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Estudio Descriptivo Comparativo del Test HTP

entre Niños/as Agredidos Sexualmente y Niños/as sin sospecha de agresión sexual



Ps. Jennifer Miranda M.
∗∗
Ps. Viviana Sanza C.
∗∗∗
Ps. Juan Vera P.
Resumen

El propósito de esta investigación fue explorar la utilidad de la prueba psicodiagnóstica


Casa- Árbol- Persona (HTP) en la evaluación de daño psicológico en niños/as que han sido
víctimas de agresiones sexuales. Se plantea como objetivo determinar la presencia de
indicadores gráficos diferenciales entre niños/as agredidos sexualmente y sin sospecha de
haber sufrido este tipo de agresión. Los resultados comprueban que existe una diferencia
estadísticamente significativa en el comportamiento que presentan 3 de las 4 variables en
estudio, mostrando los niños agredidos sexualmente mayor cantidad de indicadores gráficos
en sexualización traumática, indefensión-traición y alteración de las características
generales del dibujo, comparado con el grupo control. Los hallazgos de esta investigación
demuestran la existencia de indicadores gráficos de la prueba proyectiva Casa-Árbol-
Persona que pueden ser útiles para evaluar el daño psicológico que presentan los niños/as
que han sido victimizados sexualmente, aportando evidencia empírica para la construcción
de un marco teórico-práctico que fundamente el uso de esta técnica en contextos judiciales.
Palabras claves: agresión sexual infantil, dinámicas traumatogénicas, prueba proyectiva
gráfica Casa-Arbol-Persona (HTP)

Abstract

The purpose of this study was explore the benefits of the House – Tree- Person (HTP)
psycodiagnostic proof in the evaluation of the psycologic damage in children that are
victms of sexual abuse. The objective is to detect the presence of grafic indicators to
distinguish between boys and gilrs that have been abused but there is no agression
evidence. The results are prouving that there are a significant statistic difference in the
behavior that are in 3 of the 4 variables studied, and they are: traumatic sexualization,
defenceless-betray and the perturbation of general characteristics of the drowing. The group
of sexual abused children exhibit more quantity of graphic indicators in that areas
compared with the control group. These investigations demonstrate the existence of graphic
indicators of projective proof House-Tree-Person that may be useful to evaluate the
psycological damage that the children that are victims of sexual abuse have.
Key words: child sexual abuse, traumatogenenic dynamic, graphic projective proof
House-Tree-Person (HTP)

Psicóloga Universidad de Chile. Magíster © en Psicología, Mención Psicología Clínica Infanto-Juvenil.
Universidad de Chile. Diplomado Psicología Jurídica, Especialización Evaluación Forense. Pontificia
Universidad Católica de Chile. Psicóloga del Equipo Clínico Infantil, CAVAS Metropolitano.
∗∗
Psicóloga Universidad de Chile. Magíster © en Psicología, Mención Psicología Clínica Infanto-Juvenil.
Universidad de Chile. Psicóloga Clínica Los Tiempos.
∗∗∗
Psicólogo Universidad de Chile. Post-titulo Terapia Cognitiva Postracionalista. Sociedad Posracionalista.
Diplomado Psicología Jurídica, Especialización Evaluación Forense. Pontificia Universidad Católica de
Chile. Psicólogo, Jefe Técnico en Programa de Intervención Ambulatoria, Corporación Promesi.

1
INTRODUCCIÓN

En el ámbito de la psicología clínica y forense, tanto a nivel nacional como internacional,


es ampliamente reconocido el complejo proceso que constituye la evaluación de las
secuelas psicológicas que se generan en los niños/as que han sido víctimas de una agresión
de carácter sexual. Esto, debido a que involucra aspectos a nivel individual, familiar y
social, describiéndose en la literatura múltiples factores interrelacionados que se asocian a
esta problemática.

La creciente visibilización que han adquirido en la última década los delitos sexuales en
contra de los niños/as, ha planteado el desafío de desarrollar conocimientos científicos que
progresivamente posibiliten validar criterios para apreciar el daño psíquico ocasionado por
este tipo de victimización. En este sentido, diversos autores han planteado la necesidad de
construir instrumentos y sistematizar procedimientos que permitan evaluar con rigurosidad
metodológica y, de manera específica, el impacto de la agresión sexual infantil (Finkelhor,
1984, 1993ª; Cantón Duarte y Cortés, 1999). Al respecto, Miotto (1991), plantea como
necesaria la aplicación de una batería psicodiagnóstica que incluya diversas técnicas
idóneas, destacando principalmente la utilización de las pruebas proyectivas. Dentro de
estos instrumentos, se enfatiza la importancia de las técnicas gráficas como herramientas
para la evaluación psicológica de los niños/as, en tanto los dibujos constituyen formas de
expresión menos defensivas y más libres del mundo psicológico de éstos. Así, las diversas
técnicas gráficas posibilitan una aproximación clínica a contenidos profundos e
inconscientes del niño/a, siendo la prueba del dibujo "Casa-Árbol-Persona" (HTP) una de
las más utilizadas con la población infanto – juvenil.

La evaluación psicológica de los niños/as agredidos sexualmente a través de la


interpretación de sus expresiones gráficas, ha motivado el desarrollo de una línea de
investigación en el ámbito de la psicología clínica. Wenck y Rait (en Buck 2001) realizaron
una recopilación de investigaciones empíricas acerca de la aplicación de esta técnica en
casos de agresión sexual infantil. En estas investigaciones se ha encontrado que los sujetos
que han sido victimizados sexualmente, en comparación con un grupo control, presentan
mayores indicadores emocionales de ansiedad (Hibbard y Hartman, 1990), mayor tendencia
a dibujar los genitales (Hibbard, Roghmann y Hockelman, 1987), un menor desarrollo en el
control de impulsos, una estructura defensiva que enfatiza la regresión y un mayor nivel de
variabilidad en la expresión de sus rasgos sexuales (Yates, Beuter y Crago, 1985). Además,
es importante destacar que en el material gráfico se han encontrado como indicadores
relevantes las características generales del dibujo, señalando que una alteración en esta área
refleja dificultades significativas en la capacidad para estructurar conceptos o elementos de
la realidad, así como alteraciones en la organización de la propia personalidad del individuo
(Buck, 2001, Hammer, 1992).

En nuestra realidad nacional, se han realizado algunos estudios sistematizados que


muestran la relevancia del test "Casa – Arbol – Persona” (HTP) en la evaluación de niños
que han sufrido experiencias de agresión sexual (Morales, 2001; Fiora del Fabro y Molina,
1999). A través de estas investigaciones se constata la necesidad de ampliar los

2
conocimientos que actualmente existen acerca de la utilización de este instrumento,
enfatizando la importancia de realizar estudios que arrojen evidencia empírica que permita
orientar la interpretación de las producciones gráficas, específicamente en esta población.

Esta necesidad se ha agudizado debido a la implementación progresiva de la reforma


procesal penal, a partir del año 2000, en tanto la psicología como disciplina se ha visto
interpelada a fundamentar técnicamente sus pronunciamientos, toda vez que se ha instalado
la “duda razonable” respecto de la pertinencia e idoneidad de utilizar en contextos jurídicos
procedimientos tradicionalmente aplicados en el ámbito de la psicología clínica.

