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PLAN SALVAGUARDA EMBERA

ASENTAMIENTOS DISPERSOS

Informe final

Bogotá, Abril de 2012


Mi pueblo es Amurrupá de Santa Cecilia Risaralda, mi pueblo es grande llama la finca colonias.
Allá la comida que da para nosotros: plátano, primitivo, chontaduro, de toda nosotros que
comimos, nosotros allá hay Jaidé (…).de todo conocemos allá, dojumandé, nosotros crecimos
allá, todo territorio sagrado de nosotros es allá y los huesos de mis tatarabuelos están es allá y
ahorita nosotros estamos perdiendo la cultura de nosotros acá en Puerto Boyacá porque
nosotros vivimos encerrados por pedacito de tierra y el Estado no está ayudando para
entregarnos más tierra. Ya llevamos 28 años que estamos por aquí sufridos de hambre
tomando aguapanela y perdimos todas las costumbres de lo que sabíamos comer. Nosotros
hemos perdido bastante, nosotros somos de tambor, para bautizar casa nosotros no utilizamos
equipo de sonido nosotros embera con tambor hecho de cuero de ñeque o cafuche pa’ que
suene bien nosotros somos es así de mi pueblo, nosotros vivimos es pescando, nosotros no
comemos carne de pueblo comemos carne de cafuche, carne de boruga, eso son comidas
buena para nosotros, nosotros embera tomamos harina de maíz, tomamos sisa, eso es comida
ancestral nuestra, chicha de chontaduro, por aquí sembramos chontaduro no cargan, se
mueren los palitos, yo tengo una mata de chontaduro secada toda.
(Líder embera de Motordochaque, Pto. Boyacá)
Introducción general

El presente documento recoge los resultados del trabajo realizado con los
asentamientos del pueblo Embera dispersos por la geografía nacional, alejados
de sus territorios de origen. El documento se ordena en dos partes, la primera
que contiene el Plan de Salvaguarda y la segunda que presenta la
sistematización de la información diagnóstica sobre cada uno de los
asentamientos dispersos con los cuales se desarrolló el proceso para la
construcción de sus propuestas al Plan de Salvaguarda del Pueblo Embera.

La primera parte, que recoge las propuestas para el Plan de Salvaguarda, se


ordena en cuatro capítulos. El primero recoge los antecedentes de la movilidad
del pueblo Embera y los factores que determinan la dispersión actual en que se
encuentra parte de su población; se describen los actuales asentamientos y la
forma como llegaron a constituirse, y su situación específica como población
afectada por el desplazamiento forzado y el conflicto armado. En un segundo
capítulo se analiza la situación de los asentamientos dispersos en todo el país,
fuera de la ciudad de Bogotá y se recogen las características comunes a estos
asentamientos, la síntesis del diagnóstico y las propuestas para el Plan de
Salvaguarda. Lo anterior se estructura en los componentes básicos de
territorio, organización, seguridad alimentaria y salud, fortalecimiento cultural y
educación y derechos humanos y en cada componente se identifican los
principales elementos que amenazan la existencia física y cultural de estos
asentamientos, las iniciativas recogidas para superar tales amenazas y las
propuestas a ser incorporadas en el Plan de Salvaguarda. Un tercer y último
capítulo de esta primera parte, presenta el caso específico de los pobladores
embera en la ciudad de Bogotá, que por las características particulares de su
situación debe ser abordado de manera independiente.

La metodología seguida para realizar la construcción de propuestas para el


Plan de Salvaguarda del Pueblo Embera, fue diseñada colectivamente entre
todas las organizaciones del país que lo aglutina bajo la coordinación de la
ONIC. El procedimiento acordado y seguido para recoger la situación y
propuestas de los embera se estructuró en 4 etapas. La primera, fue la
socialización de los mandatos contenidos en el Auto 004 de 2009 de la Corte
Constitucional a la vez que del proceso organizativo del pueblo Embera. En
esta oportunidad, en un taller realizado con representantes de los
asentamientos dispersos, se acordaron las actividades a desarrollar, la
metodología e instrumentos a utilizar y los cronogramas a seguir.

En un segundo momento se realizaron visitas a los asentamientos dispersos


para la socialización del proceso con sus pobladores y la recolección de la
información básica. Se visitaron los asentamientos más alejados (Kugurudó,
Motordochaque, Dachi Drúa y Bianía; Villanueva, Casanare; San Antonio del
Chamí y los asentamientos urbanos en los municipios de Meta). Las
comunidades de la zona cordillerana de Caquetá (La Cerinda, San Pablo y El
Cedrito) se agruparon con los asentamientos constituidos en Florencia; e
igualmente se hicieron talleres compartidos para recoger la información con los
dos asentamientos de San Vicente del Caguán y los dos de la Uribe, Meta,
ambos en los respectivos cascos urbanos. En esta oportunidad se levantó la
información de tipo cuantitativo a partir de la aplicación de una ficha con el
objeto de disponer de datos demográficos, servicios de salud y educación,
economía y derechos humanos. Además se realizaron ejercicios orientados a
la recuperación de la memoria histórica y la apropiación territorial.

La información recabada durante las actividades anteriores fue sistematizada


en documentos por regiones con cuya base se realizó un segundo ejercicio con
representantes de los asentamientos también por regiones (Caquetá, Meta y
Casanare, Magdalena Medio y Sur de Bolívar) con la finalidad de socializar los
resultados del diagnóstico, realizar los ajustes y complementaciones
pertinentes y analizar conjuntamente las propuestas para el Plan de
Salvaguarda de acuerdo a las expectativas de cada uno de los asentamientos.
En esta fase se realizaron talleres con al menos 5 representantes de cada uno
de los asentamientos y el ejercicio se alternó con una capacitación básica
sobre derechos de los pueblos indígenas y cada uno de los tópicos
considerados para el Plan de Salvaguarda. Durante estas actividades, cada
uno de los asentamientos seleccionó a su representante para las futuras
actividades de validación de propuestas y seguimiento al proceso.

Los resultados de estos talleres fueron sistematizados y con base en ello se


formuló una propuesta preliminar, la cual fue analizada a detalle en un último
taller, esta vez con los representantes de todos los asentamientos dispersos.
En dicho taller se debatieron y ajustaron las propuestas y en conjunto se realizó
el ejercicio de identificar lo que significa para ellos la reparación integral y
restitución de derechos de que son beneficiarios.

Es de advertir que las actividades anteriores se realizaron con los


asentamientos dispersos sin incluir los pobladores embera de Bogotá, salvo el
primer taller de socialización del Auto y del proceso a seguir, dada la situación
específica de estos últimos. Con relación a los embera de Bogotá el
diagnóstico se elaboró a partir de la revisión y sistematización de la información
recopilada previamente por diferentes instituciones (ICBF, Personería y
Alcaldía Distrital, Acción Social y ONIC), la cual fue puesta a consideración de
sus representantes en dos talleres diferenciados para los katío y los chamí, en
los que cada grupo perfiló sus propuestas de reparación integral y restitución
de derechos. Con base en los resultados, se formuló la propuesta para el Plan
de Salvaguarda y se sometió a consideración de los mismos, primero en
reuniones independientes y luego en reuniones interinstitucionales promovidas
por la Alcaldía Distrital, en las cuales se concertó una primera propuesta para
el retorno o la reubicación.

En cuanto a la metodología es importante registrar que, aunque de naturaleza


participativa, se utilizaron técnicas de diagnóstico y planeación para procesos
cortos, que por los plazos concertados entre las organizaciones y el Ministerio
del Interior y por la dispersión de la población, no llegan a dar cuenta cabal de
la dinámica social y cultural de esta población. Pero a la vez es importante
anotar que se organizó una base informativa sólida y consistente en lo
demográfico y territorial; respecto a la prestación de los servicios de salud y
educación, y en lo relativo a la vulneración de los derechos de esta población.

Con relación al alcance del Plan es necesario posteriormente realizar los


ajustes que se requieran para la integración de una propuesta unificada del
pueblo Embera a nivel nacional, como ha sido definido por todas sus
organizaciones. Para ello, será necesario realizar el ejercicio de contrastar e
integrar los diferentes diagnósticos y propuestas presentados por las
organizaciones regionales. Esto significa que existen temas que deben mirarse
desde una perspectiva nacional, como lo relativo a los procesos organizativos,
los sistemas de salud y educación, así como la política de protección.

En tal dimensión, el presente documento contiene la información base y la


propuesta para avanzar hacia la segunda fase del ejercicio de construcción del
Plan de Salvaguarda del Pueblo Embera, como es el proyecto de la nación
embera y de acuerdo al mandato de la Corte Constitucional. Es en el diálogo
entre las diferentes iniciativas regionales como se puede construir el Plan, de
tal forma que éste se convierta en el instrumento político que identifica el
proyecto común de este pueblo, sus propios mecanismos de salvaguarda y las
formas para gestionar su ejecución.
PRIMERA PARTE

LA SITUACIÓN DE LOS ASENTAMIENTOS DISPERSOS


DEL PUEBLO EMBERA Y LAS PROPUESTAS PARA EL
PLAN DE SALVAGUARDA
Contenido
PRIMERA PARTE .................................................................................................... 6
LA SITUACIÓN DE LOS ASENTAMIENTOS DISPERSOS DEL PUEBLO EMBERA Y
LAS PROPUESTAS PARA EL PLAN DE SALVAGUARDA ...................................... 6
CAPÍTULO I ............................................................................................................. 9
LOS ASENTAMIENTOS DISPERSOS DEL PUEBLO EMBERA ................................ 9
1. Antecedentes .............................................................................................. 9
1.1. La migración en la mitad del siglo XX ........................................................... 9
1.2. Los factores que determinan la dispersión actual del pueblo embera ........... 12
2. Los asentamientos dispersos ..................................................................... 14
2.1. Departamento de Caquetá ......................................................................... 15
2.1.1. El resguardo de Honduras ......................................................................... 15
2.1.2. El resguardo San Pablo de Pará, Florencia ................................................ 16
2.1.3. Resguardo La Cerinda............................................................................... 16
2.1.4. Resguardo El Cedrito ................................................................................ 16
2.1.5. Comunidad País Amazonia ........................................................................ 17
2.1.6. La Libertad No. 2, San Vicente del Cagúan ................................................ 17
2.1.7. La Pradera, San Vicente del Caguán ......................................................... 18
2.2. Departamentos de Meta y Casanare .......................................................... 18
2.2.1. Asentamiento El Paraíso, La Uribe............................................................. 18
2.2.2. Resguardo La Julia, La Uribe ..................................................................... 19
2.2.3. Comunidad San Antonio de Chamí, La Macarena ....................................... 19
2.2.4. Asentamiento Dokerá, Granada ................................................................. 19
2.2.5. Asentamiento Bello Horizonte, Lejanías ..................................................... 20
2.2.6. Asentamientos urbanos ............................................................................. 20
2.2.7. Comunidad de Villanueva, Casanare ......................................................... 21
2.3. Región del Magdalena Medio ..................................................................... 21
2.3.1. Comunidad de Motordochaque, Puerto Boyacá .......................................... 21
2.3.2. Comunidad Bianía, Mariquita ..................................................................... 22
2.3.3. Comunidad Dachi Drua, Puerto Parra. ....................................................... 23
2.4. Comunidad de Kugurudó, departamento de Bolívar .................................... 23
2.5. Población desplazada en Bogotá ............................................................... 24
3. Demografía de la población dispersa del pueblo Embera ............................ 26
3.1. Composición por grupos etarios ................................................................. 27
3.2. Composición por género ............................................................................ 28

CAPÍTULO II .......................................................................................................... 31
LOS ASENTAMIENTOS FUERA DE BOGOTÁ Y SUS PROPUESTAS PARA EL
PLAN DE SALVAGUARDA DEL PUEBLO EMBERA .............................................. 31
Reparación integral y restitución de derechos..................................................... 31
1. La condición de población afectada por el conflicto armado y el
desplazamiento forzado .......................................................................................... 31
2. El concepto de reparación integral de los asentamientos dispersos ............. 34
3. Territorio ................................................................................................... 38
3.1. Situación territorial y prospectiva ................................................................ 38
3.2. Propuesta ................................................................................................. 46
3.3. Acciones a desarrollar ............................................................................... 49
4. Organización ............................................................................................. 51
4.1. Situación organizativa de la población ........................................................ 51
4.2. Prospectiva ............................................................................................... 54
4.3. Propuesta ................................................................................................. 55
4.4. Acciones a desarrollar ............................................................................... 56
5. Salud ........................................................................................................ 58
5.1. La situación de la salud ............................................................................. 58
5.2. Prospectiva ............................................................................................... 62
5.3. Propuesta ................................................................................................. 62
5.4. Acciones a desarrollar ............................................................................... 63
6. Fortalecimiento de la identidad cultural y la educación ................................ 66
6.1. La situación cultural de los asentamientos dispersos .................................. 66
6.2. Prospectiva ............................................................................................... 71
6.3. Propuesta ................................................................................................. 72
6.4. Acciones a desarrollar ............................................................................... 73
7. Derechos humanos y derecho internacional humanitario ............................. 76
7.1. La situación y afectaciones de los asentamientos dispersos........................ 76
7.2. Prospectiva ............................................................................................... 78
7.3. Propuesta ................................................................................................. 79
8. Requerimientos ......................................................................................... 81
8.1. Coordinación nacional y apoyo organizativo ............................................... 81
8.2. Salud y seguridad alimentaria .................................................................... 82
8.3. Fortalecimiento cultural y educación........................................................... 82
8.4. Derechos Humanos ................................................................................... 83

CAPÍTULO III ......................................................................................................... 84


LOS EMBERA DE BOGOTÁ Y SUS PROPUESTAS PARA EL PLAN DE
SALVAGUARDA DEL PUEBLO EMBERA ............................................................. 84
Una experiencia piloto de reparación integral ...................................................... 84
1. Antecedentes ............................................................................................ 84
2. La población embera en Bogotá ................................................................. 86
3. Población .................................................................................................. 87
4. Situación actual ......................................................................................... 89
4.1. Escolaridad ............................................................................................... 89
4.2. Salud ........................................................................................................ 89
4.3. Economía ................................................................................................. 90
4.4. Atención institucional ................................................................................. 90
4.5. Organización social ................................................................................... 92
5. La experiencia de retorno en el 2008 ......................................................... 92
7. Las expectativas de la población frente al retorno ....................................... 94
7. La reparación integral ................................................................................ 95
7.1. El retorno .................................................................................................. 95
7.2. Las acciones de apoyo al retorno de las familias embera ............................ 96
7.3. La reubicación ........................................................................................... 97
7.4. El asentamiento definitivo en Bogotá .......................................................... 98
CAPÍTULO I

LOS ASENTAMIENTOS DISPERSOS DEL PUEBLO EMBERA

1. Antecedentes

1.1. La migración en la mitad del siglo XX


Hacia mediados del siglo XX los asentamientos embera que ancestralmente
habían ocupado la zona central de la región del Pacífico se dispersaron por la
extensa red hidrográfica que configura el Chocó; es decir, colonizaron y
apropiaron los territorios que hacia el norte se extienden en dirección del Urabá
y desde allí por la serranía de Abibe hacia el alto Sinú y el San Jorge, como
también se establecieron hacia las estribaciones de la cordillera occidental en
dirección del Valle del Cauca. El espacio que actualmente se define como
territorio del pueblo Embera en la región conocida como Chocó biogeográfico y
en sus fronteras, ya se había consolidado a mediados del siglo XX y es desde
allí de donde migran grupos de familias en dirección a la región oriental del
país, hacia las tierras bajas del piedemonte amazónico y hacia el Magdalena
Medio.

En la zona fronteriza entre los departamentos del Chocó y Valle se localiza el


foco de dispersión de grupos de familias que emprenden el viaje en la
búsqueda de tierras baldías, de espacios por colonizar. La causa es el conflicto
asociado a la institución del jaibanismo. Entre la población embera, la movilidad
y su pauta de poblamiento deriva su dinámica de los conflictos que se suscitan
entre jaibanás o entre un grupo familiar y un jaibaná. Este personaje si bien se
identifica como portador de armonía y se le asigna la capacidad de controlar las
fuerzas de la naturaleza, de igual modo, es también quien puede introducir
factores de desequilibrio que se expresan en muertes, epidemias y situaciones
que afectan negativamente a un grupo. Frente a situaciones en las que un
jaibaná es identificado por el grupo como causa del desequilibrio, una de las
alternativas es que el jaibaná y su familia abandonen el sitio del asentamiento y
marche en busca de tierra para establecerse y fundar un nuevo asentamiento.
La otra alternativa, es que las familias que se sienten amenazadas por el
jaibaná abandonen esa tierra y se establezcan en otro lugar. En casos
extremos el conflicto se resuelve con la muerte del jaibaná.

Esta dinámica ha jugado un papel importante en la historia del pueblo Embera


y explica su dispersión en diversas regiones y departamentos del país.

En la década de los sesenta del siglo pasado, de la región que se extiende


desde el Chocó hacia el Valle del Cauca, desde el Dovio y San José del
Palmar, como también desde Pueblo Rico en el actual Risaralda, salen familias
embera chamí en dirección de las tierras bajas del Urabá, del Magdalena
Medio y del Caquetá. Es en este período donde esos territorios adquieren
importancia como espacios hacia donde se expande la frontera agrícola y son
polo de atracción de las familias campesinas que salen expulsadas de sus
tierras por causa de la violencia, como también de las familias indígenas que
migran en busca de tierras baldías, en zonas de bosques, ricas en caza y
pesca. Fueron muchas las familias que se desplazaron en camiones hacia el
Caquetá, llegando a Puerto Rico y Pajuil y otras se orientaron rumbo a Orito
(Putumayo).

En estos departamentos del piedemonte amazónico, en los que la colonización


se asocia a la consolidación de grupos armados y en consecuencia éstos
ejercen el control territorial, en la segunda mitad del siglo XX el escenario es de
guerra y los pueblos indígenas van a experimentar sus efectos. Consecuencia
de la guerra que se libra en esa región los pobladores embera que estuvieron
asentados en diferentes veredas, se fueron dispersando hasta constituir los
principales asentamientos que hoy existen en ambos departamentos o su
desplazamiento se dirigió al Meta, hacia la serranía de la Macarena, para
posteriormente por las mismas causas desplazarse a otros municipios del Meta
y hacia Villanueva en Casanare. La población que se dispersa en el
departamento del Meta y en Casanare es, entonces, el efecto de una segunda
ola migratoria de las familias que originalmente se constituyeron en el Caquetá
y el Putumayo.

Otro de los sitios que se convirtió en esa época en lugar de llegada de familias
embera fue el Urabá antioqueño, que para ese momento adquiría importancia
por el establecimiento de las plantaciones de banano con el requerimiento de
mano de obra, pero también por la disponibilidad de tierras baldías. Es así
como las familias que habitan en Mariquita, Tolima, originarios del Valle y del
Chocó, migran en una primera fase hacia la región de Urabá en la década del
sesenta, para de allí ser desplazados hasta donde se encuentran actualmente.

En límites entre los departamentos de Risaralda y Chocó, se ubica otra zona de


expulsión de población embera. De allí han migrado en diferentes momentos
diversos grupos de familias que han hecho rutas por diferentes departamentos
(Caldas, Quindío, Risaralda, Arauca, Antioquia, Boyacá) para asentarse
finalmente en la región del Magdalena Medio, en los departamentos de Boyacá
y Santander.

Al sur de Bolívar, en la quebrada Arizá, familias embera katío provenientes del


Alto Sinú y San Jorge migran por efecto de los eventos de la guerra que en esa
región se viven en los últimos treinta años. El establecimiento de estas familias
se realiza en la lógica tradicional de hacer uso de un espacio adyacente al río
para establecer su producción agrícola, mientras las zonas de bosque proveen
recursos de caza y recolección, en tanto el río es proveedor de peces. Pero el
auge minero, el establecimiento de retroexcavadoras en el curso del río y el
control militar de quienes explotan la minería se constituye en el escenario de
vida de estas familias que ven degradar su entorno y con ello su existencia.

Hacia finales del siglo XX, por la intensificación de la guerra y la disputa


territorial entre actores armados: guerrilleros, paramilitares y ejército nacional,
se suceden nuevas formas de desplazamiento que tienen su expresión más
dramática en la población embera chamí y katío que se establece en Bogotá.
De la misma zona de donde a mediados del siglo pasado migran las primeras
familias, entre el Chocó y Risaralda, desde allí huyen familias hacia los centros
urbanos, lo hacen hacia Medellín, hacia las ciudades del eje cafetero, en
dirección a Cali y a Bogotá. Siendo Bogotá el sitio donde se concentra el mayor
número de familias, en espacios marginales, en condiciones de vida asociadas
a la práctica de la mendicidad y amenazados en su existencia.
Mapa 1

Ruta igratoria del pueblo Embera


Principal foco de dispersión

Migraciones de mitad de siglo pasado


por causas de jaibanismo o búsqueda
de tierra

Desplazamientos forzados finales de


los 80 y década del 90 principalmente

1.2. Los factores que determinan la dispersión actual del pueblo


embera
El conflicto armado que se desarrolla en Colombia desde hace cinco décadas
de manera progresiva se ha expandido sobre las regiones ancestralmente
ocupadas por los pueblos indígenas y de manera directa sobre sus territorios.
Su ubicación estratégica y el histórico abandono institucional del Estado han
permitido que los mismos se hayan convertido en zonas de control de las
guerrillas y corredores principales para el tráfico de armas y el comercio ilegal
de todo tipo, la explotación ilegal de recursos naturales y el contrabando y, en
el último período, en zonas de expansión de los cultivos con destino al
narcotráfico, con las particulares consecuencias que esta actividad genera para
la vida de los pueblos que allí habitan y sobre su entorno natural de
subsistencia.

Factor determinante para que la guerra se haya expandido sobre los territorios
indígenas es precisamente que éstos constituyen amplias zonas con
ecosistemas especiales donde se han conservado en gran medida recursos
naturales estratégicos, que desde antiguo son objeto de disputa por diferentes
actores económicos que de una u otra manera se ligan a los actores del
conflicto armado que vive el país. Los territorios indígenas son depositarios de
importantes riquezas minerales que el Estado ha destinado a grandes
empresas para su explotación, sin tomar en cuenta los impactos que de ello se
derivan sobre los ecosistemas y la vida de sus plenos propietarios y sin
consultarlos previamente, y en la mayoría de los casos ante su abierta
oposición. La presencia de grandes empresas explotadoras de hidrocarburos y
minerales en los territorios ancestrales de los indígenas, ha sumado nuevos
actores armados a los que allí tenían presencia por su ubicación estratégica.
Es decir, que a las guerrillas se suman los actores que se ligan a la defensa de
la explotación, entre estos la fuerza pública y otros actores ilegales.

Todos estos elementos que se vinculan a diversos intereses sobre los


territorios indígenas los han convertido en objeto de disputa por su control y, en
consecuencia, en verdaderos escenarios de guerra y a su población originaria
en pequeños asentamientos que se diseminan por todo el país en busca de
nuevos espacios para reconstruir su vida.
Las consecuencias que para los indígenas ha representado, y representa en la
actualidad este conflicto, con el agravante de la degradación del mismo en la
última década con la aparición de las bandas criminales, es materia del amplio
análisis que realizó la Corte Constitucional en la sentencia T-025 de 2004 y
especialmente en el Auto 004 de 2009. Su análisis ordenado no deja duda
alguna sobre la forma cruenta y sistemática en la que los pueblos indígenas se
han convertido en las principales víctimas de un conflicto que les es
completamente ajeno y ante el cual se han declarado repetidamente ser
autónomos, clamando a los distintos actores armados el respeto por sus vidas,
sus territorios y por su integridad como pueblos.

Es esta la situación de los pueblos Embera ubicados a lo largo del corredor del
Pacífico, ante la cual la Corte se detiene para analizar los efectos del conflicto,
relatando parte de las violaciones de que han sido víctimas solo algunas de las
comunidades de los pueblos Embera Dobidá, Katío o Chamí, y evidenciando
de manera concluyente cómo estos pueblos se encuentran expuestos al
exterminio físico por el alarmante número de vidas que el conflicto armado les
ha cobrado, pero también por el continuo desplazamiento a que se ven
obligados, el confinamiento y la grave crisis alimentaria que se deriva de no
poder usar y gozar su territorio como base principal para la satisfacción de sus
necesidades de subsistencia. Pero además concluye cómo se encuentran
amenazados de exterminio cultural por la dispersión que acarrea el
desplazamiento, con la consecuente ausencia de condiciones para reproducir
sus patrones culturales en las zonas donde toman asiento temporal o
permanente, donde además de seguir expuestos a los impactos del conflicto
armado, enfrentan la pobreza extrema y el abandono por parte del Estado.

En esta condición se encuentran los asentamientos dispersos del pueblo


Embera, ubicados en la actualidad como familias extensas en los
departamentos de Caquetá; Meta y Casanare; en la región del Magdalena
Medio entre los departamentos de Tolima, Boyacá y Santander, y en el sur del
Departamento de Bolívar y de los pobladores embera Katío y chamí que desde
hace varios años se ubican en Bogotá.

Si bien algunas de estas familias comenzaron a desplazarse durante el periodo


de la violencia bipartidista, por causas relacionadas con ésta o por conflictos
internos derivados del cambio de su pauta de poblamiento por el repliegue a
que fueron sometidos, estas familias llegaron a reconstruir sus vidas en
territorios alejados de sus sitios de origen, en los departamentos de Caquetá y
Putumayo y también en el Urabá antioqueño, zonas donde la confrontación
armada ya estaba instalada y donde se agudizó la guerra a partir de la década
del 70. Es ésta la causa de que muchas de las familias embera que allí
tomaron asiento se hayan visto obligadas a expandirse por territorios aledaños,
primero en el departamento de Meta y luego en Casanare, aunque otras
resistieron los embates de la guerra y han permanecido en los departamentos
donde se asentaron por primera vez fuera de sus territorios. Allí enfrentan
periódicos desplazamientos y sucesivos retornos, o se han convertido en
desplazados indefinidos que pueblan los cascos urbanos de algunos
municipios.

2. Los asentamientos dispersos


Actualmente la población embera dispersa se ubica en 20 asentamientos en 7
departamentos y 19 municipios, además de la ciudad de Bogotá, alcanzando
un total de 2.361 personas. El conjunto de familias que actualmente viven en
Bogotá constituye el grupo mayor, pues representa el 37% de esta población.
Tabla 1
Población embera dispersa por departamentos y municipios

Departamento Municipio Familias Población %


Bogotá, D.C. 146 868 36,76
Bolívar Montecristo 22 120 5,08
Boyacá Pto. Boyacá 29 160 6,78
Caquetá Belén de los Andaq. 8 51 2,16
Florencia 56 194 8,22
Montañita 6 26 1,10
S.Ant de Antena 12 47 1,99
San Vicente 47 231 9,78
Subtotal Caquetá 129 549 23,25
Casanare Villanueva 13 39 1,65
Meta Granada 17 76 3,22
La Uribe 51 150 6,35
Lejanías 4 15 0,64
Macarena 15 77 3,26
Villavicencio 11 45 1,91
Otros 7 28 1,19
Subtotal Meta 105 391 16,56
Santander Pto. Parra 18 93 3,94
Tolima Mariquita 35 141 5,97
Total población dispersa 497 2.361 100,00

La composición de la población por origen permite identificar dos grupos, los


chamí y los katío, siendo los primeros quienes en mayor número integran los
asentamientos. Los Chamí son 1.885 personas que equivalen al 80% del total
de población embera dispersa; el 20% restante está conformado por el grupo
katío con 476 personas. Mientras los chamí se localizan en todos los
departamentos, los katío actualmente solo se ubican en Bogotá y Bolívar.

Gráfica 1
Distribución de la población chamí
2.1. Departamento de Caquetá
En este departamento, uno de los principales destinos de las migraciones de
los años 60 de la zona limítrofe de los departamentos de Valle y Chocó, se
cuenta con una población Embera Chamí que sobrepasa los 500 habitantes.
Los primeros asentamientos fueron en las partes alta y baja del Río Bodoquero
y el Municipio de Pajuil. Los descendientes de los primeros pobladores son los
que hoy se encuentran en los resguardos San Pablo y El Cedrito y los
asentamientos País Amazonia y del Resguardo de Honduras, éstos últimos
desplazados en barrios de invasión en el municipio de Florencia. Quienes
habitaron el municipio Pajuil, hoy se ubican en el resguardo La Cerinda en el
municipio Belén de los Andaquíes. Igualmente en el Caquetá, se encuentran
quienes habitan actualmente el municipio de San Vicente del Cagúan, viviendo
en condición de desplazados en el casco urbano, lo mismo que los del
asentamiento rural denominado La Libertad No. 2.

2.1.1. El resguardo de Honduras


Los habitantes de este resguardo son originarios de la región limítrofe entre
Chocó y Valle que migraron en la década de los setenta. Un grupo de familias
se asienta en la zona alta del río Bodoquero. En la década de los ochenta la
presión del M19 los expulsa al municipio de Trujillo, Valle, para retornar de
nuevo a su territorio y constituir su resguardo en 1992. Hacia 1996, esta vez
por la presión de las FARC, deben volver a salir de su resguardo al municipio
de Florencia para retornar de nuevo y volver a salir de él en 2005, esta vez de
manera definitiva. Desde entonces se encuentran asentados en los barrios de
invasión Las Malvinas, Las Palmeras y Kenedy, en precarias condiciones de
vida en casas en arriendo. A través de una acción de tutela logran que el
Incoder compre una finca de paso en el Palmar, de aproximadamente 300
hectáreas, donde viven solo 2 de las más de 40 familias desplazadas, debido a
la ausencia de programas de apoyo para el desarrollo productivo y la
construcción de viviendas.

En la actualidad son 44 familias con 141 personas (76 mujeres y 65 hombres).


El segmento de población definido como primera infancia corresponde al
17,73% y al 4,26%como adultos mayores (60 a 80 años); el grupo de población
entre los 5 y 14 años o en condición de dependencia llega al 19,15% y la
población en edad productiva, entre 15 y 59 años alcanza el 58,87%.

2.1.2. El resguardo San Pablo de Pará, Florencia


Originarias del antiguo asentamiento de la parte alta del río Bodoquero donde
se constituyó el resguardo de Honduras, se desprendieron del grupo en el
desplazamiento de la década del ochenta, y desde entonces se ubicaron en la
vereda de San Pablo del Municipio de Florencia, en un predio de 96,5
hectáreas cercano al caserío de Pará, adquirido en 1984. En 1999 el INCORA
compra cuatro predios aledaños sobre los que, englobados con el primero, se
constituye el resguardo San Pablo de Pará en el año de 1999.

En la actualidad el asentamiento de San Pablo está conformado por 12 familias


que suman un total de 53 personas (31 hombres y 22 mujeres) de las cuales
11,32% son menores de 5 años y el 3.77% lo constituyen adultos mayores de
60 años; el 32,08% corresponde a población en edad escolar, entre 5 y 14
años, y el 52,83% restante son adulos en edad productiva, entre 15 y 59 años.

2.1.3. Resguardo La Cerinda


Algunas familias embera que siguieron la ola migratoria de mediados de los
sesenta, se ubicaron en el municipio de Belén de los Andaquíes, donde logran
la constitución de un pequeño resguardo, de apenas 52 hectáreas.

En la actualidad son 8 familias con un total de 51 personas (26 hombres y 25


mujeres). El 15,69% de esta población está constituido por menores de 5 años
y el 7,84% por adultos mayores, de 60 años en adelante. El 29,41% lo integra
población en edad escolar, entre 5 y 14 años, y el 47,06% adultos en edad
productiva, entre los 15 y 59 años de edad.

2.1.4. Resguardo El Cedrito


El proceso migratorio de esta comunidad corresponde con el de las otras
familias embera ubicadas en el departamento de Caquetá. Su primera
migración se remonta a la década del 70 partiendo del municipio La Victoria en
el Valle del Cauca por segmentación ocasionada por problemas con jaibanás.
En el año 73, la recién constituida familia de José Efraín Nogoa junto con otras
familias, migran hacia el departamento del Caquetá, región que en el momento
resultaba promisoria por la existencia de tierras baldías. Por un periodo
relativamente corto se ubican en un sector denominado Tres Esquinas,
municipio de Morelia, para posteriormente establecerse en el territorio que hoy
ocupan. Son 120 hectáreas tituladas como resguardo en 1995, ubicadas en la
vereda El Cedro del municipio Montañita.

La población está integrada por 6 familias con 26 habitantes (16 mujeres y 10


hombres). El 11,54% está constituido por menores de 5 años y otro tanto está
representado por adultos de 60 años o más; el 34,62% corresponde a
población en edad escolar, entre 5 y 14 años, y 42,31% es población en edad
productiva, entre 15 y 59 años.

2.1.5. Comunidad País Amazonia


Asentados hacia los inicios de la década de los ochenta en la parte baja del río
Bodoquero, después del asesinato de uno de sus líderes en 1983, se
desplazan hacia la ciudad de Florencia, sitio donde permanecen de modo
indefinido, en un barrio de invasión y fundamentalmente articulados a la
economía informal y el trabajo artesanal. En el año 2010, a través de la gestión
de una ONG del Caquetá con recursos de la Cooperación española, adquieren
una finca de 60 hectáreas, localizada en el río Orteguaza en el municipio de
San Antonio de Antena, donde solo existe una vivienda y aún no hay un
asentamiento definitivo. A noviembre de 2011 aún no se había otorgado la
escritura correspondiente.

En la actualidad el asentamiento está conformado por 12 familias que suman


un total de 47 personas (29 hombres y 18 mujeres) de las cuales el 17,02%
corresponde a menores de 5 años y el 4.26% está conformado por adultos
mayores de 60 años; el 29,79% corresponde a población en edad escolar,
entre 5 y 14 años, y el 48,94% restante es población adulta en edad productiva,
entre 15 y 59 años.

2.1.6. La Libertad No. 2, San Vicente del Cagúan

Los que hoy constituyen la comunidad La Libertad No. 2 se dispersaron en


1988 debido al asesinato de uno de sus miembros, para reunirse de nuevo en
1992, cuando fundaron su primer cabildo en la vereda Primavera. Luego se
dispersaron nuevamente y en el año 2004 se organizaron de nuevo y se
asentaron en un baldío, ocupando 1.400 has. en la vereda La Libertad,
Corregimiento de Campo Hermoso, a dos horas de la cabecera municipal,
donde se encuentran hasta el presente.

El asentamiento la Libertad está integrado por 23 familias compuestas por 132


personas (60 mujeres y 72 hombres). El 11,36% de la población es menor de 5
años y el 6,82% de 60 años en adelante; el 38,64% es población en edad
escolar, entre los 5 y 14 años, y el 43,18% está constituido por población en
edad productiva, entre 15 y 59 años.

Otras 6 familias embera dejaron de pertenecer al cabildo y viven en la vereda


La Novia organizadas en la Junta de Acción Comunal de la región.
2.1.7. La Pradera, San Vicente del Caguán
Quienes se agrupan en el Cabildo La Pradera permanecieron durante 10 años
en la vereda El 29 del municipio de Paujil; de allí se trasladaron a El Donc ello y
luego a San Juan de Losada en donde se establecieron en 1990 en el predio
La Cabaña 2, de 50 hectáreas, que adquirieron mediante compraventa. De allí
fueron desplazados en 2004 por causa del conflicto armado y desde entonces
viven en el barrio de invasión La Pradera en la cabecera municipal, en
condiciones de hacinamiento en 5 casas que no cuentan con servicio sanitario,
ni con sistema de disposición de basuras. Parte de la comunidad vive por
períodos en fincas donde jornalean y una familia vive desde hace 20 años en la
vereda El Rubí, en un predio propio de 300 hectáreas. Otras 5 familias viven en
la cabecera municipal en barrios diferentes, constituidas por mujeres embera
casadas con kapunía y se encuentran afiliados a la Junta de Acción Comunal.

El Cabildo La Pradera está compuesto en la actualidad por 23 familias con 99


personas (42 mujeres y 57 hombres). El 10,1% de la población está
conformada por menores de 5 años y el 8,08% por adultos de 60 años o más.
La mayor parte del grupo (52,53%) está conformada por personas en edad
escolar entre los 5 y 14 años y la población en edad productiva, entre 15 y 59
años, representa el 29,29%.

2.2. Departamentos de Meta y Casanare


Los asentamientos embera en el departamento de Meta, en su mayoría
pertenecen a la primera ola migratoria que llegó al Caquetá, de donde fueron
desplazados por causa del conflicto armado, dirigiéndose unos a San Vicente
del Caguán y otros a Castillo, Meta, para luego dispersarse por diferentes
municipios de este departamento. Con una población cercana a los 400
habitantes, en la actualidad los principales asentamientos se encuentran
ubicados en los municipios de La Uribe y La Macarena, en el primero el
resguardo La Julia y el asentamiento El Paraíso y en el segundo la comunidad
San Antonio de Chamí. Existen además los asentamientos Dokerá en el
municipio de Granada y Bello Horizonte en Lejanías y asentamientos urbanos
en los municipios de Granada y Villavicencio y en Villanueva, Casanare,
constituidos por población desplazada principalmente de los asentamientos de
La Uribe. Unas familias se encuentran también en el municipio de Acacías y en
los municipios San Carlos de Oguara, San Juan de Arama y Fuente de Oro. De
los tres últimos no se cuenta con información.

2.2.1. Asentamiento El Paraíso, La Uribe


Desplazados del Caquetá a causa del conflicto armado a fines de los 70 un
grupo de familias se dirigió a Castillo, Meta, para luego dispersarse por otros
municipios, especialmente en La Uribe. El asentamiento El Paraíso se formó en
1990 en un predio de 308 Has adquirido por 9 familias, ubicado en la vereda El
Paraíso, donde se alojan otras 16 familias.
Las 25 familias están compuestas por 85 personas (42 hombres y 43 mujeres).
El 7,06% de la población está constituido por menores de 5 años y el 11,76%
por personas entre 60 y 80 años; el 35,29% corresponde a población en edad
escolar, entre 5 y 14 años, y el 45,88% es población en edad productiva, entre
15 y 59 años.

2.2.2. Resguardo La Julia, La Uribe


En un predio ubicado en la vereda El Placer, a una hora de la Inspección de La
Julia y a 3 horas de la cabecera municipal del La Uribe se asentó un grupo de
familias, en predios adquiridos por algunas de ellas, y en el año 2003 fue
constituido el resguardo, con una extensión de 208 Has. En la actualidad la
comunidad de La Julia está conformada por dos troncos familiares. Son 26
familias compuestas por 65 habitantes (36 hombres y 29 mujeres). La
población está conformada en un 9,23% por menores de 5 años y un 6,15%
por adultos mayores, entre 60 y 80 años; el 33,85% corresponde a población
en edad escolar, entre 5 y 14 años, y el 50,77% lo constituye población en
edad productiva, entre 15 y 59 años.

2.2.3. Comunidad San Antonio de Chamí, La Macarena


El asentamiento San Antonio de Chamí fue formado en los 90 por familias
desplazadas por violencia política que primero se ubicaron en San Vicente del
Caguán y luego en el municipio de La Macarena. En la actualidad se
encuentran asentadas en dos terrenos adquiridos, uno de 120 has,
denominado Maloka de San Antonio y otro en la vereda de Caño Azul, en el
corregimiento Playa Rica La Y, comunicados por un sendero de herradura a 2
horas de distancia. Son 15 familias compuestas por 77 personas (44 hombres y
33 mujeres). El 15,58% de la población está conformado por menores de 5
años y el 6,49% por adultos mayores, entre 60 y 80 años; el 29,87%
corresponde a población en edad escolar, entre 5 y 14 años, y el 48,05% lo
constituye población en edad productiva, entre 15 y 59 años.

2.2.4. Asentamiento Dokerá, Granada


Jorge Bedoya y su familia, desplazados de Urabá en 1996 por el frente 5º de
las FARC, llegaron al departamento del Meta, primero al corregimiento
Cachama en San Martín en donde nuevamente fueron amenazados y
desplazados en el año 2006, esta vez por paramilitares. En la actualidad viven
en el municipio de Granada en un predio de 4 hectáreas sobre lo que fue un
relleno sanitario, en la vereda de Patio Bonito, 30 minutos al norte de la
cabecera municipal, otorgado en comodato por la Alcaldía en el año 2010 por
un plazo de 4 años.

Actualmente son 12 familias compuestas por 50 personas (28 hombres y 22


mujeres). El 4,00% de la población está conformada por menores de 5 años y
el 8,00% por adultos mayores, entre 60 y 80 años; el 26,00% corresponde a
población en edad escolar, entre 5 y 14 años, y el otro 62,00% lo constituye
población en edad productiva, entre 15 y 59 años.

2.2.5. Asentamiento Bello Horizonte, Lejanías


La familia de Luis Eduardo Yagarí, originaria de El Dovio (Valle), llegó al
departamento del Meta proveniente del Caquetá en busca de oportunidades.
En el año 2000 se estableció en el predio Bello Horizonte de 90 hectáreas,
ubicado en la vereda Alto Yucapé, adquirido mediante compraventa. Hoy son 4
familias compuestas por 15 personas (9 hombres y 6 mujeres). El 26,67% de la
población corresponde a menores de 5 años y el 6,67% a adultos mayores,
entre 60 y 80 años; el 13,33% es población en edad escolar, entre 5 y 14 años,
y el 53,33% lo constituye población económicamente activa, entre 14 y 59
años.

2.2.6. Asentamientos urbanos


Al igual que en los casos anteriores, son descendientes de familias
provenientes del Valle, de Caldas o de Chocó que entre los años 1960 y 1970
fueron desplazados de sus tierras de origen, en algunos casos por problemas
de jaibanismo y en otros por la violencia armada. En su mayoría estuvieron
asentadas en zonas rurales del Caquetá y posteriormente en el Meta, en La
Julia y El Paraíso, de donde fueron desplazadas a causa del conflicto armado o
en busca de oportunidades económicas por la falta de tierras.

En la cabecera municipal de Granada viven 5 familias dispersas, asentadas en


los barrios de invasión Villas de Granada (4 familias) y El Progreso (1 familia).
Las 5 familias están compuestas por 26 personas (15 mujeres y 11 hombres).
El 3,85% es población menor de 5 años; el 46,15% corresponde a población en
edad escolar, entre 5 y 14 años, y el 50,00% restante es población en edad
productiva, entre 15 y 59 años.

Las familias asentadas en Villavicencio, por su parte, son descendientes de la


familia de Hitler Yagarí y Luis Mariano Yagarí, provenientes de El Dovio, Valle,
y en la actualidad son 11 familias distribuidas en tres barrios de invasión: La
Nora (3 familias); La Reliquia Sector I, (3 familias), y Ciudad Porfía (5 familias),
en una zona sin alcantarillado y con alto riesgo de derrumbes e inundaciones.
En total son 45 personas (20 mujeres y 25 hombres), de las cuales el 11,11%
son menores de 5 años y el 4,44% son adultos mayores entre 60 y 74 años; el
33,33% corresponde a población en edad escolar, entre 5 y 14 años, y el otro
51,11% lo constituye población en edad productiva, entre 15 y 59 años.

En el municipio de Acacías viven 4 familias desplazadas también del resguardo


La Julia en el año 2003 a causa del conflicto armado y otras tres viven en los
municipios de San Carlos de Oguara, San Juan de Arama y Fuente de Oro.
Son 28 personas en total (16 hombres y 12 mujeres), el 3,57% de las cuales
son menores de 5 años, el 35,71% corresponde a población en edad escolar,
entre 5 y 14 años, y el 60,71% lo constituye población en edad productiva,
entre 15 y 59 años.

Ninguno de los asentamientos urbanos cuenta con personas mayores de 60


años.

2.2.7. Comunidad de Villanueva, Casanare


Esta comunidad está conformada por 13 familias embera chamí desplazadas
del Resguardo La Julia, Meta. Todas pertenecen a un mismo tronco familiar
originario de El Dovio, Valle del Cauca, cuya migración inicia en 1969. Su
primer sitio de asentamiento fue la vereda Cristalina en Orito, Putumayo, en
territorio del resguardo Quifara. En 1990, la familia ya crecida migra hacia el
Departamento de Meta y se ubica en el hoy Resguardo La Julia, en un terreno
de unas 10 hectáreas (con carta de compraventa). En el año 2005 la guerrilla
de las FARC asesina a uno de sus miembros por pertenecer a la iglesia
evangélica y toda la familia se constituye en objetivo militar debido a que el
mayor profesa la misma religión. Fueron obligados a abandonar su predio en
un plazo de 15 días y huyeron hacia Villa Nueva, lugar que les recomendaron
como fuente de empleo en la agroindustria de palma y arroz.

En la actualidad son 13 familias, 11 de las cuales viven en dos barrios en 3


viviendas arrendadas, y las otras dos se ubican en la vereda Morichal y en
Barranca de Upía, también pagando arriendo. Las 13 familias agrupan 39
personas (19 hombres y 20 mujeres). La población está conformada en un
17,95% por menores de 5 años y en un 5,13% por adultos mayores, entre 60 y
80 años; el 15,38% corresponde a población en edad escolar entre 5 y 14
años, y el 61,54% es población en edad productiva, entre 15 y 59 años.

2.3. Región del Magdalena Medio


Los asentamientos Embera del Magdalena Medio se ubican en Puerto Boyacá;
Mariquita (Tolima), y Puerto Parra (Santander), provenientes principalmente de
Risaralda, Caldas y Antioquia. Estos asentamientos reúnen una población que
supera los 390 habitantes del pueblo Chamí.

2.3.1. Comunidad de Motordochaque, Puerto Boyacá


En Puerto Boyacá, la comunidad Motordochaque está integrada por dos
troncos familiares provenientes del municipio de Santa Cecilia, Risaralda. Un
primer grupo de familias (Leiva y Nacábera) comenzaron a migrar en el año
1973 hacia el Magdalena Medio, región de mayor porvenir económico para
entonces por el desarrollo de la industria petrolera y de la ganadería extensiva,
e identificada por los embera como zona para conseguir trabajo. Después de
diversos desplazamientos entre Puerto Boyacá, Risaralda y Antioquia, Juan
Leiva fue asesinado en 1986 en Ité en Antioquia, razón por la cual su familia se
desplaza a Puerto Boyacá donde se dispersan jornaleando.
Un segundo grupo de familias su desplazó a finales de los 80 debido al
hostigamiento de las FARC y el posterior asesinato de uno de sus integrantes,
Juan Bautista Dovigama. Llegaron a Puerto Boyacá en dos grupos y se
mantuvieron unidos, primero en campamentos de trabajo, luego en un pedazo
de tierra que compraron a orillas del rio Magdalena que posteriormente se llevó
el rio, para ubicarse finalmente en el casco urbano de Puerto Boyacá varias
familias en una casa en arriendo.

Las familias dispersas en Puerto Boyacá comienzan a agruparse en el año


2001 hasta conformar la comunidad Motordochaque, compuesta en la
actualidad por 29 familias (19 Dovigama y 10 Leiva Nacábera), con un total de
160 personas (83 hombres y 77 mujeres). Su población está conformada en un
14,38% por menores de 5 años y en un 3.75% por adultos mayores, entre 60 y
80 años; el 36,25% corresponde a población en edad escolar entre 5 y 14, y el
43,13% lo constituye población en edad productiva, entre 15 y 59 años. (El
2,5% restante sin datos).

2.3.2. Comunidad Bianía, Mariquita


La comunidad Bianía, asentada en Mariquita (Tolima), está constituida por 35
familias embera chamí. En su mayoría son descendientes de las familias
Yagarí y Niaza, originarias del Valle del Cauca de donde migraron a la región
del Urabá antioqueño en la década del 60, para vincularse al trabajo asalariado
dutante el auge de la economía bananera. En esta primera ola migratoria, se
formaron las comunidades Dojura (municipio de Chigorodó) y las Palmas
(municipio de Apartadó), hoy organizadas dentro del resguardo Yaberadó del
último municipio antioqueño.

Entre 1995 y 1998 se desplazan a Mariquita, luego del asesinato de 3 de sus


familiares, uno de ellos líder indígena que trabajaba en la alcaldía de
Chigorodó, y posteriores amenazas. En el año 2001 ocupan un predio a las
afueras del casco urbano junto a la carrilera del tren, en inmediaciones del
estadio de fútbol y de los tanques de almacenamiento de combustible de la
Terpel. A partir de esta invasión, se generan nuevas tomas de familias no
indígenas hasta constituir hoy día un barrio de aproximadamente 80 familias,
denominado Los Pinos.

A partir de su asentamiento en Mariquita varias familias se han conformado con


personas no indígenas o con indígenas de otras etnias (Pijao o Guambiana),
todas registradas en el censo de la comunidad. Además la comunidad ha
adoptado a dos familias de las etnias Cubeo y Pijao que llegaron en 2005
desplazados de los departamentos del Vaupés y del Meta respectivamente. En
el barrio de invasión Los Pinos tienen asiento 16 familias y otras 9 familias
están distribuidas en otros barrios (5 familias) y en el sector rural (14 familias),
en fincas donde prestan servicios de jornal. Algunas de estas familias retornan
al barrio durante los periodos en que no hay trabajo.
Actualmente son 35 familias con 141 personas en total (64 hombres y 77
mujeres). El 13,48% de la población está conformado por menores de 5 años,
un 4,96% por adultos mayores, entre 60 y 80 años; el 41,13% corresponde a
población en edad escolar entre 5 y 14 años, y el 40,42% restante lo constituye
población en edad productiva, entre 15 y 59 años.

2.3.3. Comunidad Dachi Drua, Puerto Parra.

La comunidad Dachi Drua, está integrada por 18 familias cuyo núcleo principal
se ubica en el municipio de Puerto Parra, Santander. Descendientes de familias
embera desplazadas por la violencia bipartidista de mitad de siglo pasado,
pertenecen a cuatro troncos: Tamaniza - Niaza, Arias, Tascón y López -
Guaquerama de los departamentos de Caldas y Valle. Algunos hicieron una
ruta de desplazamiento por otros departamentos (Quindío, Risaralda, Arauca,
Antioquia, Boyacá) buscando dónde reconstruir sus vidas.

A su llegada a Santander, la familia de Paulino López Guaquerama logró


colonizar unas 310 hectáreas de tierra, que posteriormente, bajo la presión de
la violencia de los años 80 que azotó la región, fueron vendidas a grandes
propietarios. Esta familia se encuentra en la actualidad en el municipio de
Puerto Parra en la vereda India Medio, en un predio de 29 hectáreas en el que
conviven 8 familias de los hijos varones de López Guaquerama. En la vereda
Campo Capote, a unos 20 minutos de India Medio, se ubican 5 familias más
constituidas por las hijas mujeres que no recibieron herencia.

Por su parte, la familia Arias originaria de Caldas, luego de pasar por Quindío,
llegó a Puerto Zambito, corregimiento de Cimitarra, donde adquirió un predio
del que fue posteriormente desplazada obligando a sus integrantes a
dispersarse en la región en el trabajo en jornal. Recientemente uno de los
mayores compró una pequeña parcela en Santa Rosa, Cimitarra, pero luego
fue despojado por los herederos del anterior propietario, pertenecientes a las
AUC. Hoy son 5 familias dispersas, 2 en la vereda Santa Rosa, Cimitarra, y 3
en el municipio de Puerto Berrío, Antioquia.

La comunidad indígena Dachi Drua está conformada por 18 familias con 93


personas (39 mujeres y 54 hombres). El 10,75% de la población está
conformado por menores de 5 años, un 9,68% por adultos mayores, entre 60 y
80 años; el 33,33% corresponde a población en edad escolar entre 5 y 14
años, y el 46,24% restante lo constituye población en edad productiva, entre 15
y 59 años. Cuatro familias (22%) tienen jefatura femenina.

2.4. Comunidad de Kugurudó, departamento de Bolívar


La comunidad indígena Kugurudó está conformada por 22 familias embera
katío ubicadas a lo largo de la quebrada Arizá, en jurisdicción del municipio de
Montecristo, departamento de Bolívar. El asentamiento se encuentra a 3 horas
de distancia del poblado más cercano, el corregimiento de Regencia.
Pertenecen a la familia Domicó, procedentes, en su mayoría, del Alto Sinú,
resguardo de Karagabí en municipio de Tierra Alta, y del municipio de Puerto
Libertador en el departamento de Córdoba. Su migración se remonta a la
década del 90 con motivo del proyecto de la represa de Urrá y los hechos
conexos de violencia que dejaron graves afectaciones a la vida y pervivencia
del pueblo Embera Katío del Alto Sinú. Llegaron progresivamente en pequeños
grupos y poblaron tierras baldías en una zona controlada por las FARC, por lo
cual han sido estigmatizados de auxiliadores de la guerrilla al punto que se han
autoconfinado por varios años (2002 a 2006).

En la actualidad son 22 familias con 119 personas (64 hombres y 56 mujeres).


