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Samaria
(a) La capital de las diez tribus durante la mayor parte de la historia del reino del norte; fue edificada
por Omri sobre una colina que adquirió por dos talentos de plata de un hombre llamado Semer, que
significa «montar guardia». Omri llamó Shõm'rõn a la ciudad, derivando su nombre del de Semer (1
R 16:24). Al suroeste de la ciudad se levantaba una torre de vigilancia. La capital, que coronaba
una altura llamada en ocasiones monte de Samaria (Am 4:1),( Am 6:1), dominaba un fértil valle (Is
28:1). Esta ciudad fuerte estaba tan bien situada que permaneció como capital del reino del norte
hasta el cautiverio de las diez tribus. Allí residieron y fueron sepultados los sucesivos soberanos (1
R 16:28),(1 R 20:43),(1 R 22:10). Apenas estaba terminada de construir Samaria que se desató la
guerra entre Ben-adad I rey de Siria y Omri. Ben-adad, a decir de su hijo, consiguió la victoria. Omri
tuvo que abrir ciertas rutas de Samaria a los mercaderes sirios (1 R 20:34). Bajo el reinado de
Acab, hijo y sucesor de Omri, Ben-adad II se vio detenido por los muros de Samaria (1 R 20:1-21).
Al norte de la ciudad se hallaba un estanque artificial, tallado en la roca y cementado. Allí los
siervos de Acab lavaron su ensangrentado carro, sobre el que el rey había expirado después de la
batalla de Ramot de Galaad (1 R 23:38). Samaria fue asediada por los sirios una segunda vez, y
librada milagrosamente (2 R 6:8-7:20). Los ancianos de Samaria, temiendo incurrir en el desagrado
de Jehú, dieron muerte, por orden suya, a setenta hijos de Acab (2 R 10:1-10).
Desde el mismo comienzo de su historia, Samaria fue una ciudad llena de idolatría. Acab abrió el
camino a los cultos paganos al erigir un templo y un altar a Baal (1 R 16:32). Cuatrocientos profetas
de Astarté comían a la mesa de Jezabel (1 R 18:19), y es probable que el monolito sagrado,
emblema de esta divinidad, subsistiera hasta el reinado de Jehú (2 R 13:6). Los falsos cultos,
combatidos por Elías, comportaban embriaguez e inmoralidad (Os 7:1-8),( Am 4:1),(Am 8:14),( 1 R
18:2). Eliseo vivía en Samaria (2 R 5:3-9), donde vivía asimismo el profeta Oseas. Fueron
numerosos los hombres de Dios que predijeron el castigo del reino del norte y de su capital (Is
7:9),( Is 8:4),( Jer 31:5),( Ez 16:46),(Ez 23:33),( Os 8:5),( Os 13:16),( Am 3:12),( Mi 1:5-9).
La ciudad cayó bajo un juicio catastrófico. Los asirios, bajo el reinado de Salmansar V, asediaron la
ciudad el año 724 a.C.; finalmente, el año 722, o a inicios del año 721, cayó en manos del rey de
Asiria (2 R 17:3-6). Sargón, sucesor de Salmansar V, accedió al trono en el año 721. Él se atribuye
la toma de la ciudad (
véase SARGÓN). El conquistador deportó a los israelitas de Samaria, y puso en lugar de ellos a
babilonios y otros extranjeros (2 R 17:24). (véase SAMARITANO.)
En el año 332 o 331 a.C., Alejandro Magno tomó la ciudad, los echó a Siquem, y puso en lugar de
ellos a siro-macedonios. Hacia el año 108 a.C., Juan Hircano la asedió y la rodeó de un vallado de
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Samaria
80 estadios (algo más de 14,5 Km.). La ciudad resistió durante un año, pero finalmente se tuvo que
rendir por hambre. El vencedor la arrasó, e intentó suprimir todo vestigio de sus fortificaciones (Mi
1:6),. En la época de Alejandro Janneo, la ciudad volvió a ser habitada de nuevo. Pompeyo la
incluyó en la provincia romana de Siria. Gabinio la volvió a fortificar . Herodes el Grande la
reconstruyó, la fortificó y le dio el nombre de Sebasté (fem. de Sebastos, forma gr. del lat.
