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Francisco de Quevedo
«Quevedo» redirige aquí. Para otras acepciones, véase Quevedo (desambiguación).

Portada Francisco Gómez de Quevedo Villegas y Santibáñez Cevallos (Madrid, 14 de septiembre de


Portal de la comunidad Humildemente, te pedimos ayuda. 15801 -Villanueva de los Infantes, Ciudad Real, 8 de septiembre de 1645), conocido como Francisco de Quevedo
Actualidad
Francisco de Quevedo, fue un escritor español del Siglo de Oro. Se trata de uno de los
Cambios recientes Hola, lector/a de Argentina, al parecer usás mucho Wikipedia; ¡eso es
autores más destacados de la historia de la literatura española, conocido especialmente por su
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obra poética, aunque también escribió narrativa, teatro, y diversos opúsculos filosóficos,
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2 Análisis de su obra
Herramientas 3 Obra Francisco de Quevedo y Villegas, atribuido
actualmente a Juan van der Hamen y a Diego
Lo que enlaza aquí 3.1 Obra literaria
Velázquez erróneamente en el pasado. Siglo
Cambios en enlazadas 3.1.1 Poesía XVII. (Instituto Valencia de Don Juan, Madrid).
Subir archivo 3.1.2 Prosa Información personal
Páginas especiales 3.1.2.1 Obras satírico-morales Nombre en Francisco Gómez de Quevedo
Enlace permanente español y Santibáñez Villegas
3.1.2.2 Obras festivas
Información de la
página 3.1.3 Teatro Nacimiento 14 de septiembre de 1580
Madrid, España
Elemento de Wikidata 3.2 Obra no literaria
Citar esta página Fallecimiento 8 de septiembre de 1645
3.2.1 Obras políticas
(64 años)
3.2.2 Obras ascéticas Villanueva de los Infantes,
En otros idiomas
3.2.3 Obras filosóficas Ciudad Real, España
‫اﻟﻌﺮﺑﻴﺔ‬ Nacionalidad
3.2.4 Crítica literaria Español
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Lengua
Deutsch 3.2.5 Epistolario Castellano
materna
English 3.2.6 Traducciones
Educación
Français 3.3 Obras perdidas
Educado en Universidad de Alcalá
Avañe'ẽ
4 Personaje literario y cinematográfico
Português Información profesional
4.1 Personaje de las novelas del capitán Alatriste
Русский Ocupación Escritor, dramaturgo, poeta
5 Véase también
中文 Años activo Siglo de Oro
6 Notas y referencias
39 más Movimiento Conceptismo
6.1 Bibliografía
Editar enlaces Lengua de
7 Enlaces externos producción Castellano
literaria
Géneros Poesía, novela y novela
Biografía [ editar ] picaresca
Firma
Quevedo nació en Madrid en el seno de una familia de hidalgos provenientes de la aldea de Vejorís (Santiurde de Toranzo), en las montañas de Cantabria.2 3 Fue bautizado en la parroquia de San
Ginés el 26 de septiembre de 1580. Nació cojo, con ambos pies deformes y una severa miopía; quizá por ello pasó una infancia solitaria y triste (origen del "desgarrón afectivo" del que habló a su
respecto el crítico Dámaso Alonso)4 en la Villa y Corte, rodeado de nobles y potentados, ya que sus padres desempeñaban altos cargos en Palacio, soportando las pullas de otros niños y
entregándose compulsivamente a la lectura. Su madre, María de Santibáñez, era dama de la reina, y su padre, Pedro Gómez de Quevedo, era el secretario de la hermana del rey Felipe II, María de [editar datos en Wikidata]

Austria, y más tarde lo fue de reina Ana de Austria, cuarta esposa de rey Felipe. Pero Quevedo tuvo que superar muy pronto una amargura mayor quedándose huérfano de padre a los seis años
(1586), de forma que le nombraron por tutor a un pariente lejano, Agustín de Villanueva; en 1591, además, cuando contaba once años, falleció su hermano Pedro.

De precoz inteligencia,5 lo llevaron al Colegio Imperial y entre 1596 y 1600 estudia lenguas clásicas, francés, italiano, filosofía, física, matemáticas y teología en la Universidad de Alcalá sin llegar a ordenarse;6 El 4 de octubre de 1599 no se
presenta a recoger su título de bachiller, tal vez porque viajó a Sevilla y a Osuna en compañía de don Pedro Téllez Girón, futuro duque de Osuna; no lo hará hasta el 1 de junio de 1600.

Entre 1601 y 1605 estudia en la Universidad de Valladolid. Es un lugar común que durante la estancia de la Corte en Valladolid circularon los primeros poemas de Quevedo que imitaban o parodiaban los de Luis de Góngora bajo seudónimo
(Miguel de Musa) o no, y el poeta cordobés detectó con rapidez al joven que minaba su reputación y ganaba fama a su costa, de forma que decidió atacarlo con una serie de poemas; Quevedo le contestó y ese fue el comienzo de una enemistad
que no terminó hasta la muerte del cisne cordobés, quien dejó en estos versos constancia de la deuda que Quevedo le tenía contraída.7

Musa que sopla y no inspira

y sabe que es lo traidor


poner los dedos mejor
en mi bolsa que en su lira,

no es de Apolo, que es mentira.

