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LA PSICOLOGÍA Y EL CRISTIANISMO

La intrusión de la psicología en la teología cristiana

Por Don Matzat

Una discusión en tres partes acerca de la amenaza que


la psicología moderna plantea al evangelio de Jesucristo.

Introducción
Parte 1. El pecado y la auto estima
Parte 2. Encontranto el “Encuentro”
Parte 3. El misticismo psicológico
Conclusión
Hay muchos temas que dividen a los cristianos el día de hoy, pero no hay
tema que sea más controversial que el de las relaciones entre la
psicología secular y la teología cristiana. Algunos maestros cristianos
populares están dispuestos a abrazar las teorías y prácticas de la
psicología moderna e integrarlas con las verdades cristianas bíblicas.
Después de todo, como ellos a menudo lo explican, “toda verdad es la
verdad de Dios.” Otros rechazan completamente la psicología moderna, se
refieren a ella con desaprobación como “psico-parlería,” y condenan los
escritos de quienes se atreven a citar los hallazgos de quienes la
practican.

Aunque que yo sí creo que algunas de las teorías psicológicas y prácticas


que están siendo introducidas en el cristianismo distorsionan importantes
doctrinas bíblicas y potencialmente pervierten la misión y ministerio de
la Iglesia, yo no demonizo o rechazo la psicología moderna. Como un
cristiano luterano mi posición en este asunto se basa en dos perspectivas
de la Reforma: la doctrina de los dos reinos, y la centralidad del
Evangelio de Jesucristo.

La Psicología y los dos reinos

La teología de Martín Lutero en cuanto a los dos reinos era, desde su


perspectiva, secundaria solamente en importancia a su descubrimiento de
la doctrina central de la justificación. Lutero correctamente enseñó que
hay un reino del lado izquierdo, regido por la ley, que involucra la
interacción del hombre natural; y un reino del lado derecho, que es la
Iglesia, regido por el Evangelio. Él describió estos reinos como el reino
del poder de Dios y el reino de la gracia de Dios.

Se nos dice hoy que el grito de batalla de la Reforma era: ¡Sola


Scriptura! ¡Sola Gratia! ¡Sola Fide! (Sólo la Escritura, sólo la gracia,
sólo la fe). Pero, ¿es esto lo que Lutero realmente creía y enseñaba? En
cuanto a la teología de Calvino, es incuestionable que más que derivarlo
de un estudio diligente de la Biblia, él impuso sobre la Biblia ciertas
ideas preconcebidas de su trasfondo católico romano que lo encerró en una
errónea interpretación.

Tanto Lutero como Calvino reconocían que dentro del reino de poder, o el
reino del lado izquierdo, el hombre natural y pecador a menudo exhiben
cualidades virtuosas que son agradables a Dios y serán recompensadas en
esta vida. No cada persona nacida de la raíz de Adán es un pícaro
practicante. Pero cuando se trata de la justicia y de la salvación eterna
ofrecida en Cristo Jesús, cada persona, a pesar de sus cualidades
virtuosas y estilo de vida responsable, es un pecador miserable, enfrenta
el juicio divino y necesita el perdón de sus pecados y la justicia
perfecta ofrecida en el Evangelio de Jesucristo.

Por lo tanto, por causa de la variedad en la conducta que existe dentro


del mundo de los pecadores, el ejercicio legítimo de la psicología es
buscar entender las causas y las consecuencias de esa diversidad. ¿Por
qué algunos pecadores, nacidos así por haber heredado una naturaleza
caída, actúan moral y virtuosamente, mientras otros son delincuentes,
pervertidos y depravados? ¿Hay una causa y un efecto producidos por el
medio, los factores genéticos, la fisiología o la neurología? Si es así,
¿cuáles son la causa y el efecto? Así, se tiene el estudio de la
psicología.

Así que, mientras yo acepto la psicología moderna como una disciplina


legítima dentro de las ciencias sociales, rechazo la idea de que la
psicología pueda ser integrada con la teología bíblica. La psicología
tiene un lugar, y debe permanecer en ese lugar.

Enfocándonos en el evangelio:

Ya que la psicología ha cruzado la línea e invadido la enseñanza


cristiana, y esto no es una falta de los psicólogos seculares, nuestra
defensa contra tal invasión se debe enfocar primeramente sobre el
Evangelio de Jesucristo. Pablo declara que Dios ha escogido salvar este
mundo por la predicación del Evangelio (1 Corintios 1:21). Es el poder de
Dios para salvación (Romanos 1:16). El Evangelio es la proclamación del
perdón de pecados, la justificación y la salvación eterna ganada para
nosotros a través del sufrimiento y muerte sacrificial de nuestro Señor
Jesucristo. El Espíritu Santo produce la fe salvadora por medio de oír el
Evangelio (Romanos 10:17). Si el Evangelio de Jesucristo es distorsionado
por la psicología moderna, la misma esencia del cristianismo está siendo
minada.

Hay tres verdades bíblicas vitales que definen el propósito de la


predicación del Evangelio, el poder del Evangelio y el Evangelio como
medio por el cual nuestro Señor Jesucristo viene a nosotros. Estas tres
verdades están al presente siendo amenazadas o distorsionadas por la
intrusión de la psicología moderna en la Iglesia Cristiana. Permítanme
primeramente compartir en forma breve estas tres verdades con ustedes y
entonces discutir cómo las teorías y técnicas psicológicas las han
distorsionado.

1. El mensaje de la gracia de Dios en Cristo Jesús es proclamado dentro


del contexto del pecado y la depravación humana. Martín Lutero discutió
esta verdad como la relación entre la Ley y el Evangelio. Él decía que la
clave para entender el Evangelio es un entendimiento apropiado del pecado
humano. Desde su perspectiva, si usted percibe erróneamente lo que es el
pecado, usted también percibirá en forma errónea todo lo demás.
2. La santificación, o vivir la vida cristiana, es el resultado del
Evangelio. La justificación, mi posición justa delante de Dios, y la
santificación, mi diario vivir antes Dios, deben distinguirse pero nunca
separarse. La una es la causa de la otra. La vida cristiana no es
producida por la técnica psicológica.

3. La Escritura define la manera en la cual nuestro Señor Jesús viene a


nosotros y es enviado a vivir entre nosotros. Los reformadores hablaban
de los “medios de gracia,” e identificaban el Evangelio y los sacramentos
* como vehículos por medio de los cuales la gracia viviente nos es
traída, ofreciéndonos los beneficios de la vida y la salvación. La Biblia
no ofrece los juegos psicológicos de la mente como un “medio de gracia.”

