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REPÚBLICA DE COLOMBIA

TRIBUNAL SUPERIOR DEL DISTRITO JUDICIAL DE BOGOTÁ D.C.


SALA CIVIL

Bogotá, D. C., trece (13) de marzo de dos mil catorce (2014)

Radicación: ACCIÓN DE TUTELA T-11001 31 03 003-2014 00078-01


Accionante: CARLOS HUMBERTO GIL BENITEZ.
Accionado: FONDO NACIONAL DE AHORRO.

Magistrada Sustanciadora: JULIA MARÍA BOTERO LARRARTE.

Discutido y aprobado en Sala Civil de Decisión realizada el 13 de marzo de


2014, según Acta No. 09.

Resuelve la Sala la impugnación interpuesta contra el fallo proferido el


25 de febrero de 2014, por el Juzgado Tercero Civil del Circuito de esta
ciudad, dentro de la acción de tutela de la referencia.

ANTECEDENTES

1. El referido accionante, pretende que mediante el amparo de sus


derechos fundamentales al debido proceso, igualdad, dignidad y petición, se
ordene a la entidad accionada; “…restablecer el crédito aquí mencionado a
las condiciones pactadas inicialmente es decir: pesos y en el plazo indicado
en la escritura número 0848 de fecha 25 de junio de 1997..”, además solicitó
que dé respuesta al derecho de petición que presentó, (fl. 64, cdno. 1).

2. Como fundamento de lo solicitado arguyó que, adquirió un crédito


hipotecario, para la adquisición de su vivienda, a favor del ente fustigado tal y
como consta en la Escritura Pública No. 0848 del veinticinco (25) de junio de
1997, protocolizada en la Notaría Sesenta y Uno del Círculo de esta ciudad,
préstamo que se efectuó por la suma de $10’.083.128,40.

No obstante, el Fondo Nacional de Ahorro “…de manera unilateral y


amparado en la posición dominante de la relación contractual, modificó las
condiciones pactadas inicialmente entre las partes y varió el sistema (sic) de
amortización que está pactado en pesos a Unidades de Valor Real (UVR)”,
razón por la cual, presentó derecho de petición en el que solicitó que su
crédito fuera reliquidado, lo cual fue efectuado por la encartada pero en UVR.

Además precisó, que el ente accionado al cambiar de manera


unilateral el crédito de pesos a UVR generó arbitrariamente un capital de
deuda de $14.476.511, 48, cifra superior a la pactada en el contrato de mutuo
civil (fls. 26 a 32, ib.).

3. Una vez se asumió el conocimiento de la acción y se comunicó de


la iniciación de la tutela, el accionado a través de su apoderada especial
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adujo que, mediante comunicación de 14 de julio de 2000 la entonces


Superintendencia Bancaria (hoy Financiera de Colombia) le manifestó que:
“...el sistema escalera en pesos sometido a consideración contenía ‘(…)
implícitamente la capitalización de intereses, expresamente prohibida por la
ley de vivienda’...”, por lo que “...requirió al Fondo para que ajustara los
sistemas de amortización a los parámetros establecidos en la ley 546 de
1999...”, ante lo cual “…tuvo el Fondo que redenominar los créditos de sus
afiliados de pesos a UVR, aplicando el sistema denominado Cíclico
Decreciente en U.V.R., que era el que más se ajustaba a las necesidades
económicas de los afiliados, el cual consistió en tomar los saldos de los
créditos a Diciembre 31 de 1.999 y convertir dichos saldos a UVR”, pero, que
ello “no lo hizo de manera caprichosa” sino “como consecuencia de un
análisis financiero complejo que favorecería los intereses de los mismos”.

Agrega, que a mediados del año 2000, se iniciaron los reajustes


financieros, circunstancia fáctica que se le hizo saber al actor “…mediante el
envío mensual de la factura en la cual se informa sobre las condiciones de
amortización del crédito…”, y que en el mismo sentido, se le envió
comunicación P.065178 de 7 de junio de 2002, lo que en todo caso no puede
certificar en razón de que la empresa postal considera esa documental como
archivo muerto por los años transcurridos.

Por tanto, como “…se trata de una controversia contractual de tipo civil
y el accionante cuenta con otros medios de defensa judicial (sic) para
obtener la protección de estos derechos que considera se le están
desconociendo por parte de esta entidad al redenominar su crédito
hipotecario de pesos a UVR y que en su sentir cambia las condiciones del
contrato”, amén de que “…no da a conocer hechos que evidencien que
actualmente se le está generando un perjuicio, y en esta medida la acción de
tutela no es la vía para debatir como se pretende en este caso, una relación
contractual de carácter privado…”, incumpliéndose de esta manera con los
requisitos de subsidiariedad e inmediatez, (fls. 84 a 88, ibídem).