No obstante, Antonio Carreira o Amelia de Paz dudan de que dicha enemistad durase demasiado y sostienen que esas controversias eran ejercicios habituales en la poesía barroca; Góngora nunca
nombra a Quevedo y las atribuciones de las sátiras de uno y otro son bastante dudosas; a la muerte de Góngora, Quevedo era un escritor casi inédito (pese a lo cual circulaban muchas copias manuscritas)
y por lo tanto, según el profesor Antonio Carreira, tal enemistad nunca pudo prolongarse demasiado tiempo más allá del desacuerdo entre el estilo conceptista que asumía Quevedo y el culterano que
difundía Góngora, verdadera fuente de la mayor parte de estas sátiras,8 cuya pieza más representativa, Aguja de navegar cultos. Con la receta para hacer "Soledades" en un día (1625), apenas se
entretiene en ataques personales. En 1605 se publica en Valladolid la antología poética de Pedro Espinosa Flores de poetas ilustres, entre las que aparecen dieciocho composiciones de Quevedo; también
figuran algunas como poeta anónimo en la Segunda parte del Romancero general y Flor de diversa poesía (Valladolid, 1605) compilada por Miguel de Madrigal, un estudiante de la universidad; con esto ya
es reconocido como un poeta de primera fila.9
Francisco de Quevedo retratado
Durante su vida estudiantil, escribió en castellano algunos opúsculos burlescos, desvergonzados y de mal gusto, de los que luego renegaría pero que entonces le hicieron muy popular a través de copias
después de ingresar en la Orden de
manuscritas que terminaron por abrumar a su autor, quien se vio obligado a denunciarlas a la Inquisición no ya para impedir que se difundieran, sino para evitar también que se hicieran ricos a su costa los Santiago en 1618 por Francisco
impresores que empezaron a llevarlas a letra impresa. El opúsculo más ingenioso y menos procaz es, sin duda, las Cartas del caballero de la Tenaza, donde se hallan muchos saludables consejos para Pacheco en su Libro de descripción de
verdaderos retratos, ilustres y
guardar la mosca y gastar la prosa (h. 1606), en que un hidalgo tacaño ofrece todo tipo de excusas por escrito para no dar dinero o regalos a su amante. También se aproximó a la prosa escribiendo como
memorables varones.
juego cortesano, en el que lo más importante era exhibir ingenio, la primera versión manuscrita de una novela picaresca, La vida del Buscón, algunos de cuyos pasajes llegan al expresionismo y han
pasado a la historia del humor negro; se degrada en esta obra, escrita bajo el punto de vista de un aristócrata, a un pobre desclasado que termina su carrera de intentos de ascender de condición social
matando a una persona y teniendo que emigrar a América para evitar la persecución. Igualmente por esas fechas sostiene un muy erudito intercambio epistolar en latín con el humanista Justo Lipsio sobre cuestiones filológicas y deplorando las
guerras que estremecen Europa, según puede verse en el Epistolario reunido por Luis Astrana Marín. En 1601 fallece su madre, María Santibáñez. Hacia 1604 intenta explorar nuevos caminos métricos creando un libro de silvas que no terminó,
a imitación de las de Publio Papinio Estacio, combinando versos de siete y once sílabas libremente; en 1605 fallece su hermana María.10

Vuelta la Corte a Madrid, arriba a ella Quevedo en 1606 y reside allí hasta 1611 entregado a las letras; escribe cuatro de sus Sueños, empezando por el "Sueño del Juicio final", que no llegarán a imprimirse sino en 1627, y diversas sátiras breves
en prosa; obras de erudición bíblica como su comentario Lágrimas de Jeremías castellanas; una defensa de los estudios humanísticos en España, la España defendida; y una obra política, el Discurso de las privanzas, así como lírica amorosa y
satírica. En 1610, año en que el Duque de Osuna es nombrado virrey de Sicilia, el dominico Antolín Montojo deniega a Quevedo la autorización para imprimir el Sueño del Juicio final. En 1611 debe trasladarse a Toledo a causa del pleito que
sostiene contra la Torre de Juan Abad, y allí conoce al padre Juan de Mariana. Se gana la amistad de Félix Lope de Vega (hay numerosos elogios a Quevedo en los libros de Rimas del Fénix y Quevedo aprobó las Rimas humanas y divinas, de
Tomé de Burguillos, heterónimo del Fénix), así como de Miguel de Cervantes (se le alaba en el Viaje del Parnaso del alcalaíno y Quevedo corresponde en la Perinola), con quienes estaba en la Cofradía de Esclavos del Santísimo Sacramento;
por el contrario, atacó sin piedad a los dramaturgos Juan Ruiz de Alarcón, cuyos defectos físicos le hacían gracia (era pelirrojo y jorobado), siendo él mismo deforme, así como Juan Pérez de Montalbán, hijo de un librero con el que Quevedo tuvo
ciertas disputas. Contra este último escribió La Perinola, cruel sátira de su libro misceláneo Para todos. Sin embargo, el más atacado sin duda fue Luis de Góngora, al que dirigió una serie de terribles sátiras acusándole de ser un sacerdote
indigno, homosexual, escritor sucio y oscuro, entregado a la baraja e indecente. Quevedo, descaradamente, violentaba la relación metiéndose hasta con su aspecto (como en su sátira A una nariz, en la que se ensaña con el apéndice nasal de
Góngora, pues en la época se creía que el rasgo físico más acusado de los judíos era ser narigudos). En su descargo, cabe decir que Góngora le correspondió casi con la misma violencia, tachándole de cojo, borracho ("Francisco de Quebebo"),
contrahecho y mal helenista:

Anacreonte español, no hay quien os tope, / que no os diga (con mucha cortesía) / que ya que vuestros pies son de elegía, / que vuestras suavidades son de arrope.

Los pies de elegía (o "de lejía", por lo ácidos) son desiguales en la poesía latina, pero también nota Góngora la desigualdad pendular de su inspiración entre la amargura satírica y la dulzura amorosa: ya su discípulo, Juan de Tassis y Peralta, II.º
conde de Villamediana, también él temible satírico, hizo notar hacia 1620 la mucha distancia que separaba la soez poesía burlesca de Quevedo y su excelsa poesía amorosa: "El Quevedo: desigualísima bestia: golpes en las nubes y porrazos en
los sótanos".11 Por entonces estrecha una gran amistad con el grande Pedro Téllez-Girón, IIIer duque de Osuna, al que acompañará como secretario a Italia en 1613, desempeñando diversas comisiones para él que le llevaron a Niza y Génova,
aunque no al parecer a Venecia (J. O. Crosby y Carlos Seco han demostrado que no intervino directamente en la Conjuración de Venecia) y finalmente de vuelta a Madrid, donde se integrará en el entorno del duque de Lerma, siempre con el
propósito de conseguir a su amigo el IIIer duque de Osuna el nombramiento de virrey de Nápoles; con ese propósito soborna a distintos personajes; consigue en efecto la aprobación del Duque de Uceda y del confesor del piadoso rey Felipe III, el
dominico Luis de Aliaga, y al fin logra para él ese cargo el 16 de abril de 1616. Embarca en Cartagena y llega a Nápoles el 12 de septiembre.12

Una vez en Italia, Osuna le encomienda dirigir y organizar la Hacienda del Virreinato. Fue muy bien recibido por la Academia de los Ociosos, fundada cuatro años antes por el entonces virrey de la ciudad,
el conde de Lemos, y cuyo patrocinio y protección, si bien con menor prestigio, mantuvo el Duque de Osuna asistiendo, acompañado de una numerosa cohorte de aristócratas y literatos, a las reuniones de
la misma en el claustro de San Domenico. A ella se incorporó Quevedo como un miembro más, entablando una especial amistad con el poeta neolatino Giulio Cesare Stella (1564-1624)13 y además con el
cardenal Doria, Filippo Paruta, Martín Lafarina, Ercole Branchiforte y Mariano Valguarnera, el cual, a instancias de don Francisco, tradujo al italiano al poeta griego Anacreonte. Asimismo, en Nápoles,
según su biógrafo Pablo Antonio de Tarsia:

Fue tan asistido de los hombres de letras, que no parecía merecer nombre de entendido quien no se calificaba con la amistad y aprobación de don Francisco, en quien todos fijaban los ojos admirando su prodigioso
ingenio.

