Sie sind auf Seite 1von 7

Coleccion: 5 - Tomo 11 - Numero 11 - Mes-Ano: 2009_

EXCEPCIONES AL PRINCIPIO DEL NE BIS IN IDEM

[-]

SUMILLA

El principio de ne bis in idem no es aplicable cuando: i) la actuación del tribunal que


decidió sobreseer o absolver al responsable de una violación a los derechos humanos
obedeció al propósito de sustraerlo de su responsabilidad penal; ii) el procedimiento no
fue instruido independiente o imparcialmente conforme a las garantías procesales; o
iii) no hubo la intención real de someter al responsable a la acción de la justicia. Una
sentencia pronunciada en tales circunstancias produce una cosa juzgada “aparente” o
“fraudulenta”.

CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA

Procesados: Víctor Fernando La Vera Hernández y otro

Delito: Asesinato

Agraviados: Hugo Bustíos Saavedra y otro

Fecha: 11 de junio de 2008

REFERENCIAS LEGALES:

Convención Americana de Derechos Humanos: arts. 8.4. y 25.

Constitución Política del Estado: art. 139 inciso 2.

Código Penal: art. 108 inciso 1.

CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

SEGUNDA SALA PENAL TRANSITORIA

R.N. Nº 4780-2007-LIMA

Lima, once de junio de dos mil ocho


VISTOS; de conformidad en parte con lo opinado por la señora Fiscal Suprema;
interviniendo como ponente el señor Vocal Supremo Rojas Maraví; y
CONSIDERANDO: Primero: Marco de impugnación: El marco de la pretensión
impugnatoria por el que la presente causa viene a conocimiento de este Supremo
Tribunal, está constituido por el recurso de nulidad interpuesto por las siguientes
personas: i) los encausados Víctor Fernando La Vera Hernández y Amador Armando
Vidal Sanbento contra la sentencia del dos de octubre de dos mil siete que obra a
folios dos mil quinientos sesenta y seis, que declara infundada la excepción de cosa
juzgada deducida por el procesado Víctor Fernando La Vera Hernández e
improcedente la excepción de cosa juzgada planteada por Amador Vidal Sanbento, y
les condena como autores del delito contra la vida, el cuerpo y la salud - asesinato - en
agravio de Hugo Bustíos Saavedra y por tentativa de asesinato en agravio de Eduardo
Yeny Rojas Arce, a diecisiete y quince años de pena privativa de libertad,
respectivamente, y al pago de cincuenta mil nuevos soles que por concepto de
reparación civil deberán abonar los sentenciados solidariamente a razón de cuarenta
mil nuevos soles a favor de los herederos legales de Bustíos Saavedra y diez mil
nuevos soles a favor de los herederos legales de Rojas Arce; y ii) la parte civil en el
extremo del quantum de la reparación civil. Segundo: Marco de imputación: El
suceso histórico objeto del proceso estriba en que el veinticuatro de noviembre de
novecientos ochenta y ocho, después que en la Base Militar de Castropampa - Huanta
- Ayacucho los agraviados se habían entrevistado con el procesado La Vera
Hernández, Comandante de esta Base, a fin que les otorgue permiso para cubrir la
noticia respecto a la muerte de Primitiva Jorge Ayala y su hijo Guillermo Sulca Jorge
ocasionadas aparentemente por un grupo de subversivos, oportunidad en que este
encausado comentó también a Bustíos Saavedra que habían detenido a un subversivo
conocido con el alias de “Sabino”, quien a su vez lo había comprometido en actos
subversivos, y en forma verbal accedió a esa solicitud indicándoles que comunicaría
de ello por radio a sus subordinados, se dirigieron (agraviados) en una moto hacia
Quinrapa - Huanta, pero a la altura del lugar denominado Erapata fueron atacados con
armas de fuego por militares vestidos de civil, ocasionando que el agraviado Bustíos
Saavedra sea derribado mientras Rojas Arce herido escapa corriendo del lugar, para
luego el procesado Vidal Sanbento colocar un aparato explosivo en el tórax del
agraviado Bustíos Saavedra, que al explotar provocó su deceso. Tercero:
Fundamentos del recurso de nulidad: Los encausados recurrentes expresan como
agravios que al expedirse la recurrida se vulneró su garantía constitucional a la cosa
juzgada y a la presunción de su inocencia porque no se habían valorado
adecuadamente las pruebas actuadas en el proceso. En tanto, la parte civil indica que
la reparación civil fijada resulta irrisoria pues no refleja una real reparación o
compensación al daño sufrido por los familiares de las víctimas. Cuarto: Excepción
