El aprendizaje es la adquisición de un poder para el individuo. Este le permite actuar sobre sí
mismo y el mundo que le rodea. El aprendizaje se orienta a la formación integral. He aquí algunos indicadores de la formación integral de adultos.
Dura toda la vida.
Abarca la personalidad total. Es un proceso teórico-práctico. Es dialogal. Interrelación activa entre formador y formando. Es intencional. Método democrático participativo. Es liberadora. Forma conciencia crítica y auto-responsable. Es histórica. Considera el desarrollo de la sociedad. Es humanizante. Logra un mejor desarrollo del individuo. Es política. Se da en, por y para la comunidad.
Para que el aprendizaje de adultos sea más efectivo es importante reconocer el grado de madurez del individuo.
Según Allport, un psicólogo humanista, se consideran como criterios de madurez:
La extensión de sí mismo, es decir, la superación del egoísmo, para ponerse al servicio de
los demás. La relación afectiva con los demás. Ayuda, respeta, aprecia y acepta a todos por igual. La seguridad afectiva y la aceptación de sí mismo. Sabe tolerar las frustraciones de su vida sin caer en arrebatos de ira o mal humor. La percepción objetiva de la realidad. Tiene una buena capacidad de juicio. Posee autonomía de pensamiento. El conocimiento de sí mismo con el sentido del humor. Se ubica sin tensión entre la idea que tiene de sí mismo y la que otros tienen. Puede sonreír por todo lo que ama de sí mismo, sus actos y conquistas. Evita aparentar para hacer sobresalir sus propios valores, precisamente porque se conoce. Por tanto, presenta un alto grado de autoestima. La posesión de una filosofía unificada de la conducta. La persona madura posee una finalidad para la que vive y actúa; una conciencia bien definida en su escala de valores; una actitud especial de disponibilidad, confianza en el sentido del mundo y de su vida, además de una convicción de lo trascendental; finalmente posee sentido de responsabilidad.
El aprendizaje significativo y funcional
Algunos investigadores en el campo de la psicología educacional, han puesto el acento en la necesidad de favorecer un aprendizaje significativo y funcional.2 Aprender significativamente supone la posibilidad de las personas de atribuir significado a lo que deben aprender, estableciendo relaciones sustantivas y no arbitrarias con lo que ya conocen. El aprendizaje significativo implica siempre revisión, modificación y enriquecimiento de lo ya adquirido a partir de la asimilación de lo nuevo. Para que se produzca este tipo de aprendizaje es necesario que se cumplan tres condiciones básicas: - que el nuevo material a aprender sea potencialmente significativo, desde el punto de vista de su estructura interna, es decir, que esta información, este contenido, sea coherente, claro, organizado, no arbitrario ni confuso; - que las personas en situación de aprender, dispongan de los conocimientos previos pertinentes, que le van a permitir abordar el nuevo aprendizaje; - que exista una actitud favorable para aprender significativamente, es decir, que las personas se encuentren motivadas para relacionar lo que aprenden con lo que ya saben.3 Este último requisito es una llamada de atención sobre el papel decisivo que cumplen los aspectos motivacionales, que en el caso de la educación de adultos, es de una importancia crucial (el adulto en situación de aprender, con frecuencia se muestra resistente al cambio o con temor a hacer el ridículo, por ejemplo, lo que atenta contra la motivación necesaria para iniciar un nuevo aprendizaje).
La funcionalidad del aprendizaje
El aprendizaje significativo se encuentra muy directamente vinculado con
su funcionalidad. Esto alude a que los saberes adquiridos (conocimientos, habilidades, actitudes) puedan ser efectivamente utilizados cuando las circunstancias, en nuestro caso de trabajo, así lo exijan. Cuanto mayor sea el grado de significatividad del aprendizaje realizado, tanto mayor será su funcionalidad, pues podrá relacionarse con un abanico más amplio de nuevas situaciones y de nuevos conocimientos. “Con frecuencia se habla de aprendizaje significativo como si se tratara de una cuestión absoluta, de todo o nada. Esta interpretación es claramente incorrecta. De hecho, un aprendizaje es significativo en la medida en que se encuentran presentes las condiciones señaladas y esto puede suceder en distintos grados. Puede ser que el material a aprender sea más o menos coherente, que la forma de presentarlo permita poner de manifiesto en mayor o menor medida su estructura; que los conocimientos previos de los participantes sean más o menos pertinentes o aun que su disposición a establecer relaciones con los conocimientos disponibles, sea más o menos entusiasta y decidida. [...] Los significados que construyen las personas en situación de aprender son siempre incompletos o perfeccionables..."4 Si aceptamos estas consideraciones como válidas, la cuestión clave para la tarea del capacitador, será la de generar condiciones para que los aprendizajes que realicen los participantes durante todo el proceso de capacitación, sean lo más significativos posibles. ¿Por qué es importante favorecer un aprendizaje significativo? -Porque el material o contenido aprendido es menos sensible a las interferencias y mucho más resistente al olvido; -porque favorece de manera importante la transferencia del nuevo conocimiento a múltiples situaciones concretas; -porque posibilita la autonomía de las personas para afrontar nuevos problemas; -porque fundamentalmente... puede ayudarnos en gran medida a satisfacer los requerimientos organizacionales de: -que lo que se enseñe sea aprendido, -que lo aprendido se traslade a la tarea, -que lo trasladado a la tarea se sostenga en el tiempo