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UNIVERSIDAD DE SAN CARLOS DE GUATEMALA

FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y SOCIALES

ESCUELA DE ESTUDIOS DE POSTGRADO

MAESTRÍA EN DERECHO MERCANTIL Y COMPETITIVIDAD

CURSO: PROPIEDAD INTELECTUAL I Y SU REGISTRO

CATEDRÁTICO: DR. CARLOS MELINI

SIGNOS DISTINTIVOS

ESTUDIANTE CARNET:

JOSÉ LUIS OROPÍN MOLLINEDO 200615576

MARZO DE 2019
SIGNOS DISTINTIVOS

DEFINICIÓN
Riofrío Martínez-Villalba (2015) indica que para definir a los signos distintivos, es
necesario partir de la definición de signo, que se encuentra en el Diccionario de la
Lengua Española, primera acepción: “Objeto, fenómeno o acción material que, por
naturaleza o convención, representa o sustituye a otro”.

Para Ossorio el signo distintivo es “La representación material que por su forma, figura y
color peculiar da a conocer algo o permite su reconocimiento”. De ahí, que para
Riofrío Martínez-Villalba se pueda definir el signo distintivo en base a sus elementos
esenciales: “Es algo (un objeto, fenómeno o acción material) que alude a otra cosa
(como un producto o servicio), que sirve para distinguir esa cosa de otras frente al
público”.

Mascareñas (2001) define a los signos distintivos como “aquellas creaciones


intelectuales jurídicamente tuteladas, que identifican a la empresa, a sus
establecimientos y sus productos”.
Para Cauqui (1978) los signos distintivos son “todos aquellos que se utilizan en la
industria o en el comercio para diferenciar de las manifestaciones o actividades
homólogas de los demás, las propias actividades, servicios, productos o
establecimientos”.

El artículo 4 de la Ley de Propiedad Industrial define al signo distintivo como “cualquier


signo que constituya una marca, un nombre comercial, un emblema, una expresión o
señal de publicidad, una indicación geográfica o una denominación de origen”.

Según las acepciones anteriores, los signos distintivos tienen la capacidad de


identificar servicios y productos en el mercado de los demás de su misma especie. Es
por esto, que el Consejo Mexiquense de Ciencia y Tecnología (COMECYT), considera
que el signo distintivo puede ser el bien intangible más valioso de un negocio, ya que a
través de este, el público consumidor identifica cierta calidad e imagen relacionadas
directamente con los productos o servicios que se ofrecen en el mercado, puesto que,
el signo distintivo actúa como instrumento de comunicación entre el empresario y el
consumidor, de forma que este último identifique y distinga el producto del primero en
el mercado, de tal manera que pueda distinguirlo de otros productos semejantes
(Segura García, 1995).

De lo anterior, se puede sintetizar que los signos distintivos son objetos o elementos que
le sirven al oferente para identificar su producto o servicio, de otro semejante, frente a
los consumidores.

DOS PUNTOS DE VISTA: EL DEL PÚBLICO Y EL DEL TITULAR.


El Dr. Riofrío Martínez-Villalba (2015) alude a una óptica dicotómica sobre el significado
de los signos distintivos: el consumidor considera que estos son objetos o todo aquello
que distingue a un producto, servicio o cosa frente al público; sin embargo, para el
titular, es un derecho sobre el objeto, un derecho a distinguir su producto, servicio,
institución, etc. frente al público con aquel objeto.

NATURALEZA JURÍDICA
Los signos distintivos son bienes inmateriales, es decir, que no tienen una existencia
sensible, pero que necesitan materializarse en cosas tangibles para ser percibidos por
los sentidos, siendo además susceptible de ser reproducido ilimitadamente y de modo
simultáneo en diversos lugares (Fernández-Novoa, 1984).

CLASIFICACIÓN DE LOS SIGNOS DISTINTIVOS


No hay una clasificación definitiva de los signos, pero la Organización Mundial de la
Propiedad Intelectual (OMPI) distingue marcas, marcas colectivas, lemas comerciales,
nombres comerciales, enseñas y denominaciones de origen. Sin embargo, para
ampliar más este tema, se acoge la clasificación de Riofrío Martínez-Villalba (2015)
basada en cinco criterios: Según la causa del signo, según la forma del signo, según los
objetos que protege, según la capacidad distintiva, y según otros criterios tradicionales
del derecho de marcas.