LA SENTENCIA IMPUGNADA

La Juez de primer grado resolvió conceder el amparo solicitado, pues


consideró que el Fondo demandado al modificar los términos del contrato
inicialmente convenidos, quebrantó el debido proceso del accionante.

En consecuencia ordenó al ente accionado que en el término de diez


(10) días proceda a restablecer el crédito otorgado al señor CARLOS
Humberto Gil Benitez, a su estado original, esto es, a lo pactado inicialmente.

Cumplido lo anterior, dentro de los veinte (20) días siguientes, deberá


verificar si el crédito otorgado cumple o no con la prohibición de la
capitalización de intereses y en caso negativo tendrá que informar al actor de

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manera clara, cierta, completa y comprensible del estado de su crédito, “la


composición de las cuotas, el comportamiento de la obligación y cuál va a ser
el procedimiento a seguir para ajustarlo a lo establecido por la Corte
Constitucional y las normas legales vigentes”, (fls. 56 a 63, ejusdem).

LA IMPUGNACIÓN

El Fondo tutelado impugnó el fallo de primer grado. Al efecto, su


apoderada judicial tras iterar los argumentos expuestos en la contestación de
la queja constitucional, solicitó su revocatoria, pues se torna improcedente el
amparo ante la falta de requisitos como subsidiariedad e inmediatez; o su
modificación, para que se ajuste a los parámetros que la jurisprudencia
constitucional sobre el tema ha referido, (fls. 68 a 73, ídem).

CONSIDERACIONES

1. Liminarmente debe precisarse que si bien en otras oportunidades


las 2 Magistradas que integran la Sala, negaron en casos similares1 al asunto
sub examine el amparo deprecado contra el Fondo accionado, por razones
de subsidiariedad e inmediatez de la acción, dicha posición fue rectificada
con ocasión de la decisión que adoptó la H. Corte Constitucional2, a
propósito de la revisión de una sentencia en la que como integrantes de otra
Sala de Decisión3 sostuvimos esa tesis4, la cual al final fue revocada por
dicha Corporación.

2. Sábese que para la procedencia del especialísimo mecanismo que


concita la atención de esta Colegiatura, debe concurrir el cumplimiento de los
aludidos principios, pues como de antaño se ha determinado, en torno al
primero, la solicitud superior no puede abrirse paso cuando la persona
presuntamente agraviada o amenazada en sus derechos constitucionales
fundamentales, tuvo o tiene a su disposición otros medios de defensa
judicial, y frente al segundo, que la misma debe ser promovida dentro de un
término razonable y proporcionado contado a partir del momento en que se
produce la vulneración, pues en aras de salvaguardar los intereses de
terceros, los principios de cosa juzgada y seguridad jurídica, aquél no está
1 La posición que ahora se modifica tuvo su origen en el fallo proferido por esta Corporación el veintiocho (28)
de abril del año en curso, dentro de la acción promovida por Luis Fernando Hernández Archila contra el Fondo
Nacional del Ahorro, cuya radicación es la # 11001-31-03-36-2010-00099-01.
2 Cfr. Sent. T-865 de 3-11-2010. M. P. Dr. Jorge Ignacio Pretelt Chaljub.
3 La Sala que preside el H. Magistrado Dr. Rodolfo Arciniegas Cuadros, y la rectificación arriba aludida se hizo

a través de una aclaración de voto dentro de la tutela promovida por Ayda Luz Castaño Alarcón contra el citado
Fondo, concediéndose el amparo deprecado.
4 Acción de tutela instaurada por Claudia Cárdenas Alvarado contra el Fondo Nacional del Ahorro, radicada

bajo el # 11001-31-03-14-2010-00260-01, cuyo ponencia asumió la primera de las suscritas tras haber sido
derrotado el proyecto del H. Magistrado Rodolfo Arciniegas Cuadros. Lo mismo sucedió en las demandas
promovidas por Presentación Ortiz Rojas y Gerardo Alfonso Gómez, radicadas respectivamente con los
radicados Nos. 11001-31-03-14-2010-00106-01 y 11001-31-03-36-2010-00180-01.

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concebido para ser usado como un instrumento para curar la desidia de


quien pese a sentirse quebrantado en sus garantías, nada hace por su
protección.

3 No obstante, como también lo ha puntualizado la memorada


Corporación, el sub lite no puede ser juzgado con el rigor de dichas
directrices, al paso que le resultan inoponibles, por las siguientes razones:

3.1. De un lado, de cara al carácter residual de la acción, ha dicho que


“...no puede obligarse al deudor hipotecario a iniciar un proceso tendiente a
establecer cuáles eran las condiciones pactadas inicialmente, cuando no
intervino en la modificación de las mismas, pues es el Fondo Nacional del
Ahorro el interesado en el asunto”5.