El 16,67% de la población está conformado por menores de 5 años y el 5,00%
por adultos mayores, entre 60 y 80 años; el 29,17% corresponde a población
en edad escolar entre 5 y 14, y el 45,00% lo constituye población
económicamente activa, entre 15 y 59 años. (El 4,17% restante sin datos).
Tabla 2
Asentamientos fuera de Bogotá

Departamento Comunidad Familias Mujer Hombre Total


Bolívar 64-56 Kugurudó 22 56 64 120
Boyacá 77-83 Motordochaque 29 77 83 160
Caquetá La Cerinda 8 25 26 51
Honduras 44 76 65 141
San Pablo 12 22 31 53
El Cedrito 6 16 10 26
País Amazonia 12 18 29 47
La Libertad 24 60 72 132
La Pradera 23 42 57 99
Casanare Onógama 13 20 19 39
Meta Dokerá 12 22 28 50
Urbana Granda 5 15 11 26
La Julia 26 29 36 65
El Paraíso 25 43 42 85
Bello Horizonte 4 6 9 15
Sn. Ant. Chamí 15 33 44 77
Urbana Villavicencio 11 20 25 45
Urbana otros Mpios. 7 12 16 28
Santander Dachi Drúa 18 39 54 93
Tolima Bianía 35 77 64 141
Total 351 708 785 1.493

2.5. Población desplazada en Bogotá


La población indígena embera que actualmente vive en Bogotá pertenece a los
grupos chamí y katío. Cada grupo tiene su propia dinámica organizativa pero
comparten la misma realidad en cuanto a su condición de población
desplazada y de convivencia en condiciones de marginalidad y de amenaza a
su existencia cultural.

Es el año 2004 el momento de arribo de los embera a la capital de la


República, provenientes del Alto Andágueda en el departamento del Chocó. Su
asentamiento en Bogotá se realiza en los barrios marginales y de miseria La
Favorita y San Bernardo y en las localidades de Santafé y Los Mártires, en el
centro de la capital. Por sus características, el nuevo hábitat de esta población
es un medio hostil a sus particularidades socioculturales: el hampa, la
prostitución, centros de sicariato y de drogadicción son el nuevo escenario para
su reproducción cultural, lo que deteriora su autoestima y patrones culturales.

Los emberá chamí proceden de los municipios de Apía, Belén de Umbría, La


Virginia, Mistrató, Pueblo Rico y Quinchía en el departamento de Risaralda, y
del municipio de Bagadó, Chocó. Se ubican por familias en “pagadiarios”, así
denominados porque deben pagar cada día su derecho a estar en el lugar,
dado que es muy difícil por su situación socioeconómica conseguir una
vivienda en alquiler para el normal desarrollo de su vida. Las zonas donde
habitan son sectores marginales, centros de miseria y de consumo de drogas
aledaños al centro de la ciudad, donde operan la delincuencia y la prostitución.
El barrio San Bernardo pertenece a la localidad de Santafé y colinda con la
carrera décima y las Avenidas Caracas, Avenida 1ª aledaña a la Clínica La
Hortúa y la Avenida 6ª. El barrio La Favorita se caracteriza por ser una zona de
tolerancia, autorizada para el ejercicio del trabajo sexual y donde se vive en
medio de un fuerte conflicto social.

De acuerdo con las cifras del ICBF los embera chamí son 86 familias con 512
personas (278 mujeres y 234 hombres), de las cuales 193 habitan en el barrio
La Favorita; 311 en San Bernardo y 8 en Santa María del Lago.

Por su parte, los embera katío provienen de los municipios de Pueblo Rico,
Mistrató, Belén de Umbría y Quinchía en el departamento de Risaralda y de
Bagadó y el Alto Andágueda en el departamento del Chocó, como también un
pequeño porcentaje del municipio de Florencia, Caquetá. Se encuentran
ubicados en las localidades de Los Mártires y Santafé, en el centro de la
ciudad, con idénticas dificultades que los chamí por tratarse de sectores
marginales, en condiciones de inseguridad, prostitución, delincuencia y
consumo de drogas. Son 62 familias con una población de 356 personas (181
mujeres y 175 hombres), de las cuales 229 habitan en la localidad de los
Mártires y 127 en la localidad de Santafé.

Tabla 3
Población embera residente en Bogotá
Barrio
Denominación Familias Hombres Mujeres Total
/Localidad
San Bernardo
Embera chamí 86 234 278 512
y la Favorita
Los Mártires y
Embera katío 62 175 181 356
Santafé
Total 146 409 459 868
Fuente: ICBF, 2011. Censo de población embera en el Distrito Capital.

Mediante el decreto 412 del 9 se septiembre de 2011 la alcaldía distrital declara


la Emergencia Sanitaria por un periodo de tres meses y ubica a las familias
embera en albergues operados por la Cruz Roja y la fundación Nuevo
Nacimiento. En la actualidad distintas entidades del orden nacional y local
vienen adelantando gestiones para el retorno y reubicación de esta población.

La población embera en Bogotá está conformada en un 21,43% por menores


de 5 años y en 1,27% por adultos mayores de 60 años; el 37,56% está
constituido por personas en edad escolar, entre los 5 y 14 años; y el 39,75%
por población en edad productiva, entre 15 y 59 años de edad.

3. Demografía de la población dispersa del pueblo Embera

Con relación a su demografía, los embera dispersos están conformados por


1.194 hombres y 1.167 mujeres, agrupados en 497 familias con un promedio
de casi 5 integrantes por familia.

Tabla 4
Población embera dispersa por rangos de edad y género
RANGO DE
HOMBRES MUJERES TOTAL
EDAD
0 a 4 años 200 177 377
5 a 9 años 218 192 410
10 a 14 años 184 182 366
15 a 19 años 137 135 272
20 a 24 años 81 109 190
24 a 29 años 79 70 149
30 a 34 años 53 66 119
34 a 39 años 58 54 112
40 a 44 años 57 49 106
45 a 49 años 34 38 72
50 a 54 años 23 17 40
55 a 59 años 18 20 38
60 a 64 años 17 20 37
65 a 70 años 10 12 22
70 a 74 años 12 18 30
75 a 79 años 7 5 12
79 a 84 años 0 0 0
84 o más 0 0 0
S.I. 6 3 9
TOTAL 1.194 1.167 2.361

Gráfica 2
Distribución de la población chamí

Con relación a la dinámica demográfica se observa en la pirámide poblacional


que el rango de primera infancia es más pequeño, lo cual resulta atípico en
poblaciones rurales, donde el índice de natalidad suele ser alto. El hecho que
este rango sea inferior al siguiente podría ser expresión de una tendencia al
decrecimiento poblacional o, lo que sería grave, un alto índice de mortalidad
infantil. El otro aspecto que llama la atención en la pirámide es la disminución
sensible y progresiva de la población a partir de los 19 años, especialmente de
hombres, lo cual puede indicar importantes índices de migración.

3.1. Composición por grupos etarios


La población embera dispersa está conformada por 377 niños menores de 5
años, que equivalen al 15,97%; 814 personas en edad escolar, entre 5 y 14
años de edad, que equivalen al 34,48% de la población; 1.060 personas en
edad productiva entre 15 y 59 años de edad, equivalentes al 44,9%, y 101
personas de 60 o más años, equivalentes al 4,28% del total de su población.

Tabla 5
Composición de la población por grupos etarios
PI PEE PEP AM
Departamento Comunidad 15- 60 o S.D. TOTAL
0-4 5-14
59 +
Bogotá 186 326 345 11 868
Bolívar Kugurudó 20 35 54 6 5 120
Boyacá Motordochaque 23 58 69 6 4 160
Caquetá La Cerinda 8 15 24 4 51
Honduras 25 27 83 6 141
San Pablo 6 17 28 2 53
El Cedrito 3 9 11 3 26
País Amazonia 8 14 23 2 47
La Libertad 15 44 64 9 132
La Pradera 10 29 52 8 99
Casanare Flia. Onogama 7 6 24 2 39
Meta Dokerá 2 13 31 4 50
La Julia 6 22 33 4 65
El Paraíso 6 30 39 10 85
Bello Horizonte 4 2 8 1 15
Sn. Ant. Chamí 12 23 37 5 77
Granada 1 12 13 0 26
Villavicencio 5 15 23 2 45
Otros 1 10 17 0 28
Santander Dachi Drúa 10 23 51 9 93
Tolima Bianía 19 46 69 7 141
Total 377 776 1.098 101 9 2.361
PEE: Población en Edad Escolar
PEP: Población en Edad Productiva
AM: Adultos Mayores
SD: Sin datos

Para los efectos del Plan de Salvaguarda del Pueblo Embera, se considera la
edad escolar entre 5 y 14 años, no obstante que a nivel nacional esta edad se
extiende hasta los 17 años. Lo anterior también a pesar de que, por lo general,
las familias en estos asentamientos solo envían a los niños a la escuela a partir
de los 7 años y éstos solo estudian hasta los 15 años, a partir de los cuales se
consideran adultos y se vinculan de modo permanente a la producción y con
frecuencia las mujeres forman familia. No obstante los rangos anteriores, en
varios de los asentamientos dispersos se identificaron casos de educación
extraedad; es decir, jóvenes de 17 años o más que estudian la primaria, y en
muy pocos casos el bachillerato.

3.2. Composición por género


Con relación a la composición de la población por géneros, tenemos que el
grupo de mujeres (1.167) es levemente menor que el de los hombres (1.194),
representando las primeras el 49,43% de la población y los hombres 50,57%.
En el caso de los asentamientos fuera de Bogotá, la diferencia se incrementa,
representando las mujeres el 47,42% de la población y los hombres el 52,58%.
Esta diferencia, de por sí anómala, es mucho más significativa en varios de los
asentamientos, como se observa en la siguiente tabla.
Tabla 6
Diferencia porcentual por género
Departamento Comunidad Mujeres Hombres Diferencia
Bogotá 52,88 47,12 5,76
Bolívar Kugurudó 46,67 53,33 -6,66
Boyacá Motordochaque 48,13 51,88 -3,75
Caquetá La Cerinda 49,02 50,98 -1,96
Honduras 53,90 46,10 7,80
San Pablo 41,51 58,49 -16,98
El Cedrito 61,54 38,46 23,08
País Amazonia 38,30 61,70 -23,40
La Libertad 45,45 54,55 -9,10
La Pradera 42,42 57,58 -15,16
Casanare Onógama 51,28 48,72 2,56
Meta Dokerá 44,00 56,00 -12,00
Urb. Granada 57,69 42,31 15,38
La Julia 44,62 55,38 -10,76
El Paraíso 50,59 49,41 1,18
Bello Horizonte 40,00 60,00 -20,00
Sn. Ant. Chamí 42,86 57,14 -14,28
Urb. Villavicencio 44,44 56,56 -12,12
Urb. Otros 42,86 57,14 -14,28
Santander Dachi Drúa 41,94 58,06 -16,12
Tolima Bianía 54,61 45,39 9,22

En la mayoría de estos asentamientos la diferencia porcentual entre hombres y


mujeres supera el promedio normal que se ubica entre uno y dos puntos a
favor de las mujeres. Esta diferencia es negativa en 14 de los 21
asentamientos analizados; es decir que la población masculina es superior a la
femenina, con índices que sobrepasan 5 puntos en 12 de dichos asentamientos
y con casos críticos donde la diferencia se ubica entre 10 y 15 puntos (5
asentamientos), entre 15 y 20 puntos (San Pablo y La Pradera en Caquetá y
Dachi Drúa en Santander) e incluso llega a los 20 y más puntos de diferencia
(País Amazonia en Caquetá y Bello Horizonte en Meta). En sentido contrario
también se observan algunos casos donde la población femenina supera la
masculina, muy por encima de la media (Bogotá, Honduras y Bianía), y con
diferencia crítica en los casos de El Cedrito en Caquetá, donde las mujeres
superan en un 23% a los hombres, y de la población urbana de granada, en un
15,38%.

Si bien no se dispone de información suficiente para analizar este fenómeno,


algunas hipótesis a considerar están relacionadas con el hecho de que estos
asentamientos están conformados por familias extensas, lo que implica que las
alianzas matrimoniales se deban realizar con personas externas, que bien se
integran a la comunidad, o bien implican la migración de uno de sus miembros.
Efectivamente ya son bastantes los casos de familias constituidas por embera y
kapunía.

Cualesquiera que sean las razones, las diferencias tan altas entre población
masculina y femenina se constituyen en amenaza para la supervivencia de
estas comunidades como sujetos colectivos, bien por la migración o por la
integración de personas no indígenas en alianzas matrimoniales, lo cual
además implica fuertes cambios en la perspectiva cultural. Este elemento
deberá ser considerado de manera particular al momento de resolver la
situación territorial de estos asentamientos, en dirección a buscar mayor
cercanía entre diferentes asentamientos para facilitar el intercambio a todos los
niveles.
CAPÍTULO II

LOS ASENTAMIENTOS FUERA DE BOGOTÁ Y SUS PROPUESTAS PARA


EL PLAN DE SALVAGUARDA DEL PUEBLO EMBERA

Reparación integral y restitución de derechos

1. La condición de población afectada por el conflicto armado y el


desplazamiento forzado
En las zonas donde hoy tiene asiento la población embera dispersa, el conflicto
armado es parte de la dinámica cotidiana. Las comunidades que habitan en los
departamentos de Caquetá, Meta, Boyacá, Santander y Bolívar, conviven en
medio del riesgo de perder vidas y la permanente amenaza de nuevos
desplazamientos, que de hecho, se continúan presentando bajo la modalidad
gota a gota y se encuentran absolutamente invisibilizados.

Con especial énfasis en los departamentos de Caquetá y Meta, el conflicto


armado se desarrolla sobre los territorios de los diversos asentamientos
embera que allí existen. En los municipios de La Uribe y La Macarena, Meta,
los asentamientos embera viven cotidianamente combates y hostigamientos
entre la Fuerza Pública y las FARC. Deben soportar constantes incursiones de
la Fuerza Pública en su territorio, rompiendo alambrados y haciendo
campamentos en abierta contradicción al DIH. Además hay robos de especies
menores y maltrato a la población civil por parte de la Fuerza Pública. Se
presentan amenazas, señalamientos y estigmatizaciones tanto por parte de los
militares como de actores armados ilegales. En el caso de La Uribe, varios
habitantes han sido judicializados bajo testimonios de encapuchados llevados
por el Ejército que los señalan de ser colaboradores de las FARC. Son
frecuentes los bloqueos al paso de alimentos y combustible por parte de la
Fuerza Pública y en El Paraíso se han presentado casos de reclutamiento de
jóvenes por parte de ésta. Por su parte, los grupos insurgentes disparan a los
helicópteros que pasan por la zona, realizan paros armados restringiendo
también la movilidad y se presentan amenazas, todo lo cual mantiene
amedrentada a la población. Por todo esto, los asentamientos de La Uribe son
expulsores de población, mucha de la cual forma parte de la que actualmente
vive en los cascos urbanos de Granada, Villavicencio y otros municipios de
Meta. También el asentamiento en el municipio de Villanueva, Casanare,
formado a raíz del homicidio de su líder natural en el año 2005 a manos de las
FARC. La población de Bello Horizonte en Lejanías sufre igualmente el
reclutamiento y maltrato por parte de integrantes de la Fuerza Pública y cuenta
con el homicidio de su líder en el año 2004.

Sobre la situación en Caquetá, basta mencionar que tres de sus actuales


asentamientos se encuentran desplazados desde tiempo atrás en las
cabeceras municipales de Florencia y San Vicente sin posibilidades de retorno
y que varios otros asentamientos se han formado con desplazados de allí. Los
que actualmente viven en zonas rurales, como La Libertad No. 2 en San
Vicente, dan testimonio de constantes problemas con el Ejército, especialmente
por reclutamiento de jóvenes. En la región de El Rubí donde vive una de las
familias adscritas al cabildo La Pradera, se presentan combates y amenazas
por parte de los grupos armados y bloqueo de alimentos, requisas y abusos por
parte de los integrantes de la Fuerza Pública. Hay ametrallamientos desde
helicópteros y, hace un año se registró el asesinato de un indígena y
recientemente una familia se desplazó a la cabecera por amenazas, lo que
obstaculizó los trámites para la adquisición de tierras con destino a la
constitución de su resguardo.

En el departamento de Bolívar, la comunidad de Kugurudó habita un territorio


controlado por las FARC y es víctima de la estigmatización y amenazas, por lo
cual durante cuatro años se autoimpusieron el confinamiento. Se han
presentado dos homicidios, uno de ellos atribuido a la Fuerza Pública como
“falso positivo” cuyo cadáver fue desaparecido. Por este último hecho la familia
presentó la correspondiente denuncia.

En la región del Magdalena Medio, por su parte, salvo una familia desplazada
de la comunidad Dachi Drúa y familias de uno de los troncos de
Motordochaque que por conflictos internos y la situación de inseguridad
alimentaria que viven en Puerto Boyacá se han desplazado en varias
oportunidades para luego retornar, las demás no han sido víctimas de
redesplazamientos en los actuales territorios de asiento. No obstante, los tres
asentamientos allí existentes reportan diferentes hechos de violencia, tanto en
los actuales asentamientos como en los que dieron origen a anteriores
desplazamientos. En el período comprendido entre los años 1986 y 2002 la
comunidad de Motordochaque fue víctima de 4 homicidios y dos
desapariciones, en hechos atribuidos a la guerrilla (2 homicidios), a los
paramilitares (1 homicidio y las dos desapariciones) y a la Fuerza Pública (1
homicidio). Entre los años 1988 y 2011, la comunidad de Dachi Drúa ha sido
víctima de 4 homicidios, 5 desapariciones y una mina antipersona, y en 2000
se verificó el desplazamiento de una familia de Cimitarra. De estos hechos uno
se atribuye a la guerrilla (1 desaparecido) y dos a los paramilitares (1 homicidio
y 1 desaparecido). Sobre los restantes, no se sabe su autoría. Entre 1995 y
2008 la comunidad de Bianía, fue víctima de 5 homicidios, una desaparición y
una mina anti persona, en hechos atribuidos a la guerrilla y a las AUC.

Las afectaciones de que han sido víctimas personas de estas comunidades o


que han generado desplazamientos, involucran al conjunto de su población por
tratarse de asentamientos que se forman de acuerdo a la pauta de poblamiento
tradicional embera. Es así que cuando se afecta al miembro de una familia
nucleada, por lo general el desplazamiento abarca a toda la familia extensa. Es
por esto que se puede afirmar que la totalidad de esta población dispersa es
población desplazada, pero a pesar de ello, la gran mayoría no se encuentra en
los registros oficiales en tal condición.
Tabla 7
Población registrada en el RUPD

Departamento Comunidad TOTAL RUPD %


Bolívar Kugurudó 120 0 0,00
Boyacá Motordochaque 160 41 25,63
Caquetá La Libertad 132 0 0,00
La Pradera 99 42 42,42
Honduras 141 141 100,00
San Pablo 53 0 0,00
País Amazonia 47 47 100,00
La Cerinda 51 0 0,00
El Cedrito 26 0 0,00
Casanare Flia. Onogama 39 0 0,00
Meta La Julia 65 14 21,54
El Paraíso 85 1 1,18
Sn. Ant. Chamí 77 0 0,00
Bello Horizonte 15 0 0,00
Dokerá 50 27 54,00
Granada 26 21 80,77
Villavicencio 45 25 55,56
Otros 28 10 35,71
Santander Dachi Drúa 93 0 0,00
Tolima Bianía 141 86 60,99
Total 1.493 455 31,02

Como se observa en el cuadro anterior, el 70% de la población embera


dispersa asentada fuera de Bogotá, no se encuentra registrada en el RUPD, de
acuerdo con los datos recabados en la encuesta aplicada. Esto se debe a que
muchas de las personas que integran estos asentamientos no denuncian su
situación porque temen atraer de nuevo factores de riesgo. En otros casos
porque desconocen sus derechos, los mecanismos de que disponen o los
procedimientos para registrarse como tales, o simplemente porque iniciaron
trámites pero no les hicieron seguimiento o no obtuvieron respuesta alguna.

En general todas estas comunidades viven en situación de pobreza extrema,


sin territorio definido o insuficiente de modo que no pueden asegurar su
subsistencia física, en medio de transgresiones al DIH, sus derechos
fundamentales desatendidos y vulnerados y desamparadas de la acción estatal
frente a las condiciones adversas en que viven. Una parte de las comunidades
que se encuentra en zonas urbanas (44% de total de la población), vive en
barrios de invasión en condiciones precarias, con serios problemas de orden
económico, educativo, de salud, laboral, cultural y social, entre otros. Aunque
muchos de ellos tienen asiento en las urbes desde hace más de 15 años, no
reportan denuncias ni reclamación respecto a sus condiciones de vida, por el
mismo desconocimiento o porque saben de antemano que no pueden retornar
a los territorios de los que fueron desplazados, o no desean volver a ellos
porque en medio de la precariedad, se adaptaron a las condiciones de vida en
la ciudad.

Es total el desconocimiento en estos asentamientos sobre las ayudas que debe


brindar el Estado, los programas destinados al retorno o reubicación, y al
establecimiento socioeconómico o la generación de ingresos. Un número
significativo de las familias que se encuentran en el RUPD no recibe ningún
tipo de ayuda del Estado. Se esperaría que el “Plan Integral de Apoyo a
Comunidades Indígenas en Alto Grado de Vulnerabilidad y Riesgo de
Desaparición”, en funcionamiento desde 2006, estuviera atendiendo de manera
decidida la grave problemática que afecta también a esta población dispersa
del pueblo Embera, pero no es así. No se han implementado con ellos acciones
sistemáticas de atención, menos aún de prevención con relación al estado de
vulnerabilidad en que se encuentran y no tienen ninguna garantía de protección
de sus derechos.

Al margen de su condición de desplazamiento, algunas familias están adscritas


al programa de Familias en Acción que, incluso, es el único que conocen del
Estado, pero éste no tiene un cubrimiento apropiado, pues se reduce a un
aporte ocasional en dinero en efectivo. Los programas de apoyo para
alimentación infantil o la tercera edad del Instituto Colombiano de Bienestar
Familiar, ICBF, tienen una mínima cobertura y en los pocos casos que cubre
resultan ineficaces por no tener un enfoque diferencial.

Estas poblaciones carecen de condiciones mínimas para desarrollar sus vidas


en el marco de sus expectativas y sus derechos constitucionales reconocidos,
mucho más aún enfrentadas a la inminencia de su extinción cultural si es que
no se adoptan soluciones a su principal problemática, en el marco de lo
dispuesto por la Corte Constitucional en el Auto 004 de 2009.

2. El concepto de reparación integral de los asentamientos dispersos


De acuerdo a los antecedentes de la población respecto al desplazamiento
forzado y los impactos de tal fenómeno y del conflicto armado, presentándose
el caso de comunidades que han soportado la condición de desplazamiento por
más de una década, es importante remarcar que todas estas familias tienen
derecho a la reparación integral y restitución de derechos, concebidas como
acción integral en la que no sólo se identifiquen las expectativas o necesidades
territoriales, sino también las medidas a tener en cuenta para garantizar la
seguridad alimentaria, el fortalecimiento económico y cultural, y las acciones de
protección para la no repetición del desplazamiento.
El concepto de reparación integral se inscribe en el marco de la Ley de
Víctimas y Restitución de Tierras, Ley 1448 de 2011, y de modo específico en
el Decreto Ley 4633 del mismo año para la asistencia, atención, reparación
integral y restitución de derechos territoriales a las víctimas pertenecientes a
los pueblos y comunidades indígenas, aplicable a los casos en los que el
conflicto tiene impactos sobre los bienes colectivos, la cultura y en general el
sujeto colectivo de derechos. En estos casos debe existir una metodología y
una lectura sobre la afectación que ponga en evidencia la percepción de la
comunidad sobre el significado del impacto y las alternativas que ésta identifica
para la reparación.

En este dominio, los asentamientos dispersos del pueblo Embera en los


departamentos de Caquetá, Meta, Casanare, Sur de Bolívar y los tres
departamentos del Magdalena Medio, consideran que la reparación integral
pasa por resolver su principal problemática frente a la tenencia de tierras y en
esta dirección se plantea la dotación de tierras en calidad y cantidad suficientes
para el conjunto de la población, que sirvan para la producción, alejados de
bases militares y en lo posible libres de intereses mineros o energéticos, que
cuenten con estudios previos para garantizar que no sean zonas de riesgo y
que cuenten con áreas de servicios ambientales, tierras que deben ser
identificadas concertadamente con las comunidades beneficiarias. Pero no
basta con identificar, adquirir y titular tierras bajo los anteriores parámetros,
pues se debe contar además con garantías para la construcción de viviendas
adecuadas de acuerdo a usos, costumbres y necesidades de las comunidades
y para el saneamiento básico, la provisión de agua potable y electrificación;
con apoyo y asistencia técnica para la producción alimentaria, la
implementación de huertas medicinales y la reforestación y adecuación
ambiental cuando se requiera, para la comercialización de excedentes y la
generación de ingresos, y presupuesto para la apertura o mejoramiento de vías
de comunicación.

Para estas comunidades la reparación integral también implica garantizar la


atención en salud y la educación en los propios territorios y de acuerdo a sus
pautas culturales, y el fortalecimiento de la identidad cultural en sus diferentes
componentes como son el idioma, las prácticas tradicionales y la cultura
material, entre otros. Finalmente, la reparación integral implica garantías a los
DDHH para lo cual es necesario dar solución a los factores de violencia tanto
con otros sectores de población como también a nivel interno en las
comunidades; definir de manera concertada medidas de seguridad para la
población en sus territorios y en las vías de acceso tomando en cuenta sus
usos y costumbres (guardias indígenas) y el acompañamiento de
organizaciones indígenas y de instituciones oficiales y privadas de Derechos
Humanos, además de definir sitios de concentración (refugios) para el albergue
temporal en caso de nuevos desplazamientos o de agudización del conflicto,
los cuales deben estar en condiciones físicas y culturales adecuadas y
contando con un espacio rural cercano para la práctica de su cultura y la vida
en comunidad.

Para el proceso de reparación integral y restitución de derechos las


comunidades plantean la imperiosa necesidad de definir en concertación con
las organizaciones regionales y la nacional la manera de impulsar los procesos,
rutas ágiles y eliminación de trámites innecesarios que obstruyen cualquier
reclamación en las condiciones de pobreza y dispersión en que se encuentran
estas comunidades. Plantean además la necesidad de un acompañamiento
con líderes embera y con profesionales conocedores del pueblo Embera, de su
territorialidad, tradiciones y problemáticas.

Consideran que dada su situación particular, acusan una fuerte debilidad


organizativa, para cuya superación, y para poder materializar las propuestas
del PSG, debe garantizarse un seguimiento cercano por parte de la ONIC, para
que ésta brinde la asesoría organizativa y política durante todo el proceso de
reparación y restitución de derechos, por lo menos hasta cuando madure el
proceso en las zonas y regiones donde se encuentran.

La situación que se evidencia de los asentamientos dispersos del pueblo


Embera, implica que cualquier iniciativa para garantizar su supervivencia pasa
por resolver primero el problema de la tenencia de la tierra, en condiciones que
garantice la subsistencia y la reproducción cultural. Por su condición de
desplazamiento, esta población tendría derecho al retorno, al menos a los
territorios de donde han sido desplazados en los últimos 20 años. Dado que la
mayoría de esta población no encuentra condiciones para ello, es preciso que
se atienda su reubicación o la consolidación y ampliación de las tierras que
actualmente detentan.

Desde esta perspectiva además de identificar la necesidad de dotación


territorial para una comunidad, se requiere conocer las acciones o programas
complementarios, para de ese modo garantizar que no se fracase en los
procesos de reubicación y consolidación territorial. Pero como estas
poblaciones han estado sometidas a fuertes presiones generadas por las
condiciones de marginalidad, de inserción en espacios urbanos, de articulación
a espacios educativos extraños, de apropiación de formas de supervivencia
articuladas a los mercados urbanos, y en general, integradas a espacios
sociales que generan cambios en su cotidianidad cultural, estos factores deben
ser tenidos en cuenta al momento de definir una política de reparación en el
dominio territorial y cultural.

La reparación integral y restitución de derechos implica entonces tener en


cuenta los siguientes fundamentos en lo metodológico:
 La dotación de tierras en calidad y cantidad necesarias para el
desenvolvimiento de una vida plena y en comunidad de acuerdo a
patrones culturales.

 De forma complementaria a la dotación de tierras se requieren subsidios


alimentarios en la fase de instalación de los procesos productivos
orientados a generar seguridad alimentaria e ingresos económicos por
actividades productivas ligadas a la agricultura y lo pecuario.

 Se requiere el diseño y ejecución de programas que permitan a los


asentamientos satisfacer los parámetros de habitabilidad respecto a
saneamiento, servicios básicos e infraestructura comunitaria.

 El desplazamiento forzado implica la pérdida de un capital en lo


económico y lo social, aspecto que debe ser valorado adecuadamente
en cada caso para identificar otras medidas específicas de reparación.

 En la medida que la población permanece durante largos períodos en el


contexto urbano, es decir por encima de 5 años, las expectativas de las
nuevas generaciones no se inscriben en los modelos tradicionales a la
cultura y se deben considerar programas orientados a fortalecer el grupo
y generar condiciones para la adaptación al nuevo entorno territorial.

 Los aprendizajes de la población en el contexto urbano respecto a la


inserción en mercados, ejemplo la artesanía, se deben tomar en cuenta
al momento de diseñar programas orientados a generar ingresos para la
población.

 Es necesario el acompañamiento técnico y social a los asentamientos y


para valorar el cumplimiento de los entes gubernamentales y de la
comunidad, pero también para realizar la asesoría técnica requerida.

De acuerdo con lo anterior las propuestas de los asentamientos dispersos para


el Plan de Salvaguarda que ordena la Corte Constitucional, se orientan a
superar la crisis en que se encuentra esta población y desarrolla unos
elementos de atención efectiva y diferencial de tal modo que sean revertidas
las condiciones materiales y los factores que amenazan su existencia física y
cultural. Las condiciones que de manera directa amenazan su existencia física
están relacionadas con la situación territorial, de seguridad alimentaria y de
salud que afrontan estas comunidades. En cuanto a su existencia cultural,
además de los factores anteriores que son también esenciales para la
pervivencia de la cultura de estas comunidades, otros factores se convierten en
amenaza directa de altísima gravedad, como son la educación que con serias
deficiencias reciben, su cohesión interna y las dinámicas colectivas, todas las
cuales se han visto seriamente disminuidas en los actuales sitios de
asentamiento. El aspecto organizativo, es vital para que puedan superarse las
precarias condiciones que hoy los tienen amenazados.

Las propuestas para el Plan de Salvaguarda se desarrollan en cinco capítulos.


Los primeros dirigidos al componente de atención en los aspectos básicos para
su existencia física y cultural, como son el territorio, la seguridad alimentaria y
la salud; el fortalecimiento organizativo, y el fortalecimiento cultural y la
educación. Los componentes de prevención, protección, y derechos a la
verdad, justicia, reparación y garantía de no repetición, se agrupan en el quinto
y último capítulo, bajo la denominación genérica de Derechos Humanos. El
Plan en su conjunto integra elementos de prevención del impacto
desproporcionado del conflicto armado y del desplazamiento forzado, por los
cuales se encuentran amenazada su existencia, y de protección de líderes y
autoridades.

Dado que las afectaciones de que han sido víctimas tienen un impacto
colectivo sobre la familia extensa que se erige en los actuales asentamientos,
el componente de reparación colectiva queda comprendido en los capítulos
referidos a sus condiciones básicas de existencia.

En cada uno de los capítulos se analiza la situación específica de estos


asentamientos, sobre la cual se construyen las propuestas.

3. Territorio

3.1. Situación territorial y prospectiva


Para el conjunto de la población dispersa se presenta una situación en la que
las condiciones de vulnerabilidad están estrechamente relacionadas con la
resolución de los problemas territoriales. La mayoría de la población no dispone
de tierras donde asentarse o las que ocupan, sean baldíos, predios adquiridos
mediante compraventa o predios de paso u otorgados en comodato, son
absolutamente insuficientes para garantizar su subsistencia y no tienen
ninguna seguridad sobre los mismos.

Sólo cuatro comunidades cuentan con resguardo constituido aunque en una


extensión que no alcanza a satisfacer sus necesidades (San Pablo, La Cerinda
y El Cedrito en Caquetá, y La Julia en el departamento de Meta); tres
asentamientos se encuentran en predios adquiridos mediante compraventa o
donación (San Antonio del Chamí, El Paraíso y Bello Horizonte, en el
departamento de Meta) y dos más cuentan con predios que ocupan algunas de
sus familias (País Amazonia en Caquetá y Dachi Drúa en Santander); dos
asentamientos se encuentran ocupando terrenos baldíos (La Libertad No. 2 en
Caquetá y Kugurudó en el sur de Bolívar); y, por último, tres asentamientos
ocupan predios de paso o recibidos en comodato (Honduras en Caquetá;
Motordochaque en Boyacá y Dokerá en Granada Meta). Los asentamientos
urbanos ubicados en Mariquita, Tolima; Villavicencio, Granada y otros
municipios del Meta; en Villanueva, Casanare, y La Pradera en San Vicente del
Caguán, desplazados de diferentes territorios, no disponen de tierras y en
algunos casos fueron despojados de las que tenían y se quedaron
indefinidamente en los cascos urbanos, viviendo en condiciones de
marginalidad en barrios de invasión.

 Los resguardos

El resguardo de San Pablo, de una comunidad desprendida del asentamiento


de Honduras en su primer desplazamiento en los años 80, fue constituido en el
año 1999 sobre la base de un primer predio adquirido por las familias cercano
al caserío de Pará, y otros 4 predios adquiridos por el INCORA, con una
extensión aproximada de 600 has para 12 familias. Éstas tienden a reproducir
sus sistemas tradicionales de producción, los que implican recorrer áreas de
bosques y cuencas, por lo cual se presentan sucesivos conflictos con vecinos o
con propietarios de predios adyacentes. Durante varios años las familias han
solicitado la compra de dos predios que están ofertados, pero trámite ha sido
infructuoso.

El resguardo La Cerinda fue constituido en 1996 con una extensión de 51,6


has. En él se asientan 8 familias que desarrollan una economía de
autoconsumo, basada en la agricultura y la actividad pecuaria. Durante 12 años
han solicitado la ampliación de este resguardo y la gestión ha sido infructuosa,
a pesar de la disposición a vender del propietario de una finca colindante de
200 hectáreas y de haberse realizado los estudios técnicos por el Incoder.

El resguardo El Cedrito fue constituido el año 1995 con una extensión de 120,7
has en el sector antes conocido como El Cedro, jurisdicción del municipio
Montañita. El asentamiento cuenta con 3 viviendas sin saneamiento básico en
las que conviven 6 familias. La única fuente de agua con que cuentan es la del
caño la Carpa, el cual ha sido afectado por la deforestación en su nacimiento.
Para el sustento se combinan actividades agrícolas (maíz, yuca y plátano), la
cría de especies menores y la cacería con el trabajo de jornal, especialmente
en las fincas de ganadería. La comunidad manifiesta necesaria su ampliación y
atender de manera urgente el acceso a agua potable, así como garantías
económicas para la producción.

El resguardo de La Julia, en el municipio Uribe, Meta, fue constituido en 2003,


con una extensión de 208 has. Hoy alberga a 26 familias dedicadas
principalmente a la agricultura (alrededor de 27 hectáreas de plátano, 10 de
maíz, 5 de yuca y recientemente 2 hectáreas de papaya) pero también a la cría
de especies menores y la ganadería, esta última para cubrir costos en caso de
enfermedad de algún habitante. Cuentan con aproximadamente 50 hectáreas
de reserva para abastecimiento de madera y cuidado del medio ambiente. Es
de mencionar que en este resguardo se presenta un conflicto interno entre las
dos familias extensas que integran la comunidad, al cual le ha resultado
funcional el conflicto armado que se verifica en la zona y por ello es expulsor
constante de población bajo la modalidad gota a gota. La conflictividad interna
probablemente está asociada a la convivencia de varios troncos familiares en
una extensión insuficiente para el sostenimiento de toda su población y para el
desarrollo de actividades tradicionales. Se tiene conocimiento que parte de las
dificultades tienen que ver con la tenencia de tierra al interior del resguardo,
dado que los predios sobre los cuales se constituyó el resguardo fueron
adquiridos por varias de las familias fundadoras del asentamiento. En tal
sentido, es urgente la ampliación del resguardo y un apoyo para la superación
del conflicto interno.

Caso particular es el de la comunidad de Honduras, desplazada en varias


oportunidades de su resguardo, la última en 2005 sin posibilidades de retorno.
Por tal motivo, dicho resguardo no se toma en cuenta para el presente Plan de
Salvaguarda.

 Asentamientos en predios adquiridos o donados

Desplazada también de Puerto Rico, Caquetá en la década de los 90, la


Comunidad San Antonio del Chamí se encuentra asentada en dos terrenos
comprados por las familias, ubicados en el corregimiento Playa Rica La Y, uno
denominado Maloka de San Antonio, con 120 has, y otro en la vereda de Caño
Azul (sin datos sobre su extensión), que se comunican por un sendero de
herradura a 2 horas de distancia. La comunidad, constituida por 15 familias,
practica la agricultura en pequeñas extensiones (una hectárea de yuca y media
hectárea de plátano y en temporada se siembra arroz y caña) dado que las
tierras fértiles son escasas; y también la ganadería y la cría de especies
menores, todo para autoconsumo. Hasta el presente no habían solicitado la
constitución de resguardo dado su desconocimiento sobre sus derechos como
indígenas. Ellos requieren con urgencia la adquisición de otros predios para
unificar los terrenos de que disponen y la constitución del resguardo.

Los miembros de la comunidad El Paraíso, Meta, desplazados de Caquetá en


los años 80 al igual que los habitantes del Resguardo La Julia, se establecieron
en 1990 en un predio de 308 has, ubicado en la vereda El Paraíso, municipio
La Uribe. Se trata de una propiedad privada de 9 de las familias que integran la
comunidad, que alojan en sus casas a las otras 16 familias. El terreno está
dividido en parcelas de propiedad de cada una de las 9 familias, donde se
dedican al cultivo de plátano, arroz, maíz, yuca y fríjol, así como a la ganadería
y la cría de especies menores. En 1995 INCODER visitó la zona pero la
comunidad no hizo ninguna diligencia para la titulación por desinformación,
pues temían que el Estado les quitara el terreno. Posteriormente han realizado
solicitudes para su titulación como resguardo sin obtener respuesta del
INCODER 1. En esta comunidad es preciso tener en cuenta que existen
asentamientos de colonos entre los predios de las familias, los cuales se
oponen a la titulación del resguardo. Por esta situación, por ser insuficiente la
tierra para 26 familias y por ser zona de conflicto armado, expulsora de
población bajo la modalidad gota a gota, la comunidad desea la reubicación en
una zona más cercana al casco urbano donde han identificado un predio de
aproximadamente 300 has.

La familia de Luis Eduardo Yagarí, desplazada también del Caquetá, se


estableció en el departamento del Meta y en el año 2000 adquirió un predio
llamado Bello Horizonte, ubicado en la vereda Alto Yucapé, con una extensión
de 90 has. Actualmente viven 4 familias que se dedican a la agricultura y el
comercio de productos agrícolas. En el momento cuentan con 800 matas de
tomate, 2 hectáreas de yuca, 4 de plátano y siembra de maíz para alimentar
especies menores. Un camión pasa periódicamente a comprar los productos
agrícolas producidos por los pobladores. También practican la ganadería, y
actualmente tienen 70 cabezas. Debido a su cercanía con el pozo petrolero
Cristal 1 y 2, en San Luis de Yamanes, se les ha ofrecido comprar el predio. La
familia extensa que habita en este predio no ha manifestado su interés por la
constitución de un resguardo, pero igualmente debe tomarse en cuenta para la
proyección territorial de los embera dispersos.

Comunidades asentadas parcialmente en predios adquiridos o donados son las


de País Amazonia en Caquetá y Dachi Drúa en Santander. Los integrantes de
la primera, desplazados también del asentamiento de Honduras en el río
Bodoquero en los 80, permanecen de modo indefinido la ciudad de Florencia
en un barrio de invasión. En el año 2010, a través de la gestión de una ONG
del Caquetá con recursos de la Cooperación española, adquieren una finca de
60 hectáreas, localizada en el río Orteguaza en el municipio de San Antonio de
Antena, cuya propiedad no se había formalizado a noviembre de 2011. La finca
dispone de más o menos 10 hectáreas de bosque, 7 de potrero y las demás
áreas se distribuyen en zonas para cultivos y rastrojos. Solo cuenta con una
vivienda y aún no hay un asentamiento definitivo pero la población (12 familias
en total) mantiene cierta movilidad entre la ciudad y el nuevo espacio lo cual
comienza a cambiar la perspectiva para el grupo de familias en tanto la
producción agrícola comienza a aparecer como opción de vida. Esta
comunidad reclama la constitución de un resguardo sobre la base del predio
con que cuenta.

Por su parte, la comunidad Dachi Drúa, conformada por 18 familias dispersas


en los municipios de Puerto Parra (13 familias), Cimitarra (3 familias) y Puerto
Berrío (2 familias), en los primeros años de su desplazamiento de sus territorios

1
Los miembros de la comunidad manifiestan que el INCODER les ha manifestado que están
“sancionados” y que no pueden hacer nada para titular el resguardo.
de origen colonizaron 310 hectáreas de tierra, que en los años 80, por las
presiones de la violencia en la región de Magdalena Medio, terminaron en
manos de grandes propietarios destinadas a la ganadería y siembra de palma
africana. Una de las familias adquirió posteriormente una propiedad en Puerto
Zambito, corregimiento de Cimitarra, de la cual fueron desplazados años
después, cuando se dispersaron por la región trabajando en jornal.
Recientemente uno de los mayores compró una pequeña parcela en Santa
Rosa, corregimiento de Cimitarra, pero de nuevo fue despojado por los
herederos del propietario, quienes pertenecían a las AUC. En la actualidad solo
cuentan con 29 hectáreas en la vereda India Medio del municipio de Puerto
Parra, en el corazón de grandes extensiones ganaderas. Por la falta de tierras
la población en su totalidad sobrevive del trabajo en jornal en el caso de los
hombres y las mujeres en el servicio doméstico o como cocineras de
restaurantes. Desde el año 2000 uno de los mayores, el señor Oscar Arias
inició gestiones en busca de reconocimiento de su condición de indígenas
desplazados y ante el INCODER en busca de la titulación de tierra para
establecerse. Esta comunidad requiere un fuerte apoyo organizativo y el
estudio de su situación para la resolución de sus demandas territoriales, las
cuales se pueden proyectar sobre la base de la pequeña extensión que en la
actualidad poseen o en predios que la misma comunidad ha identificado en el
Municipio de Cimitarra.

 Comunidades asentadas en terrenos baldíos

La Libertad No. 2, desplazados primero de Puerto Rico por el asesinato de uno


de sus líderes en 1988, se reencontraron en 1992 cuando fundaron su primer
cabildo en la vereda Primavera. De allí fueron nuevamente desplazados y en el
año 2004 se volvieron a organizar y se asentaron en un baldío, con una
extensión aproximada de 1.400 has., situado en la vereda La Libertad,
Corregimiento de Campo Hermoso, a dos horas de la cabecera municipal de
San Vicente. Allí habitan en la actualidad las 24 familias dedicadas
principalmente a la agricultura. Cada una tiene sus parcelas, más o menos con
media hectárea de yuca, 4 hectáreas de maíz, media hectárea de plátano.
También cultivan arroz y caña para lo que manifestaron la necesidad de un
trapiche. Cada casa cuenta con especies menores y caballos para las familias.
La zona constituye una buena oferta de recursos naturales, también se puede
practicar la pesca en el río Yarí en época de subienda y se practica la caza de
boruga, conejo, armadillo y mico.

Las 22 familias embera katío que conforman la comunidad Kugurudó habitan


desde los años 90 un extenso territorio baldío ubicado a lo largo de la quebrada
Arizá afluente del río Caribona, a su vez afluente del río Cauca; en la subregión
Cauca Magdalena en el departamento de Bolívar. Va desde la cabecera de la
quebrada Arizá, límite con la Serranía de San Lucas, hasta la boca de la
quebrada Las Claras y desde la Quebrada Mantequera hasta la quebrada de
Montecristo, en jurisdicción del municipio del mismo nombre. El principal
asentamiento se encuentra en el sector denominado Koredó con 7 viviendas
y una pequeña escuela.

Desde hace aproximadamente 3 años se verifica el avance de la minería en las


vegas de la quebrada Arizá. Según información de Noticias Caracol, en
noviembre de 2011 se hallaron cerca de 200 retroexcavadoras desde la
cabecera de la quebrada Arizá y a lo largo del río Caribona. Como
consecuencia de la actividad minera han desaparecido las vegas de la
quebrada donde la comunidad antes sembraba plátano, maíz, arroz; se ha
interrumpido la actividad tradicional del barequeo y prolifera el paludismo. Se
han reducido notablemente las actividades agrícola, de cacería y pesca, y en
general de auto sustento, aunque no han desaparecido, y se ha incrementado
el empleo en oficios asociados a la explotación minera (motoristas o
ayudantes), verificándose un marcado tránsito de una economía de auto
sustento a una economía dependiente del salario, la compra de productos
externos y el incremento de consumo de alimentos artificiales, con el agravante
del incremento de precios de los productos traídos del corregimiento de
Regencia. Algunas mujeres todavía practican barequeo.

Ambas comunidades requieren el estudio para la constitución de resguardo.


Además, en el caso de Kugurudó, se requiere con urgencia el control a la
minería en la zona y proceder a la recuperación ambiental del territorio, como
base necesaria para que la comunidad pueda retomar sus actividades
tradicionales.
 Asentamientos en predios de paso o en comodato

La comunidad de Honduras, asentada originalmente en el territorio del Río


Bodoquero en los años 70, fue objeto de un primer desplazamiento en los años
80 para retornar y lograr la constitución del Resguardo en 1992 por una
extensión de 908 has. De este fueron desplazados nuevamente en el año 96 y
después de un retorno, lo abandonan definitivamente en el año 2005.
Actualmente se encuentran asentados en los barrios de invasión Las Malvinas,
Las Palmeras y Kenedy, en precarias condiciones de vida en casas en
arriendo. Mediante acción de tutela logran que el Incoder compre una finca de
paso en la vereda El Palmar del municipio de Florencia, de aproximadamente
300 hectáreas, donde viven solo 2 de las más de 40 familias. La apropiación de
ese espacio no ha sido posible por no disponer allí de viviendas y de
infraestructura básica y por ausencia de programas de apoyo que garanticen
alternativas económicas. Sin embargo, algunos miembros han encontrado en
esta finca una alternativa para ligarse a actividades productivas de tipo
agrícola. Para la comunidad de Honduras es necesario realizar estudios para la
constitución del resguardo tomando dicho predio como punto de partida.
Desplazados de Urabá en 1996, la comunidad Dokerá llegó al departamento
del Meta, primero a San Martín de donde fueron nuevamente desplazados en
el año 2006, para luego asentarse en el municipio de Granada en un predio
cedido en comodato por la Alcaldía en el año 2010 por un plazo de 4 años,
situado en la vereda de Patio Bonito, a 30 minutos al norte de la cabecera
municipal. El terreno de 4 hectáreas se encuentra sobre un relleno sanitario por
lo cual las 12 familias que integran la comunidad viven en condiciones de
absoluta insalubridad, en casas de lona y plástico y sin servicios públicos. A
pesar de las condiciones del terreno, cuentan con 2 hectáreas aptas para el
cultivo en las que producen plátano, arroz y maíz para el autoconsumo. Por las
condiciones de este asentamiento es urgente la adquisición de predios en
calidad y cantidad suficientes para su reubicación en condiciones de dignidad.

La comunidad de Motordochaque conformada por familias embera dispersas


en la región de Puerto Boyacá, desplazadas de diferentes lugares y en
diferentes momentos, se agrupó por primera vez en el año 2001, en un predio a
orillas del rio Magdalena adquirido por dos de las familias centrales, donde
convivieron hasta cuanto el predio se lo llevó el río. A raíz de ello ocuparon el
coliseo de deportes, situación que presionó a la administración municipal a la
entrega de un predio donde ubicarse. Efectivamente en el año 2002 la alcaldía
de Puerto Boyacá les entregó en comodato el predio de 58 hectáreas que
actualmente ocupan, ubicado en la vereda Pozo II, y la Cruz Roja apoyó la
construcción de las viviendas. Este predio, donde se constituyo un caserío de
20 viviendas aproximadamente, cuenta con una pequeña área para cultivos.
Cada familia tiene asignada una parcela de media hectárea donde cultivan
yuca que es el único producto que se da en forma permanente. Con apoyo de
la de la gobernación han adelantado la siembra de árboles maderables (17.000
árboles de teca, samán y roble) y de cacao (12.200). Esta comunidad,
conformada por diferentes troncos familiares enfrenta una división interna entre
ambos grupos, que ha ocasionado periódicos desplazamientos de uno de ellos,
en el año 2011 al casco urbano de Puerto Boyacá y a inicios del 2012 al
municipio de Puerto Salgar y varias familias han intentado en vano retornar a
sus lugares de origen. Además de las diferencias familiares, la conflictividad
interna está relacionada con la escasez de tierra y la disputa por el control de la
poca con que cuentan. Por ello es urgente analizar las posibilidades de
adquisición de predios en cantidad y calidad suficiente tomando como base el
predio que ocupan y la constitución de un resguardo, considerando también la
posibilidad de resolver de manera diferenciada la problemática territorial para
cada grupo.

 Comunidades asentadas en cascos urbanos

Las familias que se ubican en los cascos urbanos de San Vicente del Caguán;
Villavicencio, Granada y otros municipios del Meta, así como en Villanueva,
Casanare, y Mariquita, Tolima, carecen en lo absoluto de tierras. Estas
comunidades viven en condiciones de hacinamiento compartiendo varias
familias un mismo lugar, viviendas absolutamente precarias, construidas con
materiales reutilizados, con piso en tierra, sin servicios de agua y alcantarillado,
y expuestas a problemas sanitarios y ambientales.

La comunidad La Pradera de San Vicente del Caguán, fue desplazada en 2004


de un predio de 50 hectáreas ubicado en San Juan de Losada, llamado La
Cabaña 2, que habían adquirido en 1990. Desde ese entonces viven en el
barrio La Pradera en la cabecera municipal, en condiciones de hacinamiento en
5 casas para 85 personas, y unos pocos viven por temporadas en fincas de los
patrones donde jornalean. En estas condiciones la comunidad está ante una
verdadera amenaza de disolución. Una familia adscrita al cabildo vive desde
hace 20 años en la vereda El Rubí, en un predio propio de 300 hectáreas, de
donde fue desplazado recientemente uno de sus integrantes. Por la dinámica
del mercado de tierras en la zona existen oportunidades de compra de predios
para esta comunidad y se podría explorar la constitución del resguardo
alrededor del predio de El Rubí.

La comunidad Bianía de Mariquita, Tolima, está conformada por familias


desplazadas de Urabá entre 1995 y 1998 y, en el año 2001, invadieron un
predio en las afueras del casco urbano, junto a la carrilera del tren, en las
inmediaciones del Estadio de fútbol y de los tanques de almacenamiento de
combustible de la Terpel, que luego se convirtió en un barrio de invasión.
Además de las condiciones de sus viviendas, estas familias viven la
permanente incertidumbre de ser desalojados por la fuerza. Sus expectativas
están relacionadas con la adquisición de tierras en la región del norte del
Tolima y han identificado algunos predios presuntamente en proceso de
extinción de dominio.

Los asentamientos urbanos en el departamento del Meta y de Villanueva,


Casanare, en su mayoría son desplazados de los asentamientos existentes en
La Uribe, principalmente del resguardo La Julia y en menor proporción de El
Paraíso, a causa del conflicto armado, muchas veces asociado a conflictos
internos, pero también en busca de mejores oportunidades por la falta de
tierras suficientes para la subsistencia de todas las familias. En el caso de
Villanueva, Casanare, fueron fundadores del asentamiento y posterior
Resguardo La Julia, de donde fueron expulsados por las FARC en el año 2005
luego de asesinar al jefe de la parentela y amenazar al mayor que lo sucedía.
Allí abandonaron la finca de 10 has que habían adquirido en 1990, para
asentarse desde entonces en Villanueva, manteniéndose unida la familia
extensa. Esta comunidad sí requiere la adquisición de tierras para su
asentamiento en la región que actualmente se encuentra.