1. Según la causa del signo.


a) Signos naturales y sobrenaturales. Los primeros operan con independencia de la
voluntad humana, ya que están unidos a la realidad; se puede mencionar entre ellos a
la imagen, la voz de la persona y todo lo que sea capaz de distinguirla. En cambio, los
signos sobrenaturales son los que no han aparecido por la voluntad humana, sino que
han sido queridos por la divinidad; estos signos se expresan en la identidad de las
religiones.

b) Signos convencionales. Se constituyen por razones de conveniencia, cultura,


convención o por azar. Ahí encontramos todo lo que es acordado por el ser humano o
que es producto de su inteligencia: el título de un libro, diseños artísticos, eslóganes
publicitarios, marcas, nombres comerciales, sellos de calidad.

2. Según la forma del signo.


Se pueden encontrar signos denominativos (solo tienen texto), signos figurativos (solo
tienen imagen), signos mixtos (poseen texto e imagen). También se pueden mencionar
signos auditivos, olfativos y táctiles.

3. Según los objetos protegidos.


a. Distintivos de productos y servicios: Que se refieren a las marcas, que son los signos
que distinguen productos o servicios en el mercado. El artículo 6 sexies del Convenio
de París establece que “los países de la Unión se comprometen a proteger las marcas
de servicio”, pero no están obligados a prever el registro de las mismas. En la práctica
hoy se trata igual a las marcas de servicio del resto de marcas.

b. Certificados de calidad: Aluden a las marcas de garantía, o de calidad, que no


distinguen productos o servicios, sino las características de estos, porque muestran que
han cumplido con unas reglas especificadas por el titular de la marca al momento de
registrarla.

c. Distintivos de los lugares: En propiedad industrial se llama “indicaciones geográficas”


a los signos que distinguen productos con un origen geográfico concreto y que
poseen cualidades, características o una reputación derivadas principalmente de su
lugar de origen, como el ejemplo del Tequila, el Mezcal y el Habano.

d. Nombres de las personas naturales, de las personas jurídicas y de los negocios: El


“nombre” es el signo distintivo de las personas, naturales o jurídicas. El nombre propio
de las personas jurídicas y demás sociedades también es conocido como “razón
social”. Aparte está el “nombre comercial”, que es el signo que distingue los negocios
o actividades económicas.
e. Distintivos de las colectividades: No se mira aquí quién sea el titular (si una o varias
personas), sino cuál es el objeto que el signo distingue: si a un individuo o a una
colectividad (tenga o no personalidad jurídica). Las colectividades tienen dos grandes
grupos de signos distintivos: unos que las distinguen de otras colectividades (v. gr., su
nombre) y otros que distinguen sus productos, propiedades, etc. Por ejemplo: de
Francia salen los vinos franceses; de Suiza, los relojes suizos.

4. Según la capacidad distintiva.


Conforme a una distinción marcaria los signos pueden clasificarse en fuertes y débiles,
según posean una alta o baja capacidad distintiva que el público pueda apreciar.
Para Franceschelli (citado por Riofrío Martínez-Villalba), las marcas débiles son las que
se encuentran protegidas solo contra la imitación total, mientras que las marcas fuertes
se protegen más intensamente, por lo que se prohíben todas las marcas que incluyan
modificaciones y variaciones que dejan persistir la intensidad de la marca. Para fijar la
fortaleza de una marca, hay tres criterios: (1) el grado en que el público consumidor
asocia a una marca con la empresa que la utiliza; (2) el nivel evocativo y descriptivo
de la marca; y, (3) la medida en que la marca es distintiva desde el punto de vista del
número de usuarios lícitos de marcas que empleen signos similares.

La propiedad industrial también distingue tres clases de signos, según la distintividad


extrínseca del signo: los signos comunes (solo distinguen un producto de un público
determinado), los notorios (distinguen cualquier producto en un público determinado)
y los de alto renombre (distinguen cualquier producto en cualquier público).

5. Según criterios marcarios tradicionales.


Aquí se incluyen otras clasificaciones hechas por la doctrina, por ejemplo, marcas
generales y marcas especiales, según signen la totalidad de productos de una
empresa o solo algunos bienes específicos; marcas simples y complejas, según la
cantidad de elementos que integren el signo; marcas obligatorias y facultativas, según
su uso sea exigido por la ley; marcas de reserva, que se registran para proteger cosas
que se produzcan en el futuro; marcas defensivas y ofensivas, que protegen productos
que el titular comercializa con un signo parecido, a fin de evitar que sus competidores
utilicen el signo o diluyan su fuerza distintiva; marcas de fantasía, las evocativas, las
descriptivas, las significativas y las denominativas, cuyo interés radica en cada una
posee una determinada fuerza distintiva.