Discutamos estos engaños más en detalle.

I. EL PECADO Y LA AUTO-ESTIMA

Durante los cien años pasados, los psicólogos seculares han propuesto
cierto número de teorías para explicar las diversas dinámicas de la
conducta humana. Las dos principales escuelas de pensamiento, el
freudianismo y el conductualismo, redujeron al hombre a una criatura cuya
conducta estaba determinada por fuerzas externas a él, ya fueran deseos
reprimidos o el condicionamiento producido por las recompensas y los
castigos.

En reacción contra estas dos escuelas de pensamiento, la “tercera


fuerza,” o psicología humanista entró en escena a finales de la década
posterior a 1950 y principios de la siguiente. El hombre un ser semi-
consciente y con responsabilidad, enseñaban los humanistas tales como
Carl Rogers y Abraham Maslow, y es capaz de controlar su propio destino.

Como resultado de la dinámica de la auto-determinación surgió el concepto


de la auto- estima. Los humanistas creían que desarrollando una auto-
imagen positiva avanzarían buena distancia en la mejora de la conducta,
las emociones, la productividad y otras áreas similares. De acuerdo con
los que abogaban por la auto-estima, nuestros problemas de conducta y
emocionales son en buena medida el resultado de una imagen negativa
creada en nosotros por los que han influido en nuestras vidas. Los padres
quienes se referían a nosotros como “muchachitos malos y muchachitas
malas”, los maestros que nos hacían sentir mal acerca de nosotros mismos
cuando fracasábamos en sus exámenes, y, por supuesto, la Iglesia
Cristiana con su indudable “teología acusadora”, llegaron a ser los más
grandes culpables.

Confianza ante los hombres

El concepto de la auto-estima es realmente nuevo. Mientras que en el


pasado nosotros no hablábamos específicamente acerca de la auto-estima,
estábamos preocupados acerca del temido “complejo de inferioridad.” Los
papás cristianos siempre han intentado animar a sus hijos, alabarlos por
tareas bien hechas, darles razones para sentirse bien acerca de ellos
mismos a la luz de su duro trabajo y éxitos. Me pregunto, ¿cuántos papás
cristianos despliegan calcomanías en la defensa de sus autos que digan
“Mi hijo es un estudiante en el cuadro de honor…”? ¿Estaba mal que
nuestros atletas olímpicos americanos, en vista de sus años de duro
trabajo y dedicación, se sintieran bien acerca de sí mismo cuando
recibían sus medallas de oro y oían su himno nacional? ¿Nunca se sintió
bien acerca de usted mismo aun por ser un ciudadano americano?
¿Es esto equivocado y desagradable a Dios? ¡Por supuesto que no!

Pero, enseñar la auto-estima o auto-confianza ante Dios o afirmar que el


Evangelio de Jesucristo ensancha nuestro sentido de auto-merecimiento, es
una desagradable distorsión del Evangelio de Jesucristo. Ante Dios debo
declarar que yo soy un pobre, miserable, un pecador totalmente depravado
que necesita su misericordia y perdón inmerecidos ofrecidos en Cristo
Jesús. Jesús murió sobre la cruz no para exhibir lo que yo valgo, sino
para mostrar la gracia de Dios hacia los pecadores miserables.

Falsos maestros

La intrusión de la enseñanza de la auto-estima en la teología cristiana


no ha sido iniciada por los psicólogos cristianos que han decidido
invadir el cristianismo. Los culpables han sido más bien los pastores,
maestros y autores cristianos. Por ejemplo, el Dr Robert Schuller
escribe: “el pecado más serio es el que hace decir ‘yo soy indigno.’ ”
(1) ¿Ha olvidado el Dr. Schuller la historia del fariseo y el publicano?
(Lucas 18). Mientras el fariseo estaba expresando su auto-merecimiento y
su auto-valía ante Dios, el publicano era culpable de lo que el Dr.
Schuller llama pecado cardinal: el llamarse a sí mismo “indigno.” Sin
embargo, de acuerdo con nuestro Señor Jesús, fue el publicano, no el
fariseo, quien regresó a casa justificado.

Los consejeros cristianos que buscan integrar el concepto secular de la


auto-estima en su consejería “cristiana” a menudo usan la cruz de
Jesucristo y la redención que es en Cristo Jesús como la base de nuestra
auto-estima y auto-valía. Uno de tales consejeros define la cruz
diciendo: “Es como si Cristo hubiera dicho: ‘Ustedes son de tanto valor
para Mí, que yo voy a morir; aun experimentar el infierno de modo que
puedan ser adoptados como mis hermanos y hermanas.’ ” (2) Otro escribe:
“Por supuesto, la más grande prueba del valor de una persona para Dios
fue mostrado al darnos a Su Hijo.” (3)

La horrible muerte sacrificial de Jesucristo en la cruz no es un


indicador de lo que nosotros valemos, sino más bien de la odiosa
naturaleza de nuestro pecado. Considere la actitud de Martín Lutero hacia
la cruz de Jesucristo

“El principal beneficio de los padecimientos de Cristo es que el hombre


vea dentro de su verdadero ser, y que él se sienta aterrado y destrozado
por esto. A menos que busquemos ese conocimiento, no derivaremos mucho
beneficio de la pasión de Cristo… Quien sea tan duro de corazón y
encallecido para no sentirse aterrado por la pasión de Cristo y conducido
a tener un conocimiento de sí mismo, tiene razones para temer.” (4)

Esta misma verdad de que la muerte de Jesucristo es indicador de la


profundidad del pecado humano, una verdad bíblica que ha sido enseñada
por siglos y estaba en el mismo corazón de la Reforma, es considerado
ahora anatema en muchos círculos. Por ejemplo, el Dr. Ray Anderson, un
instructor en el Seminario Teológico Fuller, afirma en su libro “El
Evangelio según Judas”:

“Si nuestro pecado es visto como la causa de la muerte de Jesús en la


cruz, entonces nosotros mismos hemos llegado a ser víctimas de una
‘andanada psicológica’ producida por la cruz. Cuando soy llevado a sentir
que el dolor y el tormento de la muerte de Jesús en la cruz se debe a mi
pecado, me estoy castigando a mí mismo con un tormento espiritual y
psicológico.” (5)

Sensibilidad hacia los que están buscando

La integración de la auto-estima y el cristianismo que se intenta


conseguir, no sólo ha influido en la teología de los consejeros
cristianos, sino también ha distorsionado la misión y proclamación de
muchas iglesias evangélicas y protestantes conservadoras. Influidas por
el Movimiento de Crecimiento de la Iglesia, los líderes eclesiásticos se
hacen estas preguntas: “Si la gente en nuestra comunidad está buscando un
sentir de auto-valía y auto-estima, ¿cómo podemos alcanzarlos? ¿Cómo
podemos ser sensibles a los deseos de estos buscadores? ¿Cómo podemos
programar un servicio de domingo por la mañana que permita a esta pobre
gente con sus corazones heridos y vidas victimizadas a volver a sus casas
sintiéndose bien con ellos mismos?

