaje social, etc. (Por_ la -~tr~, es .la. representadón social
bre el terreno, en aspectos específicos de las representaciones sociales, a me- d~_yn sujeto (individuo, familia, grupo, clase, etc.), en relación con· otrci su-
nudo en respuesta a las preguntas teóricas que plantea este nuevo campo de jeto. De esta forma, pa representación es tributaria"de la posición que ocupan
exploración que se halla en perpetua tensión entre el polo psicológico y el los sujetos en la sociedad, 1a economía, la cultura'.:i
polo social. Sin duda, el acuerdo tiene lugar en el hecho de que debe ser ·__ ... Por ello siempre· debemos recordar esta pequeña idea: !toda representa-
abordada como el producto y el proceso de una elaboración psicol<igica y so- ción social es representación de algo y· de alguien./ Así, no es el duplicado
cial de lo real. Pero los fenómenos aislados, los mecanismos puestos de ma- de lo real, ni el duplicado de lo ideal, fii la patte s~bjetiva del objeto, ni la
nifiesto se sitúan a diversos niveles que van desde lo individual hasta lo co- parte objetiva del sujeto. Sino que constituye el proceso por el cual se es-
lectivo, dificultando así una comprensión global del pensamiento social. tablece su relación. Sí, en el fondo de .toda representación debemos buscar
Por otra parte, 1~1 h~~ho °J~--q~e 1; representación social constituya un.t esta relación con el mundo y con las cosas. Antes de examinar los procesos
forma de coriocimÍ~nto implica el riesgo de reducirla a un acontecimiento a través de los cuales se constituye dicha relación, aún debemos añadir al-
intraindividual, donde lo social tan sólo interviene de forma secundaria. El. gunas precisiones .
.hecho de que se trate de una forma de pensamiento social entraña el peligroj.
de diluirla en fenómenos culturales o ideológicos.¡ · ..... ······ · · ···
Sin embargo, en este campo de investigación que se halla en plena evo- Del hecho de representación ...
lución, se obtienen resultados cuyo carácter convergente contribuye a escla-
recer, en diversas relaciones, los fenómenos representativos. Estos resultados El acto de representar por el que empezar~os constituye el . nivel ele-
r . - ·--
pueden alinearse dentro de un modelo teórico unitario que desarrolle el con- mental para abordar la representación social.~ El .acto de repres¡:nt_a~i~1_1_.s,s _/
cepto de,.r,<;presentación social, pai:a la que proponemos la siguiente definición .un acto de pensamiento por medio del cual un sujeto se relaciona con un ·
general: JE! -~~n·c~p¡¿. de. ;epresentación soeza! designa una· fór;ña de ~onocP, .objeto.l Pero a este· propósito resulta imposible no mencionar las represen:
miento específico, el saber de sentido común, cuyos contenido1 manifiestan 1 taciones teatral y política. Estas pueden esclarecer, de forma ~etafórica, las
la operación de procesos generativos y funcionales socialmente caracterizados. } ' características de la representación social. .,
En.. !entido más
.
amplio,
. .
designa una forma de pensamiento . socia/,.
. .
1 · ••
.. __.. _...-¡ Primero, por lo que respecta al acto .... J3,epresentar es sustituir' a, estar en
Las representaciones sociales /:onstituyen modalidades de pensamiento\ el lugar de. En este sentido,Jl~ representadón es el representante mental de
; práctico orientados hacia la comunicación, la comprensión y el dominio del) algo: objeto, persona, acontecimiento, idea, etc. Por esta razón,lla represen-
entorno social, material e ideal. En tanto que tales, presentan característictJs \ tación está emparentada con el símbolo, con el .signo. Al igual que ellós, la
específicas a nivel de organización de los contenidos, las operaciones men- J repres~nt~ció¿ remite a otra cosa. No existe ninguna representación social
tales y la lógica., · · que no sea la de un objeto, aunque éste sea mítico o imaginario.
¡ia" caracterización social de los contenidos o de los procesos de repre- Por otra parte, representar e.s re-presentar, hacer presente en la. "!frJ.t..e,. '
senliición ha de referirse a las condiciones y a, los contextos en los que surgen en la conciencia. En este sentido, fo. representación es la reproducción men-
'

~¿.;;,.&e ...,..,..,.,..,....,-«,•~""'""'W"'¡¡,
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476 1 Pensamiento y vida social 13. La representación social: fenómenos, concepto y teoría 1 477

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tal de otra cosa: persona, objeto, acontecimiento material o psíquico, idea, se imprime e integra mecánicamente en el espíritu. No es la reproducción
etcétera. pasiva de un exterior en un interior, concebidos como radicalmente distin-
En todos estos casos, en la representación tenemos el contenido mental tos. Como podrían hacer pensar ciertos empleos de la noción de imagen que
concreto de un acto de pensamiento que restituye simbólicamente algo ausen- la asocian a la idea de «copia conforme», especie de «sensación mental»,
te, que aproxima algo lejano. Particularidad importante que garantiza a la «átomo cognitivo».~s estudios sobre las representaciones sociales emplean
representación su aptitud para fusionar percepto y concepto y su carácter de el término imagen en un sentido totalmente diferente, ya sea como «figura»,
imagen. «conjunto figurativo», es decir, ~onstelación de r'asgos de~cts;r eoocre.to..
Las metáforas teatral y política permiten avanzar en la comprensión del o bien en sus acepciones que hacen entrar en juego la intervención especi-
concepto, pues señalan aspectos fundamentales de la representación social: ficante de lo imaginario, individual o social, o de la imaginació~Además,
sus aspectos de significado, de creatividad, de autonomía. La representación en sus corrientes más recientes, la psicología cognitiva ha tenido que refle-
teatral permite que un público vea actos y escuche palabras que hacen pre- xionar sobre las distinciones que existen entre imagen y representación, y
sente algo invisible: el destino, la muerte, el amor, la incomunicabilidad¡ etc. considerar a la imagen como una de las especies del género representación,
En la representación política, el elegido, el delegado, sustituye ante ciertas junto a las representaciones de lenguaje y de relaciohes (M. Denis, 1979).
instancias a quienes lo han· designado (el electorado, la base, etc.). Hablá en 3 / El propio concepto de representación social fue introducido en psi-
su nombre, actúa en su lugar, decide por ellos. A través de ello se autono- cología social debido a las insuficiencias de los modelos clásicos, y en parti-
miza de quienes representa y dispone de un poder creativo. cular del modelo conductista, a fin de explicar nuestras interacciones signi-
La representación mental, social, conlleva igualmente este carácter signí- ficativas con el mundo (J. J. Franks, 1974). En su crítica de las nociones
ficante. {J'-IC>_ sCJlamente_ rest~tuye de modo simb6lico algo a.l!sente, _si_nCJ __~ de imagen, opinión y actitud, S. Moscovici (1969) explica el fracaso de toda
puede sustituir lo que está presente, !como indica nuestro primer ejemplo. una tradición de investigación que pretendía predecir o cambiar los compor-
Siempre significa algo para alguien ..(para uno mismo o para otra persona) tamientos, mediante el hecho de que la relación entre el sujeto y el objeto
y hace que aparezca algo de quien la formula, su parte de interpretación, se reducía a una relación entre un estímulo y una respuesta, y se introducía
como en el caso del actor. Debido a ello, no es simple reproducción, sino una división entre el universo exterior y el universo interior. Ahora bien,
construcción y conlleva en la comunicación una parte de autonomía y de según él, «el sujeto y el objeto no son congénitamente distintos» y !«repre-
creación individual o colectiva. Con las siguientes consecuencias: sentarse algo es darse, conjunta e indiferenciadamente, el estímulo yla res-
puesta-e.) «Este fenómeno es una característica de la interacción del sujeto y
1 / El aspecto de imagen, figurativo de la representación es inseparable del objeto, que se enfrentan modificándose mutuamente sin cesar», como
de su aspecto significante: la estructura de cada representación, dice S. Mos- dice Piaget (1968).
covici, «aparece desdoblada, tiene dos caras tan poco disociables como el an- 4 / Esto implica que siempre haya una parte de actividad de construc-
verso y el reverso de una hoja de papel: la cara figurativa y la cara simbólica. ción y de rec(!)nstrucción en el acto de representación. «Una vez en el terreno
figura de la percepción», continúa Piaget, «el sujeto no es el simple teatro en cuyo
Decimos que: Representación = ----, lo que significa que la represen- escenario se interpretan piezas independientes de él y reguladas de antemano
sentido por las leyes de un equilibramiento físico automático, sino el actor y, a
tación hace que a toda figura corresponda un sentido y a todo sentido corres- menudo, incluso el autor de estas estructuraciones que él mismo ajusta a me-
ponda una figura». Una de las personas interrogadas en una encuesta sobre dida que se desarrollan». A fortiorí, nos sentiríamos tentados a afirmar,
la representación del cuerpo (D. Jodelet, 1976) designó al sexo femenino cuando nos hallamos en el terreno de la representación, puesto que el sujeto
como «el tabernáculo sagrado de la vida», sin añadir nada más. Por esta considerado no es un organismo, sede de procesos psicobiológicos, sino un
imagen pasa todo un mundo de significados e ideas: la cavidad del útero sujeto social, ya que su actividad es tanto simbólic'<l como cognitiva. Pero
restituida por «tabernáculo», objeto indisociable de una cultura religiosa; aquí tenemos que dar un paso más y ver cómo el estudio de las represen-
«sagrado» anuncia lo prohibido y «vida» la dedicación del sexo a la repro- taciones social¡;;s analiza en todas sus facetas este proceso de construcción de
ducción. Todo un programa y resulta evidente que pen~ar en tales términos la realidad.
tendrá una incidencia sobre la vida sexual. ;).,
5 / Al decir que la representación tiene un carácter creativo y autóno-
2/ En contra de lo planteado por ciertas teorías psicológicas clásicas, mo, no sólo nos situamos respecto al objeto. Volvamos a tomar hi imagen
la representación no es un puro reflejo del_.mundo exterior, una huella que del sexo-femenino-tabernáculo-sagrado-de-la-vida. Al expresarla, nuestra entre-
I!
478 1 Pensamiento y vida social 13. La representación social: fenómenos, ,concepto y teoría 1 479

vistada no sólo buscaba un buen ejemplo, sustituyendo una designación la construcción psicológica y social que es una representación social. Las prin-
anatómica que le molestaba por una imagen-modelo; expresaba también su cipales son: '
propia relación con la sexualidad, pero para ello utilizaba elementos descrip- - Una' primera óptica se limita a la actividad puramente cognitiva a
tivos y simbólicos proporcionados por la comunidad a la que pertenece, así través de la cual el sujeto construye su representación.¡ La representación
como elementos normativos. El juego del simbolismo social se impone a nues- presenta __do~ _dimensiones. Una dimensión de contexto: el' sujeto se halla en
tro sujeto, el cual, a: su vez, la manipula con fines de expresión. En el caso situación de interacción social o ante un estímulo social y la representación
de los «Porto-crouilles», la categorización es una construcción ficticia, pero aparece entonces como un caso de la cognición social, tal como es abordada
contiene elementos que circulan en el medio cultural. En ambos casos, los por la psicología social. UI?,a dimensión de pertenencia: siendo el sujeto un
elementos se imponen de cierta manera e influyen sobre los comportamientos. sujeto social, hace intervenir en su elaboración idea~, valores y modelos pro-
Incluso en representaciones muy elementales tiene lug81," todo un proceso venientes de su grupo de pertenencia o ideologías transmitidas dentro de la
de elaboración cognitiva y simbólica que orientará los comportamientos., Es \ sociedad. Los estudios experimentales de la representación en sus relaciones
en este sentido que la noción de representación. constituye una innovación con la conducta entran, en su mayoría, en esta óptica (J. C. Abric, 1971,
en relación con los otros modelos psicológicos, ya que relaciona los procesos 1972, 1982 a y b; E. Apfelbaum, 1967; J. P. Codo!, 1969, 1970 a y b;
simbólicos con las conductas. Pero a partir de ahí, también se puede presen- C. Flament, 1971, 1979, etc.).
\, tir que las representaciones que circulan en la sociedad desempeñarán un pa- , - Un segundo enfoque pone el acento sobre los aspectos significantes
\, pel, adquirirán autonomía y tendrán una eficacia específica. de la actividad representativa. Se considera que el sujeto es productor de
sentido, que expresa en su representación el sentido que da a su experiencia
En resumen, del análisis del hecho de representar se desprenden cinco en el mundo social. El carácter social de la representación se desprende de
características fundamentales de representación: la utilización de sistemas de codificación e interpretación proporcionados por la
'-.,
sociedad,9 _Qt;,.l;u:n:oyección_de_yalo.cess._ª~,Pj_t:11ciones sociales. En tal sen!id_o,
'una
\:,l
' \' =
\"':
.\
siempre es la representación de un objeto;
tiene un carácter de imagen y la propiedad de poder intercambiar lo
sensible y la idea, la percepción y el concepto;
tiene un carácter simbólico y significante;
~,representación también es , considerada la . exp;~;ión' "dé.
lter_minad!,;__ 'J ·
'Cuando es propia de sujetos que comparten una misma condición social
sodeéiad de-

o una misma experiencia social, la representación frecuentemente se relaciona


1
1 tiene un carácter constructivo; con una dinámica que hace que intervenga lo imaginario. Situada en el cruce
;,
í tiene un carácter autónomo y creativo. de las coacciones sociales que pesan sobre el individuo .y de los deseos o ca-
rencias que hacen eco ~e ellas, la representación expresa y permite trascender
También se impone otra característica de importancia. Incluso cuando sus contradicciones (C. Herzlich, 1969; M. J. Chombart de Lauwe, 1971,
nos situamos a nivel social cero para analizar el acto del sujeto que se re- 1976; R. Kaes, 1968, 1976).
presenta o representa un objeto, la representación siempre conlleva algo · so- - Una tercera corriente trata la representación como una forma de dis-
cial: las categorías que la estructuran y expresan, categorías tomadas de un curso y desprende sus características de la práctica discursiva de sujetos si-
fondo común de cultura (como muestran los ejemplos del «tabernáculo» y tuados en la sociedad. Sus propiedades sociales provienen de la situación de
del «Porto-crouille» ). Estas categorías son categorías de lenguaje. comunicación, de la pertenencia social de los sujetos que hablan y de la fi-
nalidad de su discurso (E. Lipiansky, 1979; U. Windisch, 1978, 1982).
-En la cuarta óptica es la práctica social del sujeto la que es tomada
... a la construcción de una representación social en consideración. Actor social inscrito en una posición o lugar social, el su-
jeto produce una representación que refleja las normas institucionales deriva-
Con anterioridad ya hemos dicho que el paso dado en estos últimos años das de su posición o las ideologías relacionadas con el lugar que ocupa
es el que va de un concepto a una teoría. A medida que ésta se precisa, se (M. Gilly, 1980; M. Plon, 1972 ).
desarrollan los conocimientos y se cristaliza un campo de investigación, en - Para el quinto punto de vista, el juego de las relaciones intergrupa-
cuyo interior se delimitan áreas específicas y se esbozan ópticNs diferentes. les determina la dinámica de las representaciones-' El desarrollo de las in-
teracciones entre los grupos modifica las representaciones que los miembros
Estas ópticas constituyen diversas mane¡as de formular cómo se elabora tienen de sí mismos, de su grupo, de los otros grupos y de sus miembroy
480 / Pensamiento y vida social 13. La representación social: fenómenos, concepto y teoría / 481

Moviliza una actividad representativa destinada ·a regular, ant1c1par y justi- subrayando su pertinencia para el análisis de las representaciones y de los
ficar las relaciones sociales así establecidas (J. P. Di Giacomo, 1980; W. Doi- fenómenos socio-cognitivos. Además numerosas investigaciones han demostra-
se, 1972, 1979). do su alcance.
- Finalmente, una última perspectiva, más sociologizante y que hace No obstante, su interés trasciende el hecho de que tenga un carácter de
del sujeto el portador de determinaciones sociales, basa la actividad repre- generalidad. La na~uraleza del trabajo psicológico y social que ponen de ma-
sentativa en la reproducción de los esquemas de pensamiento socialmente nifiesto, las implicaciones que conllevan sus diversas modalidades los sitúan,
establecidos, de visiones estructuradas por ideologías dominantes o en el re- junto con las representaciones sociales, en la base de toda una serie de ope-
doblamiento analógico de relaciones sociales ( L. Boltanski, 1971; P. Bour- raciones mentales que explican el funcionamiento general del pensamiento
dieu, 1980; J. Maitre, 1975; P. Robert y C. Faugeron, 1978). social. Asimismo esclarecen una importante propiedad del saber: la integra-
ción de la novedad que apar,ece como una función básica de la representa-
Estas ópticas se vuelven a encontrar -y en ocasiones coinciden- en ción social.
el interior del campo de estudio de las representaciones sociales. Este ya ha
sido objeto de reseñas o comentarios sobre tendencias y metodologías (J. P.
Codol, 1979; R. Farr, 19n, 1979; C. Herzlich, 1972; J. Jaspars, 1979; a. La objetivización: lo social en la representación
D. Jodelet, 1982; P. Malrieu, 1977).
Su desarrollo permite aislar algunos sectores claves de aplicación: la co- En este proceso, la intervención de lo social se traduce en el agencia-
municación social, la difusión y asimilación de los conocimientos (W. Acker- miento y la f arma de los conocimientos relativos al objeto de una represen-
mann, 1963, 1966; P. Roqueplo, 1974; B. Schiele, 1982; P. Verges, 1982); tación, articulándose con una característica del pensamiento social, la pro-
el campo educativo (M. Gilly, 1980; M. Gorin, 1980; A. N. Perret-Cler- piedad de hacer concreto lo abstracto, de materializar la palabra. De esta
mont, 1976); la genética de las representaciones (H. Deschamps y W. Doise, forma, la objetivización puede definirse como una operación formadora de
1975; M. J. Chombart de Lauwe, 1979); la formación en los grupos (R. Kaes, imagen y estructurante.
1976; C. Vacheret, 1982); las concepciones de la salud física y mental, de
la vida psíquica y biológica (R. Farr, 1981; C. Herzlich, 1969; D. Jodelet, 1 / El proceso de la objetivización. - La representación permite inter-
1982, 1984; A. Palmonari, 1982); la percepción y la utilización del espacio cambiar percepción y concepto. Al poner en imágenes las nociones abstractas,
(P. E. Barjonet, 1980; D. Jodelet, 1982; S. Milgram y D. Jodelet, 1976; da una textura material a las ideas, hace corresponder cosas con palabras, da
Pailhous, 1979), etc. cuerpo a esquemas conceptuales. Proceclimiento tanto más necesario en cuan-
Estos diversos enfoques y estudios de los fenómenos representativos abor- to que, en el flujo de comunicaciones en que nos hallamos sumergidos, el
dan la doble cuestión que se halla en la base de la teoría: ¿cómo interviene conjunto demasiado abundante de nociones e ideas se polariza en estructu-
lo social en la elaboración psicológica que constituye la representación so- ras materiales.*"«Objetivizat es reabsorber .1JQ.~:1Cceso de significados materiali-
cial?, ¿cómo interviene esta elaboración en lo social? zán.do].ofil>f'JMoscovid, 1976 ). -------- - ---· -----
,,,,,_ --:- La experiencia cotidiana nos ayuda a ello y P. Roqueplo (197 4) muestra
su poder de inercia: el sentido común utiliza la noción de peso, de la que
C. Construir lo real, encarnar el pensamiento existe una evidencia sensible, para interpretar la noción de masa, concepto
abstracto definido científicamente hace tres siglos y que forma parte de nues-
Al estudiar cómo penetra en la sociedad una ciencia, el psicoanálisis, tro bagaje escolar y de nuestra cultura. De manera que la materialización
S. Moscovici puso de manifiesto dos procesos principales que explican cómo de una -noción de contornos poco precisos constituye un fenómeno común,
lo social transforma un conocimiento en representación y' cómo esta repre- como indican las representaciones de la enfermedad mental que hemos es-
sentación transforma lo social. tudiado en un medio rural, donde los enfermos mentales son colocados, en
Estos dos procesos, J1! objetivización y el anclaje,,,__,¡,e refieren a la elabo- libertad, en casa de los habitántes (D. Jodelet, 1984 ). Entre otras formula-
ración y al funcionamiento de una representación social, pues muestran la ciones de una teoría «ingenua» de la enfermedad mental, ciertas afecciones
interdependencia entre la actividad psicológica y sus condiciones sociales de nerviosas se explican a través de un «shock», como puede ser «un temor de
ejercicio. Diversos autores (R. Kaes, 1968; C. Herzlich, 1972; P. Roqueplo, guerra», y ante un acceso de nerviosidad, se dirá: «Es el temor que tenía
1974; M. Gilly, 1980; U. Wipdish, 1982) han presentado estos procesos, y que ha vuelto», o bien un «shock afectivo» y se dirá: «Su mujer lo ha
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482 1 Pensamiento y vida social 13. La representación social: fenómenos, concepto y teoría 1 483

abandonado; es algo que le ha quedado en el cerebro y que se ha agriado». leza: «el inconsciente es inquieto», «los complejos son agresivos», «las par-
Para comprender y asimilar un conocimiento científico se desarrolla un pro- tes conscientes e inconscientes del individuo se hallan en conflicto». Las fi.
ceso similar. Al ignorar las convenciones que fijan la relación entre el len- guras, elementos del pensamiento, se convierten en elementos de la realidad,
guaje científico y lo real, el público considera que el concepto constituye referentes para el concepto. El modelo figurativo utilizado como si realmente
el indicador de un fenómeno atestado: el complejo de Edipo, cuando pasa al demarcara fenómenos, adquiere un status de evidencia: una vez conside-
dominio público, ya no está relacionado con una relación entre padres e hijos rado como adquirido, integra los elementos de la ciencia en una realidad de
o con su desplazamiento al nivel interpersonal, sino que se convierte en un sentido común.
signo visible, en un atributo de la persona. Esta tendencia a dotar de realidad un esquema conceptual no es privativa
Otro tanto sucede con la teoría psicoanalítica, a partir de la cual se cons- del «sentido común». P. Roqueplo señala la tentación, sufrida por los pro-
tituye una visión del aparato psíquico. En el caso de un objeto complejo pios científicos, de ontologizar los modelos que familiarizan el aspecto teóri-
como es una teoría, la objetivización implica varias fases: co de su saber. El modelo «cosista» del átomo ha llevado a los físicos a con-
a) Selección y descontextualización de los elementos de la teoría. Las siderar que el electrón es «algo» que gira alrededor de «otra cosa», el núcleo.
informaciones que circulan sobre el psicoanálisis serán objeto de una selec-
ción en función de criterios culturales ( todos los grupos no tienen un igual 2 / Implicaciones del paradigma de la objetivización. - Aunque aislado
acceso a las informaciones) y, sobre todo, en función de criterios normativos respecto a la representación de una teoría científica particular, el modelo de
( tan sólo se retiene aquello que concuerda con el sistema ambiente de valo- la objetivización en su triple carácter de: construcción selectiva / esquemati-
res: las prohibiciones referentes a la sexualidad ocultan los elementos de la zación estructurante / naturalización, resulta tener una gr~n importancia. Por
teoría relacionados con ella). Estas informaciones son separadas del campo una parte, se lo puede generalizar a toda representación. El propio Roqueplo
científico al que pertenecen, del grupo de expertos que las ha concebido y demostró de forma magistral que fa vulgarización científica sigue, en tanto
son apropiadas por el público que, al proyectarlas como hechos de su propio que proceso, las mismas fases que la objetivización. Por la otra, implica im-
universo, consigue dominarlas. portantes prolongaciones desde el punto de vista de la lógica y del funcio-
b) Formación de un «núcleo figurativo»: una estructura de imagen re- namiento del pensamiento social.
producirá de manera visible una estructura conceptual. Las nociones claves
a) Este modelo revela la tendencia del pensamiento social a proceder
que configuran dimensiones existenciales, el «consciente» (que evoca la vo-
por medio de construcción «estilizada», gráfica y significante. Así, C. Herzlich
luntad, lo aparente, lo realizable) y el «inconsciente» (que evoca lo involun-
(1969) vuelve a encontrar un proceso similar acerrn de· las concepciones de
tario, lo oculto, lo posible) son visualizados en el núcleo a través de su po-
la salud y la enfermedad, constituidas independientemente de los conoci-
sición por encima y por debajo de una línea de tensión en la que se en-
mientos médicos. Un esquema bipolar: articula en oposición dos parejas, «in-
carnan el conflicto, la contradicción en forma de presión represiva, el «re-
dividuo/salud» y «sociedad/enfermedad». Éste esquema interviene en forma
chazo» que da lugar al «complejo». De esta forma, los conceptos teóricos
se constituyen en un conjunto gráfico y coherente que permite comprenderlos de núcleo figurativo para organizar las representaciones del origen d~ la en-
de forma individual y en sus relaciones. Pero asimismo permite transformar fermedad, de los estados y conductas· de la enfermedad. Las diversas agre-
el aparato psíquico en una visión compatible con otras teorías o visiones del siones del modo de vida, planteadas como fuentes de· la enfermedad, son
hombre. La ocultación de la sexualidad ha conllevado la eliminación, dentro asimiladas en un mismo significado: coacción de la sociedad sobre el indi-
de la reconstrucción esquemática, de un elemento, esencial en la teoría, la viduo sano. Su carácter nocivo se encarna en la intoxicación, que es perci-
libido, directamente asociada a la sexualidad. bida como realidad tangible.
De manera similar, las representaciones del niño, aisladas por M. J. Chom-
Inconsciente bart de Lauwe (1972) en un conjunto de documentos cinematográficos, lite-
t '-,i rarios, publicitarios e institucionales, ~e estructuran en torno a un núcleo
Esquema: Rechazo - - - - Complejo bipolar. Una serie de oposiciones elabora una imagen coherente y mitificada
.J, ,l' del niño, opuesto al adulto como lo auténtico se opone a lo inauténtico, la
Consciente
naturaleza a la sociedad, la vida espontánea al condicionamiento normativo,
c) Naturalización: el modelo figurativo permitirá concretar, al coordi- la comunicación directa con los seres y las cosas a las relaciones sociales fac-
narlos, cada uno de los elementos que srí' transforman en seres de natura- ticias, guiadas por el inte;és y el afán de lucro. En una serie de experiencias,

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484 1 Pensamiento y vida social 13. La representación social: fenómenos, concepto y teoría 1 485

esta estructura gráfica se revela como el núcleo resistente y estable de las titucionales que definen su función: enseñar, coordinar la vida colectiva de
representaciones (Abric, 1982). la clase.
Al analizar la lógica natural que interviene en las actividades discursivas, e) Como ya hemos visto, la aparición del consciente y del inconsciente
J. B. Grize (197 4) corrobora este proceso por medio de la noción de «esque- en tanto que términos del núcleo figurativo se debe a su resonancia existen-
matización». Una persona que se· dirige a otra utiliza los signos de la lengua cial. Estos se hacen eco de una experiencia conflictiva íntima, en la que no
para «darle a ver» su representación en una «esquematización» compuesta están ausentes ni la dimensión imaginaria ni la dimensión mítica, con la ima-
por imágenes. Esta es construida en función de los objetivos perseguidos gen de una lucha entre «potencias» o «fuerzas antagónicas». De esta ma-
en la comunicación. Esta subordinación de la esquematización a una finali- nera, ciertos elementos del fondo cultural presente en el universo mental
dad social nos conduce a otra importante implicación del proceso de obje- de los individuos y los grupos pueden ser movilizados en la actividad de es-
tivización. tructuración y destacar a título de referentes ideológicos o modelos culturales.
b) Este aparece, con la evicción de la libido en el caso del psicoanálisis, Los estudios sobre las representaciones sociales del grupo han puesto de ma-
como una construcción selectiva subordinada a un valor social. Un juego de nifiesto de manera particular este proceso. Así, R. Kaes (1976) muestra que
enmascaramiento y de acentuación de los elementos que constituyen el ob- las representaciones sociales de grupos reales, grupos corporativos o grupos
jeto de la representación produce una visión de este objeto marcada por una de diagnóstico, se estructuran en gran parte en torno a «organizadores socio-
distorsión significante. Dicho fenómeno está emparentado con lo que Piaget culturales». Estos son tomados de modelos que aparecen como modelos uni-
(1976) definió como «pensamiento socio-céntrico», por oposición al pensa- versales de la grupalidad (el modelo cristiano, con el ~tupo de los doce após-
miento técnico y científico: un conocimiento elaborado para servir a las ne- toles; el modelo hebraico, con la Alianza de Dios con su pueblo; el modelo
cesidades, valores e intereses del grupo. céltico, con los Caballeros de la Mesa Redonda) que proponen formas idea-
lizadas, arquetípicas, de funcionamiento. C. Flament (1979) se ha consagrado
Este tipo de pensamiento cuyo funcionamiento evoca el de la ideología
a las representaciones de las relaciones sociales en el seno de un grupo. Un
es ilustrado por el caso de la representación de la violación colectiva entre
núcleo bipolar hace que coexistan relaciones que obedecen a un modelo fun-
los educadores callejeros (P. Robert, T. Lambert y C. Faugeron, 1974). Estos
cional que las relaciona con las exigencias de una producción colectiva y rela-
últimos, ante tales actos que condenan y de los que son excluidos por los
ciones que obedecen a un modelo igualitario y fraternal proveniente de la
jóvenes que tienen a su cargo, entran en contradicción con su proyecto profe-
ideología política revolucionaria.
sional consistente en identificarse con dichos jóvenes. Por ello construirán
d) Por último, no es necesario demostrar la generalidad de la naturali-
una imagen del acto delictivo que resulte compatible con su permanencia en
zación ni su importancia en contextos sociales reales. Ya se trate de relacio-
el seno del grupo. Son puestas en práctica diversas modalidades de construc- nes étnicas, interraciales o intergrupales, o bien de juicios sociales, no faltan
ción: por ejemplo, se banalizará la violación colectiva ya sea escotomizando los ejemplos en que la imagen, la palabra basta~ para_ inmovilizar al otro
la violencia que conlleva, lo que reduce dicho acto a un caso de sexualidad en un status de naturaleza. Esto es lo que produce la «biologización» de lo
colectiva, o bien escotomizando el acto sexual, lo que reduce la violencia social cuando transforma· diferenciaciones sociales en diferencias de ser. Esto
a una forma común y aceptable. puede producir las teorías sociales cuya triste lección nos ha enseñado la
Si se pasa de la sociedad general a grupos y situaciones socialmente de- historia. Regresemos a las explicaciones de la enfermedad mental en nuestra
finidos, el modelo de construcción o de reconstrucción de la re.alidad permite comunidad rural donde viven los enfermos mentales. Lo que se denomina
comprender la génesis de los contenidos representativos. La intervención de «desequilibrio nervioso» puede ser explicado de otra manera que por medio
lo social como determinación interna de las operaciones de construcción de la de un «shock» -que constituye así la clase de enfermedad más inquietante-,
representación puede especificarse derivando los procesos cognitivos movili- es decir, por medio de una degeneración de la sangre. Por ello, un africano
zados por las condiciones normativas o de vital interés para la colectividad cuya piel es negra será considerado menos peligroso, debido a que su sangre
o el individuo. De esta forma, el estudio de M. Gilly (1980) sobre las re- es más pura, que un magrebí, cuyo color de piel hace pensar en una san-
presentaciones que elaboran los maestros de sus alumnos revela que el juicio gre mezclada, es decir, en nervios más afectados.' Entre los mecanismos de
sobre los niños con quienes el maestro o el educador se .halla en interacción reconstrucción de la violación colectiva, los autores han destacado una cosi-
constante, se estructura, más allá de la diversidad de las impresiones subje- ficación de la víctima, en forma de «vaginalización»: en el discurso de los edu-
tivas y particulares, alrededor de un núcleo compuesto por dos tipos de cua- cadores, la víctima pierde todos los atributos de la feminidad, no teniendo
lidades (intelectuales y de relación) que c01¡esponden a los imperativos ins- otra existencia, para sí misma y para los demás, que a través. de su vagina.

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486 1 Pensamiento y vida social 13. La representación social: fenómenos, concepto y teoría 1 487

La estabilidad del núcleo figurativo, la materialización y la espacializa- ieres, los intelectuales, etc.); expresa una relación entre los grupos sociales
ción de sus elementos les confieren el status de marco e instrumento para (se le asocia a la lucha de clases, al antagonismo franco-norteamericano, al
orientar las percepciones y los juicios en una realidad construida de forma modo de vida de los norteamericanos, etc.); encarna un sistema de valores
social. Y otorga sus herramientas al anclaje, segundo proceso de la represen- o de contra-valores (fuente de libertad o fracaso de la voluntad, clave para
tación social. · la desviación o amenaza para la autonomía, etc.); incluso puede convertirse
en emblema o signo de sexualidad o de una vida sexual liberada.
)
Este juego de significados externos tiene incidencia sobre las relaciones
b. El anclaje: la representación en lo social establecidas entre los diferentes elementos de la representación. Dependiendo
de que un grupo sitúe la práctica analítica en una perspectiva política o cien-
Este segundo proceso se- refiere al enraizamiento social de la representa- tífica, mostrará una tendencia a prestarle diferentes usuarios, por ejemplo, los
ción y de su objeto. En este caso, la intervención de lo social se traduce en ricos en el primer caso, los intelectuales en el segundo. Y evidentemente,
el significado y la utilidad que les son conferidos. Al menos asf son los dos esto dependerá a su vez del sistema de valores al que se adhiera este grupo.
aspectos que han retenido con mayor frecuencia la atención, debido a la fun- En este sentido s decir que el grupo expresa sus contornos Y,.$u iden-
ción social de la representación que llevan aparejada. i:1 a a través g e ~ Q que ~oññere a su rs:preseoradón, Este aspecto del
Sin embargo, el anclaje implica otro aspecto, cuya gran importancia ha proceso de anclaje resulta importante desde el punto de vista del análisis teó-
sido puesta de manifiesto por las recientes investigaciones en el campo de rico de una representación. Al poner de roaoifiesto.J.Jll_«principio_ <k ..signifi-
las representaciones y de los procesos cognitivos. Este aspecto se refiere a la cado», provisto de apoyo sociª1._ se asegura la interdependencia de los ele-
;ntegración cognitiva del objeto representado dentro del sistema de pensa- melitos de una representación y constituye una indicación fecunda para tratar
miento preexistente y a las transformaciones derivadas de este sistema, las relaciones existentes entre los contenidos de un campo de representación.
tanto de una parte como de otra¡ Y a no se trata, como en el caso de la ob- Esta demostración permite aislar una de las articulaciones entre el aspecto·
jetivización, de la constitución formal de un conocimiento, sino de su inserción procesal y el aspecto temático de las representaciones, y uno de los puntos
orgánica dentro de un pensamiento constituido. de encuentro entre sus aspectos individual y social.
Más complejo y fundamental de lo que ha podido parecer, el proceso de Para numerosos investigadores, este enraizamiento de la representación
anclaje, situado en una relación dialéctica con la objetivización, articula en la vida de los grupos constituye un rasgo esencial del fenómeno represen-
las tres funciones básicas de la representación:/función cognitiva de integra- tativo, ya que explica sus lazos con una cultura o una sociedad, determinadas.
ción de la novedad, función de interpretación de la realidad y función de
orientación de las conductas y las relaciones sociale~ 2 / El anclaje como instrumentalización del saber. -· Esta modalidad
«Proteiforme», para utilizar una expresión de S. Moscovici, el proceso de permite comprender cómo los elementos de la representación no sólo expre-
anclaje se descompone en varias modalidades que permiten comprender: san relaciones sociales, sino que también contribuyen a constituirlas. En el
1 / cómo se confiere el significado al objeto representado; 2 / cómo se utili- caso del psicoanálisis, esta modalidad transforma la ciencia en saber útil para
za la representación en tanto que sistema de interpretación del mundo so- todos, confiriéndole un valor funcional en la comprensión e interpretación
cial, marco e instrumento de conducta; 3/ cómo se opera su integración den- de nosotros mismos y de aquellos que nos rodean. Alguno verá en el son-
tro de un sistema de recepción y la conversión de los elementos de este úl- rojamiento y la cortedad, un complejo de timidez; otro, ejecutivo de pro-
timo relacionados con la representación. fesión, atribuirá la agresividad de sus subordinados al hecho de que él en-
carna la imagen del padre.
1 / El anclaje como asignación de sentido. - La jerarquía de valores Este proceso tiene lugar inmediatamente después de la objetivización.
que se impone en la sociedad y sus diferentes gmpos contribuye a crear, al- La estructura gráfica se convierte en guía de lectura y, a través de una «ge-
rededor del psicoanálisis y su representación, una « ~ ~ a neralización funcional», en teoría de referencia para comprender la realidad.
través de la cual son situadas socialmente y evaluailiíscomo_hecho so~. A lo U. Windisch (197 8 ), al estudiar discursos sostenidos por 11acionalistas suizos
largo de su penetración, el psicoanálisis se ha topado, _en un contexto más xenófobos sobre un referéndum sobre la inmigración, deduce una argumen-
o menos hostil, con diferentes corrientes de pensamiento (político, filosófico, tación basada en oposiciones como la existente entre suizos y extranjeros, y
religioso, etc.), que lo inscribirán en diversas perspectivas. Ya no es consi- desviación y normalidad, que funcionan como auténticas entidades materia-
derado como ciencia, sino como atributo d¡, ciertos grupos (los ricos, las mu- les inmutables: el izquierdista se opone al auténtico suizo porque es, al igual

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488 Pensamiento y vida social
13. La representación social: fenómenos, concepto y teoría 1 489

que el extranjero, un desviado; el abstencionismo, posición desviada, se ex-


de cada grupo de técnicas, toda una graduación permite actuar dependiendo
plica por la presencia de extranjeros, etc.
del estado atribuido al enfermo en tratamiento, tratándolo así como a un
El sistema de interpretación tiene una función de mediación entre el
animal, un niño o un adulto. Además, si se piensa que los nervios «dominan»
individuo y su medio, así como entre los miembros de un mismo grupo.
en una persona, no se utilizará la penalización directa: gruñir, «mostrar los
Capaz de resolver y expresar problemas comunes, transformado en código,
dientes», o castigar, por miedo a una respuesta violenta o maligna; en cam-
en lenguaje común, este sistema servirá para clasificar a los individuos y los
bio, se le privará de lo que le gusta o se le amenazará con recurrir a la ins-
acontecimientos, para constituir tipos respecto a los cuales se evaluará o cla-
titución hospitalaria. Cuando se considera que el cerebro de una persona es
sificará a los otros individuos y a los otros grupos. Se convierte en instrumento
el único afectado, se osará dar a esta persona reprimendas, alzar la voz. La
de referencia que permite comunicar en el mismo lenguaje y, por consi-
distribución de recompensas sigue el mismo modelo: dar una «suavidad»
guiente, influenciar.
-pastelillo, postre, tabaco ... - cuando el cerebro está poco desarrollado;
halagar, cumplimentar, denotar su confianza cuando el «conocimiento» es
3 / Anclaje y objetivización. - La relación existente entre la cristali-
mayor.
zación de una representación en torno a un núcleo figurativo, por una parte,
El enfoque de las representaciones sociales en el marco experimental ha
y un sistema de interpretación de la realidad y de orientación de los com-
demostrado ampliamente el lazo que existe entre el sistema de interpretación
portamientos, por la otra, queda perfectamente ilustrada en la relación es-
que éstas proporcionan y las conductas que guían. Abric (1976) ha diluci-
tablecida con los enfermos mentales por parte de los habitantes de la co-
dado en particular los mecanismos que, desde este punto de vista, resultan
, munidad rural que hemos estudiado.
del juego entre la objetivización y el anclaje en situaciones experimentales
La observación de los enfermos y el bagaje de saberes y experiencias acu-
en las que se hace que los sujetos se comporten de manera cooperativa o
muladas por la tradición y transmitidas por la comunicación, hacen que se
competitiva según las representaciones inducidas por el experimentador.
imponga en toda la comunidad una concepción que relaciona el estado del
La situación experimental a la que se enfrenta ún sujeto moviliza un tra-
enfermo con la disfunción de un sistema tripartito, especie de teoría inge-
bajo de apropiación cognitiva que permite comprenderla, anticipar lo que se
nua sobre la «estructura del organismo». En este sistema funcional, lo or-
producirá, preparar la interacción con el compañero y dar sentido al pro-
gánico (que remite a la especie) está articulado a dos instancias independien-
pio comportamiento. Todas las interpretaciones se organizan en función del
tes y antagónicas: el cerebro (que remite a lo social) y los nervios (que re-
núcleo central de la representación de la situación experimental. Este nú-.
miten a la naturaleza). El cerebro se caracteriza por su producción (la
deo depende del objeto representado, de la relación que el sujeto mantiene
actividad mental cuyos niveles de desarrollo están estrechamente ligados
con él y de la finalidad de la sÍtuación. En la situación estudiada, la repre-
al volumen de la masa encefálica, a su crecimiento con la edad y moldeados
sentación se refiere al compañero con el que interactúa el sujeto por el in-
por el aprendizaje social), por una parte, y el control regulador que ejerce
termediario del experimentador. Este compañero ficticio es representado ya
sobre el funcionamiento intelectual, orgánico y nervioso, por la otra. Los
sea como una persona o bien como' una máquina. El núcleo de la represen-
nervios también tienen producciones específicas (los humores, la violencia y
tación se cristaliza en la noción de rigidez por lo que se refiere a' la máquina
la maldad) y una forma de regulación (automatismo y excitación) que se ex-
y por la noción de flexibilidad adaptativa por lo que hace a la persona. En
tiende a la vida orgánica activa y mental. De este modo, cerebro y nervios
respuesta a un comportamiento que se mantiene idéntico, sea cual sea la
son objetivizados como realidades autónomas: la enfermedad «cae» sobre
imagen dada del compañero, el sujeto desarrollará interpretaciones y con-
ellos, los «toma» y los «transforma», y a través de ellos se explicará un
ductas diferentes, dependiendo de si piensa encontrarse ante una máquina
comportamiento o el hecho de estar enfermo: «a éste no le funciona el cere-
o ante una persona. Estas conductas sólo serán reactivas ante la idea de fle-
bro», «lo suyo son los nervios». La disfunción de este sistema reviste di-
xibilidad o de rigidez.
versos grados y formas que repercuten en la vida vegetativa, activa y social.
Estos diferentes ejemplos muestran cómo operan estas estructuras signi-
A dichas formas de disfunción corresponden diferentes tipos de enfermos,
ficantes y gráficas de la representación. A menudo se plantea una pregunta
a los que se ajustan las prescripciones que regulan la interacción con ellos.
a este respecto: ¿existen estos núcleos, estas imágenes, fuera de la recons-
Existe, en efecto, toda una gama de técnicas de influencia que permiten «adap-
trucción que de ellos hace el investigador? Si no es así, se le podría tachar
tar» al enfermo al papel y al lugar que le son asignados. Estas técnicas son
de mostrar una tendencia hacia la objetivización, a la realización de sus no-
o bien técnicas de represión, penalización: «tomar por el miedo», o bien
ciones. Conviene subrayar que las estructuras así obtenidas a menudo tienen
técnicas de incitación, recompensas: «tom¡r por la suavidad». En el interior valor de construcción hipotética y, sobre todo, que pretenden explicar un
!
ti 13. La representación social: fenómenos, concepto y teoría 1 491
490 1 Pensamiento y vida social

funcionamiento del pensamiento. En los discursos o las respuestas que dan social, entra en contacto con otros sistemas de pensamiento, con otros mar-
acceso a las representaciones, estos elementos intervienen efectivamente como cos de interpretación. Estos, a su vez, se transformarán, como el propio psi-
organizadores de contenido y como operadores de sentido: con ellos lo que coanálisis. Cuando se compara el psicoanálisis con la confesión, a fin de com-
alcanzamos es un pensamiento en actos, pues hacen inteligible su funciona- prender lo que es la curación psicoanalítica, se deforma el psicoanálisis para
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1':! miento. Por otra parte, son proporcionados por el lenguaje y -funcionan como integrarlo dentro de' un universo conocido de referencia y, no obstante, la
un lenguaje que sirve para codificar la realidad. confesión también sufre una modificación semejante. S Moscovici habla de
11
1> Por último hay que señalar que las tendencias más recientes de las inves- «conversiones» de experiencias, de percepciones que conducirán a una nueva
¡1 tigaciones sobre la cognición, las imágenes y la epistemología ingenua con- visión. Los conceptos analíticos operarán en tanto que categorías de lengua-
vergen en afirmar la existencia, dentro del pensamiento, de dichas estructu- je, introduciendo otro orden en el entorno y transformándose en instrumen-
ras y de dichas imágenes. Para superar las insuficiencias de las teorías inspi- tos naturales de comprensión que hacen caducos a los otros. Una nueva
radas por el conductismo, cada vez resulta más necesario hacer intervenir disciplina se ha anclado en lo real, pero al hacerlo, ha trastornado el pensa-
las representaciones como «teorías implícitas» que dan cuenta de operaciones miento. Las necesidades de la colectividad que la integra hacen de ella un
de pensamiento en la interacción cotidiana con el mundo y, sobre todo, en instrumento que producirá sus efectos al convertir los marcos habituales de
la integración de la novedad: las representaciones desempeñarían el papel representación de la realidad y al cambiar el contenido de nuestras experien-
de sistemas generadores. Esto nos lleva a la tercera modalidad del proceso cias y de nuestras percepciones.
de anclaje. De esta forma, el cambio cultural puede incidir sobre los modelos de
pensamiento y de conducta que modifican de manera profunda las experien-
4 / El ancla;e como enraizamiento en el sistema de pensamiento. - Así cias por mediación de las representaciones. Como ya hemos mostrado res-
como no surge de la nada, la representación no se inscribe sobre una tabla pecto al cuerpo (D. Jodelet, 1982), la difusión de nuevas técnicas corporales
rasa, sino que siempre encuentra «algo que ya había sido pensado», latente y de nuevos modelos de pensamiento ha modificado profundamente la rela-
o manifiesto. Los divulgadores científicos ya saben algo de ello, pues en oca- ción con el cuerpo y las categorías a partir de las cuales lo representamos.
siones se topan con la inercia o la resistencia de esquemas, de sistemas de re- En una experiencia natural que ha permitido comparar diversos discursos so-
cepción que impiden la asimilación de nuevos conocimientos. S. Moscovici bre el cuerpo con quince años de intervalo, se ha visto que la experiencia
ha explorado las consecuencias de dicha fricción, mostrando cómo la divulga- corporal se ha ido ampliando, orientándose hacia diferentes direcciones: la
ción del psicoanálisis era considerada una amenaza en la medida en que ponÍ!I relación distante es sustituida por un enfoque vivencia! y los mensajes mór-
en peligro el sistema de normas y de conocimiento de la colectividad. bidos y funcionales pierden importancia en comparación con las experiencias
A nivel individual, E. de Rosny (1981), jesuita que fue iniciado en el sa- dinámicas y placenteras. Su conocimiento también se modifica, un desinterés
ber oculto por un curandero de Camerún, ha sido testigo de lo que repre- por el cuerpo biológico en favor de un cuerpo lugar de placer conduce a aban-
senta un «shock» de este tipo, pues vivió como una lucha la integración donar un enfoque científico biológico. Actualmente se conoce menos el or-
de conocimientos que chocaban frontalmente con su visión cristiana, ya que ganismo. Se olvidan los sistemas funcionales y los órganos internos ante las
dichos conocimientos consideran que la violencia mortal es benéfica y libe- partes externas del cuerpo a través de las cuales éste se hace notar y entra
radora. Tuvo que operar una auténtica «conversión» para llegar a «ver» la en contacto con el exterior. Las representaciones adquieren autonomía y rea-
violencia, es decir, para atreverse a considerarla en el mundo e interiorizarla lizan un trabajo en los modos colectivos de pensamiento. ¿No es ese fenó-
como un hecho. meno al que se refería Durkheim (1895) cuando proponía que la psicología
El contacto entre la novedad y el sistema de representación preexistente social estudiase «de qué manera las representaciones se interpelan, se exclu-
se halla en el origen de dos órdenes de fenómenos, opuestos de cierta manera, yen, se fusionan o se distinguen entre sí»?
1: que dan a las representaciones una dualidad en ocasiones sorprendente. Esta b) Desde otra perspectiva, la «familiarización de lo extraño», junto al
ji anclaje, hará prevalecer los antiguos marcos de pensamiento, alineándolo en
dualidad consiste en ser tanto innovadoras como rígidas, tanto movientes como
j; permanentes, y en ocasiones, en el seno de un mismo sistema. Fenómeno al lo ya conocido (S. Moscovici, 19 81 ). Esta modalidad de pensamiento carac-
terizada por la memoria y el predominio de posiciones establecidas, subsuma
que S. Moscovici se refiere con la hipótesis de la «polifasia cognitiva».
y pone en práctica mecanismos generales como la clasificación, la categori-
!1,1! a) De cierta manera, la incorporación social de la novedad puede ser
zación, el etiquetaje, la denominación y procedimientos de explicación que
estimulada por el carácter creador y autónomo de la representación social.
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¡; A medida que la representación del psieoanálisis se extiende en el campo obedecen a una lógica específica{Comprender algo nuevo es hacerlo propio
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492 j Pensamiento y vida social 13. La representación social: fenómenos, concepto y teoría 1 493

y también explica;lo. \ El sistema de re~resen~a~ión, proporciona los ~a.reos, mentos gráficos, en forma de preconstrucciones, a fin de elaborar nuevas re-
las señales a traves "le las que el ancla¡e clas1f1cara dentro de lo fam1har y presentaciones.
explicará de una forma familiar. El estudio de M. J. Chombart de Lauwe sobre el niño ofrece un buen
Hacer propio algo nuevo es aproximarlo a lo que ya conocemos, califi. ejemplo de esta última dialéctica. El status social (no activo) del niño le hace
cándolo con las palabras de nuestro lenguaje. Pero nombrar, comparar, asi- caer, habida cuenta de la ideología de nuestras sociedades, en el grupo de
milar o clasificar supone siempre un juicio que revela algo de la teoría que los dominados, categorizándolo como tal (dotado, pero en menor medida,
uno se hace del objeto clasificadQ. En la base de toda categorización, un sus- de los atributos del grupo dominante o de los atributos opuestos). Esta
trato representativo sirve de presuposición. categorización constituye la base de la C(l)nstrucción de la representación, es-
En la comunidad rural donde son acogidos los enfermos mentales aún se tructurada según un esquema bipolar que ya hemos visto con anterioridad.
utiliza una designación antigua y vernacular del loco: el bredin. Esta costum- Ese esquema cristaliza una visión mitificada del niño que provocará prácticas
bre se reserva específicamente para expresar una diferenciación social cuando sociales y propondrá al niño un modelo al que éste se somete.
se desea oponer el grupo de enfermos al grupo de acogida, es decir, los civi- Como ya hemos dicho, comprender es también explicar. La búsqueda de
les. Esta categoría se diversifica en cinco tipos: el «inocente» (cuyo cerebro causalidad es un importante aspecto lógico del pensamiento social. Ante un
no se ha desarrollado), el· «chiflado» ( que corresponde a un trastorno pura- nuevo acontecimiento o un nuevo objeto sobre el que no disponemos de co-
mente cerebral y, por ende, poco peligroso), el «loco mental» (en quien no nocimiento alguno, explicar mediante una causalidad es una manera de repre-
se nota ningún signo visible de locura, pero cuya mirada y comportamiento sentárselo. Pero esta explicación no se hace únicamente en base a las infor-
«solapados» indican una maldad imputable a los nervios), el «chaval de lo-: maciones y observaciones de que disponemos: no procedemos tan sólo por
quera» ( también sin signo visible, pero con una marcada desviación y una inferencia, sino también por deducción.
maldad imputada a los nervios). Sobre la base de la teoría implícita se ha Por esta razón, S. Moscovici (1982, 1983) hace que coexistan, dentro
constituido una construcción de «tipos» que permite clasificar a cualquier de la manera de pensar la realidad cotidiana, dos tipos de cau$alidad: la
recién llegado. causalidad por atribución, eficiente, atribución de una causa a un efecto, como
Este tipo de clasificación en relación con un prototipo nunca es neutra. en el procedimiento científico, y la causalidad por imputación, que busca las
Ofrece una matriz icónica de rasgos en referencia a los cuales el nuevo ob- intenciones que hay detrás de los actos, el por qué de su finalidad. Es este
jeto es situado en relación positiva o negativa. Al permi_tir una rápida evalua- último tipo de causalidad el que es movilizado cuando un acto no concuerda
ción de las informaciones disponibles, el anclaje autoriza así conclusiones con las representaciones de quien lo observa. Este observador buscará la in-
rápidas sobre la conformidad y la desviación respecto al modelo. Procede tención y el anclaje servirá para encontrar su sentido, definiendo la categoría
por un razonamiento en el que la conclusión ha sido planteada de antemano a la que pertenece. En el pensamiento social a menudo se produce un des-
y ofrece al objeto clasificado una matriz de identidad en la cual pueda que- lizamiento de un tipo de causalidad al otro y una transformación de la in-
dar fijo. tención en causa o una transformación de la causa en intención. En el campo
de la vida y las ·relaciones sociales, este funcionamiento produce efectos se-
Este sistema de clasificación presupone una base de representación com-
mejantes al fenómeno del chivo expiatorio o la teoría del complot, en historia
partida colectivamente, referente a lo que debe incluirse en una clase deter-
(M. Billig, 1978).
minada. Las propias categorías son establecidas socialmente. En un estudio
Los procesos de juicio en que las representaciones preestablecidas de&nen
de L. Boltanski (1981 ), varios sujetos deben clasificar diferentes fichas de
la naturaleza de la causa que se desea descubrir ponen en duda la generalidad
filiación en grupos correspondientes a categorías socioprofesionales. La clasi-
de la teoría de la atribución en psicología social, o los pretendidos «sesgos»
ficación es llevada a cabo en función de un tipo de profesión privilegiada que
que las teorías de la cognición descubren en el pensamiento de sentido común
encarna, por razones históricas o sociales, la categoría profesional en cuestión.
al referirlo al pensamiento científico. Sobre todo el sesgo denominado de
Los prototipos que orientan las clasificaciones no sólo tienen propiedades «personalismo» que expresaría una tendencia general consistente en ver en
taxonómicas, sino que corresponden a expectativas y coacciones que definen el sujeto y no en las circunstancias exteriores la causa de los acontecimientos
los comportamientos adoptados. La interacción con ellos se desarrolla de tal que le suceden. Ahora bien, diversos trabajos muestran que, por una parte,
forma que confirman los caracteres que se les atribuyén. De esta forma, el existen explicaciones diferentes según los grupos sociales .Y que, por la otra,
anclaje garantiza la relación entre la función cognitiva básica de la represen- la explicación a través de una causalidad personal es específica de las opcio-
tación y su función social. Además, propoi:cionará a la objetivización sus ele- nes ideológicas propias de ciertos grupos (U. Windisch, 1982) o depende de
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494 1 Pensamiento y vida social

la representación que se tiene de la sociedad y del hombre. Dichas represen- 14 Las representaciones sociales
taciones subtienden, en un estudio sobre la representación de la justicia, to-
das las posiciones acerca de la responsabilidad de los actos delictivos y el
papel del sistema penal. Por otra parte, en nuestras sociedades, la ideología por ROBERT M. FARR
dominante, nuestras mismas leyes, elaboran un modelo de la sociedad donde
se sobrevalúa el papel del individuo. Dichas representaciones se ofrecen a modo
de premisas de las que no hacemos sino sacar las conclusiones lógicas. Los
juicios de causalidad que resultan de ellas quizá sean erróneos respecto a los
datos objetivos -<orno muestra P. E. Barjonet (1980) acerca de la responsa-
bilidad de los conductores en los accidentes de tráfico--, pero no demuestran
en modo alguno la existencia de «sesgos» inherentes a toda forma de pensa-
miento natural o ingenuo.

A. Repr~sentaciones sociales: una introducción


D. Conclusión
En una obra aparecida en 1872 y consagrada a los modos de expresión de
Al aislar los mecanismos socio-cogmttvos que intervienen en el pensa- las emociones, el biólogo Charles Darwin se aplicó a la observación de los
miento social, el estudio de las representaciones sociales ofrece una poderosa fenómenos ligados al encuentro entre dos animales. Un perro se encuentra
alternativa de los modelos de la cognición social. Su alcance en psicología con un gato, una gallina protege a sus pollitos contra un intruso: Darwin
social no se detiene ahí, ya que debido a los lazos que las unen al lenguaje, registra cuidadosamente las modificaciones fisiológicas que constata, propor-
al universo de lo ideológico, de lo simbólico y de lo imaginario social y debido cionándonos un colorido informe de la «conversación de gestos» que se de-
a su papel dentro de la orientación de las conductas y de las prácticas socia- sarrolla ante sus ojos. Señala que estas «actitudes» implican la colocación de
les, las representaciones sociales constituyen objetos cuyo estudio devuelve todo el cuerpo, la postura, la orientación recíproca de ambos protagonistas,
a esta disciplina sus dimensiones históricas, sociales y culturales. Su teoría subrayando asimismo que en el hombre es el rostro el que desempeña el papel
debería permitir unificar el enfoque de toda una serie de problemas situados primordial en la expresión de las emociones. No resulta sorprendente que di-
en la intersección de la psicología con otras ciencias sociales. versas escuelas psicosociológicas hayan podido sacar provecho de este capí-
tulo de la obra de Darwin, aun cuando las relaciones humanas constituyen
fenómenos mucho más complejos. En efecto, su comprensión compete al te-
rreno de la psicología social más que al de la biología.
La particular complejidad de los contactos entre los hombres proviene
del papel que en ellos desempeña el lenguaje. «Gesto» perfeccionado, exclu-
~ivo de la especie humana, portador de emociones pero también de ideas e
imágenes, el lenguaje eleva la comunicación al nivel simbólico. Su privilegiado
lugar queda ilustrado por el hecho de que los hombres tan sólo recurren a
la comunicación a través de gestos cuando carecen de una lengua común.
Al tener el mismo significado para quien habla y para quien escucha, el len-
guaje permite tanto «representar» un objeto ausente o invisible, como evocar
el pasado o el futuro, liberando así las relaciones humanas de las limitacio-
nes del espacio-tiempo que sufren las otras especies. Esto es lo que resume
E. Goffman, sagaz observador de la escena social, cuando anota: «Numero-
sos hechos cruciales se sitúan más allá del tiempo y el lugar de la interacción
o son disimulados en su interior».
i En la mayoría de las sociedades humanas, las personas pasan una gran

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496 1 Pensamiento y vida social 14. Las representaciones sociales 1 497

1
1 parte de su tiempo hablando y quien desee estudiar las representaciones so- Más sociales que estas últimas que son manifestaciones puramente cognitivas,
ciales deberá interesarse por el contenido de estas conversaciones que, por menos globales que los mitos y los fenómenos similares estudiados por an-
otra parte, presentan muy variadas formas. Conversaciones muy formales 0 tropólogos y sociólogosJiI_;¡;- representaciones sociales, en su actual concep-
ti charlas de café o en el tren, diálogos telefónicos o parloteo de salón subrayan, ción, permiten a los inJf;íduos_ «orientarse en .su entorno social y material,
0

por su misma diversidad, el interés que presenta el estudio de la influencia y dominarlo» (Moscovíci, 1969~-J "-..;
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del contexto tanto sobre el contenido como sobre el desarrollo de una con- Sesenta años después de Durkheim, el concepto de representación colecti-
¡ versación. G. Tarde, quien ya a finales del siglo pasado había comprendido va se convierte en el punto de partida de la investigación sobre las represen-
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la importancia de la comunicación en la reproducción y la transformación de taciones sociales con la obra de S. Moscovíci La psychanalyse, son image et
las sociedades humanas, propuso que la psicología social se hiciese cargo so- son public (1961). Su propósito era mostrar cómo una nueva teoría cientí-
bre todo del estudio comparativo de las conversaciones. No fue hasta des- fica o política es difundida en una cultura determinada, cómo es transformada
pués de la Segunda Guerra Mundial que fue recordada su sugerencia, en durante este proceso y cómo cambia a su vez la visión que la gente tiene de
Francia, país en el que todo un eje de investigación sobre las representaciones sí misma y del mundo en que vive. Como objeto de esta primera investiga-
sociales utiliza conversaciones grabadas como material de investigación. ción, Mos._covíci eligi~coanillsis..-teoría nueva sobre el comportamiento
Desde la proposición dé Tarde las cosas han evolucionado y, tanto en humano· que habiapenet~ad~mpliamente en la sociedad francesa de post-
Francia como en otros países desarrollados, uno de los cambios más espec- guerra y cuyas trazas debían poderse notar en la vida cotidiana.
taculares es sin duda el papel cada vez más determinante de los medios de Salida de la idea de la realidad que profesa su autor, una nueva teoría
comunicación de masas en la creación y la difusión de informaciones, opinio- científica se convierte, tras ser expuesta, en un componente de la realidad y
nes e ideas. Las conversaciones particulares nunca han girado tanto alrededor por esa misma razón, como subraya Moscovici, en un objeto de legítimo in-
de acontecimientos de alcance nacional e internacional. Todo esto llevó a terés para la psicología social. Una vez difundida, la teoría se transforma en
S. Moscovíci a caracterizar nuestro tiempo como la época por excelencia de una representación social autónoma que ya no puede tener gran semejanza
las representaciones sociales. --o incluso ninguna- con la teoría original. Algunos pensadores que han
A menudo escuchamos que el arte de la conversación está moribundo y dejado una gran huella en el siglo xx, como Darwin, Freud, Marx y Einstein,
que los responsables de ello son los mass-media. Esto equivale a olvidar que tenían conciencia del carácter revolucionario de sus ideas, incluso antes de
es precisamente la comunicación de masas la que al reflejar, crear y transfor- darlas a conocer. Tomemos el·ejemplo de Darwín: su viaje a bordo del Beagle
mar las representaciones sociales, ordena la forma y el contenido de las con- le permitió reunir el material que le llevaría a revisar las ideas en vigor
versaciones-lNumerosas representaciones son sociales porque son transmiti- --esencialmente religiosas- sobre los orígenes del hombre. En vista de las
das por los medios de comunícaciónJEsta relación ilustra todo el interés que implicaciones de su teoría resultaba evidente que, una vez publicados sus·
tiene el análisis del contenido de los medíos de comunicación para el estudio descubrimientos, el mundo ya no podría ser el mismo que antes. Por ello,
de las representaciones sociales. Desde una perspectiva esquemática, nos en- Darwin dudó largo tiempo, acumulando los elementos de apoyo a sus tesis,
contramos ante representaciones sociales cuando los individuos debaten te- y cuando finalmente se decidió a publicar, el peso de las pruebas era tal que,
mas de mutuo interés -por otra parte, un gran número de conversaciones a pesar de su explosiva naturaleza, su teoría fue rápidamente admitida, al
abordan temas metafísicos o existenciales- o cuando se hacen eco de los menos por los círculos científicos. En La psychanalyse, son image et son pu-
acontecimientos seleccionados como significativos o dignos de interés por blic, Moscovici recuerda que Freud, al desembarcar en Nueva York a fina-
quienes controlan los medíos de comunicación. les del siglo pasado, habría dicho a Jung: «No sospechan que les traemos la
Una vez esbozada así la aparición de las representaciones sociales en la peste». Freud, al igual que Darwin, sabía cuáles serían los trastornos cultu-
comunicación humana, resulta evidente qur .ésta.s trascien.den....la esfera d.e las rales que conllevarían sus ideas, una vez aceptadas éstas.
simples opiniones, imágenes y actitudes. ·J-e_Jrata . de «_§Ísterrrn.L _c:9g_nítiv~~ En vista del interés de la elección de una teoría científica como objeto
que_ poseen una lógica y un lenguaje particulares, .. de_ ~'.~~.9!.ͪ~t,._d~..'.'~!.~!1.:- de investigación, el psicoanálisis, por las características ya mencionadas, su
cias" sui generis, destinadas a descubrir la realidad y ordefiftrffii,> -(-Moscovicí, amplía difusión entre la comunidad cultural, su novedad, su importancia
1969). Su función proviene de que son compartidas a -nivel de una mís1n¡1_ para comprender el comportamiento humano, resultaba un objeto particular-
.. wmunídad por lo que se a
renere· 'las -~<r~presentaciones colectivas», como mente bien adaptado. Este no habría sido el caso con el conductismo o,
las ..religfones y los mitos, ·a-cuyo est~dío se dedicó burkheím, oponíéndolas para tomar otro campo, con la teoría de la relatividad. El marxismo, en cam-
a las «representaciones individuales» que er¡tran en el 'campo de la psicología. bio, representaba una alternativa que Moscovíci llegó a considerar. En efecto,

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498 1 Pensamiento y vida social 14. Las representaciones sociales 1 499

las teorías económicas y políticas, por sus repercusiones sociales inmediatas, das esencialmente con habitantes de París y con una pequeña muestra de ha-
garantizan mejor que otras teorías científicas que sus representaciones sociales bitantes de pequeñas poblaciones de Normandía.
serán lo suficientemente ricas como para merecer la exploración. Por último, En la materia, las representaciobes sociales son estructuradas con gran
en la distinción que establece Moscovici en L'áge des foules ( 1981) entre claridad. Asociada con uno mismo y a una relación armoniosa con la natura-
las ciencias determinadas por la historia y las ciencias que, una vez puestas leza, la salud, desprovista de causas, no requiere explicación: se tiene la suer-
en práctica, la determinan (como la economía política y l'<l psicología colectiva), te de haber nacido con una buena constitución y, por consiguiente, se goza
el psicoanálisis se halla emparentado con la segunda categoría. Por su radical de una salud floreciente. Por el contrario, la enfermedad debe ser explicada.
carácter innovador, las concepciones de Freud desmoronaban las nociones co- Es atribuida en gran parte al entorno, al carácter artificial del ritmo de vida
munes del sentido común: su teoría del inconsciente constituía un desafío a urbano, a una alimentación «no natural» o malsana y a la contaminación, por
la opinión que sostenía que el hombre puede adquirir un perfecto conoci- oposición a la vida en el campo, como era la del pasado rural de Francia. Pero
miento de sí mismo; su teoría de la sexualidad infantil hacía estallar en pe- para atenuar los sombríos colores de este cuadro, la medicina moderna ha
dazos el mito de la inocencia de la infancia. realizado progresos y, sobre todo, ha aumentado la longevidad humana. A lo
La mayoría de las ciencias de laboratorio no dan a luz tan poderosas que podría replicarse que, paralelamente, la calidad de la vida se ha dete-
representaciones sociales, tal vez porque el laboratorio es esencialmente un riorado. Esta es la convicción de las personas interrogadas, que no ven en
dispositivo artificial que permite aislar fenómenos simples, extraídos de su ello contradicción alguna con el hecho de que ellas no están enfermas. Aquí
situación en el espacio-tiempo en el seno de un medio cultural determinado. aparece el papel que desempeñan, en la representación social, las nociones de
Desde esta perspectiva, el gabinete del doctor Freud era un lugar mucho «malestar», «depresión» y, sobre todo, «fatiga», correspondientes a un estado
menos hermético para la cultura ambiente. En el papel de científico que se intermedio entre la salud y la enfermedad: el cuerpo está intoxicado, no se
había atribuido, Freud respondía a los acontecimientos y problemas que sus está verdaderamente enfermo, pero tampoco se está bien. En suma, la fatiga,
clientes traían consigo al gabinete, por lo que no resulta sorprendente que, física y nervios'<l, ha aumentado con el desarrollo de la vida moderna, al mismo
cuando los resultados de su reflexión fueron hechos públicos, tuviesen un tiempo que se socavaba la resistencia a la enfermedad. En cualquier caso, la
eco en el seno de la comunidad cultural. salud no es idéntica a la simple ausencia de enfermedad.
En la primera parte de La psychanalyse, son image et son public, Mos- Si su representación de la enfermedad se nutre en gran parte de una teo-
covici utilizó cuestionarios convencionales para evaluar los conocimientos que ría del «germen» y se percibe que el entorno oculta peligros invisibles, hay
tenían diversos sectores de la población francesa sobre el psicoanálisis, su que ver en ello la persistente influencia del descubrimiento de los microbios
fundador, sus formas y utilizaciones contemporáneas. En la segunda parte, por los bioquímicos franceses del siglo XIX. Por el contrario, la ausencia casi
el método de investigación era menos tradicional, pues se basaba en un aQ_á- total de una teoría de la enfermedad basada en la culpabilidad, indica que la
Jisis de contenido de todos los artículos relacionados de forma directa o -i~di/ concepción psicoanalítica que considera que el hombre es la fuente de sus
~~eta cori elp"sicó;~sis aparecido en 241 periódicos y revistas entre enero problemas, no ha dejado huellas.
de 1952 y julio de 1956. Así, no sólo se realizó un repertorio de la difusión Los habitantes de pequeñas poblaciones, deplorando la invasión del campo
del saber psicoanalítico en diferentes medios socioculturales, sino que también por parte de la vida urbana, oponen, al igual que los parisinos, las coacciones
fueron aisladas, ordenadas y '<tnalizadas las representaciones sociales que cir- de la vida en la ciudad al ritmo natural de la vida rural.
culaban en la prensa. Dichas representaciones pueden explicar algunos fenómenos interesantes,
como el éxito que han tenido en los mercados de las grandes ciudades los
yogurts y otros «alimentos sanos», que son presentados como «productos na-
B. Naturaleza y variedades de las representaciones sociales turales», «cultivados biológicamente» y provenientes directamente del campo.
Estas mismas representaciones sociales pueden ayudar a comprender la rápida
a. Representaciones sociales de salud y enfermedad, propagación de las ideas ecologistas en las economías tecnológicamente más
y del cuerpo humano evolucionadas, y la explotación que de ellas hacen algunos políticos astutos.
Los movimientos ecológicos no han inventado los árboles ni las flores, pero
Siguiendo esta tradición de investigación, C. Herzlich ( 1969) analizó las han contribuido a su transformación ideológica. Entre otras c;osas, la natura-
representaciones sociales de salud y enfermedad. Su estudio se basa en 80 leza ha adquirido una reputación de pureza que, de ahora en adelante, ha-
conversaciones no directivas de una duratfón media de 90 minutos, realiza- bría que defender contra la contaminación. Es en este contexto que debemos

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500 1 Pensamiento y vida social 14. Las representaciones sociales 1 501

comprender el violento mov1m1ento que, en los Estados Unidos, ha opuesto de diez años de intervalo, representantes de ambos sexos a quienes se ha
el «argumento del veneno» (A. L. Green, citado por Herzlich) a una tenta- invitado a que hablen sobre el cuerpo. Esta es una interesante aplicación de
tiva administrativa de fluorizar el agua potable. Había que proteger la «pureza las ideas de Tarde sobre el estudio comparativo de las conversaciones. En
del agua». Parece evidente que la tan bien intencionada campaña administra- " este caso, la dimensión de la comparación es el tiempo.
tiva debería haber tomado en consideración tanto los argumentos de los den-
tistas como un estudio de las concepciones comunes de la calidad del medio
ambiente. Esto habría permitido no chocar de frente con las representacio- b. La representación social de la enfermedad mental
nes sociales de sensibilidad ecológica que hicieron fracasar el proyecto.
Pare~e difícil abordar el terreno de la representación social del cuerpo
,,..
.ri
En su estudio de las representaciones comunes de salud y enfermedad,
humano. (Jodelet, 1976) sin relacionarla con los procedimientos de la medi- Herzlich casi no encontró ninguna referencia espontánea a la enfermedad
cina occidental que se centra en el tratamiento del cuerpo considerado como mental, a excepción de la observación ocasional de que la progresión de esta
objeto físico, en detrimento· de su dimensión social. Ahora bien, la idea que categoría de enfermedad tan sólo constituye una prueba adicional de la agra-
la gente tiene de su cuerpo, además de su importante papel social, puede vación de la fatiga nerviosa en las ciudades modernas.
resultar decisiva a nivel clínico. En el centro de este problema se sitúa el estudio de D. Jodelet sobre una
En sus primeros trabajos, consagrados a la histeria. Freud mostró cómo comunidad rural del centro de Francia que, desde principios de este siglo,
la parálisis correspondía a la representación que la paciente tenía de su ser acoge a enfermos mentales de forma institucionalizada. Basándose en el ma-
físico y no a las concepciones fisiológicas del neurólogo. Así pues, para com- terial recogido durante prolongadas estancias sobre el terreno; esta investi-
prender el síndrome histérico, resultaba necesario integrar la representación so- gadora ha podido reconstruir la historia del acontecimiento, seguir la cons-
cial del cuerpo. Llevado por su form~ión médica a observar visualmente los titución y la evolución de una representación específica de la enfermedad
fenómenos físicos, Freud, al convertirse en clínico, rompe con dicha forma- _ mental y explicar la interdependencia entre esta elaboración cognitiva y la
ción, dedicándose de ahí en adelante a escuchar a sus pacientes. De esta for- ,, adopción de comportamientos completamente concretos. Así, el status de
ma se pasó gran parte de su tiempo escuchando a sus pacientes hablar de sí los internos en el seno de la familia, lejos de estar dictado por consideracio-
mismos, de sus problemas y de su cuerpo. M. Jahoda (1977) considera que nes de economía doméstica, hacía de ellos extraños permanentes a fin de
el mayor logro de Freud fue su invención de un lenguaje psicológico sobre evitar el contagio: los internos comían· por separado, su ropa era lavada apar-
el cuerpo humano. De hecho, el psicoanálisis es, para esta autora, una repre- te; se alejaba de ellos a los niños pequeños y, si por ventura una chica del
sentación psicológica del cuerpo. Es posible relacionar esta caracterización pueblo establecía relación con alguno de ellos, ésta era inmediatamente desa-
del psicoanálisis hecha por Jahoda con el estudio realizado por Moscovici so- probada. De esta forma, la política aparentemente «ilustrada» de las autori-
bre su difusión en el seno de la cultura francesa: de la misma manera que dades sanitarias, dirigida hacia la reinserción, chocaba contra la aparición de
la representación que tiene el individuo de su propio cuerpo ejerce una in- un código de discriminación social que sin duda no habían previsto.
fluencia sobre sus síntomas clínicos, la ciencia elaborada por Freud para «in-
terpretar» estos síntomas, que en sí misma constituye una representación
psicológica del cuerpo, se convierte, una vez extendida dentro de una cultura, c. Representaciones sociales de la infancia
en la fuente de nuevas modificaciones en la representación social del cuerpo.
Así se desarrolla la dinámica de las representaciones sociales. P. Aries (1962) atrae ia atención sobre el hecho de que la categoría de
ll En su estudio de la representación social del cuerpo, D. Jodelet relaciona la «infancia» tan sólo se constituye como representación distinta en la so-
la evolución del pensamiento social con la evolución de la vivencia corporal ciedad adulta hasta fecha muy reciente, ya que hay que esperar al siglo XIX
del individuo. A las transformaciones en la sociedad, como la creciente difu- para observar sus primeras huellas. .
sión de los conocimientos biológicos, la ascensión del feminismo, la extensión La psicosocióloga M.-J. Chombart de Lauwe (1971) ·toma el concepto de
del interés por el equilibrio físico, el deporte y el regreso a la naturaleza, la infancia donde se detiene el historiador Aries. Explorando biografías, auto-
franqueza que tiende a dominar el discurso sobre la sexualidad, responden biografías, novelas y películas, así como la literatura infantil creada por
modificaciones a nivel de la representación y, a través de ésta, en la vivencia adultos, como los cómics, ella descubre que la infancia constituye «un mun-
y las prácticas corporales. Estos cambios, qesiguales entre hombres y muje- do diferente». Es un mundo distinto porque no se parece al mundo· de los
res, se desprenden del análisis detallado d~ los temas que abordan, con más adultos, al que a menudo se opone. Sin embargo, estos mundos imaginarios

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14. Las representaciones sociales 1 503
502 1 Pensamiento y vida social

divergentes que provienen de la diferencia de perspectiva entre actores y ob-


de la infancia no son más que la creación de los adultos. Basándose en di- servadores. Por su parte, Ichheiser se había expresado en términos de repre-
versas representaciones del niño, que ella encuentra en los medios de comu- sentaciones colectivas: «Estas malas interpretaciones no son errores perso-
nicación franceses de nuestra época, Chombart de Lauwe muestra cómo se nales cometidos por personajes importantes, sino la consecuencia normal e
elabora todo un mito sobre la naturaleza de la infancia. En trabajos 'Ulás re- inevitable del sistema social y de la ideología del siglo XIX, que nos ha hecho
cientes concentra su atención en la concepción que los arquitectos y urba- creer que nuestro destino en el espacio soéial dependía esencialmente, si no
nistas tienen de la infancia, para poner de manifiesto la correspondencia en- es que exclusivamente, de nuestras cualidades personales; que somos noso-
tre sus representaciones y las instalaciones especialmente acondicionadas para tros en tanto que individuos, y no las condiciones socfales dominantes, quie-
los niños en los edificios, complejos · arquitectónicos y ciudades que éstos nes damos forma a nuestras existencias» (Ichheiser, 1943).
proyectan y construyen.
La representación colectiva del individuo como responsable de sus pro-
pias acciones y, sobre todo de sus éxitos y fracasos, se halla suficientemente
bien anclada como para coexistir, durante cierto tiempo, con una realidad
d. Representaciones sociales de la vida profesional que la desmiente aún más que antes. Las observaciones de lchheiser en unos
Estados Unidos aún trastornados por la depresión resultan de una sorpren-
Herzberg, Mausner y Snyderman (1959) pidieron a varios contables e in-
dente modernidad: «La continua existencia de millones de desempleados, las
genieros de Pittsburgh (Pensilvania) que les contaran situaciones en las que quiebras en avalancha, los cierres de bancos, etc., revelan brutalmente al
se sintieran contentos de su trabajo y otras donde, por el contrario, se sin- hombre de la calle que no era, como se le había hecho creer, amo de su des-
tieran descontentos. A continuación analizaron sus relatos a fin de identificar tino, sino que evidentemente se hallaba atado a fuerzas sobre las que no
las fuentes de satisfacción y de insatisfacción en el trabajo. Si bien se puede
tenía poder alguno» (Ichheiser, 1949).
lamentar que Herzberg, cuyo método no recurría a la noción de representa-
ción social, se haya conformado con una interpretación puramente causal del
material reunido, no obstante, a la luz de las investigaciones francesas, es-
C. . Representaciones sociales: ideas y acciones
pecialmente la de Herzlich sobre la salud y la enfermedad, es posible deducir
de su estudio la estructura de las representaciones de la satisfacción en el
trabajo. De esta forma vemos que los factores de satisfacción profesionales
,~
f. Las representaciones sociales tienen una doble.. f ~ r que .k>~J_C:_
tfli1ió:".'tesµlte. famili.ar..yJs,•.Jm4sibk.~ Lo que es desconocido o
están relacionados estrechamente a la libertad y a la autonomía en la orga- insólito conlleva una amenaza, ya que no tenemos una categoría en la cual
nización y la realización del trabajo, así como al sentimiento de ser respon-
clasificarlo:-fi
sable de éstas. Por el contrario, las fuentes de desagrado están menos rela- El psTcoanalista es un ser extraño: es un doctor, pero no prescribe me-
cionadas con el contenido del trabajo que con las malas condiciones debidas
dicamentos. Puesto que se trata de una persona a la que uno viene a con-
a las relaciones jerárquicas, al salario, al ruido o a la incomodidad, etc. Herz-
fiarse, sin duda era inevitable, debido al pasado católico de Francia, que sea
berg señala que su supresión, aunque reduce el descontento, no aumenta la
representado como una especie de cura. Lo extraño, asimilado a lo familiar,
satisfacción y de ello deduce que estos opuestos aparentes son en realidad de
adquiere un aspecto menos amenazador. En el estudio de Jodelet, los habi-
especie diferente. Aquí, la representación está estructurada como en el caso
tantes de la comunidad rural, para situar a sus internos, les llamaban «bre-
del éxito y el fracaso (Heider, 1958) y como en el caso de la salud y la en-
dins», lo que en el dialecto de la región significa «locos».
fermedad (Herzlich, 1973): de la misma manera que la ausencia de fracaso
A diversos grados/una representación social ~iere....las J:im1cter.ísticas
no equivale al éxito, ni la no-enfermedad a la buena salud, la falta de insa-
il ; tisfacción en el trabajo no tiene nada que ver con la satisfacción profesional.
de un icono, configurando así una entidad abstracta.lNo hace mucho tiempo
aún se les inculcaba a los escolares la demostración de la redondez de la tierra.
El trabajo de G. Ichheiser sobre las falsas interpretaciones en las rela-
Actualmente, disponemos de una gran cantidad de hermosas fotografías, to-
ciones humanas (1949) puede situarse en la tradición instaurada por Dur-
madas desde el espacio, que vienen a materializar este principio.
kheim dentro del estudio de las «representaciones colectivas». Ichheiser cons-
La penetración de un conocimiento psicoanalítico ha permitido al hom-
11
f! tató una notable tendencia a sobreestimar, en nuestra ·percepción de los de-
bre normal reconocer «complejos» y detectar «lapsus», fenómenos psíquicos
más, los rasgos personales de carácter en detrimento de lo que resulta cir-
'I integrados desde entonces en la realidad tangible.
cunstancial en el comportamiento. Alguna;; consideraciones similares consti-
Herzlich ha indicado cómo el vago mal-estar de la vida urbana se traducía
tuyen la base de los trabajos de J ones y l'ftsbett ( 1971) sobre las atribuciones