«Augustus»), en honor del emperador, protector de Herodes . Felipe el Evangelista predicó a Cristo
en Samaria, con mucho fruto. Simón el Mago y muchos otros creyeron y fueron bautizados (Hch
8:5-13). Pedro y Juan fueron de Jerusalén a Samaria para apoyar a Felipe en la obra (Hch
8:14-25). Identificación: a más de 8 Km. al noroeste de Siquem, en el emplazamiento del pueblo de
Sebastiyeh, sobre una colina de escarpadas laderas, cuya cumbre en meseta mide poco más de
1,5 Km. de este a oeste.
Arqueología:Samaria ha sido excavada de 1908 a 1910 por una expedición dirigida por la
Universidad de Harvard, y en el período 1931-1935 por varios grupos (Harvard Excavations at
Samaria 1908-1910, 2 vols., 1924, y Crowfoot, K. Kenyon y E. Sukenik: «The buildings at Samaria»,
1942). Estas excavaciones desvelaron tres períodos principales de la vida de la ciudad:
(A) El de Omri-Acab (880-853 a.C.).
(B) El periodo de Jehú (841-840 a.C.).
(C) El siglo VIII a.C., que vio el reinado de Jeroboam II y el apogeo de su esplendor.
En el nivel de la época Omri-Acab se hallan unas murallas de gran grosor. Con ellas pudo Samaria
resistir eficazmente el embate de los sirios (2 R 6:24-30) y del imperio asirio (2 R 17:5). El
aprovisionamiento de agua se llevaba a cabo mediante un gran número de cisternas. Samaria
carecía de manantiales al estilo de los Gezer, Meguido o Hazor.
véase ÓSTRACA, b, para las cerámicas con inscripciones halladas en Samaria. El descubrimiento
de numerosos fragmentos de marfil e incrustaciones de marfil en fragmentos de mobiliario, con
tallas de papiros, lotos, toros, esfinges y dioses egipcios como Isis y Horus, que evidencian un gran
esmero en su ejecución, concuerda con la mención bíblica de «la casa de marfil».(b) El territorio de
las diez tribus, esto es, el reino de Israel (1 R 21:1),( 2 R 17:24),( Is 7:9),( Jer 31:5),( Ez 16:46).
(véase ISRAEL.)
(c) El distrito de Samaria formado por la Palestina central, entre Galilea al norte y Judea al sur (1
Mac 10:30). Josefo no da una descripción clara de los límites, pero sí dice que la frontera
septentrional atraviesa un pueblo que se halla en la gran llanura llamada «Ginea», que,
evidentemente, es En Gannim (Jos 19:21),( Jos 21:29), en el ángulo meridional de la llanura de
Esdraelón. La frontera meridional se hallaba en el distrito de Acrabatena, a poco más de 10 Km. al
sur de Siquem.
Samaria se extendía al este del Jordán, pero al oeste no alcanzaba el Mediterráneo. Aco
pertenecía a Judea (véase TOLEMAIDA). Según el Talmud, el límite occidental era Antípatris. El
distrito de Samaria comprendía los antiguos territorios de Manasés al oeste del Jordán, y de Efraín,
con una parte de Isacar y de Benjamín. En el año 63 a.C., Pompeyo anexionó Samaria a la
provincia de Siria . En el año 6 d.C., Augusto hizo de Judea, Samaria e Idumea una división de la
prefectura de Siria, y le dio el nombre de provincia de Judea, designando procuradores para su
gobierno; ésta era la división administrativa que regía en la época del Señor Jesucristo.
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Samaria
quien la reconstruyó, y realizó muchas obras en ella, incluyendo un teatro y un gimnasio, además
de la muralla. Le cambió el nombre a Sebaste, el equivalente en griego de ?Augusto?, en honor del
César. Tras la muerte de Esteban, varios creyentes fueron esparcidos hasta S. y predicaron el
evangelio allí. Felipe el evangelista vino a la ciudad y muchos se convirtieron, ?así que había gran
gozo en aquella ciudad? (Hch 8:1-8).
La región. Originalmente abarcaba el territorio que ocupaban las diez tribus que se separaron de
Judá y Benjamín. Después de fundada la ciudad de S. como capital, se le aplicó el nombre a toda
la región. La expresión ?las ciudades de S.? alude a ella (Isa 9:9). Pero la S. que se menciona en el
NT era una región más reducida, realmente un distrito en tiempos de los romanos. Sus fronteras no
estaban bien delimitadas, pero a grandes rasgos se puede decir que era el territorio que tenía como
límite S a Judea, extendiéndose entre el valle del Jordán y la llanura costera. En el N le quedaba la
Galilea y Fenicia. Los romanos incluyeron a S. junto con la provincia de Siria en el año 63 a.C. Pero
en el 6 a.C. juntaron a Judea, Idumea y S. como una unidad política dentro de Siria, gobernada por
procuradores. Así estaba en los días del ministerio terrenal del Señor Jesús.