Agresión Sexual Infantil y Daño Psicológico

Desde el marco psicosocial, se han desarrollado múltiples conceptualizaciones que


caracterizan la vulneración del derecho a la indemnidad sexual en la infancia, sin embargo
la mayoría de éstas coinciden en los aspectos inherentes a este tipo de victimización. De
manera integrativa, Kempe (1978) define la agresión sexual infantil como "la implicación
de un niño o de un adolescente menor en actividades sexuales ejercidas por los adultos y
que buscan principalmente la satisfacción de éstos, siendo los menores de edad inmaduros
y dependientes y por tanto incapaces de comprender el sentido radical de estas actividades
ni por tanto de dar su consentimiento real. Estas actividades son inapropiadas a su edad y
a su nivel de desarrollo psicosexual y son impuestas bajo presión - por la violencia o la
seducción - y transgreden tabúes sociales en lo que concierne a los roles familiares"(en
Barudy 1998, pag. 161).

La literatura especializada demuestra las importantes secuelas psicológicas que produce en


los niños la agresión sexual, constituyendo ésta una experiencia traumática que altera
significativamente las distintas áreas de su desarrollo (López, 1993; Finkelhor, 1979, 1984,
1993ª; Cantón Duarte y Cortés, 1999; Smith y Bentovin, 1994; entre otros). Al respecto,
Finkelhor y Browne (1985) plantean un modelo comprensivo explicativo acerca de los
efectos psicológicos que ocasiona la vivencia de agresión sexual en los niños, señalando la
existencia de cuatro dinámicas traumatizantes o traumatogénicas que presentarían los niños
victimizados: sexualización traumática, traición, indefensión y estigmatización.

La dinámica denominada sexualización traumática se refiere a la configuración de una


sexualidad disfuncional y evolutivamente inapropiada en el niño/a, producto de la
experimentación de una agresión sexual. La estigmatización se refiere a los sentimientos de
culpa, vergüenza y aislamiento que presentan las víctimas, asociadas a las connotaciones
negativas que son transmitidas por el agresor durante la interacción abusiva y que el niño/a
incorpora a su autoimagen, predominando la sensación de ser distinto a sus pares. La
indefensión se refiere al proceso en que la voluntad del niño y sus deseos son
consistentemente contravenidos, lo cual le genera un sentido de ineficacia y disminuye su
capacidad para enfrentarse activamente al medio, prevaleciendo una percepción de
incapacidad para controlar los eventos externos nocivos. Así también, en el ámbito de la
interacción con el medio, la traición se refiere a la dinámica en que los niños descubren que
el agresor, alguien de quien dependían y en quien confiaban les ha causado daño o cuando
se dan cuenta que un miembro de la familia en quien ellos confiaban fue incapaz de

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protegerlos o creerles. Esto ocasiona una alteración en la visión general que el niño tiene de
los otros, presentando dificultades en las relaciones con figuras del mundo adulto (Capella
& Miranda, 2003). La conjunción de estas cuatro dinámicas proporcionaría el carácter
único al trauma por victimización sexual, en tanto produce una alteración en la orientación
cognitiva y emocional del niño/a hacia el mundo distorsionando su autoconcepto, su visión
del mundo y sus capacidades afectivas.

Test Casa-Árbol-Persona (HTP).

Esta prueba, creada por John Buck en 1948, plantea la elección de la temática de la Casa, el
Árbol y la Persona, fundamentado en que estos elementos: 1) resultan familiares a todos los
individuos, incluso para los niños/as más pequeños, 2) son fácilmente aceptados, sin crear
resistencia y 3) constituyen una fuente de asociaciones verbales a partir de la producción
gráfica. Junto con ello, los conceptos de casas, árboles y personas, poseen una gran
significación personal y potencia simbólica, en tanto "se saturan de las experiencias
emocionales e ideacionales ligadas al desarrollo de la personalidad, las que luego son
proyectadas cuando esos conceptos son dibujados" (Hammer, 1992; pag. 115). El valor
clínico de este instrumento, es que permite obtener información acerca de la forma
particular en que un individuo se percibe a sí mismo en la relación con los demás y con su
ambiente familiar, facilitando la proyección de elementos de su personalidad y áreas de
conflicto.

En cuanto al simbolismo inherente a la tríada Casa -Árbol- Persona, se ha comprobado que


la casa, como lugar de residencia, produce asociaciones con la vida hogareña y las
relaciones intrafamiliares, encontrando este concepto su potencial simbólico en las
experiencias básicas de la infancia y de la madurez del individuo. De manera específica, los
datos empíricos que se han logrado obtener del HTP han mostrado que el dibujo de la casa
puede simbolizar el hogar parental o el cuerpo del niño (Hammer, 1992). Los conceptos del
árbol y la persona permiten acceder al núcleo de la personalidad que se refiere a la imagen
corporal y al concepto de sí mismo. En el concepto gráfico de la persona es donde
mayormente se impregnan las experiencias emocionales vinculadas al individuo. Por su
parte, el árbol como concepto ofrece grandes posibilidades proyectivas, en tanto permite
obtener "una idea de la personalidad total desde las capas más profundas del ser" (Kosch,
1962).

Considerando todo lo anterior, el propósito de la presente investigación es explorar la


utilidad de la prueba gráfica HTP para evaluar el daño psicológico asociado a experiencias
de agresión sexual en niños chilenos. El objetivo del estudio, consiste en determinar la
presencia de indicadores gráficos diferenciales en niños chilenos de 9 a 11 años agredidos
sexualmente y sin sospecha de este tipo de agresión. De acuerdo al marco expuesto sobre el
daño psicológico, se plantean como hipótesis que los niños/as que han sido agredidos
sexualmente deberían presentar una mayor cantidad de indicadores gráficos asociados a:
Sexualización Traumática (hipótesis 1), Estigmatización (hipótesis 2), Indefensión-Traición
(hipótesis 3) y Alteraciones en las características generales del dibujo (hipótesis 4), en
comparación con los niños/as sin sospecha de Agresión Sexual.

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METODOLOGÍA

Muestra

La muestra estuvo constituida por 59 sujetos (30 niñas y 29 niños), que se encontraban en
el rango etáreo comprendido entre los 9 y 11 años de edad. Del total de los casos, 29
presentaban una denuncia legal y una evaluación psicológica realizada por un profesional
experto en el área, que registraba la presencia de vivencias de victimización de carácter
sexual y, por el contrario, 30 sujetos no presentaban sospecha de este tipo de agresión
(Tabla Nº 1). Dentro del grupo de sujetos que habrían sido víctimas de una Agresión
Sexual, el 72% corresponde al delito de abuso sexual y el 28% al delito de violación, según
lo estipulado por el Tribunal que seguía la causa (Tabla Nº2).

El grupo de niños/as agredidos sexualmente fue obtenido de la población de pacientes


consultantes del Centro de Asistencia a Víctimas de Atentados Sexuales (CAVAS), en el
período comprendido entre los años 2002-2004. La muestra constituida por niños/as sin
sospecha de agresión sexual se obtuvo de un colegio básico de la Región Metropolitana.

Los sujetos de ambos grupos pertenecían al nivel socioeconómico bajo.