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504 1 Pensamiento y vida social 14. Las representaciones sociales 1 505

11: en términos _de «fatiga» y de «tensión nerviosa». Actualmente, estos estados) ción de grupo, como que exige un procedimiento compeuuvo o cooperativo
intermedios entre la salud y la enfermedad son ampliamente reconocidos y\ (Codal, 1974). Actualmente disponemos de más de un centenar de tales ex-
quien los invoca puede beneficiarse de parte de la consideración y de la siJn. -~ periencias, que estudian cóino se representa el sujeto los diversos aspectos
patía que se deben por lo general a quienes se hallan enfermos. de la situación experimental, teniendo en cuenta las representaciones que
Moscovici ( 1983) comenta la tentativa de la Asociación Psiquiátrica de éste trae consigo al laboratorio. Tomadas colectivamente, estas representa-
los Estados Unidos, confrontada con un fenómeno similar, de proscribir el , ciones constituyen una amplia contribución a la ilustración de los procesos
empleo del término genérico «neurosis» para caracterizar a qué desorden J que articulan lo individual y lo colectivo, las acciones y las representaciones.
ti
1,.·
nervioso se alude. En efecto, al haber adquirido un carácter familiar dentro ·i-
del discurso cotidiano, esta palabra ha adquirido una función social, indepen. :Oí
diente de su acepción médica, que conlleva una comprensión condescendiente ' D. Sentido común, explicaciones y representaciones
para aquel a quien es aplicada. Dicha categoría, ejemplo de la autonomía·
adquirida por las representaciones sociales una vez extendidas entre el públi- Durante el transcurso del siglo XIX apareció un interesante cambio en
co, no será eliminada de un día para el otro. «Que desaparezca la palabra las relaciones entre ciencia y sentido común: «Contrariamente a lo que se
"neurosis" y que entre en escena la palabra "desorden", este hecho tiene un· creía en el siglo pasado, lejos de ser el antídoto de las representad~ y las
alcance que va mucho más allá de su simple sentido en una frase o en psiquia- ideologías, la ciencia es, en realidad, su fuente» (Moscovici, 1983 ) ~ ~ -
tría. Son las relaciones y el pensamiento colectivo los que se ven afectados do de lo científico se e~c~~~!_ra_ t~n...a,l~l!qo__de lo cotidiano qut!_res_ult~ total-
y cambian» (Moscovici, 1983 ). . te extrano para el profano,._E,st~ último s6fo ·»Jicile.:iene.r..a.(ce.&.o..a..e.s.te .
Al igual que la representación de la enfermedad orienta la decisión de ~ e p t o s c 1 a v e s1.éxEresados en síII_lh,olos y ecuaciones matemá~
consultar a un médico, la representación del cuerpo determina la higiene cor-
poral y las reglas que se observan para mantenerse en buena forma física;
la representación social de la infancia de un urbanista influirá sus proyectos \
!~~~:-~~~!!~~~~~ 0
~:ª;J:~ftt:i:ff;;:~ª~~j~~ie::~ft~a;:J~ª§~~s-~t:
.. A1güños"cle~cubrimientos científicos pueden tener implicaciones tan po-
de terrenos de juego. · derosas para. la humanidad como la explosión de una bomba atómica en me-
Este estrecho lazo entre representaciones y acciones ha sido objeto de dio de un centro de población. Como señalaba Moscovici ( 1963 ), Hiroshima
numerosos estudios' de laboratorio. Mientras que los trabajos citados hasta y Nagasaki constituyeron un curso acelerado de física nuclear para la mayor(a
ahora han sido realizados sobre el terreno, en contextos sociales determina- de la humanidad. Para ella resultaba vital adquirir una representación del
dos, las experiencias que trataremos a continuación han sido llevadas a cabo mundo que integrara la fisión del átomo y el hongo atómico se ha conver-
en el laboratorio, sobre todo en Aix-en-Provence, por J.-C. Abric, J.-P. Co- tido en el icono por excelencia de la era nuclear.
dal, C. Flament y otros investigadores. Los sondeos no son un medio adecuado para evaluar el impacto de la
Estos estudios experimentales, al igual que todas las investigaciones sobre • ciencia sobre la opinión pública. «No ganamos gran cosa enterándonos de
las representaciones sociales, se apoyan sobre la realidad cultural compartida que en Minneapolis tan sólo el 12 % de las personas interrogadas relacio-
por los sujetos y el experimentador, cuya manifestaci<in más evidente reside naban la fuerza centrífuga con la fuerza de gravedad.!'Pa_ra comprender_ t:1._
en la lengua común. El interés particular de esta experimentación proviene e';' impacto de la difusión de los conocimientos científicos 'f"tecno!é>_gicq~,_y_Jo.s .
de la posibilidad de crear en el laboratorio situaciones más precisas: mejor \l trastornos .. que esto proéfüce a.riívefes "língüísticos, inteli:"éi:~aies' culturales y_
delimitadas o más intensas que en la realidad social y, por ende, de ilustrar ' ~imbólicos, se requieren .otros métodos que lo$ emp}eados normaliñeñie_y_otr?;
procesos específicos dentro de la dinámica de las representaciones. Al madi- ' enfoques teóricos» (Moscovici, 1963). Ese otro enfoque teórico es-efesi:í.1ctio
ficar. ciertos aspectos de la· situación experimental se pueden introducir cam- de las r~r(;sentacionés sociales. t . ' -· ,. --·- ---·--'·
bios en la representación que de ella se hace el sujeto. · ·· A II1enudo, la ciencia obtiene sus premisas del sentido común, al que
De esta forma se han podido descubrir importantes diferencias en el com- refina en su progresión. En psicología ése es el procedimiento adoptado por
portamiento, dependiendo de que el adversario en un juego experimental sea Heider ( 1958 ): su concepción de la «psicología ingenua» constituyó el punto
presentado como «una máquina» o bien como «un estudiante al igual que de partida para la elaboración de una psicología de las relaciones interper-
usted» (Abric, 1976) o que se juegue contra «el azar» o contra «la natura- sonales. El otro procedimiento para crear una nueva ciencia exige que se
leza» (Faucheux y Moscovici, 1968); o bien que la tarea experimental sea rompa claramente con las nociones y la «episte~-ogía» del sentido común,
descrita como «creativa» o «pragmática» (Abric, 1971 ), o, en una situa- como lo ha hecho, en psicología, el conductismo Ahora bien, se ha visto que
t'
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - ~ ~ ~ ~ ~....-t.~,..,,,,~

506 1 Pensamiento y vida social

cuanto .más alejada se halle una nueva cic:mda de la vida. cotidíaoa,_mayo,t


será su necesidad .de ser representada para convertirse en ll.abe.t...saciaLJ! 1 15 Los estilos de comportamiento
-.. . · «Antiguamente, la ciencia se basaba en el sentido común y hacía que
éste resultase menos común; pero ª~!~lmente el sentido común es la ciencia
y su representación social
hecha común» (Moscovici, 1983~n efecto, los diversos «divulgadores» de
la ciencia son los modernos equivare-;;e~cte aquellós«saliíos ;ficionados».. y-- por GABRIH MUGNY y STAMOS PAPASTAMOU
<<~oorés"airfosos» táii. caradér~sticos. del . siglo· pásad6:J -
. En Gran Bretaña; varias instituciones, cuyo origen se remonta en la ma-
yoría de los casos a la época victoriana, tienen por función esencial transmi-
tir el conocimiento científico al público. Así, la Royal Institution ofrece
durante las vacaciones navideñas cursos para escolares; la British Associa-
tion, durante su conferencia anual en una gran ciudad, «educa» al público
sobre el significado de los recientes descubrimientos científicos. Estos encuen-
tros científicos son, por otra parte, ampliamente cubiertos por los medios de
A. Introducción
comunicación.
Las teorías implícitas de la personalidad y la teoría de la atribución, tra- Visto a través del prisma de la psicología social,ftodo comportamient?,
tadas en otro capítulo del presente manual, constituyen enfoques esencial-
humano se sitúa en un contexto_ d...C:. interg,~dencia ~cial;_ todo.....fQ!llP-Ql':_
mente cognitivos, estrechamente concentrados en el individuo. Estos son los '
tam.~~!1-!():~s ¡¡l· !iiisinó tfompO respt1~~~a__s....esdronlo, en Y.i.r.tud.Jk _la recipt:,Q.~-~-
campos de investigación que están de moda, particularmente en la psicología
cidad (que no. implica ígtialaacf[ql!~. exis.te...en .tclda rclación,._.dir~~-P-~l!i:i~
social experimental de los Estados Unidos, mientras que el estudio de las 156Iica;··en.tre actores sociale~ Cuando expresamos una duda ante una verdad
representaciones sociales, que corresponde a una tradición europea y, sobre establecida, ci.iaridó ·anfoiamos con vehemencia nuestro desacuerdo, cuando
todo, francesa, es de una naturaleza más explícitamente social. abandonamos abruptamente la sala de reunión o cuando emitimos un juicio
Ahora bien, numerosas concepciones de Heider, sobre todo aquellas re- contradictorio, nuestros comportamientos constituyen otras tantas respuestas
ferentes a las atribuciones de éxito y fracaso, se derivan directamente del que damos en una situación particular: el comportamiento constituye una
estudio de Ichheiser sobre la ideología del éxito y el fracaso en el siglo XIX reacción del organismo que depende tanto del estado del organismo como
que, a su vez, se sitúa precisamente en la corriente de las «representaciones de la situación que lo provoca. Sin embargo, nuestros comportamientos no
colectivas» inaugurada por Durkheim. Una grave distorsión de la lógica de pueden carecer de consecuencias para los comportamientos posteriores de
las representaciones sociales y colectivas consiste en tratarlas como <<desvia- nuestros protagonistas: en otros capítulos de este manual, acerca del cambio
ciones» o «errores» del funcionamiento cognitivo. Al tiempo que las repre- de actitud, de los procesos de influencia y de la interacción en los grupos,
sentaciones sociales ayudan a los individuos a orientarse en su universo social ya se ha podido ver la eficacia social de diversos comportamientos. La cues-
y material, estos mismos individuos constituyen los elementos de las repre- tión que aquí plantearemos será la de las representaciones sociales suscitadas
sentaciones. No cabe duda de que el sentido que damos a la noción de «in- y movilizadas por diversos comportamientos.
dividuo» (Lukes, 1973) proviene en gran parte de una «representación co- ¿En qué se diferencia un enfoque social y cognitivo de otros enfoques?
lectiva» de la experiencia de los europeos y norteamericanos. durante el siglo Por lo esencial hay que recordar que este enfoque aporta una explicación ra-
XIX. Lo que constituye un enfoque mucho más profundamente social que
dicalmente diferente de las razones por las que un comportamiento o un
aquellos que ·privilegian el tratamiento de la información y son los que domi- conjunto de comportamientos tiene una determinada eficacia social. Tome-
nan las tradiciones anglosajonas en psicología experimental. mos el ejemplo de la frecuencia con la que un comportamiento se manifiesta
en un actor. Supongamos que un individuo repite sistemáticamente, en toda
una serie de situaciones, la misma respuesta. ¿Por qué un observador deberá
modificar su propia respuesta a fin de ajustarla a la de su compañero social?
La explicación característica del enfoque de la psicología del comporta-
miento (social o no) asignará un papel directamente funcional al compor-
t tamiento, es decir, este último actúa sobre el otro en forma de estímulo; de

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508 1 Pensamiento y vida social 15. · Los estilos de comportamiento y su representación social 1 509

esta forma, el propio comportamiento constituye· el contenido de la comuni- de profundizar. Desde esta óptica, la repetición no es eficaz simplemente por-
cación. Así, en el marco del aprendizaje por imitación (véase Zajonc, 1967), que haya conllevado una imitación repetitiva y reforzada del comportamien-
es el propio comportamiento lo que constituye el indicio que guía al obser- to, ni únicamente porque haya permitido inferir una actitud (en efecto, una
vador en su comportamiento, al igual que una rata aprende a orientarse den- vez reconocida la actitud, ¿por qué ésta no sería rechazada en lugar de apro-
tro de un laberinto a través de la imitación repetitiva de otra rata. Si la re- bada?). La repetición es eficaz porque constituye un estilo de organización
petición proporciona la condición del aprendizaje tanto de la nueva respuesta de los comportamientos que modifica el significado de estos últimos. Mejor
como de su estabilización (así, el comportamiento puede ser autonomizado aún, la misma organización de los comportamientos crea nuevos significados
y presentado incluso fuera de la presencia del modelo), el refuerzo final (en- (se considerará que el actor está convencido y que la actitud defendida me-
contrar agua para la rata) por su parte proporciona la motivación para adoptar rece que se luche por ella ... ). También porta un mensaje sobre la relación
dicho comportamiento. Otro tanto sucede con el aprendizaje vicario, donde entre el actor y el observador. Así, la repetición de una misma respuesta
el observador no sólo aprende a imitar un comportamiento, sino también a hará que resulte evidente para el observador que el actor mantendrá intran-
reconocer los indicios de la situación que condicionan la respuesta del actor sigentemente sus posiciones, que no hará compromiso alguno y que conti-
(señales luminosas en el caso de la rata). En ambos casos, el comportamiento nuará el conflicto interpersonal. En pocas palabras, esta particular organiza-
en sí mismo es fuente de úna información directa y, más que una forma, es ción de un conjunto de comportamientos genera significados que trascienden
un contenido, informador por sí mismo. ampliamente el contenido que constituye o que transmite cada comporta-
Pero el comportamiento también constituye una forma que organiza con- miento considerado aisladamente.
tenidos. Así, otra razón del impacto que tiene la repetición de un mismo ¿Cómo se generan estos significados? He aquí cómo se abordará la cues-
comportamiento puede residir en su función instrumental. De esta forma, tión: primero, evidentemente, nos interesaremos por las diversas organiza-
la repetición puede explicitar una actitud específica del actor respecto a un ciones posibles de los comportamientos. Para ello estudiaremos diversos es-
objeto determinado. Desde esta perspectiva, el comportamiento no constituye tilos de comportamientos, diversas maneras de agenciar los comportamientos
el contenido propio de la información, sino que tiene por función expresar para que de ellos se desprenda un significado determinado. Volveremos a
en la comunicación un contenido subyacente. Tomemos el ejemplo de la ac- tomar en detalle el ejemplo de la repetición, que define la consistencia del
titud: ésta ha podido ser definida como una estructura cognitiva relativamen- comportamiento ya estudiada en los capítulos consagrados a la innovación
te estable en el individuo, como una orientación más o menos favorable res- y la conversión, primero porque constituye uh estilo particularmente eficaz y
pecto a un objeto social (la droga, el ejército, la sexualidad, etc.). En tanto segundo porque es sobre ella que se dispone de un mayor número de infor-
que tal, la actitud no puede ser observada ni percibida. De hecho organiza maciones por lo que se refiere a las representaciones que provoca y moviliza.
realidades psicológicas (opiniones, comportamientos, etc.) de otro orden, que Tras haber visto esta especie de gramática de los comportamientos y si-
no son sino sus consecuencias observables, tangibles, para el observador. La guiendo la secuencia causal, abordaremos la cuestión de la semántica. De he-
eficacia de la repetición de un mismo comportamiento reside, así pues, en su cho se trata de determinar cómo estas organizaciones de los comportamientos
capacidad de explicitar una actitud, siendo esta última la que constituye el son leídas, descifradas, interpretadas y, por consiguiente, representadas por
objeto de la comunicación mientras que el comportamiento . tan sólo consti- los observadores. Esta lectura da lugar a imágenes que se articulan en torno
tuye el vehículo, el canal de comunicación. a dos ejes principales. Primero, los estilos de comportamientos informan a
No cabe duda de que el comportamiento constituye en sí mismo un con- los sujetos sobre las características cognitivas de la fuente: así, la consisten-
tenido y un canal privilegiado ( tanto como el lenguaje) para expresar un cia les hace considerar que el actor está convencido, seguro de sus afirma-
contenido. Incluso podemos afirmar que estos aspectos funcionrues e instru- ciones y que es independiente en sus juicios. Son estas características las que
mentales de los comportamientos dentro de la comunicación han sido amplia- definen de hecho la relación entre actor y objeto, las que conceden (o oo)
mente privilegiados en los estudios de psicología social. La observación co- validez a los contenidos informativos (por ejemplo, las actitudes propuestas
mún, pero también los progresos recientes en diversos campos de la !?sicología ante la droga, el ejército y la sexualidad). Es la consistencia la que hace que
social, imponen otra manera de ver el comportamiento. De hecho,til,19.s_com- la fuente sea digna de fe, incluso creíble o competente, y la que hace que la
portamientos suscitan y moy_ilizan___n:,n.r_ei~!!_taciones sociales qu<;_Jtascienden. respuesta propuesta sea, de cierta maner'<l, objetiva y, por lo tanto, digna de
por miicho la información bruta obt~Qidl!._ 11 través de los comportamientos ser apropiada o, al menos, tomada en consideración. Por otra parte, los es-
'de un
actór: ~---------------- -·-···--·-- . - .. -· . ----...
tilos de comportamientos generan imágenes de la fuente respecto a sus inten-
Tomemos el ejemplo de la repetición, qlf más adelante tendremos ocasión ciones dentro de la relación interindividual. Sobre todo harán resaltar la in-
~~-"""*"~.,..."""''~~%lio<'.l:oW>lff4A:&-M'"~~~~~--••,~ii$1.~'$~:;..,~""""'*~~~~~J'UM~,i;¡:~-1¡,/¡ri ,-, ir· , :AA"./k..~á:}~~~~,;;,;
~~""-,..,;:"'"""'"'°'~~

510 1 Pensamiento y vida social 15. Los estilos de comportamiento y su representación social 1 511

tendón de la fuente de mostrarse o no sistemáticamente intransigente, su vo- verde: mi repetición demuestra mi autonomía de juicio, mi independencia
luntad de bloquear la relación y de prolongar o no el conflicto.· Pero más allá ante los juicios de los demás. También demuestra que estoy seguro de mis
de estos contenidos específicos se verá que es sobre todo la estructura de esta respuestas, que estoy convencido de que tengo razón, hasta el punto de de-
imagen, la manera cómo estos dos componentes (cognitivo e interpersonal) finirme competente para esta tarea (independientemente de la competencia
se yuxtaponen Q se mezclan, la que determinará el significado final que se que, por otra parte, se me quiera conceder). Si además demuestro 'que mi
desprenderá. visión es normal, respondiendo correctamente ante diapositivas de otros co-
Los estilos de comportamientos no sólo generan y provocan nuevas imá- lores, excluiré una atribución de mis comportamientos a un sesgo interno.
genes, sino que también movilizan de hecho representaciones sociales ya or- Gracias a la organización coherente y sistemática de mis comportamientos
ganizadas y convencionalizadas, que servirán de anclaje para elaborar los sig- obligo de cierta manera a mis interlocutores a que tomen en serio mi res-
nificados de los comportamientos de la fuente. Este excedente de signifiéado . puesta incorrecta, a que revisen los criterios de juicio que habían predomina-
1 do hasta ese momento e incluso, llegado el caso, logro convencer a los demás
que se desprende de un conjunto organizado de comportamientos da lugar,,
en realidad, a una especie de consenso: los sujetos disponen de las represen- de la pertinencia de mi respuesta. Sea como fuere, y como lo ha mostrado
taciones ya establecidas, de los diversos significados que dichos comporta- el capítulo sobre la conversión (cap. 4, vol. I), los demás no han permane-
mientos pueden tomar. De ·esta forma tenderán a interpretar una cierta rigidez cido indiferentes ante mis comportamientos y algo en ellos ha sido modifi-
en términos de características psicológicas, patológicas o a dar una lectura cado. Y la causa fundamental de este cambio es sin duda la imagen que he
diferente a los mismos comportamientos, dependiendo de que la lengua ele- dado de mí mismo; el contenido de mis proposiciones sólo habrá tenido im-
gida para la traducción sea (la norma de) la originalidad o de la objetividad. pacto a través de las representaciones sociales que habré movilizado. Habré
Pero vayamos por orden. · . trastornado un truismo mediante el estilo de comportamiento que habré im-
¡ primido a mis respuestas.
Para hacerlo también habré utilizado indicios de comportamientos que
B. Los estilos de comportámiento informan de mis intenciones, de mis estados internos y no solamente del con-
tenido de mi respuesta. Estos indicios son de diversa naturaleza: puedo dar
A semejanza de los sonidos de una lengua, los comportamientos uruca- · impresión de certeza empleando un tono firme y convencido, giros lingüís-
mente adquieren un sentido a través de su combinación. Aislado, un com-. ticos afirmativos, una intensidad particular al expresar mi afirmación ... Se-
portamiento carece de significado o bien tiene uno limitado, a menudo teñido, ñalemos de paso que la utilización de dichos indicios se encuentra amplia-
de ambigüedad. De este modo, decir una vez que considero verde el color de mente convencionalizada y que, por consiguiente, ya existe un contexto social
una diapositiva evidentemente azul no tiene un significado estable y cierto: para su interpretación, incluso antes de dicha interacción. Tomemos un ejem-
quienes me observan pueden deducir que me he equivocado, que observaba ' plo sencillo: si un griego desea mostrar su desacuerdo, puede hacerlo mo-
distraídamente, que tal vez tengo una visión deficiente e incluso que soy un viendo la cabeza hacia arriba. Este gesto carecerá de sentido para un francés
provocador. que no conozca esta costumbre. De hecho, para este último, el desacuerdo
Así pues, los comportamientos toman su significado de su disposición se expresa sacudiendo la cabeza. Para dar una información que pueda ser
interna, de su organización dentro del espacio .Y del tiempo. La reciente no- interpretada de forma adecuada, un actor deberá utilizar comportamientos
ción de estilos de comportamiento remite precisamente a esta organización, sistemáticos ya convencionalizados.
portadora de significados que le son propios. Volvamos al ejemplo anterior:., Veamos algunos ejemplos e:¡ctraídos de los estudios sobre los procesos de
supongamos que repito mi juicio erróneo del color azul de una misma dia- innovación y, más precisamente, de la difusión minoritaria de una innovación.
positiva, repitiendo sistemáticamente la misma respuesta «verde» durante va- ¿Por qué encontramos en ellos un terreno privilegiado para el estudio de
rios ensayos. Entonces cambia el sentido de mis respuestas. El conjunto de los estilos de comportamientos? Esencialmente porque la influencia de las
mis comportamientos no se reduce a su simple suma, sino que introduce minorías se ejerce, ya hemos visto cómo en otros capítulos (vol. I), por ra-
nuevas informaciones. Así, a tr~vés de la repetición excluyo ciertas explica- zones que no se reducen a priori a simples características de la fuente, como
ciones: mis observadores o mis compañeros en la intet-acción ya no pueden pueden ser la competencia reconocida, la autoridad o el prestigio, cualidades
suponer que estoy distraído; la distracción no puede repetirse indefinidamen- sociales de las que, de hecho, están desprovistas las minorías. Ya que su in-
te. Supongamos además que yo he mantenido mi respuesta incluso tras de fluencia no depende de los contenidos propuestos, pues éstos son impopula-
que mis compañeros intentaran convencer¡ie de que el juicio correcto era el res de entrada, ni de características de la fuente que son valorizadas social-
~--~··-~""'"'"'""¿~,,;,~""'""- 'JI' Jlt1 '*'*~~"'"'~ ~.¡¡,· -, e mr··1rsmw•~~~~- ~ , ~ ~ ~ - , , r . , , , _ _ , ·..;.,...,,,~v·~,,1,,,,

512 1 Pensamiento y vida social


15. Los estilos de comportamiento y su representación social 1 513
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mente, tan sólo depende, a final de cuentas, de sus comportamientos y, más
~ interlocutores, en ejercer un bloqueo intransigente de la negociación. Para si-
precisamente, de su estilo de comportamiento. Presentaremos varios estilos:
la inversión, la autonomía, la rigidez y la flexibilidad. La consistencia, por
l warlo no hay más que considerar ciertas formas institucionalizadas, casi ri-
su parte, constituirá el estilo cuyas implicaciones cognitiv~s serán estudia-
i walizadas, de rigidez que podemos encontrar sobre todo durante las fases
\ iniciales de las negociaciones laborales, en las que tanto sindicatos como
das más a fondo. j patronal rechazan todo compromiso, manteniéndose mutuamente en sus posi-
La inversión remite a una organización de los comportamientos que pone
] dones iniciales y mostrándose intransigentes y extremistas al bloquear, en
de relieve el esfuerzo de la fuente o el costo social que ésta está dispuesta
'.1:realidad, toda negociación, todo diálogo con la otra parte. Si bien estos con-
a pagar a fin de mantener su posición. Tomemos el ejemplo de la antigua
¾tlictos son de un carácter más fundamental, conflictos de clase, esto no quiere
experiencia de Jones, Davis y Gergen ( 1961). Estos autores muestran que
los sujetos están más seguros de las intenciones reales de algunas -individuos
J decir que no se trate sobre todo de estilos de comportamiento que actúan en
fiforma de estrategias debidamente evaluadas por lo que se refiere a su eficacia,
que aspiran a un puesto que exige un papel determinado (astronauta o sub.
marinista) cuando presentan características personales que son inadecuadas
f que permiten posteriormente negociaciones a partir de posiciones iniciales
1-111ás favorables.
para dicho puesto. De esta forma, el actor es más sincero cuando es introver-
tido, pero pretende un puesto de submarinista {que requiere más bien que el
.i No obstante, ilustraremos el estilo rígido mediante otra experiencia de
l,género diferente. Hasta ahora, los estilos de comportamiento han sido ilus-
candidato sea extravertido), o cuando es extravertido, pero se presenta para
1'trados por medio de experiencias de influencia social, en que los comporta-
un puesto de astronauta. Actuar contra su propio interés aparente subraya
-~:111ientos (y su organización) tenían un status de variables independientes,
el sacrificio personal que es capaz de suscitar una posición determinada.
!alJllanipuladas al capricho de las hipótesis de los experimentadores. Por el con-
~trario, veremos una experiencia (Mugny y Papastamou, 1976-1977), donde
Otro tanto sucede con la autonomía, que consiste en explicitar una inde-
pendencia de acción y de juicio que pone en evidencia la autodeterminación ~aparece un estilo rígido, esta vez en forma de variable dependiente, como
del actor social. ¿No garantiza esta autodeterminación la objetividad de una .; W1a consecuencia de las condiciones sociales propuestas a los sujetos. Además,
fuente que no se deja guiar por consideraciones de orden subjetivo? Tome-'· ~tendremos ocasión de demostrar la pertinencia de la hipótesis de la existencia
mos por ejemplo la experiencia de Nemeth y Wachtler (1974) en la que los [,de estilos en tanto que estrategias que pretenden cierta eficacia social.
sujetos participan con un cómplice en un simulacro de jurado. En todas las . t La experiencia fue realizada en Grecia inmediatamente después de que el
condiciones, el cómplice defiende una posición claramente impopular: pro- tgobierno rechazase conceder el derecho al voto a los jóvenes de 18 años.
pone una indemnización, por daños y perjuicios, de $3.000 para un caso de; (iracias a un primer ·cuestionario se pudo ver que los sujetos, cuya edad
lesiones accidentales, mientras que los sujetos proponen al menos $10.000.: ~ndaba los 17 años, se expresaban claramente en favor de dicho derecho;
A lo largo de toda la interacción, el cómplice defiende la misma posición ·por consiguiente, los sujetos eran socialmente minoritarios. En la siguiente
con los mismos argumentos. Así, el contenido de su opinión es claro y evi-: .
~ase de la experiencia se les pedía que redactaran un alegato pro-actitudinal,
dente, y su presentación coherente. No obstante, en una de las situaciones '!
experimentales, el cómplice elige deliberadamente, sin haber sido invitado a ~~ decir, a favor del derecho al voto a los 18 años. Los sujetos creían que el
ello, el asiento situado en la cabecera de la mesa rectangular, posición que, ' ~ybjetivo de este alegato era influenciar a los indecisos. que aún no tenían
como es sabido, implica una capacidad superior de influencia (Strodbeck y ::una postura ni a favor ni en contra del mencionado derecho. En la con-
Hook, 1961). En otra condición experimental, la misma posición es ocupada t\lición experimental que utilizaremos para nuestra demostración, se les ha-
por el cómplice, pero esta vez su lugar le ha sido asignado expresamente por ?~a creer que estaban en competición con otro individuo, minoritario como
el experimentador. Pues bien, la inffuencia ejercida por el cómplice depende 1 ·.~, y que el experimentador disponía de medios técnicos para evaluar quién
estrechamente de la libre elección de su posición. La diferencia en la opera-· 'l.e ambos tendría el mayor impacto.
cionalización puede parecer reducida, pero esto sólo es cierto para quien no , ¿Cuáles son los resultados? Primero, al responder una vez más al mismo
capta la importancia de la organización global de los comportamientos (cuyos 1tuestionario tras haber redactado su alegato, los sujetos de esta condición
significados exactos veremos más tarde, volviendo sobre esta misma· expe:. Üan respuestas más polarizadas. Son más extremistas que al inicio de la ex-
rienda). 'l>eriencia. ¿Se ha manifestado esta tendencia en lo que ya han escrito? Efec-
~vamente, el análisis de los textos redactados muestra que éstos están orga-
La rigidez constituye otro estilo de comportamieñto, basado en la acen·
Jnizados de manera sensiblemente diferente a los redactados en las otras con-
tuación del extremismo de las posiciones propuestas en unas negociaciones '
iciones (que no provocan semejan te extremización de las opiniones). De
entre interlocutores sociales y consiste ell mantener el conflicto entre dichos
t -'hecho asistimos a una estructuración más fuerte v, de cierta manera, más

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15. Los estilos de comportamiento y su representación social 1 515


514 1 Pensamiento y vida social

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estricta del campo cognitivo. De esta forma podían observarse cuatro tipos nas. Tomemos un ejemplo que nos alejará de los senderos abiertos por la
de argumentos en los textos: éstos hablaban de la inserción jurídica de los experimentación y utilicemos una ilustración histórica de un estilo flexible
jóvenes, del funcionamiento democrático de la sociedad, de la definición de comportamiento. Así, a principios de siglo, Lenin lanzó la consigna de
apoyo y unión de la clase obrera en la lucha contra el zarismo y luego la
r progresista manifestada por la juventud griega o de la madurez psicológica e
consigna de distribuir la tierra a los campesinos, lo que iba en contra de las
;:_ intelectual de los jóvenes. Ahora bien, independientemente del número total
de argumentos, el número de dimensiones al que se había recurrido en los concepciones ortodoxas o dogmáticas que exigían la colectivización inmedia-
textos de esta condición era significativamente menor que el de las otras ta. ¿No estaba la propiedad privada en flagrante contradicción con los inte-
condiciones. El texto de estos sujetos, que habían adoptado posiciones más reses a largo plazo de la clase obrera? Es posible, pero Lenin era un estra-
extremas, se organizaba en torno a un menor número de dimensiones, sin tega, un especialista de la estrategia revolucionaria... ¡un especialista de los
1 duda menos numerosas, pero mejor fundadas y, en cierta manera, explotadas estilos de comportamiento! No escribía Lenin (1971): «Con la burguesía
campesina hacia la democracia, con el proletariado urbano hacia el socialismo,
de forma más sistemática.
En resumen, la rigidez se basa en una organización fuertemente jerarqui- esta consigna será mejor comprendida por los pobres del campo que las
zada de los criterios de juicio, siendo este último afirmativo, repetitivo, uni- frases brillantes pero carentes de sentido de los socialistas revolucionarios
lateral y más unidimensional. De cierto modo, la rigidez planifica una cierta de tendencia populista». Actualmente sabemos hasta qué punto cambiaron
forma de extremismo, aumenta la presión social que ejercen los comporta- las consignas. ¿Mas no es el mismo principio el que rige la noción de los
mientos y acentúa el conflicto social. Así, la rigidez contrasta con un estilo estilos de comportamiento; no son éstos estrategias, planificaciones de ac-
de explicación que presenta una mayor flexibilidad, que denota cierta volun- ciones, de comportamientos y de discursos, constantemente adaptadas a las
tad de atenuar la presión y de evitar un bloqueo demasiado marcado de las coyunturas históricas y a los objetivos, cualquiera que sea su plazo, de un
individuo o un grupo?
negociaciones.
Hasta aquí hemos visto estilos de comportamiento que se organizan alre- I'
Tomemos el ejemplo de una de nuestras experiencias (Mugny et al., 1972- dedor de lo que llamaremos comportamientos-indicios que, sin presentar una lt
1973). Durante varias discusiones sobre el ejército nacional, un cómplice,
defendía una posición militarista a ultranza, opuesta a la de los sujetos, quie-
relaéión directa con el contenido subyacente a los otros comportamientos, Í:
servían esencialmente como indicadores para orientar el significado de éstos ¡:
nes se manifestaban más bien en contra de ésta. Durante seis discusiones, el
cómplice defendió invariablemente la misma posición, avanzando una serie (la elección que expresa la autonomía, el gesto que anuncia la flexibilidad, et- !
de argumentos programados de antemano. La única diferencia entre las dos cétera). De ahora en adelante nos interesaremos por la consistencia, que pre- 1
1;
condiciones experimentales era su grado de extremismo en el momento en senta la ventaja de definirse, por lo esencial, a través de cierta forma de re- 1
que los grupos de tres personas debían efectuar una elección sobre una es- petición sistemática de un mismo comportamiento o de comportamientos '1
cala de ocho puntos. En la condición que representaba la rigidez, el cómplice similares en su contenido. Si debido a ello su operacionalización resultará 1
elegía invariablemente la casilla del militarismo extremo. En la otra condi- más límpida, otro tanto sucederá con los significados que adopte. 1
ción, más flexible, el cómplice hacía lo mismo, pero únicamente dutante las La idea inicial es muy sencilla, a pesar de que ha sido ignorada durante 1

tres primeras discusiones. Durante las tres últimas, aun manteniéndose en largo tiempo, puesto que los investigadores se habían dedicado a situar la
f,
1,
sus posiciones por lo que respecta al contenido, elegía una respuesta me- eficacia de un discurso o de un comportamiento en las características de 11
nos extrema de la escala (6 en lugar de 8, 3 en lugar de 1) a fin de inten- la fuente, como pueden ser su competencia o su autoridad (véase a este res- 11
tar, decía, llegar al consenso que exigía el experimentador. En una ¡1ala-
bra, negociaba de manera puramente formal, ya que, por lo demás, se pecto la crítica de Moscovici, 1979). Para que un contenido sea tomado en
ll' mantenía de forma explícita en sus posiciones. Así, el cómplice modulaba sus consideración, para que incluso sea aceptado, en fin, para que sea convin-
¡1
comportamientos, oponiendo a su extremismo inicial una retirada formal que cente, es necesario que la fuente organice sus argumentos de tal manera que
pretendía demostrar su flexibilidad, su intención de evitar un bloqueo de la ! ella misma parezca convencida, segura de sus afirmaciones, y que demuestre
negociación. Por otra parte, su eficacia fue mayor que en la condición· de ri- que no transigirá respecto a ellas.
gidez. Aunque esto importa poco, ya que lo esencial es que el conjunto de' ¿Cómo operacionalizar esta idea? En toda una serie de experiencias (Mos-
su discurso tuviese un impacto diferente, a pesar de ser idéntico en su con- covici, 1979) se utiliza un mismo paradigma (Moscovici et a/,., 1969): varios
tenido en ambas condiciones. - sujetos, repartidos en grupos de seis personas, deben expresar oralmente el
Pero una flexibilidad también puede tener un carácter relativo al propio nombre de un color simple ante toda una serie de diapositivas de color azul.
contenido, situación que sin duda está ,más cerca de las realidades cotidia- Dos sujetos son en realidad cómplices que responden, ya sea a todos los

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¡ 516 1 Pensamiento y vida social 15. Los estilos de comportamiento y su representación social 1 517
1
i
1
l
ítems o bien a dos tercios de los ítems, diciendo que el color de las diapo.. tadas en un estilo discursivo afirmativo, firme y seguro. La inconsistencia
\ sitivas es verde, respuesta evidentemente incorrecta. En este caso poco itn- se definía reemplazando las frases finales de los diversos párrnfos (es decir,
i
porta la tasa de influencia obtenida, lo importante es la diferencia que se ¡el resto del texto era el mismo! l, cuyo estilo era dubitativo y la fuente
1 observa en función del carácter sistemático de la repetición del error. En declaraba finalmente que no podía decidirse, en flagrante contradicción con
!1 efecto, cuando los cómplices se equivocan en dos terceras partes de las res- el inicio de los párrafos, siempre claro y afirmativo. Los efectos se resumen
puestas, su influencia es casi nula. Su impacto tan sólo resulta significativo así: mientras que el propio contenido de las posiciones era claramente favo-
1 cuando repiten siempre la misma respuesta incorrecta: la repetición de un rable o desfavorable a los extranjeros, los cambios de opinión solamente se
¡1 mismo comportamiento es garantía de consistencia, es la demostración de la manifestaban cuando la fuente era consistente, coherente y no contradictoria,
~
1
/
seguridad y de la convicción de que hacen alarde los cómplices. firme y segura. Esto también es válido tanto para el texto favorable como
1 Por otra parte, señalemos que la repetición no implica forzosamente una para el texto desfavorable.
'
1 cierta forma de rigidez. Una repetición muy acentuada también puede hacer Aquí se halla la conclusión: en este experimento como en los restantes,
que se perciba a la fuente como obstinada y de espíritu cerrado, es decir no es el contenido lo esencial. Lo que determina el impacto social de una
como indigna de ser tomada en consideración. Por consiguiente, la repetició~ fuente es su estilo, el agenciamiento de sus comportamientos: convencida
puede ser matizada, a coadición de que los matices sean legitimados por va- también es convincente.
riaciones efectivas de los estímulos (Nemeth et al., 197 4 ). De este modo y
continuando en el mismo paradigma, ciertos estímulos resultaban más brillan-
tes y otros más apagados. En tres condiciones, los cómplices respondían ver- C. La representación de la fuente
de a los primeros y verdiazul a los segundos. Así, continuaban en flagrante
contradicción con la percepción espontánea de los sujetos experimentales, Si un estilo de comportamiento tiene cierto impacto, éste no puede de- .
pero dentro de su consistencia daban muestras de matización y diferenciación. berse a las características propias del contenido de las proposiciones de la
Dependiendo de la condición, las respuestas verdiazules eran dad11s ya sea ante , ":· fuente, ya que dicho contenido, en las experiencias que acabamos de ver, era 'I
,1
los ítems apagados, ante los ítems brillantes (es decir, de manera sistemática -~ impopular de entrada y no presentaba atracción alguna en sí mismo. Ade-
r
JI
¡¡
en ambos casos) o bien al azar, sin basarse en este criterio de brillo. Tan más, este contenido era destacado, evidente y, por consiguiente, podía ser
sólo en las dos primeras condiciones apareció una influencia efectiva, condi- f percibido correctamente en todas las condiciones. Si un estilo es eficaz, lo
ciones en las que los matices coincidían con diferencias perceptivas en los { es en la misma medida en que la fuente logra imponer una imagen de sí
estímulos. Poco importaba, además, que las respuestas matizadas verdiazules ,Í' misma que dé validez, de una manera u otra, a los contenidos de sus propo- ,¡
fueran expresadas ante estímulos apagados o brillantes, ya que no es un f siciones, a través de la orquestación de sus comportamientos y de la añadí- 't
1,

contenido lo que define a la consistencia, sino el carácter sistemático de la '! dura calculada de comportamientos que indiquen sus intenciones. :¡,,
organización de las respuestas. ¿Cuáles son estas imágenes de la fuente? La mayoría de las experiencias 1
1

De hecho es la repetición, sea cual sea su forma, la que es eficaz en la · discutidas presentan una evaluación de la imagen de la fuente, conseguida ,1
medida en que indica la coherencia del sistema· de respuestas. Por lo tanto, ~ durante una entrevista postexperimental. Generalmente, los sujetos deben 1,
1,
la repetición también puede expresarse a propósito de juicios sociales, don- juzgar mediante escalas (de 7 puntos, por ejemplo) si la fuente es consis- 1,
de la simple repetición de uno o varios argumentos puede operacionalizar tente, admirada, etc. A menudo, estas experiencias son fragmentarias y se
igualmente la consistencia (Paicheler, 1976; Wolf, 1979). Pero también pue- limitan a hipótesis específicas puestas a prueba en la experiencia considerada; '!
de caracterizar la coherencia entre respuestas similares, pero referentes a as- por consiguiente utilizaremos la experiencia de Nemeth y W achtler ( 197 4 ),
pectos ligeramente diferentes de un mismo objeto. Tomemos un ejemplo rela- donde esta evaluación es extensiva y resume, de alguna manera, todas las
cionado con los trabajadores extranjeros (Mugny, 1975a). Los sujetos debían demás. Recordaremos que en dicha experiencia, un cómplice defendía una
leer un texto que o bien defendía diversos derechos de los trabajadores ex- posición sumamente impopular y que elegía (o no) el asiento de la c11becera
tranjeros o bien los atacaba. Cada uno de los textos (xenófilo o xenófobo) de la mesa, en signo de autonomía.
estaba redactado de manera consistente o inconsistente. La consistencia es- En el conjunto de las condiciones, el cómplice era descrito por estos ju-
taba definida por el mantenimiento de una misma po~ición favorable o des- rados de una forma muy diferente a la de los otros participantes, en varias
favorable a estos diversos derechos: derechos políticos y sindicales, y dere- características. De este modo se considera que el cómplice es más consis-
chos a la igualdad económica. Además, las tomas de posición estaban redac- tente, más independiente, más activo, más central dentro del grupo, más
t

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1 518 1 Pensamiento y vida social


,¡ 15. Los estilos de comportamiento y su representación social 1 519

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jf, voluntarioso y más seguro de sí mismo. También hace pensar más que los
1
1
sados en la desviación (véase el capítulo sobre la desviación, cap. 1, vol. I)?
1 demás y hace que los sujetos vuelvan a evaluar sus posiciones en mayor Si estos investigadores han considerado sobre todo el rechazo de los desviados,
i medida que los otros. Por otra parte, se considera que el cómplice es menos ¿no es precisamente porque sólo han visto (en tanto que observadores pre-
i
razonable, menos equitativo, menos sensible, menos cordial y menos coope- tendidamente sofisticados) esta dimensión? En efecto, ¿se puede imaginar
i
.1
rativo. Asimismo, el cómplice es el miembro del grupo que es menos queri- realmente que una fuente pueda obtener alguna influencia considerando úni-
! do, menos admirado y menos solicitado o deseable. camente esta dimensión relacional?
Esta lista, a pesar de no ser forzosamente exhaustiva, pone de relieve la Lo que asegura un impacto por parte de los estilos de comportamiento
trama sobre la que se tejerá, a final de cuentas, el significado de los compor. es, de hecho, otra dimensión relacionada con características de comportamien-
tamientos. A primera vista, este significado está marcado por una profunda tos de orden más cognitivo. Lo que se define en esta dimensión es, de cierta
ambivalencia: a la fuente se atribuyen, con mayor intensidad que a los otros manera, la relación entre la fuente y el objeto. Por ejemplo, si esta relación
participantes, tanto características negatiyas como positivas. Sin embargo, su- es guiada por un interés personal que tergiverse sus respuestas, la fuente no
pongamos que se explica a algunas personas el principio de estas experiencias, podrá ser verdaderamente sincera y lo que diga no tendrá valor alguno (Maass
1: en las que el cómplice se equivoca al 100 % : ¿ qué imagen pensarían estas et al., 1982). Así pues, lo que un estilo como la consistencia procura a la
'· personas que darían los sujetos sometidos a estas experiencias? ¿No se verían fuente es el reconocimiento de su independencia de juicio (¿no resiste la
•¡: tentadas a decir que los sujetos deberían pensar que el cómplice era sobre
!j fuente ante las presiones hacia la uniformidad?), su voluntad firme y activa,
todo inexacto, incorrecto, absurdo, provocador y, por tanto, rechazado? En su convicción en sus respuestas, su absoluta seguridad en su exactitud, que
efecto, resulta sorprendente que esta imagen no sea únicamente negativa. constituyen otras tantas características cognitivas que otorgan validez de he-
Pero en realidad, los estilos de comportamiento son interpretados no de ma- cho a su respuesta. Debido a que es independiente y está convencida, sus
(!! nera 'unidimensional, en simples términos de valor, de «más» o de «menos», respuestas adquieren, de cierta manera, un status de objetividad y constitu-

sino que son interpretados al menos según dos dimensiones distintas: una . yen informaciones válidas que, entonces, hay que tener en cuenta. Es esta
I¡~ a la que calificaremos de cognitiva y otra a la que denominaremos relacional. , } especie de vínculo privilegiado lo que une a la fuente con el objeto que obje-
i,,
lj¡t
Dependiendo de los estilos (y los contextos sociales, como veremos más
adelante), aparecerán valorizaciones diferentes para cada una de estas dimen-
t
g-,
tiviza sus respuestas, pues éstas ya no resultan de un sesgo personal de la
fuente, sino que adquieren un carácter de necesidad, de verdad.
':¡1':,'
,i siones y, mejor aún, podrán manifestarse deslizamientos de una a otra. f En este punto supondremos que ya se ha demostrado que los comporta-
1t

Pero procedamos por orden. Primero, los estilos de comportamiento tie-
nen una incidencia directa sobre la percepción de las relaciones interperso-
;l ~ient~s proporcionan exc~~entes de informa~ión que trasci:nden los conte-
¡j '¡ nidos inherentes o transmitidos por los propios comportamientos. Estos ex-
lí nales. ¿No implican de hecho una conflictivización de las relaciones entre 1, ceden tes se organizan al menos en torno a dos dimensiones esenciales: una
ji
¡, los interlocutores, no constituyen otras tantas tensiones que administran, man- 1' cognitiva y la otra relacional. La primera valida o no la información bruta
,¡jj teniéndolas (como la consistencia), atenuándolas (como la flexibilidad) o exa- t expresada por los comportamientos, mientras que la segunda destaca o no
cerbándolas (como la rigidez)? Tomemos el caso de la consistencia:· la repe- }. la intransigencia de la fuente en la interacción. Hasta aquí hemos visto los
i. tición, cualquiera que sea su forma, explicita la independencia social de la · contenidos de cada una de estas dimensiones tomados por separado. Hemos
j¡ fuente, hace resaltar su inquebrantable intención de no ceder a las presiones visto que a pesar de no ser apreciada, por constituir una fuente de tensiones
hacia la uniformidad que no dejan de ser ejercidas sobre ella. Mantiene un i_. sociales, podía percibirse a la fuente, no obstante, como consistente. En la
fuerte conflicto y una tensión psicológica constante dentro del grupo. Por ,, experiencia que ha servido de ilustración, estos dos ejes parecían estar cla-
ello se percibe a la fuente como menos equitativa, menos cordial y más in- ramente disociados, ortogonales uno respecto al otro. Pero no siempre es así.
sensible. Siendo menos cooperativa, será rechazada, de cierta manera, como De hecho, el significado que tomará a fin de cuentas un estilo de compor-
mal querida, como indeseable. tamiento dependerá esencialmente de la propia estructura de la imagen, de
Permitámonos hacer aquí un paréntesis para recordar que las fuentes la organización de estas dos dimensiones. Si éstas son independientes, la con-
consistentes que hemos estudiado en este capítulo representan en realidad sistencia percibida será máxima. Sin embargo, estas dos dimensiones pueden
posiciones socialmente minoritarias. Ahora bien, ¿no recuerda esta imagen entrar en conflicto e incluso excluirse mutuamente. ¿De qué depende la na-
negativa que se desprende de esta dimensión relacional el estereotipo habitual turaleza del vínculo que se establecerá entre ellas? Varias experiencias (Mug-
de las minorías? ¿No ha sido esta desvalorización de los minoritarios la que ny, 1982; Papastamou, 1983) han mostrado que se debe tomar en conside-
más ha llamado la atención, sobre todo la de los psicólogos sociales intere- ración la intensidad del conflicto. Sin entrar en detalles podemos afirmar

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:· 520 ¡ Pensamiento y vida social 15. Los estilos de comportamiento y su representación social 1 521
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i,"
,,! irado, cambiante, superficial...), 10 flexibilidad (cooperativo, abierto, compren-
que cuanto mayor sea la intensidad con que se experimente el conflicto social
I''
,'i "7' sivo ... ) y, por último, 10 reflejaban rigidez (autoritario, hostil, intolerante ... l.
más firmemente se establecerá el vínculo psicológico que formulan los suje~
! I f De esta forma puede obtenerse un resultado para cada una de las dos
tos entre las dos dimensiones cognitiva y relacional. Hablando con mayor pre-
fi1
{¡ cisión, cuanto mayor sea la percepción de la intransigencia de la fuente, me- .,·.'·. dimensio~es_: un _result~do de consi~tencia/. inc~nsistencia su_st~ayendo e~ núme-
i1¡1¡h nor será la percepción de la consistencia. Y puesto que la consistencia perci- '., ro de ad1et1vos mconsistentes elegidos del numero de ad1et1vos consistentes
. . elegidos, y un índice de flexibilidad/rigidez sustrayendo el número de adje-
11•:,
;¡, bida constituye la fuente de su eficacia, resulta evidente que la fuente deberá
entonces dosificar sabiamente el conflicto que ella misma provocará a través ·•• tivos rígidos del número de adjetivos flexibles. La tabla I indica los resul-
:u !i tados medios para estas dos dimensiones en ambas condiciones.
!·¡;: de su estilo de comportamiento. Consistente pero flexible, la fuente será juz-
i;,i
gada sobre las dos dimensiones de forma independiente; consistente pero rí-
:;¡¡
gida, destacará su intransigencia, de forma que su consistencia tomará otro
¡:.! significado: será vista como obstinada, dogmática. Entonces, su relación TABLA !.-Imagen de la fuente

,,. --casi psicológica, como se verá más adelante- con el objeto invalidará su
Dimensión Dimensión
¡:¡ modelo y su impacto social se verá disminuido en la misma proporción. flexibilidad/ rigidez
consistencia/ inconsistencia
:: Tomemos un ejemplo º(Mugny, 1975b) que ilustra muy bien cómo esta
'¡¡
:i\¡
:1
dinámica de la percepción de los estilos engendra significados divergentes. Fuente flexible + 3,90 + 3,20
f¡I La experiencia era referente al ejército nacional, con sujetos que se oponían Fuente rígida + 2,15 + 1,35
k un poco a él, siendo favorables incluso a la objeción de conciencia. En dos
:1
lf! condiciones experimentales, un cómplice proponía un discurso oral que tenía
!~¡ Hay que destacar varios efectos. Primero, se ve que la imagen es más
,il' por finalidad presentar la· posición radicalmente antimilitarista de su grupo
de extrema izquierda. Como es habitual, este discurso era idéntico en ambas positiva en lo que se refiere a la consistencia que a la flexibilidad. Esto indica
¡ condiciones. Lo que cambiaba era el estilo de negociación: la rigidez definida que si bien los comportamientos de la fuente dan fe, a los ojos de los suje-
1
por el mantenimiento y la acentuación del conflicto, opuesta a la flexibilidad, ': tos, de su seguridad y su coherencia, también son fuente de una tensión so-
¡,.
~ i definida _por el relajamiento de dicho conflicto. En las dos condiciones, tras icial que mantiene su intransigencia. De manera general también destaca una
algunos minutos el cómplice terminaba la primera parte de su discurso afir- (.diferencia entre la fuente cuyo estilo es flexible y la fuente de estilo rígido.
mando que, para él, la objeción de conciencia no constituía un medio adecua- [' Primero, la fuente rígida tiende a ser percibida como menos consistente, aun-
li do para luchar contra el ejército, por ser demasiado individual. Al decir esto ,, que la diferencia sea poco considerable. En cambio, en la dimensión relacio-
ilí
!, creaba evidentemente un conflicto ante sujetos favorables a la objeción de. , nal aparece una diferencia significativa: la intransigencia de la fuente es más
conciencia. Antes de abordar la tercera y última parte de su discurso, el cóm- ,. marcada cuando es rígida. Así, vemos una especie de movimiento inverso en-
:¡¡ plice volvía a la carga, ya fuera de manera rígida o bien de manera flexible. tre ambas dimensiones: cuando es mayor la percepción de la flexibilidad, su-
·¡,
' En la condición de rigidez echaba leña al fuego, llegando a tachar la obje- cede otro tanto con la consistencia. Por el contrario, cuando se nota más la
ij' ción de conciencia de pequeño-burguesa y casi reaccionaria, Era demasiado intransigencia, se nota menos la consistencia.
para los sujetos, quienes incluso se distanciaron algo de su posición inicial.
Por el contrario, en la condición de flexibilidad, el cómplice limaba aspe- Prueba de ello es un efecto suplementario. En efecto, se ha calculado una
rezas. Para ello afirmaba que deseaba precisar su posición, explicitando esta correlación para ambas condiciones entre los índices relativos a las dos di-
mensiones. Ahora bien, esta correlación varía en función del estilo de com-
vez con claridad que la objeción de conciencia también podía constituir un
portamiento de la fuente. Cuando la fuente se muestra flexible, esta correla-
medio eficaz de lucha, a condición de que estuviera organizada y fuese co- ción es próxima a cero. Por el contrario, cuando es rígida, se aprecia una fuer-
lectiva. Aunque su discurso era rigurosamente idéntico al del cómplice rígi- te correlación: cuanto más se nota la rigidez, menos se nota la consistencia.
do, esta negociación que atenuaba su intransigencia inicial le valió una in- Estos últimos resultados confirman que, más allá de los contenidos mismos
. fluencia positiva en promedio. ¿Por qué? ¿Qué sucedió a nivel de la repre- de la imagen, lo que importa es la organización de las dimensiones en las
sentación para que los sujetos aceptaran la posición del -cómplice? que se apoya dicha imagen. Si la fuente es flexible, las dos dimensiones son
Para saberlo, los sujetos debían indicar, al final de la experiencia, entre independientes: al no notarse con demasiada dureza la intransigencia, ésta
i 40 adjetivos los que mejor describían al cómplice. Entre dichos adjetivos, 10 no implica nada respecto a la consistencia percibidá. Por el contrario, cuan-
j:: do se nota fuertemente la rigidez, estas dos dimensiones se solidarizan. Y es
reflejaban consistencia (seguro, riguroso, serio.,.), 10 inconsistencia (apresu-
,,.,./-,N-;,_,,..,,$,l.l>·W"<M-'~·~"',&01,,fa;:Ni,,,,;¼lts¡j¡,~~~4',.,.i;>l<.~~~~~.si,~~,._,~-.¡¡,,~~....:..,...-.J!<llit'' ); , a ¡ ¡ ¡ ; : ~ ~ ~ / 4 ; , , ~ ~ , , ; ; , . ~ ~ ~ k . . ' . ~ ~ - ; ; , . ~ 4 . ~ ~ ~..~;.,.,.~~.¡.,-,,.,,~,,.,__,_,

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lh 522 1 Pensamiento y vida social 15. Los estilos de comportamiento y su representación social 1 523
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,¡ entonces que cambia el significado. Lo que ante una fuente flexible era con.'>: tamiento es el mismo en las tres condiciones, que difieren respecto al modo
'I sistencia, toma otro sentido: la consistencia obtiene su sentido de la intran.. i¡ de representación inducido, pudiendo ser monolítico o unidimensional, o plu-
,,1
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sigencia relacional, que arroja sobre ella otra luz. La ,consistencia se con. ¡ ' ridimensional:
vierte en signo de estrechez de espíritu, el acto de una fuente obstinada. }
:;I La seguridad se convierte en obstinación. Y puesto que el significado del !
- en la condición 1 (representación monolítica), los sujetos deben des-
'11ii
estilo de comportamiento se organiza alrededor de esta intransigencia per-
1:1 cibida con demasiada fuerza, el discurso de la fuente pierde su legitimidad cribir en varias ocasiones a lo largo de la discusión a los otros participantes
,il la rigidez invalida la consistencia. ' (incluyendo a los cómplices) por medio de sólo dos escalas, lo cual debería
t.¡
:,,¡ forzarlos a tomar en consideración únicamente los elementos de información
,1
,,¡ más relevantes;
1 ¿A qué se debe esta nueva estructuración cognitiva que hace que la' in- ,,,¡.
,:¡¡
transigencia se deslice hacia una impresión de lo que aparece como una es- \ - en la condición 3 (representación pluridimensional), por el contra-
:¡(¡ rio, los sujetos efectúan estas descripciones por medio de ocho escalas en
pecie de rigidez mental, psicológica, de la fuente y que invalida el contenido
\·: cada ocasión; por consiguiente, se verán obligados a utilizar un número mu-
que transmite? Lo que sucede es que el estilo rígido, al reforzar el conflicto
hace destacar la dimensión de bloqueo, haciendo que los sujetos reduzcan s~ cho mayor de elementos de información relativos a los comportamientos de
campo cognitivo, de man~ra que sólo vean un lado de las cosas. Si esto es así los demás;
~i
bastaría con limitar el campo cognitivo del sujeto mediante un procedimien'. - en la condición 2, que es intermedia, se emplean cinco escalas.
fl to adecuado para que un mismo estilo consistente sufra un deslizamiento
lji¡ Aquí mencionaremos los efectos de influencia tan sólo para indicar que,
semántico similar al que provoca un estilo rígido. Al hacerlo, como en la
)\ experiencia de Ricateau (1970-1971), se acotará con mayor precisión el fun- Í como se preveía, la influencia depende del modo de representación induci-
¡¡;¡ cionamiento cognitivo responsable de estos efectos. La idea en sí es muy '.( do; para resumirlos, diremos que los sujetos de la condición 1, quienes tan
.,j, simple: si se hace que un individuo se represente una situación social de ,J sólo emplean pocas dimensiones de juicio, dan muestras en general de un re-
,l! manera unidimensional, considerando tan sólo una parte limitada de las infoi- ,: chazo de las posiciones de la fuente. Esta última tan sólo es influyente en las
1 maciones que se pueden desprender de dicha situación, este sujeto tendrá qué , dos otras condiciones, en las que los sujetos consideran informaciones más
t seleccionar entre estas informaciones únicamente los elementos psicológica~
mente más relevantes, los más inmediatamente evidentes. El significado que' {
dé a la situación dependerá únicamente de estos elementos; o bien no tO: ; TABLA II. -Imagen de la fuente (según Ricateau, 1970-1971)
mará en cuenta los demás, o bien los interpretará a la luz de lo que le haya
impresionado. En este caso, lo que destacaría de la consistencia, como Yll, , Dimensi6n Dimensi6n
hemos visto, sería de hecho la intransigencia de la fuente dentro de la rela~ :,1,, consistencia/ flexibilidad/ Otras
1 1 Modo de percepci6n inconsistencia rigidez dimensiones
,,1 ción. No se notaría su consistencia o bien ésta sería interpretada desde un11 •'
•¡·
óptica de intransigencia: como ya se ha visto, la fuente ya no sería consistente, Monolítico (condición 1) 3,25 4,69 2,86
111 sino obstinada, limitada de cierta manera en su enfoque de la realidad.
!I• Intermedio (condición 2) 5,07 4,21 1,88
li1
En cambio, si hacemos que un individuo dé muestras de un enfoque plu- Pluridimensional (condición 3) 6,62 4,08 3;02
ridimensional y capte desde todos los ángulos el excedente de información
que proporciona el estilo de comportamiento acerca de la fuente, utilizaría
efectivamente este excedente y ponderaría las diversas dimensiones. Así, la variadas. ¿ Y qué pasa con la organización de la imagen? Al final de la interac-
consistencia es percibida por sí misma y la intransigencia pierde parte de su
ción, los sujetos debían describir al cómplice, eligiendo entre un centenar de
importancia en cuanto a asignar un significado a los comportamientos de la ,
adjetivos aquellos que, en su opinión, lo caracterizaban mejor. Estos rasgos
fuente. se referían a diferentes dimensiones de un individuo: sus características físi-
Veamos cómo ha ilustrado Ricateau estas cuantas ideas. En su experien- cas, su actitud emocional, sus rasgos de personalidad y, sobre todo, sus ca-
cia, los sujetos deben discutir con un cómplice acerca de un caso de delin- racterísticas cognitivas y su actitud ante el bloqueo de la interacción. Natu-
cuencia juvenil. Durante dicha discusión, un cómplice defiende con consis- ralmente son las dos últimas categorías las que nos interesan aquí, ya que
tencia la posición extrema más impopular y se niega a transigir. Su compor- coinciden con las dos dimensiones que hemos empleado para nuestros propó-
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524 1 Pensamiento y vida social 15. Los estilos de comportamiento y su representación social 1 525

sitos: la primera se refiere a la percepción de la consistencia Una lectura convencionalizada: la psicologización


a la percepción de la intransigencia.
La tabla II indica, para las tres condiciones, el número medio de adjetivos ¿Qué actitud hay que adoptar ante un individuo o un grupo que presenta
atribuidos al cómplice por lo que respecta a las dos dimensiones que nos in- un comportamiento extraño y lo defiende con consistencia? Como ha mos-
teresan y la media de adjetivos por lo que respecta a cada una de las otras trado Moscovici ( 1981 ), la orientación inicial de un individuo o de un grupo
dimensiones. ante un acontecimiento extraño será determinada, ante todo, por las imáge-
Los resultados confirman la existencia de organizaciones diferentes de la i nes, los conceptos y las representaciones compartidos por el grupo, es decir,
imagen según el modo de percepción inducido. Primero, en todos los casos por convenciones propias de dicho grupo. Además, como hemos sostenido
se aprecia que las dos dimensiones retenidas para .nuestro propósito dan lu- (Mugny, ·1982; Papastamou, 1983; Papastamou et al., 1980), en nuestras
gar al mayor número de elecciones por parte de los sujetos. Así pues, ambas sociedades existiría actualmente una tendencia a interpretar, a imputar los
son pertinentes. comportamientos que se desvían de una norma establecida (ya se trate de con-
Por otra parte, el relieve de estas dos dimensiones cambia dependiendo siderar verde una diapositiva azul o de proponer una opinión radicalmente
de las condiciones: la consistencia percibida aumenta a medida que se hace .antimilitarista) a una especie de sesgo psicológico. La psicologización consti-
que los sujetos tomen en consideración un mayor número de dimensiones en tuiría así una de las lecturas convencionalízadas que puede ser activada ante
los comportamientos de la fuente. Por el contrario, cuanto ·más se nota la un estilo de comportamiento que sostenga con consistencia una posición nue-
intransigencia en el bloqueo de la negociación, más monolítico se hace el va, diferente. Dicha lectura, que consiste más en reducir los comportamientos
modo de representación. a causas psicológicas internas de la fuente y no tanto en asignarlos a una
Si un estilo rígido implica los mismos efectos, como ya se ha visto, pode- nueva definición del objeto, parece ampliamente extendida. 1 Para nuestros
mos concluir que esto se debe a que provocaba por sí mismo una actitud , fines, la veremos actuando en la interpretación de comportamientos mi-
cognitiva más monolítica en los sujetos, destacando aún más una intransigen- noritarios, ante cuya influencia potencial constituye una auténtica resistencia.
cia alrededor de la que se estructuraba toda la imagen. Ilustremos los efectos de la psicologización por medio de una experien-
Por otra parte, estos mecanismos cognitivos, del orden de la represen- cia reciente realizada por los autores de este capítulo. En dicha experiencia,
tación, tienen efectos cuando la fuente --<:orno lo confirma la experiencia los sujetos, tras haber respondido a un cuestionario sobre las responsabilida-
de Ricateau- desplegaba un mismo estilo de comportamiento, rigurosamen- des en el candente problema de la contaminación, tenían que leer un texto
te idéntico en todos los grupos. Tenemos que admitir que no son los com- proveniente de una fuente minoritaria que acusaba unilateralmente a la so-
portamientos en sí los que determinan un significado, sino que éste es con- i dedad industrial, negándose rotundamente a denunciar el egoísmo individual.
secuencia_ de una lectura, de una representación, y existen diferentes lectu- Ante este texto, la tarea de los sujetos era diferente según las condiciones.
ras posibles y pueden movilizarse diversas representaciones. Y esto se debe · En las primeras, los sujetos debían adivinar, a partir del contenido de su
a que las interacciones no se desarrollan entre individuos carentes de toda mensaje, las características de personalidad de sus autores. En estas candi-
determinación social. Si bien cada interlocutor tiene su propia historia so- . clones, los propios experimentadores proponían que se asignara un status ex-
cial, esto no significa que no se elaboren modos convencionalizados de lec- ¡ 1
11 plicativo de los comportamientos de la fuente a características psicológicas .

tura de los comportamientos. De este modo, los significados que se despren- · En otras condiciones, los sujetos simplemente debían analizar, a partir de su
den de un estilo de comportamiento determinado no dependen únicamente lectura, las características del contenido del texto. Por otra parte, hay que
del mecanismo cognitivo que interviene, sino de reglas de lectura (más ade~ subrayar que el texto era similar para todos los sujetos y que únicamente
lante se verá cómo la psicologización regula la lectura de los comportamien- difería en lo que respecta a la orientación del acto perceptivo, favoreciendo
tos de un desviado), pero también de los contextos sociales que proponen \\ la búsqueda de indicios situados ya sea a nivel del contenido del mensaje o
un determinado criterio de lectura (más adelante se verá cómo se leen de ' bien a nivel de las características de personalidad de los autores. Como se
forma diferente los comportamientos, dependiendo de que se aplique un preveía, la influencia fue más importante cuando los sujetos no estaban cen-
critedo de objetividad o bien uno de originalidad). Veamos ahora cómo estos trados sobre los rasgos de personalidad de los autores. Sin embargo, con-
mecanismos de la percepción de una fuente varían y se .combinan en diversas centraremos una vez más nuestra atención en la imagen de la fuente, captada
situaciones.
l. También puede estar institucionalizada, como lo demuestra la psiquiatrización de la
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disidencia bajo ciertos regímenes.
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i 526 1 Pensamiento y vida social 15,. Los estilos de comportamiento y su representación social 1 527
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a través de un cuestionario en el que los sujetos debían juzgar a la fuen~; palabra, mediante sesgos anormales (y no obstante, ¿por qué la psicología
mediante un conjunto de 35 calificativos (dándose éstos en escalas bipolares ;e habría de ser la ciencia de la anormalidad y no de lo normal?). Centrar sobre
de 7 puntos). · el contenido permite, por el contrario, que la consistencia opere por sí mis-
De un análisis factorial de los datos relativos a la imagen de la fuente se· lllª· En tanto que estilo de comportamiento reconocido e identificado, la
desprenden, antes que nada, dos factores que recuperan las dimensiones cog~'': consistencia da validez a una visión particular, la objetiviza, ya que existe
nitivas y relacionales con las que nos hemos familiarizado. Al considerar la! un consenso según el cual quien detenta la verdad sólo puede ser consis-
posición de las dos condiciones experimentales respecto a estos factores se t tente.
observan dos hechos de relieve. Primero, al considerar la dimensión rel;cio- :1;,, Sin embargo, no se trata de ser mecanicista: las mismas convenciones
na! se nota que la inducción de una psicologización hace que· los sujetos re- ! sociales no son movilizadas en toda condición, independientemente de los
sientan fuertemente el bloqueo de la negociación. Sobre todo, los sujetos 1! contextos, para oponerse a toda novedad y paralizar la acción de los estilos
consideran que la fuente es más extrema, más rígida, más descontenta y tnás t de comportamiento. Además, la presente experiencia lo demuestra, ya que
combativa. Pero este bloqueo y esta intransigencia en realidad son imputados , eran los propios experimentadores quienes inducían el reduccionismo psico-
a características propias de la fuente. De esta forma, su intransigencia no es:;/, logizante que se oponía al reconocimiento de la consistencia. Por otra parte,
fruto ni consecuencia de· una lectura objetiva y, por consiguiente, creíble de~~ en la prolongación del estudio de los efectos de la psicologización se señalará
la realidad, sino de una rigidez y de una intolerancia inherente a la perso- .'; que en otra experiencia (Papastamou et al., 1980), la propia fuente se oponía
nalidad de la fuente: su extremismo no informa sobre la definición del oh-•.~ a dicho efecto de psicologización, subrayando simplemente en su discurso
jeto, sino sobre la psicología de la fuente. Y para dar lugar a esta interpre- .~ que sus posiciones se derivaban de un análisis científico y, por ende, objetivo.
tación bastará con centrar la percepción de los sujetos sobre la personalidad I Desarmaba así las resistencias que podían oponérsele. Modificaba una vez más
de la fuente, sin siquiera proponer un contenido específico. En cambio, .s( el contenido mismo de sus comportamientos, pues introducía nuevos com-
bien la experiencia de Ricateau nos informa sobre el mecanismo cognitivo} portamientos, nuevas afirmaciones que, debido a otras convenciones (¿no es
que explica la organización de la percepción de la fuente (en función del~ la ciencia un prototipo?), estaban en condiciones de orientar de forma dife-
relieve de una dimensión), la presente experiencia nos informa sobre el con-i\ rente la interpretación de sus comportamientos.
tenido de esta percepción que será dominante en una situación· en la que:¡
se habrá activado dicho relieve. Pero esto no es todo 1 :j

La otra dimensión pertinente a nuestro análisis es de naturaleza cognititi Las normas: entre la objetividad y la originalidad
va. Ahora bien, si la fuente se halla psicologizada, esta imagen cognitiva'!
cambia de forma radical, ya que se percibe la fuente como menos competente,'1, Los estilos de comportamiento activan diversos mecanismos cogmuvos
menos digna de fe, menos realista y menos abierta, menos segura de sí misma] ' que organizan las representaciones sociales de la fuente y determinan su sig-
y menos culta, es decir, que carece de consistencia. Además y en relación ' nificado. Este último se basa también en la intervención de procesos como
con el mismo factor, se considera que la fuente es menos normal, más egoÍs· :1 la psicologización que, ampliamente convencionalizados, constituyen (o no)
ta, más desequilibrada y menos productiva. ¿Qué hay que concluir de todo ( otros tantos posibles obstáculos para. los efectos potenciales de los estilos de
esto? Sobre todo que esta dimensión no presenta únicamente un polo posi- 1/ comportamiento, ya que proporcionan en realidad un contexto específico para
tivo y otro negativo; la fuente no es simplemente más o menos consistente,:: su lectura.
sino que el propio significado de cada uno de los polos es radicalmente di- ; Veamos la psicologización. ¿Por qué ésta no tiene en suma un efecto faci-
ferente. Situarse en el polo positivo equivale a ser consistente de la manera¡ litador? ¿No existen asimismo características psicológicas ampliamente valo-
que se ha visto hasta ahora. Es poseer estas cualidades cognitivas que, en sí 'l rizadas? Y así, ¿no califica la consistencia a fin de cuentas características de
mismas y a través del consenso social, garantizan la validez de lo que s~j personalidad que, sin embargo, constituyen otros tantos indicios de cierta
afir~a. En el p?lo opuesto, cuando 1~ _fuente ~e encu~ntra psicologizada, el) j objetividad? ¿No poseen esta extraordinaria virtud de transformar lo eva-
realidad no es simplemente menos positiva o mas negativa, smo que sus com- ¡' luativo en hechos, de dar a valorizaciones cognitivas el significado que los
portamientos hacen que sea considerada anormal, desequilibrada, es decir,:.; comportamientos son objetivos? Así pues ya no son la expresión de una
desviada. Por consiguiente, la psicologización cambia el significado de un es- i preferencia totalmente subjetiva, sino de una necesidad imprimida por el ob-
tilo de comportamiento, pues explica los comportamientos y, por lo tanto, jeto. Y entonces se percibe al objeto como causa de los comportamientos de
las posiciones de la fuente a través de características p~icológicas, en una'~ la fuente; de esta forma, el objeto es objetivizado, separado de la fuente
~¡c,;,,,,,,,_,:,.""',--~--'"''.!M,~M,4~,w¡.¡i.,Mj,~,;¡¡1.'¡¡¡~;.~"-0\,,.,;Zi;!,i.Wl>~~.;..~~;,;~~J#.."S<.J~,~~ 'filtM * - t ' · ¡ , ' ~ . b l i ~ ~ ~ , ; ~ J i i i , , ~ ~ ~ ~ - . ) W A . ; & 4 1 > . ~ ~ , . , ~ ~ ~ 4 a . , , , . ~ ~ ~ i / i W ; , ~ ¡ ¡ , , . d , ; : 1 ; t , , ¼ o ,1,U4iií:lls""',i"'1W,¡tj¡;.,~,.~-","-•'''~•-•''

15. Los estilos de comportamiento y su representación social 1 529


528 1 Pensamiento y vida social

que lo expresa, al igual que la imagen especular que vemos en un espejo no la percepción de los colores. En una experiencia, Moscovici y Lage (1978)
propusieron a sus sujetos que formularan sus respuestas en diversos contextos
puede ser diferente de lo que es.
Ahora bien, como se ha visto, la psicologización hace resaltar el bloqueo experimentales que proporcionaban diversas definiciones de la originalidad.
de la fuente, su intransigencia, alrededor de la cual se organiza la imagen de Como de costumbre, en cada condición, dos cómplices responden con consis-
la fuente, hasta el punto que pierde este recurso social que consiste en ser tencia «verde» al ver diapositivas de color evidentemente azules.
objetivo. ¿Por qué implica la psicologización que se perciba un sesgo psicoló- En una primera condición se decía simplemente a los sujetos que lo que
gico, ese algo falso en el individuo que arruina toda su credibilidad? ¿Por · interesaba era la originalidad en la percepción de los colores. Esta inducción,
qué la fuente se hace -bajamente- subjetiva si no es porque es juzgada débil, no ·cambió en nada el efecto habitual y se obtuvo una tasa de influen-
a través de una norma social central, dominante, ·que basa la verdad y la ob-
cia de aproximadamente el 8 % . Esta tasa alcanzó el 13 % cuando se pro-
jetividad en indicios claramente definidos? La objetividad es un ideal ·que ponía a los sujetos una discusión sobre la definición de originalidad, antes
hay que penetrar hasta en sus menores comportamientos. Supone lo mesu- de la experiencia propiamente dicha. Además predominaban dos definiciones
rable, la existencia del patrón que garantiza el valor de la verdad, que da contradictorias, sin que se lograra un consenso. Por una parte, la originali-
validez a ésta. Ahora bien, este patrón, como ya se ha visto, también es so- dad que remite a un comportamiento nuevo, inventivo, creativo e intere-
cial y «comportamental», también constituye una cierta organización de los sante. Pero la originalidad también puede remitir simultáneamente a una de-
comportamientos y, de hecho, es la expresión de ia seguridad y la convic- finición -psicologizante en: realidad- que considera que los comportamien-
ción, ya que la verdad únicamente puede ser una e indivisible. tos son extraños, incomprensibles, anormales e inexactos. De hecho, la norma
Debido a que existe una norma de objetividad, cuya definición se basa de originalidad se hallaba en conflicto con la norma de objetividad que, en
sobre todo en la unicidad del objeto, la psicologización puede constituir un realidad, domina y se impone en una situación de percepción.
obstáculo para la consistencia. El objeto sólo puede ser único: lo que es , En otras condiciones, los experimentadores estuvieron en condiciones de
azul no puede ser sino azul, como si los observadores ignoraran las deter- · hacer que la tasa de influencia se elevara hasta llegar casi al 30 % Para lo-
minaciones sociales de la percepción (Tajfel, 1969). Y la unicidad del objeto ' grarlo tuvieron que proponer ellos mismos una valorización de la originalidad,
implica necesariamente la existencia de un consenso respecto a él. Ahora bien, subrayando sobre todo su importancia dentro de las nuevas formas de ver
la consistencia de un comportamiento desviado o minoritario tiene la fun- que han formado el arte contemporáneo, las nuevas concepciones arquitec-
ción de romper la universalidad de esta definición y proponer otra. Así, la tónicas, etc. De hecho tuvieron que luchar contra la norma de objetividad
psicologización tiene el efecto de reforzar la norma de objetividad y organizar y debilitarla para que se impusiese la norma de originalidad.
los significados en ¡orno al hecho de que la fuente es desviada. De esta forma En resumen, la originalidad puede constituir una norma alternativa que
le retira su capacidad de ser objetiva -negándole la consistencia-, insis- permite e incluso exige definiciones variadas, ya no únicas y uniformes, de
tiendo en bloquear la relación. Al mismo tiempo, la psicologización da lugar . . un objeto. La experiencia citada presenta la ventaja de mostrar que el objeto
a una representación de la fuente que es fundamentalmente monolítica por ,~ mismo no recurre a dicha norma a no ser porque las situaciones perceptivas
lo que respecta a sus aspectos formales y, simultáneamente, proporciona un ; tienden a producir una especie de epistemo-ideología (Mugny y Doise, 1979),
contenido para su interpretación, imponiendo como punto de anclaje la norma donde predomina ampliamente la norma de objetividad que exige un con-
senso social. Son precisamente los experimentadores, en tanto que actores so-
de objetividad.
Por otra parte, existen otras normas que no caracterizan al mismo grado " ciales, quienes han propuesto la nueva norma, quienes han creado un nuevo
la definición de lo verdadero y de lo falso y, en última instancia, de lo nor- contexto social para evaluar los estilos de comportamiento. Señalaremos que
mal y de lo patológico. Aquí retendremos la norma de originalidad que puede otros trabajos (Lema,ine, 197 4) han estudiado las condiciones sociales que
predominar en ciertos campos (como las artes, la actividad científica, que, al hacen que los actores sociales promuevan dicha norma. Aquí tan sólo men-
menos superficialmente, no se conforman con la uniformidad) e incluso puede_:,, cionaremos que la norma de originalidad dispone de la misma capacidad para.
alternar con la norma de objetividad en ciertos períodos históricos. La norma liberar nuevas respuestas, pero esta vez respecto a juicios sociales ~Mugny
de originalidad subtiende otra epistemología social que no es binaria y que no et al., 1981).
opone al verdadero absoluto lo más o menos falso, sino- que, por el contrario, Veamos ahora qué consecuencias provoca la inducción de esta norma de
,,, permite e incluso exige una cierta pluralidad en la definición del objeto. Esta originalidad sobre la imagen de la fuente. En una experiencia reciente sobre
li la contaminación, propusimos a nuestros sujetos que leyeran un texto mino-
1 norma de originalidad autoriza y legitima la diferencia, la desviación. To-
memos de entrada un ejemplo también relacionado con el paradigma sobre ritario que acusaba unilateralmente a la sociedad industrial de ser la única

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530 1 Pensamiento y vida social 15. Los estilos de comportamiento y su representación social 1 531

11
causa de la contaminación actual y se negaba categóricamente a considerar ' este caso se aprecia una marcada diferencia, dependiendo de que la ong1-
como su causa a un egoísmo individual (casi genérico) que no haría sino nalidad dé lugar o no a un consenso sobre las características psicológicas que
ocultar a los verdaderos culpables. El texto era el mismo para los sujetos de la definen. En lo esencial, si se hace que los sujetos piensen que no existe
las cuatro condiciones experimentales y se caracterizaba por una consisten- ' un consenso sobre las características de los minoritarios originales, a éstos
cia rígida por lo que respecta al estilo de comportamiento que expresaba. se les atribuyen características que denotan su debilidad. Es decir que se les
En dos condiciones, la consigna pedía a los sujetos que juzgaran la ori- percibe como muy poco combativos. También resulta interesante señalar que
ginalidad de la fuente. Esta originalidad era definida como la tendencia a esta condición es en la que la influencia es menor que en todas las demás.
aceptar ideas y valores nuevos que constituyeran un progreso social. Así Sin duda, la intransigencia debe dosificarse, como ya se ha visto, pero la
se valorizaba la creación de nuevos modelos de respuestas. En las otras dos fuente debe, sin embargo, ser intransigente en un grado óptimo. Debido a la
condiciones, los sujetos debían juzgar a la fuente en términos de desviación falta de referencia a una norma que defina (de forma consensual) la origi-
definida ésta como la tendencia a aceptar valores e ideas socialmente rechaza'. nalidad, los sujetos han concluido que dicha originalidad es débil -y por con-
dos por cuestionar las normas establecidas. De este modo, aquí se desvaloriza siguiente, impotente- socialmente. Esta falta de combatividad relacional
la novedad que remite a la ruptura de la uniformidad y al no-respeto de la , también se traducirá a nivel cognitivo, como veremos respecto al tercer factor
norma de objetividad. relativo a la consistencia que consideraremos ahora.
En una de las condiciones de originalidad y de desviación se introducía De hecho, este factor da lugar a una interacción estadística: la percep-
una psicologización, afirmando que un sondeo (realizado efectivamente entre ' ción de la consistencia es así compleja, como lo son, por lo demás, los datos
los mismos sujetos unos días antes) había· demostrado que la gente aceptaba relativos a su influencia que, no hay por qué sorprenderse, son paralelos a
asignar a las minorías (originales o desviadas, según el caso) característic¡s ella. Para no perder la secuencia, veamos primero las condiciones de origina-
psicológicas específicas. En las dos otras condiciones, se afirmaba que esto . Iidad: al igual que en la dimensión relacional que acabamos de ver, la ori-
no era así y que, por consiguiente, la gente se negaba en general a asignar '. ginalidad tan sólo es valorizada, desde este punto de vista cognitivo, si la
características psicológicas específicas a las minorías ( originales o desviadas). ~ 11poya y la define una norma social.
En este caso, la psicol~g_ización no es_taba ~poyada por el consens~ social. ,') Vista desde la perspectiva de la originalidad socialmente definida por el
En todas las cond1c10nes, los su¡etos ¡uzgaban, tras haber leido el texto ~: consenso del grupo o de la colectividad, la fuente efectivamente es percibida
minoritario (idéntico en todos los casos), a la fuente mediante las mismas:; ' como muy consistente, en los términos precisos que ya hemos visto y no re-
escalas que las utilizadas en la experiencia sobre la psicologización que ya '.· ; petiremos. Cuando los sujetos piensan que no existe dicho consenso y que
hemos visto. Veamos los resultados más relevantes. 1; la originalidad no remite a nada socialmente definido, se produce el efecto
Utilizaremos tres factores para el análisis de los resultados. Uno de ellos inverso: en esta condición se la percibe incluso como la más inconsistente
establece una diferencia muy marcada entre las condiciones de originalidad y y, por consiguiente, como la menos informadora sobre la respuesta que hay
de desviación, y de hecho demuestra que la manipulación ha resultado eficaz. que dar al problema de la responsabilidad en el problema de la contamina-
Se constata así que las fuentes que la inducción experimental ha presentado . ción. Así pues volvemos a encontrar P5ta doble definición de la originalidad
como «originales» son vistas como superiores, más favorecidas, más intelec• !, que compartían los sujetos de la experiencia de Moscovici y Lage, indecisos
tuales y más seguras, mientras que las fuentes presentadas experimentalmente entre una definición de la originalidad en términos de creatividad y otra en
como «desviadas» se perciben como más marginales, más desequilibradas, . términos de desviación.
más inestables, más débiles y más rechazadas. Resaltan así los estereotipos : Aunque en un grado menor, lo mismo sucede con la desviación, si bien
de la definición del status social de los minoritarios, dependiendo de que i· con la diferencia de que los efectos se invierten: la fuente desviada es más
1
sean toleradas por ser originales o rechazadas por ser desviadas. 1; :_·influyente cuando no existe aparentemente un consenso social acerca de la des-
Otro factor se refiere a la dimensión relacional que ya hemos encontrado y viación, ya que entonces se reconoce la consistencia de la fuente. Por el
en varias ocasiones. Una vez más, este factor establece una diferencia entré j contrario, cuando los sujetos piensan que existe un consenso acerca de las
las condiciones de originalidad y las de desviación. Las fuentes desviadas son ;f l características psicológicas de los desviados, rechazan la desviación por con-
:1: consideradas en general más rígidas, más extremas, má& combativas y también f ' siderarla anormal y desequilibrada, en una palabra, practicando la psicologi-
menos tolerantes, menos pacíficas y menos indiferentes. En una palabra, son 1 zación. Además, como acabamos de ver, la desviación también era intransi-
más intransigentes que las fuentes juzgadas en términos de originalidad. Hay gente, rígida. Si no existe dicho consenso se percibe la consistencia, al igual
que notar un efecto supleméntario respecto a la originalidad: ,· sobre todo en que su intransigencia: en este caso, no tiene lugar el deslizamiento semán-
532 1 Pensamiento y vida social 15. Los estilos de comportamiento y su representación social 1 533

tico de la rigidez relacional en dirección a una rigidez mental (ser obstinado ... ) }¡ valecerá la consistencia; por el contrario, si rebasa estos límites, lo que desta-
ya que el enfoque cognitivo es pluridimensional y no monolítico. ' \ cará será su intransigencia. Entonces será considerada como una fuente in-
Aquí tenemos la lección: los mecanismos que hemos visto intervenir } tolerante, rígida y será categorizada com-0 dogmática. Cuando el estilo de
en la organización de las representaciones sociales de la fuente que presenta ..\ comportamiento sea consistente pero flexible, consistencia e intransigencia
un estilo consistente dependen en gran medida de los contextos sociales. A do- constituirán dos dimensiones autónomas. Si es consistente pero más rígido, el
ble título: primero, el contexto pone de relieve un criterio de juicio u otro .. estilo de comportamiento corre peligro de provocar un choque frontal, pues
Unos son dominantes, como el de la objetividad, cuya vertiente opuesta hace la rigidez adopta una posición central a la hora de determinar el sentido de
resaltar la desviación de la fuente innovadora. Sin embargo, pueden surgir los comportamientos. El mecanismo responsable de este efecto es antes que
otros criterios y transformar de forma radical el significado de los mismos nada cognitivo, ya que consiste en una restricción del campo cognitivo y la
comportamientos. Segundo, también es necesario que estos criterios de ju'icios percepción del otro se organiza siguiendo un modo monolítico -y no pluri-
constituyan normas a los ojos de los sujetos. Para ello deben dar lugar a una dimensional- que desprende el significado último de los comportamientos
definición consensual, dominante si no es que unánime, en el grupo o la co- de los elementos de información más relevantes dentro de la situación: en
lectividad con la que se i1entifica el sujeto. Es porque constituye una norma este caso, la intransigencia en la relación que, de este modo, se ha hecho
por lo que la objetividad implica un juicio. de la fuente en términos de una conflictiva y se ha transformado en una fuente de tensiones.
desviación que entraña .su rechazo. Tan sólo en tanto que norma, la origi- Pero este mecanismo solamente toma forma en un universo social que lo
nalidad libera entonces la posibilidad de una creatividad social. ha modelado y del que ha salido. La percepción de los comportamientos está
convencionalizada, existe un consenso para la interpretación de los compor-
tamientos. De esta forma se aprecia un sesgo ~istemático (Papastamou, 1983 ):
E. Conclusión existe una tendencia a explicar los comportamientos, al menos cuando se des-
vían de la norma, no en términos de consistencia de la fuente, de su po-
Al final de este capítulo regresamos a los principales argumentos que he- ,: tencial de objetividad, sino en términos de una anormalidad, de una especie
mos tenido que avanzar acerca de esta gramática particular de los comporta- o\ de desequilibrio psicológico. Dicha psicologización provoca una percepción
mientas: ¿no es de sus combinaciones que se desprenden nuevos significados i monolítica, centrada sobre este desequilibrio, tanto cognitivo como relacional.
que trascienden ampliamente los que habrían podido desprenderse de cada·'. Para escapar de él, la fuente deberá, a su vez, utilizar comportamientos que
uno de ellos considerado aisladamente? Un comportamiento constituye una: nieguen esta (mala) interpretación, reafirmar su independencia de juicio y
unidad de información limitada, sin gran alcance social. Organizados en es-'. dar muestras de su objetividad: existe una interpolación, un ir y venir cons-
tilos, en estrategias de comportamiento, constituyen el origen de un exce-' tante entre la percepción y los estilos de comportamiento que excluye una
dente de información cuyo alcance es enorme: ¿acaso no se ha visto que visión mecanicista de estos fenómenos.
el contenido directo de un comportamiento tan sólo accede a la eficacia so- La lectura de los comportamientos se basa en la existencia de normas
cial a través de los significados que se desprenden del conjunto? de juicios. Unas son dominantes, como la de la objetividad que impone como
En lo esencial, los estilos de comportamiento únicamente son informati- . criterio de juicio la validación socialmente fundada sobre el consenso: un
vos por lo que respecta a su contenido en la medida en que enseñan algo objeto sólo puede tener una definición, idéntica para todos y, por lo tanto,
sobre su autor. Y a hemos dicho que la fuente es convincente debido a que' universal. Aquellos que a través de sus comportamientos invalidan esta de-
es percibida como convencida. Su convicción, su seguridad, en una palabra, ·. finición no pueden ser considerados sino como desviados, anormales, en una
su consistencia es la prueba de su autenticidad, de su valor de verdad. :\, palabra, estar psicologizados. Los comportamientos reflejan así un estado,
Y no obstante, la lectura de los comportamientos resulta compleja. No es'j casi patológico, de la fuente, tanto a nivel cognitivo como relacional. Por el
unidimensional, pues los significados que obtiene son relativos, simultánea- ] contrario, otras normas, como la de la originalidad, basan el significado de
mente, a las características cognitivas de la fuente y a sus actitudes dentro·.· los comportamientos en un criterio diferente: la capacidad para producir nue-
de la relación interindividual. De este modo, la consistencia da lugar, al mis-,·, vas respuestas, nuevos juicios, nuevos comportamientos. Así, el objeto ya no
mo tiempo, a una imagen de la fuente convencida y cónvincente que, por su es definido por una unicidad indispensable, sino por una multiplicidad que es
estado cognitivo, da validez a su sistema de respuesta, y a una imagen de la· preconizada e incluso suscitada. Entonces, el enfoque cognitivo que implica
fuente como algo que marca la interacción de su intransigencia en el bloqueo esta norma es pluridimensional: el relieve de la intransigencia relacional dis-
de la negociación. Si el conflicto no rebasa ciertos límites llle intensidad, pre- minuye y aumenta el de la consistencia.