La respuesta es obvia. A la predicación de la Ley, la doctrina del pecado


original, la confesión de los pecados, la predicación
de una cruz sangrienta como el pago por el pecado humano, debe dárseles
la mínima atención, si es que se les da. Como resultado, en el
pensamiento de muchos “cristianos” evangélicos de hoy, Jesús ya no más es
el Salvador sufriente quien dio Su vida por el perdón de mis pecados. Más
bien, él es quien le da significado a mi vida. Él me hace sentir bien
conmigo mismo y ser feliz. Él es mi buen compañero que me
ayuda a llegar a ser un mejor padre o madre, esposo o esposa. Él me ayuda
a cumplir mis promesas.

Así, en vez de reunirnos en contrición y arrepentimiento, reconociendo


nuestro pecado y oyendo las Buenas Nuevas del perdón de pecados en
Jesucristo, los cristianos de hoy a menudo escuchan sermones sobre
política, moral, valores y principios para vivir lo que se supone es la
vida cristiana. ¿Qué pasó con el pecado y la gracia?

La integración del concepto de la auto-estima con el cristianismo ha


producido resultados devastadores. Literalmente, por el amor a Dios,
debemos retornar a la predicación del pecado humano y de la divina
gracia. Después de todo, “¿qué le aprovechará al hombre si se siente bien
acerca de sí mismo en esta vida, si sus “graneros” psicológicos están
llenos con seguridad, grupos de apoyo y religión de ‘siéntete bien’, y
pierde su alma eterna?
II. ENCONTRANDO EL ENCUENTRO

En 1970, una congregación a la que yo estaba sirviendo en Michigan


decidió traer al personal a una “diaconisa” de tiempo completo para
servir como directora de la juventud y la educación cristiana. En
preparación para recibir a nuestra nueva diaconisa, fui invitado a
asistir a una reunión de los graduados de la diaconisa de la Universidad
de Valparaíso y los pastores con quienes ellos estarían sirviendo en las
diversas congregaciones. La reunión fue acerca del curso de dos días en
la Sala de la Diaconisa en Valparaíso, Indiana. Yo estaba totalmente
desprevenido para lo que estaba a punto de presenciar.

Después de una asamblea general, los pastores y las diaconisas se


dividieron en tres grupos mixtos pequeños, para lo que se llamaba
“Entrenamiento para la sensibilidad,” o “Encuentro.” Los grupos pasarían
alrededor de doce horas juntos. El propósito era interactuar en un
ambiente no estructurado con el fin de despojarse unos a otros de sus
apariencias, quitarse las “máscaras,” descubrir las inseguridades
personales, ser “reales,” y arribar finalmente a un lugar de mutuo amor,
respeto y apoyo.

La experiencia tuvo un profundo efecto sobre mi vida y ministerio. Mi


personalidad experimentó ajustes. Anteriormente reservado y distante,
llegué a ser una persona “manejable” que quería “extender mi brazo y
tocar a alguien.”

Mi predicación y enseñanza también cambiaron. Mi énfasis no era la Ley y


el Evangelio, sino más bien el amor, el gozo y la paz. Intenté crear la
misma dinámica del encuentro en los ambientes de pequeños grupos en
nuestra congregación, tales como las reuniones de maestros de escuela
dominical y estudios bíblicos. El tema de nuestra Escuela Bíblica de
Vacaciones ese verano fue el evangelio lírico de acuerdo al grupo de rock
Los Nuevasangre. “Vamos gentes, sonrían ahora a sus hermanos. Juntémonos
todos y amémonos unos a otros ahora mismo.”

La experiencia me había “abierto.” De hecho, yo me hallaba “abierto”


justamente a cualquier cosa. Yo era un candidato para el ocultismo, la
falsa doctrina y también, estoy seguro, si se hubiera dado la
oportunidad, al adulterio. Pero el Señor me protegió. Yo
tengo una gran deuda de gratitud hacia un hombre cristiano de Grand
Rapids, Michigan, cuya influencia cambió mi dirección.

¿Qué es el encuentro?

A medida que han pasado los años, he intentado entender la “experiencia


del encuentro.” Yo he llegado a algunas conclusiones, sin embargo, las
dinámicas de la personalidad humana permanecen un misterio. Mientras que
no es difícil entender qué sucede en la experiencia del encuentro, no
creo que alguno entienda plenamente por qué sucede.

Primeramente, la experiencia del encuentro no tiene nada en absoluto que


ver con el cristianismo, con el Evangelio, con el Espíritu Santo. Es una
simple técnica de psicología desarrollada por el Dr. Kurt Lewin en la
década posterior a 1940, y fue popularizada por el psicólogo humanista el
Dr. Carl Rogers como una parte de su Terapia Centrada en el Paciente.
Roger usó la técnica como un método desarrollar una mayor sensibilidad,
apertura y empatía en los terapistas. En la década que siguió a 1960 y
70, el encuentro llegó a ser “la cosa de moda” en el Movimiento de la
Consciencia Humana y fue el primer rasgo prominente del Movimiento del
Potencial Humano.

En segundo lugar, dentro de un ambiente de grupo pequeño, ocurre una


dinámica de ajuste de la personalidad cuando la apariencia humana es
quitada y los individuos participantes comienzan a compartir abiertamente
sus sentimientos. Al describir la dinámica de la experiencia del
encuentro, Carl Rogers escribe: “Los participantes sienten una cercanía e
intimidad que nunca han sentido aun con sus esposas o miembros de su
propia familia, porque ellos han se han revelado a sí mismos más profunda
y plenamente que ante aquéllos que están en su propio círculo familiar.”
(6)

Conocí a una mujer quien, a principios de la década después de 1980


trabajaba en un centro universitario de consejería. Al hablar acerca de
los consejeros y terapistas con quienes ella interactuaba, dijo: “ellos
son algunas de las personas más amables, amorosas y sensibles que jamás
he conocido, pero ellas son todas ateas.” Indudablemente estos consejeros
y terapistas habían pasado por numerosas experiencias en grupos de
encuentro.