De esta manera, la muestra se caracterizó por ser no aleatoria intencional dado que en el
caso de los niños/as agredidos sexualmente la selección de los participantes fue
determinada por la posibilidad de acceder, a través de la ficha clínica, a los dibujos de los
niños/as. En el segundo grupo, se determinó la inclusión de los sujetos a través del criterio
referido a la ausencia de sospecha de agresión sexual.

Instrumento

Se estudiaron las variables sexualización traumática, indefensión-traición, estigmatización


y alteración de las características generales del dibujo, a través de la prueba proyectiva
gráfica denominada Test "Casa-Árbol-Persona" (HTP). Esta prueba consiste en solicitar al
individuo que realice un producción gráfica siguiendo la consigna: "Dibuje una casa, un
árbol y una persona lo mejor que pueda, tiene todo el tiempo que necesite, haga su mejor
esfuerzo". El dibujo de la casa se realiza en una hoja situada en posición horizontal, los
dibujos del árbol y la persona se ejecutan en hojas con posición vertical, de acuerdo a la
secuencia señalada. Todos los sujetos tienen acceso a los mismos materiales: hojas, lápiz
grafito, lápices de colores, goma de borrar y sacapunta.

Para el análisis e interpretación clínica de los dibujos, se construyó una pauta de


indicadores gráficos en base a la revisión de la literatura respecto de los efectos
psicológicos de la agresión sexual infantil (Finkelhor & Browne, 1985) y el desarrollo
teórico-empírico acerca de las pruebas gráficas (Buck, 2001; Fiora del Fabro y Molina,
1999; Hammer, 1992; Machover en Portuondo, 1992; Koppitz, 1984). Con la asesoría de
dos jueces expertos, se seleccionó una serie de indicadores gráficos que se asocian a
alteraciones emocionales y conflictos en el desarrollo psicosexual, correspondientes a las
variables del estudio. De este modo, se operacionalizó la variable sexualización traumática

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agrupando indicadores gráficos que reflejan conflictos en el área de la sexualidad;
estigmatización reúne indicadores que evidencian sentimientos de culpa, vergüenza,
aislamiento y trauma; se integran las dinámicas indefensión- traición en una sola variable,
en tanto aúna indicadores asociados con dificultades en la interacción con el medio externo;
alteración de las características generales del dibujo incluye indicadores gráficos asociados
con dificultades en los componentes expresivos del material gráfico y las cualidades
organizativas de éste.

Pauta de Indicadores Gráficos, categorizados según las variables del estudio.


Alteración
Sexualización Estigmatización Indefensión Traición Características
Traumática Generales del
dibujo
 Chimenea enfatizada.  Desproporción  Ausencia de puerta en la  Dificultad en la
 Chimenea con humo. de la figura. casa o puerta pequeña. organización de los
 Árbol fálico. elementos del
 Énfasis vertical del tronco.  Presencia de  Ventanas disminuidas dibujo.
sombreado en la cara. (pequeñas, escasas o
 Cabello enfatizado u omitido. ausencia).  Ausencia de color.
 Nariz enfatizada en la persona.  Presencia de ojos
 Énfasis en la proyección de viscos o vacíos.  Énfasis en cerraduras  Dificultad
la boca (omisión, refuerzo, de puertas y integración de las
tamaño especial).  Manos ocultas. ventanas. figuras (síntesis).
 Línea de la cintura enfatizada
(p.ej: presencia de cinturón).  Manos difusas o  Copa del árbol pobre o  Presencia de
sombreadas. sin contorno. detalles bizarros.
 Énfasis en las características
sexuales de la figura  Presencia de cicatriz  Presencia de ojos  Pobreza de detalles.
(figura sexualizada). en el árbol. grandes y enfatizados en
 Presencia de distorsión, la persona.
sombreado o accesorios
en las áreas sexuales.  Presencia de brazos
 Genitales expuestos. cortos.
 Piernas juntas o rígidas.
 Omisión de manos.
 Figura del sexo opuesto
al del entrevistado.  Pies omitidos.
 Figura con indumentarias
que hace equívoco su sexo
(sexualmente ambigua)
 Figura en palote
(completa o parcial).

 Presencia de símbolos fálicos


(corbatas, sombreros,
pipas, espadas, etc.).

La evaluación de los dibujos se realizó a través de la pauta señalada, puntuándose la


presencia (1) o ausencia (0) de los indicadores seleccionados. La distribución de los
puntajes obtenidos para cada variable fue dividida a través de la partición por quartiles
teóricos, por tanto se estableció como criterio de cohorte el cuartil inferior para calificar la
presencia o ausencia del funcionamiento psicológico correspondiente a cada variable.

Sexualización Traumática Estigmatización Indefensión Alteraciones de


Traición Características Grales
Presencia 4 o más indicadores 2 o más indicadores 2 o más indicadores 1 o más indicadores
Ausencia 3 o menos indicadores 1 o menos 1 o menos 0 indicador

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Procedimientos

El proceso de recolección de datos se realizó a través de una exhaustiva revisión de fichas


clínicas en el Centro de Asistencia a Víctimas de Atentados Sexuales (CAVAS). Se accedió
a los registros correspondientes al Test "Casa-Árbol-Persona" (HTP) que había sido
aplicado a los sujetos dentro de un proceso de evaluación psicológica realizado en esta
institución.

Por otro lado, para acceder a la muestra de niños/as sin sospecha de agresión sexual, se
concertó una entrevista con la directora del establecimiento educacional, quien autorizó la
participación de los sujetos en la presente investigación. Posteriormente, se solicitó a la
profesora jefe de los cursos 4º, 5º y 6º básico, la selección de los sujetos participantes de
acuerdo al criterio de ausencia de sospecha de agresión de tipo sexual. Esto, debido al
amplio conocimiento que estas profesionales poseen respecto de los antecedentes sociales y
familiares de los alumnos.

La aplicación de la prueba HTP en el grupo de niños sin sospecha de agresión sexual se


realizó de manera colectiva. Primero se realizó una aplicación piloto con un número de 15
niños donde se observó la presencia de diversas variables que podrían incidir
negativamente en los resultados, tales como: altos niveles de distractibilidad en los
participantes, copia de dibujos entre algunos sujetos (debido a las condiciones físicas de
espacio restringido) y ritmos de trabajo muy dispares que influía en la mantención de un
criterio colectivo de trabajo. Debido a esto, se decidió reducir el número de sujetos que
participarían en cada aplicación del test, aumentando el número de sesiones de evaluación,
lográndose finalmente controlar los factores antes señalados.

Análisis de datos.

Se realizó un análisis descriptivo de todas las variables en estudio, calculándose la


frecuencia y el porcentaje de los valores obtenidos. Debido a que las variables son
categóricas, se utilizó la prueba estadística Chi cuadrado para evaluar las hipótesis acerca
de la relación entre las mismas.

RESULTADOS

El análisis cuantitativo de los datos obtenidos en el presente estudio, a través de la


aplicación de la prueba estadística CHI CUADRADO, arroja que existe una diferencia
significativa en el comportamiento que presentan tres de las cuatro variables sometidas a
medición. A continuación se exponen los hallazgos encontrados y la comprobación de las
hipótesis planteadas, describiéndose comparativamente los grupos estudiados.

