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Espectáculos
Eugenio Barba ha dirigido 65 espectáculos con el Odin Teatret y el grupo
Theatrum Mundi Ensemble. Algunos de los espectáculos necesitaron más
de dos años de preparación. Cabe resaltar Ferai (1969), Min Fars Hus (La
casa de mi padre) (1972), Le Ceneri dei Brecht (Cenizas de
Brecht) (1980), Oxyrhincus (El evangelho según
Oxyrhincus) (1985), Talabot (1988), Itsi Bitsi (1991), Kaosmos (1993)
y Mythos (1998). Algunos de los montajes más recientes son Sale (Sal)
(2002), Grandi Città sotto la Luna (Las grandes ciudades bajo la
Luna) (2003), Il Sogno di Andersen (El sueño de Andersen)(2005), Ur-
Hamlet (2006), Don Giovanni all'Inferno (Don Juan en los infiernos) (2006)
y La vitta cronica (La vida crónica) (2010).
Antropología Teatral
“La Antropología Teatral es el estudio del comportamiento escénico pre-
expresivo en situación organizada.”1 Este comportamiento pre-expresivo
se encuentra en la base de los diferentes géneros, estilos y papeles, y de
1
Barba, Eugenio. “La Canoa de Papel. Tratado de Antropología Teatral”. Editorial Gaceta. 1992
las tradiciones personales o colectivas. Cuando Barba se refiere al actor se
deberá entender actor-bailarín.
“En una situación de representación organizada, la presencia física y
mental del actor se modela según principios diferentes de aquellos de la
vida cotidiana. La utilización extra-cotidiana del cuerpo-mente es aquello
que se llama técnica. “2
“La Antropología Teatral es un estudio sobre el actor y para el actor”3
El trabajo del actor funde en un único perfil tres aspectos diferentes que
corresponden a tres niveles de organización:
1. El primer nivel corresponde al aspecto individual del actor: su
personalidad, su sensibilidad, su inteligencia artística, su
individualidad social que vuelven a cada actor único e irrepetible;
2. El segundo nivel es común a todos aquellos que practican el mismo
género espectacular. Se refiere a la particularidad de la tradición
escénica y del contexto histórico cultural;
3. El tercer nivel concierne a los actores de tiempos y culturas
diferentes. Se refiere a la utilización del cuerpo-mente según
técnicas extra-cotidianas basadas sobre principios que retornan
transculturales, estos principios que retornan constituyen aquello
que la antropología teatral define como el campo de la pre-
expresividad.
Los primeros dos aspectos determinan el pasaje de la pre-expresividad a la
A la representación. El tercero es aquello q no varía por debajo de las
individualidades personales, estilísticas y culturales. Es el nivel del bios
escénico, el nivel “biológico” del teatro sobre el cual se fundan las diversas
técnicas, las utilizaciones particulares de la presencia escénica y del
dinamismo del actor.
La profesión del actor se inicia en general con la asimilación de un bagaje
técnico que se personaliza. El conocimiento de los principios que
gobiernan el bios escénico permite al actor aprender a aprender. Es la
condición para dominar el propio saber técnico y no ser dominados por él.
El término antropología no se usa en el sentido de la antropología cultural.
2
Barba, Eugenio. “La Canoa de Papel. Tratado de Antropología Teatral”. Editorial Gaceta. 1992
3
Ibid.
La antropología cultural, es la rama de la antropología que centra su
estudio en el conocimiento del ser humano por medio de su cultura es
decir, costumbres, mitos, creencias, normas y valores que guían y
estandarizan su comportamiento como miembro de un grupo social.
Barba también destaca que la antropología teatral no observa al teatro
solo desde el punto de vista del espectador, es decir del resultado sino
que incorpora el punto de vista complementario: el proceso creativo de
cada actor y del conjunto del que forma parte junto con la red de
relaciones, conocimientos, maneras de pensar y adaptarse cuyo fruto es el
espectáculo.