Los grupos de encuentro son normalmente grupos dirigidos por


facilitadores, en el sentido de que un líder supervisa la dirección del
grupo de un modo que no sea notorio que lo hace. Algunos grupos, tales
como el Entrenamiento del Seminario Erhardt o EST [por sus
siglas en inglés: Erhardt Seminar Training] son invasivos. Los
participantes son bombardeados verbalmente por un líder autoritario hasta
que ellos se quebrantan y finalmente aceptan la responsabilidad por sus
propias vidas. Ellos lo obtienen, cualquier cosa que eso sea. (7)

En tercer lugar, la experiencia del encuentro es una sensación temporal


de elevación. A fin de que el sentimiento de amor, intimidad, apertura y
honestidad continúe, es necesaria una relación continua con el grupo.
Adicionalmente, la experiencia es artificial, falsa, y no representa la
realidad de la interacción humana.

El modelo de grupo de encuentro ha sido grandemente desacreditado por la


comunidad psicológica por los efectos negativos posteriores. Según la
consejera cristiana Sarah Leslie:

“Estos grupos simplemente no estaban equipados para ayudar a los


participantes a hacer la transición de regreso a sus vidas normales, y en
consecuencia, mucha gente hacía decisiones rápidas, llegaban a sentirse
muy deprimidas, o hallaban que sus valores habían sido radicalmente
ajustados.” (8)

Pero, como es a menudo el caso, los cristianos cargaban sus carretillas


en los botaderos de basura de la psicología moderna.
¿Un viaje rápido a la santificación?
Ya que la dinámica del encuentro aparentemente produce virtudes
“cristianas,” no sorprende que la técnica haya sido abrazada por los
cristianos. Ella parece ser un viaje rápido a la santificación. En su
libro Puede Usted Confiar en la Psicología, el Dr. Gary Collins cita a un
respetado consejero cristiano que afirmaba que “el fruto del Espíritu
podía ser producido todo solamente por medio las técnicas psicológicas.
No había razón para esperar que el Espíritu las desarrollara.” (9)

La técnica de la psicología no produce el fruto del Espíritu, ni puede


hacerlo, ya que la santificación no es un ajuste artificial de la
personalidad humana. El proceso de la santificación en el cual el fruto
del Espíritu se produce, es motivado por la dinámica de la justificación
en la cual el individuo se acusa a sí mismo, se aleja de sí mismo y se
abraza al perdón y a la justicia que halla en Cristo Jesús. Mientras que
la Biblia nos enseña a negarnos a nosotros mismos, acusar al yo y dejar
el yo a medida que vivimos en una relación de fe consciente con
Jesucristo, la psicología humanista secular busca inducir a ajustes de la
personalidad que lleven al yo a una expresión más amorosa, íntima,
abierta, honesta de la “bondad que reside dentro de cada corazón humano.”

Algunos han intentado “cristianizar” la experiencia del encuentro por


medio de mezclarlo con un poco de estudio bíblico. Al hacerlo así ellos
mezclan la filosofía del humanismo secular con el cristianismo. Ya que la
dinámica del encuentro es efectiva entre los cristianos y no cristianos
por igual, cualquier cambio que ocurre cuando el Espíritu Santo obra a
través del “estudio bíblico” está contaminado con la dinámica
psicológica. ¡Hablando de confusión!

En los años que siguieron a 1970 y 80, Lyman Coleman desarrolló los
“Talleres Serendipity” que eran versiones “cristianizadas” de encuentros
mezclados con estudios bíblicos. Los participantes en estos grupos eran
conducidos a través de cuatro pasos: “Abrelatas” – actividades diseñadas
para quebrar las barreras psicológicas; “Eventos bíblicos” – discusión de
un tópico bíblico; “Escritura pesada” – examinar un tema a un nivel más
profundo; y “Eventos de crecimiento” – una experiencia de encuentros en
los cuales los participantes eran animados a abrirse y exponer sus almas.
Es mi opinión que estos talleres habrían sido justamente tan efectivos
para producir una experiencia de ésas que afectan toda la vida, si el
grupo hubiera estudiado el Corán o el Libro de Mormón en vez de la
Biblia.

Dos movimientos en la iglesia de hoy, “Los encuentros de matrimonios


cristianos” y “Los adolescentes encuentran a Cristo,” son generalmente
estructurados alrededor del modelo de los Talleres Serendipity de
Coleman. Dos preguntas: ¿Qué hace que la versión
de los encuentros de matrimonios de la iglesia sean “cristianos”?
Y, ¿encuentran los adolescentes a Cristo realmente, o más exactamente,
encuentran el “encuentro”?

Los que intentan usar la dinámica del encuentro en un contexto cristiano


son a menudo francos y honestos acerca de sus intenciones. Por ejemplo,
yo asistí a un evento de fin de semana llamado “Adolescentes encuentran a
Cristo”. Al final, a los adolescentes se les dijo que invitaran a sus
amigos a la siguiente reunión, pero que no les dijeran que es lo que allí
sucede. He conocido a miembros de la iglesia enojados que asistieron a un
pequeño grupo de estudio bíblico solamente para ser lanzados, si
sospecharlo, a una dinámica de encuentro Serendipity. Hace algunos años
yo jugué golf con un pastor que dirigía grupos de “Encuentro de
matrimonios cristianos.” Yo le pregunté: ¿Qué ocurre en estos grupos?” Él
respondió: “Se supone que no revelamos eso. Vaya y véalo usted mismo.” Si
los pastores cristianos y líderes laicos son tan insensatos para imponer
una técnica sobre sus hermanos cristianos la cual ha sido desacreditada
en gran medida por la comunidad psicológica, una técnica basada en las
suposiciones del humanismo secular, ellos deberían al menos ser
suficientemente honestos para decírselo. ¿Tiene esto alguna diferencia
de lo que hacen los “Moonies” cuando usan técnicas psicológicas con sus
incautos visitantes de fin de semana a fin de atraparlos en su culto
falso?

Los Cumplidores de Promesas

Parece que el último movimiento que está cargando sus carretillas en el


botadero de basura de la psicología es el de los Cumplidores de Promesas
[Promise Keepers – PK]. El movimiento de los PK involucra más que
justamente las enormes y muy publicitadas concentraciones. Un pastor que
es promotor de los PK me dijo que el verdadero trabajo de los seguidores
de este movimiento tiene lugar en reuniones de grupos pequeños de hombres
dentro de las congregaciones locales. La pregunta es: ¿Qué ocurre dentro
de estas reuniones en pequeños grupos de hombres?