de cosa juzgada: Antes de expedir pronunciamiento sobre la condición jurídica de los
procesados corresponde resolver la excepción de cosa juzgada recurrida por estos
encausados, para cuyo efecto se debe hacer referencia que el inicio de este proceso
se dispuso por auto que obra a folios mil doscientos sesenta y nueve provocado por la
denuncia fiscal que corre a folios mil doscientos cincuenta y ocho interpuesta en mérito
del oficio número cuatrocientos cuarenta y dos - dos mil dos - FEDF-EE-EFC-MP-FN
que hizo de su conocimiento el contenido del informe número treinta y ocho / noventa y
siete caso número diez punto quinientos cuarenta y ocho expedido por la “Comisión
Interamericana de Derechos Humanos” cuyas copias corren del folio tres al veinticinco.
Cabe indicar que este informe en sus conclusiones y recomendaciones estableció que
el Estado peruano violó en perjuicio de Hugo Bustíos Saavedra, los derechos a la vida,
libertad de expresión y a la protección judicial. De igual modo ha violado en perjuicio
de Eduardo Rojas Arce los derechos a la integridad personal, libertad de expresión y a
la protección judicial, reconocidos taxativamente en la Convención Americana sobre
Derechos Humanos y en los Convenios de Ginebra de mil novecientos cuarenta y
nueve, y recomendó se realice una nueva investigación seria, imparcial y eficaz de los
hechos. Media también la particular importancia que en sí encierra el informe expedido
por la Comisión de la Verdad y Reconciliación creada por Decreto Supremo número
cero sesenta y cinco guión dos mil uno guión PCM que corre del folio ochenta al ciento
cuarenta y cinco que señaló que el proceso judicial seguido ante el Fuero Militar,
carece de validez, pues ha sido conocido por autoridad jurisdiccional no competente,
por lo que el auto de sobreseimiento expedido también es nulo, así como la
declaratoria de cosa juzgada en el fuero común al haberse emitido sobre la base de
una resolución que adolece de nulidad absoluta, entendiéndose que en conclusión
hubo una vulneración al derecho constitucional a la “Verdad Histórica”. Quinto: Que,
en este contexto se advierte que por los mismos hechos investigados en el caso sub
júdice, los encausados La Vera Hernández y Vidal Sanbento fueron absueltos en el
Fuero Militar por los delitos de homicidio, lesiones y abuso de autoridad mediante
resolución del veintinueve de abril de mil novecientos noventa y uno que obra a folios
doscientos veintiuno expedido por el Consejo de Guerra Permanente de la Segunda
Zona Judicial del Ejército y que fue confirmada por Ejecutoria emitida por el Consejo
Supremo de Justicia Militar del veintiséis de junio del mismo año que corre a folios
doscientos veintitrés, y paralelamente se inició otra investigación por ante el Ministerio
Público y el Juzgado Penal Provincial de Huanta (Exp. 43-91) que culminó por
resolución judicial del doce de mayo de mil novecientos noventa y tres, declarando
fundada la excepción de cosa juzgada promovida por los recurrentes sustentándose en
aquel proceso militar (en el que fueron absueltos) –ver folios noventa del incidente de
cosa juzgada–. Sin embargo, es menester hacer referencia que el Tribunal
Constitucional señaló que “(…) no cabe invocar el principio de inmutabilidad absoluta
de una sentencia que aparentemente adquirió la calidad de cosa juzgada ni la garantía
de la administración de justicia a que se refiere el artículo 139 inciso 2) de la
Constitución Política del Estado, cuando no ha existido un auténtico y verdadero
proceso judicial en el que se respeten los derechos procesales constitucionales, sino,
por el contrario, un proceso llevado en forma irregular” (Exp. Nº 379-97-AA/TC, del
veintidós de julio de mil novecientos noventa y nueve). Esta calificación es idéntica a la
precisada en el referido informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
respecto al proceso seguido en el fuero militar contra los encausados La Vera
Hernández y Vidal Sanbento. Al respecto, la Corte Interamericana de Derechos
Humanos ha precisado también: “En lo que toca al principio de ne bis in idem, aun
cuando es un derecho humano reconocido en el artículo 8.4 de la Convención
Americana, no es un derecho absoluto y, por tanto, no resulta aplicable cuando: i) la
