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Big Bang

Los modelos cosmológicos actuales coinciden en que el universo está en expansión, y en que, al
seguir la historia del cosmos hacia el pasado, toda la materia y la energía que contiene se va
concentrando más y más. Se deduce que el universo primitivo se hallaba en un estado de
densidades y temperaturas enormes. Si se retrocede hasta la época más temprana que la ciencia
actual es capaz de estudiar, nos encontramos con el cosmos en el estado primigenio que
corresponde a la Gran Explosión o Big Bang. Vemos, por tanto, que sería más adecuado entender
la Gran Explosión como una etapa primitiva o una época de la evolución del cosmos, y no tanto
como un suceso puntual concreto localizado en el espacio y en el tiempo. Muchos modelos
recientes admiten que la etapa inicial de la Gran Explosión fue seguida por una fase de expansión
exponencial, la inflación, predicha por Alexéi Starobinski (científico soviético) y Alan Guth
(científico estadounidense). Como consecuencia directa de la inflación, todo el universo
observable tiene su origen en una región del universo primordial pequeña y, por tanto, conectada
causalmente. La teoría de la inflación resuelve uno de los enigmas clásicos de la cosmología: ¿por
qué el universo parece ser plano, homogéneo e isótropo cuando, basándose en la física de la Gran
Explosión, se esperaría un universo heterogéneo con una gran curvatura? La teoría de la inflación
también explica el origen de la estructura del cosmos a gran escala. Algunos modelos
cosmológicos consideraban la posibilidad de que la fase de expansión del universo (que
correspondería al estado actual) fuera seguida en un futuro lejano por una fase de contracción, en
la que la densidad del universo se incrementaría paulatinamente en vez de descender como lo
hace ahora. La evolución cósmica llevaría a un final en forma de implosión catastrófica, la Gran
Implosión (Big Crunch). Estos modelos están descartados en la actualidad. Hoy todo apunta a un
modelo de universo en expansión permanente en el futuro.
file:///C:/Users/Alan/Desktop/libros%20de%20ciencias/astrofisica/100%20Conceptos%20Astr.pdf

1.1 Conformación de los átomos

La existencia de materia es un capítulo inacabado de la teoría de la gran explosión del origen del
universo, que por lo demás acierta a explicar casi todo lo que observamos. Se cree que la materia
y la antimateria se equilibraban exactamente entre sí en los primeros momentos tras la gran
explosión. Como la materia y la antimateria no pueden coexistir —se aniquilan la una a la otra—,
esta situación, si hubiera continuado, habría dejado un universo muy monótono. ¿Por qué
prevaleció la materia y llegó a dominar el universo? El físico y disidente político ruso Andrei
Sajarov se adelantó a su tiempo al proponer ideas relativas a la creación de la materia en 1967.
Por entonces, cuando yo estaba aún aprendiendo la tabla de multiplicar, el origen de la materia se
daba más o menos por descontado. Sajarov vio la importancia de la cuestión. Considerando que la
creación de la materia no podía darse por descontada, enunció las condiciones que una
explicación plausible debería satisfacer. La materia de que estamos hechos consta sobre todo de
protones y neutrones, los componentes de los núcleos atómicos. Se llama a estas partículas
bariones, de la palabra griega barys, que quiere decir pesado: lo son 2000 veces más que los
electrones. Los experimentos han demostrado que se componen de partículas menores, los
quarks. la asimetría bariónica surja de una asimetría entre partículas más ligeras, relacionadas con
los electrones Se sabe que la asimetría bariónica del universo es de 6 × 10–10, un número que no
puede explicarse en el marco de las teorías hoy aceptadas pese a que la observación lo ha dejado
bien establecido. El número de bariones se determina por la concentración relativa, en el universo,
de los elementos ligeros, que se formaron cuando los bariones se unieron y crearon núcleos
atómicos. Esta etapa primitiva de la evolución del universo recibe la denominación de
nucleosíntesis de la gran explosión (medio).

