Sie sind auf Seite 1von 5

Fisicalismo

Teoría defendida por algunos filósofos neopositivistas según la cual el


lenguaje científico debe emplear términos que se refieran a la realidad física,
o que puedan ser traducidos en dichos términos sin perdida de significado.
Los defensores más importantes de este punto de vista fueron Rudolf
Carnap y Otto Neurath. El fisicalismo tiene como fundamento una tesis
ontológica: sólo existe la realidad espacio-temporal, la realidad física; a partir
de esta tesis ontológica básica no resulta extraña su conclusión de que el único
lenguaje con sentido es aquél que se refiere a cosas físicas, sus propiedades
y comportamientos. Las afirmaciones más comunes a las distintas variantes
del fisicalismo son las siguientes:

 todas las leyes son leyes físicas, en el sentido de que se refieren (o se


han de referir si quieren tener sentido) a realidades espacio-temporales,
a realidades físicas;
 no hay diferencias esenciales entre las distintas ciencias: la distinción
entre las ciencias naturales y las ciencias humanas o ciencias del
espíritu es gratuita, toda ciencia, si es tal, es ciencia natural, ciencia
física;
 todo concepto legítimo ha de poder reducirse a términos que describan
cosas físicas, propiedades o comportamientos físicos;
 todo enunciado con sentido ha de referirse a algo público, observable
por cualquier individuo (ha de ser intersubjetivo);
 el lenguaje físico aceptado es tanto el lenguaje que encontramos en la
Física (por ejemplo el que utiliza expresiones como “protón”, “campos de
fuerza”, ...) como el lenguaje ordinario que se refiere a realidades
corporales (“pasear”, “mesa”, “hablar”, ...);
 Carnap mantiene que la cuestión de si cada ciencia tiene un dominio
propio de leyes o si en último término todas las leyes de la Física, y por
lo tanto leyes referidas a lo inorgánico, pueden explicar los fenómenos
que estudian las otras ciencias (la química, la biología, la
psicología,...), es una cuestión abierta, aunque le parece muy posible
que esto último sea lo verdadero.

Esta concepción tiene importantes consecuencias en lo que se ha de


considerar como el nivel explicativo correcto de una ciencia y en la descripción
del tipo de entidades que realmente existen en el mundo: el fisicalismo
considera que el verdadero nivel explicativo hay que situarlo en el nivel de los
acontecimientos físicos (en el nivel que explica la Física). Esto implica que la
química, la biología, la sociología, la psicología si emplean conceptos propios,
no presentes en el vocabulario de la Física, han de poder reinterpretarse en
términos de conceptos físicos; lo que el fisicalismo nos quiere decir con esta
propuesta está particularmente claro si lo aplicamos a la psicología: la
psicología, como saber legítimo, no puede hablar acerca del alma, pero
tampoco puede considerar que su tema sea el estudio de la mente y de los
procesos mentales. El conductismo es una consecuencia de este punto de
vista fisicalista. En “Psicología en lenguaje fisicalista” Carnap propone el
siguiente ejemplo “El señor A está excitado ahora”: la interpretación tradicional
consistiría en atribuir al señor A el estado mental de excitación; frente a esta
interpretación Carnap considera que si la expresión “estar excitado” tiene
sentido debe ser porque se refiere a algo físico: su expresión facial, sus gestos,
etc., o los efectos físicos de la conducta de A, por ejemplo, sobre su escritura.
O con otro ejemplo: un psicólogo puede emplear la palabra “alegría” si con
este término entiende un conjunto de hechos que puedan ofrecerse a la
observación, por lo tanto a la conducta, y no a un supuesto estado mental (que
no es algo observable); se puede utilizar la palabra alegría si con ella nos
referimos exclusivamente a la conducta jovial (la risa, la sonrisa, un conjunto
de expresiones faciales, el participar en una conversación, contar chistes,
acercarse a los demás, ...).
La crítica a la metafísica que Carnap desarrolla en este período está plasmada
en algunos escritos de divulgación relativamente breves y, también, en el
manifiesto del Círculo de Viena que escribe junto a Neurath y Hahn en 1929.
En estos trabajos, Carnap adopta argumentos de Wittgenstein y los combina,
además, con ciertas consideraciones que se desprenden de
su Aufbau Según Carnap, es posible reconocer en principio dos tipos de
pseudoproposiciones: las que contienen términos o signos que no refieren, y
las que están formadas por términos o signos con referencia pero sujetos a
una relación no pertinente, es decir, que la referencia no conviene a la
estructura de la proposición. Mientras las primeras no satisfacen el criterio
empirista del significado, según el cual los conceptos están dotados
de referencia solamente cuando pueden ser reducidos a lo dado en la
experiencia, las segundas incurren en una confusión de esferas, que consiste
en relacionar objetos o conceptos que pertenecen a esferas diferentes, ajenas
entre sí, y que no tienen por lo tanto ninguna clase de parentesco.