Mientras que no es posible generalizar, ya que indudablemente existe la


diversidad, hay una cosa que es segura: si los grupos usan la Guía de
Estudio del Viaje Masculino (Colorado Springs: Navpress, 1993) que está
incluida en el logotipo oficial de los Cumplidores de Promesas, los
grupos pequeños son grupos de encuentro.

En su excelente libro Más allá de las Promesas, David Hagopian y Doug


Wilson escriben que esta guía de estudio “no sólo imponen con engaño la
psicología neo-freudiana y neo-jungiana sobre los incautos de la iglesia,
sino también imponen lo que algunos han visto como la teoría no bíblica
de los grupos de encuentro.” (10)

De acuerdo con la consejera cristiana Sara H. Leslie: “La Guía de Estudio


del Viaje Masculino” promueve una sesión de grupos de encuentro durante
ocho semanas dándole el sabor artificial del apoyo bíblico. Los hombres
son llevados a través de varias etapas reconocibles de grupos de
encuentro que se parecen en gran manera a los “Talleres Serendipity.”
(11)

Evaluación del Encuentro

Los apologistas e investigadores cristianos no han escrito mucho acerca


de la dinámica del encuentro. Por lo tanto, mi evaluación del encuentro
está basada sobre mi propia experiencia personal y mi observación.
Además de producir confusión sobre la santificación, yo aseguro que la
dinámica del encuentro, al “romper la envoltura exterior,” también
despojan a los participantes de sus inhibiciones naturales. Los valores
pueden ser radicalmente alterados. Algunos participantes experimentan una
“libertad,” especialmente en el área de la sexualidad. La Guía de Estudio
para el Viaje Masculino” de los Cumplidores de Promesas, por ejemplo,
intenta abrir a los hombres para hablar libremente acerca de su
sexualidad y revelar sus intimidades.

Yo creo que las inhibiciones humanas, que tienen su base en la


conciencia, especialmente en el área de la sexualidad, son un “control”
construido divinamente como protección contra la promiscuidad. Hay pocas
dudas de que existe una conexión entre la popularidad de los grupos de
encuentro en los años después de 1960 y 70, y la supuesta “revolución
sexual.” Si usted recuerda la película “Bob y Carol, Ted y Alice” (¿O era
“Ted y Carol, Bob y Alice?), recordará también que el ser sensible a
través del encuentro condujo al práctica de cambiar esposas. ¿Ha
producido la popularidad de la dinámica del encuentro la promiscuidad
sexual en la iglesia? Yo creo que sí.

El carismático “Movimiento del Discipulado” en la década posterior a 1970


intentó establecer el gobierno divino vía una estructura de autoridad.
Las reuniones locales de pequeños grupos de discipulado, bajo la
dirección de un dirigente como un pastor de ovejas, que estaba sometido a
una jerarquía, a menudo imitaba a los grupos de encuentro. Yo oí una
presentación de uno de los líderes nacionales animando a las personas
así: “permitan a sus pastores entrar en sus jardines.” En otras palabras,
‘abran sus vidas a otros.’ Años después, un participante de alto rango en
el discipulado me dijo que un problema grande que surgió en estos
pequeños grupos era la promiscuidad.

Leemos mucho hoy acerca de la promiscuidad sexual entre los líderes de la


iglesia. Me pregunto cuántos de éstos líderes habían sido previamente
participantes en grupos de encuentro, Talleres Serendipity, o en sesiones
de consejería con una mujer en la cual mutuamente abrieron sus vidas el
uno al otro. Éste sería un proyecto de investigación fascinante. Tenemos
muchos predicadores sensibilizados que son “abrazadores” por allí,
quienes deberían reservar sus abrazos para sus esposas y no para las
mujeres en sus congregaciones.

Yo creo que el “encuentro” es una “experiencia psíquica” en la cual el


diablo busca falsificar la santificación cristiana. Extrañamente, después
de ser abiertos por medio de un encuentro, yo llegué a estar muy
interesado en los fenómenos psíquicos y ocultos. Comencé a leer libros
escritos por Edgar Cayce y Elizabeth Montgomery. En una entrevista antes
de su muerte, Carl Rogers dijo: “Si yo fuera un psicólogo joven hoy, y
supiera lo que yo sé ahora, probablemente comenzaría investigando el
mundo de lo psíquico.” (12)

La iglesia cristiana necesita escudriñar seriamente la dinámica del


encuentro y dejar de cargar sus carretillas en los botaderos de basura de
la psicología.

III. EL MISTICISMO PSICOLÓGICO


En los años que siguieron a 1980, yo fui uno de los conferencistas en una
conferencia carismática en una iglesia de las Asambleas de Dios cerca de
Chicago. Un sacerdote católico romano estaba también en el programa. En
su presentación de la noche, después de dar una explicación, él invitó a
la enorme audiencia a participar en una experiencia de “sanidad
interior.”

Usando la visualización, él efectuó una regresión con el grupo a varias


etapas de su vida pasada, desde el nacimiento hasta el presente,
pidiéndoles que trajeran a la memoria sus experiencias traumáticas. A
medida que él los guiaba en su imaginación, haciendo que surgieran
sollozos, llantos y gritos de angustia en las personas, él los animó a
visualizar la imagen de Jesús estando presente en cada evento traumático,
trayéndoles Su amor y sanidad a la experiencia.

A medida que yo presenciaba esta escena increíble desplegándose frente a


mí, no pude evitar preguntarme: “¿De dónde sacó él todo esto?” Yo había
oído acerca del movimiento de la sanidad interior, pero no tenía idea de
qué era, ni cómo funcionaba. Sintiendo curiosidad, al regresar a casa me
di a la tarea de responder a esa pregunta. Después de 18 meses de
investigación, el resultado fue mi primer libro (que se acaba de
imprimir) La Sanidad Interior: Liberación o Engaño.

Al leer las fuentes de la sanidad interior, fui impactado por la


importancia de las teorías y la filosofía del psiquiatra Dr. Carl G.
Jung. Agnes Sanford, a quien se considera como la madre del movimiento
de la sanidad interior, a menudo citaba las enseñanzas y teorías de Jung
para apoyar su enseñanza de la sanidad interior, especialmente en su
libro Los Dones de Sanidad del Espíritu. Parece que Agnes Sanford fue
grandemente influida por su hijo, un sacerdote episcopal, John Sandford,
y el pastor de ella, también un sacerdote episcopal, Morton T. Kelsey,
quienes fueron ambos analistas jungianos entrenados en Zürich, Suiza (la
sede del Instituto Jung).

