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Introducción
Parte 1. El pecado y la auto estima
Parte 2. Encontranto el “Encuentro”
Parte 3. El misticismo psicológico
Conclusión
Hay muchos temas que dividen a los cristianos el día de hoy, pero no hay
tema que sea más controversial que el de las relaciones entre la
psicología secular y la teología cristiana. Algunos maestros cristianos
populares están dispuestos a abrazar las teorías y prácticas de la
psicología moderna e integrarlas con las verdades cristianas bíblicas.
Después de todo, como ellos a menudo lo explican, “toda verdad es la
verdad de Dios.” Otros rechazan completamente la psicología moderna, se
refieren a ella con desaprobación como “psico-parlería,” y condenan los
escritos de quienes se atreven a citar los hallazgos de quienes la
practican.
Tanto Lutero como Calvino reconocían que dentro del reino de poder, o el
reino del lado izquierdo, el hombre natural y pecador a menudo exhiben
cualidades virtuosas que son agradables a Dios y serán recompensadas en
esta vida. No cada persona nacida de la raíz de Adán es un pícaro
practicante. Pero cuando se trata de la justicia y de la salvación eterna
ofrecida en Cristo Jesús, cada persona, a pesar de sus cualidades
virtuosas y estilo de vida responsable, es un pecador miserable, enfrenta
el juicio divino y necesita el perdón de sus pecados y la justicia
perfecta ofrecida en el Evangelio de Jesucristo.
Enfocándonos en el evangelio:
I. EL PECADO Y LA AUTO-ESTIMA
Durante los cien años pasados, los psicólogos seculares han propuesto
cierto número de teorías para explicar las diversas dinámicas de la
conducta humana. Las dos principales escuelas de pensamiento, el
freudianismo y el conductualismo, redujeron al hombre a una criatura cuya
conducta estaba determinada por fuerzas externas a él, ya fueran deseos
reprimidos o el condicionamiento producido por las recompensas y los
castigos.
Falsos maestros
¿Qué es el encuentro?
En los años que siguieron a 1970 y 80, Lyman Coleman desarrolló los
“Talleres Serendipity” que eran versiones “cristianizadas” de encuentros
mezclados con estudios bíblicos. Los participantes en estos grupos eran
conducidos a través de cuatro pasos: “Abrelatas” – actividades diseñadas
para quebrar las barreras psicológicas; “Eventos bíblicos” – discusión de
un tópico bíblico; “Escritura pesada” – examinar un tema a un nivel más
profundo; y “Eventos de crecimiento” – una experiencia de encuentros en
los cuales los participantes eran animados a abrirse y exponer sus almas.
Es mi opinión que estos talleres habrían sido justamente tan efectivos
para producir una experiencia de ésas que afectan toda la vida, si el
grupo hubiera estudiado el Corán o el Libro de Mormón en vez de la
Biblia.
A comienzos del siglo veinte, Carl Jung era un seguidor de Sigmund Freud
quien lo escogió como su sucesor, pero la relación entre ellos no duró
mucho. Jung se separó de Freud por diferencias acerca del contenido de la
mente inconsciente. Mientras que Freud creía que el inconsciente contenía
ideas sexuales reprimidas, Jung teorizaba, sobre la base de su
experiencia, que también contenía conceptos religiosos y míticos. Freud
amonestó a su joven discípulo que no abandonara la teoría sexual sino la
levantara como un “baluarte contra el lodo negro del ocultismo.” (13)
¡Freud fue profético!
Jung también agregó una nueva dimensión al inconsciente freudiano, al
cual él llamó: “el inconsciente colectivo.” Él teorizaba que toda la
humanidad, pasada y presente, estaban conectadas en un plano
inconsciente. Por lo tanto, en lo profundo de cada individuo se hallaba
la sabiduría colectiva de todos los tiempos, incluyendo todos los
contenidos religiosos y míticos.
Jung afirmaba que las imágenes que emergían en su consciencia tenían vida
propia. Él había hecho contacto con su propio espíritu guía Filemón quien
le trajo una mayor sabiduría a su vida. Usando la terminología del
teólogo Rudolf Otto, Jung describió las imágenes visualizadas como
“numinosas,” significando que ellas poseían una realidad espiritual.
En cada denominación
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Tabla de Referencias
1. Robert Schuller, Self-Esteem: the New Reformation, (Waco, TX: Word,
1982), p. 98.
2. William Kirwin, Biblical Concepts for Christian Counseling, (Grand
Rapids: Baker, 1984), p. 107.
3. Donna Foster, Building a Child’s Self-Esteem, (Glendale, CA: Regal,
1977), p. 6.
4. Timothy Lull, Martin Luther’s Basic Theological Writings,
(Minneapolis: Fortress, 1989), p. 168.
5. Ray S. Anderson, The Gospel According to Judas, (Colorado Springs, CO:
Helmer and Howard, 1991), p. 99.
6. Carl R. Rogers, Encounter Groups, (New York: Harrow Books, 1973), p.
9.
7. See Snapping: Americas Epidemic of Sudden Personality Change, (New
York: Lippincott, 1978) by Jim Siegelman and Flo Conway, p. 222
8. Sarah H. Leslie, “Promise Keepers: Encountering Guys at Risk,” The
Christian Conscience, January, 1995.
9. Gary R. Collins, Can You Trust Psychology, (Downers Grove:
InterVarsity Press, 1988), p. 83.
10. Beyond Promises, pp. 85-86.
11. Sarah H. Leslie, op. cit.
12. Snapping, p. 223
13. C. G.. Jung, Memories, Dreams, Reflections, (Vintage Books, 1965), p.
150.
14. Rita Bennett, Emotionally Free, (New Jersey: Revel, 1982), pp. 74-89.
15. While many of Kelsey’s books are a rehashing of the same old stuff,
the following are important to obtain an overview of his teaching:
The Other Side of Silence, (New York: Paulist Press, 1976); Offers
Kelsey’s perspective on meditation.
While the book was originally published by Bethany in 1972, they dropped
it from their publishing list after I informed them in 1986 of the occult
nature of the book. Paulist Press has since picked it up.
* Nota del traductor: en los párrafos señalados con * hay que recordar
que el autor es luterano, y como tal, considera los sacramentos del
bautismo, la santa cena y la confirmación como medios de gracia para el
crecimiento en la vida espiritual. Compartimos este valiosísimo artículo
porque nos permite conocer la historia de los orígenes y desarrollo de la
invasión de la psicología secular dentro de la Iglesia Cristiana y sus
nefastos resultados, sin detenernos a discutir la doctrina luterana
particular del autor.