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Existen diferentes enfermedades que pueden afectar al sistema urinario, algunas de las más comunes se

citan a continuación.

 Uretritis. Consiste en la inflamación de las paredes de la uretra debido a una infección bacteriana o a
sustancias irritativas como jabones y detergentes. Provoca molestias o dolor al orinar (disuria) y
secreción uretral.

La mayoría de las veces el tratamiento de la uretritis es empírico, es decir, se inicia el


tratamiento con antibióticos porque se tiene una alta sospecha de que exista infección,
pero realmente no existe una confirmación definitiva. Hasta un 40 - 50% de los casos
de uretritis tienen una causa mixta ( Chlamydia - Neisseria gonorrhoeae ), por lo que se
recomienda que el tratamiento empírico cubra ambos gérmenes. De hecho, ante
cualquier situación en la que no se pueda acceder a los mínimos recursos diagnósticos,
cuando un paciente presenta signos y síntomas de uretritis se recomienda el
tratamiento sindrómico mediante ceftriaxona ( una única dosis intramuscular ) y
azitromicina ( una única dosis vía oral administrada de forma simultánea ). Es
importante iniciar éste lo antes posible una vez se hayan recogido las muestras ( 250
mg intramuscular de ceftriaxona 1 gr de azitromicina oral ó 100 mg de doxiciclina cada
12 h durante una semana ). La detección aislada de algunos gérmenes como
Ureaplasma urealyticum o Mycobacterium hominis en pacientes asintomáticos no es
indicación para iniciar tratamiento antibiótico, ya que es frecuente que estos gérmenes
sean colonizadores del aparato genital ; es decir, que se encuentran de forma natural
en la uretra sin producir enfermedad. En infecciones por Chlamydia no tratadas se ha
comprobado que el germen persiste durante 15 meses al menos. Ante un caso de
uretritis es importante tratar a las parejas de los afectados, pues como hemos dicho se
trata de una infección de transmisión sexual. • Chlamydia : todas las personas con las
que haya tenido contacto sexual el paciente durante los dos últimos meses deben ser
evaluadas en consulta por un médico. • Neisseria : todas las parejas de los pacientes
con diagnóstico de gonococia con las que haya mantenido relaciones sexuales en los
últimos dos meses deben ser evaluadas en consulta. En el caso de pacientes con
diagnóstico de uretritis gonocócica, por tener un periodo de incubación muy corto,
basta con testar a los contactos de las 2 - 3 semanas previas a la aparición de signos y
síntomas. En algunas ocasiones la uretritis se trata sin que exista una resolución de ella.
En caso de procesos recurrentes de probable uretritis puede deberse a : •
Incumplimiento terapéutico ; es decir, el paciente no cumple correctamente el
tratamiento que se le ha indicado. Las complicaciones más importantes que pueden
aparecer durante una uretritis son la epididimitis, orquioepididimitis o prostatitis en
varones ( inflamación del epidídimo, del epidídimo y del testículo y de la próstata,
respectivamente ) y la enfermedad inflamatoria pélvica ( endometritis, salpingitis ) en
mujeres.
 Cistitis. Es la inflamación aguda o crónica de la vejiga urinaria. Puede tener distintas causas, la más
frecuente es una infección por bacterias gram negativas. Los síntomas más comunes son: aumento de
la frecuencia de las micciones, presencia de turbidez de la orina y sensación de quemazón al orinar
(disuria).

Tratamiento de la cistitis bacteriana

Los antibióticos son la primera línea de tratamiento para la cistitis causada por bacterias. Qué
medicamentos usar y durante cuánto tiempo depende de tu estado de salud general y de las bacterias
halladas en la orina.

 Infecciones que aparecen por primera vez. Los síntomas suelen mejorar de forma significativa en un
día aproximadamente con un tratamiento con antibióticos. Sin embargo, es probable que tengas que
tomar antibióticos de tres días a una semana, según la gravedad de la infección.

Independientemente de la duración del tratamiento, complétalo con los antibióticos recetados por el
médico para asegurarte de que la infección haya desaparecido completamente.

 Infecciones repetidas. Si tienes infecciones urinarias recurrentes, es posible que el médico te


recomiende un tratamiento más largo con antibióticos o te derive a un médico especialista en
trastornos de las vías urinarias (urólogo o nefrólogo) para que te haga una evaluación y para saber si
las anomalías urológicas podrían ser la causa de las infecciones. En el caso de algunas mujeres, puede
ser más útil tomar una sola dosis de un antibiótico después de tener relaciones sexuales.