3.2. Por otro, y en punto a la mencionada inmediatez, ha sido enfática


en sostener que “...no puede hablarse de un desinterés del actor frente a las
modificaciones contractuales, sino del desconocimiento de sus derechos por
parte de la entidad financiera”6, amén de “...que el tiempo transcurrido desde
la modificación al contrato de mutuo no subsana la violación al debido
proceso”7, pues el “...el hecho de que el actor haya continuado pagando las
cuotas no significa de manera alguna que hubiera aceptado tácitamente la
variación unilateral en las condiciones del crédito”, por el contrario, tal
proceder “...era la alternativa menos gravosa a su interés de acceder a una
vivienda8.

4. Zanjada esta discusión y superados estos presupuestos, conviene


exponer los motivos por los que la actuación censurada, verbigracia, la
modificación unilateral que efectúo el Fondo Nacional del Ahorro de las
condiciones de un crédito para adquisición de vivienda, a fin de adecuar sus
sistemas de amortización a la Ley 546 de 1999 y a las pautas señaladas por
la Superintendencia Financiera de Colombia, genera un serio atentado contra
los derechos de quien se ve expuesto a tal acto, dada su arbitrariedad, pues
lleva consigo la conculcación al debido proceso, el desconocimiento de la
buena fe y confianza legítima, así como el respeto a los actos propios.

5. Porque si de ajustar su conducta al nuevo sistema de amortización


en UVR se trataba, convirtiendo los créditos que habían sido otorgados en
pesos a dicha unidad, debía actuar de conformidad con las reglas que al
efecto ha definido el citado Tribunal, temática respecto de la cual ha
precisado:

5 Sentencia T-1250 del 5 de diciembre de 2005, M.P. Álvaro Tafur Gálvis


6 Sentencias T-419 del 26 de mayo 2006, MP. Jaime Córdoba Triviño y T-1063 del 7 de diciembre de 2006, M.P.
Clara Inés Vargas Hernández.
7 Sentencia T-419 del 26 de mayo de 2006, M.P. Jaime Córdoba Triviño
8 Sentencias T-419 del 26 de mayo 2006, MP. Jaime Córdoba Triviño y T-1063 del 7 de diciembre de 2006, M.P.

Clara Inés Vargas Hernández

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“Para que sea considerada válida una modificación de un crédito de


vivienda, es requisito indispensable contar con la aquiescencia del deudor y
que, en caso de que éste rehúse aceptar tal cambio, corresponde a la
entidad acreedora acudir ante el juez competente, a fin de que dirima el
conflicto contractual mediante sentencia judicial. De lo contrario, el acreedor
incurrirá en la vulneración del derecho al debido proceso de su deudor y
quebrantará los principios de la confianza legítima y de la buena fe,
abusando de su posición dominante. En consecuencia, se concluye que: (i)
Los acreedores financieros, en razón de la posición dominante en la que se
encuentran frente a los deudores hipotecarios, tienen el deber de informar
previamente y de manera clara, precisa y comprensible sobre cualquier tipo
de cambio a realizarse sobre un crédito de vivienda, a fin de que el deudor
cuente con la oportunidad de ejercer sus derechos frente a la eventual
modificación, (ii) De no contar con el consentimiento del deudor para efectuar
el cambio sobre las condiciones en que fue pactado el crédito inicialmente, a
la entidad financiera acreedora corresponde acudir ante el juez competente
para que sea éste quien solucione la controversia planteada, sin que, de
ninguna manera, le resulte válido definirla a favor de sus propios intereses,
(iii) La pretermisión del procedimiento de información del deudor hipotecario,
por parte de la entidad acreedora, a fin de obtener su consentimiento previo
para modificar el crédito, afecta los principios de la confianza legítima y la
buena fe, como quiera que la suscripción de un contrato permite a las partes
confiar en que el mismo se cumplirá tal y como fue pactado y que no sufrirá
alteraciones provenientes de ninguna de las partes (iv) Así mismo, las
modificaciones unilaterales que recaigan sobre las condiciones iniciales en
que haya sido pactado un crédito de vivienda configuran una clara violación
del derecho al debido proceso, por desconocimiento del debido respeto al
acto propio”9.