En conjunto con miembros de las familias asentadas en los municipios de


Villavicencio y Granado, se ha considerado la posibilidad de agruparse en torno
a la constitución de un resguardo común. Estas alternativas, en todo caso
deben ser objeto de un análisis a profundidad con todos sus pobladores. Para
los que no es clara su adscripción como comunidad indígena se requiere
construir alternativas de integración a programas urbanos que les generen
oportunidades de promoción, de empleo, de vivienda y de organización.
Tabla 8
Situación territorial de los asentamientos dispersos fuera de Bogotá por tipo de tenencia

Tenencia Comunidad Depto. Familias Extensión


La Cerinda Caquetá 8 52,00
Honduras (1) Caquetá 0 0,00
Resguardos El Cedrito Caquetá 6 120,70
San Pablo Caquetá 12 607,80
La Julia Meta 26 208,00
País Amazonia Caquetá 12 60,00
Predios El Paraíso Meta 25 308,00
comprados o Bello Horizonte Meta 4 90,00
donados
Sn. Ant. Chamí (2) Meta 15 120,00
Dachi Drúa Santander 18 29,00
Ocupación Kugurudó Bolívar 22 s.d.
baldíos La Libertad Caquetá 24 1.400,00
Predios de Honduras Caquetá 44 300,00
paso o en Dokerá Meta 12 4,00
comodato Boyacá
Motordochaque 29 58,00
La Pradera (3) Caquetá 23 0,00
Villanueva (4) Casanare 13 0,00
Pobl.
desplazada en Granada Meta 5 0,00
cascos Villavicencio Meta 11 0,00
urbanos
Otros Mpios. Meta 7 0,00
Bianía Tolima 35 0,00
Total 351 3.357,50
Notas:

(1) La población del Resguardo de Honduras en Caquetá (908 has) se encuentra desplazada de
manera definitiva, por lo cual no se toma en cuenta su extensión.
(2) La comunidad San Antonio del Chamí dispone de otro predio pero se desconoce su
extensión. Dado que este último se encuentra separado del primero a dos horas de distancia por
camino de herradura, se debe explorar la adquisición de tierras alrededor del primero para la
unificación de la comunidad.
(3) La Pradera, Caquetá, fue desplazada de un predio de 50 has que había sido adquirido
mediante compraventa, el cual no se cuenta en este cuadro. A pesar que una de las familias
adscritas al Cabildo vive en un predio propio, su extensión no se reseña puesto que no es posible
asumirlo como comunitario.
(4) El asentamiento Villanueva, Casanare, es desplazado del Resguardo La Julia, donde había
adquirido, previo a su constitución, un predio de 10 hectáreas, que tampoco se incluyen en el
presente cuadro.

3.2. Propuesta
De acuerdo con las cifras de tenencia de tierras presentada en el cuadro
anterior es claro que ninguna de las comunidades dispone de tierras en
cantidad y calidad suficientes para su supervivencia física y cultural. De
acuerdo con la Ley 160 de 1994 y el decreto 2164 de 1995, vigentes en la
actualidad, la cuantificación de las tierras necesarias y suficientes para los
pueblos indígenas se determina en los estudios a realizarse por INCODER
incluyendo áreas de explotación por unidad productiva, áreas comunales y
áreas de uso cultural y de manejo ambiental, todo de acuerdo a los usos y
costumbres de las comunidades (D. 2164/95, Art. 6º.). Por esta razón no
existen parámetros cuantitativos predeterminados para dotación de tierras
indígenas.

No obstante lo anterior, es necesario contar con algún referente para efectos


de dimensionar la reparación territorial de estas comunidades. Para ello se
realiza un cálculo de extensiones mínimas equiparando los valores UAF a
unidades indígenas productivas. Es claro que en los estudios a realizarse en
terreno, se deberán cuantificar de manera adecuada las unidades productivas,
pero además las áreas comunales y las de manejo cultural y ambiental.

Los valores que se indican a continuación serían los referentes para determinar
las unidades indígenas de producción con miras a la constitución y/o
ampliación de resguardos para estos asentamientos.

Tabla 9
Unidades Productivas de referencia para constitución y/o ampliación de resguardos
Mínimo Mín. a
Tipo de UAF
Comunidad Depto. Flias. Area adquirir consolidar
tenencia (1)
(2) (3)
La Cerinda Caquetá 8 52,0 68,0 492,0 544,0
El Cedrito Caquetá 6 120,7 68,0 287,3 408,0
Resguardos
San Pablo Caquetá 12 607,8 68,0 208,2 816,0
La Julia Meta 26 208,0 69,5 1.599,0 1.807,0
País Amazonia Caquetá 12 60,0 101,5 1.158,0 1.218,0
Predios El Paraíso Meta 25 308,0 69,5 1.429,5 1.737,5
comprados o Bello Horizonte Meta 4 90,0 33,0 42,0 132,0
donados Meta
Sn. Ant. Chamí 15 120,0 69,5 922,5 1.042,5
Dachi Drúa Santander 18 29,0 59,0 1.033,0 1.062,0
Ocupación Kugurudó Bolívar 22 s.d. 41,0 902,0
baldíos (4) La Libertad Caquetá 24 1.400,0 119,0 1.456,0 2.856,0
Predios de Honduras Caquetá 44 300,0 68,0 2.692,0 2.992,0
paso o en Dokerá Meta 12 4,0 40,0 476,0 480,0
comodato (5) Boyacá
Motordochaque 29 58,0 62,5 1.754,5 1.812,5
Pobl. La Pradera Caquetá 23 0,0 119,0 2.737,0 2.737,0
desplazada en
Villanueva Casanare 13 0,0 53,0 689,0 689,0
cascos
urbanos Bianía Tolima 35 0,0 39,0 1.365,0 1.365,0
Total 328 3.357,5 18.341,0 22.600,5

Notas:
(1) Se toman como referencia los valores indicados como Unidades Agrícolas Familiares (UAF) para
la adjudicación de baldíos productivos en el Acuerdo 132 de 2008 de la Junta Directiva del
Incoder, modificado por el Acuerdo 146 del mismo año.
(2) Equiparando la UAF a una unidad productiva indígena, se calcula una extensión aproximada de
tierras que sería necesario adquirir para que mínimamente todas las familias cuenten con una
UAF.
(3) El valor en esta columna indica el total mínimo que se debería consolidar como resguardo a cada
comunidad, resultando de las extensiones que actualmente poseen más las que se deben
adquirir para que cada familia cuente como mínimo con una UAF como unidad productiva,
teniendo en cuenta que al valor que se determine en los estudios técnicos del INCODER como
unidad productiva se le deben adicionar los correspondientes a áreas comunales, culturales y
ambientales.
(4) Las comunidades que actualmente ocupan baldíos se les debe titular la extensión que poseen y,
específicamente en el caso de Libertado No. 2 en San Vicente del Caguán, con una extensión
adicional hasta reunir el valor mínimo que se propone como total a consolidar.
(5) Para las comunidades asentadas en predios de paso o en comodato, la propiedad de éstos
deberá consolidarse como parte del resguardo, con excepción de Dokerá, la cual debe ser
reubicada por las condiciones del terreno que en la actualidad detenta en dicha condición.

Para la proyección de los resguardos a ser constituidos o ampliados, deberá


explorarse la posibilidad de agrupamiento entre diversos asentamientos en un
solo resguardo o en resguardos continuos, como una garantía para la
proyección social, cultural y política de estas comunidades y también como
mecanismo a explorar para revertir la amenaza de extinción de los grupos. Esto
último es especialmente importante si se toma en cuenta que una mirada
superficial a su situación demográfica evidencia el riesgo de desaparición de
los grupos por estar constituidos por familias extensas, lo cual limita la
posibilidad de alianzas matrimoniales entre embera y el intercambio a todos los
niveles.

Identificar posibilidades agrupamiento de algunos asentamientos dispersos


será uno de los retos a enfrentar a este período teniendo en cuenta que la
forma tradicional de poblamiento embera enseña que su movilidad territorial se
funda también en la separación entre troncos familiares debido a conflictos de
liderazgo o de poder sobre la tierra y los recursos, y que este tipo de
situaciones se siguen presentando en los asentamientos donde conviven más
de un tronco familiar (La Julia, El Paraíso y Motordochaque, principalmente).
Por estas razones resulta imperioso garantizar tierras suficientes para que las
familias extensas en lo posible tengan definido su propio territorio si es quedan
dentro de un mismo resguardo, y que a su vez guarden cercanía con otras
familias o asentamientos para favorecer el intercambio a todos los niveles y el
fortalecimiento cultural.

En ese sentido se pueden explorar territorios compartidos entre las


comunidades asentadas en la zona cordillerana de Caquetá; entre las de San
Vicente del Caguán y La Macarena; entre las del Municipio de la Uribe, Meta, y
entre los asentamientos del Magdalena Medio, exploración que se deberá
realizar a profundidad en una primera fase con las familias extensas que
integran estos asentamientos.
Con relación a los asentamientos urbanos en Villavicencio, Granada y otros
municipios del Departamento de Meta, y el de Villanueva en Casanare, se
propone realizar un trabajo más a fondo a fin de precisar sus expectativas de
reparación territorial, dado que durante el proceso algunos manifestaron su
disposición a regresar a zonas rurales, bien a las tierras de donde fueron
desplazados en la última década o a zonas rurales cercanas al casco urbano
donde se encuentran, mientras otros manifiestan expectativas de quedarse en
la ciudad. En cualquier caso, durante el proceso a desarrollarse con estas
poblaciones deberá tomarse en cuenta que por haber estado insertas en
espacios urbanos por largos períodos, por encima de 5 y en algunos casos
hasta de 10 años, viviendo en condiciones de marginalidad, desarrollando
formas de supervivencia asociadas al mercado urbano, y articulados a
procesos educativos extraños, su identidad cultural y cohesión como grupo se
encuentran en inminente riesgo de extinción, por lo que cualquier solución que
se construya deberá estar acompañada de un proceso especial de
organización y fortalecimiento cultural y, de ser en espacios rurales, de
adaptación a las nuevas condiciones de ruralidad.

3.3. Acciones a desarrollar


Para que la situación y expectativas de estas comunidades en materia de
reparación territorial puedan ser implementadas efectivam ente se requiere
desarrollar las siguientes acciones:

 Registro de la totalidad de la población de los asentamientos dispersos


como población afectada por el desplazamiento forzado y el conflicto
armado bajo los nuevos parámetros establecidos en el D.L. 4633 de
2011.

 Gestiones para garantizar un subsidio alimentario para toda la población


hasta cuando se encuentren instalados en sus territorios.

 Ejecutar un proceso de acompañamiento a cada uno de los


asentamientos dispersos, incluyendo los actuales asentamientos
urbanos, para la identificación de zonas posibles para la conformación
de sus resguardos, para la caracterización de esta población en los
términos del D.L. 4633 de 2011 y la tramitación de sus solicitudes de
reparación integral.

 Realización o actualización de los estudios técnicos requeridos para la


conformación y/o ampliación de los resguardos a cargo del INCODER, lo
cual se deberá realizar mediante contratos con la ONIC o instituciones
capacitadas para ello, dada las limitaciones de esta institución. Por
razones de economía y celeridad, estos estudios se deben realizar
durante el proceso que se indica en el punto anterior.
 Adquisición de los predios identificados con destino a la constitución y
ampliación de resguardos, de acuerdo a los estudios técnicos
realizados.

 Constitución o ampliación de resguardos con los predios adquiridos y


titulación de los baldíos ocupados en un plazo que no exceda de 4 años,
dado el inminente riesgo de extinción en que se encuentran estas
comunidades del pueblo Embera.

 Diseño previo e implementación de un programa de apoyo a la


instalación de las comunidades en los territorios identificados, que
incluya saneamiento y servicios básicos, vivienda e infraestructura
comunitaria.
4. Organización

4.1. Situación organizativa de la población


La población embera dispersa cuenta con formas organizativas básicas.

En el departamento de Caquetá, el que cuenta con mayor población embera


con mayor antigüedad de haber migrado de sus lugares de origen, los
diferentes asentamientos han mantenido su cohesión interna y mantienen viva
su lengua, su memoria histórica y gran parte de sus tradiciones. En esto ha
jugado como factor decisivo la pauta de poblamiento mediante familia extensa
y la conservación del liderazgo natural radicado en el jefe de la parentela. No
obstante, una vez formados los asentamientos y comenzado las gestiones para
la titulación de los resguardos, todos fueron adoptando el cabildo como forma
de organización, especialmente para la representación externa dado que los
jefes tradicionales mantienen en lo interno su liderazgo. Es así que en gran
medida los sistemas de control social son los tradicionales y, por tanto, no se
encuentran regulados por un acuerdo.

En general el cabildo como forma de organización reciente, acusa gran


debilidad debido a que no se tiene suficiente claridad sobre el papel que debe
cumplir como estructura representativa y las funciones de cada uno de sus
integrantes. Por lo general están constituidos por 5 integrantes, y es regla
general también que de éstos, uno o máximo dos, apropian y dinamizan la
gestión de sus respectivas comunidades. La comunidad de Honduras cuenta
con guardia indígena estructurada y cuando se considera necesario utilizan el
cepo como mecanismo de control social.

Todos los cabildos están registrados a nivel municipal, salvo el de La Pradera


que no es reconocido bajo el argumento de estar asentados en el casco
urbano, a pesar de ser una comunidad de zona rural que se encuentra
desplazada.

Por fuera del cabildo, sólo los asentamientos de La Libertad y La Pradera en


San Vicente del Caguán generan articulaciones entre sí y con otros grupos
indígenas y sociales del Municipio. Ambos participaron en el Primer Congreso
de Comunidades Indígenas del Norte del Caquetá, celebrado en febrero de
2011, una de las primeras iniciativas de organización municipal, y en la
conformación de la Asociación de Cabildos Indígenas de San Vicente del
Caguán – ACISC. Sin embargo, la inclusión de La Pradera no se ha podido
formalizar debido a la falta de reconocimiento de su cabildo. Además participan
en la Unión de Organizaciones Sociales, Agrarias, Ambientales, de Derechos
Humanos, Campesinas e Indígenas de San Vicente del Caguán – UNIOS, con
iguales dificultades por la representación de La Pradera, comunidad que
además tiene dificultades con las Juntas de Acción Comunal de la zona por no
querer hacer parte de éstas.
En el caso de los cabildos de Honduras, San Pablo, País Amazonia y La
Cerinda, éstos no se integran a otros espacios organizativos indígenas u
organizaciones sociales, lo cual los torna débiles para asumir la gestión de su
principal problemática relacionada con la tierra.

En el resguardo de San Pablo, por la tendencia a reproducir sus sistemas


tradicionales de producción, se presenten conflictos con vecinos o con
propietarios de predios adyacentes al resguardo.

En el Departamento de Meta, donde la mayoría de la población se deriva de los


primeros asentamientos del Caquetá, la situación organizativa es similar. Todos
los principales asentamientos rurales (La Julia, El Paraíso, San Antonio del
Chamí y Dokerá) conformaron sus cabildos a fines de los 90 o inicios de la
siguiente década y salvo el de Dokerá, los demás se encuentran debidamente
registrados en sus respectivos municipios.

El nivel organizativo de las comunidades San Antonio del Chamí y Dokerá es


fuerte a pesar de sus circunstancias particulares de estar los primeros
distribuidos en dos predios distantes uno del otro, y los segundos de habitar en
los márgenes del casco urbano de Granada en condiciones deplorables,
rodeados por colonos y Juntas de Acción Comunal. En ambos casos, las
comunidades se mantienen fuertemente cohesionada, para lo cual es factor
determinante que cuentan con jaibanás (dos en SACH) los cuales ejercen
como autoridades tradicionales y ejes centrales de la preservación cultural.

En los asentamientos del municipio de la Uribe, paradójicamente los dos


asentamientos con mayor antigüedad, su nivel organizativo es más débil
debido probablemente a que los asentamientos están conformados por más de
un tronco familiar, especialmente en el caso de La Julia donde se presentan
rivalidades entre éstos, tanto en aspectos culturales como políticos. En ambos
asentamientos los integrantes del cabildo cuentan con poco conocimiento
sobre los procesos organizativos y la responsabilidad se centra en unos pocos
líderes. En El Paraíso, cuenta también que el asentamiento reúne familias
llegadas con posterioridad a la fundación del asentamiento, que se encuentran
“arrimadas” en las casas de quienes adquirieron el predio. Juega también en
esta debilidad la falta de apoyo y reconocimiento que han tenido por parte de
las alcaldías municipales anteriores.

Ambas comunidades y también la de San Antonio del Chamí, se encuentran


organizando guardias indígenas para el cuidado del territorio, con algunas
dificultades en La Julia por las divergencias internas.

Como un esfuerzo organizativo adicional, los cabildos de La Julia y El Paraíso


están asociados en la Mesa Indígena de La Uribe, integrada además por dos
comunidades Nasa (Resguardo Planes Bajos y Parcialidad Candilejas) y una
Guambiana (Asentamiento Planes Altos). Esta mesa ha conformado un Comité
municipal de Derechos Humanos para promover la organización de las
comunidades de la región y la denuncia y exigibilidad de sus derechos. Las
mismas comunidades constituyeron una Asociación de Cabildos en marzo de
2010 y a fines de 2011 integraron la Junta Directiva. Esta Asociación aún no se
encuentra formalizada.

El asentamiento rural Bello Horizonte, en el municipio de Lejanías, no cuenta


con cabildo pero por tratarse de un tronco familiar cuentan con el liderazgo
tradicional, en la actualidad ejercido por hijo del jefe de la parentela, quién se
encarga de gestionar los asuntos de la comunidad. Hacia el exterior, se
articulan en torno a la Junta de Acción Comunal. Igual sucede con la familia
Onogama, asentada en Villanueva, Casanare, quienes, aparte de la
organización en familia extensa, no han desarrollado ninguna otra forma de
organización. En estos asentamientos solo los mayores hablan el embera
bedea y salvo el liderazgo tradicional por el jefe del tronco familiar, no practican
tradiciones propias.

Por su parte, los asentamientos urbanos de Granada, Villavicencio, Acacías y


otros, no cuentan con ningún tipo de organización, viven de acuerdo con las
dinámicas propias del lugar y no hablan embera bedea ni practican tradiciones
propias.

En la región del Magdalena Medio destaca la situación de la comunidad


Motordochaque de Puerto Boyacá, donde familias dispersas comenzaron a
agruparse en el año 2001 impulsadas por actores externos (un líder U’wa,
concejales, algunos alcaldes y otros), especialmente la alcaldía municipal como
condición para acceder a tierras. La iniciativa de agrupar a los embera
dispersos tuvo además que contar con el aval de los paramilitares que ejercen
control en la zona.

En el proceso de articulación fueron determinantes los liderazgos naturales de


los tres núcleos familiares. Luego de recibir de la Alcaldía un predio en
comodato en el año 2002, ésta las reconoce formalmente en el año 2004 como
Cabildo de la comunidad indígena Embera Katío- Chamí de Motordochaque.

El cabildo está constituido por Cabildo Mayor, Gobernador, Secretario,


Tesorero y Fiscal, en su totalidad integrantes de uno de los troncos familiares.
La comunidad cuenta además con Alguacil Mayor, Consejero Mayor, Consejera
Mayor, Consejero Juvenil y Jaibaná mayor. Al parecer cuentan con un
reglamento interno construido y discutido internamente e interiorizado en su
memoria pero no está escrito. Sobre la base de este reglamento se aplica
justicia, siendo central en el modelo el uso del cepo.

No obstante lo anterior, tanto el ejercicio del gobierno como de la justicia son


débiles, principalmente por las diferencias entre los troncos familiares,
presentándose una división que se manifestó el año 2011 cuando las familias
Dovigama se desplazaron al casco urbano de Puerto Boyacá. La intervención
de la alcaldía propició el retorno mediante acuerdos para mantener la
convivencia y unidad como condición para continuar beneficiándose con las
ayudas y un proyecto para la construcción de 34 viviendas. Sin embargo la
división prevalece y en enero 2012, a raíz del asesinato del jaibaná Apolinar
Dovigama, 12 familias se trasladaron progresivamente al municipio de Puerto
Salgar. Los líderes gestionaron ante las autoridades municipales para
reubicarse en el municipio, pero luego de dos semanas fueron obligados a
retornar a Puerto Boyacá mediante engaños y amenazas.

La comunidad Bianía de Mariquita inició el proceso de organización en 2008.


Ese año, bajo el liderazgo de Alirio Niaza, con experiencia de trabajo en la OIA
y la OREWA, conformaron su cabildo, el cual cuenta con el registro municipal,
al igual que la situación de desplazamiento en que se encuentran, por lo cual
participa en el Comité Municipal de Atención a la Población Desplazada. Sin
embargo, este cabildo, al igual que el de La Pradera en Caquetá y Dokerá en
Meta, no cuenta con el reconocimiento del Ministerio del Interior por la negativa
de esta institución a reconocer cabildos indígenas urbanos.

La Comunidad Dachi Drua, Santander, a pesar de la identidad común como


descendientes embera, su dispersión física en tres municipios, su condición de
trabajadores asalariados y la falta de apoyo y acompañamiento han sido
limitantes para impulsar un proceso organizativo y más aún para recibir un
tratamiento diferenciado por parte de las autoridades municipales.

El encuentro alrededor del Plan de Salvaguarda ha permitido que se geste una


iniciativa que se concreta en la reciente conformación del Cabildo Indígena de
la comunidad Dachi Drua.

Finalmente, la comunidad de Kugurudó, Bolívar, comenzó a organizarse en los


últimos años por estímulo de algunos líderes y maestros y también por presión
externa, y en 2008 conformaron su cabildo.

4.2. Prospectiva
A nivel general puede afirmarse que los asentamientos embera dispersos se
encuentran organizados y cohesionados alrededor de autoridades tradicionales
acordes con su pauta de poblamiento en familia extensa. Los procesos
organizativos para su relacionamiento externo, bajo la forma del cabildo, son de
reciente formación y por lo general son débiles por la poca formación de los
líderes y de la población en general sobre sus derechos, el papel que debe
cumplir el cabildo y las funciones de sus integrantes. También por el
desconocimiento del proceso histórico del movimiento indígena. El aislamiento
de las organizaciones de los principales núcleos poblacionales del pueblo
Embera del país, determina que estos asentamientos dispersos no hayan
construido una perspectiva común en procura de su fortalecimiento y
articulación como parte de este pueblo y la conquista de sus derechos.

La dinámica generada en torno a la construcción del Plan de Salvaguarda ha


sido un factor determinante para fortalecer las iniciativas que ya estaban en
curso y para darle proyección a la organización entre los diversos
asentamientos en cada departamento y, por qué no, con otros sectores
sociales con quienes comparten problemáticas.

En tal sentido es común la iniciativa de que el Plan de Salvaguarda asuma


como uno de sus ejes centrales, el fortalecimiento organizativo tanto hacia
adentro de cada asentamiento como en su entorno geográfico. Especialmente
se proyecta el apoyo a procesos de articulación en los departamentos de
Caquetá y Meta donde existen 7 y 8 asentamientos, respectivamente, y uno
regional que agrupe a los del Magdalena Medio.

Como parte de este proceso de fortalecimiento, surgieron iniciativas en torno a


la formación de líderes y el acompañamiento y capacitación a las comunidades
en derechos de los pueblos indígenas, la realización de intercambio de
experiencias con otras organizaciones de su mismo pueblo para la
recuperación y trasmisión de conocimientos y prácticas ancestrales, ley de
origen e historia del movimiento, y para el fortalecimiento y dinamización de la
justicia propia y de las guardias indígenas, donde éstas se encuentran en
formación.

Una necesidad común a los núcleos departamentales y regional, es la


formalización de los cabildos, donde estos aún no se encuentren registrados a
nivel municipal y el reconocimiento por el Ministerio del Interior para aquellos
constituidos por comunidades que en su totalidad se encuentran desplazadas
en cascos urbanos o en zonas rurales adyacentes (La Pradera, Caquetá;
Dokerá, Meta, Bianía y Dachi Drúa, Magdalena Medio), si es que en el corto
plazo no se resuelve su situación territorial.

Como iniciativas específicas, las comunidades asentadas en el municipio de La


Uribe (Meta) y San Vicente del Caguán (Caquetá), plantean el apoyo a la
consecución de una sede para los cabildos en las respectivas cabeceras
municipales, que además sirva como casa de paso para quienes deban salir a
gestionar asuntos comunitarios o de salud y como refugio transitorio ante
riesgos inminentes de violaciones a los DH, por ser ambas zonas de conflicto
armado.

4.3. Propuesta
El proceso de fortalecimiento organizativo debe concebirse paralelo a la
solución de la gran problemática territorial que afrontan los asentamientos, de
modo que puedan proyectar su pervivencia a largo plazo, especialmente en lo
que se refiere a la generación de alternativas económicas de vida y el
fortalecimiento y la proyección cultural.

Se desarrollará un proceso que a la vez que apalanque las iniciativas


organizativas en curso y su proyección a nivel departamental o regional y
nacional, impulse en las comunidades la construcción participativa de planes
integrales de vida y contribuya a la gestión de las necesidades para mejorar
sus condiciones de vida frente a los diversos ámbitos estatales competentes,
particularmente en la salud y la educación. El acompañamiento organizativo se
deberá realizar de manera intensiva durante los 3 primeros años y hacer
seguimiento al menos durante los dos años subsiguientes.

4.4. Acciones a desarrollar


 Asambleas por asentamiento para el análisis y profundización de
diagnósticos y proyección de soluciones a las principales problemáticas
en función de la construcción de planes integrales de vida. El primer año
se realizará al menos una asamblea cada dos meses para fortalecer la
cohesión interna, construir el plan de vida y generar y/o fortalecer
dinámica colectiva.

 Al menos dos encuentros departamentales al año de líderes y


autoridades para hacer seguimiento a los avances en la implementación
del Plan de Salvaguarda y al proceso organizativo departamental o
regional. En el caso de la comunidad de Kugurudó, Bolívar, se definirá
con ésta su articulación al proceso organizativo Embera del
departamento de Córdoba.

 Capacitación en derechos de los pueblos indígenas, fortalecimiento del


rol de las autoridades tradicionales y de la gestión de los cabildos y en
fortalecimiento de justicia comunitaria. La capacitación se hará en
diferentes momentos e instancias. El primer año, se realizarán al menos
6 talleres en el marco de las asambleas por asentamiento o previo a
éstas; al menos dos talleres de tres días para líderes y/o autoridades por
cada departamento, y un taller nacional con representación de todas las
organizaciones del pueblo Embera, para transmisión e intercambio de
conocimientos sobre DPI y gestión del Estado en relación con los DPI,
historia del movimiento indígena y proyección política del pueblo
Embera.Apoyo al diseño y ejecución de estrategias organizativas a ser
implementadas con niños y jóvenes

 Producción de materiales de capacitación y difusión sobre los DPI y la


situación de los asentamientos del pueblo Embera, en lo posible con
traducción al embera bedea.
 Acompañamiento profesional y asesoría jurídica permanente a la gestión
del Plan de Salvaguarda y de los requerimientos de las comunidades
frente a las diversas entidades estatales en materia de sus componentes
esenciales (tierra, salud, educación) y el reconocimiento, formalización y
asociación de cabildos y/o autoridades tradicionales.
5. Salud
5.1. La situación de la salud

La situación de salud de los asentamientos dispersos del pueblo Embera


constituye una de las prioridades a ser atendidas si de lo que se trata es de
garantizar la pervivencia física y cultural del pueblo en su conjunto.

Los pobladores que conforman los actuales asentamientos dispersos, en una


parte importante están inscritos en el Registro de Población Desplazada o en el
régimen subsidiado de salud, motivo por el cual teóricamente acceden
gratuitamente a la atención en salud.

Tabla 10
Afiliación al sistema de salud

Total Régimen Total


Depto. Comunidad %
Población Sub. Contr. Afiliados

Bolívar Kugurudó 120 44 0 44 36,67


Boyacá Motordochaque 160 141 0 141 88,13
Caquetá La Libertad No. 2 132 132 0 132 100,00
La Pradera 99 99 0 99 100,00
Honduras 141 141 0 141 100,00
San Pablo 53 53 0 53 100,00
La Cerinda 51 51 0 51 100,00
El Cedrito 26 26 0 26 100,00
País amazonia 47 47 0 47 100,00
Casanare Villanueva 39 10 29 39 100,00
Meta La Julia 65 65 0 65 100,00
El Paraíso 85 85 0 85 100,00
S. Ant. del Chamí 77 77 0 77 100,00
Bello Horizonte 15 15 0 15 100,00
Dokerá 50 50 0 50 100,00
Granada 26 26 0 26 100,00
Villavicencio 45 45 0 45 100,00
Otros municipios 28 S.D. 0,00
Santander Dachi drúa 93 84 4 88 94,62
Tolima Bianía 141 118 7 125 88,65
TOTAL 1.493 1.309 40 1.349 90,35

De acuerdo con las cifras que reporta el cuadro anterior, el 90% de la población
embera dispersa se encuentra adscrita al sistema de salud, porcentaje que
equivale a 1.349 habitantes. El 97% de éstos se encuentra en el régimen
subsidiado y el 3% en el régimen contributivo.
Las EPS en las que se encuentra inscrito el grueso de la población en el
Departamento de Meta son Capital Salud y CajaCopi EPS-S, y Caprecom y
ASMET EPS en el Caquetá. Las poblaciones de ambos departamentos
registran un cubrimiento total de afiliación al régimen subsidiado, aunque
algunos miembros del asentamiento Dokerá en Granada, reportan que no
disponen de carné que lo acredite.

Las cifras anteriores pueden parecer a simple vista como indicativas de un


buen estado de la atención en salud para esta población. La realidad dista
mucho de lo anterior. Los pobladores embera acusan grandes deficiencias al
punto que la falta de atención en salud se convierte en una grave amenaza a
su derecho a la vida. Sea lo primero advertir que los asentamientos La Julia y
el Paraíso se encuentran a una distancia del casco urbano de La Uribe de 3 y 2
horas en vehículo, respectivamente, y no disponen de ningún apoyo material
para su desplazamiento, lo que pone en riesgo la salud y la vida de personas
en situación de emergencia. Por su parte, los habitantes de La Macarena,
deben desplazarse hasta San Vicente del Caguán, distante a más de 4 horas
en vehículo y similar situación acusa el asentamiento Bello Horizonte en
Lejanías. En el caso de Dokerá, asentamiento cerca del casco urbano de
Granada, varios de sus integrantes no cuentan con el carnet respectivo y
además refieren problemas manifiestos de discriminación al momento de
demandar atención. Lo anterior es particularmente grave si se toma en cuenta
que esta población vive en pésimas condiciones de salubridad por estar
asentada sobre un relleno sanitario y las precarias viviendas carecen de todos
los servicios públicos. Son frecuentes las cortadas e infecciones por las
condiciones del terreno (vidrios y materiales punzantes enterrados) y los niños
sufren frecuentemente diarrea y fiebre y se presentan casos de desnutrición.
Por su parte, los asentamientos urbanos de Granada y Villavicencio tienen
serios problemas alimentarios por los bajos ingresos que perciben las familias.

En el Departamento de Caquetá, además de la falta de centros de salud en las


veredas cercanas al Municipio del Caguán y de vías y medios de transporte
hasta el casco urbano, se reporta una atención deficiente y problemas de
discriminación. Pero especialmente en este departamento gran parte de la
población embera, que se encuentra en situación de desplazamiento forzado,
vive en condiciones precarias que las hace particularmente vulnerables. Viven
en barrios de invasión (La Pradera, Honduras y País Amazonia), muchas de
ellas sin servicios sanitario y de disposición de basuras, y sin acceso a agua
potable y saneamiento básico en el caso de los asentamientos rurales (La
Libertad, Cerinda y San Pablo), lo que genera graves problemas de salud,
además de padecer enfermedades tropicales como el dengue, la fiebre amarilla
o la leishmaniasis. Por lo demás, la situación de pobreza extrema de estas
familias, determina que en su mayoría no tengan asegurada su alimentación y
presenten graves problemas de desnutrición.
Los asentamientos de la región del Magdalena Medio acusan condiciones
menos adversas y su población en conjunto registra una afiliación al sistema de
salud que alcanza casi el 90% de sus habitantes. Sin embargo, en el caso de
Mariquita, la mayoría de los vinculados al régimen subsidiado se encuentran
ubicados en el nivel 1 y algunos en el 2, por lo que para la atención deben
asumir copagos que no están en capacidad de sufragar. En el caso de Dachi
Drúa, donde el 95% de la población se encuentra afiliada al sistema, los
centros de atención se encuentran en los cascos urbanos a una o más horas
de distancia en carro, por vías de difícil tránsito y son centros de primer nivel
con precaria capacidad de atención.

El caso más grave es el de la comunidad Kugurudó del Sur de Bolívar. Sólo el


37% de la población se encuentra afiliada al régimen subsidiado y no hay
cobertura de ningún programa estatal y no estatal. Para la atención en salud
deben desplazarse hasta el municipio de Nechí, a cuatro horas de distancia, y
deben pagar la consulta. Una de las principales enfermedades que sufre esta
población es el paludismo, que ha proliferado con la actividad minera en la
zona. Se han presentado 7 muertes por falta de atención médica, entre ellos 5
menores de 6 meses por causas prevenibles o curables y 2 casos por cólera.

Además de lo anterior, la población dispersa en su conjunto cuenta con un alto


porcentaje de habitantes que por su edad presentan condiciones especiales de
vulnerabilidad, como son primera infancia, mujeres en edad reproductiva y
adultos mayores.
Tabla 11
Población vulnerable por rangos de edad

Departamento Comunidad Total P.I. M.E.R. A.M. Total %


Bolívar Kugurudó 120 20 23 6 49 40,83
Boyacá Motordochaque 160 23 27 6 56 35,00
Caquetá La Libertad 132 15 26 9 50 37,88
La Pradera 99 10 18 8 36 36,36
Honduras 141 25 43 6 74 52,48
San Pablo 53 6 9 2 17 32,08
El Cedrito 26 3 3 3 9 34,62
País Amazonia 47 8 7 2 17 36,17
La Cerinda 51 8 11 4 23 45,10
Casanare Villanueva 39 7 11 2 20 51,28
Meta La Julia 65 6 13 4 23 35,38
El Paraíso 85 6 19 10 35 41,18
Sn. Ant. Chamí 77 12 15 5 32 41,56
Bello Horizonte 15 4 3 1 8 53,33
Dokerá 50 2 9 4 15 30,00
Pobl. Urbana 26 1 4 0 5 19,23
Pobl. Urbana 45 5 10 2 17 37,78
Pobl. Urbana 28 1 5 0 6 21,43
Santander Dachi Drúa 93 10 17 9 36 38,71
Tolima Bianía 141 19 27 7 53 37,59
Total 1.493 191 300 90 581 38,91

La población en condición de vulnerabilidad por rangos de edad muestra una


tasa importante promedio del 38,9%, pero si se analizan algunos casos, ésta
tasa supera porcentajes del 40 y hasta del 50% como en los asentamientos de
Bolívar y Casanare; El Paraíso, San Antonio del Chamí y Bello Horizonte en
Meta, y Honduras y La Cerinda en Caquetá.

La característica común a todos los asentamientos rurales, distantes o


cercanos a cascos urbanos, es que ninguno cuenta con puesto de salud ni con
promotores. Asentamientos como Dokerá o los de La Uribe, cuentan con
promotor capacitado pero no ejercen o lo hacen sin ninguna vinculación al
sistema o tienen personas dispuestas para su formación (La Julia), pero
carecen de recursos para garantizar su asistencia a los cursos en las ciudades
donde estos se realizan.

Además de que carecen de condiciones mínimas de salud y de puestos


cercanos de atención, salvo los asentamientos cercanos a ciudades capitales
(Florencia, Mariquita, Villavicencio) todos los demás deben asistir a centros de
salud con precaria dotación y capacidad profesional, y en caso de requerir
atención de segundo o tercer nivel, carecen de recursos para su
desplazamiento y manutención y más aún para garantizar el acompañamiento
de un familiar y no reciben ningún apoyo económico de la EPS ni del Municipio,
a menos que medie acción de tutela.

Vale resaltar en este punto que la afiliación al sistema de salud mediante el


régimen subsidiado, en ningún caso reúne las características dispuestas en la
Ley 691 de 2001 en cuanto a afiliación colectiva como comunidad indígena ni
cuenta con el cubrimiento que la misma Ley ordena sobre POS adecuado
cultural y geográficamente, cubrimiento del No POS con recursos del Fosyga,
no copagos ni tasas moderadoras; subsidio alimentario a mujeres gestantes y
niños hasta 5 años, y menos aún con proyectos productivos para recuperación
nutricional, sistemas de comunicación, transporte y logística en zonas
indígenas o casas de paso para acompañantes e intérpretes en casos de
hospitalización y cirugía (2º y 3er. Nivel).

De todo lo anterior resulta que a pesar del porcentaje de afiliación de la


población embera dispersa, casi de manera contundente se podría afirmar que
carecen de atención en salud.

En las anteriores circunstancias la promoción y el cuidado de la salud debe


recaer sobre los propios agentes comunitarios, pero en este caso, por la
situación de dispersión en que se encuentran, la mayoría de las comunidades
han perdido sus prácticas y agentes tradicionales.

Solo los asentamientos de El Paraíso, Dokerá y San Antonio del Chamí en


Meta cuentan entre sus habitantes con Jaibaná, y en Motordochaque, Boyacá,
con un aprendiz, dado que el Jaibaná con quien contaban, fue asesinado a
principios de 2012. Esta comunidad además cuenta con partera que asiste
todos los partos en la comunidad. Los asentamientos Bianía y Dachi Drúa en
el Magdalena Medio, acuden con frecuencia a prácticas tradicionales de salud,
y los habitantes de Kugurudó, deben viajar hasta el Alto Sinú para recibir
atención del Jaibaná. Los demás asentamientos dispersos sólo acuden a la
atención de la medicina occidental, en las condiciones descritas anteriormente.

Muchos de ellos rechazan la figura y el papel del jaibaná, debido a que


conflictos entre éstos, fueron determinantes del desplazamiento o la migración
de sus territorios originarios.

5.2. Prospectiva
Dada la complejidad jurídica del actual sistema de salud y la aparente situación
favorable de la población por su vinculación mayoritaria al régimen subsidiado y
un profundo desconocimiento de sus derechos como pueblos indígenas y aún
como población en situación de desplazamiento, las propuestas de las
comunidades se encaminan a solucionar aspectos concretos como la inclusión
de todas las familias en RUPD para acceder a la atención en salud, la revisión
de las irregularidades en la afiliación y la construcción de puestos de salud. Las
comunidades que expresan contar con personas en capacidad de asumir como
promotores en salud (Bianía, Dokerá, La Julia), reclaman su vinculación al
sistema y las que carecen de ellas, reclaman la formación y vinculación de
promotores Embera (Kugurudó).

Todas las comunidades asentadas en espacios rurales, con o sin resguardo,


requieren con urgencia un medio de transporte para desplazarse al casco
urbano más cercano en casos de emergencia y, en general, garantizar la
realización regular de brigadas médicas preventivas y de atención en salud.

Una especial preocupación surgió con motivo de las actividades para la


construcción del Plan de Salvaguarda por recuperar y/o fortalecer
conocimientos y prácticas tradicionales de salud, independientemente de que
cuenten o no con Jaibaná, y también de proyectos productivos adecuados
culturalmente para superar las deficiencias alimentarias y superar los casos de
desnutrición.

5.3. Propuesta

La salud, como factor esencial para la supervivencia de los pueblos indígenas,


está asociada indisolublemente a la tenencia tranquila de un territorio en
calidad y cantidad suficiente, de modo que sus habitantes puedan desarrollar
todas sus prácticas productivas y culturales asociadas a la salud. En tal
dimensión el primer aspecto a considerar en este Plan para salvaguardar la
pervivencia física y cultural de los embera dispersos por la geografía nacional,
pasa por solucionar su problemática territorial en los términos y tiempos
propuestos que se demandan en el capítulo primero. Sin este componente
resultarán inútiles las propuestas en materia de asistencia en salud y
promoción de la medicina tradicional, pues no se habrán generado las
condiciones para que estas familias sean las principales promotoras de su
bienestar físico y espiritual.

En este capítulo, el primer componente a considerar para mejorar


sustancialmente el estado de la salud de la población embera dispersa, es el
de la seguridad alimentaria. Aunque los pobladores de los asentamientos
rurales se dedican básicamente a la agricultura, la falta de tierras productivas y
de apoyo a su productividad determina que no tengan garantizada su
alimentación y presenten signos importantes de desnutrición con el
componente de vulnerabilidad que esta situación adiciona a sus condiciones de
vida. Por ello resulta vital para estos asentamientos durante el proceso de
solución a sus derechos territoriales, la identificación de tierras fértiles
suficientes para generar una base alimentaria sólida y el apoyo especializado
para la recuperación y/o fortalecimiento de sus sistemas productivos
tradicionales, su adaptación a las condiciones ecosistémicas y económicas en
los que hoy están inmersos y la diversificación de fuentes nutricionales.

Paralelo a lo anterior, se requiere dotar a todas las comunidades de sistemas


de abastecimiento de agua potable y saneamiento básico tanto en los
asentamientos rurales como en los urbanos, para lo cual será necesario el
concurso de las administraciones municipales.

En el marco de lo dispuesto por la Ley 691 de 2001 sobre el sistema de


atención en salud para los pueblos indígenas, la propuesta se dirige a
garantizar su plena aplicación a esta población, de manera adecuada a sus
condiciones geográficas y culturales.

5.4. Acciones a desarrollar


a. Asistencia técnica y acompañamiento especializado para identificar,
promover y mejorar prácticas productivas con destino a la producción
sostenida y sostenible de alimentos. Durante el primer año, se deberá
brindar apoyo en terreno por lo menos con una visita mensual a cada
asentamiento para analizar el estado de la producción alimentaria y las
posibilidades de ampliación de la base productiva y las adecuaciones
tecnológicas que se requieran.

b. Agua potable y saneamiento básico


c. Atención en salud:

 Acompañamiento organizativo y jurídico a la gestión con las


administraciones municipales y las EPS de la afiliación colectiva de
los asentamientos indígenas en los términos de la Ley 691 de 2001,
involucrando la atención en todos los niveles y los componentes de
promoción y prevención adecuados cultural y geográficamente, que
incluya:

 Concertación de la ruta para la atención integral de la población de


cada asentamiento, en todos los niveles de atención y generación de
un instrumento común que facilite su aplicación.

 Construcción y dotación de puestos de salud en todos los


asentamientos distantes de los cascos urbanos y contratación de los
promotores disponibles por tales asentamientos o de terceros
mientras se forman sus propios promotores.

 Realización periódica de brigadas de salud a los asentamientos.

 Asignación de recursos precisos para sufragar gastos de


desplazamiento para situaciones de emergencia para el paciente y un
acompañante y para su estadía durante la atención de segundo y
tercer nivel en centros urbanos. De acuerdo con el volumen de la
población, dotar una ambulancia que pueda cubrir oportunamente las
emergencias para los asentamientos más distantes.

 Acuerdo sobre responsabilidades en materia de apoyo y seguimiento


a la atención en salud indígena en cada cabecera municipal y a nivel
departamental, y vinculación de personal indígena orientador y
traductor en los principales centros de atención.

 Asignación del subsidio alimentario a todas las mujeres gestantes y


todos los niños menores de 5 años.

d. Diseño e implementación de un programa nacional de formación de


promotores embera de la salud.

e. Diseño, formulación y aplicación de un programa metodológico y de


contenidos para apoyar la promoción, recuperación y/o fortalecimiento
de las prácticas medicinales propias del pueblo Embera, incluyendo
visitas de Jaibanás de otras regiones, impulso a la formación de huertas
de plantas medicinales.

f. Talleres de capacitación sobre el derecho a la salud de los pueblos


indígenas, al menos uno por cada asentamiento, dos para líderes a nivel
departamental y regional y dos más a nivel nacional sobre salud
indígena y el régimen se seguridad social en salud indígena, como base
para la articulación de los embera dispersos a las dinámicas nacionales
de concertación sobre el SISPI.

g. Integración de representantes de los asentamientos dispersos a los


comités de salud municipales y departamentales.

h. Producción de materiales de capacitación y difusión, al menos dos


cartillas, una sobre derecho a la salud de los pueblos indígenas y otra
sobre promoción, recuperación y/o fortalecimiento de las prácticas
medicinales propias del pueblo Embera.
6. Fortalecimiento de la identidad cultural y la educación
La Organización Nacional Indígena de Colombia, en los últimos años, viene
alertando insistentemente sobre el inminente riesgo de desaparición de los
pueblos indígenas de Colombia. Tal como lo ha planteado Luis Evelis Andrade,
la extinción de un pueblo indígena no es un acto meramente físico, ni exclusivo
de la violencia armada. La extinción cultural o el etnocidio es también una
forma de desaparición del pueblo. El inminente riesgo de desaparición cultural
de varios pueblos indígenas, constituye uno de los ejes centrales analizados
por la Corte Constitucional en el Auto 004 de 2009. Entre los pueblos que cita
expresamente la Corte cuya existencia cultural se encuentra seriamente
amenazada, está precisamente el pueblo Embera.

El conflicto armado que se desarrolla en sus territorios ancestrales y que los


sigue en los territorios donde se asientan luego de sus primeros
desplazamientos, la inseguridad alimentaria a que se encuentran sometidos
con los consecuentes derivados de desnutrición y afecciones a la salud, y la
sistemática desatención de su problemática, constituyen los principales riesgos
que amenazan su existencia física. Pero además de esto, la Corte llama la
atención sobre el riesgo de desaparición cultural derivada de los procesos de
desterritorialización y desintegración social y cultural a que se ven sometidos,
tanto en lo individual como en lo colectivo. Afirma la Corte: Por sus secuelas
destructivas sobre el tejido étnico y cultural de estos grupos, el desplazamiento
forzado genera un claro riesgo de extinción, cultural o física, de los pueblos
indígenas. Los que ya estaban en riesgo con anterioridad al impacto del
conflicto armado, se acercan al fin; los que no, entran en la categoría de alto
riesgo de extinción cultural y física.” (Auto 004 de 2009, pag. 12) Es por ello
que la ONIC insiste en que la desterritorialización es la pérdida no solo de un
espacio de supervivencia física sino la del espacio de integración socio-cultural
como elemento distintivo para la existencia de un pueblo indígena.

Lo anterior se puede verificar en la situación que acusa la población embera


dispersa por la geografía nacional a causa de factores estructurales en sus
territorios ancestrales.

6.1. La situación cultural de los asentamientos dispersos


Si bien uno de los rasgos culturales característicos de los embera es la
movilidad territorial, su dispersión geográfica es un fenómeno que se desata
con particular énfasis en las zonas donde se desarrolla la violencia armada,
iniciada en los años 60. Paralelo con la violencia armada, el pueblo Embera y
gran parte de sus territorios ancestrales para entonces no titulados son objeto
de la presión por diversos intereses económicos o políticos por su ubicación
estratégica. Desde entonces y hasta el presente sus territorios son
considerados espacios para la expansión de proyectos económicos, legales e
ilegales y para la guerra.
La historia común de los 4 pueblos que hoy forman parte de la nación embera
(Katío, Chamí, Eperara Siapidara y Dobidá), originarios de la región del rio San
Juan en zonas limítrofes entre los departamentos de Risaralda y Chocó, en las
últimas décadas los ubica en 18 departamentos del país, entre éstos en
asentamientos aislados en los departamentos de Bolívar, Boyacá, Caquetá,
Casanare, Meta, Santander y Tolima.

La desterritorialización de las familias embera dispersas en estos


departamentos ha generado un proceso de integración forzada y desigual con
la sociedad mayoritaria, con graves repercusiones sobre su integridad cultural.

Después de 8, 15 y hasta 20 o más años de asentamiento en lugares fuera de


sus territorios ancestrales, y en muchos casos en centros urbanos en condición
de desplazados, sin posibilidades de retorno y sin ninguna atención por parte
de instituciones estatales o privadas, se observan claros signos de cambio y
desintegración cultural. La ruptura de la transmisión cultural, especialmente de
la lengua es notoria en las generaciones de niños y jóvenes que han crecido
fuera de sus territorios en condición de marginalidad y de enajenación cultural.
Las nuevas generaciones en un alto porcentaje han crecido en el jornaleo en
lugar de las faenas económicas tradicionales o en la prestación de servicios
domésticos en el caso de las mujeres o en el comercio informal, actividades
que no solo los integra a la sociedad mayoritaria sino que implican su
asimilación en condiciones de subordinación.

La situación de permanente vulneración de sus derechos y la falta de atención


diferencial enmarcada en los referentes culturales y en el sujeto colectivo
durante períodos prolongados, además de reforzar los patrones etnocentristas
y excluyentes de la sociedad dominante, puede implicar la “normalización” de
tal condición en las nuevas generaciones, con el consecuente efecto de falta de
iniciativa para impulsar procesos de reflexión, de resistencia o reclamación y de
dinamización cultural y colectiva.

Uno de los factores determinantes en los procesos de aculturación es la


inexistencia de procesos educativos adecuados culturalmente y la vinculación
de un alto porcentaje de niños embera al modelo educativo que se imparte en
escuelas oficiales. De los 19 asentamientos dispersos en estos departamentos,
ninguno cuenta con proceso de educación propia ni con maestros formados
para la enseñanza en idioma propio. Solamente en el caso de La Macarena,
en uno de los predios que ocupa la comunidad San Antonio del Chamí, se
impulsa un proceso de fortalecimiento cultural que pasa por la existencia de
proyecto educativo con escuela y maestro embera. Los demás asentamientos,
incluidas las familias de la Macarena que ocupan el otro predio, no cuentan con
escuela, o no cuentan con maestro embera (La Uribe) por lo que no tienen
opción diferente que acceder a la escuela más cercana.
Tanto las comunidades dependen de la oferta educativa estatal que se imparte
a la población del respectivo municipio. Además de ello, el acceso a dicha
escuela presenta grandes dificultades para la población rural por las distancias
que implican para los alumnos. Solo las comunidades de La Julia y el Paraíso,
San Antonio del Chamí en uno de sus predios, La Libertad y La Cerinda
cuentan con escuela en sus sitios de asentamiento, pero estas se encuentran
en muy mal estado, no cuentan con las condiciones básicas sanitarias, ni
disponen de materiales educativos. Todos los demás asentamientos deben
acudir a las escuelas de las veredas cercanas y en la mayoría de los casos
deben sufragar los costos de la educación.

El acceso a la educación básica oficial es menos restringido para los


asentamientos urbanos, pero en su mayoría deben sufragar los gastos que
esto representa y además es factor decisivo para que las nuevas generaciones
asuman la vida urbana. Esto incide de manera directa en los niveles de
escolaridad de la población entre 5 y 14 años. La desescolarización alcanza un
porcentaje general cercano al 20%, pero se evidencia en porcentajes elevados
para los asentamientos rurales.
Tabla 12
Nivel de escolaridad
Población
No
Departamento Comunidad 5 a 14 %
escolarizada
años
Bolívar Kugurudó 35 25 71,43
Boyacá Motordochaque 58 14 24,14
Caquetá La Cerinda 15 11 73,33
El Cedrito 9 0 0,00
Honduras 27 0 0,00
San Pablo 17 8 47,06
País Amazonia 14 0 0,00
La Libertad 51 15 29,41
La Pradera 52 4 7,69
Casanare Flia. Onogama 6 1 16,67
Meta Dokerá 13 0 0,00
La Julia 22 0 0,00
El Paraíso 30 4 13,33
Bello Horizonte 2 0 0,00
Sn. Ant. Chamí 23 0 0,00
Granada 12 0 0,00
Villavicencio 15 0 0,00
Otros mpios. 10 0 0,00
Santander Dachi Drúa 31 8 25,81
Tolima Bianía 46 6 13,04
Total 488 96 19,67
Las deficiencias en el acceso a la educación de esta población se reflejan
también en los niveles de analfabetismo, medidos en la población adulta, que
entre los embera es la que supera los 15 años de edad. Como en la medición
anterior, el porcentaje global de analfabetismo supera el 27%, pero en los
asentamientos rurales supera el 30% y algunos llegan a superar el 50% o más
del total de su respectiva población.
Tabla 13
Nivel de analfabetismo
Adultos
Pobl.
Departamento Comunidad más de %
Analfabeta
15
Bolívar Kugurudó 60 50 83,33
Boyacá Motordochaque 75 39 52,00
Caquetá La Cerinda 28 6 21,43
El Cedrito 14 6 42,86
Honduras 89 25 28,09
San Pablo 30 0 0,00
País Amazonia 25 9 36,00
La Libertad 66 0 0,00
La Pradera 37 13 35,14
Casanare Flia. Onogama 26 8 30,77
Meta Dokerá 35 0 0,00
La Julia 37 10 27,03
El Paraíso 49 10 20,41
Bello Horizonte 9 0 0,00
Sn. Ant. Chamí 42 13 30,95
Granada 13 3 23,08
Villavicencio 25 0 0,00
Otros mpios. 17 0 0,00
Santander Dachi Drúa 52 20 38,46
Tolima Bianía 76 9 11,84
Total 805 221 27,45

En la historia del pueblo Embera, la educación originalmente en poder de la


iglesia católica, se constituyó en uno de los más importantes escenarios para
aprender la sumisión y la reducción cultural. Las primeras instituciones
educativas tenían por objeto explícito la asimilación cultural, particularmente
mediante la conversión del “salvaje impío” en cristiano bautizado.

Pese a los significativos pasos dados por el movimiento indígena en los niveles
regionales y nacional en materia de educación indígena propia, y al
reconocimiento constitucional de los derechos de los pueblos indígenas, la
inexistencia o deficiencia de establecimientos educativos en los territorios
indígenas y los contenidos y la calidad de la educación, continúan siendo un
factor determinante de aculturación o exterminio cultural y de la exclusión que
padecen los pueblos indígenas. Con mayor razón, los asentamientos embera
dispersos evidencian situaciones de discriminación, estigmatización e incluso
agresión por su identidad indígena y por ser desplazados, aspecto que
contraría abiertamente el derecho a la educación.