Descubrí que la experiencia de la sanidad interior era solamente una


parte de un misticismo psicológico más amplio, edificado sobre las
teorías de Jung, el cual era aplicado sobre los cristianos, protestantes
y católicos incautos, por igual. A fin de entender este misticismo
psicológico, necesitamos primero esforzarnos por entender las teorías del
Dr. Carl Gustav Jung.
Carl G. Jung

A comienzos del siglo veinte, Carl Jung era un seguidor de Sigmund Freud
quien lo escogió como su sucesor, pero la relación entre ellos no duró
mucho. Jung se separó de Freud por diferencias acerca del contenido de la
mente inconsciente. Mientras que Freud creía que el inconsciente contenía
ideas sexuales reprimidas, Jung teorizaba, sobre la base de su
experiencia, que también contenía conceptos religiosos y míticos. Freud
amonestó a su joven discípulo que no abandonara la teoría sexual sino la
levantara como un “baluarte contra el lodo negro del ocultismo.” (13)
¡Freud fue profético!
Jung también agregó una nueva dimensión al inconsciente freudiano, al
cual él llamó: “el inconsciente colectivo.” Él teorizaba que toda la
humanidad, pasada y presente, estaban conectadas en un plano
inconsciente. Por lo tanto, en lo profundo de cada individuo se hallaba
la sabiduría colectiva de todos los tiempos, incluyendo todos los
contenidos religiosos y míticos.

De acuerdo con los ocultistas y los promotores de la Nueva Era, Jung


colocó un apoyo “científico” debajo de los fenómenos ocultos y la
experiencia mística. Jung estaba hondamente involucrado en el ocultismo y
elaboró su tesis doctoral sobre la parapsicología. El también estaba
interesado en el misticismo católico y dirigió seminarios sobre las
enseñanzas de Ignacio de Loyola.

Jung describió el contenido del inconsciente colectivo como “arquetipos,”


o realidades compartidas por toda la humanidad. Él hablaba del guerrero,
la madre, el anciano sabio, el yo, Dios, etc., como arquetipos que a
menudo irrumpían en la consciencia por medio de los sueños y las imágenes
mentales.

De acuerdo con sus discípulos, el más grande descubrimiento de Jung fue


el uso de la imaginación activa o visualización como un medio para
alcanzar el contenido del inconsciente colectivo. Después de su
traumática ruptura con Freud, Jung pasó siete años afirmando haber
explorado el contenido del inconsciente a través de la visualización. Él
mantuvo un registro de sus resultados en su renombrado “Libro Rojo.”
Algunos sugieren que Jung, más que viajar por el inconsciente, estaba
realmente experimentando un colapso psicótico.

Jung afirmaba que las imágenes que emergían en su consciencia tenían vida
propia. Él había hecho contacto con su propio espíritu guía Filemón quien
le trajo una mayor sabiduría a su vida. Usando la terminología del
teólogo Rudolf Otto, Jung describió las imágenes visualizadas como
“numinosas,” significando que ellas poseían una realidad espiritual.

Los maestros de la sanidad interior, que han partido de la descripción


que Jung hizo de sus imágenes, enseñan que la imagen de Jesús llevada a
las experiencias traumáticas del pasado no es un producto de la fantasía
o de la imaginación, sino realmente la presencia real y espiritual de
Jesús mismo. La popular maestra de la sanidad interior, Rita Bennett,
relata la historia de una mujer que fue “salvada” por medio de
encontrarse con la imagen visualizada de Jesús.” (14) ¿Qué le ha pasado a
la predicación del Evangelio?
Un Marco para el Misticismo

Las enseñanzas de Carl Jung sobre la visualización han llegado a ser el


marco para no sólo el movimiento de la sanidad interior, sino también
para la amplia proliferación de misticismo psicológico en la iglesia
cristiana. En el presente, hay muchos maestros, ministros y sacerdotes
cristianos promoviendo la técnica de visualizar a Jesús. Lo más probable
es que ellos ni siquiera tienen una idea en cuanto a la fuente de esto.
Originalmente, en los años que siguieron a 1970 y 80, además de los
maestros de la sanidad interior, la visualización mística fue promovida
dentro de la iglesia por medio de los escritos del ministro episcopal
Morton Kelsey, el cuáquero Richard Foster y el carismático Mark Virkler.

Morton Kelsey ha escrito un verdadero cargamento de libros sobre cómo la


teología cristiana puede ser integrada al pensamiento jungiano. Sus
libros han sido publicados por un gran número de publicadores, incluyendo
Augsburg, una casa luterana de publicaciones. Kelsey, un antiguo profesor
de la Universidad Notre Dame, también ha presentado seminarios en el
Seminario Fuller en Pasadena. Él ha tenido una amplia influencia sobre
muchos líderes carismáticos incluyendo a los católicos, al luterano Larry
Christensen, y al principal líder de los compañerismos de la Viña John
Wimber. De hecho, en la primera Conferencia Luterana sobre el Espíritu
Santo, llevada a cabo en Ann Arbor, allá por 1972, Morton Kelsey fue uno
de los principales conferencistas.

Kelsey, comenzando con la suposición jungiana de que todo el contenido


religioso y mítico se encuentra en lo más profundo de la mente
inconsciente y que la visualización o imaginación activa es un puente
para el inconsciente, enseña a los cristianos a entrar en un estado
alterado de la consciencia, por medio de la meditación, para tener
contacto con Dios. (15)

En 1978, el cuáquero Richard J. Foster escribió el muy popular libro


Celebración de la Disciplina (Nueva York: Harper and Row, 1978). El
libro, juntamente con la serie fílmica, fue ampliamente popularizado. En
el libro, Foster promueve la experiencia de la sanidad interior,
afirmando que él la aprendió de Agnes Sanford (pág. 37). Él también animó
la visualización de historias bíblicas y el llegar ser participantes
activos en los eventos bíblicos. Al hacerlo así, como él lo dice, “usted
puede realmente encontrarse con el Cristo viviente en este evento, oír Su
voz dirigida a usted y ser tocado por Su poder sanador. Puede ser más que
un ejercicio de la imaginación; puede ser una confrontación genuina.
Jesucristo puede realmente llegar a usted.” (pág. 25)

En 1986, Mark Virkler, quien por entonces era un maestro en un Colegio


Universitario Bíblico, apareció con el libro Diálogo con Dios (New
Jersey: Bridge Publishing). Virkler abiertamente admite en el libro, con
casi una actitud apologética, que había sido grandemente influido por el
liberal sacerdote episcopal Morton Kelsey, especialmente por el libro de
éste llamado El Otro lado del Silencio. Virkler, afirmando que él es
“Bereano,” usa algunos de los peores métodos imaginables de
interpretación al intentar elaborar sus técnicas de meditación sobre la
verdad bíblica. Él enseña a los cristianos el método de la Nueva Era de
“centrarse” a fin de visualizar a Jesús, hablar con Él, oír Su voz, y
recibir Su sabiduría. Virkler ha viajado por muchas partes presentando
sus seminarios sobre “Diálogo con Dios.”