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Samaria
el resultado de este grosero sistema de idolatría (-14). Los profetas denunciaron con denuedo la
apostasía (ls. 7:9, 8:4; , 47; 23:4-10, 33: ; 8:5, 6; 13:16; , 10, 12; -9). Elías (1Ki_17 y 18) y su
sucesor Eliseo, quienes aparentemente vivieron en Samaria, trabajaron esforzadamente para
contrarrestar la impiedad (; 5:39; 6:24, 25. 32). En el 722 a.C., después de su caída ante
Salmanasar V o Sargón II, Samaria se convirtió en la cabecera de una provincia asiria. Cuando
Alejandro Magno invadió Siria (333 a.C.), ocupó Samaria y la hizo la sede de una gobernación.
Pero Andrómaco, el gobernador instalado allí, fue asesinado por los samaritanos entre el 332 y el
331 a.C., cuando aquel se encontraba en Egipto. En consecuencia, Alejandro castigó severamente
a sus habitantes, los trasladó a Siquem y la repobló con 1043 siro-macedonios. Como resultado,
Samaria fue una de las primeras ciudades helenísticas de Palestina. Alrededor del 108 a.C.,
después de un sitio de un año, Juan Hircano, el rey macabeo de Judá, la conquistó y, en un intento
de hacer desaparecer hasta los vestigios de su antigua gloria y su poder, se dedicó a demolerla
sistemáticamente. Con el correr de los años fue reconstruida, y cuando Pompeyo llegó a Palestina
(63 a.C.) la anexó a la provincia de Siria; luego, Gabino la fortificó. Poco después de esto, Samaria
pasó por su período más glorioso, cuando Herodes el Grande, que se casó allí con Mariamne, su
esposa favorita, y a quien se le dio en obsequio la ciudad, la reconstruyó, la volvió a fortificar y la
embelleció con edificios magníficos, de los cuales todavía quedan algunas ruinas impresionantes.
También le cambió el nombre por el de Sebaste, el femenino de Sebastós, "majestuoso", el
equivalente griego de Augustus. Ha conservado ese nombre hasta el día de hoy, puesto que se
llama Sebastiyeh. Mapa XI, C-4. 444. Mapa de la antigua ciudad de Samaria. En la Era Cristiana,
Samaria (o Sebaste) fue sobrepasada en tamaño e importancia por Neápolis (ahora Nâblus), la
sucesora de la antigua Siquem, aunque Sebaste llegó a ser la sede de un obispado. Esta sede
episcopal fue reestablecida por los cruzados, y un obispo griego, que hoy reside en Jerusalén,
sigue derivando su título de Sebaste, aunque ésta no sea más que una aldea. Las primeras
excavaciones en ese lugar las llevaron a cabo G. Schumacher, G. A. Reisner, D. G. Lyon y C. S.
Fisher, por cuenta de la Universidad de Harvard, desde 1908 hasta 1910. Esta expedición
descubrió los restos del Foro de Herodes, de una basílica romana y de un hipódromo. También
fueron expuestos los fundamentos del palacio de Omri (), y las ampliaciones hechas por Acab y
Jeroboam II, como asimismo la fuente donde los siervos del palacio lavaron el carro manchado de
sangre, en el cual habían traído el cuerpo de Acab desde Ramot en Galaad. De gran interés son
algunas óstracas, probablemente de los días de Jeroboam II, que contienen notas relativas al pago
de aceite y vino para los depósitos reales, y que posiblemente correspondían a los impuestos. Bajo
la dirección de J. W. Crowfoot se llevaron a cabo más excavaciones entre 1931 y 1933, y en 1044 .
1935, por expediciones combinadas, con las cuales cooperaron varias instituciones científicas, las
que proporcionaron la posibilidad de establecer con más precisión las fechas de los
descubrimientos previos, y aclarar algunos problemas arqueológicos e históricos. Los
descubrimientos más interesantes de esta última expedición incluyen una gran cantidad de
plaquetas de marfil* tallado, probablemente provenientes de la casa de marfil de Acab (v 39).