Del total de sujetos estudiados (59 casos), se encontró que el 71% de los sujetos cumplían
con los criterios que señalan la presencia de la variable Sexualización Traumática, es decir
mostraban 4 o más indicadores de alteración en la esfera del desarrollo psicosexual y, a su

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vez, el 29% de los sujetos no mostraron la presencia de esta variable. Según los grupos
estudiados, se encuentra que dentro del grupo de sujetos Agredidos Sexualmente (n=29), el
90% de los individuos mostraron la presencia de Sexualización Traumática y sólo el 10%
no cumplieron con los criterios estipulados para esta variable. Por su parte, dentro del grupo
de sujetos Sin Sospecha de Agresión Sexual (n=30), el 53% mostró la presencia de
Sexualización Traumática y el 47% de los sujetos no presentaron esta variable.

La prueba estadística Chi cuadrado, muestra que la variable Sexualización Traumática se


comporta de manera diferencial en el grupo de sujetos agredidos sexualmente y el grupo de
sujetos sin sospecha de agresión sexual, existiendo diferencias estadísticamente
significativas entre ambos grupos. Al respecto, se evidencia una mayor cantidad de
indicadores gráficos asociados a sexualización traumática en el grupo correspondiente a los
sujetos que han sido agredidos sexualmente (Chi=7.015; p < 0,01; gl=1) (ver Tabla Nº 3).
De esta forma se comprueba la hipótesis número 1 planteada en el presente estudio.

En la variable estigmatización, se encontró que del total de sujetos estudiados (59 casos), el
76% mostró la presencia de esta variable, mediante la expresión de 2 o más de los
indicadores definidos, y el 24% de los individuos mostraron una ausencia de esta
propiedad. Dentro del grupo de sujetos agredidos sexualmente (n=29), el 79% de los
sujetos evidencian la presencia de estigmatización y el 21% muestran una ausencia de esta
variable. En el grupo de sujetos sin sospecha de agresión sexual (n=30), el 73% cumple con
los criterios que determinan la presencia de la variable analizada y el 27% de los individuos
evidencian una ausencia de la misma.

La prueba estadística Chi cuadrado, arroja que la variable Estigmatización se comporta de


manera similar entre los grupos estudiados, no existiendo diferencias significativas entre el
grupo de niños agredidos sexualmente y el grupo sin sospecha de agresión sexual,
presentando ambos grupos una cantidad semejante de indicadores gráficos asociados a esta
área (Chi=0.248; p > 0,05; gl=1) (ver Tabla Nº 4). Por tanto, se rechaza la hipótesis 2 del
estudio.

Con respecto a la variable Indefensión-Traición, del total de sujetos estudiados (59 casos),
el 76% mostró la presencia de esta variable a través del registro de 2 o más de los
indicadores definidos, por el contrario, el 24% de los sujetos no reunieron los criterios que
señalan la presencia de la misma. Dentro del grupo de sujetos Agredidos Sexualmente
(n=29), el 90% de los individuos mostraron la presencia de Indefensión-Traición y sólo el
10% evidenció una ausencia de esta variable. Por su parte, en el grupo de sujetos sin
sospecha de agresión sexual (n=30), el 63% de los sujetos cumplieron con los criterios de
presencia de Indefensión-Traición y el 37% mostró una ausencia de ésta.

Al comparar en los grupos estudiados el comportamiento de la variable Indefensión-


Traición, la prueba estadística Chi cuadrado arroja que existen diferencias estadísticamente
significativas entre el grupo de niños agredidos sexualmente y el grupo de niños sin
sospecha de agresión sexual (Chi=5.64; p < 0.05; gl=1). (Tabla Nº 5). De acuerdo a esto se
comprueba la hipótesis número 3 de esta investigación, en tanto el grupo de niños
agredidos sexualmente presentó una mayor cantidad de indicadores gráficos asociados a la
variable Indefensión-Traición.

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En cuanto a la variable alteración de las características generales del dibujo, del total de
sujetos estudiados (59 casos), el 47% mostró la presencia de esta variable y el 53% de los
sujetos cumplieron con el criterio que define la ausencia de ésta, es decir exhibieron 0
indicador en esta área. Dentro del grupo de sujetos agredidos sexualmente (n=29), el 76%
de los casos mostraron alteraciones de las características generales del dibujo y sólo el 24%
no evidenció la presencia de esta variable. Con respecto al grupo de sujetos sin sospecha de
agresión sexual, se encontró que el 20% de los individuos mostraron la presencia de la
variable señalada y el 80% de los sujetos evidenciaron una ausencia de la misma.

El análisis comparativo de los grupos estudiados, con relación al comportamiento de la


variable alteración de las características generales del dibujo, arroja significativas
diferencias estadísticas entre el grupo de niños agredidos sexualmente y los niños sin
sospecha de agresión sexual, presentando el primero una mayor cantidad de indicadores
gráficos asociados a esta variable (Chi=18.43; p < 0,01; gl=1) (Tabla Nº 6). Por tanto, se
comprueba la hipótesis número 4 del estudio.

Al examinar en conjunto las cuatro variables investigadas, a partir de la propiedad aditiva


de Chi cuadrado (Garret, pag.297), los resultados muestran que, aún cuando la variable
estigmatización no observa una relevancia estadística, a nivel global se presentan
diferencias estadísticamente significativa entre los grupos estudiados (Chi=31.173; p <
0,01; gl=4).

Dado que se comprueba el comportamiento diferencial que presentan algunos indicadores


gráficos en los grupos investigados, interesa describir la distribución general de éstos y
analizarlos comparativamente en términos de frecuencia y proporción, según las variables
que muestran significación estadística. Por su parte, los datos correspondientes a la variable
estigmatización, que no arrojó relevancia estadística se exponen en la tabla N° 7.

Del total de indicadores gráficos que presentaron ambos grupos estudiados, el 62%
corresponde al grupo de sujetos agredidos sexualmente y el 38% corresponde a los sujetos
pertenecientes al grupo sin sospecha de agresión sexual. Dentro de esto, el 52% de los
indicadores gráficos presentados corresponde a sujetos de género femenino y el 48% a
sujetos de sexo masculino (ver tabla Nº 8).

En la variable sexualización traumática, se encontraron importantes diferencias en el


indicador correspondiente al dibujo del sexo opuesto del examinado, el cual se presentó con
mayor frecuencia en el grupo de sujetos agredidos sexualmente, comparado con los sujetos
sin sospecha de agresión sexual, en una proporción correspondiente a 3:1. Así también, el
indicador figura con indumentarias que hace equívoco su sexo (figura sexualmente
ambigua) se registró con una frecuencia aumentada en el grupo de sujetos agredidos
sexualmente, en comparación con el grupo control, en una proporción 5:1. El indicador
gráfico correspondiente al dibujo de la figura en palote se presentó en 3 casos de sujetos
agredidos sexualmente, no registrándose este indicador en el grupo comparado. Tanto el
indicador énfasis en características sexuales como árbol fálico, se presentaron en una
proporción 2:1, con mayor frecuencia en el grupo de niños agredidos sexualmente que en el
grupo control, mientras que nariz enfatizada alcanzó un equivalente a 3:1.