PRINCIPIOS GENERALES DE LOS SIGNOS DISTINTIVOS


Riofrío Martínez-Villalba (2015) explica que “son las verdades inherentes a todos los
signos distintivos y que derivan de su misma naturaleza”, por lo que de la naturaleza
del signo distintivo se deducen cinco principios generales.

1. Principio de veracidad y de identidad.


Puesto que el signo distintivo es un instrumento de comunicación para adecuar la
realidad al pensamiento, debe transmitir la verdad: sobre la realidad, verdad sobre los
demás etc. En la propiedad industrial existen al menos dos controles de la identidad: el
primero está en las prohibiciones de registros que induzcan a error, engaño o confusión
en el público; el segundo se encuentra en los sellos de calidad o marcas de garantía.

2. Principio de no confusión.
Señala que un signo distintivo no puede causar confusión de ningún tipo. Si un signo no
se distingue de otro no hay signo, pues para que exista es requisito de su esencia el
tener fuerza distintiva.

3. Principio de unidad.
Relaciona los signos distintivos con un individuo, porque si no hay individuo no hay
unidad ni signo capaz de referir a ese individuo. Este principio opera en dos niveles:
1) La primera relación o relación de origen vincula el signo distintivo con la identidad
del individuo; 2) Como consecuencia de la primera relación mental que se hace, las
personas terminan asociando el signo distintivo con el que conocen del individuo. De
esta segunda relación nace el principio de unidad de los signos distintivos.

4. Principio de buena fe.


La buena fe debe observarse en el registro de toda marca, nombre de dominio,
nombre comercial, en un convenio de no oposición, en el uso de marcas no
registradas o registradas, en el ámbito comercial, y en las normas de competencia, la
buena fe es un principio general del derecho que debe observarse.
5. Principio de legítima defensa del signo propio.
Quien tiene un derecho tiene también el derecho a defenderlo, pero con ciertos
límites siempre y cuando no se lesione intereses de terceros.

CONCLUSIÓN
Los signos distintivos son elementos que la doctrina considera bienes inmateriales, que
el titular utiliza en el comercio para comunicar al consumidor las particularidades de
un producto, servicio, establecimiento comercial, etc. que las distinga de los demás
productos, servicios o establecimientos similares. En estos momentos, cuando la
propiedad industrial evoluciona en conjunto con la dinámica de las sociedades, a
medida que se suscitan nuevas tecnologías y se perfeccionan las existentes, es
necesario comprender que los signos distintivos se encuentran limitados en tiempo y
espacio, porque son un producto de la voluntad humana, por ende, los signos sólo
distinguen mientras haya seres humanos que sepan distinguirlos. Las leyes determinan
dónde se protegerán estos signos, ya sean a nivel regional, nacional o internacional,
aunque no todos los signos tienen el mismo nivel de regulación, porque unos están muy
protegidos por el derecho (como las marcas) y otros suelen carecer de protección
jurídica (nombres de las colectividades). Algunos autores asumen que estas
irregularidades de protección jurídica de los signos distintivos son debidas por la falta
de una teoría general de los signos distintivos
BIBLIOGRAFÍA
1. Cauqui Arturo (1978). “La propiedad industrial en España. Los inventos y los signos
distintivos”, Editoriales de Derecho Reunido, Madrid, España, pág. 4.

2. Fernández-Nóvoa, Carlos (1984). “Fundamentos de Derecho de Marcas”, Madrid,

España, pág. 21.

3. Mascareñas, Juan (2001). “Manual de funciones y adquisiciones de la empresa”,


Editorial Editores S.A., Madrid, España, pág. 77.

4. Ossorio, Manuel. “Diccionario de Ciencias Jurídicas, Políticas y Sociales”, primera


edición electrónica, pág. 846.

5. Segura García Maria José (1995). “Derecho Penal y Propiedad Industrial”, Editorial
Civitas, Alicante, España, pág. 174.

6. Seminario nacional de la OMPI para jueces sobre los aspectos legales relativos a la
observancia de la propiedad intelectual, Organización Mundial de la Propiedad
Intelectual, Managua, Nicaragua, 2000.

7. http://comecyt.edomex.gob.mx/

8. http://www.tribunalmmm.gob.mx/jam/articulos/delitocontra/signos.htm#16

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