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ESPACIOS
Espacios
al paisaje de su Suiza natal, como
las montañas piramidales del Mon-
El arte de pasear
ch o el Niesen, los lagos de Thoune
o Leman, la secuencias montaño-
sas del paraje de Ginebra, las dispo-
siciones rítmicas del juego de las
nubes. En las composiciones con fi-
guras ese orden simétrico y repeti-
tivo se manifiesta aún con más cla-
ridad, puesto que la simetría se rea- JOAN NOGUÉ
liza alrededor de un eje compues- Viajar y pasear no es exactamente
to de un grupo de dos personajes, lo mismo. El viaje suele implicar
como en La noche, o en grupos rít- no sólo el desplazamiento a una
Miércoles, 30 enero 2008
vimiento (semejante a la línea in- nados libros de viaje, capaces de cu- en el Centro Galego de Arte Con- territorio y de vincularse con sus
tensa y autónoma de Gauguin), brir metros lineales de estanterías temporánea, en Santiago de Com- paisajes, ya sean urbanos o rurales,
que sugiere el volumen y el espa- en librerías y bibliotecas, represen- postela, y cuyas ponencias se aca- una relación monopolizada hasta
cio. El color se ajusta y se engasta tan un género literario con mayús- ban de publicar en un magnífico aquel momento por el modelo pau-
en el dibujo, a las líneas y a las for- culas. Nadie discute a estas alturas volumen coordinado por María tado por las representaciones pic-
mas y está al servicio de la línea y la enorme relevancia del viaje en el Luisa Sobrino Manzanares y Fede- tóricas del paisaje.
de la forma y les ofrece substancia proceso de adquisición de una con- rico López Silvestre. Este renovado interés por el pa-
plástica y materia pictórica, tan ciencia geográfica del mundo. Sin A finales del siglo XVIII apare- seo da lugar, por aquellos años, a la
próximo a la vibración de Rothko. embargo, esta preeminencia del cen los primeros intentos de esta- publicación de la obra Las ensoña-
Estos valores plásticos defendi- viaje, imbuido aún hoy de una cier- blecer una relación teórica y prácti- ciones del paseante solitario
dos con vehemencia por Hodler ta aureola mítico-legendaria, ha de- ca entre el paseo y el territorio y (1776-1778), de Jean-Jacques Rous-
fueron reconocidos muy pronto
(1911) por Vassily Kandinsky que
en su obra De lo espiritual en el arte
exponía “las tendencias constructi-
vas en pintura” y reconocía en Cé-
zanne y en Hodler “las composicio-
nes melódicas que tienen el nom-
bre de rítmicas. Éste fue en pintu-
ra el punto de partida del renaci-
miento de la composición”. A par-
tir de los análisis de Kandinsky, Fri-
tz Bürger, pintor e historiador del
arte, publicó en 1913 una reflexión
sobre el arte de su tiempo Cézanne
y Hodler donde marcaba las dife-
rencias entre ellos, en el contexto
del fauvismo, el cubismo y el expre-
sionismo alemán. Mühlestein, Sch-
midt, Haftmann, Hofmann, Benes-
ch han situado a Hodler en el cen-
tro de sus análisis sobre la autono-
mía de la obra de arte que obedece
exclusivamente a sus propias le-
yes. En 1975 Robert Rosenblum ex-
puso la tesis de un simbolismo mís-
tico en el arte moderno que ocupa-
ba de Caspar David Friedrich a
Rothko. En este marco tan amplio
Hodler ocupa un lugar muy impor-
tante junto a Edgard Munch.
El Museo D'Orsay da buena
cuenta de la belleza, el orden y la
sabiduría de un pintor que recono-
ció el ritmo de la naturaleza y sus
transformaciones y supo mostrar-
los para mayor goce, alegría y reco-
nocimiento de la modernidad. | Gustave Courbet: ‘El encuentro’ o ‘Buenos días, señor Courbet’, 1854 © THE GALLERY COLLECTION/CORBIS
seau, a las alusiones a los paseos li- aprehensión del territorio tal co-
ESPACIOS
Sida i malària,
Cultura|s La Vanguardia
auspiciado por el canon pictórico vas situacionistas –con Guy De- d'infectar els condons amb el VIH. “Pretenen acabar
paisajístico. El paisaje no puede bord a la cabeza– buscarán una for- ràpidament amb els africans”, ha dit. Per contra, hi ha
apreciarse ni descubrirse, se argu- ma alternativa de habitar la ciudad posicionaments molt més civilitzats i ètics. El presi-
ye, sin el estado de ánimo recepti- apoyándose en un método psico- dent dels sanadors tradicionals té un anunci a la televi-
vo que genera el paseo. El filósofo geográfico. sió, on demana als seus col·legues que no menteixin
francés Jacques Leenhardt consi- Esta particular tradición del pa- dient que poden curar la malaltia, perquè no té remei.
dera en este sentido que Schelle, seo urbano, a menudo impregnada Però, al mateix temps, insòlitament, el govern sud-afri-
con su libro, ofrece por primera de una crítica explícita por el deso- cà, per comptes de retrovirals, recomana als seroposi-
vez una fenomenología de la sensi- lado estado de estos paisajes, sigue tius una dieta a base d'oli d'oliva, alls, remolatxa i pata-
bilidad paisajística basada en una hoy vigorosa. Curiosamente, en es- ta dolça. L'OMS els hauria de portar al Tribunal Inter-
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estética del paseo que requiere, pa- tos singulares paseos están coinci-
ra que haya placer, la convergen- diendo más que nunca artistas, geó-
grafos, arquitectos y urbanistas.
