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Muchos utilizan los términos por igual –y quizá no tiene mucho sentido revertir el tren,
pues entre expertos hay opiniones encontradas– pero la realidad es que tipografía y fuente
no son lo mismo, y te vas a ver muy profesional si los sabes usar correctamente.
¿Qué es tipografía?
La palabra tipografía proviene del griego “typos”, que significa forma e impresión y
“graphia”, que significa escritura.
Se define como el arte y la técnica de organizar tipos para que el lenguaje escrito sea
efectivo a la hora de ser impreso. Esta gestión implica seleccionar una fuente, organizar los
caracteres y repartir el espacio.
Imagen de Marcus dePaula en Unsplash
Llamamos tipografía al proceso de definir características y aspecto de un texto, la forma y
el diseño de un producto impreso.
La tarea del tipógrafo es buscar que el texto desplegado cumpla con tres características
esenciales:
1) Que el texto sea legible
Suena muy obvio pero esto no siempre está en la cabeza de los diseñadores y marketeros:
que se pueda leer. Un buen consejo cuando se trabaja en digital es imprimir tu pieza antes
de lanzarla, incluso cuando la versión final vaya solamente para web o móvil.
Imagen de Pixel Surplus y Font Forestry en Behance
2) Que el texto sea estético
No hay fuente correcta o incorrecta. En algunas culturas, situaciones o lugares puede
funcionar algo que en otras ocasiones no. La realidad es que ciertas formas o diseños de
letra impresos nos recuerdan algo más, nos comunican algo mas. Por ejemplo, fuentes
gruesas comunican solidez; fuentes delgadas, ligereza.
Imagen de Hola Bosque en Behance
3) Que el texto sea comprensible
Tiene que ver con el mensaje que comunica. ¿Cómo te apoyas en tus decisiones de fuente
para que tu pieza final cuente la historia que deseas?
¿Qué es fuente?
Originalmente, una fuente era una figura con un tamaño, peso y estilo o tipo de letra. En el
uso moderno, fuente, del inglés “font”, es el conjunto de modelos (letras, signos y otras
marcas) que representan a cada uno de los caracteres de una letra, con base en un diseño
particular.
Imagen de Alexander Andrews en Unsplash
En la actualidad, las fuentes son archivos con información vectorizada que contienen
tamaño, forma, interletraje y otros aspectos de cada tipo de letra. Los más populares son:
TrueType (.ttf) y OpenType (.otf). Cada vez es más fácil instalar una fuente nueva y
apreciarla en la pantalla de nuestra computadora.
Cada archivo de fuente tiene algunas variables. Las tres más comunes son:
Imagen de Shutterstock
Los tipos movibles y la invención de la imprenta le sumaron un grado de complejidad a la
profesión pero en realidad seguía contenida y diferenciada.
Ahora, la tecnología y las computadoras personales han generado una democratización de
la tipografía, poniendo la técnica al alcance de muchos diseñadores y no diseñadores. Hay
dos momentos clave en esta nueva revolución.
El lanzamiento de la Macintosh
Decimos que esta democratización se debe, en parte, a la computadora personal y a Apple
porque cuando se lanza por primera vez la Macintosh en 1984, una de las muchas maneras
en que fue revolucionaria fue al permitir que los usuarios eligieran entre algunas pocas
fuentes.
Imagen de Wikimedia
Apple crea TrueType en 1991 e incluso lo licenció a Microsoft, que introdujo las fuentes
TrueType con Windows 3.1. De pronto, millones de usuarios utilizaban tipos de letra
únicos, sofisticados y escalables creados por los mejores diseñadores de fuentes del mundo.
El lanzamiento de Google Fonts
Hasta antes de 2010, hacer un sitio web con fuentes propias era un dolor de espalda. Los
programadores tenían que subir un archivo con la familia tipográfica y muchas veces esto
significaba tiempos extras de precarga y errores en el resultado final.
Fue hasta 2010 que Google decide lanzar el proyecto Google Fonts, una biblioteca
interactiva con más de 800 fuentes con licencia libre para su uso en web, aplicaciones
móviles e impresos.
Imagen de Wikipedia
El directorio de Google Fonts busca la exploración y el descubrimiento de fuentes y, en la
actualidad, cuenta con más de 17 billones de fuentes. Las más populares son: Open Sans,
Roboto, Lato, Slabo 27px, Oswald y Lobster.
Imagen de Easil
Las fuentes más comunes sans serif son Arial, Tahoma, Century Gothic y Helvetica.
Mientras que las serif más usadas son Georgia, Courier y Times New Roman que, por
mucho tiempo, fue predeterminada en Microsoft Word.
Anatomía de la letra
Imagen de Instituto Patagónico
Algunos de los conceptos relacionados con la letra que vale la pena entender, de izquierda a
derecha:
1. Escoge para tus títulos las fuentes más sencillas, de preferencia sans serif. Las
decoraciones y ornamentos no funcionan en los titulares.
2. Para cuerpos de texto impreso, puedes escoger fuentes con serifa pues, según
algunos autores, pueden ayudar a guiar la lectura. En digital esta regla no aplica.
3. Utiliza hasta dos fuentes por pieza de diseño. Máximo tres. Cuando usas más de
tres, puede parecer tuttifruti.
4. No te cases con una en particular sino que trata de experimentar con fuentes que
vayan de acuerdo a tus necesidades de comunicación.
5. Utiliza las fuentes de Canva como herramienta para contar una historia.