Si bien ya se ha referido que buena parte de los asentamientos dispersos


conservan importantes rasgos de la identidad cultural, también se ha
mencionado como otros asentamientos viven un acelerado proceso de
aculturación o de desintegración cultural, lo cual está asociado a las
condiciones de la educación.

A excepción de los asentamientos en Puerto Boyacá y Bolívar, y Dokerá y San


Antonio de Chamí en Meta, los demás están fuertemente articulados a
dinámicas kapunía y se encuentran en proceso de pérdida del idioma. El
mestizaje con población no embera residente en sus nuevos lugares de vida,
es uno de los factores que inciden en tal proceso, especialmente en los casos
de unión entre mujer embera y hombre kapunía quienes perciben el embera
bedea como “hablar feo” y prohíben enseñarlo a sus hijos. Es el caso de varios
asentamientos cercanos a cabeceras municipales, como Bianía, Dachi Drúa,
Villanueva, los asentamientos de La Uribe y otros en Caquetá. En estos
asentamientos el conocimiento del emberabedea se reduce a personas
mayores y éstas limitan su uso en el espacio estrictamente habitacional, por lo
que los descendientes en el mejor de los casos lo entienden pero no lo hablan.

Paralelo al desuso de la lengua propia y a los factores descritos relacionados


con la educación formal, se presenta en los asentamientos dispersos la
interrupción del proceso de generación y transmisión de conocimientos
tradicionales. El proceso de desterritorialización determina que gran parte de
sus conocimientos pierdan vigencia y entren en desuso. El territorio y sus
recursos son fuente de tales conocimientos y a su vez el manejo de aquellos
los demandan. De esta manera, saberes asociados al territorio, como las
plantas medicinales o la producción y utilización de determinados recursos
alimentarios, están en la memoria de los que salieron del territorio ancestral
pero no se practican ni se transmiten en los nuevos sitios de asentamiento.

Ligado también al territorio se evidencia la pérdida progresiva de los sistemas


productivos tradicionales y la sustitución paulatina de la cultura de
autoabastecimiento y de intercambio por el modelo de mercado y consumo que
caracteriza a las regiones donde tienen asiento. Se consume lo que se compra,
no lo que se cultiva. El maíz, el plátano o el pescado, por ejemplo, productos
principales de la dieta alimentaria embera, casi desaparecen de ésta o se
adquieren y a precios elevados.
Aunque la mayor parte de los asentamientos rurales mantiene prácticas
agrícolas y en algunos casos la cría de especies menores, solo en contadas
excepciones se practica la caza o la pesca, pues debido a la carencia de
territorio se ven obligados a convertirse en trabajadores asalariados, en
muchos casos en condiciones de explotación.

En el caso de los asentamientos urbanos se evidencia además la


transformación de la familia extensa como unidad de producción a la familia
nuclear como unidad de rebusque. Obligados a procurarse los recursos que
demanda la vida en la ciudad, los integrantes de la familia en su conjunto
deben generar ingresos, regularmente en condiciones de marginalidad y
explotación, pues su aporte es vital dentro de la nueva economía familiar. En
algunos casos los adultos mayores participan de esta dinámica vinculándose a
labores como el reciclaje o el comercio informal en las calles de los centros
urbanos donde viven en la actualidad.

6.2. Prospectiva
Territorio y cultura son dos elementos íntimamente ligados para los pueblos
indígenas, pues el territorio es la base fundamental para la pervivencia del
pueblo tanto en lo físico como en lo cultural. En este sentido, las acciones de
salvaguarda del sujeto cultural pasan por resolver la desterritorialización que
viven estos asentamientos dispersos. En relación con esta crítica situación las
propuestas de las comunidades comprenden en su abanico el retorno en unos
casos, la reubicación en otros, a la dotación de un territorio que les permita
consolidar y proyectar los asentamientos actuales, tal como se propone en los
capítulos precedentes. Sin la resolución del problema territorial, no es factible
abordar con éxito la salvaguarda de su existencia cultural.

No obstante existen situaciones que no dan espera, cuya solución debe


proyectarse paralelo a lo anterior. Todas las comunidades son conscientes que
uno de los grandes desafíos para la recuperación cultural es la implementación
de un modelo educativo propio en el menor tiempo posible. Las comunidades
reclaman un programa exclusivo para la capacitación de maestros indígenas,
así como capacitaciones desde la cosmovisión embera para la construcción
tradicional de escuelas, garantizando que todas las comunidades cuenten en
su territorio con su escuela propia con maestro bilingüe. También consideran
necesaria la capacitación y dotación de sistemas virtuales vinculados a la
educación. Las comunidades manifiestan como una prioridad garantizar la
educación hasta la culminación del bachillerato y el acceso a la educación
superior. Para esto último reclaman facilidades de acceso a los fondos
departamentales para estudios superiores.

Con respecto al fortalecimiento cultural, las propuestas se dirigen a la


recuperación y transmisión de conocimientos tradicionales, especialmente
enlazado este proceso con la salud, y reclaman espacios a nivel municipal y
departamental para dar a conocer los procesos culturales de los embera y a
nivel nacional realizar intercambio con los pueblos y organizaciones de sus
territorios de origen. También plantean la capacitación para perfeccionar sus
artesanías y su incorporación en otros productos (textiles).

Por su parte, los jóvenes de algunas comunidades reclaman la implementación


de espacios de articulación para ellos y para la recuperación del idioma entre
niños y niñas. Tales demandas exigen de las autoridades y líderes la definición
de estrategias de cara a las nuevas generaciones que vienen creciendo sin
memoria de su condición étnica, en situación de desterritorialización y de
aculturación.

6.3. Propuesta
Los pueblos indígenas, a través de la Comisión Nacional de Trabajo y
Concertación de la Educación para los Pueblos Indígenas (CONTCEPI) se han
propuesto como reto reemplazar la educación oficial interesada en imponer
otros valores, por una educación que fortalezca la identidad y el sentido de
pertenencia: Cuando hablamos de educación propia entendemos aquella
educación donde aprendemos a ser indígenas Sikuani, Wayuu, Tule, Nasa,
Embera, Witoto, Wiwa, Curripaco, Pijao, Zenú y todo ser indígena en general...

En tal dimensión la educación debe enmarcarse en los procesos culturales, de


respeto a las autoridades propias y a la madre tierra, dentro de los principios de
territorio, autonomía y cultura que orientan a los pueblos indígenas. En esta
dirección, se viene construyendo el Sistema Educativo Indígena Propio (SEIP)
entendido como el conjunto de procesos que recogen el pasado, antepasado y
presente de los pueblos, las cosmogonías y los principios que los orientan,
proyectando un futuro que garantice la permanencia cultural y la pervivencia
como pueblos originarios. (Perfil CONTCEPI, 2009:25)

Con mayor razón los asentamientos dispersos, por el riesgo de extinción


cultural en que se encuentran, deben acceder a un modelo de educación
propia, cuya construcción no da espera. En este sentido, el Plan de
Salvaguarda contempla los elementos necesarios para que el pueblo Embera
cuente con un proyecto educativo propio, incluyendo los mecanismos
adecuados para garantizar como mínimo la educación básica primaria en sus
propios territorios y en lo posible también la educación secundaria y media y,
de no ser posible esto último, el acceso en condiciones adecuadas económica,
geográfica y culturalmente en las cabeceras más cercanas a sus territorios.

Para ello, se propone la estructuración y ejecución de un proceso para la


construcción del proyecto educativo embera, la formación de maestros embera,
la construcción o la adecuación de establecimientos educativos en los
territorios de estas comunidades y las garantías para el acceso y permanencia
de los estudiantes y de los maestros embera que se formen.
Mientras el proyecto educativo se construye es indispensable que se generen
condiciones en las escuelas donde actualmente acuden para que no sean
objeto de discriminación y, al contrario, puedan asumirse como un período de
transición hacia el proyecto educativo propio. En este sentido es necesario
desarrollar actividades de capacitación con los maestros actuales, a fin de que
comiencen a incorporar elementos de atención diferencial a esta población.

Con relación a la población adulta se propone el diseño e implementación de


un programa de alfabetización y capacitación acorde a las particularidades de
la población beneficiaria.

Por último, se propone el desarrollo de un proceso de recuperación y


fortalecimiento cultural, contemplando acciones dirigidas a promover el uso de
la lengua maternay las prácticas tradicionales que han entrado en desuso; la
reapropiación y difusión de las expresiones culturales, tanto en lo simbólico
como en lo material y realizar ejercicios colectivos de recuperación de la
memoria histórica.

6.4. Acciones a desarrollar

a. Proyecto Educativo Embera


 Diseño e implementación de un proceso para la construcción de
proyectos educativos propios de acuerdo al contexto, las
particularidades poblacionales y a la situación de escolaridad de
cada comunidad. El proyecto será concertado entre los
asentamientos a nivel departamental o regional y consolidado a nivel
nacional para su ejecución paralela y coordinada.

 Diseño e implementación de un programa nacional de formación de


maestros embera y su posterior vinculación con garantías de
permanencia en los centros educativos de las comunidades.

 Construcción de escuelas adecuadas culturalmente y adecuación y


mejoramiento de las que actualmente existen. Para el caso
específico de la comunidad de San Antonio de Chamí, es necesario
la adecuación de la escuela con que cuentan en uno de los dos
predios que ocupan (Maloka San Antonio) para que pueda recibir
como internos a los alumnos que viven en el otro predio (Caño Azul),
distante a dos horas por camino de herradura.

 Diseño y producción de materiales pedagógicos acordes con el


modelo educativo que se defina.

 Condiciones adecuadas de alimentación escolar y otras que se


identifiquen para garantizar la participación y permanencia de los
niños y jóvenes en las escuelas.
b. Solución a problemática educativa actual
Mientras se satisfacen a cabalidad los anteriores puntos, en conjunto los
equipos de apoyo identificarán las falencias educativas actuales y apoyarán la
gestión de las comunidades con los entes competentes a nivel local,
departamental y nacional para la solución inmediata de las mismas,
comprendiendo:

 Diseño e implementación de un programa de capacitación de los


maestros de las escuelas a las que actualmente asiste la población
embera y garantizar apoyo y acompañamiento para la adecuación
de las dinámicas y contenidos educativos. Esta capacitación deberá
incluirse como criterio para el escalafón, a manera de incentivar a los
maestros.

 Diseño y producción de materiales audiovisuales para la educación


formal y no formal y de cartillas para complementar la educación
formal mientras se construye e implementa el modelo educativo
propio.

 Dotación de las comunidades con medios virtuales para la educación


y la comunicación y capacitación en la materia.

 Garantías de acceso a la educación superior para los bachilleres


mediante la flexibilización de los requisitos para acceder a cupos y a
becas a nivel departamental y nacional.

 Diseño e implementación de un programa de alfabetización y


capacitación de población adulta, adecuado a la disponibilidad de
tiempo de esta población y a sus necesidades específicas de
formación.

c. Fortalecimiento de identidad cultural


 Programación en cada comunidad de actividades comunitarias con
todas las familias para promover el uso de la lengua materna, las
prácticas tradicionales y la recuperación de memoria. Estas
actividades se deberán realizar los días previos o posteriores a las
asambleas bimestrales consideradas para el fortalecimiento
organizativo.

 Diseño e implementación de un programa dirigido a la articulación de


los jóvenes en cada asentamientos y entre los diversos
asentamientos a nivel departamental y nacional.

 Realización de encuentros anuales, tipo festival cultural, tanto a nivel


departamental como a nivel nacional, para la promoción de las
expresiones culturales del pueblo Embera en danza, música y canto,
tejido y otros.

 Apoyo a la producción artesanal y capacitación para el


perfeccionamiento de diseños de las artesanías y su incorporación
en otro tipo de producción (textil, cuero).
7. Derechos humanos fundamentales y derecho internacional
humanitario

7.1. La situación y afectaciones de los asentamientos dispersos


Dada la situación que ya se ha explicitado en la primera parte de este plan, la
población embera dispersa es toda afectada gravemente por el conflicto
armado y el desplazamiento forzado. En las regiones y territorios que ocupan
actualmente se desarrolla el conflicto armado que azota el país con gr aves
afectaciones a su existencia. Las violaciones a los DDHH e infracciones al DIH
por parte de los actores armados legales e ilegales es sistemática y la
presencia estatal se reduce a la Fuerza Pública, mientras los organismos
encargados de la protección de derechos humanos como la Defensoría del
Pueblo y las personerías municipales, así como los llamados garantizar
condiciones de vida de la población, como el Ministerio del Interior, entre otros,
no tienen ningún tipo de presencia ni acuden frente a los llamados de denuncia
para la verificación de la situación o el acompañamiento o apoyo a la población.

Como se ha hecho notar, los asentamientos embera dispersos en general no


reciben asistencia humanitaria ni los otros apoyos a los que por ley tienen
derecho, y carecen de la información necesaria para la exigencia de garantías
a sus derechos fundamentales individuales y colectivos como pueblos
indígenas.

El conflicto armado se mantiene con fuerza en los territorios donde se


encuentran asentadas las comunidades de La Julia y El Paraíso (La Uribe),
San Antonio de Chamí (La Macarena) y Bello Horizonte (Lejanías), Meta; y en
San Vicente del Caguán, Caquetá. A pesar de los intensos operativos militares
que se desarrollan en esas zonas, se mantiene la presencia y movilidad de las
FARC. La siembra de minas anti personas es permanente como estrategia
para contener la ofensiva de la Fuerza Pública con el peligro inminente para la
población. El aumento de presencia de la Fuerza Pública para recuperar el
control del territorio, ha traído graves consecuencias sobre la seguridad e
integridad de la población que se encuentra en medio de las partes en conflicto.

En similar situación se encuentra la población de Kugurudó en el Sur de


Bolívar, que aunque no reporte muchas situaciones de vulneración a sus
derechos humanos o infracciones al DIH, se encuentra en situación de alta
vulnerabilidad no solo por el conflicto armado sino además por el avance de la
explotación minera en la región del río Caribona en los últimos 4 años, con
graves impactos sobre el ambiente y la salud, la vulneración de sus derechos
colectivos al territorio y a la autonomía, y el riesgo inminente de que se desaten
o incrementen acciones de violencia.

En todas estas regiones, es urgente la presencia civil del Estado para


acompañar y verificar el respeto de los DDHH y garantizar medidas de
prevención de violaciones. En varias de las zonas afectadas por el conflicto,
particularmente en los casos de La Uribe, las comunidades han reclamado el
acompañamiento humanitario, pero la Defensoría del Pueblo manifiesta no
contar con presupuesto para otorgarlo. El Estado en su conjunto y en particular
las instituciones competentes en materia de protección de derechos humanos,
deben asumir la responsabilidad de vigilar con especial atención el
comportamiento de la Fuerza Pública en territorios indígenas y garantizar
investigaciones y sanciones por los hechos cometidos por sus integrantes.

Por su parte la Presidencia de la República a través de su dependencia


encargada, debe establecer mecanismos de coordinación y seguimiento para el
reconocimiento y caracterización de estas poblaciones dispersas, actualmente
en peligro de exterminio físico y cultural. Se debe hacer énfasis en la población
desplazada ubicada en centros urbanos, pues el impacto cultural que este
desplazamiento tiene es mucho más fuerte y mayor el riesgo de desintegración
cultural.

Además de la vulnerabilidad en que se encuentran estas poblaciones, se


presentan casos que exigen reparaciones individuales o familiares:

- La comunidad de Bianía, Tolima, en el período comprendido entre los


años 1995 y 2008 ha sido víctima de 5 homicidios, una desaparición y
una mina anti persona, en hechos atribuidos tres a la guerrilla y tres a la
AUC. Todos los hechos fueron denunciados y solo por 2 han obtenido
reparación las respectivas familias. El 39% de su población no está
incluido en el RUPD. El 61% que sí está registrado no ha accedido a
ayuda humanitaria por parte del Estado.

- La comunidad de Dachi Drúa de Santander, en el período comprendido


entre los años 1988 y 2011 ha sido víctima también de 4 homicidios, 5
desapariciones y una mina anti persona. De estos hechos uno se
atribuye a la guerrilla (desaparecido) y dos a los paramilitares (homicidio
y desaparición). De los hechos restantes, no se sabe su autoría. Sólo
dos de estos hechos fueron denunciados y por uno de los homicidios la
familia de la víctima obtuvo reparación. Se está a la espera de la
reparación de otros tres y orientación en el caso de las 4 desapariciones.
Esta población, salvo algunas personas aisladas, no se encuentra en el
RUPD y no han recibido ningún tipo de ayuda humanitaria.

- El asentamiento actual en Villanueva, Casanare, fue desplazado de La


Julia por el homicidio su autoridad tradicional, Misael Onogama, por
parte de las FARC. La comunidad no denunció los hechos y no se
encuentra en el RUPD. Por tanto, no recibe ningún tipo de ayuda
institucional y aunque no presentan quejas en el marco de DDHH o DIH
por estar ubicados en la cabecera municipal, es urgente su reubicación.
- En el período comprendido entre los años 1986 y 2002 la comunidad de
Motordochaque, Puerto Boyacá, ha sido víctima de 4 homicidios y dos
desapariciones, en hechos atribuidos a la guerrilla (dos homicidios), a
los paramilitares (un homicidio y las dos desapariciones) y a la Fuerza
Pública (un homicidio). Sólo dos de estos hechos fueron denunciados y
por ninguno han reclamado reparación. El 74% no se encuentra en el
RUPD. Aunque no reportan violaciones a los DDHH ni infracciones al
DIH en el sitio de asentamiento actual, algunas familias de uno de los
troncos familiares que conforman este asentamiento han intentado en
vano retornar a sus lugares de origen y requieren reubicación.

- La Comunidad Kugurudó, Bolívar (Quebrada Arizá) ha sido víctima de


dos homicidios, uno de ellos atribuido a la Fuerza Pública como “falso
positivo”, habiendo sido desaparecido el cadáver de la víctima. Solo el
último fue denunciado y no han recibido ninguna reparación. .

- Comunidad Bello Horizonte, Lejanías, reporta el homicidio del líder de la


comunidad Luis Eduardo Yagarí, el cual fue denunciado y se encuentra
en la base de datos de Acción Social, pero no se ha recibido ningún tipo
de reparación por parte del Estado y no se encuentran registrados en el
RUPD, por lo cual no han recibido ayuda humanitaria. La comunidad de
La Pradera, Caquetá, registra dos desplazamientos masivos en el
período comprendido entre 1975 y 1990 y uno más, definitivo, en el año
2004, desde cuando se encuentran en el casco urbano de San Vicente.
Una de las familias adscritas a la comunidad que se encuentra en zona
rural, vive cotidianamente los combates entre la guerrilla y la fuerza
pública, ametrallamientos desde helicópteros, amenazas y bloqueo de
alimentación, requisas y abusos por parte del Ejército. Hace un año, se
registró el asesinato de un indígena y en los últimos meses una persona
fue amenazada, por lo cual se desplazó a la cabecera.

- La Comunidad de La Cerinda, Caquetá reporta dos homicidios y una


desaparición forzada en el período comprendido entre 2000 y 2011,
hechos que fueron denunciados pero no reparados. Ninguno de sus
habitantes se encuentra inscrito en el RUPD.

7.2. Prospectiva
Los representantes de los asentamientos dispersos identifican como una
necesidad urgente la verificación de las situaciones particulares de violaciones
a DDHH e infracciones al DIH en las zonas donde se desarrolla el conflicto
armado, con participación de los organismos de Derechos Humanos, como
base para la definición de un plan de atención con enfoque diferencial
orientado a la prevención del desplazamiento y de violaciones de DDHH e
infracciones al DIH a ser implementado por el Ministerio del Interior bajo el
acompañamiento y supervisión de las instituciones competentes a nivel
municipal y regional (Personerías, Procuraduría Regional y la Defensoría
Regional) en su calidad de garantes de sus derechos fundamentales. Como
parte de esta estrategia, piden involucrar la presencia en los territorios
afectados de organismos humanitarios y otras instituciones gubernamentales y
establecer canales de comunicación con la Fuerza Pública para el respeto
irrestricto de los derechos de los pueblos indígenas, de modo que sus acciones
no constituyan un riesgo mayor para su vida, libertad e integridad cultural.
También reclaman capacitaciones en DDHH y DIH a las comunidades para
crear mecanismos de denuncia y visibilización de su situación y demandan
apoyo para realizar intercambios de experiencias para la construcción de
estrategias de resistencia y autoprotección, implementación y/o fortalecimiento
de la guardia indígena en los asentamientos en que se gesta esta iniciativa (La
Julia, El Paraíso y San Antonio de Chamí), conformación de una red de apoyo
con otras organizaciones indígenas y con organizaciones no gubernamentales
para definir mecanismos y canales de comunicación en materia de exigibilidad
y denuncia.

7.3. Propuesta
Para que las propuestas de estas comunidades puedan ser implementadas
efectivamente en pos de sus derechos a la verdad, justicia, reparación y
garantía de no repetición, se requiere:

a. Acompañamiento organizativo y asesoría jurídica especializada.

Este acompañamiento deberá estar a cargo de la ONIC y tiene por finalidad


que las comunidades puedan tramitar sus reclamaciones ante el Estado y
definir los mecanismos a implementarse en cada caso para la prevención del
desplazamiento y de las violaciones a los derechos humanos e infracciones al
DIH, tarea que se deberá desarrollar en conjunto con la Defensoría del Pueblo.
Específicamente deberá contar con el acompañamiento y asesoría para:

 Incorporar la totalidad de la población en estos asentamientos dispersos


al registro de población afectada por el desplazamiento bajo los nuevos
parámetros establecidos en el D.L. 4633 DE 2011 para su debida
atención y para que pueda obtener las reparaciones a que tiene
derecho.

 Tramitar las reparaciones individuales y familiares y hacer seguimiento


hasta su completa culminación.

 Apoyar la gestión de las comunidades y organizaciones con las


autoridades nacionales competentes para la definición de la estrategia
de prevención del desplazamiento y de violaciones de DDHH e
infracciones al DIH y de atención integral en los casos que se presenten.
 Apoyar la gestión de las comunidades y organizaciones con las
autoridades municipales y regionales de mecanismos específicos de
protección y de atención en casos de emergencia, enmarcados en la
estrategia de prevención definida con las autoridades nacionales.

 Apoyar las acciones de denuncia y reclamación de nuevas violaciones a


los derechos humanos.

 Hacer seguimiento a los procesos de investigación que se inicien con


motivo de las violaciones a los derechos humanos de la población.

 Brindar las capacitaciones que demandan las comunidades sobre


derechos humanos y DIH, generar estrategias propias de protección e
instrumentos para facilitar la presentación de denuncias en los casos en
que se presenten amenazas o vulneraciones.

 Apoyar la conformación de redes de apoyo a nivel local, regional y


nacional para la defensa y protección de sus pobladores y para el
desarrollo de las acciones de denuncia y exigibilidad.

b. Comunicación
Dotación a todos los asentamientos de canales adecuados de
comunicación para su defensa y protección en situaciones de
emergencia.

c. Rutas especiales de atención


Definición de rutas especiales de atención en situaciones de emergencia, que
identifiquen acciones a desarrollar, autoridades responsables y asignación de
recursos para la movilización y la atención adecuada de los afectados.

d. Plan de acompañamiento
Diseño, formulación e implementación de un plan de acompañamiento
adecuado a los diferentes contextos, que contemple:

 Talleres trimestrales de capacitación en cada asentamiento.

 Al menos dos encuentros por año de autoridades y líderes indígenas


en cada departamento o región, para el seguimiento de la situación y
definición de acciones de promoción, defensa y protección frente a
violaciones.

 Al menos un encuentro nacional con representantes de las


organizaciones indígenas de sus territorios ancestrales o de otros
pueblos, para el intercambio de experiencia sobre estrategias de
resistencia y protección.
8. Requerimientos
Para la implementación de las propuestas de los asentamientos dispersos al
Plan de Salvaguarda del Pueblo Embera, se requiere lo siguiente:

8.1. Coordinación nacional y apoyo organizativo

 Conformación de un equipo permanente de coordinación nacional


integrado por un dirigente embera nacional, un abogado y dos
profesionales del área social. A este equipo deberá integrarse un
responsable por cada departamento o región quién se encargará
de coordinar la gestión del equipo nacional con sus respectivos
asentamientos.

 Fondo de apoyo a la realización de las asambleas y talleres por


asentamiento, incluidos los de fortalecimiento organizativo, salud y
educación y derechos humanos, para cubrir gastos de
alimentación, de papelería y comunicaciones y gastos de viaje para
al menos dos integrantes del equipo dinamizador. La programación
de las asambleas se realizará de tal manera que los responsables
del equipo dinamizador puedan participar de manera consecutiva
en las asambleas de los asentamientos de la respectiva región o
zona.

 Fondo para la realización de los talleres y encuentros


departamentales y nacionales con líderes y/o delegados de las
organizaciones del pueblo Embera, para sufragar gastos de
transporte, hospedaje y alimentación de todos los participantes y
papelería y comunicaciones.

 Fondo para producción y publicación de materiales de formación y


difusión para el fortalecimiento organizativo, sobre salud y
educación y para promoción de los derechos humanos. El primer
año se producirán al menos tres materiales de difusión sobre DPI,
gobierno Embera y sobre historia del movimiento indígena y el Plan
de Salvaguarda. El segundo año se producirán al menos dos
materiales de difusión en materia de salud, educación y derechos
humanos.

 Fondo para gastos administrativos del equipo dinamizador a nivel


nacional y para apoyar las gestiones necesarias de los
asentamientos que impliquen desplazamiento a ciudades capitales.

 Fondo de apoyo económico para el Intercambio de experiencias


con otras organizaciones Embera a nivel organizativo, de
fortalecimiento cultural, de recuperación de conocimientos
tradicionales y otros; y para la participación de representantes de
los asentamientos dispersos en los eventos macroregionales y
nacionales de la ONIC.

8.2. Salud y seguridad alimentaria

Para el desarrollo de las propuestas en salud y seguridad alimentaria, se


requiere adicionalmente lo siguiente:

 Contratación de dos profesionales con experiencia en sistemas


productivos tradicionales y base alimentaria, quienes realizarán el
apoyo técnico en asocio con los profesionales del área social a cargo
del fortalecimiento organizativo durante el primer año de ejecución
del plan, y un año más sujeto a resultados de evaluación.
 Fondo para dotación de insumos y herramientas básicas para la
producción a todas las familias que lo requieran para organizar,
ampliar y/o fortalecer sus parcelas.

 Contratación por dos años de un profesional del derecho con


experiencia en derechos de los pueblos indígenas, especialmente en
el régimen de salud, para la asesoría y el acompañamiento en la
gestión de las comunidades para la correcta aplicación de sus
derechos en la materia.

 Fondo para gastos de desplazamiento y estadía de al menos un líder


por departamento para la concertación del diseño del programa de
formación de promotores Embera y de los promotores en formación
para la construcción del programa metodológico y de contenidos para
la promoción, recuperación y/o fortalecimiento de las prácticas
medicinales propias del pueblo Embera.

 Fondo para la ejecución del programa de formación de promotores


de acuerdo a diseño.

8.3. Fortalecimiento cultural y educación


Para la implementación de las propuestas en materia de educación, se
requiere:

 Asesoría especializada para la construcción de proyecto educativo


embera, que integre al menos un profesional en educación y otro en
lengua embera y al menos un maestro y un líder con experiencia en
educación propia. Este equipo estará al frente de todas las
propuestas relacionadas con la educación formal y no formal y
articulará su trabajo en lo pertinente con el equipo encargado del
fortalecimiento organizativo.
 Financiación específica para la ejecución del programa nacional de
formación de maestros embera.

 Apropiaciones presupuestales para la construcción y/o adecuación y


mejoramiento de escuelas, su dotación y la puesta en
funcionamiento; y para la vinculación con garantías de permanencia
de los maestros embera en los centros educativos de sus
respectivas comunidades.

 Apropiación para la capacitación de los maestros actualmente


vinculados a la educación donde participan los integrantes de los
asentamientos dispersos y para la producción de los materiales que
se requieran.

8.4. Derechos Humanos


Para la implementación de las propuestas en materia de Derechos Humanos
se requiere:

 Contratación de un abogado especializado en la materia

 Fondo para la adquisición de los equipos de comunicaciones que se


definan para cada asentamiento, para la realización de las
actividades contempladas en el plan de capacitación y
acompañamiento y para la atención en casos de emergencia.
CAPÍTULO III
LOS EMBERA DE BOGOTÁ Y SUS PROPUESTAS PARA EL PLAN DE
SALVAGUARDA DEL PUEBLO EMBERA
Una experiencia piloto de reparación integral

1. Antecedentes
Las primeras migraciones de los embera de los departamentos del Chocó y
Risaralda se suceden en la década de 1980 con la llegada a sus territorios de
grupos armados como el M-19, el ELN, el EPL y las FARC y se agudizan con el
ingreso hacia el año 2000 de los grupos paramilitares. Los constantes
enfrentamientos entre los diversos grupos armados y la fuerza pública,
presiona desplazamientos masivos de la población embera hacia los centros
urbanos, siendo el epicentro o punto de llegada las ciudades de Bogotá,
Medellín y Pereira. En la actualidad se puede afirmar que Bogotá es la principal
ciudad receptora de población desplazada del país, situación a la que no
escapa la diáspora indígena emberá.

Un análisis histórico del impacto de la guerra en el Pacífica durante la década


de los 80, muestra que el municipio de Bagadó se convierte en sitio de
confluencia de los distintos ejércitos de la insurgencia y es en el resguardo del
Alto Andágueda donde se presenta el mayor número víctimas. Según datos del
Sistema Unificado de Información sobre Indígenas ONIC-CECOÍN, en el año
1987 la cifra de muertes indígenas llega a 57 de una población que para la
época tenía cerca de 1.500 habitantes. (Villa y Houghton, 2005)

Una mina de oro en la cuenca del río Azul del municipio de Bagadó es el
principal detonante de un conflicto de grandes proporciones en esta región del
Pacífico, el que involucra a los indígenas que allí habitan pero también a las
guerrillas, el Ejército, bandoleros, colonos y narcotraficantes.

El domingo 31 de agosto de 1980, en la madrugada, 150 policías penetraron en


el resguardo indígena de Río Colorado Alto Andágueda, lanzando granadas y
utilizando gases lacrimógenos a la vez que disparaban en todas las direcciones
con sus fusiles. La población indígena atemorizada huyó hacia la zona
montañosa, el gobernador del Cabildo y 4 indígenas más fueron asesinados; 5
niños de corta edad habían desaparecido, posiblemente ahogados; cerca de 14
indígenas, algunos de ellos heridos, fueron detenidos y llevados a pie hasta el
municipio de Andes, Antioquia. Los indígenas consideran que esta masacre fue
ordenada por el minero terrateniente Ricardo Escobar.

Como caso paradigmático se encuentra también el resguardo Tahamí del Alto


Andágueda donde en 1987 fueron asesinados 61 indígenas embera katío en
cuatro masacres: El 15 de mayo fueron asesinados 26 miembros de la
comunidad de Chuigo en la Vereda San Marino, entre ellos 12 niños. El crimen
fue perpetrado por un grupo paramilitar llamado Los Montoya. El 24 del mismo
mes cayeron asesinados otros catorce miembros de la misma comunidad
indígena, ubicados en la vereda El Cascajo de ese municipio.

Según el Sistema de Información en Derechos Humanos de Cecoin, en el


período 1980-2011 se presentaron en el municipio de Bagadó 180 hechos
violentos, para un total de 160 víctimas; mientras que para el municipio de
Pueblo Rico en el departamento de Risaralda se registran 23 hechos violentos,
con un total de 60 víctimas en distintas modalidades y es el que registra un
mayor número de población desplazada, con una cifra de 1.607 indígenas
emberá chamí desplazados, frente a 144 del municipio de Bagadó.

Es a partir de este conflicto que en adelante y hasta el presente, la zona se


convierte en una de las principales expulsoras de población embera hacia las
principales ciudades del país. Sin embargo, la migración de los embera de esta
región también obedece a la situación territorial que viven las comunidades que
allí habitan, dado que con las condiciones geográficas y fisiológicas del
territorio, sus condiciones de productividad y el crecimiento de la población,
este resulta insuficiente para el sostenimiento de la población que alberga.

La falta de tierras suficientes en calidad y cantidad para garantizar la vida de


las familias embera, convierte a la tierra en factor de disputa al interior de los
resguardos, lo cual, asociado al conflicto armado en la región, se expresa en
amenazas, muertes o expulsión territorial para muchos de sus pobladores,
quienes, además, con el paso de los años han ido descubriendo opciones
económicas en las ciudades centrales del país.

Es así que las causas que determinan la constante migración de pobladores


embera hacia la ciudad son variadas. Es decir, a los impactos del conflicto
armado que sufre la población, entre éstos el reclutamiento forzado por los
actores armados, el hostigamiento y las múltiples violaciones de que son
víctimas, el confinamiento de comunidades enteras a las cuales se les viola el
derecho a la libre movilidad en sus territorios y el control por parte de la fuerza
pública a la compra de sus productos básicos de subsistencia (no pueden
sobrepasar los 50.000 pesos), entre otros, se suman factores estructurales de
pobreza extrema y de abandono institucional en una zona que además enfrenta
la carencia de adecuadas vías de comunicación. Todos estos factores generan
un terreno propicio para que la conflictividad interna sea resuelta por vía de la
violencia y el desplazamiento masivo de sus pobladores.

El desplazamiento de pobladores Embera del Alto Andágueda a la capital del


país se verifica con fuerza a partir del año 2004 y comienzan a asentarse en
sectores marginales cercanos al centro de la ciudad, como son los barrios La
Favorita y San Bernardo y las localidades de Santafé y Los Mártires.
Para el período 2006 – 2008 la presencia de indígenas en Bogotá alcanzó un
grado de visibilidad de grandes proporciones, atrayendo la atención de distintas
entidades y organizaciones del orden distrital, nacional e internacional. Las
mujeres tiradas en los andenes pidiendo limosna, la utilización de los niños
como escudo e instrumento humano en el ejercicio de la mendicidad y la
muerte de varios bebés en los hospitales Santa Clara y Samper Mendoza,
encendieron las alarmas del Distrito, lo cual dio origen a las primeras iniciativas
y a la conformación de una red interinstitucional para atender a esta población
en lo atinente a temas como la salud, la nutrición y el hábitat. La red en
mención fue conformada por el ICBF, Acción Social, el Departamento
Administrativo de Bienestar Social del Distrito, la Dirección de Etnias del
Ministerio del Interior y de Justicia y ACNUR. En el marco de las acciones
desplegadas en aquella oportunidad, en el año 2008 las distintas instituciones
del orden nacional y los entes territoriales, llegaron a un acuerdo con las
autoridades indígenas para el retorno de un grupo de familias. El proceso se
llevo a cabo ese año con resultados negativos y en el 2010 la población que
retornó volvía desplazarse hacia Bogotá. El nuevo desplazamiento obedeció a
que los factores de violencia que los obligaron a desplazarse por primera vez
estaban vigentes, a lo cual se agregó que las agencias gubernamentales no
cumplieron los compromisos pactados en materia de salud, educación,
seguridad alimentaria, agua potable, fortalecimiento organizativo y protección
en derechos humanos, entre otros.

2. La población embera en Bogotá


La población embera que en la actualidad se encuentra en situación de
desplazamiento en la ciudad de Bogotá se encuentra en los albergues a los
que fueron trasladadas una parte de las familias, pero otras familias mantienen
su vida en los barrios San Bernardo y La Favorita, en las condiciones
expresadas anteriormente. De acuerdo al informe de Codhes a la Corte
Constitucional, presentado en 2011, las familias que se asientan en estos
barrios viven en casas antiguas en habitaciones por las que pagan diariamente
entre 8.000 y 12.000 pesos de alquiler. Citando un informe de estudiantes de
Pediatría de la Universidad Nacional, Codhes da cuenta que las viviendas
están expuestas a la contaminación ambiental, el 26.9% carecen de agua
potable y el 73% restante recibe agua del acueducto por un tubo madre, pero
no tiene un adecuado manejo; y se verifica la presencia de insectos y roedores,
problemas de humedad, falta de ventilación, y el manejo inadecuado de
basuras, lo cual ha generado problemas de salud (Codhes, 2011).

Según un informe de la Secretaría de Educación Distrital con proyección al año


2011, la situación de las comunidades emberá katío y emberá chamí ubicadas
en los barrios San Bernardo y La Favorita es crítica. En su mayoría los embera
solo hablan su propio idioma y no manejan el español. Gran parte de esta
población se dedican a la mendicidad y carecen de atención en salud y de
apoyo alimentario. Aunque son población desplazada no toda está reconocida
en tal condición y son pocos los que se encuentran registrados en el RUPD, lo
que dificulta su atención dentro de los programas establecidos para su
atención.

También se identifica que muchos jóvenes han ingresado al consumo de


sustancias psicoactivas y que un alto porcentaje de la población no asiste al
sistema educativo, lo cual es de suma gravedad por estar constituida en su
mayoría por niños hasta 14 años. Entre los que han ingresado al sistema
escolar se presenta un alto grado de deserción, situación que obedece a las
condiciones de pobreza e inseguridad alimentaria que sufre esta población,
pero también a la discriminación que viven en los colegios donde ingresan,
además de las barreras de comunicación y la falta de modelos pedagógicos
adecuados, entre otros.

3. Población

Los pobladores embera de Bogotá pertenecen a los grupos Katío y Chamí, y


provienen principalmente de resguardo del Alto Andágueda, del municipio de
Bagadó, Chocó, pero también en gran proporción de los municipios de Pueblo
Rico, Mistrató, Belén de Umbría y Quinchía en el departamento de Risaralda y
en un pequeño porcentaje del municipio de Florencia Caquetá.

Según las cifras del ICBF la población embera chamí está conformada por 86
familias con 512 personas (236 hombres y 276 mujeres), de las cuales 193
habitan en el barrio La Favorita y 311 en San Bernardo y 8 en Santa María del
Lago. Por su parte, los emberá katío son 62 familias con una población de 356
personas (175 hombres y 181 mujeres), de las cuales 229 habitan en la
localidad de los Mártires y 127 en la localidad de Santafé.

Tabla 14
Población emberá chamí y katío residente en la ciudad de Bogotá
Barrio No. No.
Denominación Hombres Mujeres
/Localidad Familias personas
San Bernardo y
Emberá chamí 86 512 236 276
la Favorita
Los Mártires y
Emberá katío 62 356 175 181
Santafé
Total 146 868 411 457
Fuente: ICBF, 2011. Censo de Población embera en el Distrito Capital.

En total son 146 familias con 868 personas, de las cuales un alto porcentaje
son niños y jóvenes, 58,2% en el caso de los chamí, y 60,1% en el caso de los
katío, que sumados equivalen al 59% del total de la población..
Tabla 15
Total población embera en Bogotá

RANGO
EDAD HOMBRES MUJERES TOTAL
0a4 96 90 186
5 a 9 94 91 185
10 a 14 70 71 141
15 a 19 45 50 95
20 a 24 23 42 65
24 a 29 21 29 50
30 a 34 14 21 35
34 a 39 13 15 28
40 a 44 15 16 31
45 a 49 6 17 23
50 a 54 6 4 10
55 a 59 2 6 8
60 a 64 0 4 4
65 a 70 2 1 3
70 y más 2 2 4
409 459 868

Gráfica 3
Pirámide poblacional de Bogotá

La población embera de Bogotá está conformada por 186 niños menores de 5


años que equivalen al 21,4% del total de la población y por 326 niños entre 5 y
14 años de edad, que equivalen al 37,6%. La población adulta en edad
productiva entre 15 y 59 años está conformada por 345 personas que
equivalen al 39,7% y 11 adultos mayores que corresponden al 1,2% del total de
habitantes.

Gráfica 4
Distribución poblacional de Bogotá

4. Situación actual

4.1. Escolaridad

Ya se mencionó que de acuerdo con el informe del Distrito, que un alto


porcentaje de la población en edad escolar no ingresa al sistema educativo.

De un total de 326 personas entre 5 y 14 años, 194 han ingresado al sistema


educativo, lo que significa que el 40,5% de la población en edad escolar no se
encuentra escolarizada.
Tabla 16
Índice de escolaridad
PEE No
Grupo %
4-14 escolariz.
Chamí 192 107 55,73
Katío 134 25 18,66
Total 326 132 40,49
Fuente: ICBF- Vía Plural, 2009

Como se observa, el acceso a la educación es bajo, a lo que contribuye,


además de las barreras lingüística y cultural, la carencia de documentación
requerida: registro civil, afiliación al Sisben y declaración de desplazado.

4.2. Salud
Además que viven en pésimas condiciones de salubridad por la característica
de los sitios donde habitan, especialmente la población que se encuentra en
casas pagadiario, el sistema de atención en salud es deficiente.

Una parte de la población se encuentra inscrita en el RUPD, otra parte está


incluida como beneficiaria del régimen subsidiado, y una última parte no figura
en ninguno de los dos registros. El 83,4% de la población está inscrita para la
atención en salud, bien como población desplazada o bien por estar afiliada al
régimen subsidiado y un 16,6% no cuenta con ningún mecanismo de atención.

Tabla 17
Atención en salud

Sin
Gupo Total RUPD RSS Total %
cubr.
Chamí 512 270 171 441 71 13,87
Katío 356 174 109 283 73 20,51
Total 868 444 280 724 144 16,59
% 51,15 32,26 83,41 16,59
Fuente: ICBF- Vía Plural, 2009

4.3. Economía

Los embera que viven en Bogotá devengan ingresos de tres actividades


principales: la mendicidad, la venta informal de artesanías y lavado de
vehículos. La mendicidad ocupa el primer lugar dentro de las actividades
generadoras de ingresos y a ella se vinculan principalmente las mujeres y los
niños. Por esta razón, en muchos casos los hombres asumen las labores
domésticas y el cuidado de los hijos en el hogar.

4.4. Atención institucional

De acuerdo con el informe del ICBF y Vía Plural (2009), la atención de la


población embera desplazada en Bogotá presenta, entre otras limitantes, las
barreras del idioma y el hecho que una parte de la población, especialmente
niños y jóvenes, no tiene documento de identidad, bien porque no lo han
solicitado o bien porque lo perdieron durante el desplazamiento. El porcentaje
de población sin identificación es del 16,9%.

En lo que respecta al Registro Único de la Población Desplazada (RUPD), a


pesar de que la totalidad de la población manifiesta que las razones de su
movilidad radica en el conflicto armado que se libra en sus territorios, solo el
51,1% se encuentra inscrito en ese sistema. De esta población, solo el 58,3%
se ha beneficiado con ayudas, lo que equivale a que solo el 29,8% del total de
la población embera de Bogotá ha recibido ayuda como población desplazada.
Tabla 18
Ayudas recibidas por lo embera como población desplazada

Ayudas %/ %/
Gupo Total RUPD recibidas RUPD Total
Chamí 512 270 114 42,22 22,27
Katío 356 174 145 83,33 40,73
Total 868 444 259 58,33 29,84
% 51,15 58,33

No obstante las cifras anteriores, el Departamento Administrativo para la


Prosperidad Social, en su informe a la Corte Constitucional de diciembre de
2011, sostiene que los embera censados en el Distrito Capital son 736, de las
cuales 509 (69,15%) se encuentran en el RUPD, 13 más se encuentran en
proceso de valoración, 5 tienen la documentación incompleta, a 96 se les negó
su registro en el RUPD y 113 no están inscritas en el Sistema de Información
de Población Desplazada (SIPOD).

En el mismo informe se indica que el DAP diseñó algunas estrategias con el fin
de aclarar la situación de los embera de Bogotá:

- Estrategia para la toma de la declaración de personas no registradas,


para lo cual se coordina con la Personería de Bogotá y la Secretaría de
Integración Social Distrital la adopción de medidas para facilitar la toma
de declaración y contar con un intérprete embera que asista a los
declarantes.
- Estrategia para agilizar la revisión de las decisiones de no inclusión a
personas que habrían sido víctimas de desplazamiento. Para ello se
brindará asesoría a estas personas para que interpongan los recursos
pertinentes por la vía gubernativa, procurando información suficiente
sobre las circunstancias de tiempo, modo y lugar del desplazamiento
para corregir la suministrada en la declaración inicial.
- Estrategia para corregir y/o completar los datos de las personas
incluidas en el RUPD.
- Estrategia para inscribir en el RUPD a NNA de hogares víctimas.
- Estrategia para hacer más precisa la valoración de casos de
desplazamiento de población embera, mediante la revisión caso a caso
con el fin de detectar elementos del contexto de las zonas de expulsión
que no fueron tenidos en cuenta al momento de la valoración de las
declaraciones, como base para revisar las decisiones de no inclusión en
el RUPD.
4.5. Organización social

Frente a las dinámicas organizativas de los embera ubicados en la ciudad de


Bogotá, es de resaltar que actúan bajo la figura de un comité de coordinación
del cual hacen parte líderes y delegados quienes tienen la potestad de
interlocutar con las distintas instancias gubernamentales a nivel distrital y
nacional. Sin embargo es factible observar que las decisiones deben ser
adoptadas por los jefes de cada familia dado que esta población no cuenta con
instancia de representación con poder de decisión. En lo que respecta a la
figura del cabildo urbano, sigue en discusión no sólo para el caso de los
embera sino también de otros pueblos. Obsta decir que no existe ese afán de
constituirse como cabildo dado que existe la propuesta de retorno y reubicación
hacia sus sitios de origen.

5. La experiencia de retorno en el 2008

El 12 de junio de 2008 se firma un acuerdo entre instituciones del orden


nacional, departamental, municipal, el Cabildo indígena del resguardo Tahamy
y la OREWA con el objetivo de generar garantías para el retorno de las familias
indígenas embera katio que se han establecido en Bogotá por fuerza de la
violencia que se vive en su territorio. Estas familias provenientes de la zona de
Conondo y Cascajero emprenden el viaje de retorno a partir de un acuerdo que
incluye componentes en salud, educación, desarrollo agropecuario, seguridad
alimentaria, potabilización de agua y acueducto, vivienda, protección al menor y
a la familia, fortalecimiento organizativo y derechos humanos, y
acompañamiento y seguimiento a los recursos del SGP. El acuerdo defenía las
acciones que se debían ejecutar y las instituciones responsables.
Tabla 19
Acuerdo para el retorno en 2008
EJES TEMATICOS ACCIONES RESPONSABLES
SALUD Devolver la plaza médica para el Gobernación
puesto de salud de Agua Sal departamental
Dotar puesto de salud y adecuarlo SENA
Puesto de salud para la zona 2, para Consejería Presidencial
cubrir a 19 comunidades de San para el Chocó
Marino y Piedra Honda Superintendencia de
Dotar puesto de salud y adecuarlo Salud
Capacitación a promotores de salud
Ampliación de Cobertura
EDUCACION Revisión de os espacios de las Ministerio de Educación
escuelas Gobernación
Nombramiento de los maestros Alcaldía
Dotación de las escuelas
Reactivar programas de
etnoeducación
Giro recursos SGP
DESARROLLO Visita para determinar acciones a Ministerio de Agricultura
AGRICOLA seguir en el tema de estudios de a través de la UNAT
suelos y asistencia técnica
SEGURIDAD Apoyo a procesos de producción de Acción Social a través
ALIMENTARIA alimentos del programa RESA
Seguridad y soberanía alimentaria SENA

PROTECCION AL Revisión de las modalidades de ICBF


MENOR Y A LA atención al menor
FAMILIA Restaurantes escolares
Revisión para la recuperación
nutricional
FORATELCIMIENTO Fortalecimiento cultural ( trabajo con Ministerio de Cultura
ORGANIZATIVO Y jóvenes y mujeres) Acompañamiento de la
DERECHOS Revisión proceso de reparación Personería de Bogotá
HUMANOS Protección y orden público Ministerio Defensa
Gobernación
Vicepresidencia
POTABILIZACIÓN Viceministerio de aguas
DE AGUA Y
ACUEDUCTOS
VIVIENDA Viceministerio de
Vivienda
SEGUIMIENTO Y Acompañamiento a las comunidades Alcaldía de Bagadó
EVALUACION DE en la ejecución de los SGP
LOS RECURSOS
SGP
INFRAESTRUCTURA
VIAS
ELECTRIFICACION
Fuente: Acta de la reunión institucional de alto nivel para el caso de las parentelas indígenas de las comunidades de
Conondo, del resguardo Tahamí, municipio de Bagadó, departamento del Chocó, identificadas en Bogotá. Junio 2008

Los compromisos asumidos por las diferentes instituciones no fueron cumplidos


y esto lleva a que un grupo de familias retornen a Bogotá. Es importante
señalar que las familias katío que actualmente están en los albergues y que
manifiestan su dese de retornar, no todas, asumieron el retorno en el 2008, un
poco más de la mitad se quedaron en Bogotá. Ellos dicen que no se fueron
porque no tenían confianza respecto al cumplimiento de lo pactado con el
gobierno. Un aspecto a resaltar es que tal acuerdo no generó instrumentos
para monitorear el cumplimiento por parte del gobierno y de los indígenas, pero
sobre todo no se presenta un verdadero programa de retorno y de
reasentamiento, como tampoco de acompañamiento a tal proceso.

Esta experiencia de retorno es referencia importante para la población embera


katio que actualmente se asienta en Bogotá y que para diciembre de 2011 está
viviendo en el albergue que como medida de protección dispone el Distrito. La
población llega a un total de 161 personas, las cuales se distribuyen en 31
familias. De este grupo de familias, 16 de ellas, participaron en el retorno que
se realizó en el 2008 y por diversos motivos se desplazan de nuevo a Bogotá,
las restantes familias no participaron de ese retorno y en su mayoría están
asentadas en la ciudad desde fecha anterior al acuerdo realizado con las
instituciones para retornar.

Para el grupo de familias que en el 2008 retornaron al resguardo y que


posteriormente regresan a la ciudad señalan como causas de este hecho,
primero que los factores de violencia que generan inseguridad en el reguardo
no han cambiado y segundo que las agencias gubernamentales no cumplieron
los compromisos pactados. Así, se requiere entender que para asegurar el
retorno no sólo se necesita garantizar a las familias los apoyos institucionales
en programas que favorezcan el reasentamiento, sino también el generar
acuerdos o mediaciones entre organismos internacionales y agencias
gubernamentales con los actores armados para facilitar condiciones de no
repetición de la violencia o de las violaciones a los derechos de la población
que se han constituido en el motivo para el desplazamiento forzoso.

7. Las expectativas de la población frente al retorno

La población embera localizada en Bogotá presenta diversas expectativas


respecto a la manera de entender su futuro, aspecto importante a tener en
cuenta cuando se trata de diseñar políticas para garantizar la reparación frente
a la violencia y desplazamiento que han vivido en los últimos años. De forma
general se pueden describir las siguientes situaciones o expectativas de las
familias:

 Para un grupo significativo de la población, la mayoría de las familias


katíos y parte de los chamí, asumen el retorno a sus resguardos como la
alternativa.

 Un grupo de familias chamí tienen como alternativa la reubicación. En


este grupo a la vez se diferencian quienes creen que pueden ir al
Quindío o Caldas u otro sitio, mientras un segundo grupo piensa que la
reubicación debe ser cerca a Bogotá.

 Un tercer grupo que no se expresa abiertamente asume la vida urbana


como opción.

Estas diversas opciones se deben entender en función de las causas que


generaron el desplazamiento, pero también de sus impactos por los
aprendizajes que se han generado en el contexto urbano. En algunos casos se
presentan situaciones de personas que no pueden volver a su lugar de origen
por los hechos que motivaron su salida y por los conflictos que se pueden
desencadenar con su retorno, si bien estos casos no son la tendencia general,
sin embargo es preciso entender que para algunos la reubicación es
alternativa por estas razones o para otros porque asumen que su futuro debe
estar cerca a centros urbanos. Con independencia de la motivación de las
familias que quieren reubicarse, es evidente que con un grupo de familias
chamí se debe asumir esta alternativa.

Para el grupo de familias que quieren retornar es preciso asumir el aprendizaje


de la experiencia vivida en el año 2008.

Por último es importante valorar los que definitivamente se quieren integrar a la


vida urbana y se les debe posibilitar su integración y favorecer alternativas para
que generen su autonomía económica.

7. La reparación integral

La reparación integral para estas familias pasa primero por desarrollar con ellas
un proceso sostenido con miras a generar confianza frente a la institucionalidad
estatal, identificar los factores determinantes de su desplazamiento, en los que
pueden confluir diversas situaciones y motivaciones, y construir con ellas
perspectivas realistas para su futuro.

En esta fase será preciso identificar los grupos que con certeza quieren
retornar a sus territorios de origen y los que definitivamente no pueden o no
quieren retornar a sus lugares de origen, y, entre éstos, las familias que desean
reubicación territorial y las que definitivamente desean asentarse en la ciudad.
De acuerdo con esta identificación, se deberá construir la estrategia específica
para la reparación integral según cada grupo.