¿Cómo viene Jesús a nosotros?

Jesús ha prometido reunirse con nosotros en Su Palabra y Sacramento.* Él


viene a nosotros a través de estos medios, no a través de alguna técnica
de visualización por la meditación iniciada por un estado alterado de la
consciencia con sabor a ocultismo. El Apóstol Pablo es claro al
decir que no tenemos que hacer subir a Cristo o traer abajo a Cristo. Él
está cerca a nosotros en la Palabra que proclamamos (Rom. 10:6-8). Martín
Lutero afirmó que cualquier espíritu que viene a nosotros sin usar el
vehículo de la Palabra de Dios ¡¡es el diablo!!

Ya que la Biblia enseña que Jesús viene a nosotros a través de la Palabra


y los Sacramentos,* ¿qué están experimentando realmente aquellos que
afirman que contactan a Jesús por medio de la visualización? Si usted
estudia la técnica de la visualización inducida por un estado alterado de
la consciencia, descubrirá que la supuesta “versión cristiana” es la
misma versión ocultista de la Nueva Era. La
metodología empleada por el Dr. Carl Jung para encontrarse con su
espíritu guía “Filemón” no es diferente que la enseñada por Kelsey,
Foster or Virkler para encontrarse con Jesús. Por lo tanto, debemos
concluir que el Jesús contactado en la visualización es “otro Jesús,” una
imitación demoníaca o, en el mejor de los casos, una invención de la
imaginación humana.

Los que defienden la visualización mística de Jesús afirman que en el


ocultismo de la Nueva Era el diablo está meramente falsificando una
experiencia cristiana. El problema es que el diablo nunca falsificaría un
billete de tres dólares. No hay ningún mandamiento bíblico o promesa
asociada con visualizar a Jesús.

Otros dicen que la visualización es similar a la oración – puede ser


dirigida a Dios o puede ser dirigida al diablo. Si esto es verdad y la
metodología y la técnica son neutrales, se podría deducir que podríamos
poner delante de Dios una tabla de ouija o las cartas del tarot con el
propósito de recibir la dirección divina a través de ellos.

Algunos hablan de la visualización como “oración.” La oración es


ciertamente bíblica, pero Jesús enseñó a sus discípulos a orar diciendo:
“Padre nuestro, que estás en los cielos…” Él no enseñó a sus discípulos
a visualizarlo a fin de que Él pudiera hablar con ellos.

Otros más argumentan que la Iglesia Cristiana siempre ha usado cuadros e


imágenes en la enseñanza cristiana. Esto es verdad. A los niños siempre
se les han enseñado historias usando figuras. Pero, hay un enorme salto
entre usar el arte cristiano y utilizar un estado alterado de la
consciencia o, como algunos dicen, “un marco de relajamiento de la
mente,” con el fin de invocar imágenes de Jesús y afirmar que estas
imágenes producen resultados espirituale.

Es inútil negar la influencia ejercida sobre la mente y el corazón por un


cuadro de Cristo; por lo tanto, el asunto de cuán apropiado es usar
representaciones gráficas del Salvador es algo que merece ser examinado.

Piense en esto: en la técnica de la visualización los ojos están cerrados


y la imagen se forma en la pantalla de la imaginación. Los que llegan ser
experimentados en la visualización de imágenes son capaces de mantener
sus ojos abiertos y mirar dentro de una bola de cristal. Las mismas
imágenes que se forman en la imaginación se formarán dentro de la niebla
en la bola de cristal. Yo sugiero que quienes desean promover la técnica
de la visualización en la iglesia cristiana deberían comenzar a producir
“Bolas de cristal para cristianos.” Sería más lucrativo. Además, ya que
el Espíritu Santo ha escogido trabajar a través de objetos tangibles
tales como palabras en el papel, el agua, el pan y el vino, * talvez la
iglesia podría estar dispuesta a agregar bolas de cristal a la lista
(¡¡Mi sarcasmo al decir esto es intencional!!).

En cada denominación

Dada la amplia distribución de los libros que promueven el misticismo


psicológico, creo que es seguro decir que esta práctica engañosa se ha
abierto camino en cada una de las principales denominaciones, incluyendo
mi propia denominación, El Sínodo de la Iglesia Luterana de Missouri.”
Permítanme presentarles dos incidentes que lo demuestran:

Hace unos pocos meses, después de discutir la técnica de la visualización


mística en mi programa diario por radio, una mujer llamó y afirmó que
ella había asistido a una actividad de fin de semana para solteros
luteranos, en la cual el conferencista invitado le enseñó a relajarse y
visualizar a Jesús. Ella estaba tan preocupada al descubrir que se le
había instruido en una práctica engañosa en una reunión que era
patrocinada por una iglesia.

Mientras estaba trabajando en este mismo artículo temprano por la noche,


recibí una llamada telefónica de un pastor de la Iglesia Luterana del
Sínodo de Missouri, quien se presentó a sí mismo como un potencial
invitado para mi programa Issues, etc. [Temas, etc.] Me dijo que él había
desarrollado un seminario y lo había presentado en numerosos lugares. (Él
pudo haber sido el presentador en la actividad para solteros en el fin de
semana). Él llamaba al seminario “Practicando la Presencia de Dios.” Él
explicó que él comienza el seminario guiando a las personas en un estudio
bíblico, demostrándoles que Dios siempre ha estado presente en sus vidas.
Entonces él pone una música relajante y anima a las personas a visualizar
a Dios estando con ellos y abrazándolos, a través de todas las escenas de
la vida. En esta manera, como él lo presentó, la presencia de Dios llega
a ser real a las personas. Después de insistir primeramente en que la
Biblia era su única fuente, él finalmente admitió que había leído el
libro “Celebración de la Disciplina” de Richard Foster.