Quevedo intentó atraer con fortuna dispar a la Academia a otros autores como Gian Andrea De Cunzi, Carlos de Eybersbach, Vicente Mariner, Justo Lipsio y Michaël Kelker, entre otros, manteniendo
correspondencia con ellos, y durante su estancia napolitana desempeñó además otras misiones, algunas relacionadas con el espionaje a la República de Venecia, aunque no directamente como se ha
creído hasta hace poco, y obtuvo en recompensa el hábito de Santiago en 1618, lo que celebró su amigo Stella en su poema del mismo año Ad Don Franciscum Quevedum / comitis Julii Caesaris Stellae
ode.

Pero en ese mismo año cae el grande Osuna; Quevedo lo defiende ante el Consejo de Estado en junio de complicidad en la Conjuración de Venecia, pero es arrastrado también como uno de sus hombres
de confianza y se le destierra (1619-1621, salvo una breve prisión en Uclés)14 a la Torre de Juan Abad (Ciudad Real), cuyo señorío había comprado su madre con todos sus ahorros para él antes de
Quevedo y los esqueletos de Juan
fallecer. Los vecinos del lugar, sin embargo, no reconocieron esa compra y Quevedo pleiteará interminablemente con el concejo, si bien el pleito recién se resolverá a su favor tras su muerte, en la persona
de la Encina y el rey Perico, Leonaert
de su heredero y sobrino Pedro Alderete. Llegado allí a lomos de su jaca «Scoto», llamada así por lo sutil que era, como cuenta en un romance, y aislado ya de las tormentosas intrigas cortesanas, a solas Bramer, 1659, dibujo a tinta y aguada
con su conciencia, escribirá Quevedo algunas de sus mejores poesías, como el soneto «Retirado a la paz de estos desiertos...» o «Son las torres de Joray...» y hallará consuelo a sus ambiciones gris, Múnich, Staatliche Graphische
Sammlung.
cortesanas y su desgarrón afectivo en la doctrina estoica de Séneca, cuyas obras estudia y comenta, convirtiéndose en uno de los principales exponentes del neoestoicismo español. Completa el número
de sus Sueños y redacta tratados políticos como Política de Dios, morales como Virtud militante y dos sátiras extensas: Discurso de todos los diablos y La hora de todos.

Por entonces se publica Venganza de la lengua española contra el autor de Cuento de cuentos (Huesca, 1626) de un tal Juan Alonso Laureles, probablemente pseudónimo, que ataca al escritor; ni este ni su entorno responderán, sin embargo.15
Sí tomó parte muy activa en la controversia sobre el patronato de España con dos obras: Memorial por el patronato de Santiago y Su espada por Santiago, 1628. La cuestión se había suscitado cuando una reforma del Breviario Romano en el
siglo XVII no citó la predicación y enterramiento de Santiago en España, lo que provocó un cruce de cartas y presiones que duró treinta y dos años hasta conseguir su revocación; el asunto se reavivó cuando se pretendió otorgar el patronazgo de
España a santa Teresa de Jesús, lo que acabó por convertirse en una auténtica batalla de intelectuales en pro de una u otro, y Quevedo, siempre misógino,16 se inclinó por el patronato del santo guerrero Santiago que se apareció en la batalla
de Clavijo.

En 1622 había vuelto a ser desterrado brevemente a la Torre, pero la entronización de Felipe IV supuso para Quevedo el levantamiento de su castigo, la vuelta a la política y grandes esperanzas ante el
nuevo valimiento del conde duque de Olivares, cuya amistad supo ganarse trabajando como libelista para él. Quevedo acompaña al joven rey en viajes a Andalucía (1624) y Aragón (1626), algunas de
cuyas divertidas incidencias cuenta en interesantes cartas. El 24 de marzo de 1624 una nota de la Junta de reformación de costumbres señala que una mujer llamada Ledesma "estaba amancebada con
don Francisco de Quevedo y tienen hijos".17 El 25 de septiembre muere en prisión don Pedro Téllez-Girón, y Quevedo lo lamenta en unos célebres sonetos.18 En 1627 Quevedo escribe en adulación al
Conde-Duque su comedia Cómo ha de ser el privado. Pero su enfrentamiento con los carmelitas a causa de la cuestión del patronazgo se vuelve cada vez más virulento; a fines de febrero de 1628 escribe
su Memorial por el patronato de Santiago y se imprime en Madrid con tanto éxito como el Buscón o los Sueños,19 y es de nuevo desterrado a la Torre, aunque en diciembre le autorizan a volver de nuevo a
la Corte; Quevedo intenta congraciarse con el Conde-Duque dedicándole el 21 de julio de 1629 su edición de las Obras poéticas de fray Luis de León.20 En el prólogo se contiene un nuevo ataque contra
los gongorinos patrocinados por el Duque de Lerma: Convento de San Marcos en León
En todas lenguas aquellos solos merecieron aclamación universal, que dieron luz a lo oscuro, y facilidad a lo dificultoso; que oscurecer lo claro, es borrar, y no escribir, y quien habla lo que otros no
entienden, primero confiesa que no entiende lo que habla21

Las reformas económicas del nuevo valido pronto suscitaron oposición, y Quevedo compuso en su defensa, bajo el nombre de "Licenciado Todosesabe", El chitón de las taravillas (Huesca, enero de 1630). Lope de Vega escribió escandalizado al
Duque de Sessa:

Es lo más satírico y venenoso que se ha escrito desde el principio del mundo, y bastante para matar a la persona culpada, que lo debía ser mucho, pues dio tal ocasión.

En mayo el libelo fue delatado anónimamente a la Inquisición, aparte de por sedicioso, por "scandaloso, docmatizante, injurioso, burlador de cosas sagradas". La denuncia incluye también un juicio del anónimo autor, al que identifica a las claras
con Quevedo:

No puede disimularse, porque el stilo del hablar, la indecencia del discurrir, la libertad del satyrizar, la impiedad del sentir, y la irreverencia del tratar las cosas soberanas y sagradas, dizen manifiestamente que es el mesmo auctor del Infierno
enmendado, del Sueño del juicio, del Infierno del Marqués de Villena en la redoma, de El alguacil endemoniado y otros muchos.22