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534 1 Pensamiento y vida social

Cualquiera que sea la norma social, ésta orienta la percepción de la fuen-


te, propone o permite una lectura u otra y suscitará un significado determi-
16 Lenguaje y comunicación
nado de un estilo de comportamiento. Esta norma también exigirá de la
fuente que modifique, llegado el caso, su estilo para acomodarlo de alguna por BERNARD RIMÉ
manera a la lectura privilegiada d~l momento. Para ser eficaz, la norma de-
berá ser a veces flexible y a veces rígida, pero, en nuestra opinión, siempre
deberá ser consistente.

Introducción

Cuando los psicólogos sintieron la necesidad de disponer de un modelo


teórico que sirviese de fundamento para un estudio científico del lenguaje
y la comunicación humana, naturalmente se inspiraron en sistemas técnicos.
Su referencia básica fue el modelo propuesto en 1949 por Shannon y Weaver,
en el marco de la teoría de la información.
En este modelo (véase figura 1 ), copiado de los sistemas telefónicos, in-
tervienen una fuente y un destinatario. Por consiguiente se trata de interlo-
cutores del proceso de comunicación. El primero de ellos, la fuente, se con-
vierte en la sede de un mensaje que pretende dirigir al segundo. Ya que no es
posible comunicarse directamente de cerebro a cerebro, este mensaje deberá
ser objeto de una operación intermedia para llegar a este destinatario. Gene-
ralmente se tratará del lenguaje, sistema de señales compartido por ambas
partes. Puesto que estas señales deberán recorrer el espacio, también hay
que considerar el soporte a través del cual serán encaminados desde la fuente
hasta el destinatario. Este soporte es el canal de comunicación. Todos estos
elementos constituyen conjuntamente lo que se puede denominar los aspectos
·estructurales de la comunicación o, si se prefiere, las piezas del rompecabezas.
Para que todo esto funcione también hay que tomar en consideración los
aspectos dinámicos. Estos son tres. Primero tenemos la operación de codifi-
cación o traducción del mensaje por parte de la fuente según las señales del

~ EMISOR canal RECEPTOR


i ~~· ~! codificación h --i desciframiento mensaje

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(ruido)

FIG. l. - Esquema del sistema de comunicación según Shannon.


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1:.1
536 [ Pensamiento y vida social

código: es decir, poner el mensaje en palabras. La operación inversa tiene\


lugar más tarde en el otro extremo del canal. Se trata del desciframiento ,;·
o descodificación, por medio del cual el destinatario se pone en condiciones·
16. Lenguaje y

remos que, más allá de las cuestiones de codificación, la manera como se


expresa un individuo depende íntimamente de la matriz social en cuyo seno
comunicación

se expresa,. es decir, del conjunto de los factores sociales que se refieren a


1 537

de descubrir el mensaje que le ha sido dirigido. Por último, el conjunto del _ este momento. Consideraremos igualmente el impacto que estos modos de
proceso puede cerrarse mediante una retroacción o información de retorno~ expresión tienen sobre los del otro interlocutor y sobre la evolución de la
que el destinatario envía, por los mismos intermediarios, hacia la fuente, a ~-- situación de comunicación. En una segunda parte, constataremos que quien
¡ fin de que ésta pueda apreciar si el mensaje ha sido bien recibido o si es _s se expresa no lo hace únicamente a través de frases. La actividad expresiva
l necesario llevar a cabo algún reajuste. enlaza profundamente la palabra y el movimiento corporal. Se examinarán
%1l: las razones por las que esto sucede así. Por último, en la tercera parte, re-
Este modelo sirvió de base al estudio psicológico del lenguaje y la co- --~
¡m municación, llevado a cabo desde 1952 con el nacimiento de la psicolingüís- :J calcaremos que lo transmitido en el proceso de comunicación no son men-
tica. Sin embargo, presenta un límite que implicará graves consecuencias l sajes, sino representaciones. Veremos lo que esto implica para la tarea de
para la orientación de estos trabajos. Inspirado en las máquinas, este modelo Í cada uno de los interlocutores dentro del proceso de intercambio y mostra-
hará que los investigadores desprecien el hecho de que la fuente y el des- J remos que es a través de las representaciones que estos interlocutores pue-
tinatario son seres humanos y que entre ellos, en la comunicación, se esta- ' den alcanzar un cierto grado de intersubjetividad.
blece una relación psicosocial. Los psicolingüistas han puesto entre paréntesis
la cuestión del locutor, del auditor y de la interacción de sus expectativas,
características, actitudes, intereses y motivaciones, para preocuparse única- A. Lenguaje y situación social
mente de las operaciones de codificación y desciframiento. Por consiguient~, _
no resulta sorprendente que su objeto de estudio se haya alejado profunda- ·i En las situaciones reales de comunicación, la manera como se expresa un
mente del lenguaje hablado por la gente en la vida de todos los días. De i individuo constituye una creación, adoptando cada vez formas originales. In-
hecho, son las frases las que interesan a los psicolingüistas. Y las que estu- cluso si utilizan un código lingüístico común y si tienen que formular el mis-
dian provienen, según una expresión de Chomsky, de un «locutor-auditor, mo mensaje, se puede asegurar que dos individuos nunca se expresarán de la
ideal que conoce su lengua a la perfección y que, en el ejercicio de ésta, se '. misma manera. Entre las razones de esta variabilidad de las formas expresi-
encuentra exento de estados gramaticales no pertinentes, como las distraccio- I vas, existe una primera que se refiere a los objetivos que persigue el locutor
nes, modificaciones de actitudes e intereses, o errores». a través del proceso de comunicación. Este aspecto ha constituido el objeto
Sin embargo, en la psicología social europea se ha esbozado una corriente \1 de los trabajos de Blakar ( 1979 ).
en reacción a esta perspectiva. Moscovici (1967) escribía que en psicolingüís- ;
tica, la e?lisión verbal es considerada comb producto de un sujeto único que :\
alterna los roles de locutor y de auditor. El diálogo, producto conjunto de .., a. Los grados de libertad del locutor
dos individuos que actúan cada uno de forma definida en función de su rol,
es sustituido así por una especie de soliloquio a varias voces. Y una vez, Comunicar es necesariamente intentar traducir una experiencia total, atem-
continuaba el autor, que se ha definido a los emisores, a los receptores y a poral, situándola dentro de una secuencia temporal. De hecho, los sonidos
sus relaciones como tipos ideales y universales, el sujeto que habla es olvi- son los mediadores obligados de esta operación y resulta imposible transmitir
11
dado. El lenguaje estudiado de esta forma ya no es más que una ficción más de uno al mismo tiempo. Así pues, se trata de «desplegar», para utilizar
académica, «un lenguaje sin comunicación». Desde un punto de vista suma- ;¡ la expresión de Blakar, la experiencia, de desenrollada ante el auditor. Esto
1 mente próximo al de Moscovici, Rommetveit (1976) consideraba que estu- Í implica, por parte del locutor, cierto número de elecciones acerca de las mo-
:¡,, dalidades concretas de la operación. Dentro de este margen de maniobra, el
diar frases fuera de su contenido de interacción humana equivaldría al pro-,'
11•'
cedimiento de un físico que estudiase el movimiento de los cuerpos única- locutor dispone de la posibilidad de ejercer un considerable poder sobre su
mente en un vacío perfecto, sin preocuparse del campo de gravitación en el auditorio y de influenciarlo sutilmente en una dirección determinada. A este
que se mueven realmente estos cuerpos. _ respecto, la regla es simple: una comunicación neutra u objetiva es casi im-
El presente capítulo también se sitúa en la perspectiva que acabamos de pensable. En la radio, por ejemplo, una misma información puede anunciar
mencionar y se dedicará a desarrollar principalmente tres aspectos. En un que las fuerzas gubernamentales intensifican el vigor ·de su, lucha aérea en
primer tiempo examinaremos la dinámica psicosocial de la comunicación. Ve- el norte o que las fuerzas gubernamentales intensifican sus bombardeos en el
--,J.•od•-""•"""'- ~-i,.·~~,,.~---~,,~-•-""""'=~~~fill~~,,¡,~>,\,..,..;¡,,.¡¡i,~...,,_'j'.,,~,_.a,.,.~,~,'c~.,,,.,}~....-....~c•~;.'.l);"l//,/;;~l,¡5;¡' $$ ~ , ¾ , ~ ; ; t , ~ ~ t ~ . ; , , ; . ¿ - . , . , , . . . , ~ · ~ ( ~ ~ ' ~ ¡ - / 4 . 1 ~ , - ~..~ ; ¡ , . ~ ~ , t ' : , / t < ; \ l ~ ~ , - ; , - - < ' ; , ; : , , _ . " ,

538 1 Pensamiento y vida social 16. Lenguaje y comunicación 1 539

norte. Aunque desprovistos, en apariencia, de toda manifestación de aprecia- Estos grados de libertad de que dispone el locutor en el despliegue de su
ción, los dos mensajes conducen a los auditores por vías muy diferentes, ya mensaje, indican suficientemente que el locutor está muy lejos de ser un sim-
que el primero deja entender que en el norte hay algo que hace necesarias ple eslabón entre el acontecimiento y el auditor al que se dirige. Como se-
las operaciones aéreas, mientras que el segundo hace pensar que en dicha re- ñala Blakar, el emisor debe ser percibido como un cre11.dor que proporciona,
gión los viejos y los niños pueden ser víctimas de una masacre indiscriminada. a través de su mensaje, una construcción activa acerca del referente, acerca
Blakar ha puesto un acento especial sobre esta cuestión y ha señalado del mediador a través del que se expresa, acerca de su propia persona, así
algunos puntos de elección por medio de los cuales el locutor dispone del como acerca de la situación social en cuyo seno tiene lugar la comunicación.
ejercicio de este poder sutil: Esto equivale a decir que la palabra es profundamente estructurante. Pero
. resultaría incorrecto a este respecto despreciar el hecho de que toda libertad
- La elecci6n de las palabras y las expresiones: incluso si son sin6nimos, se ejerce en el interior de un sistema de coacciones. Para expresarse, el lo-
las palabras diferentes evocan redes de asociaciones semánticas fundamental- cutor se inscribe necesariamente en un sistema de lenguaje, adoptando una
mente diferentes. Hablar de una manifestación, mencionando la acción de las lengua que existe independientemente de él mismo. Esta no es más que una de
fuerzas del orden, de los policías o de la pasma, equivale a provocar, en cada las posibles maneras de conceptualizar la realidad, de acotarla y comprenderla.
caso, marcos ideol6gicqs de referencia y, por consiguiente, esquemas de in- Y esta manera refleja con mayor o menor claridad las estructuras de poder
terpretación sumamente diferentes. Dependiendo de que la madre pregunte
de la sociedad de la que ella misma proviene. Adoptar una lengua para ex-
al niño si ha tomado, mangado o robado el pastel, el niño ya vislumbrará la
importancia de la posible sanci6n y responderá en consecuencia. , presarse conduce inevitablemente a enmarcarse dentro de un cierto punto de
- La elecci6n de la forma gramatical: decir en un informe deportivo.· vista y a entrar en un orden determinado. En apoyo de esta afirmación po-
que Inglaterra ha vencido a Francia abre el camino a la percepción de una demos mencionar los trabajos noruegos (Blakar, 1975) que muestran cómo
supremacía de hecho. En cambio, aunque parezca igual, anunciar que Francia la lengua de este país refleja y mantiene la estructuración existente de los
ha sido vencida por Inglaterra equivale a provocar, a través de la forma pa- papeles sexuales dentro de esta sociedad, hasta el punto que se puede consi-
siva del enunciado, una figura de víctima, punto de partida propicio para derar que constituye un auténtico freno para el cambio social en dicha ma-
las explicaciones de hechos en términos de circunstancias desafortunadas. teria. Por esta razón, desde el aprendizaje de la lengua materna, los niños y
- La elecci6n de la secuencia: en una lista de palabras, el sitio que ocupa las niñas aprenden, al mismo tiempo, los papeles sexuales que les son asigna-
una palabra determinada influenciará la impresión suscitada en el receptor. dos de forma tradicional. A este respecto, la lengua francesa no tiene nada que
Este efecto, que ya fue puesto de manifiesto por Asch en su experiencia clá- envidiar al noruego. En ella no podemos encontrar el masculino de feminis-
sica, se ve redoblado por un impacto sobre la memoria. Por lo tanto, al des- ta y el femenino de médico o ingeniero. Encontramos un cadre (un ejecuti-
cribir los atributos de una persona se influenciará, a través del orden en que
vo), pero también une ménagere (ama de casa). A través de este ejemplo de
se enumeren dichos atributos, la impresión que subsistirá de ellos en el
auditor, a pesar de la apariencia de objetividad que podría dar una lista los papeles sexuales, volvemos a encontrarnos con la misma ley: el lenguaje
exhaustiva. se sitúa en el centro de la articulación social.
- La elecci6n del énfasis y del tono de voz: el tono de la voz puede El margen de maniobra que acabamos de describir en el seno de las coac-
determinar si una frase pretende ser una pregunta, una explicación, una ne- ciones que impone un código lingüístico es explotado de forma más o menos
gación, un acuerdo, etc. El énfasis puesto en una palabra determinada indi; deliberada por la persona que se expresa, en función de los objetivos que
cará de forma sutil lo que el emisor considera esencial en dicha frase. En una asigna a su comunicación. Pero este factor más o menos deliberado está muy
relación escrita de las palabras expresadas, estos elementos habrán desapa- lejos de esbozar por sí solo la cuestión de las variaciones de las formas ex-
recido para siempre. Y no obstante, en el momento en que la frase fue pro- presivas. De una forma mucho más sutil y a menudo sin que el locutor sea
nunciada, esta elecci6n del énfasis tuvo su efecto. consciente de ello, la relación que existe entre éste y su interlocutor deter-
- La elecci6n de las premisas implícitas: se trata de un poderoso me- minará de forma considerable el léxico, el orden de las palabras, la construc-
il canismo mediante el cual el emisor se encuentra en condiciones de moldear ción de las frases, su grado de elaboración gramatical, la acentuación, etc. Este
:1 a su manera «de lo que habla» y de imponer de este modo lo que las partes
i fenómeno que probablemente tiene lugar en toda situación de comunicación,
~j presentes darán por sentado. En las situaciones de entrevista, este efecto es
bien conocido, ya que quien formula las preguntas dispone, por este mismo ha sido estudiado principalmente en contextos en que la relación entre su-
hecho, del poder de introducir las premisas y de encerrar en ellas a la per- jeto e interlocutor se caracteriza por una manifiesta distancia. Por una parte,
!i1
sona interrogada. Mediante esta técnica se pueden decir muchas cosas como
si nada.
se trata de situaciones en que los interlocutores disponen de niveles diferen-
tes de competencias verbales ·Y, por la otra, de situaciones que ponen frente
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¡ 540 1 Pensamiento y vida social 16. Lenguaje y comunicación 1 541
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:1 a frente a interlocutores pertenecientes a grupos, clases, regiones o etnias di- Tizard (1972) estudiaron el medio verbal ofrecido por los miembros del
! ferentes. A continuación examinaremos las características referentes a cada personal a los niños que ahí eran educados. Habían distinguido un lenguaje

i1 uno de estos dos casos. restringido, sobre todo -limitado a las instrucciones, consignas y órdenes im-
partidas sin justificación, y un lenguaje informativo que incluía opiniones, in-
formaciones y explicaciones. El estudio reveló que los educadores se dirigían
~
b. Competencias verbales respectivas con menor frecuencia en lenguaje informativo a los niños que presentaban
un nivel verbal pobre. Un efecto análogo fue constatado por Pratt, Bumstead
Una simple observación permite ver que los adultos modifican su len- y Raynes (197 6) en una institución para adultos retrasados: la cantidad de
guaje adaptándolo a la edad del niño al que se dirigen. Cuanto más joven mensajes informativos dirigidos a estos últimos variaba en relación inversa a
sea el interlocutor, mayor será la simpleza y la redundancia de las frases· que la importancia de su retraso mental.
le son dirigidas. Paralelamente, el contenido tiende a concentrarse en acon- He aquí una paradoja que se presta a reflexión: los individuos se dirigen
tecimientos próximos y concretos. Numerosos estudios han puesto de mani- a personas menos competentes que ellos a nivel verbo-intelectual; manifiestan
fiesto estos efectos de adaptación. Desde la edad preescolar, los propios niños esfuerzos de adaptación que parecen tener la intención de que estas personas
se muestran capaces de efrctuar adaptaciones de este tipo. De este modo, se puedan tener acceso a la comprensión; pero al mismo tiempo, el contenido
ha podido mostrar que niños de cuatro años que se dirigen a interlocutores de lo que comunican se restringe y parece limitarse a las cuestiones operato-
de dos años de edad producen un discurso que manifiesta esta adaptación, rias y normativas. Esto confirma que lo que parece ser una adaptación de la
tanto a nivel de productividad como a nivel de complejidad sintáctica (Ma- expresión verbal en -el sentido de las competencias lingüísticas restringidas
sur, 1978). del auditor, constituye en realidad algo diferente y mucho más amplio. La for-
No es la edad del interlocutor, sino sus competencias verbales las que in- ma de expresión revela así el establecimiento de cierta forma de relación psi-
ducen estas modificaciones adaptativas del discurso, como lo demuestran las cosocial entre ambas personas.
investigaciones efectuadas en el campo de la comunicación con disminuido~ ¿Qué hay de las consecuencias que puede tener este modo r~lacional so-
psíquicos. En efecto, las madres de niños disminuidos psíquicos generalmen- bre la continuación de los intercambios? Se puede temer que el interlocutor
te les ofrecen un medio lingüístico menos complejo que el propuesto por las al que van dirigidas dichas comunicaciones termine por desconfiar de éstas
madres de niños de la misma edad. Ciertos trabajos han mostrado que el pro- y se mantenga al margen. Un notable estudio realizado en Irlanda incita a
cedimiento de adaptación del lenguaje ante disminuidos psíquicos no era un pensar que esto es así (Hoy y McKnight, 1977). En dicho estudio, varios
fenómeno que se limitara a sus padres. En los estudios de Siegel (1963; niños de nivel verbo-intelectual débil y otros de nivel verbo-intelectual ele-
Siegel y Harkins, 1963) se hacía que los adultos interactuaran con niños que vado debían actuar de forma individual como tutores de un niño que, a su
presentaban retrasos de desarrollo sin que los primeros hubiesen sido infor- vez, presentaba bien un nivel verbo-intelectual débil o bien un nivel elevado.
mados previamente de las deficiencias de su interlocutor. De forma espontá- Los tutores debían explicar a los segundos las diferentes fases de la tarea a
nea, estos adultos adaptaban su lenguaje a las capacidades de su interlocutor realizar. Al observar posteriormente la manera como estos niños realizaban
y se expresaban de forma tanto más breve y simple como importante fuera esta tarea, los autores del estudio podían evaluar la calidad de la comunica-
la deficiencia de dicho interlocutor. Una vez más, desde la edad preescolar, ción que había tenido lugar. En su rol de tutores, los niños de ambos niveles
los niños se han mostrado capaces de llevar a cabo el mismo procedimiento verbo-intelectuales manifestaron una tendencia consistente en adaptar su len-
de adaptación. Hacia los disminuidos de su misma edad adoptan un lenguaje guaje según el nivel de su pupilo, en conformidad con lo que hemos descrito
cuya estructura varía considerablemente en el sentido adaptativo, dependiendo con anterioridad. Ante los pupilos de nivel bajo, en particular, todos los tu-
de la severidad de la deficiencia del interlocutor (Guralnick y Paul-Brown, tores utilizaban un mayor número de imperativos y elementos normativos con
1977). el fin de atraer la atención del pupilo. Pero resulta sorprendente que si bien
Pero las modificaciones de adaptación del estilo lingüístico deben ocultar ¡, los pupilos de bajo nivel instruidos por tutores de nivel bajo comprendían y
,,
:¡,
otras modificaciones. No cabe duda de que realmente no existen maneras di- realizaban muy bien la tarea, esto no sucedía así con los que habían sido ins-
¡ ferentes de expresar un mismo contenido. Si el estilo -cambia, esto se debe truidos por los tutores de alto nivel.
,,!'·;I.I a que las actitudes, los roles y, de una manera general, la relación social del Análisis más detallados de sus resultados han permitido a los autores de
'.¡t emisor y del receptor han cambiado y, por consiguiente_ también el contenido este estudio vislumbrar una explicación del fracaso de la comunicación. Ante
:'i los pupilos de bajo nivel, los tutores de nivel alto a menudo proferían ob-
i ha evolucionado. En una institución escolar, Tizard, Cooperman, Joseph Y

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542 1 Pensamiento y vida social 16. Lenguaje y comunicación j 543

i
ii
servaciones de simpatía, sarcasmos, quejas o amenazas. Ante los pupilos de hacia un código más común y, en consecuencia, menos diversificado. En la
r-\'i alto nivel, los tutores de nivel bajo daban menos información sobre la tarea experiencia se crearon tres condiciones, en las que se invitaba a parejas de
y emitían un menor número de palabras y frases que cuando se dirigían a sujetos a que conversaran sobre un tema determinado. La primera condición
1
11 pupilos de su mismo nivel. ¿Puede interpretarse esta actitud de los tutores incluía una coacción normativa, ya que las consignas del experimentador im-
,ij de bajo nivel como la manifestación de un repliegue por su parte en presen- ponían a los sujetos la obligación de llegar a un punto de vista común a tra-
cia de un interlocutor de alto nivel? Otra experiencia (Rimé, Thomas, Laubin vés de su discusión. Otra condición tenía el objetivo de controlar el efecto de
y Richir, 1983) dio lugar a una constatación en este sentido. Ante una pa- una coacción no normativa a través del acento puesto por el experimentador
reja de su misma edad y de su mismo nivel, independientemente de que pre- sobre los límites de tiempo para la discusión. Estos límites eran repetidos
sentasen competencias verbo-intelectuales débiles o buenas, adolescentes dis- regularmente a los interlocutores durante su discusión. Por último, en la ter-
minuidos manifestaban comportamientos sociales y relaciones equivalentes. cera condición no se introducía coacción alguna. El análisis de. los índices
Pero estos dos grupos diferían a este respecto cuando se introducía un educa- lingüísticos obtenidos a través de la grabación de estas conversaciones per-
dor adulto en la situación: los adolescentes con competencias débiles mani- mitió poner de manifiesto el efecto previsto por la hipótesis. En efecto, la
festaban inmediatamente una reducción de su atención visual respecto a los condición caracterizada por la coacción normativa se distinguió de las demás
elementos del entorno físico y social. por un volumen de emisión verbal más reducido, una redundancia verbal más
pronunciada e índices de léxico más pobres. Por consiguiente, la coacción nor-
mativa tiene efectos decisivos sobre la estructura del discurso.
c. Otras dimensiones de la situación social Otras dos experiencias de Moscovici han abordado el efecto de la distan-
cia hacia el referente sobre los códigos lingüísticos que se desarrollan en las
En las páginas anteriores se ha enfatizado la relación social que se esta- conversaciones. En este caso, por referente se entiende la cosa de la que ha-
blece entre los interlocutores de un intercambio como determinante de las blan los interlocutores. En una de estas experiencias, las variaciones de esta
formas del lenguaje que estos interlocutores adoptan en el seno de su pro- distancia fueron introducidas a través de diferentes temas de conversación
ceso de comunicación. Sin embargo, esta relación está muy lejos de ser el -muy familiares, moderadamente familiares o poco familiares- entre dos su-
único aspecto de la situación social que afecta el comportamiento verbal de jetos que ·formaban una pareja. En otra experiencia, estas variaciones fueron
las personas incluidas en esta situación. En el proceso de comunicación, la introducidas en forma de juegos de rol: se invitaba al sujeto a que hablase
situación social incluye, además de los interlocutores, otros elementos, menos de su coche y a que imaginase que se dirigía ya sea a un amigo o bien a un
aparentes a primera vista, pero igualmente determinantes para las formas lin- especialista, lo que en esta segunda condición hacía que el sujeto abordara el
güísticas, los contenidos y los modos de expresión que se adoptarán en ella. referente desde un ángulo menos familiar y más técnico. En ambas experien-
Contadas son las investigaciones que han tomado en consideración estos fac- cias, la manipulación de la distancia tuvo el mismo efecto: los índices de
tores más sutiles. Moscovici (1967) les ha consagrado una serie de experien- léxico y de volumen verbal revelaron un código lingüístico más diversificado
cias, partiendo de la siguiente premisa: «las fuerzas que llevan a los individuos en las condiciones de mayor distancia referencial. De este modo, la mayor
a comunicarse también actúan sobre la naturaleza de sus intercambios ver- o menor proximidad del referente constituye otro factor de peso que afecta
bales y determinan el tipo de códigos que elaboran en dichas ocasiones». el lenguaje en los procesos de comunicación.
La primera investigación experimental de esta serie tenía como objetivo Finalmente, otra experiencia del mismo autor consideró los efectos de
poner a prueba una hipótesis inspirada en un fenómeno que puede observarse las variaciones del canal de comunicación. En la terminología de la psicología
corrientemente en las comunicaciones entre miembros de pequeños grupos o social, el canal de comunicación representa algo mucho más amplio que el
pequeñas comunidades. Generalmente se constata en ellos un empobrecimiento simple soporte (teléfono, documento escrito, televisor, etc.) del mensaje. Tam-
del código lingüístico: el léxico se reduce y aumentan las redundancias del bién comprende todos los otros aspectos físicos de la situación de los par-
vocabulario. E~ situaciones extremas se desarrolla un lenguaje privado, ale- ticipantes en la comunicación, como pueden ser, por ejemplo, las posiciones
jado del código convencional. La cuestión planteada por la experiencia de que éstos ocupan uno respecto al otro dentro del espacio. Sí estas condiciones
Moscovici consistía en saber si esta modificación del código podía imputarse físicas imponen ciertas limitaciones a los interlocutores, no permitiéndoles
a las coacciones normativas que se ejercen en dichos contextos. Para los recurrir a los medios lingüísticos que emplean habitualmente, es posible que
miembros de estos grupos resulta esencial restablecer continuamente el acuer- sea necesaria una rearticulación de su expresión verbal. Sin duda esto será
do entre ellos y mantener su consenso, lo que quizás expliciue la evolución así cuando los interlocutores deban comunicarse de forma escrita y no oral.
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544 1 Pensamiento y vida social 16. Lenguaje y comunicación 1 545

Pero también se podía avanzar la hipótesis de que otras variaciones de las , las coacciones normativas de la situación, sobre la distancia hacia el refe-
condiciones físicas de la comunicación podrían, a su vez, provocar importan. . rente y sobre la naturaleza del canal de comunicación. Estos trabajos han
tes efectos sobre el lenguaje de los interlocutores. A fin de poner a prueba mostrado que estas dimensiones sociales del proceso de comunicación ejercen
esta hipótesis, el autor manipuló las posiciones de conversación propuestas una influencia considerable sobre el tipo de lenguaje adoptado por los inter-
a las parejas de sujetos. Aparte de una condición de control en la que los locutores. A su vez, este tipo de lenguaje también constituye un determinante
sujetos interactuaban cara a cara, Moscovici introdujo dos condiciones que potencial del curso posterior de la comunicación y, por consiguiente, de las
incluían limitaciones implícitas: hablar dándose ambos sujetos la espalda y dimensiones sociales de ésta. Más adelante intentaremos situar estos diferen-
hablar uno al lado del otro sin mirarse. Implícitamente, estas condiciones re- tes datos en un marco teórico más sistemático. Pero antes de hacerlo, debe-
querían una comunicación sin recurrir a la gesticulación habitual. Por último mos examinar otros aspectos del proceso ·de comunicación.
una condición de control no comportaba esta norma implícita, sino que sim'.
plemente privaba a los interlocutores, sentados cara a cara, de la visibilidad
recíproca de sus gestos y señales no lingüísticos, mediante la introducción de ' B. La palabra y el gesto
una pantalla opaca entre ellos. Conforme a lo previsto por el autor, los dos
canales de comunicación provistos de una limitación implícita suscitaron, en Este es un hecho que ningún enfoque de la comunicación puede permitir-
relación con el código lingüístico observado en las condiciones de control, un se pasar por alto: un individuo que habla está animado de movimientos. Esta
código lingüístico diferente, cuya sintaxis era más parecida a1 estilo escrito. actividad motriz afecta todas las zonas del cuerpo del locutor: la cabeza, los
Pero la dimensión sintáctica no era la única que había sido afectada por las ojos, la tez del rostro, los hombros y el tronco, los brazos, las manos y
variaciones del canal de comunicación, ya que los índices de léxico, igual- ' los dedos, las piernas y los pies. Apenas durante los años sesenta, la inves-
mente considerados por Moscovici, también establecieron una diferencia en- tigación empezó a prestar una atención sistemática a estas manifestaciones,
tre las condiciones de limitación y las condiciones de control. En las primeras, bajo una rúbrica que se titularía «comunicación no verbal». Desde entonces,
el vocabulario utilizado por los interlocutores resultó ser nrucho menos re- varias obras han sido consagradas a cotejar la considerable masa de estudios
dundante y más diferenciado que el manifestado en las segundas. diversos y d~ trabajos experimentales que se han realizado sobre este tema
(por ejemplo, Argyle, 1975; Harper, Wiens y Matarazzo, 1978).

d. Conclusión
¿Un lenguaje del cuerpo?
En esta primera parte, consagrada a las variaciones del lenguaje en fun-
No cabe duda de que. la cuestión del alcance de esta actividad motriz en
ción de los factores de la situación social, primero consideramos lo que hemos
denominado los grados de libertad del locutor. Se trataba del margen de ma-
el seno del proceso de comunicación resulta crucial. A este respecto, la lite-
ratura generalmente ha tomado una opción decidida: los gestos y la actividad
niobra del que dispone el locutor para ajustar su modo de expresión verbal
visible de quien habla tendrían una función comunicativa esencial, ya que
en función de los objetivos particulares que persigue en el interior del pro-
transmitirían, dentro de la interacción social, un conjunto de informaciones
ceso de comunicación. Además hemos señalado que este margen de maniobra
de las que el mensaje verbal no estaría claramente provisto. Se ha intentado
tenía su contraparte en las limitaciones que impone al locutor el recurso a
cifrar la parte respectiva de los medios verbales y no verbales dentro de la
una lengua que existe independientemente de él y que ya constituye, en sí
comunicación. Así, Birdwhistell (1970), uno de los pioneros del estudio de
misma, una manera determinada d_e codificar la realidad. Luego hemos puesto
la comunicación, estimó que los medios verbales no constituían más del 30
el acento sobre cierto número de factores o dimensiones de la situación social
al 35 % de los significados social~s en una conversación. Según Argyle, los
que se constituye a partir del momento en que los individuos entran en un
medios no verbales serían más ricos en significados que los medios verbales
proceso de comunicación. Estas dimensiones ejercen una considerable infhien-
y éste evalúa que el impacto de los primeros es, dependiendo del caso, de 1,6
cia sobre los modos de lenguaje desarrollados por estos individuos en sus
a 12,5 veces superior al de los segundos. En un espíritu similar, Watzlawick
comunicaciones. A su vez; estas modalidades de expresjón son susceptibles,
y sus colaboradores ( 1967) popularizaron la sencilla idea de que el lenguaje
por lo general, de ejercer sus efectos retroactivos sobre la situación social y
verbal, o comunicación digital, serviría para transmitir informaciones y cono-
de modificar esta última. Entre dichas dimensiones, hemos examinado algu-
cimientos, mientras que el lenguaje no verbal, o comunicación analógica, ex-
nos trabajos sobre la relación social existente entre los interlocutores, sobre
presaría lo relacional.
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546 1 Pensamiento y vida s_ocial 16. Lenguaje y comunicación 547

No obstante, el entusiasmo en favor de la idea del «lenguaje» del cuerpo cía de señales visibles operando importantes compensaciones verbales y lle-
no ha sido objeto de una plena unanimidad. Las primeras reservas fueron vando a cabo, en amplia medida, modificaciones de su lenguaje, de sus ento-
expresadas por Moscovici (1967), quien escribía: «Contrariamente a ciertas naciones o de otros aspectos del comportamiento verbal. En cualquier C'<!so,
opiniones y a pesar de su función como indicadores de percepción, las seña- en comparación con una situación de comunicación cara a cara, la comunica-
les que transmiten la emoción o el significado no verbal no desempeñan nin- ción que se desarrolle en ausencia de visibilidad recíproca debería ser suma-
gún papel decisivo en la transmisión de la información. Su considerable valor . mente diferente, tanto a nivel no verbal como a nivel verbal.
expresivo no justifica que se les atribuya el status de lenguajes autónomos». Esta cuestión fue abordada en una experiencia (Rimé, 1982) que recurría
Otros autores han adoptado una actitud similar. Este es el caso de Wiener a parejas de sujetos masculinos, convocados simultáne'<lmente al laboratorio.
Devoe, Rubinow y Geller (1972) quienes, en un importante análisis crítico' El experimentador los presentaba entre sí y luego los invitaba a que conver-
recordaron que tan sólo se podía hablar de comunicación no verbal o de len'. saran durante diez minutos sobre sus intereses respectivos sobre el cine, con
guaje del cuerpo si se podía demostrar, a este respecto, la existencia de un vistas a una encuesta sobre este tema. Con este fin los instalaba en los ex-
código, es decir, de un sistema de señales compartidas socialmente, por me- tremos de una mesa rectangular. Veinte parejas fueron sometidas a este pro-
dio del cual un individuo transmite su experiencia a otro individuo que, a cedimiento. Siguiendo un orden aleatorio, a la mitad de estas parejas se les
su vez, responde de forma· sistemática a dicho código. Ahora bien, en gene- asignó una condición de interacción sin visibilidad recíproca, introduciendo
ral, lo que se denomina comunicación no verbal se basa únicamente en las simplemente entre los interlocutores una pantalla opaca, situada en el centro
inferencias del interlocutor a partir de la actividad corporal de la persona de la mesa. La otra mitad de las parejas, asignada a la condición de interacción
que se dirige a él. Incluso si, en el mejor de los casos, existieran correlacio- cara a cara, intercambiaba sin nada que obstaculizara la visibilidad recíproca.
nes importantes entre esta actividad corporal del locutor y sus estados per- En ambas condiciones experimentales, una cámara de televisión oculta per-
sonales, esto no bastaría para justificar el empleo de expresiones como «len- mitía grabar la imagen de uno de los dos sujetos, mientras que una serie de
guaje del cuerpo» o «comunicación no verbal», concluían Wiener y sus co- micrófonos grababan el sonido. El análisis del material así obtenido fue efec-
laboradores. tuado siguiendo cuatro técnicas diferentes que describiremos brevemente.
Así pues, había que intentar clarificar el papel desempeñado por estos i'
comportamientos no verbales en el seno del proceso de comunicación. En En primer lugar, un equipo de observadores entrenados procedió a eva-
la Universidad de Lovaina hemos consagrado a esta cuestión una serie de tra- luar los principales comportamientos no verbales de los sujetos. Al igual que
bajos experimentales, algunos de los cuales aún no han sido publicados. En se hace normalmente en la actualidad en este sector de investigaciones, cada
las páginas siguientes nos detendremos un poco en los resultados obtenidos 1" uno de los observadores, instalado frente a una pantalla individual de tele-
visión que reproducía las grabaciones de la experiencia, está encargado de un
a través de ellos.
comportamiento bien definido. Cuando éste aparece en el sujeto observado
en la pantalla, el observador pulsa un botón que activa el canal correspon-
diente de un dispositivo de grabación de eventos de canales múltiples. Un
b. Comunicar sin visibilidad recíproca segundo análisis también incluyó el mismo dispositivo: este análisis se refe-
ría a la grabación por parte de un equipo de observadores, de los períodos
Si los comportamientos no verbales, o actividad visible del locutor, tienen de intervención verbal de cada uno de los dos compañeros de interacción,
funciones importantes dentro del marco de la transmisión de las informado- :':, así como de los accidentes o interrupciones de su flujo verbal. El posterior
nes durante el proceso de comunicación, debería ser posible ver su huella análisis de estos datos permitió establecer una serie de índices del paralen-
cuando este proceso se desarrolla sin que los interlocutores puedan verse uno guaje, como el número y la duración de las intervenciones, el grado de equi-
al otro. Privados de la visibilidad de estas señales no verbales,. estos interlo- librio entre los tiempos de intervención de ambos sujetos, las tasas de silen-
cios y las tasas de solapamiento de los tiempos de palabra de ambos sujetos.
cutores deberían renunciar a utilizarlas, ya que exigen una considerable ener-
Un tercer análisis se refería a las entonaciones de voz de los sujetos. Me-
gía y resultan inútiles en dicha situación. Además, al estar ausentes estas se-. diante el dispositivo de grabación, varios jueces anotaron los momentos en
ñales en el canal de comunicación, el intercambio verbal debería verse pro- que la voz del sujeto manifestaba entonaciones de aprobación, de desapro-
fundamente afectado. En dicho caso podrían producirse dos eventualidades.
!. En la primera, la ausencia de señales no verbales implicaría un empobreci-
bación, de vacilación, de interrogación, de exclamación o de restricción. Para
efectuar el cuarto análisis se volvió a transcribir integralmente el texto de
r miento considerable del conjunto de la interacción social. En la segunda, por cada una de las interacciones grabadas. Estas transcripciones fueron objeto
1 el contrario, los interlocutores podrían hacer un esfuerzo pa,ra paliar la ausen- de detalladas 'evaluaciones del volumen verbal de los sujetos, de las frecuen·
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ll efectuó una se.rie de anállSls de léxico y s1ntax1s en base a una muestra de'~ -~nas de actividad corporales que no están inmovilizadas por las condiciones
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mil palabras extraídas a partir del cuarto minuto de la grabación de cada I
una de las situaciones de interacción. '
/Je la experiencia simplemente el mantenimiento de una actividad ya presente
{cuando el sujeto interactúa en toda libertad? O al contrario, ¿presentan estas
: ,:onas en las condiciones de movimientos restringidos una actividad modifica-
lr';:i En su conjunto, los resultados de estos diversos análisis se mostraron cla: ; da? Y en el caso de esta segunda alternativa, ¿traduce esta actividad modifi-
ramente en contra de la hipótesis de la existencia de una «comunicación» no :l_ , ; i;ada un aumento o una reducción en comparación con el nivel inicial de
'1··1
'I verbal. Sin lugar a dudas indicaron que tan sólo una zona del proceso había 7:
'11 i. actividad en estas zonas durante una interacción en toda libertad de movi-
¡¡ sido considerablemente afectada por la ausencia de visibilidad recíproca. Se roientos? ¿Se hallan relacion11das las modificaciones eventualmente observadas
¡! trataba de la sincronización de la interacción, que resultaba inferior a la sin- \' i con la expresión verbal del sujeto (codificación) o con su actividad de escu-
cronización en la condición cara a cara_ Pero por lo que respecta a lo de~ás ' char a su interlocutor (desciframiento)? ¿Qué pasa con la actividad corporal
!f ni los comportamientos no verbales ni los comportamientos verbales anali~ una vez que se restituye al sujeto la posibilidad de interactuar con su ínter-
zados a nivel de contenido, de léxico, de sintaxis o de estructura gramatical . locutor en toda libertad de movimiento?
dieron lugar a diferencias . notables entre las dos situaciones comparadas en · ·m elemento primordial de la experiencia era, evidentemente, el asiento
esta experiencia. Además, las respuestas que los participantes dieron a unos en que debía sentarse el sujeto y por medio del cual se crearían las condi-
cuestionarios que les fueron presentados tras el intercambio y que tenían ciones de restricción de movimientos. Este asiento no podía parecerse a los
por objetivo evaluar sus aspectos interpersonales y afectivos tampoco permi- divanes médicos a fin de evitar las asociaciones desagradables y entorpecer
tieron establecer una diferencia entre las dos condiciones de comunicación. lo menos posible un comportamiento normal d~l sujeto, Además, este asiento
debía poder utilizarse indiferentemente en las condiciones de libre movi-
miento y de movimientos restringidos. Se intentó satisfacer la primera exi-
¡, c. Una experiencia de restricción de movimientos gencia utilizando un sillón de reposo, como los que se encuentran en las casas
t,: o los jardines. Se puso un especial cuidado en el color y la decoración de los
!! La experiencia que acabamos de describir nos conduce a la siguiente con- diferentes accesorios que se añadirían al sillón. La segunda exigencia hizo
¡¡ clusión: cuando hablan, las personas se mueven y sus movimientos no pa- necesario que todos los accesorios que debían permitir crear la condición de

~
recen estar relacionados con la transmisión de información. Así pues, ahora restricción de movimientos fueran amovibles. Estos accesorios eran cuatro:
la pregunta consiste en saber por qué el cuerpo humano se anima de esta 1/ una cabecera que limitaba los movimientos laterales de rotación de la ca-
forma cuando el individuo emprende una actividad comunicativa. ¿Qué su- beza, los movimientos de la cabeza hacia adelante o hacia atrás y los movi-

~ cedería si se pudiese hacer que varios individuos sostuvieran una conversa-


ción sin que pudieran efectuar estos movimientos que caracterizan a la
actividad expresiva? Al preparar la experiencia que intentó abordar esta
mientos de los hombros; 2/ ataduras que fijaban los antebrazos al br11Zo del
sillón, desde· la mano hasta el codo; 3 / una tablilla colocada sobre las rodi-
llas que, al ceñir éstas, limitaba. prácticamente todo movimiento de las
cuestión, nuestro proyecto inicial era lograr inmovilizar completamente a los piernas; 4/ ataduras que fijaban los pies, lado a lado, al nivel del suelo. Nu-
sujetos, pero permitiéndoles que mantuvieran su papel en un intercambio merosos ajustes preliminares permitieron adaptar los accesorios hasta que y11
verbal. Sin embargo, nuestras primeras tentativas nos revelaron que la inmo- no resultaron molestos ni desagradables para la persona a quien eran im-
vilización completa de una persona que habla y que escucha hablar a alguien puestos.
es una ilusión. La actividad muscular continúa manifestándose en todos los La experiencia fue conducida como una entrevista del sujeto realizada por
lugares en que aún puede hacerlo, y sin duda habría sido necesario pegar el experimentador. Esta entrevista fue presentada a los diferentes sujetos
los dedos de los sujetos a los brazos de sus asientos para que esos dedos de- -estudiantes voluntarios- que la llevaron a cabo como si se tratase de un
jasen de moverse ... y aun así ¡no habríamos resuelto el problema de los mo- estudio preparatorio destinado a poner a prueba la comodidad de un sillón
vimientos oculares y faciales! diseñado para experiencias de ergonomía. Se les hacía creer que este sillón
Esta irreductible movilidad del sujeto que habla y escucha hablar se con- debía servir para un gran número de experiencias que simularían posiciones
virtió así en el primer objeto de interés de la experiencia que realizamos (Rimé, de trabajo de ciertos campos técnicos (pilotaje de aviones, conducción de
Hupet, Schiaratura y Ghystelinck, en preparación). Las preguntas planteadas máquinas, etc.). Como estas posiciones de trabajo implicaban un gran nú-
al inicio de esta experiencia sobre las interacciones sociales en condición de mero de intercambios de información entre las personas que los ocupan y

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h: 550 1 Pensamiento y vida social 16. Lenguaje y comunicación 1 551
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h otros individuos, los experimentadores decían que deseaban comprobar si el un elemento que está relacionado con su comportamiento verbal. Las graba-
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sillón era suficientemente cómodo como para permitir una conversación bas- ciones de las conversaciones desarrolladas durante estas experiencias fueron
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tante prolongada. Para realizár esta conversación, el experimentador tan sólo sometidas a una análisis de contenido sobre el grado en que el discurso con-
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hablaría con el sujeto sobre sus estudios y su vida en la universidad. En un tenía imágenes, revelando una reducción de este grado de imaginería durante
primer período (quince minutos), la conversación se desarrollaba sin colocar las fases de conversación en que el sujeto sufría la inmovilización relativa.
1i¡i los accesorios en el sillón. En un segundo período (veinte minutos) se insta-
laban los accesorios y, en un tercer período (quince minutos) se regresaba
¡:¡ d. ¿ Un efecto de activación general?
a la posición inicial. Ante el sujeto había dos cámaras, una tomaba una ima-
l gen de primer plano de su rostro y la otra, una imagen del cuerpo entero. Los resultados de este estudio sugieren que se desarrolla una actividad
Trece sujetos fueron sometidos sucesivamente a estas condiciones experimen. motriz de tipo compensatorio en el locutor que se encuentra privado de la
tales. posibilidad de desplegar los principales movimientos -gestos de los brazos,
El análisis de las grabaciones de los comportamientos no verbales de de la cabeza, del cuerpo, etc.- a los que recurre habitualmente mientras ha-
estos sujetos fue efectuado en cinco períodos de cinco minutos cada uno. bla. Todo sucede como si la palabra requiriese cierto grado de actividad mo-
'l El primer período provení-a de la mitad de la fase inicial, en la cual el sujeto triz. En la experiencia, estos fenómenos de tipo compensatorio se presentaron
podía moverse libremente. Los otros tres períodos fueron extraídos respec.
1
,,~ tivamente del principio, la mitad y el final de la fase de movimientos restringi-
en cuatro de las cinco zonas en las que aún podía haber movimientos. Por
otra parte hay que mencionar que la zona aparentemente no afectada por
dos. Por último se extrajo un último período de la mitad de la fase posterior este efecto, la zona del tronco, fue una zona generalmente poco activa durante

~li
a la restitución de la libertad de movimientos al sujeto. Ocho observadores toda la duración de la experiencia (actividad media registrada inferior al 1 %
efectuaron este análisis de. las grabaciones de los trece sujetos que partici- del tiempo de la interacción). Y no obstante, los resultados traducían, respecto
paron en la experiencia. Los resultados de estos análisis debían permitir a ella, una tendencia análoga a la de los movimientos de las cejas, los ojos y
responder a la pregunta planteada al inicio de esta experiencia: si durante una las manos.
interacción social se reduce la posibilidad del sujeto de desplegar sus mani-
festaciones más espectaculares, como los movimientos de la cabeza y de los No cabe duda de que hay que preguntarse si los curiosos efectos obser-
brazos, ¿qué consecuencias tiene esto para la actividad no verbal subsistente? vados durante la fase de restricción de movimientos pueden entrar en la ca-
En la experiencia, cinco zonas podían variar a lo largo del período de la ma- tegoría de los fenómenos compensatorios. En vista del diseño experimental
utilizado en este estudio hay que considerar una explicación alternativa en
nipulación experimental: las zonas de las cejas, de los ojos, de la boca, de las
términos de efectos de stress o. de molestia, impuestos a los sujetos. Sin em-
manos y los dedos, y del tronco. Todas estas zonas con excepción del tronco bargo, los resultados obtenidos no son favorables a dicha explicación. En
se vieron afectadas al menos en una de sus modalidades y, generalmente, en efecto, si la imposición de los accesorios de inmovilización hubiese consti-
varias de ellas, a través de est'cl manipulación experimental. Estos efectos tuido para el sujeto una fuente de stress que pudiese modificar su actividad
siempre se presentaron en interacción con el rol (palabra vs. escucha) del su- no verbal, esta modificación probablemente habría podido ser reducida a tra-
jeto. De esta forma, los movimientos de las cejas, los movimientos de los vés de un efecto de habituación entre el primer y el vigésimo minuto de
ojos y los movimientos de las manos aumentaron brutalmente durante las inmovilización. Ahora bien, los resultados nunca reflejaban una disminución
li fases de palabra una vez impuesta la restricción de movimientos. Luego, estos de los cambios intervenidos tras el principio del período de inmovilización.
aumentos relacionados con la palabra se mantuvieron durante toda la dura- Por el contrario, adoptaban una forma estable que se mantenía a todo lo
ción del período de inmovilización, para desaparecer al liberar al sujeto de :;l largo de este período, para regresar al nivel básico una vez restituida la li-
las limitaciones que le imponían los accesorios. A partir de este momento ~ bertad de movimientos. Un segundo argumento en contra de la explicación
en términos de stress reside en que los cambios ligados a la inmovilización
se volvían a manifestar los niveles iniciales. Durante las fases de escucha, t' no se reflejan en forma de una simple elevación de la actividad general, de
en cambio, la actividad se mantuvo estable a lo largo de toda la experiencia. tipo aleatorio, como haría prever un efecto de stress. Por el contrario, cada
En relación con la zona de la boca se manifestó un efecto totalmente análogo, uno de los cambios intervenidos apareció únicamente en estricta asociación
pero asociado esta vez al rol de auditor de los sujetos.., respecto a los enco- con una sola de las dos facetas de la actividad interactiva, codificación o des-
gimientos de labios. ciframiento, mientras que por lo que respecta a la otra faceta, el comporta-
A estos resultados referentes al comportamiento no verbal de los sujetos miento considerado siempre conservaba un nivel equivalente al de la línea
sometidos a estas condiciones de restricción de movimientos, podemos añadir de base.
~ , . ... * · ~'-·°'"'~, ~ - - - - - · - J : 1 > 1 \ > l ' - . _ ~ ~ ~ t l i l . ~ ~ ~ a , ~ ' W e ' t ~ ~ ~ - ~ ~ - ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ . ' M / 0 4,;@ :;;t··n ' · t ; • ~ ~ ~ ~ . , ¡ ~ ~ ™ - ~ " ' ' " ~ - "'.. ~·"""·"'""""'

552 1 Pensamiento y vida social 16. Lenguaje y comunicación 1 553

Sin embargo, a nivel experimental, la única manera válida de responder la activación de base de los sujetos o por el aumento de activación provocado
a las incertidumbres planteadas por esta eventual explicación en términos de en ellos durante la experiencia. Unicamente un tipo determinado de variables
stress consistiría en provocar en los sujetos un -estado psicológico próximo dio lugar a diferencias nítidas entre los sujetos de las diversas condiciones.
al del stress y en observar posteriormente los efectos que este estado tendría t Se trataba de los comportamientos de autocontacto y de manipulación ( tocar-
sobre su gesticulación. Esto fue lo que se intentó hacer en una experiencia ,, se, rascarse, manipular una prenda, etc.), que resultaban claramente más fre-
¡i que tomó como pretexto las actividades deportivas (Rimé, Boulanger y Dor- cuentes entre los sujetos que tenían una alta activación de base, al igual que
¡:
f val, no publicado). Para llevarla a cabo se pidió a los 300 estudiantes de un en aquellos en quienes la experiencia había provocado un importante aumen-
curso de introducción a la psicología que se midieran el pulso y transmitie- to de la activación.
ran su respuesta escribiéndola en una ficha que debían entregar al profesor
al final de la clase. En base a estos datos después se seleccionó una muestra
de sujetos cuyo ritmo cardíaco era lento y una muestra de sujetos cuyo ritmo e. Densidad del intercambio verbal
cardíaco era rápido. Más tarde se invitó a estos sujetos a que acudieran indi-
La experiencia que acabamos de describir nos lleva a considerar que la
1 vidualmente al laboratorio para participar en una experiencia. Al llegar se
gesticulación --esos movimientos de la cabeza, los brazos y las manos que
les explicaba que primero se les pediría que tomasen parte en un ejercicio de
r
1
entrenamiento a fin de examinar su reactividad cardiovascular bajo esfuerzo,
realiza mientras habla- del locutor difícilmente puede explicarse mediante
un simple desbordamiento de una excitación fisiológica temporal o perma-
ejercicio que formaba parte de una encuesta sobre las actitudes hacia el de-
i porte. Luego se les invitaría a responder a una entrevista de unos diez mi-
nente. Ante los resultados de la experiencia sin visibilidad recíproca, tampoco
parece· poderse explicar por la necesidad de transmitir informaciones visibles
nutos de duración sobre sus hábitos deportivos. En el ejercicio de entrena~ al otro interlocutor. Entonces, ¿cuáles son los factores que'*pueden explicar
miento deportivo se pedía a los sujetos que pedalearan durante dos minutos las variaciones de esta gesticulación? Otra experiencia realizada en nuestro
y medio sobre una bicicleta ergométrica cuya resistencia estaba regulada, de- laboratorio abre ciertas perspectivas de respuesta a esta pregunta.
pendiendo de la condición experimental, a 1 kg o a 6 kg. El ritmo cardíaco En esta experiencia (Rimé y Gaussin, 1982) se sometió individualmente
del sujeto era medido mediante un pletismógrafo antes y después de este a 34 sujetos a dos tipos de interacciones verbales con un experimentador.
esfuerzo. En promedio, la resiste!lcia de 1 kg sólo provocó un aumento mí- La primera interacción consistía en un test de memoria inmediata durante el
nimo del ritmo cardíaco ( aproximadamente 10 pulsaciones por minuto) en cual el experimentador enunciaba oralmente series de cifras que luego eran
repetidas, también oralmente, por el sujeto. Se trataba de una situación en
comparación con la provocada por la resistencia de 6 kg (aproximadamente
la que la densidad de comunicación era muy reducida, ya que el interca_mbio
60 pulsaciones por minuto). de cifras estaba normalizado y tan sólo permitía breves comentarios espon-
De esta forma, mediante este procedimiento se había convocado a la ex- táneos de los participantes acerca de la regulación del intercambio o las di-
periencia a ·sujetos cuya activación fisiológica de base era· baja o alta. Por ficultades experimentadas al realizar la tarea. La segunda interacción con-
medio de la bicicleta ergométrica además se creaba en los sujetos de cada sistía en una entrevista conducida por el experimentador sobre un tema de-
uno de estos grupos un aumento -importante o débil, según la re~istencia- f.;- terminado, lo que inmediatamente creaba una alta densidad de comunicación
de esta activación fisiológica. La entrevista comenzaba inmediatamente des-
pués del esfuerzo. Durante la entrevista se filmaba al sujeto y la película
era analizada según el procedimiento habitual. Si la gesticulación o la acti-
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entre este experimentador y el sujeto. El comportamiento del sujeto fue
filmado en ambas interacciones. Puesto que el estudio pretendía, antes que
nada, evaluar la estabilidad temporal e intersituacional de las variables no
vidad motriz de los sujetos era una función de su grado de activación fisio- ~ verbales, las dos situaciones fueron repetidas cuatro veces con cada sujeto,
mediando un intervalo de siete días entre cada repetición.
lógica, cabía esperar que esta gesticulación fuera más abundante en los indi-
Las evaluaciones efectuadas por los observadores durante el análisis de
viduos que presentaban una activación fisiológica de base elevada que en
las grabaciones de esta experiencia incluían un total de 16 variables de la
aquellos cuya activación de base era débil. Según este mismo razonamiento, actividad facial y corporal de los sujetos: movimientos de las cejas (frecuen-
los sujetos que habían sufrido un aumento considerable de su estado de ac- cia y duración), mirada dirigida al compañero de interacción (f. y d.), sonrisa
tivación durante la experiencia debían presentar, durante la entrevista, una (f. y d.), movimientos de cabeza (f. y d.), movimientos del tronco (f. y d.),
mayor actividad motriz que aquellos que tan sólo h~bían sufrido un leve gestos comunicativos de los brazos y las manos (f. y d.), movimientos de
aumento de dicho estado. Pero de hecho no fue así. Ni las variabks de la autocontacto y de manipulación (d.) e inclinaciones hacia adelante (d.) y
gesticulación, ni los aspectos expresivos como la sonrisa o la mirada hacia hacia atrás (d.). El principal resultado de este estudio fue el que puso de
el compañero de experiencia se vieron afectados de manera considerable por manifiesto un efecto de la densidad de comunicación en 14 de estas 16 va-
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554 1 Pensami-ento y vida social

minada, presentaban una carencia en el desarrollo del lenguaje verbal. El es-


16. Lenguaje y comunicación 1 555

riables. Este efecto era, además, muy potente, ya que dos terceras Partes
,,¡ de las comparaciones significativas entre las interacciones de baja y alta tudio requería que se pudiese hacer una distinción dentro de esta población
t•·
IT densidad de comunicación alcanzaban el nivel estadístico de p < 0,001. Sal. entre dos grupos de individuos que difirieran respecto a la magnitud de dicha
''...¡,11 vo la duración de los autocontactos y de los movimientos de inclinación carencia. La población de personas epilépticas parecía responder 1l las nece-
hacia atrás, todos los efectos registrados indicaban una abundancia de acti. sidades de este estudio, ya que en estos individuos los trastornos cerebrales
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~
vidad facial y corporal durante las interacciones de alta densidad, en con- que a menudo se manifiestan desde el primer año de vida, van acompañados
r'1 traste con el bajo nivel de esta actividad en las interaciones de baja densidad. frecuentemente de déficits más o menos importantes en el desarrollo del
H'1.11
De este modo, si bien la actividad motriz del locutor no parece ligada a
la transmisión de la información ni a las condiciones fisiológicas de dicho 10- lenguaje.
De esta forma se seleccionaron a 67 sujetos de ambos sexos, cuyas edades
i¡j cutor, esta vez se aprecia con claridad que es función de la densidad de las
,: tareas de codificación y desciframiento que le impone el proceso de comu- variaban entre los 8 y los 50 años, todos ellos internos de una institución
!I,·,,¡
l,i,
i,1
nicación. especializada (Rimé, Thomas, Laubin y Richir, no publicado). Lo primero
que se hizo fue establecer la jerarquía de las competencias verbales en el seno
de esta población. Para ello, todos los individuos fueron sometidos a una
,~ ¡
f. Gestos y competencias verbales escala de comprensión verbal. Además se pidió a los miembros del personal
!!' que vivían cotidianamente con ellos que situaran a cada uno de los sujetos
"'l'"~!
~- ! Entre dos concepciones diferentes de los comportamientos no verbales se en la escala de expresión verbal de Reynell, así como en una escala que per-
mitía una evaluación global de su competencia en comunicación verbal. Los
esboza un contraste. La primera es la concepción común que sostiene que es-
tos comportamientos son comunicativos y transmiten, dentro de la comunica- resultados de los tres instrumentos mostraron un alto grado de intercorre-
!1:
¡,i ción, significados importantes. La segunda que surge ahora, abre una perspec- lación. Con ellos se elaboró una clasificación de esta población en cuatro ni-
1•! tiva según la cual la actividad gestual formaría parte integrante del proceso veles de competencia verbal. Al revisar las edades de los sujetos en estas
¡¡: de codificación, es decir, de la actividad a través de la cual las ideas adoptan ' cuatro clases se vio que únicamente las clases 2 y 3 incluían un número su-
1,
jll
una forma comunicable. . ficiente de individuos en un mismo grupo de edad --en este caso, el de once
¡i¡
El estudio de lo's comportamientos no verbales de personas en quienes la a veinte años- para permitir el estudio. Así, este estudio efectuaría una
,!1
jH capacidad de utilizar la expresión verbal es pobre, e incluso presenta lagunas, comparación entre adolesc~ntes de competencias verbales moderadamente ba-
parecía hacer posible una interesante confrontación entre estas dos concep- jas, por una parte, y moderadamente elevadas, por la otra. Cada uno de estos
ni ciones diferentes. En efecto, ¿qué sucede con la gesticulación de estas per- grupos estaba formado por once sujetos. Claramente diferentes en cada una
~: sonas? Como prolongación de la tesis que afirma que los comportamientos de las evaluaciones de competencia verbal, estos dos grupos eran equivalentes
en lo que se refiere a la repartición de la edad y del sexo de los sujetos.
110 verbales tienen una vocación comunicativa importante, cabría esperar que
"I
~
~
el «lenguaje no verbal» se haya desarrollado de manera creciente en las per- Además, el examen de los expedientes médicos permitió establecer que· los

e sonas cuya expresión verbal presenta lagunas, a fin de compensar su déficit


de comunicación verbal. En efecto, si las señales visibles son los grandes por-
sujetos eran comparables respecto a la edad de aparición del trastorno (primer
año de vida en todos los sujetos), el tipo de epilepsia presentada, los medi-
j.' camentos administrados en el momento del estudio y la duración del período
,, tadores de información que la literatura a menudo ha descrito, estas señales
de hospitalización anterior a éste. Hay que s11brayar que, aparte de las dife-
deberían suplir necesariamente a las señales verbales en aquellos individuos·
!i
en quienes se ha detenido, por una u otra razón, el desarrollo de las señales rencias en las competencias verbales, los adolescentes de ambos grupos pa-
verbales. Por el contrario, una previsión opuesta se desprendería de la lógica recían absolutamente equivalentes en · sus capacidades para interactm1r con
que sostiene que el movimiento forma parte integrante del proceso de ela- otra persona.
boración y expresión del mensaje verbal. En tal caso, cuanto más elaborado y No resultó fácil encontrar una situación que permitiese filmar a los sujetos
,complejo sea el mensaje, más densa será la actividad no verbal que lo acom- y estar seguros de que éstos permanecerían dentro del campo de las cáma-
paña y, en consecuencia, cabría esperar que el individuo que sufre una ca- ras y desarrollarían comportamientos de interacción social. La solución con-
rencia en el desarrollo verbal manifieste igualmente una actividad no verbal sistió en presentar el estudio a los adolescentes como una encuesta sobre sus
empobrecida. intereses por los animales, llevándolos a este efecto a un local en medio del.
,¡ Por consiguiente, intentamos confrontar estas previsiones contradictorias cual se hallaba una jaula con un conejo vivo. Se llevó sucesivamente a cada
abordando una población de individuos que, debido a un~ condición deter- uno de los 22 sujetos a dicho local, acompañado de otro adolescente. Las

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cámaras situadas en este lugar filmaron a cada sujeto durante dos períodos
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sucesivos de diez minutos. En el primer período se le dejaba, en compañía
del ·otro adolescente, cerca de la jaula. Luego, una experimentadora, ya cono- 1·
nómenos a través de los efectos de un desbordamiento hacia las zonas mo-
trices, de una especie de exceso de excitación fisiológica, tampoco parece po-
cida por los sujetos, entraba en el local y participaba en su interacción, ini- der explicar estos hechos. Por el contrario, todos los resultados indican que
11
··.il,
esta actividad motriz es necesaria para la persona que habla y que crece en
:i ciándose así el segundo período. De este modo, se disponía de un muestreo
de los comportamientos no verbales de cada sujeto durante la interacción con función de la densidad y la complejidad de la actividad verbal comunicativa
J:¡'1
un par, por una parte, y durante la interacción con un par y un adulto, por en curso. En la tercera parte de este capítulo consideraremos un contexto
tj la otra. teórico que pueda aportar una dilucidación de estos resultados.