COTIDIANO Y EXTRA-COTIDIANO
Las técnicas cotidianas son tanto más funcionales cuanto menos se piense
en ellas. Por esto nos movemos, nos sentamos, trasladamos los pesos,
besamos, señalamos, asentimos y negamos con gestos que creemos
“naturales” y que en cambio son determinados culturalmente. Las
diferentes culturas tienen diferentes técnicas del cuerpo dependiendo si
se camina o no con zapatos, si se llevan pesos en la cabeza o en la mano, si
se besa con la boca o con la nariz. El primer paso para descubrir cuáles
pueden ser los principios del bios escénico del actor, su “vida”, consiste en
comprender que a las técnicas cotidianas se contraponen técnicas extra-
cotidianas que no respetan los condicionamientos habituales en el cuerpo.
Las técnicas cotidianas del cuerpo están en general caracterizadas por el
principio del mínimo esfuerzo, es decir, lograr el máximo rendimiento con
el mínimo uso de energía. Las técnicas extra-cotidianas se basan, por el
contrario, sobre el derroche de energía. A veces hasta parecieran sugerir
4
Barba, Eugenio. “La Canoa de Papel. Tratado de Antropología Teatral”. Editorial Gaceta. 1992
un principio opuesto respecto del que caracteriza las técnicas cotidianas,
el principio del máximo uso de energía para un mínimo resultado.
Las técnicas cotidianas del cuerpo tienden a la comunicación, las del
virtuosismo a provocar asombro. Las técnicas extra-cotidianas tienden, en
cambio, hacia la información: estas, literalmente, ponen-en-forma al
cuerpo volviéndolo artístico/artificial, pero creíble. En ello consiste la
diferencia esencial que la separa de aquellas técnicas que lo transforman
en el cuerpo “increíble” del acróbata y del virtuoso.
EL EQUILIBRIO EN ACCIÓN
La comprobación de una cualidad particular de presencia escénica lleva a
la distinción entre técnicas cotidianas, técnicas del virtuosismo y técnicas
extra-cotidianas del cuerpo. Son éstas últimas las que tienen relación con
la pre-expresividad, la vida del actor. Ellas la caracterizan aún antes que
esta vida comience a querer representar algo.
En todas las formas codificadas de representación se encuentra este
principio constante: una deformación de la técnica cotidiana de caminar,
de desplazarse en el espacio, de mantener el cuerpo inmóvil. Esta técnica
extra-cotidiana se basa en la alteración del equilibrio. Su finalidad es un
equilibrio permanentemente inestable. Rechazando el equilibrio “natural”
el actor interviene en el espacio con un equilibrio “de lujo”: complejo,
aparentemente superfluo y con alto costo de energía. “Se puede nacer
con la gracia o con el don del ritmo, pero no con el del equilibrio
inestable.”
Se podría afirmar que este equilibrio “de lujo” es formalización,
estilización, codificación. Generalmente se usan estos términos sin
interrogarse sobre los motivos que han conducido a la elección de
posiciones físicas que traban a nuestro “ser naturales”, el modo de utilizar
nuestro cuerpo en la vida cotidiana. ¿Qué sucede exactamente? El
equilibrio — la capacidad del hombre de mantenerse erecto y de moverse
de este modo en el espacio— es el resultado de una serie de
interrelaciones y tensiones musculares de nuestro organismo. Cuando
ampliamos nuestros movimientos — realizando pasos más grandes que lo
habitual o teniendo la cabeza adelantada o hacia atrás— nuestro
equilibrio está amenazado. Es el momento en que entran en acción una
serie de tensiones para impedir que nos caigamos.
Cuando estamos erguidos, no podemos de ninguna manera estar
inmóviles. Aun creyendo estarlo, minúsculos movimientos desplazan
nuestro peso. Se trata de una serie continua de ajustes con los que el peso
incesantemente pasa a presionar distintas partes, ya sobre la parte
anterior, ya sobre la posterior, ya sobre la parte derecha del pie, ya sobre
la izquierda. Estos micro-movimientos están presentes aun en la
inmovilidad más absoluta, a veces más reducidos, otras más amplios, a
veces más controlados, otras menos, de acuerdo a nuestra condición
física, edad u oficio. Estas madejas de micro-movimientos son la fuente de
vida que anima la presencia del actor.
Podemos observar esta alteración del equilibrio y esta importancia del
caminar de forma extra-cotidiana en el Teatro Nô Japonés, también en el
Kabuki, en el Teatro Balinés, en el ballet clásico europeo y en el mimo.
Por otra parte, Stanislavski, también destaca que el caminar en escena
debe ser distinto del de la vida cotidiana y que para ello los actores deben
llevar a cabo nuevos aprendizajes.