Cuando el paseo Así sucede en el proyecto europeo
Post-it city, centrado en el estudio
individual se convierte de las ocupaciones temporales del
en itinerario espacio público y en la necesidad
de reinterpretar la ciudad contem-
socializado, surge poránea de manera alternativa a la
el camino lectura derivada del skyline oficial;
en la iniciativa Transurbancia, im-
cia de un sentimiento, por un lado, pulsada por Francesco Careri en
y de un entorno que ofrece una Roma; y, en la región metropolita-
contrapartida apropiada al mismo, na de Barcelona, en experiencias
por otro. La noción de paisaje se tan interesantes como Rieres/Ram-
construiría, pues, a partir de una se- bles (Roaming Ultrabarcelona), pro-
rie diferenciada y continuada de puesta basada en un recorrido a
apropiaciones del espacio natural pie a lo largo de tres días por los
o social, perspectiva sin duda sin- espacios periféricos de la Barcelo-
gular para la época y no muy aleja- na metropolitana o, más reciente-
da de la defendida hoy por muchos mente, en el taller Límites, impulsa-
autores, como Mathieu Kessler en do por el colectivo Sitesize en el Mural de preven- nacional per atemptat a la salut pública. El problema
su ensayo El paisaje y su sombra marco de las actividades del Obser- ción del sida. Nam- de fons és l'extrema pobresa, la desinformació i la man-
(1999) o Glòria Soler en L'estiueig vatorio Nómada Barcelona. pula, Mozambique ca d'una estructura sanitària ben estesa, de carreteres i
FOTOGRAFÍA DE XAVIER
a Catalunya, 1900-1950 (1995). De una forma u otra, lo cierto es MONTANYÀ ambulàncies per traslladar els malalts a temps i el nego-
Después de Schelle han apareci- que, a diario, millones de personas, ci que tenen muntat les multinacionals farmacèutiques.
do otras muchas aportaciones en aunque no reflexionen sobre ello, Ara bé, potser la sida ens impressiona més i li dedi-
torno al paseo como experiencia practican el paseo, ya sea en el cen- quem més atenció perquè també mata els blancs. I no
estética y forma de apropiación del tro de la ciudad, en su periferia, o té remei. Però el que és moralment inassumible és que
paisaje, muy especialmente el urba- en el campo. Y cuando el paseo in- la malària, que té remei des de fa dècades, sigui la cau-
no. La figura del flâneur de Baude- dividual se convierte en itinerario sa número u de mortalitat a l'Àfrica. La gran esperança
laire, que Walter Benjamin explo- socializado, surge el camino. Éste és la vacuna. El doctor Pedro Alonso, de l'Hospital
tará en sus Pasajes, es un hito fun- no es más, en última instancia, que Clínic de Barcelona, que treballa a Moçambic, i el doc-
damental en esta línea. El arte, la una socialización del paseo. Como tor Manuel Patarroyo, a Colòmbia, estan fent progres-
literatura y el cine se han inspira- bien decía Perejaume en las jorna- sos prometedors. Però la realitat és que a l'Àfrica cada
do una y otra vez, a lo largo de los das de Santiago y en una línea muy any mor un milió de persones, infants en gran part,
dos últimos siglos, en el paseante y parecida a la que transmite la obra d'una malaltia que per a nosaltres és com la grip. Molts
el paseo, como desearía mostrar al de autores como Francis Alÿs, To- africans encara creuen, com Stanley fa més d'un segle,
lector si dispusiera de espacio sufi- ny Smith, Richard Long o Erwin que la malària és un verí que segrega la terra i la vege-
ciente. Valga, como botón de mues- Wurn, con los años, los seres huma- tació morta. Ara estan distribuint mosquiteres impreg-
tra, la última película de José Luis nos nos hemos perfeccionado co- nades d'insecticida en certes àrees de Kenya i Zàmbia.
Guerin, En la ciudad de Sylvia. mo sujetos e instrumentos de cami- A Kenya, la mortalitat infantil ja ha disminuït un 44%.
Sí quiero destacar, en los párra- no, como paseantes, en definitiva. És una mesura preventiva de la qual me'n va parlar un
fos que siguen, un paseo algo pecu- Quizá sea verdad, entonces, que es metge epidemiòleg francès a Burkina Faso, fa més de
liar, pero ya presente en los inicios en el camino y actuando como pa- deu anys. I comença a aplicar-se ara! Vist l'èxit a Ke-
de la modernidad entre artistas e seantes donde mejor podemos re- nya, l'OMS acaba de recomanar-ne –per primera vega-
intelectuales. Se trata del paseo co- conocer aquello que nos hace hu- da!– el repartiment gratuït.
mo experiencia estética y forma de manos. |