1 ¡ Una vez en el laboratorio, las películas fueron analizadas según los pro-
cedimientos habituales. Un primer análisis consistió en cuantificar los dife-
1:,1 rentes gestos de los brazos y las manos, así como ciertos movimientos facia- C. Gestos, representación y comunicación
1 ~ r
les, sin distinción de los tiempos de palabra, de escucha o de silencio. Los i
~.i
"¡ resultados de este análisis no revelaron ninguna diferencia notable entre los
.?¿ La mayoría de los gestos desplegados por una persona que habla tienen
~¡ la apariencia de una actividad analógica. No siempre resulta fácil darse cuen-
.sujetos de ambos grupos e.studiados. Pero un análisis de las películas sonoras
de la experiencia reveló que los sujetos de los dos grupos habían presentado JJ ta de ello, porque el auditor humano generalmente se ve obnubilado por la
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tiempos de palabra similares y sin modificación, independientemente de que
la interacción hubiese tenido lugar en ausencia o en presencia del adulto. En
esta medida se pudo emprender un segundo análisis de los videos, limitado
en esta ocasión a los movimientos corporales intervenidos durante los perío-
dos de expresión verbal de cada sujeto observado. Esta vez, de los resultados
' dimensión verbal y, por consiguiente, la gesticulación tiende a escapar a su
atención. Pero basta con observar una conversación entre terceras personas
a cierta distancia o interrumpir el sonido del televisor durante la emisión
de una conferencia o un debate, para ver aparecer de forma manifiesta la
multitud de movimientos que esbozan, a menudo tan sólo de forma incipien-
"J surgía un efecto significativo: en comparación con los sujetos de nivel verbal te y vaga, contenidos del discurso. La forma del objeto evocado, su movimien-

),J inferior, los de nivel superior presentaban un mayor número de gestos co- to, su relación con otra cosa, sus atributos, su localización en el espacio geo-
municativos de los brazos y las manos. Este efecto se apreciaba tanto en la gráfico o en el espacio lógico del locutor («por una parte; por la otra», etc.)
interacción con el par solo como en la interacción que incluía al adulto. se manifiestan unos tras otros en su gesto. En los tiempos fuertes de la ex-
En consecuencia, este estudio no arrojó ningún resultado que viniese a presión verbal, este gesto puede invadir toda la actividad corporal, constitu-
I;jll*
,,¡
apoyar la previsión de que los comportamientos no verbales se desarrollarían
a título de comunicación sustitutiva o supletoria en los individuos que pre-
yendo la mímica. Pero generalmente sólo la mano habla y, la mayor parte
del tiempo, de manera apenas alusiva.
,1
sentan un déficit en el desarrollo verbal. En efecto, en ningún momento los
'l: individuos del nivel verbal inferior presentaron indicios que indicaran que

!J recurrían en mayor medida a las señales no verbales, en comparación con los a. Actividad analógica y representación
: individuos del nivel verbal superior. Por el cóntrario, los resultados apoyaron
'
claramente la predicción alternativa: los individuos que presentan mayores La observación de los niños de corta edad se presta para vislumbrar la
,,: '

competencias utilizan en mayor medida el gesto. Así, los hechos parecen estar actividad analógica en su época de apogeo. En efecto, el niño no narra una
en favor de la siguiente tesis: el movimiento se halla implicado en la activi- historia, una escena o un acontecimiento que ha vivido o imaginado, sino
dad verbal del individuo y es función del grado de complejidad de dicha ac- que los restituye plenamente en forma de mímicas y onomatopeyas. Todo él
tividad. es la historia o el acontecimiento, y los representa con todo su cuerpo. Esta
explosión expresiva se halla tan alejada de los modos narrativos verbales del
adulto que éste es incapaz de ver en ella una comunicación dirigida por el
1
,,
g. Conclusión niño a su entorno. Para el adulto, este niño simplemente está jugando y lo
deja que juegue esperando a que se calme. Por otra parte, la misma actitud
Las diferentes experiencias que acabamos de ver hañ contribuido a apar- caracteriza al occidental cuando se encuentra ante mimogramas grupales, como
tarnos de una explicación del gesto y de la actividad motriz del locutor en los realizados en las culturas africanas. De forma similar a la anterioi:, la ex-
,: términos de «lenguaje del cuerpo». Una explicación alternativa de estos fe- plosión expresiva se percibe como un espectáculo o como una fiesta a la que
•¡; hay que asistir únicamente desde fuera. Para el individuo acostumbrado a
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"i' 558 1 Pensamiento y vida social 16. Lenguaje y comunicación 1 559
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expresarse con palabras y exclusivamente con fines de transm1s1on interoceptivos, posturales y motores, que son indicios de las motivaciones,
::.i¡I, mación, la explosión expresiva está desprovista de sentido. actitudes y estados emocionales experimentados por este sujeto a través de sus
:; ¡l Al continuar su desarrollo, el niño accede de forma progresiva al arte experiencias del referente (véase fig. 2).
'1'
/; ¡i 1 de la conversación. La expresión mímica de los primeros años se difumina,
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>
i .¡: subsistiendo únicamente como vestigio en la actividad gestual analógica, ge-
! 11 neralmente limitada a movimientos de los brazos o de las manos que esbozan
:1
tímidamente formas contenidas en la exposición verbal. Sin embargo, en los
iÍ:·1 ) matriz conceptual
adultos en raras ocasiones se desbocará esta actividad analógica, pudiendo
~!ni
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reencontrar temporalmente su apariencia típica de la edad temprana. Así
por ejemplo, veremos a aquel adulto gesticular desmesuradamente mientra~ -- l ) ) ) ) )
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cuenta el accidente del que escapó, la riña de la que fue etstigo o cualquier
otro acontecimiento cuyo recuerdo esté cargado de emoción o de movimiento .
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, De esta forma, parece que dependiendo de la edad del locutor, de su ·

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cultura, de los momentos· o las circunstancias, su actividad de comunicación


::1. manifiesta grados variables de gesticulación analógica. En algunos casos, ésta
ii
¡¡¡
únicamente se presenta a niveles mínimos, incipientes. Pero de cualquier ma-
nera surge cuando hay expresión comunicativa. Para comprender este fenó-
2 matriz dinámica

meno no hay otra solución que tomar en consideración una parte muy olvi-
"I dada del proceso de comunicación: el referente o cosa de lá que habla el lo-
FIG. 2. - Modelo teórico de los «portadores» del proceso de representación
¡¡l, cutor. Toda la psicología cognitiva contemporánea nos lleva a pensar que los , ·
j lazos que se han establecido entre el referente y el locutor son lazos de una La matriz conceptual se constituye principalmente por las actividades de abs-
!r actividad perceptivo-cognitiva que se limita a la estructuración y formación tracción, de establecimiento de categorías conceptuales y de estructura lógica. La
de categorías, a la conceptualización y organización de vínculos lógicos. En matriz dinámica se debe a la actividad emotiva, interoceptiva, postural y motriz.

ifl
l.!I suma, según este punto de vista, el mundo al que nos .enfrentamos y sobre
1
el que gira nuestra comunicación en un momento dado sería un mundo pura- Así pues, ésta sería la fuente de la actividad gestual del locutor. Cuando
11 mente geométrico y técnico, que se prestaría sumamente bien a un tratá~' el locutor tiene que expresar, en el proceso de comunicación, esta represen-
l.'H.ll,1 miento a través de los procesos cognitivo-racionales del sujeto. Por lo que
respecta a las resultantes de este tratamiento, son de tal naturaleza que, a su
tación y hacer que su auditor comparta su sentido con él, es decir, el conjunto
•·1 tanto conceptual como no conceptual, este locutor únicamente dispone de un
l(i vez, se prestan muy bien a la comunicación en su forma verboconceptual. En código de comunicación, el lenguaje, que es conceptual. ¿ Intentará traducir
i,'':.1'
I· resumen, entre el acontecimiento vivido por el locutor y la relación que de los aspectos no conceptuales de la representación a través de sus gestos? No,
j', éste hace a su auditor, sólo habrían contribuido los «procesos mentales su- ya que para ser comprendido por su compañero, estos gestos deberían ser
¡¡/; periores». infinitamente más elaborados que los ·vagos esbozos que generalmente cons-
'1j
Y sin embargo, el mundo con el que tratamos todos los días no es tan tituyen. Pero lo que necesita el locutor para seleccionar mejor las palabras
., sólo geométrico y técnico. También es dinámico y vectorial (Werner y Kaplan,
\ y las frases adecuadas para comunicar su experiencia global, es estar en con-
1967; Osgood, 1962; Rimé, 1983). El individuo está constantemente en re- tacto directo con esta experiencia. En esta operación, las representaciones se
lación con un universo que nunca le permite ser neutro, que lo anima, lo avivan necesariamente y los elementos interoceptivos, posturales y motores,
atrae, lo rechaza, lo trastorna y suscita en él gran cantidad de actitudes. Nos esos portadores de sentido, son esbozados una vez más en la gesticulación del
hallamos ante dimensiones que, a su vez, son mucho menos captadas de modo locutor. Sin esta actividad, este último no podría recuperar plenamente el sen-
conceptual que de modo afectivo, interoceptivo, postura!, motor y gráfico. tido de lo que desea comunicar. En la condición de privación relativa de mo-
Así, de lo que habla el locutor cuando menciona su -referente en la comu- vimientos de la experiencia descrita anteriormente, a pesar de la actividad
nicación, no es tanto de las formas simbólicas o conceptuales, como se ha con- motriz compensatoria en las zonas libres del cuerpo, recordemos que se cons-
siderado generalmente, como de las representaciones globales que incluyen, tataba una reducción de las tasas de imágenes evaluadas en los contenidos
además de estos aspectos simbólicos v conceptuales, importantes elementos de los discursos.
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" Con estos datos, en apariencia técnicos, podemos comenzar a hacernos
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1
una idea de la delicada tarea que emprende el ser humano cuando intenta
·!, b. Desciframiento y representación captar la información que le dirige uno de sus semejantes. Pero para nuestros
'ií fines, la parte más pertinente del análisis teórico de Rommetveit reside en un
il Antes de proseguir con este análisis, conviene detenerse un instante en modelo de la dinámica a través de la cual el auditor elabora progresivamente
los procesos que se· desarrollan ante la presencia del locutor en el auditor la representación, o estructura significante, que necesita para seguir la expo-
·, 11 cuya tarea consiste en captar el sentido de las palabras del primero. Se podrá sición de su interlocutor. Conviene detenernos en este punto, ya que una bue-
constatar que las operaciones que tienen lugar en él se sitúan en la prolon- na comprensión de esta noción de representación elimina definitivamente la
1 gación de las ya descritas operaciones del locutor. En todo caso esto es lo imagen de la situación de comunicación en tanto que simple juego de pala-
que se desprende del análisis teórico propuesto por Rommetveit (1971),. tras bras, de codificación y desciframiento, caracterizado sobre todo por operacio-
ll1·'l··l,1,·. numerosos trabajos experimentales realizados en la Universidad de Oslo. Este
,,
1
,, autor recuerda que para el auditor, un mensaje tan sólo es una secuencia de
nes de traducción. Por el contrario, aquí la comunicación es concebida como
un proceso dinámico, donde la actividad cognitiva tiende constantemente a
11' sonidos. Las palabras sólo surgirán del mensaje si se efectúan las operaciones garantizar cierto grado de sintonía, o de acuerdo, entre los participantes.
!li perceptivo-cognitivas sobre estas formas sonoras o visuales. Un proceso de es- El modelo (véase figura 3) toma como punto de partida lo que Rommetveit
¡(
!" cucha o de lectura activa debe presidir estas operaciones: por medio de éste, denomina el proceso inicial de referencia. Se trata del último nivel del proce-
.1 las secuencias temporales de sonidos serán divididas siguiendo las reglas mor- so de comprensión: la elección de un correlato semántico específico, seleccio-
l fológicas y semánticas del lenguaje de que dispone el receptor. De esta ma-
nera se observa que la percepción de una palabra es un proceso complejo,
nado en función del contexto general del mensaje. De ahora en adelante, a
una idea emitida por el locutor corresponde una cierta idea en el auditor.
organizado según una jerarquía: la palabra sólo puede surgir para el auditor Lo que muestra este modelo es cómo esta idea, una vez nacida, se elabora
h1; en respuesta a una demanda interna de significado. A todos los niveles ope- de forma dinámica, cómo se enriquece y se precisa, un poco como la ola
rativos, el receptor se halla activo, confrontando constantemente la informa- que surge, toma forma, se alimenta y se modifica en función de su masa, de
ción que llega con los modelos internos de que dispone y que elabora en gran la corriente, de los vientos, de los fondos, etc. En efecto, una vez seleccio-
parte durante estas mismas operaciones. En estas últimas, Rommetveit dis- nado, el referente percibido por el auditor se conecta con un proceso de re-
tinguió tres nivele~ sucesivos. El nivel más bajo es el que acaba de ser men- .presentación que crea y mantiene en su centro el concepto abstracto que co-
cionado y que conduce a engendrar la forma de la palabra a través de la con- rresponde al referente. Sin embargo, un concepto abstracto, en tanto que tal,
frontación del estímulo entrante con las formas perceptivas familiares. El si- sería inutilizable para el espíritu humano, ya que debe estar apoyado por los
guiente nivel comporta la búsqueda y selección de un correlato semántico elementos que le confieren su sentido. Según Rommetveit, desde el principio,
apropiado a la forma así aislada. Por último, en el nivel superior, se pone a el proceso de representación es apoyado de esta forma por dos tipos de ele-
prueba este correlato semántico como parte específica del mensaje, aferente mentos: las asociaciones, por una parte, y los procesos emocionales, por la
y apropiada a éste. En efecto, el primer significado que surja en el' receptor otra. Durante todo el resto del intercambio, este proceso será alimentado por
puede no ser correcto. Es la confrontación de este significado hipotético con nuevos elementos asociativos y emocionales, al mismo tiempo que afectará
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otros datos provenientes de la fuente de información la que permitirá saber retroactivamente a los elementos asociativos y emocionales que surjan.
;¡1 si lo es o no. Por lo tanto, cada nivel del procéso jerárquico de la compren- De esta forma aparece una estrecha analogía entre los procesos del locu-
:11: sión debe ser concebido como una especie de subprograma o de test de hipó- ( tor, definidos anteriormente, y los del receptor, abordados aquí a través del
,,:¡:
j tesis, inscrito en el seno de la operación superior inmediata, de manera que modelo de Rommetveit. Tanto uno como el otro «trabajan» alrededor de un
:l una invalidación de la hipótesis en un nivel posterior de la secuencia provoca vector central: el concepto abstracto. El locutor debe elaborar este vector de
,1¡ inmediatamente un retorno a los niveles inferiores. En condiciones normales manera que pueda portar el sentido que se desea comunicar. Es la interacción
'lj:
'
de comunicación, las operaciones de nivel inferior, que garantizan el recono- de los datos geométricos-técnicos y de los elementos dinámico-vectoriales rela-
cimiento de las formas, tienen una duración sumamente breve y no dejan ' tivo al referente lo que subtenderá esta operación. El auditor debe captar este
!
) huella alguna una vez cumplidas sus funciones. Se trata, pues, de operaciones vector y es la interacción de los datos asociativos y emocionales evocados en
1,
auxiliares cuyo único objetivo es permitir el acceso a lÓs procesos semánticos él por este vector los que condicionarán esta captación. Así pues resulta evi-
;¡; 1
y cognitivos de nivel superior. Comprendemos las ideas y los mensajes, y los dente que, cuanto mayor sea el contacto directo que el emisor tenga con
recordamos, pero no almacenamos las imágenes visuales o acústicas a través la representación, sobre todo a través de la gesticulación analógica, mejor
¡: de las que son transmitidas estas ideas y estos mensajes.'·
¡¡¡

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562 1 Pensamiento y vida social 16. Lenguaje y comunicación 1 563

1,11,1
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pretación en el que interviene únicamente el auditor. En efecto, salvo los
·.1!
raros casos de gestos convencionales que presenta cada cultura (levantar el
' ) proceso asociativo
pulgar para indicar que todo va bien, guiñar el ojo para manifestar cierta

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,,1¡ complicidad, etc.), es en este vector conceptual donde se concentran los es-
i fuerzos de comunicación del locutor y es en esta modalidad donde espera

j
encontrar las representaciones del auditor. Sus gestos, por su parte, tan sólo
pueden dar lugar a un proceso de formación de impresiones del que el audi-

tt~
palabra proceso de referencia

===tt"'t)'oo-=¡yt
===}-A--'------------.;,__
tor deducirá una imagen inferencia! sobre la persona de su interlocutor, sus
estados afectivos, sus rasgos y sus capacidades. Pero este proceso es suma-
mente azaroso en la medida en que no deja lugar para la verificación y el
reajuste. Además se basa en un. material particularmente delicado, ya que se
li!
~
p
'J.:
proceso afactlvo-emoclonal trata de manifestaciones ligadas a esta parte de la experiencia que el propio
locutor domina con mayor dificultad para llevar a cabo una traducción dentro
de la matriz lógico-conceptual común.
~
~ En segundo lugar, hay que subrayar que en la mayoría de las situaciones
íl~
~ de comunicación, los interlocutores prestan poca atención a sus gestos res-
ij FIG, 3, - Modelo teórico de los tres componentes del significado de la palabra para
el auditor, según Rommetveit (1971) pectivos. El estudio de la mirada en la interacción social revela que la mayor
!:,, parte del tiempo, ésta es dirigida al rostro del interlocutor o hacia puntos del
¡ Su estructura temporal es esencial. En su punto de partida se encuentra el
espacio sumamente alejados de su persona (Rimé, 1977). Generalmente, tras
1 proceso de referencia que consiste en la elección de un correlato semántico apro-
¡ una conversación, las personas son incapaces de describir la gesticulación de
piado para la palabra percibida, Luego, se desarrolla el proceso de representación,
apoyado por los procesos asociativo y afectivo-emocional. su interlocutor. En base a estos elementos resulta sin duda razonable consi-
derar que los comportamientos no verbales del interlocutor ocupan, por lo
será la selección de los vectores conceptuales más indicados para hacer que general, la periferia del canal de la atención del sujeto, mientras que el centro
aparezcan en su interlocutor las asociaciones y emociones apropiadas y, por de este canal se halla reservado a las tareas de codificación y desciframiento.
consiguiente, una representación que corresponda a la que deseaba comuni- En este sentido, respecto a los procesos perceptivo-cognitivos del receptor, la
car. Sin duda, ésta es la condición indispensable para garantizar un cierto gra- relación entre la comunicación verbal y las informaciones no verbales que éste
do de intersubjetividad en la comunicación humana. recibe es la relación entre la figura y el fondo. Los elementos del fondo están
presentes a título de captadores potenciales de atención. Pero incluso si no
atraen la atención principal, en general dan una cierta coloración a la figura
c. Gestos y desciframiento central. Sin embargo, esta contribución de la motricidad probablemente po-
dría encerrarse en paréntesis sin grandes daños, ya que numerosos trabajos
i
li Hemos adoptado el punto de vista de que la actividad no verbal del lo- sugieren actualmente que el canal vocal, con sus innumerables playas de va-
li11 cutor carece de valor de comunicación, ya que formaría parte integrante del riaciones del ritmo y de las cualidades sonoras, es por si mismo portador de
proceso de representación y elaboración conceptual que tiene lugar en el lo-
!j cutor. Pero ¿no significa esto que esta motricidad, que mantiene relaciones
una gran parte de la información que utiliza el interlocutor para forjarse una
impresión sobre los afectos y la personalidad del locutor.
de analogía con el contenido verbal en vías de elaboración, lleva, por esta Pero la perspectiva de la figura y del fondo como modelo teórico de la
.¡.,¡! misma razón, un cierto número de informaciones útiles para el auditor? A esta relación entre lo verbal y lo no-verbal en el desciframiento, también implica
pregunta hay que aportar tres elementos de respuesta. que, en ciertos momentos, esta relación pueda invertirse, de manera que los
·~ ,,
· Primero, es cierto que la gesticulación refleja necesariamente, al menos
hasta cierto grado, las representaciones y elaboracione~s que se desarrollan
comportamientos no verbales ocupen el papel de figura y el centro del canal
de atención. Dos tipos de circunstancias parecen propicios para provocar di-
:~
en el locutor. Pero en este caso ya no se trata del proceso de comunicación cho vuelco: el aumento de intensidad de lo no-verbal y el descenso de inten-
11 en tanto que tal, donde locutor y auditor se esfuerzan para contribuir a la sidad de lo verbal. La primera eventualidad se presenta cuando los compor-
sintonía de las representaciones intercambiadas, sino de un proceso de inter- tamientos no verbales resultan inhabituales, excesivos, extraños o discordan-
'~0-,,,,,.,;,~·,"·'~~. .,,,, ,,,,,, u-""-"""''"""'____,.,..,,,u,,_.. _ _!."~ t:l!fil li lis" ''*"' ,., '%,;l'J,,;t;,;.~,,.~,._-~,:wtco5~wt.'~''''&'"'""'"''""".i;:;,~¿4'ií.~~....,,;/4\,,.,-,i,J.~i/lll&i.••:W~t:M'-·&¾ r;:;--,~:.t.~~-,~,,~;#¡(j¡.~~~4,_,,.""

!;1 564 1 Pensamiento y vida social


1
16. Lenguaje y comunicación 1 565
1 I
'·[lf tes en relación con la situación o el contenido del intercambio. En este caso
;l aumenta su relieve y comienzan a tener un innegable impacto ·sobre el ínter~ sumamente diferentes. Pero sus opiniones sobre este tema concuerdan de for-
ma estrecha.
Ji 1 j~
locutor. Esto es lo que se produce sobre todo en las interacciones con los
individuos psicopáticos que presentan, en diversos aspectos, comportamientos El antropólogo francés Marcel Jousse (1924; 1955) fue sin duda el pri-
:J\ mero en dar forma a esta cuestión. Su punto de partida era la idea de que,
no verbales excesivos (Rimé, Bouvy, Leborgne y Rouillon, 1978). Entonces
su interlocutor tiende a tomar una posición de repliegue respecto a ellos en eÍ antes de toda simbolización, el individuo lleva a cabo la comprensión de la

,~
1 intercambio. Agreguemos que el cambio de punto de vista que interviene realidad a través de la actividad corporal, de modo gestual y motor. Por con-
cuando se produce dicho vuelco sin duda tendrá graves consecuencias sobre siguiente, los primeros medios de la comunicación de la experiencia serían la
el resto de la interacción. En efecto, de suceder eso, es el rol social- lo que gesticulación y la onomatopeya. A estos medios que presentan la ventaja de
ir evoluciona, pasando de ser el de un participante al de un observador. Toda una restitución directa o analógica de la experiencia, las culturas habrían sus-
la dinámica posterior de la relación se verá afectada por ello, como sucede tituido los lenguajes convencionales, según la visión antropológica de Jousse.
De esta forma, durante su desarrollo, cada individuo se vería obligado, a su
,1i en la vida corriente cuando uno de los interlocutores ha presentado un com-
vez, por la presión social, a abandonar la primera modalidad expresiva para
,,,
!ill portamiento ( torpe, equívoco, excesivo, etc.) que no responde a las expecta-
recurrir a las convenciones lingüísticas, sumamente elaboradas, pero alejadas
i tivas o a las normas del otro. Por lo que respecta al descenso de intensidad
l: del canal audible, segundo factor que puede provocar el vuelco que lleva los de la experiencia personal. Sin embargo, en las circunstancias en que se halla
" comportamientos no verbales al centro de la atención del auditor, puede in- menos sometido a las coacciones. sociales, el individuo tendería a regresar a
formas expresivas próximas a esta modalidad primitiva. Esto hace que Jousse
li tervenir sobre todo en caso de producirse interferencias sonoras en el proceso
de comunicación (ruidos, perturbaciones ambientales). Algunas experiencias conciba que los medios ljngüfsticos disponibles se extiendan desde un estilo
han mostrado que en dichas condiciones de mala recepción de la señal audi- «oral», concreto, subjetivo, idiomático y débilmente elaborado a nivel de lé-
¡¡111,
ble, el receptor explota efectivamente los datos visibles y, apoyándose sin duda xico, de lógica y de sintaxis, h'<lsta un estilo «escrito», modo de expresión
en los movimientos de labios del emisor, consigue de esta manera clarificar de apariencia libresca, en el que la palabra es abstracta, alejada de la expe-
el mensaje verbal. riencia, impersonal y caracteriz'<lda por una fuerte articulación. En el marco
de las teorías psicológicas del desarrollo individual, autores como Wallon
(1970) y Werner (Wemer y Kaplan, 1967) fueron conducidos a considera-
d. Los estilos de lenguaje ciones muy parecidas a las introducidas por Jousse. Al igual que este último,
estos autores distinguen dos formas opuestas de la expresión que tendrían
No todas las experiencias tienen una igual carga de elementos geométrico- su origen en momentos sucesivos de la ontogénesis. Sin embargo, estas teo-
técnicos y de elementos dinámico-vectoriales. Escapar por los pelos de un rías psicológicas ya no consideran que el paso a la forma expresiva conven-
accidente automovilístico dará lugar a representaciones cargadas de elemen- cional sea resultado de una presión social, sino consecuencia de una evolu-
tos afectivos, interoceptivos, posturales v gráficos; abordar un problema de . ción espontánea del niño que, al diferenciar cada vez más la percepción de
álgebra engendrará representaciones carg~das de ele~entos conceptuales arti- la acción, recurrirá a medios cada vez más elaborados para relacionar estos
culados de forma lógica. Relatada a una tercera persona, la primera situación dos momentos a través de su actividad de representación y expresión'.· W allon
l,1 suscitará una expresión verbal y una gesticulación muy diferentes de las que distingue entre Ja expresión adulta, dominada por la actividad simbólica, y la
caracterizarían a la segunda. Además, hay que tomar en cuenta que el proceso expresión primitiva a la que la anterior a veces cede su lugar y donde los
1n
¡,11 de representación es plástico en relación con la expresión verbal. Así, el acci- gestos y las actitudes ocupan un papel central. Werner distingue entre el
¡! ;. lenguaje «interior», forma de expresión verbal poco articulada y enlaz'<lda con
dente automovilístico narrado a un vecino no tendrá la forma lingüística del
il informe que el sujeto hará en el severo contextó de un tribunal; el problema la experiencia, y el lenguaje «exterior», forma codificada y convencional. Por
!I,, último, en psicología social, también Moscovici (196 7) oponía dos estilos lin-
de álgebra se expresará en dos modalidades diferentes dependiendo de que
;11: güísticos diferentes. Por una parte distinguía «un código muy elaborado, poco
sea expuesto en un salón de clases o sea objeto de una controversia entre
dos matemáticos, amigos desde hace mucho tiempo. Dependiendo de los te- redundante, más organizado a nivel sintáctico y que emplea un mayor número
mas, los contextos y las situaciones de la comunicación, es el conjunto de la de sustantivos», y por otra parte, «un código más redundante, menos elabo-
f rado, menos organizado a nivel sintáctico y que emplea un mayor número
'.h forma· expresiva adoptada por el locutor lo que puede variar. Esta forma ha
sido abordada por autores pertenecientes a horizontes teóricos en ocasiones de verbos». Este autor designaba a estas dos modalidades como lenguaje escrito
y lenguaje oral, respectivamente.
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'11

566 1 Pensamiento y vida social 16. Lenguaje y comunicación 1 567

Así, se ha encontrado con una notable unanimidad la oposición de dos ·


estilos de lenguaje en los diferentes autores que han abordado esta cuestión -~ e. Los estilos gestuales
I'' (véase la tabla I). Según su perspectiva común, toda expresión verbal cicu. ··
paría cierta posición en un continuum que separa dos formas extremas: una Si el gesto está íntimamente relacionado con la codificación verbal, cabría
1
poco articulada, próxima a la experiencia y poco comunicable, a l'<l que po- esperar que éste presentase formas variables, en correlación con el estilo de
dríamos designar estilo directo, y otra muy articulada y altamente convencio- lenguaje adoptado por el locutor. Dicho de otra manera, a las variaciones
nal, a la que podríamos llamar estilo mediatizado. Esta posición particular de estilo de lenguaje deberían corresponder variaciones del estilo gestual. Esta
que ocupa la expresión del individuo en este continuum del lenguaje tendría hipótesis encuentra un considerable apoyo en los trabajos del norteamericano
implicaciones precisas para el conjunto de las facetas de su actividad de co- Freedman (1972 ).
municación: nivel de léxico, nivel sintáctico y de la organización del discÚrso, Las observaciones de este autor lo llevaron a elaborar una clasificación
nivel del flujo verbru y del paralenguaje y nivel gestual o no verbal. '' del gesto que comporta dos grandes categorías de movimientos que acompa-
ñan la expresión verbal del locutor. La primera de ellas agrupa los gestos
amplios y largos que, de una manera vaga o, con menor frecuencia, de una
manera precisa, constituyen una descripción del contenido verbal, indepen-
TABLA l. - Los estilos de lengua;e dientemente de que se trate de un referente físico o de una idea abstracta,
como puede ser un sentimiento o una emoción. Freedman los denomina ges-
Es.tilo «directo» Estilo «mediatizado» tos de primacía motriz (motor primacy). En efecto, según sus observaciones,
estos gestos se manifiestan cuando las significaciones motrices, particularmen-
Principales te vivas, dominan el proceso de representación y tan sólo se dejan dominar
características: con dificultad por la expresión conceptual. De esta forma, dichos gestos serían
Expresión Expresión concreta, subjetiva, Expresión abstracta, objetiva, típicos de una expresión .verbal solamente articulada en parte y, por consi-
idiosincrática y contextua- impersonal y descontextua- guiente, caracterizada por modos de léxico, sintácticos y gramaticales con un
lizada lizada bajo nivel de elaboración. Estas características son las del estilo lingüístico
al que hemos denominado anteriormente estilo directo. Los gestos de prima-
Léxico Vehículos personales, idiomá- Vehículos alejados de la expe- cfa motriz constituirían así el correspondiente motor de este estilo.
ticos, inmersos en los esta- riencia, altamente codifica- La segunda categoría de gestos puesta de manifiesto por Freedman se
dos afectivos, posturales y dos, dominados por la ex-
presión convencional compone de movimientos más reducidos y discretos, que ya no tienen la apa-
dinámicos
riencia analógica de los precedentes. Estos gestos se conforman con dar ritmo
Sintaxis Débil articulación de las co- Alta articulación de las cone- al discurso y acentuar la entonación vocal, sin referirse en apariencia de modo
nexiones lingüísticas xiones lingüísticas alguno al contenido verbal propiamente dicho. Este autor los denomina ges-
tos de primacía verbal (speech primacy), ya que parecen dar prioridad a la
Denominaci6n

1 según los autores: expresión verbal. Freedm'<ln observó que esta categoría de gestos se producía
,11 en asociación con las formas de lenguajes más diferenciadas y mejor articula-
11¡
Wallon Expresión primitiva mediante Expresión adulta dominada das. Acompañan los discursos en los que la estructura sintáctica es más com-
gestos y actitudes por la actividad simbólica pleta. De esta forma, aquí encontramos una vez más la definición del estilo
Jousse Expresión oral-global basada Expresión «algebrizada» basa- lingüístico mediatizado, cuyo correspondiente gestual residiría, por tanto, en
en la experiencia concreta da en las convenciones lin- estos gestos de primacía verbal.

1
r Werner y Kaplan Lenguaje interior enlazado con
güísticas
Lenguaje exterior codificado y
Por último, añadamos que, al igual que los autores que han tratado los
estilos de lenguaje, Freedman considera que los estilos gestuales deben con-
cebirse en términos de continuum. Las dos categorías descritas definirían sus
1 la experiencia convencional dos polos. Al igual que los estilos de lenguaje, los estilos gestuales evolucio-
Moscovici Lenguaje «hablado» Lenguaje «escrito» narfan a lo largo de este continuum, dependiendo de la edad del locutor, de
,.' los referentes, los contextos, los interlocutores, etc.
'j'
11
~,.~,.,,,-...,...,.,s,»,ec.,-..,,~,,,:,->s.-,;,'-'>«.. _ , , . . , _ . . , . , , ~ , ~ ~ " ' \ ; ' l . ~ ~ V ! . ! , l l l ~ ~ ~ ~ ~ ' i s , ' i ~ ~ ~ " ' ¼ i " . t s " t l i l i l i ~ ~ ( . < , < / \ i l l e & ~ ~ ~ ~ & ~..O ) , . ~ ~ ~ ~ < t i ' Y ' J ) ' ' } j i j \ l&1:i:i"'ni;\f"6;i>~UI 'l'd'l!i'iQiii,ofo;¡ ,-,.,,,,....,,·~,;,..,;Ni«"'~

1;r
ll!
ffl 568 1 -Pensamiento y vida social 16. Lenguaje y comunicación 1 569
11!
·~t i estos casos, la captación es poco articulada y débilmente codificada, ya que
h!
f. Un modelo de los estilos verbo-gestuales Jo que domina en el sujeto respecto al referente son las imágenes vivas y las
dimensiones interoceptivas, posturales y motrices de la captación. Otro tanto
!J¡I~ En la primera parte de este capítulo hemos examinado cierto número de
datos que ponían de manifiesto algunas variaciones importantes del lenguaje '
sucede cuando el referente tiene dimensiones perceptivo-dinámicas muy mar-
cadas (imágenes vivas, movimientos, desplazamientos rápidos, etc.) o estruc-
\ltl'
,Hl del locutor en función de factores como la relación social existente entre los turas complejas (configuraciones, relaciones, etc.) que lo hacen menos acce-
interlocutores, las coacciones normativas de ,la situación, la distancia en rela- sible de manera inmediata para la red conceptual y lógica que ofrece el
ción con el referente y la naturaleza del canal de comunicación. A continua- lenguaje. De manera inversa, el referente impersonal, antiguo, habitual, dé-
ción, nuestro análisis teórico de las relaciones entre el gesto y la palabra nos bilmente dinámico o simple será asimilado con mayor facilidad por las estruc-
llevó igualmente a considerar que el estilo de lenguaje, al igual que el estilo turas conceptuales convencionales de que dispone el sujeto. Ciertas experien-
gestual, podían variar en un continuum en función de varios factores, men- cias han demostrado que, cuando se obligaba a los sujetos a hablar de un
cionados aquí tan sólo de forma alusiva. Ahora se trata de examinar estos dife- referente de alto impacto perceptivo-dinámico (configuración espacial com-
rentes factores de una manera sistemática, ya que parecen constituir los ver- pleja o imagen visual a describir), sus comunicaciones iban acompañadas de
daderos determinantes del· lenguaje que se adoptará en la comunicación. Esto una considerable elevación. de la tasa de gestos de articulación débil, en com-
fue lo que intentamos hacer en un modelo teórico (Rimé, 1983) que esboza- paración con lo. que se produce cuando el referente impuesto tan sólo tiene
remos brevemente. un débil impacto perceptivo-dinámico.
En su extraordinario análisis de la función de los símbolos durante la psi- La relación entre el sujeto y sus representaciones, segundo eje del mode-
cogénesis, Werner y Kaplan (1967) mostraron que una actividad expresiva, lo, es una dimensión no situacional en el sentido de que, a nivel experimen-
para adquirir la propiedad de comunicación, debe necesariamente hacerse tal, no puede ser manipulada, sino que forma parte de las características per-
autónoma. Dicho de otra manera, debe diferenciarse, desprenderse de la ma- sonales. Esta dimensión implica la edad del sujeto, su nivel de desarrollo,
teria concreta de la experiencia que traduce y llegar a manifestarse en moda- pero también sus condiciones socioculturales y factores de personalidad como
lidades impersonales, objetivas, comunes y convencionales. Esto significa que,· los estilos cognitivos, todas las condiciones que pueden afectar la capacidad
para estar en condiciones de comunicar su experiencia, el niño debe llegar a del sujeto para forjarse del mundo representaciones impersonales, objetivas,
ser capaz de ya no estar sumergido en ella y de tomar distancias respecto codificadas, exentas de idiosincrasias. De este modo, algunos datos recopilados
a esta actividad expresiva. Al cumplir esta condición, las modalidades con- recientemente por nuestro laboratorio sobre niños de cuatro niveles diferen-
ceptuales convencionales pueden ser aplicadas a su experiencia, pudiéndose tes de escuela primaria mostraron que a medida que aumenta el nivel escolar,
establecer así una comunicación efectiva entre el niño y su interlocutor. surge con mayor fuerza el estilo gestual formal. De manera similar, a nivel
Esta perspectiva general inspira el modelo teórico del que vamos a hablar. · de variables de personalidad, -Freedman, O'Hanlon, Oltman y Witkin (1972)
En él se considera que el individuo que comunica se halla inmerso en una red observaron que los individuos dependientes del campo, estilo perceptivo-cog-
de relaciones que incluye cuatro dimensiones: el referente, la representación, nitivo de articulación débil, presentaban un mayor estilo gestual de prioridad
la situación y el interlocutor. En relación con estos elementos, este individuo motriz -el estilo informal-, mientras que los individuos independientes del
puede ser más o menos autónomo, diferenciado. Este modelo prevé que cuan- campo, estilo perceptivo-cognitivo de fuerte articulación, manifestaban la ten-
to mayor sea esta diferenciación, más se alejará el estilo verbo-gestual del '' dencia contraria.
sujeto del estilo directo, de baja articulación, para deslizarse hacia el estilo Por situación de comunicación, tercera dimensión del modelo, se entiende
mediatizado, de alta articulación. En resumen, el grado de articulación del tanto el soporte físico que traslada el mensaje hacia el interlocutor ( teléfono,
lenguaje sería función del grado de polarización que el locutor mantiene con ,1 micrófono, altavoz, télex, etc.) como las condiciones ecológicas en las que se
cada uno de los elementos del proceso de comunicación en que participa. efectúa la comunicación. Para la cuestión que nos ocupa, no puede ser indi-
Ahora ilustraremos esta regla en relación con las diferentes dimensiones con- ferente, por ejemplo, dirigirse a otra persona desde el mismo plano físico ho-
sideradas. rizontal que hacerlo desde un púlpito, una tarima o una tribuna. Un con-
El individuo se diferencia poco del referente ( objeto o acontecimiento del cepto útil para la cuestión de las relaciones entre locutor y situación podría
que dicho individuo habla) cuando este referente lo implica directamente (su ser el concepto de familiaridad, ya que la polarización de dichas relaciones
vida afectiva, sus bienes, sus opiniones, sus convicciones, etc.), cuando cons- está en función inversa al grado de familiaridad del locutor respecto a la si-
tituye una experiencia reciente o cuando resulta inhabitua~ para él. En todos " tuación en cuyo seno comunica. Así, Moscovici y Plon (1966) observaban

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:ii~: 570 1 Pensamiento y vida social 16. Lenguaje y comunicación 1 571

J
11,
que una persona poco acostumbrada a utilizar el teléfono, lo aborda a través
de un lenguaje altamente convencional y codificado. De forma inversa, cuan.
cierto grado de intersubjetividad. En consecuencia, este estudio ha evolucio-
nado hacia una ciencia del código, preocupada sobre todo por el examen de
11 do el locutor explota un medio al que está habituado desde hace mucho frases in vitro. Cuando la psicología comenzó a interesarse por la actividad
,,l
)i
,Ji, tiempo, podrá expresarse siguiendo un estilo informal. motriz que anima al individuo que habla, de nuevo fue la vía del código la
1
Por último, por lo que respecta a la relación entre sujetó e interlocutor se que fuera adoptada para explicarla. Por consiguiente, los comportamientos no
podría considerar, en un primer nivel, una diferenciación igual a cero. El len- verbales fueron considerados, con toda naturolidad, como un aspecto de las
,Jlll' guaje interior, el lenguaje del sueño, el lenguaje del esquizofrénico ilustran señales transmisoras de información y los investigadores consagraron sus es-
este caso (Werner y Kaplan, 1967), ya que aquí el locutor y el auditor se fuerzos a intentar encontrar el medio de descifrarlos.
:,¡¡ confunden: es la inmediatez de la experiencia la que domina. A este nivel
aún no se plantea la cuestión de los estilos expresivos, puesto que no· hay.
En este capítulo se puso el acento en el hecho de que el lenguaje adop-
ir· que codificar la experiencia en vistas a una comunicación. El nivel inmedia-
tado por los individuos y la gesticulación que éstos despliegan al hablar no
encuentra su prin¡;ipal explicación en la lógica del código. En su esencia, el
j¡,, tamente posterior es donde el mensaje del locutor no es dirigido a otra per- proceso de comunicación es un esfuerzo que tiene por objetivo compartir la
¡¡,, sona más que de una manera tangencial, cuando piensa en voz alta o describe representación. Hemos examinado las complejas bases a partir de las cuales
¡, su propia experiencia para sí mismo ante un testigo. En este caso, la dife- el locutor y el auditor pueden tender hacía este objetivo. Hemos considerado
renciación oscila entre cero y un mínimo, y cabe esperar que el locutor tam- las funciones y los límites de la actividad gestual. Pero sobre todo hemos
j! bién oscile entre un estilo interior estricto y el estilo verbo-gestual directo subrayado que, desde el momento mismo en que se esboza, el proceso de co-
de articulación débil. En el siguiente nivel, el locutor dirige su comunicación municación está inmerso en una matriz social cuyas dimensiones afectarán, de

' sin ambigüedad hacia un interlocutor al que considera íntimo y, en este caso,
traducirá su experiencia en un modo directo y claro, haciendo participar ple-
namente a este interlocutor de su propia subjetividad y confiriendo a los men-
manera determinante, las formas de lenguaje y los modos gestuales que sur-
girán durante los intercambios.
sajes tan sólo una codificación convencional limitada. A medida que el sujeto
se aleja de la relación íntima para aproximarse a modalidades relacionales
más diferenciadas, se debería observar un deslizamiento del estilo verbo-ges-
tual hacía formas cada vez más mediatizadas y convencionales, incluso «pro-
tocolarias». Este sería el caso, hasta cierto grado, cuando el individuo se di-
rige a alguien que no conoce y, en un grado aún mayor, cuando conversa
con un interlocutor al que percibe como dominante, como superior jerárquico
o como una persona a la que debe respeto. En el continuum se acentúa el
nivel de codificación del estilo expresivo. En situaciones extremas, sin duda
se equipara en realidad al estilo del lenguaje escrito, ya que como han suge-
¡¡
Í' rido Moscovici y Pion (1966), en la escritura, la polarización de las relacio-
IJi
,,
!JI nes entre sujeto e interlocutor es considerable: en efecto, el interlocutor tien-
de a ser anónimo y lejano, tanto a nivel psicológico como a nivel espacio-
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1

1
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temporal. Añadamos que este continuum encuentra tal vez su punto final en
el estilo jurídico, extraordinariamente codificado y destinado, más que ningún
otro, al par «generalizado», lejano y anónimo.

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,i g. Conclusión

En psicología, el estudio del lenguaje y de la comunicación se ha carac-


,'I" terizado por un modelo simplificador que ignora al locutor, al auditor y la
'l complejidad de las operaciones que los unen en su tentativa de alcanzar un
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17 Racismo, prejuicios
y discriminación
por MICHAEL BILLIG

A. Introducción

La novela de Franz Kafka, FJ proceso, cuenta la historia de un joven que


es arrestado, juzgado y ejecutado por un crimen que no se especifica nunca,
ni al acusado ni al lector. La primera frase de la novela ya lo anuncia: «Al-
guien había debido calumniar a Joseph K ... , ya que, sin haber hecho nada
malo, fue arrestado una mañana». Todas las autoridades con las que K. entra
en contacto suponen su culpabilidad y, desde el principio, se le advierte que
cada protesta de inocencia por su parte es interpretada como una presunción
de culpabilidad. El inspector ante quien lo conducen tras su detención, le da
un consejo: «No proclame con tanta fuerza el sentimiento de su inocencia,
pues esto empeora aún más la impresión ya de por sí desfavorable que us-
ted da». Hacia el final de la novela, K. repite que es inocente al capellán de
la prisión, tan sólo para escuchar: «Eso dicen todos los culpables». Cautivo
de una situación en la que una protesta de inocencia parece condenarlo tanto
como una confesión de culpabilidad, K. pregunta al capellán: «¿También us-
ted tiene prejuicios contra mí?».
~;
,,;, La palabra «prejuicio» es sumamente apropiada dentro de este contexto,
'I:
it.,.
ya que se refiere literalmente a un juicio prematuro o previo. Todo el mundo
ha formulado su propio juicio mucho antes de ver qué pruebas se producirán
,¡~ durante el proceso, proceso que, de cualquier manera, no sigue un curso nor-
!l
\1.:
mal. Estos juicios previos son inconmovibles, pues ¿cómo cualquiera de las
'"j• pruebas posibles podría refutar una acusación sin especificar? Así no se llega
:¡ a un juicio del proceso basándose en un examen atento de las pruebas; este
\i propio juicio ya constituye un pre-juicio. Como explica el cura: «La acción
:11
11.
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en justicia se funde solamente poco a poco en el veredicto», y todo señala
' inexorablemente la culpabilidad de K.

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w 576 1 Psicología social y problemas sociales
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17. Racismo, prejuicios y discriminación 1 577
¡:.·' Este sentido de pre-juicio que se otorga al pre¡uic10 es un importante
j¡,.:
·¡:1 componente de este concepto tal como lo emplean los psicosociólogos. La Sin embargo, no existe un enlace automático entre el prejuicio y la discri-
l¡J:~il persona con prejuicios parece haber decidido antes de toda prueba y, como minación. Poco después de que los psicosociólogos comenzaran a estudiar de
el acusador de K., no se dejará ablandar por ninguna protesta de inocencia. forma sistemática los prejuicios de la gente hacia otros grupos, se observó que
1'¡'.i_'I
¡:i Además, el pre-juicio adopta una forma específica. Lógicamente se podría :~, existían complejas relaciones entre las actitudes y el comportamiento. El he-
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,¡'!, tener un prejuicio favorable o desfavorable hacia alguien: los acusadores de cho de que una persona expresase prejuicios negativos haci'<l un grupo exte-
'I K., a pesar de todas las pruebas de que disponen, podrían alabar dogmática- rior determinado no significaba forzosamente que esta persona siempre se
,,1/1: comportaría de manera hostil hacia cada miembro individual de dicho grupo.
mente sus cualidades superiores, al igual que eligen condenarlo. En lugar de
emplear el término «prejuicio» para referirse a cualquier tipo de pre-juicio En otras palabras, el prejuicio no conduce siempre a una pre-condena.
( tanto favorable como desfavorable), los psicosociólogos tienden a reservarlo El estudio clásico que ilustra este hecho fue llevado a cabo en los Esta-
para los juicios negativos, para los casos en que alguien tiene un prejuicio dos Unidos por LaPiere en 1934. Desde hacía algunos años, LaPiere se ocu-
contra otra persona. paba de investigar los prejuicios, intentando evaluarlos mediante cuestiona-
Existe un componente del prejuicio que, al parecer, no figura en la his- rios que preguntaoon a los sujetos cuál era su actitud hacia diferentes grupos.
toria de Kafka: cada unQ de los personajes parece haberse formado una opi- Por ejemplo, LaPiere había dirigido, en los años veinte, una de las primeras
nión sobre K. en tanto que individuo, sin que nunca se expliciten las razones encuestas por cuestionario, que indicaba en qué medida los ingleses y los
de estos juicios previos. Sin embargo, el término de «prejuicio», en el em- franceses tenían un prejuicio contra los negros. Al principio avanzó la hipó-
pleo que de él hacen los psicosociólogos, no se refiere tanto a los prejuicios tesis de que, si se planteaoo a la gente una pregunta sobre una escala de ac-
hacia individuos, como a los prejuicios hacia grupos enteros. De este modo, titud, su respuesta indicaría su comportamiento. Por ejemplo, si se pregun-
1~ persona con prejuicios es alguien que tiene una opinión definitiva y desfa- taba al gerente de un hotel cuál era su actitud hacia los negros, su respuesta
vorable, por ejemplo, de los norafricanos, los turcos, los homosexuales, etc. indicaría si estaba dispuesto o no a recibir negros como huéspedes. Como
Y cabe esperar que la persona con prejuicios tenga una prevención contra . escribía LaPiere, estos primeros estudios se desarrollaron basándose en la su-
los ·miembros individuales de estos grupos simplemente porque son miembros posición de que existía «una relación mecánica» entre las actitudes que apa-
de un grupo determinado. En El proceso, Kafka no declara explícitamente recían en el cuestionario y el comportamiento efectivo en la vida real.
que K. es acusado por pertenecer -a un grupo determinado, pues no nos da No obstante, las suposiciones de LaPiere fueron cuestionadas por sus pro-
ninguna indicación respecto a su medio de origen. Sin embargo, numerosos pias experiencias, vividas al principio de los años treinta. En esta época, algu-
críticos sugieren que esta historia puede interpretarse como una parábola del nas investigaciones sobre las actitudes habían mostrado que los norteamerica-
antisemitismo: la situación de K., acusado y presunto culpable de un crimen nos tenían una actitud llena de prejuicios respecto a los chinos. Cuando se ha-
irrefutable por ser vago, es la misma situación que la de cualquier judío que cía esta pregunta a un norteamericano medio, éste respondía que deseaba evitar
viviese, como el propio Kafka, en el Imperio Austro-Húngaro a principios de el contacto social con los chinos o, para emplear el lenguaje convencional
este siglo, en un medio violentamente antisemita. Al igual que K., el miem- de la psicología social, mantener una gran «distancia social» entre los chinos
bro de un grupo minoritario en semejante atmósfera se halla en estado de y él. Así, cuando LaPiere decidió hacer una larga visita a los Estados Unidos
acusación permanente, sin tener la posibilidad de presentar una defensa ra- en compañía de un joven estudiante chino y la esposa china de éste, sintió
cional contra la fuerza del prejuicio. una viva aprensión. Se esperaba a tener dificultades para obtener habitaciones
Así pues, podemos considerar que los prejuicios constituyen opiniones dog- en los hoteles y que se le negara el servicio en restaurantes y tiendas. Sin
máticas y desfavorables respecto a otros grupos y, por extensión, respecto a embargo, desde el principio sólo encontró amabilidad y cortesía. El y sus dos
miembros individuales de estos grupos. En teoría podemos establecer una amigos chinos atravesaron los Estados Unidos de costa a costa, ida y vuelta,
distinción entre el prejuicio en tanto que tal y la «discriminación»: el pre- recorriendo también la costa del Pacífico en ambos sentidos. Y durante todo
juicio se refiere a las actitudes negativas y la discriminación es un comporta- este viaje de 16.000 km, LaPiere anotó la manera cómo eran recibidos en
miento dirigido contra los individuos objeto del prejuicio. En El proceso, K. los hoteles y los restaurantes. De los 67 hoteles visitados, sólo uno se negó
no es solamente víctima de actitudes hostiles, ya que la historia termina con . a alojarlos y en ninguno de los 84 restaurantes en que entraron se les negó el
su ejecución, conclusión lógica del prejuicio ilógico qZie ha sufrido. Así, en servicio. El único incidente tuvo lugar en una pequeña ciudad de California.
este ejemplo, se podría decir que la discriminación ha venido tras el prejui- El propietario de un motel en bastante mal estado declaró: «Aquí no se acep-
cio, al igual que la sentencia viene después del veredicto de culpabilidad. tan japoneses». LaPiere informa que encontraron alojamiento sin ninguna
dificultad en un hotel mucho más elegante de la misma ciudad.
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17. Racismo, prejuicios y discriminación 1 579
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dríamos ir más lejos y sugerir que establecer una distinción demasiado fume
Si bien el viaje a través de los Estados Unidos no había presentado difi.
entre las actitudes caracterizadas por prejuicios y el comportamiento discri-
.,,_¡· cultad social alguna, ponía a LaPiere en presencia de una dificultad intelec-
roinatorio en sí puede constituir una simplificación. Al igual que en El pro-
tual: ¿cómo los resultados de las encuestas de actitudes podían estar tan en
1 ceso se decía que la justicia se :funde en el veredicto, el prejuicio puede fun-
,:,1,, desacuerdo con la ausencia efectiva de discriminación? A fin de examinar
!!' 1 dirse en la discriminación y v¡ceversa. De esta forma, se podría considerar
,t- mejor este punto, LaPiere envió seis meses más tarde un cuestionario a los
it_j que los hoteleros norteamerica~os que muestran su prejuicio en el cuestiona-
-hoteles y restaurantes que había visitado, en él les planteaba la siguiente pre-
', rio de LaPiere no se limitan a ¡expresar pre-juicios negativos: también podrían
,liij gunta: «¿Aceptaría usted individuos de raza china como clientes en su esta-
rechazar las reservas escritas 4,rovenientes de chinos. Entonces se plantearía
blecimiento?» Más del 90 % de los propietarios de hoteles y restaurantes
la cuestión de saber por qu' rechazan las reservas escritas y reciben a los
que respondieron (casi la mitad ni siquiera se tomó la molestia de hacerlo)
dientes que se presentan en ¡persona. Se podrían adelantar todo tipo de razo-
dijeron que no aceptarían clientes chinos. Buscando establecer que esta dis-
nes para explicar la discordancia entre las dos formas de discriminación,
cordancia entre el prejuicio expresado y la discriminación real era un fenó-
siendo una de ellas y no 1~ menos importante que el deseo de excluir a los
meno auténtico, LaPiere intentó eliminar lo que denominó la eventualidad
chinos podría haber sido menos fuerte que el deseo de no ser descortés per-
de una «interpretación poco halagadora» de sus resultados. Quizás había que·
sonalmente en una situación de cara a cara. Sean cuales sean las razones,
· tomar en consideración la posibilidad de que los diferentes gerentes de hote-
, en ciertas circunstancias la expresión de una actitud también puede ser con-
les y restaurantes se habían sentido tan ofuscados por las malas maneras del
psicosociólogo blanco y sus dos invitados chinos que habían decidido no acep- siderada como un ejemplo de discriminación.
De forma análoga, el caso del hotelero que niega su propio prejuicio aun-
tar nunca más clientes chinos. Para verificar esta hipótesis, LaPiere también
que comete un acto de discriminación, no resulta totalmente evidente. El
envió el cuestionario a otros hoteles y restaurantes de las regiones en las que
hecho de negar el prejuicio y el pretexto de que la discriminación es exigida
había estado. Una aplastante mayoría de estos establecimientos también res-
por otros, también podría provenir del deseo de evitar el disgusto de la dis-
pondieron «no», al igual que lo habían hecho los establecimientos visitados., .
criminación cara a cara; sin embargo, en este caso se produce la discrimina-
Por tanto cabía esperar que se atuvieran al mismo modelo: el prejuicio ex- ,:
ción, pero quien la practica intenta echarle la culpa a otros. Por otra parte,
presado por escrito, pero ninguna discriminación hacia la persona.
es posible que el hotelero haya creído sinceramente que no tenía prejuicio
Si el prejuicio puede existir sin la discriminación, también es posible lo i
alguno, en el sentido de que no abrigaba ninguna mala intención para con la
contrario. Por ejemplo, la novela de Kafka, El castillo, contiene el mismo
víctima de la discriminación. No obstante, en este caso desvela otro aspecto
J tema fundamental que El proceso: un individuo frente a una autoridad irra-
del prejuicio: su aspecto social. El hotelero se adaptaría a una situación so-
cional y oculta. En El castillo, el personaje principal (que también se llama K.)
. cial en la que la discriminación es considerada algo normal hasta tal punto
llega a una aldea desconocida, cuyos desconfiados habitantes están dominados
'1 que se considera que los sentimientos personales no tienen nada que ver en
por la autoridad del castillo. A diferencia del K. de El proceso, en El castillo,
todo ello y que toda negativa a comportarse de forma discriminatoria podría
K. siempre es un forastero y es tratado como tal: «Usted no es del castillo,
conducir a una situación molesta desde el punto de vista social. Aquí habría
usted no es de la aldea, usted no es nada», le espeta otro personaje. En tanto
que examinar con mayor detenimiento las declaraciones de ausencia de pre-
que forastero, K. se encuentra en la situación opuesta de la de LaPiere y sus ,
juii;:ios y saber en qué medida los individuos en un medio caracterizado por
amigos chinos: un hotelero se niega a darle una habitación en su albergue,
aunque le asegura que no tiene nada personal contra él. «Me gustaría poder
,Jo\ prejuicios aceptan, sin pensar, suposiciones llenas de prejuicios durante
el desarrollo normal de los acontecimientos. Esta cuestión reviste una gran
acceder a su deseo», dice el hotelero, pero añade: «Los señores del castillo
importancia y constituye la base de numerosas investigaciones psicológicas en
son tan sensibles que estoy convencido de que no podrían soportar la vista
las que se ha intentado ver si había que explicar el prejuicio en función de las
de un extranjero». En otras palabras, el propietario presenta la situación
características personales del individuo con prejuicios o en función de las si-
como una situación en la que existe una discriminación sin que se tengan
tuaciones sociales en las que se produce la discriminación.
prejuicios personales.
Estos dos episodios, uno de los cuales realmente _tuvo lugar en la expe-
riencia vivida por LaPiere y el otro, extraído de una novela, pero que evoca
innumerables incidentes de la vida real, deberían ponernos en guardia con-
tra la suposición de que existe una relación simple entre el prejuicio en tanto
que actitud y la discriminación en tanto que comportamiento. Además, po-
,_,<,,<N,,;,.,_.,,-,.,_,.,.,,,.,.,,.,,,,.,,,.,,_,.....,.,,i,,f,_,,~W.c;-s-,¡;""°''"-'~\¡!¡.~,!<i~.;S~'>,,y,,&,Ml'.,),t,¡¡¡.,\;,::><1¡¡:j;<l,t{WH,/¡,,./;,¡,-.'¼'~fo.. \ o - 0 - : l . 4 , , = ~ • - ~ ~ ; , ~ t ~ k , ; & ~ i ~ ; f u : ! ' , , ~ . : ¡ , ~ ~ - ~ ~ ~ ~...· - ~ ~ ~ ~ ~ 1 Í l i l t l ; ~ ~ \ i : , ~ ~ " " ' ' " " . , ,

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~I 580 1 Psicología social y problemas sociales 17. Racismo, prejuicios y discrimlnaclóri 1 581
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¡¡; el culto a un jefe fuerte, la creencia en las virtudes de una «raza dominante»
¡~j B. Etnocentrismo y autoritarismo y el desprecio de todas las razas «inferiores». Un pensamiento lleno de pre-

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';11 Dentro del estudio psicosociol6gico de los pre1mc10s, la publicación, en
juicios se convirtió, bajo el n'<!Zismo, en la doctrina oficial, a medida que el
Estado transformaba en práctica de muerte la filosofía del personaje del Cas-
.
1950, de The Authoritarian Personality, obra escrita por un equipo de psicó.. . tillo cuando decía al extranjero: «Usted no es nada».
'1
Las explicaciones puramente económicas de este irracion'<llismo de masa
pi' logos, Adorno, Frenkel-Brunswick, Levinson y Sanford, constituye un hito im-
parecían poco satisfactorias al Instituto, y sus miembros dirigieron sus mira-
portante. Aunque se basa en investigaciones llevadas a cabo en los Estados
~i Unidos, esta obra sufrió la influencia de dos diferentes corrientes teóricas das hacia las teorías psicoan'<llíticas de Freud. Una de las hipótesis principales
de las teorías de Freud era que los individuos a menudo tienen motivos
i cuyos orígenes se hallaban en Europa. The Authoritarian Personality ,repre~
¡ sentaba una tentativa seria de realizar investigaciones empíricas que añadirían ocultos e inconscientes para actuar como lo hacen, y que el psicólogo debe
,¡ .ahondar bajo 111 superficie para comprender los mecanismos irracionales del
una perspectiva psicológica, proveniente de las teorías de Sigmund Freud, al
r,i análisis de la sociedad capitalista, tal como lo había formulado Karl Marx en · espíritu humano. En Alemania, el Instituto emprendió investigaciones preli-
j
el siglo pasado. Sobre to~o, los autores consideraban que esta alianza de pers- ¡ninares sobre los motivos psicológicos que podían hacer que la gente se sin-

i
,,
pectivas teóricas tenía una significativa importancia para comprender el cre-
cimiento y el desarrollo de un pensamiento marcado por los prejuicios en la
sociedad contemporánea.
.· riera atraída por el fascismo y el antisemitismo, pero poco después de la lle-
. gada de Hitler al poder, los miembros de este Instituto huyeron de Alem11nia
· para llegar finalmente a los Estados Unidos. Este primer trabajo psicológico
=,¡ Este estudio surgió del trabajo del Instituto de Investigación Social que fue reemprendido poco después del final de la guerra, cuando Max Horkhei-
reunía a un pequeño grupo de pensadores socialistas de la Alemania de pre-- . mer dirigió una serie de estudios sobre el fundamento de los prejuicios. Para
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guerra, entre los que figuran Theodor Adorno, Max Horkheimer y Erich realiz'<lf el trabajo que desembocaría en T he Authoritarian Personality, los
Fromm. Testigos oculares de la ascensión del nazismo y del aumento de pre-, investigadores pertenecientes al Instituto formaron equipo con psicólogos nor-
juicios irracionales, estos pensadores llegaron a la conclusión de que la inter- ' teamericanos que pudieron así asociar sus conocimientos de los métodos más
pretación de la sociedad dada por el marxismo convencional no era suficiente ' modernos de construcción de cuestionarios a los análisis más teóricos de sus
¡!,¡ para comprender lo que estaba sucediendo. Una lectura simple de la obra de colegas europeos. De ello resultó una mvestigación que, por una parte, tenía
¡ Marx podía sugerir que los factores económicos determinan la forma de pen- · 'raíces más empíricas que los trabajos anteriores del Instituto, y que, por la
sar de la gente: por ejemplo, los ricos capit11listas podían creer en un conjunto ', otra, se basaba más explícitamente en un análisis de la sociedad que la ma-
de ideas porque creerlo correspondía a sus intereses, mientras que los miem- · yoría de los estudios de actitudes norteamericanos realizados hasta entonces.
bros de la clase obrera, al tener un conjunto diferente de intereses económi- La introducción de The Authorilarian Personalíty subrayaba el problema
cos, pensarían de forma diferente y correspondiente a sus intereses. En el ; fundamental que había que estudiar, como lo enunciaban los autores, en re-
centro del Manifiesto Comunista, escrito conjuntamente por Marx y Engels, lación con el estudio de las actitudes, a saber, que «es posible que los motivos
,!
l se encuentra una im11gen simple: aµnque los ricos o la clase de los capita. , económicos del individuo no desempeñen el papel dominante y crucial que a
listas pudieran intentar inducir a los pobres al error, las crisis del capitalismo , menudo se les atribuye» (pág, 8). En particular, los estudios económicos no
terminarían por hacerse tan manifiestas que la gran masa de los trabajadores ¡ explicaban cómo el fascismo había podido atraerse el apoyo de las masas, ya
se uniría para afirmar sus propios intereses derrocando el sistema capitalista. Lque el fascismo no puede recurrir directamente a consideraciones económicas
Est11 visión predecía que a medida que el capitalismo se desarrollara, los ricos . racionales: «Debido a que por su propia naturaleza favorece a un pequeño
tratarían de difundir falsos prejuicios que, no obstante serían rechazados por (. número de individuos en detrimento de un gran número de individuos, le
una clase obrera cada vez más socialista. , resulta imposible demostrar que mejorará la situación de la mayoría de las
Sin embargo, los pensadores del Instituto de Investigación Social consi- personas de tal manera que servirá a sus verdaderos intereses» (pág. 10). Los
deraban que los acontecimientos de h Alemania de entre guerras no con- investigadores avanzaban fa hipótesis de que el fascismo recurre a los ele-
cordaban con este modelo. La crisis económica y el aumento del desempleo ;: mentos irracionales de la personalidad que dan lugar al pensamiento prejui-
masivo -las crisis previstas del capitalismo- provoéaban el auge de ideas cioso. Por consiguiente, en su trabajo el tema del fascismo estaba estrecha-
extremistas de derecha entre grandes fracciones de la pequeña burguesía y de mente refacionado con el problema de los prejuicios. Y uno de los temas
la clase obrera. En lugar de adoptar ideas revolucionarias, numerosas perso- subyacentes de la obra era que la psicología del fascismo era idéntica a la psi-
nas se sentían atraídas por un conjunto de ideas irracionales que abarcaban cología de los prejuicios raciales, Esta hipótesis, que tiene importantes conse-

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582 1 Psicología social y problemas sociales 17. Racismo, prejuicios y discriminación 1 583
;t:
t· cuencias tanto para la teoría psicológica como para la acción política, tiene·
f antisemitismo probablemente también estaban de acuerdo con las cuestiones
que ser cuidadosamente examinada a la luz de las pruebas reunidas tanto dirigidas contra los negros. Entonces, los autores prosiguieron su trabajo eva-
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por Adorno y sus colegas como, más tarde, por otros investigadores. luando las actitudes hacia otros grupos étnicos, por ejemplo: «Los filipinos
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El objetivo general del estudio consistía en examinar los diferentes m0- no presentan ningún problema cuando no se hacen notar, pero van demasiado

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delos de actitudes, o de ideologías, adoptados por los norteamericanos, sobre lejos cuando se visten de forma extravagante y salen con chicas blancas», y
todo a fin de ver si los individuos que tenían prejuicios contra .grupos mina- , hacia los extranjeros en general: «El peor peligro para los verdaderos norte-
,~ ritarios específicos también tenían otro tipo de ideas y si, además, poseían
rasgos de personalidad particulares. En tanto que tal, el trabajo se concentr6
americanos durante los últimos cincuenta años provino de las ideas extranje-
ras y de los agitadores extranjeros».
en las actitudes expresadas, en lugar de tomar en cuenta la evaluación del El resultado de que estos diferentes tipos de prejuicios parezcan relacio-
comportamiento discriminatorio contra miembros de grupos minoritarios. Los nados entre sí sugirió la idea de que resultaba razonable pensar el prejuicio
'I investigadores decidieron estudiar un gran número de personas de origen su-
mamente diverso, que comprendían estudi'<l.Iltes de ambos sexos, personas de
en función de un estado anímico general, en lugar de considerarlo en una
relación específica con actitudes respecto a grupos étnicos determinados. De
la clase obrera (con quienes a menudo habían entrado en contacto a través. ' , este modo, los autores de The Authoritarian Personality emplearon el térmi-
de los sindicatos), representantes de la clase media, eclesiásticos, antiguos· no de «etnocentrismo» para describir una disposición general que indicaba
combatientes e incluso una pequeña muestra de prisioneros y enfermos de los «provincialismo o estrechez cultural». Continuaron definiendo el etnocentris-
hospitales psiquiátricos. En total se distribuyeron más de 2.000 cuestionarios · tno como «una tendencia del individuo a "centrarse étnicamente", a aceptar
a personas que, en su mayoría, vivían en California. Todos los encuestados· de forma rígida a aquellos que son "parecidos" a él en cultura y a rechazar
eran blancos y no judíos, por la evidente razón de que los encuestadores se A a aquellos que son "diferentes"» (pág. 102). De esta forma, se supone que
interesaban de forma especial por los prejuicios contra los judíos y los negros. ¡' Ía persona etnocéntrica tiene prejuicios contra todos aquellos que son extran-
De hecho, el punto de partida de la encuesta fue la elaboración de ~ 'J jeros o diferentes de ella. En tanto que tal, se supone que esta persona tiene
cuestionario destinado a evaluar las actitudes hacia los judíos: la Escala de'i prejuicios no sólo contra miembros de otros grupos, sino también contra los
Antisemitismo. La escala estaba compuesta por varios enunciados que expr~0 '.i desviados o determinados individuos de su propio grupo. La escala de etno-
saban actitudes prejuiciosas hacia los judíos y se pedía a los encuestados qµe;~ centrísmo así elaborada contenía frases como: «Habría que obligar a ciertas
indicasen su acuerdo o desacuerdo con cada enunciado a través de una escal'I\J ~ectas religiosas que se niegan a saludar a la bandera a cumplir con este acto
de seis puntps (es decir que podían indicar un acuerdo fuerte, moderado ~J f>3-triótico, y si no lo hacen, habría que disolverlas» y «Resulta justo y natu-
débil, o un desacuerdo fuerte, moderado o débil). Comenzando por numer<>,-;; . ral que cada persona crea que su familia vale más que todas las demás».
sos enunciados que traducían opiniones antisemitas, los encuestadores deci~;íl Tras indicar que existía una actitud etnocéntrica general, los autores fue-
¡: dieron retener las preguntas que consideraban que distinguirían mejor las res~·, ron más lejos para ver si dichas actitudes podían ser relacionadas con algún
j;
¡¡ puestas antisemitas de las no antisemitas. La escala final incluía cuestiones i, otro aspecto del fascismo. Si era posible suponer que el fascista virtual era
como «Cualquier persona que emplee un gran número de personas deberí~, 1 , fuertemente nacionalista y etnocéntrico, también cabía esperar que este mis-
I; tener cuidado de no contratar un gran porcentaje de judíos», «No puedo ima-i~ mo fascista virtual admirase a los jefes fuertes y despreciase la debilidad. Esta
ginarme que me casara con un judío» y «Lo malo de aceptar judíos en un-~ . idea condujo a la elaboración de una escala de evaluación del autoritarismo
barrio agradable es que poco a poco le imponen una atmósfera típicatnent~' o del fascismo virtual, sin mencionar grupos étnicos específicos. La escala
~ !l judía». '1' tesultante, F, que fue emplead.a posteriormente en innumerables estudios psi-
La etapa siguiente consistía en descubrir si el prejuicio contra los judíoi'\ cológicos, estaba destinada a distinguir las actitudes democráticas en general
estaba ligado a un prejuicio contra otros grupos. Se aplicó así el mismo pro-~ , de aquellas que los autores etiquetaban de «antidemocráticas». He aquí, por
. cedimiento, pero esta vez se evaluaron las actitudes hacia los negros. Por¡¡: ,ejemplo, algunas frases que expresan una actitud ·autoritaria, antidemocrática:
ejemplo, los encuestados debían responder a preguntas como: «La mayoría; ' «La obediencia y el respeto a la autoridad son las virtudes más importantes
de los negros se harían arrogantes y desagradables si no se guardaran las:1_ ·. que deberían inculcarse a los niños» y «Lo que más necesita la juventud es
distancias con ellos», «El trabajo manual y los empleo~ no cualificados parecen,·: ¡ una disciplina estricta, una determinación feroz y la voluntad de trabajar y
convenir mejor a la mentalidad y las aptitudes de los negros que un trabaje>,'.' l luchar por su familia y su país».
más cualificado y que comporte responsabilidades», etc. Los resultados indi,, ., Una vez llegados a este punto, los autores pretendieron haber descubierto
caron que los sujetos que se clasificaban en la parte sup~rior de la escala de,:' · lo que se podría denominar un «síndrome» de actitudes. Sostenían que no

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había ninguna razón lógic'cl para que los individuos con prejuicios contra 10 / 1
negros también tuviesen opiniones rígidas sobre la dis~iplina en el interior {
. con pre¡u1c1os pensaba en las otras personas utilizando clisés ya hechos que
, describían su rol social o su grupo étnico, y no sus características individuales

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i,·1 de la familia o sobre la necesidad de castigar severamente a quienes infringen 1;· propias, En contraste con las personas que tenían menos prejuicios, el auto-
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1':1 las leyes. Avanzaoon asimismo que, en ausencia de toda razón lógica que ex.J ritario presentaba una tendencia a tener opiniones muy firmes acerca de di-
f;.1 plique por qué dichas actitudes se asocian entre sí, había factores psicológi. :: ferentes «tipos» de personas, en particular sobre diferentes grupos étnicos
'··1
(1 cos que relacionaban entre sí los diversos elementos del síndrome. Al desa- ! 0 nacionales. En tanto que tales, cuando los encuestados autoritarios hablaban
~
~~ rrollar esta idea, propusieron una teoría que no sólo reunfa al racismo, o1 .' de otros grupos, manifestaban una tendencia a emplear estereotipos rígidos,
La palabra «estereotipo» provenía de anteriores investigaciones norteame-
,:1 antisemitismo y el fascismo virtual, sino que también relacionaba el etnocen-
f trismo con una forma determinada de sentir el mundo y con un tipo de per.
sonalidad subyacente. ·
1.. ricanas que habían demostrado que los individuos tienen regularmente ten-
,. ciencia a atribuir rasgos en forma de clisés a los diferentes grupos nacionales.
~
1 · Por ejemplo, Katz y Braly (1933 y 1935), en una de las primeras investiga-
~ ciones sobre este tema, habían descubierto que los encuestados norteameri-

~,~
C. La personalidad Y. la búsqueda de un chivo expiatorio canos blancos describían de forma típica a los turcos como personas crueles,
¡ I
1 ¡ a los italianos como impulsivos y apasionados, a los negros como supersti-
1'
11
.•..

Para completar la encuesta con cuestionarios realizada por los autores de ciosos y perezosos, etc., utilizando un conjunto diferente de rasgos, es decir,
The Authoritarian Personality hubo una serie de entrevistas con interlocu- un estereotipo, para cada grupo. Los autores de The Authoritarian Persona/,ity
p tores seleccionados. Se eligió un total de 150 personas entre aquellas que realizaron el siguientF descubrimiento: cuando las personas con prejuicins
ti habían obtenido un número de puntos muy elevado o muy bajo en las res, consideran a otros grupos, su pensamiento está dominado por dichos estereo-
" puestas al cuestionario que evalu11ba los prejuicios y estas personas fuerori Í tipos que funcionan como un tipo particularmente rígido de pre-juicio. De
'1¡1½
interrogadas por psicólogos versados en la técnica psicoanalítica de la entre~) resta forma, la persona con prejuicios tiende a generalizar estos clisés a todos
vista. Esta parte del estudio, basada en entrevistas, no tuvo en cuent11 el graqi ·. los miembros del grupo estereotipado; por ejemplo, piensa que todos los
número de encuestados que habían dado respuestas situadas en la parte me1 1 judíos son interesados o· que todos los negros son perezosos. También aque-
'I
i .
¡¡'' dia de la escala (es decir que h11bían manifestado una cantidad media de pre,;, llos que presentaban un número de puntos más bajo en las escalas de pre-
i 1 juicios) ya que, como sostenían los autores, «se creía que, para comprendet'. . 'juicios tendían a utilizar los estereotipos al considerar otros grupos, pero de
f las tendencias antidemocráticas, el primer paso y el más importante consistú¡(,, ' ,manera menos rígida que los autoritarios. Por ejemplo, se mostraban más dis-
en determinar los factores que distinguen con mayor claridad un extremo detJ puestos a admitir excepciones en el estereotipo general y más proclives a

,,¡~i
lh
otro» (pág. 26 ). Se invitó a las personas interrogadas a que respondieran a'J
una amplia gama de preguntas durante una conversación casi familiar, de!
juzgar a los miembros individuales de los grupos en cuestión basándose en
sus méritos propios, en lugar de emplear de forma automática el estereotipo en
manera que el interrogador podía hacerse una idea detallada del tipo de virui 1'
f
~ que llev'clba su interlocutor y del tipo de personalidad de este hombre o dlÜ
sus juicios. Además, la persona con prejuicios presentaba una mayor tenden-
cia a clasificar los estereotipos en un orden jerárquico, considerando que cier-
ff esta mujer, Los temas de conversación incluían la profesión de los encuestj\1 ! tos grupos eran inferiores a otros, y a creer que todos los individuos y todos
1:
dos, su ingreso, sus ambiciones personales, su actitud hacia la política, ~~ los grupos tenían un sitio que se les había asignado en un mundo orden11do.
Jj:
como preguntas más personales, de interés crucial para una interpretoci6~) Entonces, Adorno y sus colaboradores se plantearon la pregunta de si la
,,
H
il psicoanalítica del individuo: éstas comprendían, por ejemplo, los recuerdQII\ manera de pensar por clisés que, en tanto que estilo cognitivo, tenía un sen-
"'. de infancia, los sentimientos por los padres, los sueños, la actitud a nivel se{, tido más amplio que el etnocentrismo, tenía sus raíces profund'cls en la per-
íl xual, etc. fii sonalidad del individuo con prejuicios. Para responder a esta pregunta em-
¡¡· A partir de los materiales proporcionados por las entrevistas, Adorno et al~'. plearon el método freudiano que intenta descubrir los deseos inconscientes
.f
trazaron el perfil de la personalidad autoritaria y prejuiciosa típica. Este per~~ enraizados en los conflictos de la infancia. Su hipótesis era que las r'<lZones
il fil comprendía tanto la manera como el individuo con prejuicios pensaba él] que invocaban los autoritarios para explicar por qué piensan y actúan como
mundo (su estilo cognitivo) como sus rasgos de personalidad subyacentes, ei(, lo hacen podían ser muy diferentes de las r'<lZones psicológicas «verdaderas»
especial sus motivaciones inconscientes. El estilo cognitivo de la persona con; y ocultas, de las que estas personas no tienen conciencia. Según los psicoana~
prejuicios se caracterizaba por el continuo empleo de lo que Adorno deno- ·;:, listas, estas razones «verdaderas» sólo pueden ser descubiertas sondeando al
minó «el hecho de pensar a través de clisés». Esto implica que la person1fN,!, individuo de forma detallada a través de conversaciones, mientras que la

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586 1 Psicología social y problemas sociales
17. Racismo, prejuicios y discriminación 1 587

::i práctica corriente de hacer que los sujetos respondan a cuestionarios no pued~'¡. pulsados defa conciencia durante la mayor parte del tiempo (incluso si son
t::¡
i
hacer que este conocimiento oculto salga a la superfície. ' :¡,
Sirviéndose de entrevistas de tipo psicoanalítico, los autores de The Auth~ ~r,
expresados en los relatos de la tiranía sufrida en la infancia, a veces el adulto
niega haber querido criticar a sus padres de uoo u otra manera), pero se ex-
!lt
1 'l ritarian Personality lograron formufar una descripción coherente de la per~ t presarán de alguna manera. Según Adorno et al., en el espíritu de la persona
¡ ·i sonalidad subyacente del individuo con prejuicios. He aquí sus proposiciO::j con prejuicios se opera una escisión: los sentimientos ambivalent~ normales
,, ' ¡ nes. Dicho individuo ha sido educado en una familia muy estricta, genera]. ]
i ;,;
~'.,lit; mente por padres que presentan, a su vez, las características del autoritarismo, j
hacia los padres se· dividen según sus aspectos positivos o negativos. Los aspee-
' tos positivos permanecen unidos a los padres, pero los sentimientos negati-
El niño ha sido disciplinado de forma severa y ha aprendido a dar, en todo :1 vos, hostiles, se unen a otros blancos, como pueden ser los miembros de
11"
-'¡ momento, muestras de respeto a sus padres. Por consiguiente, aprende a ex.· otros grupos étnicos o aquellas personas que se cree infringen las leyes. Con
'!

presar un excesivo respeto y una admiración sin crítica por sus padres, pero''/
esto tiene importantes consecuencias psicológicas. Según la teoría de Freud J el resultado de que hay ciertas figuras, sobre todo los padres en la infancia,

-~ !~,

~
(y podríamos agregar, según las observaciones realizadas por el sentido co, .1
mún), en cualquier relación estrecha, los sentimientos nunca son totalmente 'f
directos, sino las secuelas de sentimientos mixtos o ambivalentes. Así, por ·
pero más tarde los profesores y los jefes políticos admirados, a quienes se
percibe como personas que encarnan todas las virtudes; por otra parte, exis-
ten otras a quienes se percibe como los representantes de la maldad pura.
Por consiguiente, las experiencias precoces del niño autoritario engendran un
fuerte que se quiera o respete a una persona próxima a uno mismo, se expe.,
,t rimentan también sentimientos negativos en mayor o menor medida. Por .
clisé psicológico del bien y un clisé psicológico del mal.
Se suponía que este estilo cognitivo fundamental dependía del mecanis-
~ ejemplo, a veces se percibe a los padres muy queridos como personas irritan• .: mo psicológico de represión. Todos los deseos de los que se avergüenza el
t1 tes, irracionalmente coactivas o aburr,idas.
Esta ambivalencia representa un problema para el hijo de padres auto, \
· individuo y que éste niega tener se desplazan hacia otras figuras. Así, si
el individuo se avergüenza de sus propios deseos sexuales, es posible que se
~ ritarios, ya que el niño tiene necesidad de creer que sus padres son total. j forme una imagen de los grupos externos en la que éstos manifiesten una
" mente buenos y sin defectos, por pequeños que sean estos últimos. Mientrai i1 fuerte inclinación hacia el sexo, y que exija severos castigos para las personas
•~
~ que el hijo de padres no autoritarios puede tratar y admitir estas ambivalen: 'j que cometan delitos sexuales. Al proyectar sus deseos vergonzantes sobre los
cias, el niño autoritario tiene que reaccionar de otra manera. Lo que viene a, ,j demás, el individuo con prejuicios tiene la posibilidad de pensar en lo que,
tf
complicar este problema es el hecho de que, para la persona autoritaria, l<;>s::¡ sin ello, sería tabú. El estilo de pensamiento que resulta de ello está empa-

~
padres son de hecho más severos y castigan más, de modo que su comporta~) rentado con el estilo que encontramos en la prensa sensacionalista que pre-
miento tiene mayores probabilidades de suscitar sentimientos negativos cm'' tende indignarse ante los casos sexuales escandalosos, pero que, sin embar-
ÍI,
el niño. Estos sentimientos son reprimidos, según Adorno et al., y continúan::
~ siéndolo incluso en la vida adulta. De esta forma, los encuestados con fuertes ,
go, los busca continuamente y los describe con todo detalle para deleitar a
sus lectores. Al actuar de esta forma, el individuo con prejuicios puede
prejuicios manifestaban una tendencia a hablar de sus padres empleandQ ·, construirse una imagen del mundo en la que los demás siempre son personas
1i1
j! «clisés» excesivamente favorables, utilizando por ejemplo expresiones como · con deseos perversos que hacen peligrar la decencia, pero sin reconocer nun-
1: «un hombre excelente en todos los aspectos», «el mejor del mundo», «una ca que el propio ser del individuo con prejuicios podría tener los mismos
H!' persona verdaderamente formidable», etc. (pág. 343 ). Los encuestadores, deseos. De esta manera, los grupos exteriores se convierten en chivos expia-
1! anotaron que dichas idealizaciones no concordaban con las historias narradas, torios inocentes que reciben los sentimientos nacidos en los individuos con
j por esths mismas personas cuando reflexionaban sobre su propia infancia; sus prejuicios y éstos descargan su propia culpabilidad, creando dichos chivos ex-
recuerdos a menudo se concentraban en la ruda disciplina y los castigos in- piatorios, es decir, transfiriendo psicológicamente sus propios pecados a otras
justos. personas.
De esta forma, el sentimiento de haber sido víctima de una tiranía, que En T he Authoritarian Personality existe una teoría unitaria que intenta
no era reconocido en tanto que tal por los propios encuestados, coexistía con relacionar los diferentes niveles del mecanismo psicológico de la persona con
la expresión de una admiración idealizada por los padres. Esto está de acuer- prejuicios con experiencias vividas en la infancia. El etnocentrismo y la ad-
do con la hipótesis de Freud, según la cual cuando uo individuo es obligado miración por la autoridad, así como el estilo cognitivo del pensamiento que
a negar sus propios deseos (como por ejemplo el niño forzado a negar todo procede mediante clisés y el empleo de estereotipos rígidos, todo ello es re-
sentimiento hostil hacia su padre o su madre), estos sentimientos no desapa· lacionado con la necesidad infantil de tener imágenes claras de lo bueno y
recen ni son olvidados por la parte inconsciente del espír,hu. Pueden ser ex- de lo malo; imágenes cuya claridad deforma la realidad. En tanto que tal, el
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ir,,:· Ir 588 1 Psicología social y problemas sociales


I,;· j 17. Racismo, prejuicios y discriminación 1 589
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t¡·. •.•i individuo intolerante es una persona que no consiente de ninguna manera la antisemitismo, en una palabra, es el miedo ante la condición humana» (pá-
,¡,,. ambigüedad o la ambivalencia. Esta teoría del prejuicio y del chivo expiato-
¡;; ginas 63-64 ).
:,,· rio, así como la imagen general de la persona con prejuicios, no se encuen.
•¡, tran únicamente en The Authoritarian Personality. La obra de Erich Fromrn