La génesis de la bariogénesis Andrei Sajarov se pasó veinte años diseñando armas nucleares para
la Unión Soviética. Pero poco a poco se convirtió en uno de los más duros críticos del régimen
comunista. En 1980 lo confi naron. Mientras sus opiniones políticas le reportaban titulares de
prensa en el extranjero y complicaciones en Moscú, fue abriendo nuevos caminos en cosmología.
Entre sus extraordinarios logros se cuenta el inesperado hallazgo de los ingredientes necesarios
para la creación de una asimetría bariónica. He dicho “inesperado” porque, en aquel tiempo, nadie
más pensaba en tal dirección. Los proponentes de la teoría de la gran explosión suponían que el
contenido bariónico del universo era una condición inicial que se debía imponer, un punto de
partida y no un hecho que una teoría completa de la evolución cosmológica tuviese que explicar.
La mayoría de los colegas de Sajarov en el Instituto Lebedev de Física de Moscú no apreciaron en
su momento la importancia de su descubrimiento. Sin embargo, hoy día los cosmólogos saben que
acertó. Sajarov había estado refl exionando acerca de la violación de CP, una asimetría entre
ciertas partículas y sus antipartículas. Esta asimetría, que será importante en lo que sigue, fue uno
de los múltiples descubrimientos de física experimental de partículas, por entonces en auge. Se
hacían chocar haces de partículas en aceleradores cada vez más grandes y potentes a fi n de
descubrir nuevos fenómenos que no se habían visto en las moderadas condiciones que prevalecen
en la superficie de la Tierra. Los teóricos disponían también de alguna información útil acerca de
las propiedades del propio universo. Las concentraciones relativas de los elementos ligeros en el
universo eran uno de esos datos. Los elementos ligeros —el helio, el litio y el deuterio, isótopo del
hidrógeno— se formaron a los pocos minutos de la gran explosión, en la etapa que recibe el
nombre de “nucleosíntesis de la gran explosión”. A medida que el universo se enfrió tras la gran
explosión, los protones y los neutrones se fueron uniendo y formaron los núcleos atómicos. Las
colisiones con los fotones de alta energía tendían a romper estos núcleos, pero gradualmente los
fotones perdieron energía debida al enfriamiento causado por la expansión del universo.

Así, hay que tener muy en cuenta las poderosas razones que llevan a creer en la existencia de un
período de expansión exponencialmente rápida justo tras la gran explosión, o período de “infl
ación”, durante el cual la temperatura del universo fue a todos los efectos nula. La teoría de la infl
ación, creada a principios de los años ochenta, por Alan Guth, Andrei Linde, Paul Steinhardt y
Andreas Albrecht, es una modifi cación de la teoría de la gran explosión. La infl ación acaba con un
“recalentamiento”, proceso en el que la energía potencial almacenada en el vacío se convierte en
partículas calientes con una cierta temperatura inicial fi nita. (En el modelo estándar de la gran
explosión, la temperatura crece arbitrariamente a medida que se retrocede hacia el inicio del
tiempo.) http://amscimag.sigmaxi.org/4Lane/ForeignPDF/2004-03ClineSpanish.xml.pdf

1.2 Formación de las estrellas


La evolución estelar trata sobre los cambios que se producen en las estrellas hasta su muerte. La
gravedad obliga a las estrellas a irradiar energía. Para equilibrar esta pérdida de energía, las
estrellas producen energía por la fusión nuclear de elementos más ligeros en otros más pesados.
Este proceso cambia lentamente su composición química, y por lo tanto, sus otras propiedades.
Con el tiempo, las estrellas agotan su combustible nuclear y mueren.

El primer paso para entender el origen y la evolución del Sol y las estrellas es entender sus
propiedades.(
http://sac.csic.es/astrosecundaria/es/cursos/formato/materiales/libro/libro_14_pasos_final.pdf)

Una estrella es una esfera de gas en un estado de equilibrio entre la gravedad, que tiende a
comprimirla, y la presión del gas, que tiende a que se expanda. Las estrellas generan energía en su
interior mediante reacciones termonucleares. La energía generada se emite al espacio en forma
de radiación electromagnética (luz), neutrinos (partículas «exóticas») y viento estelar (gas). Las
estrellas se observan en el cielo nocturno como puntos luminosos, titilantes debido a las
distorsiones ópticas que produce la turbulencia y las diferencias de densidad de la atmósfera
terrestre. El Sol es una estrella que al estar tan cerca no se observa como un punto, sino como un
disco luminoso cuya presencia o ausencia en el cielo terrestre provoca el día o la noche
respectivamente. Las estrellas más frías pueden tener temperaturas en su superficie de
aproximadamente 2000 ºC mientras que las más calientes pueden llegar a unos 50 000 ºC. Hay
algunas estrellas en estados de su vida muy avanzados que pueden ser aún más calientes. El Sol
tiene una temperatura en su superficie (el disco que observamos) de 6000 ºC y en su núcleo se
alcanzan los 15 millones de grados. Los núcleos atómicos de todos los elementos químicos que
conocemos se han creado en el interior de las estrellas a partir de la «fusión» de núcleos más
simples, comenzando con la «fusión» del hidrógeno.