Otro tipo de pseudoproposiciones son las afirmaciones de existencia no


definidas. La crítica apela, en este caso, a una analogía espacial. En las
ciencias empíricas se supone que todo objeto físico está contenido en el
espacio y que una afirmación de existencia, para que pueda considerarse
válida, debe ir acompañada de las coordenadas espaciales que permiten
ubicar ese objeto y contrastar empíricamente su existencia. De la misma
manera, el sistema conceptual establece un espacio omnicomprensivo donde
todos los conceptos se hallan conectados entre sí por relaciones lógicas, de
modo que una afirmación de existencia debería justificarse indicando sus
coordenadas conceptuales, es decir, la relaciones de reducibilidad y
deducibilidad del concepto postulado con respecto a los otros conceptos que
integran el sistema. Pero la indicación de este “camino lógico” raramente es
ofrecida por la metafísica y menos aún por su madre insigne, la teología,
cuando realizan afirmaciones de existencia acerca de, por ejemplo, Dios o el
alma. El origen lógico de los extravíos de la metafísica debe rastrearse en su
vinculación demasiado estrecha con los lenguajes naturales, que conduce a
una concepción reificadora

De 1932 es la crítica carnapiana a la metafísica que más se ha difundido por


haber sido integrada a la compilación de Ayer sobre el empirismo lógico, se
trata de La superación de la metafísica mediante el análisis lógico del lenguaje
. En este trabajo, Carnap define las pseudoproposiciones como secuencias de
palabras que, formuladas dentro de un lenguaje específico, carecen sin
embargo de sentido. Considerando que todo lenguaje consta de un conjunto
de palabras que poseen significado y de reglas sintácticas para la formación
de proposiciones, Carnap distingue dos tipos de pseudoproposiciones:
aquéllas que contienen una palabra a la que erróneamente se supuso un
significado o aquéllas cuyas palabras constitutivas poseen significado, pero
que por haber sido reunidas de un modo antisintáctico no constituyeron una
proposición con sentido. (Carnap 1932: 67)

Aun cuando esta caracterización esté formulada desde una perspectiva sintá
ctica,tiene un claro correlato con la distinción realizada por Carnap en su
período vienés, salvo por las afirmaciones de existencia, que son
inmediatamente rechazadas porque no cumplen ni siquiera el primer requisito
de la lógica, que consiste en la especificación de la sintaxis dela palabra. En
el caso de la palabra “Dios”, por ejemplo, la forma proposicional elemental que
le corresponde es “X es un Dios”, por lo cual “Dios existe” no puede siquiera
ser expresado sintácticamente. El primer tipo de pseudoproposiciones deben
ser examinadas teniendo en cuenta que el significado de una palabra se define
mediante su criterio de aplicación, lo cual supone que se han fijado sus
relaciones de derivación respecto de proposiciones
protocolares. Ahora bien, si puede establecerse el criterio de aplicación de un
a palabra, de modo queexista una relación empíricamente observable,
entonces se debe admitir su significatividad cognoscitiva. Carnap propone,
como ejemplo, que el término “principio” tendría significado si se concediera
como criterio de aplicación que decir “X es el principio de Y ”equivale a decir
“Y se deriva de X” en el sentido de una sucesión regulada por leyes naturales,
pero si no se puede establecer el criterio de aplicación empírico porque existe
la aspiración de que esta palabra pueda significar algo más, es decir, algo de
índole metafísico, o bien se ofrece un criterio para que la palabra adquiera ese
otro significado (algo que sin lugar a dudas no puede hacerse), o bien se
rechaza la palabra por ser asignificativa y constituir un pseudoconcepto. El
segundo tipo de pseudoproposiciones, aunque puedan ser inobjetables
respecto de su estructura gramatical, no pueden ser expresadas a través de
relaciones lógicas, puesto que suelen incurrir en numerosos errores de
sintaxis, como la hipóstasis, la confusión entre categorías sintácticas, la
enunciación de existencia sin conexión con un predicado, la contradicción
entre la función proposicional asignada a una palabra y su definición, entre
otros. La carencia de sentido de estas pseudoproposiciones no se manifiesta
a primera vista, sino que requiere del análisis de su sintaxis lógica, y esto es
así porque los lenguajes naturales pueden resultar confundentes.
La deficiencia de nuestro lenguaje comprobada aquí reside, por lo tanto, en
que a diferencia de un lenguaje lógicamente correcto, admite igualdad formal
entre secuencias de palabras consentido y carentes de él. (Carnap 1932: 76)

Carnap considera que las pseudoproposiciones de la metafísica no son


traducibles aun lenguaje lógicamente correcto y, por lo tanto, no poseen
ningún significado cognoscitivo o teórico, es decir, no son pertinentes para
describir relaciones objetivas. Esto no significa, sin embargo, que estén
impedidas de asumir otros contenidos, sino que, por el contrario, sirven para
expresar una actitud emotiva ante la vida y permiten vehiculizar ciertos
contenidos emocionales. El error de la metafísica consiste en haber utilizado
una forma equívocamente teórica, cuando existen medios más idóneos para
desarrollar este cometido, como las expresiones artísticas y particularmente la
música, que permite evitar cualquier confusión de dominios al prescindir de un
lenguaje referencial.

Das könnte Ihnen auch gefallen