,,1f.
El miedo a la libertad, refaciona entre sí de manera similar al autoritarisrn~ o. La personalidad y los factores sociales en los prejuicios
con las debilidades subyacentes de la personalidad. Fromm, que había sido
,,,1 colaborador de Adorno y Horkheimer en el Instituto ·de Investigaciones So-
ciales cuando éste tenía su sede en Alemania, ponía un mayor énfasis en el
Desde su publicación en 1950, The Authoritarian Personality fue objeto
de cierto número de variadas críticas. La inayoría de estas críticas se centra-
11,¡ temor de estar solo que experimenta el individuo con prejuicios. Incapaz ron en la metodología del estudio y varios psicosociólogos sostuvieron que
j¡ de establecer auténticas relaciones íntimas, la persona con prejuicios se vin- las pruebas aportadas en el estudio no podían ser consideradas como dinero
¡¡~¡ cula con el mundo exterior de forma artificial, construyendo figuras de hé- en efectivo. Una parte importante de estas críticas fue reunida en una obra
11¡1 roes, objetos de culto y figuras de traidores, de grupos étnicos típicos, obje- preparada por Christie y Jahoda y publicada en 1954. Una de las críticas
tos de odio. La teoría psicoanalítica tal vez sea algo diferente, pero existe una era que los cuestionarios de actitudes habían sido mal elaborados y que las
similitud fundamental eritre las descripciones hechas por Fromm de lo que elevadas correlaciones que se habían descubierto entre las escalas de antise-
rl él denominaba el tipo «sado-masoquista» y la personalidad autoritaria des- mitismo, de etnocentrismo y la escala F tenían algo de artificial, ya que los
••~! crita por Adorno et al. autores del estudio habían tenido tendencia a emplear en la escala F y en la
,,
Existe también una similitud entre la teoría de The Authoritarian Perso- escala de etnocentrismo únicamente cuestiones en correlación con la escala
1
\•
nality y las descripciones de antisemitas llenos de prejuicios de Reflexiones de antisemitismo. Se habían puesto a prueba un gran número de preguntas
sobre la cuestión ;udía, escritas por el novelista y filósofo Jean-Paul Sartre. y rechazado aquellas que no arrojaban correlaciones. Según los críticos, esto
De hecho, Adorno et al., al comentar esta similitud y señalando que no ha- implicaba que, en teoría, sería posible elaborar escalas de etnocentrismo y
bían tenido conocimiento de las Réflexions sino una vez terminado su propio, de fascismo a partir de preguntas rechazadas y que estas nuevas escalas no
estudio, afirmaron que el parecido entre las dos obras confirmaba la verdad producirían las correlaciones descubiertas por Adorno et al. Otra crítica me-
subyacente de ambas. «El hecho de que su "retrato" fenomenológico se pa- . todológica de las escalas del cuestionario era que todas las preguntas estaban
rezca tanto al síndrome que se ha desprendido poco a poco de nuestras oh- ,, r, formuladas en la misma dirección: en otras palabras, en la escala de antise-
servaciones empíricas y de nuestro análisis cuantitativo, tanto en su estruc- mitismo, todas las preguntas expresaban opiniones antijudías y ninguna de
tura general como en numerosos detalles, nos parece sumamente notable» ellas expresaba opiniones projudías y otro tanto sucedía en la escala de etno-
(pág. 971 ). El estudio de Sartre, que al igual que el de Fromm, no se basaba centrismo, donde sólo figuraban enunciados antinegros, mientras que no ha-
en el análisis estadístico detallado de resultados recopilados de forma metÓ- bía ningún enunciado en favor de los negros. Los críticos pretendían que
dica, compartía la misma presuposición: la persona con prejuicios desplaza esto podía ser importante si un cierto número de personas, al responder el
sus sentimientos íntimos hacia una víctima, a la que toma por chivo expiato- cuestionario, siempre estaban de acuerdo con el enunciado de las preguntas,
rio. Según Sartre, el antisemitismo no es una simple opinión, sino que «es, independientemente de su contenido. Si' existen personas que expresan su
1
antes que nada, una pasión» (pág. 10, cursivas de Sartre) y además, es una acuerdo por amor al acuerdo (y contamos con ciertas pruebas psicológicas
I/! pasión que «impregna a la persona entera de antisemitismo» (pág. 38). Una que permiten pensar que un pequeño número de personas llenan los cuestio-
vez más encontramos la suposición de que el prejuicio particular del antise- narios de esta forma), entonces las correlaciones entre las diferentes escalas
mitismo, al tener sus raíces en el interior de la personalidad, no se halla se- habían podido ser infladas de forma artificial. Para contrarrestar esta posibi-
parado de otras formas de prejuicios y de etnocentrismo. Como afirmaba lidad, las escalas debían incluir enunciados que equilibraran los pro y los con-
" Sartre, la persona que actualmente es antisemita probablemente tendrá en tra. Y de hecho, desde entonces se han llevado a cabo varias tentativas de
el futuro prejuicios hacia otros grupos, si se presentan otros blancos hacia elaborar dichas escalas «equilibradas».
los que pueda dirigir su hostilidad: «Aquí, el judío no es más que un pre- Otras críticas metodológicas iban dirigidas contra la parte de la encuesta
texto: en otras partes se echará mano del negro, en t)tras, del amarillo. Su basada en las entrevistas y provenían sobre todo de psicosociólogos, quienes
existencia simplemente permite al antisemita ahogar de antemano sus angus- prefieren atenerse a cuestionarios formales que permiten estimaciones sen-
tias, convenciéndose de que su lugar siempre ha estado marcado en el mun- cillas y carentes de ambigüedad, en lugar de aventurarse en el estudio del ma-
do, que le esperaba y que tiene el derecho, por tradición, de ocuparlo. El terial menos riguroso de las entrevistas. Por ejemplo, se avanzó la idea de
~~r~,.,,,..,,..,,.""-.....,,.-.,.,,".'.h'"··""-- _,,.-...,~~~~~.¼Ma F:/:tlt' n i ·;w~ Jt: _,
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590 1 Psicología social y problemas sociales 17. Racismo, prejuicios y discriminación 1 591

que, por interesantes que fueran las informaciones obtenidas a través de las lacionar la virtualidad del fascismo con un tipo determinado de personalidad,
entrevistas, éstas no constituían pruebas científicas aceptables, ya que los psi- abren la puerta a la interpretación de que las sociedades se hacen fascistas
coanalistas que las dirigí'<l.11 debían interpretar las respuestas de los encues- o dej'<l.11 de serlo dependiendo de la proporción de la población que posea
tados y la misma declaración podía interpretarse de varias maneras diferen- una determinada personalidad. Evidentemente resultaría absurdo explicar la
tes. Por esta ·razón podían producirse deformaciones, puesto que los encues- ascensión y la caída de dictadores como Hitler y Mussolini en función de di-
tadores buscaban confirmar sus propias teorías, mientras que otros investiga- chos factores. Además, es posible que el lazo entre el racismo y el autorita-
dores, partiendo de un conjunto de hipótesis diferentes. también habrían po- rismo haya puesto demasiado énfasis en una forma extrema de sectarismo,
dido encontrar la confirmación de sus teorías utilizando los mismos mate- la que se expresa de forma típica en los medios fascistas, en detrimento de
riales. otras variedades de no menor importancia, que podríamos encontrar de ma-
Además de las críticas estrictamente metodológicas contra T he Authori- nera más típica en sociedades no fascistas. Podemos relacionar esta crítica
tarian personality, se produjeron críticas de la teoría en sí. Entre éstas, una con el problema más general de saber si la teoría de The Authoritarian Per-
de las más interesantes provino de Milton Rokeach en su libro The Open sonality sobrestimó el papel de los factores de personalidad a expensas de los
and Closed Mind. Mientras que las críticas dirigidas contra el método decían factores sociales. Podría haber variedades de racismo que no sean una pasión
que de hecho Adorno et al. habían sobrestimado la relación entre el autorita- que envuelve toda la personalidad, pero que reflejan de forma mucho más
rismo y los prejuicios, Rokeach, por su parte, pretendía que estos autores fortuita las presiones sociales generales.
habían subestimado el fenómeno mismo del autoritarismo. Sostenía que The El estudio clásico que examinó el papel respectivo de la personalidad y
Authoritarian Personality tan sólo había estudiado e identificado una sola el medio social fue realizado por Pettygrew en los años cincuenfa, y desde
forma de autoritarismo: a saber, aquella que se encuentra entre los partida- entonces sus resultados han sido confirmados por otros investigadores. La
rios de una política de extrelJ}a derecha. Rokeach avanzó la idea de que exis- intención de Pettygrew era muy sencilla: deseaba comparar las actitudes y la
tían otras formas posibles de autoritarismo que expresan las mismas motiva- , personalidad de los miembros de diversas sociedades, en las que se encon-
dones fundamentales, pero que adoptan formas exteriores diferentes. Según traban prejuicios en variable cantidad. Suponiendo que el prejuicio racial fue-
Rokeach, el más importante de estos autoritarismos es el de izquierda, que se resultado de la práctica autoritaria consistente en recurrir a chivos expia-
da lugar a una variedad parecida de mentalidad, de espíritu estrecho y de torios, una sociedad que tuviera una gran cantidad de prejuicios raciales
pensamiento mediante clisés. En lugar de sostener posiciones racistas y de también debería tener un alto grado congruente de autoritarismo. En virtud
derecha, los autoritarios de izquierda, en cambio, se expresan en otras direc- de esta misma lógica, las personas que viven en una sociedad que tiene fuer-
ciones; por ejemplo, se convierten en admiradores incondicionales de los je- tes prejuicios contra los negros deberían también tener fuertes prejuicios con-
fes de la izquierda, rechazando toda crítica dirigida contra ellos y odian a la tra los judíos y otros grupos minoritarios.
burguesía con la misma ferocidad psicológica que lleva al autoritario de de'. Para verificar esta posibilidad, Pettigrew comparó las actitudes hacia los
rechas a odiar a los negros o a los judíos. Rokeach elaboró una nueva escala, negros y los judíos, así como el autoritarismo, en tres regiones: Suráfrica y
la escala de dogmatismo, destinada a reemplazar la escala F que, como pre- el sur de los Estados Unidos (sociedades manifiestamente racistas) y el norte
tendía él, tan sólo servía para evaluar el autoritarismo de derecha y no el de los Estados Unidos. Pettigrew (1959) publicó su comparación de las dos
autoritarismo en sí. Sin embargo, los resultados de sus propias investiga- partes de los Estados Unidos. Como cabía esperar, los encuestados del norte
ciones, que sometían a un pequeño grupo de comunistas británicos a la prue- mostrab'<lll menos prejuicios contra los negros que los del sur. Sin embargo,
ba de esta evaluación, resultaron ambiguos. Algunas investigaciones posterio- los resultados en la escala F y la evaluación del antisemitismo eran casi los
res no lograron clarificar si los partidarios de la extrema izquierda, en general, mismos en ambas poblaciones. Así pues, los mayores prejuicios en el sur no
presentan una forma de autoritarismo no racista, pero que, no obstante, se explicaban en función de una proporción más importante de personalidades
piensan mediante clisés (para esta discusión véase Billig, obra en prensa). ilutoritarias. De forma similar, el hecho de que el sur hubiese dado muestras
El trabajo de Rokeach plantea la cuestión de si el autoritarismo está ne- de un mayor número de prejuicios contra los negros, pero no de un mayor
cesariamente ligado al racismo y al etnocentrismo. Pero para el estudio de. antisemitismo, permite pensar que sería inexacto concebir el racismo simple-
los prejuicios, la pregunta inversa quizá tiene más importancia: ¿está ligado mente en función de un etnocentrismo generalizado. Por el contrario hay
el prejuicio necesariamente al autoritarismo? A primera vista no cabe duda que examinar las tradiciones particulares de cada prejuicio en el seno de las
de que podemos tener buenas razones para creer que los autores de The sociedades.
Autoritarian Personality exageraron el lazo entre ambos'' fenómenos. Al re- Tras estudiar los datos recopilados en Suráfrica, Pettigrew (1958) obtuvo
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17. Racismo, prejuicios y discriminación 1 593
592 1 Psicología social y problemas sociales

que proclama la tolerancia como norma general, incluso si no es practicada


el mismo cuadro fundamental. Los encuestados surafricanos obtienen un nú-
de hecho, el rebelde frustrado se hace más intolerante. Por el contrario, en
mero muy elevado de puntos cuando se evalúa el prejuicio contra los negros
un medio intolerante sucede lo opuesto. Este resultado muestra la importan-
(por ejemplo, el 72 % de ellos están de acuerdo con la siguiente proposi-
cia del marco social: mecanismos psicológicos parecidos pueden tomar sig-
ción: «Hay algo primitivo e incivilizado que es inherente al indígena, como
nificados muy diferentes en marcos sociales diferentes.
lo demuestran su música y su extrema agresividad»). Sin embargo, si se les
compara a las personas interrogadas en el norte de los Estados Unidos, estos
La importancia del marco cultural, que constituye el descubrimiento fun-
damental de Pettigrew, ha sido confirmada recientemente por un estudio de
surafricanos blancos no dan muestras de un mayor antisemitismo o de un
Bagley y Verma (1979) quienes analizaron en detalle los prejuicios contra
mayor autoritarismo que se acordara con su actitud hacia los negros. En el
los inmigrantes en Gran Bretaña y los Países Bajos. Descubrieron que es po-
estudio consagrado a Suráfrica, Pettigrew también incluyó un test para, eva-
sible encontrar diferentes niveles de prejuicios entre los diferentes sub-grupos
luar directamente si es posible explicar el prejuicio, en un medio con pre-
de la población: los autoritarios opuestos a los no autoritarios o aquellos que
juicios, en función de la conformidad a los valores generales. Para ello recu-
han recibido una buena instrucción en oposición a los menos instruidos. No
rrió a una escala de conformidad que incluía preguntas como «La adhesión
obstante, el énfasis puesto en las diferencias entre estos dos grupos podría
a las convenciones produce los mejores ciudadanos» y descubrió que el pre-
ocultar su similitud de conjunto relativa a los prejuicios. Por ejemplo, in-
juicio contra los negros estaba i:elacionado con la conformidad, pero no así
l el autoritarismo ni el antisemitismo.
cluso grupos pretendidamente con prejuicios leves, como los jóvenes instrui-
dos de la clase media, tienden a aceptar los estereotipos sobre los negros y
Si bien el estudio de Pettigrew proporcionó sólidas evidencias de que el
a apoyar medidas dirigidas a restringir la inmigración.
racismo en el sur de los Estados Unidos y en Suráfrica no podía explicarse
;'j; en función de los factores de personalidad, esto no implica que la teoría de
Estos resultados no sólo se verifican en Gran Bretaña y los Países Bajos,
,!,
ya que el trabajo de Schonbach (1981 ), realizado en la República Federal
The Authoritarian Personalíty estuviera totalmente equivocada. En realidad,
de Alemania, llega a una conclusión parecida. Schonbach estudió en detalle
los fenómenos como el prejuicio y la discriminación son tan complejos que
11f la actitud de los jóvenes alemanes occidentales hacia diversos grupos de tra-
1.l, dos teorías diferentes pueden ser correctas al mismo tiempo, o al menos que
bajadores inmigrados (sobre todo los turcos y los italianos) y encontró dife-
cada una puede explicar una parte diferente de la realidad. A este respecto,
rencias de prejuicios dependiendo de la instrucción. No obstante resulta in-
en sus dos estudios Pettigrew descubrió resultados que corroboraban ciertas
ideas de Adorno et al. En las tres poblaciones existe una correlación entre ' teresante que no obtuviera resultados claros al examinar los prejuicios en
el prejuicio y el autoritarismo, de manera que, incluso en un medio fuerte- ' relación con la rigidez cognitiva y la flexibilidad, no logrando así confirmar
mente racista, como Suráfrica o el sur de los Estados Unidos, los individuos la relación entre pensamiento mediante clisés y los prejuicios. Aunque, como
autoritarios también son quienes tienen un mayor número de prejuicios. Esto se preveía, los jóvenes menos instruidos mostraban un mayor número de
implica que en todas las poblaciones existe un pequeño número de fanáticos prejuicios, esta diferencia era muy reducida si se la comparaba con las seme-
que llevan el prejuicio más allá de la norma. Si bien la teoría del autorita- J janzas entre su manera de estereotipar a los turcos y a los italianos, y la ma-
!ji
rismo podría explicar los prejuicios de estos fanáticos, le es imposible ex- nera como lo hacían los más instruidos. De esta forma, independientemente
i del grado de educación, los jóvenes alemanes presentaban una tendencia a
i··r plicar por qué el surafricano blanco medio expresa más prejuicios que el nor-
1,
teamericano blanco medio. · considerar que los italianos y los turcos eran personas «pendencieras» e «im-
.1
Asimismo, Pettigrew descubrió una interesante confirmación en relación previsibles en su comportamiento» y, de forma general, a hacer juicios poco
11
directa con la explicación del. chivo expiatorio en tanto que medio de desear- , favorables sobre uno y otro grupo.
li/'
11: gar los prejuicios. Al igual que numerosos otros investigadores antes que él, ~ .. Si bien desde la publicación de The Authoritarian Personality se h;m rea-
il! lizado numerosos estudios que han mostrado la existencia de una relación en-
Pettigrew encontró en el norte de los Estados Unidos que las personas cuya I
,,¡li movilidad social es descendente (aquellas personas que descienden en la escala :; tre el bajo nivel de instrucción y el alto grado de prejuicio y de etnocentrismo,
,,
11¡'
¡,,.,
soc~al_, por ej mplo, de 1~ c~a~e media a la clase obrera) eran quienes ~ás
7 i sería erróneo creer que la instrucción disminuye necesariamente los prejuicios.
Una vez más hay que tomar en consideración el marco social. En efecto, en
d' pre¡mc1os teman. Como s1 h1c1eran responsables a los negros de sus propias '
decepciones y frustraciones, convirtiéndolos en chivos expiatorios. Sin embar- una sociedad cuya ideología oficial es racista, las personas más instruidas po-
"l!i
:,¡ go, en el sur las personas que descendían en la escala social presentaban me- ., drían convertirse en los guardianes de esta ideología. Así, en la Alemania nazi,

'l
·;¡,
nos prejuicios. Estos dos resultados se explican si los frustrados se rebelan J
contra las convenciones de su medio social; de manera 'que, en un medio
donde el mito de la superioridad aria se transformó en la doctrina oficial del
Estado, numerosos enseñantes e intelectuales se hic_ieron entusiastas partida-

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lj¡· 17. Racismo, prejuicios y discriminación 1 595
'9 594 1 Psicología social y problemas sociales
1 practicada hacia los grupos minoritarios. Por ejemplo, la mayoría de las so-
1 ríos del régimen y su filosofía (Poliakov, 1971). Incluso hoy día existen mo.
vimientos intelectuales de extrema derecha (por ejemplo, lo que se denomina ciedades de Europa occidental tienen importantes contingentes de trabajadores
~ inmigrados, atraídos por la promesa de salarios elevados y trato «equitativo».
n en Francia la «Nueva Derecha») que se ha forjado doctrinas racistas a fin de
dar una justificación filosófica a la discriminación. Y hay que añadir que, en Los gobiernos han constituido instituciones destinadas a ocuparse del bienes-
¡.: tar de los. inmigrantes y a favorecer las relaciones armoniosas entre los gru-
el interior de la psicología en tanto que disciplina universitaria, siempre ha
;f11 pos. Por otra parte, estos mismos gobiernos autorizan regularmente la discri-
,)¡ habido una significativa corriente de opinión que ha intentado dar razones
minación por parte de las instituciones oficiales, aprueban incluso leyes dis-
1ijt_' cuasicientfficas para creer en la inferioridad intelectual de los no blancos
(véase Billig, 1981, para una discusión de esta tendencia en el interior de
la psicología).
criminatorias y no hacen gran cosa contra la discriminación económica hacia
las minorías o su hostigamiento por parte de la policía. Las implicaciones psi-
1~,1 No obstante, en las democracias occidentales contemporáneas, las ideas cológicas de estas ambiguas prácticas permiten suponer que las actitudes ra-
cistas se perpetúan gracias a mecanismos mucho más sutiles que los caracteres
d abiertamente racistas resultan menos aceptables a nivel social, ya que entran
en conflicto con las normas de tolerancia generalmente admitidas. En conse- psicológicos, más bien abruptos, del autoritarismo.
·i~ cuencia, los resultados más bajos obtenidos por las personas instruidas cuan-
do responden a los cuestÍ0narios de evaluación del racismo, pueden deberse
a una cierta, sensibilidad ante lo desagradable que les sería parecer racistas. E. Estereotipos y percepción selectiva
.¡: Bagley y Verma, por ejemplo, subrayan que, si se pide a individuos instruidos
J que juzguen a los negrós mediante una escala de 1 a 9, éstos están conscien- Sartre describió a los antisemitas como personas que gozaban con sus pre-
tes de que si emplean el extremo infertor, ello «produciría un mal efecto». juicios y que se deleitaban haciendo declaraciones ultrajantemente sectarias,
i~ Las mismas personas, no obstante, podrían discriminar a los negros si se incluso si no las tomaban en serio, al menos en su fuero interior. Adorno
y Horkheimer también notaron este aspecto gracioso del prejuicio en el capí-
tratase de ofrecer un empleo, utilizando eventualmente la discriminación, pero
11 negando el prejuicio, al igual que el hotelero de El castillo. tulo dedicado al antisemitismo, en su obra Dialectique de la raison. En él
!!I~ La discriminación contra los no blancos y los trabajadores inmigrados en
las democracias occidentales contemporáneas difiere cualitativamente de la dis-
examinan el aspecto voluntariamente humorístico o «mimético» del prejuicio
que a menudo manifiesta el fanático que se mofa constantemente de la vícti-
criminación de las sociedades abiertamente racistas, como Suráfrica (donde la ma del prejuicio. Si bien el fanático absoluto intenta en cada conversación
minoría numérica es blanca), la Alemania nazi o incluso el sur de los Estados llevar la discusión al tema de los judíos o los negros, con la única finali-
Unidos de la época de la segregación oficial. En una sociedad abiertamente ra- dad de lanzarse a realizar un número cómico imitando los gestos estereotipados
cista cabe esperar que las acittudes directamente racistas vayan acompañadas de los judíos o los negros, podemos suponer que en las democracias contem-
de una discriminación sin ambigüedad y no habrá ningún tabú que prohíba poráneas dicho comportamiento en sí no es socialmente aceptable, ya que
decir a los miembros de los grupos de la minoría: «Vosotros no sois nada». transgrede de forma manifiesta las normas de tolerancia. En lugar de manifes-
Sin embargo, en las democracias occidentales no se ve que la norma de tole- tar su fanatismo y de alabar su irracin11alismo, los individuos sentirán presio-
rancia tenga por resultado la ausencia de racismo: de hecho se observa la nes sociales que les forzarán a negar sus propios prejuicios y a afirmar su
persistencia de estereotipos. Pettigrew encontró que sus encuestados del norte propio racionalismo. Si además suponemos que, en la sociedad contemporánea,
de los Estados Unidos probablemente tenían una visión estereotipada de los el prejuicio no ha desaparecido, nos encontraremos ante una interesante pre-
negros parecida a la de los habitantes del sur, pero creían menos en una dis- gunta psicológica y realmente importante: ¿cómo puede la gente razonable
criminación activa: «Unos y otros comparten en gran medida el estereotipo tener creencias irrazonables?
del negro perezoso, primitivo, despreocupado y pestilente, pero los del sur, Los psicosociólogos han desarrollado un ·aspecto de la teoría del autorita-
mucho más que los del norte, quieren negar a los negros los derechos de igual- rismo y, de este modo, han adelantado una respuesta a esta pregunta. En lu-
dad por lo que se refiere a empleo, vivienda y voto» (Pettigrew, 1958, pá- gar de concentrarse en el fondo afectivo del fanático, se concentraron en los
gina 37). procesos cognitivos del estereotipaje y del pensamiento mediante clisés, mos-
Podríamos atraer la atención sobre la ambigüedad de.las actitudes racistas trando que estos procesos de base se encuentran mucho más extendidos de
en las sociedades contemporáneas, donde las normas de tolerancia coexisten lo que se cree y no son privativos de la minoría que manifiesta el síndrome
con la persistencia de estereotipos. Esta ambigüedad psicológica también po- autoritario completo. En particular, la teoría de The Authoritarian Personality
dría ir acompañada de· 1as ambigüedades de la discrimina~~ón, tal como es había supuesto que los conflictos afectivos ocurridos en la primera infancia
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596 1 Psicología social y problemas sociales 17. Racismo, prejuicios y discriminación \ 597

: ¡;1 de la persona autoritaria habían dado lugar posteriormente a un estilo cogn¡.


,!j Dicho de otra manera, independientemente de lo que haya visto la gente
tivo caracterizado por el empleo rígido de categorías o estereotipos. Este em. (mucha circulación, poca circulación o una circulación .normal), lo pudo in-
:_/¡í1 pleo rígido de categorías había tenido por función impedir que el individuo
'·,1,,: terpretar como una prueba de la invasión marciana, debido a que la idea de
autoritario viera el mundo tal como es en realidad; por el contrario, los auto- que los marcianos estaban invadiendo el país se había andado hasta tal punto
ritarios se dedican a sus asuntos cotidianos interpretando continuamente las en la mente de esta gente que seleccionaba las pruebas para confirmar ese pre-
cosas de una manera que parece confirmar sus pre-juicios, por ejemplo, repi- juicio. En este ejemplo, el prejuicio favorable a la creencia en la invasión mar-
tiendo siempre los ejemplos de negros perezosos o de judíos interesados, pero ciana podría explicarse en función de procesos cognitivos, en lugar de recurrir
no viendo a los negros que trabajan o a los judíos generosos. a una teoría· sobre las experiencias vividas en la infancia.
Las investigaciones posteriores en psicología social han indicado que es El proceso general de «percepción selectiva» ha sido estudiado a fondo
posible observar procesos cognitivos parecidos en las personas que probable- en el laboratorio por varios psicosociólogos. Una experiencia realizada hace
mente rechazarían el burdo fanatismo de los autoritarios. Estos estudios mues- ya tiempo por Bruner y Postman (1949) ilustra la medida en la que la gente
tran que los autoritarios no son los únicos que interpretan el mundo mediante ve el mundo en función de lo que espera ver. Los experimentadores mostra-
juicios preconcebidos y que caen posteriormente en el error de admitir las ron rápidamente a los sujetos algunos naipes: algunos de ellos presentaban
distorsiones del pensamiento estereotipado. En el centro de estas investigado- · colores erróneos (por ejemplo, un cuatro de tréboles rojo), pero los sujetos,
nes se encuentra la idea, de la «percepción selectiva» que implica que los acostumbrados a ver los naipes de color correcto, no vieron el error, Y dijeron
1i individuos no perciben el mundo exterior de forma pasiva. Por el contrario, que habían visto ya sea un cuatro de corazones rojo o un cuatro de tréboles
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p~,
los individuos siempre intentan comprender la información que reciben y a
menudo la interpretan según suposiciones anteriores de una forma que l~s
jnduce al error. De esta forma, pueden ser conducidos a «seleccionar» diver-
negro. Ante la necesidad de simplificar la compleja información que se les ha-
bía presentado, los sujetos tan sólo seleccionaron una parte de la información

l,,I.;, disponible (el color o el dibujo del naipe), prestándole atención y llevando a
1'
; sas informaciones, concediéndoles una atención particular, para llegar a una cabo su juicio en consecuencia. Si es posible observar este proceso en una
I¡¡ visión errónea del mundo. situación de ,laboratorio, donde la cantidad de información de que disponen
!
i, .¡,
,1,
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Tenemos un ejemplo clásico de ello en las investigaciones llevadas a cabo los sujetos es rigurosamente controlada, podemos prever que el efecto de se-
por el psicólogo norteamericano Hadley Cantril, quien estudió un pánico de lección será aún más potente en la vida normal. De esta forma, una persona
masa. Este fenómeno de pánico tuvo lugar antes de la Segunda Guerra Mun- que camina en la calle en medio de la multitud podría asimilar únicamente
dial, el día en que miles de norteamericanos creyeron que la Tierra había una-pequefia parté de la información disponible y lo que observe, y más aún
sido invadida por los marcianos. Una obra de ciencia-ficción sumamente rea- lo que recuerde tras su paseo, habrá sido seleccionado de forma inconsciente.
lista había sido emitida por la radio y un buen número de oyentes creyeron Los resultados obtenidos en el laboratorio permiten pensar que la selección
que se trataba de un informativo. Posteriormente, Cantril interrog~ a más de será determinada por actitudes pasadas, de manera que una persona que crea
un centenar de personas que habían escuchado la emisión y descubrió que que los negros son perezosos, al ver a un negro en la calle podría perfecta-
aquellos que habían creído que la obra era un programa informativo sobre mente suponer, sin mayores evidencias, que ese negro que se pasea por la calle
hechos reales habían reaccionado, en su gran mayoría, intentando obtener otras no tiene trabajo. De esta forma, la concepción previa producirá la prueba des-
informaciones. Pero resultó que el simple hecho de verificar si los marcianos tinada a confirmarla y la persona con prejuicios notará que un negro trabaja
efectivamente habían invadido los Estados Unidos era menos sencillo de lo duro y tiene un empleo casi con la misma frecuencia con que los sujetos de
que se habría podido creer. Por ejemplo, muchos de los que escuchaban la Bruner se dieron cuenta de que el naipe era un cuatro de tréboles rojo.
radio en su casa miraron por la ventana, pero el espectáculo que vieron aún La obra de Henri Tajfel ilustra otro aspecto del estereotipaje en tanto que
precisaba una interpretación. Así, tres personas diferentes relataron estas tres proceso cognitivo: el aspecto de categorización (Tajfel describe su trabajo en
reacciones diferentes: su libro Grupos humanos y categorías sociales). Comprender el propio medio
«Miré por la ventana y todo parecía estar como de costumbre, así que pen- implica clasificar por categorías a las personas y los objetos que uno ve. En
sé que aún no' habían llegado a nuestro barrio.» lugar de tratar a cada persona o a cada objeto como algo absolutamente único,
«Miramos por la ventana y la avenida Wyoming estaba repleta de coches. por comodidad se les considera como ejemplos de una categoría conocida de
La gente se daba a la fuga, eso fue lo que supuse.» gentes o de objetos. Así, los sujetos de Bruner trataron, de forma errónea
«Por mi calle no veía pasar ningún coche. Y lo que creí es que había em- como ya se ha visto, el cuatro de tréboles rojo como si fuera un ejemplo de la
botellamientos porque las carreteras estaban cortadas.» categoría general de los naipes normales. La obra de Tajfel muestra que este

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598 1 Psicología social y problemas sociales 17. Racismo, prejuicios y discriminación 1 599

proceso de categorización (es decir, el hecho de clasificar los ,estímulos en una / categorías generales para interpretar su mundo social y el simple hecho de uti-
categoría) puede, en ciertas circunstancias, provocar distorsiones parecidas a ,, }izar dichas categorías podría sobrentender pre-juicios y distorsiones. Así, en
las distorsiones operadas por los autoritarios que piensan medí-ante clichés. Por , El castillo, los habitantes de la aldea que colgaron inmediatamente la etiqueta
ejemplo, en una experiencia, Tajfel demostró que, si los individuos creen que de extranjero a K., quizás exageraron la diferencia entre ellos mismos y el
dos estímulos pertenecen a la misma categoría, los considerarán más parecidos individuo K. Además, existen creencias etnocéntricas estereotipadas relaciona-
I' :/
li que si no los hubiesen categorizado. Tajfel mostró a sus sujetos ocho líneas das con la mayoría de las etiquetas de grupo; por ejemplo, en las sociedades
~·¡ de diferente longitud y, en una condición experimental, dio a cada una de las contemporáneas existen imágenes estereotipadas de una gran variedad de gru-
pos y no resulta difícil considerar que estas visiones constituyen simplemente
cuatro líneas más largas la etiqueta (A) y a cada una de las cuatro líneas rnás
t cortas la etiqueta (B). Los sujetos, a quienes se mostraban las líneas con su el «sentido común». Incluso aquellas personas que podrían sentirse horrori-
i:jj
~~
etiqueta, tendían a creer que las líneas pertenecientes a una categoría· eran
más parecidas de lo que eran en realidad: es decir que creían que las cuatro lí-
neas A tenían una longitud más parecida de lo que en realidad era, y qu~
zadas por el burdo fanatismo del fanático extremo, están dispuestas, si viven
en una sociedad que acepta ciertos estereotipos raciales en tanto que sentido
común general, a adoptar, llegado el caso, una serie de ideas etnocéntricas.
igualmente creían que sucedía otro tanto con las líneas B. Además, exageraban Una ingeniosa experiencia realizada en los Estados Unidos por Duncan
,:¡ muestra cómo puede producirse esto. Uno de los estereotipos de los blancos
la diferencia entre las líneas A y las líneas B. En este caso, todo sucede como
1 si la existencia de una categorización (el hecho de dividir las líneas en dos es que los negros son violentos. Este estereotipo es reforzado continuamente
categorías A y B) hubiese influenciado la percepción de las líneas por parte por los medios de comunicación que a menudo informan de crímenes o vio-
!1 lencias cometidos por negros, hasta tal punto que este estereotipo es conside-
de los sujetos.
Si se aplicara este resultado experimental a la cuestión de la formación rado como expresión del sentido común, incluso por aquellas personas que
de los estereotipos, llegaríamos a la siguiente hipótesis: el solo hecho de que , no se consideran en absoluto racistas. Para su experiencia, Duncan utilizó una
'1 exista una etiqueta que sirva para categorizar a las personas y para clasificar- , muestra de estudiantes norteamericanos blancos, precisamente el grupo del que
cabía esperar que afirmase la norma de tolerancia y negase todo racismo. Pi-
las .en diferentes grupos (por ejemplo, blanco/negro, francés/alemán, hom- · '
j¡ dió a estos sujetos que vieran un vídeo en el que aparecía una discusión en-
bre/mujer) puede afectar la percepción de los individuos clasificados en tales
:i:! tre dos personas y que evaluaran el comportamiento de cada uno de los dos
grupos, de manera que el observador exagerará la semejanza entre todos los
negros o todos los alemanes o todas las mujeres, y además, exagerará aún más interlocutores por medio de varias escalas. Duncan escribió el guión de la dis-
las diferencias entre blancos y negros, franceses y alemanes, o entre hombres cusión que llevaba a ambos interlocutores a enfadarse hasta tal punto que uno
y mujeres. Esto ilustra igualmente que uno de los aspectos del pensamiento de ellos llegaba a dar un empujón al otro. Dio instrucciones a los diversos
~I mediante clisés puede estar sumamente extendido y no limitado únicamente actores que debían interpretar esta representación y diseñó cuatro condiciones
\1 a la psicología del fanático extremo. En realidad, esto ilustra el hecho que fundamentales en las que cambiaba la raza del interlocutor que daba el em-
Adorno et al. pudieron haber estado ellos mismos influenciados de forma ex- pujón y la del que lo recibía. Las cuatro condiciones eran: asaltante negro -
,l¡
cesiva por su propia categorización de los sujetos en autoritarios y no autori- víctima blanca, asaltante blanco - víctima negra, asaltante negro - víctima ne-

l tarios, viéndose así obligados a despreciar las semejanzas entre .autoritarios y


no autoritarios. Esto no significa que los fanáticos extremos no sean más
gra y asaltante blanco - víctima blanca.
Lo que más interesaba a Duncan era saber cómo interpretaban los sujetos
,,,¡1i1 rígidos en su empleo de las categorías de grupos (como blanco/negro) que los el empujón. Los resultados mostraron que, cuando el asaltante era negro,
aproximadamente el 70 % de los sujetos interpretaban el empujón como algo
I I¡ no autoritarios, sino que también estos últimos podrían servirse de estas ca-
tegorías sin reflexionar. De esta forma, cuando el no autoritario clasifica a los violento, pero que, si el asaltante era blanco, esta cifra descendía aproxima-
! j:I individuos en blancos y negros, es posible que exagere inconscientemente las damente al 15 %. La raza de la víctima no implicaba ninguna diferencia apre-
diferencias entre estos dos grupos sociales y que aplique sin pensarlo juicios ciable entre los juicios, de manera que los asaltantes negros eran considerados
111: estereotipados a los negros o a los blancos. igualmente violentos, independientemente de la raza de la víctima. Duncan
:,U,:
·¡; Esta investigación sobre la percepción selectiva, así como el trabajo de interpretó estos resultados en función del estereotipo que considera a los ne-
·1¡ Pettigrew sobre la importancia de la cultura en la de~rminación de la exis- gros personas impulsivas y capaces de cometer crímenes violentos. En este
tencia de creencias que constituyen prejuicios, proponen una respuesta para caso, los sujetos pensaban de forma análoga a los encuestados de Cantril que
'I la pregunta ya mencionada: ¿Cómo la gente razonable llega a tener creencias creían que se había producido una invasión proveniente de Marte, pues inter-
'11 pretaban el mundo social a través de juicios preconcebidos, de manera que, sin
desrazonables? Es posible que los individµos utilicen con demasiada facilidad
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600 1 Psicología social y problemas sociales

pensarlo, categorizaban un golpe propinadó por un blanco como menos malo :,((!
que un golpe propinado por un negro.
18 Psicosociología de la educación
No obstante existe una importante diferencia entre los pre-juicios de los
oyentes de radio que creían en la invasión y los sujetos de la experiencia de por MICHEL GILLY
Duncan, ya que para los oyentes de radio, el pre-juicio era solamente tempo-
ral, destinado a ser eliminado tan pronto como se dieran cuenta de la natu-
raleza ficticia de la emisión. En cuanto a los sujetos de Duncan, no tenemos
muchas NZones para creer que sus juicios preconcebidos fueran a ser elimina-
dos; la vivencia misma de la experiencia pudo haberlos «confirmado» aún más
en sus pre-juicios, incrustándolos más profundamente en su manera de pensar.
A diferencia de la emisión de radio, de los naipes de la experiencia de Bruner
o de las líneas de la experiencia de Tajfel, no podemos enfrentarnos de mane-
ra tan simple a los pre-juicios sobre los grupos étnicos, ya que estos mismos pre- -
juicios determinan los «hechos» que son llevados a la atención del individuo.
Además, los pre-juicios pueden dar lugar a actos discriminatorios que pue-
den ser percibidos a su vez como una confirmación de los pre-juicios originales.
Por ejemplo, los sujetos de Duncan, en tanto que norteamericanos blancos La estructuración de este capítulo y sus opciones se deben a una doble in-
e instruidos (grupo que anteriores investigaciones designaban como no auto- tención: abordar las cuestiones que puedan interesar "tanto al estudiante como
ritario ), tienen grandes probabilidades de ocupar algún día una posición en al pedagogo y para las cuales ciertos desarrollos de la investigación abren
la que sus pre-juicios pueden conducir a discriminaciones, digamos, en tanto nuevas perspectivas. Cualquiera que sean las perspectivas teóricas y metodo-
que empresarios o propietarios virtuales. Podrían ser menos proclives a con- lógicas adoptadas, los problemas psicológicos planteados por las desigualda-
tratar negros para un empleo o a alquilarles viviendas. haciendo el siguiente des sociales ante la escuela constituyen actualmente una de las principales
razonamiento: «Desgraciadamente, los negros no convienen debido a sus cos- preocupaciones de la psicosociología de la educación. Por esta razón le he-
tumbres violentas. No, no tengo prejuicios, pero es así. ¿Acaso no lo he mos reservado un sitio por separado. En cuanto al resto del material ya no
visto con mis propios ojos?». Al razonar así, no se darán cuenta de que los es en torno -a temas que se elabora el presente capítulo, sino a partir de dos
«hechos» que pretenden haber observado podrían haber sido más el reflejo perspectivas complementarias de investigación: una que toma como punto
de sus propios pre-juicios y no tanto el comportamiento real de los negros. de partida las representaciones y otra que parte de las interacciones. En ello
Además, el empresario o el propietario que actúa conforme a su pre-juicio hay que ver una comodidad de presentación. Intentaremos mostrar que entre
negando un empleo o una vivienda a negros, tiene grandes probabilidades estas dos perspectivas comienzan a esbozarse articulaciones y que el desarrollo
de reproducir la situación que estimula el pre-juicio del «sentido común», de la psicosociología de la educación depende en gran parte de los progresos
según el cual, los negros son perezosos ( « ¡Hay tantos en el paro! ») o desa- que podrán llevarse a cabo a este nivel. Conviene señalar que por razones de
seados («Como se puede ver, no viven en casas bonitas»). competencia hemos privilegiado los enfoques experimental y diferencial y que
A este nivel, la discrimirn1ción entra en relación con el poder, ya sea éste nos hemos atenido casi exclusivamente a problemas de educación escolar.
el de contratar a otras personas o el de negarse a alquilarles una vivienda.
Los miembros de un grupo dominante que tengan más poder económico
detentarán el poder de traducir sus pre-juicios en discriminación contra los A. Psicología de la educación y psicosociología de la educación
miembros de los grupos minoritarios que, de forma concomitante, tendrán
menos poder para resistir la discriminación. Por consiguiente, como siem- Una manera de definir la psicosociología de la educación sería conside-
pre ha reconocido el Instituto de Investigaciones Sociales en sus trabajos an- rarla una rama particular de la psicología de la educación y, tras haber defi-
teriores a The Authoritarian Personality, las cuestion@s de prejuicio y dis- nido esta última, precisar sus especificidades desde el doble punto de vista
criminación deberían salir del marco de las consideraciones puramente psi- de su objeto y sus métodos.
cológicas para conducir a un análisis del poder, sobre todo del poder polí- De este modo nos volvemos a topar con la dificultad, encontrada en nu-
tico y económico_ merosas ocasiones, de definir la propia psicología de la educación. Una de
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las tentativas más sistemáticas, a la que se ha hecho referencia muy a me- de todo acto educativo en el seno de una sociedad determinada: ideologías
lf, J nudo, es la de Mialaret (1971 ). Este autor recuerda que la palabra «educación» y sistemas de valores de referencia, objetivos-normas, modelos de compor-
· 1r.
ir,l'.
1,
se emplea clásicamente en tres sentidos principales: acerca de una realidad
sociológica y de un sistema de conjunto («educación francesa», «educación
norteamericana», etc.); para designar un punto de llegada, el resultado de un
tamientos esperados, organización y funcionamiento de las instituciones, etc.
Tendrá que comprender en qué y cómo estas condiciones muy generales,
que caracterizan al conjunto de un sistema educativo, contribuyen a deter-
proceso; y finalmente, para désignar el proceso en sí. Mialaret se apoya así minar las expectativas de los diferentes actores, las concepciones que éstos
}~
en estos tres sentidos, que remiten a tres objetos generales de estudio, para tienen de sus papeles, sus representaciones y su funcionamiento en el interior
proponer tres definiciones relativas a la «psicología de los sistemas educati- del sistema, etc. Pero también se preocupa por las incidencias a nivel educa-
vos», a la «psicología del educando» y a lo que él denomina «pedapsicología» tivo de las diferencias y separaciones existentes dentro de dicha sociedad:
(1971, págs. 67-68). i\
lugares en la relación de producción, diferencias socioculturales, compromisos
Si es verdad que el psicólogo de la educación tiene estos tres tipos de t ideológicos particulares, etc. Así, su problema principal, tras haber contribuí-
preocupaciones, ¿debe por tanto renunciar a toda concepción unificadora de su ¡ do a identificar los factores que intervienen, consistirá en estudiar las condi-
disciplina? En cualquier caso, el psicosociólogo de la educación no saca }· dones de su influencia y los mecanismos psicosociales a través de los que
provecho alguno de ello; en la medida en que la especificidad misma de su 1 modifican los procesos interactivos en situación y la realización de los ob-
1 enfoque resulta difícilmente compatible con la dispersión de su objeto de l jetivos.
i estudio en torno a estos tres polos propuestos. Esto es lo que quisiéramos
mostrar ahora tomando esta vez como punto de partida no al objeto. o a los
Í, Ya que, en última instancia, el procedimiento del psicosociólogo de la
· educación sólo alcanzará plenamente su objetivo si dilucida la comprensión
diversos objetos de preocupación posibles, sino a lo. más específico del pro-
cedimiento del psicólogo cuando aborda su estudio. de las prácticas socioeducativas en su aspecto más «agudo», si resulta útil
para la edificación de una psicosociología de las situaciones educativas que
Frente al estudio de los «cambios por educación» (para tomar una ex-
tenga por finalidad precisar las estructuras de funcionamiento más adecuadas
presión de M. Piolat, 1981), el campo más específico del psicólogo es la
interacción educativa propiamente dicha en sus relaciones con los cambios in- para realizar un objetivo preciso con categorías determinadas de sujetos; de
dividuales provocados. Su tarea principal consiste en estudiar los procesos esta forma deberá contribuir a la búsqueda del conjunto de las condiciones
interindividuales (generales y diferenciales) a través de los cuales y gracias más pertinentes para poner en práctica, desde el punto de vista de la natu-
a los cuales se operan los cambios individuales. El interés prestado al campo raleza de las tareas, condiciones institucionales y modalidades de interacción
interindividual en las situaciones educativas va acompañado de un interés si- social. Este nivel de análisis tan fino es tributario de los niveles anteriores
multáneo por el campo intraindividual. Pero la preocupación por el indi- y no puede existir sin ellos. Está fuertemente caracterizado por los significa-
viduo resulta indisociable del estudio de las interacciones sociales que con-
tribuyen a hacerlo cambiar, puesto que el sujeto educado tiene el status de
l dos sociales generales antes mencionados, pero también por significados socio-
institucionales más específicos, relacionados con los significados, para los in-
rt>: teractores, de cada situación educativa particular desde el doble punto de
coactor de su propio cambio.
{'
Si éste es el campo privilegiado del psicólogo de la educación, la parte vista de la naturaleza propiamente dicha de las tareas y del envite social del
más específica de su procedimiento es, antes que nada, de orden psicosocioló- f:
,'.¡:
que son objeto en la interacción educativa del momento.
gico, ya que debe estudiar los mecanismos psicosociológicos del cambio en f, En su proceder, el psicosociólogo de la educación a menudo se beneficia-
situaciones educativas. Su particularidad, en el seno de la psicosociología, 1
{~{¡
rá de construcciones teóricas ofrecidas por los diferentes sectores de la psi-
consiste en consagrarse a una clase particular de procesos interactivos de -~ cología, y en particular, por la psicología social, siempre que éstas sean per-
cambios: aquellos provenientes de la educación. tinentes para el estudio de sus problemáticas. Pero como ya se ha señalado
Pero las interacciones que producen el cambio por educación no tienen (A. N. PerretaClermont, 1980; M. Gilly, 1981) no puede limitarse a aplicar
lugar en un vacío social. Los procesos interactivos que aparecen se manifies- conocimientos elaborados por otras disciplinas en el terreno de la educación.
tan con motivo de prácticas significantes. Si la psicosociología de la educa- A. N. Perret-Clermont muestra con claridad que el peligro de este procedi-
ción obtiene su justificación de la naturaleza psicosocial de los mecanismos miento, exclusivamente deductivo, consistiría en reducir la problemática edu-
que estudia, también la obtiene simultáneamente de las dimensiones y signi- cativa a problemáticas teóricas que no han sido concebidas para explicarla.
ficados sociales propios de las prácticas a las cuales se enfrenta. Por esta ra- De esta forma, la especificidad de las prácticas sociales y del campo estudiado
;¡: zón se preocupa, en primer lugar, por las dimensiones sociales más generales implica también poner en práctica un procedimiento inductivo y creador de
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Ir 604 1 Psicología social y problemas sociales 18. Psicosoclología de la educación 1 605
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j\; nuevos conocimientos, que contribuyan a enriquecer y trascender las opcio- tribuye el medio sociofamiliar a la elaboración de las herramientas cogniti-
!11
nes teóricas iniciales. vas de la adaptación escolar? ¿No se ejerce también su influencia de adap-
i:I: tación a través de otros medios? Y finalmente, ¿cuáles son los tipos de me-
:¡ canismos psicosociales a través de los cuales la escuela podría también ge-
' ( i
:['1;I! B. Clases sociales y éxito escolar f nerar, mantener y acrecentar las diferencias de éxito en función del medio
'1 1w
social?
a. Las constataciones de relaciones
:i·•· 2 / Clases sociales, lenguaie, desarrollo y éxito escolar. - Primero, los
Í' Los trabajos de los sociólogos fueron los que -más cristalizaron la aten- ,,
ir':
trabajos psicosociológicos se apoyaron en la bien conocida tesis de Bernstein
ción sobre esta cuestión durante la década 1960-1970. Pero desde hacíá mu- r, en virtud de la cual la estructura social provoca y refuerza el código lingüís-
tico necesario para su conservación. Es sabido que Bernstein describe dos
cho tiempo (desde principios de siglo), los psicólogos se habían dedicado a
establecer progresivamente constataciones .básicas. 1 -,-·_:

códigos lingüísticos utilizados de forma desigual por las diferentes clases so-
He aquí, muy esquemáticamente, lo más esencial de estas constataciones: · ··' ciales: un «código restringido» estereotipado de simbolismo concreto, que
1/ Existen correlaciones "de gran importancia entre tres variables: el medio utiliza conceptos insuficientemente precisos y diferenciados y con un signifi-
social de los alumnos, su éxito escolar y sus rendimientos en los diferentes cado frecuentemente implícito; un «código elaborado» de simbolismo abs-
tests conocidos de eficiencia intelectual; 2 / La influencia del medio social tracto, rico en conceptos clasificadores y con significado explícito. La idea
sobre el éxito y el destino escolares se observa desde el jardín de infancia pero maestra, que va en el sentido de las explicaciones buscadas entonces por los
aumenta con el nivel de escolaridad; 3/ A pesar de sus esfuerzos, los psicó- psicólogos, es que sería posible derivar rasgos estables característicos de
logos no han logrado elaborar tests «independientes de la cultura» que esca- los usos lingüísticos de un grupo social determinado. Desde esta perspectiva,
pen a la influencia del medio y cuya validez sea incontestable; pero de todos, el handicap escolar de los niños de medios socialmente desfavorecidos proven-
los tests, aquellos que hacen intervenir el lenguaje son los más diferenciado- dría de un doble mecanismo: la transmisión del código lingüístico que sim-
res (véase Reuchlin, 1972; Reuchlin (ed.), 1976). boliza su pertenencia social sería responsable de un retraso del desarrollo cul-
turalmente adquirido; pero este handicap cultural se vería reforzado debido
a que la escuela utiliza preferentemente (contenido de las obras, lenguaje uti-
b. A la búsqueda de explicaciones lizado y exigido por el maestro) el código lingüístico elaborado.
Los trabajos realizados posteriormente mostraron que las cosas no son
1 / Una tesis muy contestada: la influencia de la herencia. - Que existan tan sencillas y pusieron en duda la tesis del déficit lingüístico. Como ejemplo
diferencias de éxito escolar relacionadas con diferencias intelectuales interin- tomaremos el procedimiento de Brossard (1981). Este autor compara las
dividuales provenientes en parte de factores biológicos de orden hereditario es producciones de niños de medios contrastados en dos tareas diferentes: rela-
una cosa. Que la repartición del patrimonio intelectual de orden hereditario tos y explicaciones. Los resultados obtenidos, habida cuenta de los criterios
sea desigual entre un medio social y otro, es otra. Actualmente, ningún dato lingüísticos y de las redes de análisis de contenido que se utilizaron, mues-
permite afirmarlo y, al mismo tiempo, encontrar en ello una explicación de tran, primero, que existen grandes comunidades de lenguaje (sobre todo sin-
las desigualdades sociales frente a la escuela. tácticas) entre los niños de ambos medios. También muestran que las diferen-
En cambio existen numerosos hechos que alegan en favor de factores di- cias relacionadas con la naturaleza de las tareas son mucho más importantes
ferentes a los hereditarios. Antes que nada· conviene recordar que lá apari- que las diferencias según los locutores para una misma tarea. Por último
ción de una correlación entre factores socioeconómicos y desarrollo parece muestran que la inferioridad de los niños de los medios desfavorecidos tan sólo
situarse entre 18 y 24 meses (Reuchlin, 1972), lo que permite suponer que afecta a una de las dos situaciones (el relato) y probablemente se debe más
la acción del medio podría ser responsable de las diferencias observadas. En a la identificación de la tarea propuesta, a la evaluación del grado de explici-
trabajos muy recientes sobre los aprendizajes cognitivos, algunos datos su- dad esperado, que a sus capacidades de lenguaje propiamente dichas. Este
,-,-
gieren que, a pesar de sus diferencias de desarrollo en-un momento determi- tipo de investigación marca un giro al centrar el interés ya no en la inves-

t!•. nado, los niños de medios desfavorecidos tienen las mismas capacidades de
aprendizaje cognitivo que los demás (Perret-Clermont, 1981 ).
tigación de las mracterísticas estables del lenguaje de los niños en función
de su origen social, sino en las situaciones de interacción social (función de
estas situaciones y significados atribuidos) en las que las conductas de lenguaje
El psicosociólogo es remitido a varios tipos de preguntas: ¿Cómo con-

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; 606 1 Psrcología social y problemas sociales 18. Pslcosoclologla de la educación 1 607
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1 son puestas en práctica y en sus efectos diferenciales según el medio social cas educativas cotidianas que permite clasificar las familias en relación con
'l de los niños. Esto equivaldría a dar vía libre a los primeros trabajos de ob- estos tres tipos de estructuras del entorno familiar.
servación en situaciones escolares, donde las interacciones verbales maestro- Una vez elaborada esta herramienta, Lautrey primero verifica que las es-
alumno actualmente comienzan a considerarse en referencia a las relaciones tructuras interactivas familiares no se repartan de la misma manera de un
socioinstitucionales que subtienden las relaciones lingüísticas y al sentido atri- medio a otro y que las familias con una estructura favorable (flexible) sean
buido a dichas situaciones por parte de los interactores (Brossard, 1981). estadísticamente más numerosas en los medios socialmente favorecidos y vice-
versa por lo que respecta a las familias con una estructura desfavorable (rí-
3 / Medio social, prácticas educativas de los padres y construcción cog- gida). En un segundo tiempo, manteniendo constante esta vez el medio so-
nitiva del niño. - Los trabajos derivados de esta perspectiva consideran lo cial, compara el desarrollo intelectual de los niños dependiendo de si sus fa-
cognitivo desde un punto de vista más general. En un primer tiempo, se oo- milias presentan una u otra de las tres estructuras de interacción educativas.
racterizan por una falta de marcos teóricos sólidos que permitan plantear Los resultados confirman la hipótesis de una influencia del medio que puede.
hipótesis explícitas sobre las relaciones entre un aspecto determinado de las explicarse en parte por medio de las características de la interacción educa-
prácticas educativas y un aspecto determinado del desarrollo. Con gran fre- . tiva deducibles de la teoría de .la inteligencia que había servido como punto
cuenda, este método consiste en elaborar cuestionarios a priori que describan de partida. Estos resultados son sumamente interesantes, pero obviamente
ciertas prácticas educativas familiares y en identificar aquellas que establecen dejan preguntas sin responder.
diferencias entre los medios sociofamiliares. De esta forma, resulta difícil Una primera pregunta consiste en saber por qué y en qué condiciones
saber si las diferencias de prácticas observadas son efectivamente responsa- las diferencias de medio social generan los tipos de diferencias observadas
bles de las diferencias de desarrollo de los niños en la medida en que no son .en las interacciones educativas familiares. Otra pregunta consiste en saber
las únicas variables que diferencian los medios en los trabajos efectuados. si los resultados obtenidos sólo pueden explicarse por medio de la hipótesis
Si se examina la reseña crítica que de ellos hace Lautrey (1980), se aprecia, teórica inicial; tal como son descritos por el cuestionario utilizado es pro-
no obstante, que la influencia del medio social podría ser mediatizada por · bable que los medios con estructura «flexible» y con estructura «rígida» no
variables como la «aceptación» y la «democracia» en las relaciones con el se diferencien siempre tan sólo por la estructura formal de la interacción,
niño. Además, numerosos resultados sugieren la existencia de relaciones no sino también, en ciertos casos, por las connotaciones afectivas que conllevan,
lineales o de efectos «umbral» y de las interacciones posibles que conduzcan " dejando así sitio para otras pistas explicativas (al menos complementarias).
a una influencia eventualmente diferente de una u otra variable, dependiendo Finalmente, una última cuestión invita a preguntarse si es o no legítimo creer
del conjunto de condiciones en que intervienen. que estructuras interactivas formales que se pretenden «universales» siempre
Los años setenta marcaron el inicio de investigaciones mejor teorizadas , pueden tener las mismas incidencias según la función qu realizan y los signi-
que partían de la teoría de la construcción de la inteligencia de Piaget. El l ficados que toman en medios con tradiciones sociales diferentes. Pero la pre-
trabajo de Lautrey ( 1980) resulta sumamente ilustrativo. Su objetivo con- f gunta presenta tal dificultad que planteársela equivale actualmente a no po-
siste en buscar «invariantes de base», «características fundamentales», sus- ): derla responder.
ceptibles de favorecer la construcción cognitiva y de estar presentes en diversos i:;~
grados en los diferentes medios. Este autor se apoya en los aspectos fun- t 4 / Medio social, actitudes de los padres ante la escuela y mecanismos
cionales de la teoría de Piaget y se pregunta cuáles son las características
de las prácticas educativas familiares más capaces de favorecer la puesta en
marcha de los procesos de equilibramiento generadores de reorganizaciones
t extracognitivos de la adaptación escolar. - En el contexto de las hipótesis
propiamente sociológicas propuestas por Bourdieu y Passeron para explicar
las desigualdades sociales ante la escuela, el concepto de «esperanza subjetiva»
cognitivas en el niño, a través de las regulaciones que llevan a cabo entre asi- " es uno de los que mejor permiten articular el enfoque sociológico y el enfo-
milación y adaptación. Luego avanza la hipótesis de que el entorno social, 'f que psicológico. Este concepto plantea al psicosociólogo la siguiente pregun-
al igual que el entorno físico, debe presentar regularidades para que sean 1,i,, ta: ¿qué representa la escuela para los padres de los diferentes medios, cuá-
posibles los procesos de asimilación; pero que también debe ser fuente de $ les son sus actitudes y comportamientos a este respecto y las consecuencias
desequilibrios a fin de dar lugar a acomodamientos de. las estructuras cogni- J
1
de estas representaciones y actitudes sobre las representaciones, actitudes Y
tivas existentes y, por consiguiente, a nuevas construcciones cognitivas in- '.: comportamientos de los propios niños?
dividuales. Así, considera tres tipos de estrÚcturas posibles del entorno (rí- f El primer nivel de preocupación dio lugar a trabajos en las diversas eta-
gido, flexible y aleatorio o débil) y elabora un cuestionaúo sobre las prácti- ;: pas de la escolaridad, desde el jardín de infancia hasta la enseñanza secundaria,

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1r.¡ 608 1 Psicología social y problemas sociales 18. Psicosoclología de la educación 1 609
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l /;1: como los de Zoberman (1972), Paillard y Gilly (1972) y Clerc (1970) Los
~ llar», conocido, o al contrario, en tanto que objeto distante y relativamente
¡i::: procedimientos empleados van desde la entrevista semidirectiva hasta el cues- i poco evocado en su funcionamiento cotidiano; el tercer eje expresa las va-
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tionario, y arrojan resultados que presentan convergencias. Primero, las dife-
rencias se refieren a las funciones y objetivos prioritarios. Comparadas a las
:; riaciones de los diferentes grados de aceptación, por parte de la madre, de
'
!l.t ¡: familias de medios favorecidos, las familias de medios desfavorecidos conce-
3 la articulación trabajo-juego en situaciones escolares. La organización de las
. ·lt, :';; diferencias en torno a estos tres ejes conduce a avanzar la hipótesis de que
¡¡'.,.!: den, en promedio, una mayor importancia relativa a las funciones escolares
{ las representaciones evocadas y las actitudes expresadas en el diálogo con
'!¡~
tradicionales de instrucción (adquisición di! conocimientos básicos) que a las
5. el niño confrontan a éste con un modelo de funcionamiento de la escuela
funciones más amplias de formación cognitiva (apertura y cultivo del espíri-
tu); pero al mismo tiempo esperan que la escuela garantice clara y rápida- '·' que despierta mucha mayor ansiedad en el medio socialmente desfavoreci-
;t do que en el otro. Se observa la articulación que puede hacerse con las di-
mente su función de selección hacia los diversos tipos de orientaciones forma. ferencias de expectativa y representación de los padres mencionadas ante-
tivas. En promedio, su discurso además traduce la existencia de actitudes poco
críticas y mucho más conformistas que las de las familias de medios más fa. { riormente.
vorecidos. Paradójicamente, al menos en apariencia, su privación cultural los
r
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.:,
?t: 5 j Medio sociofamiliar de los alumnos y prácticas pedagógicas en clase. -
lleva a valorar los objetivos conocimientos-escolares en los que más se apoya ·~ Los mecanismos posibles que han podido ser evocados en la literatura son
la escuela en su función de selección en detrimento de sus propios hijos. ; de dos tipos. El primer tipo de mecanismo se debe a la prematuridad mis-
Conscientes de que la escuela representa para estos últimos una esperanza
}; ma de las enseñanzas impartidas en clase respecto al nivel medio de los
de promoción social por medio del saber, casi nunca cuestionan sus finalida-
des y funcionamiento, pero desean, no obstante, saber rápidamepte a qué ate-
¡ alumnos. Esta prematuridad afectará en mayor medida los resultados (cuya
J mediocridad relativa ella misma aumenta), mientras mayor sea la separación
nerse en cuanto al porvenir, de ahí su deseo realista de que la escuela ga- \ entre los alumnos y la media, como sucede con mucha mayor frecuencia con
rantice con claridad su función de evaluación-orientación. \ _ niños de los medios desfavorecidos que con los otros. El segundo tipo de
Sabemos muy poco acerca de los mecanismos psicológicos a través de .los mecanismo que nos interesa de forma más directa se refiere a los comporta-
cuales pueden actuar estas diferencias de representación, de actitud y de ex-
mientos educativos propiamente dichos.
pectativa familiares para favorecer o no la adaptación escolar. Una de las A menudo se ha avanzado la hipótesis de que existe un tratamiento pre-
cuestiones importantes planteadas consiste en saber cómo se traducen las re- ferencial por parte del maestro, ligado a sus diferencias de actitudes y de
presentaciones y actitudes de los padres, analizadas a partir de hechos pro- expectativas iniciales o bien a diferencias de actitudes y de comportamien-
ducidos en una interacción social dual adulta entre padres y psicólogo, cuan-
tos efectivos de los alumnos según su medio social de origen.
de los padres se dirigen al niño. En dos investigaciones recientes (en colabo- Las diferencias medias en las evaluaciones de copias observadas en do-
ración con A. Bochede, C. Bochede, R. San e I. Rouges) se mostraba a ma-
" cimasiología experimental, dependiendo de que dichas copias sean atribuidas
dres o futuras madres varios dibujos-estímulos que representaban a una madre,
a su hijo y, en ocasiones, al maestro, acerca de pequeños problemas escolares.
f arbitrariamente a alumnos de status valorizante o de status desvalorizante
El procedimiento consistía en proponer a las participantes un juego de rol,
á (Bonniol et al., 1972) evidencian posibles efectos relacionados con el conocí-
;~, miento de los rendimientos habituales de los alumnos que tienen diferentes
invitándolas a que interpretaran a su manera el rol de la madre represen- ., status. Pero estos efectos no son automáticos. Y merecerían ser objeto de
tada, mientras que el psicólogo interpretaba el rol del niño, siguiendo un ;:i estudios que introduzcan variaciones en otros parámetros: concepciones edu-
·~.,
guión establecido previamente. El postulado metodológico subyacente es el
de una proyección, en una situación arreglada, del discurso mantenido de for- i cativas generales del profesional, de su papel respecto a los alumnos desfa-
vorecidos, etc. Ya que comúnmente se puede observar, por el contrario, que
ma habitual en la familia (postulado sin duda discutible). Se realizaron dos
ciertos maestros valoran mediante notas el esfuerzo de uno u otro alumno
comparaciones entre familias de medios contrastados: una con madres que desfavorecido sin que su rendimiento alcance la calidad deseada. En situa-
no tenían hijos por encima del curso preparatorio y otra con mujeres em- ción experimental se han observado efectos de este tipo, con compensación
barazadas que esperaban su primer hijo. En ambos casos las diferencias re- de prejuicio de la que tiene conciencia el evaluador (Amigues et al., 1975;
jL sultan claras y se organizan en torno a tres ejes: ~I primero se refiere a la
actitud general más o menos comprensiva y desdramatizadora o, al contrario, Noizet y Caverni, 1978).
Las observaciones de los comportamientos interactivos in vivo tampoco
incomprensiva y estimulante de conaictos; el segundo está relacionado con permiten hacer una conclusión de forma simple. El empleo de redes descrip-
~11 la manera de hablar de la escuela en tanto que objeto más o menos «fami- tivas por parte de autores como Good y Brophy (1972) muestra que los
,!··11
11
18. Pslcosociología de la educación 1 611
610 1 Psicología social y problemas sociales

niños de medios desfavorecidos son objeto de un mayor número de interven- de representaciones individuales. Pero en otros trabajos evocados, el aspecto
ciones negativas que pueden reforzar las conductas mal adaptadas en lugar social de las representaciones es secundario, hallándose el énfasis sobre las
de reducirlas. Pero las diferencias se difuminan o, en oc~siones, desaparecen representaciones individuales propiamente dichas.
totalmente cuando las comparaciones se refieren a índices relativos, es decir
a intervenciones del maestro ante comportamientos idénticos de los alumnos'.
En un estudio sumamente minucioso en jardín de infancia, donde analiza a. Las percepciones o representaciones recíprocas
las interacciones desde el punto de vista de la forma, de su objeto y de las maestro-alumno
funciones de los mensajes, J.-P. Roux (1981) tampoco encuentra diferencias
sensibles: de los tres modelos de comportamientos de referencia (elitista, Los dispositivos utilizados por los autores siempre tienen por finalidad
igualitario y compensatorio), el modelo aplicado es el modelo igualitario con obtener de una de las dos categorías de interlocutores una producción ver-
tendencias compensatorias. Lo que no significa que, en este trabajo, el he-. bal sobre el otro. De esta forma, los enfoques pueden diferir, dependiendo
cho de tratar a todos los alumnos de la misma manera, en respuesta a sus de que el objeto sobre el que se solicita la producción verbal sea una entidad
comportamientos, tenga necesariamente una virtud igualizadora, ni que las abstracta (los alumnos o una categoría determinada de alumnos en general,
tentativas compensatoriás observadas sean siempre las adecuadas para la fi- por ejemplo) o, por el contrario, individuos concretos (un alumno o un maes-
11111
nalidad perseguida. tro en particular). Estos enfoques también pueden diferir dependiendo de
.J1; La mayor carencia de los trabajos de observación in vivo que acabamos las técnicas aplicadas: técnicas directas que interrogan de entrada sobre el
!
de mencionar son opciones teóricas iniciales más sólidas por lo que se refiere objeto estudiado; técnicas indirectas que no preguntan directamente sobre
a la pertinencia de los aspectos interactivos que hay que tomar en conside- el objeto, pero que hacen necesariamente que la persona hable sobre él, que
~k ración desde la perspectiva de sus consecuencias eventuales para los alumnos emita opiniones sobre el tema. En todos los casos, los tratamientos efectuados
!i
de status sociales diferentes. Los análisis de las relaciones lingüísticas entre permiten caracterizar las imágenes generales subyacentes desde el triple pun-
maestro y alumno que señalábamos en el apartado B.b.2 forman parte de to de vista de la actitud, la información y el campo de representación. Quien
los trabajos que tienden a reducir esta dificultad de fondo. habla de estudio del campo, habla del estudio de la organización de las pro-
ducciones verbales por medio de técnicas variadas de análisis estructural de
los datos.
C. Representaciones y educación
1 / Imágenes generales y estructura de los sistemas de percepción: in-
,,:
(: El interés por las construcciones teóricas propuestas por Moscovici (1961) fluencia del rol y de la posición en la relación enseñante-educando.
1,1r

sobre las representaciones sociales es relativamente reciente en psicología


a) El alumno visto por el maestro. - R. Meyer (1981) nos ha propor-
de la educación. Sin embargo, numerosos trabajos anteriores pueden inter-
pretarse en relación con este marco teórico, cuya fecundidad se debe a que cionado un ejemplo de enfoque indirecto para estudiar la imagen general de
la infancia en los enseñantes. Este autor analiza diferentes producciones
centra la atención en los significados (de la situación, de los interlocutores,
de la tarea) en tanto que posibles fuentes de explicación de las conductas. de institutores (resultados de entrevistas y cuestionarios) relativas al status de
¡¡a, la sanción dentro de sus prácticas pedagógicas. La imagen subyacente del niño
r A grosso modo podemos distinguir actualmente tres tipos de trabajos: los
1I
trabajos centrados en el estudio de las instituciones, de la escuela y de sus que se desprende de ellas subraya la influencia preponderante del modelo tra-
agentes en tanto que objetos sociales macroscópicos de representaciones, Ya dicional de las pedagogías de la «esencia» en relación con el modelo de las
i
hemos hecho alusión a ellos con anterioridad (en el apartado B.b.4) y por pedagogías de la «existencia». Por otra parte, este trabajo pone de manifiesto
11,/, el conflicto, en el maestro, entre la referencia a cierto ideal educativo y la
1 consiguiente, no trataremos de ellos aquí; los trabajos centrados en el estu-
influencia de los determinantes institucionales y sociales. Destaca la aplica-
,l,. dio de las representaciones recíprocas entre maestro y alumno; por último,
ción de una psicología implícita del niño que, por las tendencias, caracterís-
~¡;; los trabajos que tratan de evaluar el impacto de los fenómenos de represen-
ticas y necesidades que le son atribuidas, tanto justifica como determina las
tación sobre los mecanismos y los resultados de la acción educativa.
H En las páginas siguientes, algunas de las investigaciones mencionadas se re-
prácticas pedagógicas aplicadas. Los resultados de R. Meyer tocan un aspecto
importante del funcionamiento psicológico del maestro, en su papel profe-
;¡: ¡
fieren más particularmente a los aspectos de las representaciones sociales sus-
ceptibles de ser captadas a través de los. tratamientos operados sobre series sional, ya que las características principales atribuidas al niño parecen ser, en
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612 1 Psicología social y problemas sociales 18. Pslcosoclologla de la educación 1 613

parte, función de los objetivos y del modo de funcionamiento de la escuela. 2 / Algunos factores de las representaciones maestro-alumno. - Los di-
La influencia del papel institucional se encuentra en todos los trabajos que versos factores que han sido objeto de estudio se refieren sobre todo a la re-
han utilizado métodos directos, en los que se invita a los maestros a que juz. presentación del alumno por parte del maestro. Aquí mencionaremos tres ti-
guen a sus alumnos mediante preguntas cerradas (Gilly, 1980 ). Independien. pos de factores: el rol profesional, las ideologías de referencia y el sexo.
temente de cuáles sean los métodos de análisis estructural y las soluciones Ya hemos citado con anterioridad (en el apartado C.a.1) algunos resulta-
factoriales elegidas por los autores, uno queda impresionado por la existencia dos diferenciales que muestran la influencia del rol profesional preciso del
de un sistema dimensional, cuyo significado está ligado al papel profesional maestro sobre la estructura de su sistema de percepción del alumno. En un
del maestro. Esto es válido desde el jardín de infancia hasta la enseñanza se- trabajo que presenta el mismo tipo de preocupación, Gilly y Mandrille (ci-
cundaria. Al parecer, el campo de captación estaría subtendido por algunas tado por Gilly, 1980) comparan las estructuras subyacentes de las descrip-
dimensiones que obtienen su significado de las propias normas (objetivbs y ciones dadas por institutores y dos categorías de educadores especializados
modalidades de funcionamiento) que definen dicho papel. Esto queda parti- de sus alumnos. Estos autores observan importantes efectos sobre el signifi-
cularmente claro en las investigaciones que insisten en el carácter sincrético cado y el peso del factor general de captación que también pueden explicarse
de ·la captación y se apoyan en la interpretación del primer factor inicial. por medio de las diferencias de roles entre las dos categorías de educadores.
Este factor siempre explica una parte importante de la varianza y traduce la También se ha podido demostrar (Gilly, Farioli y Gilly, en M. Gilly,
existencia de una impresión general gobernada por la percepción que tiene 1980) en varias comparaciones entre maestros caracterizados por influencias
el maestro de la motivación, del grado de participación, de la calidad de la ideológicas diferentes (ideologías sindicales, ideologías pedagógicas) que la
movilización y, aunque posteriormente, de las cualidades de orden intelec- misma estructura de las representaciones subyacentes podía verse afectada, en
tual, las cualidades de la vertiente de asimilación imponiéndose sobre las de la un sentido previsible, por las diferencias de ideologías manifestadas. Pero
vertiente de creatividad. Pero la importancia del rol profesional resulta igual- las diferencias siempre resultaron relativamente ligeras, ya que afectaban poco
mente importante en los trabajos que se interesan por varios factores. Los lo que depende de los principales aspectos del universo dimensional, siendo
resultados diferenciales de un reciente trabajo de Londeix (1982) son una ilus- estos últimos sobre todo tributarios de los papeles realmente desempeñados.
tración de ello. Este autor compara las estructuras de los juicios de profeso- Según las investigaciones citadas, la influencia de los factores ideológicos es-
res de matemáticas y de francés, y pone de manifiesto, además de ciertas co- taría relacionada con su pertinencia desde el punto de vista de las diferencias
munidades donde la actitud escolar del alumno y su relación con el trabajo de prácticas que generan o legitiman.
desempeñan un papel primordial, la existencia de diferencias en la manera de A función pedagógica idéntica y con los mismos tipos de alumnos, el
estructurar los comportamientos cognitivos según la materia impartida, es de- sexo y la edad no parecen tener una gran influencia sobre la estructura de
cir, en «el valor clasificador concedido a un conjunto determinado de rasgos» las representaciones. Numerosos resultados (entre ellos los de Paxson, 1968;
(1982, pág. 183). Gilly, 1974) muestran, en cambio, que el sexo de los maestros, así como el
,., de los alumnos, ejerce una clara influencia sobre el carácter más o menos fa-
11,
b) El maestro visto por el alumno. - Se ha podido mostrar (M. Leca- vorable de los que son objeto los alumnos, siendo la pertenencia al sexo fe-
cheur, 1981) que, desde el jardín de infancia, los alumnos tienen una estructura menino ( tanto del sujeto que percibe como del sujeto que es percibido) un
il
de percepción bien organizada que se apoya tanto en aspectos observables de factor que tiende a acentuar el carácter favorable de las representaciones del
F
las funciones ejercidas como en necesidades del alumno en su relación con alumno. Las interpretaciones propuestas se basan en las interacciones entre
el maestro. Las dimensiones de la percepción se precisan y diversifican con la · la influencia de las actitudes y comportamientos de rol de sexo y del modelo
edad, siendo los tres factores más frecuentemente citados en la edad de la esperado de rol de escolar.
enseñanza media la «empatía» en las relaciones con el alumnos, la «organi- Los trabajos diferenciales relativos a la percepción del maestro por parte
zación» de la enseñanza y la calidad de las «explicaciones» (el aspecto del del alumno son poco numerosos. Esto resulta lamentable, ya que en ellos
talento). Pero en todas las edades, la dimensión organizadora más citada e im- podría haber una perspectiva de trabajo que podría contribuir a una mejor
¡! portante es la dimensión empática. Las variables más saturadas por esta di- comprensión de las diferencias de adaptación escolar. Resulta interesante,
por ejemplo, observar que se han podido notar diferencias debidas al origen
mensión muestran la importancia que los alumnos con€eden a la manera de
ij percibir al maestro en sus relaciones socioafectivas con ellos; la dimensión social de los alumnos: ya sea acerca del carácter más o menos favorable de la
I!l! empática asocia calor, benevolencia, disponibilidad ante la preocupación ma- representación de que son objeto los maestros (Davidson y Lang, 1960;
¡1
1 nifestada, en el ejercicio de la función, para cada individuo., Thompson, 1969), ya sea acerca de las competencias que le son atribuidas
1:
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614 1 Psicología social y problemas sociales 18. Psicosociología de la educación 1 615

(Zarour y Gilly, 1981) o bien acerca de la estructura dimensional de los jui- (perfiles medios) son comunicadas más tarde a los maestros. La comparación
cios emitidos (Yee, 1969). con un grupo testigo, realizada algún tiempo después a partir de los testi-
monios de los alumnos, permite observar si los maestros han modificado o no
sus comportamientos. La hipótesis privilegiada por estos autores es que la
b. De las representaciones del interlocutor a la acción pedagógica toma de conciencia de la percepción de que es objeto creará en el maestro
un cierto desequilibrio intra-psíquico que presentará un carácter desagradable
Básicamente nos atendremos a tres corrientes de investigaciones conduci- y,· en virtud de una necesidad de coherencia cognitiva, modificará sus com-
. · das en tres perspectivas teóricas generales de psicología social. portamientos en el sentido esperado por sus alumnos a fin de restablecer el
equilibrio roto.
1 / Exactitud de la percepción del alumno por parte del maestro y acción · El conjunto de las investigaciones, con algunas variantes en los dispositi-
educativa. - Esta es la corriente más antigua y de los tres aspectos de la vos para poner a prueba la influencia de interacciones posibles con otros fac-
representación (campo, información y actitud), es la información la que se t~res, arrojan resultados medios que resultan compatibles con la hipótesis
halla en el centro de sus preocupaciones. La perspectiva teórica adoptada inicial. Sin embargo, conviene saber que el contexto teórico general ha sido
se articula en torno a dos· hipótesis: la existencia en los individuos de una objeto de serias críticas que ponen en duda la existencia de una «necesidad»
«aptitud» empática, en el sentido derivado de exactitud de la percepción de coherencia con status de drive y que la comprensión de los mecanismos
del otro y la existencia de una relación entre las diferencias interindividuales psicosociales por medio de los cuales la información de retorno puede tener
referentes a esta aptitud y ciertos logros sociales e interpersonales. Es a ini- una influencia, en el caso que nos interesá, continúa siendo una cuestión abier-
ciativa de Gage (Gage, 1958) que se emprenden investigaciones en el medio ta. Tanto más si consideramos que las interacciones estudiadas (con la edad,
escolar. Los autores utilizan la técnica del «cuestionario por procuración» la antigüedad, el prestigio de los maestros o su creencia en el efecto de la
para evaluar la exactitud con la que los maestros perciben a sus alumnos. opinión de los alumnos) no han dado ninguna indicación sobre las condicio-
Y luego relacionan los grados de exactitud así evaluados con la calidad de los nes en que la información de retorno puede producir el efecto previsto. De
comportamientos del maestro apreciada por los alumnos. hecho, los autores siempre privilegiaron una manera de restablecer el equi-
Los resultados obtenidos resultan poco demostrativos y contradictorios. librio, aquella que va en el sentido de una conformidad al deseo supuesto
Ello se debe a varias razones, unas de orden metodológico y otras de orden de los alumnos. Pero el modelo inicial también permite prever otras mane-
fundamental. Entre estas últimas, la razón esencial es que estos trabajos no ras de actuar por parte del maestro. La solución adoptada podrá depender
.supieron desprenderse de la influencia de la ideología de las aptitudes, pre- de sus propias concepciones educativas, lo que explicaría que, en numerosos
ponderante en esa época. Esto explica que el acento haya recaído en la in- casos, los cambios esperados no se produzcan y que la hipótesis planteada tan
vestigación de diferencias interindividuales en términos de aptitud en detri- sólo se verifique en términos de diferencias medias.
mento del análisis in vivo de las interacciones y de la investigación de los
aspectos pertinentes de la percepción del otro y de las condiciones en que su 3 J Representación del alumno por parte del maestro y efectos de expec-
grado de_ exactitud puede tener un impacto positivo sobre el desarrollo de tativa. - Esta corriente de trabajos es más reciente y tiene como punto de par-
la interacción educativa y su resultado. tida el interés por el estudio de los efectos debidos al experimentador en ex-
perimentación de laboratorio. Es conocido el papel desempeñado por Rosenthal
2 / Influencia de la información proporcionada al maestro sobre la repre- en tanto que principal iniciador de dichas investigaciones y, más particular-
sentación de que es obieto. - Esta segunda corriente de investigación, sur- mente, de las investigaciones sobre los efectos de las expectativas relaciona-
gida a partir de los años sesenta, obtiene su justificación de las teorías que das con las hipótesis de trabajo en tanto que factores que pueden contribuir
conceden a la necesidad de coherencia cognitiva un papel esencial en la orga- a la producción de los resultados esperados por el investigador.
nización de las representaciones individuales y, en particular, de la teoría A través de la transferencia de dichas hipótesis en el campo de la educa-
propuesta por Heider con el nombre de teoría del equilibrio. Todas las in- ción, el interés se desplazará hacia los posibles efectos de la expectativa del
vestigaciones realizadas se basan en el mismo tipo de patadigma experimental maestro respecto a sus alumnos sobre sus comportamientos y rendimientos
que el utilizado por Gage et al. (1963) en su investigación prínceps. En este escolares. Podemos referirnos a dos revisiones de tema de lengua francesa
estudio, los autores utilizan cuestionarios para que los alumnos produzc¡in (Carlier y Gottesdiener, 1975; Gilly, 1980). Los treinta o cuarenta trabajos
una descripción de su maestro actual y de un maestro ideal. Las descripciones efectuados hasta ahora presentan de hecho dos procedimientos diferentes.
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616 1 Psicología social y problemas sociales 18. Psicosociología de la educación 1 617

Una primera serie de investigaciones -más numerosa y cuyo trabajo más nes necesarias para producir los cambios previstos en los diferentes eslabones
conocido (pero también más criticado) es el relatado por Rosenthal y Jacobson de la cadena.
en su obra de 1968- utiliza un dispositivo cuyo principio general es el si- En un trabajo experimental realizado con 50 clases primarias, Zaffrila
guiente: una muestra experimental de alumnos es objeto· de un «sesgo» de ( 1982) muestra, por ejemplo, que el sesgo de información que introduce ten-
información, muy a menudo positivo, dirigiéndose a su maestro acerca de drá tantas menos probabilidades de poder modificar las representaciones ini-
sus posibilidades intelectuales o de la evolución más probable de sus adqui- ciales de los maestros, cuanto mayor sea la importancia de la dimensión
siciones. Luego se compara la muestra experimental con un grupo testigo en sincrética de su percepción de los alumnos, cuanto mayor edad tengan y cuan-
base a pre-tests (antes de la introducción del sesgo) y post-test. La distancia to menor sea el número de alumnos en su clase. La primera variable remite
entre el momento de la introducción del sesgo y el momento del post-test a la mayor o menor inercia del sistema habitual de captación, según el lugar
puede variar considerablemente entre un estudio y otro. Con mucha freC4en- que en él ocupe la impresión general. Las otras dos variables remiten a la
cia, las comparaciones se refieren a evoluciones medidas por tests de inteli- mayor o menor confianza concedida a los juicios iniciales, según las condi-
gencia y de adquisiciones escolares. Los comportamientos pedagógicos son ciones (experiencia, efectivos) en que son expresados.
rara vez observados, salvo en situaciones educativas elaboradas de tipo «la- Pero no basta con poder modificar la representación que tiene el maestro
boratorio». Hay que añadir- que las investigaciones experimentales efectuadas de algunos de sus alumnos para que se produzcan efectos de expectativa. La
son de dos tipos: algunas {las menos numerosas) son experimentaciones de previsión del investigador es, por otra parte, que el maestro manifestará
laboratorio en situaciones educativas de una duración muy breve; otras (las (consciente o inconscientemente) un nuevo interés por el alumno valorado
más numerosas) son experimentaciones sobre el terreno y se basan en la in- de forma arbitraria. Este postulado significa que el investigador adopta cierto
ducción de diferencias en situaciones institucionales reales de enseñanza, efec- modelo de funcionamiento de la escuela y de funcionamiento profesional del
tuándose los pre-tests tras varios meses e incluso varios años. La hipótesis sobre maestro. La experimentación permitirá verificar la hipótesis únicamente si el
los efectos es la hipótesis de efectos en cascada: se supone que el sesgo de postulado implícito del investigador es correcto. Si no lo es, en uno u otro
información modifica la representación del maestro y sus expectativas respec- caso debido a concepciones y prácticas pedagógicas reales, el sesgo de infor-
to a sus alumnos experimentales y estas modificaciones de expectativa pueden, mación ya no tendrá por qué producir los efectos previstos.
a su vez, provocar modificaciones concomitantes de los comportamientos
educativos, cuyas últimas consecuencias podrían ser una modificación de los 4 / Influencia sobre el traba;o de los alumnos de una representación tnt-
comportamientos y resultados escolares de los alumnos. cial de su maestro: un e;emplo de investigación. - Al parecer ha existido
Una segunda serie de investigaciones, poco numerosa, utiliza el método muy poca preocupación por desarrollar trabajos complementarios a los men-
diferencial. Esta vez ya no se trata de provocar diferencias, sino de explotar cionados anteriormente, es decir, que intentasen apreciar el efecto que su
(invocar) diferencias existentes en las expectativas reales. Esto es lo que hace, propia representación del maestro tiene sobre el trabajo del alumno. Un tra-
por ejemplo, Palardy (1969) acerca de la creencia o no creencia de las maes- bajo experimental sumamente circunscrito de L. Pinho de Ventura (1983)
tras en la superioridad de las chicas sobre los chicos por lo que respecta al nos muestra que en este aspecto existe una interesante vía de investigación
aprendizaje de la lectura. Entonces se remite a dispositivos diferenciales clá- Este autor parte de un análisis estructural previo de respuestas a un cuestio-
sicos de terreno, residiendo la dificultad en encontrar diferencias preexistentes nario para seleccionar comportamientos del maestro que sean significativos,
y pertinentes en el universo de creencias y representaciones de los maestros y en opinión de los alumnos, de manifestaciones de empatía (en el sentido de
en poderlas explotar. comprensión, disponibilidad, calor afectivo) hacia ellos. Partiendo de los com-
Se puede decir que los trabajos que utilizan el método diferencial o la ex- portamientos observados y con la misma sinopsis, elabora dos cortometrajes
perimentación de laboratorio han arrojado resultados que concuerdan con las de doce minutos en los que el mismo maestro se comporta con el mismo gru-
hipótesis; en cambio, esto tan sólo sucede en la mitad de los casos de expe- po de alumnos ya sea de manera empática o bien de manera no empática.
rimentaciones sobre el terreno, algo que no resulta sorprendente. Que se Entonces invita a nuevos alumnos que no conocen al maestro a que efectúen,
puedan producir efectos de expectativa es una cosa. Que se produzcan siempre bajo su autoridad pedagógica, cierto número de tareas que tiene por objetivo
es otra. El esquema de implicación causal mencionado con anterioridad es un apreciar la calidad de su movilización desde el doble punto de vista de la
esquema complejo que merecería que nos preguntáram~s cuáles son las con- velocidad y la exactitud con la que es ejecutada la tarea propuesta. Pero
diciones de eficacia de los sesgos, en situación institucional real, para modi- justo antes, este nuevo maestro les había sido presentado por medio de una
ficar las representaciones y expectativas, y cuáles son todas las otras condicio- de las dos películas inductoras, sin que el maestro sepa de cuál de ellas se
.¡;,,
u:
,.·1
,i 618 1 Psicología social y proble~as sociales 18. Psicosociología de la educación 1 619

trataba. El maestro se comporta de forma normalizada según un esquema De esta forma, las perspectivas teóricas referentes a los aspectos socio-afec-
preestablecido. Aparte de esta variable experimental (película inductora con tivos de las interacciones son los privilegiados con mayor frecuencia y la in-
dos modalidades) se incluyen dos variables diferenciales: el sexo de los terrogación sobre las incidencias en la realización de los objetivos, cuando
·'
alumnos y su nivel de éxito escolar. está presente, es secundaria. O bien parten del principio de que la interacción
¡lii Los resultados no autorizan ninguna generalización hacia otros tipos de ,¡
educativa debe ser estudiada en tanto que interacción finalizada a través de
tareas. Pero muestran con claridad que la representación inducida tiene un ,:t sus· objetivos. La prioridad concedida a los objetivos de instrucción conduce
efecto inmediato sumamente significativo sobre la calidad de la moviliza- así a privilegiar con mayor frecuencia las perspectivas teóricas cognitivistas y
ción. También muestran que este efecto es modulado tanto por el status es- las hipótesis planteadas remiten a tres tipos de preguntas: ¿cuál es la diná-
,il:, colar como por el sexo. Por supuesto carecen de sentido fuera de la estruc- mica social interactiva más pertinente para la realización de un objetivo de-
terminado y claramente definible?, ¿de qué depende esta dinámica y cuáles
!i tura racional propuesta por el experimentador, estructura relacional. que
presenta, en este caso, un modelo jerárquico. son las condiciones de su aplicación óptima?, ¿por qué medios contribuye a la
,:
1,·
realización de los cambios considerados?
i
:¡,
,. 5 / Conclusi6n. - Las perspectivas de· investigación que acabamos de El segundo tipo de enfoque presenta una inversión de perspectiva que
1 ,, nos obliga a una difícil reflexión teórica de conjunto, ya que debe poder ar-
w examinar tienen en común el haberse apoyado en: proposiciones teóricas ela-
l:111
boradas fuera del campo educativo. Desde luego, el esclarecimiento que per- ticular los tres niveles de preguntas, y que también nos obliga a distinguir
:1,
11' miten depende de su valor heurístico respecto a las opciones, incluyendo las claramente la estructura misma de los intercambios comunicativos durante la
,:,
·1:
ideológicas, subyacentes. Ya lo hemos visto en la primera corriente citada. interacción de sus eventuales implicaciones de orden socio-afectivo.
'I'
Pero también hemos visto que, por interesante que sea su aportación, su
Íl·¡,: aplicación en el campo educativo plantea nuevos problemas relacionados con
:¡¡; las especificidades mismas de la práctica social en cuestión, que a su vez inte- b. Acerca de las interacciones maestro-alumnos
!; rroga y relativiza los propósitos teóricos iniciales. En todas estas investiga-
1 / Algunos procesos generales. - En su libro sobre la relación educati-
:l ciones, los autores no se han preocupado mucho, o no han podido hacerlo,
por las relaciones entre hechos de representación y comportamientos in vivo. va, Postic (1979) menciona varios procesos interactivos observables: procesos
:¡: relacionados con las modalidades funcionales de las comunicaciones fijadas
!i Las incidencias de los primeros muy a menudo tan sólo han sido apreciadas
por normas (explícitas o implícitas), procesos relacionados con los comporta-
a nivel de ciertas consecuencias de los segundos.
1
mientos de roles y de interdependencia de los roles, procesos relacionados
,¡¡ con el juego de los reforzamientos (positivos o negativos) y procesos de depen-
'¡;
,! D. tas interacciones en el seno de la clase dencia. Estos procesos pueden observarse en otras situaciones de interacción
1 social, pero Postic examina de forma muy concreta las formas que adoptan
111
·I' El estudio de las interacciones ha dado lugar a un importante número de en situación educativa y sus eventuales incidencias.
,,JI Entre estos procesos hay que citar los procesos de interdependencia de
j:¡ trabajos que conceden un amplio lugar a las observaciones in vivo y se ha
!I' desarrollado de forma esquemática en torno a dos preocupaciones: preocupa- los roles, analizado desde hace mucho tiempo por Anderson, quien ya en
!i
:;¡ 1939 describía una conducta «dominadora» del maestro que genera pasivi-
ciones por las interacciones maestro-alumnos (el maestro y la clase) o maes-
tro-alumno (interacciones a dos), y preocupaciones por las interacciones entre dad, ausencia de cooperación y agresividad en los alumnos, por oposición a
pares en referencia al trabajo de grupo. una conducta «integradora» que provoca comportamientos amistosos, activos
y cooperativos. Otra categoría de procesos de gran importancia se refiere a
los fenómenos de dependencia (funcional y/ o afectiva) y de contradependen-
1
a. Dos tipos de enfoque cia que se pueden observar en clase, así como en cualquier otro grupo que
presente una estructura asimétrica de poder. C. Filloux (1974) consagró a
Ya se trate de interacciones maestro-alumnos o entre pares, los trabajos estos procesos un análisis que hace referencia a la influencia de las tesis de
efectuados presentan dos tipos de enfoques. O bien han tomado por objeto W. Bion sobre este tema y examina diferentes hipótesis posibles por lo que
principal el estudio de los fenómenos interactivos observables en el grupo- hace a los mecanismos psicológicos subyacentes.
clase, de manera general, y los mecanismos psicológicos q'\,le los subtienden. El estudio de estos procesos generales ha contribuido de manera muy