También se encontraron otras óstracas hebreas adicionales. Bib.: G. A. Reisner y otros, Harvard
Excavations at Samaria [Excavaciones en Samaria por cuenta de Harvard], 2 ts (Cambridge, Mass.,
1924); J. W. Jack, Samaria in Ahab's Time, Harvard Excavations and Their Results [Samaria en los
días de Acab. Las excavaciones de Harvard y sus resultados] (Edinburgo, 1929); J. W. Crowfoot y
otros, Samaria-Sebaste. Reports of the Work of the Joint Expedition in 1931-1933 and of the British
Expedition in 1935 [Samaria-Sebaste. Informe de la tarea de la expedición conjunta realizada entre
1931 y 1933, y de la expedición británica de 1935] (Londres, 1938, 1942, 1957): t I, The Building at
Samaria [La construcción de Samaria]; t II, Early lvories From Samaria [Antiguos marfiles de
Samaria]; t III, The Objects From Samaria [Los objetos de Samaria]; ANET 284, 285; FJ-AJ xiii.
10.2, 3; FJ-GJ i.2.7; FJ-AJ xiv.4.4; 5.3. 445. Restos de un muro de la Samaria antigua de tiempos
del rey Omri. 2. Monte o colina donde estaba asentada la ciudad de Samaria (). Véase Samaria 1.
3. Reino de Israel, o el territorio ocupado por las 10 tribus, que con frecuencia recibía el nombre
de Samaria por causa de su ciudad capital (; ; ). Véase Israel 3. 4. Provincia de Samaria.
Después de su conquista (723/22 a.C.) por parte de Salmanasar V o Sargón II, la ciudad de
Samaria pasó a ser la sede del gobernador asirio. A 2 de los gobernadores que desempeñaron sus
cargos durante el s VII a.C. se los conoce, sobre la base de registros cuneiformes, como
Nabû-kêna-utsur (690 a.C.) y Nabû-shar-ahhêshu (646 a.C.). Nada se sabe sobre la forma de su
administración, pero haciendo comparaciones con otras regiones del imperio es fácil pensar que
tenía un solo propósito, a saber, obtener tanto tributo como fuera posible extraer, en productos de
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Samaria
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Samaria
había asignado calles en Samaria. (1Re 20:26-34.) Las ?calles? que se asignó el padre de
Ben-hadad debieron ser para abrir bazares o mercados a fin de promover sus intereses
comerciales. No obstante, Acab volvió a Samaria triste y descorazonado, porque Jehová le dijo que
perdería su vida por haber perdonado la de Ben-hadad. (1Re 20:35-43.)
Esta profecía se cumplió al tercer año, cuando Acab invitó al rey Jehosafat de Judá para que le
ayudara a recuperar Ramot-galaad de Siria. Los dos reyes se entrevistaron a la entrada de Samaria
y se prepararon para la batalla, desoyendo al profeta de Jehová y escuchando el consejo engañoso
de los falsos profetas. (1Re 22:1-28; 2Cr 18:2, 9.) Acab fue a la batalla disfrazado, pero le alcanzó
una flecha perdida. El rey se desangró en su carro. Se le llevó de vuelta a Samaria para el entierro,
y se lavó el carro en el estanque de esa ciudad. (1Re 22:29-38.) Es posible que fuera un gran
estanque rectangular poco profundo que han descubierto los arqueólogos en ese lugar.
Jehú materializó el juicio final sobre la casa de Acab cuando Jehová lo ungió para su obra de
ejecución. (2Re 9:6-10.) Después de matar al hijo de Acab, Jehoram, a su nieto Ocozías y a su
viuda, Jezabel (2Re 9:22-37), Jehú se escribió con los príncipes y ancianos de Samaria y dispuso la
decapitación de los 70 hijos restantes de Acab. ?Sepan, pues ?dijo Jehú?, que no caerá a tierra sin
cumplirse nada de la palabra de Jehová que Jehová ha hablado contra la casa de Acab; y Jehová
mismo ha hecho lo que habló por medio de su siervo Elías.? (2Re 10:1-12, 17.)