La obra fue recogida en ese mismo y año. En 1631 el propio Quevedo denuncia sus obras a la Inquisición, ya que los libreros habían impreso sin su permiso muchas de sus piezas satíricas que corrían manuscritas haciéndose ricos a su costa.
De esa manera quiso asustarlos y espantarlos y preparar el camino a una edición definitiva de sus obras que nunca llegó a aparecer. Por otro lado, lleva una vida privada algo desordenada de solterón: fuma mucho, frecuenta las tabernas
(Góngora le achaca ser un borracho consumado y en un poema satírico se le llama don Francisco de Quebebo) y frecuenta los lupanares, pese a que vive amancebado con la tal Ledesma. Sin embargo, es nombrado incluso secretario del
monarca, en 1632, lo que supuso la cumbre en su carrera cortesana. Era un puesto sujeto a todo tipo de presiones: su amigo, el Duque de Medinaceli, es hostigado por su mujer para que lo obligue a casarse contra su voluntad con doña
Esperanza de Mendoza,23 señora de Cetina, viuda y con hijos, y el matrimonio, realizado en 1634, apenas dura tres meses. Lleva una activa vida cultural y amista con el militar y escritor hispanoportugués Francisco Manuel de Melo, con el que
intercambia un intenso epistolario; Melo corresponderá de forma póstuma convirtiéndolo en un personaje de su diálogo Hospital de letras (1657). Se entrega a una febril actividad creativa y en 1634 publica La cuna y la sepultura y la traducción de
La introducción a la vida devota de Francisco de Sales; de entre 1633 y 1635 datan obras como De los remedios de cualquier fortuna, el Epicteto, Virtud militante, Las cuatro fantasmas, la segunda parte de Política de Dios, la Visita y anatomía de
la cabeza del cardenal Richelieu o la Carta a Luis XIII. En 1635 aparece en Valencia el más importante de uno de los numerosos libelos destinados a difamarle, El tribunal de la justa venganza, erigido contra los escritos de Francisco de Quevedo,
maestro de errores, doctor en desvergüenzas, licenciado en bufonerías, bachiller en suciedades, catedrático de vicios y protodiablo entre los hombres, publicado bajo un pseudónimo que tal vez encubre a uno de sus numerosos enemigos, Luis
Pacheco de Narváez. Además, el poeta Juan de Jáuregui escribe un Memorial a Felipe IV en ese mismo año en que ataca también a Quevedo. En 1636 se separa de su mujer, que fallecerá en 1641 y, muy desengañado, escribe su fantasía
moral La hora de todos y la Fortuna con seso.

El 7 de diciembre de 1639, con motivo de un memorial aparecido bajo la servilleta del rey Sacra, católica, real Majestad..., donde se denuncia la política del Conde-duque, se le detuvo en casa del VIIº duque de Medinaceli, se confiscaron sus
libros y, sin apenas vestirse, es llevado al frío convento de San Marcos en León hasta la caída del valido y su retirada a Loeches en 1643. Quevedo se quejó de que no se le abrió proceso ni tomó declaración alguna en la dedicatoria "A Juan
Chumacero Carrillo" de su Vida de San Pablo (1644):

Nunca se me hizo cargo ni tomó confesión ni, después de mi soltura, se halló alguna cosa escrita jurídicamente...24

En el monasterio Quevedo se dedicó a la lectura, como cuenta en la Carta moral e instructiva, escrita a su amigo, Adán de la Parra, pintándole por horas su prisión y la vida que en ella hacía:

Desde las diez a las once rezo algunas devociones, y desde esta hora a la de las doce leo en buenos y malos autores; porque no hay ningún libro, por despreciable que sea, que no tenga alguna cosa buena, como ni algún lunar el de mejor nota.
Catulo tiene sus errores, Marcus Fabius Quintilianus sus arrogancias, Cicerón algún absurdo, Séneca bastante confusión; y en fin, Homero sus cegueras, y el satírico Juvenal sus desbarros; sin que le falten a Egecias algunos conceptos, a Sidonio
medianas sutilezas, a Ennodio acierto en algunas comparaciones, y a Aristarco, con ser tan insulsísimo, propiedad en bastantes ejemplos. De unos y de otros procuro aprovecharme de los malos para no seguirlos, y de los buenos para procurar
imitarlos.

Quevedo era un escritor satírico, pero él mismo también era objeto de su misma crítica a través de un severo autocastigo psíquico de raíz religiosa y existencial. Medita profundamente sobre el tiempo
y busca el consuelo de la filosofía estoica leyendo a Zenón de Citio, Epicteto y Séneca; en sus Salmos se encuentra la expresión más acendrada de este anhelo de pureza espiritual:

Un nuevo corazón, un hombre nuevo / ha menester, señor, el alma mía: / ¡desnúdame de mí, que ser podría / que a tu piedad pagase lo que debo!...

Pero Quevedo había salido ya del encierro en junio de 1643, achacoso y muy enfermo; tiene a su sobrino Alderete muy preocupado por su salud; en 1644 publica, no obstante, la Primera parte de la
vida de Marco Bruto y La caýda para levantarse, el ciego para dar la vista, el montante de la Iglesia en la vida de San Pablo Apóstol. Por fin renuncia a la Corte para retirarse definitivamente en
noviembre de ese mismo año a la Torre de Juan Abad. Es en sus cercanías (y tras escribir en su última carta que «hay cosas que sólo son un nombre y una figura») cuando fallece en el convento de
los padres dominicos de Villanueva de los Infantes, el 8 de septiembre de 1645. Se cuenta que su tumba fue profanada días después por un caballero que deseaba tener las espuelas de oro con que
había sido enterrado y que dicho caballero murió al poco en justo castigo por tal atrevimiento.25 En 2009, sus restos fueron identificados en la cripta de Santo Tomás de la iglesia de San Andrés Placa conmemorativa de Quevedo en el
Apóstol de la misma ciudad.26 convento dominico de Villanueva de los
Infantes
Sus obras fueron muy mal recogidas y editadas por el humanista José Antonio González de Salas, quien no tiene empacho en retocar los textos, en 1648: El Parnaso español, monte en dos cumbres,
dividido con las nueve Musas castellanas, pero es la edición más fiable; peor es la edición del sobrino de Quevedo y destinatario de su herencia, Pedro Alderete, en 1670: Las tres Musas últimas
castellanas; en el siglo XX José Manuel Blecua las ha editado con rigor.

En 1663 se imprimió la primera biografía de Francisco de Quevedo, del italiano Pablo Antonio de Tarsia, miembro como Quevedo de la napolitana Academia de los Ociosos. Toma su información, rica en anécdotas, de su sobrino Alderete, con
quien se entrevistó personalmente en Torre de Juan Abad; posteriormente vendrán las de Aureliano Fernández Guerra en el siglo XIX, donde se le pinta como un hombre de estado, y la de Jauralde Pou (1998) en el siglo XX.

