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Aun cuando esta caracterización esté formulada desde una perspectiva sintá
ctica,tiene un claro correlato con la distinción realizada por Carnap en su
período vienés, salvo por las afirmaciones de existencia, que son
inmediatamente rechazadas porque no cumplen ni siquiera el primer requisito
de la lógica, que consiste en la especificación de la sintaxis dela palabra. En
el caso de la palabra “Dios”, por ejemplo, la forma proposicional elemental que
le corresponde es “X es un Dios”, por lo cual “Dios existe” no puede siquiera
ser expresado sintácticamente. El primer tipo de pseudoproposiciones deben
ser examinadas teniendo en cuenta que el significado de una palabra se define
mediante su criterio de aplicación, lo cual supone que se han fijado sus
relaciones de derivación respecto de proposiciones
protocolares. Ahora bien, si puede establecerse el criterio de aplicación de un
a palabra, de modo queexista una relación empíricamente observable,
entonces se debe admitir su significatividad cognoscitiva. Carnap propone,
como ejemplo, que el término “principio” tendría significado si se concediera
como criterio de aplicación que decir “X es el principio de Y ”equivale a decir
“Y se deriva de X” en el sentido de una sucesión regulada por leyes naturales,
pero si no se puede establecer el criterio de aplicación empírico porque existe
la aspiración de que esta palabra pueda significar algo más, es decir, algo de
índole metafísico, o bien se ofrece un criterio para que la palabra adquiera ese
otro significado (algo que sin lugar a dudas no puede hacerse), o bien se
rechaza la palabra por ser asignificativa y constituir un pseudoconcepto. El
segundo tipo de pseudoproposiciones, aunque puedan ser inobjetables
respecto de su estructura gramatical, no pueden ser expresadas a través de
relaciones lógicas, puesto que suelen incurrir en numerosos errores de
sintaxis, como la hipóstasis, la confusión entre categorías sintácticas, la
enunciación de existencia sin conexión con un predicado, la contradicción
entre la función proposicional asignada a una palabra y su definición, entre
otros. La carencia de sentido de estas pseudoproposiciones no se manifiesta
a primera vista, sino que requiere del análisis de su sintaxis lógica, y esto es
así porque los lenguajes naturales pueden resultar confundentes.
La deficiencia de nuestro lenguaje comprobada aquí reside, por lo tanto, en
que a diferencia de un lenguaje lógicamente correcto, admite igualdad formal
entre secuencias de palabras consentido y carentes de él. (Carnap 1932: 76)