"":!it;t.1:;¡;¡;,:;.::;;:¡;.:.:aw;::;M$ 4 4;;.; ; .. ,.$ 14 M J _z O® SR,


n1

i:;'l.i¡ 620 1 Psicología social y problemas sociales 18. Psicoso_ciología de la educación 1 621
ii /

~ útil a comprender lo que sucede entre maestro y alumnos: acerca de la re- (tipos de funcionamiento cognitivos requeridos) de la interacción educativa .
.~J gulación de las relaciones a través de un cierto modo, de ciertos obstáculos
.1 Después construy~ dos redes de observación para operacionalizar la evalua-
..
~
' del aprendizaje (bloqueo, inhibiciones, etc.), los diferentes tipos de jaleos ción de estos dos aspectos. Su utilización en clase le permite distinguir a los
iJ u oposiciones, etc. Sin embargo, su conocimiento no basta para resolver el maestros entre sí y verificar, en un primer tiempo, que ambos aspectos (for-
l
',!:¡ problema de las diferentes opciones posibles en cuanto a las estructuras ge- males y funcionales) mantienen las relaciones previstas. Luego, al comparar

'~
:;'í
~
nerales de funcionamiento interactivo más adecuadas para los objetivos edu-
cativos perseguidos, estructuras generales de las que dependen dichos objetivos
y en el seno de las cuales pueden no tener siempre el mismo alcance.
la evolución cognitiva de los alumnos entre el principio y el fin de curso,
utilizando clases contrastadas, confirma su hipótesis inicial y, al mismo tiempo,
la validez del método utilizado.
f 2 / El enfoque «centrado en el maestro-centrado en el alumno». - La in-
El segundo ejemplo se refiere a la incidencia de lo que los autores deno-
minan, utilizando un término de Scriven, la evaluación «formativa» sobre
~·t
1
vestigación prínceps de Lewin y Lippitt (1938) sobre la influencia de tres ti- la adquisición de conocimientos y la construcción de sí mismo. De hecho,
\1, pos de liderazgo ( autocrático, democrático y dejar hacer) en grupos no esco- M. Genthon (1983) compara clases o grupos experimentales, dependiendo de
1: lares (clubs infantiles) constituyó el inicio de todo un conjunto de trabajos que el maestro explicite o no los objetivos precisos de su enseñanza, sus cri-
'[ (caracterizados posteriorm~nte en mayor o menor medida por la influencia de terios de evaluación, y lleve o no a sus alumnos a apropiárselos a fin de que
I Rogers y de la no-directividad) que tenían por finalidad analizar la interac- estén en condiciones de poder ejercer un autocontrol regulador sobre su tra-

1J
~
¡¡,
ción maestro-alumnos por medio de redes que categorizan el conjunto de los
intercambios en dimensiones de tipo: «centrado en el maestro-centrado en
el alumno», «autocrático-democrático» o «directivo-no directivo». Con ello
bajo. Este objetivo pedagógico implica modalidades de interacción dominan-
tes relacionadas con el significado que tomen las propias situaciones escolares
para los participantes y con el significado de sus funciones (reparto de pode-
1
se esperaba identificar una dimensión principal de la que dependería, de ma- res) en sus relaciones con las adquisiciones por realizar. Este análisis teórico
nera general, la eficacia de la acción educativa. Pero una hipótesis tan gene- de los procesos psicológicos movilizados por los procedimientos de autocon-
ral nunca pudo ser confirmada, lo que no excluye, en ciertas condiciones y trol y de regulación requeridos en la interacción conduce así a avanzar la hipó-
con ciertos alumnos, que pudieran descubrirse algunas relaciones parciales. tesis de una posible transferencia de aplicación de dichos procedimientos en
El relativo fracaso de esta perspectiva se debe a varias razones: presupo- otros tipos de actividades; así como la hipótesis de que la apropiación de
siciones ideológicas, insuficiente consideración de la especificidad de las si- estos procedimientos «metacognitivos» permitirán a los alumnos en cuestión
tuaciones escolares y de sus objetivos respecto a las situaciones en las que ser menos dependientes de los estereotipos para construir sus roles sociales.
habían sido llevadas a cabo las experiencias prínceps. Pero también la reduc- Y en efecto, los resultados de estas comparaciones confirman las hipótesis ini-
ción de la complejidad de las interacciones por acumulación de indicadores ciales.
que remiten de hecho a aspectos diferentes y, en particular, al valor afectivo En los dos trabajos citados resulta evidente que es la reflexión sobre las
de las relaciones maestro-alumno y a la estructura propiamente dicha de la finalidades de la interacción la que guía la reflexión sobre las modalidades
comunicación. interactivas que hay que aplicar y que los procesos mencionados en el apar-
i
:1j
1 tado D.b.1 no intervendrán necesariamente con el mismo grado ni- con las
3 / Del análisis de los objetivos educativos perseguidos al estudio de las mismas formas según las opciones tomadas. Tanto en un caso como en el
111
111 interacciones. - Ilustraremos el segundo tipo de enfoque, mencionado en el otro, por ejemplo, las estructuras interactivas más pertinentes para realizar
1[1 apartado D.a, mediante dos investigaciones. Habida cuenta de un objetivo los objetivos implican la reducción tanto de la dependencia funcional como
determinado, esta vez se trata de explotar un marco teórico supuestamente de la dependencia afectiva en un contexto que, no obstante, continúa siendo
,,:¡ pertinente, de deducir de éste hipótesis sobre los comportamientos interactivos el de una pedagogía directiva.
tl'
¡,'I deseables y de aplicar un dispositivo para verificar su eficacia.
·¡i
¡¡ El primer ejemplo se refiere a la influencia de los comportamientos edu-
¡I
•1 cativos sobre la construcción cognitiva de los alumnos. Al igual que otros c. A propósito de las interacciones entre pares
investigadores antes que él (Lautrey, 1980; Drevillon, 1980), M. Menez
(1982) parte de los aspectos funcionales de la teoría de Ia inteligencia formu- También aquí volveremos a encontrar los dos tipos de enfoques mencio-
lada por Piaget. De ella deduce dos hipótesis: una sobre los aspectos for- nados en el apartado D.a. Además, estos enfoques están relacionados con el
males (grado y tipo de complejidad) y otra sobre los aspectos funcionales mayor o menor interés que los pedagogos siempre han manifestado por el tra-

MM , ; .Qk,$3, $$.#&$1 lid$, t AMI i&JJ A4 U.XJSJ!Ji. 74.MtPf ¡g4;e;.; ~·~~"'"'


622 1 Psicología social y problemas sociales
18. Pslcosoclologia de la educación 1 623

bajo de grupo: el interés por la formación de la personalidad y el desarrollo están ausentes en las preocupaciones manifestadas, pero se les considera más
de cualidades humanas y sociales, y el interés por favorecer o permitir la bien como una consecuencia implícita de la función socializante del grupo
¡::¡ y no tanto como un objeto de estudio en sí mismos.
realización de ciertas tareas y adquisiciones individuales. El entusiasmo de
que ha sido objeto la sociometría escolar justifica que hablemos sobre ella,
puesto que es sumamente representativa del primer enfoque. Los trabajos 2 / Interacciones entre pares y elaboración cognitivas
que utilizan el segundo enfoque son mucho más recientes y menos conocidos.
Y es por esta razón que les dedicaremos un mayor espacio. a) Orígenes de las recientes corrientes de investigación. - El interés
por las condiciones y mecanismos mediante los cuales la interacción entre
1 / Interacciones entre pares, sociometría y socioafectividad. - La idea pares puede ser benéfica para la actividad intelectual se renovó gracias a
que se halla bajo el método sociométrico es que es posible llegar a las rela- perspectivas de investigación que, si bien prolongaban los trabajos de la psi-
ciones e interacciones sociales efectivas en el seno de un grupo a través de cología experimental del trabajo de grupo (véase Moscovici, Paicheler, 1973),
la expresión individual de elecciones y rechazos respecto a otra persona ( véa- pronto se constituirían en perspectivas originales. También los trabajos rea-
se Maisonneuve, 1969; Toesca, 1972). Estas relaciones e interacciones se lizados concederían una gran importancia al aspecto instrumental de la tarea
deducen, de hecho, de representaciones que los sujetos dan de ellas con las (su estructura) y a su aspecto simbólico {las representaciones y significados
posibles distorsiones en relación con la realidad que implica cualquier cons- sociales aferentes). Pero lo que constituirá su aspecto principal no son las
trucción representativa. Este problema no escapó a los propios partidarios de condiciones y mecanismos de los que dependen el trabajo y el rendimiento
la sociometría y condujo a Y. Toesca (1972) a proponer arreglos técnicos en colectivos, sino las condiciones y mecanismos que contribuyen al desarrollo
sociometría escolar con el objetivo de hacer que los niños actuaran, en lugar y a las adquisiciones individuales. Así, los autores se apoyarán conjuntamente
de hacerlos solamente hablar. Las «elecciones sociométricas» se complemen- en dos campos teóricos: uno relativo a la psicosociología del trabajo de gru-
tan generalmente con tests de «percepción sociométrica» que invitan a cada po y el otro relativo al desarrollo individual de la inteligencia y a los
sujeto a que diga por quién se cree elegido o rechazado. procesos cognitivos movilizados por las adquisiciones. De esta forma se de-
Los autores que utilizan estos métodos han manifestado un primer inte- sarrollarán dos categorías de investigaciones: las primeras sobre el papel
rés por el análisis de los determinantes de las afinidades y enemistades y, desempeñado por la interacción social entre pares en la construcción de la in-
desde este punto de vista, sus trabajos pronto revelaron el peso de variables teligencia y las segundas sobre su papel en las adquisiciones escolares pro-
de «prestigio» como el status escolar o la pertenencia social. Pero únicamente piamente dichas.
la observación in vivo permite apreciar la influencia de variables de este tipo
1 en las relaciones reales. Por lo que se refiere a las relaciones con los comporta- b) Interacciones entre pares y construcción cognitiva individual. - En
,11.1
''] mientos reales resulta interesante señalar que en los niños pequeños se han
:1 las obras de A.-N. Perret-Clermont (1979) y de W. Doise 'Y G. Mugny (1981)
'

~
podido observar relaciones entre el status sociométrico (líderes, aislados, re-
encontraremos numerosos ejemplos de investigaciones experimentales cuyo
1
chazados, controvertidos) y el status relacional basado en la observación eto-
1 paradigma general es el siguiente. Mediante un pre-test de una o varias prue-
lógica de los comportamientos no verbales.
1 bas operatorias clásicas se constituyen varias muestras equivalentes de suje-
Por otra parte, a menudo se ha señalado que el estudio de la «red socio-
1
¡,: métrica» y de los «átomos sociales» (las constelaciones más reducidas en el
tos. Luego se somete a estas muestras, según diversas modalidades, a una
sesión (o varias) de aprendizaje de una operación intelectual clásica, en el
~\
,ei: interior de la red) ofrece un conocimiento de la «estructura informal» de la
sentido de la teoría operatoria de la inteligencia. Posteriormente se evalúa el
¡i,¡¡l vida de la clase, que puede ayudar a comprender la naturaleza de ciertos
beneficio del aprendizaje por medio de post-tests individuales con diferentes
obstáculos que se oponen a una gestión fácil y eficaz del grupo; o incluso a
tomar decisiones para reestructurar la clase a fin de reducir tensiones, integrar pruebas operatorias. Se trata de ver, a partir de eventuales transferencias, si
1.·1 a los aislados, etc. De esta forma, la evolución de la estructura informal del los progresos consecutivos son de naturaleza operatoria, es decir, si afectan la
1 estructura misma de las operaciones intelectuales. Las comparaciones entre
i'! grupo-clase, apreciada por medio de sucesivos sociogramas, permitirá evaluar
#
:.·¡'
' ,'
el efecto de las intervenciones pedagógicas sobre el «clima sociométrico» de
conjunto y los status sociométricos individuales. Toda esta opción de trabajo
modalidades experimentales se refirieron, en primer lugar, al carácter colec-
tivo (dos o tres sujetos) o individual de los aprendizajes; en segundo lugar
se integra dentro de una concepción general que algunos autores han califi- y en interacción con esta primera variable, al significado social de las tareas
!1 cado de psicosocioterapéutica (Toesca, 1972). Los beneficios cognitivos no propuestas durante el aprendizaje.
1
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624 1 Psicología social y problemas sociales 18. Psicosociología de la educación ¡ 625

Los trabajos efectuados esencialmente con niños pequeños pusieron de ma- mentales a través de su confrontación con observaciones realizadas sobre el
nifiesto dos fenómenos importantes. El primero se refiere a la dinámica so- terreno en situación institucional de interacción.
cial que produce progresos cognitivos individuales: bajo ciertas condiciones Ilustremos muy parcialmente esta perspectiva con un trabajo reciente en
de pre-requisitos, los niños que trabajan colectivamente progresan más que el campo de las matemáticas. M. L. Schubauer-Leoni y A.-N. Perret-Clermont
,,,,·1 aquellos que trabajan individualmente. Aparentemente, estos progresos no ( 1980) estudian cómo simbolizan los alumnos de corta edad las actividades
¡(·j,
pueden explicarse por el hecho de que un niño tomase como modelo a otro elementales de adición. Las modalidades experimentales comparadas resultan
niño (imitación o efecto modelo), sino por la existencia de «conflictos socio- de un cruce de dos variables independientes: trabajo individual o entre dos
cognitivos», es decir, de desacuerdos de centraciones y de puntos de vista sujetos; transmisión o no de la codific¡Ición a otro niño que descifra en pre-
., entre los coactores sociales. En efecto, algunos resultados muestran que, in- sencia del codificador o de los codificadores. La influencia de estas cuatro
,,¡',i
1 cluso en el caso de dos sujetos con el mismo nivel inicial, se pueden lograr modalidades se aprecia por medio de post-tests individuales: composición adi-
progresos cuando la comunicación entre los sujetos introduce puntos de vista tiva del número, formulación escrita subsecuente a una manipulación en don-
diferentes por medio de centraciones diferentes. La confrontación con el otro de intervienen operaciones de suma y resta.
¡11, obliga a una reorganización del enfoque cognitivo individual. De una manera general, los resultados de este estudio indican, antes que
li: El segundo fenómeno ·se refiere a lo que los autores denominan el «mar- nada, que no existe necesariamente una correspondencia entre el nivel ope-
¡f
caje social» (Doise y Mugny, 1981) y ofrece una posible comprensión de los ratorio de los sujetos, su capacidad para completar igualdades incompletas y el
;j;'/'.
lazos de causalidad mediante los cuales las representaciones que ya existían recurso al formalismo ecuacional para codificar, lo que demuestra que el fun-
"I
,ji:1 antes de la situación de aprendizaje podrían inducir o, al contrario, obstacu- cionamiento cognitivo no puede comprenderse únicamente a través de una
!'. _,·.
íl1
:¡:,
lizar, la solución de conflictos sociocognitivos. En efecto, varias experiencias
muestran que los progresos son más importantes cuando existe una «homo-
concepción estructuralista. Pero aquí nosotros destacaremos sobre todo que
la modalidad experimental que combina la interacción entre pares y la comu-
,1J logía entre las relaciones sociales que caracterizan la interacción de los pro- nicación de la codificación simbólica a otra persona favorece de forma espe-
:P
1t¡ tagonistas de una situación específica, por una parte, y las relaciones cogni- cífica el recurso al formalismo abstracto en la codificación. Los autores pro-
¡
.,,! tivas referentes a ciertas propiedades de los objetos que mediatizan las rela- ponen una explicación de este resultado a través de la intervención de dos
ciones sociales, por la otra» (Doise y Mugny, 1981, pág. 42). tipos de conflictos: el conflicto sociocognitivo durante la fase de codificación
Estos trabajos, que aún presentan una inspiración muy estructuralista por y el conflicto de comunicación durante la fase de transmisión del mensaje.
lo que se refiere a lo cognitivo, interesan a la psicología de la inteligencia, Este tipo de investigación desemboca en otros mecanismos relacionados con
puesto que proponen una tesis del desarrollo social de la inteligencia a tra- el envite social de las situaciones en las que se requiere el trabajo social, y
vés de la interiorización de las coordinaciones interindividuales. Pero tam- no solamente en los mecanismos que dependen del conflicto sociocognitivo
bién interesan en igual medida a la p~icología de la educación, debido a su y del marcaje social en sentido estricto.
observación de una dinámica social susceptible de ser explotada por el pe-
dagogo a fin de constituir y hacer funcionar grupos que persigan ciertos ob-
jetivos de instrucción. d. Observaciones finales

c) Interacciones entre pares y funcionamiento cognitivo en las tareas El interés de los últimos trabajos de los que hemos hablado reside en que
escolares. - Esta corriente de investigación se distanció progresivamente de parten de una reflexión que intenta articular diferentes campos teóricos. Una
la anterior, centrando su preocupación ya no en el desarrollo intelectual, sino de las virtudes de la psicosociología de la educación consiste en obligar a rea-
en la realización de tareas escolares. Si bien continúa la referencia a la teoría lizar dichas articulaciones. Su propio objeto la obliga a ello, ya que no puede
operatoria de la inteligencia, la perspectiva es claramente funcionalista, ya definirse de otra manera sino como la intersección de lo social y de lo indi-
que se trata de estudiar el papel desempeñado por las condiciones sociales en vidual. De esta forma no hay nada sorprendente en que una teoría del desa-
el funcionamiento cognitivo del sujeto y no en la estructura operatoria de la rrollo individual tan potente como la de Piaget haya ocupado un lugar en
inteligencia. La importancia concedida a los significados. sociales de las situa- la reflexión teórica de numerosos psicosociólogos. No para una aplicación me-
ciones ya no lo es únicamente en relación con la sola noción de marcaje social cánica, sino como· hemos visto, para inspirar hipótesis que la cuestionan a su
en el sentido estricto mencionado precedentemente. Por último, esta corriente vez por el papel que conceden a lo social en la elaboración cognitiva.
se caracteriza por intentar comprender los resultados de los dispositivos experi- Por otra parte, el procedimiento utilizado en estos últimos trabajos po-

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626 1 Psicología social y problemas sociales

drá parecer sumamente simplificador, ya que se apoya esencialmente en dis- 19 La comunicación de masas
positivos experimentales depurados, con dos o tres coactores confrontados
con tareas rigurosamente controladas y de duración, además, efímera. por MICHEL-LOUIS ROUOUETTE
Una psicosociología de la educación que pretenda serlo no puede dejar
de preguntarse cuál es el valor heurístico de los resultados obtenidos en tales
condiciones para comprender el funcionamiento y la eficacia de grupos ins-
titucionales más importantes, relativamente estables y confrontados con ad-
quisiciones complejas extendidas en d tiempo, lo que hace necesario un ince-
sante ir y venir entre experimentaciones de laboratorio y trabajo de investi-
'~ gación en situación natural. Por ejemplo, resulta interesante constatar que Cor-
netti et al. (1983) registran un importante porcentaje (55 %) de confronta-
1
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ciones sociocognitivas en la observación de un grupo real de estudiantes de
física confrontados con la resolución de ejercicios; igualmente interesante re-
La comunicación de masas pertenece a nuestro entorno cotidiano y, lo que
t sulta constatar que cuanto ·más complejos sean los procesos movilizados, más
es más, contribuye a definir la modernidad. Su estudio general es necesa-
~ crecerán las confrontaciones argumentadas; por último, es interesante obser-
t var que las confrontaciones argumentadas engendran cambios a nivel funcio- riamente pluridisciplinario: ya que aparte de los aspectos puramente técnicos,
~ nal en las intervenciones subsecuentes. En todo esto podemos ver una con- no existe prácticamente campo alguno en 'el amplio espectro de las ciencias

1 firmación sobre el terreno, por el lugar que toma y sus consecuencias, del pa-
pel de la confrontación sociocognitiva en la elaboración del saber. Pero la
humanas y sociales que no tenga una contribución por hacer en este terreno
(psicología y sociología, por supuesto, pero también economía, politología,
if observación en situación natural nos indica que existen otros aspectos del historia, derecho, lingüística). Por ello resulta aún más difícil precisar la parte
específica de la psicología social y más necesario situar claramente su apor-
~
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funcionamiento del grupo cuya eventual pertinencia podrá ser puesta a prueba
~ mediante nuevas experimentaciones. tación.
f Podemos intentarlo por medio de un esquema de principio que distingue
ij Si bien la psicosociología de la interacción educativa se constituyó en tor-
cuatro fases interrelacionadas en el proceso de penetración de un mensaje: la
1 no a los dos ejes que hemos utilizado para hablar de ella, las dos perspectivas
de investigación que se derivan de estos ejes no se excluyen entre sí. La con- exposición, la recepción, el tratamiento y la interacción.

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sideración, en la perspectiva sociocognitiva actual, de los aspectos simbólicos
y significantes de las tareas, así como de las relaciones entre la estructura
de las tareas y las características del funcionamiento cognitivo, abre fructífe-
1 / El individuo se expone o se halla expuesto a una fuente de informa-
. ción. Un gran número de otras personas están expuestas al mismo tiempo,
~
ras perspectivas. Pero las comprensiones que autorizan tan sólo podrían ser o al menos durante un lapso de tiempo bastante corto, a esta misma fuente:
r parciales si no llegaran a aprovechar todo lo que la perspectiva de la centra- el individuo forma parte así de un «público» y esto es, ante todo, lo que per-
~
d ción socioafectiva ha contribuido, por su parte, a poner de manifiesto. mite distinguir la comunicación de masas de las otras categorías de comu-
lr nicaciones.
j
2 / El individuo recibe de esta fuente, que se expresa a través de un ca-
nal determinado, un mensaje caracterizado por su contenido y por su forma,
dicho de otra forma, por sus propiedades semánticas y estilísticas.
3 / Este mensaje es tratado, es decir, es objeto de un trabajo cognitivo de
interpretación, clasificación, integración y retención, a diversos grados y se-
gún modalidades diferentes. Este trabajo cognitivo depende de determinacio-
nes propiamente individuales relacionadas con la historia del sujeto, su per-
sonalidad y sus aptitudes, y que remiten a la psicología; pero también de-
pende de determinaciones transindividuales, socialmente diferenciadoras y di-
ferenciadas, que se desprenden de una problemática específica que podemos
atribuir a la psicología social.

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628 1 Psicología social y problemas sociales 19. La comunicación de masas 1 629

4 / Esta actividad cognitiva es provocada o va acompañada, es relanzada e sajes. Es característico de este punto de vista recurrir a la experimentación,
informada, a su vez, por interacciones con interlocutores (familia, amigos, co- refiriéndose a un marco teórico intraindividual, interindividu¡µ, posicional o
nocidos, vecinos, compañeros de trabajo, etc.). Insistiremos en el hecho de que representacional (véase el apartado A.b.).
estas interacciones, cuyo estudio incumbe igualmente a la psicología social,
constituyen un aspecto esencial de los fenómenos; de todas formas, la simple Si bien no son equivalentes por lo que respecta a su interés propiamente
consideración de la pareja formada por la fuente y el receptor individual re- científico, estas tres perspectivas no se excluyen entre sí e incluso hay que
sulta insuficiente para explicar el modo de funcionamiento y la influencia de considerar que se complementan: la descripción precede a menudo a la ex-
las comunicaciones de masa en la sociedad moderna. plicación que puede permitir posteriormente regresar a la primera, y la pres-
cripción se confirma a través de la descripción o de la explicación. Como
ejemplo de algunas de estas articulaciones utilizaremos el trabajo de San-
A. Puntos de vista y niveles de análisis dell (1977).
En lo esencial, Sandell intenta responder a la siguiente pregunta: ¿cons-
Dentro de este marco esquemático son posibles varias acentuaciones y la tituye el «estilo» de un mensaje un determinante de su valor de persuasión?
investigación puede perseguir diversos objetivos. Resulta importante preci- Dicho de otra manera, se trata de apreciar la influencia de una variable inde-
sarlos a fin de trazar una especie de mapa que permita que cada uno observe pendiente, denominada «estilo», sobre una variable dependiente que corres-
la posición de un estudio determinado y, llegado el caso, que reconozca los ponde a uno o varios aspectos del proceso de persuasión. Esta finalidad im-
itinerarios. plica que el concepto de estilo sea definido de forma rigurosa. Sandell lo
logra considerando que un estilo es un perfil diferencial sobre un conjunto
de indicadores lingüísticos no semánticos; situándose así en la continuidad de
a. Las finalidades los analistas de la comunicación que concibieron y utilizaron «indicadores es-
tadísticos del estilo», como por e¡emplo la relación entre tipos y muestr'<IS,
El examen de la literatura especializada muestra que se pueden distinguir las distribuciones frecuenciales de léxico o sintaxis, la longitud de las frases,
tres tipos de finalidades o de «puntos de vista» en el estudio psicosocial de etcétera. De esta forma se puede evaluar el estilo, en el sentido amplio del
las comunicaciones de masas: término.
Por otra parte, Sandell descompone el efecto global de persuasión en cua-
1 / Un punto de vista descriptivo que se dedica sobre todo a registrar tro etapas: comprensión del mensaje, aceptación de su contenido, cambio de
o a elaborar datos reales y que tiene por instrumentos privilegiados la obser- actitud y retención.
vación, el sondeo, la encuesta y el análisis de contenido. Gran número de in- Una vez planteado claramente el problema, es decir, de forma operacio-
vestigaciones se sitúan dentro de esta corriente, recurriendo generalmente a nal, este autor emprende varias investigaciones empíricas. Primero descubre
variables o caracterizaciones sumamente globales, como por ejemplo, por que los mensajes elaborados con la intención de persuadir (en este caso, los
parte del público, la edad, el ingreso, el nivel sociocultural, el hábitat, etc., mensajes publicitarios) se caracterizan sobre todo por emplear un mayor nú-
y por parte de los media, el tipo de soporte, la temática transmitida, la for- mero de adjetivos, de asonancia y elipsis; así como por la utilización de fra-
ma de los mensajes, etc. ses más cortas que los mensajes no persuasivos de comparación tomados del
2 / Un punto de vista prescriptivo que persigue sobre todo el estableci- mismo periódico (noticias del extranjero y artículos de interés familiar o do-
miento de condiciones de eficacia. Este punto de vista se esfuerza general- méstico). Este primer resultado ilustra perfectamente el punto de vista des-
mente por asociar las variables que caracterizan el mensaje o su modo de criptivo dentro del estudio de la comunicación de masas y numerosos estudios
transmisión a los cambios observados en los receptores. De forma directa o se limitan a este tipo de constatación sin integrarla en la dinámica de un
indirecta, estos estudios desembocan así en la definición de un savoir-faire, proceso.
de una tecnología de la comunicación, siendo particularmente abundantes en El interés del trabajo de Sandell consiste precisamente en que más tarde
pedagogía y en la investigación publicitaria. _ propone una teoría del proceso de persuasión, adoptando así un punto de
3 / Un punto de vista explicativo, que propone y pone a prueba modelos vista explicativo. En un primer tiempo, Sandell constata que las variables
de causalidad, sobre todo a fin de explicar los fenómenos de influencia, pero estilísticas consideradas de forma global tienen un efecto sobre todos los
también la constitución, transformación y retención del contenido de los men- componentes de la persuasión, especialmente sobre la comprensión y la re-

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19. La comunicación de masas 1 631


630 1 Psicología social y problemas sociales

tendón del mensaje; también parece existir a nivel individual una interacción interpretativa (explicación). El análisis de esta cuestión desborda sin duda
de los factores estilísticos con los rasgos de personalidad. De esta forma, el marco de este capítulo, pero por esta razón lo recubre.
Sandell considera que el cambio de actitud depende de un factor cognitivo
y de un factor motivacional, caracterizado como el consentimiento del sujeto
a ser influenciado por una fuente determinada; a su vez, este consentimiento b. los niveles de explicación
dependería de la similitud percibida por el receptor entre él y la fuente.
Se han emprendido diversos estudios empíricos a fin de poner a prueba A continuación nos atendremos principalmente al punto de vista expli-
este modelo explicativo que se halla, al menos parcialmente, confirmado. cativo. Así, las investigaciones correspondientes pueden repartirse en cuatro
categorías, según los cuatro niveles reconocidos por Doise ( 1982) para el
Así, una de las experiencias de Sandell se desarrolla en dos partes. En la
primera fase, cada sujeto debe describirse a sí mismo redactando un texto conjunto de la psicología social.
de 150 a 200 palabras; luego debe escribir otro texto exponiendo sus ideas
en materia de purificación del agua, y finalmente es sometido a dos inven-
1 / Nivel intraindividual. - Aquí entrarán los estudios sobre los efectos
tarios de personalidad. Durante la segunda fase, que tiene lugar una semana individuales de la comunicación de masas: percepción y memorización de
más tarde, los sujetos leen, antes que nada, un mensaje sobre el tratamiento los mensajes, reforzamiento, modificación o inducción de las actitudes, etc. La
parte explicativa del trabajo de Sandell constituye un ejemplo de las inves-
del agua. Enseguida se les pide que describan al autor de este texto, tal
tigaciones de este nivel; sus autores privilegian la pareja mensaje-receptor y
como lo perciben a través de su lectura; después aplican los mismos inven-
proponen modelos de funcionamiento cognitivo que generalmente consideran
tarios de personalidad de los que habían sido objeto al autor, tal como lo
imaginan; por último, ellos mismos aprecian, por medio de una escala, su a los individuos como sistemas de tratamiento de la información. De esta
eventual cambio de actitud en lo que se refiere al tratamiento del agua. forma, la socialidad queda reducida a la suma de fenómenos individuales si-
tuados en un marco universalista. Las principales investigaciones de esta ins-
Primero, Sandell evalúa la similitud que existe entre el texto escrito por
piración han sido enumeradas y analizadas por Kapferer (1978).
cada sujeto sobre este tema y el texto experimental propuesto en la segunda
parte de la investigación. Para ello utiliza diferentes indicadores, como el Particularmente representativo es el estudio de Janis y Feierabend (1957)
porcentaje de adjetivos, el porcentaje de sustantivos, la longitud media de las sobre el efecto persuasivo del orden de presentación de los argumentos: ¿re-
frases, etc. Asimismo, Sandell evalúa la similitud entre la personalidad «real» sulta lo mismo presentar primero a los sujetos los argumentos a favor y luego
de cada sujeto y la personalidad que este último atribuye a la fuente. De los argumentos en contra, que el procedimiento inverso? Los resultados ex-
perimentales muestran que es preferible comenzar por los argumentos a fa.
este modo aparece una fuerte correlación positiva entre estas dos evaluado~
vor, si se desea provocar una actitud favorable. Aquí no se toma en conside-
nes: mientras más parecidas sean las escrituras del sujeto y la fuente, mayor
será la tendencia del sujeto a atribuirle una personalidad parecida a la suya. ración la diferenciación funcional de los individuos en la recepción de los
Por otra parte se constata otra éorrelación positiva entre la similitud personal mensajes, ni la especificidad de su grupo de pertenencia, ni, en un sentido
y el cambio de actitud: los sujetos son más sensibles a la acción persuasiva más amplio, el contexto social de la comunicación.
de la fuente si le atribuyen sus propias características de personalidad.
Eventualmente, el punto de vista prescriptivo se apoyaría en dichos re-
2 / Nivel interindividual e intrasituacional. - Estas son investigaciones
que se interesan por la dinámica o la resultante de las relaciones interperso-
sultados para preconizar modalidades eficaces de concepción del mensaje per-
nales consideradas en una situación de comunicación hic et nunc. Una expe-
suasivo. De esta forma podemos ver cómo varias perspectivas pueden articu-
larse en el estudio de los fenómenos de comunicación y conducir a un cono- riencia clásica de Brodbeck ( 19 56) muestra por ejemplo que la discusión en
cimiento integrado. No obstante, no hay que confundirse: por una parte, un grupo pequeño permite a los sujetos restablecer o reforzar sus convicciones
anteriores cuando éstas han sido sacudidas por un mensaje de propaganda.
estas articulaciones son relativamente raras en la inmensa literatura publicada
Las investigaciones de este tipo se realizan en el laboratorio, en lo que se
sobre este tema, que muestra más bien dispersión y disyunción; por otra
supone ser un espacio y un tiempo socialmente neutros. En el laboratorio, los
parte, la necesidad misma de estas relaciones constituye tanto una promesa
individuos son recíprocamente emisores genéricos de estímulo y no tanto in-
de enriquecimiento como un signo de relativo desconcierkJ. En otros térmi-
nos, podemos preguntarnos cuál es el envite real del conocimiento que hay terlocutores concretos y socialmente singularizados.
En este mismo nivel se puede situar la técnica utilizada por Allport Y
que establecer acerca de la comunicación de masas: un registro naturalista
Postman para simular los fenómenos de rumor: un primer sujeto transmite
(descripción), una forma de tecnología política (prescripción) o una teoría

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632 1 Psicología social y problemas sociales 19. La comunicación de masas 1 633

un mensaje a un segundo, quien debe a su vez retransmitirlo a un tercero y rarquía epistemológica. La búsqueda de integración es sin duda la vía más
así sucesivamente. A lo largo de esta cadena de transmisiones se constatan prometedora, sobre todo por lo que respecta a la comprensión de los fenó-
tres fenómenos característicos: el volumen del mensaje disminuye (reducción) menos de comunicación de masas: puesto que todos somos receptores indi-
estabilizándose después; ciertos elementos del contenido son puestos de re~ viduales, todos provenimos de varios grupos diferenciados de pertenencia en
lieve (acentuación); intervienen diversas deformaciones o añadiduras (asimi- los que ocupamos status y desempeñamos papeles y, participamos en siste-
lación). De esta forma se reconstituye, en un tiempo sumamente breve, el mas de valores y creencias que informan a los media que nos informan. La
proceso de transformación de los mensajes a medida que son difundidos en verdad que hay que descubrir supone, a través de una doble progresión: em-
·un grupo; los sujetos son considerados a priori como otros tantos relés in- pírica y teórica, la articulación de estos diferentes aspectos.
tercambiables.

3 / Nivel posicional. - El postulado de la equivalencia funcional de los e. La estructura de las audiencias y el devenir de los mensajes
individuos traduce una preocupación por simplificar los fenómenos que pre-
sentan ventajas e inconvenientes: por una parte, en efecto, es posible poner ¿Cuál es la historia de un mensaje tras abandonar su fuente? Esta pre-
así de manifiesto las regularidades generales cuya realidad y pertinencia están gunta tiene por corolario otra interrogación: ¿qué es el «público» y puede
fuera de toda duda; pero por la otra, la especificidad propiamente social de asimilarse éste a una «masa»? Uno de los progresos esenciales en este cam-
los problemas se halla ausente y, sobre todo, el hecho de que los individuos po de estudios ha consistido en mostrar que el público no podía ser asimi-
se encuentran diferenciados por sus status, sus papeles y, de forma más. gene- lado a una simple colección de receptores individuales, equivalentes e inter-
ral, por sus «posiciones» es una sociedad. Las investigaciones situadas en cambiables: contravirtiendo este modelo «aditivo», se constata una estruc-
este nivel toman en consideración la situación de los sujetos dentro de sus turación de las audiencias socialmente pertinente.
diversos grupos de pertenencia, su medio de trabajo, etc. Numerosás inves-
tigaciones han mostrado, por ejemplo, que la información no circula de forma
aleatoria en un grupo «natural» determinado (véase más adelante): los in- a. La organización de los públicos
vestigadores de un mismo laboratorio, los miembros de una misma profesión
o de una misma asociación no se comportan de la misma manera durante la De manera general, los miembros de un mismo grupo difieren en sus
recepción, el tratamiento y la transmisión de una información determinada. comportamientos de recepción y en sus comportamientos de «repercusión».
Estas diferencias, como se verá más adelante, están asociadas a caracterís-
4 / Nivel ideológico. - Por último, la socialidad se caracteriza por for- ticas psicosociales que pueden ser distribuidas según los cuatro niveles de
maciones ideológicas más o menos evolutivas que tienen un valor de referen- Doise expuestos anteriormente ( apartado A.b ).
cia o de norma en la comprensión, la organización y la dinámica de las re-
laciones sociales: se trata de sistemas de creencias, de representaciones 1 / La recepción. - Antes que nada resulta evidente que todos los indi-
colectivas, de modelos y esquemas culturales. La existencia de estas forma- viduos no consumen la misma cantidad de medios de comunicación de masas:
ciones · se manifiesta tanto en el contenido de la comunicación de masas la noción de «telespectador», por ejemplo, tan ampliamente utilizada por
como en el tratamiento y la elaboración secundaria de estos contenidos, rea- los propios media, es una abstracción que oculta una asiduidad extrema-
lizados por los grupos profesionales, confesionales o partidarios, las comuni- damente variable que depende de la edad, el nivel cultural, la categoría socio-
dades étnicas, etc. En este nivel citaremos el trabajo de Moscovici ( 1961) económica, etc. Algunas personas nunca leen el periódico o alguna revista,
sobre la representación del psicoanálisis en la prensa francesa, las investiga- mientras que otras compran varios con regularidad. En pocas palabras, un
ciones interculturales sobre los modelos de identificación transmitidos por la canal, en el sentido general de esta palabra, no llega a todo el mundo de la
publicidad (por ejemplo, Dimodi-Tongo y sus colaboradores, 1979), el análi- misma manera. Por esta razón, la unificación aparente de un público única-
sis del contenido de los rumores (Morin, 1969; Rouquette, 1975; Gritti, · mente a través de las posibilidades técnicas de difusión a gran escala no es,
1978).
de hecho, más que una ilusión. Podemos dudar a fortiori de la validez de las
Ninguno de estos niveles explicativos puede pretender agotar la compleja concepciones de McLuhan (1964; 1967), para quien la naturaleza misma de
realidad multideterminada que ofrece un objeto social. Por consiguiente, no las comunicaciones audiovisuales en la «era electrónica» bastaría para tras-
se trata de oponer una centración a otra, ni siquiera de establecer una je- tornar los sistemas de valores y los marcos de pensamiento.

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634 1 Psicología social y problemas sociales 19. La comunicación de masas 1 635

Pero hay más. En una amplia medida, el individuo elige los medias que· ~¡ 0
amigos próximos. Estos interlocutores cotidianos adoptan de cierta manera
consume y a los que se expone; y dentro de cada media, por ejemplo, el :.ª los mensajes transmitidos por los media, los personalizan y ejercen así la
diario, la radio o la televisión (Frank y Greenberg, 1982), selecciona los influencia efectiva. A menudo compramos por consejo o por imitación, elegi-
contenidos disponibles según sus características personales, psicosociales y mos en base a una información de boca a oreja que nos ha persuadido más
sociales. Sobre todo sus actitudes constituyen un filtro de gran sensibilidad: menos conscientemente de cuál es la alternativa correcta.
0
así sabemos desde Lazarsfeld, Berelson y Gaudet ( 1948) que en período elec. De esta forma, el mensaje debe su verdadera penetración y su influencia
toral los individuos se muestran más dispuestos a _exponerse a la propaganda a la acción de ciertas personas denominadas por esta razón guías de opinión:
de su propio partido, o al menos de su propia sensibilidad política, que a la estos últimos lo repercuten durante los contactos personales con otros miem-
propaganda del partido oponente. bros de los grupos primarios a los que pertenecen. Por consiguiente, existe
Por otra parte, los «fabricantes» de los medias siempre apuntan hacia una estructuración de las audiencias que, en ocasiones, puede ser sumamente
una categoría determinada de receptores, elaboran un cierto perfil de clien~ fina, ya que es posible distinguir guías de diversos rangos, unos influenciando
tela, lo confortan y se conforman a él. De esta forma se opera una doble se-, a otros en cascada hasta que se alcanza a todo el conjunto del grupo (multi-
lección convergente, cuyo resultado es más conservador que innovador: step flow of communication).
flejos o testigos, los media. no son prioritariamente agentes de cambio.
La influencia personal ejercida por los guías de opinión presenta cinco ca-
2 / La repercusión. - Es sobre todo el proceso de penetración del men- racterísticas principales que permiten explicar su eficacia en términos inter-
saje en una población el que pone de manifiesto la estructuración de esta úl- activos y posicionales:
tima. Al parecer es posible distinguir dos casos diferentes: l.º La exposición a un. medio de comunicación de masa siempre movi-
a) el mensaje llega primero a un número limitado de personas que lo liza hasta cierto punto el sistema de las actitudes del receptor y sus «meca-
transmiten posteriormente, adaptándolo, a un público más amplio; nismos de defensa»: de este modo, el individuo se prepara para aceptar o
b) el mensaje llega de entrada a un gran número de personas, pero es rechazar, incluso para interrumpir la recepción, con lo que resulta tanto más
retomado por ciertos individuos a través de otros. difícil de convencer. Por el contrario, los contactos interpersonales con una
En ambos casos, la influencia directa es sumamente limitada y, de hecho, persona próxima (pariente, amigo, vecino, compañero de trabajo) se prestan
sólo se ejerce en la medida en que existan ciertos relés. Este proceso, des- muy bien, debido a su banalidad,.y su «inocencia», a una acción de influen-
cubierto por Lazarsfeld y sus colaboradores durante numerosos estudios, es cia: es así, por ejemplo, que se constituyen y propagan los rumores. La pro-
conocido con el nombre de two-step flow of communication, flujo en dos ximidad social de la fuente y su carácter informal aumentan su credibilidad.
tiempos (Katz y Lazarsfeld, 1955; Katz, 1960). 2.0 Otra propiedad, específicamente interactiva, del contacto interperso-
Como ejemplo se puede tomar el estudio realizado por Katz y Lazarsfeld nal se refiere a la inmanencia de sus efectos: un desacuerdo con el interlocutor
entre los habitantes de una pequeña ciudad de Illinois. Su objetivo consistía representa un cierto coste psicológico y crea una fuente de tensión que se
en conocer el origen de los comportamientos y preferencias de los indivi- hace sentir inmediatamente; el acuerdo, la connivencia y el reparto aportan
duos en materia de asuntos públicos, compras, modas y frecuentación de ci- satisfacciones de consumo en el mismo instante en que son experimentados.
nes. Como es sabido, estos diferentes campos son objeto de numerosos men- Esto no tiene nada en común con los media que no pueden utilizar estas
sajes transmitidos por los media, como pueden ser los anuncios publicitarios palancas relacionales para intentar provocar la adhesión.
o los artículos de información: la presentación de las «últimas novedades» 3.0 El encuentro interpersonal se caracteriza igualmente por su flexibi-
va acompañada de la incitación, explícita o implícita, a adoptarlas. De esta lidad, su capacidad de modularse según las reacciones del interlocutor y de
forma podemos pensar que los consumidores deciden efectuar una determina- adoptar así, por medio de esta adaptación, la táctica de influencia más eficaz.
da compra, por ejemplo, porque han sido influenciados de forma directa por Privados de esta posibilidad, ya que no disponen instantáneamente de una
el mensaje que han recibido; así, nos encontraríamos ante una causalidad li- información de retorno sobre las reacciones de sus receptores, los media
neal simple, puesto que los media manejarían directamente los hilos de los formales a veces no alcanzan sus metas por torpeza y exceso de celo, incapa-
receptores-títeres. ces como son de reducir o evitar las resistencias a medida que éstas van apa-
De hecho, los resultados de encuesta obtenidos pÓr Katz y Lazarsfeld reciendo. ·
mostr¡¡ron que la mayoría de las personas eran influenciadas en los campos 4.º Al pertenecer al mismo grupo, al guía de opinión se le atribuyen los
en cuestión por personas de su entorno, generalmente miembros de la familia mismos intereses: por consiguiente, lo que le concierne y lo que repercute

~MQ¼!QU#l-4,..4.\ a,¿gam;,t;t,QM)kl.Uk ,J¾W¾t ,J..i¼,/44,& WAAM, ,M,.$Jiil&ltJ)!ffit-JbbtfL,(ij!p;pa .. ,w J,M&tJP,lt4JQJM.AiM&i-.W%%i,Q iMt#QOMU J, Ai-\lJfJI ASWMW&KMJ 4.,4Abtf{.14t#Jhi#RAM .Z-.a, .Yh .JQliQS)!! a. u::;ua:;;,, n 1t&1 !11'<"!~~,,.,,~_.
636 1 Psicología social y problemas sociales 19. La comunicación de masas 1 637

es considerado por sus receptores como algo que también les concierne a /ij número de contactos con el exterior (Allen y Cohen, 1969). De forma similar,
ellos. Así, la confianza y la identificación refuerzan, e incluso reemplazan, la _Menzel y Katz ( 1956) pudieron constatar en una población de médicos la
plausibilidad del mensaje. Por otra parte, los propios guías de opinión selec- existencia de una relación directa entre la «popularidad» sociométrica y la
cionan los mensajes según su credibilidad: en este aspecto existe un «efecto frecuentación de las fuentes formales de información.
general de fuente», ya que algunos medios de información son objeto de una Podemos pensar que estas dos características se refuerzan mutuamente,
mayor confianza que otros (véase Marhuenda, 1979). puesto que los guías de opinión son solicitados debido a que se sabe que
5 .º Finalmente, el· contacto interpersonal en ocasiones obtiene su efica- están bien informados y lo han demostrado en v;:irias ocasiones; y el hecho
cia de su propia personalización: en otros términos, a veces los individuos de ser solicitados los lleva a informarse regularmente a fin de conservar su
adoptan una opinión y modifican su actitud efectiva por simpatía hacia el rol de agentes de influencia.
interlocutor y no tras una reflexión o un cuestionamiento provocados por Hay que añadir a esta vista de conjunto que cada guía de opinión dispone
éste. de una zona limitada de competencia: no se consulta generalmente a la mis-
En suma, la acción de los guías de opinión es facilitada por su carácter ma persona sobre temas políticos, técnicos, profesionales o relacionados con
inopinado ( l.º), por estar inscritos en una relación directa ( 2 .º), por su fle- el tiempo libre, por citar un ejemplo. De ello se desprende que varios guías
xibilidad adaptativa {3.º), por sus posibilidades de identificación que la sub- de opinión, con especialidades diferentes, coexisten en el seno de un mismo
tienden (4.º) y por la simpatía de la que procede (5.º). grupo, interviniendo según las circunstancias y necesidades.
Sin excluir la posibilidad ocasional de una influencia directa masiva, se De esta forma, los guías ocupan temporalmente una especie de interface
observa que la penetración de los medias pasa por procesos interpersonales social: por una parte, son miembros de pleno derecho de su grupo y compar-
que tienen lugar en un tejido psicosocial preexistente. Aún debemos anali- ten las normas, valores y aspiraciones de éste; pero por otra parte, reciben y
zar mejor este último, sobre todo en lo que respecta a la diferenciación de tratan mensajes provenientes del exterior. Ante la ruptura, el repliegue y el
los roles. encerramiento en sí mismos, los guías de opinión garantizan la continuidad
y la permeabilidad sociales; su función es la de «porteros», en el sentido
lewiniano del término, entre el grupo primario en su singularidad y el con-
b. La diferenciación de los roles texto que lo incluye.
Varios factores deben ser tomados en consideración a fin de explicar la
Los miembros de una audiencia no son equivalentes si se toma en consi- diferenciación de los roles, no solamente en el interior de un grupo deter-
deración su especialización funcional en la recepción, la adaptación y la re- minado, sino también entre un grupo y otro:
percusión de los mensajes. Generalmente, los guías de opinión son identifi-
cados, de forma directa o indirecta, por medio de preguntas sobre las tenta- antes que nada y comenzando por el más general, las relaciones que exis-
tivas de influencia que han ejercido. Por ejemplo: ten en un momento dado entre los diferentes grupos que componen la po-
blación de conjunto: intercambios, cooperación o competición, conflicto,
Directamente: «¿Ha intentado usted recientemente convencer a alguien indiferencia, ignorancia, etc.;
de sus ideas políticas?» ' al mismo tiempo, la representación que tienen de estos diversos grupos
Indirectamente: «Cuando usted tiene necesidad de una información o de los miembros del grupo en cuestión;
un consejo, ¿a quién consulta habitualmente?» después, la estructura interna de este último, donde se distinguirá la es-
tructura institucional o formal (jerarquías de poder, de saber, de anti-
Así se observa que estas personas están mucho mejor informadas y do- güedad, etc.) y la estructura afectiva o informal (afinidades y rechazos,
cumentadas que los demás miembros de su grupo: en efecto, los guías de prestigio, confianza, etc.);
opinión son grandes consumidores de información y asiduos receptores de di- por último, las actitudes y costumbres características del grupo respecto
versos medias. Asimismo parecen mantener un mayor número de contactos al objeto de la comunicacíón (juicios, grado de implicación, conocimien-
personales. Es así, por ejemplo, que los investigadores científicos más influ- tos anteriores, etc.).
yentes de un laboratorio (es decir, los que son elegidos con mayor frecuencia
por sus colegas para realizar intercambios profesionales) son al mismo tiempo La génesis de la diferenciación de los roles no es, por tanto, única y prin-
quienes leen el mayor número de revistas especializadas y poseen el mayor cipalmente psicológica. La persona que recibe el· mensaje y lo trata, nunca

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638 1 Psicología social y problemas sociales 19. La comunicación de masas \ 639

está ~n el tondo_ sola, sino qu~ siempre se refiere, de ur:a manera ~ otra, • la atribución anónima («se dice que ... » «parece que ... »), que funciona
su existencia social y es a partir de ésta que su rol propto es especificado y a través de su generalidad como apoyo de identificación (ese «se» sólo
no a la inversa. puede ser un semejante);
la atribución a una fuente cuya competencia es reconocida por los inter-
locutores o al menos es garantizada por el guía de opinión.
c. El devenir del mensaje
De manera general, el valor de verdad de un mensaje es determinado por
El guía de opinión no se conforma con retransmitir, sino que selecciona su atribución y no por la apreciación de su contenido: se dirá, sin exagerar
y transforma. Resulta evidente que esta doble función de filtro y operador demasiado, que el receptor puede creer en cualquier cosa, pero no en algo
no es ejercida al azar: las transformaciones que sufre el mensaje dan testimo- que viene de cualquier persona. No se puede atribuir a una autoridad formal
nio de un estado social determinado. Por estado social hay que entender 0 informal, reconocida por el grupo como competente y «autorizada», un
como acabamos de ver, tanto el sistema de las representaciones, ·normas y ac~ mensaje que contradiga las actitudes y opiniones de dicho grupo. Llegado el
titudes que caracterizan al grupo en cuestión, como las relaciones mantenidas caso se asistirá con mayor frecuencia a una transformación del mensaje que
por éste con los otros grupos. puede llegar a cambiarlo totalmente, antes que a negar la competencia de la
Desde esta perspectiva, las transformaciones del mensaje pueden distri- fuente y rechazarla. Dichas transformaciones constituyen un caso particular
buirse en dos rúbricas complementarias: la apropiación y la asimilación. La de los procesos generales de asimilación (véase el apartado correspondiente).
apropiación consiste en transformar un mensaje dirigido a un amplio público La apropiación también es garantizada relacionando el contenido trans-
sin especificar en un mensaje particularizado y pertinente para un grupo. La mitido con la situación propia del grupo; esta particularización se lleva a cabo
apropiación supone e implica al mismo tiempo modificaciones estilísticas, se- sobre todo a través de la demostración y la discusión de las consecuencias
mánticas y retóricas, que agruparemos bajo el nombre de asimilación. de la información, a través de la indicación de ejemplos inmediatos, a tra-
vés de comentarios personales que implican al interlocutor, etc. Este papel
1 / La apropiación. - Como se ha visto, los guías de opinión adaptan pedagógico de los guías de opinión permite a los receptores comprender el
los mensajes que ellos mismos repercuten, los particularizan y, de cierta ma- mensaje en el universo de sus preocupaciones y de sus interes~s.
nera, los «apropian» a sus receptores. El contacto interpersonal toma el re-
levo del contacto formal y anónimo con los media: con mucha frecuencia, «Cuando pienso: ¡otra guerra! Mi marido participó en la del 14 y ahora
este último no tendría ninguna influencia sin el primero. le toca a mi hi¡o, ya le digo: los hombres están locos. ¿Resulta tan difícil
Primero, la apropiación pasa por la atribución del mensaje a una fuente entenderse? -Pero Hitler izo quiere que nos entendamos, madame Bonnetain.
-¿Qué, Hitler? Ese quiere sus Sudetes ¿no es así? Pues bien, yo se los
conocida, valorizada y digna de crédito. Muy a menudo, esta fuente es de-
daría. Ni siquiera sé si se trata de hombres o de montañas y a mi hi¡o lo van
signada, e incluso representada, por el propio guía de opinión. Fundamen-
a reventar por eso. ¡Yo se los daría! ¡Se los daría, sí! Los quiere, pues aquí es-
talmente, este fenómeno proviene de la cohesión del grupo y la refuerza: tán. Así quedaría atrapado.» 1
uno se dirige a una persona próxima y la interacción que se tiene con ella la
aproxima aún más o al menos confirma la proximidad postulada. En otros 2 / La asimilación. - En todo momeoto y por referencia a su estado ini-
términos, la fuente evocada ya se encuentra valorizada por el receptor y lo cial, el devenir de un mensaje puede describirse de forma escueta por me-
que dice la valoriza aún más a sus ojos. Por esa razón, en este caso el con- dio de tres categorías complementarias:
tacto interpersonal tan sólo en contados casos desemboca en la duda, la ne-
gación y la ruptura: pues este resultado contradiría el propio procedimiento
lo que se ha conservado;
de interacción, cuestionando la cohesión del grupo. También por esta razón,
lo que ha desaparecido;
los miembros de una familia, de un equipo de trabajo o de una comunidad
lo que ha sido añadido.
en ocasiones practican una forma de autocensura, evitando ciertos temas que
saben que son peligrosos para el mantenimiento de la co_hesión y la identidad De esta forma resulta posible definir métodos de cálculo que permitan
de su grupo. evaluar la fidelidad de la recepción (véase Ayache y colaboradores, 1978).
Concretamente se pueden distinguir dos tipos de atribuciones que per-
miten la apropiación de un mensaje: l. J.-P. Sartre, Le sursis, París, Livre de Poche, 1965, pág. 241.

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640 1 Psicología social y problemas sociales 19. La comunicación de masas 1 641

Sin embargo, este aspecto descriptivo y cuantitativo no debe ocultar la cues. Los medios modernos de comunicación permiten llegar a un mayor nú-
tión esencial: por una parte, estas conservaciones, omisiones y adiciones son mero de personas con mayor rapidez. Pero se trata de una simple \~uestión
generalmente motivadas, es decir que obedecen a una «lógica» individual y de escala: la naturaleza de los fenómenos, por su parte, sigue siendo la)nisma.
social; por la otra, tinen un carácter ocasional y singular que obliga a com-
prenderlos siempre en situación.
Por consiguiente tan sólo se esbozarán algunos tipos de transformacio- c. Los sistemas de comunicación
nes, elegidas entre las más comunes, sin perder de vista que únicamente un
análisis concreto puede permitir situarlas exactamente y atribuirles un sen- Los fenómenos de comunicación de masas se desarrollan a varios niveles
tido definido. y comprenden un gran número de variables: aparte de las generalidades for-
La simplificación del mensaje cuando pasa de un media a la red de· los males que proporcionan al mismo tiempo una trama y un marco, el análisis
contactos personales constituye sin duda el fenómeno más evidente. Las pre- siempre constata, con tal de que sea suficientemente fino, particularidades
cisiones, matices, restricciones y reservas desaparecen casi inmediatamente· que tienden a hacer de cada fenómeno un caso especial. Hablar de la comuni-
el modo condicional se transforma en indicativo, y la probabilidad se conviert; cación equivale a hablar de una abstracción, cómoda sin duda, pero enga-
en certeza. Como han mostrado Allport y Postman (1945), en situaciones ñosa. La circulación de la información siempre hace intervenir a individuos,
extremas, el mensaje queda reducido a una consigna. condiciones y grupos particulares que determinan su auténtico significado.
A menudo, la simplificación va acompañada de una auténtica traducción Este enraizamiento en un contexto social específico constituye una dimensión
en el vocabulario y la sintaxis propias de la subcultura del grupo. Por su explicativa que no puede ser menospreciada, quizá la dimensión más esencial.
posición de interface, el guía de opinión conoce los dos registros y realiza Para evitar que la especificidad concreta de los fenómenos desaparezca en
las funciones de «traductor», garantizando así el tránsito de un código am- la abstracción generalizante, al igual que Moscovici (1961) distinguiremos di-
plio a un código restringido, más familiar y específico, lo que refuerza aún ferentes sistemas de comunicación que se yuxtaponen. se superponen o se
más la apropiación del mensaje. Esta traducción recurre en gran medida a los suceden en nuestro entorno social.
estereotipos lingüísticos y psicológicos que circulan en el grupo; de esta for- Estos sistemas, que nos toman por testigos, actores u objetos, son defi-
1,
ma, la fidelidad a la fuente es sustituida por la fidelidad a las costumbres y '.1!, nidos en referencia a todos los aspectos constitutivos de la socialidad en un
actitudes de los receptores. ;~
·~- período histórico determinado:
Finalmente, a menudo el mensaje es interpretado, dando lugar así a la ¡,;.
}
producción de un discurso complementario que lo comenta, explica, justifica :l la organización política de la sociedad, las dinámicas que la atraviesan,
o, eventualmente, lo subvierte. El contenido y las modalidades expresivas el juego de los poderes y de los contrapoderes, y las posibilidades técni-
de este discurso complementario varían según los grupos, sus ideologías y sus cas determinan el empleo diferencial de los canales y la estratificación
intereses. Así, el hecho de que todos recibamos el «mismo» mensaje no es sociológica de las audiencias;
realmente unificador, ya que en realidad no todos reciben el mismo mensaje. también hay que tener en cuenta, como ya se ha insistido, las relaciones
Cuando Savonarola, por ejemplo, desea imponer a Florencia una devo- intergrupales presentes y pasadas, ya que éstas contribuyen en gran me-
ción fanática, sus edictos son recibidos de manera favorable por sus fieles, dida a diferenciar la forma y el contenido de los mensajes;
quienes los justifican religiosamente. Pero otros razonan de forma distinta: por último, no podemos olvidar la «memoria» del grupo, la configura-
ción afectiva y cognitiva que lo caracteriza, pues todo mensaje es reci-
«Soy carnicero. El ordena a todos los hipócritas que desean agradar/e, que bido y situado dentro de un sistema de indicaciones que garantizan la
coman de vigilia todos los días ... por amor a Cristo Rey, y también y sobre continuidad de la experiencia y de la inteligencia.
todo por que la ciudad ya no tiene dinero para comprar reses. Pero, aún así,
¿cree realmente que una organización municipal que ordena la vigilia seis
días a la semana puede ser aceptada por el gremio de carniceros? ¡Y yo soy De la sociedad global a los grupos y de éstos a sus miembros, los siste-
carnicero!» 2 mas de comunicación presentan un aspecto multidimensional e invitan, en
consecuencia, a un análisis asimismo multidimensional. Aquí volvemos a en-
contrar algunas de las consideraciones expuestas en el primer párrafo del
presente capítulo,
2. A. Sa!acrou, La terre est ronde, París, Gallimard, 1945; acto I!J, escena I. Según Moscovici ( op. cit.), se pueden distinguir tres grandes sistemas de

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642 1 Psicología social y problemas sociales 19. La comunicación de masas 1 643

comunicación cuya importancia relativa varía sin duda según el rarquía y una historia propias: el caso de la Iglesia católica, elegido por Mos-
de la historia y según los grupos considerados: la difusión, la covici (op. cit.), constituye un ejemplo perfecto. En lo esencial, la propagación
y la propaganda. pretende armonizar los aspectos o implicaciones del objeto del que habla con
los principios que dan fundamento a la especificidad del grupo; de este modo
intenta reducir las «crisis de conciencia» y las eventuales oposiciones, mi-
a. La difusión
nimizar las contradicciones y las fuentes de conflicto. En una palabra, su fi-
Dejaremos de un lado deliberadamente todos los mensajes de esparcimien- nalidad es la integraci6n de una nueva información, molesta o desconcertante,
to ( telenovelas, revistas de ocio, películas, etc.), para concentrarnos en los dentro de un sistema de razonamiento y juicio ya existente; se trata de un
mensajes propiamente informativos que representan un envite psicos9eial , modo de regulación de la ortodoxia (véase Deconchy, 1971).
mucho más importante. Desde esta prespectiva, la propagación no intenta imponer una opinión
En nuestra sociedad, la difusión es el sistema de comunicación de masas' a sus receptores, sino que, más incitadora que imperativa, se limita a in-
más extendido. Aquí, la fuente no tiene como finalidad probada reforzar, terpretar los fenómenos y situaciones, atribuyéndoles un sentido referido a
influenciar o convencer, si.no que debe transmitir y extender lo más amplia- las convicciones del grupo. De esta forma hace que el individuo elabore o
mente posible un contenido de interés general. Puesto que la extensión de la reconsidere sus conductas en función de estos mensajes interpretativos. Por
audiencia muy a menudo es una de las condiciones de supervivencia econó- ejemplo, en los años cincuenta, la Iglesia no se pronunciaba sobre el psicoaná-
mica de la fuente, ésta intenta alcanzar y conservar un público muy amplio. lisis, sino que se limitaba, en lo esencial, a subrayar la ausencia de incompati-
Por consiguiente, se conforma a los intereses de este público, satisface sus bilidad entre los principios de la fe y el recurso a un psicoanalista. Separando
expectativas, evita lo que podría desconcertarlo o disgustarlo; el conservadu- así el nivel religioso del nivel terapéutico y evitando de esta manera todo
rismo, incluso el convencionalismo, que manifiesta la fuente son, de hecho, encuentro conflictivo, la Iglesia permitía a los fieles que lo deseaban some-
únicamente reflejos. terse a dicho tratamiento. Más recientemente se ha podido constatar la misma
De esta forma, la difusión no se dirige a un grupo definido, necesaria- actitud respecto a los fenómenos paranormales o ciertas ideologías políticas.
mente determinado y distinto de los demás, sino que por el contrario intenta Aquí generalmente intervienen diversos mecanismos de racionalización
llegar a ese precipitado común, a ese nivel de indiferenciación donde los a fin de justificar y mantener la integridad del sistema de pensamiento pre-
miembros de los diversos grupos se pueden congregar y fundir en la equiva- existente: distinciones formales o casuales ( «no hay que confundir ... »), ne-
lencia. La difusión minimiza o incluso deja a un lado completamente las di- gaciones de pertinencia ( «no tenemos nada que decir acerca de ... », «eso no
ferencias sociales, planteando la necesidad para todos, sean quienes sean, de nos concierne»), asimilación a referencias familiares («no hay nada nuevo
acceder a una misma información. bajo el sol»), etc.
La divulgación histórica, científica o técnica entra en esta categoría. O para Por último, a diferencia de la difusión, la propagación se regula mediante
utilizar otro ejemplo, la «prensa juvenil»: aquí lo importante no es que los la diferenciación de las audiencias: constantemente recurre a una historia,
menos jóvenes estén excluidos, sino que baste con ser joven para sentirse costumbres y normas particulares. Habla un lenguaje convenido. Ahora bien,
concernido. quienes mejor dominan este código específico ocupan dentro del grupo posi-
Sin duda, la difusión en ocasiones tiene auténticos efectos unificadores, ciones jerárquicas de, responsabilidad e influencia; por lo que constituyen la
pero son de carácter marginal y en su mayoría se mantienen en la hez de la primera audiencia de la propagación y funcionan después como guías de opi-
socialidad: modas de vestuario, argots, «estilos», movimientos de consumo, nión ante una segunda audiencia, más amplia y menos iniciada en los arcanos
etcétera. Podemos pensar, precisamente, que el éxito de la difusión depende de la ortodoxia (la grey, los fieles, los militantes, etc.).
de la banalidad y de la «superficialidad» de su influencia sobre los comporta-
mientos y las actitudes.
c. La propaganda

b. La propagación En la imaginería sociológica, el propagandista adopta dos figuras a menu-


do asociadas a lo largo de la historia: la del misionero y la del conquistador.
En el sistema de la propagación, en cambio, los mensajes van dirigidos a Parece animado por la convicción militante del primero y obsesionado por la
un grupo particular, caracterizado por objetivos y valores .específicos, una je- voluntad de poder del segundo. Pero estas referencias han caído incontesta-

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blemente en desuso; por consiguiente, hay que considerar esta rías y derrotas: el bautismo no se comparte, la victoria tampoco; y el movi-
mayor detenimiento. ,níento que los procura no puede tolerar ninguna concesión desarmante, nin-
·'..>.~ gún reposo negador. «Mientras haya en la Tierra infieles y descreídos ... »,
1 / La misión y la conquista. - En la forma sistemática y generalizad{¡ «mientras haya otras provincias más allá de nuestros pasos» declara cada
con que la conocemos, la propaganda es una experiencia del siglo xx, Wl!I ' pirro a su Cineas.
manifestación de la «era de las muchedumbres» (véase Moscovici, 1981). No Ahora bien, cuando el vencedor finalmente ha sometido al vencido, no
cabe duda de que la voluntad de convencer y de captar adeptos existe desde hace propaganda, sino que destruye y domina, construye y continúa domi-
hace mucho tiempo y desde hace mucho se han dado instituciones ad hoc (por ' nando. La fuerza dispensa de la preocupación por la convicción, la realidad
ejemplo, en 1622, el papa Gregario XV fundó el colegio De propaganda · del pillaje elimina las incertidumbres de la argumentación. El botín se goza
fide); pero la concretización de esta voluntad tomaba caminos diferentes de de forma inmediata, basta con saber ·saquear bien, con saber arruinar bien,
los que conocemos en la actualidad y no perseguía exactamente los mism~ lo demás vendrá por sí solo. En el fondo, el conquistador no es un político.
resultados que la. propaganda contemporánea. Si se convierte en político, llegado el caso, esto se debe a que los objetivos
En este aspecto, la acción de la Iglesia católica ofrece una vez más una materiales ya no le bastan y desea poseer hasta las relaciones entre los hom-
ilustración particularmente esclarecedora. Sus misioneros parecen haber de- bres, incluso la intimidad de los hombres. Así, la propaganda se ejerce cuan-
sempeñado el papel de precursores, incluso de prototipos, de la empresa per- do el adversario no puede ser destruido por una u otra razón: es un repliegue
suasiva: interior de la conquista, una atenuación o una exacerbación, un desplaza-
miento.
«MISIONES EXTRANJERAS». - Se denomina así a los establecimientds Intentar convencer a otra persona presupone evidentemente reconocer su
formados en los países infieles para llevar a los pueblos al conocimiento del · existencia e incluso su libertad, aunque sólo sea para amaestrarla. Y cuando
cristianismo (. .. ) El celo apostólico nunca ha de¡ado de existir en la Iglesia el otro se rinde (o finge rendirse), aún da testimonio de su poder de cambio,
católica y continuará existiendo mientras en la Tierra haya infieles y descreídos , cosa que lo convierte definitivamente en sospechoso e implica que la acción
por convertir ... 3 ·
persuasiva no pueda tener fin. La propaganda ségrega su propia debilidad:

Sin embargo, un examen reflexivo de la acción m1S1onera muestra rápida- «Si somos vencedores, nos atragantaremos de moral (. .. ) en lugar de deci-
mente su especificidad irreductible y su carácter inasimilable. Esta especifi- dir como vencedores que tienen la fuerza, y la fuerza basta. Ya que a la fuerza
cidad se debe esencialmente a dos rasgos. no se le replica sino con otra fuerza igual (. .. ) Vosotros sois del país y de la
Por una parte, los misioneros (y la Iglesia a través de ellos) tan sólo época que toma el oro, las provincias, la riqueza, con el orgullo de un gran
tenían el adversario que ellos mismos se construían y designaban para comba- vencedor a quien no se discute. Es la guerra a la manera antigua. Nosotros
tirlo: el paganismo, la impiedad, Ja infidelidad, etc. Por consiguiente actua- somos el país que hace la guerra y la paz por moral y por derecho: eso nos
ban de cierta manera, y desde su punto de vista en todo caso, sobre su pro- acarreará grandes inconvenientes.» 4
pio terreno: no' tenían que invertir la adhesión, sino instaurarla; su tarea no
consistía en subvertir, sino en convertir. . 2 / La propaganda como sistema.· - La propaganda se desarrolla en un
Por otra parte, se dirigían a sociedades radicalmente diferentes de la suya clima social conflictivo, a todos los niveles, desde el simple proselitismo hasta
y técnicamente inferiorizadas: su «prójimo» metafísico era un «alejado» la conquista brutal. Entonces cumple una doble función: tanto reguladora
cultural, sus conocimientos (médicos, agrícolas, lingüísticos, administrati- como organizadora. A través de la primera contribuye a afirmar y reforzar la
vos, etc.), venían a ocupar los vacíos campos de la ignorancia. identidad del grupo; mediante la segunda construye una representación del
Durante la mayor parte del siglo xx, los fenómenos de propaganda no adversario o de la ideología que combate, conforme a los principios en los
presentan estos dos rasgos y rechazan, por consiguiente, la utilización de los que se inspira. Esquemáticamente, la propaganda afirma y «demuestra» que
misioneros como modelos de los propagandistas. «nuestra causa es iusta», por una parte, y que «su causa es mala», por la
Al igual que el misionero, el conquistador es un hombre de todo o nada otra.
que tabula los resultados de su acción mediante una réd elemental de victo-

3. Abbé Bergier, Dictionnaire de théologie, nueva edición, Besan~on, 1842, tomo V, 4. R. Brasillach, Comme le temps passe, París, Pion, 1937; reed. Presse-Pocket, 1978,
pág. 326. pág. 302.

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646 1 Psicología social y problemas sociales 19. La comunicación de masas 1 647


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De esta forma tiene una finalidad global de diferenciación social. De i'.\ . Por otra parte señalaremos que la propaganda, cualquiera que sean sus
nera general, puede ser mensaje de propaganda todo mensaje que estab1=::t1 lefectos directos, manifiesta siempre la existencia de un grupo organizado;
una posición espe~ífica de u~ ?rupo social y, por si~etría, todo mensaje q~:! f da testimonio en sí misma de la presencia y de la acción de su fuente, cum-
condene, desvalorice o descalifique a otro grupo soctal. En otros términos, ~ ¡pliendo así una especie de función de «saturación». Para alcanzar mejor este
mensaje de propaganda expresa la reivindicación de una especificidad direct4 ,' resultado, la propaganda siempre es multiplicadora, en el espacio y en el
( res~ecto a sí mis~o) o indirecta ( respecto al otro) .. El grupo considerado ,;J
1 i tiempo: sus agentes se esfuerzan por pegar el mayor número posible de car-
sus mtereses se defmen contra otros grupos y otros mtereses. ,e í teles, cubriendo o destruyendo los del adversario, distribuyen panfletos, re-
Entonces, toda la representación del universo social se halla organiza~'\, piten hasta la saciedad las consignas y órdenes del día, inscriben en todas
según los principios de esta diferenciación. En particular, la propaganda se.} partes el símbolo de su partido, etc. De esta forma, las cruces diseminadas
para las razones justas de las causas indefendibles, distribuye lo recto ,y 10 '' '~ por los caminos del mundo cristiano recordaban a los viajeros y pasantes que
incorrecto, la virtud y el vicio, la verdad y la mentira, la fidelidad y la trai; ·~ vivían en un mundo cristiano. Esta omnipresencia tiene por finalidad provocar
ción. Por lo tanto no es partidaria de los matices, los compromisos y las .· en la mayoría de los receptores un sentimiento de poderío, compartido o te-
dudas; para ella, el universo social está claramente dividido. mido: por esta razón se hablará de un efecto de encuadramiento de la pro-
,. paganda.
«Conviene hacer entrar cada frase en la mente de las masas a fuerza de Por último, la propaganda tiene otra incidencia: reforzar las actitudes ya
repeticiones y simplificaciones. Lo que se les presenta como correcto debe
formadas, confirmar las elecciones ya pronunciadas. Muestra o recuerda a los
brillar como el oro; lo que se les presenta como malo debe ser negro como
el ébano.» 5 ·
destinatarios lo bien fundado de sus convicciones, la exactitud de sus puntos
de vista, el progreso de sus empresas. Y los receptores no se equivocan,
A fin de asegurar esta organización económica e imposltlva del campo. puesto que frecuentan asiduamente las fuentes de propaganda que les con-
de las representaciones intervienen otros procedimientos. Uno de los más fortan, evitando o denigrando a las otras fuentes (fenómeno de la exposición
característicos es sin duda el de la «denominación» que consiste en utilizru,: selectiva). A este respecto, la propaganda funciona como un instrumento de
denominaciones o connotaciones peyorativas para designar al adversario: 1 mantenimiento. Señalaremos asimismo que en general es al menos tan intensa
«doctrina mistificadora», «ideología burguesa», «programa reaccionario», . tras la toma del poder como antes: por consiguiente, resulta al menos tan
«mentira», por ejemplo. Combinada con estos procedimientos también hay
que mencionar la repetición sistemática, cuyo empleo acaba por compensar
la falta de plausibilidad del mensaje: En resumen, el sistema de la propaganda no se reduce a un «bricolage»
más o menos inspirado que tendría por resultado la modelación directa de
«La propaganda es una cosa somera, señor Obispo, recuérdelo. Lo esen- las conciencias individuales. Todo indica, por el contrario, que la tecnología
cial es decir algo gordo y repetirlo a menudo, es así como se hace una ver- de la comunicación es, en este aspecto, mucho menos importante que la
dad.» 6 realidad psicosocial de la situación; al igual que los fenómenos individuales
no pueden abstraerse del tejido relacional en el que tienen lugar y del que
Aparte de sus dos funciones de regulación y organizaéión, la propaganda proceden fundamentalmente.
tiene otra característica: incitar a sus receptores a una acción efectiva. Les
indica la conducta a seguir, les explica el mundo social, proporciona respues-
tas a sus preguntas y argumentos para sus discusiones; su eficacia se mide
sobre el mismo terreno del que habla. Los estereotipos, las simplificaciones y
las denominaciones sirven para clarificar la acción, para proporcionarle guías
e indicaciones. Aquí vemos hasta qué punto se distingue el sistema de la
propaganda del sistema de la difusión, por ejemplo. Y como hemos visto,
la noción de comunicación toma otro sentido cuando se trata de propagación.

¡, 5. A. Koestler, Le zéro et l'infini, París, Calmann-Lévy, 1945, Tercera Audiencia, VI.


1'· 6. Warwick a Couchon, en L'alouette de J. Anouilh, Livre de Poche, pág. 27.