Análisis de su obra [ editar ]

Lo más original de la obra literaria de Quevedo radica en el estilo, vinculado al Conceptismo barroco y por lo tanto muy amigo de la concisión, de la elipsis y del cortesano juego de ingenio con las palabras mediante el abuso de la anfibología.
Amante de la retórica, ensayó a veces un estilo oratorio lleno de simetrías, antítesis e isocola que lució más que nunca en su Vida de Marco Bruto. De léxico muy abundante, creó además muchos neologismos por derivación, composición y
estereotipia y, como apercibió Rafael Lapesa en su Historia de la lengua española (1942), flexibilizó notablemente el mecanismo de la aposición especificativa en castellano («clérigo cerbatana, zapatos galeones...»), mecanismo que los
escritores barrocos posteriores imitaron de él. En su sátira se acerca a veces a la estética del expresionismo al degradar a las personas mediante la reificación o cosificación, y la animalización. Se ha señalado, además, como un rasgo
característico de su verso, la esticomitía, esto es, la tendencia a transformar cada verso en una sentencia de sentido completo, lo cual hace a sus poemas muy densos de significado, como era prioritario en su poética, radicada en los principios
de lo que más tarde fue denominado conceptismo barroco.

La mayor parte de la producción poética de Quevedo es satírica, pero como ya apercibió el abate José Marchena sus sátiras están mal dirigidas y, aunque consciente de las causas verdaderas de la decadencia general, es para él más un mero
ejercicio de estilo que otra cosa y se vierte contra el bajo pueblo más que contra la nobleza, en lo cual no tuvo el atrevimiento de, por ejemplo, el otro gran satírico de su época, Juan de Tassis y Peralta, segundo conde de Villamediana. Cultivó
también una fina lírica cortesana realizando un cancionero petrarquista en temas, estilo y tópicos, prácticamente perfecto en técnica y fondo, en torno a la figura de Lisi, que no hay que identificar como se ha querido con ninguna dama concreta,
sino con un arquetipo quintaesenciado de mujer. Destacan sobre todo sus sonetos metafísicos y sus salmos, donde se expone su más íntimo desconsuelo existencial. La visión que da su filosofía es profundamente pesimista y de rasgos
preexistencialistas. El cauce preferido para la abundante vena satírica de que hizo gala es sobre todo el romance, pero también la letrilla («Poderoso caballero es Don Dinero»), vehículo de una crítica social a la que no se le esconden los motivos
más profundos de la decadencia de España, y el soneto. Abominó de la estética del Culteranismo cuyo principal exponente, Luis de Góngora, fue violentamente atacado por Quevedo en sátiras personales. Contra la pedantería y obscuridad que
le imputaba se propuso también editar las obras de los poetas renacentistas Francisco de la Torre y fray Luis de León.

La poesía amorosa de Quevedo, considerada la más importante del siglo XVII, es la producción más paradójica del autor: misántropo y misógino,16 fue, sin embargo, el gran cantor del amor y de la mujer. Escribió numerosos poemas amorosos
(se conservan más de doscientos), dedicados a varios nombres de mujer: Flora, Lisi, Jacinta, Filis, Aminta, Dora. Consideró el amor como un ideal inalcanzable, una lucha de contrarios, una paradoja dolorida y dolorosa, en donde el placer queda
descartado. Su obra cumbre en este género es, sin duda, su «Amor constante más allá de la muerte».

Como han señalado los estudiosos del antisemitismo en España, Quevedo fue un feroz antijudío y su judeofobia quedó reflejada "en todo tipo de escritos, incluyendo sus poemas satíricos" pero fue "en los años de su lucha contra Olivares
cuando escribe sus dos textos antisemitas más importantes": Execración contra los judíos y La Isla de los Monopantos (aunque este último relato satírico no fue impreso hasta 1650, dentro del libro La Fortuna con seso y la hora de todos).27

En su obra se demuestra su obsesión por defender la hegemonía de la monarquía hispánica en el mundo, integrándose en «... la tradición del laus Hispaniae, instaurada por San Isidoro y utilizada por el propio Quevedo para tratar de recuperar
los valores que él pensaba, hicieron poderosa a la nación... en su España defendida, alabó la grandeza de sus más prestigiosos compatriotas, destacando la superioridad española en el campo de las letras, visible en autores como fray Luis de
León, Jorge Manrique o Garcilaso de la Vega, pero también en el arte de la guerra». Javier Martínez-Pinna y Diego Peña.28

Obra [ editar ]

Obra literaria [ editar ]

Poesía [ editar ]

La obra poética de Quevedo, que está constituida por unos 875 poemas, presenta ejemplos de casi todos los subgéneros de su época: poesía satírico-burlesca, amorosa, moral e inmoral heroica,
circunstancial, descriptiva, religiosa y fúnebre. Aproximadamente, un 40 % de sus textos son satíricos; si a ello se le añade el hecho de que muchos de ellos circularon públicamente en vida del autor a
través de copias manuscritas, se explica la fama de crítico severo y mordaz de su época con que se conoce, en parte, a Quevedo.

La primera impresión de sus poemas tuvo lugar en 1605, en la antología conocida con el nombre de Primera parte de las flores de poetas ilustres de España. De forma póstuma, la mayor parte de sus
poemas aparecieron publicados en dos obras: El Parnaso español (1648) y Las Tres Musas Últimas Castellanas (1670).

Prosa [ editar ]

Obras satírico-morales [ editar ]