6. Exigencias con las que en puridad, en el asunto puesto a


consideración de esta Corporación, no cumplió la entidad reconvenida, pues
ciertamente, sin la intervención del consentimiento del señor Gil Benitez,
procedió a cambiar las condiciones en que se suscribió el contrato de mutuo,
porque tras haberse obligado en favor del Fondo Nacional de Ahorro, a
pagarle la suma de diez millones ochenta y tres mil ciento veintiocho pesos
($10´083.128,oo), en ciento ochenta (180) cuotas mensuales sucesivas,
como lo aceptó el ente accionado al rendir el informe que se le solicitó en el
trámite de primera instancia, amén de así constar en el instrumento báculo
de la hipoteca, (fls. 7 vto. y 51, C. 1), modificó sus condiciones, pues de un
lado, lo varió de pesos a Unidades de Valor Real, y por otro lado, cambió el
plazo pactado. Al punto basta ver que según el estado de cuenta adosado a
folios 47 a 49 del cuaderno principal, aparece que para el 17 de febrero del
año que trascurre el accionante adeudaba a capital la suma de
$14.206.429,45, cuando se suponía que de acuerdo con las circunstancias

9 Cfr. Sentencias C. Const.; T- 207 de 06, T-276 de 2008 y T-754 de 2011, entre otras.

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descritas, el actor debió terminar de sufragar la obligación en cuestión, en el


año 2012.

Sin que la comunicación que presuntamente se le remitió el en el año


2002, a propósito de informarle respecto de la variación de los términos de
dicha relación negocial (fls. 45 y 46, ib.), se ajuste a los anteriores
lineamientos, pues si “...con fundamento en el principio de la buena fe el
Fondo Nacional de Ahorro otorga unos créditos para vivienda teniendo en
cuenta las condiciones económicas de sus afiliados, no es razonable que las
condiciones inicialmente pactadas sean modificadas unilateralmente e
impuestas otras que no consultan la realidad económica del...”10 obligado.

7. Es así, porque cuando el Fondo confiere un crédito y a su turno una


persona lo adquiere, ambas lo hacen bajo unas específicas condiciones, las
que justamente le permiten en un acto de voluntad celebrar el contrato de
mutuo. Luego, es obvio, que cualquier reforma a las mismas, también deba
involucrar la intervención y concurrencia de ese ejercicio de libertad, a fin de
que pueda expresar su consentimiento de acogerse a los cambios
efectuados o continuar bajo los parámetros inicialmente acordados, según su
conveniencia, quedando siempre el Fondo demandado, como lo puntualizó la
jurisprudencia y dispuso el Juez de primer grado, con la posibilidad de acudir
a la tutela jurisdiccional para que por la vía ordinaria se reestructure el
crédito.

8. De modo que, “...no es suficiente para la entidad financiera


demuestre que comunicó a la persona usuaria de un crédito de vivienda la
modificación de las condiciones pactadas, mediante la expedición de la
correspondiente factura, como en efecto lo realizó el Fondo Nacional de
Ahorro en el caso bajo examen, sino que, además, con el fin de sujetar su
actuación al derecho fundamental al debido proceso, debe promover un
procedimiento previo a la modificación que le permita conocer la voluntad del
deudor”11.

Además de lo anterior, cumple precisar que la funcionaria judicial de


primer grado, observó las reglas que jurisprudencialmente se han dispuesto
en estos casos; pues no solamente ordenó restablecer el crédito a las
condiciones iniciales, sino también que se revisara si cumplía o no con la
prohibición de capitalización de intereses para que, de ocurrir ello, se
comunicara al deudor ese suceso para de común acuerdo proceder a
cambiarlas a un sistema que se ajuste a la legalidad, mas si no obtiene el
consentimiento de aquél, el acreedor puede acudir ante el Juez a efectos de
que en ese escenario se desate esa controversia12.

10 Cfr., Sent. C. Const. T- 865 de 03-11-10. M.P.: Dr. José Ignacio Pretelt Chajub.
11 Ibídem nota al pie # 10.
12 Cfr. ejusdem.

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9. En vista de estas razones, no hay lugar a revocar o modificar la


sentencia impugnada, por tanto se confirmará.

DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, el TRIBUNAL SUPERIOR DE DISTRITO


JUDICIAL DE BOGOTÁ, D.C., en Sala de Decisión Civil, administrando
justicia en nombre de la República y por autoridad de la ley,

RESUELVE

PRIMERO: CONFIRMAR el fallo de fecha y procedencia preanotada.

SEGUNDO: NOTIFÍQUESE inmediatamente por telegrama esta


decisión a todos los interesados. Por Secretaría, líbrense las comunicaciones
pertinentes.

TERCERO: REMÍTASE la presente actuación a la Corte


Constitucional para su eventual revisión.

Cópiese, notifíquese y cúmplase

JULIA MARÍA BOTERO LARRARTE


Rad.: 2014-00078-01

MARÍA PATRICIA CRUZ MIRANDA


Rad.: 2014-00078-01

RODOLFO ARCINIEGAS CUADROS


Rad.: 2014-00078-01

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