Meyerhold afirmaba reconocer el talento de un actor por los pies, por el
dinamismo con que se apoyan en el suelo y se desplazan. Evocaba para el
actor el caminar vigoroso, funcional y no elegante del marinero sobre el
puente de la nave que se balancea. Para uno de sus ejercicios hablaba
incluso del “éxtasis de las piernas” que revelaban la reacción del actor al
final de una acción.
Meyerhold decía que cada movimiento de la biomecánica debe
reconstruir conscientemente el dinamismo implícito en la reacción
automática que mantiene el equilibrio no estáticamente, sino perdiéndolo
y recobrándolo con una serie de ajustes sucesivos.
“Los pies son el centro de la expresividad y comunican sus reacciones al
resto del cuerpo.” 1* Esta certeza de Grotowski tiene consecuencias
notables sobre su training de composición con decenas y decenas de
ejercicios y tareas para desarrollar nuevas posturas y dinamismos.
En el Odin Teatret, gangene, el modo de desplazarse, de caminar y de
detenerse, es un campo de trabajo sobre el cual el actor retorna
constantemente en su training individual, no obstante el paso de los años.
LA DANZA DE LAS OPOSICIONES
Los principios que buscamos, de los cuales dispara la vida del actor, no
tienen en cuenta las distinciones entre teatro, mimo o danza.
La rígida distinción entre teatro y danza revela una herida profunda, un
vacío de tradición que corre el riesgo de llevar continuamente al actor
hacia el mutismo del cuerpo, y al bailarín hacia el virtuosismo. Esta
diferenciación parecería absurda a los artistas de las tradiciones clásicas
asiáticas, tanto como le parecería absurda a los artistas europeos de otras
épocas históricas: a un juglar, a un actor de la Commedia dell’ Arte o del
Teatro Isabelino. Podemos preguntarle a un actor Nô o a un actor Kabuki
cómo traduce en su lenguaje de trabajo la palabra “energía”. Pero
sacudirían la cabeza si les pidiésemos que traduzcan la rígida diferencia
entre danza y teatro.
Podemos decir, ampliando el concepto, que las técnicas extra-cotidianas
del cuerpo están en una relación hippari hai, tracción antagónica, con las
técnicas de uso cotidiano. Hemos visto, en efecto, que se alejan de éstas,
pero manteniendo la tensión; es decir, sin separarse completamente,
volviéndose extrañas. El cuerpo del actor revela al espectador su vida en
una miríada de tensiones de fuerzas contrapuestas. Es el principio de la
oposición. Alrededor de este principio-que-retorna, usado por todos los
actores, aunque a veces en forma inconsciente, algunas tradiciones han
construido elaborados sistemas de composición.
En las diversas técnicas cotidianas del cuerpo, las fuerzas que dan vida a
las acciones de extender o retraer un brazo, las piernas o los dedos de una
mano accionan una a la vez. En las técnicas extra-cotidianas, las dos
fuerzas contrapuestas (extender y retraer) son una acción simultánea. O
mejor aún, los brazos, las piernas, los dedos, la espalda, el cuello se
extienden como resistiendo a una fuerza que los obliga a doblarse y
viceversa. Cualquiera que posea algún rudimento de anatomía podría
objetar que todo esto no es esencialmente distinto de lo que sucede en la
mecánica natural del movimiento en la vida cotidiana. Es, sin embargo,
diferente de aquello que normalmente percibimos en nuestro cuerpo y en
el cuerpo de los otros. Las técnicas extra-cotidianas dilatan, ponen-en-
visión para el espectador y vuelven por lo tanto significativo un aspecto
que en el accionar cotidiano está sumergido. Hacer ver es ya hacer
interpretar. Es una de las tareas de cada técnica artística. Un verso de
Goethe dice: “Amor y arte amplifican las pequeñas cosas”.
EQUIVALENCIA
Cuando habla de equivalencias toma el concepto de ikebana que significa
hacer vivir las flores. Unas flores en un jarrón no constituyen arte por sí
mismas pero dice imaginemos las flores cortadas para mostrar su lucha
por crecer y alejarse del suelo mientras que sus raíces la tiran y unen al
suelo. Al realizar esta transposición equivalente abre la composición a
significados distintos de los originales. Esto connota de una manera
diferente y hace que se convierta en un hecho artístico.