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Cabe mencionar que los indicadores cabello enfatizado u omitido y énfasis en la
proyección de la boca, aún cuando muestran una capacidad diferencial menor entre los
grupos, arrojan una alta frecuencia en el grupo de niños/as agredidos sexualmente (sobre el
70%), encontrándose el primero de estos indicadores casi en el 100% de dichos casos. En
menor magnitud, los indicadores énfasis vertical del tronco (árbol) y distorsión de las
áreas sexuales arrojan una frecuencia respectiva de 62,06% y 51, 72%, en el grupo de
sujetos victimizados sexualmente (ver tabla Nº9).

Sumado a ello, se destaca que se encontró como un patrón recurrente de aparición en el


grupo de niños/as agredidos sexualmente, una expresión gráfica consistente en la
separación excesivamente enfatizada de las piernas, formando una distorsión en la zona
genital caracterizada por la instalación de una línea recta horizontal, de cuyos extremos
emergen dos líneas verticales paralelas que representan rígida y distanciadamente las
piernas. Este elemento se encontró en un gran número de niños agredidos sexualmente,
observándose una ausencia absoluta del mismo en el grupo comparado. Por otra parte,
también se destaca que en ninguno de los grupos estudiados se presentó el indicador gráfico
correspondiente a genitales expuestos.

Con respecto a la variable indefensión-traición, los indicadores gráficos correspondientes a


ventanas disminuidas, ausencia de puerta y brazos cortos presentaron una mayor
frecuencia en el grupo de sujetos agredidos sexualmente, en comparación con el grupo de
sujetos sin sospecha de agresión sexual, en una proporción 2:1. De manera similar, el
indicador gráfico denominado omisión de manos se presentó con mayor frecuencia en el
grupo de sujetos agredidos sexualmente, en una proporción 3:1 (ver tabla Nº 10).

En cuanto a la variable alteración de las características generales del dibujo, se encontró


que sobre el 50% de los sujetos pertenecientes al grupo de niños agredidos sexualmente
presentaron los indicadores correspondientes a dificultad en la integración (58.62%) y
ausencia de color (51.72%), en una proporción de 17:0 y 4:1, respectivamente, en
comparación con el otro grupo estudiado. Los indicadores gráficos correspondientes a
dificultad en la organización del dibujo y pobreza del dibujo, presentan una frecuencia que
fluctúa entre el 24% y el 28% dentro del grupo de niños agredidos sexualmente, con una
alta relevancia comparativa, en tanto no se encontró la presencia de estos indicadores en el
grupo control, observándose de modo respectivo una proporción de 7:0 y 8:0. Finalmente,
el indicador correspondiente a detalles bizarros arroja una mayor frecuencia de aparición
en el grupo de niños agredidos sexualmente, en una proporción de 3:1, con respecto al
grupo comparado (ver tabla Nº 11).

CONCLUSIONES

El propósito de esta investigación fue explorar la utilidad de la prueba psicodiagnóstica


HTP en la evaluación del daño psicológico en niños/as que han sido víctimas de agresiones
sexuales, planteándose como objetivo determinar la presencia de indicadores gráficos
diferenciales en niños/as de 9 a 11 años, agredidos sexualmente y sin sospecha de haber
sufrido este tipo de agresión. Para alcanzar este objetivo se seleccionaron indicadores
gráficos asociados a las dinámicas traumatogénicas planteadas por Finkelhor y Browne, así

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como a las características generales del dibujo. Los hallazgos comprueban que existe una
diferencia estadísticamente significativa en el comportamiento que presentan 3 de las 4
variables en estudio, como son: sexualización traumática, indefensión-traición y alteración
de las características generales del dibujo. Pese a que la variable estigmatización arroja un
comportamiento similar en los dos grupos estudiados, a nivel global el análisis estadístico
demuestra que los niños/as agredidos sexualmente presentan indicadores gráficos
diferenciales en el test casa-árbol persona, en comparación con un grupo control.

El análisis de estos resultados aporta conocimientos científicos que nutren dos vertientes de
investigación dentro de la psicología forense, en tanto surgen hallazgos sobre la
fenomenología de la agresión sexual, a través de la caracterización de las secuelas
psicológicas que presenta un grupo de niños/as chilenos victimizados sexualmente y, por
otro lado, orienta respecto de la metodología de evaluación en este tipo de casos.
Constituye uno de los primeros estudios en el ámbito nacional que arroja evidencia en la
dirección de validar la capacidad del test proyectivo gráfico HTP, para diferenciar entre
población agredida sexualmente y población general, realizándose posteriormente una
réplica de este diseño de investigación con población adolescente (Ureta, 2005), que arroja
resultados similares.

Desde un enfoque clínico-victimológico, los resultados de esta investigación coinciden con


la evidencia empírica existente respecto del impacto que ocasiona la experiencia de
agresión sexual en los niños/as, constatándose en el grupo de sujetos victimizados la
presencia de conflictos psicológicos que contrastan negativamente con el funcionamiento
psíquico que presentan sujetos de la población general. En esta línea, los resultados
permiten concluir que los niños agredidos sexualmente presentan mayor cantidad de
indicadores psicológicos asociados a alteraciones en la esfera afectivo-relacional y
psicosexual que el grupo comparado, presentando el primer grupo un funcionamiento
psicológico particular que se relacionaría con el daño ocasionado por la experiencia
abusiva, según los indicadores gráficos y el marco teórico considerados.

Con relación a lo anterior, se destaca en primer lugar que la variable denominada alteración
de las características generales del dibujo presentó el mayor valor en la aplicación de la
prueba estadística Chi cuadrado, resultando el Chi observado tres veces superior al Chi
teórico. Este hallazgo posee gran relevancia, en tanto desde los desarrollos teóricos de las
técnicas gráficas (Hammer, 1992), los indicadores de esta variable se encuentran
relacionados con la presencia de importantes patologías psicológicas en los individuos.
Cabe señalar, que todos los indicadores gráficos seleccionados para esta variable, que
examinan principalmente la globalidad o guestalt de la producción gráfica, como son:
dificultad en la integración de la figura, ausencia de color, dificultad en la organización
del dibujo, pobreza del dibujo y detalles bizarros, presentaron un comportamiento
significativamente diferencial entre los grupos estudiados, observándose una aumentada
presencia de éstos en la muestra de niños/as agredidos sexualmente. Estos hallazgos
permiten concluir que el grupo estudiado de niños/as agredidos sexualmente, evidencia
importantes perturbaciones psicológicas asociadas a dificultades en la capacidad de
estructuración de la realidad, apareciendo restringidos los recursos internos que posibilitan
un adecuado nivel de ajuste en lo que respecta a la organización del propio mundo

11
subjetivo, el equilibrio intrapersonal y la percepción del medio circundante, comparado con
la muestra de niños sin sospecha de este tipo de agresión.

A partir de estos hallazgos, es posible concluir que el análisis comparativo de las cualidades
globales del material gráfico, constituye la constelación de indicadores clínicos que mayor
valor diferenciador obtuvo entre los grupos estudiados. Esta conclusión conlleva una
trascendental implicancia para la utilización, análisis e interpretación de producciones
gráficas, en casos de agresión sexual, toda vez que respalda no sólo la aplicación particular
del test HTP, sino que de manera transversal orienta respecto de elementos esenciales que
deben incluirse al analizar en general las técnicas proyectivas gráficas en dicha población.