actuación del tribunal que conoció el caso y decidió sobreseer o absolver al
responsable de una violación a los derechos humanos o al Derecho Internacional
obedeció al propósito de sustraer al acusado de su responsabilidad penal; ii) el
procedimiento no fue instruido independiente o imparcialmente de conformidad con las
debidas garantías procesales; o iii) no hubo la intención real de someter al responsable
a la acción de la justicia. Una sentencia pronunciada en las circunstancias indicadas
produce una cosa juzgada ‘aparente’ o ‘fraudulenta’. Por otro lado (...) considera que si
aparecen nuevos hechos o pruebas que puedan permitir la determinación de los
responsables de violaciones a los derechos humanos, y más aún, de los responsables
de crímenes de lesa humanidad, pueden ser reabiertas las investigaciones, incluso si
existe una sentencia absolutoria en calidad de cosa juzgada, puesto que las exigencias
de la justicia, los derechos de las víctimas y la letra y espíritu de la Convención
Americana desplaza la protección del ne bis in idem” (Corte Interamericana de
Derechos Humanos, Caso Almonacid Arellano y otros vs. Chile, Sentencia de 26 de
septiembre de 2006, párrafo 154). En el caso sub júdice, la causa fue llevada por
tribunales que no observaban la garantía de competencia, independencia e
imparcialidad, violentando por tal motivo el debido proceso, pues los encausados
fueron juzgados en un inicio por un tribunal incompetente (Fuero Militar que tiene
competencia solo para conocer los delitos de función) debido a que la conducta que se
atribuía a los encausados no constituye un “delito de función”, que para el efecto
deben concurrir copulativamente los siguientes requisitos: i) el sujeto activo debe ser
necesariamente un militar o policía en actividad, ii) el sujeto pasivo la institución
castrense o policial, iii) afectación o puesta en peligro de un bien jurídico institucional, y
iv) los delitos de función deben estar tipificados en el Código de Justicia Militar; no
cumpliéndose en el caso sub examine estos tres últimos supuestos, máxime si todos
aquellos delitos que tutelan bienes jurídicos individuales como la vida, la integridad
psicosomática, la libertad, el honor entre otros, quedan excluidos de los delitos
denominados de “función”. Además, las víctimas tienen derecho a la “verdad histórica”,
la que a su vez “(...) se encuentra subsumida en el derecho de la víctima o sus
familiares a obtener de los órganos competentes del Estado el esclarecimiento de los
hechos violatorios y las responsabilidades correspondientes, a través de la
investigación o juzgamiento que previenen los artículos 8 y 25 de la Convención”
(Corte Interamericana de Derechos Humanos; Caso Barrios Altos; sentencia del
catorce de marzo de dos mil uno, nota 140, párrafo 201), y que a decir del Tribunal
Constitucional que si bien “no tiene un reconocimiento expreso en nuestro texto
constitucional, es un derecho plenamente protegido, derivado en primer lugar de la
obligación estatal de proteger los derechos fundamentales y de la tutela jurisdiccional,
(...) ostenta rango constitucional, pues es una expresión concreta de los principios
constitucionales de la dignidad humana” (Exp. Nº 2488-2002-HC/TC, párrafo 13 y 15).
En tanto que lo resuelto por el Juzgado Penal Provincial de Huanta declarando
fundada la excepción de cosa juzgada promovida por los recurrentes procesados
tampoco constituye impedimento para que se continúe con esta nueva investigación
debido a que tuvo como único sustento aquel proceso militar considerado por la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos en irregular e incompetente para
conocer los citados delitos; en consecuencia, resulta inestimable lo alegado al respecto
por los recurrentes, por consiguiente, el inicio y la continuación del presente proceso
se encuentra acorde al marco constitucional y legal. Sexto: Condición jurídica de los
procesados: En lo concerniente a la condición jurídica de los encausados, cabe
expresar que los argumentos que sustentan su recurso de nulidad son repetitivos a los
expuestos en e1 juicio oral, los que fueron debidamente apreciados, controvertidos y
desvirtuados por los fundamentos de la sentencia de mérito, sin que para recurrir
hayan sido replicados, los que estima este Supremo Tribunal son correctos para