En el ikebana nacen significados abstractos de un preciso trabajo de
análisis y de transposición de un fenómeno físico.
El ikebana muestra cómo ciertas fuerzas que se desarrollan en el tiempo
pueden encontrar una equivalencia en términos de espacio.
Decroux explica como una acción de la vida cotidiana puede representarse
de modo creíble obrando exactamente al contrario. El muestra la acción
de empujar algo, no al proyectar el busto hacia delante y al hacer fuerza
con el pie que está atrás — como sucede en la cotidianidad— sino al
arquear la espalda hacia atrás, como si en lugar de empujar ésto fuese
empujado, doblando los brazos hacia el pecho y haciendo fuerza con el pie
y la pierna que están adelante. Esta radical y coherente inversión de las
fuerzas respecto a las otras que caracterizan la acción cotidiana, le
restituyen el trabajo. Es un principio fundamental del teatro: sobre la
escena la acción debe ser real, pero no importa que sea realista.
Todo sucede como si el cuerpo del actor se descompusiera y
recompusiese en base a movimientos sucesivos y antagónicos. El actor no
revive la acción; recrea lo viviente en la acción. Al final de esta obra de
descomposición y recomposición, el cuerpo no se asemeja más a sí mismo.
El actor, al igual que las flores de nuestros jarrones o de los ikebanas
japoneses, es arrancado de su contexto “natural” en el que dominan las
técnicas cotidianas del cuerpo. Como las flores y las ramas del ikebana,
también el actor, para ser escénicamente vivo, no puede presentar lo que
es. Debe representar aquello que quiere mostrar a través de fuerzas y
procedimientos que tengan el mismo valor y la misma eficacia. Dicho con
otras palabras: debe abandonar la propia espontaneidad, es decir los
propios automatismos. Las diferentes codificaciones del arte del actor
son, sobre todo, métodos para evitar los automatismos de la vida
cotidiana creando equivalentes.
Todos estos principios no son sugerencias estéticas para agregar belleza al
cuerpo del actor y “estilizarlo”. Son medios para quitarle al cuerpo la
obviedad cotidiana, para evitar que sea sólo un cuerpo humano
condenado a parecerse a sí mismo, a presentar y representar sólo a sí
mismo.
UN CUERPO DECIDIDO
Barba propone que el actor debe estar presente en cuerpo y mente sobre
el escenario, debe obligarse a estar presente.
Para ello da como ejemplo a una actriz japonesa Azuma y al trabajo que
esta realiza con su maestra. Ésta le dice que tiene que encontrar su Ma y
que en los actores tiene que ver con matar el ritmo, encontrar tu jo-ha-
kyu.
La expresión jo-ha-kyu designa las tres fases en que se subdivide cada
acción del actor. La primera fase está determinada por la oposición entre
una fuerza que tiende a desarrollarse y otra que la retiene (jo = retener);
la segunda fase (ha = romper, quebrar) está constituida por el momento
en que se libera de ésta fuerza, hasta llegar a la tercera fase (kyu =
rapidez) en que la acción llega a su punto culminante, desplegando todas
sus fuerzas para luego detenerse repentinamente como frente a una
nueva resistencia, un nuevo jo listo para partir.
Decidir quiere decir etimológicamente “cortar”. La expresión “estar decid
ido” asume aun otro valor. Parece indicar que 1a disponibilidad para la
creación consista en recortar fuera de las prácticas cotidianas.
Todas estas enseñanzas están dirigidas a descubrir el centro de las propias
energías.
Las técnicas extra-cotidianas del cuerpo consisten en proce di míen tos
físicos que aparecen fundados sobre la realidad que t< conoce, pero según
una lógica que no es reconocible inmediata mente.
Estos operan a través de un proceso de reducción y de sustitución que
hace emerger lo esencial de las acciones y aleja al cuerpo del actor de las
técnicas cotidianas, creando una tensión y una diferencia de potencial a
través de la cual pasa energía.
Los principios pre-expresivos de la vida del actor no son algo frío
concerniente a la fisiología y la mecánica del cuerpo. Estos se basan
también en una trama de ficciones y “si mágicos” concernientes a las
fuerzas físicas que mueven al cuerpo. Lo que el actor busca, en este caso,
es un cuerpo ficticio, no una persona ficticia.