Con respecto a las variables Sexualización Traumática e Indefensión-Traición, destaca el


comportamiento homogéneo que éstas mostraron en el grupo de niños agredidos
sexualmente, encontrándose presentes en el 89% de los casos, en contraste con el
ponderado 58% de sujetos sin sospecha de agresión sexual que presentó las mismas. Estos
datos resultan altamente significativos, en tanto muestran que los niños victimizados
presentan con una alta frecuencia 3 de las 4 dinámicas traumatogénicas planteadas por
Finkelhor & Browne, lo que aporta evidencia respecto de la pertinencia y aplicabilidad de
este modelo teórico para comprender el fenómeno de la agresión sexual infantil en nuestra
población. En este sentido, un aspecto relevante consiste en la capacidad que muestra dicho
modelo para detectar conflictos psíquicos que presentan víctimas de distintos delitos
sexuales, toda vez que el 89% de la población victimizada incluye tanto el delito de
violación como de abuso sexual. Esto cobra especial relevancia dentro del contexto forense,
debido a que en los casos de abuso sexual generalmente la única evidencia que se puede
obtener para acreditar el ilícito proviene de la propia víctima, ya sea a través del análisis de
la credibilidad discursiva de su relato y/o la evaluación del daño psicológico relacionado
con los hechos que se investigan.

Específicamente en la variable Sexualización Traumática, tras integrar el análisis


cuantitativo y cualitativo de los resultados, es posible concluir que el grupo de niños
agredidos sexualmente presentan expresiones gráficas que indican mayores conflictos en el
área de la sexualidad, en comparación con el otro grupo estudiado, particularmente en lo
que se refiere a la identidad sexual, apareciendo con un valor diferencial importante los
indicadores correspondientes a dibujo del sexo opuesto del examinado, figura con
indumentarias que hace equivoco su sexo, dibujo de la figura en palote, énfasis en
características sexuales, nariz enfatizada y árbol fálico. Si bien, estos indicadores
representan un número reducido dentro de la totalidad seleccionada para esta variable,
incluyen de modo absoluto aquellos indicadores que analizan desde una perspectiva
integral la configuración de la figura humana. A excepción del indicador nariz enfatizada,
todos los indicadores gráficos que presentaron una alta capacidad diferencial entre el grupo
de niños/as agredidos sexualmente y el grupo comparado, constituyen intrínsecamente una
observación general de la corporalidad. De este modo, los indicadores dibujo del sexo
opuesto al examinado y figura con indumentarias que hace equivoco su sexo (sexualmente
ambigua), registran la presencia de diversos signos que en su conjunto determinan que la
figura dibujada no se corresponda adecuadamente con el sexo del sujeto que ejecuta la
gráfica, ya sea por una tendencia o una inversión completa de la identificación sexual de la
figura dibujada. Por su parte, los indicadores énfasis de las características sexuales y figura

12
en palote, representan de forma respectiva las polaridades de exacerbación y anulación de
las cualidades que permiten la identificación sexual de la figura representada gráficamente.
A su vez, desde un plano representacional más profundo e inconsciente de la autoimagen, el
indicador árbol fálico muestra la presencia de desadaptación y preocupación sexual. Estos
hallazgos poseen significación clínica, debido a que se encuentran directamente
relacionados con severas alteraciones en el desarrollo psicosexual, evidenciando la
presencia de confusión, preocupación y distorsión en lo que concierne a los roles y
estándares sexuales, lo que no resulta esperable para la etapa evolutiva y la socialización
normal del grupo etáreo estudiado.

En lo que respecta a la variable indefensión-traición, los resultados obtenidos permiten


concluir que los niños agredidos sexualmente, en comparación con los niños sin sospecha
de este tipo de agresión, presentan una mayor cantidad de indicadores referidos a la
existencia de alteraciones emocionales vinculadas con la disminución de las capacidades
para enfrentarse activamente al mundo y de establecer relaciones interpersonales
adecuadas. Se destaca que en esta variable se encontraron indicadores significativos,
relacionados tanto con el símbolo de la casa como de la figura humana, mostrando ambas
representaciones capacidad discriminatoria entre los grupos. Al respecto, los indicadores
correspondientes a ventanas disminuidas, ausencia de puerta, brazos cortos y omisión de
manos, registraron una mayor presencia en el grupo de sujetos agredidos, comparado con el
grupo control.

En relación a la variable estigmatización, esta constituye la única variable del estudio que
no presentó diferencias estadísticamente significativas entre los grupos analizados. Esto,
demuestra que el comportamiento de los niños agredidos sexualmente y el de los niños sin
sospecha de agresión es similar en lo que se refiere a la presencia de sentimientos de culpa,
vergüenza y aislamiento, así como en las resultantes dificultades en la inclusión al grupo
de pares y el desarrollo de un sentido de pertenencia a éste. Más aún, al analizar los
resultados obtenidos por rangos etáreos, se encuentra que el rango correspondiente a los 9
años de edad, tanto en hombres como en mujeres, presentó resultados inversos a los
esperados desde los planteamientos teóricos. Desde una perspectiva evolutiva, es posible
plantear que los indicadores comprendidos en la variable estigmatización se refieren a una
conflictiva que se encuentra presente dentro del desarrollo normal según la etapa en que se
encontraban los sujetos que participaron en la investigación (9, 10 y 11 años). En esta etapa
evolutiva, la interacción con el grupo de pares adquiere un rol fundamental dentro del
proceso de socialización, constituyendo éste una tarea evolutiva que al resolverse
positivamente permite el desarrollo de habilidades para la sociabilidad y la intimidad,
posibilitando mejorar las relaciones interindividuales y adquirir un sentido de pertenencia
(Piaget, 1967; Papalia y Wendkos, 1997; Kernberg, 2003). De esta manera, los hallazgos
encontrados permiten concluir que esta variable, en el rango etáreo estudiado, no posee la
capacidad de discriminar entre conflictivas correspondientes a niños agredidos sexualmente
y niños sin sospecha de agresión sexual.

En términos generales, a partir de los resultados ya analizados se concluye que el modelo


de Finkelhor & Browne y el test proyectivo gráfico HTP contribuyen al diseño de
herramientas psicodiagnósticas que permitan la detección de manifestaciones clínicas
compatibles con el daño psíquico que ocasiona una agresión sexual. Sin embargo, resulta

13
esencial enfatizar que dado que no existe una constelación sintomática especifica que se
asocie unívocamente a la ocurrencia de una agresión sexual, no es posible esperar la
construcción e implementación de un listado de indicadores que por sí solos acrediten
manifestaciones clínicas específicas de este tipo de agresión. Los indicadores gráficos que
conforman las variables estudiadas, constituyen una integración de ciertas constantes en la
expresión del trauma psíquico que la evidencia empírica ha encontrado en sujetos que han
sido victimizados sexualmente. Por esto, a la luz de los resultados de la presente
investigación, no se deben establecer relaciones causales entre indicadores gráficos y
agresión sexual, en ninguna de las dos direcciones posibles: confirmar o rechazar la
ocurrencia de este tipo de ilícito.

Debido a esto, se destaca la importancia de interpretar cualquier prueba proyectiva dentro


del contexto de una evaluación psicológica integral, especialmente en los casos de agresión
sexual infantil, evitando establecer causalidades lineales o afirmaciones concluyentes a
partir de un sólo elemento de análisis. En este sentido, se deben utilizar las técnicas gráficas
como una herramienta que apoya la evaluación y no reducir la evaluación a la aplicación de
un instrumento, cualquiera sea éste.