7.1. El retorno

El retorno de las familias indígenas, ya sean las chamí o las katío, requiere el
desarrollo de acciones en tres campos:

 Crear condiciones para que los factores que determinan el


desplazamiento forzoso no se repitan. Se entiende por esta acción el
paso que permite fundamenta el proceso con garantías de viabilidad,
esto es el acuerdo entre las autoridades indígenas locales, la
organización indígena regional y los representantes de las familias
desplazadas. Como parte de este ejercicio debe realizarse el análisis de
las causas que originan el desplazamiento y la valoración del escenario
actual. Es importante que desde esta fase el proceso se acompañe con
organismo internacional, ejemplo ACNUR, pero igualmente
representantes de la Iglesia.Con base en este ejercicio exploratorio, que
debe realizarse en terreno, se puede proceder a diseñar la estrategia de
retorno y definir el mecanismo de acompañamiento

 Estructurar programas que permitan generar condiciones en lo


alimentario, económico, en el fortalecimiento cultural y el de la
gobernabilidad. Con relación a este punto es importante tener en cuenta
que la población afectada no es sólo la que aparece desplazada, sino el
conjunto de la población, y en tal sentido, los programas deben
orientarse en función de la integralidad de la acción y de la cobertura
con relación al conjunto de la población.

 Generar mecanismos de acompañamiento en la fase de reasentamiento.


Debe existir una instancia que periódicamente realice el monitoreo del
plan y pueda valorar el cumplimiento de lo proyectado. Pero igualmente
debe existir acompañamiento directo en campo. El acompañamiento es
fundamental como fórmula de protección y como mecanismo de
evaluación en el cumplimiento de las agencias gubernamentales y de la
población indígena

7.2. Las acciones de apoyo al retorno de las familias embera

Si bien las acciones de apoyo a las familias ya están identificadas en los


compromisos suscritos entre los representantes gubernamentales y las
autoridades indígenas en el 2008, sin embargo es importante precisar algunas
acciones que en principio son fundamentales para lograr el reasentamiento de
la población. Estas se describen así:

 Apoyo alimentario en la fase de reasentamiento

Durante el primer año, mientras un programa de seguridad alimentaria


les permite generar recursos, es fundamental el subsidio alimentario por parte
del gobierno. Tal tipo de subsidio es condición para que se pueda realizar la
labor de establecimiento de cultivos y de adecuación de viviendas.

 Programa de seguridad alimentaria

El programa de seguridad alimentaria es la base para la consolidación del


retorno y se orienta al establecimiento de unidades productivas, que en la
lógica tradicional, permita al cabo de un año generar los recursos alimentarios
básicos para la subsistencia familiar. Para el desarrollo de estas acciones es
imperativo tener en cuenta las condiciones ambientales de la región y en tal
sentido son diferentes los trabajos que se pueden programar en el primer
semestre que en el segundo.

Para el primer semestre un programa de trabajo se centra en el establecimiento


de áreas de cultivo de maíz, yuca, caña y piña. Teniendo en cuenta que existe
un subsidio alimentario a la familia para el desarrollo de estas actividades, la
unidad mínima por establecer es la siguiente:

El establecimiento del programa de seguridad alimentaria, además del apoyo


requerido para las semillas debe tomar en cuenta los siguientes componentes:

Para cada familia se debe apoyar un conjunto de herramientas básicas para las
labores agrícolas como son hachas, machetes, limas, picas, azadón, palas,
fumigadoras y otros. Además es importante tener en cuenta recursos para el
control de plagas y enfermedades.

En una segunda fase, en la medida que las familias se establezcan, se debe


apoyar el componente pecuario como son gallinas, cerdos y novillas. Este
componente se debe desarrollar con base en la disponibilidad de alimentos
para los animales.

El programa de seguridad alimentaria debe disponer de un acompañamiento


institucional, de tal modo que se pueda evaluar y hacer seguimiento a los
compromisos que deben asumir las distintas partes.

 Programa de vivienda

Complementario al programa de seguridad alimentaria es importante tener en


cuenta que la construcción de vivienda es condición para lograr el
reasentamiento. En el diseño tanto del programa como de la vivienda es
importante tener en cuenta que las condiciones de acceso al territorio conllevan
sobrecostos significativos en los materiales. El programa de vivienda
igualmente debe tomar en cuenta la necesidad de abastecimiento de agua, es
decir, tanques y mangueras. Lo mismo que la dotación de unidades sanitarias
y la correspondiente tecnología para el saneamiento.

 Programa fortalecimiento cultural y educación

Con relación al programa de educación, se requiere la dotación de


infraestructura para el funcionamiento de la actividad educativa y superar la
situación de precariedad para el desarrollo de esta actividad en la que los niños
reciben sus clases en las viviendas de quienes disponen sus casas para esta
labor.

En el dominio del fortalecimiento cultural es fundamental la promoción del


conocimiento tradicional entre los jóvenes y la apropiación de saberes respecto
a la historia, la música, el canto, la danza. También la promoción de
conocimientos alrededor de instituciones como el jaibanismo y de agentes
tradicionales en salud como las parteras y yerbateros.

 Dotación de infraestructura básica

En este dominio es fundamental acordar con la comunidad en su conjunto y en


el resguardo las acciones pertinentes respecto a infraestructura.

7.3. La reubicación

Con relación a esta población es necesario identificar con ella las zonas para
su posible reubicación, para luego identificar en ellas predios para la respectiva
compra, que con relación al área será según el número de familias y las
características ambientales de la zona. Para este grupo aplican los mismo
criterios que para el retorno, sin que se tenga que asumir de modo exigente el
primer paso que se enuncia en ese caso.

7.4. El asentamiento definitivo en Bogotá

Las familias que finalmente no consideren viable el retorno o la reubicación


territorial, deberán ser atendidas mediante un programa especial para su
integración en forma adecuada en la ciudad. En este caso se deberá definir
una estrategia de atención en materia de vivienda, salud, educación y
fortalecimiento cultural.
PLAN SALVAGUARDA EMBERA
ASENTAMIENTOS DISPERSOS

SEGUNDA PARTE
Parte II

TABLA DE CONTENIDO
INTRODUCCIÓN………………………………………………………………… 10
.
10
METODOLOGÍA………………………………………………………………….
.

A. DEPARTAMENTO DEL CAQUETÁ 12


12
Antecedentes de poblamiento………………………………………………… 14
Población y asentamiento actual……………………………………………... 16
Escolaridad................................................................................................... 17
. 17
Salud.............................................................................................................
18
. 18
Economía......................................................................................................
.
Organización y Gobierno
propio....................................................................
Atención
institucional..................................................................................... 18
Violencia y derechos 19
humanos...................................................................... 20
21
1. MUNICIPIO DE FLORENCIA 22
22
1.1. Resguardo de Honduras 23
23
Antecedentes de 23
poblamiento.......................................................................
Asentamiento
actual...................................................................................... 24
Población...................................................................................................... 24
. 25
Escolaridad................................................................................................... 26
. 26
Salud............................................................................................................. 26
. 26
Economía...................................................................................................... 26
. 27
Atención
institucional.....................................................................................
Organización y Gobierno
propio....................................................................
Violencia y derechos
humanos......................................................................
27
1.2. Resguardo de San Pablo 27
Antecedentes de 28
poblamiento....................................................................... 29
Asentamiento 30
actual...................................................................................... 30
Población...................................................................................................... 30
. 30
Escolaridad................................................................................................... 30
.
Salud.............................................................................................................
.
Economía......................................................................................................
. 31
Atención 31
institucional..................................................................................... 32
Organización y Gobierno 33
propio.................................................................... 33
Violencia y derechos 34
humanos...................................................................... 34
34
34

2. MUNICIPIO DE BELÉN DE LOS ANDAQUÍES

2.1. Resguardo de Cerinda


Antecedentes de 35
poblamiento....................................................................... 35
Asentamiento 36
actual...................................................................................... 37
Población...................................................................................................... 37
. 37
Escolaridad................................................................................................... 38
. 38
Salud............................................................................................................. 38
.
Economía......................................................................................................
. 39
Atención 39
institucional..................................................................................... 39
Organización y Gobierno 41
propio.................................................................... 41
Violencia y derechos 41
humanos...................................................................... 41
41
3. MUNICIPIO DE SAN ANTONIO DE ANTENA 42

3.1. Comunidad País Amazonía


Antecedentes de
poblamiento.......................................................................
Asentamiento 43
actual...................................................................................... 43
Población...................................................................................................... 47
. 48
Escolaridad................................................................................................... 48
. 48
Salud............................................................................................................. 48
.
Economía......................................................................................................
.
Atención
institucional.....................................................................................
Organización y Gobierno
propio.................................................................... 49
Violencia y derechos 50
humanos...................................................................... 50
51
4. MUNICIPIO SAN VICENTE DEL CAGUÁN 52
52
4.1. Comunidad La Libertad No. 2 53
Antecedentes de 53
poblamiento....................................................................... 54
Asentamiento
actual......................................................................................
Población...................................................................................................... 54
. 54
Escolaridad................................................................................................... 55
. 57
Salud............................................................................................................. 57
. 57
Economía...................................................................................................... 58
. 58
Atención 59
institucional.....................................................................................
Organización y Gobierno
propio....................................................................
Violencia y derechos
humanos...................................................................... 59
60
4.2. Comunidad La Pradera 60
Antecedentes de 62
poblamiento....................................................................... 62
Asentamiento 62
actual...................................................................................... 63
Población...................................................................................................... 63
. 63
Escolaridad...................................................................................................
.
Salud.............................................................................................................
Economía...................................................................................................... 64
Atención 64
institucional..................................................................................... 65
Organización y Gobierno 66
propio.................................................................... 66
Violencia y derechos 66
humanos...................................................................... 66
66
67
B. DEPARTAMENTO DEL META

Antecedentes del
poblamiento......................................................................
Población y asentamiento 67
actual................................................................... 68
Escolaridad................................................................................................... 69
. 70
Salud............................................................................................................. 70
. 71
Economía...................................................................................................... 71
. 71
Organización y Gobierno 72
propio....................................................................
Violencia y derechos
humanos......................................................................

ASENTAMIENTOS RURALES 72
72
1. MUNICIPIO DE LA URIBE 72
74
1.1. Resguardo La Julia 74
Antecedentes de 74
poblamiento....................................................................... 74
Asentamiento 74
actual......................................................................................
Población......................................................................................................
. 75
Escolaridad................................................................................................... 75
. 75
Salud............................................................................................................. 77
. 77
Economía...................................................................................................... 77
. 77
Atención 77
institucional.....................................................................................
Organización y Gobierno 78
propio....................................................................
Violencia y derechos
humanos......................................................................
79
1.2. Comunidad El Paraíso 79
Antecedentes de 80
poblamiento....................................................................... 81
Asentamiento 82
actual...................................................................................... 82
Población...................................................................................................... 83
. 83
Escolaridad................................................................................................... 83
.
Salud............................................................................................................. 84
.
Economía......................................................................................................
.
Atención
institucional..................................................................................... 85
Organización y Gobierno 87
propio.................................................................... 89
Violencia y derechos 90
humanos...................................................................... 92
93
2. MUNICIPIO LA MACARENA 93
95
2.1. Comunidad San Antonio de Chamí 95
Antecedentes de
poblamiento.......................................................................
Asentamiento
actual......................................................................................
Población...................................................................................................... 95
. 98
Escolaridad................................................................................................... 99
. 10
Salud............................................................................................................. 0
Economía...................................................................................................... 10
Atención 1
institucional..................................................................................... 10
Organización y Gobierno 2
propio.................................................................... 10
Violencia y derechos 3
humanos...................................................................... 10
4
3. MUNICIPIO DE LEJANÍAS 10
4
Antecedentes de
poblamiento.......................................................................
Asentamiento
actual...................................................................................... 10
Población...................................................................................................... 5
. 10
Escolaridad................................................................................................... 6
. 10
Salud............................................................................................................. 7
. 10
Economía...................................................................................................... 9
. 11
Atención 0
institucional..................................................................................... 11
Organización y Gobierno 0
propio.................................................................... 11
Violencia y derechos 1
humanos...................................................................... 11
1
4. MUNICIPIO DE GRANADA. 11
2
4.1 Asentamiento rural Comodato Dokera.
Antecedentes de
poblamiento.......................................................................
Asentamiento
actual...................................................................................... 11
Población...................................................................................................... 2
. 11
Escolaridad................................................................................................... 3
. 11
Salud............................................................................................................. 4
. 11
Economía...................................................................................................... 6
. 11
Atención 8
institucional..................................................................................... 11
Organización y Gobierno 8
propio.................................................................... 11
Violencia y derechos 9
humanos...................................................................... 11
9
ASENTAMIENTOS URBANOS 11
9
1. MUNICIPIO DE GRANADA
Antecedentes de
poblamiento.......................................................................
Asentamiento
actual...................................................................................... 12
Población...................................................................................................... 0
. 12
Escolaridad, Organización y4
Cultura............................................................. 12
Salud.............................................................................................................
5
. 12
Economía...................................................................................................... 9
. 13
Atención 0
institucional..................................................................................... 13
Violencia y derechos 1
humanos...................................................................... 13
1
2. MUNICIPIO DE VILLAVICENCIO 13
Antecedentes de 2
poblamiento....................................................................... 13
Asentamiento 6
actual...................................................................................... 13
Población...................................................................................................... 7
.
Escolaridad, Organización y
Cultura.............................................................
Salud.............................................................................................................
.
Economía......................................................................................................
.
Atención
institucional.....................................................................................
Violencia y derechos
humanos......................................................................

3. OTROS MUNICIPIOS DEL


META............................................................

C. DEPARTAMENTO DEL CASANARE

Antecedentes de
poblamiento.......................................................................
Asentamiento
actual......................................................................................
Población......................................................................................................
.
Escolaridad...................................................................................................
.
Salud.............................................................................................................
.
Economía......................................................................................................
.
Atención
institucional.....................................................................................
Organización y Gobierno
propio....................................................................
Violencia y derechos
humanos......................................................................

D. REGIÓN DEL MAGDALENA


MEDIO.......................................................

1. DEPARTAMENTO DEL TOLIMA

Comunidad de Bianía
Antecedentes de
poblamiento.......................................................................
Asentamiento
actual......................................................................................
Población......................................................................................................
.
Escolaridad...................................................................................................
.
Salud.............................................................................................................
.
Economía......................................................................................................
.
Atención
institucional.....................................................................................
Organización y Gobierno
propio....................................................................
Violencia y derechos
humanos......................................................................

2. DEPARTAMENTO DE BOYACÁ

Comunidad de Motordochaque
Antecedentes de
poblamiento.......................................................................
Asentamiento
actual......................................................................................
Población......................................................................................................
.
Escolaridad...................................................................................................
.
Salud.............................................................................................................
.
Economía......................................................................................................
.
Atención
institucional.....................................................................................
Organización y Gobierno
propio....................................................................
Violencia y derechos
humanos......................................................................

3. DEPARTAMENTO DE SANTANDER
Comunidad de Dachi drua
Antecedentes de
poblamiento.......................................................................
Asentamiento
actual......................................................................................
Población......................................................................................................
.
Escolaridad...................................................................................................
.
Salud.............................................................................................................
.
Economía......................................................................................................
.
Atención
institucional.....................................................................................
Organización y Gobierno
propio....................................................................
Violencia y derechos
humanos......................................................................

E. DEPARTAMENTO DE BOLÍVAR

Comunidad de Kugurudó
Antecedentes de
poblamiento.......................................................................
Asentamiento
actual......................................................................................
Población......................................................................................................
.
Escolaridad...................................................................................................
.
Salud.............................................................................................................
.
Economía......................................................................................................
.
Atención
institucional.....................................................................................
Organización y Gobierno
propio....................................................................
Violencia y derechos
humanos......................................................................

F. BOGOTÁ

Antecedentes de
poblamiento.......................................................................
Asentamiento
actual......................................................................................
Población......................................................................................................
.
Situación
actual.............................................................................................
Escolaridad...................................................................................................
.
Salud.............................................................................................................
.
Economía......................................................................................................
.
Atención
institucional.....................................................................................
Organización y Gobierno
propio....................................................................
Violencia y derechos
humanos......................................................................

LISTADO DE FOTOGRAFÍAS, GRÁFICAS Y TABLAS

FOTOGRAFÍAS

Fotografía 1. Taller de diagnóstico Florencia, Caquetá nov 21-22 de 2011


Fotografía 2. Mapa hecho por integrantes de la comunidad. Honduras.
Fotografía 3. Mapa hecho por integrantes de la comunidad. San Pablo.
Fotografía 4. Mapa hecho por integrantes de la comunidad. Cerinda.
Fotografía 5. Mapa hecho por integrantes de la comunidad. País Amazonía.
Fotografía 6. Mapa hecho por integrantes de la comunidad. País Amazonía.
Fotografía 7. Taller de diagnóstico en Meta. No. 5-6 de 2011
Fotografía 8. Mapa hecho por integrantes de la comunidad. La Julia.
Fotografía 9. Mapa hecho por integrantes de la comunidad. El Paraíso.
Fotografía 10. Comunidad San Antonio del Chamí
Fotografía 11. Mapa hecho por integrantes de la comunidad. Maloka de San Antonio
Fotografía 12. Mapa hecho por integrantes de la comunidad. Vereda Caño Azul.
Fotografía 13. Mapa hecho por integrantes de la comunidad. Lejanías.
Fotografía 14. Comunidad Dokera
Fotografía 15. Viviendas de comunidad Dokera
Fotografía 16. Mapa hecho por integrantes de la comunidad. Dokera.
Fotografía 17. Comunidad Bianía.
Fotografía 18. Barrio Los Pinos. Villanueva.
Fotografía 19. Caserío Motordochaque
Fotografía 20. Taller de diagnóstico comunidad de Dachi drua.
Fotografía 21. Rio Caribona sin minería.
Fotografía 22. Minería en la quebrada Arizá

GRÁFICAS

Gráfica 1. Distribución poblacional de Caquetá


Gráfica 2. Pirámide poblacional de Caquetá
Gráfica 3. Porcentajes de población urbana y rural de Caquetá.
Gráfica 4. Distribución poblacional de Honduras.
Gráfica 5. Distribución poblacional de San Pablo
Gráfica 6. Distribución poblacional de Cerinda
Gráfica 7. Distribución poblacional. País Amazonía.
Gráfica 8. Distribución poblacional La Libertad no. 2
Gráfica 9. Distribución poblacional. La pradera.
Gráfica 10. Distribución poblacional del Meta.
Gráfica 11. Pirámide poblacional del Meta.
Gráfica 12. Porcentajes de población urbana y rural del Meta.
Gráfica 13. Tenencia de la tierra. Meta.
Gráfica 14. Distribución poblacional de La Julia
Gráfica 15. Distribución poblacional de El Paraíso.
Gráfica 16. Distribución poblacional de San Antonio del Chamí
Gráfica 17. Distribución poblacional de Lejanías.
Gráfica 18. Distribución poblacional de Dokera
Gráfica 19. Distribución poblacional. Casco urbano – Granada.
Gráfica 20. Distribución poblacional. Casco urbano Villavicencio.
Gráfica 21. Distribución poblacional Villanueva-Casanare.
Gráfica 22. Nivel educativo de población adulta. Villanueva-Casanare.
Gráfica 23.Distribución poblacional de Magdalena Medio
Gráfica 24. Pirámide poblacional de Magdalena Medio
Gráfica 25. Distribución poblacional de Bianía
Gráfica 26. Nivel educativo de población adulta. Bianía.
Gráfica 27. Vinculación al sistema de salud. Bianía.
Gráfica 28. Distribución poblacional de Motordochaque.
Gráfica 29. Nivel educativo población adulta. Motordochaque.
Gráfica 30. Distribución poblacional de Dachi drua
Gráfica 31. Familias por municipio. Dachi drua.
Gráfica 32. Nivel académico población adulta. Dachi drua.
Gráfica 33. Distribución poblacional de Kugurudó.
Gráfica 34. Pirámide poblacional de Kugurudó.
Gráfica 35. Población en edad escolar. Kugurudó
Gráfica 36. Pirámide poblacional de Bogotá.
Gráfica 37. Distribución poblacional de Bogotá

TABLAS

Tabla 1. Población del departamento de Caquetá


Tabla 2. Población urbana y rural de Caquetá
Tabla3. Población de honduras asentada en Florencia
Tabla 4. Población comunidad de San Pablo
Tabla 5. Población resguardo Cerinda
Tabla 6. Población país Amazonía
Tabla 7. Población comunidad la Libertad No. 2
Tabla 8. Lista de integrantes de cabildo la Libertad No. 2
Tabla 9. Población La Pradera
Tabla 10. Lista de integrantes cabildo La Pradera
Tabla 11. Población del departamento del Meta
Tabla 12. Población en asentamientos urbanos. Meta
Tabla 13. Población en asentamientos rurales. Meta.
Tabla 14. Población resguardo La Julia
Tabla 15. Lista de integrantes cabildo La Julia
Tabla 16. Población comunidad El Paraíso
Tabla 17. Lista de integrantes de cabildo El Paraíso.
Tabla 18. Población comunidad San Antonio del Chamí
Tabla 19. Lista de integrantes cabildo San Antonio del Chamí
Tabla 20. Población comunidad de Lejanías
Tabla 21. Población comunidad Dokera
Tabla 22. Lista de integrantes de cabildo. Dokera.
Tabla 23. Población casco urbano de Granada
Tabla 24. Población Villavicencio
Tabla 25. Población otros municipios del Meta
Tabla 26. Población comunidad Villanueva-Casanare
Tabla 27. Población de Magdalena Medio
Tabla 28. Población comunidad Bianía
Tabla 29. Población de Motordochaque
Tabla 30. Programas del Estado. Motordochaque.
Tabla 31. Población comunidad Dachi drua
Tabla 32. Población comunidad Kugurudó
Tabla 33. Población embera chamí y katío residente en la ciudad de Bogotá
Tabla 34. Población comunidad embera chamí. Bogotá
Tabla 35. Población comunidad embera katío. Bogotá
Tabla 36. Población emberas dispersos en Bogotá
Tabla 37. RUPD – SISBEN – AHE. Salud y Educación. Bogotá.
Tabla 38. Población incluida en el RUPD.
POBLACIÓN DISPERSA DEL PUEBLO EMBERA
-DIAGNÓSTICO-

A continuación se presenta una descripción de cada uno de los asentamientos


de las comunidades embera dispersas que incluye: historia del poblamiento,
conformación del asentamiento actual, estructura de la población, escolaridad,
economía, organización y gobierno propio, atención estatal y situación de
violencia y derechos humanos. Para esta descripción se agruparon los
asentamientos en cinco unidades de análisis a saber: Caquetá, Meta-
Casanare, Magdalena Medio, Sur de Bolívar y Bogotá.

A. DEPARTAMENTO DEL CAQUETÁ

Antecedentes de poblamiento

Fotografía 1. Taller de diagnóstico Florencia, Caquetá Nov 21-22 de 2011

El poblamiento actual de los emberá en el departamento del Caquetá se


remonta a mediados del siglo pasado, momento en el que las tierras del
piedemonte amazónico, hacia el Caquetá y Putumayo, se tornan en espacios
atractivos para pobladores de las zonas andinas, especialmente el
campesinado que experimenta el desplazamiento forzado, este flujo
poblacional conlleva a que igualmente las familias indígenas tengan
conocimiento de las oportunidades que existen en esas áreas para
establecerse, ocupar tierras baldías y reproducir su modo de vida de pesca,
cacería y agricultura itinerante. Las causas de la movilidad de las familias
indígenas son diferentes a las que motivan al campesinado, los emberá chamí
abandonan sus territorios tradicionales para resolver los conflictos propios a su
modelo de poblamiento, en el que la institución del jaibanismo se constituye en
causa de ruptura entre grupos familiares y de migración de un segmento de
una comunidad que huye de la amenaza que supone el poder de una Jaibaná.
Para el emberá las epidemias, la muerte sistemática de población infantil y
eventos en los que la población experimenta la amenaza en su existencia son
fenómenos que tienen como causa la fuerza maligna de un Jaibaná, el poder
de éste para manipular las fuerzas de la naturaleza e introducir un estado
anómalo, que termina por afectar a un grupo en su existencia y que como
alternativa sólo queda el abandonar el territorio y colonizar otras tierras en las
que se pueda vivir alejados del control de ese Jaibaná. Son estos factores los
que explican las migraciones sucedidas hacia esa época y que enseñan las
razones por las cuales en la actualidad existen familias emberá chamí
diseminadas por la región oriental de Colombia.

Esta ola migratoria lleva a la población emberá hacia el Caquetá y el


Putumayo, sitios desde donde posteriormente se desplazarán hacia el Meta en
la región de la Macarena. En esta zona, además de encontrar espacios baldíos
o tierras para comprar y establecerse, de igual modo se enfrentarán a un
espacio que ha sido fraguado y marcado por la guerra. Es en la parte alta y
baja del río Bodoquero donde terminan por establecerse un grupo de familias,
que hacia los inicios de la década de los ochenta, van a convertirse en el
núcleo de difusión de los actuales asentamientos. Es en ese territorio en donde
la población indígena conocerá el ascenso de la guerrilla del M-19 en una
primera etapa y posteriormente la consolidación territorial de las FARC. Es en
el contexto del avance territorial del M-19 en la región que se produce el primer
gran desplazamiento y el establecimiento forzado de la población en el espacio
urbano de Florencia. De allí algunos huyen y se establecen en otros sitios
como el Pará o en Montañita, mientras otros buscan el camino de retorno hacia
el departamento del Valle y otros se quedan en Florencia.

Este proceso llevará a que hacia los inicios de los noventa, luego del retorno de
algunas familias al cañón del río Bodoquero y el establecimiento de algunas
familias en otros municipios, se les titulen resguardos indígenas como son:
Honduras, San Pablo de Pará, Montañita y Cerinda. Pero la titulación de
resguardos abre otro ciclo y nuevas fases en el desplazamiento forzado, es así
como las familias establecidas en Honduras deben salir hacia 1997, y luego de
ir al Valle del Cauca, les retornan en volquetas a Florencia, para intentar de
nuevo establecerse en su territorio de resguardo y salir definitivamente en el
año 2005 como mecanismo para enfrentar el reclutamiento forzado de los
jóvenes por parte de las FARC. Las familias de Honduras, luego de vivir en
barrios de invasión en Florencia, en la actualidad tienen como única
perspectiva la reubicación y actualmente un segmento de esta comunidad
intenta rehacer sus vidas en una finca de paso comprada por el INCODER.

Al mismo tiempo, otro grupo de familias que se desprenden del cañón del río
Bodoquero desde 1983, momento en el que conoce el primer desplazamiento
por la presión de la guerrilla, ante el asesinato de uno de sus líderes, se
establece en Florencia y permanece hasta el 2010, cuando una ONG compra
una finca en el río Orteguaza y se las entrega para que allí se establezcan.

Por último existen dos comunidades ubicadas en el municipio de San Vicente


del Caguán, provenientes de San José del Palmar en la década de los 50, que
inicialmente llegaron a Pajuil y a Puerto Rico (Caquetá), en donde estuvieron
asentados en diferentes veredas y, luego de fundar los dos cabildos en los 90,
han estado buscando territorio. Los de La Libertad No. 2 se asentaron en un
baldío desde el año 2004 y los de La Pradera fueron desplazados el 11 de
mayo de ese mismo año hacia la cabecera municipal en donde viven en la
actualidad.

Población y asentamiento actual

En el departamento del Caquetá se ubicaron 549 indígenas Embera Chamí


agrupados en 129 núcleos familiares. La población está compuesta en su
mayoría, 52%, por adultos en edad productiva (entre 14 y 59 años), en
proporciones similares entre hombres y mujeres, seguidos por un 28% de
personas en edad escolar (entre 5 y 14 años), con un porcentaje de 14% de
niños menores de 5 años y un 6% de adultos mayores.

Gráfica 1. Distribución poblacional de Caquetá


TABLA 1. POBLACIÓN DEL DEPARTAMENTO DE CAQUETÁ

Rango de edad HOMBRES MUJERES TOTAL


0 a 4 años
42 33 75
5 a 9 años
45 31 76
10 a 14 años
37 42 79
15 a 19 años
37 40 77
20 a 24 años
25 22 47
24 a 29 años
16 15 31
30 a 34 años
17 17 34
34 a 39 años
16 12 28
40 a 44 años
16 12 28
45 a 49 años
8 9 17
50 a 54 años
7 5 12
55 a 59 años
6 5 11
60 a 65 años
8 3 11
65 a 69 años
4 4 8
70 a 74 años
1 6 7
75 a 79 años 5 3 8
290 259 549

Gráfica 2. Pirámide poblacional de Caquetá

Se observan en el municipio graves problemas en lo referente a la tenencia de


la tierra, pues como se expondrá a continuación, aquellos que se encuentran
ubicados en asentamientos rurales requieren de atención urgente por parte del
Estado para titulación, ampliación o reubicación según el caso y, como si fuera
poco, un 46% de la población del departamento se encuentra asentada en
barrios de invasión de zona rural, exponiéndolos esta situación a mayor peligro
de exterminio.

TABLA 2. POBLACIÓN URBANA Y RURAL DE CAQUETÁ

MUNICIPIO COMUNIDAD ZONA URBANA ZONA RURAL

FLORENCIA Honduras 141


San Pablo 53
S. ANTONIO DE ANTENA País Amazonía 47
BELÉN DE LOS ANDAQUÍES Cerinda 51
MONTAÑITA Cedrito 26

SAN VICENTE DEL CAGUÁN Libertad No.2 132


Pradera 99
TOTAL 240 335

Gráfica 3. Porcentajes de población urbana y rural de Caquetá.

Escolaridad

No existen escuelas emberas ni profesores bilingües. Los niños que estudian


asisten a la escuela kapunía. Lo que consideran es un obstáculo para la
preservación de la cultura. Sin embargo, las comunidades hacen grandes
esfuerzos por la preservación de la lengua materna y todos hablan en embera
bedea.

Salud

Los miembros de la población están afiliados a CAPRECOM EPS (Empresa


Promotora de Salud del Régimen Subsidiado), ASMET E.P.S.. Además de que
se han presentado varios problemas de salud, se aprecian numerosas quejas
sobre la calidad del servicio recibido.

Economía

Los ingresos provienen de trabajos varios y jornaleo por parte de los hombres
cabeza de familia, las mujeres se emplean en casas de familia y en mercados.
Los ingresos son de un promedio de $200.000 mensuales por familia lo que
refleja la precariedad de la situación de estos pueblos dispersos. En algunas
comunidades se practica la artesanía en chaquira como ayuda al ingreso
familiar, pero la comercialización y la organización son muy incipientes para su
producción.

Organización y Gobierno propio

Aunque las seis comunidades cuentan con cabildos que los agrupan como
estructuras organizativas, existen pocos espacios y redes de comunicación
con otros pueblos indígenas del departamento.

Se observa un inicio de organización en las dos comunidades del municipio de


San Vicente del Caguán ya que se vincularon a la Unión de Organizaciones
Sociales, Agrarias, Ambientales, de Derechos Humanos, Campesinas e
Indígenas de San Vicente del Caguán – UNIOS y aunque han asistido a
reuniones, se presentan problemas de representatividad para La Pradera,
debido a dificultades en la afiliación a la Asociación de Cabildos Indígenas de
San Vicente del Caguán – ACISC, (creada en febrero de 2011, con
participación de todos los indígenas del municipio), pues al no tener territorio no
se ha obtenido el reconocimiento como cabildo urbano. También hicieron parte
del manifiesto en el Primer Congreso de Comunidades Indígenas del Norte del
Caquetá, celebrado entre los días 25 y 27 de febrero de 2011, como una de
las primeras iniciativas de organización municipal.

Por otra parte, los demás emberas en mención que habitan en el departamento
del Caquetá no han tenido ningún indicio de organización. Hasta el momento
no se ha contado con encuentros ni actividades exclusivas con los pobladores
embera de la región, la población manifestó su desconocimiento al respecto y
su voluntad de conformar una asociación de cabildos que sirva como eje
organizativo y como herramienta garante de sus derechos.

Atención institucional

Pese a la grave situación territorial y cultural de las comunidades en la región,


aunque la mayoría tiene RUPD, solo algunas han sido receptoras de subsidios
de Familias en Acción, pero no se han presentado verdaderas alternativas de
solución para la precaria situación en la que viven. Por otra parte, las gestiones
ante el INCODER para ampliación, titulación o reubicación tampoco han sido
efectivas en ninguno de los casos.

Violencia y derechos humanos

En la región de San Vicente del Caguán, se reportan problemas con el ejército


por el reclutamiento de indígenas y el no reconocimiento del fuero. En la región
de El Rubí, por presencia de grupos insurgentes, hay combates y amenazas
por parte de los grupos armados y bloqueo de alimentación, requisas y abusos
por parte de los integrantes de la Fuerza Pública. Hay ametrallamientos desde
helicópteros y, hace un año, se registró el asesinato de un indígena.

Allí mismo en esa región se tiene visto un territorio para poder reubicarse con
sus compañeros embera que viven allá hace 20 años, pero una persona fue
amenazada recientemente y se desplazó a la cabecera. Esto obstaculizó los
trámites que se estaban haciendo para la adquisición de la tierra.

Los integrantes de La Libertad No. 2 manifestaron su preocupación por


presencia de minas antipersona en su territorio.

1. MUNICIPIO DE FLORENCIA

1.1 Resguardo de Honduras

Antecedentes de poblamiento

En los inicios de la década de los setenta, luego de largo recorrido desde la


región limítrofe entre Chocó y Valle, finalmente un grupo de familias se
asientan en la zona alta del río Bodoquero, allí logran por parte del INCORA el
reconocimiento de un territorio de resguardo en el que permanecen
relativamente poco tiempo después de su constitución. La población de
Honduras ha vivido la presión de diferentes actores armados en distintas
épocas y como consecuencia el desplazamiento forzoso que les ha llevado a
diferentes regiones, es así como la presión del M-19 en la década de los
ochenta los expulsa y los lleva durante un período al municipio de Trujillo en el
Valle, para retornar de nuevo a su territorio y constituir su resguardo a través
del INCORA en 1992. Diferente suerte corren algunas familias que se habían
establecido en la parte baja del mismo río Bodoquero, las cuales en los inicios
de la década de los ochenta son desplazados de su territorio y comienzan a
vivir en los barrios de invasión de Florencia.

Posteriormente por la presión de las FARC, hacia 1996, deben volver a salir de
su resguardo y comienzan un largo camino de vida como población desplazada
en el municipio de Florencia. Retornan de nuevo y hacia el año 2005 salen
definitivamente de su territorio. Desde ese año la población conformada por 40
familias se asienta en el barrio Las Malvinas, Las Palmeras y Kenedy, barrios
de invasión y sitios en los que las condiciones de vida son precarias. A través
de una tutela logran que el INCODER compre una finca de alrededor de 300
hectáreas como espacio de paso, espacio en el que ante la ausencia de
programas de apoyo no han podido realmente desarrollar actividades
productivas y sitios de vivienda.

Asentamiento actual

Las familias desplazadas de Honduras viven actualmente en su gran mayoría


en Florencia, en el barrio Malvinas, pero también en Las Palmeras y en el
Kenedy. Estos espacios son marginales o subnormales allí viven en casas en
arriendo, en lugares en los que las condiciones de habitabilidad presentan
grandes deficiencias, algunas con paredes de madera, otras con pisos en tierra
y en general en espacios reducidos en condiciones de hacinamiento. El largo
período en el que han permanecido en condición de desplazados les integra en
diversidad de espacios y actividades de tipo urbano, aspecto fundamental al
momento de valorar alternativas respecto a la reubicación, pues para ellos el
retorno a Honduras no es expectativa que se deba tomar en cuenta. Aunque el
INCODER ha dispuesto una finca para que de modo temporal puedan
establecerse, la apropiación de ese espacio no ha sido posible por la dificultad
de no disponer allí de viviendas y de una infraestructura básica para el grupo
de familias, como tampoco se han generado programas de apoyo que
garanticen alternativas económicas.

En la finca comprada por el INCODER, que se asume de paso y por ello no se


les titula, están asentadas actualmente dos familias, pero igualmente de forma
estacional circulan por este predio otros miembros de la comunidad,
especialmente adultos que van en función de trabajo.
Fotografía 2. Mapa hecho por integrantes de la comunidad. Honduras.

Población

El grupo de 44 familias provenientes del resguardo de Honduras, está


conformado por 141 personas. El segmento de población definido como
primera infancia corresponde al 18%, mientras que el grupo de población por
debajo de los 14 años o en condición de dependencia llega al 38%.

TABLA 3. POBLACION DE HONDURAS ASENTADA EN FLORENCIA

RANGO DE EDAD HOMBRES MUJERES TOTAL


0 a 4 años 9 16 25
5 a 9 años 6 4 10
10 a 14 años 11 6 17
15 a 19 años 9 14 23
20 a 24 años 9 12 21
24 a 29 años 4 6 10
30 a 34 años 5 6 11
34 a 39 años 3 3 6
40 a 44 años 3 2 5
45 a 49 años 1 4 5
50 a 54 años 0 1 1
55 a 59 años 1 0 1
60 a 64 años 1 0 1
65 a 69 años 2 0 2
70 a 74 años 0 1 1
75 a 79 años 1 1 2
65 76 141

Es importante señalar que la población económicamente activa llega a un 58%,


aspecto significativo, pero imposible de explicar por no disponer de información
sobre la población en diferentes momentos de su historia.

Gráfica 4. Distribución poblacional de Honduras.

Escolaridad

El índice de analfabetismo se ubica en 17.4%, es decir 25 de las personas por


encima de 15 años no han asistido a la escuela. La integración al espacio
urbano conlleva a que participen de un espacio escolar totalmente extraño a su
cultura, aspecto que tiene consecuencias en el mediano plazo en el plano
lingüístico, en el conocimiento de su historia y en la apropiación de su modelo
institucional. Actualmente el grupo de población en edad escolar, como también
la adulta que ha participado en algún momento de la institución educativa llega
a 85 personas, es decir el 60.2% de la población, de éstos 70 de ellos tienen
por lo menos un nivel de educación primaria, mientras 14 tienen por lo menos
un nivel de bachillerato y una persona ha ingreso a la universidad. Actualmente
39 personas se integran a la institución educativa, cifra que es significativa
porque el segmento de población entre los 5 años y los 14 sólo llega a 27,
aspecto que permite deducir que existe un esfuerzo de la población adulta por
participar en la escuela.

Salud
Por la condición de ser población desplazada y estar inscrita en el sistema de
atención, esta situación les permite acceder a la prestación de los servicios de
salud y actualmente las familias están inscritas en CAPRECOM en el marco del
régimen subsidiado. Esta condición no implica que la atención sea adecuada,
como es característico al sistema de salud en el contexto nacional.

Economía

El ser población desplazada y además indígena les ubica en el conjunto de


labores asociadas a la informalidad y en tareas que no requieren
especialización alguna. Aunque la mayoría de los adultos, hombres y mujeres,
han encontrado en la artesanía, en el tejido de manillas y collares de chaquira,
una alternativa para generar ingresos, esta actividad no puede entenderse
como fuente sostenida de ingresos o como actividad en la que la familia pueda
garantizar un salario digno. Esto significa que los adultos tengan que ocuparse
de diversidad de oficios como son en el caso de las mujeres el trabajo en las
plazas de mercado en la venta de verduras, en los restaurantes y en el servicio
doméstico, mientras los hombres ofician de coteros, de jornaleros en las fincas
vecinas a Florencia o en el comercio informal.

Con la entrega de la finca de paso en el Palmar, algunos han encontrado una


alternativa para ligarse a actividades productivas de tipo agrícola, aspecto
importante porque así sea de modo estacional les permite articularse al campo
y generar alguna producción. Entre el Palmar y el escenario urbano se
presenta cierta movilidad que está determinada por la ausencia de una
infraestructura que pueda albergar al conjunto de familias, pero igualmente, en
algunos casos, por las expectativas generadas por los años de vida en el
dominio urbano, respecto a ello es importante resaltar que algunos jóvenes
pasaron su período de adolescencia y formación en el contexto cultural y el
modelo de comunicación propio al ámbito urbano.

Los ingresos mensuales son difíciles de cuantificar por el tipo de actividad que
al ser informal, no se puede valorar en términos de unidades constantes, pero
si es posible deducir que excepcionalmente algunas familias superan los
200.000 pesos mensuales, cifra que enseña la precariedad en la que viven
estas familias, obligadas a pagar arriendo y a subsistir con un monto cercano a
los 5.000 diarios por familia.

Atención institucional
El grupo de familias, en su totalidad, están inscritas en el sistema de
información sobre población desplazada y han sido receptoras de los subsidios
por ayuda humanitaria, los cuales en ocasiones son en especie o mercados, y
en otras en dinero. Es el programa de Familias en Acción el que tiene una
cobertura de la totalidad de familias que tienen hijos y es este programa el que
se proyecta como modelo de atención.

Con relación a la problemática territorial la atención se ha reducido a la


consecución por parte del INCODER de una finca de paso, que sin ninguna
infraestructura, no ha podido convertirse en opción de asentamiento para una
parte de la población. ACNUR ha desarrollado en ese predio la adecuación de
una vivienda y baños, con lo que dos familias han terminado viviendo en ese
predio.

Organización y gobierno propio

El cabildo indígena como institución es adoptada desde la época en la que se


estructura el resguardo y se ha mantenido como el instrumento que permite
mantenerse agrupada la población a pesar de la dispersión que propicia el
desplazamiento. Este cabildo ha sido también quien ejerce la intermediación
con los agentes gubernamentales locales y nacionales. Esta población no se
integra en espacios organizativos a los que concurran otros indígenas u
organizaciones sociales, aspecto que los torna débiles para asumir la
negociación en la resolución de su problema territorial.

Violencia y derechos humanos

A pesar de disponer de títulos sobre su territorio en Honduras, sin embargo la


posibilidad de retorno a su tierra no es posible, pues los factores que
determinaron el desplazamiento forzado no han cambiado y para las familias la
única alternativa es la reubicación. Es claro para el grupo que la reubicación
debe satisfacer la aspiración de vivir cerca a las cabeceras urbanas, cuestión
que resulta de los procesos generados por el desplazamiento forzado que al
obligarlos a vivir en el contexto urbano les determina nuevas necesidades y les
integra a mercados en los que pueden explorar alternativas económicas.

1.2 Resguardo de San Pablo

Antecedentes de poblamiento

Las familias indígenas que actualmente viven en el resguardo de San Pablo


son originarias del antiguo asentamiento de la parte alta del río Bodoquero, que
posteriormente integrarán el resguardo de Honduras, territorio que fue
abandonado definitivamente por estas familias hacia mediados de los noventa
del siglo pasado. Las familias se establecieron en el territorio actualmente
conocido como San Pablo, se desprenden del grupo que es desplazado en la
década de los ochenta del alto Bodoquero y se ubican en la vereda de San
Pablo en donde compran un primer predio cercano al caserío de Pará. Estas
familias, hacia 1984, compran un predio de 96.5 hectáreas y a partir de 1999 el
INCORA compra otros cuatro predios aledaños de un área aproximada de 471
hectáreas, las cuales se engloban con el primer predio para de ese modo
constituir el resguardo.

Asentamiento actual

En el territorio se dispersan las viviendas de techos de zinc, paredes de


madera, siendo general que no dispongan de sistemas de saneamiento, como
tampoco de acueducto. Por la tendencia a reproducir sus sistemas
tradicionales de producción en los que la movilidad de la población supone el
recorrer áreas de bosques y cuencas, conlleva el que se presenten conflictos
con vecinos o con propietarios de predios adyacentes al territorio del
resguardo. Durante varios años las familias han solicitado la compra de dos
predios, trámite que ha sido infructuoso.

Fotografía 3. Mapa hecho por integrantes de la comunidad. San Pablo.

Población

El asentamiento de San Pablo está conformado por 12 familias que suman un


total de población de 53 personas, de las cuales 21 de ellas o el 40% se ubican
por debajo de los 14 años.
Gráfica 5. Distribución poblacional de San Pablo

TABLA 4. POBLACION COMUNIDAD DE SAN PABLO

RANGO DE EDAD HOMBRES MUJERES TOTAL

0 a 4 años 5 1 6
5 a 9 años 7 5 12
10 a 14 años 3 2 5
15 a 19 años 3 4 7
20 a 24 años 3 1 4
24 a 29 años 3 2 5
30 a 34 años 3 2 5
34 a 39 años 0 0 0
40 a 44 años 0 0 0
45 a 49 años 0 1 1
50 a 54 años 1 1 2
55 a 59 años 2 2 4
60 a 64 años 1 1 2
31 22 53

Escolaridad
El análisis de la escolaridad en una comunidad que por sus condiciones
demográficas, económicas y de localización del asentamiento presenta
dificultades para la promoción de personas para que asuman el proceso
educativo y que además lo puedan desarrollar desde una perspectiva propia,
es aspecto a tener en cuenta en la política educativa a asumir en el conjunto de
las comunidades indígenas dispersas y en los escenarios donde los procesos
organizativos presentan debilidad. Es así como en la comunidad de San Pablo,
el segmento de población ubicado entre los 5 años y los 14, que llega 17
personas, en la actualidad sólo 8 participan del proceso educativo, cuestión
que enseña claramente sobre las expectativas de promoción de la población a
través de la educación.

Salud

Las familias participan del régimen subsidiado, modelo que es valorado


negativamente en cuanto a la calidad y que experimenta ninguna adecuación
respecto al contexto cultural indígena.

Economía

La economía y producción de este grupo de familias gira alrededor de la


producción de auto subsistencia, aspecto que se refuerza por las pocas
oportunidades de comercialización ante las condiciones de comunicación y los
costos de movilización de los productos. En algunas ocasiones algunos
miembros de la comunidad, especialmente los hombres van a jornalear a fincas
vecinas.

Atención institucional

La población no participa de ningún programa de atención por parte de


instituciones como la Acción Social o como ICBF, pero tampoco de programas
orientados a resolver los problemas de infraestructura o de producción.

Organización y gobierno propio

El cabildo es la organización que les permite realizar la interlocución con las


instituciones locales, pero por las características del asentamiento en el que la
parentela funciona en la lógica tradicional es el mayor quien ejerce gobierno y
quien opera como agente que controla los conflictos y en general las relaciones
sociales. En estos casos el cabildo no requiere de estatutos o regulaciones
nacidas de un acuerdo explícito y son las normas tradicionales las que siguen
operando en la base de la organización social.
Violencia y derechos humanos

Si bien no hay asesinatos, amenazas o desapariciones, es claro que en las


relaciones con los agente gubernamentales locales existe un desconocimiento
de los derechos especiales de los indígenas y en tal sentido no se presenta la
atención adecuada.

1. MUNICIPIO DE BELÉN DE LOS ANDAQUÍES

2.1. Resguardo de Cerinda

Antecedentes de poblamiento

Hacia el municipio de Belén de los Andaquíes se localizan algunas familias


embera que habían seguido la ola migratoria que hacia mediados de los
sesenta los había llevado al Caquetá y al Putumayo. Allí, logran constituir una
pequeña área en resguardo, que apenas llega a 52 hectáreas, en las que en la
actualidad se asientan 8 familias. Durante 12 años han solicitado la ampliación
de este resguardo y la gestión ha sido infructuosa, a pesar de la disposición del
propietario de una finca colindante que tiene un área de 200 hectáreas. A pesar
de haberse solicitado ante el INCORA la compra de este predio y de haberse
realizado los estudios técnicos no se ha logrado este propósito.

Asentamiento actual

Las viviendas se distribuyen en el resguardo asociadas a las áreas de cultivo,


sin que se disponga de acueducto y de sistemas de saneamiento básico, como
tampoco de electricidad. Las casas de techos de zinc, en su mayoría tienen
paredes de madera y los pisos de esterilla o palma se construyen según la
pauta tradicional.
Fotografía 4. Mapa hecho por integrantes de la comunidad. Cerinda.

Población

La población está conformada por 8 familias que suman un total de 51


personas, grupo en el que la población económicamente dependiente asciende
a 34 y llega al 47%. Además de que las condiciones del área ocupada no les
permiten realizar actividades productivas propias de su sistema tradicional,
como la caza, la pesca y la recolección, cuando estas actividades se realizan
se generan conflictos con los propietarios de la vecindad. Sin embargo, por la
magnitud de la población se pueden generar los recursos para garantizar de
modo relativo su seguridad alimentaria.

Gráfica 6. Distribución poblacional de Cerinda

TABLA 5. POBLACION RESGUARDO CERINDA


RANGO DE EDAD HOMBRES MUJERES TOTAL

0 a 4 años 4 4 8
5 a 9 años 2 3 5
10 a 14 años 6 4 10
15 a 19 años 5 5 10
20 a 24 años 1 3 4
24 a 29 años 2 0 2
30 a 34 años 1 1 2
34 a 39 años 1 1 2
40 a 44 años 1 1 2
45 a 49 años 0 1 1
50 a 54 años 1 0 1
55 a 59 años 0 0 0
60 a 64 años 2 1 3
65 y más 0 1 1

26 25 51

Escolaridad

En la actualidad disponen de una escuela que por su ubicación presenta ciertas


dificultades para el acceso al conjunto de la población escolarizada, que
apenas llega a 11, pero que por no estar ubicada la instalación en un sitio
equidistante a las viviendas, se presentan dificultades para su acceso
especialmente en invierno. Aunque han solicitado la construcción y reubicación
de la escuela ante el municipio en el pasado, les han solicitado escritura del
lote, sin entender que tal área es zona de resguardo. Entre la población el
analfabetismo llega al 23%, en tanto el 51% tienen algún nivel de primaria y
sólo dos personas tienen por lo menos un nivel de bachillerato. Con relación a
la promoción educativa es importante valorar que estas comunidades, aisladas
y con bajas poblaciones, presentan dificultades para desarrollar sus propios
sistemas educativos, pero también para garantizar poblaciones mínimas para
generar escenarios educativos más allá del nivel de primaria, cuestión que
conlleva explorar proyectos educativos regionales.

Salud

La totalidad de las familias están inscritas en el régimen subsidiado, sin que


ello signifique que existan condiciones adecuadas para la prestación del
servicio y sin que se presenten sistemas de promoción de la salud como lo
indica la ausencia de servicios básicos y de saneamiento en el asentamiento.
Con relación a los agentes tradicionales en el sistema de salud se están
perdiendo, especialmente en lo relacionado con el jaibanismo.

Economía

La economía se inscribe en el modelo tradicional en el que la agricultura y la


actividad pecuaria tiene como finalidad el autoconsumo, aspecto que se
refuerza por las condiciones que limitan el acceso a los mercados y la
comercialización de algunos excedentes. La población gira alrededor del
municipio de Belén de los Andaquíes, sitio al cual se accede, luego de caminar
varias horas para tomar la escalera, factor que conlleva una baja motivación
para la comercialización, debido a los altos costos de movilización de los
productos. Es así como los ingresos de las familias no son constantes y en
ciertos períodos se debe recurrir a jornalear, sin que exista demanda por las
condiciones de marginalidad de la economía regional.

Atención institucional

El programa familias en acción tiene cobertura en este asentamiento y de éste


participan las unidades familiares que tienen niños, además asociado a la
escuela se desarrolla el programa de restaurante escolar.

Organización y gobierno propio

Es el cabildo la institución que ejerce el control social en la comunidad, es


importante entender que por ser un grupo familiar extenso las regulaciones
están dadas por los sistemas de poder tradicional, sin que existan regulaciones
escritas o que resulten de un acuerdo realizado de forma explícita.

Violencia y derechos humanos

En este resguardo en los últimos diez años han sido asesinadas dos personas
y una tercera permanece como desaparecida, los autores de estos hechos
hasta ahora no han sido identificados y no hay proceso de reparación al
respecto.
2. MUNICIPIO DE SAN ANTONIO DE ANTENA

3.1. Comunidad País Amazonía

Antecedentes de poblamiento

Asentados hacia los inicios de la década de los ochenta en la parte baja del río
Bodoquero, después del asesinato de uno de sus líderes, se desplazan hacia la
ciudad de Florencia, sitio donde permanecen de modo indefinido, sin que
encuentren resolución a su problema territorial. En Florencia tienen residencia
en un barrio de invasión y fundamentalmente viven de labores de tipo informal
y en el trabajo de tipo artesanal. Con las medidas que se derivan de la
normatividad para enfrentar el desplazamiento forzado se inscriben en los
sistemas de información y esta condición les ha permitido acceder a cierta
ayuda humanitaria y a la prestación del servicio de salud. Es la acción de una
ONG la que les permitirá obtener un lote de terreno en la vereda Orteguaza del
municipio de San Antonio de Antena, proceso que sólo les integra de nuevo al
campo luego de casi treinta años de permanecer en la condición de
desplazados. Es importante resaltar la capacidad de resistencia de este grupo
familiar, que a pesar de haberse mantenido durante un largo período en el
contexto urbano, sin embargo mantienen viva su lengua, su cultura y su
memoria histórica.