Para encontrar la técnica extra-cotidiana del cuerpo, el actor no estudia
fisiología, sino que crea una red de estímulos externos a los cuales
reaccionar con acciones físicas
LOS SATS
Los actores del Odin Teatret, después de algunos años de training, tienen
la tendencia a asumir una posición en la cual las rodillas están un poco
dobladas. De esta manera contiene el sats que es el impulso de una acción
que aún se ignora y que puede tomar cualquier dirección: saltar o
agacharse, dar un paso atrás o al costado o levantar un peso.
Esta posición con las rodillas dobladas también la utilizan los actores del
No japonés, el kabuki y muchas danzas asiáticas.
EL TERCER TEATRO – ODIN TEATRET
Eugenio Barba – Italia, 1936 – Formado con Jerzy Grotowski
El tercer teatro no es un estilo, ni una alianza entre grupos, tampoco es un
movimiento o una corporación internacional, ni una escuela, ni una
estética o una técnica. No es una de las “novedades” que pertenece a las
modas de estos tiempos. Nos pertenece la acción, no sus frutos. Estos
últimos extraen significado del contexto, del tiempo y de las
contingencias, de los espectadores y de sus memorias
La dificultad de comprender la naturaleza del tercer teatro, radica
en
eli n t en to de en co nt r a r u na def i n i c i ó n un i t a r i a q u e f i j e e l s e
n t i do d e un a realidad teatral distinta. Pero el tercer teatro se define,
precisamente, por la ausencia de un sentido común. Es el conjunto de
todos Aquellos teatros que son, cada uno para sí mismo,
constructores de sentido y cada uno de los cuales, por lo tanto, define en
forma autónoma el propio sentido personal dela acción de hacer teatro
Algunos se equivocan y piensan que el tercer teatro d
e b e t e n e r u n a ideología, una doctrina unitaria, algo que lo
transforme en un movimiento artístico bien definido, una bandera
bajo la cual todos puedan reconocerse. ¿Q ué s i g ni f i c a n e n e l f o n do
e s t a s a ns i a s d e po s eer u na d ef i ni c i ó n , u na categoría, una
bandera unitaria? Son las ansias de que algo perdure en el tiempo.
Por una deformación del pensamiento tan profunda que nos parece
i ns ti nt i v a , he mo s l l eg a do a cr e er q u e l a do c tr i na s s o n má s
c o n cr e ta s y duraderas que las biografías. Sin embargo, cuando
recordamos el teatro del
pasado, recordamos con más frecuencia a las per
s o n a s y n o a l o s movimientos o banderas. Son las historias
de las personas las que nutren nuestra memoria artística y se nos
ofrecen como antepasados a nuestra profesión y a nuestra búsqueda.
Barba dice – cuando en 1976 comencé a hablar de un tercer
teatro intuía que no se trataba de una categoría estética o sociológica
de Teatros no alineados. Hoy me queda claro que el carácter
esencial del tercer teatro, es la construcción autónoma de un sentido
que no
reconocel o s c o n f i n e s q u e l a s o c i e d a d y l a c u l t u r a c i r c u n
d a n t e a s i g n a n a l a r t e escénico. Esta búsqueda de sentido asocia
muchos teatros y artistas de hoy y de ayer. No importa bajo que nombre
se reúnan, ni que algunos de ellos sean considerados “grandes” y otros
“pequeños”, “menores” u oscuros .E l ter c er
d e te a t r o d e E ug e n i o B a r ba , pl a nt e a d e m a ner a co ns ci en t e
oi n c o n s c i e n t e , u n a b ú s q u e d a e n e l c e n t r o v i t a l d e n u
e s t r a s b i o g r a f í a s personales, aquellos secretos que nos devela el
espejo de nuestra esencia. Usa a menudo metáforas: que cada uno
de nosotros hereda a sí mismo y propone intentar capturar el perfil
de algunas imágenes, que le dé sentido a su accionar
teatral; búsqueda de sentido quiere decir el descubrimiento
personal del oficio y oficio no es una técnica o rutina, es la
construcción paciente de una propia relación física, mental, intelectual y
emotiva con la estructura dramatúrgica y los espectadores