Sueños y discursos, compuestos entre 1606 y 1623, circularon abundantemente manuscritos pero no se imprimieron hasta 1627. Se trata de cinco narraciones cortas de inspiración lucianesca donde se
pasa revista a diversas costumbres, oficios y personajes populares de su época. Son, por este orden, El Sueño del Juicio Final (llamado a partir de la publicación de Juguetes de la niñez, la versión
expurgada de 1631 El sueño de las calaveras), El alguacil endemoniado (redenominado El alguacil alguacilado), El Sueño del Infierno (esto es, Las zahúrdas de Plutón en su versión expurgada), El
mundo por de dentro (que mantuvo su nombre siempre) y El Sueño de la Muerte (conocido como La visita de los chistes).
Portada calcográfica de El Parnaso
De la estirpe de los Sueños son dos llamadas «fantasías morales», el Discurso de todos los diablos y de La hora de todos. Ambas son también sátiras lucianescas de característico tono jocoserio, español, editado en Madrid por Diego
aunque en su factura y creatividad superan a los Sueños: Díaz de la Carrera, 1648, grabado de
Juan de Noort sobre una idea del
Discurso de todos los diablos o infierno emendado (1628), publicado en algunas versiones como El peor escondrijo de la muerte y, a partir de 1631, en la versión expurgada en la que aparecen
compilador, Juan Antonio González de
también los cinco Sueños con los títulos cambiados que se enumeran más arriba, con el título de El entremetido y la dueña y el soplón. Salas. Doble retrato del escritor,
La hora de todos y la Fortuna con seso, variación sobre el tema del mundo al revés en que la diosa Fortuna recobra el juicio y da a cada persona lo que realmente merece, provocando tan gran coronado por las Musas y en medallón
sostenido por un sátiro, símbolo de la
trastorno y confusión que el padre de los dioses debe volverlo todo a su primitivo desorden.
doble inspiración, sacra y profana.
La novela picaresca Historia de la vida del Buscón llamado don Pablos; ejemplo de vagamundos y espejo de tacaños, apareció impresa en Zaragoza en 1626, pero existen tres versiones más de la obra
con grandes divergencias textuales. El problema es complejo, pues todo parece indicar que Quevedo retocó su obra varias veces. La versión más antigua es el manuscrito 303 bis (olim Artigas 101) de
la Biblioteca de Menéndez Pelayo a causa del cotejo de las variantes y la manera en que unos testimonios se agrupan frente a otros. La impresión de 1626 fue asumida, si no controlada, por Quevedo,
según el propio autor declara en su memorial Su espada por Santiago (1628) y la sinceridad de sus palabras es confirmada por otros datos, así que en realidad no puede sostenerse que se hiciera sin
permiso del autor. Pero esta versión no fue la última, pues don Francisco volvió sobre ella para retocar algunos pormenores narrativos, amplificar el retrato satírico de varios personajes secundarios y
paliar las expresiones que juzgaron irreverentes o blasfemas los redactores de dos libelos antiquevedianos, el Memorial enviado a la Inquisición contra los escritos de Quevedo (1629) y El Tribunal de la
Justa Venganza (1635). De estos retoques dan fe los otros manuscritos. El Buscón es un divertimento en que el autor se complace en ridiculizar los vanos esfuerzos de ascensión social de un pobre
diablo perteneciente al bajo pueblo; para ello exhibe cortesanamente su ingenio por medio de un brillante estilo conceptista que degrada todo lo que toca cosificándolo o animalizándolo, utilizando una
estética preexpresionista que se aproxima a Goya, Solana y Valle-Inclán y no retrocediendo ante las gracias más repugnantes. La caracterización apenas existe: se trata solo de un vehículo para el
lucimiento aristocrático del autor.

Obras festivas [ editar ]


Premática y aranceles, hechas por el fiel de las putas, Consejos para guardar la mosca y gastar la prosa, Premática del tiempo, Capitulaciones matrimoniales y Capitulaciones de la vida de la Corte son
sátiras de los géneros burocráticos habituales en las cancillerías y que se aplican a temas grotescos.
Cartas del caballero de la Tenaza (1625), humorística descripción de las epístolas intercambiadas entre un caballero sumamente tacaño y su amante, que quiere sacarle dinero por cualquier medio.
Libro de todas las cosas y otras muchas más. Compuesto por el docto y experimentado en todas materias. El único maestro malsabidillo. Dirigido a la curiosidad de los entremetidos, a la turbamulta de
los habladores, y a la sonsaca de las viejecitas.
Gracias y desgracias del ojo del culo. Opúsculo jocoso sobre los placeres y las dolencias relativos a semejante órgano. Edición príncipe de los Sueños y
discursos, Barcelona, Esteban Liberós,
Teatro [ editar ]
a costa de Juan Sapera, 1627.
No existe un catálogo definitivo de la obra teatral atribuible a Quevedo, y no solo por la dificultad de reconocer su autoría sino por las dificultades de considerar a algunos textos como teatrales. En cualquier
caso, se consideran como seguras y plenamente teatrales las siguientes obras:29

La comedia Cómo ha de ser el privado


Los entremeses Bárbara, Diego Moreno, La vieja Muñatones, Los enfadosos, La venta, La destreza, La polilla de Madrid, El marido pantasma, El marión, El caballero de la Tenaza, El niño y Peralvillo
de Madrid, La ropavejera y Los refranes del viejo celoso.

Además, se toman también en consideración diversos fragmentos de comedias perdidas, alguna loa y diez bailes.

Obra no literaria [ editar ]

Obras políticas [ editar ]


España defendida, y los tiempos de ahora, de las calumnias de los noveleros y sediciosos, más conocida como España defendida..., que quedó incompleta e inédita, escrita circa 1609 y abandonada
definitivamente en 1612,30 31 fue editada por primera vez en 1916 en el Boletín de la Real Academia de la Historia.
Política de Dios, gobierno de Cristo. Su primera parte fue escrita hacia 1617 (en la dedicatoria a Olivares, de 1626, le dice que «es el libro que yo escribí diez años ha») e impresa en 1626 con el título
de Política de Dios, gobierno de Cristo y tiranía de Satanás. La segunda parte, escrita en torno a 1635, se publicó en 1655. Las dos partes juntas se publicaron bajo el epígrafe Política de Dios, gobierno
de Cristo, sacada de la Sagrada Escritura para acierto del Rey y del reino en sus acciones.
Mundo caduco y desvaríos de la edad (1621, ed. 1852).
Grandes anales de quince días (1621, ed. 1788), análisis de la transición entre los reinados de Felipe III y Felipe IV.
Memorial por el patronato de Santiago (1627, ed. 1628).
Lince de Italia y zahorí español (1628, ed. 1852).
El chitón de Tarabillas (1630), impreso muchas veces con el título de Tira la piedra y esconde la mano. Defiende las disposiciones económicas del Conde-Duque de Olivares, de quien luego se
distanciaría. Fue denunciado a la Inquisición y recogido ese mismo año.
Execración contra los judíos (1633), alegato antisemita que contiene una velada acusación contra don Gaspar de Guzmán, conde-duque de Olivares y valido de Felipe IV.
Carta al serenísimo, muy alto y muy poderoso Luis XIII, rey cristianísimo de Francia (1635).
Breve compendio de los servicios de Francisco Gómez de Sandoval, duque de Lerma (1636). Quevedo, extraído de Lutero:
asunto tomado de un sueño del
La rebelión de Barcelona ni es por el güevo ni es por el fuero. 1641, panfleto contra la revuelta catalana de 1640.
infierno de Quevedo, del pintor catalán
Vida de Marco Bruto, 1644, glosa de la vida correspondiente al famoso asesino de César escrita por Plutarco, escrita con algebraico rigor y una elevación de estilo conceptista poco menos que Francisco Sans Cabot.
inimitable.

Obras ascéticas [ editar ]


Vida de Santo Tomás de Villanueva, 1620.32
Providencia de Dios, 1641, tratado contra los ateos que intenta unificar estoicismo y cristianismo.
Vida de San Pablo, 1644.
La constancia y paciencia del santo Job, publicada póstumamente en 1713.