concluir por la responsabilidad penal de los encausados Víctor Fernando La Vera
Hernández y Amador Armando Vidal Sanbento en el delito de asesinato y tentativa de
asesinato, respectivamente, previsto en el artículo ciento ocho inciso uno del Código
Penal. Séptimo: Que, se debe adicionar que a esta conclusión nos permite arribar el
elenco de pruebas e indicios de prueba actuadas en el proceso, y las circunstancias
socio-políticas en que se desarrolló este evento delictivo; es por esto que es
importante hacer referencia liminarmente que desde mil novecientos ochenta y uno y a
consecuencia de la violencia terrorista que azotó a los departamentos de Ayacucho,
Huancavelica y Apurímac, el gobierno decretó el Estado de Emergencia de las
Provincias de Huamanga, Huanta, La Mar, Cangallo y Víctor Fajardo del departamento
de Ayacucho (Decreto Supremo número cero veintiséis guión ochenta y uno guión IN),
encontrándose en un inicio a cargo de la zona de emergencia la Guardia Civil y luego
se encargó a las Fuerzas Armadas (Decreto supremo número cero sesenta y ocho
guión ochenta y dos guión IN), y en mil novecientos ochenta y tres se estableció el
Comando Político Militar en Ayacucho encargándose el mando al General de Brigada
EP Roberto Clemente Noel Moral, posteriormente en mil novecientos ochenta y cinco
el Ejército asumió el mando de la Provincia de Huanta y desde mil novecientos
ochenta y ocho estuvo el mando de esa provincia el procesado La Vera Hernández,
designándosele como Comandante del BIN cincuenta y uno con sede en Huanta y a su
vez Jefe Político Militar de esa zona –ver folios novecientos tres y dos mil quinientos
veintisiete, respectivamente–. Octavo: Que, en este contexto, el veinticuatro de
noviembre de mil novecientos ochenta y ocho, los agraviados Bustíos Saavedra y
Rojas Arce fueron victimados con armas de fuego a la altura del lugar denominado
Erapata - Huanta, Ayacucho por efectivos militares vestidos de civil, lo que se colige
indubitablemente de las declaraciones del testigo Antonio Pacheco Aguado –ver folios
dieciocho y cincuenta y seis–, de cuyo contenido se verifica la presencia de miembros
militares (soldados) en el lugar del suceso ilícito (Erapata) así como de las
detonaciones de las balas y de un artefacto explosivo, circunstancia última que se
corrobora, con lo manifestado por Segundina Gálvez Porras –ver folios diecinueve y
cincuenta y cuatro–. En tanto que la responsabilidadpenal del encausado Amador
Armando Vidal Sanbento (Militar) en el evento delictivo investigado, se evidencia de lo
referido en todos los estadios del proceso por la testigo Nilda Aguilar Gálvez –ver folios
novecientos sesenta y nueve, mil quinientos veintisiete y dos mil doscientos treinta y
cinco–, quien indica que observó a seis militares vestidos de civil, entre los que se
encontraba este encausado –a quien lo conocía como “Ojos de Gato”, porque fue él
quien les reunió para formar el comité de autodefensa–, los que se escondieron en una
casa abandonada (de su abuelo) hasta que aparecieron los agraviados a bordo de una
moto, a los que los interceptaron y empezaron a dispararles, así como que Rojas Arce
logró huir, llevando la peor suerte el agraviado Bustíos Saavedra, al que además le
colocaron una granada en el pecho que luego explotó. Esta aseveración encuentra su
correlato con lo manifestado por el testigo Alejandro Ortiz Serna y el agraviado
sobreviviente Rojas Arce, en sus declaraciones juradas de folios setecientos sesenta y
novecientos veinticinco, quienes afirman que el citado encausado fue una de las
personas que arremetió con disparos contra los agraviados y el que puso una granada
sobre el agraviado Bustíos Saavedra, cuyas declaraciones adquieren la calidad de
prueba preconstituida –y de conformidad al artículo doscientos treinta y cinco del
Código Procesal Civil tienen valor por ser instrumento público– al tornarse en
irrepetibles al fallecer dichas personas tal conforme se aprecia de las instrumentales
de folios cuatrocientos cincuenta y uno y mil quinientos setenta y dos. Por otro lado, la
responsabilidad penal del encausado Víctor Fernando La Vera Hernández se verifica
porque en la materialización del ilícito penal acaecido en perjuicio de los agraviados
participaron agentes militares del Batallón Contra-subversivo número cincuenta y uno