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Masas, muchedumbres
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por CARL F. GRAUMANN y LENELIS KRUSE
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j~ Individuo y masa. Una cuestión contemporánea

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Las profecías, tal como las enunciaban tradicionalmente los profetas, se
referían más bien al campo de la creencia, es decir, el mito, la religión, la
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:'¡:· ideología y la política. En cuanto a saber si estas profecías se realizaban, esto
lr seguía siendo una cuestión de creencia, es decir, de interpretación. Resulta
poco frecuente que los hombres de ciencia se atrevan a enunciar profecías
que vayan más allá de las simples previsiones; para los científicos, estas úl-
¡j timas no son más que un medio natural de poner a prueba cada día sus
teorías.
11 '!.'!, Al final del siglo xrx encontramos dos profecías aparentemente contra-
V
fl dictorias sobre nuestra época. Una es la de Gustave Le Bon: «La época en
(
' que entramos es realmente la era de las masas» (Le Bon, 1895). La otra es
ú'
¡, la enfática previsión de William Stern: «La individualidad: ¡problema del
i' siglo xx! » (Stern, 1900). Ahora que nos aproximamos al final del siglo xx
11:
contamos a estos dos investigadores entre los pioneros e incluso fundadores
de importantes ramas de la psicología: Le Bon por lo que hace a la psico-
logía social y Stern por lo que se refiere a la psicología individual. Por ello
resulta interesante examinar con mayor detenimiento estas dos profecías y la
manera con que se han visto verificadas. Responder a estas preguntas puede
l ayudarnos a circunscribir mejor el tema de este capítulo: las muchedumbres
y el hacinamiento, desde una perspectiva psicológica.
Si bien el enunciado de Le Bon sobre la «era de las masas» (1895) fue
formulado como una profecía, para él ya constituía una constatación. Ya que
fueron los fenómenos insurreccionales -la Revolución Francesa, el levanta-
miento de 1848, la Comuna de París- y los consecutivos trastornos de las
l,' estructuras políticas y sociales, sobre todo en la esfera del poder político, los
que causaron una profunda impresión a Le Bon, escritor e investigador con-
servador. Todo ello lo irritó y lo llevó a la convicción de que: «La acción
inconsciente de las muchedumbres al sustituir la acción consciente de los in-
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650 1 Psicología social y problemas sociales


20. Masas, muchedumbres y densidad 1 651

dividuos representa una de las características de la época actual» -


como seres únicos, dotados de libertad, independencia y autonomía, el pro-
de la primera edición).
blema se plantea de otra manera: ¿cómo esta libertad y esta autonomía se
Esta «época actual» era, a los ojos de Le Bon, un período «caótico» de
ejercerán y mantendrán en una sociedad donde la coacción provocada por la
«transición», de «anarquía» (ibíd.), por el hecho de que un poder democrá-
colectividad va en aumento, lo que constituye uno de los rasgos fundamen-
tico emanado de la base sustituía a la tradicional regla individual, o mejor
tales de la «sociedad de masas»?
dicho aristocrática, venida de arriba: la élite cede ante el número. Es por
Desde esta perspectiva, ambas profecías de principios de siglo son más
ello que todo grupo provisto de algún peso político o social era denominado
complementarias que contradictorias: la era de las masas plantea el problema
«muchedumbre», independientemente de que se tratase de una banda de
de la individualidad, punto crucial del individualismo moderno (véase Grau-
amotinados, de obreros en huelga, sectas religiosas, clases sociales y castas
mann, 1981; Moscovici, 1981).
comités y jurados, así como asambleas parlamentarias y, por supuesto, sus re~
presentados. Denominar <{muchedumbre» a los miembros de una comisión 0 _ Retornemos a la última de las preguntas que planteábamos en la intro-
de un jurado no era una costumbre lingüística más típica de la época de ducción: ¿se ha cumplido alguna de estas profecías o bien las dos? ¿Vivimos
Le Bon que de la nuestra. La palabra «muchedumbre» designa a una multi- realmente en la edad de las muchedumbres, en mayor medida que en el si-
tud de personas, o bien, 9esde un punto de vista cualitativo, a gente «co- glo x1x? ¿Es específico de nuestra época el problema de la individualidad?
mún», «ordinaria», por oposición a una élite. Era esta concepción cualitativa No responderemos a ninguna de estas preguntas con un sí o un no, sino
de la muchedumbre la que interesaba a Le Bon en primer lugar y de la que que haremos de ellas la materia de este capítulo: para hablar en términos
dio un análisis psicológico. Este es el objeto mismo de su libro: las dife- psicológicos de las muchedumbres y del hacinamiento conviene hablar de lo
rencias psicológicas entre el individuo y el grupo. que viven las muchedumbres y de su comportamiento, pero también consi-
derar lo que experimentan los individuos y su manera de comportarse ante
En otros términos: ¿qué sucede psicológicamente en el individuo cuando
se funde en una muchedumbre? Así, el individuo es a la vez el modelo en una muchedumbre o de un fenómeno experimentado como tal.
referencia al cual se describe la psicología de la muchedumbre y, cuando es La tasa de crecimiento de la población y su concentración han aumentado
movido por el espíritu de la muchedumbre, un elemento de ésta. Finalmente, de forma considerable, al igual que los problemas creados por esta explosión
existe un individuo que desempeña el rol de líder, complemento necesario, demográfica. Pero las masas y los problemas que éstas plantean no están
de la muchedumbre, ya que ésta, dice Le Bon, es un rebaño indefenso en presentes únicamente al mismo nivel que otros problemas sociales, políticos
ausencia de su pastor. Así, la psicología del líder constituye un importante o del entorno. La mayoría de nosotros no podemos ignorarlos: por una parte,
la experiencia de las muchedumbres y del hacinamiento forman parte de nues-
elemento de la psicología de las muchedumbres. . ,i't
La profecía de Le Bon anuncia, en consecuencia, un mayor poder de las íl71 tra vida cotidiana, al menos para los habitantes de las ciudades, y por la
muchedumbres y de sus líderes, y la victoria de una mentalidad colectiva so- otra, su imagen es transmitida desde todos los puntos del globo, incluso los
bre el pensamiento individual. ¿Se ha cumplido esta profecía? Antes de in- más lejanos, e introducida en nuestros hogares a trav~s de los medios de
tentar dar respuesta a esta pregunta o de preguntarnos cómo podemos res- comunicación de masas.
ponderla, debemos prestar atención a la segunda de estas profecías de prin- Esto constituye un dato suplementario del problema: a finales del si-
cipios de nuestro siglo y según la cual la individualidad sería el problema de glo XX resulta imposible abordar, desde una perspectiva psicológica, la cues-
nuestra época. tión de las muchedumbres y del hacinamiento, &in tomar en consideración
La naturaleza del problema depende de nuestra concepción de la indivi- el impacto de la urbanización y de la comunicación de masas. En cuanto a la
dualidad. Ahora bien, existen dos radicalmente opuestas. Según una tradi- cuestión de la individualidad, es mucho más difícil decir si se ha convertido
ción que va desde Aristóteles hasta nuestros días, pasando por Marx, el ser en algo específico de esta época y en qué medida. No cabe duda de que el
humano es esencialmente un ser social. Pero según una concepción más re- combate contra la «civilización de masas» y sobre todo contra la burocracia,
ciente, el hombre es un individuo singular, único y capaz de autonomía. Esta apunta en gran parte contra el fenómeno social de la despersonalización y del
concepción se remonta al Renacimiento y alcanza su punto culminante con anonimato.
la filosofía de Nietzsche. Si el individuo se define socialmente en términos de
estructuras y relaciones sociales dominantes, cambiará· cuando estas estruc- Hemos visto expresarse una exigencia -de personalización, incluso de re-
turas se modifiquen. Así pues, el problema ya no es el de la individualidad, torno a lo individual, en el campo de la arquitectura, de la educación, de
sino del tipo de cambio social_ Pero si los seres humanos son considerados los servicios públicos, de los media e incluso de la informática. Pero en nu-
merosas circunstancias de la vida cotidiana, lo que se denomina «personal»

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652 1 Psicología social y problemas sociales 20. Masas, muchedumbres y densidad 1 653
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o «individual» adquiere un status de mercancía, de manera qu~ no pod \
mos saber si la «individualidad» de la que se trata es realmente de la qi ;~ roenos colectivos, sino que nos apoyaremos en la experiencia cotidiana del
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hablaba W. Stern o si bien nos hallamos ante una simple oración fúnebr:. i:,
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Indudablemente, en la mayoría de los casos, cuando se sufre el haci: .~
namiento, es decir, cuando uno se encuentra perdido entre un gran número:.'!,
de personas, esta experiencia se resiente como una intrusión, una violación d~
t muchedumbres y el hacinamiento. Por una parte, estos fenómenos pertenecen
' a nuestra experiencia cotidiana inmediata; pero también nos son mostrados
por los media. Puesto que postulamos que la experiencia de las masas está
la vida privada, de la esfera individual. ¿Pero no se multiplican estas viola'. estrechamente relacionada con la del hacinamiento, y que éste no está ligado
dones con el aumento de la densidad de población, de la frecuencia y de la de forma exclusiva con los grandes números, consideraremos situaciones so-
~ amplitud de las concentraciones humanas? No lo sabemos, Y sin embargo ciales tanto a escala de pequeño grupo como de grandes grupos,
~ conviene tomar en cuenta la cuestión de la individualidad cada vez que exa-
minemos los fenómenos de muchedumbre o de masa.
Entre fas experiencias cotidianas inmediatas estamos familiarizados con
el fenómeno de las horas punta, que puede observarse en el metro, con la
"l',,:1 reunión semanal de muchedumbres entusiastas en las gradas de un gran es-
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En un sentido radicalmente diferente, pero en la línea de razonamiento
de Le Bon encontramos un problema de individualidad estrechamente ligado
tadio de fútbol (véase Marsch et al., 1975), con diversas manifestaciones:
~ movimiento pacifista, movimiento antinuclear, «verdes», trabajadores ... Los
d
;¡ a 1a expansión o a la activación de las masas: la ascensión y la autoridad
il media nos transmiten imágenes cotidianas de acontecimientos de masas: sui-
de los líderes prestigiosos. Como dice Moscovici: «Al principio de este si-
'\
. cidio colectivo de la «Secta del Templo del Pueblo» en Guayana, hambru-
~ glo existía una absoluta seguridad en la victoria de las masas; al llegar a su
~ final, nos encontramos completamente en manos de los dirigentes» (Mosco-
nas en Africa o Asia, asesinatos en masa en Auschwitz, aniquilamiento de
Hiroshima, etc. Por último, conocemos la promiscuidad física y social de las
1

~
vici, op. cit., pág, 9), Esto se aplica no sólo a los «grandes hombres» po1í-
ticos que han cambiado la faz del mundo -o al menos nosotros les atribui-
mos ese mérito-, sino también a todos los pequeños «grandes hombres» de
familias de bajos ingresos que viven en viviendas demasiado pequeñas.
Pero hay algo más que la experiencia inmediata o la representación visual
l
'~ todos los días, en el campo del arte, de la literatura, de la ciencia, efe la re- de las muchedumbres y la densidad. Más allá de todo tipo de visibilidad con-
creta, hemos adquirido un conocimiento abstracto sobre la «era de las ma-
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ligión, de los negocios, de la industria, del deporte y del espectáculo. Son los
mass-media, repetimos, los que contribuyen no solamente a la idolatría uni- sas», que sirve de marco de referencia para toda experiencia individual de
versal de los líderes, sino también a su fabricación. La relación intrínseca las muchedumbres y el hacinamiento, y que consiste en un conjunto de no-
entre las muchedumbres y los líderes, afirmada por Le Bon a finales del si- ciones bastante vagas sobre curvas de evolución, porcentajes y cifras. Inde-
glo xrx, se ha hecho evidente desde entonces; a finales del siglo xx, resulta pendientemente de la imprecisión de estas nociones, ellas traducen la aparición
mucho mayor la necesidad de estudiar a las masas en cuyo seno todavía no de una conciencia colectiva, pues sabemos que:
puede identificarse un líder, o aquellas que rechazan la idea misma de una
figura de líder por razones ideológicas. Sin embargo; en principio, la histo- la población del globo crece a un ritmo acelerado;
ria de los movimientos de masas y de los fenómenos de muchedumbre, así un creciente número de individuos se concentra en las zonas urbanas;
como su situación contemporánea, reclaman la atención del psicólogo, debi- en el seno de la Comunidad Europea, el número de trabajadores extran-
do a las variadas relaciones que se crean entre la masa, 1a muchedumbre y jeros alcanza una cifra récord;
el individuo. las curvas de la malnutrición y del hambre en el Tercer Mundo son mar-
cadamente ascendentes;
etcétera.
B. La experiencia cotidiana de las masas y del hacinamiento
Estas nociones, sin duda burdas, sobre el crec1m1ento de las masas y los
Cuando escribió su psicología de las muchedumbres, Le Bon se había fi- problemas correspondientes se an convertl o"ert parte integrante de nuestra
jado como objetivo presentar una clasificación de las masas que incluyera fe- representación de la época. onjuntamente con lo.§_ datos de la experiencia
nómenos tan heterogéneos como los tumultos, las cas1as, las sectas, los co- y de la representación visual forman la imagen de masa y le confieren su
mités y las asambleas parlamentarias. Desde entonces, las ciencias sociales significado vital. Por consiguiente, para elaborar una psicología social de las
nos han enseñado a distinguir entre las masas, los grupos y las instituciones, masas a finales del siglo xx, ya no basta con estudiar las muchedumbres y
Pero, de entrada, no nos atendremos a las definiciones de los diversos fenó- los líderes, o los efectos del hacinamiento en los pequeños y grandes grupos;

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654 1 Psicología social y problemas sociales 20. Masas, muchedumbres y densidad 1 655

las ideas comunes, correctas o erróneas, movimientos de pánico. Por la otra tenemos muchedumbres a largo plazo,
masas son igualmente importantes. par ejemplo, los habitantes de un barrio con una alta densidad de población.
La segunda dimensión temporal es la frecuencia. Debemos distinguir entre
los fenómenos de masa poco frecuentes (suicidio de Guayana; asesinato en
c. Psicología de las masas, de la muchedumbre y de la densidad masa del holocausto judío) y los fenómenos relativamente frecuentes, incluso
regulares, como las horas punta. El tercer criterio temporal es la rapidez con
a. Categorías y dimensiones de la colectividad la que se forman y se dispersan las muchedumbres. A veces impresiona la
rapidez con que surgen y desaparecen algunos fenómenos de masas (muche-
La multiplicidad de los escenarios, de los acontecimientos y de las expe- ,, dumbres, acciones colectivas, entusiasmos de moda), sobre todo durante pe-
riencias para los que empleamos los términos de masa o muchedumbre pre- · ríodos de agitación social. En cambio, la mayoría de los movimientos de
senta tal vez un cierto número de características comunes. Las analizaremos masa a largo plazo se desarrollan de una forma mucho más progresiva, si
más adelante al referirnos a las teorías de las masas o de la muchedumbre. bien existen considerables variaciones temporales en lo que podría denomi-
Pero lo que nos impresiona, antes que nada, es esta multiplicidad; la noción narse el flujo y el reflujo de los movimientos políticos y religiosos. En ciertos
de colectividad resulta mliltidimensional. Para llegar a una concepción más casos, los pánicos, por ejemplo, la rapidez resulta evidente; en otros, como
ordenada de los fenómenos colectivos, intentaremos distinguir diferentes ca- el cambio en la opinión pública, la rapidez exigt, para ser comprendida, un
sos típicos de esta pluralidad social por medio de un conjunto de rasgos ca- análisis detallado de las condiciones sociales y psicológicas.
racterísticos. d) Ciertos criterios numéricos, espaciales y temporales son subtendidos
por condiciones ecológicas, que determinan en mayor o menor grado la for-
1 / Aspectos no sociales. - Algunos de los rasgos que permiten diferen- mación de las muchedumbres. La mayor parte de las condiciones que con-
ciar los fenómenos de masa o de muchedumbre son objetivamente de natura- tribuyen a la formación de muchedumbres y situaciones de hacinamiento son
leza no social: de orden arquitectónico o técnico (zonas superpobladas, lugares de reunión,
a) Las muchedumbres difieren por su número. Una muchedumbre reu- transportes públicos, etc.). En ocasiones, algunas realizaciones arquitectónicas
nida alrededor de un músico ambulante raramente pasa de las 20 personas. o técnicas que no están destinadas a las masas ni a un empleo de masa atraen
La muchedumbre que llena el mayor estadio de la capital puede alcanzar las a las masas debido a su significado político real o simbólico: la Bastilla, las
100.000 personas. Pero el significado social o psicológico de la muchedum- centrales nucleares, los depósitos de armas e incluso algunas obras en cons-
bre no está ligado simplemente a su importancia numérica. No basta con trucción.
que un gran número de personas estén reunidas para que haya una muche- De forma similar, algunas condiciones naturales conducen a la formación
dumbre, en el sentido psicológico de la palabra. En cambio, en tanto que tal, de una, muchedumbre, cuando ciertos elementos naturales revisten un carác-
el número puede tomar un significado preciso, social, político o psicológico; ter de atracción: las playas para nadar, las cuestas para esquiar. Una vez
puede convertirse en un argumento por sí mismo. convertidas en lugares de atracción (para el moderno turismo de masa, por
b) Las masas difieren por su repartición en el espacjo o su densidad. ejemplo), estas zonas cambian de carácter. La infraestructura necesaria para
Mientras que la muchedumbre de los graderíos o del metro se encuentra recibir a un gran número de personas obliga a realizar construcciones que
encerrada en un espacio restringido, la masa de los telespectadores apasio- desnaturalizan el paisaje, llegándose a la paradoja de que el turismo destruye
nados por un partido de fútbol está dispersa, difusa; podemos tener hasta un aquello a lo que debía tener acceso.
millón de individuos esparcidos por el espacio. Además, la distancia física
no es sinónimo de distancia social, al igual que la promiscuidad física no ga- 2 / Aspectos sociales. - El ejemplo del turismo de masas muestra que
rantiza la unidad. La muchedumbre tampoco significa inevitablemente hacina- algunos criterios físicos pueden adquirir un carácter social, basta con que adop-
miento; pero una contigüidad física extrema puede imposibilitar casi cualquier ten o les sean atribuidos funciones o valores sociales. No obstante, ya se
movimiento individual autónomo. trate de una cuesta, una playa o un ;umbo, su carácter físico continúa siendo
c) Existen tres criterios temporales objetivos que permiten diferenciar la condición sine qua non para que en ellos se concentren muchedumbres.
las colectividades: el primero es la duración. Por una parte tenemos las Otros criterios que permiten llevar a cabo una distinción entre los fenó-
reuniones a corto plazo o momentáneas, como los públicos de los espectácu- menos de masa son sociales por sí mismos: atributos y rasgos específicos de
los o de manifestaciones deportivas, las muchedumbres de los tumultos o los la sociedad. Como sabemos, estos conjuntos de características pueden variar

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656 1 Psicología social y problemas sociales 20. Masas, muchedumbres y densidad 1 657

según el tipo de sociedad considerado y la teoría aplicada para estudiarla. No que transgreden la norma. Incluso podemos hablar de muchedumbres des-
obstante, expondremos una serie de criterios sociales empleados por los nu- viadas en los casos de pánico, cuando las personas son abatidas y pisoteadas.
merosos investigadores que han intentado establecer una morfología de los De forma similar, las víctimas «patológicas» de enfermedades psicógenas de
fenómenos de masa. masas (Colligan et al., 1982) siempre han sido consideradas y tratadas como
a) Las masas difieren por su significado social. Frecuentemente, las mu- «anormales».
chedumbres más espectaculares son expresión de movimientos sociales: ma- Sin embargo, si las muchedumbres insurrectas adoptan actitudes destruc-
nifestaciones pacifistas, reuniones antinucleares o marchas por los derechos tivas cuando intentan realizar nuevos ideales o nuevos objetivos sociales, sus
cívicos. Aparte de estas muchedumbres cuya determinación es de carácter po- propias normas las llevan a violar las normas antiguas que gobernaban hasta
lítico, otras surgen de corrientes o movimientos religiosos, como el ya men- ese momento una sociedad a la que estas muchedumbres se oponen.
cionado caso de Jonestown, ciertas contaminaciones de masa por ideas religio- Otros criterios nos permiten diferenciar los diversos tipos de muchedum-
sas (Penrose, 1952) o las reuniones de milenaristas. bres sin dejarse encerrar dentro de una óptica estrechamente societaria.
b) La dimensión institucional coincide parcialmente con esta dimensión e) La oposición entre colectividad e individualidad nos permite distin-
social de hecho, sin confundirse con ella. Numerosas son las muchedumbres guir las muchedumbres que actúan y quizá sienten de forma colectiva de las
que deben su existencia a instituciones sociales: el ejército, la iglesia, la in- muchedumbres que no ·son más que una acumulación de individuos. Las mu-
dustria o los partidos políticos. Más aún cuando estas instituciones recurren chedumbres «colectivas» son representadas por el público que aplaude o abu-
al reclutamiento de masas que pueden ser convocadas en un lugar y mo- chea desde las gradas, por la manifestación, por el suicidio en masa; pero
mento determinados, impartiéndoles eventualmente la orden de reunirse. Di- las masas humanas que se amontonan en las horas punta, en los cruces de
chas movilizaciones pueden servir a diversos objetivos: demostración de po- .· carreteras de mayor tráfico o en los embotellamientos, aunque presentan a
derío o de unidad, rituales periódicos, lucha política, huelga, guerra, pero primera vista cierta uniformidad de comportamiento (hacer cola, esperar pa-
también simplemente para reforzar colectivamente un sentimiento de per- cientemente, empujarse, dormitar, etc.), no manifiestan ninguna acción colec-
tenencia. tiva concertada, ningún esfuerzo conjunto y, sobre todo, ninguna forma de
Otras masas, no institucionales, como la muchedumbre de las calles o cooperación. Las personas que se reúnen en el centro de las ciudades, en las
de los transportes públicos, carecen de este tipo de motivación. zonas comerciales o ante la entrada de los teatros ni siquiera presentan esta
c) Otra característica que varía según las muchedumbres es su historici- aparente similitud de comportamiento.
dad. Algunas comparten un pasado y un futuro, una conciencia de su histo- Desde sus inicios y de una forma duradera, la psicología social experimen-
ria común, como las muchedumbres reunidas en torno a una institución tra- tal se ha interesado por los efectos de la presencia de los demás sobre el
dicional o en ocasión de fiestas nacionales, como el 1 de mayo o el 14 de comportamiento del individuo (Allport, 1924; Zajonc, 1965; Paulus, 1980).
julio en Francia. Por el contrario, existen muchedumbres «instantáneas» reu- Por esa razón se han distinguido y conceptualizado las diferentes modalida-
nidas por un acontecimiento puntual, como el agrupamiento alrededor de un des de la presencia colectiva («estar juntos»): simple copresencia en un lugar
malabarista. Entre la muchedumbre con conciencia histórica y la muchedum- determinado, coactuación, cuando varias personas intentan por separado al-
bre efímera se encuentra la muchedumbre ordinaria. Las personas con quien canzar el mismo objetivo,1 cooperación, cuando varias personas se unen en un
tomo el tren de cercanías de las 7,15 horas, cinco días por· semana, no sólo esfuerzo conjunto o coordinado para alcanzar el mismo objetivo. Estos tér-
se convierten en caras familiares. «Nosotros» adquirimos una historia co- minos no han sido forjados para describir y clasificar a las muchedumbres,
mún, hecha de gestos monótonos, de motivos de irritación y bromas ante la aunque permiten: 1 / distinguir diferentes tipos de reuniones, dependiendo
perspectiva de un futuro repetitivo (véase Milgram, 1977 y sus «desconocidos de que el espíritu que las anime sea más bien colectivo o más bien indivi-
familiares»). dual; 2 / afinar la distinción algo simplista entre muchedumbres «activas» y
d) Otra dimensión social de las muchedumbres· es su normatividad (o «pasivas» (Park y Burgess, 1921; Brown, 1954 ); estos dos últimos términos,
su grado de conformidad a la norma). Las personas bien educadas del tren aunque ampliamente utilizados en psicología, generalmente resultan de poca
de las 7,15 h, así como los miles de admiradores que esperan pacientemente utilidad.
a su ídolo, son tan conformes a la norma como las coluJDnas de un ejército /) El aspecto de estructuración o de organización va unido estrechamen-
en marcha; pero la mayoría de las muchedumbres cuyo estudio ha dado '
lugar a la psicología de las masas: saqueadores, amotinados, insurgentes, ban-
l. Por el contrario, existe competencia cuando se trabaja separadamente para alcanzar
das de revoltosos o de linchadores, son casi por definición muchedumbres un objetivo en lugar de otro trabajador o antes que éste lo logre .

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658 / Psicología social y problemas sociales 20. Masas, muchedumbres y densidad / 659

te a la categoría anterior. Por una parte, las masas de ejecutantes disciplina- · estos términos -afectividad y racionalidad- caracterizan tanto, sino es que
dos con una organización eficaz que veJr1os actuar durante las ceremonias de más, a los individuos como a las muchedumbres.
masa: apertura de los Juegos Olímpicos, fiestas de las juventudes socialistas En los individuos, la afectividad y la agitación pueden imponerse a la
desfiles militares o paramilitares; por la otra, las muchedumbres enloque~ calma y la razón, o a la inversa; de forma similar, cabe esperar tanto mu-
ciclas o entusiasmadas que llenan las calles o se amontonan en las plazas pú- chedumbres racionales como muchedumbres afectivas: por una parte tenemos
blicas, aparentemente desorganizadas, desprovistas de estructura, incluso la horda desenfrenada, la muchedumbre de admiradores entusiastas, el pú-
amorfas. No obstante, uno de los descubrimientos de la psicología moderna blico enloquecido que intenta escapar de un incendio; de la otra, la muche-
de los comportamientos es la posibilidad de sacar a la luz los elementos de dumbre adormilada del tren nocturno, el atento auditorio de una mesa re-
una «estructura rudimentaria» del seno de estas muchedumbres llamadas donda en un congreso científico o los miembros de una asamblea parlamen-
«amorfas» (Milgram y Toch, 1969, 518-529). taria arrullados por un orador aburrido.
g) Se utilizan muchas otras categorías para caracterizar a las muchedum. En pocas palabras, las muchedumbres también pueden ser descritas y cla-
bres: heterogeneidad/homogeneidad, carácter público o privado, muchedum. sificadas en términos psicológicos según el estado cognitivo y emocional, y
bres expresivas, .ávidas, agresivas. Pero aquí sólo estudiaremos uno de estos las motivaciones de los individuos que las componen. Mas ¿se desprende una
aspectos que incluye parcinlmente algunos otros, como la oposición entre conciencia colectiva o de grupo de una multitud de conciencias individuales?
muchedumbres políticas o religiosas y las muchedumbres no comprometidas, Este es un problema teórico que abordaremos en el siguiente párrafo.
o bien la existencia de muchedumbres institucionales y otras que no tienen
este carácter. Sin embargo, este aspecto presenta un interés teórico suple-
mentario: se trata de la oposición entre las muchedumbres provistas de lí- b. Masas y muchedumbres en la teoría y la investigación
deres y aquellas que carecen de ellos. En las muchedumbres aleatorias así psicológicas
como en las masas reunidas por la rutina cotidiana generalmente no encon-
tramos líder alguno y no esperamos que en dichos escenarios aparezca un La variedad de las escenas e incidentes que habitualmente reciben el
liderazgo. Pero sabemos que en las muchedumbres institucionales existe un li- nombre de situacion•es de masa o de muchedumbre, así como el gran número
derazgo o una organización detrás de la muchedumbre, incluso si no se ma- de categorías que permiten clasificar las diferentes formas de colectividad,
nifiesta ninguna figura de líder. No obstante, el escenario más interesante es revelan la considerable heterogeneidad de los fenómenos colectivos. Toda esta
el de la banda de saqueadores o amotinados que se constituye espontánea- gama que va desde los viajeros de un tren de cercanías a los millones de víc-
mente, sobre todo en períodos de agitación social; en dicho caso, la muche- timas del holocausto, pasando por el público entusiasta y la banda de saquea-
dumbre puede carecer de líderes o incluso actuar en contra de la opinión de dores, resulta demasiado extensa para una concepción unitaria, debido a di-
éstos, pero siempre se sospecha que actúa bajo la influencia de líderes, insti- ferencias más cualitativas y estructurales que numéricas. Por consiguiente, no
gadores o incluso agentes provocadores. Un principio esencial de las teorías nos debería sorprender que al recorrer los textos que las ciencias sociales han
tanto científicas como espontáneas sobre los comportamientos de la muche- consagrado a las masas, encontremos más explicaciones parciales que puntos
dumbre parece ser que toda acción de masa concertada sup':me un liderazgo. de vista globales. Desde una óptica idealizante se podría hablar de una di-
v_isión del trabajo entre la psicología, la sociología y la investigación sobre
3 / Dimensiones psicológicas. - Todas las categorías mencionadas ante- la comunicación o los medias, en la que la psicología se centraría sobre lo
riormente tenían por función describir a los grupos sociales y no a sus ele- que experimenta el individuo en relación con las muchedumbres y la densi-
mentos constitutivos: los individuos. · Más adelante intentaremos saber si dad, mientras que la estructura y la dinámica de la acción colectiva en los
estas características del conjunto afectan a los individuos que lo componen; movimientos sociales competería más bien a los sociólogos; en cuanto al es-
pero antes de entrar en esta cuestión, conviene examinar, manteniéndonos tudio de las comunicaciones de masas, de los medios y su público, delimita
en el estilo descriptivo, algunas diferencias psicológicas entre las muchedum- actualmente su campo de investigación específico, convirtiéndose así en una
bres, que provienen de diferentes estados de los individuos que son miem- disciplina por derecho propio. Pero esta división del trabajo no es constante,
bros de ellas. ni ideal ni siquiera operacional.
En psicología social se ha admitido tradicionalmente que las masas son Una de las primeras intuiciones teóricas y metodológicas de Wilhelm
más «afectivas» y menos racionales de lo que serían sus elementos conside- Wundt, figura dominante entre los fundadores de la psicología empírica mo-
rados por separado. Conviene señalar que en el vocabulario. de la psicología, derna, es la siguiente: para comprender los estados de conciencia y los ac-

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tos de un individuo hay que conocer las estructuras sociales, cultur~les, jur{, ítnportancia, no constituye una muchedumbre. Para Le Bon, la muchedumbre
dicas, morales y religiosas en cuyo seno y gracias a las cuales se desarrolla es un término psicológico aplicable únicamente a una colectividad (por pe-
la conciencia individual. Este conocimiento debía ser elaborado por una psi- queña que sea) en la que rija una unidad mental propia. Una colectividad se
cología (social) de los pueblos (Volkerpsychologie). Históricamente, esta exi., convierte en muchedumbre cuando las emociones e ideas de todos toman una
gencia no se ha realizado y, no obstante, el problema continúa. Si aplicamos dirección común. Sólo entonces la colectividad se convierte en una entidad
esta óptica al objeto de este capítulo, intentando comprender por qué los nueva, sometida a lo que Le Bon denomina la ley de la unidad mental de las
individuos se reúnen para formar grupos o muchedumbres, su manera de vi- muchedumbres. Esta nueva unidad mental colectiva no es exclusiva de
vir esta experiencia y su comportamiento en el seno de estas reuniones, de- las multitudes ni de un pequeño grupo de individuos copresentes: «media
bemos tener una idea del significado social de estas muchedumbres y com. docena de personas» puede convertirse en una muchedumbre, al igual que mi-
prender lo que representa la participación en una muchedumbre para c'<lda les de individuos dispersados en el espacio o una «nación entera».
individuo perteneciente a una sociedad determinada. Puesto que la psicología El individuo que se une a dicha muchedumbre sufre un cambio significa-
tradicional se ha interesado por el aspecto individual de estas cuestiones tivo; su personalidad consciente se eclipsa, el inconsciente domina, las ideas
abandonando su aspecto social a la sociología, una respuesta adecuada, al' y los sentimientos son orientados (por «contagio») en una dirección unívoca;
menos a nivel teórico, sólo. puede provenir de un esfuerzo interdisciplinario. aparece una tendencia a realizar de manera inmediata las ideas propuestas.
Para la psicología social, que hunde sus raíces en ambas disciplinas, es de gran El individuo «ya no es el mismo, sino un autómata que su voluntad es in-
importancia explicar la interacción entre lo social y lo individual. Y aún más capaz de guiar» (op. cit., pág. 14).
para la psicología social de las muchedumbres y el hacinamiento, en la medida Para dichos cambios, Le Bon encuentra tres causas principales: 1 / sen-
en que los fenómenos de masas cuyos ejemplos hemos citado, si bien proce- timiento de poderío que confiere la muchedumbre anónima e irresponsable,
den de individuos que viven su vida dentro y fuera de los diferentes tipos 2 / el «contagio mental» casi hipnótico que se produce en las muchedum-
de muchedumbres, también son las manifestaciones de estructuras y movi- bres, y 3 / una mayor sugestionabilidad. Comparadas a la personalidad del
mientos sociales. individuo consciente y responsable, cuyos impulsos son generalmente inhi-
Es cierto que la psicología de las muchedumbres ha reconocido desde sus bidos y cuya expresión de los afectos es discreta, las características de la mu-
inicios que la relación entre la masa y el individuo resultaba problemática. chedumbre parecen más patológicas que normales. La hipnosis y los estados
Sin embargo las soluciones teóricas propuestas para comprender esta relación hipnóticos sirven a Le Bon como modelo médico para describir el estado
eran muy a menudo unívocas y no tomaban en consideración una interacción mental de las muchedumbres. Pero también existe un modelo filogenético:
dialéctica. Se prefería explicar las experiencias y el comportamiento de (los el hombre de la muchedumbre se hace primitivo. «Por el solo hecho de for-
individuos en) las muchedumbres, ya sea en términos 1 / «colectivistas» (o mar parte de una muchedumbre, el hombre desciende varios grados en la
de muchedumbre), o bien en términos 2 / «individualistas» a niveles teórico escala de la civilización. Aislado, quizás era un hombre culto, en muchedum-
y metodológico. Examinaremos ambos procedimientos y veremos a dónde ;f bre es un ser instintivo y, por consiguiente, un salvaje. Tiene la espontanei-
nos han llevado. -·~, dad, la violencia, la ferocidad y también los entusiasmos y heroísmos de los
seres primitivos» (op. cit., pág. 46). Por consiguiente, una muchedumbre
1 / La unidad mental colectiva. - Puesto que una de ·las fuentes histó- siempre es intelectualmente inferior a un individuo aislado. En sus actos, no
ricas de la psicología social moderna -aparte de la Volkerpsychologie- ha obstante, puede ser mejor o peor que un individuo, según sea la naturaleza
sido la psicología de las muchedumbres, resulta inevitable remitirse a su de la sugestión a la que se halla expuesta. Para tener un efecto de sugestión
pionero, Gustave Le Bon. Sus evidentes preferencias políticas y las bases sobre las muchedumbres, las ideas deben ser sumamente simples; de no ser
ideológicas de su psicología de las masas han sido objeto de frecuentes crí- así -y esto fue lo que sucedió con las ideas filosóficas que han precedido
ticas profundas, por demás merecidas. Pero por lo que respecta a la refle- a las revoluciones- tienen que ser simplificadas. Por lo que respecta al pen-
xión sobre las masas y las muchedumbres, su influencia ha ocupado un lugar samiento de la muchedumbre, es primitivo. Consiste esencialmente de asocia-
preponderante a todo lo largo del siglo :xx. Incluso los investigadores uni- ciones a un nivel muy superficial, de generalizaciones _simplistas y aproxima-
versitarios que han rechazado con vigor el estilo anecdóti_co y poco científico tivas que parten del caso particular. Esencialmente, lo que es sugestionable
de Le Bon, se han visto obligados, si observamos con mayor detenimiento, a es la imaginación de la muchedumbre, que es más estimulable por las imáge-
utilizar y parafrasear sus teoremas básicos. nes que por _los hechos y aquella persona que sepa alimentar la imaginación
Una colección de individuos reunida en un lugar, cualquiera que sea su de las masas las podrá llevar a donde desee.

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662 J Psicología social y problemas sociales 20. Masas, muchedumbr-es y densidad J 663

Impulsividad, sugestionabilidad, irracionalidad, exageración de los senti- la figura del líder puede ser representada por una idea fuerte, como a menudo
mientos, inconstancia: todos estos rasgos trazan otra característica de la mu- sucede con las muchedumbres políticas o religiosas (Freud, 1921, pág. 109).
chedumbre que, en el espíritu de Le Bon, se asocia con toda naturalidad al Por consiguiente, es esta repetición mitológica e histórica, supuestamente
carácter patológico y primitivo: la feminidad. «En todas partes, las muche- universal, de la situación de «horda» la que, en última instancia, hace del
dumbres son femeninas; pero las más femeninas de todas son las muchedum. inconsciente una entidad colectiva, similar a lo que Le Bon denominaba el
bres latinas» (op. cit., pág. 19). <!espiritu de la raza», con sus «elementos psicológicos inalterables», subya-
Estos rasgos sucintos, pero vigorosamente marcados de las concepciones cente al espíritu de la muchedumbre, más lábil y transitorio.
de Le Bon sobre la muchedumbre, podrían completarse con sus connotacio- Ni Le Bon ni Freud limitaban su psicología de la muchedumbre a las
nes de racionalidad y de responsabilidad deficientes. Desde Le Bon, diversos «muchedumbres callejeras»; también se referían a los grupos, las institucio-
autores importantes se han dedicado a ello: Trotter (1916), Martín (1920), nes (el ejército, la Iglesia), a amplios conjuntos dispersos o incluso a la tota-
Freud (1921), Ortega y Gasset (1930). No obstante, estos rasgos son sufi- lidad de un pueblo o de una nación. Así pues, las características del espíritu
cientes para comprender la idea principal de la teoría de la muchedumbre de de la muchedumbre eran generalizadas a cualquier miembro de una «socie-
Le Bon: la unidad mental de la muchedumbre que aparece desde que se pro- dad de masas», incluso a cualquier contemporáneo de la edad de las masas, es
duce el contagio mental. Re¡¡ulta importante observar que esta unidad mental decir, al «hombre de las masas». Siguiendo las huellas de historiadores o fi-
es colectiva, por lo que no puede ser reducida a las mentalidades individuales. lósofos como Alexis de Tocqueville, Jacob Burckhardt y Friedrich Nietzsche,
El individuo, por el contrario, está sumergido por el espíritu de la muche- profetas de la edad de las masas y de la masificación, se convirtió en lugar
dumbre. Todas las características citadas anteriormente son decididamente común en el campo de la critica y de las ciencias sociales caracterizar al hom-
psicológicas y pueden aplicarse también a los individuos; pero aquí se en- bre de las masas como «hombre medio» (Ortega y Gasset), u «hombre de
tienden como características psicológicas de la muchedumbre, es decir, de la calle», es decir, un tipo genérico sin signo distintivo, sin individualidad
una unidad colectiva y supra-individual. aparente, altamente conformista, con opiniones, gustos y costumbres situadas
Podemos decir que Le Bon opone dos psicologías: una psicología indivi- en la media, sin espíritu crítico y abierto ante las sugestiones autoritarias del
dual del consciente y una psicología colectiva del inconsciente ( véase Mosco- líder o de los media, etc. (véase Lang y Lang, 1961).
vici, 1981, pág. 129). Debido a esta generaliz'<lción llevada a cabo inicialmente por Le Bon y
La insistencia de Le Bon sobre el predominio del inconsciente hace de Freud, y adoptada por sus sucesores, la principal distinción entre las muche-
Sigmund Freud (1921) su «mejor discípulo» (Moscovici, op. cit., pág. 291 ). dumbres psicológicas y las otras colectividades se difuminó: el «hombre de
Aparte de algunos pasajes, Le Bon no fundamenta le que avanza sobre las la muchedumbre» en situaciones específicas y el «hombre de las masas» pa-
características de las muchedumbres; sin embargo, Freud tomó La psycholo- san por tener muchas cosas en común. Intentaremos establecer una diferencia
gie de les foules como fuente descriptiva, lo que equivale a decir como dinero psicológica significativa entre las mentalidades y los comportamientos de las
en efectivo. Incluso la interpretación teórica de la mentalidad propuesta por personas, dependiendo de que pertenezcan a una muchedumbre real o única-
Le Bon no fue rechazada por Freud, sino profundizada y especificada, apli- mente a la «era de las muchedumbres» o a la «edad de las masas»; pero antes
cando la teoría psicoanalítica a la «descripción» proporcionada por Le Bon. debemos examinar otra manera de abordar la mentalidad y el comportamiento
Freud ya había desarrollado en Tótem y tabú ( 1913) el medelo mitológico de las muchedumbres.
de la «horda primitiva», en el que el parricidio realizado bajo el efecto de
una situación edípica frustrante es redimido por una identificación con la po- 2 /Los individuos en situación de interestimulación. - Tradicionalmente,
derosa figura paterna que, entonces, es «introyectada». Según la teoría psico- la principal corriente de la psicología se ha dedicado al estudio científico de la
analítica, este tipo de identificación va acompañada de una regresión. En la experiencia y del comportamiento individual. Y también la psicología social
visión psicológica de Le Bon, al tratarse de la muchedumbre, la figura impor- se ha centrado en los individuos. Cuando la psicología social universitaria
tante es el líder: es con él que se identifican los miembros de la muchedumbre amplió su objeto a los comportamientos, a la mentalidad colectiva y a las mu-
y es él quien puede reemplazar el superego del individuo. Mostrándose plena- chedumbres, sus esfuerzos iban encaminados, como es natural, a que el indi-
mente de acuerdo con Le Bon, Freud defiende la hipótesis de que el líder es viduo siguiera estando en el centro del análisis.
a la muchedumbre lo que el hipnotizador es al hipnotizádo (Freud, 1921). En la obra Social Psychology de Floyd H. Allport (1924) encontramos
Al igual que éste, la muchedumbre renuncia a sus funciones críticas y regresa la primera oposición clara entre dos concepciones del comportamiento colec-
a una especie de dependencia infantil. En lugar de un líder de carne y hueso, tivo: una centrada en la muchedumbre o el grupo, y la otra en el individuo.

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Para este autor no existe duda alguna de que la perspectiva realmente psic0- aumenta, en una situación de muchedumbre son los impulsos y las emocio-
lógica es la perspectiva individual. En efecto, «únicamente en el individuo nes los que se encuentran exaltados por el comportamiento expresivo de los
encontramos los mecanismos de comportamiento y el nivel de conciencia ne- demás. Esta intensificación es, en principio, «circular». Quienes estimulan a
cesarios para la interacción entre individuos» (Allport, 1924, VI). Y funda. sus vecinos ven o escuchan la respuesta intensificada y a su vez son «llevados
menta así esta afirmación: comportamiento y conciencia presuponen el fun- por la estimulación a un nivel superior de actividad, efecto que repercute
cionamiento de un sistema nervioso, del que sólo están provistos los individuos una vez más sobre sus compañeros» (op. cit., pág. 301). Se produce una «re-
y no los grupos. Es por ello que «la psicología social no debe definirse por verberación». Pero el efecto de interestimulación no se multiplica únicamen-
oposición a la psicología del individuo, pues forma parte integrante de la te por el número de personas. Los líderes o los oradores a menudo intentarán
psicología del individuo, del que estudia el comportamiento en relación con controlar o acentuar este proceso mediante técnicas retóricas. En las muche-
esta parte del entorno representada por sus semejantes» (op. cit., pág. 4). , dumbres numerosas y en general, cuando el número de personas es indefinido,
En esa época, el principal adversario de Allport era McDougall (1920), puede nacer un «sentimiento de universalidad»: la representación mental de
quien estaba convencido de que los psicólogos debían reconocer «la existencia, un gran número de personas, cuya presencia es experimentada por el indivi-
en cierta medida, de una conciencia supra-individual o colectiva» (op. cit., pá- duo aunque no los vea a todos, y que supone que reaccionan como él ante
gina 9). Por esta razón, Allport comienza su análisis de la «situación de el «objeto común de la muchedumbre». Es esta actitud, consistente en reac-
grupo» con una crítica de lo que él denomina la «ilusión de grupo». Al igual cionar como si «todo el mundo» reaccionara de la misma manera, la que
que Freud, Allport no cuestiona las pretendidas descripciones de 1-a experien- puede multiplicar la estimulación que mis vecinos ejercen sobre mí o lo que
cia de grupo realizadas por Le Bon y otros autores, al menos por lo que res- yo percibo de ella. Por último, Allport supone que interviene un mecanismo
pecta al predominio de los impulsos fundamentales y el aumento de la afec- de «proyección social»: cuando aceptamos la palabra de un líder y lo obe-
tividad. Estos elementos incluso se integran en su definición de muchedum- decemos, tendemos a hacerlo porque suponemos que «los demás» harán otro
bre, «reunión de individuos preocupados por el mismo objeto, ante el que tanto (op. cit., pág. 306).
todos reacciornm, manifestando reacciones simples, predominantes y acompa- Esta impresión o, en algunas ocasiones, esta ilusión de universalidad po-
ñadas de fuertes respuestas emocionales» (op. cit,, pág 292). También con- dría, sobre todo bajo el efecto de los medios de comunicación de masas o del
sidera que, desde un punto de vista dinámico, una muchedumbre es «un fe- rumor, hacer incluso de un individuo aislado -un telespectador, por ejem-
nómeno de sugestión de gran amplitud» (ibíd. ). plo-- un «hombre de la muchedumbre« (op. cit., pág. 304), es decir, un
No obstante, a un nivel más explicativo se nos dice que, en una situa- individuo provisto de una «conciencia de muchedumbre» definida a nivel in-
ción de muchedumbre, «los actos de todos no son nada más que los actos dividual, un hombre cuya principal característica psicológica sería la sumisión
de cada uno tomados por separado» (op, cit., pág. 5). Cuando afirmamos que a los grandes números (supuestos). De esta forma, Allport reduce a situacio-
la muchedumbre está excitada, que es impulsiva e irracional, «queremos de- nes interpersonales todos los esquemas sociales de la experiencia de la mu-
cir que los individuos están excitados, que son impulsivos e irracionales». chedumbre, pero señala que de manera inversa, los efectos de muchedumbre
Si están más excitados dentro de una muchedumbre que solos, esto tiene su pueden tener consecuencias sociales. Por citar sólo un ejemplo: «Uno de los
explicación: «En un grupo donde predomina la promiscuidad, cada individuo peores males que sufre la democracia norteamericana es la exagerada sensi-
es estimulado a tal punto por el comportamiento emocional de los , demás bilidad a la manipulación colectiva de la opinión individual. El sentimiento
que se encuentra excitado a un grado desacostumbrado» (ibíd. ). O más sim- de universalidad y el conformismo son tan poderosos que la libertad de pen-
plemente: «El individuo en el ~eno de una muchedumbre se conduce exacta- samiento apenas es tolerada» (op. cit., pág. 396). A pesar del desacuerdo
mente como lo haría estando ~olo, pero con un punto de más» (op. cit., pá- teórico de su autor con la hipótesis del «espíritu de grupo», esta opinión se
gina 295). une a la desconfianza de Le Bon hacia el régimen democrático. Como cabía
Así pues, en una muchedumbre no surge una unidad colectiva, sino una esperar, habida cuenta de las tendencias globalmente individualistas de la
interestimulación recíproca. Al hablar de sus estudios experimentales sobre psicología social, la óptica más individual de Allport respecto al espíritu y
la «sinergia social» en los grupos que trabajan en conjunto, Allport introd,uce el comportamiento de la muchedumbre ha tenido más partidarios que la de
el concepto de facilitación social: se trata de un «aumento de la respuesta Le Bon. Si consultamos los trabajos de los psicólogos modernos sobre la
debido al simple hecho de ver o· escuchar que los demás 'realizan los mismos psicología de la muchedumbre, observaremos una preferencia, por una parte,
movimientos» (op. cit., pág. 262). Sin embargo, mientras que en un grupo por las descripciones de Le Bon, y por la otra, por las explicaciones de Allport
de trabajadores es esencialmente la rapidez o la cantidad de trabajo lo que sobre el comportamiento de la muchedumbre. Incluso entre los sociólogos,

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el concepto patológico (y algo místico) de «contagio» ha sido sustituido por el~; de los grupos; esta última nos ha enseñado cómo las personas entre quienes
concepto más «normal» (y fenomenológicamente válido) de reacción circular , se establece una interacción de cierta duración elaboran reglas de comporta-
o de interestimulación (Blumer, 1946). miento, normas de conducta, en la medida en que se manifiesta una regulari-
dad de comportamiento. Vemos cómo este mismo fenómeno se produce en
3 / Normas J reglas dentro de las muchedumbres. - Una conclusión 16- ,;I las muchedumbres, si estamos dispuestos a admitir que ciertos actos conside-
gica del teorema de Allport sobre el «sentimiento de universalidad» ha sido ;i: rados habitualmente como anormales (desviados, patológicos), obedecen a
sacada por Turner y Killian (1957) y puesta a disposición de los observado- normas que les son propias, que las muchedumbres «incontroladas» se some-
res de la muchedumbre. Uno de los rasgos característicos utilizados para des- ten en realidad a reglas que les son propias, si aprendemos a reconocer una
cribir a las muchedumbres y sus actuaciones ha sido, durante largo tiempo, la estructura, una diferenciación, en lo que llamábamos «amorfo» y «primitivo».
homogeneidad. Sin embargo, observando con mayor detenimiento, se vio ·que Fortalecidos con este nuevo punto de vista sobre la muchedumbre y los
esta homogeneidad era más ilusoria que real. En efecto, la mayoría de las · fenómenos de masa, los psicólogos sociales quizá estarán mejor preparados
muchedumbres están compuestas por grupos y sobre todo estructuradas en para emprender lo que ha sido, hasta ahora, olvidado de manera deplorable:
términos de roles y relaciones de roles. Muy a menudo, la «acción de la mu- una investigación empírica sobre los fenómenos colectivos.
chedumbre» es el hecho de algunos actores solamente. Pero estos actores,
sobre todo cuando realizan actos espect11culares, atraen la atención de la ma-
2
yor parte de los observadores, situados dentro o fuera de la muchedumbre; c. La experiencia del hacinamiento
debido a ello, el observador generaliza con facilidad y extiende a 'toda una
muchedumbre las acciones de unos cuantos individuos. De cierta manera, éste Las situaciones de muchedumbre mencionadas anteriormente (B) debe-
es la contraparte de la ilusión de universalidad desde el punto de vista del rían haber demostrado que numerosos fenómenos de «muchedumbre» impli-
observador. can la experiencia de la densidad. Cuando un gran número de individuos están
Además, según la «teoría de la norma emergente» (Turner y Killian), son copresentes en una situación, generalmente están limitados en su libertad de
las normas que rigen la conducta de una muchedumbre o de un grupo, más movimientos y en la elección de las acciones a emprender. Existen buenas
que la conducta en sí, las que incitan a los observadores de fuera o de dentro razones para asociar el proceso de urbanización, es decir, la afluencia de po-
a atribuir la acción a la muchedumbre en vez de atribuirla a actores indivi- blación hacia las ciudades, con la alta densidad en las viviendas, los medios
duales. de transporte, las carreteras, etc. Sin embargo, hay que recordar que la po-
Situaremos esta hipótesis a medio camino entre las teorías centradas en blación de la mayoría de las grandes urbes, aunque continúa aumentando en
la muchedumbre y aquellas que ponen el acento sobre el individuo, pues se número, asiste a un descenso de su densidad. Las viviendas están más dis-
basa en la idea de que, en una muchedumbre en formación, no sólo se co- persas en el espacio, hay menos personas por habitación, sus casas son más
munican modelos de comportamiento y emociones (por «interestimulación» ), espaciosas y la mayoría de los lugares de trabajo tampoco están muy atesta-
sino también concepciones de la forma más apropiada de acción (Turner y dos. Hay más espacio por persona que nunca: automóviles, oficinas y un
Killian, op. cit., pág. 83 ). Estas normas no provienen de una tradición, sino dormitorio para cada persona. La individualización, la privatización e incluso
que se desprenden de la interacción que se produce en una situación de mu- el aislamiento son mucho más típicos de la vida moderna que en épocas an-
chedumbre. «A medida que un mayor número de personas llega a pensar y a teriores.
sentir de la misma manera, se llega a decir, cada vez con mayor fuerza, Esto equivale a decir que la existencia de masas y muchedumbres en un
que todo el mundo debería compartir estos sentimientos y estas concepciones. momento y lugar determinados, no aboca necesariamente al individuo a ex-
La presión ejercida sobre los individuos para que se conformen es cada vez perimentar la densidad.
·· más fuerte; un sentimiento de coacción se desarrolla en la muchedumbre» En cambio, las experiencias de densidad no están relacionadas forzosa-
(op. cit., pág. 84 ). mente con la presencia de un gran número de personas. Las condiciones de
En este caso, las muchedumbres no son analizadas como entidades co- vida a largo plazo de una familia de tamaño medio en un piso demasiado
lectivas que vendrían a colocarse sobre las conciencias individuales, ni como
estados o procesos individuales independientes de toda estructura social, sino
2. Hemos adoptado el término «hacinamiento» como equivalente del inglés «crowding»
como lugares de una interacción social que produce ciertas n~rmas sociales. que designa la experiencia subjetiva, que a menudo genera stress, de situaciones de den-
De este modo, la psicología de las muchedumbres se alinea con la psicología sidad.

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668 1 Psicología social y problemas sociales 20. Masas, muchedumbres y densidad 1 669

pequeño pueden provocar un sentimiento de densidad, en la medida en que miento de densidad y no todas las situaciones de densidad implican a un gran
las ocasiones de estar solo, de no ser molestado ni interrumpido, son más número de P!!rsonas. Resulta extraño que estas similitudes y estos puntos co-
escasas, incluso inexistentes. Los miembros de la familia deben negociar la munes entre las situaciones de muchedumbre y de densidad sacadas de nuestra
utilización del espacio, el acceso al ocio, el empleo del tiempo. Deben tener experiencia cotidiana, no aparezcan más que en contadas ocasiones en los
en cuenta las eventuales incompatibilidades o interferencias entre diversas ac- trabajos científicos. La investigación sobre las muchedumbres, las masas, el
tividades en un espacio que comparten. comportamiento colectivo, etc., y la investigación sobre la experiencia de la
Por supuesto, la falta de espacio entraña cierto grado de limitación en densidad (el hacinamiento) son dos campos diferentes que no conocen prác-
cuanto a la elección y la gama de actividades. Más aún, aumenta la probabi- ticamente referencias cruzadas ni conceptos comunes. ¿Cómo explicar esta
lidad de contacto, lo que hace aún más viva la estimulación por parte de los ausencia de lazos? La época de gloria de la psicología de las muchedumbres
otros miembros de la familia. Ser constantemente consciente de la presencia se sitúa a principios de este siglo, mientras que la investigación sobre el ha-
de los otros, estar obligado a escuchar los ruidos que hacen, tener que es- cinamiento apenas datas de los años sesenta. La psicología de las muchedum-
cuchar las conversaciones: todo esto puede desembocar en una sobreinfor- ' bres no prestaba gran atención a las condiciones de espacio y entorno, condi-
mación y en una sobreestimulación social. Esta sobrecarga puede dar lugar a ciones consideradas como primordiales por los investigadores que estudiaban
sentimientos de intrusión y de stress. La situación se deteriora si no existe el hacinamiento. La psicología de las muchedumbres no era empírica ni desa-
medio alguno de retirarse, de huir o negociar de manera satisfactoria. rr~lló realmente esquemas que pudiesen facilitar un análisis empírico o in-
Constatamos que un sentimiento (negativo) de stress puede ser provoca- cluso experimental. Desde esta perspectiva se puede comprender mejor que
do por la limitación de la libertad de movimiento o de acción (limitación de la investigación sobre la densidad socio-espacial no haya surgido de la psico-
comportamiento) y/o por la sobrecarga de estimulación y/o de información. logía de la muchedumbre. Sus orígenes se remontan a la Escuela de Chicago
De esta forma, el escritor. que está solo en su estudio, que se siente desbor- de Sociología Urbana, que abordó los problemas de urbanización desde ángu-
dado y angustiado ante el montón de expedientes que se acumulan sobre su los tanto teóricos como empíricos, dedicándose asimismo a los problemas de
escritorio y ante los múltiples trabajos inconclusos que comprometen su em- masa y de «hacinamiento» (véase Park y Burgess, 1924). Sin embargo, es
pleo del tiempo, experimenta dos tipos de coacción: la falta de espacio reduce tan sólo en estos últimos veinte años, con el establecimiento y desarrollo de
su libertad de movimiento y resulta molesta para su actividad. La necesidad este nuevo campo, la «psicología del entorno», que el problema de la densidad
de realizar demasiadas cosas en un tiempo demasiado reducido hace que el se convirtió en un terreno bien estudiado, incluso excesivamente explorado,
volumen de informaciones que debe tratar sea demasiado importante para un campo repleto de investigadores de ciencias sociales y del entorno. Estos
las capacidades sensoriales e intelectuales de esta persona. Desde esta óptica, eligieron diversos puntos de partida, se adhirieron a tradiciones de investiga-
incluso el solitario ocupante de un banco público puede experimentar un sen- ción y corrientes teóricas variadas, pero ninguno de ellos considera que la
timiento de «densidad» si -alguien viene a sentarse en el otro extremo del psicología de las muchedumbres constituya una base útil sobre la cual apoyarse.
banco, invadiendo así su territorio momentáneo, violando su «espacio pro- En el marco de la psicología del entorno se apoyan más bien en estudios de-
pio», en la medida en que establece una promiscuidad mal considerada por mográficos, biológicos y epidemiológicos sobre los efectos de la sobrepobla-
la persona, ya que deseaba estar solo, sustraerse al campo de los demás. In- ción en zonas o viviendas con alta densidad (véase Lévy-Leboyer, 1980).
cluso si abrigamos dudas al explicar este caso en términos de densidad o ha- Si consultamos los primeros estudios sobre el hacinamiento y sus efectos,
cinamiento, hay que señalar que las limitaciones espaciales y cognitivas y/o tanto entre los seres humanos como entre los animales, constataremos una
la sobrecarga social no son exclusivas de las situaciones en que un gran nú- notable similitud con la psicología de las muchedumbres, al menos en un
mero de personas se aglomeran en un espacio demasiado reducido: también punto: el comportamiento de la muchedumbre fue descrito inicialmente en
las encontramos en situaciones que incluyen a una o dos personas, o peque- términos exclusivamente negativos. Las reacciones de las muchedumbres eran
ños- grupos. Si deseamos definir la densidad, debemos especificar algunas va- calificadas de irracionales, anormales, patológicas, etc. En general, estos Juicios
riables susceptibles de constituir la situación densa, como la importancia del no se basaban en una observación sistemática, sino más bien en actitudes
grupo, el espacio por persona, la distancia interpersonal. ideológicas y políticas.
Estos contados ejemplos deberían ser suficientes para demostrar que los Los primeros trabajos sobre el entorno parecen arrojar resultados pare-
fenómenos de muchedumbre y de densidad están relacioñados entre sí, en la cidos: la densidad, es decir, «demasiados» individuos por unidad de espacio,
medida en que comparten cierto número de rasgos. Pero como hemos indi- causa efectos negativos. Cuando los sociólogos urbanos comenzaron a realizar
cado en el párrafo anterior, no todas las muchedumbres provocan un sentí- encuestas sobre los efectos del hacinamiento en las grandes ciudades, obtu-

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670 1 Psicología social y problemas sociales


20. Masas, muchedumbres y densidad 1 671

vieron resultados esencialmente negativos. Procedían por correlación; en ~I ·fi'"

con seres humanos como con animales se desprendía generalmente que la den-
a datos provenientes de archivos: recurrían al censo que permitía evaluar 1- '.
densidad, y a varios índices de la patología social, como la tasa de c ~ { sidad es un agente de stress que provoca todo tipo de anomalías fisiológicas,
lidad, de delincuencia juvenil, la morbidez física y mental, mortalidad infan. ;f de comportamiento y sociales.
Sin embargo, estas constataciones generales, salpicadas de especulaciones,
til, la tasa de suicidios, etc. La densidad de población era evaluada de diver. :
sas maneras: número de personas por unidad de superficie, número de viviCO:: : no contribuyen mucho a comprender mejor este problema. La pregunta sigue
das por barrio (evaluación de la densidad exterior), número de personas por : siendo: ¿cómo conceptualizar esta relación entre las condiciones objetivas de
densidad y los efectos observados? ¿Es justificado pensar la densidad en tér-
vivienda o por habitación (evaluación de la densidad interior). La mayorfa
de estos estudios sugerían una relación directa entre la densidad y la pato- minos exclusivamente negativos, a pesar de que nuestra experiencia nos dice
logía. En ocasiones se obtenían correlaciones significativas únicamente por lo , que existen numerosas situaciones de densidad que apreciamos de forma po-
que respecta a la densidad interior, y en otras, por lo que hace a la densidad sitiva y de las que esperamos una estimulación agradable: la densidad que
exterior. Pero muy a menudo estos estudios no desenmarañaban el conjunto ' encontramos en las gradas de un estadio, la alegre muchedumbre de una fiesta
de factores que generalmente acompaña a una alta densidad de población: 0 el entusiasta público de una representación teatral?

bajos ingresos, bajo nivel .de instrucción, difíciles condiciones de vida para Un análisis más fino de los resultados de la investigación experimental
la tercera edad, heterogeneidad étnica, etc. Al tomar en cuenta estos elemen- realizada con animales mostraba que, en ciertos casos, el tamaño del grupo
tos, a menudo desaparecía la presunta relación entre densidad y patología. -el número absoluto de individuos presentes- era más importante que el
Sin embargo se consideró que estos primeros estudios, basados en correla- espacio disponible para cada individuo o para el grupo en su conjunto, y
ciones, demostraban que la densidad es nociva, que engendra todo tipo de·· 1 que el impacto de estas variables era diferente según la especie en cuestión
stress, enfermedades e incluso comportamientos criminales. (especies con «contacto», como los ratones y las ratas, o especies sin «con-
Esta impresión fue confirmada e incluso reforzada por los descubrimien- tacto» como las liebres), el sexo del animal o la organización social del
tos hechos en los animales, tanto en su hábitat natural como en condiciones grupo.
de estudio de laboratorio. Los resultados de estos estudios mostraron qu~ Según estos estudios, no resultaba indiferente que la variación de la den-
las condiciones de alta densidad y de superpoblación pueden crear graves tras- sidad se hiciese disminuyendo el espacio disponible, aumentando el número
tornos fisiológicos (por ejemplo, afectando el funcionamiento del cerebro y de individuos o modificando la distancia interindividual; debido a ello actual-
de las glándulas endocrinas), así como perturbaciones en el comportamiento: mente se reconoce en gran medida que estos tres factores deben estudiarse
desorganización social, agresividad, retiro, abandono de las conductas de apa- por separado (y en combinación recíproca). Hoy día es admisible hablar de
reamiento o cría. densidad social si nos referimos al número de personas en un espacio deter-
Un estudio que se ha hecho clásico fue realizado por John Calhoun minado. Para hacer variar la densidad social hay que aumentar o disminuir
(1962), quien colocó grupos de ratas en jaulas especialmente diseñadas, de- el tamaño del grupo, manteniendo constante el espacio para cada individuo.
jando que se reprodujeran libremente hasta alcanzar un nivel de densidad La noción de densidad espacial pone el acento sobre el espacio disponible
de población muy superior al de las ratas en libertad. Entonces observó una para cada individuo. Para hacerla variar se mantiene constante el tamaño del
notable desorganización de los modelos normales de comportamiento, a la grupo y se modifica el espacio dedicado a cada individuo. La distancia inter-
que denominó «descompensación de comportamiento»; el comportamiento de personal o proximidad también puede variar independientemente de las va-
nidificación y amamantamiento estaba perturbado, la tasa de mortalidad de riaciones de la densidad espacial o social: por ejemplo, dependiendo de que
las crías aumentaba, ciertas ratas se habían hecho homosexuales, hiperactivas cinco personas estén repartidas por una habitación a intervalos regulares o
e incluso caníbales, otras adoptaban una actitud de retirada. Calhoun atribuyó sentadas muy juntas una de otra. No obstante, conviene señalar que en nu-
el desarrollo de estos síntomas al stress resultante de una interacción social merosas circunstancias de la vida de todos los días, estas tres variables se
forzada y anormalmente importante. confunden. Un aumento del número de personas ( = densidad social) normal-
Los descubrimientos de Calhoun y otros investigadores a partir de expe- mente implica una disminución del espacio disponible ( = densidad espacial),
rimentos con una gran variedad de especies animales fueron corroborados por así como un aumento de la promiscuidad ( = proximidad interpersonal).
otros estudios realizados con animales, llevados a cabo esta vez sobre el te- De los escenarios utilizados como ejemplo al principio de este capítulo
rreno, en su hábitat natural. No todos los resultados eran tan homogéneos debería resultar evidente que estas distinciones analíticas revisten una gran
como parecía a primera vista, pero de estas investigaciones realizadas tanto importancia. Si consideramos diferentes densidades sociales, pondremos el
acento en los efectos en sí del número de personas en una situación deter-

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678 1 Psicología social y problemas sociales

la cólera, los ilCtos no existen fuera de los individuos que, no obstante, ac- 21 De la ciencia al sentido común
túan conjuntamente, se comunican su alegría o su cólera.
La situación es psicológicamente diferente si un individuo aislado se en- por SERGE MOSCOVICI y MILES HEWSTONE
cuentra ante una muchedumbre que adopta hacia él una actitud amenazadora
o burlona. En este caso se percibe con razón a la muchedumbre como una
entidad que actúa de forma global y poco importa distinguir en ella de for- 'P
ma aislada ciertos elementos. Son «Ellos» quienes me amenazan o me ponen
en ridículo. Dos actores están en liza, uno colectivo y otro individual. Mien-
tras que en el primer caso la muchedumbre es un entorno social determinado
(un medio ambiente) en el que se modifican la experiencia y el comporta-
miento de un individuo, en el presente caso, la muchedumbre es un actor
social, o al menos es percibido como tal: la atención se centra más bien en
lo colectivo que en lo individual.
A. El juego de la ciencia y el juego del sentido común
Más que cualquier otra,· la masa política o religiosa es un actor social 0
una unidad que actúa guiada por una orientación única, se comporta de ma-
nera uniforme inspirada por una creencia común y lucha por un mismo obje-
tivo. Estas muchedumbres no sólo se parecen a grupos, sino que conviene
analizarlas de la misma manera: cualquiera que sea su tamaño, son sus nor-
a.
mas, sus reglas, los roles que se otorgan a sí mismas, las que constituyen su Sin duda, el problema que se nos plantea se enuncia de manera simple.
unidad social. Una vez más estamos en condiciones de recentrar la perspec- Con pocas palabras basta: «¿Cómo piensan los individuos?». O bien: «¿Cómo
tiva sobre los individuos, en la medida en que discernimos ciertos roles en comprenden los individuos su mundo?». «¿Cómo utilizan la información
la muchedumbre (líderes, jefes de coro o lanzadores de consignas, contradic- transmitida por la ciencia o la experiencia común?» y así sucesivamente. Cada
tores, bromistas, gamberros). una de estas fórmulas presenta nuestro problema desde una perspectiva dife-
Esta vez no estamos ante individuos «sumergidos» en la muchedumbre rente. Se dirá tal vez que concierne a los filósofos o a los estudiosos de la
que pierden todo control racional y toda libertad de movimiento o que re- lógica. Y al mismo tiempo se preguntará por qué nos interesamos por esta
nuncian a ellos; tampoco se trata de individuos que se oponen a la muche- cuestión en tanto que psicosociólogos. Esto se debe principalmente a la si-
dumbre. Estamos frente a individuos que forman parte de la muchedumbre, guiente paradoja. Todo contribuye a hacer de la ciencia una parte integrante
que son reconocidos por ella, que son amados, tolerados u odiados por su de nuestra visión de la vida cotidiana. La ciencia es inseparable de nuestra
función social dentro de la muchedumbre. Son identificados por los demás, vida intelectual y de nuestras relaciones sociales. Basta con mencionar la di-
pero no necesariamente por aquellos que se hallan fuera de la muchedum- fusión del psicoanálisis, de la biología, del discurso económico, de la relati-
bre; pero su identidad es menos individual que social; son reconocidos y vidad, por sólo citar algunas. A consecuencia de ello, en nuestras ideologías,
juzgados según la manera de desempeñar una función determinada. Y en en gran escala, y en nuestro llamado seO:tido común, en menor escala, abun-
retorno, son esas mismas funciones las que activan, escoltan y refuerzan los dan imágenes, palabras y razonamientos sacados de la física, de la medicina,
poderes de esos individuos. Es la muchedumbre, y a menudo ella sola, la de la sociología, de la psicología y de otras ciencias. Por esta razón, unos ven
que los hace visibles, la que les concede fuerza y satisfacción. La muche- en la ciencia una nueva religión del pueblo y otros, el valium del pueblo.
dumbre les permite ser alguien, salir del anonimato y la mediocridad coti- Y no obstante, si se observa en sus detalles los procedimientos mentales que
dianos. La muchedumbre no les inflige pérdida alguna; al contrario, con ella utiliza la mayoría de los individuos para aplicar estas palabras, imágenes o
ganan dominio y libertad, y quizás el sentimiento de solidaridad y compa- ideas de origen cientifico, estos individuos se comportan como si fuesen cien-
ñerismo que ella les otorga le da un sentido a su existencia. Es su rol dentro tíficos sin especialización e incluso torpes. Tanto en las grandes cosas como
de la muchedumbre lo que da a ésta su estructura en tanto que muchedum- en las pequeñas, nosotros, miembros instruidos de una civilización técnica,
bre. La dialéctica entre el uno y lo múltiple, entre el individuo y la muche- estamos muy lejos de pensar y comportarnos según un método lógico y
dumbre, desafía la contradicción.
racional.
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680 1 Psicología social y problemas sociales 21. De la ciencia al sentido común 1 681

Sin duda esto resulta sorprendente. Todo sucede como si, para vivir jun. asunto de comodidad. Sin embargo, la elección que se inició en Grecia, ad-
tos, para comunicarse entre ellos de forma adecuada y para resolver sus pro- quirió su forma definitiva hace tres siglos.
blemas habituales, los individuos no pudieran jugar simplemente el juego de Esta elección conduce a una bifurcación, a una divergencia radical entre
la ciencia. Retienen su contenido, pero modifican su forma y sus reglas. Los dos modos de conocimiento o de adquisición de conocimientos: uno norma-
individuos deben transformarlo en juego del sentido común, con todo lo que lizado y otro no normalizado. Para describir esta divergencia se ha recurrido
esto presupone de pensamiento y lenguaje propios. La necesidad de com. a varias etiquetas: lógica y mito, pensamiento doméstico y pensamiento sal-
prender esta paradoja nos obliga a preguntar: «¿Por qué piensan así los in- vaje (Lévi-Strauss, 1962), mentalidad lógica y mentalidad prelógica (Lévy-
dividuos en su vida cotidiana?» Y nos esforzamos por explicar la diferencia Bruhl, 1922), pensamiento crítico y pensamiento automático (Moscovici,
entre el ideal de un pensamiento conforme a la ciencia y la razón, y la rea- 1981 ). Pero la naturaleza de esta oposición permanece inmutable. Por una
lidad del pensamiento en el mundo social. Esta explicación pasa por la teoría parte, el pensamiento normalizado busca y alcanza la verdad. Es un pensa-
de las representaciones sociales. Al principio fue concebida para estudiar cómo miento que reflexiona. Esto significa que se controla y forn¡mla criterios para
el juego de la ciencia se convierte, en parte, en el juego del sentido común. invalidar o confirmar sus razonamientos. Y el espíritu acostumbrado a se-
Saber si la operación ha tenido éxito, es otra cosa. guir sus reglas postula que para cada pregunta existe una respuesta y una
sola. De lo contrario no es una verdadera pregunta, ya que encierra necesa-
riamente una parte de oscuridad. Además, la regla que conduce a formular
b. soluciones correctas para todos los problemas auténticos es de carácter ló-
gico. Por último, las soluciones y los razonamientos son válidos para todos
Si hablamos de ciencia y de sentido común, o en otras palabras, de epis- los hombres, en todo tiempo y lugar.
temología científica y de epistemología popular, todo el mundo comprende de En cambio, el pensamiento no normalizado corresponde a una forma de
qué se trata. Aquí encontramos una vez más una oposición muy ·antigua, des- pensamiento más «natural», más innata, que se adquiere sin formación parti-
crita en innumerables ocasiones. El hombre, al menos el hombre occidental, cular. En este caso, los individuos saben directamente lo que saben. Intentan
goza del curioso privilegio de tener derecho de residencia en dos mundos articular su significado por sí mismo, en su vida y no en vistas a un objetivo
diferentes de pensamiento. En un constante ir y venir, pasa de una expe- ulterior, por elevado que éste sea. Reglas y convenciones les parecen evi-
riencia intelectual a otra, que pueden ser profesionales, ordinarias, discipli- dentes. Se sirven de ellas libremente, según las necesidades del momento. Y
nadas o espontáneas, teniendo cada una de ellas su lógica y sus límites. Y tiene este pensamiento está fuertemente influenciado por las creencias anteriores o
excelentes razones para creer que cada experiencia tiene sus propias bazas. los estereotipos de lenguaje.
El pensamiento racional tiene a su favor el rigor y la seguridad de sus pre- Pero esta bifurcación no proviene únicamente de un pensamiento divi-
visiones, pero sus posibilidades de exploración y sus grados de libertad están dido. También es consecuencia de una división en la sociedad y, por ende,
terriblemente restringidos. En su campo nos enfrentamos, en principio, úni- presenta interés para la psicología social. Nadie ignora, y no hay por qué
camente con personas competentes e informaciones garantizadas. El segundo insistir en este punto, que en la cultura moderna reina una gran diferencia-
campo, en cambio, permite tener contactos, por efímeros que sean, con cual- ción. Esta se manifiesta en la escisión de la ciencia, de la técnica e incluso
quier persona, amigos o vecinos, así como desconocidos, de farmación variada del arte. ¿Qué significa esta diferenciación? Por una parte, los conocimientos
e intereses sumamente diversos. Podríamos definirla como una «ciencia de elaborados por especialistas se hacen autónomos. Por la otra, las tradiciones
cibistas» al margen de los canales oficiales. En ella, el hombre de la calle vaciadas de su contenido y que han perdido su poder de crecimiento natural
encuentra una experiencia intelectual que le permite escapar de la hiriente prosiguen su desarrollo en tanto que conocimientos sobre el terreno de lo
servidumbre y restricciones de la impersonalidad y de la regla. Le presenta cotidiano. De esta forma, la recuperación de las tradiciones culturales por
una ciencia más accesible y digerible. Todo el mundo quiere consumir ciencia parte de los especialistas ha dado lugar a una cultura de expertos encerrada
o al menos probarla, pero a condición de que ésta se presente en forma co- en sus instituciones y sus disciplinas. Mientras que el llamado conocimiei:ito
mestible, agradable al paladar En suma, hacemos de la ciencia un bien de profano ha sido dejado a un lado, fragmentado y desecado en la cultura
consumo como cualquier otro. Aquí como en otros campos, los gustos di- de masas.
fieren. Por ello no resulta nada sorprendente que los hombres tengan tantas Todos estos cambios han provocado efectos diametralmente opuestos al
reticencias a la hora de elegir entre estos dos mundos de pensamiento y a la sentido que habrían podido recibir el descubrimiento y la utilización por
hora de atribuir la superioridad a uno de ambos, haciendo del otro un simple parte del hombre de los misterios de la naturaleza, conduciendo a una socie-

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682 1 Psicología social y problemas sociales


21. De la ciencia al sentido común 1 683

dad bifurcada: una minoría de especialistas y una mayoría de aficionados cuerpo, las cosas reciben nombres, los individuos son clasificados en catego-
consumidores de conocimiento succionado a través de una educación sucint~ rías; se hacen conjeturas de forma espontánea durante la acción o la comuni-
o a través de los media. En definitiva, la oposición entre el pensamiento cación cotidianas. Todo esto es almacenado en el lenguaje, el espíritu y el
normalizado y el que no lo está, entre el pensamiento advertido del cientí- cuerpo de los miembros de la sociedad. Esto otorga a dichas imágenes, a estos
fico y el pensamiento «ingenuo» del hombre de la calle es menos de orden lazos mentales un carácter de evidencia irrefutable, de consenso en relación
lógico u orgánico que de orden soéial. con lo que «todo el mundo conoce». Como decía Walt Whitman:
Los psicosociólogos discuten muy poco la razón social de esta philosopbia
plebeia y la toman aún menos en consideración. Sin duda, no ven el provecho La 16gica y los sermones no convencen.
que podrían sacar de ella para sus experiencias. Sin embargo, esta filosofía La humedad de la noche penetra más profundamente mi alma.
significa que, si la epistemología popular nos preocupa actualmente, esto se S6lo lo que se demuestra a cada hombre y mujer es tal.
debe a que comprender la vida informal de todos los días y criticarla se ha S6lo lo que nadie niega es tal.
convertido en el punto de mira de la sociedad. Tarea que sin duda resulta
tan urgente como comprender las relaciones interpersonales. De esta forma podemos ver en el sentido común un cuerpo de conoci-
mientos reconocido por todos. Además parece propio de los hombres de es-
píritu puro e inocente: éste es el sentido que se da al adjetivo ingenuo. Es
decir, aquellos cuyo intelecto no ha sido corrompido por la educación, la
B. El sentido común: conocimiento de primera mano especulación filosófica o las reglas profesionales. Esta suposición acerca de su
y conocimiento de segunda mano ingenuidad conduce a otra. A saber que, según el sentido común, los indi-
viduos ven las cosas tal como son. También en esta acepci6n se trata de un
conocimiento de primera mano. Al parecer, las ciencias tan sólo refinan y ta-
a. mizan los materiales ordinarios proporcionados por el sentido común. En
ellos distinguen realidades que en un principio se hallaban confundidas. Y en
su progreso hacia la claridad y la simplicidad ilustran las contradicciones que
Una vez dadas estas indicaciones preliminares entraremos en la parte prin-
habían permanecido enterradas durante milenios. Esto permite, por una par-
cipal del tema. Una epistemología popular tiene por objeto estudiar un tipo
te, seleccionar las hipótesis pertinentes y, por la otra, proceder a generaliza-
determinado de conocimiento, a saber, el sentido común. Por esta razón, pri-
ciones válidas. De esta manera, por ejemplo, la idea ordinaria de fuerza, que
mero debe describir el tipo de conocimientos y al individuo que conoce. Evi-
describe el esfuerzo muscular o la acción de una máquina, ha sido modificada
dentemente, esta descripción depende del punto de vista que se adopte. El
y transformada en un concepto matemático. El trabajo de la ciencia aparece
nuestro se basa en la teoría de las representaciones sociales. Sin duda, no
así como un trabajo de dilucidación y de ordenamiento de materiales popu-
estamos en condiciones de trazar una frontera, de decir dónde comienza y
lares, religiosos e incluso mágicos. Por medio de la razón transforma lo que
dqnde termina el sentido común, ni cuáles son los límites del pensamiento
ha sido acumulado por la tradición. Somete al control de la experiencia lo
ingenuo, y así sucesivamente. No obstante, podemos hacerrws una idea por
que sólo estaba sujeto al control de la práctica y del grupo. En pocas pala-
contraste con la ciencia, al igual que comprendemos lo nuevo por opo~ición
a lo viejo. bras, la ciencia no sería más que el sentido común sistematizado.
La formación de imágenes y el establecimiento de lazos mentales son las Quizás el lector nos reproche que le hagamos perder el tiempo recordan-
hemimientas más generales que nos sirven para aprender. El elemento cru- do cosas tan conocidas. No lo habríamos hecho de no ser para decir que
cial de la inteligencia humana consiste en ver las cosas y en establecer lazos esta relación entre el sentido común y la ciencia no es la única. No cabe duda
entre ellas. También puede trascender lo dado, discriminar esquemas, jerar- de que la mayoría de los sociólogos y psicólogos tienen presente esta rell-
quías y contextos. El sentido común incluye las imágenes y lÓs lazos mentales ción cuando estudian la etnometodología, la psicología ingenua o la episte-
que son utilizados y hablados por todo el mundo cuando los individuos in- mología popular. Y en general, cada vez que intentan analizar los métodos
tentan resolver problemas familiares o prever su desenlacé. Es un cuerpo de y las explicaciones a las que recurren espontáneamente los individuos cuando
conocimientos basado en tradiciones compartidas y enriquecido por miles desean comprender el mundo en que viven. Sí, esta visión es, por así decirlo,
de «observaciones», de «experiencias», sancionadas por la práctica. En dicho clásica, pero no corresponde a la realidad contemporánea. Decir que nos en-
contramos en un punto en que los modos anteriores de conocimiento, nor-
~"'-· ,.~'"~ .. ~ . ~ , . " - . . , , ~ ~ A ' * ~ ~ ¼ : < Q ¡ ¡ , ; ¡ 1 s ~ ~ ¼ : ~ . i s J ~ ~ ~ ~ ~ ~...~ 1 ~ - 1 i · · H ' I - ' 'twi:e 'il3 :iré Y"f' J mwz:r : & ; ~ ~ ~ ~ . , , ~ ~ ~ ~ ~ ~ - x . L s - , ~ 0 .,.:;,,., .. , , . - , . ~ . · ' · " ' " ' ' " " "

684 1 Psicología social y problemas sociales


21. De la ciencia al sentido común 1 685

malizado o popular, ya no sirven para gran cosa, no es un efecto retórico. Lo


propio de la ciencia contemporánea no es partir del sentido común, sino rom. que lo son, a la larga, para el investigador. En una de sus novelas, el es-
per con él y trastornarlo de arriba a abajo. Con una excavadora destruye, pie- critor Naipaul describe un personaje que ha adquirido la costumbre de in-
dra a piedra, la casa del pensamiento en la que los hombres han colocado, ge- formarse. Salim, un comerciante de origen indio que vive en Africa, declara
neración tras generación, el fruto de sus observaciones y reflexiones. Y su vida que lee «una revista de divulgación científica, género de lectura al que había
y entorno cambian a .medida que cambia su espíritu. comenzado a tomar gusto. Me gustaba recibir esos pequeños fragmentos de
Por otra parte, la revolución de las comunicaciones, primero a través de saber, y al leer un artículo, me decía que la ciencia o el tema determinado
los libros y los periódicos, y luego a través de los medias, ha permitido la del que trataba era aquello a lo que habría debido consagrar mis días y mis
difusión de imágenes, nociones y lenguajes que la ciencia inventa incesante- noches, añadiendo un conocimiento a otro, haciendo descubrimientos, ha-
mente. Estos se convierten en parte integrante del bagaje intelectual del hom- ciendo algo mío, utilizando todas mis facultades. En mi mente era casi como
~
bre de la calle. Actualmente, todo el mundo tiene un conocimiento más 0 si hubiese llevado realmente esa vida de erudito» (Naipaul, 1982, pág. 55).
menos vago de las teorías económicas del desempleo o de la inflación, de las Este ejemplo, sacado de la literatura, pero tan próximo a la realidad,
teorías psicológicas de la neurosis o de la evolución del niño, de las teorías nos muestra cuán poderosos son los motivos que nos llevan a incluir los co-
del origen del universo, etc: Las sociotecnologías y las psicotecnologías ( te- nocimientos científicos en nuestro pensamiento cotidiano. Estos motivos van
rapias individuales y de grupo, encuestas de opinión, etc.) han iniciado a am- desde el puro deseo de saber a las ansias de participar, por modestamente
plias colectividades en los misterios de las relaciones interpersonales y les que sea, en la gran aventura de nuestro tiempo. Cada individuo, erudito o
han impuesto un modelo. Hace casi un siglo, Duhem, el gran filósofo de las ignorante, desea devorar la parte del pastel de la ciencia que. le corresponde
ciencias, observaba: «El fondo del sentido común no es un tesoro enterrado legítimamente. En dicho proceso, estos conocimientos se desprenden cada
en el suelo al que no viene a añadirse pieza alguna; es el capital de una so- vez más de las coacciones, de un método o de un sistema, se mezclan más
ciedad inmensa y prodigiosamente activa, formada por la unión de las inte. unos con otros de lo que están en sus ciencias respectivas. Para los especia-
ligencias humanas; siglo tras siglo, este capital se transforma y se acrecenta; listas existen las ciencias, para el público, existe la ciencia, y esto cambia todo.
la ciencia teórica contribuye en gran parte a estas transformaciones, a este Sin duda hay que tomar estas observaciones cum grano salis, pues son
aumento de riqueza, difundiéndose incesantemente a través de la enseñanza, válidas en numerosos casos, pero no en todos ni siempre. No obstante, apun-
la conversación, los libros y los periódicos. La ciencia penetra hasta el fondo tan hacia lo que es específico y particular en las sociedades contemporáneas.
del conocimiento vulgar, despierta su atención sobre los fenómenos hasta en- Así, el nuevo sentido común, derivado de la ciencia y caracterizado por la
tonces olvidados; le enseña a analizar nociones que se habían mantenido razón, es un conocimiento de .segunda mano que crece asimilando estos ele-
confusas y enriquece así el patrimonio de las verdades comunes a todos los mentos de distinta procedencia y fundándose en ellos. Por lo general, depo-
hombres o, al menos, a todos aquellos que han alcanzado cierto grado de sitamos nuestra confianza en la autoridad de la ciencia debido a sus éxitos
cultura intelectual» (1981, pág. 397). • pasados o porque ella encarna los más altos valores de la humanidad. Uno
Actualmente, en la escuela, en la televisión, en el cine, en las artes, en de los autores del presente artículo ha llegado a escribir que «las ciencias
los ciclos de conferencias, durante las pausas para tomar café, en los docu- inventan y proponen la mayor parte de los objetos, conceptos, analogías y
mentos oficiales, y la lista no es exhaustiva, se nota un co'nsumo desenfre- formas lógicas que empleamos para enfrentarnos a nuestras tareas económi-
nado, una bulimia de noticias procedentes de la ciencia que casi sobrepasa el cas, políticas o intelectuales. Lo que se impone, a la larga, como resultado
apetito de noticias políticas. Algunos estudios (Roqueplo, 197 4) exponen los · de nuestros sentidos, de nuestro entendimiento, es en realidad un producto
motivos que llevan a los individuos a interesarse por estas noticias. He aquí secundario, retrabajado, de las investigaciones científicas. Este estado de co-
la lista: a/ adquirir una competencia adecuada para la sociedad en que se sas es irreversible» (Moscovici, 1976, pág. 22).
vive; b/ comprender «de qué se trata», «cómo funcionan las cosas», lo que Resumamos. Lo que se denomina sentido común aparece en dos formas.
las cosas son en realidad; e/ dar un sentido a la vida y dominarla; d/ una Primero, en tanto que cuerpo de conocimientos producido de forma espon-
curiosidad por los problemas de los orígenes (de la vida, del hombre, del uni- tánea por los miembros de un grupo, basado en la tradición y el consenso.
verso) y por las grandes cuestiones: «¿qué es la vida?»,.. «¿qué es la mate- Siendo un conocimiento de primera mano, es en su terreno donde nace y
ria?», a fin de llegar a una visión unificada del hombre y la naturaleza. Y no prospera la ciencia. Segundo, en tanto que suma de imágenes mentales y de
hay por qué no pensar que las inyecciones de conocimiento engendran una lazos de origen científico, consumidos y transformados para servir en la vida
especie de habituación. Son una droga para el hombre de la calle, al igual cotidiana. En este sentido, el sentido común es penetrado por la razón y so-
metido a la autoridad legítima de la ciencia. Este es un conocimiento de
686 1 Psicología social y problemas sociales 21. De la ciencia al sentido común 1 687

segunda mano que se extiende y establece constantemente un nuevo consenso sentido común ha sido analizado por sí mismo. De esta forma, extrañamente
acerca de cada descubrimiento y cada teoría. Añadamos que cada una de las se incriminan las leyes del pensamiento del hombre de la calle ... como si
" formas tiene sus propios medios de comunicación. En todas partes, el antiguo tuviese un cerebro diferente del cerebro de un científico, como si viviese
sentido común sigue la vía oral, la de las conversaciones y los rumores. Es en otra sociedad o perteneciese a una especie determinada de primates distinta
un pensamiento mediante palabras. El nuevo sentido común, situado a un a la de la especie humana.
lado de esa vía, se difunde a través de la imprenta y la película. Se convierte En realidad debemos considerar con;untamente estos fenómenos de socia-
de forma más completa, en un pensamiento a través de imágenes. E inclus~ lización y racionalización. A este respecto, la tarea de la psicología social se
se descompone en tantas ciencias populares o vulgarizadas como hay ciencias desmarca claramente de la de la sociología, por una parte, y de la psicología,
profesionales: psicología popular, antropología popular, etc. Este desarroUo por la otra. Si la primera hiciese su trabajo estricto, debería interesarse por
es uno de los signos del cambio que se opera entre las dos esferas del pen- el fenómeno de socialización. Por su parte, la psicología debería preocuparse
samiento humano. No cabe duda de que tiene consecuencias profundas, pero más por el fenómeno de racionalización, en el que las facultades mentales
pocos investigadores parecen haber tenrdo la curiosidad de describirlas 0 actúan sobre las relaciones con el medio físico y social. Pero la psicología
analizarlas. social, en la medida en que pretende estudiar a individuos y grupos, debe cap-
tar su movimiento común. Todo lo que concierne a la vida de los espíritus
,¡ sociales sigue siendo un enigma, nos fascina y lleva en s' mismo una pro-
b. mesa de fecunda investigación.