Obras filosóficas [ editar ]


Doctrina moral del conocimiento propio, y del desengaño de las cosas ajenas (Zaragoza, 1630).
La cuna y la sepultura para el conocimiento propio y desengaño de las cosas ajenas (Madrid, 1634), que es una reescritura de la obra anterior, publicada sin su autorización, en la que amplificó y mejoró estilísticamente el texto precedente.
Epicteto, y Phocílides en español con consonantes, con el Origen de los estoicos, y su defensa contra Plutarco, y la Defensa de Epicuro, contra la común opinión (Madrid, 1635).
Las cuatro pestes del mundo y los cuatro fantasmas de la vida (1651).

Crítica literaria [ editar ]


La aguja de navegar cultos con la receta para hacer Soledades en un día (1631), satírica embestida contra los poetas que usan el lenguaje gongorino o culterano.
La culta latiniparla (1624), burlesco manual para hablar en lenguaje gongorino.
La Perinola (1633, ed. en 1788), ataque contra el Para todos de Juan Pérez de Montalbán.
Cuento de cuentos (1626), reducción al absurdo de los coloquialismos más vacíos de significado.

Epistolario [ editar ]

Fue editado por Luis Astrana Marín en 1946, apareciendo en dicho epistolario 43 cartas inéditas de los últimos diez años de la vida del autor, que le escribió a su amigo Sancho de Sandoval de Beas (Jaén).33

Traducciones [ editar ]

Quevedo frecuentó a humanistas como el distante Justo Lipsio y el más cercano José Antonio González de Salas; ambos le transmitieron su fervor por Propercio. Como helenista, las traducciones de Quevedo del griego dejan bastante que
desear; se atrevió, sin embargo, a traducir pésimamente a Anacreonte (traducción que circuló manuscrita y no se imprimió en vida de Quevedo, sino en 1656), al pseudo Focílides y la Vida de Marco Bruto de Plutarco para su Marco Bruto. Mayor
mérito tienen sus Lamentaciones de Jeremías desde el hebreo, o sus versiones de excelente latinista de los satíricos Marcial, Persio y Juvenal; sus obras están esmaltadas también de reminiscencias de Virgilio, Propercio, Tibulo, Ovidio, Estacio
y, especialmente, Séneca, autores que, como los citados satíricos, frecuentó no poco. También son excelentes sus versiones del italiano y el francés; en esta última lengua, conocía la obra de líricos como Joachim du Bellay y leía y admiraba la
de Montaigne e incluso es posible que tradujese el primer libro de sus Essais. En su haber se cuentan:

Introducción a la vida devota, de San Francisco de Sales.


De los remedios de cualquier fortuna (1638), versión libre de Séneca.
El Rómulo, 1632, del marqués Virgilio Malvezzi.

Obras perdidas [ editar ]

La segunda parte de la Vida de Marco Bruto, mencionada por Quevedo en sus últimas cartas, en 1644.
Historia de don Sebastián, rey de Portugal.
La polilla de las repúblicas.
Historia del año 1631.
Dichos y hechos del Duque de Osuna en Flandes, España, Nápoles y Sicilia.

Personaje literario y cinematográfico [ editar ]

Como prototipo del intelectual cortesano que exhibía su ingenio y con frecuencia le gustaba escandalizar, Quevedo pasó a la literatura popular como personaje de chistes con frecuencia groseros,
volviéndose personaje de leyendas urbanas como algunos de sus seguidores, por ejemplo Camilo José Cela. Igualmente fue el afortunado personaje de gran número de piezas teatrales y novelas; ya
Diego de Torres Villarroel lo resucitó a principios del siglo XVIII en sus Sueños morales, visiones y visitas de Torres con Don Francisco de Quevedo por Madrid, y en el XIX es personaje principal de los
dramas Don Francisco de Quevedo (1848) del poeta romántico Eulogio Florentino Sanz, de Una broma de Quevedo y Cuando ahorcaron a Quevedo, de Luis de Eguílaz, o, ya en el siglo XX, de El caballero
de las espuelas de oro, de Alejandro Casona.

De la misma manera tentó a la novela histórica: en el XIX Francisco José Orellana escribió Quevedo (1857) y Antonio de San Martín su novela por entregas Aventuras de don Francisco de Quevedo (1883–
1884).

Personaje de las novelas del capitán Alatriste [ editar ]

Francisco de Quevedo es también, junto a otros personajes históricos de la España de Felipe IV, un personaje secundario en la saga conocida como Las aventuras del capitán Alatriste (1996), de Arturo
Pérez-Reverte, y en la película basada en ella, Alatriste (2006), dirigida por Agustín Díaz Yanes, en donde el personaje de Quevedo es interpretado por el actor Juan Echanove. En esta obra de ficción,
Quevedo es presentado como amigo personal del mal llamado capitán don Diego Alatriste y Tenorio, veterano de las guerras de Flandes, quien se gana la vida como sicario en el Madrid del siglo XVII. La
primera aparición de Quevedo se da en el primer título de la saga, El capitán Alatriste (1996), donde es representado como un hombre ingenioso, apasionado y excelente espadachín, quien regularmente
debe hacer uso de la herreruza (espada) para zanjar los constantes conflictos en los que se involucra, ya sea por los desafortunados versos que dedica a numerosas personas (incluidas personalidades de
renombre), como por aquellos relacionados con su amigo Alatriste. Estatua del monumento a Quevedo
en la glorieta homónima de Madrid (A.
En términos narrativos, Francisco de Quevedo representa en la obra el contrapunto alegre y desinhibido a la personalidad reservada y tosca de Alatriste, aportando a la lectura del texto momentos frescos y Querol, 1902).
de un humor elegante e imaginativo, aunque también cumple el rol de factor determinante en muchos de los sucesos de la obra, especialmente en el segundo volumen de la saga Limpieza de sangre
(1997). Cabe destacar que en la obra como en sus numerosos epílogos, aparecen algunas obras (mayoritariamente sonetos) que son «atribuidos» a este personaje, entre los que destaca aquel que «Alaba
la virtud militar, en la persona del capitán Alatriste». Este poema, que Quevedo habría dedicado a Alatriste, narra de manera alegórica la vida y carácter del personaje, loando su valentía y temple.