del Ejército con base en el Cuartel de Castropampa - Huanta, entre ellos su
coencausado Vidal Sanbento –ver folios mil doscientos cuarenta y nueve–, los que se
encontraban bajo su cargo y mando, como jefe Político Militar de la Provincia de
Huanta y por ende de ese batallón –ver folios novecientos tres, mil doscientos
cincuenta, dos mil quinientos veintisiete vuelta y dos mil quinientos veintiocho–, y en
esas condiciones ordenó ese proceder ilícito –matar a los agraviados–, ya que su
ejecución por parte del personal del Ejército requirió ineludiblemente de la autorización
del superior en grado, esto es del Jefe del Batallón de Castropampa de Huanta; lo que
también se infiere de lo manifestado por Cirila Margarita Patiño Viuda de Bustíos –ver
folios mil trescientos sesenta y dos y en el juicio oral–, al afirmar que su cónyuge
Bustíos Saavedra le comentó que fue informado por este encausado sobre la captura
del camarada “Sabino”, quien le habría implicado en las actividades de Sendero
Luminoso, y posterior a ello les otorgó permiso para que acudan a cubrir la información
sobre la muerte de Primitiva Jorge de Sulca y su hijo, el cual solo fue verbal, empero
previamente observó que del cuartel salió un camión del Ejército con personal vestido
de civil (polo blanco) y con dirección al mismo lugar (Quinrapa - Huanta); así como que
el testigo Enrique Alberto Zileri Gibson en el juicio oral –ver folios dos mil doscientos
cincuenta y cuatro– refirió que el agraviado Bustíos Saavedra se preocupaba de las
“atrocidades” que ocurrían en Huanta y remitía algunos informes a Lima con relación a
los excesos militares; y del relato histórico desarrollado en el Informe de la Comisión
de la Verdad y Reconciliación –ver folios ochenta–, acerca de la violencia existente en
la década en que ocurrieron los hechos y las estrategias que se utilizaron en ese
periodo en la lucha contra el terrorismo, como bien refiere la Fiscal Supremo, en lo
oficial, que constituye la estructura legal y militar visible adoptada dentro de los
márgenes establecidos por la ley y la Constitución, y el secreto y clandestino, al
margen de lo jurídico o permisible, que consiste en lo que se conoce como guerra de
“baja intensidad”, que en rigor buscaba la eliminación física de presuntos subversivos,
sin ninguna intervención de los órganos especializados de la Policía, el Ministerio
Público, el Poder Judicial, entre otras instituciones estatales competentes, siendo esta
última estrategia que se empleó para asesinar a Bustíos Saavedra y atentar en grado
de tentativa de asesinato en perjuicio de Rojas Arce. Además, es conveniente relevar
que con posterioridad a estos hechos ilícitos, personal militar del batallón al mando de
este encausado detuvo a los posibles testigos de ese suceso, entre ellos a Antonio
Pacheco Aguado y Segundina Gálvez Porra, atribuyéndoles haber cometido el delito
de terrorismo conforme es de verse de la papeleta de libertad de folios quinientos
nueve, incluso allanaron el domicilio de Moisés Ochoa Girón, ex Juez del Juzgado
Penal de Huanta, una vez que abrió proceso en el fuero común contra los encausados
y empezaron los hostigamientos en contra de este Magistrado –ver folios dos mil
trescientos cinco–; por lo que su participación en el evento delictivo se configura como
la de coautor, por cuanto existió una decisión común con el procesado Vidal Sanbento,
esto es un concierto de voluntades y reparto de funciones para llevar adelante el
evento delictivo en perjuicio de los agraviados, siendo que La Vera Hernández fue
quien envió a los agraviados a la zona de ejecución del delito y Vidal Sanbento quien
atentó contra estos conjuntamente con otros militares vestidos de civil. Noveno:
Conclusión: De todo lo expuesto, cabe concluir que estos hechos acaecidos en
agravio de Hugo Bustíos Saavedra configuran el delito de asesinato previsto en el
inciso tres del artículo ciento ocho del Código Penal vigente y ciento cincuenta y dos
del Código Penal de mil novecientos veinticuatro –vigente al momento de los hechos–,
esto porque actuaron con gran crueldad –falta de sensibilidad en el agente– y
provocaron un innecesario sufrimiento en la víctima, primero efectuando varios
disparos contra este agraviado y Rojas Arce, luego colocando sobre su pecho un