En Samaria y sus alrededores se pronunciaron otras declaraciones de Jehová mediante sus
profetas Elías y Eliseo y tuvieron lugar los sucesos que las cumplieron. Por ejemplo, el hijo de
Acab, Ocozías, se cayó por el enrejado de la cámara del techo de su palacio de Samaria (2Re
1:2-17), el leproso sirio Naamán fue a Samaria para curarse (2Re 5:1-14) y la fuerza militar siria
enviada para capturar a Eliseo fue cegada mentalmente y conducida a Samaria, donde se alimentó
a los hombres y se les mandó de regreso a casa. (2Re 6:13-23.) Durante el reinado del hijo de
Acab, Jehoram, los sirios sitiaron Samaria, y causaron tal hambre que algunas personas se
comieron a sus propios hijos. Pero luego, en cumplimiento de la profecía de Eliseo, el hambre
terminó en una noche cuando Jehová hizo que los soldados sirios huyeran y dejaran tras sí sus
provisiones de alimento. (2Re 6:24-29; 7:1-20.)
Rival de Jerusalén. De vez en cuando, la rivalidad y animosidad entre Samaria y Jerusalén, las
respectivas capitales de los reinos septentrional y meridional, provocaban la guerra. En una
ocasión, cuando el rey de Judá estaba a punto de atacar a Edom, envió a 100.000 mercenarios de
Israel de regreso a sus casas por orden de Jehová. A pesar de que se les habían pagado 100
talentos de plata (660.600 dólares [E.U.A.]), esos israelitas estaban tan enfurecidos que invadieron
y saquearon las ciudades de Judá ?desde Samaria hasta Bet-horón?. (2Cr 25:5-13.)
Envalentonado por su victoria sobre Edom, el rey de Judá provocó una pelea con el rey de
Samaria, pelea que se zanjó cuando todo el oro y la plata de la casa de Jehová, así como los
tesoros de la casa del rey en Jerusalén, fueron llevados a Samaria. (2Re 14:8-14; 2Cr 25:17-24.)
Sin embargo, años más tarde, tras conseguir una derrota sobre el rey Acaz de Judá, los hombres
de Israel devolvieron a los cautivos y el botín que se había llevado a Samaria a fin de escapar de la
cólera de Jehová. (2Cr 28:5-15.)
Con el tiempo, la ciudad de Samaria fue destruida debido a su idolatría, su corrupción moral y su
continuo desprecio hacia las leyes y principios de Dios. (2Re 17:7-18.) Jehová advirtió a sus
gobernantes y súbditos repetidas veces por boca de profetas como Isaías (8:4; 9:9), Oseas (7:1;
8:5, 6; 10:5, 7; 13:16), Amós (3:9; 8:14) y Miqueas (1:1, 5, 6), además de Elías y Eliseo (1Re 20:13,
28, 35-42; 22:8). Más adelante, después de su destrucción, otros profetas se refirieron a Samaria
como un ejemplo amonestador para aquellos que rechazan las instrucciones de Jehová. (2Re
21:10-13; Jer 23:13; Eze 16:46-51, 53, 55; 23:4, 33.)
Historia posterior. En el año 742 a. E.C., Salmanasar V, rey de Asiria, puso sitio a Samaria, pero la
ciudad pudo resistir durante casi tres años. Cuando finalmente cayó, en el año 740 a. E.C., muchos
de sus habitantes más destacados fueron llevados al exilio e instalados en Mesopotamia y Media.
Todavía no se ha zanjado la cuestión de si se debe atribuir la toma final de la ciudad a Salmanasar
V o a su sucesor Sargón II. (2Re 17:1-6, 22, 23; 18:9-12; véase SARGÓN.)
Con la caída de Samaria ante los asirios finaliza la historia detallada que da la Biblia de la ciudad.
La mayoría de las referencias posteriores a la ciudad, aunque no todas (2Re 23:18; Hch 8:5), se
hacen a modo de recordatorio de lo que les sucede a los que se rebelan contra Jehová. (2Re
18:34; 21:13; Isa 10:9-11; 36:19.) La Biblia relata que después de la destrucción de Jerusalén y el
posterior asesinato de Guedalías, 80 hombres de Siquem, Siló y Samaria bajaron a Mizpá y se
encontraron con el asesino Ismael. Este hizo una gran matanza, pues solo conservó con vida a
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Samaria
algunos que le prometieron mostrarle dónde tenían escondidos tesoros de trigo, cebada y aceite.
(Jer 41:1-9.)
Los registros seglares relatan algo de la historia de Samaria desde la época de Alejandro Magno en
adelante. En tiempos romanos su esplendor se debió a las obras de construcción de Herodes el
Grande, quien le dio el nuevo nombre griego de Sebaste (que traduce el nombre latino Augusta), en
honor de Augusto, el primer emperador. Hoy el nombre árabe Sabastiya recuerda el que le puso
Herodes. Por lo tanto, no sorprende que las excavaciones hayan desenterrado en este lugar restos
de diferentes períodos de su historia; algunos de ellos datan del tiempo de los reyes de Israel.