En esta línea, se advierte que la principal limitación del estudio consiste en la utilización de
una metodología que incorpore solamente un análisis cuantitativo de los resultados,
otorgando igual puntuación a indicadores que poseen una diferencia significativa en su
valor predictivo sobre determinados conflictos intrapsíquicos. Es por esto, que la
interpretación de las producciones gráficas como método de evaluación, requiere
indiscutiblemente de la apreciación clínica de un profesional experto, no sólo en esta
técnica psicodiagnóstica, sino que en el trabajo directo con esta población específica.

En relación con lo anterior, se requiere un marco de conocimientos teórico-práctico sobre la


victimización sexual, que permita incorporar al análisis integral de los hallazgos los
diferentes factores que influencian la forma particular en que se puede expresar el trauma
psíquico asociado a este tipo de agresión. En este sentido, adquieren relevancia las
características de la agresión sexual sufrida (frecuencia, tipo de delito, relación con el
agresor, estrategias de victimización utilizadas por éste, etc), la etapa evolutiva del niño/a al
momento de ser agredido y las reacciones del entorno frente a la develación de los hechos,
con el objeto de lograr una comprensión acabada del caso que permita fundamentar la
valoración final del psicólogo.

Sumado a esto, la experticia profesional en la interpretación y análisis de las técnicas


gráficas constituye una condición básica para incorporar este tipo de instrumentos dentro de
la metodología de evaluación. Se requieren conocimientos especializados en esta materia
para valorar la configuración de indicadores que se presenten y la interrelación dinámica
éstos, elaborando en base al bagaje de conocimientos acumulados una deducción
interpretativa del proceso proyectivo del examinado.

Por esta razón, no resulta pertinente descartar los indicadores que presentaron una baja
diferenciación en el análisis comparativo, ya que el comportamiento de éstos responde a las
características particulares de los sujetos que conformaron esta muestra, siendo inapropiado
generalizar los resultados de la presente investigación al universo de niños/as agredidos

14
sexualmente. De este modo, como se señaló previamente, no se debe desconocer la
multiplicidad de factores que median los efectos psicológicos vinculados con una agresión
sexual y la expresión o manifestación clínica de éstos. Al respecto, la etapa evolutiva
constituye una de las variables más relevantes que influencian tanto las cualidades de la
producción gráfica como del daño psíquico, resultando imprescindible considerar este
factor al realizar una evaluación psicológica que incluya ambas dimensiones de análisis.
Así, por ejemplo el indicador correspondiente a genitales expuestos puede resultar
significativo de alteración sexual en sujetos victimizados sexualmente que se encuentran en
una determinada etapa evolutiva, mostrando por el contrario una menor o incluso nula
relevancia en otra etapa del desarrollo, tal como ocurrió en la muestra de sujetos
investigados, en donde emergen otros indicadores con mayor preponderancia.

En este sentido, surge también la posibilidad de incorporar nuevos indicadores que a partir
de la casuística evidencien relevancia en la expresión de determinadas problemáticas. Al
respecto, se destaca el hallazgo encontrado en el grupo de niños/as agredidos sexualmente,
referido a una distorsión en la zona genital, en tanto refleja una significativa alteración en la
integración del esquema corporal. Este tipo de expresión gráfica no se encuentra incluida
dentro de los planteamientos teóricos y empíricos que existen acerca de indicadores
gráficos de alteraciones en la psicosexualidad infantil, planteando el desafío de ampliar los
límites de investigación en esta área.

Considerando todos los elementos de análisis, es posible concluir que los hallazgos de la
presente investigación resultan significativos en el ámbito de la psicología clínica y forense,
en tanto arrojan evidencia empírica que apoya la construcción de un marco teórico-práctico
que fundamente la utilización de las técnicas proyectivas gráficas dentro de la evaluación
psicológica de niños en casos de agresión sexual infantil. En este sentido, el estudio
constituye un aporte en la sistematización e integración de conocimientos provenientes del
psicodiagnóstico clínico y de la victimología, articulando con rigurosidad metodológica
criterios que permiten comprender las vivencias y representaciones psíquicas que los
niños/as agredidos sexualmente plasman a través de sus producciones gráficas.

DISCUSIÓN

La psicología como disciplina científica, aporta conocimientos respecto del mundo psíquico
de los sujetos, el estado de sus elementos constitutivos y su funcionamiento global,
intentando establecer un consenso entre profesionales especialistas en determinadas
materias, respecto de las directrices para definir criterios diagnósticos (DSM IV; Capponi
1987). Considerando que la agresión sexual infantil no constituye en sí mismo un cuadro
clínico, los profesionales expertos en esta área han sistematizado un importante cúmulo de
conocimientos acerca del espectro de manifestaciones clínicas asociadas a esta
problemática. En este sentido, se ha definido una constelación de indicadores clínicos
compatibles con los síntomas y las vivencias subjetivas que frecuentemente se han
encontrado en la población victimizada. Dentro de este marco, la presente investigación ha
intentado definir criterios que favorezcan la construcción de un consenso respecto de las
manifestaciones psíquicas que expresan a través de la técnica gráfica un grupo de sujetos
victimizados sexualmente. De este modo, se intenta aportar conocimientos que permitan

15
dar respuesta a los requerimientos planteados desde el ámbito jurídico respecto de la
validez de este método clínico.

Con relación a lo anterior, es vastamente conocido el hecho de que el nuevo escenario


socio-jurídico de nuestro país, ha demandado una mayor participación de los psicólogos en
los procesos judiciales, asumiendo nuestra disciplina una función de colaboración para una
mejor administración de justicia. En este sentido, el rol del psicólogo en el contexto forense
es apoyar a los actores intervinientes en las causas judiciales, posibilitando que éstos
puedan alcanzar una convicción fundada respecto de ciertos fenómenos, esencialmente
dinámicos y subjetivos. Es así como, a través de la sistematización y validación permanente
de los procedimientos implementados en el ámbito nacional, se pretenden desarrollar
parámetros que uniformen y legitimen una aproximación comprensiva a las vivencias
psíquicas.

Al respecto, resulta relevante orientar los esfuerzos de la producción científica hacia la


incorporación de elementos de análisis cualitativo de los procesos psicológicos,
disminuyendo el riesgo subyacente de restringir el entendimiento de éstos bajo el prisma
reduccionista positivista, centrado en lo objetivable. Por este motivo, el propósito de
generar conocimientos especializados en el ámbito de la psicología forense, no
necesariamente apunta a la creación de listados de chequeo que den cuenta por sí mismos
de la presencia de determinados procesos subjetivos, sino más bien se orienta a la
constatación de fenómenos desde la fundamentación y rigurosidad científica que la
tradición psicológica ha forjado.

Desde lo planteado con anterioridad, se hace ineludible asumir la construcción de


conocimiento psicológico válido y de utilidad para el ámbito jurídico, entendiendo a
cabalidad el rol y los límites de la disciplina respecto del paradigma jurídico-legal. De esta
forma, en el caso específico de la evaluación de daño en niños/as agredidos sexualmente, la
participación del profesional psicólogo apunta a la valoración integral de los efectos
psicológicos asociado a este tipo de victimización, accediendo prominentemente a las
vivencias y el mundo psíquico del niño/a. En este sentido, resulta relevante explicitar que la
acreditación de la ocurrencia de dicha agresión compete a los actores responsables de la
administración de justicia, trascendiendo los ámbitos de acción del psicólogo.