1.3 Nucleosíntesis
. La nucleosíntesis es el origen de la energía de las estrellas, ya que la formación de los elementos
más ligeros que el hierro libera energía. La masa de los productos de la fusión es menor que la
masa de los núcleos fusionados y la diferencia se transforma en energía (E=mc2 ) y constituye la
fuente de la radiación que recibimos de las estrellas. Esta radiación es originada en el núcleo de la
estrella y se transporta hacia las capas exteriores sufriendo en su viaje numerosas absorciones y
reemisiones por parte del material estelar. La capa de la estrella donde se produce la última
reemisión de luz visible es la fotosfera. Se estima que por varios cientos de millones de años
después de la Gran Explosión no se crearon nuevos núcleos. Durante todo este tiempo, el
Universo continuó únicamente expandiéndose y enfriándose, hasta que en las regiones más frías
se formaron nubes a partir de átomos de hidrógeno y helio, que fueron acumulándose debido
únicamente a su propia atracción gravitacional. Cuando esta acumulación de materia fue muy
grande, su propia gravedad la hizo alcanzar elevadas presiones y temperaturas aproximadas de
107 K en algunas zonas dentro de estas nubes. A estas elevadas temperaturas, los electrones se
encuentran nuevamente disociados de los núcleos. La materia se encuentra en estado de plasma y
puede empezar a llevarse a cabo la fusión de cuatro protones para formar núcleos de helio con un
gran desprendimiento de energía. Ésta es la más simple de las reacciones de nucleosíntesis estelar
y se lleva a cabo continuamente todos los días en millones de estrellas.

llones de estrellas. Para llevar a cabo este proceso, los astrónomos han propuesto una secuencia
de varios pasos, de los cuales el primero es: 1 H + 1 H 2 H + e+ + ν + 0.42MeV (2) Este paso pudo
plantearse gracias a las ideas de Hans Bethe, quien ofreció en 1939 una explicación para la
posibilidad de que dos protones se unieran, a pesar de su enorme repulsión electrostática. Bethe
propuso que uno de los protones puede decaer emitiendo un positrón y un neutrino. Esta
propuesta forma parte del trabajo sobre nucleosíntesis estelar que le hizo merecedor al premio
Nobel de Física en 1967.1 Actualmente los astrónomos han encontrado que existen varios
mecanismos de formación de helio en las estrellas; la principal es la que se conoce como la
reacción en cadena protón-protón, PP. Esta reacción en cadena se inicia con la reacción (3),
seguida por la aniquilación inmediata del positrón con alguno de los abundantes electrones del
medio, liberando fotones de alta energía: e+ + e– 2γ + 1.02 MeV (3) El siguiente paso consiste en la
fusión de un núcleo de deuterio de los formados en el paso (1) con un protón del medio, para
producir un isótopo ligero del helio, 3 He, con un gran desprendimiento de energía (ver figura 2 a
color en la segunda de forros). 2 H + 1 H → 3 He + γ + 5.49 MeV (3) Después de esto, el camino
más probable para la producción de 4 He es el que se conoce como la rama PPI, aunque este
núcleo puede formarse por otros dos caminos, conocidos como las cadenas o ramas PPII y PPIII,
que involucran la formación y destrucción de varios isótopos de litio y berilio. Como puede verse,
los núcleos de Li y Be que se forman en las ramas PPII y PPIII se destruyen en el mismo proceso,
debido que son menos estables que los núcleos de He. PPI: 3 He + 3 He 4 He + 2 2 H + 12.86 MeV
(4) PPII: 3 He + 4 He 7Be + γ 7 Be + e– 7 Li + ν 7 Li + 1 H 2 4 He.

Todas las estrellas pasan la mayor parte de sus vidas llevando a cabo estos procesos durante la
etapa de su existencia que se conoce como secuencia principal. Las reacciones de fusión en el
centro de la estrella son procesos que requieren elevadas temperaturas (107 K) y presiones para
llevarse a cabo, pero que producen grandes cantidades de energía al efectuarse. Los astrónomos
suelen usar la palabra combustión al referirse a las reacciones de fusión nuclear. Aunque hay que
tener cuidado con el empleo de esta palabra, es un símil apropiado, ya que las reacciones de
combustión que conocemos en química, son siempre exotérmicas, pero suelen requerir de una
considerable energía de activación para iniciarse. Mientras una estrella se encuentra en la
secuencia principal, se establece un equilibrio entre la presión que tiende a expandir —debido a
las elevadas temperaturas— la masa que la constituye, y la atracción gravitacional, que tiende a
aglutinarla en el centro. Cuando aumenta el desprendimiento de calor debido a la fusión nuclear,
el correspondiente aumento en la temperatura causa una expansión del fluido. Esta expansión a
su vez provoca un descenso en la temperatura, que hace a las partículas más susceptibles de ser
dominadas por la gravedad, dándose de nuevo una contracción. Al ir agotándose el hidrógeno en
el centro de la estrella, la fusión nuclear cesa y la correspondiente disminución de la temperatura
inhibe la expansión. Esto causa una nueva contracción gravitacional hacia el núcleo. Esta
contracción provoca entonces un nuevo aumento en la temperatura, que aunque no llegue a
provocar fusión en el centro, calienta a las capas externas aún ricas en hidrógeno lo suficiente para
favorecer la formación de helio en ellas. Esta nueva fusión genera energía que a su vez provoca
una expansión de las capas externas de la estrella, dando lugar a lo que se conoce como una
Gigante Roja. En las Gigantes Rojas la densidad en las capas exteriores es equivalente a un alto
vacío logrado en la Tierra, lo que provoca la pérdida de grandes cantidades de material.