Asentamiento actual

En una finca de 60 hectáreas se establece el grupo de 11 familias que como


desplazados han vivido durante muchos años en Florencia, asumen como
nombre de este asentamiento el de País Amazonía y este predio lo obtienen a
través de la gestión de una ONG del Caquetá, que con recursos de la
cooperación española compran la finca en el año 2010. Esta finca localizada en
el río Orteguaza en el municipio de San Antonio de Antena, dispone de más o
menos 10 hectáreas de bosque, 7 de potrero y las demás áreas se distribuyen
en zonas para cultivos y rastrojos. En esta finca todavía no existe vivienda para
el conjunto de familias y sólo hay una casa, esto significa que se presenta
hacinamiento, pero también que todavía no hay un asentamiento definitivo y
que se mantiene cierta movilidad entre la ciudad y el nuevo espacio. Para
noviembre de 2011 la escritura de esta propiedad no se había transferido a las
familias embera.
Fotografía 5. Mapa hecho por integrantes de la comunidad. País Amazonía.

Población

La población está conformada por 11 familias que suman un total de 47


personas, grupo en el que la población económicamente dependiente asciende
a 23 representando un 49%.

Gráfica 7. Distribución poblacional de País Amazonía.

TABLA 7. POBLACIÓN PAÍS AMAZONÍA

RANGO DE EDAD HOMBRES MUJERES TOTAL


0 a 4 años 7 1 8
5 a 9 años 6 2 8
10 a 14 años 2 4 6
15 a 19 años 3 2 5
20 a 24 años 2 1 3
24 a 29 años 3 4 7
30 a 34 años 1 0 1
34 a 39 años 2 0 2
40 a 44 años 0 0 0
45 a 49 años 1 0 1
50 a 54 años 0 1 1
55 a 59 años 1 2 3
60 a 64 años 1 0 1
65 y más 0 1 1
29 18 47

Escolaridad

El porcentaje de población que no ha participado de la escuela es de 19%, pero


se observa una paulatina inserción de la población en el sistema educativo,
aspecto que se evidencia entre el grupo que actualmente está por debajo de
los treinta años, grupo que se caracteriza por haber cursado algún nivel de
primaria. Si bien este aspecto es significativo, ello no quiere decir que la
escuela se constituya en instrumento de promoción. El nivel de escolaridad es
bajo y a ello se debe agregar los aspectos relacionados con la calidad, pues es
claro que la acción educativa se realiza en condiciones de marginalidad, sin
que ello contribuya a la generación de habilidades que les posibilite un mejor
desempeño. En el grupo tres personas actualmente cursan el bachillerato,
proceso que lo asumen en edad tardía, es decir en edades por encima de los
20 años.

Salud

La totalidad de las familias están inscritas en el régimen subsidiado en


CAPRECOM y la atención como es pauta general no se realiza bajo los
parámetros mínimos de eficiencia y oportunidad.
Economía

En el año 2010, con la entrega que la ONG hace de la finca comienza a


cambiar la perspectiva para el grupo de familias y la producción agrícola es
actividad que comienza a aparecer como opción de vida. En ello es importante
anotar que para algunos esta opción implica el aprendizaje del manejo agrícola
y ambiental, prácticas que para algunos son extrañas por haber crecido en el
contexto urbano y porque les impone otra cotidianidad. Es así como la actividad
artesanal, el tejido de chaquiras, se constituye en actividad que les genera
ingresos y que de cierto modo es asumida como cierta especialización que a lo
largo de muchos años les ha permitido integrase al mercado.

Atención institucional

Es evidente que la población, a pesar de estar inscrita en el RUPD, no ha


encontrado alternativas para la solución de sus problemas territoriales y
culturales en el ámbito gubernamental y ha sido una ONG local la que ha
gestionado los recursos para la consecución de un predio, que por su extensión
no satisface las expectativas de producción del grupo de familias. En la
actualidad el apoyo institucional se reduce al grupo de familias integradas en el
programa familias en acción.

Organización y gobierno propio

Este grupo de familias, si bien se integran alrededor del cabildo, esta institución
adquiere más bien importancia para las relaciones externas o con los agentes
gubernamentales y no tanto hacia el interior de la comunidad donde prima el
papel de dirección del jefe de la parentela. Es Jorge Aisama quien oficia como
jefe natural por ser la cabeza del grupo, es decir el más viejo y sobre quien
recae el papel de gobierno por ser el conjunto de familias su parentela. De este
modo los sistemas de control social no aparecen regulados por un acuerdo y
más bien tiene sentido en la tradición.

Violencia y derechos humanos

En la memoria del grupo los hechos de violencia que les expulsa de sus tierras
se remonta a 1983, momento en el que es asesinado el líder o cacique y que
les coloca en estado de vulnerabilidad durante más de dos décadas. Esta
condición, en la que prima la ausencia de atención por parte del Estado, se
mantiene vigente y en la actualidad no existen iniciativas orientadas a resolver
en primer orden el problema territorial, pero tampoco se proyectan programas
orientados a satisfacer las demandas en el plano educativo o en la generación
de oportunidades económicas y el fortalecimiento de su cultura.

4. MUNICIPIO SAN VICENTE DEL CAGUÁN

4.1. Comunidad La Libertad No. 2

Antecedentes del poblamiento


Son descendientes de emberas provenientes de San José del Palmar, Chocó.
Las familias en 1961 fueron desplazadas por pleitos entre jaibanás de la
región. Llegaron entonces a Pajuil, Caquetá y luego a Puerto Rico, de donde se
desplazaron y dispersaron debido al asesinato de un indígena en el año 1988.
En 1992, se encontraron nuevamente y fundaron el primer cabildo en la vereda
Primavera. Luego se dispersaron y en el año 2004 se volvieron a organizar y
se asentaron en un baldío, en donde trabajan la tierra y se encuentran en la
actualidad.

Asentamiento actual

El asentamiento tiene 1.400 has. fue ocupado por estas familias en el año
2004. Está situado en la vereda La Libertad, Corregimiento de Campo
Hermoso, y está poblado por 132 habitantes. Queda a dos horas de la
cabecera municipal. Todas las casas están hechas en madera y tienen techo
de zinc. Utilizan planta eléctrica y el agua la obtienen del caño que pasa por el
territorio.

Fotografía 6. Mapa hecho por integrantes de la comunidad. País Amazonía.

Población

En el asentamiento actualmente viven 23 familias compuestas por 132


personas. La mayor parte del grupo (48%) está constituida por población
económicamente activa, seguida de personas en edad escolar (34%).
Gráfica 8. Distribución poblacional de La Libertad No. 2

TABLA 7. POBLACIÓN LA LIBERTAD No. 2

RANGO DE EDAD HOMBRES MUJERES TOTAL


0 a 4 años 8 7 15
5 a 9 años 16 8 24
10 a 14 años 8 12 20
15 a 19 años 7 6 13
20 a 24 años 5 4 9
24 a 29 años 4 2 6
30 a 34 años 4 5 9
34 a 39 años 6 3 9
40 a 44 años 6 6 12
45 a 49 años 2 1 3
50 a 54 años 2 1 3
55 a 59 años 0 0 0
60 a 65 años 2 0 2
65 a 69 años 1 2 3
70 a 74 años 1 3 4
75 a 79 años 0 0 0
72 60 132
Hay 6 familias emberas que ya no pertenecen al cabildo y viven en la vereda
La Novia y trabajan conjuntamente con la Junta de Acción Comunal de la
región.

Escolaridad

Tienen escuela en el asentamiento a la que asisten aproximadamente 25


niños. No hay profesores embera, lo que se considera un obstáculo en la
preservación de la cultura.
Hay un alto porcentaje de analfabetismo (41%), esto tiene que ver con que la
comunidad manifestó que no se da importancia a la asistencia a la escuela por
parte de las familias. Hay una cantidad significativa de jóvenes en edad escolar
que no asisten a la escuela y se observó que la mayoría de asistentes a la
reunión eran analfabetas.

Salud

Existen problemas con el dengue y la fiebre amarilla. Algunas veces, no muy


regularmente suben brigadas médicas al territorio, pero la comunidad
manifestó que no prestan atención a los problemas que existen además de
desnutrición, diarrea y leishmaniasis.

Aunque todos tienen afiliación a CAPRECOM E.P.S., la atención es deficiente


y se presentan problemas de discriminación. Además la falta de vías de
transporte y de centros de salud en las veredas cercanas, hace que se
presenten grandes dificultades en momentos de emergencia, porque hay que
bajar hasta la cabecera de San Vicente del Caguán.

Economía

Las familias son principalmente agricultoras. Siembran yuca, plátano, maíz,


arroz, caña y un poco de café. Cada uno tiene sus parcelas, más o menos
media hectárea de yuca, 4 hectáreas de maíz y media hectárea de plátano
cada una. También cultivan arroz y caña para lo que manifestaron la necesidad
de un trapiche. Cada casa cuenta con especies menores y caballos para las
familias.

La zona constituye una buena oferta de recursos naturales, también se puede


practicar la pesca en el río Yarí en época de subienda y se practica la caza de
boruga, conejo, armadillo y mico, lo que indica que pueden abastecerse para
garantizar en un nivel relativo su seguridad alimentaria.

Las artesanías también constituyen un ingreso individual, pero solo cuando se


puede vender en la cabecera. Los habitantes de la comunidad juntos con
colonos de la región están construyendo una vía de acceso hacia la cabecera
municipal, pues la falta de vías constituye el mayor inconveniente para la
comercialización de los productos.

El jornaleo constituye también un insumo para la generación de ingresos.

Atención institucional

Ninguno de los habitantes recibe subsidios o ayudas por parte del Estado.
Organización y Gobierno propio

Están organizados en cabildo (Tabla 8.), pero se presentan problemas al


momento de identificar el papel de cada uno de sus integrantes y la función del
cabildo como estructura representativa de la comunidad. Cuentan con bases
de justicia propia, pues además de contar con una guardia indígena
estructurada, hay un cepo en la comunidad que es utilizado cuando se
considera necesario.

CARGO NOMBRE
Gobernador Raúl Nequirucama
Suplente Wilfer González
Tesorero Luis Ángel González
Fiscal Andrés Nequirucama
Secretario Uldey Nequirucama
TABLA 8. LISTA DE INTEGRANTES DE CABILDO LA LIBERTAD No. 2

Hay prácticas tradicionales como danzas y música. Es una comunidad


integrada por artesanos que trabajan la chaquira, la iraca y el bejuco.

Violencia y derechos humanos

Después de los problemas y asesinatos en su territorio original, producto de la


violencia política y del jaibanismo, que traen como consecuencia el
desplazamiento de los diferentes grupos, no se ha prestado ningún tipo de
atención por parte del Estado sin resolver el problema territorial que constituye
un factor determinante en la extinción de la cultura embera.

La comunidad está amedrentada debido a la existencia de minas antipersona


dentro y alrededor del territorio.

4.2. Comunidad La Pradera

Antecedentes del poblamiento

Son descendientes de emberas del departamento de Caldas que se


desplazaron en 1950 hacia el Caquetá por problemas de jaibanismo. Primero
llegaron a Pajuil en donde permanecieron 10 años en la vereda El 29. Luego,
en busca de tierras y de oportunidades se trasladaron a El Doncello, y luego a
San Juan de Losada en 1990 en donde se establecieron en un predio
comprado de 50 hectáreas, llamado La Cabaña 2. De allí fueron desplazados
por causa del conflicto armado en el 2004 y desde ese entonces viven en un
barrio de invasión llamado La Pradera en la cabecera municipal.

Asentamiento actual

Los habitantes de este sector viven en condiciones de hacinamiento, pues solo


cuentan con 5 casas para 85 personas. Las otras 14 personas viven en las
fincas de sus patrones en donde jornalean y cuando van a la cabecera o no
tienen trabajo, deben alojarse en estas mismas casas en muy malas
condiciones.

Las casas están en un barrio de invasión, no cuentan con servicio sanitario, ni


con sistema de disposición de basuras, lo que ha traído problemas en la salud
de los habitantes. Hay 1 familia que vive en la vereda El Rubí, en un predio
propio de 300 hectáreas hace 20 años y que están afiliadas al cabildo.
También hay 5 familias que viven en la cabecera, con dinámicas kapunias y en
barrios diferentes.

Población

Cuenta con 23 familias compuestas por 99 personas. La mayor parte del grupo
(47%) está constituida por personas en edad escolar seguida por la población
económicamente productiva (35%) y los niños menores de 5 años ocupan un
10% de la población.

Gráfica 9. Distribución poblacional de La Pradera.

TABLA 9. POBLACIÓN LA PRADERA

Rango de edad HOMBRES MUJERES TOTAL


0 a 4 años 7 3 10
5 a 9 años 7 6 13
10 a 14 años 6 10 16
15 a 19 años 10 7 17
20 a 24 años 5 0 5
24 a 29 años 0 1 1
30 a 34 años 2 3 5
34 a 39 años 4 5 9
40 a 44 años 4 2 6
45 a 49 años 4 1 5
50 a 54 años 3 1 4
55 a 59 años 0 0 0
60 a 65 años 1 1 2
65 a 69 años 0 0 0
70 a 74 años 0 0 0
75 a 79 años 3 2 5
80 a 84 años 0 0 0
85 a 89 años 1 0 1
57 42 99

Escolaridad

Los niños asisten a la escuela del barrio. Aunque el mayor porcentaje de esta
población representa a las personas en edad escolar hay un 14% que no asiste
a la escuela. Existe un 17% de analfabetismo, se observó que no se le da
importancia a la educación formal, ni a la alfabetización en la comunidad. No
hay profesor bilingüe, pese a los esfuerzos hechos por preservar la lengua
como base de su cultura.

Salud

Se presentan problemas de desnutrición por la falta de oportunidades en el


trabajo y la consecuente pobreza de la población. En los adultos se han
presentado úlceras por falta de alimentación. Aunque todos están afiliados a
régimen subsidiado, existen problemas en la atención hacia los indígenas por
discriminación, falta de enfoque diferencial y mal servicio.

Cuentan con medicina tradicional y jaibaná. No hay promotor de salud.

Economía
Al no tener territorio, la única fuente de ingreso es el jornaleo. Pero la falta de
oportunidades laborales que ocasionan muy bajos ingresos, hace que la
situación económica sea imposible y repercute en la alimentación de sus
integrantes. Los ingresos mensuales están entre $100.000 y $300.000 por
cabeza de familia.

Atención institucional

Aunque todos tienen carta de desplazado, solo dos familias reciben subsidio de
Familias en Acción.

Organización y Gobierno propio

Están organizados en cabildo (Tabla 10), pero se observan debilidades en el


liderazgo ya que todo el trabajo se centra en unos pocos. Al no tener territorio
se han presentado dificultades en el reconocimiento de cabildo porque aunque
es una comunidad de zona rural, al ser desplazada por causa del conflicto
armado no se reconoce el cabildo por estar habitando en zona urbana desde
hace 8 años.

CARGO NOMBRE
Gobernador Alcibiades Tascón
Fiscal Gilberto González Zuleta
Tesorera Argenis González Zuleta
Secretaria Luz Dary Nequirucama Zuleta
TABLA 10. LISTA DE INTEGRANTES CABILDO LA PRADERA.

Se han presentado problemas con las JAC´s de la zona por no querer hacer
parte de éstas y exigir su reconocimiento como cabildo.

Todos hablan la lengua materna y hacen grandes esfuerzos por mantener su


cultura y sus tradiciones. También cuentan con jaibaná y practican fiestas
rituales propias de los Chamíes.

Violencia y derechos Humanos

Se presentan problemas con el ejército por el reclutamiento de indígenas y el


no reconocimiento del fuero. En la región de El Rubí, por presencia de grupos
insurgentes, hay combates y amenazas por parte de los grupos armados y
bloqueo de alimentación, requisas y abusos por parte de los integrantes de la
Fuerza Pública. Hay ametrallamientos desde helicópteros y, hace un año, se
registró el asesinato de un indígena.
En la región de El Rubí, en donde se quiere un territorio para vivir unidos con
los embera que viven allá hace 20 años, una persona fue amenazada
recientemente y se desplazó a la cabecera. Esto obstaculizó los trámites que
se estaban haciendo para la adquisición de la tierra.

5. MUNICIPIO LA MONTAÑITA

5.1. COMUNIDAD EL CEDRITO

Antecedentes del Poblamiento

El proceso migratorio de esta comunidad corresponde con el de las demás


familias emberas ubicadas en el departamento de Caqueta, las razones que
dan origen a este proceso están relacionadas con la segmentación ocasionada
por el poder del jaibanismo. En la década de los 70, aproximadamente hacia el
año 73 del siglo pasado, la recién constituida familia de José Efraín Novoa
junto con otras familias, migran de La Victoria, Valle hacia el departamento del
Caquetá, región que en el momento resultaba promisoria por la existencia de
tierras baldías. Por un periodo de 8 meses se ubican en un sector denominado
tres esquinas, municipio de Morelia, para posteriormente establecerse en el
actual territorio que ocupan.

Asentamiento Actual

El territorio de la comunidad El Cedrito corresponde a 120 hectáreas tituladas


mediante resolución No. 13 de 1.995, en el sector antes conocido como El
Cedro, jurisdicción del municipio Montañita. El asentamiento cuenta con 3
viviendas de madera, piso en tierra o tabla y techo en zinc, sin saneamiento
básico. La única fuente de agua con que cuentan es la del caño la Carpa, el
cual ha sido afectado por la deforestación en su nacimiento.

Población

La población corresponde a 26 personas, 16 mujeres y 10 hombres agrupados


en tres familias. Tres de estas personas son kapunías, quienes se han
integrado en la comunidad al formar pareja con alguno de los emberas.
Conservan el modelo de familia extensa. La población es en su mayoría joven,
el 46% de la población se encuentra en los rangos inferiores a 14 años. El 22%
de la población se encuentra en rangos de mayor vulnerabilidad, 11% menores
de 5 años y 11% mayores de 60.

TABLA 11. POBLACIÓN EL CEDRITO

Rango de
HOMBRES MUJERES TOTAL
edad
0 a 4 años 2 1 3
5 a 9 años 1 3 4
10 a 14 años 1 4 5
15 a 19 años 0 2 2
20 a 24 años 0 1 1
25 a 29 años 0 0 0
30 a 34 años 1 0 1
35 a 39 años 0 0 0
40 a 44 2 1 3
45 a 49 0 1 1
50 a 54 0 0 0
55 a 59 2 1 3
60 a 64 0 0 0
65 a 69 1 0 1
70 o más 0 2 2
10 16 26

Gráfica 10. Distribución poblacional El Cedrito, Montañita.

Escolaridad

El 42,85% de la población mayor de 15 años no tiene ningún grado escolar,


esta población corresponde a 6 personas adultas entre 41 y 78 años.

La totalidad de la población en edad escolar de la comunidad se encuentra


escolarizada, asisten a la escuela de la vereda la Carpa a unos 20 minutos de
camino, donde estudian con los niños campesinos de la misma vereda.

Pese a la cobertura total de la educación, la vinculación de los niños al sistema


educativo occidental se ha constituido en una de las principales amenazas para
el debilitamiento cultural, especialmente la pérdida progresiva del idioma
embera.

Salud

La totalidad de la población se encuentra afiliada mediante régimen subsidiado


a través de la EPS CAPRECOM, sin embargo la distancia del casco urbano del
municipio 4 horas de camino destapado, 2 de ellas a pie para salir al punto de
carretera donde se toma el transporte público, dificulta el acceso a este
derecho. No cuentan con promotor de salud. Es importante considerar que
una de los principales problemas relacionados con la salud de esta comunidad
es la falta de fuentes de agua potable, pues la única fuente de agua es la del
caño la Carpa, el cual en época de verano se hace turbio como consecuencia
de la deforestación en su nacimiento por parte de los colonos del lugar. No
existe práctica de medicina tradicional.

Economía

Las familias combinan las actividades de auto sostenimiento: cultivo de maíz,


yuca y plátano, cría de especies menores y cacería con el trabajo de jornal,
especialmente en las fincas de ganadería, al cual se vinculan los hombres por
un valor de $12.000 el día, en promedio son ocupados en este oficio 2 días de
la semana, esto representa un ingreso por jefe de hogar de $96.000 el mes.

Organización

Uno de los principales logros para el proceso organizativo de esta pequeña


comunidad, es contar con un territorio titulado desde el año 95. Su base
organizativa es de tipo familiar, aún no evoluciona en el sistema de cabildo. La
convivencia con los colonos campesinos y su participación en el proceso
organizativo propio de este grupo poblacional, JAC, ocasionó una cierta
invisibilización de su condición étnica y sus derechos como pueblos indígenas.
En el año 2001 los líderes deciden explicitar su diferencia como etnia, al tomar
la decisión de no integrarse al proceso de la JAC, situación que generó fuertes
dificultades con el campesinado, las cuales se han ido superando.

Dentro del proceso organizativo se destaca el liderazgo de Raúl Nogoa, quien


asume la vocería y representación de la comunidad y ha participado de
espacios regionales de los pueblos indígenas, donde se ha informado en
relación con derechos de los pueblos indígenas.

Atención Institucional

La presencia del estado se expresa en los programas del ICBF en cuanto a


atención a primera infancia (desayunos infantiles), restaurante escolar y de
Acción Social con familias en Acción.
Violencia y Derechos Humanos

Como se planteó en el inicio, los motivos de migración hacia el Caquetá no


corresponden con hechos de violencia sobre esta comunidad, y hasta el
momento en su actual territorio no han sido objeto de violaciones a los
Derechos Humanos o el DIH. En algunas oportunidades han debido
presentarles a miembros del ejército el documento de titulación de resguardo y
recordarles sus derechos cuando el ejército ha procurado establecer
campamentos dentro del territorio. En la zona hace presencia el frente 15 de
las FARC, sin embargo hasta el momento la comunidad manifiesta no haber
sido objeto de infracciones al DIH por parte de este grupo armado.

B. DEPARTAMENTO DEL META

Antecedentes del poblamiento

Fotografía 7. Taller de diagnóstico en Meta. No. 5-6 de 2011

A excepción de los habitantes de la comunidad Dokera (ubicadas actualmente


en la vereda Patio Bonito, municipio de Granada), las familias que habitan en el
departamento del Meta, provienen de San José del Palmar, Chocó y Valle
principalmente, debido a desplazamientos realizados entre 1960 y 1970. La
población embera manifiesta que el desplazamiento en su mayoría obedeció a
los pleitos entre jaibanás dentro del territorio, debido a la competencia por el
ejercicio del poder.

Inicialmente las familias se desplazaron al departamento del Caquetá, y de allí


fueron nuevamente desplazados por la violencia política en los años 90, hacia
el departamento del Meta. La mayoría llegó al municipio de La Uribe, y se han
seguido desplazando, ya sea por la violencia o en busca de oportunidades, a
zonas rurales y las cabeceras municipales de Granada, Villavicencio y Acacías
principalmente..

Población y asentamiento actual

En el departamento del Meta se ubicaron 391 indígenas Embera Chamí que


viven en 82 grupos familiares, lo que constituye un 2,3% de la población
indígena del departamento. La población está compuesta en su mayoría, 52%,
por adultos en edad productiva (entre 19 y 59 años), en proporciones similares
entre hombres y mujeres, seguidos por un 32% de personas en edad escolar
(entre 5 y 19 años), con un porcentaje de 9% de niños menores de 5 años y un
7% de adultos mayores.

Gráfica 11. Distribución poblacional del Meta.

TABLA 12. POBLACIÓN DEL DEPARTAMENTO DEL META

Rango de edad HOMBRES MUJERES TOTAL


0 a 4 años 21 16 37
5 a 9 años 38 30 68
10 a 14 años 32 27 59
15 a 19 años 20 14 34
20 a 24 años 13 21 34
24 a 29 años 20 12 32
30 a 34 años 10 10 20
34 a 39 años 12 8 20
40 a 44 años 14 13 27
45 a 49 años 9 6 15
50 a 54 años 4 3 7
55 a 59 años 7 5 12
60 a 65 años 3 4 7
65 a 69 años 2 4 6
70 a 74 años 4 5 9
75 a 79 años 2 2 4
211 180 391

Gráfica 12. Pirámide poblacional del Meta

La población se encuentra establecida en asentamientos rurales y urbanos, un


resguardo y algunas familias dispersas. Los que viven en zona urbana, que
representan un 25%, habitan en barrios de invasión y habitualmente las
condiciones de vivienda son precarias, con escasez o ausencia de servicios
públicos y frecuentes problemas de salubridad.

Gráfica 13. Porcentajes de población urbana y rural en Meta.


El 25% de la población embera del Meta se encuentra en cascos urbanos
viviendo la mayoría en barrios de invasión de Villavicencio y Granada. En
Acacías viven 4 familias compuestas por 19 personas, que cuentan con
servicios básicos y pagan arriendo, desde el año 2003 que fueron desplazados
por el conflicto armado del resguardo La Julia y ahora viven en la cabecera,
cuentan con servicios básicos y sus ingresos provienen del jornaleo. Otras 3
familias compuestas por 9 personas están en los municipios de San juan de
Arama, San Carlos de Oguara y Fuente de Oro.

TABLA 13. POBLACIÓN EN ASENTAMIENTOS URBANOS. META

Municipio No. Familias No. Personas


VILLAVICENCIO 11 46
GRANADA 5 26
ACACÍAS Y OTROS 12 28
TOTAL 28 99

De los que habitan en zona rural (75%), hay 5 asentamientos a saber: Patio
Bonito en el municipio de Granada, San Antonio de Chamí en La Macarena,
Predio Bello Horizonte en el municipio de Lejanías y Paraíso en Uribe. En este
último municipio se encuentra el único resguardo reconocido por el INCORA
que es el resguardo La Julia. .

TABLA 14. POBLACIÓN EN ASENTAMIENTOS RURALES. META.

Nombre de la Municipio Forma de Extensión No. de No. de Área aprox.


comunidad Tenencia (has) Familias Personas cultivable
Dokerá Granada Comodato 4 12 50 2
La Julia Uribe Resguardo 208 26 65 44
El Paraíso Uribe Asentamiento 308 25 85 N.S.
Bello Horizonte Lejanías Asentamiento 90 4 15 7
San Antonio de Macarena Asentamiento 120 15 77 3
Chamí
TOTAL 730 82 292 ------

Es así como, solo un 22% tiene un resguardo titulado (La Julia), un 61% lo
ocupan los que viven en asentamientos comprados por las familias y un 17%
habita un comodato otorgado en el año 2010.
Gráfica 14. Tenencia de la tierra. Meta.

En materia de vivienda e infraestructura además de los urbanos, ninguno de los


asentamientos rurales cuenta con agua potable ni sistema básico de
saneamiento. Casos como el asentamiento Dokerá en el municipio de
Granada, está situado sobre un relleno sanitario y las condiciones de vivienda
son absolutamente indignas.

Escolaridad

La falta de profesores bilingües constituye el mayor problema para todas las


comunidades, ya que se considera la lengua materna como base de la cultura y
la organización. No hay profesores capacitados en la región y cuando se ha
intentado traer profesores embera chamí de otras regiones, nunca se quedan.
A excepción de la comunidad San Antonio de Chamí, no se ha generado
ningún proceso.

Por esta razón, los niños en su mayoría están siendo educados en las escuelas
veredales por profesores kapunia, y no existe propuesta curricular para la
etnoeducación.

Aunque existen grupos trabajan por preservar su cultura, en muchos de los


casos la población ha asumido las dinámicas kapunias propias del lugar. En
consonancia, frecuentemente se observa ausencia de organización social
propia y pérdida de la lengua y las tradiciones embera.

En el momento un 38% de la población embera dispersa en el departamento es


analfabeta pero un 99% en edad escolar asiste a la escuela actualmente.

Salud
La totalidad de la población se encuentra afiliada a las EPS (Empresa
Promotora de Salud del Régimen Subsidiado) del departamento, CajaCopi
EPS-S y Capital Salud EPS-S, en calidad de indígenas, pero las condiciones
de salud no son satisfactorias y se aprecian numerosas quejas sobre la calidad
del servicio recibido.

Son pocos los que cuentan con prácticas de medicina tradicional y se


manifiesta la necesidad de articularla con la medicina occidental.

Economía

En la mayoría de los casos el sustento de las familias proviene del trabajo de


los hombres cabeza de familia en jornaleo o construcción. En otros pocos, la
población cuenta con actividades agrícolas y ganaderas que apoyan s u
sustento, que en la mayoría de veces sirve solo para autoconsumo, por
dificultades de transporte y/o porque no se cuenta con extensiones de tierra
cultivables.

Organización y Gobierno propio

A nivel de los asentamientos rurales se cuenta con cabildo, pero existen pocos
espacios organizativos y de comunicación como Pueblos Indígenas, además
de no tener contacto con las organizaciones de los lugares ancestrales de
donde provienen.

Las comunidades ubicadas en asentamientos rurales (La Julia, El Paraíso,


Comunidad San Antonio de Chamí - Playa Rica La Y y Predio Bello Horizonte-
Lejanías) se han vinculado recientemente a la Mesa Departamental Indígena
del Meta, mediante su participación en el Primer Congreso Departamental de
los Pueblos Indígenas del Meta, celebrado en la ciudad de Villavicencio entre
el 9 y el 11 de agosto de 2011.

Hasta el momento no se ha contado con encuentros ni actividades exclusivas


con los pobladores embera de la región, la población manifestó su
desconocimiento al respecto y su voluntad de conformar una asociación de
cabildos que sirva como eje organizativo y como herramienta para garantizar el
respeto de sus derechos.

Violencia y derechos humanos

La entrada de empresas multinacionales extractoras de hidrocarburos y de


otros megaproyectos, aún no se percibe como amenaza por estas
comunidades. Sin embargo, los testimonios recogidos en La Uribe y La
Macarena, dan cuenta de la presencia de una empresa petrolera hace 30 años
que realizó estudios exploratorios y dejó mojones en diversos lugares del
territorio indicando los lugares en donde es posible la perforación, lo que puede
significar un riesgo a futuro para las comunidades.

En términos del conflicto armado, los Embera Chamí de la Uribe han sufrido
afectaciones como consecuencia de la presencia guerrillera y paramilitar, la
declaración del municipio como zona de distención y su posterior militarización.

Por esta razón, en la actualidad las comunidades asentadas principalmente en


los municipios de La Uribe, La Macarena y Lejanías, han sufrido vulneraciones
a sus derechos por parte de la Fuerza Pública principalmente, que serán
expuestas más adelante.

ASENTAMIENTOS RURALES

1. MUNICIPIO DE LA URIBE

En este municipio los embera Chamí se distribuyen en dos comunidades: El


resguardo La Julia y el asentamiento rural El Paraíso.

1.1 Resguardo La Julia

Antecedentes del poblamiento

La mayoría de los habitantes provienen de El Dovio, Valle y llegaron en 1978.


La población embera manifiesta que el desplazamiento en su mayoría obedeció
a los pleitos entre jaibanás dentro del territorio, debido a la competencia por el
ejercicio del poder.

Unos llegaron a Puerto Rico y Pajuil (Caquetá) y otros a Orito (Putumayo), de


donde fueron desplazados por causa del conflicto armado la mayoría a Castillo
en donde se establecieron por un tiempo. Después se dispersaron por
diferentes municipios del departamento del Meta, hasta que en 1995 por
iniciativa el señor Omar Yagarí, que actualmente vive en el departamento de
Casanare, conformaron el primer cabildo y se asentaron en el territorio que hoy
es el Resguardo La Julia.

Asentamiento actual
Este resguardo constituido por Res. 0025 del 2003, tiene una extensión de 208
Has. Son 26 familias compuestas por 65 habitantes, que viven en ese territorio
desde 1996. Se encuentra a una hora de la Inspección de La Julia en la vereda
El Placer y a 3 horas de la cabecera municipal del La Uribe.

Fotografía 8. Mapa hecho por integrantes de la comunidad. La Julia.

Población

Actualmente viven 26 familias compuestas por 65 personas, 36 hombres y 29


mujeres. La mayor parte del grupo (51%) está constituido por adultos en edad
económicamente productiva, seguido de menores en edad escolar (34%)..

Gráfica 15. Distribución poblacional de La Julia


TABLA 15. POBLACIÓN RESGUARDO LA JULIA
RANGO DE EDAD HOMBRES MUJERES TOTAL
0 a 4 años 2 4 6
5 a 9 años 9 7 16
10 a 14 años 4 2 6
15 a 19 años 1 2 3
20 a 24 años 0 0 0
24 a 29 años 2 2 4
30 a 34 años 1 0 1
34 a 39 años 2 4 6
40 a 44 años 5 5 10
45 a 49 años 4 1 5
50 a 54 años 2 0 2
55 a 59 años 2 0 2
60 a 65 años 1 0 1
65 a 69 años 1 1 2
70 a 74 años 0 1 1
75 a 79 años 0 0 0
36 29 65
Escolaridad

Tienen escuela en el resguardo pero al no contar con profesor bilingüe,


manifiestan su preocupación por la pérdida progresiva de la lengua y el impacto
que pueda tener sobre su cultura. Solo se cuenta con dos bachilleres en la
comunidad, lo que dificulta que haya personas para capacitarse en docencia. El
nivel educativo es muy bajo y hay un 27% de analfabetismo.
La escuela no cuenta con las condiciones sanitarias necesarias y no se tienen
los materiales ni la infraestructura básica para la educación de los niños. Todos
los niños en edad escolar que son 25, asisten a la escuela actualmente.

Salud

Todos los habitantes están afiliados a Capital Salud EPS-S. Se presentan


problemas para el transporte en caso de alguna emergencia, porque el centro
de salud más cercano está ubicado en la cabecera de La Uribe que está a 3
horas en vehículo del resguardo. La población manifiesta inconformidad con la
calidad y oportunidad de los servicios recibidos.

No cuentan con ningún tipo de medicina tradicional y tampoco hay por el


momento promotor de salud. Hay una mujer que se está capacitando, pero no
se han conseguido recursos para los viajes y la alimentación que se requieren
para la capacitación que tiene lugar en Villavicencio. La futura promotora de
salud, es la misma mujer que fue profesora en el 2011. La falta de
participación y de bachilleres hace que pocos líderes tengan la preparación
para ocupar este tipo de cargos.

Economía

Son principalmente agricultores. Tienen alrededor de 27 hectáreas de plátano,


10 de maíz, 5 de yuca y recientemente han sembrado 2 hectáreas de papaya.
Las parcelas están repartidas por familia y se utilizan tanto para consumo,
como para comercialización. Cuentan con aproximadamente 50 hectáreas de
reserva para abastecimiento de madera y cuidado del medio ambiente.

En cuanto a ganadería, tienen 20 cabezas de ganado en el resguardo que son


utilizadas en caso de enfermedad de algún habitante. También tienen cría de
especies menores. Así como en la agricultura, la producción es por familia y no
se trabaja comunitariamente. Los recursos agrícolas además de ser utilizados
para autoconsumo también son comercializados, mientras la ganadería y
especies menores son únicamente para autoconsumo.

Otra fuente de ingresos proviene del jornaleo y trabajos varios para los
colonos. Las oportunidades de trabajo son muy escasas y las entradas
económicas mensuales varían entre $60.000 y $200.000 mensuales.

Atención institucional

La población reportó que de 11 familias que tienen carta de desplazado,


únicamente 3 reciben apoyo de Familias en Acción y ninguna otra familia
recibe ayuda alguna por parte del Estado.

Organización y Gobierno propio

Se conservan algunas tradiciones embera y cuentan con cabildo (Tabla 1),


constituido desde 1995, pero falta organización debido a la rivalidad que existe
entre las dos familias que conforman la comunidad. Se han presentado
dificultades en cuanto al establecimiento de la guardia indígena lo que se
considera de gran importancia para la defensa y conservación del territorio. No
cuentan con jaibaná y manifestaron que los jaibanás han traído problemas de
división, por lo que no lo consideran necesario.

Por otra parte, la relación con la alcaldía y autoridades municipales ha sido


incipiente y se han presentado problemas con el alcalde, que no los reconoce
como indígenas y se niega a tenerlos en cuenta en los planes de desarrollo.
Con la nueva alcaldía se están teniendo conversaciones y se espera mejorar
las relaciones de los 3 pueblos indígenas que habitan en el municipio con ésta.

CARGO NOMBRE
Gobernador Roberto Yagarí González
Capitana María Pidalia Tanú Yagarí
Alcaldesa Luz Mary González
Fiscal Iván Leyva
Secretario Delio Leyva
Alguaciles Saturnino Tamaniza
Joaquín Gutiérrez
TABLA 16. LISTA DE INTEGRANTES CABILDO LA JULIA

A nivel municipal están asociados a la mesa indígena de la Uribe, compuesta


por las dos comunidades embera (Resguardo La Julia y Asentamiento El
Paraíso), dos comunidades Nasa (Resguardo Planes Bajos y Parcialidad
Candilejas) y una Guambiana (Asentamiento Planes Altos). Esta mesa tiene un
Comité municipal de DDHH que aún no está en funcionamiento pero que
constituye una iniciativa para organizar a las comunidades de la región en
cuanto a exigibilidad y denuncia. Hay una casa de paso indígena en el casco
urbano para los Nasa que la utilizan todos de la Asociación.

Violencia y derechos humanos

Los indígenas refieren que la fuerza pública acampa dentro del resguardo,
contraviniendo el DIH y cometiendo violaciones sistemáticas a los DDHH que
tienen amedrentada a la población. Además de amenazas, se presentan
señalamientos por parte de desmovilizados encapuchados quienes, según la
población, son llevados al territorio por el Ejército para señalar a los indígenas
y atemorizar a la comunidad. Esto se debe a que son acusados de esconder a
integrantes de las FARC en su territorio y de ser sus colaboradores.

La comunidad considera fundamental que haya presencia civil del Estado para
hacer acompañamiento y verificación sobre el respeto de los DDHH y tomar las
medidas de prevención pertinentes, ya que su vulnerabilidad y riesgo aumenta
considerablemente cuando la única presencia estatal se encuentra a cargo de
la Fuerza Pública. En diferentes ocasiones ha solicitado este acompañamiento
pero la Defensoría del Pueblo responde que no cuenta con presupuesto para
otorgarlo.

1.2. Comunidad El Paraíso

Antecedentes del poblamiento


Al igual que los habitantes del resguardo La Julia, la mayoría de los habitantes
provienen de familias que salieron de El Dovio (Valle) en 1962, como
consecuencia de desplazamientos que obedecieron a pleitos entre jaibanás
dentro del territorio. La mayoría llegó a Pajuil (Caquetá), de donde fueron
desplazados por la violencia en 1978 al departamento del Meta y al
encontrarse con otras familias se asentaron en 1990 en El Paraíso desde ese
año hasta la actualidad.

Asentamiento actual

Este asentamiento tiene una extensión de 308 Has. y está ubicado en la


vereda El Paraíso, municipio La Uribe. Es una propiedad privada de 9 familias
que alojan en sus casas a las otras 16 familias que no cuentan con tierra ni con
territorio.

Dentro del asentamiento existen otros asentamientos de colonos que están en


contra de la titulación del resguardo y se niegan a vender, con el fin de
obstaculizar el proceso. Además la Junta de Acción Comunal ha manifestado
su oposición a las dinámicas organizativas de los emberas.

Fotografía 9. Mapa hecho por integrantes de la comunidad. El Paraíso.

Se han hecho solicitudes pero la respuesta del INCODER ha sido negativa. En


1995 cuando INCODER visitó el terreno, los embera no hicieron ninguna
diligencia para titulación de tierras por causa de desinformación, pues
pensaban que el Estado les iba a quitar el terreno. Por esta razón, ahora
INCODER les ha manifestado que están “sancionados” y que no pueden hacer
nada para titularlo.

Población
Actualmente viven 25 familias compuestas por 85 personas, 45 hombres y 41
mujeres. La mayor parte del grupo (46%) está constituida por adultos en edad
económicamente productiva, al igual que menores en edad escolar (35%),
seguido por un 12% de adultos mayores y un 7% niños menores de 5 años.

Gráfica 16. Distribución poblacional de El Paraíso.

TABLA 17. POBLACIÓN COMUNIDAD EL PARAÍSO

Rango de edad HOMBRES MUJERES TOTAL


0 a 4 años 4 2 6
5 a 9 años 7 7 14
10 a 14 años 9 7 16
15 a 19 años 4 1 5
20 a 24 años 2 8 10
24 a 29 años 3 2 5
30 a 34 años 2 5 7
34 a 39 años 2 1 3
40 a 44 años 2 2 4
45 a 49 años 1 1 2
50 a 54 años 1 0 1
55 a 59 años 1 1 2
60 a 65 años 2 2 4
65 a 69 años 0 1 1
70 a 74 años 1 2 3
75 a 79 años 1 1 2
42 43 85

Escolaridad
La comunidad cuenta con una escuela con serias deficiencias sanitarias y falta
de materiales básicos para la enseñanza. No tienen profesor bilingüe, han ido
profesores de otras regiones embera Chamí, pero abandonan al poco tiempo el
proceso.

Debido de esta situación, algunos niños van a la escuela de la vereda en donde


tienen que pagar por su educación. Hay un 20% de analfabetismo y solo 18
niños de 35 en edad escolar van a la escuela actualmente.

La comunidad manifestó su preocupación, ya que considera que la pérdida


progresiva de la lengua contribuye a la pérdida de la cultura ancestral.

Salud

Todos los habitantes están afiliados a Capital Salud EPS-S o a CajaCopi EPS.
Antes tenían un promotor para los dos asentamientos Embera de la Uribe, pero
éste pasó a la administración pública. Hay uno nuevo capacitado, pero no tiene
libreta militar y se han presentado dificultades para el ejercicio de promotor.

La comunidad cuenta con jaibaná y prácticas de medicina tradicional. El centro


de salud más cercano se encuentra en La Uribe, a 2 horas del asentamiento y
los problemas de transporte son permanentes para obtener un servicio básico
de salud. Adicionalmente, la población manifiesta inconformidad con la calidad,
de los servicios recibidos.

Economía

La comunidad se dedica al cultivo de plátano, arroz, maíz, yuca y fríjol, así


como a la ganadería y la cría de especies menores, la propiedad es privada y
cada parcela tiene su dueño. No hay ningún tipo de trabajo comunitario.
Aunque podrían ser comercializados, estos productos son destinados
únicamente al autoconsumo, debido a la falta de recursos para transportarlos.
Los ingresos mensuales por familia, oscilan entre $60.000 y $200.000 y
provienen del jornaleo

Atención institucional

De la comunidad, 3 familias reciben subsidio de Familias en Acción y una


persona recibe la ayuda de la tercera edad del ICBF.

Organización y Gobierno propio

La comunidad tiene un cabildo constituido en 1995 (Tabla 17.), pero presenta


problemas de organización, pues la carga recae solo en unos pocos líderes ya
que los demás integrantes, están desinformados de los procesos organizativos.
Se está trabajando en la reciente constitución de la guardia indígena. El cabildo
ha tenido problemas de relación con la alcaldía y con las autoridades locales,
ya que la alcaldía ha manifestado no querer reconocerlos como indígenas. Se
espera que con la nueva alcaldía las relaciones mejoren y haya apoyo para la
comunidad.

CARGO NOMBRE
Gobernadora María Maleny Yagarí
Suplente Luis Josides García
Fiscal Bernardino Cortés
Tesorero Graciliano Yagarí
Secretaria Neyyi Paola Yagarí
Capitán Mayor Francisco Gutiérrez
TABLA 18. LISTA DE INTEGRANTES DE CABILDO EL PARAÍSO.

Se cuenta con un jaibaná que juega un papel fundamental en la comunidad,


tanto para la práctica la medicina tradicional como para la conservación de sus
tradiciones y el fortalecimiento cultural.

A nivel municipal están asociados a la mesa indígena de la Uribe, compuesta


por las dos comunidades embera (Resguardo La Julia y Asentamiento El
Paraíso), dos comunidades Nasa (Resguardo Planes Bajos y Parcialidad
Candilejas) y una Guambiana (Asentamiento Planes Altos). Esta mesa tiene un
Comité municipal de DDHH que está iniciando, pero que constituye una
iniciativa para organizar a las comunidades de la región.

Las cinco comunidades indígenas de La Uribe, constituyeron una Asociación


de Cabildos en marzo de 2010 pero no se ha legalizado. Hace 3 meses,
integraron la Junta Directiva cuyo presidente es Luis Felipe Yagarí. Hay una
casa de paso indígena en el casco urbano para los Nasa que la utilizan todos
de la Asociación.

Violencia y derechos humanos

Hay campamentos de grupos armados en el territorio y los combates y


hostigamientos son permanentes. Los grupos insurgentes disparan a los
helicópteros que pasan por la zona y los bloqueos al paso de alimentos y
combustible, por parte de la Fuerza Pública, son frecuentes. Se ha presentado
reclutamiento por parte de la Fuerza Pública a los jóvenes.

Por otra parte, se anunció la construcción de dos bases militares en la región,


hecho que preocupa altamente a la población, porque la Fuerza Pública
presente en la zona rompe los alambres para pasar al territorio indígena y
existen amenazas, señalamientos e intimidaciones a la población civil. A la
fecha, no se han aclarado dos falsos positivos denunciados por los Nasa del
resguardo Candilejas, vecinos de la región.

Por todo lo anterior, la comunidad expresa su preocupación por la violación a


sus DDHH e infracciones al DIH y considera fundamental la presencia civil del
Estado para contar con acompañamiento, verificación y adopción de medidas
de prevención atención y protección. .

2. MUNICIPIO LA MACARENA

2.1. Comunidad San Antonio de Chamí

Antecedentes del poblamiento

Fotografía 10. Comunidad San Antonio de Chamí

La familia del señor José Benito Zuleta salió en 1962 de San José del Palmar
(Chocó), debido a que se presentaron problemas ocasionados por peleas entre
jaibanás de la región por el control del territorio. Muchos emberas se
desplazaron en ese entonces en camiones hacia el Caquetá, y estas familias
en particular se quedaron en el municipio de Puerto Rico, en donde
permanecieron hasta la década de los 90 cuando fueron desplazadas por
violencia política hacia San Vicente del Caguán y hacia el municipio La
Macarena.
Asentamiento actual

La Comunidad Chamí se encuentra asentada en dos terrenos a saber: uno de


120 has, denominado Maloka de San Antonio. y otro en la vereda de Caño Azul
en donde viven algunas familias, pero se desconoce su extensión. Los dos
terrenos fueron comprados por las familias, y están ubicados en el
corregimiento Playa Rica La Y, comunicados por un sendero de herradura a 2
horas de distancia. Sin embargo, ellos se consideran un solo asentamiento y
están representados por un solo cabildo.

Mapas hechos por integrantes de la comunidad

Fotografía 11. Maloka de San Antonio Fotografía 12. Vereda Caño Azul

Población:

Actualmente viven 15 familias compuestas por 77 personas, 44 hombres y 33


mujeres. La mayor parte del grupo (43%) está constituida por adultos en edad
económicamente productiva, seguida de menores en edad escolar (35%), niños
menores de 5 años (15%) y adultos mayores (7%)
Gráfica 17. Distribución poblacional de San Antonio del Chamí

TABLA 19. POBLACIÓN COMUNIDAD SAN ANTONIO DEL CHAMÍ

RANGO DE EDAD HOMBRES MUJERES TOTAL


0 a 4 años 7 5 12
5 a 9 años 6 4 10
10 a 14 años 7 6 13
15 a 19 años 7 3 10
20 a 24 años 4 5 9
24 a 29 años 2 2 4
30 a 34 años 0 0 0
34 a 39 años 2 2 4
40 a 44 años 2 3 5
45 a 49 años 3 0 3
50 a 54 años 1 0 1
55 a 59 años 1 0 1
60 a 65 años 0 0 0
65 a 69 años 0 1 1
70 a 74 años 1 1 2
75 a 79 años 1 1 2
44 33 77

Escolaridad

La comunidad cuenta con un proyecto estructurado de fortalecimiento cultural y


hay una escuela en Maloka de San Antonio, que no cuenta con las condiciones
básicas sanitarias, ni con los materiales necesarios para la educación de los
niños.

Cuentan con un profesor embera, pero por la distancia los niños que viven en
la vereda de Caño Azul asisten a la escuela de dicha vereda, recibiendo
educación kapunía, lo que incide negativamente en el mantenimiento de sus
tradiciones. Todos los integrantes de la comunidad hablan el embera bedea.

Aunque solo 4 niños de 30 en edad escolar no asisten a la escuela


actualmente, en la comunidad hay un 31% de analfabetismo.

Salud

Todos los habitantes están afiliados a Capital Salud EPS-S. Cuando se


presentan problemas de salud, es necesario desplazarse hasta el hospital de
San Vicente del Caguán (que por facilidades de transporte es más cerca que
La Macarena), en donde la atención es deficiente y se refieren problemas de
discriminación hacia los indígenas.

Cuentan con medicina tradicional ya que tienen un jaibaná en cada


asentamiento. En el momento, se está formando el primer promotor de salud
de la comunidad en La Macarena y pertenece a Maloka de San Antonio.

Economía

Los ingresos económicos provienen del jornaleo de los hombres cabeza de


familia, que trabajan para los colonos que habitan en los linderos del territorio.

La comunidad practica la agricultura, ganadería y cría de especies menores


que son utilizados para autoconsumo. Actualmente tienen 16 cabezas de
ganado, y cultivos tan solo de una hectárea de yuca y media hectárea de
plátano. Cuando hay temporada se siembra arroz y caña, en pequeñas
extensiones para el autoconsumo. Las tierras aptas para cosechar no son
suficientes.

Atención institucional

No hay ningún subsidio por parte del estado para esta comunidad, a excepción
de ayuda de tercera edad para dos de sus habitantes.

Organización y Gobierno propio

Están organizados en un solo cabildo para los habitantes de Maloka de San


Antonio y para lo de la vereda de Caño Azul (Tabla 19). La organización es
fuerte aunque la distancia que existe entre los dos terrenos dificulta la
comunicación y la toma de decisiones conjunta.

CARGO NOMBRE
Gobernador Alonso Zuleta
Suplente Arnulfo Yagarí
Secretario Jhon Fredy Zuleta
Tesorero Guillermo Zuleta
Fiscal Nelson Zuleta
Capitán Wilmer Nequirucamo
Comisario Gloria Yagarí
Juez Eusebio Nequirucamo
TABLA 20. LISTA DE INTEGRANTES CABILDO SAN ANTONIO DEL CHAMÍ

Cuentan con dos jaibanás, uno en cada terreno, que constituyen la base de la
organización y además son autoridades tradicionales que participan en la toma
de decisiones. Hay participación de todos los miembros y se trabaja por la
unidad. Se está organizando y estructurando la guardia indígena.

Violencia y derechos humanos

En la cabecera del corregimiento Playa Rica La Y hay una base militar y, según
refiere la población, la Fuerza Pública rompe los alambrados para pasar al
territorio y acampar allí dentro. Hay amenazas, señalamientos y
estigmatizaciones tanto por parte de los militares como de actores armados
ilegales. Por presencia de estos últimos, en su mayoría integrantes de las
FARC, hay restricción en el paso de alimentos y de combustible. Además hay
robos de especies menores y maltrato a la población civil por parte de la
Fuerza Pública.

Es necesaria la presencia civil por parte del Estado. La comunidad manifestó


no haber sido visitada nunca por ninguna entidad y solicita vigilancia y control
de los actores armados legales que se encuentran cerca de su territorio y
violan los derechos de la población.

3. MUNICIPIO DE LEJANÍAS:

Antecedentes del poblamiento

Luis Eduardo Yagarí llegó desplazado de El Dovio (Valle), en 1952 debido a


que se presentaron problemas de jaibanismo en la región, al departamento del
Caquetá donde estuvo pocos años. Luego se trasladó con su familia al
departamento del Meta en donde buscó por diferentes terrenos oportunidades
para su familia, hasta que finalmente se establecieron en un predio llamado
Bello Horizonte, que fue comprado por él en el año 2000.
Asentamiento actual

El asentamiento está ubicado en la vereda Alto Yucapé, en el predio Bello


Horizonte, es propiedad privada y tiene una extensión de 90 Has.

En el terreno se encuentran cinco casas, todas con acueducto y energía


eléctrica, allí viven 4 familias, en una casa vive una mujer mayor que es
mantenida por sus hijos. Están construidas en madera con piso de cemento y
techo de zinc. Aunque no cuentan con alcantarillado tienen letrinas. Para
disposición de basuras utilizan la quema.

Fotografía 13. Mapa hecho por integrantes de la comunidad. Lejanías.

Población

Las 4 familias están compuestas por 15 personas, 9 hombres y 6 mujeres. La


mayoría son adultos en edad productiva (53%) y en un alto porcentaje son
hombres, y niños menores de 5 años (27%).
Gráfica 18. Distribución poblacional de Lejanías.

TABLA 21. POBLACIÓN COMUNIDAD DE LEJANÍAS

RANGO DE EDAD HOMBRES MUJERES TOTAL


0 a 4 años 3 1 4
5 a 9 años 2 0 2
10 a 14 años 0 0 0
15 a 19 años 0 3 3
20 a 24 años 1 0 1
24 a 29 años 0 0 0
30 a 34 años 1 0 1
34 a 39 años 2 0 2
40 a 44 años 0 0 0
45 a 49 años 0 1 1
50 a 54 años 0 0 0
55 a 59 años 0 0 0
60 a 65 años 0 1 1
65 a 69 años 0 0 0
70 a 74 años 0 0 0
75 a 79 años 0 0 0

9 6 15

Escolaridad

No tienen escuela propia, así que todos los niños asisten a la escuela de la
vereda y se paga la educación. No tienen sistema tradicional de educación ni
se practica el embera bedea. El líder consideró que no es necesaria la
etnoeducación, ya que desde hace mucho tiempo la comunidad se ha educado
y ha crecido con dinámicas kapunías.