El.reciclaje de la ciencia en tanto que sentido común nos aporta una nue- :1
va imagen de ésta. También nos proporciona una justificación para formular ~. C. La gente que considera a la ciencia como un violín de lngres
las preguntas que la pisocología social debe plantearse acerca de esta cuestión. f'é
l, He aquí, pues, el tipo de conocimientos que nos proponemos describir. La
Comencemos por un hecho muy conocido. Si examinamos la epistemología
científica, observaremos que la cuestión principal es la del paso del conoci- f
f
imagen resultante es la del sentido común en tanto que subproducto de la
miento ordinario al conocimiento sistemático, de la protociencia (o pseudo. ciencia y producto de los intercambios cotidianos. Ahora definamos al hom-
ciencia) a la ciencia natural. O como escribe el célebre filósofo Frank: «El ft bre de este cqnocimiento, a. quien lo emplea y crea. Se le sitúa cerca del
problema esencial de la filosofía de las ciencias consiste en saber cómo pasar .~, científico e incluso se le compara con éste. De ahí la fórmula empleada tan
de los enunciados del sentido común a los principios científicos generales» a menudo por algunos psicólogos: homo scientificus. Por este término se en-
(Frank, 1957, pág. 2). tiende que cada uno razona u observa los hechos ordinarios de la forma que
Por consiguiente podríamos decir que el problema de la psicología en lo hace el científico en su laboratorio o ante la pizarra. Pero es evidente
este campo es exactamente el mismo, pero tomado de forma inversa. Después que existe una diferencia, ya que el hombre de la calle, en general, nó es un
de todo, lo que se propone a la consideración de los hombres no es el mundo experto, no ha recibido una educación especializada en una ciencia determi-
objetivo de los seres y las cosas, la información que debería existir indepen- nada. Para tomar en consideración esta diferencia, los psicólogos norteameri-
dientemente de la vida humana colectiva. Desde el principio es una teoría, canos hablan de un científico «ingenuo», «intuitivo» o «profano». Ahora bien,
una imagen, en definitiva una interpretación a la que la ciencia aporta su con- esta denominación y esta concepción tan extendidas nos parecen inadecuadas.
tribución. Este pasaje es un proceso que tiene un anverso y un reverso. En Por una parte, al considerar al hombre como un científico «ingenuo», hacemos
el proceso tiende a la racionalización, por parte de la ciencia, de todas las de él una especie de Adán en el día de su creación, desprovisto de prejui-
esferas de la sociedad, incluyendo el sentido común. Ahora bien, cuando los cios, de esquema de las cosas, un individuo presocial que abre sus ojos in-
investigadores presuponen que el hombre de la calle debería seguir el modelo genuos a un mundo de impresiones sensoriales puras que aún no han sido
racional de la encuesta.. científica (Nisbett y Ross, 1980), consideran a este coordenadas en una estructura conceptual de un género u otro. Incluso si
. proceso como algo concluido. Sin embargo, cuando constatan que, de hecho, reconocemos que posee un conocimiento básico o mi marco implícito de re-
el hombre de la calle no emplea las reglas formales o las aplica incorrecta- ferencias, hacemos las siguientes tres suposiciones: primero, inocencia de la
mente, fuera de tiempo o correspondencia, ·ninguna explicación viene en su observación; segundo, neutralidad frente al mundo exterior, y tercero, trans-
ayuda para avanzar las causas de este fallo. Esto se debe simplemente a que parencia de la información que trata. Por consiguiente, si se viola una de
esta presuposición no se ha verificado, ni tampoco el paso de la ciencia al estas suposiciones, se reprocha al sabio ingenuo tener una prevención, mos-
688 { Psicología social y problemas sociales 21. De la ciencia al sentido común \ 689

trarse indebidamente influenciado por teorías anteriores y generalizar erró. representa. Como el petróleo. Al haber leído artículos sobre las reservas de
neamente en base a muestras deformadas de acontecimientos o comporta- petróleo y haber escuchado hablar de ellas, creía que el petróleo fluía en
mientos. En una palabra, se le acusa de ser irracional. arroyos subterráneos provistos de sifones. Pero mis fascículos enciclopédicos
Por otra parte, esta calificación no corresponde a ninguna realidad socio. me enseñaron que las reservas estaban en piedra e incluso en mármol, y que
cultural. No existe ninguna clase de persona cuya actividad pueda ser definida el petróleo se hallaba en minúsculas bolsas. Supongo que es así como la gen-
y estudiada en tanto que «ingenua», «intuitiva», etc. Es una ficción, una te, al enterarse del inmenso valor del uranio, se lo había representado como
creación abstracta que conservamos por pereza desde la época en que se un metal superprecioso, como pepitas de oro. También Mancini, el cónsul,
creía en los filósofos «salvajes», en los hombres «naturales», en la «mentali. lo debió haber creído. Mis lecturas hablaban de toneladas de este material
dad primitiva». De esta forma se asimilaba al hombre de la calle, al niño que había que refinar y reducir, pero reducir en pesados bloques» (Naipaul,
y al primitivo, todos ellos igualmente privados de las luces de la ciencia' y 1982, pág. 115).
del empleo del pensamiento adulto y civilizado. Teniendo en cuenta estas La descripción de la actividad del personaje que intenta saber todo sobre
dos razones y la naturaleza del nuevo sentido común, hemos asociado al hom. el uranio corresponde exactamente a las observaciones que hemos hecho. Y no
bre que conoce con el sabio «aficionado o amateur» (Moscovici, 197 6 ). Este obstante, en nuestro caso se trataba de adquirir conocimientos sobre el campo
último pertenece a una categoría sociocultural existente, confirmada desde técnico, médico o psicoanalítico. El hecho de que esta actividad se encuentre
hace mucho tiempo. Esta categoría subsiste de manera difusa en casi todas tan extendida nos indica el contexto en el que los hombres abordan sus pro-
partés y se distingue claramente de la categoría del sabio «profesional», apa- blemas y llegan a una decisión en una situación ordinaria. Esta búsqueda de
recido más tarde por oposición al primero. El aficionado es un consumidor información debe continuar siendo nuestro modelo. Sin duda es erróneo su-
de ideas científicas ya formuladas, un lector asiduo de revistas y obras de poner que exista en el sabio aficionado una tabula rasa de la cultura. Por el
divulgación, que sigue con pasión las novedades de la ciencia. Como todo el contrario, existe superabundancia y, a menudo, desorden.
mundo adquiere sus conocimientos en sus contactos con los médicos, psicó- Cada uno de nosotros tiende a ser un sabio aficionado. Flaubert inmor-
logos, técnicos o los obtiene de los discursos de los hombres políticos sobre talizó esta tendencia y el tipo humano que le corresponde en su novela Bou-
los problemas económicos o sociales, etc. vard et Pécuchet. Los dos héroes de esta novela ilustran perfectamente al sa-
De esta forma, el sabio aficionado que tanto abunda en nuestras socieda- bio aficionado que avanza la teoría de las representaciones sociales. El nove-
des, cree saber lo que hace a cada persona feliz o infeliz, rica o pobre, lo que lista describe a sus personajes en una época en que la ciencia era un pasa-
aprovecha o perjudica a sus congéneres. Y también cómo han evolucionado ,,f tiempo muy extendido. Abundaban los sabios aficionados, quienes se esfor-
~-
las especies, cómo el universo ha llegado a ser lo que es, etc. A falta de una zaban por comprender la naturaleza, el espíritu o la sociedad, por su propio
!,':··
formación determinada, todos sus conocimientos son autodidácticos. Estos }'
•'. interés y deleite. Todo el mundo «hacía» ciencia sin intenciones de provecho
conocimientos provienen de sus propios esfuerzos, de las conversaciones y ;1 o carrera. Se coleccionaban especímenes, se experimentaba con productos quí-
de la observación, de su reflexión personal sobre la mánera de interpretar las· micos. Algunos construían microscopios y telescopios; otros fabricaban apa-
diversas relaciones entre padres e hijos, entre hombres y mujeres, etc. En un ratos. Algunos de estos <<virtuosos» alcanzaron una gran celebridad, pero la
estudio sobre las representaciones sociales hemos descrito la manera con que mayoría de ellos eran literalmente incultos. No redactaban tratados, ni si-
este aficionado aplica sus conocimientos para descifrar los enigmas de la vida quiera artículos y, en realidad, no escribían en absoluto. Es en este tipo hu-
psíquica de los hombres. No repetiremos ese análisis aquí. Lo que no nos mano, tan extendido en los Estados Unidos, que debía pensar Peirce cuando
impide precisar aún mejor sus rasgos y trazar de forma más concreta su sig- escribía: «No se propone ser racional y a menudo habla despectivamente
nificado social, su prototipo. La mejor manera de hacerlo es, en nuestra opi- de la débil y engañosa razón del hombre. Así que dejadle pensar en lo que
nión, recurriendo a materiales literarios. le gusta» (Peirce, 1957, pág. 3). He aquí una máxima que muchos de noso-
Regresemos pues a la novela de Naipaul. Salim, el mercader, se evade de tros deberíamos aplicar al estudiar el pensamiento como se presenta en la
su mundo prosaico leyendo publicaciones de divulgación científica. Ahora vida de todos los días.
bien, un día le proponen comprar cierta cantidad de uranio. Como no tiene En cualquier caso, Bouvard y Pécuchet (cuyos nombres hacen pensar en
a nadie a quien pedir consejo, ¿cómo puede saber si está haciendo un buen ganado) la siguen religiosamente, así como Flaubert. Estos dos personajes
negoéio? Pues bien, simplemente se hunde en la lectura de sus revistas y aunan sus esfuerzos a fin de estudiar las diversas ciencias, examinar sus teo-
fascículos enciclopédicos a fin de documentarse sobre el uranio. «Es una de rías y trasladarlas a su universo familiar. Lo que realizan conjuntamente es
esas cosas de las que todo el mundo oye hablar, pero poca gente sabe lo que obvio: copian y reproducen. De esta forma, el contenido de cada uno de los
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libros que leen sufre una metamorfosis. El novelista analiza sutilmente el v1s1ta al arzobispo (Randall Davidson) y le había dicho que la relatividad
trabajo cognitivo a través del cual, los conceptos de anatomía, química, me- tendría una gran influencia sobre la teología. Por consiguiente, el deber del
dicina, historia, etc., salen cada vez más irreconocibles de sus manos. Una jefe de la Iglesia anglicana era informarse sobre este tema. El arzobispo ha-
vez llevado a cabo este trabajo, los personajes experimentan y producen una bía comprado varias obras sobre la relatividad e intentado leerlas, sin lograr
información capaz de confirmar su representación de la teoría y lo que han hacerse una idea precisa. Por esa razón había recurrido a Lord Saunderson.
comprendido de ella. Además, teorías e informaciones constituyen la trama A su vez, éste había recorrido las obras en cuestión y había preparado un
de las comunicaciones y relaciones sociales, caracterizando las preocupacio- memorándum que deseaba someter al examen del físico para conocer su opi-
nes cotidianas en la aldea donde viven los dos héroes. nión sobre la cuestión.
Esto merece ser destacado. Mientras que la imagen del científico «ingenuo» Aquí vemos a un científico «aficionado» dirigién9°Se directamente a un
lleva la huella del hombre individual y anónimo, la del sabio aficionado se científico experimentado, al igual que Bouvard y P~cuchet se dirigían, por
sitúa de forma inmediata en la sociedad y la cultura. Bouvard y Pécuchet son escrito, a los diversos sabios y autores de libros a quienes consultaban. Si
dos individuos asociados y complementarios: dos copias no conformes. Toda ,/'· conociésemos el texto del memorándum sobre la relatividad redactado por
su existencia está repleta de comunicación y sociabilidad; intercambian obser- Lord Saunderson, podríamos ver cómo la relatividad de Einstein ha penetra-
vaciones sobre lo que leen, conversan sobre temas científicos, escriben a eru- do en el sentido común de su época y cuál fue su representación social en
ditos, etc. Los conocimientos que han adquirido les procuran un prestigio se- ese medio inglés.
guro y una posición en la aldea. Tras haber hecho ciencia como aficionados Los héroes de Flaubert son los arquetipos, digamos culturales, de todos
en casi todos los campos, se dedican, como aficionados, a la psicología, dis- aquellos que han hecho de la ciencia su violín de Ingres o, al menos, de to-
cutiendo sobre frenología, que estaba muy de moda por aquel entonces. dos aquellos que la consumen por placer y para dominar su mundo. Y por
La frenología había realizado una importante contribución a la psicología, consiguiente, son los arquetipos de la mayoría de nosotros en un momento
al avanzar la idea de que las diferentes partes del cerebro no tenían funcio- o en otro. Sus principales motivos son el placer, la energía mental, así como
nes idénticas. Además, esta idea desembocaba en la hipótesis de que, si al- la necesidad de comunicar y entrar en relación con otras personas. Para ellos,
gunas capacidades se desarrollaban en un individuo, la parte correspondiente un contacto personal con la ciencia significa una relación ininterrumpida con
del cerebro sería más grande, pudiéndose notar en el cráneo la protuberancia la mayor fuente de la verdad y el. significado del mundo; e incluso con la
correspondiente. Esto es lo que ambos personajes intentan decidir un día de realidad, ya que tienen una gran confianza en la correlación inmediata entre
mercado:
f:"

el pensamiento y el mundo, entre las palabras y las cosas. Poco importa
que se comprenda comenzando por el primero o por el segundo: el resultado
«Gall se equivoca (les replica el médico, su adversario) y os desafío a i
;;, es el mismo. Quizás al lector le parezca que hemos dibujado con gran lenti-
que legitiméis su doctrina eligiendo, al azar, a tres personas de las que se .¡_
tud el retrato del hombre que conoce, asociado al nuevo sentido común.
hallan en la tienda. La primera era una campesina de irandes ojos azules. Esto se debe a que teníamos que darle cierto relieve y consistencia frente a
Al observarla, Pécuchet dijo: "Tiene una gran memoria".
otras imágenes y conceptos que predominan en psicología social.
Su marido confirma el hecho y se ofrece a su vez para la exploración.
"Ah, usted, buen hombre, no es fácil de convencer." ,.
Según los otros, no había en el mundo una persona tan testaruda, etc.»
(Flaubert, 1952, págs. 957-958.) D. El reciclaje de la ciencia en tanto que sentido común

Podemos pasar sin grandes esfuerzos de la novela a la realidad. Cada vez «Tampoco podemos negar que la teoría de la
que aparece una nueva teoría y capta la imaginación, observamos cómo miles cognición es actualmente una de las joyas de la psi-
de personas hablan de ella, intentan comprender su significado y en qué las cología científica.»
concierne. En sus memorias, el gran físico Thomson cuenta la siguiente anéc- (Ch. S. Peirce, 1902)
dota acerca de la relatividad. Cuando cenaba en la ciudad, sus vecinos de a.
mesa no cesaban de rogarle que les explicara en términos simples dicha teo-
ría. En una ocasión, en el Athenaeum Club, Lord Saunderson, quien desde El ejemplo anterior nos ha permitido trazar con mayor precisión el re-
hacía largo tiempo ocupaba el cargo de secretario del Foreign Office, se acer- trato del sabio «aficionado» en tanto que prototipo del hombre ávido de co-
có a él, pidiéndole que le ayudase. En efecto, Lord Haldane había hecho una nocimientos. O aJ menos nos hemos aproximado un poco a la realidad cul-
w,-,,,,~s,/~1~Ww,,m:,,,._,w;,"¡~.l,,;:.<\Jt,eQ\'Q?,.,,.-,,i-,..;¡;_¡¡¡J"1,:~;:¡l4,,..~~~~~~~;...1,,M/~~.,,~---tW • - rt:1 t'itll ~f[Yf$o/?%Q eStt·',½1;,,@~NJl'l'>.;;.~,~.,.¡w¡,.,,,¡:,,;;,i./4,;st~~~,i;c,\~~"'--Ma:i.,...,,,..~~~~..,:;._...,;,;;1....~ucwf.,bk,.,,:~~~~~1.oWl'ffl..,,,~4~v~~,'="'"'-'"·

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tural y social. Al mismo tiempo hemos afinado el conjunto de razones que .


nos llevan a asociar a este tipo con el género de conocimientm que nos in.
b.
teresa. La primera pregunta a la que nos enfrentamos es la siguiente: ¿Cómo
alcanza su objetivo el «sabio aficionado»? Dicho de otra manera: ¿Cómo repro. La finalidad única de la epistemología popular consiste en proporcionar
duce el contenido de la ciencia para obtener un conocimiento de sentido co. una representación de la gente y las cosas. El único test que permite juz-
mún que le sea de alguna utilidad? Así, aquí tenemos nuestra tarea: penetrar gar una representación y decretar si es buena o mala, es la comparación con
en el interior de su espíritu y analizar su actividad cognitiva. La tarea no acontecimientos observados y el acuerdo con otra persona. Ahora bien, si
es nada fácil y no esperamos encontrar una solución simple y garantizada. deseamos saber a través de qué actividades cognitivas el individuo logra sus
Por el contrario, la soludón sólo puede ser provisional. fines, primero hemos de establecer algunas distinciones. Antes que nada, te-
En principio, la cognición se basa en la información; ese es el paradigma nemos derecho a distinguir entre la capacidad de los hombres para aprender
común. Es decir, en datos físicos y sociales, dispuestos a ser examinados y y su capacidad para representar. La primera designa su trabajo ~ental, des-
explicados. ¿Qué implica este paradigma? Simplemente que los individuos tinado a almacenar y ordenar, por costumbre o de otra manera, los conoci-
adquieren ~l conocimiento reconociendo y seleccionando los elementos de in. mientos recopilados por los sentidos, percibidos en el mundo exterior. La se-
formación que les llegan del mundo exterior. Al intentar poner las cosas en gunda se refiere a las actividades por medio de las que reproducen de una
orden y obtener una visión estable del mundo físico o social, cada individuo modalidad a otra -las palabras por imágenes, los dibujos por ideas, las emo-
realiza inferencias que le permiten atribuir causas a los efectos y hacer pre- ciones por concepto·s, y así sucesivamente- los diferentes conocimientos ob-
visiones. A falta de información apropiada, numerosos son los que sucumben tenidos a través de otra persona y de la realidad física. Pero también se
a los prejuicios y los errores sistemáticos. Si buscamos la fuente de dichos refiere a la reproducción de los objetos ausentes, ficticios o extraños en forma
prejuicios y errores, la encontraremos en las «teorías implícitas», los «esque. de objetos presentes, reales o conocidos. De esta forma, las causas y las in-
mas» y otros sistemas conceptuales que canalizan el flujo de informaciones tenciones, los átomos o las ondas, etc., objetos invisibles por definición, se
que hay que tratar. Este hecho es demasiado conocido como para insistir aún hacen visibles a través de imágenes, modelos u otros medios que dan, como
más en él. Todas las teorías sobre la epistemología del sabio aficionado, atri- escribía Shakespeare, «al nada etéreo un lugar de habitación y un nombre».
bución causal o cognición social, están basadas en la visión de la actividad Desde luego, ambas capacidades tienen su importancia. Pero resulta evi-
cognitiva tal como la acabamos de describir. dente, desde el punto de vista cognitivo, que aprendemos principalmente lo
Podríamos acumular numerosos argumentos en su con_tra. Principalmente que somos capaces de representar. Lo que se deja ver en la representación,
el siguiente, si bien banal, pero decisivo. Nuestro pensamiento y nuestro y a través de ella, considerada en sí misma, se rebela conÚa los hábitos men-
lenguaje se refieren a significados. Ahora bien, el significado no se desprende tales o 1"1s informaciones adquiridas. Ante este hecho, la psicología cogni-
de la información en sí. Sin duda nos hallamos ante elementos de conoci- tiva, preocupada por el aprendizaje, se vuelve con evidente incomodidad. Ya
miento, pero éstos nunca se nos muestran en estado bruto: lo que constituye que al igual que no puede ver en los sueños más que escorias del funcio-
su definición inicial. Tan sólo tienen valor en relación con una teoría, una ¡ namiento psíquico normal, en las representaciones tan sólo puede ver la
representación, que difiere de un individuo a otro, de un grupo a otro. En l
''{:
ausencia o la perturbación de hábitos o· inform'<l.ciones, sin las que no puede
suma, el significado no está determinado por la claridad de la percepción o la ~,. comprender la _marcha del pensamiento.
exactitud de las inferencias, por los hechos o los elementos de información; ~ Tratándose de psicólogos, las observaciones que acabamos de hacer re-
sino que depende, en gran parte, de compromisos anteriores con un sistema sultan muy simples y ordinarias. Y no obstante implican serias diferencias
conceptual, una ideología, una ontología y un punto de vista. Por lo tanto, en el desarrollo de la teoría. Como por ejemplo la diferencia entre los pro-
para nosotros es más importante comprender cómo se edifican estos sistemas cesos informativos y los procesos transformativos. Los primeros, como he-
en la sociedad; esa es la fin,alidad distintiva de la teoría de las representacio- mos visto, se refieren a la organización y estabilización de los datos existen-
nes sociales. Interesándonos mucho menos la forma en que es tratada la in- tes. Hablando con mayor precisión, se trata de reducir los acontecimientos
formación o cómo realizan inferencias los individuos. Parafraseando a san sensoriales y las observaciones perceptivas a alguna cognición o costumbre.
Francisco de Asís: «Lo que buscamos es saber lo que es buscar». Los segundos expresan literalmente una remodelación, una reestructuración
de una experiencia o de una idea previa. Siempre es un viaje guiado por el
map'<l. Ninguna transformación puede ser descrita como algo regular, ya que
cada una de ellas es tan única como una huella digital. Pero asimismo. com-
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prende etapas, y el paso de una a otra resulta sorprendentemente típico. nudo se cita al biólogo inglés J. B. S. Haldane, quien decía que la realidad no
Hay que insistir en este punto, ya que tocamos uno de los r-asgos esenciales es solamente más extraña de lo que la concebimos, sino también más extraña
de la actividad cognitiva, tal como ésta se manifiesta en el sentido común. de lo que podemos concebirla. ¡Con esto queda dicho cuán extraña es!
Y no solamente en él. Si bien el sabio aficionado se siente atraído por este mundo onírico si-
Esta actividad pone en juego un mayor número de procesos transforma- tuado lejos del mundo de los hechos, al mismo tiempo intenta domesticarlo,
tivos que de procesos informativos. Cuando los Bouvards y Pécuchets reales hacerlo familiar. Y así incorporarlo en la prosa de su vida. En numerosas
desean comunicar y poner en práctica las teorías e hipótesis recogidas en los ocasiones hemos observado a personas que se dedican a esta tentativa, for-
libros, deben crear un «doble». Además, un Julio Veme o un H. G. Wells, mándose una representación. Las consecuencias prácticas de dicha representa-
quienes introducen estas mismas teorías en ~us novelas, o bien un programa- ción, que ha sido descrita varias veces (Herzlich, 1969; Moscovici, 1976;
dor que quiera incluirlas en un programa de ordenador, no proceden de otM Jodelet, 197 6 ), nos hacen pensar inevitablemente en una fantasía victoriana
manera. En todos estos casos y en muchos otros, este doble aparece tras un intitulada Flatland. En ella, los personajes son diversas formas geométricas
largo trabajo de metamorfosis, ya sea de lenguaje, de razonamiento o de am- que viven en un mundo de dos dimensiones.
bos a la vez. ¿Qué hace entonces el científico que, tras haber concebido un El narrador, un cuadrado de edad madura, primero sueña que visita el
experimento, lo expone a sus amigos o lo populariza en una conferencia? País de las Líneas, región decepcionante cuyos habitantes sólo pueden des-
Debe cambiar de registro, sustituir los términos especializados por expresio- plazarse de un punto al otro. Entonces ·su nieto, un hexágono, le sugiere la
nes del lenguaje corriente, reemplazar las imágenes abstractas por imágenes posibilidad de una tercera dimensión, de un reino donde las cosas se mueven
vivas, incorporar sus informaciones en imágenes accesibles p-ara su auditorio, de arriba a abajo y de izquierda a derecha. El cuadrado se enfada y niega esta
recurrir a dibujos, diapositivas o películas. absurda idea. Pero al caer la noche se topa con una esfera, que habita el
Estas banales operaciones van muy lejos, pues constituyen procesos trans- País del Espacio, lo que sacude todas sus ideas. Entonces grita de viva voz:
formativos de los que resultan «copias» más o menos simples de una suma « ¡Es la locura o bien es el infierno!» Pero la esfera le responde tranquila-
de conocimientos y de la realidad. Las representaciones, como hemos dicho, mente: «Ni una cosa ni la otra; es el conocimiento; son las tres dimensiones.
figuran entre estas «copias». Con lo cual están más emparentadas con los pro- Abre bien los ojos y trata de observar correctamente».
cesos transformativos que con los procesos informativos. Esta es la primera Esta fábula ilustra perfectamente la naturaleza de las relaciones entre
conclusión que se desprende de ello. Esta conclusión significa que las repre- personas que tienen representaciones diferentes de sí mismas y del mundo.

'
sentaciones fundamentales de un género estable y ampliamente extendido Cada individuo afirma que la visión del otro está deformada, que es errónea,
no se resuelven en observaciones y reglas de inferencia, como tampoco pro- etcétera, como lo hacen los científicos. Además podemos observar lo que se
vienen de ellas. Las encontramos en el trabajo mental del sabio aficionado, «
~- produce cuando nuevos conocimientos científicos son trasladados al orden
así como en los productos terminados hacia los que tiende dicho trab-ajo. t existente de las ideas y las realidades. Lo que caracteriza a los espíritus no
es la información que es sometida a su atención, sino el cambio de perspec-
tiva, la manera de representar las cosas.
c. Teniendo presente este ejemplo, ahora queremos especificar los procesos
,. transformativos. Con fines teóricos es posible simplificar un poco distinguien-
Ahora examinaremos sucesivamente los dos géneros de procesos y los do entre los procesos externos y los procesos internos. Los procesos externos
ilustraremos mediante ejemplos. Pero antes representémonos una vez más la describen los cambios sufridos. por las teorías de la ciencia a fin de convertirse
situación de nuestro sabio aficionado ante la ciencia y fo realidad. La primera en representaciones de sentido común. Los procesos internos conciernen a las
engendra de forma continua y objetiva sorprendentes datos sobre la natura- transformaciones registradas en el interior de estas mismas representaciones.
leza humana y la naturaleza de las cosas. Nos muestra que debemos mover- Lógicamente, primero nos ocuparemos de los primeros. Pueden resumirse en
nos en lo desconocido. Lo conocido parece haber fracasado y se aleja. Al ha- tres puntos esenciales:
cerlo, la ciencia ·describe de forma estimulante el mundo onírico de quienes a) La personificación de los conocimientos y de los fenómenos es el pri-
han intentado rechazar los errores de la inteligencia human!! y mirar más le- mero y más impresionante. Evidentemente, esto se observa en que cada teoría
jos. Nos cuenta historias apasionantes, misteriosas, sin final, sobre las estre- o ciencia está asociada a un individuo, designado por su nombre y que se
llas, los océanos, los fenómenos psíquicos, el mundo animal, cuya riqueza convierte en su símbolo: el psicoanálisis a Freud, la relatividad a Einstein,
trasciende por mucho nuestra imaginación ordinaria. A este respecto, a me- el condicionamiento a Pavlov, etc. He aquí lo que le da una existencia con-
,-,~,,"'~:r~~~:... /4,,:,,'k,,'t¼~:.>'-"'""'~"~wW~¾'~l.~1.,,,~~~"'..,.,....,..._,2,.~-;\'..,,'j¡¡¡,¡~.Nuu,,~."'~Yit ~ ·,g17· 7 ., f?'.Oad z , ; t i : M , l . : ~ ; ' ; ; x < ; ; < ! , ~ , ~ ~ ~ ~ - ~ , . ; ; - ~ ~ ~..< m A . • ~ ~ ~ w . ~ " " " ' " " " ' ~ ' ~ ' ' " " ' " " " ~ " ' " " " " -

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creta y permite tratarla como si fuese una realidad social perceptible ... tnás lo personal. Por ejemplo en el lenguaje. «Al igual que, por convención y
aún, como si se tratase de una persona concreta. Tanto así que la teoría la formación», observaba Bloomfield, «los participantes en el discurso científico
O
cienc;ia es asociada posteriormente a un grupo social más o menos conocido: aprenden a dejar a un lado consistentemente todos los factores personales
el psicoanálisis a los psicoanalistas, el condicionamiento a la Rusia soviética de significado, los rasgos lexicales, gramaticales y estilísticos de su discurso
el conductismo a los Estados Unidos, etc. Que dicha asociación a una person~ informal se hacen diferentes; cada científico reacciona a cada discurso úni-
puede tener un significado cognitivo, lo vemos en un hermoso ejemplo dado camente por medio de los operadores pertinentes de sus sustitutos lingüísticos
por William James. ( 1955, pág. 265 ). Ahora bien, los participantes en el discurso del sentido
Antes de partir hacia la Universidad de Stanford, este filósofo había es- común reintroducen todos los denominados factores personales de significado
cuchado a su amigo B ... quien le había descrito los temblores de tierra que y todos los rasgos informales y ordinarios del vocabulario y del discurso. Esto
podrfa conocer en California. Una vez llegado ahí, James sintió que su cama también tiene lugar, al menos en parte, a nivel de contenido lógico: el razo-
oscilaba y experimentó un sentimiento de alegría al pensar que la idea abs- namiento «natural» sustituye al razonamiento «artificial». En una palabra, a
tracta de «temblor de tierra» se había convertido en una realidad, una ex- todos los niveles, lo personal ocupa el lugar de lo impersonal.
periancia sensorial. He aquí en qué términos analiza sus impresiones: «En b) La figuración está relacionada con la sustitución o con la superposi-
cuanto pude pensar, discerní retrospectivamente ciertas modalidades su- ción de imágenes a los conceptos. En efecto, en su contexto original, las no-
mamente particulares en el recibimiento que mi conciencia había dado al fe- ciones científicas constituyen puntos dentro de un sistema de proposiciones
nómeno. Era algo espontáneo y, por así decirlo, inevitable e irresistible. Al definidas mediante ecuaciones o razonamientos operatorios. En el marco de
principio personificaba el temblor de tierra en una entidad permanente e in- recepción del sentido común se convierten en cuasi-metáforas, en diagramas
dividual. Era el temblor de tierra de la predicción de mi amigo B. .. , temblor o en imágenes sensoriales. Casi pueden ser vistas. Por regla general, estas
que había guardado la calma, que se había retenido durante los meses inter- imágenes se imponen a las imágenes o ideas lejanas o abstractas. Así, el con-
medios para, finalmente, invadir mi habit-ación y afumarse con mayor energía cepto de fuerza que, en mecánica «erudita», se traduce en una relación entre
y triunfalismo en esa memorable mañana de abril. Además era hacia mí que la masa y la aceleración, en mecánica «popular» adquiere el sentido de un
venía en línea recta ... Todas las personas a quienes interrogué al respecto esfuerzo o una tracción análogas al esfuerzo o la tracción musculares. Esto
se mostraron de acuerdo con esta experiencia: «Tenía una intención», «Era es algo que todo el mundo ve y experimenta, diciendo: «puedo hacerlo» o
perverso», «Estaba decidido a destruir», «Quería mostrar su fuerza», etc.
A mí simplemente quería manifestarme el pleno significado de su nombre.
l «la fuerza es el derecho». En los conceptos de «onda», «corpúsculo», «clase

Pero, ¿quién era el sujeto de esas frases, es.e «el»? Para algunos, probable-
mente, un vago poder diabólico. Para mí, un ser individualizado, el temblor
ir
¡
social», etc., observamos trasvases similares. De esta forma, nuestras auda-
ces aventuras en el campo del pensamiento abstracto son llevadas más allá
de los límites de la comprensión lineal, lógica, al campo del pensamiento figu-
~
de tierra de B ... ». rativo. Al igual que en ciertos media, la información señalética se convierte
Se observará, de entrada, que William James habla del temblor de tierra en una información icónica, siendo recibida como tal (Maisonneuve y Brou-
como de un nombre, una combinación verbal que ha recibido. James cons- chon-Schweitzer, 1981).
tata que las sacudidas que había sentido y las manifestaciones observadas le La vivacidad de la mayoría de los razonamientos y nociones del sentido
habían permitido proporcionarle una individualidad y confé'rirle un signifi- común (Moscovici, 1981; Nisbett y Ross, 1980) es la consecuencia más evi-
cado. No cabe duda que el temblor de tierra que asoló San Francisco en 1906 dente de la figuración. Toda representación participa, antes que nada, de
fue una catástrofe. Pero el filósofo colocado bruscamente en una nueva si- nuestra imaginación, enriqueciéndola y concretizándola. De ahí proviene su
tuación no considera la novedad del acontecimiento. No es la novedad la que excepcional poder sobre nuestros pensamientos y percepciones.
provoca sus observaciones, percepciones e inferencias. Por el contrario, una e) Por último, la ontización de las relaciones lógicas o empíricas parece
vez que le ha sido comunicada la idea, trata el temblor de tierra como algo acompañar el paso del contenido propio de la ciencia al sentido común. Sa-
que materializa la representación y determina sus actos y sus inferencias cog- bemos perfectamente que la lógica de la ciencia es una lógica de las relacio-
nitivas. Finalmente, todo pasa, como escribe James, entre B ... y «yo», en esa nes. Esta lógica evita en todo lo posible conferir, sin más, el status de sus-
relación reavivada que toma un carácter totalmente personal, al mismo tiem- tancias o de cosas a los resultados de sus análisis y de sus obsetv'<lciones.
po que el temblor de tierra se convierte en «un ser individualizado». Algunos físicos incluso dudan a la hora de creer en la realidad de fenómenos
Generalizando, es posible decir que existe una tendencia a transformar la · materiales como las ondas o las partículas, los campos o los agujeros negros.
marcha del conocimiento científico hacia lo impersonal en una marcha hacia Ahora bien, las representaciones son propensas a hacer corresponder cuali-
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21. De la ciencia al sentido común 1 699

dades, fuerzas y cosas a las ideas o a las palabras. Es decir, a ontizar lo que Numerosas intuiciones vitales de la ciencia contemporánea se expresan en
tan sólo es un ser lógico o incluso verbal. En otra obra (Moscovici, 1961 ) he- lenguaje -¿o habría que decir jerga?- matemática, un idioma fuera de lo
mos descrito detalladamente las etapas de este fenómeno al hablar de la no- común que contadas personas hablan o comprenden. Y no obstante, este
ción psicoanalítica de «complejo». Para un número relativamente elevado de idioma es trasladado al lenguaje ordinario sustituyendo las proposiciones y
personas, esta noción no significa una relación entre padres e hijos, una idea significados precisos por proposiciones y significados metafóricos, necesaria-
dentro de una teoría. Sino que está relacionada, por el contrario, con un mente vagos. De hecho son las teorías y las nociones científicas que tienden
objeto psíquico. E incluso con un órgano casi biológico que, por ejemplo, a significar todas las cosas para todo el mundo y, por consiguiente, las más
puede ser operado. Pero la historia está llena de ejemplos de este tipo e in- ambiguas ( como el carisma y el complejo), las que resultan más atractivas.
cluso de otros más sorprendentes. Y sus representaciones son también las más difundidas.
El lector quizá se pregunte por qué no hemos utilizado una palabra más Esta posible ambigüedad no debe considerarse como un obstáculo para
familiar (cosificar, reificar, sustancializar, hipostasiar) para designar esta ca- las metamorfosis cognitivas que sufren las teorías al pasar de la ciencia al
tegoría de hechos, en lugar del barbarismo ontizar. Creemos que las palabras sentido común. Al contrario, una ambigüedad que se resuelve en el contexto
familiares que han sido creadas para designar una propensión, considerada de la comunicación social constituye una ventaja, ya que permite una mayor
negativa, del pensamiento, han dado al mismo tiempo una imagen desfigu. economía en el enunciado y una mayor libertad de interpretación, contribu-
rada del proceso. En realidad, en el caso que acabamos de examinar, se trata yendo así a potenciar y flexibilizar el pensamiento. Conjuntamente, estos pro-
simplemente de prolongar una imagen, de conferirle un espesor de realidad, cesos externos hacen que una ciencia entrada en cultura y que haya estable-
de hacerle un lugar en la ontología del sentido común ... nada más. No nos cido núcleos en el .medio social en el que vive cada individuo, tenga otra
pronunciamos sobre su materialidad real y vemos en ella un intermediario có- estructura, otra racionalidad y otro impacto que aquellos que posee en su
modo hacia algo ininteligible.
Ahora bien, esta transformación tiene sobre todo una importancia cog- lf institución de origen y en los círculos profesionales.

nitiva. Por una parte fija las nociones en un cuadro de la naturaleza, de la


sociedad o del cuerpo. Por la otra, al ontizarlas, procedimiento común para lf d.
aumentar la ontología, simplifica la representación intelectual. En efecto, en 1
la medida en que a cada «noción» le corresponde un «fenómeno», a cada l,·
palabra una cosa, es posible disminuir el número de relaciones mentales y t A fin de comprender los procesos internos hay que recordar que las re-
acortar la cadena lógica. Basta con repetirlas en los diversos casos para tener presentaciones son teorías o representan el papel de tales. Por consiguiente,
la impresión de comprender. Esto explica por qué, si en la ciencia la relación en esta cualidad deben mostrar «cómo suceden las cosas». Dicho de otra
es todo, en el sentido común, las sustancias están en todas partes. Por con- manera, las representaciones tienen por misión: primero, describir; después,
siguiente, las terribles simplificaciones que se achacan a las representaciones clasificar, y por último, explicar. (He aquí por qué las representaciones in-
sociales, al pensamiento común, no son prejuicios sin fundamento cognitivo. cluyen las denominadas «teorías implícitas» que sirven únicamente para cla-
Sino que tienen por contrapartida la multiplicación de estos seres que, se- sificar a personas o comportamientos, y los esquemas de atribución destinados
gún Ockham, sería innecesaria. Posiblemente innecesaria, per6' no sin razón. a explicarlas.) Pero existe una considerable diferencia, ya que la ciencia tien-
Resulta fácil observar que estos procesos separan el contenido de su for- de a subrayar la incertidumbre de sus conceptos y sus experiencias. Advierte
ma original. Lo extraen del contenido específico para reintroducirlo en un contra cualquier salto precipitado hacia una explicación. El positivismo y el
contexto general en previsión de cualquier posible utilidad y darle una forma empirismo incluso han negado, en un momento dado, todo valor a las teo-
que permita su asimilación. Por ejemplo, si se trata de la relatividad, que rías que responden a la pregunta «por qué», reconociendo únicamente el va-
es tan popular que las obras sobre este tema se venden como bollos en los lor de aquellas que resuelven el problema del «cómo».
supermercados, hay que separar de la teoría las demostraciones matemáticas Sin embargo, fuera de este marco propio, los individuos tienden a sobres-
y los experimentos que pocas personas están en condiciones de comprender y timar la certeza y la consistencia de la ciencia. En base a ello, manifiestan
aún menos de reproducir. En su lugar encontramos paradigmas usuales y ex- una cierta inclinación a dar un contenido unitario para cada representación,
perimentos imaginarios que se desarrollan en trenes o que recurren a relojes pasando sin transición de las respuestas al «qué» a las respuestas al «cómo»,
que todo el mundo cree conocer o saber manejar. En este caso como en la y de éstas a \las respuestas al «por qué». La representación tiene por finalidad
mayoría de los demás, el cambio más radical se manifiesta en el lenguaje. englobarlas, como si, en oposición con lo que sucede en la ciencia, una «teo-
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ría» no pudiese seguir siendo únicamente descriptiva, clasificadora 0 El hemisferio derecho es más musical y sexual que el izquierdo. Piensa en
cativa. imágenes, observa a través de conjuntos, descubre esquemas» (Ferguson,
Teniendo en cuenta este rasgo particular se comprende que Heider (1958) 1977, pág. 78).
haya reservado a la causación el lugar principal dentro de la psicología del La dicotomía se acentúa con una certeza imperturbable y llevada al extre-
sentido común y que los sociólogos (Windisch, 1978) le reconozcan un itn~ mo. Toda distinción se transforma en contraste, toda relación en exclusión.
portante papel dentro de la ideología. Por consiguiente resulta evidente que El cerebro es ontizado de forma eficaz: el contenido de cada hemisferio no
el proceso interno se traduce en la transformaci6n casi automática de ÚJ des- sólo es cargado de realidades que nos resultan familiares (contar, medir, etc.),
cripcí6n en explicaci6n, Al final, la representación se ha hecho, por decirlo, sino también multiplicado: en lugar de un solo cerebro, tenemos dos. Más
así, completa. Esto le confiere una fuerza apremiante. Parece tener respuesta tarde, al extender el campo de aplicación de esta visión del cerebro a las
para todo y estar en condiciones de saturar cualquier campo de realidad. En personas y a las situaciones, es transformada en red de clasificación. Este pro·
pocas palabras, mientras que en la ciencia tiende a dominar el componente cedimiento permite organizar a los individuos en categorías. De esta forma
descriptivo, el más próximo de la observación, en el conocimiento del sentido se distingue a las personas «con cerebro izquierdo», por una parte, y a las
común es el componente explicativo, el más alejado, el que predomina. Pero personas «con cerebro derecho», por la otra. A cada una de estas categorías
también el que va más dire_ctamente al corazón del hombre. ' se le imputan rasgos específicos y en ellas se clasifica a los tipos bien conoci-
Añadamos algunas precisiones. Podemos decir que una representación dos y, por ende, concretos. La misma autora escribe: «Para decenas de miles
desempeña simultáneamente las tres funciones de una teoría. He aquí un de ingenieros, de químicos, de psicólogos con cerebro izquierdo, y para sus
ejemplo para ilustrar esta afirmación. Diversas investigaciones realizadas por colegas más espontáneos e imaginativos con cerebro derecho, las drogas cons-
los neurólogos han puesto de manifiesto la existencia de una lateralización tituían un pasaporte para Xanadú, sobre todo en los años sesenta>> (pág. 89).
de las funciones cognitivas del cerebro. El hemisferio izquierdo parece domi- Una cosa es evidente: esta clasificación se introduce en el modelo convencio-
nar los conocimientos verbales y analíticos, mientras que el hemisferio dere- nal, aunque le otorga un nuevo significado y una nomenclatura diferente.
cho sería la sede de los conocimientos perceptivos y globales. El estudio de En tercer lugar, la representación se hace completa, explicando algunos
los datos obtenidos llevó a los estudiosos del tema a la conclusión de que, comportamientos y ciertas situaciones sociales. Por ejemplo, al estar dotados
a pesar de todo, la especialización de cada una de las dos mitades del cere- los ricos de un tipo de mente y los pobres de otro, llegan a resultados desi-
bro no es una cuestión absoluta, sino que nos traslada más bien a un con- guales en sus respectivas empresas. Lq que lleva a Marilyn Ferguson a afir-
tinuum (Springer y Deutsch, 1981). Examinada desde una perspectiva ló- ,, mar: «A causa de la ventaja o desventaja inicial, debidas a un sistema ner-
gica, la teoría elaborada en este campo es ·exclusivamente descriptiva. Por vioso diferente, a primera vista parece que los ricos se hacen más ricos
razones que merecerían ser analizadas en profundidad, esta teoría ha sido if y que los pobres se desalientan» (pág. 88 ). Resulta evidente que todas estas
objeto de una extraordinaria difusión. Un inmenso público de sabios aficio- proposiciones van mucho más allá de los datos científicos y se alejan en gran
nados· se ha lanzado sobre ella con auténtica gula, naciendo así una neuro- medida de la realidad.
ciencia del sentido común. En esta ciencia, y en ello reside lo extraordinario
de todo ello, las dos mitades del cerebro (o del espíritu) se han convertido
en dos cerebros (o espíritus) que corresponden a dos modos separados de
pensamiento, de sensibilidad y de comportamiento: el cerebro izquierdo y el E. El pensamiento informativo y el pensamiento representativo
cerebro derecho, lo racional y lo intuitivo, lo consciente y lo inconsciente,
lo masculino y lo femenino, la lógica y la mística, etc. Es una representación Los procesos internos y externos de transformación de un contenido cien-
.fuerte, tanto desde el punto de vista de la imagen que reemplaza al concepto, tífico en contenido del sentido común son los que creemos observar en el
como desde el punto de vista del carácter ontológico que recibe. sabio aficionado. En lo esencial, estos procesos resultan familiares para el
Veamos ahora cómo una periodista científica, autora de T he Aquarian hombre de la calle. Estos procesos llevan a cabo el paso de lo que podemos
Conspiracy, la formula y metamorfosea. Su libro pretende ser una especie llamar un pensamiento informativo a un pensamiento representativo. Hay
de tratado de neurociencia del sentido común, dirigido a los sabios aficiona- que suponer que cada uno de estos pensamientos tiene su propia racionalidad.
dos. En primer lugar constatamos la presencia de una «teoría descriptiva»: Podemos contrastarlos de la siguiente manera, según sus caracteres dominan-
«El hemisferio izquierdo domina esencialmente el lenguaje. Suma, resta, co- tes, aunque no exclusivos:
loca guiones, levanta separaciones, denomina, clasifica y observa los relojes ...
------------------------~ ~~~

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Pensamiento informativo Pensamiento representativo juzgada por los demás. No sostenemos que lo's individuos no traten la infor-
Conceptos y signos Imágenes y símbolos mación de la manera acostumbrada. Pero pensamos que, en la vida social,
Validez empírica Validez consensual también (o sobre todo) es creada para adaptarse a algún marco del sentido
Dominado por el «cómo» Dominado por el «por qué» común o para desencadenar la reacción deseada de un amigo, de un superior,
Tipos fijos de inferencia Elección de los tipos de inferencia de un médico, etc.
Limitación de la sucesión de los Flexibilidad de la sucesión de los Por consiguiente, el tema al que daremos preferencia en el estudio de la
actos mentales actos mentales epistemología popular será al tema de la transformación de las cogniciones,
Ciertas formas sintácticas dispo- Todas las formas sintácticas dispo. cogniciones informativas que se transforman en cogniciones representativas
nibles nibles y contenidos descriptivos que se convierten en contenidos explicativos. ¿Qué
podría estar más cargado de significado que comprender cómo un concepto
Toda representación de una teoría física, de la física, psicología, socio- se transforma en imagen, un ser abstracto en una realidad y una teoría obje-
logía, biología, etc., situada en el interior del sentido común, implica desde tiva en una representación convencional? Y además en un tiempo sumamen-
luego una alteración profunda del contenido, pero también de la estructura te reducido. Estos cambios se deben a que los individuos no intentan jugar
cognitiva. Una vez realizada, esta alteración confiere un esquema en aparien- al juego de la ciencia, sino que desean modificarlo a fin de utilizarlo en su
cia coherente a lo caótico o· a lo extraño. ¿Qué sucede con la información? juego favorito: el juego del sentido común.
Podemos decir que, una vez en posesión de una representación de lo que las
cosas pueden ser o deben ser, los individuos se ponen a buscarlas. Buscar no es
el término adecuado. Podemos afirmar que los individuos crean para con- F. Imputar la realidad
firmar sus previsiones o sus explicaciones. Como hicieron Bouvard y Pécu-
chet cuando comenzaron a recopilar indicios para poder discutir su interpre- El pensamiento social es· un pensamiento sesgado. Esta hipótesis es acep-
tación de la frenología. · tada de forma tan generalizada que no nos queda más que examinar sus
Esto es aún más cierto cuando se trata de fenómenos sociales, de rela- condiciones. Resulta evidente que una representación social compartida por
ciones entre personas, como observan algunos investigadores (Snyder et al., los miembros de un grupo introduce un cierto prejuicio en su manera de
1900). El testimonio del escritor Canetti nos proporciona una ilustración de ver las cosas y de actuar. Este prejuicio se manifiesta a través de la presencia
cómo tiene lugar la penetración de los conceptos de origen psicoanalítico. En de un desacuerdo, del sentimiento de que otros grupos no ven las mismas
sus Memorias cuenta que, durante sus años de estudios, el nombre y la teoría cosas, no piensan de la misma manera. Incluso los miembros de una misma
{
de Freud se habían hecho tan comunes que aparecían en cada conversa- i cultura pueden tener una visión diferente de la realidad. Pero debemos ma-
~'l
ción. El psicoanálisis del sentido común se hallaba en gestación: «Las per- f:1 tizar esta afirmación. Si se toma en consideración la inmensa cantidad de
sonalidades influyentes de la Universidad aún la rechazaban, pero los «actos información que recibe una percepción, entonces estaremos de acuerdo en
fallidos» se habían convertido, no obstante, en un juego de sociedad. A fin apariencia sobre la mayoría de lo que se encuentra «allá afuera». Sin em-
de poder emplear con frecuencia esta palabra adorada, se lo producía en bargo, casi no prestamos atención al acuerdo. Lo que notamos es el desa-
cadena y, en cada conversación; por animada o espontánea que fuese, llegaba cuerdo. Y aunque éste se refiera únicamente a una pequeña parte de nuestra
el momento en que se podía leerla en la boca del interlocutor: ahí tenemos experiencia, tiende a dominar el pensamiento. No nos damos cuenta de ello
un acto fallido. Y una vez hecho esto, se podía pasar complacientemente a más que cuando nos sentimos amenazados en nuestra integridad. Entonces
su explicación, revelar los procesos que habían presidido a su nacimiento y el conocimiento de que cada uno de nosotros ha recibido, exactamente las
hablar así con tanta precisión como infatigable resistencia física de cosas muy mismas señales dirigidas a nuestro cerebro, no nos reconforta en absoluto.
personales ... (Canetti, 1982, pág. 133 ). • Nos preguntamos con estupor cómo hemos llegado a tener visiones tan dife-
Sin duda se trata de un juego de sociedad jugado por estudiantes. Pero rentes de la realidad y qué es en verdad la realidad.
corresponde a ciertas observaciones que hemos hecho y posee un carácter ¿Por qué nos interesamos por este problema? Por varias razones. Pri-
ejemplar. A este respecto, podemos ver que la información sobre la persona mero, una teoría de las representaciones sociales considera a las realidades
es engendrada, primero, en relación con un interlocutor y-luego, en el marco como algo producido, constituido, durante la interacción entre individuos.
de una representación compartida de la vida psíquica. Todo el mundo sabe qué A ella le incumbe decir algo sobre esta «producción», por oposición a la
evidencia debe producir y acepta producirla sabiendo cómo será percibida y teoría de la percepción o de la atribución, pues para éstas, toda realidad es
--,-~,.~,.;,-,, "''''"'-''"""' ,_,r_,.___,_ ,,__"li'\SIJ.&A~0i>'.).R'owf.i'.~~~·:,,c<·

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«determinada» en tanto que dato sensorial o información. Segundo, en este imaginario». Otros, por el contrario, responden: «¡Qué barbaridad! Está
capítulo nos proponemos describir cómo las representaciones sociales mode- muy ansioso, deberíamos darle tranquilizantes o aconsejarle una terapia».
lan la mayoría de las explicaciones del sentido común. Pues bien, lo hacen De esta forma, lo que para unos parece una «ficción», constituye para los
en parte, definiendo el grado de realidad de las cosas o de los comportamien~ otros una «realidad». Para los primeros, la persona en cuestión no está «real-
tos que hay que explicar. Y resulta lógico. Los individuos precisan «lo que mente» enferma, para los segundos sí que lo está. Es evidente que el primer
es real» antes de preguntarse «por qué» algo sucede de la manera que suce- grupo tiene una representación «orgánica» de la enfermedad. Por ello afirman
de. Tercero, creemos que la principal fuente de prejuicios_ en sus razonamientos que se trata de un enfermo o una enferma «imaginario/a». En cambio, el
y, por consiguiente, de divergencias entre ellos, se debe a que no definen de la segundo grupo tiene una representación «psicológica» de la enfermedad.
misma manera lo que es «real» y lo que es «ficticio». En ello no hay nada de Y consideran que los trastornos y dolores son reales.
abstracto ni de metafísico. Para asegurarnos de ello, preguntémonos cómo Podríamos multiplicar los ejemplos, pero éste destaca por su claridad.
es posible el prejuicio (la deformación, la distorsión, etc.). ¿ Qué significa en En éste como en otros casos análogos, las informaciones no son deformadas
la economía mental de los individuos? Para explicarlo se invocan diversas ni seleccionadas. Estos son tomados en consideración plenamente. Sin em-
razones. bargo, la representación que tenemos nos lleva a clasificarlas de manera dife-
Primero, una especie de ceguera, una negativa a ver la realidad, las rente. Y aquellas que no corresponden a la representación tendrán un menor
cosas tal como son. Según esto, los individuos deformarían las cosas para grado de realidad que las que le corresponden. Por consiguiente, si hay idea
ponerlas de acuerdo con sus deseos o sus intereses. De esta forma se expli- preconcebida, ésta se debe a que las informaciones no son clasificadas de la
carían los efectos de las ideologías, de la falsa conciencia o de la alienación. misma manera. Las primeras son consideradas como algo puramente ficticio,
Segundo, para explicar el prejuicio se invoca el hecho de que los individuos relacionado con epifenómenos; las segundas son consideradas verídicas y,
seleccionan las informaciones, aceptando algunas y rechazando otras. Esta por tanto, referentes a los hechos. Cuando las clasificamos de este modo, una
selección influenciada por las creencias y los prejuicios, desvía la atención del parte de las informaciones siguen siendo arbitrarias, podemos tomarlas en
objeto en cuestión. Percibimos ciertos aspectos del objeto y excluimos otros. cuenta o no. La otra parte se nos impone con todo el peso de los hechos.
Los individuos generalizan partiendo de datos parciales y cometen flagrantes Nos encontramos en la posición de un sabio que, según la teoría en vigor,
errores de juicio o se hacen una imagen falsa de la realidad. Miles de estu- puede descartar fácilmente un fenómeno como superficial o sin importancia.
dios han mostrado que cada individuo se expone únicamente a los mensajes En cambio tiene que tomar en consideración todas las regularidades y todos
de su grupo, reteniendo tan sólo las informaciones provenientes de su par- los fenómenos que prevé esta teoría. Resulta fácil demostrar que numerosos
tido o de su Iglesia, y así sucesivamente. La máxima que dice que sólo se
convence a los convencidos resume este fenómeno de filtración de las infor-
t;:
~
malentendidos en las relaciones políticas, sociales o interpersonales se deben
a que, a causa de representaciones divergentes, los individuos no clasifican
maciones que lleva a cabo toda persona. •·! las informaciones de la misma manera. Por consiguiente, éstas no tienen el
La ceguera y la selección son evidentes en la vida social. Explican muchas ij mismo peso fáctico para todo mundo. De ahí la pregunta que a menudo apa-
cosas, pero no todas. Cualquier explicación que las adopte como punto de rece en la conversación: «¿Qué quiere usted decir?», puesto que lo que es
partida resulta parcial, ya que no tiene en cuenta que la mayoría de las infor- un hecho para una persona, es opinión o ficción para otra.
maciones que nos llegan y afectan son ambiguas ... y eso canibia todo. Son Si este fenómeno es tan importante, hay que suponer que existe un mé-
ambiguas en el sentido de que no sabemos cuál es su grado de verdad o de todo, un proceso de imputación de realidad para una parte de las palabras,
definición. Si una persona aprende en los libros o en la conversación algo de las imágenes y de las informaciones que se recogen. Partiendo de las ob-
sobre los «átomos», los «ADN», el «complejo», la «raza», la «inflación», etc., servaciones que hemos realizado, he aquí los índices que imputan un cierto
no sabe si esas cosas existen ni cómo. Saber a qué atenerse es una necesidad grado de realidad a los elementos de una representación:
psíquica y social. ¿Cuál es la realidad que se esconde detrás de las palabras? a) La autoridad de una persona, de un grupo o de una obra que, en
He aquí una incertidumbre que sentimos constantemente. Para dilucidar este virtud de su competencia, declara que una información traduce un estado de
problema es necesario recurrir a las representaciones sociales, a esos «carnets hecho y que a una noción corresponde una cosa. Pero a condición de que
de identidad». Concreticemos su intervención por mediq de una analogía sea indiscutible, ya que toda declaración sujeta a controversia no es una de-
familiar. Imaginémonos una persona que se queja de dolores de cabeza, de claración y toda competencia que discute y es discutida se debilita en igual
trastornos y dolores sin síntomas físicos aparentes. Varios amigos discuten medida. Esto puede observarse en un tribunal: las opiniones contradictorias
la cuestión. Unos dicen: «Nuestro amigo no tiene nada; es un enfermo de los expertos minan tanto el valor de sus conclusiones, como la confianza

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706 j Psicología social y problemas sociales 21. De la ciencia al sentido común j 707

en sti peritaje. Además, por eso se les hace competir entre sí: para cambiar paradójica a los ojos de la multitud. ¿Acaso no es una actuación médica sin
el status de las informaciones que proporcionan, desplazándolas de la cate- instrumentos ni medicamentos? Por consiguiente se le considera como algo
goría de enunciados de hecho a la categoría de enunciados de opiniones. «irreal» o «ilusorio». No obstante, este juicio es atenuado, cuando no inver-
Por otra parte, en nuestra sociedad la ciencia está investida con una tido, por un católico, desde el momento en que éste identifica la curación
autoridad infalible. Se tiene la convicción de que la ciencia se basa en ideas a través de la palabra con la confesión, considerándola una técnica profana.
seguras para realizar actos de brujería en el laboratorio. Se considera que se Entonces adopta un aspecto concreto y se concibe que puede tener cierta
basa únicamente en hechos, que descubre un gran número de ellos e inventa eficacia.
hechos extraordinarios. Por esa razón, toda imagen, toda idea, toda noción La tercera maniobra se refiere a que cada representación posee un «esque-
proveniente de la ciencia está provista inmediatamente de una realidad. Por ma de reducción» que comprende varias imágenes o nociones que se intenta
imperceptible que sea para los sentidos, por incomprensible que sea pára aplicar a toda información. Por ejemplo, en una representación mecánica
la inteligencia y por paradójica que resulte para el sentido común, nos pre- del cuerpo, la imagen de una máquina (polea, ordenador) y las nociones de
cipitamos a reconocerle una existencia más sólida de la que le concederían fuerza y movimiento sirven para examinar todos los estados del cuerpo, para
los propios científicos. Le imputamos un carácter fáctico y una materialidad explicar el funcionamiento de los órganos, etc. (Jodelet, 1976). Se supone
análogos, si no es que maybres, que a los objetos o a los seres que perci- que toda experiencia u observación a la que se adaptan estos términos tiene
bimos de forma directa. un significado fáctico, mientras que el resto es encerrado entre paréntesis como
b) La reducción a la matriz de las nociones e imágenes de una repre- algo ficticio. Por medio de la equivalencia, de la minimización de las dife-
sentación social. A fin de que una información reciba una carga de realidad, rencias y la aplicación de un esquema de reducción se imputa una realidad
tiene que ser asociada a una autoridad reconocida. Esta condición es nece- a una parte de la información. Y otra parte es tratada como «poco con-
saria. Además, debe poder ser reemplazada en una serie de otras informacio- cluyente», «imaginaria», «subjetiva», etc. La prevalencia de la reductibilidad
nes que ya han recibido esta carga. Esta condición es suficiente. Recordemos explica el conservadurismo, a menudo subrayado, de las representaciones
que, hablando burdamente, nuestro sentido común anticipa la unanimidad sociales y del sentido común en general. Desde el punto de vista de la lógica,
de las experiencias. Ahora bien, esta unanimidad presupone una comunidad el procedimiento es análogo al de la ciencia, exceptuando cualquier posibili-
)ft,
de individuos que, se supone, observan el mismo mundo, que están consti- dad de verificación. Pero mientras que en la ciencia la reductibilidad tiene
tuidos psíquicamente para poder distinguir lo que se encuentra «allá fuera» t
l') por efecto la eliminación de los seres que subsisten en ella sin necesidad, en
de lo que está «aquí adentro», y que saben asegurarse de ello por medio de
los intercambios apropiados. Cuando tiene lugar una disyunción, y toda nue-
t
~
las representaciones sociales, las multiplica de forma alocada. El sentido
común se burla de la célebre navaja de Ockham y de toda economía de pen-
;::-
va información produce una, cada persona tiene una razón apremiante para samiento. En pocas palabras, mientras que el científico profesional es por
creer que se confirmará la anticipación de unanimidad. Por consiguiente, en necesidad deflacionista y trata la realidad como un recurso escaso, el científico
lugar de rechazar apresuradamente la nueva información, o de modificar su aficionado es inflacionista y trata la realidad como un recurso abundante.
juicio, la persona intenta diversas maniobras. e) La positividad, por último, significa la repetición en forma afirma-
La primera consistiría en establecer una equivalencia ent¡e esta informa- tiva de una información, minimizando sus aspectos negativos y sus califica-
ción y un elemento de representación que se haya convertido en parte del ciones particulares. Esto es lo que facilita especialmente su comunicación
sentido común. Hemos visto esta maniobra al hablar de la teoría del cerebro dentro de un grupo y permite emplearla con muchas cosas, si no es que con
dividido. Apenas publicada en una revista especializada, esta teoría fue todo y con nada. Ahora bien, esta misma circulación a menudo la reafirma
trasladada al campo de los conocimientos denominados populares. Pero en y crea en torno a ella una realidad lingüística, incluso si casi no es compren-
lugar de conservar su carácter de hipótesis plausible, inmediatamente se dida, como sucede con términos como «carisma», «libido», etc. Además, el
intentó establecer equivalencias con la representación existente de dos espí- hecho de poder encontrarla en campos dispares de la vida social y en las
ritus, uno intelectual y otro intuitivo. Una vez reconocidas y establecidas las relaciones interpersonales termina por conferirle una autonomía análoga a la
posibles equivalencias, la noción de dos espíritus en el mismo cerebro adqui- de los fenómenos objetivos. Entonces creemos que corresponde obligatoria-
rió el status de hecho y es considerada tan sólida como ei acero. mente a algo que se encuentra «allá afuera». Tampoco se hace de ella un
La segunda maniobra consiste en minimizar las diferencias entre la ver- producto puro del conocimiento del mundo, sino un producto del propio
sión de la información en la ciencia y su versión en el sentido común. Así, mundo. En otras palabras, esta afirmación que en ocasiones llega a ser obse-
«la curación a través de la palabra» del psicoanálisis constituye una técnica siva, elimina al sujeto o al autor de una información o de una noción y le

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708 1 Psicología social y problemas sociales 21. De la ciencia al sentido común 709

da un carácter impersonal. Y en la medida en que no puede ser imputada critas en los pliegues del cuerpo, en las disposiciones que tenemos y en los
a alguien, es imputada a algo real y existente. gestos que realizamos. Forman la sustancia de ese habitus del que hablan
Estamos seguros de que estos factores de imputación de realidad a las infor. los antiguos, que transforma una masa de instintos y órganos en un universo
maciones podrían ser descritos de manera más simple. Y sobre todo de una ordenado, en un microcosmos humano del macrocosmos físico, hasta el pun-
manera que nos revele aspectos sorprendentes del pensamiento común. Si to de hacer que nuestra biología aparezca como una sociología y una psico-
posteriormente se llega a ello, se podrá comprender mejor por qué, a la larga, lo logía, nuestra naturaleza como una obra de la cultura. Enraizada así en el
real tiende a parecerse a nuestras representaciones. Esto sucede un poco como cuerpo, la vida de las representaciones se revela como una vida de memo-
en 1a historia que cuenta Gertrude Stein. Picasso había hecho su retrato. La ria. A menudo se trata a los grupos y a los individuos como si fueran amné-
primera vez que Gertrude Stein lo vio, protestó enérgicamente, ya que aque- sicos. Pero las experiencias, las palabras y las imágenes del pasado, ausentes
llo no se le parecía en absoluto. Picasso replicó: «Ya verá usted como '! en suma, no son experiencias de las palabras y de las imágenes muertas, difun-
termina por parecérsele». Y eso fue lo que sucedió. lt
tas, sino que continúan actuando y envolviendo las experiencias, las palabras
fi y las ideas presentes. «La memoria», escribía Janet que veía en ella una fun-
ción social, «tiene por finalidad triunfar sobre la ausencia y esta lucha contra
G. Conclusión: el pensamiento considerado como un entorno 1a ausencia es lo que caracteriza a la memoria» ( 1928, pág. 221 ). Ella une el
sentido común con los sentidos a secas y hace que lo proveniente del pasado
La creencia que se halla bajo la mentalidad primitiva, si aún se puede sea más poderoso que lo proveniente del presente. La fuerza singular y la
emplear esta expresión, es una creencia en la «omnipotencia del pensamien- inteligencia de las representaciones sociales se entiende, residen en este do-
to» para dar una forma a la realidad de las cosas. La creencia que sirve de minio del mundo actual a través del mundo de ayer, de la percepción de lo
fundamento a nuestra mentalidad moderna y científica es simplemente la que existe por medio de la continuidad del recuerdo de lo que ha existido.
contraria. Es la creencia en la «omnipotencia del objeto» para informar al La autonomía que se reconoce a las representaciones sociales respecto al mun-
pensamiento, para determinar su evolución y su contenido. Para la primera do exterior tiene su contrapartida en la dependencia respecto a la solidaridad
de estas creencias, el pensamiento aparece en tanto que acción sobre lo real. del cuerpo y de la memoria que forma lo que se denomina mundo interior.
Para la segunda, en tanto que reacción ante lo real. En la primera, el objeto Pero este reverso tiene su anverso. Por lo general empleamos nuestro
es definido como un duplicado del pensamiento; en la segunda, es el pen- aparato sensorial y cogitativo para interpretar las representaciones de las
samiento el que se define como duplicado del objeto. Y si en la primera pen- cosas que nunca vemos (el gene, el átomo, los complejos, una guerra en
sar significa considerar que los propios deseos son realidades, lo que se deno- Asia, la cara oculta de la luna, etc.). En este mundo hecho por el hombre
mina wishful thinking en inglés, en la segunda pensar equivale a considerar en el que vivimos, la percepción de las representaciones es más importante
que la realidad constituye nuestros deseos. Pero ambas creencias, al ser si- que la de los objetos que suponemos reales. En realidad tenemos dificultades
métricas, expresan la misma condición: una especie de temor que sienten para diferenciarlas. Precisamos un signo que permita distinguir: «esto es una
los hombres ante fuerzas que no dominan y la victoria sobre este temor a representación», «esto no es una representación». El pintor René Magritte ha
través del conocimiento. Excepto que la mentalidad primitiva experimenta dado una magnífica ilustración de esta necesidad imperiosa. Pintó un cuadro
esté temor ante las fuerzas violentas de la naturaleza y la mentalidad científi- en el que se ve una pipa, cuadro que se halla incluido en un cuadro más
ca ante las fuerzas incontroladas del pensamiento. La primera de estas creen- grande que también representa una pipa. Al ver el cuadro interior se ve
cias ha permitido a nuestra especie sobrevivir durante millones de años; la una inscripción que dice: «Esto no es una pipa», lo que quiere decir que
segunda le ha permitido realizar multitud de cosas extraordinarias en unos «esto es la representación de una pipa». Luego nuestra mirada se desplaza
cuantos siglos. hacia la pipa «real», suspendida en el aire, y percibimos que ella es el
Tenemos que suponer que cada una de ellas expresa, a su manera, una «objeto» del cual la otra no es sino una reproducción pictórica, una especie
cierta verdad acerca del lazo entre nuestro mundo interior y nuestro mundo de duplicado. Pero esta impresión no es verídica, puesto que tanto una como
exterior. Este lazo y el acuerdo que expresa entre ambos mundos siempre ha la otra están pintadas sobre la misma tela. La idea de que · una de ellas
sido un enigma e incluso un milagro que aún no ha dejado de sorprender. figura en un cuadro y la otra en el espacio que a su vez es un cuadro, Y por
Pero el milagro resulta menos sorprendente si se toma en consideración que consiguiente algo «menos real» que la otra, es una ilusión completa. Ambas
las representaciones están constantemente presentes en la menor percepción, en son representaciones de una pipa que, a su vez, podría ser una representa-
el más mínimo de los actos y emociones. Las representaciones están ins- ción y así sucesivamente. Pero una vez que hemos consentido en «entrar en

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I1
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~
710 1 Psicología social y problemas sociales

el marco» del cuadro, nos encontramos atrapados, pues hemos aceptado una Bibliografía
de las imágenes, la de la pipa grande, en tanto que objeto real. No obstante
sólo existe una realidad: la del cuadro que, colgado en un museo y clasificad~
(Volúmenes I y 11)
en tanto que objeto de arte, provoca en nosotros una emoción estética y en-
riquece nuestro conocimiento del universo del artista.
Las representaciones sociales que componen el sentido común y lo forman
partiendo de las teorías y datos de la ciencia son como el cuadro pequeño en
el grande. Esto significa que las informaciones que recibimos a través de ellos
son modificadas por las imágenes y los conceptos «superimpuestos» a los
objetos y a los individuos. Cuando observamos a estos individuos y estos
objetos, cuando explicamos sus propiedades, «olvidamos» que podrían ser
representaciones de otra naturaleza. Les aplicamos las categorías de nuestro
grupo social, los razonamientos que hemos adquirido y los combinamos den-
tro de ese marco para hacerlos tales como los vemos. Y no podemos escapar
a estas categorías o razonamientos propios de nuestras representaciones, al
igual que no escapamos a las leyes de nuestra anatomía y de nuestra fisiolo- Abelson, R. P., Aronson, E., McGuire, W. J., Newcomb, T. N., Rosenberg, M. J.
gía. De manera que los contenidos y las reglas de este pensamiento repre- y Tannenbaum, P. (eds.): Theories of cognitive consistency. A sourcebook,
tativo terminan por constituir a nuestro alrededor un auténtico entorno donde Chicago, Rand McNally, 1968.
se funden lo físico y lo social. Los estímulos que emite este entorno, com- Abric, J. C.: «Experimental study of group creativity: task representation, group
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fosis del pensamiento en entorno, en situs de la sociedad. Aquí y allá existe titut d'Etudes Judiciaires, 1975.
una tendencia a considerar que las representaciones sociales son reflejo inte- Ackermann, W. y Rialan, B.: «Transmission et assimilation des notions scientifi-
rior de algo exterior, la capa superficial y efímera de algo más profundo y ques: une étude de la représentation de quelques faits scientifiques chez des
permanente. Mientras que todo apunta a ver en ellas un factor constitutivo ouvriers de !'industrie chimique», Bulletin du CERP, 1963.
de la realidad social, al igual que las partículas y los campos invisibles son Ackermann, W. y Zigouris, R.: Représentation et assimilation des connaissances
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672 1 Psicología social y problemas sociales 20. Masas, muchedumbres y densidad 1 673

minada. ¿Nos hallamos 'tinte un pequeño grupo, una pequeña muchedumbre ' En el marco de este capítulo resulta imposible pasar revista al conjunto
o una gran multitud? El factor crítico en estas situaciones parece ser el de investigaciones llevadas a cabo sobre la densidad, tanto experimentalmen-
aumento de los contactos sociales, de fa interestimulación de los individuos te como sobre el terreno. Por ello remitimos al lector a las obras de refe-
(véase Allport, 1924), el exceso de estimulaci6n social. La situación de den- rencia sobre la psicología del entorno (por ejemplo, Altman, 1975; Baum y
sidad espacial se caracteriza por las restricciones espaciales: los movimientos Epstein, 1978; Holahan, 1982). Pero el examen de los resultados de estas
o la gama de activid'tldes posibles están limitados debido a un espacio exiguo, investigaciones demostraría que este campo presenta un buen número de
mal concebido o repleto. En cuanto a la distancia interindividual o proximi- contradicciones.
dad, hace intervenir violaciones de las normas espaciales personales o de las Entre los resultados fiables se cuentan las conclusiones acerca del papel
normas específicas de interección. Resulta evidente que estos factores son de la diferencia sexual en las reacciones a las situaciones de densidad. Los in-
igualmente pertinentes en muchos casos de muchedumbres estudiados, si· no dividuos del sexo femenino reaccionan de forma más positiva a la densidad
es en todos. Los resultados empíricos derivados de las investigaciones sobre socioespacial que los del sexo masculino. Los hombres parecen reaccionar con
la densidad podrían así contribuir en gran medida a la comprensión de los mayor agresividad, manifestando sentimientos más negativos, en las condi-
fenómenos de muchedumbre. ciones de alta densidad. Entre las mujeres se constata el fenómeno inverso.
Estas distinciones demO"straron su utilidad al inicfarse las primeras inves- Freedman et al. (1972) llevaron a cabo una experiencia en la cual grupos
tigaciones con seres humanos, allá por 1965. Durante estas etapas iniciales iguales de hombres o de mujeres participan en un simulacro de jurado, en
de la investigación, los investigadores se interesaron por los efectos de la una pequeña sala o en una sala grande. Se les había pedido que escucharan
densidad sobre numerosos tipos de comportamientos y de experiencias. Se cinco procesos y que dieran su veredicto después. Se constató que las mu-
llevaron a cabo un gran número de estudios, tanto sobre el terreno como en jeres se mostraban mucho más indulgentes en condiciones de alta densidad,
el laboratorio, sobre la cuestión de las modificaciones de la agresividad o de mientras que los hombres eran mucho más negativos en las salas con una
los comportamientos sociales positivos (por ejemplo, la ayuda al prójimo), ·f; mayor densidad.
1,1
o sobre la retracción social en función de la densidad social o esp'<lcial, sobre c¡t·
,4
-¡~
Freedman explica estas diferencias relacionadas con el sexo mediante un
los efectos de la densidad sobre el estado de ánimo y otros estados emociona- w modelo que también podría reconciliar los resultados de los estudios sobre
les o fisiológicos, sobre el aumento o la disminución del rendimiento. Una J.1 el rendimiento en situación de densidad. Según él, la densidad no tendría
de las primeras experiencias en este campo fue realizada por Hutt y Vaizey ¡~~ efectos en sí misma, sino que simplemente intensificaría los sentimientos y
( 1966 ), quienes observaron un aumento de la agresividad en niños normales 1, las reacciones preponderantes en una situación' determinada. Por ejemplo, si
y en niños con parálisis cerebral. Sin embargo, otros estudios, como el de .,
;~
las mujeres tienden a tener reacciones positivas hacia otras mujeres, estas reac-
:~
Loo (1972), no muestran ninguna relación entre el comportamiento agresivo ciones emocionales son exaltadas en situaciones de alta densidad, mientras
de los niños y las variaciones de la densidad espacial en una situación con- que los sentimientos negativos y las reacciones de rivalidad de los hombres
trolada de juego. Otros estudios muestran un aumento del repliegue y una serán aún más acentuadas por la densidad. Es evidente que este modelo es
disminución de los comportamientos agresivos en situaciones de densidad. muy similar al modelo de la «facilitación social» propuesto por Allport (véa-
Varios estudios sobre el terreno, efectuados en dormí torios, mostraron que los se pág. 526 ), que tiende a interpretar el comportamiento de individuos in-
estudiantes alojados en los dormitorios más poblados manifestaban compor- mersos en la muchedumbre como una simple exageración o exaltación de las
tamientos de retracción más marcados que los estudiantes cuyo alojamiento respuestas que presenta el individuo aislado.
era menos estrecho. Los primeros tendían a evitar a sus compañeros, con- Las diferencias observadas en los efectos de la densidad sobre el rendi-
versaban menos, tomaban asiento más lejos de los desconocidos durante las miento pueden explicarse por medio del mismo esquema: la producción de
reuniones en el laboratorio y se mostraban más incómodos en presencia de respuestas ya adquiridas, en el caso de las tareas simples, se ve facilitada
desconocidos (véase Baum y Valins, 1977). por la presencia de los demás; en cuanto a las tareas complejas, en cambio,
Otra pregunta frecuentemente estudiada es la siguiente: ¿afecta una alta para las que no existe una respuesta adquirida, unívoca, el proceso de inter-
densidad el rendimiento? Ciertos resultados sugieren que las variaciones de estimulación puede obstaculizar la solución del problema.
densidad no afectan a ningún rendimiento, pero otros-.investigadores han Este modelo de densidad-intensidad que permite prever que la alta den-
afinado estos resultados, mostrando que la densidad implica un descenso de sidad intensifica las buenas o las malas respuestas, mejorando las situaciones
los rendimientos complejos, mientras que las tareas simples no se ven afec- benéficas y agravando las otras, presenta una debilidad: no explica cómo las
tadas.
buenas coyunturas terminan mal.
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