explosivo que originó su deceso; existiendo la misma intención criminal animus
necandi en los encausados con relación al agraviado Rojas Arce, no consumándose el
delito por la oportuna evasión del citado agraviado. Aparte las apreciaciones a los
actuados en el expediente acompañado número cuarenta y tres guión noventa y uno
por el juzgador, resultan permisible y legal pues fueron incorporados y oralizados
debidamente en el contradictorio, los que no fueron observados por las partes
procesales. En lo referente al oficio número ciento setenta y uno V - uno /DIGEOTE
adjuntado en esta instancia, por el cual se establece que en el año de mil novecientos
ochenta y ocho el encausado La Vera Hernández no estuvo como Jefe Político Militar
de Huanta, se debe evaluar con la reserva del caso debido a que este cargo atribuido
al encausado se evidencia de los informes de ese año de sus jefes inmediatos que
obran a folios dos mil quinientos veintisiete vuelta y siguiente, y con el oficio obrante a
folios novecientos tres; por lo que se reitera, lo resuelto por el Colegiado Superior se
encuentra arreglado a Derecho. Décimo: Dosificación de la reparación civil: Con
relación a la reparación civil fijada a favor de los herederos legales del agraviado
Bustíos Saavedra, si bien la vida constituye un derecho fundamental tutelado por el
artículo cuatro de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, y resulta
irreversible su pérdida, sin embargo a efectos de aminorar el sufrimiento de sus
herederos legales (esposa e hijos) se les debe otorgar un resarcimiento económico, el
que debe guardar proporcionalidad al daño causado, lo que implica el frustramiento del
proyecto de vida de la víctima, el perjuicio que causan a sus dependientes con ese
deceso y el sufrimiento a sus familiares; por lo que estando a que los encausados son
Oficiales retirados del Ejército Peruano y el bien jurídico afectado es la vida no
estimable cuantitativamente, así como que la víctima laboraba como periodista y que
era el sustento de su hogar, el monto fijado por este concepto (cuarenta mil nuevos
soles) a favor de los herederos legales de este agraviado a consideración de este
Supremo Tribunal no resulta proporcional, en consecuencia debe ser incrementado; y
con relación al agraviado Rojas Arce, cabe indicar que atendiendo a las lesiones
concretas que sufrió–ver folios setenta y nueve del expediente 43-91– y el
impedimento que le provocó para desarrollarse libremente, estima este Colegiado que
tampoco se condice con el daño causado, por lo que también debe ser incrementado
el monto fijado. Por estas consideraciones: Declararon NO HABER NULIDAD en la
sentencia del dos de octubre de dos mil siete que obra a folios dos mil quinientos
sesenta y seis, que declara infundada la excepción de cosa juzgada deducida por el
procesado Víctor Fernando La Vera Hernández e improcedente la excepción de cosa
juzgada planteada por Amador Vidal Sanbento, y condena a Víctor Fernando La Vera
Hernández y Amador Armando Vidal Sanbento como autores del delito contra la vida,
el cuerpo y la salud - asesinato, en agravio de Hugo Bustíos Saavedra, y por tentativa
de asesinato en agravio de Eduardo Yeny Rojas Arce, a diecisiete y quince años de
pena privativa de libertad, respectivamente; y, HABER NULIDAD en cuanto fija el pago
de cincuenta mil nuevos soles el monto que por concepto de reparación civil deberán
abonar solidariamente los sentenciados a razón de cuarenta mil nuevos soles a favor
de los herederos legales de Bustíos Saavedra y diez mil nuevos soles a favor de los
herederos legales de Rojas Arce; reformándola FIJARON el monto de la reparación
civil en la suma de cien mil nuevos soles que deberán abonar los sentenciados
solidariamente a razón de ochenta mil nuevos soles a favor de los herederos legales
de Bustíos Saavedra y veinte mil nuevos soles a favor de los herederos legales de
Rojas Arce; NO HABER NULIDAD en lo demás que contiene; interviniendo el señor
Vocal Supremo Zecenarro Mateus por impedimento de señor Vocal Supremo Santos
Peña; y, los devolvieron.

S.S. VILLA STEIN; RODRÍGUEZ TINEO; ROJAS MARAVÍ; CALDERÓN CASTILLO;


ZECENARRO MATEUS

Gaceta Jurídica- Servicio Integral de Información Jurídica


Contáctenos en: informatica@gacetajuridica.com.pe

Das könnte Ihnen auch gefallen