Tengamos presente que la energía que se desprende durante la fusión nuclear se debe a que la
energía de enlace de los productos es mayor que la de los reactivos. El valor de esta energía de
enlace para los núcleos atómicos aumenta con el número de masa para los átomos ligeros, y va
aumentando cada vez más lentamente hasta alcanzar un máximo para el 56Fe o 56Ni. A partir de
éste, la energía de enlace nuclear disminuye paulatinamente con el número de masa. Esto quiere
decir que la fusión de átomos de número de masa ligeramente menor que 56 desprende cada vez
menos energía. El centro de la estrella empieza a acumular Fe y Ni, con un aumento tan grande en
su densidad, que cualquier compactación adicional requeriría que los electrones ocuparan los
mismos estados de energía, violando el principio de exclusión de Pauli. Esto origina lo que se
conoce como un colapso catastrófico, en el que la parte externa del centro estelar se colapsa hacia
el centro mismo de la estrella a 23% de la velocidad de la luz. Esta contracción provoca un intenso
calentamiento (T >1010 K) con la producción de rayos γ de alta energía que descomponen los
núcleos de Fe y Ni en núcleos de He y neutrones en un proceso conocido como fotodesintegración
endotérmica. Con estas densidades es posible que los protones y los electrones se combinen,
produciendo neutrones y neutrinos (ver reacción (1) en el apartado Nucleosíntesis primigenia)
Esos neutrinos, altamente energéticos, escapan del centro de la estrella e interactúan con capas
menos internas de la estrella dando inicio a una explosión de supernova. Aunque sólo el 1% de la
energía liberada está en forma de luz visible, ésta es suficiente para que la luminosidad de la
estrella aumente en un factor de 108 , opacando al resto de las estrellas en una galaxia por
algunos días o semanas.

La gran cantidad de neutrones generados en la fotodesintegración del Fe pueden ser captados por
los núcleos atómicos de hierro (u otros elementos) sin que haya repulsión electrostática, ya que
los neutrones no poseen carga. Este proceso, conocido como “captura rápida de neutrones”
(proceso R) genera una enorme variedad de isótopos de Fe y de otros elementos más pesados que
éste, los cuales son poco estables y decaen por emisión β expulsando electrones del núcleo y
convirtiéndose así en núcleos de mayor número atómico. Esta síntesis de núcleos más pesados
continúa hasta el uranio, ya que a partir de éste los núcleos son inestables y se fisionan
espontáneamente en núcleos más ligeros.

En los instantes después de la Gran Explosión se formó un poco de 7 Li mediante la reacción: 4 He


+ 3 H 7 Li, pero en cantidades muy pequeñas. Este elemento, junto con el berilio y el boro, que son
escasos en el Universo, no se formaron por ninguno de los procesos descritos previamente. El
origen de éstos se explica por medio de procesos que ocurren fuera de las estrellas, en el medio
interestelar. Estos elementos se forman como resultado de colisiones a velocidades cercanas a la
de la luz que ocurren en los rayos cósmicos. Los rayos cósmicos en realidad no son radiación sino
partículas cargadas tales como protones, núcleos de helio y, en menor proporción, diversos
núcleos atómicos más pesados que viajan a velocidades cercanas a la de la luz y se cree que
provienen de las explosiones de las supernovas y de los hoyos negros. Los rayos cósmicos en su
viaje por el espacio chocan con otros núcleos que se encuentran en su trayectoria. La colisión a
esas enormes energías cinéticas da como resultado la fragmentación de los núcleos atómicos
involucrados en la colisión. Por eso a este proceso se le llama astillamiento o espalación, también
se le conoce como el proceso X. Algunos ejemplos de reacciones de astillamiento son: 12C + p+
11B + 2p –16.0 MeV 10B + 3 He –19.7 MeV 9 Be + 3 He + p+ –26.3 MeV Li + 4 He + 2 p+ –24.6 MeV
6 Li + 4 He + 3 He –24.2 MeV Se han realizado experimentos que demuestran que, como resultado
de estas fragmentaciones, se pueden formar núcleos atómicos de 6 Li, 9Be, 10B y 11B entre otros,
lo que ayuda a explicar el origen y la abundancia de estos escasos elementos.

http://www.scielo.org.mx/pdf/eq/v23n1/v23n1a11.pdf

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