La presencia de Dios llega a ser real a nosotros en la Palabra y los


Sacramentos,* no en una técnica de visualización mística.
CONCLUSIÓN

La psicología moderna no es una disciplina de auto-ayuda que podemos


tomar prestada descuidadamente del reino de la mano izquierda y mezclarlo
con nuestra teología pastoral. Hay teorías y técnicas en la psicología,
tales como la auto-estima, la dinámica del encuentro, y el misticismo
psicológico, que pueden distorsionar chocantemente la verdad y causar un
grave daño espiritual al pueblo cristiano. Mientras que la mayoría de las
denominaciones cristianas desean permanecer fieles a la verdad de la
Palabra de Dios, poniéndole el punto a cada vocal “i” y la línea
horizontal a cada letra “t” de su teología, esas mismas denominaciones,
cuando se enfrentan a las ofertas engañosas de la psicología moderna,
ponen en práctica el mínimo de su discernimiento. La razón es simple. Los
pastores y los líderes de la iglesia no están equipados para hacerlo así.

La mayoría de los pastores cristianos, incluyéndome a mí mismo, no han


buscado ni desean obtener grados académicos en psicología. Los pastores
cristianos deberían estar primeramente preocupados acerca de la teología,
no acerca de la psicología. Si un pastor decidiera adoptar una teología
extraña y engañosa e imponerla sobre sus feligreses, deberá ser llamado
inmediatamente a sujetarse a los reglamentos por los líderes de la
iglesia y sus colegas pastores, porque ellos conocen su teología. Pero,
¿qué si ese mismo pastor adopta una psicología extraña y engañosa? ¿Quién
lo encarará efectivamente? Si un pastor tiene un doctorado en psicología
y está en una posición de influencia dentro de la denominación, él es
virtualmente intocable. Él puede promover cualquier teoría, recomendar
cualquier libro, y practicar cualquier metodología, porque él es uno de
los pocos profesionales en un mar de gentes que tienen sólo un poco
conocimiento del asunto. ¿Quién tiene las credenciales para desafiarlo?

Los que promueven la psicología engañosa en la iglesia generalmente


ocultan las raíces de su enseñanza. El sacerdote que presentó un
“ministerio” de sanidad interior en la conferencia a la que yo asistí, no
dijo: “Esta enseñanza vino de Agnes Sanford. Está basada en las teorías
de Carl Jung, quien usaba la técnica de la visualización para contactar
con su espíritu-guía.” El pastor que quería promover sus seminarios
místicos en mi programa de radio afirmaba que él obtuvo su material
directamente de las Escrituras. Los que imponen la dinámica del encuentro
sobre el pueblo cristiano invitan a las personas a asistir a pequeños
grupos de “estudio bíblico.” Ellos ocultan las raíces por una razón
obvia. Si ellos fueran honestos nadie caería en su promoción engañosa. Si
un pastor cuestiona una teoría o práctica psicológica específica, él debe
invertir semanas o meses escarbando hasta descubrir las raíces.

Yo sugiero que las denominaciones cristianas que están preocupadas por la


intrusión de la psicología moderna en sus filas, deberían nombrar a un
comité permanente compuesto por investigadores apologistas, tanto
expertos en el ocultismo, como pastores y laicos ortodoxos que sean
entrenados académicamente en psicología. La tarea de
este comité sería hacer la investigación que muchos pastores que se
mantienen atareados no pueden realizar, y ofrecerle a la iglesia sus
conclusiones y opiniones concernientes a algunas de las ofertas de la
psicología moderna.

Yo no estoy en ninguna manera sugiriendo que mis pensamientos sobre estos


temas sean la palabra final. Indudablemente hay pastores, teólogos y
psicólogos cristianos que puede ofrecer opiniones más académicamente
maduras que lo que yo puedo, y los animaría a hacerlo así.

Nosotros debemos discernir cuidadosamente las teorías y prácticas de la


psicología moderna antes de imponerlas al pueblo de Dios.

—————————————————–

Tabla de Referencias
1. Robert Schuller, Self-Esteem: the New Reformation, (Waco, TX: Word,
1982), p. 98.
2. William Kirwin, Biblical Concepts for Christian Counseling, (Grand
Rapids: Baker, 1984), p. 107.
3. Donna Foster, Building a Child’s Self-Esteem, (Glendale, CA: Regal,
1977), p. 6.
4. Timothy Lull, Martin Luther’s Basic Theological Writings,
(Minneapolis: Fortress, 1989), p. 168.
5. Ray S. Anderson, The Gospel According to Judas, (Colorado Springs, CO:
Helmer and Howard, 1991), p. 99.
6. Carl R. Rogers, Encounter Groups, (New York: Harrow Books, 1973), p.
9.
7. See Snapping: Americas Epidemic of Sudden Personality Change, (New
York: Lippincott, 1978) by Jim Siegelman and Flo Conway, p. 222
8. Sarah H. Leslie, “Promise Keepers: Encountering Guys at Risk,” The
Christian Conscience, January, 1995.
9. Gary R. Collins, Can You Trust Psychology, (Downers Grove:
InterVarsity Press, 1988), p. 83.
10. Beyond Promises, pp. 85-86.
11. Sarah H. Leslie, op. cit.
12. Snapping, p. 223
13. C. G.. Jung, Memories, Dreams, Reflections, (Vintage Books, 1965), p.
150.
14. Rita Bennett, Emotionally Free, (New Jersey: Revel, 1982), pp. 74-89.
15. While many of Kelsey’s books are a rehashing of the same old stuff,
the following are important to obtain an overview of his teaching:

The Other Side of Silence, (New York: Paulist Press, 1976); Offers
Kelsey’s perspective on meditation.

Adventures Inward, (Minneapolis: Augsburg, 1980); Promotes journaling and


automatic writing. Published by Lutherans?

Transcend, (New York: Crossroad, 1985); Presents Kelsey’s position on


psychic phenomena.

Encounter with God; A general perspective on integrating Jung.

While the book was originally published by Bethany in 1972, they dropped
it from their publishing list after I informed them in 1986 of the occult
nature of the book. Paulist Press has since picked it up.

Traducción de Carlos H. Marroquín Vélez

* Nota del traductor: en los párrafos señalados con * hay que recordar
que el autor es luterano, y como tal, considera los sacramentos del
bautismo, la santa cena y la confirmación como medios de gracia para el
crecimiento en la vida espiritual. Compartimos este valiosísimo artículo
porque nos permite conocer la historia de los orígenes y desarrollo de la
invasión de la psicología secular dentro de la Iglesia Cristiana y sus
nefastos resultados, sin detenernos a discutir la doctrina luterana
particular del autor.

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