 Infección contraída en el hospital. Las infecciones de la vejiga contraídas en un hospital pueden


representar un desafío a la hora de tratarlas, ya que las bacterias de los hospitales suelen ser más
resistentes a los tipos frecuentes de antibióticos usados en los tratamientos de infecciones de la
vejiga contraídas fuera del hospital. Por ese motivo, es posible que se necesiten diferentes tipos de
antibióticos y distintos enfoques de tratamiento.

Las mujeres posmenopáusicas pueden ser especialmente propensas a padecer cistitis. Como parte del
tratamiento, el médico podría recomendarte una crema vaginal con estrógeno, en caso de que puedas usar
este medicamento sin aumentar el riesgo de padecer otros problemas de salud.

 Pielonefritis. Es una infección urinaria alta que afecta al riñón.

Dado que es una enfermedad de causa infecciosa, el tratamiento fundamental de la pielonefritis aguda se
basa en la administración de antibióticos, bien por vía oral o bien por vía intravenosa, dependiendo de cada
caso. La duración del tratamiento debe ser de 14 días en las pielonefritis no complicadas, y de 14-21 días en
las complicadas.

La mayoría de las veces el tratamiento de la pielonefritis aguda es empírico; es decir, se inicia el tratamiento
con antibiótico a ciegas, sin conocer realmente qué germen es el causante de la infección. Los antibióticos
empleados de forma empírica deben tener las siguientes características: ser activos frente a más del 95% de
las cepas de Escherichia coli, alcanzar concentraciones elevadas y mantenidas en la vía urinaria y en la
sangre, y respetar la flora vaginal y rectal (si no lo hacen, aumenta el riesgo de que haya recurrencias).

El tratamiento de la pielonefritis puede hacerse ambulatoriamente algunas veces; es decir, el paciente


puede tratarse en su domicilio, mientras que en otras es necesario ingresar en el hospital. Son criterios de
ingreso la existencia de sepsis, las complicaciones locales (dolor intenso, emisión de sangre abundante en la
orina, insuficiencia renal aguda…), que el paciente presente enfermedades importantes que puedan influir
en la respuesta al tratamiento (diabetes, cirrosis, tumores, trasplantes, problemas asociados al
envejecimiento…), que no pueda cumplir el tratamiento por vía oral, o que haya una mala evolución
después de 6-12 horas de observación una vez se haya iniciado el tratamiento con antibiótico.

Los antibióticos a elegir dependen de cada caso concreto. Por ejemplo, en aquellos pacientes con riesgo de
desarrollar pielonefritis por gérmenes resistentes se utilizan antibióticos más potentes que en pacientes que
no los tienen. Además, en cada zona del mundo, la resistencia de los gérmenes a los antibióticos es
diferente.

 Insuficiencia renal. Se define como la disminución de la filtración glomerular. Si aparece de forma


brusca se denomina insuficiencia renal aguda, en caso contrario se llama insuficiencia renal crónica.
Las causas pueden ser muy variadas, una de las más frecuentes es el deterioro de la función renal
provocada por la diabetes mellitus (nefropatía diabética). Si tienes falla renal, necesitaras diálisis o un
trasplante de riñón para sobrevivir. (El profesor creo que dijo por el grupo que las que tenga que ver
con operaciones no)

 Cólico nefrítico. Es un intenso dolor en la zona de los riñones y de los órganos genitales que en
ocasiones va acompañado de pérdidas de sangre por la orina. Se debe a cálculos renales formados
por precipitados de distintas sales como fosfatos, uratos y oxalatos que obstruyen la vía urinara e
impiden el flujo normal de orina.

La intensidad del dolor del cólico nefrítico mueve al paciente a la búsqueda de atención sanitaria urgente
para calmarlo. Por ello, es prioritario el tratamiento para combatirlo más que ninguna prueba diagnóstica.

En la actualidad los pilares sobre los que asienta el tratamiento del cólico nefrítico o cólico renal son:

1. Los antiinflamatorios no esteroideos (AINES). Se consideran la primera elección del tratamiento analgésico,
destacando el dexketoprofeno, diclofenaco y naproxeno. Los dos primeros se suelen administrar por vía
intravenosa en casos urgentes. Tan solo estarán contraindicados si existe daño renal previo o alergia a ellos.