2. Territorio del reino septentrional de diez tribus de Israel. El nombre de su capital, Samaria, a
veces se aplicó a toda esa zona. Por ejemplo, a Acab no se le llamó ?el rey de Samaria? con el
sentido de rey de la ciudad únicamente, sino con el sentido más amplio de rey de las diez tribus.
(1Re 21:1.) De igual manera, la expresión ?las ciudades de Samaria? hacía referencia a las que
estaban esparcidas por todas las diez tribus, no a las ciudades agrupadas en torno a la capital.
(2Re 23:19; esta misma expresión se registra en 1Re 13:32; en caso de que se usara antes de la
edificación de la ciudad de Samaria, puede haber tenido un valor profético; de no ser así, pudo
haberla introducido el escritor de los Reyes.) El hambre que hubo ?en Samaria? en los días de
Acab se extendió por todo el reino de Samaria y, de hecho, hasta incluyó a Fenicia, abarcando por
lo menos desde el valle torrencial de Kerit, al E. del Jordán, hasta Sarepta, en la costa
mediterránea. (1Re 17:1-12; 18:2, 5, 6.) De manera similar, la promesa de restauración
concerniente a ?las montañas de Samaria? debe haber abarcado la totalidad del reino de Samaria.
(Jer 31:5.)
Al parecer, Tiglat-piléser III fue el primero que desarraigó a los israelitas del territorio de Samaria,
pues se llevó a Asiria a algunos rubenitas, gaditas y manasitas prominentes del E. del Jordán. (1Cr
5:6, 26.) Cuando por fin cayó el reino septentrional, otros muchos fueron llevados al exilio. (2Re
17:6.) Pero esta vez el rey de Asiria reemplazó a los israelitas con gente de otras partes de su
reino, una política de repoblación que siguieron Esar-hadón y Asnapar (Asurbanipal). (2Re 17:24;
Esd 4:2, 10.)
Los leones empezaron a multiplicarse en la zona, debido probablemente a que la tierra, o gran
parte de ella, había estado desolada durante un tiempo. (Compárese con Éx 23:29.) Los
pobladores debieron pensar, supersticiosamente, que se debía a que no adoraban al dios de esta
tierra. Por ello el rey de Asiria envió de regreso a un sacerdote exiliado adorador de becerros. Este
enseñó a los nuevos pobladores acerca de Jehová, pero, igual que en tiempo de Jeroboán,
mezclaron la adoración de Jehová con la de sus dioses falsos. (2Re 17:24-41.)
3. Distrito romano a través del cual viajó Jesús de vez en cuando y donde más tarde los apóstoles
llevaron el mensaje del cristianismo. Actualmente no se conocen sus límites con exactitud, pero en
términos generales estaba situado entre Galilea, al N., y Judea, al S., y se extendía desde el Jordán
hacia el O., hasta las llanuras de la costa mediterránea. En su mayor parte, ese distrito abarcaba
los territorios que en un tiempo pertenecieron a la tribu de Efraín y a la media tribu de Manasés (al
O. del Jordán).
De vez en cuando, Jesús pasaba por Samaria cuando se dirigía a Jerusalén o salía de allí, ya que
estaba situada entre los distritos de Judea y Galilea. (Lu 17:11; Jn 4:3-6.) Pero por lo general se
abstuvo de predicar en este territorio, e incluso dijo a los doce que envió que evitasen las ciudades
samaritanas y que fueran ?continuamente a las ovejas perdidas de la casa de Israel?, es decir, a
los judíos. (Mt 10:5, 6.)
Sin embargo, esta restricción solo estuvo en vigor un tiempo limitado, puesto que antes de
ascender a los cielos, Jesús dijo a sus discípulos que no solo llevarían las buenas nuevas a
Samaria, sino hasta la parte más lejana de la Tierra. (Hch 1:8, 9.) De modo que cuando estalló
persecución en Jerusalén, los discípulos, en particular Felipe, emprendieron el ministerio en
Samaria. Más tarde se envió a Samaria a Pedro y Juan, lo que resultó en una mayor expansión del
cristianismo. (Hch 8:1-17, 25; 9:31; 15:3.)
[Fotografía en la página 918]
Ruinas romanas en la antigua Samaria
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