Salud

Todos los habitantes están afiliados a Capital Salud EPS-S. En la vereda no se


cuenta con puesto o con promotores de salud. Existen problemas para el
transporte y la salida hasta la cabecera municipal de los enfermos para recibir
la atención. La población manifiesta inconformidad con la calidad y oportunidad
de los servicios recibidos.

No hay ningún tipo de medicina tradicional.

Economía

La totalidad de la población económicamente activa se dedica a la agricultura y


comercio de productos agrícolas. En el momento cuentan con 800 matas de
tomate, 2 hectáreas de yuca, 4 de plátano y siembra de maíz para alimentar
especies menores. Un camión pasa periódicamente a comprar los productos
agrícolas producidos por los pobladores. También practican la ganadería,
actualmente tienen 70 cabezas de ganado. Cada cabeza de familia recibe un
ingreso mensual de alrededor de $150.000.

Atención institucional

Ningún miembro de la comunidad recibe subsidios por parte del Estado.

Organización y Gobierno propio

La comunidad no cuenta con gobierno propio; se han adoptado las costumbres


kapunias y la organización gira en torno a la Junta de Acción Comunal.
Actualmente tienen un líder, Moisés Yagarí, quien se encarga de la gestión de
las necesidades de la comunidad.

No hablan el embera bedea ni practican tradiciones emberas, pero se practica


la pintura y la escultura.

Violencia y derechos humanos

En el 2004 asesinaron al líder de la comunidad Luis Eduardo Yagarí, padre del


actual líder. Aunque se hizo la denuncia y el caso se encuentra en la base de
datos de Acción Social, no se ha recibido ningún tipo de reparación por parte
del Estado.

Debido a su cercanía con el pozo petrolero Cristal 1 y 2, en San Luis de


Yamanes, se les ha ofrecido comprar el predio, pero no se ha hecho ningún
tipo de consulta por parte del Estado.

Se reportan problemas por reclutamiento y maltrato por parte de integrantes de


la Fuerza Pública.

4. MUNICIPIO DE GRANADA.

En el municipio se encontró un asentamiento rural en la vereda de Patio Bonito


y familias dispersas en la cabecera municipal.

4.1 Asentamiento rural Comodato Dokera.

Antecedentes del poblamiento

Rafael Bedoya, gobernador de cabildo nacido Quindío, fue llevado por su padre
Jorge Bedoya a Antioquia en 1960, con otras cuatro familias que fueron
desplazadas como consecuencia del conflicto armado: reclutamiento por parte
de las FARC y amenazas por parte del Ejército Nacional quien los sacó de su
tierra para que pudiera ser colonizada por terratenientes.

Jorge Bedoya y su familia, se ubicaron en Urabá en donde se quedó trabajando


para las bananeras por 30 años; de allí fueron desplazados en 1996 por el
frente 5º de las FARC, que por señalamientos les dio 24 horas de plazo para
desocupar el territorio.

Se desplazaron entonces, 6 familias compuestas por 27 personas al


departamento del Meta. Primero al corregimiento Cachama en San Martín en
donde se asentaron y trabajaron tierras ajenas hasta el año 2006. De allí fueron
amenazados y desplazados por los paramilitares. Actualmente viven en el
municipio de Granada en un comodato otorgado por la Alcaldía, sobre lo que
fue un relleno sanitario.

Asentamiento actual

Está situado en la vereda de Patio Bonito, a 30 minutos al norte de la cabecera


municipal. La tierra fue entregada mediante el comodato celebrado por contrato
No. 01 de 2 de agosto de 2010, entre el municipio y la comunidad Embera
Chamí Dokera, por un plazo de 4 años.

El terreno tiene 4 hectáreas y está sobre un relleno sanitario. En la actualidad


se observan condiciones de insalubridad por las grandes cantidades de basura,
agujas y vidrios enterrados en el suelo. Las casas están hechas de lona y
plástico y carecen de todos los servicios públicos.

Fotografía 14. Comunidad Dokera

Fotografía 15. Viviendas de comunidad Dokera


Fotografía 16. Mapa hecho por integrantes de la comunidad. Dokera.

Población

Actualmente viven 12 familias compuestas por 50 personas, 28 hombres y 22


mujeres. La mayor parte del grupo (62%) está constituida por población
económicamente productiva, seguida de personas en edad escolar (26%),
niños menores de 5 años (4%) y adultos mayores (8%).

Gráfica 19. Distribución poblacional de Dokera

TABLA 22. POBLACIÓN COMNIDAD DOKERA


RANGO DE EDAD HOMBRES MUJERES TOTAL
0 a 4 años 0 2 2
5 a 9 años 4 2 6
10 a 14 años 3 4 7
15 a 19 años 5 3 8
20 a 24 años 4 2 6
24 a 29 años 7 2 9
30 a 34 años 2 1 3
34 a 39 años 0 0 0
40 a 44 años 1 1 2
45 a 49 años 0 1 1
50 a 54 años 0 2 2
55 a 59 años 0 0 0
60 a 65 años 0 0 0
65 a 69 años 1 1 2
70 a 74 años 1 1 2
75 a 79 años 0 0 0
28 22 50

Escolaridad

No tienen escuela en el asentamiento y los niños asisten a la es cuela de la


vereda o de la cabecera de Granada, la educación es gratuita desde hace un
año. No hay analfabetismo. Pero al no tener sistema educativo tradicional, la
comunidad manifiesta su preocupación ya que, aunque se refuerza la
enseñanza de lengua materna, esto constituye un obstáculo para la
preservación de la cultura.

Salud

Se han presentado cortadas e infecciones por las condiciones insalubres del


terreno. Los niños sufren frecuentemente diarrea y fiebre y se han presentado
casos de desnutrición debido a las condiciones en las que viven.

Todos los habitantes están afiliados a Capital Salud EPS-S (Empresa


Promotora de Salud del Régimen Subsidiado) pero no todos cuentan con el
carnet respectivo para recibir los servicios. La comunidad manifiesta
inconformidad con la calidad de los servicios y la atención recibida
especialmente en momentos de urgencias.

También refieren problemas manifiestos de discriminación hacia los indígenas,


pasando por encima de su turno y dando prioridad a los kapunía.
Cuentan con un jaibaná que los atiende y con un promotor de salud (John
Fredy Bedoya) que recibe capacitaciones y ejerce, pero no está adscrito a la
Secretaría de Salud.

Economía

A pesar de las condiciones del terreno, han organizado el espacio para producir
plátano, arroz y maíz para consumo propio. No obstante, sólo cuentan con 2
hectáreas aptas para el cultivo, que resultan insuficientes para las necesidades
de la comunidad. Muy pocas veces tienen la oportunidad de consumir proteína,
pues ésta se obtiene de la compra en la vereda.

El sustento económico proviene de los hombres cabeza de familia que trabajan


en jornaleo y hacen labores esporádicas para los colonos en la zona o en la
cabecera. Los ingresos son precarios, del orden de $50.000 a $100.000
mensual por familia.

Atención institucional

Todos los miembros de la comunidad tienen “carta de desplazado” pero solo 5


familias reciben el subsidio de Familias en Acción.

Organización y Gobierno propio

La comunidad ha hecho grandes esfuerzos por preservar su cultura tradicional.


Están constituidos como cabildo (Tabla 22.) aunque, al estar rodeados por
colonos, las Juntas de Acción Comunal no los reconoce ni como cabildo ni
como parte de la comunidad. Hablan el embera bedea, conservan sus bailes y
fiestas y cuentan con jaibaná, quién es el eje central de su cultura.

CARGO NOMBRE
Gobernador Rafael Bedoya Cortez
Suplente John Fredy Bedoya Gutiérrez
Fiscal José Guillermo Bedoya Gutiérrez
Tesorera Natalia Gutiérrez
Secretaria María Lucelly Bedoya Gutiérrez
Vocal Luis Orlando Gutiérrez
Vocal Carlos Andrés Bedoya Gutiérrez
Vocal María Yolanda Bedoya Gutiérrez
TABLA 23. LISTA DE INTEGRANTES DE CABILDO. DOKERA.

Violencia y derechos humanos

Este caso constituye uno de los casos emblemáticos de una comunidad víctima
de una violencia sistemática, 2 desplazamientos en los años 1960 y 1996 por
parte de las FARC y en el año 2006 uno por parte de los paramilitares. La
respuesta del Estado ha sido absolutamente incipiente, teniendo en cuenta que
la solución que se dio fue ubicar a la comunidad en un relleno sanitario en
pésimas condiciones de vida.

B. ASENTAMIENTOS URBANOS

1. MUNICIPIO DE GRANADA

Antecedentes del poblamiento

Al igual que en los casos anteriores, esta población dispersa en asentamientos


urbanos desciende de emberas provenientes del Valle, de Caldas o de Chocó
principalmente que entre los años 1960 y 1970 fueron desplazados de sus
tierras en algunos casos por causa de la violencia y en otros por problemas de
jaibanismo.

Sus familias estuvieron asentadas en zonas rurales del departamento del


Caquetá en su mayoría y posteriormente en el departamento del Meta en La
Julia y El Paraíso, pero se han desplazado hacia la cabecera en algunos casos
como consecuencia del conflicto armado y en otros en busca de oportunidades
económicas.

Asentamiento actual

En la cabecera municipal de Granada viven 5 familias dispersas, asentadas en


dos barrios de invasión a saber: Villas de Granada (4 familias), El Progreso (1
familia).

Las condiciones de vivienda son precarias. La mitad de las familias viven en


casa con piso de tierra y no cuentan con servicios públicos. Algunas casas
tienen agua y luz. En todos los casos deben pagar arriendo.

Población

Las 5 familias están compuestas por 26 personas, 15 mujeres y 11 hombres.


La mayor parte de la población la constituyen las personas en edad escolar
(46%), seguida de los adultos económicamente productivos (50%) y los niños
menores de 5 años (4%).
Gráfica 20. Distribución poblacional. Casco urbano – Granada.

TABLA 24. POBLACIÓN CASCO URBANO DE GRANADA


RANGO DE EDAD HOMBRES MUJERES TOTAL
0 a 4 años 1 0 1
5 a 9 años 1 5 6
10 a 14 años 2 4 6
15 a 19 años 1 1 2
20 a 24 años 1 1 2
24 a 29 años 1 1 2
30 a 34 años 1 1 2
34 a 39 años 1 0 1
40 a 44 años 1 0 1
45 a 49 años 1 2 3
50 a 54 años 0 0 0
55 a 59 años 0 0 0
60 a 65 años 0 0 0
65 a 69 años 0 0 0
70 a 74 años 0 0 0
75 a 79 años 0 0 0
11 15 26

Escolaridad, Organización y Cultura

El grupo indígena no cuenta con ningún tipo de organización o gobierno


propio y viven en los barrios con las dinámicas kapunía propias del lugar.
No practican tradiciones embera ni hablan la embera bedea. Los niños en
edad escolar asisten a la escuela del barrio, Brisas de Eriqué y se debe
pagar por la educación. Existe un 23% de analfabetismo.

Salud
Todos los habitantes están afiliados a CajaCopi EPS-S pero manifiestan
inconformidad con la atención prestada y con el manejo del servicio de
urgencias. No cuentan con ningún tipo de medicina tradicional.

Economía

El sustento de estas familias proviene del trabajo de los hombres cabeza de


familia en jornaleo o construcción. No tienen estabilidad laboral; cuando se
puede trabajar durante todo el mes, se promedia que la entrada por cada
familia es de $500.000. Las mujeres son amas de casa. Los problemas
económicos se reflejan directamente en la falta de alimentación pues no
tienen ninguna fuente para obtenerla a parte de la compra.

Atención institucional:

Las 5 familias tienen carta de desplazado y reciben el subsidio de Familias


en Acción.

Violencia y derechos humanos

Desde los años 80, cuando es asesinado el líder o cacique de la región y


como consecuencia las familias son desplazadas, se tiene que hasta el
momento las comunidades han estado en un alto estado de vulnerabilidad.
Esta condición en la que prima la ausencia de atención por parte del
Estado, continúa y no se han implementado iniciativas orientadas a resolver
los problemas territoriales y mucho menos se han implementado programas
encaminados a fortalecer demandas en la educación o la economía,
poniendo a las comunidades en alto riesgo de exterminio.

2. MUNICIPIO DE VILLAVICENCIO

Antecedentes del asentamiento

Al igual que en los casos anteriores, esta población dispersa en


asentamientos urbanos desciende de emberas provenientes del Valle, de
Caldas o de Chocó principalmente que entre los años 1960 y 1970 fueron
desplazados de sus tierras en algunos casos por causa de la violencia y en
otros por problemas de jaibanismo.

Después pasaron un tiempo en el departamento del Caquetá de donde


fueron desplazados por la violencia en los 90 y ahora están asentados en
este municipio. La gran mayoría son descendientes de la familia de Hitler
Yagarí y Luis Mariano Yagarí, provenientes de El Dovio (Valle).

Asentamiento actual

Actualmente viven 11 familias en la cabecera municipal, distribuidas en los


tres barrios de invasión: La Nora, 3 familias; La Reliquia Sector I, otras 3 y
Ciudad Porfía las 5 restantes.

Las familias viven en una zona sin alcantarillado y con alto riesgo de
derrumbes e inundaciones. Las casas son de lona y la mitad de ellas tiene
piso de tierra. Ocho familias no cuentan con servicios públicos

Población

Las 11 familias están compuestas por 45 personas, 20 mujeres y 25


hombres. La población más numerosa es la adulta en edad productiva
(46%), seguida de la población en edad escolar (35%), los niños menores
de 5 años (15%) y los adultos mayores (4%).

Gráfica 21. Distribución poblacional. Casco urbano Villavicencio.

TABLA 25. POBLACIÓN VILLAVICENCIO

RANGO DE EDAD HOMBRES MUJERES TOTAL


0 a 4 años 3 2 5
5 a 9 años 6 2 8
10 a 14 años 4 3 7
15 a 19 años 1 1 2
20 a 24 años 0 4 4
24 a 29 años 4 2 6
30 a 34 años 2 1 3
34 a 39 años 3 1 4
40 a 44 años 0 1 1
45 a 49 años 0 0 0
50 a 54 años 0 0 0
55 a 59 años 1 2 3
60 a 65 años 0 1 1
65 a 69 años 0 0 0
70 a 74 años 1 0 1
75 a 79 años 0 0 0
25 20 45

Escolaridad, Organización y Cultura

El grupo indígena no cuenta con ningún tipo de organización o gobierno


propio y han adoptado las dinámicas kapunias propias del lugar. Solo los
mayores practican el embera bedea ya que los demás se han educado en la
escuela del barrio y han ido perdiendo la lengua y las tradiciones.

Aunque la totalidad de los niños en edad escolar asisten a la escuela y


deben pagar por la educación, ningún adulto terminó la primaria y hay un
alto porcentaje de analfabetismo.

Salud

Todos los miembros del grupo están afiliados a CajaCopi EPS-S e, igual
que en los casos anteriores, manifiestan quejas sobre la calidad y
oportunidad de los servicios brindados por la EPS. No cuentan con ningún
tipo de medicina tradicional.

Economía

El sustento de estas familias proviene del trabajo de los hombres cabeza de


familia en jornaleo o construcción. Aunque no tienen estabilidad económica,
se promedia que, cuando es posible trabajar durante un mes seguido, la
entrada por cada familia es de $200.000 a $500.000 mensuales. Las
mujeres son amas de casa.

La única fuente de alimentación proviene de la compra por lo que la falta de


trabajo se refleja directamente en la posibilidad de alimentarse.

Atención institucional
Diez familias tienen carta de desplazado y la mitad reciben subsidio de
Familias en Acción. Dependiendo de la escuela en la que estén
matriculados, algunos niños reciben Desayunos con Amor del ICBF.

Violencia y derechos humanos

Desde los años 80, cuando es asesinado el líder o cacique de la región y


como consecuencia las familias son desplazadas, se tiene que hasta el
momento las comunidades han estado en un alto estado de vulnerabilidad.
Esta condición en la que prima la ausencia de atención por parte del
Estado, continúa y no se han implementado iniciativas orientadas a resolver
los problemas territoriales y mucho menos se han implementado programas
encaminados a fortalecer demandas en la educación o la economía,
poniendo a las comunidades en alto riesgo de exterminio.

3. OTROS MUNICIPIOS

También se encontraron familias embera viviendo en otras cabeceras


municipales como:

Acacías: Allí viven 3 familias compuestas por 19 personas desde el año


2003. Fueron desplazados por el conflicto armado del resguardo La Julia y
ahora viven en la cabecera, cuentan con servicios básicos y sus ingresos
provienen del jornaleo.

San Carlos de Oguara, San Juan de Arama y Fuente de Oro: en cada uno
de estos municipios vive una familia en condiciones precarias de vivienda
sin ningún tipo de ayuda ni de apoyo por parte del Estado o de la
organización.
TABLA 26. POBLACIÓN OTROS MUNICIPIOS DEL META

RANGO DE EDAD HOMBRES MUJERES TOTAL


0 a 4 años 1 0 1
5 a 9 años 3 3 6
10 a 14 años 3 1 4
15 a 19 años 1 0 1
20 a 24 años 1 1 2
24 a 29 años 1 1 2
30 a 34 años 1 2 3
34 a 39 años 0 0 0
40 a 44 años 3 1 4
45 a 49 años 0 0 0
50 a 54 años 0 1 1
55 a 59 años 2 2 4
60 a 65 años 0 0 0
65 a 69 años 0 0 0
70 a 74 años 0 0 0
75 a 79 años 0 0 0
16 12 28

C. DEPARTAMENTO DEL CASANARE

Antecedentes del poblamiento

Esta comunidad está conformada por 13 familias Emberá Chamí de un mismo


tronco familiar; familia Onogama. Asentadas en Villa Nueva desde 1.995 a raíz
del desplazamiento forzado del que fueron víctimas en la Julia, Meta.

La familia origen fue conformada por Daldino Onogama Yagarí, y Serelia


Gutiérrez, en el Dovio, Cauca. Las restantes familias son las constituidas por
sus hijos e hijas y por sus nietos y nietas. Desde su primera migración del
Dovio hasta su actual asentamiento en Villanueva la familia extensa se ha
mantenido unida.
La historia de su migración inicia en el año 1.969 en el Dovio, en el
departamento del Cauca. Daldino Onogama migra con su pequeña familia,
por las dificultades que representaba la distancia de su predio, a un día de
camino del municipio. Se ubican en la vereda Cristalina de Orito Putumayo, en
territorio del resguardo Quifara, allí nacen sus otros 6 hijos y la mayor parte de
sus nietos. Migran hacia La Julia en el año 1.990, en busca de mejores tierras,
pues la tierra que trabajaban estaba cansada, eran suelos poco productivos.
En la Julia se ubica de nuevo toda la nueva y extensa familia de Daldino
Onogama, en un terreno de unas 10 hectáreas, considerada para ellos tierra
muy buena para el cultivo, Tenían sembrado caña, plátano, maíz, también
criaban animales y habían construido viviendas nuevas. Sin embargo en el año
2005 la guerrilla inicia una persecución contra los evangélicos de esta región
asesinan a Misael Onogama, quien era integrante de esta iglesia. La familia se
constituye en objetivo militar, especialmente el mayor quien también profesa
esta fe religiosa. 15 días fue el plazo para salir. A partir de ese momento
abandonan sus bienes y su tierra huyendo hacia Villa Nueva, lugar que les
recomendaron algunos conocidos por ser fuente de empleo en las
Palmicultoras y Arroceras.

Asentamiento Actual:

En Villanueva se ubican en la actualidad 11 de las 13 familias, en los barrios:


Villa Luz Alto y Mirador, donde conviven 3 y 4 familias por vivienda; en la
vereda Morichal se encuentra 1 familia y en Barranca de Upia 1 familia que
reside en una habitación de arriendo en casa de un kapunía.

La convivencia de varias familias en una misma vivienda se genera como


estrategia para enfrentar los altos costos del arrendamiento; el valor del
arriendo en un mes se equipara al valor del ingreso mensual de uno de los
hombres en las palmicultoras.

Ninguna familia ha logrado acceder a vivienda propia, todas son casas


arrendadas. Las viviendas están en buenas condiciones físicas y cuentan con
todos los servicios básicos

Se encuentran en situación de aculturación, adaptadas al ritmo de vida urbano,


han perdido la trasmisión de la lengua y sus prácticas y tradiciones.

Población

En total las 13 familias agrupan 39 personas (19 hombres – 20 mujeres). La


distribución de la población en porcentajes de acuerdo a etapas de mayor
vulnerabilidad: menores de 5 años, mayores de 60; así como población en
edad escolar (5 a 14 años) y población económicamente activa – P.E.A.-(14 a
59 años), se observa en la siguiente gráfica:

Gráfica 22. Distribución poblacional Villanueva-Casanare.

TABLA 27. POBLACIÓN COMUNIDAD VILLANUEVA-CASANARE

RANGO DE EDAD HOMBRES MUJERES TOTAL


0 a 4 años 4 3 7
5 a 9 años 0 1 1
10 a 14 años 1 4 5
15 a 19 años 4 3 7
20 a 24 años 3 5 8
24 a 29 años 1 0 1
30 a 34 años 0 0 0
34 a 39 años 1 2 3
40 a 44 años 1 1 2
45 a 49 años 3 0 3
50 a 54 años 0 0 0
55 a 59 años 0 0 0
60 y más 1 1 2
19 20 39

Escolaridad:

La actual situación urbana de las familias ofrece mayor garantía de acceso a la


educación, los niños y jóvenes estudian en escuela y colegio público.

En relación con el nivel de analfabetismo, se encuentra que 9 personas en


edades entre 20 y 70 años, corresponden al 35% de la población mayor de 18
años y no tienen ningún nivel escolar o se encuentran en situación de
analfabetismo.
El nivel académico del resto de la población en ese rango de edad se
encuentra distribuido así:

Gráfica 23. Nivel Educativo de población adulta. Villanueva Casanare.

La situación de desescolarización en esta comunidad no debe preocupar, de


las 9 personas en edad escolar, sólo 2 abandonaron sus estudios; hombre y
mujer de 14 y 16 años respectivamente, ambos han abandonado sus estudios
durante la primaria.

Salud
La totalidad de las familias se encuentran vinculadas al sistema de salud. El
74% de la población mediante el régimen contributivo, el restante mediante
régimen subsidiado. Las prácticas de medicina tradicional han desaparecido
en el proceso de integración al nuevo escenario. En cuanto al jaibanismo la
familia Onogama había hecho ruptura con esta práctica aún antes del
desplazamiento.

Economía

Con el desarraigo y la pérdida del territorio se sucede la transición de una


economía de autoconsumo y auto sostenimiento a una economía dependiente,
en condiciones de explotación, basada en la venta de mano de obra a las
grandes empresas palmicultoras y arroceras de la región. Esta transición ha
significado el desuso y ruptura con la tradición agrícola, pues las nuevas
generaciones, fuera de su territorio, han sido entrenadas para el trabajo en las
palmicultoras. Las expectativas de algunos jóvenes están relacionadas con
cualificarse para el trabajo en las empresas petroleras de la región.

La contratación con las palmicultoras se da a través de cooperativas, no exist e


contrato laboral, el ingreso depende de la producción, con unos topes
mínimos por día y de los precios del fruto que suben y bajan. En promedio
logran recibir unos $500.000 mensuales; esto después de los descuentos
respectivos que hace la cooperativa que son cerca del 43% del ingreso, es
decir por 40.000 pesos que logren en producción de un día la cooperativa
descuenta 17.000 para pagos parafiscales y otros.

La nueva situación económica en el sector urbano donde se vive en arriendo y


se compran todos los alimentos, exige en algunos casos que las mujeres
aporten a los ingresos de la familia. Esto representa una doble carga de trabajo
para algunas mujeres, 4 de ellas se encuentran empleadas fuera del hogar en
servicio doméstico, otras temporalmente se ocupan en aseo o trabajo en
almacenes. Todas las opciones laborales para las mujeres se ofrecen en gran
desventaja con los ingresos de los hombres y también en situación de
explotación laboral. El servicio doméstico tiene un salario de 150.000
mensuales, en jornada semanal de lunes a sábado 8 horas diarias; el trabajo
para las mujeres, de recolección de fruto en las palmicultoras, en tiempo de
cosecha tiene un pago por día de $7.000.

Atención Institucional

No existe una atención desde su condición de desplazados indígenas. Dos


jefes de hogar se acercaron a la Personería en el año 2008, después de 3
años de los hechos, cuando resuelven presentar la denuncia del
desplazamiento, les orientan para llenar formatos de solicitud de reparación.
Sin embargo desconocen el tipo de trámite adelantado, así como los derechos
que les corresponde en su condición de indígenas víctimas de la violencia.

En cuanto a otros programas de Ayuda del Estado, solamente una de las


familias está vinculada al programa de Familias en Acción.

Organización y Gobierno propio

No existe organización más allá de la organización familiar, centrada en las


necesidades y orientaciones del padre.

Violencia y derechos humanos

Al llegar a Villa Nueva, por temor, como estrategia de seguridad y de


sobrevivencia, las familias optaron por no presentar declaración de su situación
de desplazamiento. En el contexto de violencia de la región aprendieron que
era mejor no visibilizarse como desplazado y, aunque en Villa Nueva no tenían
amenazas, era mejor no exponerse, pues el contexto de llegada también era
complejo en relación con el control armado; de igual manera el estigma de
desplazado podría constituirse en un obstáculo para acceder a empleo.

Con la falta de reconocimiento de su condición de desplazados no han tenido


acceso a la ayuda humanitaria que le corresponde por ley y al consecuente
proceso de restablecimiento.

Como consecuencia de la salida dejan abandonadas las 10 hectáreas de tierra


(sin título con carta de compraventa), 7 y ½ de ellas con cultivos de plátano,
maíz y caña, también 2 viviendas recién construidas.

El homicidio del mayor Misael Onogama hasta el momento de la visita no ha


sido denunciado, también por temor y por desconocimiento del derecho a la
reparación.

D. REGIÓN DEL MAGDALENA MEDIO

En el Magdalena Medio se encontraron 394 emberas dispersos ubicados en los


departamentos de Tolima (141), Santander (93) y Boyacá (160), que serán
descritos a continuación. Como se observa en la gráfica, de esta población el
mayor porcentaje es económicamente activo y el menor corresponde a los
adultos mayores.
Gráfica 24. Distribución poblacional de Magdalena Medio

Gráfica 25. Pirámide poblacional de Magdalena Medio

TABLA 28. POBLACIÓN DE MAGDALENA MEDIO

RANGO DE EDAD HOMBRES MUJERES TOTAL


0 a 4 años 24
28 52
5 a 9 años 28 35 63
10 a 14 años
36 28 64
15 a 19 años
25 22 47
20 a 24 años
12 13 25
24 a 29 años
16 11 27
30 a 34 años
9 14 23
34 a 39 años
14 13 27
40 a 44 años
9 7 16
45 a 49 años
3 4 7
50 a 54 años
5 5 10
55 a 59 años
3 4 7
60 a 65 años
4 3 7
65 a 69 años
2 3 5
70 o más
5 5 10
Sin información
(S.I.) 2 2 4
201 193 394

1. DEPARTAMENTO DEL TOLIMA

Comunidad de Bianía

Antecedentes del poblamiento

La comunidad Bianía ubicada en Mariquita – Tolima, está constituida por 35


familias Emberá Chamí, en su mayoría descendientes de las familia Yagarí y
Niaza, originarias de las comunidades indígenas Dojura (municipio de
Chigorodó) y las Palmas (municipio de Apartadó), hoy organizadas dentro del
resguardo Yaberadó; en región del Urabá Antioqueño.

Fotografía 17. Comunidad Bianía.


El poblamiento en el sector del Urabá obedece a la migración de familias
Emberas del Valle del Cauca en el siglo pasado, más exactamente en la
década de los 60, momento en el que se experimenta el ascenso de la
economía bananera y la región es polo de atracción de población, los Emberás
se vinculan al trabajo en las empresas bananeras. De la actual población
residente en Mariquita solamente el mayor Abelardo Yagarí, Helena Bedoya y
Pompilio Gutiérrez forman parte de esa primera ola migratoria del Valle hacia el
Urabá.

Las primeras familias que se desplazan del Urabá a Mariquita llegan en 1995 a
raíz del asesinato de 3 de sus familiares, uno de ellos líder indígena que
trabajaba en la alcaldía de Chigorodó, las amenazas que siguieron a los
asesinatos los presionaron a salir de su tierra. El proceso de desplazamiento
de las familias se da entre los años 1.995 y 1.998 principalmente.

De la misma manera como ha ocurrido con los demás indígenas desplazados


en el país estas personas han debido enfrentarse al desarraigo, la
estigmatización, la pobreza y el señalamiento. En el año 2001 presionados por
la urgencia de tener un techo sin tener que enfrentarse al rechazo y a las
dificultades del pago de un arriendo, se toman un predio a las afueras de
Mariquita junto a la carrilera del tren, en las inmediaciones del Estadio de f útbol
y de los tanques de almacenamiento de combustible de la Terpel. A partir de
esta invasión, se generan nuevas tomas de familias no Emberas llegando a
constituir un barrio de aproximadamente 80 familias el cual fue llamado Los
Pinos.

El liderazgo de Alirio Niaza con experiencia y trayectoria de trabajo en la OIA


y la OREWA, ha sido determinante en el proceso organizativo de esta
comunidad. En el 2008 se conformaron como cabildo indígena. A pesar de los
enormes vacíos institucionales en relación con la atención y restablecimiento
de derechos para estas familias, han lograron ser reconocidos a nivel municipal
en su doble condición: indígenas y desplazados; cuentan con un espacio de
participación en el comité municipal de atención a población desplazada. Esto
sin mayor trascendencia o repercusión en mejoramiento de su c ondición o
avances en relación con goce de sus derechos.

A partir de la constitución del cabildo han gestionado el reconocimiento como


comunidad indígena del Ministerio del Interior; hasta el momento no ha sido
posible lograrlo por las limitaciones que existen en las facultades del mismo en
relación con el reconocimiento de Cabildos indígenas en contextos urbanos.
Asentamiento Actual

Fotografía 18. Barrio Los Pinos. Villanueva.

El principal asentamiento humano de la comunidad Bianía corresponde al


barrio de invasión Los Pinos. Allí encontramos asentadas 16 familias de las 35
que conforman la comunidad; el resto están distribuidas entre otros barrios de
Mariquita (5 familias) y en el sector rural, en fincas de trabajo de jornal (14
restantes). Algunas de las familias que en la actualidad viven y trabajan en el
sector rural retornan al barrio durante los periodos que se encuentran sin
trabajo, incrementando la situación actual de hacinamiento.

Ubicación del Barrio los Pinos en Plano del municipio de Mariquita


Sumada a la permanente incertidumbre de ser desalojados por la fuerza, la
vida en los pinos es para estas familias la materialización de una pobreza que
no conocieron en su territorio originario; ofrece las mismas situaciones que
caracterizan la marginalidad de los barrios de invasión: viviendas
absolutamente precarias, construidas con materiales reutilizados como tablas,
lonas, plásticos, latas, con piso en tierra, sin servicios de agua y alcantarillado,
expuestos a problemas sanitarios y ambientales; pues una acequia de las
aguas lluvias que escurren de las calles del municipio atraviesa la parte
posterior y anterior de las viviendas, además se encuentran a unos 40 mts de
los tanques de almacenamiento de gasolina de la empresa Terpel.

El 64 % de las viviendas están construidas en techo de zinc, paredes de tabla,


y piso en tierra. El 29 % techo de zinc, con paredes entre materiales como
latas, tabla, lona y piso de tierra. Y solo hay una vivienda con unas leves
mejoras: paredes de ladrillo y piso combinado entre tierra y cemento.

En el trabajo de campo se constató que una misma vivienda es compartida


hasta por 3 familias, generalmente la familia de origen con las nuevas familias
constituidas, como una estrategia de apoyo y sobrevivencia, dadas las difíciles
condiciones para acceder a una vivienda propia. De esta manera en casa de
los padres se adaptan con latas u otros materiales divisiones a manera de
habitaciones que permitirán la instalación de la nueva familia, generando
condiciones de hacinamiento.

Existen condiciones de hacinamiento no sólo en el espacio privado, sino en el


espacio público, pues fuera de la vivienda no hay lugares adecuados para el
encuentro ni para el juego de los niños; la calle es la estrecha vía de la carrilera
del tren, lugar de permanente tránsito de peatones, motos y bicicletas.

Las únicas viviendas propias son las de los residentes en el barrio los pinos, las
5 familias que viven en otros barrios del municipio pagan arriendo y quienes
viven en las fincas de jornal no cuentan con vivienda propia.

Población

La comunidad Bianía está conformada por 35 familias conformadas por 141


personas en total de las cuales 64 son hombres y 77 mujeres.

La distribución porcentual de la población de acuerdo a rangos de edad de


mayor vulnerabilidad, así como población en edad escolar y población
económicamente activa nos arroja que esta última representa en 49%, seguida
por el 33% en edad escolar, un 13% de primera infancia y el 5% de tercera
edad.
Gráfica 26. Distribución poblacional de Bianía.

TABLA 29. POBLACIÓN COMUNIDAD BIANÍA


RANGO DE EDAD HOMBRE MUJER TOTAL
0 a 4 años 9 10 19
5 a 9 años 13 11 24
10 a 14 años 11 11 22
15 a 19 años 8 11 19
20 a 24 años 3 5 8
24 a 29 años 4 6 10
30 a 34 años 4 6 10
34 a 39 años 5 6 11
40 a 44 años 3 2 5
45 a 49 años 0 1 1
50 a 54 años 1 2 3
55 a 59 años 0 2 2
60 a 65 años 3 4 7
64 77 141

A partir del desplazamiento se han conformado nuevas familias con personas


descendientes del departamento del Tolima. Cerca del 30 % de las familias (10
familias) corresponden a núcleos familiares constituidos por Emberas y
Kapunías o personas de otra etnia (Pijao o Guambiana). Estas personas
están registradas dentro del censo de la comunidad.
Además la comunidad ha adoptado a dos familias de las etnias Cubea y Pijao
que llegaron desplazados en el año 2005 de los departamentos del Vaupés y
del Meta respectivamente, también registradas en el censo.

Escolaridad

Es importante señalar en este aspecto que para alcanzar el derecho a la


educación esta comunidad ha debido hacer uso de la tutela, pues no existe en
el aparato educativo local conocimiento, ni aplicabilidad del derecho que tiene
la población desplazada. Hasta la emisión de la ordenanza 052 del 2009 de la
gobernación del Tolima se logra el acceso gratuito a la educación. Sin
embargo, en el sector rural algunas familias continúan enfrentando situaciones
de discriminación por parte de un rector, quien incluso agrede verbalmente a
algunos estudiantes por su condición de desplazados.

Pese a la gratuidad de la educación las familias deben asumir los costos de


uniformes y útiles escolares, además deben realizar pagos adicionales por
razones de asociación de padres, útiles de aseo y otros en valores promedio
de $45.000 en el año por un niño de primaria.

La población sin ningún grado de escolaridad o en situación de analfabetismo


corresponde a un 10 %. Esta población se encuentra en edades superiores a
los 15 años.
En cuanto al nivel académico alcanzado por la población adulta es importante
anotar que a partir de los 18 años prácticamente ninguna persona asiste a la
escuela. Se toma entonces el rango a partir de los 18 años para valorar el nivel
académico de la población y encontramos la siguiente situación:

Gráfica 27. Nivel Educativo de población adulta. Bianía.


De la población en edad escolar se encuentra que un 14 % no asiste a la
escuela, corresponde principalmente en edades entre 5 y 9 años.

La falta de reconocimiento como comunidad indígena por parte del Ministerio


del Interior ha tenido implicaciones en materia educativa, pues los jóvenes que
han finalizado el bachillerato y tienen expectativas de ingreso en la universidad
no cuentan con el derecho especial que les corresponde como parte de la
comunidad indígena.

Es evidente el impacto del desplazamiento en relación con la educación propia


pues la condición de desarraigo, desterritorialización y dispersión de las
familias los ha llevado a subsumirse en el modelo educativo occidental.

Salud

Con relación a la salud, es importante anotar que el 89 % de la población, se


encuentra vinculado al sistema de salud en su mayoría, 94% de estos,
mediante régimen subsidiado, el 11 % de la población no cuenta con
vinculación a salud y debe asistir a los centros de salud presentando la carta de
desplazados.

Sin embargo, aunque el porcentaje de vinculación es alto, esto no es garantía


de acceso pues a la mayoría de los vinculados mediante el régimen subsidiado
los ubicaron en nivel 1 y, en algunos casos nivel 2, por lo tanto deben asumir
copagos que no están en capacidad. Esta situación manifiesta el
desconocimiento de su condición de desplazados. De otro lado debe
considerarse cómo la no inclusión de algunas familias en el RUPD ha limitado
el acceso a este derecho fundamental.

Gráfica 28. Vinculación al sistema de salud. Bianía.


En cuanto al sistema tradicional de salud, en esta comunidad no existe práctica
de jaibanismo, cuentan con médico tradicional que vive en el casco urbano de
Mariquita y asiste algunas enfermedades con tratamientos de hierbas, cuando
el caso no es de manejo del médico tradicional acuden al centro hospitalario.
Sin embargo, es manifiesta la queja por los malos servicios tanto en urgencias
como en consulta externa.

Economía

Las actividades cotidianas son de sobrevivencia, éstas se diversifican entre


trabajo de jornal temporal, oficios varios como: construcción, pintura de casas,
latonería y barequeo en las vegas del Rio Sucio. Con estas actividades las
familias tienen ingresos entre 140.000 y 480.000.

En este nuevo escenario las mujeres deben aportar a la economía familiar,


realizan actividades de comercio informal, generalmente venta de comida, o de
empleo en condiciones laborales de explotación. Se emplean en oficios
domésticos en hogares o en los hoteles con salarios de entre 5.000 y 15.000
pesos el día, en el segundo caso en jornada de 12 horas.

Por su cultura asociada al autoconsumo mediante la siembra de productos de


pancoger y prácticas como la pesca o la cacería, algunos integrantes de las
familias, entre ellos los adolescentes hacen uso de la pesca cómo único
recurso de auto sostenimiento y en los pocos espacios que ofrece el predio
junto a la carrilera intentan recrear la práctica tradicional de siembra de plátano
y frutales, con una que otra mata que por su puesto es insuficiente para
garantizar la alimentación, más parece testimonio nostálgico del tránsito de una
situación de abundancia, en su territorio de origen hacia la absoluta escasez.

La vida de jornal para quienes se encuentran viviendo y trabajando en las


fincas de “los ricos”, como denominan estos emberas a los finqueros o
hacendados, también se constituye en una estrategia de sobrevivencia, pues
aunque temporalmente cuentan con un ingreso fijo, el pago del salario
($535.600) no es suficiente para sostener la familia, además no es un trabajo
estable, pues los patrones suelen contratar por periodos de 3 meses.

Aunque se encuentran viviendo en el sector rural, no cuentan con acceso a


tierra para sembrar, todo su esfuerzo y trabajo le pertenece al patrón. La
sumisión y aceptación de esta condición se da por falta de garantías
económicas y laborales, más que por elección.
Atención Institucional:

Las 35 familias corresponden total o parcialmente a familias en situación de


desplazamiento. Del total de la población 12 personas no corresponden con la
condición de desplazados, se trata básicamente de las compañeras o
compañeros de algunos de los Yagarí, Bedoya o Niaza.

Aunque el desplazamiento ocurre en el año 95, la declaración ante el ministerio


público la presentan hasta el año 2008. La no declaración en el momento del
desplazamiento para evitar la estigmatización que conlleva el provenir de una
zona reconocida como violenta, visibiliza su condición de desplazado y podía
constituirse en un obstáculo a la hora de conseguir trabajo en el nuevo lugar
donde eran desconocidos. Desde el Urabá aprendieron a guardar silencio
como estrategia de protección.

El 33 % de las personas que se reconocen como desplazadas no están


incluidas en el RUPD, algunas de las razones que explican esta situación, se
relacionan con errores de los funcionarios en el momento de toma de la
declaración o con inconsistencias como, que un jefe de hogar aparece en
bases de datos de otros municipios con otro núcleo familiar, o que solo fue
reconocido el jefe de hogar o la persona que rindió la declaración.

Las familias que se les ha reconocido su condición de desplazados no han


accedido al derecho fundamental de la ayuda humanitaria, ayuda para el
arrendamiento y aún menos, proyectos de estabilización socio-económica. Las
ayudas recibidas son irregulares, siempre sujetas a los cupos, esto ha
ocasionado entregas de una vez por año o por 2 años.

Si bien existen vulneración en el ejercicio de su derecho como población


desplazada mucho más en relación con la atención diferencial como
comunidad indígena

Ser asalariado, aunque sea por un periodo temporal representa dificultad en


relación con su derecho a recibir ayuda humanitaria, al aparecer en el
sistema como vinculado mediante régimen contributivo se les niega el derecho
a recibir la ayuda.

En el municipio no existe UAO, deben gestionar mediante la Personería, oficina


donde la orientación que se le da al solicitante es la de vincularse a la
Asociación de desplazados CO-FAMIPAZ, que actualmente actúa como
operador, A pesar de haber sido reconocidos por la administración municipal
en el año 2008 y de participar en el comité municipal de atención a población
desplazada, no han sido incluidos en los planes de desarrollo, proyectos de
vivienda, ni programas de empleo.

Según información de CO-FAMIPAZ en Mariquita se encuentran 180 familias


en situación de desplazamiento aproximadamente 560 personas. Ante esta
realidad los distintos gobernantes del municipio se han ocupado de que su
municipio no sea reconocido como municipio receptor de población
desplazada, situación que ha trascendido en la negación de la realidad, la
desatención y el desconocimiento de su responsabilidad pública en relación
con los derechos de la población desplazada. Recientemente con la presencia
del equipo de Plan de Salvaguarda en el municipio la posesionada
administración manifiesta su interés de atender la problemátic a.

Organización y Gobierno propio

La comunidad Bianía tiene una trayectoria organizativa pues son originarios de


una comunidad que tenía resguardo y cabildo. A pesar de los más de 15 años
que llevan asentados en Mariquita su proceso organizativo data de 3 años,
esto puede relacionarse con la carencia de líderes, por supuesto sumado al
miedo al señalamiento con el que salieron del Urabá.

La junta del cabildo cumple un papel representativo y de gestión ante los entes
estatales y no gubernamentales. Sin embargo se enfrentan a la limitación de no
contar con un territorio en dónde mantener activo el ejercicio del gobierno y la
justicia propia.

Violencia y derechos humanos

Los hechos de violencia que dieron origen al desplazamiento de estas familias,


corresponden al asesinato de 3 integrantes de la comunidad y las
consecuentes amenazas a las familias, ocurren en el departamento de
Antioquia municipios de Chigorodó y Apartadó.

Dentro de los hechos de violación de Derechos Humanos e infracciones al DIH


tenemos: 5 homicidios, 1 desaparecido, 1 víctima de mina anti persona. En dos
de los casos de homicidio ya se alcanzó reparación. Los responsables de los
hechos ocurridos en el Urabá son atribuidos a grupos paramilitares del Bloque
Bananero.

2. DEPARTAMENTO DE BOYACÁ

Comunidad de Motordochaque

Antecedentes del Poblamiento

La comunidad indígena Motordochaque está conformada por 29 familias,


identificadas por la ONIC como Chamís. Sin embargo, un 65 % de éstas se
autodenomina perteneciente a la etnia Katio. Han sido reconocidos a nivel
municipal como comunidad indígena Emberá Katio- Chamí.

Es importante de comienzo, considerar que la comunidad está conformada por


Emberas dispersos en la región de Puerto Boyacá desplazados de diferentes
lugares y en diferentes momentos es decir, con una historia distinta. Aunque
en el actual predio se encuentran desde el año 2002, los desplazamientos de
las primeras familias, inician a finales de la década de los 80.

Los indígenas que se autodenominan Katios y que en su mayoría corresponde


a la familia Dovigama provienen del municipio de Santa Cecilia Risaralda del
río Amurrupá. Las razones que explican su desplazamiento, están relacionadas
con el reclutamiento forzado por parte de las FARC y las presiones para que
se constituyeran en sus colaboradores. Las violaciones a sus derechos por
parte de este grupo armado se materializaron en el asesinato de Juan Bautista
Dovigama.

El otro grupo que corresponde a en su mayoría a los Leiva y Nacabera


provienen de Risaralda, Remedios (Antioquia) y Viterbo (Caldas). El principal
antecedente de migración a la región corresponde al del mayor Juan Leiva
quien migra de Risaralda a Puerto Boyacá en el año 73, después de diversos
desplazamientos entre Puerto Boyacá, Risaralda y Antioquia. Posteriormente,
en el año de 1.986 fue asesinado en Ité, Antioquia, razón por la cual su familia
se desplaza a Puerto Boyacá.

La región del Magdalena Medio, proyectada en su momento como región de


mayor porvenir económico, por el desarrollo de la industria petrolera de la
ganadería extensiva, representó una importante opción para innumerables
campesinos y obreros que migraban de diferentes lugares del país en busca de
trabajo, pese a la compleja situación de violencia en una región de dominio
paramilitar. Puerto Boyacá estaba identificado por los emberas como un lugar
donde se conseguía trabajo. Según líderes de la región muchos de los grandes
terratenientes y ganaderos colonizaron y abrieron sus fincas sobre la
explotación de los indígenas, a quienes por su desconocimiento del dinero era
fácil engañar.

Los Dovígama, llegaron en dos grupos y lograron mantenerse juntos, primero


en campamentos de trabajo de jornal y luego en un pedazo de tierra que
compraron a orillas del río Magdalena. Esta tierra fue arrasada por el río.
Luego, se ubican en el casco urbano de Puerto Boyacá pagando arriendo,
varias familias en una sola casa. Los Leiva y Nacabera dispersos en el sector
rural y particularmente en Puerto Romero trabajando a jornal.
En el proceso organizativo y de agrupación de las familias, influyeron
personalidades externas como un líder de la etnia Uwa, concejales
municipales, otros funcionarios públicos e incluso políticos y algunos alcaldes,
quienes mediante promesas de tierra, siempre condicionaron a la agrupación
de la población dispersa. Es así como, organizarse y agruparse se convirtió en
una urgencia para lograr acceder a la tierra que por supuesto es prioridad tario
para el emberá.

No solo hubo influencia y estímulo externo para unificar al grupo en un solo


proceso organizativo, sino que tal iniciativa tuvo que pasar por el aval de los
paramilitares. La entrevista y aprobación del comandante de la zona alias,
“Botalón” era requisito fundamental.

Para la consolidación o agrupación de las familias en la naciente comunidad


indígena de Motordochaque fueron determinantes los liderazgos de Gerardo
Leiva, Arturo Nacabera, Dilio Dovígama y José Vicente Dovígama.

La primera experiencia de agrupación de familias Dovígama, Leyva y Nacabera


se da en el año 2001, en un predio a orillas del río Magdalena de propiedad de
Arturo Nacabera y Gerardo Leyva, allí convivieron por un tiempo. Pero debido a
que a este predio se lo llevó el río, ocuparon el coliseo de deportes por
algunas semanas, esta situación presionó a la administración municipal para
cumplir con la promesa de la entrega de un predio en dónde ubicarse. Es así
como en el año 2002 el alcalde de turno les entrega en comodato un predio de
58 hectáreas que actualmente ocupan ubicado en la vereda Pozo II. La Cruz
Roja aportó tejas, tanques y materiales para construcción de las viviendas.

La Alcaldía municipal de Puerto Boyacá mediante el Decreto 105 de 2004


reconoce formalmente la existencia del Cabildo Indígena en el municipio.

En el mes de mayo del año 2011 enfrentaron una división interna que derivó en
el desplazamiento de un grupo casco urbano de Puerto Boyacá, pero la
intervención de la alcaldía propició el retorno al predio con acuerdos entre las
dos partes. Mantener la convivencia y conservarse unidos, fue una condición
que les impuso la administración municipal para continuar con las ayudas y el
proyecto de las 34 viviendas.

Sin embargo, la división interna prevalece, la inconformidad por la situación de


inseguridad alimentaria, el reciente asesinato del jaibaná Apolinar Dovígama,
el miedo por amenazas de los responsables de este hecho, sumada a los
conflictos con la autoridad del cabildo, consolidan la división. Posteriormente
al asesinato del jaibaná se trasladaron progresivamente 12 familias de los
Dovígamas al municipio de Puerto Salgar, donde permanecieron por dos
semanas, los líderes gestionaron ante las autoridades municipales una solicitud
para reubicarse en el municipio, pero fueron obligados a retornar a Puerto
Boyacá con engaños y amenazas.

Asentamiento actual

En la vereda Pozo II, sector de la Tebaida del municipio de Puerto Boyacá, se


encuentra un predio de 58 hectáreas que, en el 2002, les asignó la
administración municipal en calidad de comodato donde se constituyó un
caserío de aproximadamente 20 viviendas. Las viviendas están construidas en
tabla, con techo de zinc. Cuentan con escuela construida en material de
cemento y ladrillo, dos aulas, un aula múltiple que funciona también como
comedor, una cocina, un espacio, inicialmente pensado como centro de salud
y que actualmente está habilitado como habitación para los tres docentes. La
escuela cuenta con los grados preescolares, primarios y bachillerato hasta el
grado séptimo.

El asentamiento cuenta con servicio de energía y agua bombeada de un


tanque de almacenamiento construido por el municipio, ésta es almacenada en
tanques de plástico o canecas en las respectivas viviendas, no hay
alcantarillado, las viviendas no tienen servicio sanitario. En el caserío hay dos
servicios sanitarios uno en la habitación de los maestros y el otro para el
servicio de la escuela.

Del predio se destinó un área para el cultivo, sin embargo la comunidad


manifiesta que son tierras improductivas; de los proyectos de siembra
adelantados con el apoyo de la gobernación, sobreviven los árboles
maderables (17.000 árboles de Teca, samán roble), el cacao (12.200 ) y la
yuca que es el único producto que se ha dado de forma permanente. Cada
familia tiene asignada ½ hectárea para el cultivo.
Fotografía 19. Caserío Motordochaque

Población

La comunidad tiene un total de 29 familias de las cuales 19 que representan el


65.5% corresponden a las familias Dovígama, que se autodenominan Katíos y
10 que son el 34.5%, a las familias Leyva Nacabera, reconocidas dentro de la
comunidad como los Chamíes.

El total de personas es de 160. 83 hombres y 77 mujeres de los cuales el 43%


es la población económicamente activa y el 36% está en edad escolar.

Gráfica 29. Distribución poblacional de Motordochaque.

TABLA 30. POBLACIÓN DE MOTORDOCHAQUE


RANGO DE EDAD HOMBRE MUJER TOTAL
0 a 4 años 15 8 23
5 a 9 años 11 18 29
10 a 14 años 14 15 29
15 a 19 años 9 7 16
20 a 24 años 5 5 10
24 a 29 años 10 4 14
30 a 34 años 1 5 6
34 a 39 años 5 3 8
40 a 44 años 2 3 5
45 a 49 años 2 2 4
50 a 54 años 4 0 4
55 a 59 años 1 1 2
60 a 65 años 2 4 6
Sin información (S.I.) 2 2 4
83 77 160

Escolaridad

El acceso a la educación de esta población está garantizado por la existencia


dentro de la misma parcialidad de escuela primaria y secundaria, con maestros
nombrados por el departamento. Sin embargo, no cuentan con sistema de
educación propio. Dentro de las familias que se reconocen como Katios
cuentan con un maestro con experiencia de docencia en el Chocó, sin
embargo por falta de certificación de la misma, no se ha avanzado en
nombramiento.

El nivel de escolaridad de estas familias es muy bajo. 39 personas de la


población mayor de 18 años no tienen ningún nivel escolar o se encuentran en
situación de analfabetismo, eso corresponde al 56% de la población en este
rango de edad. Solo un 3 % es bachiller y un 4 % tiene primaria completa.
Gráfica 30. Nivel Educativo población adulta. Motordochaque.

Sin embargo, al analizar la información sobre la población que actualmente


está estudiando, se encuentra un nivel más alto; se toma el rango a partir de
los 7 años que es la edad en la que en esta comunidad se inicia la etapa
escolar. El universo de población que estaría entre los 7 y los 17
correspondería entonces a 54 personas de las cuales 41, se encuentran
estudiando. Esto representa el 75 % de población escolarizada. Los 13
restantes no están escolarizados y se encuentran en edades entre los 12 y 17
años, se determinó además que en su mayoría han abandonado sus estudios
en los primeros grados de escuela.

El porcentaje más alto de abandono escolar corresponde al rango de edad de


15 a 18 años. De 15 jóvenes en esta edad 7 estudian y los 8 restantes no
estudian porque se dedican al trabajo de artesanías y en el caso de las
mujeres porque conforman familia a edad temprana.

Es importante observar que en el dominio del español la mujer está más


rezagada. Los hombres tienen mayor fluidez al hablarlo y facilidad para
entenderlo y en consecuencia para relacionarse con el mundo del afuera.