Véase también [ editar ]

Literatura de España
Siglo de Oro
Orden de Santiago

Notas y referencias [ editar ]

1. ↑ «Una carta de Quevedo permite fijar la fecha exacta de su nacimiento» . El País. 31 de julio de 2008. Consultado el 20 de de julio de 2007 coord. por Pierre Civil, Françoise Crémoux, vol. 2, 2010, págs. 129 y ss.:
julio de 2016. http://cvc.cervantes.es/literatura/aih/pdf/16/aih_16_2_130.pdf
2. ↑ Santiurde de Toranzo, en www.cantabria102municipios.com 16. ↑ a b Pedraza Jiménez, Felipe B.; Rodríguez Cáceres, Milagros (2008). Historia esencial de la literatura española e
3. ↑ Iglesia de Santo Tomás - Vejorís de Toranzo, en www.vallespasiegos.org hispanoamericana (3ª edición). Madrid: Editorial EDAF. p. 247. ISBN 84-414-0789-4. «[...] los (poemas) de carácter misógino,

4. ↑ Alonso, Dámaso. «El desgarrón afectivo en la poesía de Quevedo.» En Santiago Fernández Mosquera (comp.) AA. VV. donde Quevedo da rienda suelta a una agresividad sin límites contra las mujeres, especialmente si usan afeites o si son viejas

Antología crítica. Aproximación a la poesía amorosa de Quevedo, pp. 513-577. y pretenden disimular su edad.»

5. ↑ «Biografía de Francisco de Quevedo y Villegas» . Fundación Francisco de Quevedo. Consultado el 27 de diciembre de 17. ↑ José Luis Gómez, op. cit.

2012. 18. ↑ José Luis Gómez, op. cit.

6. ↑ Fernández-Guerra y Orbe A. Obras de Don Francisco de Quevedo Villegas colección completa (tomo 2). Madrid: M. 19. ↑ José Luis Gómez, op. cit.
Rivadeneyra; 1859, pp. 625-7. En Google Books. 20. ↑ José Luis Gómez, op. cit.
7. ↑ Jauralde Pou, 1998, pp. 906-907. 21. ↑ Francisco de Quevedo, Obras Completas, I. Obra en prosa. Ed. de Felicidad Buendía, Madrid, 1961, pp. 466a.
8. ↑ Carreira, Antonio. «Quevedo en la redoma: análisis de un fenómeno criptopoético», ap. VV. AA. Quevedo a nueva luz: 22. ↑ Gacto Fernández, Enrique (1991). «Sobre la censura literaria en el siglo XVII: Cervantes, Quevedo y la Inquisición» .
escritura y política, ed. de L. Schwartz y A. Carreira (Málaga, 1997), pp. 231-249; Amelia de Paz, «Góngora y... ¿Quevedo?», Revista de la Inquisición (1): 54 |página= y |páginas= redundantes (ayuda).
Criticón, nº 75, 1999, pp. 29-47. 23. ↑ Partida de matrimonio de don Francisco de Quevedo con doña Esperanza de Mendoza, incluida en la Colección de
9. ↑ José Luis Gómez, "Cronología", en Francisco de Quevedo, La vida del Buscón, ed. de Fernando Lázaro Carreter, Barcelona: documentos inéditos para la historia de España, vol. LXXXVIII , p. 525.
Planeta, 1981, pp. xl-xlv. 24. ↑ José Luis Gómez, op. cit.
10. ↑ Agulló y Cobo, 1970, pp. 44 y ss.. 25. ↑ En esta leyenda se inspiró el dramaturgo Alejandro Casona para escribir su drama El caballero de las espuelas de oro
11. ↑ Tassis y Peeralta, Juan de. Censura de Villamediana de los poetas de su tiempo, c. 1620. 26. ↑ EFE. «Identifican los restos de Quevedo en una parroquia de Villanueva de los Infantes.» 13 de abril de 2007. 20 minutos.
12. ↑ José Luis Gómez, op. cit. 27. ↑ Álvarez Chillida, Gonzalo (2002). El Antisemitismo en España. La imagen del judío (1812-2002). Madrid: Marcial Pons. pp. 48-
13. ↑ La sodalitas entre ambos autores es confirmada a partir del hallazgo de una oda compuesta en 1618 por Giulio Cesare Stella 49. ISBN 978-84-95379-49-8.
en la que se congratula tanto por la concesión de la Orden de Santiago al español como por la vuelta de éste a Nápoles (Ad 28. ↑ MARTÍNEZ-PINNA, JAVIER; PEÑA, DIEGO (ENERO 2017). «QUEVEDO. SU OBRA MÁS POLÉMICA». REVISTA CLÍO
Don Franciscum Quevedum / comitis Julii Caesaris Stellae ode). La oda, no estudiada hasta el momento por la crítica, fue HISTORIA (MADRID): 88-91.
publicada, junto a otros elogios a Quevedo, en los Opera omnia de Vicente Mariner (Tournay, 1633). Asimismo, dicha relación 29. ↑ Cf. Francisco de Quevedo, Teatro completo, edición de Ignacio Arellano y Celsa Carmen García Valdés, Cátedra, Madrid,
se confirma según las noticias aportadas por un temprano biógrafo de Quevedo, Pablo Antonio de Tarsia. Todos estos datos 2011.
abren nuevas perspectivas sobre la vida de este humanista romano, conocido por ser el segundo poeta neolatino que compone 30. ↑ Francisco de Quevedo, España defendida y los tiempos de ahora de las calumnias de los noveleros y sediciosos, ed. de
una epopeya sobre el viaje de Colón, los Columbeidos libri priores duo (1585 y 1589). Véase Israel Villalba de la Güida, Victoriano Roncero, Nueva York, IDEA/IGAS, 2012. ISBN 978-1-938795-87-9<http://dadun.unav.edu/handle/10171/29659 >
"Elogios a Francisco de Quevedo en una oda encomiástica de Giulio Cesare Stella (1618). Panorama del círculo literario 31. ↑ Pablo Jauralde, «Quevedo, de España defendida a la segunda parte de la Política de Dios», e-Spania [en línea], 23 de
neolatino del tercer Duque de Osuna, virrey de Nápoles" en Myrtia, nº 25, 2010, pp. 259-286: febrero de 2016, publicado el 1 de febrero 2016, consultado el 9 de julio 2017. URL: http://e-spania.revues.org/25341 ; DOI:
http://revistas.um.es/myrtia/article/viewFile/131941/122371 10.4000/e-spania.25341
14. ↑ José Luis Gómez, op. cit. 32. ↑ Francisco de Quevedo, Vida de Santo Tomás de Villanueva, edición y estudio del "Epítome" de Rafael Lazcano, Editorial
15. ↑ Sandra Valiñas Jar, "Breves notas sobre la autoría de Venganza de la lengua española contra el autor de Cuento de cuentos", Agustiniana, Guadarrama-Madrid, 2006: ISBN 84-95745-57-7.
en Actas del XVI Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas: Nuevos caminos del hispanismo... París, del 9 al 13 33. ↑ Epistolario completo de Don Francisco de Quevedo. Edición crítica..., Madrid: Instituto Editorial Reus, 1946.

Bibliografía [ editar ]

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Enlaces externos [ editar ]

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