2. Analgésicos anticolinérgicos. Buscapina (bromuro de hioscina). Aunque presenta buena eficacia analgésica
para el dolor cólico, no es superior a los AINES, por lo que debe relegarse para complementar los anteriores
o sustituirlos en caso de contraindicación.
3. Analgésicos dipirónicos. Metamizol (Nolotil). Con buena potencia analgésica, tampoco superan a los AINES
aunque pueden complementarlos. Su uso prolongado debe vigilarse por los efectos secundarios sobre los
glóbulos blancos.

4. Opioides menores. Tramadol. Actualmente se considera la segunda línea de tratamiento cuando los
anteriormente descritos no consiguen mitigar totalmente el dolor. COmo efectos secundarios pueden
agravar las nauseas y los vómitos que acompañan al cólico nefrítico.

5. Antiinflamatorios esteroideos. Prednisona (urbason). En los últimos años se han añadido como parte del
tratamiento, consiguiendo aportar mayor grado de efecto antiinflamatorio y analgésico al tratamiento de
primera línea.

6. Fármacos bloqueantes adrenérgicos. Tamsulosina. Habitualmente utilizados para los síntomas de la


hipertrofia de próstata, se han venido incorporando en el tratamiento de los cálculos ubicados en la zona
más baja del uréter favoreciendo la expulsión de litiasis de pequeño tamaño y muy cercanas a la vejiga.

Todos estos tratamientos deben complementarse con medicamentos para evitar las náuseas y los
vómitos cuando estas están presentes. No está demostrado que un mayor aporte de líquidos mejore el
proceso, si bien incluso se puede incrementar el dolor por un aumento de la frecuencia miccional y por
tanto de la función del uréter.

En casos de cólico nefrítico complicado (fiebre alta, ausencia de micción espontánea, deterioro de la función
del riñón) puede ser necesario un tratamiento más agresivo, recurriendo a la derivación de la orina por otro
recorrido evitando la obstrucción. Esto se consigue mediante la nefrostomía (drenaje urinario desde el riñón
al exterior por un conducto hacia la piel) o la colocación de un catéter doble J (para realizar un puente sobre
la obstrucción).

 Cálculo renal. Es un trozo de material sólido que se forma dentro del riñón a partir de sustancias que
están en la orina. El cálculo renal, llamado en ocasiones piedra, puede quedarse en el riñón o ir bajando
a través del tracto urinario. La intensidad de la sintomatología que provoca está generalmente
relacionada con el tamaño del cálculo. En ocasiones se produce su expulsión casi sin sintomatología.
Cálculos pequeños con síntomas mínimos

La mayoría de los cálculos renales pequeños no requieren un tratamiento invasivo. Es posible que puedas
expulsar un cálculo pequeño de las siguientes maneras:

 Bebiendo agua. Tomar entre 2 y 3 cuartos de galón (1,9 a 2,8 litros) por día puede ayudarte a limpiar
el aparato urinario. A menos que tu médico te indique lo contrario, bebe suficiente líquido —sobre
todo agua— para producir una orina transparente o casi transparente.
 Analgésicos. Expulsar un cálculo pequeño puede provocar cierta molestia. Para aliviar el dolor leve, el
médico puede recomendarte analgésicos, como el ibuprofeno (Advil, Motrin IB, otros), el paracetamol
(Tylenol, otros) o el naproxeno sódico (Aleve).

 Terapia médica. El médico puede indicarte un medicamento para ayudarte a expulsar el cálculo renal.
Este tipo de medicamento, conocido como «alfabloqueante», relaja los músculos del uréter y te
ayuda a expulsar el cálculo renal más rápido y con menos dolor

Cálculos grandes

Los cálculos renales que no se pueden tratar con medidas conservadoras —ya sea porque son muy
grandes para expulsarlos solos o porque producen sangrado, daño en el riñón o infecciones
permanentes de las vías urinarias— pueden requerir un tratamiento más exhaustivo. Como Los
siguientes procedimientos:

 Usar ondas sonoras para romper los cálculos


 Cirugía para extraer los cálculos renales muy grandes
 Usar un endoscopio para extraer los cálculos
 Cirugía de la glándula paratiroidea.

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