Salud

En cuanto a la atención en salud, es importante observar que la mayoría de las


familias está vinculada mediante el régimen subsidiado, 19 personas que
corresponden a 3 familias que no cuentan con afiliación.

La comunidad es atendida en el hospital del municipio y este a su vez realiza


campañas periódicamente en el predio. No existe promotor de salud de la
misma comunidad que apoye las acciones de prevención y promoción.
En cuanto a condición especial encontramos 8 mujeres lactantes y 3 mujeres
en embarazo, un joven con situación mental especial que no cuenta con
atención especializada.

Hasta comienzos del presente año la comunidad contaba con su jaibaná, quien
pertenecía a la familia Dovígama, uno de sus sobrinos ejerce como aprendiz de
jaibaná y en algunos casos acuden a médicos tradicionales externos.

La comunidad cuenta con partera, en su mayoría los partos se atienden en la


parcialidad.

Economía:

Pese a estar ubicados en un predio de sector rural la improductividad de los


suelos limita las posibilidades de generar una base de producción para auto
consumo. Hasta el momento el único producto que han logrado cosechar de
forma permanente es la yuca, algunas familias obtienen un ingreso con el
excedente del consumo que alcanza máximo los $80.000 mensuales (venta de
1 bulto semanal), o realizan trueque por carne o por hueso. La venta de la
yuca se dificulta por la falta de transporte.

Recientemente dependían de la producción de carbón vegetal, actividad que


fue prohibida por las autoridades ambientales, en consecuencia se ha reducido,
pero no ha desaparecido. Esta actividad, a pesar de las afectaciones para la
salud, ha sido considerada como una de las más rentables, pues lograban una
producción de 20 bultos de carbón por semana y obtenían un ingreso promedio
mensual de 640.000 en el mes.

Actualmente las familias derivan su sustento fundamentalmente del ingreso que


obtienen del trabajo de jornal ($300.000 por mes). Un 15 % de las familias
depende del ingreso exclusivamente por venta de artesanías de chaquira. Sin
embargo es importante señalar que aunque la artesanía (de chaquiras o
cestería) no es la actividad principal de donde derivan su sustento, sí es una de
las principales actividades, representativa de su cultura y se constituye en una
actividad paralela o complementaria de los ingresos familiares. En un 68 %
de las familias al menos una persona se dedica a la artesanía.

Atención institucional

Casi la totalidad de las familias manifiesta ser desplazada por la violencia,


solamente una no se reconoce como tal. A pesar de ser desplazados de la
década del 80 presentan su declaración recientemente en el año 2008. La
respuesta institucional a la situación de estas familias se ha concentrado en las
acciones de la alcaldía municipal y gobernación del departamento. Se observa
un porcentaje alto 50% de población que no logró ser reconocida como víctima
del desplazamiento forzado.

En cuanto a otros programas de ayuda del Estado en el siguiente cuadro se


relacionan:

TABLA 31. PROGRAMAS DEL ESTADO. MOTORDOCHAQUE.


PROGRAMA DE AYUDA INSTITUCION FAMILIAS O POBLACION
BENEFICIADA
Familias en Acción Acción Social 5 familias
Desayunos infantiles ICBF 11 niños según comunidad y 28
según ICBF
Recuperación Nutricional ICBF 1 niña
Hogar infantil tradicional ICBF 6 según familias – 13 según
ICBF
Restaurante Escolar ICBF- ALCALDIA 63
Programa de Tercera Edad 2

Si bien los principales programas son implementados por el ICBF, se observa


que no hay un seguimiento adecuado a los mismos y no se ha atendido de
acuerdo a un enfoque diferencial que permita comprender y ajustar el programa
a la realidad sociocultural de la comunidad. No existe un seguimiento adecuado
a talla y peso de los niños que se encuentran en el programa. A esto en la
oficina del Bienestar Familiar responden que la situación obedece a que las
madres comunitarias no tienen conocimiento para realizar la labor. Pese a ello
no se ha diseñado una estrategia para capacitar a la madre comunitaria. Se
constata que los niños no se ajustan a este tipo de programa y se escapan del
hogar comunitario

En el centro zonal del ICBF en Puerto Boyacá no se logró obtener información


sobre la situación nutricional de los menores. De otro lado, el programa de
madres FAMI no se ha implementado. No existe un puente de comunicación y
relación entre los docentes y los funcionarios del ICBF. Los docentes reportan
quejas sobre el estado de algunos alimentos que son suministrados por el
operador.

Es evidente el despliegue de atención institucional de las administraciones


municipales a partir de la adjudicación del comodato, la construcción del
caserío instalación de energía, agua, implementación de proyectos de galpón,
de siembra de maderables, y de otros productos, la implementación de
proyecto de fortalecimiento cultural y educativo desde el nivel departamental.
Dicho programa garantizó la vinculación de una maestra de la etnia muisca
quien diseñó e implementó el proyecto. Para los líderes indígenas un programa
de fortalecimiento de la identidad cultural parte primero de la construcción con
la comunidad del mismo, la garantía de maestros emberas y especialmente la
solución del problema del territorio.
Organización y Gobierno propio

El modelo organizativo con el que cuenta la comunidad depende de la noción


de organización de algunos de los líderes y la influencia de las autoridades
municipales. Cuentan con Cabildo desde el año 2004. El cabildo está
constituido por Cabildo Mayor – Gobernador – Secretario – tesorero – Fiscal-
Otras autoridades y líderes de la comunidad son: Alguacil Mayor, Consejero
Mayor, Consejera Mayor, Consejero Juvenil, Jaibaná mayor.

No existe reglamento interno escrito, más bien un modelo de reglamento al


parecer construido y discutido con la comunidad, e interiorizado en su memoria.
Sobre la base del mismo se aplica justicia siendo central dentro del modelo el
cepo. Sin embargo se observa debilidad tanto en el ejercicio del gobierno
como de la justicia, hay diferencias entre las familias que se denominan katíos
con el gobierno ejercido por cabildo constituido en su totalidad por chamíes.
Existen también diferencias en la comprensión de la justicia propia,
específicamente en relación con el uso del cepo que para los Dovígamas es
una práctica en desuso.

Violencia y derechos humanos

La historia de violencia que da origen al desplazamiento de las familias deja un


saldo de 8 homicidios y 2 desaparecidos, cuyos actores responsables son:
paramilitares, guerrilla, ejército, policía. En ninguno de los casos se ha logrado
reparación. Una de las familias sufrió doble desplazamiento.

Dada la situación de inseguridad alimentaria en Puerto Boyacá, algunas


familias de los Dovígama han intentado retornar a los lugares de origen pero
se han regresado a Puerto Boyacá, pues no han encontrado condiciones para
el mismo, manifiestan sentir miedo. En el momento del trabajo de campo 4
familias se encontraban explorando posibilidades de retorno en los
departamentos de origen.

Las 12 familias Dovígama que decidieron iniciar un proceso de reubicación en


el municipio de Puerto Salgar fueron objeto de engaños y desalojo del
municipio por parte de las autoridades civiles y militares. Estas familias fueron
presionadas entre dos opciones de retorno forzado: retornar a Risaralda o
retornar a Puerto Boyacá.
3. DEPARTAMENTO DE SANTANDER

Comunidad de Dachi drua

Antecedentes del poblamiento

Fotografía 20. Taller de diagnóstico comunidad de Dachi drua.

De origen Emberá Chamí, la comunidad indígena Dachi Drua está conformada


por 18 familias dispersas ubicadas en los municipios de Puerto Parra, Puerto
Berrío y Cimitarra, hijos de emberás desplazados por la violencia bipartidista de
mitad de siglo pasado, han tejido sus vidas en el desarraigo, profundamente
lesionados en su cultura, aún con la esperanza de recuperar prácticas y
tradiciones que les permitan distinguirse del resto de campesinos con quienes
han compartido sus vidas y entre quienes han debido mimetizarse. Son cuatro
las familias de origen de esta comunidad: La familia Tamaniza - Niaza, la
familia Arias, familia Tascón, familia López; desplazados de los departamento
de Caldas y Valle, algunos hicieron una ruta desde su desplazamiento por otros
departamentos (Quindío, Risaralda, Arauca, Antioquia, Boyacá) intentando
hacerse a un pedazo de tierra donde reconstruir sus vidas y estabilizarse.

La parcialidad de 29 hectáreas en la vereda India Medio, en la que se


encuentran hoy 8 familias, es apenas testimonio del esfuerzo de Paulino
López Guaquerama por colonizar tierra y establecer una comunidad de
familias Emberas Chamís, quienes buscaban huir de la violencia. Los
primeros años fueron esforzados y a la vez gratos para la familia de don
Paulino pues con la ayuda de sus hijos y del señor Martiniano a quien le pagó
con tierra, logró colonizar unas 310 hectáreas de tierra, que más adelante fue
repartida entre hijos y nietos varones. Con el tiempo y por las presiones de la
violencia de los años 80 en la región de Magdalena Medio la mayor parte de las
tierras fueron vendidas, terminaron en manos de grandes ganaderos,
especialmente de Fernando Villa, propietario de la tierra hoy llamada
Maravélez, actualmente destinada a la ganadería y siembra de palma africana.

En Campo Capote a unos 20 minutos de India Medio se ubicaron las familias


de las mujeres desheredadas hijas y nietas de Paulino López.

La familia Arias (sus hijos ubicados hoy en Puerto Berrío y Cimitarra) se


desplazó de Caldas a Quindío y después de trasegar en trabajo de jornal por
diferentes fincas llega a Puerto Zambito corregimiento de Cimitarra, donde
compran una tierra y de donde años después fueron nuevamente desplazados.
Dispersos por la región, inician una vida de jornal, la cual prevalece en la
actualidad. Recientemente uno de los mayores quien ha trabajado de jornal
compró una pequeña parcela en Santa Rosa, corregimiento de Cimitarra, de
donde es nuevamente despojado por los herederos del propietario, quienes
pertenecían a las AUC.

Si bien no existe un proceso colectivo u organizativo visible y claro de esta


comunidad. Desde el año 2000 uno de los mayores, el señor Oscar Arias ha
adelantado gestión a nivel municipal en busca de reconocimiento de la
condición de indígenas para estas familias y ante el INCODER la titulación de
tierra para establecerse.

Asentamiento actual

Esta comunidad se encuentra asentada en los tres municipios del Magdalena


Medio en mención: Puerto Parra, Cimitarra y Puerto Berrío.

Como se mencionó anteriormente las familias que conforman esta comunidad


se encuentran dispersas por 3 municipios cercanos (2 horas de distancia entre
cada uno), dos del departamento de Santander y uno del departamento de
Antioquia, todos de la misma Región del Magdalena Medio.

La principal parcialidad es la de la vereda India Medio del municipio de Puerto


Parra donde se encuentran 8 de las 18 familias, otras 5 se encuentran en la
vereda de Campo Capote del mismo municipio. Es así como más del 50 % está
ubicado en el municipio de Puerto Parra y el restante se encuentran entre
Santa Rosa de Cimitarra y Puerto Berrío.

Las únicas familias que cuentan con vivienda propia son las familias de Puerto
Parra y algunas de Campo Capote. Sin embargo sus viviendas se encuentran
en condiciones precarias.La parcialidad de Puerto Parra se encuentra en el
corazón de grandes extensiones ganaderas, las familias no tienen tierra
suficiente ni apta para sembrar su pan coger.
Población

La población de la comunidad indígena Dachi Drua está conformada por 18


familias, en total, 93 personas (39 mujeres- 54 hombres). El 55% representa a
la población económicamente activa, seguido del 25% en edad escolar, un 11%
de primera infancia y el 9% de adultos mayores.

Gráfica 31. Distribución poblacional de Dachi drua

TABLA 32. POBLACIÓN COMUNIDAD DACHI DRUA

RANGO DE EDAD HOMBRE MUJER TOTAL


0 a 4 años 4 6 10
5 a 9 años 4 6 10
10 a 14 años 11 2 13
15 a 19 años 8 4 12
20 a 24 años 4 3 7
24 a 29 años 2 1 3
30 a 34 años 4 3 7
34 a 39 años 4 4 8
40 a 44 años 4 2 6
45 a 49 años 1 1 2
50 a 54 años 0 3 3
55 a 59 años 2 1 3
60 y más 6 3 9
54 39 93

En cuanto a la distribución de las familias en los 3 municipios, la población se


encuentra principalmente concentrada en el municipio de Pto. Parra.

Municipio de Puerto Parra:


 Vereda India Medio: 8 familias.
 Corregimiento Campo Capote: 5 familias

Municipio de Cimitarra: Vereda Santa Rosa; 2 familias

Municipio de Puerto Berrío: 3 familias

Gráfica 32. Familias por municipio. Dachi drua.

Las nuevas generaciones, es decir las nietas y nietos de los mayores


desplazados son las que han conformado familias con kapunías. En el ejercicio
de familiogramas se constata un bajo porcentaje de mezcla a pesar del
desarraigo. Es así como se logran conservar los apellidos. El 22 % de las
familias tiene jefatura femenina (4 mujeres.)

Escolaridad:

Debe notarse el bajo nivel académico de esta comunidad. Tomando el rango


de personas mayor de 18 años, edad hasta la que se asiste a la escuela en
esta comunidad, encontramos que el 40 % no tiene ningún nivel escolar o se
encuentra en situación de analfabetismo, el segundo porcentaje corresponde a
población que cursó primaria incompleta con un 33%. Sólo un 10 % han
cursado el bachillerato completo.

Gráfica 33. Nivel académico población adulta. Dachi drua.

De las 30 personas en edad escolar 11 se encuentran desescolarizadas que


corresponde a un 36.6% de la población en este rango; se trata de personas
en edades entre los 11 y los 17 años, la mayoría abandonaron la escuela en
grados de primaria y 3 nunca ingresaron a la escuela.

Es manifiesta también la situación de extra edad, niños de 10 y 11 años


cursando grados de primero y segundo, jóvenes de 14 y 15 años completando
la primaria, sólo unos 4 niños se encuentran cursando el grado que
corresponde para su edad.

Salud

El 95 % de la población se encuentra afiliado al sistema de salud, por el


régimen subsidiado el 90 % y el 5% restante por el régimen contributivo. Sin
embargo, los centros hospitalarios se encuentran en los cascos urbanos a una
hora de distancia en carro, por vías de difícil tránsito y son centros hospitalarios
de primer nivel con atención precaria.

En la vereda India Medio cuentan con médico tradicional que trata con plantas
medicinales. No existe práctica de jaibanismo, no cuentan con promotor de
salud.

Economía
Las familias de esta comunidad forman parte del grueso de población que en la
región se constituye en la fuerza laboral de las grandes fincas ganaderas, en su
mayoría se dedican al trabajo de jornal del cual derivan un ingreso de $360.000
mensuales. El bajo costo del salario genera que los jóvenes en edad escolar
se involucren en la actividad para ayudar al sustento de las familias. Se logran
identificar 4 jóvenes entre los 13 y 18 años dedicados al trabajo de jornal.

10 de las 17 familias se sostienen con el trabajo solamente del jefe de hogar.


Las 7 restantes, dos o más integrantes de la familia aportan.

Debe destacarse la situación de las madres cabeza de hogar quienes se


emplean en servicio doméstico o como cocineras de restaurantes; con
ingresos promedio de 200.000 en el mes deben sostener familias de 3 hijos en
promedio. El pago diario del trabajo que realiza una mujer corresponde a un
valor de $ 10.000.

1 de las familias, integradas por dos mayores derivan su sustento de la cestería


con un ingreso inestable máximo de 100.000 mensuales

Atención institucional

Se identificaron tres programas del Estado que benefician a algunas de las


personas de esta comunidad así: Programa de Tercera edad implementado a
través de las alcaldías municipales: se benefician 5 de los mayores. El
programa de Familias en Acción apenas se identificaron 3 familias
beneficiarias. En la escuela de los asentamientos de Campo Capote, e India
Medio se implementan los programas de restaurante escolar.

De otro lado es importante considerar que por la situación de dispersión,


desorganización de las familias, así como por la falta de reconocimiento de su
condición étnica, no existe un tratamiento especial o de discriminación positiva
por parte de las autoridades municipales; de los 3 municipios solamente se
identificó en la anterior administración de Cimitarra un nivel de reconocimiento
e interlocución entre el líder de la comunidad y las autoridades, sin embargo sin
mayor trascendencia para el proceso político organizativo de la comunidad.

Organización y Gobierno propio

Hace más de 10 años el mayor Oscar Arias y su hijo Robertulio Arias han
adelantado iniciativas en relación con la recuperación de territorio. A pesar que
es una preocupación en común para las demás familias, la identidad que los
reúne al ser descendientes de Emberas, la dispersión por las distintas veredas
de los tres municipios, la situación de dependencia del trabajo asalariado, en
consecuencia las limitaciones de tiempo, la falta de acompañamiento y por su
puesto el desánimo han sido limitantes para consolidar un proceso
organizativo.

La posibilidad del encuentro alrededor del Plan de Salvaguarda permitió que


se gestara una iniciativa de organización que se concreta con la conformación
del Cabildo Indígena y la resolución de darle fuerza a la iniciativa solitaria que
ha venido adelantando el mayor Oscar hace más de 10 años. De esta manera
el proceso organizativo es algo naciente.

Violencia y derechos humanos

Si bien, como se mencionó en la primera parte el desplazamiento de estas


familias data principalmente de la época de la violencia de mitad de siglo
pasado, las nuevas generaciones que crecieron en el desarraigo han sido
víctimas de la violencia que se gestó en la región del Magdalena Medio como
en otras regiones del país en la década del 90.

Se identificó una familia desplazada en el año 2000 de una vereda del


municipio de Cimitarra, se encuentran registrados en el RUPD pero no han
recibido la ayuda humanitaria. El Desplazamiento de Puerto Zambito no fue
declarado.

En esta comunidad se encuentran la relación más alta de víctimas de los


departamentos descritos: 4 desaparecidos, 4 asesinados 1 víctima de mina anti
persona. Uno de los casos de asesinato han sido reparados, los demás se
encuentran sin reparar. Las denuncias en muchos casos no se han adelantado
por temor.

E. DEPARTAMENTO DE BOLÍVAR

Comunidad de Kugurudó

Antecedentes del Poblamiento

La comunidad indígena Kugurudó está conformada por 22 familias Emberá


Katios ubicados a lo largo de la quebrada Arizá afluente del rio Caribona, a su
vez afluente del río Cauca; en la subregión Cauca Magdalena del
departamento de Bolívar. Pertenecientes a la familia Domicó, procedentes en
su mayoría del Alto Sinú, resguardo de Karagabí en municipio de Tierra Alta y
del municipio de Puerto Libertador en el departamento de Córdoba.

Si bien las familias no se reconocen como desplazados, la historia de su


migración y del poblamiento de este territorio en las vegas de la quebrada
Arizá, coincide en la década de los 90 con la dispersión de los Emberás Katios
de la región del río Sinú con motivo del desarrollo del mega proyecto de la
represa del Urrá y los hechos conexos de violencia contra este pueblo;
considerada como la más grave de las afectaciones sobre la vida y pervivencia
de los Katios; situación que además hizo acreedores a este pueblo de medidas
cautelares por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, así mismo
se constituyó en uno de los casos emblemáticos analizados por la Corte
Constitucional en la resolución del auto 004.

Las familias que hoy se denominan Comunidad Indígena Kugurudó llegaron,


en pequeños grupos, de forma progresiva fueron poblando estas tierras
baldías, donde encontraron posibilidades para establecerse. A pesar que el
sector del Caribona Alto estaba bajo el dominio de la guerrilla de las FARC, no
encontraron oposición por parte de éstos para establecerse y habitar el
territorio, situación que con el tiempo les ocasionó el estigma de auxiliadores
de la guerrilla y los llevó por varios años (2002 a 2006 ) a limitarse dentro de su
territorio y establecer el mínimo contacto con el mundo exterior representado
en los caseríos de Villa Uribe y Regencia de presencia y control militar y
paramilitar.

Asentamiento actual:

El territorio habitado por esta comunidad es extenso, aún por determinar las
hectáreas que posee; va desde la cabecera de la quebrada Arizá, límite con la
Serranía de San Lucas hasta la boca de la quebrada Las Claras y desde la
Quebrada Mantequera hasta la quebrada de Montecristo. En jurisdicción del
municipio de Montecristo, departamento de Bolívar.

Las familias habitan en sus viviendas tradicionales dispersas a lo largo de la


quebrada Arizá. El principal asentamiento se encuentra en el sector
denominado Koredó con 7 viviendas y una pequeña escuela. Conservan en
su mayoría la vivienda tradicional de tambo. El agua que consumen la recogen
directamente de un caño cercano al asentamiento. El único medio de
transporte es el Johnson (canoas metálicas a motor), que se desplaza hasta el
corregimiento de Regencia a unas 3 horas de distancia. Las familias de más
reciente tiempo de llegada se encuentran ubicadas en los campamentos de los
entables mineros.

Aproximadamente hace 3 años que el territorio se ve afectado por la invasión y


avance voraz de la explotación minera en las vegas de la quebrada Arizá,
mediante uso de retroexcavadoras y de mercurio representa la principal
problemática de esta comunidad.
Fotografía 21. Rio Caribona sin minería. Fotografía 22. Minería en la quebrada Arizá
http://montecristo bolivar.blogspot.com

Según información de Noticias Caracol en el mes de noviembre del 2011,


encontraron cerca de 200 retroexcavadoras ubicadas en los distintos entables
mineros desde la cabecera de la quebrada Arizá y a lo largo del rio Caribona.

Entre las consecuencias originadas con la explotación minera está: la


contaminación del río, cambios abruptos de su cauce, la navegación y el
recorrido a pie se han visto radicalmente afectados; la apariencia cristalina
característica del río desaparece dando lugar a un río turbio con olor a ACPM y
químicos, la práctica de la pesca se ve afectada, se interrumpe el ciclo
reproductivo de los peces al destruir su hábitat, han desaparecido las vegas
de la quebrada donde se sembraba plátano, maíz, arroz, ha proliferado el
paludismo, se interrumpe la actividad tradicional del barequeo pues
desaparecen los sitios aptos para la misma, el cambio de actividades de auto
sostenimiento a la venta de mano de obra, empleo como Johnseros
(motoristas), o cadeneros (ayudantes de johnseros), el aumento de precios de
los productos traídos del corregimiento de Regencia.

Población:

Las 22 familias agrupan a 115 personas, 60 hombres, 55 mujeres. Por rangos


de edad la comunidad tiene un 47% de población económicamente activa, un
31% en
edad escolar seguida de un 17% de primera infancia y solo un 5% de tercera
edad.
Gráfica 34. Distribución poblacional de Kugurudó.

TABLA 32. POBLACIÓN COMUNIDAD KUGURUDO

RANGO DE EDAD HOMBRES MUJERES TOTAL


0 a 4 años 9 11 20
5 a 9 años 13 4 17
10 a 14 años 8 10 18
15 a 19 años 6 6 12
20 a 24 años 5 6 11
24 a 29 años 5 3 8
30 a 34 años 3 4 7
34 a 39 años 2 4 6
40 a 44 años 2 0 2
45 a 49 años 5 2 7
50 a 54 años 1 0 1
55 a 59 años 0 0 0
60 y más 1 5 6
Sin identificar 4 1 5
64 56 120
Gráfica 35. Pirámide poblacional de Kugurudó.

Importante observar que el 50 % de la población es jóven, menores de entr e


los 0 y los 17 años.

La estructura de la familia que habita en los tambos corresponde a la familia


extensa.

De los hogares, 6 se reconocen con la jefatura femenina; 2 viven solas, 1 tiene


su compañero y las 3 restantes no tienen compañero, viven con hijos y nietos.

Escolaridad

Estamos frente a una comunidad que conserva muchos de los rasgos


característicos de su cultura, entre la lengua; particularmente son las mujeres
y los niños quienes se comunican con mayor dificultad en español. Sin
embargo no cuentan con educación propia.

Aunque en el asentamiento de Koredó cuentan desde hace 4 años con una


pequeña escuela construida con el apoyo de la iglesia católica y maestro
asignado por el departamento, el acceso a la educación en esta comunidad
está seriamente limitado, particularmente por la dispersión de las familias que
dificulta el desplazamiento de los niños a la escuela. Razón por la que la
comunidad ha previsto la ampliación de este asentamiento con el traslado de
las familias que se encuentran más dispersas. Sin embargo a nivel
departamental no se ha garantizado la plaza para el docente.

El no acceso a la educación se evidencia en el nivel de analfabetismo de la


población; tomando el rango de edad de 18 años en adelante, encontramos
que la totalidad de la población en este rango de edad es analfabeta, se trata
de 48 personas que corresponden al 40 % del total de la población.

Dentro de la población en edad escolar reducimos el rango de 7 a 17 años


considerando que en la comunidad los niños que ingresan a la escuela lo
hacen a partir de los 7 años, encontramos de un universo de 38 personas, 19
no tienen ningún grado escolar, que corresponde al 50 % de la población en
este rango de edad.

La asistencia de los niños a la escuela es irregular por las mismas dificultades


ya mencionadas. Solo el 25 % se encuentra escolarizado, esto indica que un
75% de esta población está desescolarizado. Los niños que se encuentran
estudiando cursan los grados primero a tercero con edades superiores a los 10
años, indicando una situación de extra edad.

Gráfica 36. Población en edad escolar. Kugurudó

El nivel escolar de la población que ha accedido a educación es muy bajo, en


promedio grados menores de 3ro de primaria. Solamente una persona tiene 10
de bachillerato

Salud

La salud también es uno de los aspectos críticos para esta comunidad, por la
cobertura, el acceso y la calidad de los servicios. Además se suma a este
hecho la alta tasa de personas que se encuentran indocumentadas (50%)

El 63 % del total de la población y el 36 % de la población en edades entre 0


y 14 años, no tiene afiliación a régimen de salud.

En caso de enfermedad deben desplazarse hasta el municipio de Nechí a


cuatro horas de distancia, además deben pagar por la consulta.
Una de las principales enfermedades que sufre esta población es el paludismo,
que como ya se mencionó ha proliferado con la actividad de la minería.

Aunque no tienen parteras las mujeres dan a luz en sus tambos, acompañadas
por las madres y la familia, sólo en casos especiales se traslada a la mujer
hasta el corregimiento de Regencia o al municipio de Nechí.

Se han presentado 7 casos de muerte por enfermedad que no alcanzó a recibir


atención médica - 5 de estos casos corresponden a menores de 6 meses por
causas prevenibles o curables como diarrea, asfixia, inflamación de hígado.
Los 2 casos restantes corresponden a la enfermedad del Cólera.

De otro lado se han presentado 4 casos de muertes asociadas a enfermedades


originadas por jai. En la comunidad no cuentan con Jaibaná pero se desplazan
hasta el departamento de Córdoba para ser asistidos por éste.

Economía

Con el ingreso de la minería hace menos de un lustro los indígenas han


reducido la actividad agrícola, de cacería, en general de auto sustento, para
emplearse en los oficios asociados a la explotación minera, un marcado
tránsito de una economía de auto sustento a una economía dependiente del
salario, de la compra de productos externos, incremento de consumo de
alimentos artificiales.

“A toditos todos los indígenas cambiamos la agricultura por ir atrás de un tomín porque vinieron
las máquinas abrieron campo de trabajo entonces todos dejaron eso, hoy en día la juventud le
gusta barequear, antes se cultivaba para comer y vender ahora se cultiva poquito”

Las familias tienen en su mayoría jefatura masculina, es el hombre quien se


encarga del sustento de la familia y lo hacen a partir del ingreso que obtienen
en trabajos asalariados dependientes de la explotación minera: johnseros,
ayudantes de johnseros, trabajadores en los entables; o a actividades que
realizan de manera independiente como aserrío, agricultura o barequeo. En
algunos casos combinan varias de estas actividades. Los ingresos de las
familias oscilan de un valor mínimo mensual de 200.000 a un valor máximo de
1.000.000.

La actividad del barequeo, también es practicada por algunas mujeres, de la


cual obtienen entre 60 y 160.000 en un mes, de acuerdo al tiempo que le
dediquen a la actividad.
Si bien la agricultura, la cacería y la pesca se han reducido, no han
desaparecido. La totalidad de las familias manifiestan conservar algunas de
sus prácticas tradicionales de sustento, algunos combinan la compra de los
alimentos con la agricultura y en algunos casos con la cacería y aún la pesca.

Atención institucional

No existe cobertura de ningún tipo de programa estatal o no estatal, hasta el


momento sólo ha hecho presencia la iglesia católica con el apoyo para
construcción de la escuela. Es evidente la desatención de los distintos niveles
municipal, departamental y nacional. Una población con un índice muy alto de
analfabetismo, sin cobertura de salud, sin garantía de maestro, con un
porcentaje muy alto 50% de población no documentada.

Organización y Gobierno propio

El proceso organizativo de esta comunidad es reciente, apenas hace 3 años se


constituyen como cabildo, más que por iniciativa de la misma comunidad, el
proceso se da por estímulos externos, algunos de líderes comunitarios, o
maestros e incluso por presiones de los actores armados. Los líderes tienen
pocos elementos de formación, el proceso es frágil con enormes vac íos y
desconocimiento sobre la legislación propia, sobre los alcances y posibilidades
de la organización indígena. Los desacuerdos y preocupaciones que
manifiestan por las afectaciones de la minería sobre su territorio no se
traducen en acciones concretas frente a la misma por las mismas limitaciones
y debilidad política.

Violencia y derechos humanos

Pese al control de actores armados en la zona no se encuentran situaciones de


violencia armada sobre la comunidad, sin embargo se logró identificar un caso
específico de desaparición forzada de uno de los indígenas de esta comunidad,
presuntamente responsabilidad del ejército. La víctima en este caso, es una
mujer embera joven de la misma comunidad y su hijo.

Las principales afectaciones en materia de derechos están relacionadas con el


proceso de avance desde hace 4 años de la explotación minera en la región del
río Caribona. Implica además de la vulneración a sus derechos individuales a
un ambiente sano, salud, la vida, la vulneración de sus derechos colectivos al
territorio, la autonomía

F. BOGOTÁ
Antecedentes del poblamiento

La historia reciente del poblamiento de las ciudades por parte de los embera
está determinada por factores asociados a la disputa territorial por diversos
actores que desde los años 80 del siglo pasado han permeado sus dinámicas
de vida y han desestructurado sus procesos organizativos. Entre los factores
que han convertido los territorios ancestrales del pueblo Embera en escenario
de la confrontación armada que se libra en el país se ubica en el primer orden
el acceso a recursos naturales, especialmente del subsuelo, ante lo cual las
comunidades y organizaciones han enfrentado la defensa de sus territorios y
de su autonomía, con un costo alto tanto en vidas como en el ejercicio del
control territorial del gobierno propio.

Las primeras migraciones de los embera de los departamentos del Chocó y


Risaralda se suceden en la década de 1980 con la llegada a sus territorios de
grupos armados como el M-19, el ELN, el EPL y las FARC y se agudizan con el
ingreso hacia el año 2000 de los grupos paramilitares. Los constantes
enfrentamientos entre los diversos grupos armados y la fuerza pública,
presiona desplazamientos masivos de la población embera hacia los centros
urbanos, siendo el epicentro o punto de llegada las ciudades de Bogotá,
Medellín y Pereira. En la actualidad se puede afirmar que Bogotá es la principal
ciudad receptora de población desplazada del país, situación a la que no
escapa la diáspora indígena emberá.

Un análisis histórico del impacto de la guerra en el Pacífica durante la década


de los 80, muestra que el municipio de Bagadó se convierte en sitio de
confluencia de los distintos ejércitos de la insurgencia y es en el resguardo del
Alto Andágueda donde se presenta el mayor número víctimas. Según datos del
Sistema Unificado de Información sobre Indígenas ONIC-CECOÍN, en el año
1987 la cifra de muertes indígenas llega a 57 de una población que para la
época tenía cerca de 1.500 habitantes. (Villa y Houghton, 2005)

Una mina de oro en la cuenca del río Azul del municipio de Bagadó es el
principal detonante de un conflicto de grandes proporciones en esta región del
Pacífico, el que involucra a los indígenas que allí habitan pero también a las
guerrillas, el Ejército, bandoleros, colonos y narcotraficantes. En el año de 1975
el indígena Aníbal Murillo había descubierto una mina de oro en la cuenca del
río Azul, descubrimiento que denuncia ante la alcaldía de Bagadó y que en
adelante será verdadera maldición para los indígenas por el conflicto a que
llegan: en principio con el hacendado Ricardo Escobar quien asume que él es
el dueño legítimo de la mina, pero también por la confrontación que se desata
con la presencia de múltiples actores armados que se involucran, lo mismo que
por la descomposición interna que suscita la riqueza generada en los
momentos en los que los indígenas explotan su mina e igualmente por el
desplazamiento forzado que durante períodos llevó a la población hacia
diferentes centros urbanos (Villa y Houghton, 2005).

Es a partir de este conflicto que en adelante y hasta el presente, la zona se


convierte en una de las principales expulsoras de población embera hacia las
principales ciudades del país. Sin embargo, la migración de los embera de esta
región también obedece a la situación territorial de las comunidades que allí
habitan dado que con las condiciones geográficas y fisiológicas del territorio,
sus condiciones de productividad y el crecimiento de la población, este resulta
insuficiente para el sostenimiento de la población que alberga.

La falta de tierras suficientes en calidad y cantidad para garantizar la vida de


las familias embera, convierte a la tierra en factor de disputa al interior de los
resguardos, lo cual, asociado al conflicto armado en la región, se expresa en
amenazas, muertes o expulsión territorial para muchos de sus pobladores,
quienes, además, con el paso de los años han ido descubriendo opciones
económicas en las ciudades centrales del país.

Es así que las causas que determinan la constante migración de pobladores


embera hacia la ciudad son variadas. Es decir, a los impactos del conflicto
armado que sufre la población, entre éstos el reclutamiento forzado por los
actores armados, el hostigamiento y las múltiples violaciones de que son
víctimas, el confinamiento de comunidades enteras a las cuales se les viola el
derecho a la libre movilidad en sus territorios y el control por parte de la fuerza
pública a la compra de sus productos básicos de subsistencia (no pueden
sobrepasar los 50.000 pesos), entre otros, se suman factores estructurales de
pobreza extrema y de abandono institucional en un territorio que enfrentan
incluso la carencia de adecuadas vías de comunicación. Todos estos factores
generan un terreno propicio para que la conflictividad interna sea resuelta por
vía de la violencia y el desplazamiento masivo de sus pobladores.

El desplazamiento de pobladores Embera del Alto Andágueda a la capital del


país se verifica con fuerza a partir del año 2004 y comienzan a asentarse en
sectores marginales cercanos al centro de la ciudad, como son los barrios La
Favorita y San Bernardo y las localidades de Santafé y Los Mártires.

Mapa de ubicación de la población embera en Bogotá


Fuente: Informe a la Corte Constitucional, Codhes, año

Viviendo en estos sectores en pagadiarios, denominados así porque cada día


deben pagar su derecho a permanecer en el lugar, su nuevo hábitat está
caracterizado por ser un medio hostil a sus particularidades socioculturales,
donde la delincuencia, la prostitución y el consumo de drogas constituyen el
escenario para el desenvolvimiento de sus vidas, con graves consecuencias
para su reproducción cultural. El pagadiario, donde en una sola habitación
varias familias conviven en condiciones de hacinamiento, es el nuevo escenario
donde niños, niñas, jóvenes y adolescentes le hacen frente a una nueva
perspectiva de vida en la ciudad de Bogotá. En tales condiciones de
marginación y pobreza extrema, su necesidad de sobrevivencia los arroja a las
calles de la ciudad como mendigos temporales ante la indiferencia de las
instituciones estatales y la ausencia de políticas diferenciales de atención,
hecho que acentúa su condición de víctimas.

Para el período 2006 – 2008 la presencia de indígenas en Bogotá alcanzó un


grado de visibilidad de grandes proporciones, atrayendo la atención de distintas
entidades y organizaciones del orden distrital, nacional e internacional. Las
mujeres tiradas en los andenes pidiendo limosna, la utilización de los niños
como escudo e instrumento humano en el ejercicio de la mendicidad y la
muerte de varios bebés en los hospitales Santa Clara y Samper Mendoza,
encendieron las alarmas del Distrito, lo cual dio origen a las primeras iniciativas
y a la conformación de una red interinstitucional para atender a esta población
en lo atinente a temas como la salud, la nutrición y el hábitat. La red en
mención fue conformada por el ICBF, Acción Social, el Departamento
Administrativo de Bienestar Social del Distrito, la Dirección de Etnias del
Ministerio del Interior y de Justicia y ACNUR. En el marco de las acciones
desplegadas en aquella oportunidad, en el año 2008 las distintas instituciones
del orden nacional y los entes territoriales, llegaron a un acuerdo con las
autoridades indígenas para el retorno de un grupo de familias. El proceso se
llevo a cabo ese año con resultados negativos y en el 2010 la población que
retornó volvía desplazarse hacia Bogotá. El nuevo desplazamiento obedeció a
que los factores de violencia que los obligaron a desplazarse por primera vez
estaban vigentes, a lo cual se agregó que las agencias gubernamentales no
cumplieron los compromisos pactados en materia de salud, educación,
seguridad alimentaria, agua potable, fortalecimiento organizativo y protección
en derechos humanos, entre otros.

Posterior a este fallido intento de retorno, la alcaldía distrital, mediante el


Decreto 412 del 9 se septiembre de 2011, declara la Emergencia Sanitaria
durante un periodo de tres meses y reubica a las familias embera en albergues
operados por la Cruz Roja y la fundación Nuevo Nacimiento.

Asentamientos actuales en Bogotá

La población embera que en la actualidad se encuentra en situación de


desplazamiento en la ciudad de Bogotá se encuentra una parte en los, pero
otras familias mantienen su vida en los barrios San Bernardo y La Favorita, en
las condiciones expresadas anteriormente. De acuerdo al informe de Codhes a
la Corte Constitucional, presentado en 2011, las familias que se asientan en
estos barrios viven en casas antiguas en habitaciones por las que pagan
diariamente entre 8.000 y 12.000 pesos de alquiler. Citando un informe de
estudiantes de Pediatría de la Universidad Nacional, Codhes da cuenta que las
viviendas están expuestas a la contaminación ambiental, el 26.9% carecen de
agua potable y el 73% restante recibe agua del acueducto por un tubo madre,
pero no tiene un adecuado manejo; y se verifica la presencia de insectos y
roedores, problemas de humedad, falta de ventilación, y el manejo inadecuado
de basuras, lo cual ha generado problemas de salud (Codhes, 2011).

Según un informe de la Secretaría de Educación Distrital con proyección al año


2011, la situación de las comunidades emberá katío y emberá chamí ubicadas
en los barrios San Bernardo y La Favorita es crítica. En su mayoría los embera
solo hablan su propio idioma y no manejan el español. Gran parte de esta
población se dedican a la mendicidad y carecen de atención en salud y de
apoyo alimentario. Aunque son población desplazada no toda está reconocida
en tal condición y son pocos los que se encuentran registrados en el RUPD, lo
que dificulta su atención dentro de los programas establecidos para su
atención.

También se identifica que muchos jóvenes han ingresado al consumo de


sustancias psicoactivas y que un alto porcentaje de la población no asiste al
sistema educativo, lo cual es de suma gravedad por estar constituida en su
mayoría por niños hasta 14 años. Entre los que han ingresado al sistema
escolar se presenta un alto grado de deserción, situación que obedece a las
condiciones de pobreza e inseguridad alimentaria que sufre esta población,
pero también a la discriminación que viven en los colegios donde ingresan,
además de las barreras de comunicación y la falta de modelos pedagógicos
adecuados, entre otros.

La Secretaría de Planeación Distrital ha adoptado algunas políticas de atención


a las familias embera, especialmente en los ejes de infancia y adolescencia
contenidos en el PDD 2008-2012; el Plan de Acciones Afirmativas para la
población indígena, un Plan de Acción para la Vejez y el Envejecimiento y los
planes distritales para la población joven, que incluye a indígenas y
afrocolombianos.

Población

Los pobladores embera de Bogotá pertenecen a los grupos Katío y Chamí, y


provienen principalmente de resguardo del Alto Andágueda, del municipio de
Bagadó, Chocó, pero también en gran proporción de los municipios de Pueblo
Rico, Mistrató, Belén de Umbría y Quinchía en el departamento de Risaralda y
en un pequeño porcentaje del municipio de Florencia Caquetá.

Según las cifras del ICBF la población embera chamí está conformada por 86
familias con 512 personas (236 hombres y 276 mujeres), de las cuales 193
habitan en el barrio La Favorita y 311 en San Bernardo y 8 en Santa María del
Lago. Por su parte, los emberá katío son 62 familias con una población de 356
personas (175 hombres y 181 mujeres), de las cuales 229 habitan en la
localidad de los Mártires y 127 en la localidad de Santafé.

Tabla 33
Población emberá chamí y katío residente en la ciudad de Bogotá
Barrio No. No.
Denominación Hombres Mujeres
/Localidad Familias personas
San Bernardo y
Emberá chamí 86 512 236 276
la Favorita
Los Mártires y
Emberá katío 62 356 175 181
Santafé
Total 146 868 411 457
Fuente: ICBF, 2011. Censo de Población embera en el Distrito Capital.

En total son 146 familias con 868 personas, de las cuales un alto porcentaje
son niños y jóvenes, 58,2% en el caso de los chamí, y 60,1% en el caso de los
katío, que sumados equivalen al 59% del total de la población..

Tabla 34
Total población embera en Bogotá

RANGO
EDAD HOMBRES MUJERES TOTAL
0a4 96 90 186
5 a 9 94 91 185
10 a 14 70 71 141
15 a 19 45 50 95
20 a 24 23 42 65
24 a 29 21 29 50
30 a 34 14 21 35
34 a 39 13 15 28
40 a 44 15 16 31
45 a 49 6 17 23
50 a 54 6 4 10
55 a 59 2 6 8
60 a 64 0 4 4
65 a 70 2 1 3
70 y más 2 2 4
409 459 868

Gráfica 36. Pirámide poblacional de Bogotá.

La población embera de Bogotá está conformada por 186 niños menores de 5


años que equivalen al 21,4% del total de la población y por 326 niños entre 5 y
14 años de edad, que equivalen al 37,6%. La población adulta en edad
productiva entre 15 y 59 años está conformada por 345 personas que
equivalen al 39,7% y 11 adultos mayores que corresponden al 1,2% del total de
habitantes.
Gráfica 37. Distribución poblacional de Bogotá

Escolaridad

Ya se mencionó que de acuerdo con el informe del Distrito, que un alto


porcentaje de la población en edad escolar no ingresa al sistema educativo.

De un total de 326 personas entre 5 y 14 años, 194 han ingresado al sistema


educativo, lo que significa que el 40,5% de la población en edad escolar no se
encuentra escolarizada.

Tabla 35
Índice de escolaridad
PEE No
Grupo %
4-14 escolariz.
Chamí 192 107 55,73
Katío 134 25 18,66
Total 326 132 40,49
Fuente: ICBF- Vía Plural, 2009

Como se observa, el acceso a la educación es bajo, a lo que contribuye,


además de las barreras lingüística y cultural, la carencia de documentación
requerida: registro civil, afiliación al Sisben y declaración de desplazado.

Para el año 2011 el componente de atención en educación del Distrito,


“Educación integral de calidad y pertinencia para vivir mejor”, incluye la
gratuidad total en el sistema educativo oficial del Distrito Capital, alimentación
escolar y entrega de refrigerios, uniformes y kits escolares; el fortalecimiento de
propuestas pedagógicas para atención diferencial en el marco de la política de
inclusión social de la diversidad y atención a población vulnerable en la escuela
y el apoyo a los colegios con docentes y/o intérpretes de lenguas indígenas
cuando se requiera.
En la actualidad se gestiona un convenio del Distrito con la Onic con el fin de
construir propuestas pedagógicas diferenciales y fortalecer 8 colegios para
recibir a la población embera de Bogotá, incluyendo dos colegios en las
localidades de Santafé y Los Mártires que atienden en la actualidad a los
embera.

Salud

Además que viven en pésimas condiciones de salubridad por la característica


de los sitios donde habitan, especialmente la población que se encuentra en
casas pagadiario, el sistema de atención en salud es deficiente.

Una parte de la población se encuentra inscrita en el RUPD, otra parte está


incluida como beneficiaria del régimen subsidiado, y una última parte no figura
en ninguno de los dos registros. El 83,4% de la población está inscrita para la
atención en salud, bien como población desplazada o bien por estar afiliada al
régimen subsidiado y un 16,6% no cuenta con ningún mecanismo de atención.

Tabla 36
Atención en salud

Sin
Gupo Total RUPD RSS Total %
cubr.
Chamí 512 270 171 441 71 13,87
Katío 356 174 109 283 73 20,51
Total 868 444 280 724 144 16,59
% 51,15 32,26 83,41 16,59
Fuente: ICBF- Vía Plural, 2009

A través del proyecto “Desarrollo de habilidades para el fortalecimiento de la


organización social emberá asentada en Bogotá” concebido para la
organización comunitaria y la formación de líderes, se realizaron talleres de
intercambio de saberes en salud, tales como la Mesa Étnica Centro y el III Foro
de Mujeres Indígenas organizado por el Hospital de Bosa y el Hospital Centro
Oriente. En estos talleres se promueve la perspectiva étnica y cultural para la
atención en salud en el marco de los derechos de los pueblos indígenas.

La Secretaría de Salud también se propone articular acciones con la Secretaría


de Integración Social y el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar para
mejorar las condiciones de los embera en los ámbitos laboral, familiar, género y
atención como desplazados.

Economía
Los embera que viven en Bogotá devengan ingresos de tres actividades
principales: la mendicidad, la venta informal de artesanías y lavado de
vehículos. La mendicidad ocupa el primer lugar dentro de las actividades
generadoras de ingresos y a ella se vinculan principalmente las mujeres y los
niños. Por esta razón, en muchos casos los hombres asumen las labores
domésticas y el cuidado de los hijos en el hogar.

La mendicidad: una práctica perversa

El ejercicio de la mendicidad comienza temprano en la mañana, cuando mujeres y


niños emberá despiertan para la nueva jornada. Cuando las mujeres ya han
cocinado el desayuno, salen en grupo de cinco a diez personas a aventurarse por
la ciudad…cada nuevo día escogen un barrio o zona diferente en la ciudad. Ello
depende de las averiguaciones previas que han elaborado a vecinos y otras
mujeres indígenas preguntando ¿en qué zonas hay más gente?, ¿dónde puede
haber personas que les den plata?, ¿en qué zonas la policía no molesta?, ¿dónde
pagan mejor las artesanías?, entre otras. Con ese conocimiento, las mujeres
emberá se trasladan a diferentes zonas de Bogotá, aunque escogen con mayor
frecuencia trasegar en las calles del centro de la ciudad. (Castillo y López)2

Estar como mendigos con sus niños, sentados en los puentes peatonales y en
los andenes de las calles en zonas de alta afluencia de transeúntes, es el
primer factor de descomposición social y pérdida de autoestima de esta
población. La vinculación de los niños a esta práctica, en un medio tan hostil a
sus características culturales, puede ser considerada como explotación infantil
y de hecho, por este motivo, son víctimas de la separación de los niños de sus
familias por acción del ICBF.

Atención institucional

De acuerdo con el informe del ICBF y Vía Plural (2009), la atención de la


población embera desplazada en Bogotá presenta, entre otras limitantes, las
barreras del idioma y el hecho que una parte de la población, especialmente
niños y jóvenes, no tiene documento de identidad, bien porque no lo han
solicitado o bien porque lo perdieron durante el desplazamiento. El porcentaje
de población sin identificación es del 16,9%.

En lo que respecta al Registro Único de la Población Desplazada (RUPD), a


pesar de que la totalidad de la población manifiesta que las razones de su
movilidad radica en el conflicto armado que se libra en sus territorios, solo el
51,1% se encuentra inscrito en ese sistema. De esta población, solo el 58,3%
se ha beneficiado con ayudas, lo que equivale a que solo el 29,8% del total de
la población embera de Bogotá ha recibido ayuda como población desplazada.

2
Castillo Ardila, Ángela María y López Vega, Jhonattan Fernando. Familias embera en situación de
desplazamiento forzado en Bogotá: una encrucijada a la interculturalidad
Tabla 37
Ayudas recibidas por lo embera como población desplazada

Ayudas %/ %/
Gupo Total RUPD recibidas RUPD Total
Chamí 512 270 114 42,22 22,27
Katío 356 174 145 83,33 40,73
Total 868 444 259 58,33 29,84
% 51,15 58,33

No obstante las cifras anteriores, el Departamento Administrativo para la


Prosperidad Social, en su informe a la Corte Constitucional de diciembre de
2011, sostiene que los embera censados en el Distrito Capital son 736, de las
cuales 509 (69,15%) se encuentran en el RUPD, 13 más se encuentran en
proceso de valoración, 5 tienen la documentación incompleta, a 96 se les negó
su registro en el RUPD y 113 no están inscritas en el Sistema de Información
de Población Desplazada (SIPOD).

En el mismo informe se indica que el DAP diseñó algunas estrategias con el fin
de aclarar la situación de los embera de Bogotá:

- Estrategia para la toma de la declaración de personas no registradas,


para lo cual se coordina con la Personería de Bogotá y la Secretaría de
Integración Social Distrital la adopción de medidas para facilitar la toma
de declaración y contar con un intérprete embera que asista a los
declarantes.
- Estrategia para agilizar la revisión de las decisiones de no inclusión a
personas que habrían sido víctimas de desplazamiento. Para ello se
brindará asesoría a estas personas para que interpongan los recursos
pertinentes por la vía gubernativa, procurando información suficiente
sobre las circunstancias de tiempo, modo y lugar del desplazamiento
para corregir la suministrada en la declaración inicial.
- Estrategia para corregir y/o completar los datos de las personas
incluidas en el RUPD.
- Estrategia para inscribir en el RUPD a NNA de hogares víctimas.
- Estrategia para hacer más precisa la valoración de casos de
desplazamiento de población embera, mediante la revisión caso a caso
con el fin de detectar elementos del contexto de las zonas de expulsión
que no fueron tenidos en cuenta al momento de la valoración de las
declaraciones, como base para revisar las decisiones de no inclusión en
el RUPD.
Organización social

Frente a las dinámicas organizativas de los embera ubicados en la ciudad de


Bogotá, es de resaltar que actúan bajo la figura de un comité de coordinación
del cual hacen parte líderes y delegados quienes tienen la potestad de
interlocutar con las distintas instancias gubernamentales a nivel distrital y
nacional. Sin embargo es factible observar que las decisiones deben ser
adoptadas por los jefes de cada familia dado que esta población no cuenta con
instancia de representación con poder de decisión. En lo que respecta a la
figura del cabildo urbano, sigue en discusión no sólo para el caso de los
embera sino también de otros pueblos. Obsta decir que no existe ese afán de
constituirse como cabildo dado que existe la propuesta de retorno y
reubicación hacia sus sitios de origen.

Violencia y derechos humanos

Ya se ha mencionado que es en la década del 80 cuando comienza el


desplazamiento de indígenas del municipio de Bagadó, Chocó, como respuesta
al asesinato de varios indígenas, en su mayoría en el marco del conflicto
armado. En documento de Orewa, ese año se registra el asesinato de Enrique
Arce, como resultado de los problemas de la mina de Dabaibe. Los
responsables fueron un comando de Policía de Bagadó y Quibdó al servicio del
terrateniente Libardo Montoya, quien se había apropiado de la mina. El
domingo 31 de agosto de 1980, en la madrugada, 150 policías penetraron en el
resguardo indígena de Río Colorado Alto Andágueda, lanzando granadas y
utilizando gases lacrimógenos a la vez que disparaban en todas las direcciones
con sus fusiles. La población indígena atemorizada huyó hacia la zona
montañosa, el gobernador del Cabildo y 4 indígenas más fueron asesinados; 5
niños de corta edad habían desaparecido, posiblemente ahogados; cerca de 14
indígenas, algunos de ellos heridos, fueron detenidos y llevados a pie hasta el
municipio de Andes, Antioquia. Los indígenas consideran que esta masacre fue
ordenada por el minero terrateniente Ricardo Escobar.

Como caso paradigmático se encuentra también el resguardo Tahamí del Alto


Andágueda donde en 1987 fueron asesinados 61 indígenas embera katío en
cuatro masacres: El 15 de mayo fueron asesinados 26 miembros de la
comunidad de Chuigo en la Vereda San Marino, entre ellos 12 niños. El crimen
fue perpetrado por un grupo paramilitar llamado Los Montoya. El 24 del mismo
mes cayeron asesinados otros catorce miembros de la misma comunidad
indígena, ubicados en la vereda El Cascajo de ese municipio.

Según el Sistema de Información en Derechos Humanos de Cecoin, en el


período 1980-2011 se presentaron en el municipio de Bagadó 180 hechos
violentos, para un total de 160 víctimas; mientras que para el municipio de
Pueblo Rico en el departamento de Risaralda se registran 23 hechos violentos,
con un total de 60 víctimas en distintas modalidades y es el que registra un
mayor número de población desplazada, con una cifra de 1.607 indígenas
emberá chamí desplazados, frente a 144 del municipio de Bagadó.

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