Para finalizar, es importante destacar el imperativo ético de fundamentar científica y


responsablemente nuestra intervención en el campo jurídico, atendiendo a las implicancias
que ésta puede conllevar dentro de las resoluciones judiciales.

ANEXO TABLA Nº 1

16
Distribución por género y edad de los grupos estudiados.

Género/ AGREDIDOS SIN SOSPECHA TOTAL


Edad SEXUALMENTE AGRESIÓN SEXUAL

9 AÑOS 10 AÑOS 11 AÑOS 9 10 11 AÑOS


AÑOS AÑOS
Masculino 5 4 5 5 5 5 29
Femenino 5 5 5 5 5 5 30
TOTAL 10 9 10 10 10 10 59

ANEXO TABLA Nº 2
Distribución de los sujetos Agredidos Sexualmente,
según género y tipo de delito.

Género/Tipo de Abuso Sexual Violación Total %


Delito
Femenino 12 3 15 52%
Masculino 9 5 14 48%
Total 21 8 29
% 72% 28% 100%

ANEXO TABLA Nº 3
Tabla de Contingencia o tabulación cruzada de las variables
Sexualización Traumática y Agresión Sexual.

Sexualización SIN SOSPECHA


Traumática/ AGREDIDOS AGRESIÓN
Agresión Sexual SEXUALMENTE SEXUAL TOTAL
SEX TRAUMÁTICA 26 16 42
NO SEX
TRAUMATICA 3 14 17
TOTAL 29 30 59
Tabla 3. Chi = 7.015; p < 0.01

ANEXO TABLA Nº 4

17
Tabla de Contingencia o tabulación cruzada de las variables
Estigmatización y Agresión Sexual.

SIN SOSPECHA
Estigmatización/ AGREDIDOS AGRESIÓN
Agresión Sexual SEXUALMENTE SEXUAL TOTAL
ESTIGMATIZACIÓN 23 22 45
NO ESTIGMATIZACIÓN 6 8 14
TOTAL 29 30 59
Tabla 6. Chi=0.248; p > 0,05.

ANEXO TABLA Nº 5
Tabla de Contingencia o tabulación cruzada de las variables
Indefensión-Traición y Agresión Sexual.

SIN SOSPECHA
Indefensión-Traición/ AGREDIDOS AGRESIÓN
Agresión Sexual SEXUALMENTE SEXUAL TOTAL
INDEFENSIÓN-TRAICIÓN 26 19 45
NO INDEFENSIÓN-TRAICIÓN 3 11 14
Total 29 30 59
Tabla 5. Chi=5.64; p < 0.05

ANEXO TABLA Nº 6
Tabla de Contingencia o tabulación cruzada de las variables
Alteración de las Características Generales del dibujo y Agresión Sexual.

SIN SOSPECHA
Alt. Características Grales/ AGREDIDOS AGRESIÓN
Agresión Sexual. SEXUALMENTE SEXUAL TOTAL
ALT. CARACTERÍSTICAS
GRALES 22 6 28
SIN ALT. CARACT. GRALES 7 24 31
Total 29 30 59
Tabla 6. Chi =18.43; p < 0.01

18
ANEXO TABLA Nº 7
Distribución general de los Indicadores Gráficos asociados a la variable
Estigmatización, dentro del universo estudiado.

Desproporción Sombreado Ojos viscos Manos Manos difusas Cicatriz en


de la figura en la cara o vacíos Ocultas o sombreadas Arbol
Muestra Frecuencia 19 6 7 3 14 7
CAVAS Porcentaje 65.51 20,68 24,13 10,34 48,27 24,13

Muestra Frecuencia 13 7 6 3 10 8
Control Porcentaje 43.33 23,33 20 10 33,33 26,66

ANEXO TABLA Nº 8
Distribución general de los Indicadores Gráficos
presentados en los grupos estudiados.

Género/Grupo Agredidos Sin Sospecha Total


estudio. Sexualmente Agresión Sexual
Femenino 33% (205) 19% (120) 52% (325)
Masculino 29% (182) 19% (115) 48% (297)
Total 62% (387) 38% (235) 100% (622)

ANEXO TABLA Nº 9
Distribución general de los Indicadores Gráficos asociados a la variable
Sexualización Traumática, dentro de los grupos estudiados.

Chimenea Chimenea Árbol Énfasis Cabello Nariz Enfasis


Sexualización Enfatizada con Fálico vertical enfatizado enfatizada Proyección
Traumática Humo del tronco u omitido de la boca
Muestra Frecuencia 8 7 12 18 28 14 21
CAVAS Porcentaje 27.58 24.13 41.37 62.06 96.55 48.27 72.41
Muestra Frecuencia 7 5 5 14 18 5 14
Control Porcentaje 23.33 16.66 16.66 46.66 60 16.66 46.66

19
Sexualización Linea Enfasis Caract. Distorsión Genitales Piernas juntas
Traumática Cintura Sexuales de fig. Áreas expuestos o rígidas
Enfatizada sexuales
Muestra Frecuencia 12 6 15 0 9
CAVAS Porcentaje 41.37 20.68 51.72 0.0 31.03
Muestra Frecuencia 8 3 12 0 11
Control Porcentaje 26.66 10 40 0.0 36.66

Sexualización Figura del sexo Figura Figura en Símbolos


Traumática Opuesto sexualmente palote Fálicos
Ambigua
Muestra Frecuencia 6 11 3 1
CAVAS Porcentaje 20.68 37.93 10.34 3.44

Muestra Frecuencia 2 2 0 3
Control Porcentaje 6.66 6.66 0.0 10

ANEXO TABLA Nº 10
Distribución general de los Indicadores Gráficos asociados a la variable
Indefensión-Traición, dentro de los grupos estudiados.

Ausencia Ventanas Enfasis en Copa arbol pobre Ojos grandes y


puerta o disminuidas Cerradura o sin contorno Enfatizados
pequeña

Muestra Frecuencia 11 12 12 1 14
CAVAS Porcentaje 37,93 41,37 41,37 3,44 48,27

Muestra Frecuencia 5 6 13 0 11
Control Porcentaje 16,66 20 43,33 0 36,66

Brazos Omisión de Pies


cortos Manos Omitidos
Muestra Frecuencia 11 8 12
CAVAS Porcentaje 37,93 27,58 41,37

Muestra Frecuencia 6 3 10
Control Porcentaje 20 10 33,33

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ANEXO TABLA Nº 11
Distribución general de los Indicadores Gráficos asociados a la variable
Alteración de las Características Generales del dibujo, en los grupos estudiados.

Dificultad en Ausencia de Dificultad Detalles Pobreza del


Organización Color Integración Bizarros Dibujo
Muestra Frecuencia 7 15 17 6 8
CAVAS Porcentaje 24,13 51,72 58,62 20,68 27,58

Muestra Frecuencia 0 4 0 2 0
Control Porcentaje 0.0 13,33 0.0 3,33 0.0

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